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ECOLOGIA Y CAPITAL. Hacia una perspectiva ambiental del desarrollo

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Enrique Leff
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 ENRIQUE LEFF

ECOLOGIA Y CAPITAL
Hacia una perspectiva ambiental del desarrollo

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXIC

COORDINACION DE HUMANIDADES MEXICO, 1986

PROGRAMA UNIVERSITARIO JUSTO SIERRA

 Para Jacqueline, Sergio y

Primera edición: 1986

DR © 1986, Universidad Nacional Autónoma de México

Ciudad Universitaria. 09510 México, D. F.
DIRECCION GENERAL DE PUBLICACIONES
Impreso y hecho en México

ISBN 968-837-918-2
 Sión de la energía solar en biomasa mediante el proceso fotosintéticQy de sus
transformaciones en las cadenas tróficas de las comunidades florísticas y
faunísticas; b) una productividad tecnológica fundada en la transformación
ecológicamente racional de los ecosistemas, orientada hacia un proceso de
regeneración selectiva de las comunidades bióticas que contengan el ma
yor potencial para su transformación en valores de uso, y la generación de
una red de técnicas apropiadas para transformar dichos recursos en
bienes de consumo con la máxima productividad, y que permita, al mismo
tiempo, el mínimo gasto de energía y la reproducción de los valores de uso
naturales; c) una productividad cultural proveniente de la innovación de for-
mas de organización productiva y de procesos de trabajo concretos de cada
comunidad.
El desarrollo de las fuerzas productivas planteado por esta estrategia
productiva se fundaba en las condiciones culturales para la producción,
la asimilación y la implementación de nuevas técnicas; en las formas de
propiedad de las tierras y de los medios de producción yen las condiciones
de apropiación de la riqueza producida; en las luchas sociales por la auto-
determinación cultural y la autogestión de los recursos de estas formaciones
sociales. En este contexto fueron planteados algunos principios ecológicos y
tecnológicos para la planificación de un proyecto de ecodesarrollo. ,
La importancia de fomentar e implementar este proyecto de ecode-
sarrollo en el proceso de cambios sociales del momento histórico actual
me llevó a tratar de dilucidar algunas contradicciones del discurso ecodesa-
rrollista, 2 que en su difusión en los foros internacionales y gubernamentales
había generado confusiones que inmovilizaban la acción de los agentes
sociales que podían inscribirse en el proceso de una planificación partici-
pativa de las estrategias del ecodesarrollo. Pensaba que el deslindar las fa-
lacias de los aciertos del ecodesarrollo, que el plantear las disyuntivas de
este proyecto de cambios técnicos y sociales en el proceso de la repro-
ducción/transformación del capital, y dentro de la perspectiva de lucha de
las comunidades rurales por la apropiación de sus recursos y de los cono-
cimientos que les permitieran hacer un mejor aprovechamiento de ellos,
estimularía y aceleraría estos procesos de cambio.
Por otro lado, el hecho de que estas estrategias del ecodesarrollo debían
surgir de la racionalidad cultural de cada comunidad y de la especifici-
I Cf. "Hacia un Proyecto de Ecodesarrollo", en Comercio Exterior. Vo. XXV, Núm. 1, México,
1975: "Industrias y Agroindustrias. Desarrollo y Ecodesarrollo. Función de la Ciencia y la Tecnolo-
gía", en Economía Política, Núm. 4243, México 1975; "Hacia una Estrategia Tecnológica en el
Marco del Ecodesarrollo", en Biología, Vol. VI, Nos. 1-4; México, 1976.
2 Cf. "Falacias y Aciertos del Ecodesarrollo", en Comercio Exterior, Vol. XXVIII, Núm. 3, Méxi-
co, 1978.
10
dad de sus ecosistemas, impedía el pensar en un proceso de planif
científica, tecnológica y productiva que fuera formulado y aplicad
pulsivamente desde el exterior de estas formaciones sociales y sin l
cipación de sus miembros. Por el contrario, este proyecto debía p
los valores culturales inscritos en las prácticas productivas de las c
dades rurales contemporáneas y de las sociedades tradicionales, p
mejoradas mediante los recursos de las ciencias y las técnicas mo
Esto me llevó a explorar los aportes de las disciplinas etnoló
antropológicas, tanto en su importancia para entender el estilo ét
las prácticas productivas de las sociedades "primitivas" y de las un
económicas campesinas para la implementación de las estrategias de
sarrollo, así como para comprender la materialidad propia de la or
ción cultural en el proceso histórico de transformación de las comu
rurales y de sus ecosistemas. En este sentido era importante dest
efecto de los procesos de transculturación y de articulación de est
maciones sociales al modo de producción capitalista a través del d
político y económico de los pueblos "subdesarrollados" para la e
ción de sus recursos y de su fuerza de trabajo.'
Este proceso histórico de dominación del capital sobre las cultur
dicionales y sobre el usufructo de sus recursos requería de un rep
miento de las relaciones entre los procesos naturales y los procesos
cos. La teoría de los sistemas, como herramienta para la planifica
las estrategias del ecodesarrollo, había sido transferida al terreno
de la conceptualización de las relaciones biosociales. De esta f
estructura social y el comportamiento humano eran analizados c
"sociosistema" inscrito en el funcionamiento de un ecosistema glo
mo la dinámica de una población biológica, velando la especific
proceso histórico de la acumulación del capital y de la reproduc
sus relaciones sociales de producción sobre el uso de los recursos
Las crisis ambientales y de recursos fueron atribuidas al fraccion
to histórico del conocimiento científico, al mismo tiempo que se
un proceso ideológico en el que el pensamiento dialéctico resurg
el principio metodológico para emprender las interrelaciones e
procesos complejos de la realidad, bajo el primado de la praxis h
Desde otra perspectiva, la teoría de sistemas buscaba gene
metodología capaz de integrar los diversos aspectos, variables y
que intervienen en el diagnóstico de una problemática determ
Nueva Antropología, Núm.
3 Cf. "Etnobotánica, Biosociología y Ecodesarrollo", en
1977.
 través de estudios interdisciplinarios que intentaban concentrar las habi-
lidades teóricas y técnicas de diversos especialistas para resolver los
problemas prácticos que surgían por la supuesta falta de una visión totali-
zadora y una planificación integradora del progreso humano.
Para deslindar la problemática teórica de la articulación entre procesos
sociales y naturales del proceso práctico de planificación que incorpora la
dimensión ambiental en la resolución de los problemas concretos del de-
sarrollo, formulé la primera como una "biosociología" y el segundo como
una estrategia de ecodesarrollo.4 Esto me llevó a plantear el conocimiento
de los procesos de transformación de la naturaleza bajo el dominio del ca-
pital como una sobredeterminación de su proceso de producción y de
reproducción sobre la transformación de las culturas y de sus ecosistemas,
y a pensar la forma específica de inscripción de los procesos ecológicos en
la dinámica del capital. El proceso de valorización del capital a escala
mundial aparecía como la causa sobredeterminante de la transformación
de los ecosistemas, de su desestructuración funcional y de la degradación
de su potencial productivo primario. 5
De estas preocupaciones de orden teórico surgieron inquietudes sobre
los fundamentos epistemológicos de las relaciones biosociales, planteando
la articulación del orden natural, el orden cultural y el orden sociohistóri-
co a partir de la especificidad de sus procesos materiales, como las formas
posibles de articulación de la ciencia de la vida, de la cultura, de la histo-
ria, de la lengua, del inconsciente.6
Por último, la vigencia de ciertas interpretaciones naturalistas y huma-
nistas de la historia, incluso en algunas corrientes "marxistas", me llevó a
analizar críticamente sus formulaciones y a replantear los principios epis-
temológicos y teóricos del materialismo histórico como una necesidad pa-
ra conducir, bajo principios metodológicos correctos, los estudios en el
campo de las relaciones entre el orden natural y el orden social, en una
perspectiva ambiental del desarrollos
Para el estudio de los problemas teóricos y epistemológicos que plan-
teaba las transformaciones del conocimiento desde la perspectiva am-
biental del desarrollo, fue promovido un Proyecto Internacional sobre
4 Cf. "Biosociología y Ecodesarrollo, en E. Leff
(Ed.) Memorias del Primer Simposio sobre Ecode-
sarrollo. Asociación Mexicana de Epistemología, México, 1977.
Cf. "Ecología y Capital: una reflexión teórica", en Antropologia y Marxismo, Núm. 3, México.
1980.
6 Cf. Sobre la Articulación de las Ciencias en la Relación Naturaleza Sociedad", en E. Leff (Co-
ord). Biosociología y Articulación de las Ciencias. UNAM, México, 1981.
7 Cf. "Alfred Schmidt y el Fin del Humanismo Naturalista",
Antropología y Marxismo, Núm. 3,
México, 1980.
12
Articulación de las Ciencias para la Gestión Ambiental, auspiciad
Centro Internacional de Formación en Ciencias Ambientales.
abordaron los problemas metodológicos de la articulación de las c
de los procesos transdisciplinarios e interdisciplinarios, así como
ducción de nuevos conceptos para un manejo integrado de r
dentro de la perspectiva ambiental del desarrollo. 8 Allí fue prop
concepto de racionalidad ecotecnológica a partir de la articulació
veles de productividad cultural, ecológica y tecnológica y de la i
pendencia de un sistema de recursos naturales, un sistema tecn
apropiado, un sistema de valores culturales y su conexión con las con
económicas y políticas para una estrategia ambiental de desarrollos
mo tiempo, esta perspectiva ambiental abría una nueva vertiente pa
tudio del desarrollo del conocimiento de diferentes disciplinas. 10
Finalmente, la conceptualización del ambiente como un potenc
ductivo para un desarrollo alternativo, permitió fundamentar un
de los instrumentos de la "planificación ambiental" enmarcad
cálculo económico de las teorías convencionales, planteando la ne
de generar nuevos indicadores interprocesuales y de conceptos p
interdisciplinarios para implementar una política ambiental de de
fundada en una serie de movimientos teóricos y sociales."
El orden de la exposición de estos temas en los capítulos de es
men no corresponde con el orden cronológico en el que fueron est
o publicados sus resultados. La primera parte de este libro abord
nos principios epistemológicos para el estudio de las relaciones e
turaleza y sociedad en el materialismo histórico; la inscripción de
cesos ecológicos en la dinámica del capital; una visión del proceso
desarrollo desde la perspectiva ambiental; y la mediación cultur
procesos ecológicos y económicos. La segunda parte plantea algun
cipios ecológicos y tecnológicos para la conducción de una gestió
gica del proceso de desarrollo; un análisis de las disyuntivas a la
enfrenta la implementación de estas estrategias productivas en el
de reproducción y transformación de la dinámica del capital; la c
ción del concepto de racionalidad ecotecnológica para el manejo
E. Leff (Coordinador) Los Problemas del Conocimiento y la Perspecil o Ambie
sarrollo, UNAM-Siglo XXI, México, 1986.
9 Cf. "Racionalidad Ecoternológica y Manejo Integrado de Recursos Hacia una So
Vol. XVIII, Núm. 69, Mé
guentrópica - en Revista interamericano de Planificador',
1984.
I° Cf. "Ambiente y Articulación de Ciencias", en E. Leff, Los Problemas del Cono
op. cit.
'I Cf. "El Cálculo Económico y la Planificación Ambiental del Desarrollo: contradiccio
nativas", en Revista interamericana de Planificación, Vol. XIX, No. 73. México. mar
 do de recursos; la crítica del cálculo económico tradicional en la planifi-
cación ambiental del desarrollo.
Los artículos publicados anteriormente sobre estos problemas constituye-
ron el punto de partida, la materia" prima elaborada que fue retrabajada y
reorganizada para generar este volumen sobre Ecología y Capital. Esto no
sólo era necesario para eliminar repeticiones, clarificar los términos y de-
cantar los conceptos de textos escritos en otros momentos, sino también
por la necesidad de dar una mayor coherencia temática y unidad concep-
tual a la integración de estos trabajos.
Sin embargo, la presencia de la "productividad primaria" de los textos
originales es más que manifiesta. El producto del trabajo sobre estos ma-
teriales muestra más las huellas del itinerario seguido que la revelación de
un punto de llegada. Presentamos así este texto como una memoria reno
vada de diez años de preocupación sobre la problemática ambiental del
desarrollo. Nuestros esfuerzos se verán recompensados si son capaces de
estimular un proceso de producción teórica y de elaboración de instru-
mentos prácticos a partir de un trabajo crítico en el terreno en el que se
plasma el saber actual sobre las relaciones entre procesos naturales y pro.
cesos sociales, abriendo nuevos espacios teóricos y generando prácticas
políticas que conduzcan a las transformaciones científicas, técnicas y so-
ciales necesarias para lograr un aprovechamiento más racional e in,tegra-
do de los recursos naturales y un desarrollo más igualitario y sostenido pa-
ra los países "subdesarrollados", a través de un proceso de autodetermina-
ción tecnológica fundada en el potencial ecológico de sus regiones y en la
diversidad cultural de sus pueblos.
Por último, deseo hacer presente mi reconocimiento a las señoras Virginia
Chávez Chávez y Rosa María Chávez Rivera, por su paciente labor al realizar
la transcripción mecanográfica de este volumen.
Enrique Leff
San Ildefonso, abril de 1985.
14
I. NATURALEZA Y SOCIEDAD EN EL MATERIALISM
HISTORICO
Los efectos del proceso de reproducción del capital sobre la dest
de los recursos naturales y sobre la degradación del medio amb
han convertido en uno de los mayores problemas políticos y econ
de nuestro tiempo. Esta problemática ha generado una serie de e
ciones desde diferentes perspectivas teóricas e ideológicas, así co
riadas técnicas de planificación para insertar la "dimensión amb
en el control gubernamental del proceso económico. Al mismo tie
ha desencadenado un vasto proceso de concientización popular
problemática ambiental, buscando por este medio frenar los efe
gativos que transfieren las formas de producción y de cons
mercancías sobre la depleción de los recursos, sobre la desestruct
de su organización ecosistématica, sobre la degradación del amb
sobre la desintegración cultural de los pueblos.
Sin embargo, este proceso ideológico no ha generado una conc
zación adecuada sobre la inscripción de los procesos naturale
procesos socio-históricos. Las disciplinas económicas han sido in
de integrar las externalidades de los procesos productivos en sus p
mas teóricos y en sus prácticas de planificación) Desde la perspe
las ciencias naturales, las corrientes sociobiológicas han pretendi
zar tal integración extrapolando las determinaciones biológicas de
ducta animal al comportamiento humano. 2 La ecolo0, consti
campo priviligiado del análisis de las interrelaciones, ha produci
tos por integrar a la sociedad como un subsistema del ecosistema
Los Problemas del Cono
i Cf. P. Gutman, "Economía y Ambiente", en E. Leff (Ed.),
Perspectiva Ambiental del Desarrollo. Siglo XXI-UNAM, México, 1986. También el ca
este volumen: "El Cálculo Económico en la Planificación Ambiental del Desarrollo."
Harvard University Press,
2 Cf. E. O. Wilson, Sociobiology: The New Synthesis,
Harvard University Press Cambridge, Mass., 19
Mass., 1975, y 071 Human Nature,
crítica, véanse E. Leff, "Sobre la Articulación de las Ciencias en la Relación Naturaleza
J. Sarukhán, "Los Límites Biológicos de la Sociobiología", en E. Leff. (Ed.), Biosociol
lación de las Ciencias, UNAM, 1981; también, L. Olivé, "La Sociobiología y los Funda
Vol. X. Núm. 1, marzo, 19
Ciencias Sociales". Revista Latinoamericana de Filosofía,
Méthode, La Vie de la Vie, Ed. du Seuil, París, 1980.
3 E. Morin. La
 Estos proyectos fracasan en su imposibilidad de aprehender la especifi-
cidad de los procesos históricos y de los efectos que han inducido en los
procesos naturales a través de los requerimientos de recursos que generan
los procesos productivos de una formación social determinada. Más aún
son incapaces de responder a la necesidad que impone la problemática
ambiental al proceso de desarrollo económico de incorporar las condi-
ciones de la oferta "natural" de recursos al análisis de las relaciones so-
ciales y técnicas de producción y al desarrollo de las fuerzas productivas.
Esta necesidad de vincular los procesos naturales con los procesos histó-
ricos en la dinámica reproductiva del capital tampoco ha sido satisfecha
por una producción teórica desde la perspectiva marxista. Algunos ana-
listas del problema se han limitado a producir un discurso crítico sobre el
carácter ideológico de las teorías en torno a las crisis de recursos, de los
límites al crecimiento, de la explosión demográfica, etc., haciéndolas
aparecer como dn efecto "superestructural" de la crisis real de las rela-
ciones capitalistas de producción.'
Las limitaciones de esta crítica podrían justificarse asumiendo que la
teoría sobre la articulación de los procesos naturales en el proceso capita-
lista fue ya elaborada hace mas de un siglo por Marx, y que incluso
muchos de los efectos negativos sobre la naturaleza habían sido analizados
y presagiados por el autor de El Capital.
Sin embargo, el propio proceso de acumulación ha generado la emer-
gencia de relaciones más complejas entre los procesos ecológicos y los pro-
cesos económicos.5 El hecho de que algunas interpretaciones marxistas
tradicionales e incluso los principios del materialismo dialéctico se utili-
cen como modelos explicativos de la problemática ambiental, hace nece-
saria su crítica, así como el replanteo de algunos principios conceptuales y
metodológicos del materialismo histórico para el estudio de las relaciones
entre sociedad y naturaleza. Esto es indispensable para fundar teórica-
mente la elaboración de estudios concretos sobre los modos de producción
asociados a los procesos de transformación y de apropiación de la natura-
leza por el efecto de las prácticas productivas de formaciones sociales
específicas.
Entre las interpretaciones marxistas sobre la insersión de lo natural en
la historia que mayor impacto han tenido en el pensamiento latinoameri-
cano sobre esta problemática, cabe destacar la obra de Alfred Schmidt,
4 H. Magnus Enzenberger, "Contribución a la Crítica de la Ecología Política", en
Núms. 633 y 634. México, 1974.
5 Véase el segundo capítulo de este volumen.
16
El Concepto de Naturaleza en Marx. 6 En este libro, Schmidt priv
estudio del "concepto de naturaleza" en la teoría marxista a part
gunas de sus categorías filosóficas fundamentales. Sin embargo es
cepto de naturaleza" permanece desarticulado del análisis de l
específica de participación de los procesos naturales en la dinám
capital, a partir de los conceptos científicos del materialismo hi
Cierto es que la categoría de naturaleza aparece en el discurso f
de Marx e incluso en el discurso científico de El Capital. Sin em
es posible transformar dicha categoría en un concepto de na
— entendido como un concepto científico articulado al conjunt
conceptos que forman la ciencia del modo de producción capita
constitución de la noción de naturaleza en la obra de Schmid
categoría omnicomprensiva de lo real, confunde los niveles ontoló
lo natural y de lo social.' Esta interpretación interfiere con el an
las relaciones entre naturaleza y sociedad a partir de los conoci
científicos sobre los procesos históricos y los procesos físicobiológ
tendidos como procesos materiales específicos (irreductible uno
y de sus articulaciones posibles. 8
El conocimiento científico de las relaciones entre naturaleza y
implica la necesidad de aprehender sus mutuas dependencias y
rentes formas de interdeterminación a partir de los objetos de
miento específicos de las ciencias constituidas en los campos res
de las ciencias naturales y de las ciencias histórico-sociales. De es
la articulación entre lo natural y lo histórico no puede fundarse
categoría ontológica de naturaleza que englobara a ambos nivele
terialidad. La materialidad de lo social no puede reducirse a
físico-biológicas de lo real, ni siquiera como un nivel epigenéti
rior de la evolución orgánica?
Si Marx habla en El Capital de la sumisión del hombre a "leye
les" sobre las que no tiene ningún dominio, es necesario entend
metafórico que hace de la noción de naturaleza para referirse a
materiales de la historia. Esto no autoriza a pensar en ningún m
en una esencia del hombre o en la constitución de sus relaciones
5 A. Schmidt, El Concepto de Naturaleza en Marx, Ed. Siglo XXI, México, 1976.
7 Cf. N. Hartmann, Ontología, Fondo de Cultura Económica, México, 1965.
8 Cf. E. Leff, "Sobre la Articulación de las Ciencias en la Relación Naturaleza-Soci
Leff (Coordinador), Biosociología y Articulación de las Ciencias, op.
El estructuralismo genético y la sociobiología son dos de las corrientes teóricas y epi
9
actuales de mayor influencia que fundan lo social y cultural en un reduccionismo biol
Siempre, Piaget, Biología y Conocimiento, Ed. Siglo XXI, México, y E. O. Wilson. Sociohiology
lhe.sis, The Belknap Press of Harvard University Press, Cambridge, Mass. and London. 1
crítica a estas teorías en "Sobre la Articulación... op. cit.
de producción a partir de leyes naturales. Por ello Marx afirma categóri-
camente que:
El acto de la visión. . . es una relación física entre cosas físicas. Pero la forma
valor y la relación de valor de los productos del trabajo no tienen absoluta-
mente nada que ver con su naturaleza física. Es solamente una relación social
determinada entre los hombres la que reviste aquí para ellos la forma fantás-
tica de una relación entre cosas.'°
La unificación de lo natural y lo social tampoco puede operarse por
medio de una ontología humanista, proyecto subjetivista que funda Des-
cartes en la certidumbre de la conciencia del hombre como verdad prime-
ra, constitutiva del sujeto y del objeto del conocimiento, y que replantea
la fenomenología como la unificación del hombre con su mundo a partir
de las formas del ser del sujeto. Feuerbach produce el tránsito del idealis-
mo trascendental de Kant y Hegel al subjetivismo humanista que antece-
de a Marx y que influye en sus escritos de juventud. De esta forma Feuer-
bach pensaba que:
La metafísica o lógica sólo es una ciencia real, inmanente, cuando no se sepa-
ra del así llamado espíritu subjetivo. . . sólo el hombre es la realidad, el sujeto
de la razón. Es el hombre el que piensa, no el yo, no la razón."
De allí que Marx afirmara que la naturaleza separada del hombre, no
es nada para el hombre. Pero esto no significaba para Marx el pensar a la
naturaleza como la humanización del mundo, ni al hombre como mera
subjetividad individual. Las relaciones del hombre con la naturaleza son
resultado de prácticas sociales concretas. El hombre, el individuo, el suje-
to, no son el motor de la historia. Marx resalta este aspecto materialista
de la praxis frente al idealismo subjetivista en su primera tesis sobre
Feuerbach en los siguientes términos:
El principal defecto de todo materialismo pasado —comprendido el de Feuer-
bach— es que el objeto, la realidad del mundo sensible, no son aprehendidos
sino bajo la forma del objeto o de intuición, pero no en tanto que actividad
humana concreta, en tanto que praxis, de forma no subjetiva."
Y contra todo subjetivismo y naturalismo metodológico afirma que:
1°
K. Marx, "Le Capital", in Oeuvres, Economie 1, Gallimard, París, 1965, p. 606.
11 Cit. en A. Schmidt, op. cit. p. 22.
12 F. Engels, Ludwig Feuerbach et la Fin de la Phitosophie Classigue Altemande, Ed. Sociales,
París, 1966, p. 87.
18
La relación social de los individuos entre sí como potencia independi
encima de los individuos se le represente como potencia natural, aza
forma que se quiera, es resultado necesario del, hecho de que el punto
tida no es el individuo social libre."
La praxis humana se convirtió así en el - principio de objetivaci
real para el hombre, en el proceso de constitución y de conocim
su mundo, a través de su tranformación. En el campo filosófico,
entre materialismo e idealismo se manifestó por la oposición del h
mo marxista — donde el "sujeto trascendental" se constituye por l
social e histórica— frente a la corriente fenomenológica, en la qu
periencia ordenada del mundo de los entes se conforma a parti
formas del ser del sujeto."
Para el materialismo histórico, el primado de la praxis social en l
vación de lo real fue condición necesaria para vencer las tend
racionalistas, idealistas y subjetivistas del saber, de igual forma qu
mado del ser sobre el pensar es condición de una epistemologí
rialista. Pero las ciencias requieren de algo más que de esos princip
todológicos para constituirse en una teoría capaz de aprehender lo
su objeto de conocimiento.
Una teoría científica se constituye por la articulación de sus con
que dan cuenta de los principios productores de lo real y de las re
estructurales que lo determinan. El conocimiento científico de la
no es un simple efecto de la praxis productiva y social del hombre
ganización conceptual del Materialismo Histórico no es un simple
de la sucesión de las categorías económicas en el orden de su génes
rica, sino que surge de la producción teórica de conceptos ne
para aprehender un proceso histórico determinado por la constitu
las relaciones capitalistas de producción." Los conceptos no son ge
por la acumulación de la experiencia práctica, y su función de
miento no se agota en su utilidad instrumental. El conocimiento
tual — como explicación de las determinaciones de lo real no se
a un proceso de profundización de la intuición, de la experiencia
sobre las cosas. Para Marx
Lo concreto es concreto porque constituye la síntesis de múltiples de
ciones, y por tanto es la unidad de la diversidad. En el pensamiento lo
''
Marx, Grundruse, Cit. en A. Schmidt, op. cit. p. 168.
14 Cf. Tfán-D6C-Tháo, Phénomenologie et Matérialisme Dialectique, Gordon and B
1971.
15 Cf. K. Marx, "Introduction á la Critique de I' Economie Politique", en Oeuvres,
op. cit. p. 262.
 to aparece, por lo tanto, como proceso de síntesis, como resultado, no como
punto de partida, aunque sea el punto real de partida y por ello también el
punto de partida de la intuición y de la representación. 16
Por lo tanto, la producción de lo concreto en el pensamiento no puede
surgir de la intuición o de la representación sensible de lo real. La identi-
ficación del objeto sensible con el objeto de conocimiento lleva a confun-
dir lo real de que la ciencia da cuenta, con la realidad de la conciencia psi-
cológica del sujeto. Las condiciones de experimentación de cada ciencia
establecen los criterios de validación y de verificación de su teoría. Ni la
praxis como experiencia del mundo práctico y cotidiano, ni la tecnología
como aplicación práctica de los conocimientos científicos, pueden con-
vertirse en mecanismos de verificación o falsificación de las temías
científicas. Si bien es cierto que las aplicaciones tecnológicas de las cien-
cias se han convertido en la mayor fuerza productiva del capital, su efecto
en la producción de ganancias no es criterio de verdad de ningún conoci-
miento científico.' 7
Marx va más allá de toda filosofía de la historia al fundar la ciencia de
la historia en la articulación teórica de los conceptos que permiten
aprehender su objeto de conocimiento: el proceso de producción y repro-
ducción del capital." Su aporte científico consistió en fundamentar las le-
yes históricas y económicas que surgen de las relaciones sociales de la
producción capitalista, que enmarcan la praxis humana, es decir, las de-
terminaciones del proceso histórico en el que se produce toda práctica so-
cial, todo proceso de conocimiento y de transformación del mundo
dentro del modo capitalista de producción. De esta forma Marx introdujo
un argumento fundamental en la filosofía materialista para sobrepasar la
concepción del conocimiento como una mediación entre un realismo ob-
jetivista y un humanismo idealista y subjetivista.
La caracterización de este proceso histórico real es indispensable para
poder pensar los procesos sociales de transformación de la naturaleza. Ni el
hombre en abstracto ni el trabajo en general son el motor de la historia; és-
tos son procesos mediadores, pero carentes de una estructura que permita
aprehender las interrelaciones específicas entre naturaleza y sociedad a
partir de la organización ecosistémica de la primera y de las relaciones de
producción de la segunda. Son los modos de producción históricos y sus
estructuras económicas concretas los que inducen formas particulares de
16 Ibid, p. 255.
17 E. Leff. "Producción de Mercancías y Producción de Conocimientos", en E. Leff (Ed.), Aportes
para la Sociología del Conocimiento, UNAM, 1986, (en prensa).
18 L. Althusser y E. Balibar, Lire le Capital, París, 1965.
20
usufructo, de explotación, de apropiación y de transformación
naturaleza, al convertirla en objetos y medios de trabajo de proceso
ductivos que dependen de las condiciones propias del proceso de
ducción/transformación de una formación social determinada.
La posibilidad de conocer estos procesos socio-históricos surge
fundación de las ciencias de la historia, de la vida, de la lengua y
consciente, lo que implicó un proceso de transformación de las
ciones históricas del saber sobre lo real. La ruptura epistemológica
mental entre el conocimiento clásico y la ciencia moderna no consi
considerar lo real como algo hecho por el hombre y no como algo d
no conocemos las determinaciones del proceso de producción de a
hecho por la praxis del hombre, se convierte en objeto del conoci
analítico, en objeto empírico, en algo ya dado).
Lo que caracteriza al conocimiento científico moderno, es que la
dejan de ser percibidas en un marco comparativo de diferencias y
tudes; la palabra deja de designar, de denominar a la cosa. Lo real a
a través de un proceso de producción conceptual sobre los principios
turales de la materia inerte, de la vida orgánica, de los procesos his
y simbólicos. Es en esos procesos en los que se inserta la praxis h
como el efecto de la lucha de clases en las prácticas discursivas
prácticas productivas, en toda práctica social. De esa nueva dispo
epistémica de los objetos de conocimiento se produce una diferen
de los niveles de materialidad que conforman lo real." Con la co
ción y desarrollo del marterialismo histórico y del psicoanálisis
cubren los procesos de constitución del sujeto inserto en las dete
ciones de la historia 2 ° y del inconscientes' De allí surge la posibil
pensar al sujeto, a los actos humanos, como un efecto-sujeto, com
forma condicionada por procesos materiales independientes de
ciencia del hombre, y no como el principio, la causa de la historia
El pensar la objetividad del pensamiento marxista sobre la prod
de valores de uso como un producto del trabajo en general, descon
del proceso específico de producción y de reproducción del capita
que llevó a Schmidt a confundir el proceso de objetivación de la r
la conversión de la naturaleza en objetos de trabajo y su transfor
16 Cf. M. Foucault, Les Mots et les Choses, Gallimard, París, 1968.
20 Cf. L. Althusser, "Idéologie et Appareils Idéologiques d'Etat", La Pensée. Núm.
1970; M. Pécheux, Les Vérités de la Palice, F. Maspero, París, 1975.
21 Cf. J. Lacan, Escritos, Ed. Siglo XXI, México, 1976 y Las Formaciones del Inconscie
Visión, Buenos Aires, 1977; N. A. Braunstein, Hacia Lacan, Siglo XXI, Eds., México,
22 E. Leff, "Las Determinaciones Sociales de la Conciencia", en A. F. Guardiola, La C
Ed. Trillas, México, 1979.
en valores de uso, con la materialidad del conocimiento histórico de dicho
proceso, determinado por las condiciones de valorización del capital.
La cientificidad del materialismo histórico no consiste en considerar to-
do lo real como material, o en pensar la existencia de la materia como ob-
jetos de trabajo," sino en la producción del conocimiento de la estructura
social del proceso económico capitalista que convierte a la naturaleza en
objetos y medios de trabajo, en valores de uso naturales capaces de ser in-
corporados al proceso de producción de valor y plusvalía. El desconoci-
miento del objeto científico propio de Marx es lo que produce esta falsa
concepción objetivista del materialismo marxista, que pretende fundar su
epistemología en la visión del mundo como una interacción entre cosas."
Ni el objeto empírico, ni el objeto de trabajo son el objeto de conocimien-
to del materialismo histórico.
La ciencia de la historia se funda en principios teóricos y epistemológicos
que hacen que los objetos empíricos aparezcan como efecto del proceso de
reproducción del capital y de las relaciones sociales de producción que
constituyen el objeto de su ciencia, y no como principio de estos procesos
sociales y productivos. La fetichización de la mercancía es ese efecto ideo-
lógico producido por el proceso capitalista de producción — cuyas leyes
constituyen su objeto científico — , que justamente hace aparecer a la rea-
lidad como una relación entre cosas. Por ello Marx afirma que:
El materialismo tosco de los economistas, que trata las relaciones sociales de
la producción de los hombres y las determinaciones que las cosas reciben en
tanto se subsumen bajo esas relaciones, como si fueran propiedades naturales
de las cosas, es igualmente un tosco idealismo, e incluso fetichismo, pues atri-
buye las relaciones sociales a las cosas como si fueran determinaciones inma-
nentes a ellas, y así mistifica tales relaciones. 25
Engels percibió perfectamente este aporte de Marx y en general el carác-
ter innovador del conocimiento en las ciencias modernas cuando escribe:
La gran idea fundamental segun la cual el mundo no debe considerarse como
un complejo de cosas acabadas, sino como un complejo de procesos. . .ha pe-
netrado tan profundamente en la conciencia humana, sobre todo después de
Hegel, que ya casi no encuentra contradictores bajo esta forma general."
23 A. Schmidt, op. cit., p. 69.
24 "El hecho de que el trabajo sea un proceso entre cosas, constituye en El Capital el presupuesto
filosófico-materialista del análisis económico." A. Schmidt, op. cit., p. 73.
25 K. Marx, "Grundrisse", p. 576, cit. en A. Schmidt, op. cit. p. 148.
26 F. Engels, Ludwig Feuerbach. op. cit., p. 61.
22
La conversión de la naturaleza en objetos de trabajo y de sus pr
en mercancías; el intercambio generalizado entre estos productos
ción del tiempo de trabajo socialmente necesario — de su valor —
un simple presupuesto filosófico-materialista, ni es el resultado
dialéctica del proceso laboral de la historia humana en genera
efectos sobre los procesos naturales son generados por el proceso
tor de plusvalía a partir de las relaciones sociales de producc
enfrentan al trabajo asalariado con el capital.
En este proceso, la unificación del mundo se produce no com
dad ontológica entre lo natural y lo social, sino como el efecto de
culación de los procesos naturales en el proceso de producción de
de plusvalía, el cual genera a su vez un proceso de uniformizació
ral a partir de la desintegración de la diversidad étnica y ecológic
diferentes regiones, efecto de la generalización del intercambio m
y de la acumulación del capital a escala mundial. Así, el mater
dialéctico, entendido como una ontología general de lo real, par
ese imposible proyecto de unificación idealista del saber sobre la h
la naturaleza.
Las relaciones entre naturaleza y sociedad en el materialismo h
no pueden concretarse con la noción de una "mediación" entre su
sos, mediación que explica tan sólo las condiciones generales d
piación y transformación entre una cultura y su medio ambien
que encubre las interdeterminaciones de estos procesos a partir d
laciones históricas de producción, de las estructuras culturales
conformación ecosistémica de su entorno natural.
El valor de uso no es simplemente "un momento del movimie
diador" de la producción, sino un efecto determinado del proceso
mación de valor de cambio y de explotación de plusvalía que varí
condiciones históricas. Este proceso socio-histórico es irreductibl
lisis de sus intercambios materiales. Por ello es falso afirmar que
concepto de stoffwessel Marx describe el proceso social según e
de un fenómeno natural"," reduciendo el proceso histórico de fo
de valor y de producción de plusvalía a un simple intercambio o
de materia que establecen los procesos de trabajo con la natural
producción de valores de uso.
Con la identificación entre la vida orgánica y la historia, el
cambio y el valor de uso pierden sus determinaciones específicas;
cambio de mercancías es así reducido a un intercambio biológico
teria, a un metabolismo puesto que:
27 Schmidt, op. cit. p. 99
 Lo que vale para una sustancia natural tratada aisladamente en relación con
los estados de su transformación, caracteriza en general la relación existente
entre hombres y naturaleza en la historia de la sociedad."
De esta forma, el reducir el estudio de la dinámica histórica de apro-
piación de la naturaleza a un análisis de intercambios orgánicos, o la bús-
queda de un hilo conductor capaz de enlazar el cálculo en materia y
energía de los procesos de trabajo y de las transformaciones ecosistémi-
cas con el movimiento abstracto de un intercambio de valor, ha abierto la
vía de una investigación antropológica que quisiera pensar la estructura
de las formaciones sociales como una sobreposición de las determina-
ciones formales de la ley del valor a los procesos inmediatos de producción
fundados en un análisis energético y biológico de los procesos de trabajo.
Estos análisis desconocen la materialidad de las relaciones culturales, su
articulación con el proceso de reproducción del capital y los efectos resul-
tantes sobre las prácticas de apropiación de los recursos naturales y de
transformación del medio.
El proceso de trabajo, histórica y estructuralmente indeterminado, es
postulado por Schmidt como el término que media la legalidad propia de
la materia con los fines humanos. Este planteamiento conduce hacia la
subjetivación de la realidad y hacia una reabsorción de lo social en lo na-
tural a través de la separación entre el objeto y el sujeto del proceso de
trabajo.
Schmidt retorna estas ideas de las concepciones humanistas de los pri-
meros escritos de Marx y de la utopía de una teleología histórica; de esta
manera puede pensar la reconciliación abstracta entre el hombre y la na-
turaleza, disolviendo la contradicción social, anulando la lucha de clases
como motor de los cambios ambientales necesarios para generar un pro-
ceso de reproducción social en el que el usufructo de la naturaleza permi-
ta la reproducción del potencial productivo de los ecosistemas y de sus re-
cursos naturales.
Para Schmidt, el "problema de la determinalidad propia de la natura-
leza dentro de la mediación" se resuelve absorbiendo las determinaciones
sociales en la "naturalidad de los fines humanos". 29 A través del trabajo el
hombre sometería las leyes naturales a sus propósitos. De esta forma.los fi-
nes del trabajo estarían delimitados, por un lado, por las necesidades y
deseos fijados subjetivamente por el hombre, y por otro lado, por el cono-
cimiento de las leyes de la materia de que dispone para satisfacerlos. Pero
Ibid. p. 121.
29 Ibid. cap. 3.
24
se olvida que ni el sujeto es el principio de sus propios deseos y nec
des, ni las leyes de la naturaleza son verdades ahistóricas.
Marx produce el conocimiento del proceso histórico que condic
esa "materia prima", el deseo humano, para transformarlo en u
manda creciente e insaciable de mercancías y en un deseo de sabe
dentro del proceso de la lucha de clases determina la producción teó
la aplicación técnica de los conocimientos científicos; proceso que
sarrolla, no para someter la materia y la naturaleza a los "fin
hombre", sino a la lógica del capital. El proceso material que determ
da forma al objeto y al sujeto del proceso de trabajo es la Historia, c
condiciones específicas que surgen de sus relaciones sociales de p
ción, las cuales no pueden reducirse a una dialéctica abstracta ent
turaleza y sociedad como medio para alcanzar los fines indetermina
la subjetividad humana.
El proceso de trabajo tampoco explica el proceso de producció
ceptual y la manera en la que la teoría da cuenta del proceso mate
producción social. Si el proceso de trabajo no es un momento de
científico, las ciencias tampoco se constituyen como un simple efe
las leyes económicas que determinan la praxis productiva. Los co
mientos que generan las prácticas científicas no son un simple va
uso a pesar de sus múltiples aplicaciones técnicas. La práctica teór
producción de conocimientos científicos no se confunden con la p
productiva, con los procesos de trabajo que transforman la materi
generar valores de uso.
Sin embargo, la producción de conocimientos y de mercancías no
tituyen procesos completamente independientes el uno del otro. El
cimiento científico además de permitir una apropiación cognoscit
lo real, es el fundamento teórico de una apropiación productiva p
dio de sus aplicaciones tecnológicas. Este proceso modifica los efec
las leyes de la ganancia capitalista sobre los procesos naturales como
tos y medios de trabajo para el capital. Pero lo anterior no autoriza
conocimiento de la especificidad del conocimiento científico fr
otras formas del saber que surgen del carácter práctico-transforma
del proceso productivo de valor y plusvalía, así como los e
específicos de las prácticas ideológicas en el proceso de produ
científica.
Esta diferenciación del saber es necesaria además para entender
serción de la categoría de naturaleza en la teoría del modo de prod
capitalista y la articulación entre procesos biológicos y procesos
históricos. El materialismo histórico aprehende los procesos natura
lamente en los aspectos en que éstos atañen a su objeto teórico. E
sentido, los conceptos de valor y de renta diferencial hacen interv
los procesos naturales en tanto que éstos participan en la determinación
del tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción de
mercancías, en los mecanismos de formación de precios, y las tasas de
plusvalía y de ganancia, así como en su distribución diferencial entre los
propietarios de las tierras de diferentes niveles de productividad.
Desde esta perspectiva teórica, toda elaboración filosófica sobre la uni-
dad entre naturaleza y sociedad aparece como una postulación ideológi-
ca. Para el materialismo histórico no existe la sociedad en general ni la
naturaleza en general, sino como categorías metafísicas incapaces de ser
articuladas en su discurso científico. Para la ciencia de la historia, el modo
de producción capitalista se articula cocí elambiente en el que se repro-
ducen sus relaciones sociales de producción por la apropiación de los re-
cursos naturales, que como materias primas, son consumidos en el proceso
de valorización del capital.
Por su parte, la naturaleza existe como procesos materiales que son
aprehendidos teóricamente por las diferentes ramas de las ciencias físico-
biológicas, y que a través de sus aplicaciones tecnológicas se insertan en el
proceso capitalista de producción. De esta forma se produce una articula-
ción teórica y técnica entre los procesos naturales y el proceso práctico-
ideológico de reproducción del capital, quedando los procesos ecológicos
inscritos en la dinámica de la historia."
La transformación de los ecosistemas naturales aparece de esta forma
como un efecto sobredeterminado por las condiciones históricas de los
procesos de reproducción social. Las leyes de la dinámica de las estructu-
ras ecosistémicas y de su productividad primaria no pueden surgir de
una ecología pura, puesto que no existe ningún ecosistema natural cuyo
funciona.miento no esté afectado, sobredeterminado, por la historia de las
formaciones sociales que se han asentado en ellos, y de las leyes de produc-
ción, acumulación, expansión y reproducción del capital a escala interna-
cional, cuyos efectos se transmiten a todos los ecosistemas en el proceso de
apropiación de sus recursos naturales a través de su articulación con las
formaciones sociales no capitalistas. .A su vez, la dotación de recursos
abióticos y las condiciones de la reproducción biológica de los diferentes
ecosistemas, afectan las formas de apropiación de los recursos naturales y
establecen ciertos límites a la expansión y a la reproducción del capital.
Es esto lo lo que plantea la necesidad de pensar los procesos ecológicos
inscritos en la dinámica del capital a partir de la articulación de dos nive-
les de materialidad: un nivel natural, sobre todo biológico y ecológico;
50 Cf. E. Leff, "Sobre la Articulación...", op. cit.
26
otro nivel social, histórico." El conocimiento de esta articulación m
sólo es posible a partir de la especificidad de la teoría ecológica y
terialismo histórico. Estos niveles de materialidad de lo real no pue
ducirse a principios generales de organización de la materia, ni in
uno en el otro mediante la importación de conceptos o teorías de u
po para explicar el otro. No existen principios ontológicos ni meto
cos generales para el conocimiento científico de estos diferentes ni
organización material. La aprehensión cognoscitiva de las forma
serción de los procesos ecológicos en los procesos productivos prov
la especificidad de los conceptos que conforman sus teorías cient
de sus articulaciones teóricas posibles.
Desde que la naturaleza se convierte en un conjunto de objet
procesos de trabajo, desde que los procesos ecológicos participa
formación de valor y en la producción de plusvalía, lo natural se
en el objeto del materialismo histórico, es decir en el proceso de re
ción del capital. El recurso natural no es producto de un metab
biológico; la fuerza de trabajo no es el desgaste energético de los h
en sus procesos de trabajo. Ciertamente estos procesos implican el
de las leyes biológicas de los organismos vivos, pero no son entes n
cuya existencia sea independiente de los procesos históricos, de la
ca del capital que determina las necesidades de explotación de la
de trabajo y de apropiación de los procesos naturales como recurs
nómicos. Por lo anterior, la articulación entre naturaleza y soci
puede explicarse como un simple intercambio entre la cultura y su
ambiente. No es posible pensar una formación social como una po
inserta en un ecosistema biológico.
La necesidad de explotación de recursos y de la fuerza de traba
proceso de acumulación y expansión del capital condiciona el fu
miento, evolución y estructuración de los ecosistemas. De esta f
reproducción del capital determina los procesos de transformación
témica y su productividad primaria, así como las formas técnicas d
piación de la naturaleza.
31 De esta forma la articulación de la legalidad biológica y la legalidad social, y la sobred
ción de la acumulación del capital sobre la transformación de las estructuras ecológicas fu
da provisionalmente como una "Biosociología", Cf. E. Leff, "Biosociología y Ecodesarro
Leff (Ed), Memorias del Primer Simposio sobre Ecodesarrollo, Asociación Me
Epistemología, México, 1977.
de los suelos, la pérdida de fertilidad de las tierras, la depleción de los recur-
sos y la destrucción de la capacidad de producción de los ecosistemas. La
gravedad de este fenómeno se acentúa en las regiones en las que histórica-
mente se han desarrollado las formaciones sociales que se han visto sometidas
y explotadas por los países capitalistas industrializados, sobre todo en los
ecosistemas tropicales.
De esta manera, las relaciones actuales entre la sociedad capitalista y el
medio ambiente sólo pueden entenderse a partir de las formas históricas
de las prácticas productivas que se han implantado en los diferentes eco-
sistemas. Esto implica la imposibilidad de analizar las interrelaciones
entre sociedad y naturaleza considerando a la sociedad como un subsiste-
ma de un ecosistema global o en analogía a las relaciones que establece
una población biológica con su medio. Estas conexiones sólo pueden ana-
lizarse como una articulación entre las leyes ecológicas que rigen el proce-
so de transformación ecosistémica de un cierto territorio y los procesos
socio-históricos y culturales que dan lugar a las prácticas productivas que
afectan los modos de apropiación de la naturaleza, es decir, la evolución,
la estructuración o la destrucción de los ecosistemas: 4
La Ecología, como disciplina científica, contribuye al estudio histórico
de las relaciones entre las formaciones sociales y su ambiente. En este sen-
tido, es posible analizar la influencia de la configuración ecológica y geo-
gráfica del espacio económico en la división del trabajo y en las prácticas
productivas desde las sociedades "primitivas" y las primeras sociedades de
clases, 5 hasta el condicionamiento de las estructuras ecológicas en la for-
mación y el desarrollo del modo de producción capitalista.
La historia del desarrollo capitalista ha sido analizada desde diversas
perspectivas, integrando varios factores que fueron condición de su for-
mación y su expansión: el desarrollo precedente del capitalismo mercantil
sustentado en un sistema colonialista, la generalización de los intercam-
bios comerciales, las luchas de clase que llevaron a una reestructuración
de la base social de varios países europeos en los que habría de producirse
y difundirse la revolución industrial, el desarrollo de la ciencia y la técni-
ca, etc. Sin embargo, las condiciones ecológicas — que sin duda afectaron
las posibilidades de desarrollo del capitalismo— no han sido consideradas
en toda su importancia.
4 E. Leff, "Biosociología y Ecodesarrollo", en Memorias del Primer Simposio sobre Ecodesarrollo,
Asociación Mexicana de Epistemología, México, 1977.
A partir de diversos estudios antropológicos es posible establecer este condicionamiento ecológi.
co en la constitución de las prácticas productivas de las primeras sociedades humanas. Cf. M. Gode-
lier, Economía, Fetichismo y Religión de las Sociedades Primitivas, Ed. Siglo XXI, México, 1974 y
Antropología y Biología, Ed. Anagrama, Barcelona, 1976; C. Meillassoux, Terrains et Théories,
Editions Anthropos, París, 1977.
30
Si aceptamos que la expansión de la producción agrícola en la
terra del siglo xvil fue uno de los factores determinantes de la Revo
Industrial ,6 podemos suponer que el crecimiento demográfico qu
guió hubiera corroborado las predicciones malthusianas, de no s
factores ecológicos que permitieron mantener los rendimientos ag
a niveles suficientemente elevados en esa fase determinante de la a
lación primitiva de capital. En efecto, las zonas templadas son
presentan una mayor resistencia hacia las perturbaciones de su am
Esto permitió el desarrollo de una agricultura de altos rendimient
en otras zonas tal vez hubiera llevado a un agotamiento prematur
suelos y a un desequilibrio del ecosistema productivo, obstaculiza
realización de los cambios estructurales operados en la fase de ac
ción primitiva del capital.
La Ecología también puede contribuir al análisis de las actuales
ciones de reproducción y de expansión del capital mostrando cómo
versas estructuras ecológicas en las que se implanta el modo de p
ción capitalista condicionan el proceso productivo de mercancías a
de las limitaciones que imponen a la producción y a la reproduc
recursos para la producción de valor y de plusvalía (v.g., la aplica
tecnologías agrícolas de las zonas templadas en el trópico cálido-hú
Por último, el conocimiento ecológico abre posibilidades para una
ambiental del desarrollo, orientado a generar nuevas prácticas pr
vas de valores de uso que garanticen la capacidad reproductiva de
cursos naturales a largo plazo.?
Ninguna de las escuelas del pensamiento económico actual perm
cuenta de la articulación entre la sociedad y su ambiente. Con base
categorías de análisis (crecimiento económico, contribución marg
los factores productivos, condiciones de equilibrio, dinámica de lo
económicos, etc.) se generan los criterios de inversión de los capita
establecen sus formas técnicas, lo que determina la transform
degradación de los ecosistemas. Sin embargo, no es posible ana
evaluar estos efectos ambientales con el instrumental teóric
economía neoclásica ni de la economía keynesiana. 8 Estos aparece
procesos externos a sus paradigmas conceptuales. Al desconocer al
6 Cf. P. Bairoch, Revolución Industrial y Subdesarrollo, Ed. Siglo XXI, México, 1967
hayan, En Torno a los Orígenes de la Revolución Industrial, Ed. Siglo XXI, Argentina
7 Ver los capítulos "Hacia una Gestión Ecológica del Proceso de Desarrollo" y "Racional
tecnológica y Manejo Integrado de Recursos", en este volumen.
8 Véase el capítulo "El Cálculo Económico en la Planificación Ambiental del Desarroll
volumen.
so de la lucha de clases como determinante de la reproducción social, ig-
noran la diferencia específica entre los procesos productores de valores de
uso y los procesos productivos de valores de cambio y de plusvalía. Esto
impide un análisis de las transformaciones de los ecosistemas como efecto
del proceso de apropiación social de los recursos naturales constituidos en
objetos y medios de trabajo para la producción de mercancías. Descono-
cimiento en última instancia de un modo de producción históricamente
determinado.
El materialismo histórico sienta las bases para entender el proceso de
articulación_entre naturalezly,siniedad cprno la for1;1a de inscripción, de
19sprosesos naturales en la producción, la acumulación y la reproducción
del,capital. Son los conceptos marxistas de valor y plusvalía los que per-
miten entender las determinaciones que genera el proceso de producción
sobre las transformaciones de la naturaleza a través de las formas de apro-
piación y uso de los recursos.
La participación de los procesos naturales en la producción de valores
de uso es evidenciada en diversos pasajes de la obra de Marx. Así afirma-
ba que:
El trabajo no es la fuente de toda riqueza La naturaleza no es menos la fuen-
te de valores de uso (y seguramente de éstos consiste la riqueza material) así
como el trabajo, que en sí es sólo la manifestación de una fuerza de la natura-
leza. . . 9
La revolución teórica de Marx consistió, sin embargo, en demarcar el
proceso de producción de valor y de plusvalía que se da dentro de rela-
ciones sociales de producción capitalistas, como un proceso socio-históri-
co, cualitativamente diferente a la producción de valores de uso." En este
9 K. Marx, "Critique of the Gotha Programme", Foreign Language Press, Pekin, 1972, p. 8.
Análisis semejantes aparecen en otras obras de Marx, Cf. A. Schmidt, El Concepto de Naturaleza en
Marx, Ed.Siglo XXI, México, 1976.
10 "Es falso afirmar que el trabajo que crea los valores de uso es la única fuente de la riqueza que
produce, a saber, la riqueza material. En tanto que actividad que adapta la materia a tal o tal fin,
tiene a la materia por condición necesaria. La relación entre el trabajo y la materia natural es muy
variable según los diferentes valores de uso, pero el valor de uso contiene siempre un sustrato natural.
En tanto que actividad útil que se apropia las materias naturales. . . el trabajo es la condición natu-
ral de la existencia del hombre, la condición de los intercambios de materia (stoffwessel) entre el
hombre y la naturaleza, independiente de toda forma social. Por el contrario, el trabajo que crea el
-calor de cambio es una forma específicamente social del trabajo". (K. Marx, "Contribution á la Cri-
tique de l'Economie Politique, en Oeuvres, Economie 1. Op. Cit. pp. 288. Subrayado mío).
32
sentido, la producción de plusvalía aparece como un hecho socia
natural como pensaban los fisiócratas."
Con el proceso d acurnulaciónsle capital, son las condiciones de p
ción de _plusvalía las que sobredeterminan la incorporación de , los_p_
naturales los procesos productivos. Los procesos físico-biológico
determinan la productividad de los recursos naturales no dan cue
de su transformación en mercancías ni de las leyes de su intercamb
bien las leyes naturales coadyuvan a la producción de valores d
aumentando la productividad del trabajo, sólo el tiempo de traba
cialmente necesario determina la formación de valor y las leyes del
cambio entre mercancías. Por ello, son estas leyes las que en el proce
acumulación de capital condicionan el ritmo y las formas técnicas d
lización y transformación de la naturaleza.
Con la acumulación capitalista, las conexiones entre procesos soci
procesos naturales se producen por la inscripción de los procesos de
jo productores de valores de uso dentro de procesos productiv
plustrabajo o plusvalía. En este sentido, los procesos de trabajo se co
ten en un simple medio para la producción de valores de camb
mercancías." La producción de plusvalía aparece como el fin últim
proceso productivo, determinando un proceso de innovación tecno
I ' Para los fisiócratas, el trabajo agrícola era el único productor de los valores económico
eran incapaces de dar cuenta de las leyes de los procesos naturales y de los procesos de trabajo
neraban dichos valores. Más aún, el sistema fisiocrático desconocía las relaciones sociales de p
ción de valor. Para los fisiócratas, la plusvalía no se producía por la explotación de la fuerza
bajo, sino que surgía de las fuerzas naturales utilizadas por el trabajo. Sólo la reproducción
millas en el trabajo agrícola, mediante el uso de las fuerzas naturales, era capaz de prod
incremento de valores de uso y un excedente del producto para reiniciar el ciclo productivo. E
jo no agregaba nada a la producción de riquezas ya que suministraba al producto una cant
materia equivalente a la que consumía. De esta forma, el trabajo transformaba los valores de
ra el consumo, pero no creaba valor. (Cf. K. Marx, Crundrisse, T. 2, Editions Anthrorpo
1968, pp. 110-119 y F. Engels, Anti-Dühring, Editions Sociales, Paris, 1971, pp. 280-286. V
Tableau Economique de Quesnay, Fondo de Cultura Económica, México, 1980.
12 La distinción entre este proceso de trabajo y proceso productivo ha sido expresada por C
telheim en los siguientes términos: ". el término 'proceso de trabajo' designa un 'proceso e
hombre y la naturaleza. Como dice Marx, ese proceso considerado 'en forma abstracta' es un p
'individual' cuyos 'elementos simples' son: 1. La actividad personal del hombre (o actividad pr
va finalizada. . . o trabajo propiamente dicho; 2. un objeto por el cual actúa el trabajo. (Per
proceso de trabajo tal como aparece históricamente no es un proceso "individual" (puesto que
cribe dentro de una división del trabajo). Es un proceso de trabajo social que se distingue del p
individual por las divisiones que el carácter social del proceso introduce en los elementos que
tervienen. . . La estructura del trabajo social tienen como efecto el hecho de que éste es tam
proceso que tiene su propia :finalidad' . . . Es por esto que ... se hace una distinción entre el
so de trabajo, y el 'proceso de producción'. Este último término designa un proceso doble: el
de trabajo (que produce valores de uso) y el proceso de producción de las condiciones sociales
bajo mismo". (Ch. Bettelheim, Calcul Economique et Formes de Propriété, F. Maspero, Parí
p. 94-95.
(la aplicación del conocimiento científico a la producción) como
. mecanis-
mo eficaz para aumentar la extracción de plusvalía relativa por el incre-
mento de la _p oductividad de las fuerzas productivas de la naturaleza y su
transformación en nerz4s productivas del capital.
Esta finalidad del proceso productivo de plusvalía, es decir, las condi-
ciones de reproducción de las relaciones de producción capitalistas, ha
determinado la aparición de nuevas ramas productivas, el incremento de
la demanda y del consumo de mercancías. Ello ha implicado la necesidad
de explotar científicamente la naturaleza con el propósito de producir
nuevos valores de uso para extender los intercambios de mercancías a to-
dos los confines del mundo, induciendo un gran desarrollo de las ciencias
naturales y de la tecnología en el proceso de acumulación de capital."
La naturaleza se convirtió de esta forma en objeto útil, en medio de
trabajo; su estudio se fue fraccionando en áreas confinadas del saber
correspondientes a la división de sus funciones prácticas para elevar la efi-
ciencia de la cadena productiva. Este proceso tecnológico generó, sin em-
bargo, un desconocimiento de la importancia de los procesos ecosistémi-
cos como potencial productivo de valores de uso naturales. Las ciencias
descubrieron las leyes que permitían la explotación de la naturaleza en
función de las necesidades de producción y consumo creadas por el siste-
ma capitalista. De esta manera el capital, en su expansión internacional,
se fue apropiando de recursos de los diferentes ecosistemas del planeta; su
abundancia relativa durante los primeros dos siglos de la acumulación ca-
-
pitalista permitió que la investigación no se orientara hacia el estudio de
las condiciones de preservación y reproducción de los recursos naturales.
Por lo mismo no se pensó que pudiera regularse y controlarse el proceso
de reproducción natural.'
La importancia de los procesos naturales en la reproducción del capital
13 Cf. E. Leff, "Ciencia y Tecnología en el Desarrollo Capitalista", Historia y Sociedad, Núm. 6,
México, 1975.
14 Marx consideraba incompatible una producción agrícola racional con la lógica del sistema ca-
pitalista, y no preveía la posibilidad de controlar los efectos destructivos de la acumulación capitalis-
ta sobre los bosques mediante la aplicación de una tecnología ecológica capaz de incrementar o con-
servar la productividad natural de los recursos de la tierra. Por ello afirmaba que "el desarrollo de la
cultura y de la industria se ha mostrado en todo tiempo tan destructor de los bosques que todo lo que
se ha hecho por su conservación y su restauración aparece como absolutamente derisorio". (K. Marx,
"Le Capital", T. II, Oeuvres, Economie II, Op. Cit., p. 657). Y en otro lugar: "La moral de la histo-
ria. . .muestra que el sistema capitalista repudia a una agricultura racional, o que la agricultura ra-
cional es incompatible con el sistema capitalista". (K. Marx, "Le Capital", T. III, Op. Cit., p.
933). Al mismo tiempo previó las tendencias progresivas hacia la aplicación de los conocimientos
científicos para incrementar la productividad de la producción agrícola: "La agricultura se convierte
en una simple aplicación de la ciencia y de los métodos más ventajosos de los intercambios
orgánicos". (K. Marx, Principes d'une Critique de ('Economie Politique", en Oeuvres, Economie
Op. Cit., p. 305).
34
no se limita a su participación en la producción de valores de uso n
les, que como objetos de trabajo (materias primas, recursos natu
son transformados por un proceso productor de mercancías. De
las leyes de la naturaleza y la estructura funcional de los ecosiste
tanto que determinan la productividad de los recursos naturales,
las condiciones de producción de valor y de plusvalía. Los proceso
rales se absorben en la formación, de valor al incidir en la determ
del tiempo de trabajo socialmente necesario para la produc
mercancías.
Marx señaló en algunos pasajes de sus escritos que las fuerzas pr
vas naturales contribuyen a la producción de plusvalía." Sin emba
El Capital asienta claramente que estas fuerzas naturales pueden
cir más valores de uso por unidad de trabajo, pero que sólo el tiem
trabajo socialmente necesario para su producción da una medid
valor global." De esta forma, los efectos de los procesos naturales s
sorbidos" por el concepto de valor. Pero en tanto que la producc
valor y de plusvalía dependen del progreso técnico, de la product
del trabajo, su proceso es afectado tanto por la productividad de
cursos naturales (objetos de trabajo) como por la productividad te
gica de los medios de producción)? Por ello Marx afirma que:
El mismo trabajo puede, si la estación es favorable, materializarse en do
mines de trigo; y en uno sólo, si es desfavorable. Las condiciones natu
escasez o de abundancia parecen aquí determinar el valor de cambio
mercancías, porque determinan la fuerza productiva ligada a las cond
naturales, de un trabajo real particular."
16 "En la agricultura, la tierra misma es, por su acción química, etc., una máquina que
productivo el trabajo inmediato: puede entonces dar primero una plusvalía, porque allí s
antes con una máquina (natural). Este es el único principio de los fisiócratas. . ." K
Grundrisse, T. III, Op. Cit., p. 141 (Subrayado KM).
16 "¿Pero cómo podría la tierra crear un valor, es decir, una cantidad de trabajo socialm
terminada, e incluso la parte especial de valor de su propio producto que constituye la r
tierra, por ejemplo, como agente de producción, participa en la creación de un valor de u
producto material, del trigo. Pero no entra para nada en la producción del valor del tr
medida en que el trigo representa valor, sólo se le considera como una determinada cantid
bajo social materializado, cualquiera que sea la materia especial en que este trabajo se manif
valor especial de uso de esta materia.
No contradice a estos hechos: 1° el que en igualdad de circunstancias, la baratura o carestía
dependa de la productividad del suelo. La productividad del trabajo agrícola está vinculada
ciones naturales, y según esta productividad, la misma cantidad de trabajo se traduce en u
dad mayor o menor de productos, de valores de uso... Las cantidades de producto en lo
expresa el valor dependen de la productividad del suelo: pero este valor es algo dado e inde
cualquiera que sea su división." (K. Marx, "Le Capital" T. III, en Oeuvres, Economie II,
p. 1430).
17 E. Leff, "La Ley del Valor en Marx frente a la Revolución Científico-Tecnológica", e
(Ed.), Teoría del Valor, UNAM, México, 1980.
18 K. Marx, "Contribution á la Critique del l'Economie Politique", en Oeuvres, Econom
Cit., París, 1965, p. 289.
 En realidad, desde que se emplea el conocimiento científico y tecnoló-
gico para incrementar las fuerzas productivas de la naturaleza, es impo-
sible abstraerlas de las fuerzas sociales de producción. Sin embargo, la
productividad natural de los recursos no es una función creciente del
progreso tecnológico, como en el caso de la industria, y está sujeta a cier-
tos fenómenos incontrolables, que hacen que la producción aumente o
disminuya." Más aún, puesto que la reproducción de los recursos natura-
les, así como la productividad natural tienen límites de respuesta con res-
pecto al incremento en el ritmo de su explotación,_un aumento de las
fuerzas productivas del trabajo puede llevar a una disminución de la pro-
ductividad natural; mayor cantidad de valor puede cristalizar en un nú-
mero menor de valores de uso.
Por todo esto Marx analiza la participación de la agricultura en la for-
mación del valor a partir de la teoría de la renta del suelo." De esta forma,
los precios de los productos de la tierra se fijan a partir de las condiciones
de menor productividad, de manera que los propietarios de las tierras
más productivas se apropian una renta diferencial proveniente de la ma-
yor productividad de las fuerzas productivas naturales y tecnológicas apli-
cadas en su territorio. Pero esa renta diferencial generada en las mejores
tierras no es atribuible directamente a una fertilidad natural ni a una
mayor producción de valor proveniente de un aumento en la productivi-
dad de la fuerza de trabajo. Este "plus" de productividad "natural" está
determinado por las condiciones de productividad de las peores tierras
que entran en producción en un mercado que demanda sus productos
una vez establecidas las condiciones técnicas "normales" y fijado los pre-
cios medios del mercado. Incluso, la renta absoluta que producen las pe-
ores tierras es efecto de la propiedad territorial que afecta las condiciones
generales de los precios en el mercado (lo que permite al terrateniente
apropiarse de una parte de la plusvalía), y no de una producción del valor
generado por las fuerzas de la naturaleza. 21
La ecología no es por esto la ciencia que completaría el conocimiento
del materialismo histórico, explicando la renta como un efecto de la pro-
ductividad primaria de los ecosistemas. La producción de valores de uso
no es resultado de un proceso ecológico que se yuxtapone a la producción
de valor de cambio en el proceso social de producción de mercancías. To-
19 "La duración más o menos larga del periodo de producción. . . depende de la alternancia de
años buenos y malos; no se le puede prever ni controlar como en la industria propiamente dicha."
(K. Marx, "Le Capital", T. II, Op. Cit. p. 655).
2° "De dónde proviene el valor de cambio de las simples fuerzas de la naturaleza? Este problema
será resuelto en la teoría de la renta del suelo". (K. Marx, "Contribution. .", Op. Cit., p. 317).
21 Cf. K. Marx, "Le Capital" in Oeuvres, Economie II, Op. Cit., sección sexta, véase también, K.
Marx, Grundrúse, Op. Cit., T. Ill, pp. 184-185.
36
da generación de valores de uso naturales, en tanto que recursos
les, materias primas, objetos y medios de trabajo, está determin
las formas de apropiación de la naturaleza inducidas por las nece
históricas de acumulación y de reproducción del capital. La propi
los medios de producción, naturales y tecnológicos es lo que per
distribución diferencial de la plusvalía generada en el proceso de v
ción del capital.
La utilización de las fuerzas naturales afecta en todo caso la p
ción de plusvalía al incrementar la productividad del trabajo y di
el valor de los medios de subsistencia de la fuerza del trabajo.
Marx, la naturaleza no explica por qué el trabajador produce sobr
jo, sino por qué puede disminuir el trabajo necesario para su rep
ción, aumentando la tasa de plusvalía que se apropia el capitalista
de los medios de producción. Las relaciones de producción que p
la explotación y apropiación de sobrétrabajo son pues la causa de
ducción de la plusvalía, pero las condiciones de la productividad
recursos naturales, así como sus formas de propiedad, afectan el m
la distribución diferencial de una tasa determinada de plusvalía.
Los procesos naturales afectan también la producción de val
plusvalía al imponer sus condiciones sobre la oferta, la preservaci
reproducción de los recursos naturales a la expansión del capital.
to que la naturaleza fue abundante, la explotación intensiva de sus
sos produjo un impulso importante para la acumulación del capi
22 "Nos vemos llevados a preguntarnos si no existe, como se ha pretendido, una base na
plusvalía?. . . Abstracción hecha del modo social de la producción, la productividad del t
pende de las condiciones naturales en cuyo medio se realiza. Dichas condiciones, pueden
sea a la naturaleza misma del hombre. . . sea a la naturaleza que lo rodea. Las condiciones
externas se descomponen desde el punto de vista económico en dos grandes clases: riqueza
medios de subsistencia. . . fertilidad del suelo,. . . etc.. y riqueza natural en medios de tra
como caídas de aguas, ríos navegables, madera, metales, carbón. . . Entre menor es el n
necesidades naturales que es indispensable satisfacer, entre mayor es la fertilidad natural d
el clima favorable, menor será por lo mismo el tiempo de trabajo necesario para el manten
la reproducción del productor, y su trabajo para otros podrá exceder el trabajo para sí
Una vez establecida la producción capitalista, la magnitud del sobretrabajo variará, perm
constantes las demás circunstancias, según las condiciones naturales del trabajo y sobre tod
fertilidad del suelo." (K. Marx. "Le Capital", T. I.. en Oeuvres, Economie I, Op. Cit.,
1006).
23 "Es la acción directa del hombre sobre la naturaleza la que provee un fondo adicion
mulación sin intervención de un capital adicional... al incorporarse la fuerza de trabajo
esas dos fuentes primitivas de riqueza, el capital adquiere un poder de expansión que
aumentar sus elementos de acumulación más allá de los límites aparentemente fijados po
magnitud, es decir, por el valor y la masa de los medios de producción producidos en los cu
te. . . al poner las subsistencias a mejor precio, el desarrollo de los poderes productivos d
hace que los trabajadores también bajen de precio. Reacciona de la misma manera sobre la
la abundancia y el precio de los medios de producción. Así pues, la acumulación ulterior q
tal nuevo produce a su vez, se establece no sobre el valor absoluto de dicho capital, sino so
 incremento en la productividad agrícola disminuía el valor y el precio
unitario de los bienes salario y de las materias primas. A esto coadyuvó la
sobreexplotación de la fuerza de trabajo y de los recursos de los países
"periféricos" y la captación de la "renta diferencial" de sus ecosistemas.
Esto sirvió para incrementar la plusvalía relativa y para reducir las presiones
que ejercía el valor de las materias primas, que como parte del capital
constante, afectaban el aumento de la composición orgánica de capital.
En esta forma fue posible contrarrestar la tendencia 'hacia la disminución
de la tasa de ganancia en el proceso de acumulación e internacionaliza-
ción del capital.
Los procesos "naturales" han participado de esta forma en la reproduc-
ción ampliada del capital. Pero el mantenimiento de este proceso expan-
sivo requería de una dotación inagotable de recursos, y de una capacidad
de regeneración y ajuste de los ecosistemas naturales a los ritmos y formas de
explotación de la naturaleza generados por la racionalidad capitalista
de producción. Son estas limitaciones naturales las que han generado una
problemática ambiental que pone de manifiesto la necesaria incorpora-
ción de las consideraciones ecológicas sobre la producción de los recursos
en un proceso económico con una proyección de largo plazo.
Hasta épocas recientes, la relativa abundancia de recursos con respecto
a lo-s— requerimientos de la acumulación capitalista había encubierto la
importancia del proceso de reproducción ecológica y de la productividad
primaria de los ecosistemas en el proceso de reproducción del capita1. 24
Losrecunatl,osrepduci ntabjoáslrid,
no generaban valor, de manera que los procesos naturales incidían tan-
gencialmente en el objeto teórico del materialismo histórico Y 5
Pero esto no impidió que Marx previera las crisis de recursos que
surgirían como efecto de la acumiiTación capitalista al reducir la fertili-
dad del suelo y agotar los recursos naturales, inscribiéndolas dentro de las
contradicciones propias del sistema. 26,
tidad de fuerzas de trabajo, de utensilios, de materias primas y auxiliares de las cuales dispone." (K.
Marx "Le Capital", T. I., Op. Cit., 1110-1111).
27 "Cuanto al otro elemento constante del capital antiguo, las materias primas y auxiliares, ellas se
reproducen, la mayor parte al menos, anualmente si provienen de la agricultura, y en espacios de
tiempo más cortos si provienen de las minas." (K. Marx, "Le Capital" T. I. Op. Cit., p. 1111).
25 Por ello Marx afirmaba que: "La materia prima y el instrumento, al no costar casi nada en las
industrias extractivas, no agregan ningún valor al producto. (En las industrias extractivas —pesca,
caza, explotación de minas de metales, de carbón, tala de madera en los bosques vírgenes, etc. la
materia prima es por definición nula.)" (K. Marx, Crundrisse, Op. Cit., T. III, p. 153).
26 "Cada-progreso de la agricultura capitalista es un progreso no solamente en el arte de despojar
el suele; cada progreso en el arte de incremenur la fertilidad durante un tiempo,. un- progresa en la
ruina de las fuentes durables de productividad. . . Lápróducción capitalista no desarrolla pues la
técnica y la combinación de procesos de producción social, sino agotando al mismo tiempo las dos
38
En la medida en que progresa la acumulación capitalista, aum
composición técnica del capital, es decir, la parte de éste que ex
forma de medios de producción de una productividad mayor. La r
rización de este capital implica su capacidad de producir nuevo v
extraer más plusvalía de la explotación de la fuerza de trabajo. D
forma para reelevar la tasa de ganancia y contrarrestar los efect
incremento en la composición orgánica del capital fue necesario g
innovaciones tecnológicas que incrementaran la productividad ag
reduciendo el valor unitario de los bienes-salario, y elevando la t
plusvalía relativa." Al mismo tiempo, la reducción del valor de los
de producción generada por el progreso científico-tecnológico se vió
pensada por un incremento en la cantidad de valor de la porción de
tal fijo constituida por la producción capitalista de materias pr
auxiliares que entraban en el proceso productivo. 29 Por otra parte,
dencia hacia la disminución de la tasa de plusvalía proveniente
explotación de la fuerza de trabajo, indujo una rotación más acelera
los procesos productivos para incrementar la masa de plusvalía.
De esta forma, la reproducción ampliada del capital fue induc
ritmos crecientes de explotación de recursos naturales limitados, o
cursos bióticos cuya regeneración requiere de ritmos más lentos q
impuestos por la reproducción del capital. El agotamiento crecie
recursos que genera este proceso produce una tendencia hacia el au
en los precios de las materias primas y de las mercancías en ge
incrementando los costos de producción del capital así como el tiem
trabajo necesario para la subsistencia de las clases trabajadoras, t
cual crea un obstáculo para la reelevación de la tasa de plusvalía y
tasa de ganancia. 29
fuentes de donde nace toda la riqueza: la tierra y el trabajador." (K. Marx, "Le Capital",
Cit., pp. 998-999).
27 Todo lo que favorece la producción de plusvalía relativa por un simple perfeccionamie
métodos como en la agricultura, sin modificar el volumen del capital involucrado, produce
efecto. En esos casos, el capital constante no se incrementa,. . . en relación al capital va
pero la masa de producto aumenta en relación a la fuerza de trabajo explotada. (K. Marx, "
tal", T. III, Op. Cit. p. 1017.
28 "En las ramas industriales que consumen materias primas, es decir, donde el objeto
es producto de un trabajo anterior, la productividad del trabajo se expresa por. . . la masa
de la materia prima que en una hora es transformada en productos elaborados, en mercanc
medida en que se desarrolla la productividad del trabajo, el valor de la materia prima con
elemento del producto-mercancía que aumenta sin cesar." (K. Marx, "Le Capital",
Oeuvres, Op. Cit., p. 922).
29 "A medida que el capital fi joaumenta, es absolutamente necesario que la parte del c
existe en forma de materias primas, aumente también. . . La productividad creciente e in
 Por esta razón la expansión del capital se ha visto acompañada en su
proceso acumulativo, de una cientifización creciente de todos sus procesos
productivos para elevar la explotación de plusvalía relativa, produciendo
cambios cualitativos en los procesos de trabajo. La producción de
mercancías como efecto de la acción del trabajo simple y directo del
hombre sobre un objeto de trabajo a través de un medio de producción
tiende a ser desplazado por la aplicación tecnológica de las leyes
científicas de la naturaleza. 30
Esta tendencia ha alcanzado también a la producción agrícola, donde
la tecnología generada por y para la reproducción del proceso productivo
del plusvalía ha llevado a la destrucción del objeto del proceso de trabajo:
e medio ecológico. El agotamiento inminente de algunos recursos como
eficto de su sobreexplotación, o como consecuencia de los altos niveles de
contaminación deriVados de la producción creciente de desechos en el
proceso de producción y de consumo ocasionados por el desarrollo capita-
lista, ha reducido la dotación relativa de valores de uso naturales, elevan-
do sus precios e incrementando los costos de producción del capital.
Por esta razón, en el momento actual, la innovación de nuevas
tecnologías "ambientáles", capaces de realizar una explotación más ra-
cional —desde el punto de vista de la reproducción de recursos natura-
les— de los diferentes ecosistemas, se ha convertido en condición necesaria
de la supervivencia del capital." A la necesidad de desarrollar una tecno-
estructura ecológica, capaz de conservar y elevar la productividad natural
más allá del incremento a corto plazo de los rendimientos agrícolas a tra-
vés de la mecanización de la agricultura y del uso de productos
agroquímicos, se suma la de "recircular" al proceso económico los recur-
sos no renovables que, ya sea como subproductos y residuos del proceso
productivo, como productos usados y obsoletos, y como desechos del
consumo de mercancías, se reincorporan al proceso productivo de
plusvalía."
pida del trabajo hace que el capital encuentre un obstáculo en el no crecimiento de la masa de mate-
rias primas." (K. Marx, Grundrisie, T. IV, pp. 14 y 50).
3 ° "El trabajador ya no se inserta, como intermediario entre el material y él mismo, al objeto natu-
ral transformado en herramienta: ahora inserta al proceso natural, que transforma en un proceso in-
dustrial, como intermediario entre él y toda la naturaleza". (K. Marx, Grundrisse, T. III, Op. Cit..
pp. 241-2).
3I Véase el capítulo "Disyuntivas del Ecodesarrollo: Cambio Social o Racionalización del Capital",
en este volumen.
52 La necesidad para el capital de recircular sus desechos, como un medio de disminuir los costos
de las materias primas y auxiliares y reelevar de esta forma la tasa de ganancia había sido prevista
por Marx. En este sentido habla de "la reconversión de los residuos de la producción, de esos 'de-
sechos', en nuevos elementos de producción, de la misma rama industrial o de otra... esos desechos
40
Estos recursos tecnológicos son, sin embargo, insuficientes pa
los efectos de la acumulación capitalista sobre la destrucción ecol
capital, para reproducirse, induce ritmos crecientes de explotaci
de la fuerza de trabajo como de los recursos naturales. Este proce
ra el desequilibrio de los ecosistemas naturales como un efecto de
de capital.
Las posibilidades de reemplazar a los recursos agotados por la
ción de nuevos recursos, no es suficiente para reelevar las tasas d
cia. El sistema capitalista se ve obligado, para satisfacer su nece
extracción de plusvalía, a extender la explotación de los recursos
de todo el planeta, y a intensificar su explotación, incorporand
do de producción capitalista a las formas sociales "subdesarro
a sus ecosistemas particulares. De esta forma, la internacionaliz
capital ha sometido a las zonas rurales del Tercer Mundo a sus n
des de reproducción y de expansión." Esto ha permitido a lo
centrales controlar internamente los efectos ambientales del
de acumulación de capital, transfiriendo sus costos ecológicos y
hacia los países periféricos.
susceptibles de ser revendidos disminuyen el costo de las materias primas. . . el capital
tasa de plusvalía estando dados, la disminución de los gastos de esta parte del capit
aumenta proporcionalmente la tasa de ganancia". (11. Marx "Le Capital", T. III. en
Cit., p. 908.
33 Marx afirma en este sentido: "La gran industria y la gran agricultura mecaniza
forma concertada. Si en un principio la primera tiende a devastar y a arruinar a la fue
jo, y por tanto a la fuerza natural del hombre, mientras que la segunda ataca directame
natural de la tierra, ambas terminan por conjugarse en su marcha progresiva: el sistem
en el campo debilita igualmente a los trabajadores y, por su parte, la industria y el com
nistran a la agricultura los medios para agotar la tierra... Las condiciones así creadas p
ruptura irremediable en el metabolismo determinado por las leyes de la vida, que provo
farro de los recursos de la tierra que el comercio extiende mucho más allá de l
nacionales. - (K. Marx, "Le Capital", T. III, en Oeuvres, Op. Cit., p. 1424).
los segundos en función, de su retraso tecnológico y por la inadecuada re-
lación de sus factores productivos frente a las características de los patro-
nes tecnológicos externos. Las diferencias de nivel de desarrollo entre
países centrales y periféricos es el resultado de la transferencia de la
queza generada a través de la sobreexplotación de los recursos y la fuerza
de trabajo de los países dominados, hacia los países dominantes.
Este proceso de expoliación y explotación no sólo implica una pér-
dida neta de los recursos y productos generados en los países pobres y del
excedente económico que quedaría disponible para reinvertirse en el país
de origen. Su efecto más duradero se produce por la destrucción del po-
tencial productivo de los países subdesarrollados a través de la introduc-
ción de patrones tecnológicos de producción, la inducción de ritmos de
extracción y la difusión de modelos sociales de consumo, que generan un
proceso de degradación de sus ecosistemas, de erosión de sus suelos y
depleción de sus recursos.
El subdesarrollo no es tan sólo un proceso generado como una relación
estructural de dependencia en el proceso de acumulación del capital a es-
cala mundial. No es un estado relativo capaz de revertirse a través de me-
canismos de equilibración en el uso de los recursos financieros, o en un
balance entre población y recursos, o en un reordenamiento del comercio
internacional. El _subdesarrollo es.eLefecto_de la pérdida neta del poten-
cial productivo de una nación .a través de un proceso de explotación que
r,omps_191,rnesAnismos de recuperación de las fuerzas productivas de una
,
formación social y de regeneración de sus recursos,.
El "desarrollo del subdesarrollo" 4 no se da tan sólo por la transferencia
permanente del excedente económico real de los países periféricos hacia
los países centrales, impidiendo su reinversión para el desarrollo autóno-
mo y sostenido de los primeros. También genera el desaprovechamiento
de un excedente potencial que sería producido a través de una revalora-
ción y un uso más integrado de los recursos reales y virtuales de una for-
mación social y de una racionalidad productiva que armonice mejor con
las condiciones ecológicas de cada región geográfica particular.
Solo recientemente los economistas latinoamericanos han aceptado el
reto que plantea la problemática ambiental al estudio del subdesarrollo
de nuestros pueblos. Así, en un reciente artículo, Osvaldo Súnkel y José
Leal señalan que
La problemática ambiental nos traía la presencia de los desafíos relativos a los
stocks de recursos materiales y energéticos, y la cuestión fundamental de su utiliza-
4 Cf. A. Gunder Frank, "The Development of Underdevelopment", Monthly Retnew, Vol. 18 No.
4, Sep. 1966 y Capitalisme et Sousdeveloppement en Amérique Latirte, F. Maspero, París, 1968.
44
ción en el largo plazo, todo lo cual entraña una revalorización de la dimen
torial, regional y espacial. No nos habíamos percatado al parecer de la
física de la problemática económica, es decir que en realidad los flujos m
de que nos servíamos los economistas eran en último término la consec
cambios en el entorno natural lo mismo que en el construido. . . Consid
que la emergencia de la problemática ambiental. . . significaba cambios
tan importantes como los que se produjeron al momento de elaborarse la
desarrollo y el subdesarrollo latinoamericano. . . La perspectiva ambien
tuye asi para nosotros una de las bases mayores de esta nueva crítica d
económica.'
El potencial ecológico de los recursos en los países "subdesarroll
inscribe así en la constitución y en el desarrollo de sus fuerzas prod
De esta manera, la caracterización de sus formaciones sociales se d
formas de integración de sus prácticas productivas con la organ
ecosistémica de sus recursos. Estas consideraciones abren la vía p
reformulación del concepto de formación socioeconómica a par
incorporación de la "dimensión" ambiental en las relaciones soc
producción y en el proceso de desarrollo de sus fuerzas producti
Las consideraciones ambientales del crecimiento económico y l
sidades de adaptación del capital a la organización cultural y a l
de recursos provenientes del funcionamiento estructural de los eco
dentro de una región geográfica y un espacio económico determ
imponen nuevas condiciones al proceso de acumulación e interna
zación del capital. El potencial ambiental del desarrollo y las con
ecológicas de la producción se inscriben dentro de las conside
fundamentales de la dependencia económica y tecnológica de
países. Al mismo tiempo, las características ambientales se prese
mo un criterio fundamental para la orientación de las políticas ci
y tecnológicas para el aprovechamiento racional de sus recursos y
búsqueda de estilos y estrategias alternativas de desarrollo.
2. La degradación ambiental como proceso de subdesarrollo.
El proceso de acumulación del capital impuso, desde sus prim
paí, ñecesidad de expandir sus fronteras a todas las regiones de
para la explotación de sus recursos y.de su fuerza, de trabajo. . Est
empieza a configurarse desde la fase mercantil del capital, trans
do a las sociedades precapitalistas en las futuras regiones "subde
das" de la economía mundial
5 O. Súnkel y J. Leal, "Economía y Medio Ambiente en la Perspectiva del Desarro
mestre Económico, Vol. LII (1). Núm. 205, México, enero-marzo de 1985, pp. 6-7.
 Antes de la conquista de estos pueblos, su organización social y producti- rabies árboles frutales. Hoy, la industria del azúcar. . . ha
va se había conformado a las estructuras ecológicas de su medio ambiente. 6 implantado la caña de azúcar. El resultado es que esta región es
Elagudocnimetqauronshmbedurcsoyl una de las que hace estragos la mayor hambre sobre el conti-
desarrollo de técnicas agrícolas adaptadas a las condiciones topológicas y nente latino-americano. La ausencia de huertos y de ganado
edafológicas de su territorio, les permitió alcanzar un importante de- ha creado un problema de alimentación muy agudo, en una re-
gión en la que la agricultura diversificada podría producir una
sarrollo cultural. 7 En todo caso, estas civilizaciones precoloniales fueron variedad infinita de productos agrícolas. 9
destruidas y transformadas radicalmente por la explotación que de ellas
hizo el auge del capitalismo mercantil. 8 Así se inicia la expoliación de los En un principio, las prácticas agrícolas de monocultivo se lleva
recursos de estas zonas del planeta. Los conquistadores podían obtener bo sin que se hubieran aún producido los conocimientos tecnoló
ganancias considerables para las metrópolis por medio del comercio de cesarios para conservar la productividad de la tierra. A diferencia
sus productos, gracias a la abundancia de los recursos naturales y a la tivo intinerante que practicaban los indígenas, conservando y re
sobreexplotación del trabajo de los indígenas. la capacidad productiva de los suelos, los colonizadores europe
Esta explotación fue más eficaz cuando se introdujeron las técnicas de dejando a su paso vastas zonas erosionadas e improductivas par
cultivo provenientes del Viejo Continente. Tal vez la transformación de cultivos. 10 Sólo más tarde, cuando estos países se independizaron
más trascendencia consistió en la eliminación de las prácticas agrícolas men colonial y las regiones tropicales fueron reconquistadas por
tradicionales, fundadas en una diversidad de cultivos y adaptadas a las en su proceso de expansión internacional, se produjeron y apli
estructuras ecológicas del trópico, para inducir una homogenización de conocimientos técnicos y científicos necesarios para la explotaci
los cultivos destinados a satisfacer la demanda del mercado externo. Las siva de plantaciones, manteniendo rendimientos constantes y
prácticas de monocultivo produjeron, como consecuencia, la erosión de por tiempos más prolongados." En todo caso, sus efectos sobre la
muchas tierras junto con una disminución de su productividad natural, tividad de los suelos dependieron del tipo del cultivo y de las ca
así como una reducción de la producción para el consumo de subsistencia cas ecológicas de la región donde se implantaron.
de las poblaciones trabajadoras. Así, haciendo referencia a los efectos del El proceso de acumulación del capital fue determinando a
cultivo exclusivo de la caña de azúcar en el Noreste de Brasil, Josué de tiempo la producción de los conocimientos científicos y tecnológi
Castro ha afirmado: sarios para hacer viable el proceso de revalorización del capital (
ción del valor de la fuerza de trabajo, incremento en la product
Esta zona poseía en sus orígenes los suelos tropicales más férti- las fuerzas productivas, creación de nuevos campos de inversió
les. Su clima favorecía la agricultura, lo que explicaba la pre-
sencia, antaño, de abundantes selvas donde crecían innume- capital y de nuevas formas de consumo para sus productos). C
pansión del capital a escala mundial, esta tecnoestructura se fu
6 Cf. E. Wolf y A. Palerm, "Potencial Ecológico y Desarrollo Cultural en Mesoamérica", en Agri- riendo a los países "subdesarrollados", proceso que ha determina
cultura y Civilización en Mesoamérica, SepSetentaa, No. 32, México, 1972. ganización productiva dependiente y la transformación irracion
7 Aunque algunos autores afirman que estas civilizaciones no conocieron sistemas productivos
más sofisticados que la agricultura itinerante de roza-tumba-quema (Cf. J.A. Sabloff, "The Collapse
ecosistemas, desintegrando las estructuras ecológicas y culturale
of Classic Maya Civilization". in J. Flarts y R. Socolow Eds., Patient Earth, Holt, Reinhart and Wins- regiones. La racionalidad de la explotación capitalista de los rec
ton, 1971,• pp. 16-27, Cit, en Ensironment, abril, 1972, pp. 23-52), el desarrollo cultural alcanzado turales y de la fuerza de trabajo para la maximización de las g
pc_r sociedades como las mayas, es inconcebible sobre la base del IX; exclusivo de dicho sistema privadas en el corto plazo, produjo una disminución de la capac
agrícola. Otros autores sugieren que, en efecto, los mayas hicieron uso de diversas técnicas de cultivo
fundando su argumentación en estudios antropológicos realizados sobre las prácticas agrícolas ac- ductiva de los ecosistemas tropicales y de la riqueza potenci
tuales, en las regiones antaño ocupadas por esas culturas, (Cf. G.C. Wilken, "Food Producing Sys• pobladores. Esto ha implicado a su vez la apropiación de estos
tems Available to the Ancient Maya", Amencan Antiguity, Vol. 36, No. 4, Oct., 1971). Técnicas de por las grandes potencias industriales y una distribución cada vez
cultivo como el uso de terrazas y los cultivos en chinampas habrían posibilitado una alta productivi-
dad agrícola fundada ademas en el uso múltiple de sus ecosistemas (Cf. A. Barrera, A. Gómez- sigual de la riqueza producida en los países así explotados.
Pompa, y C. Vázquez Yañes, "El Manjeo de las Selvas por los Mayas", Biólica, No. 2, Xalapa, 1977).
Cf. N. Gligo y J. Morello., "Notas Sobre la Historia Ecológica de la America Latina", en O. 9 J. de Castro. The Geography of Hunger, Boston, 1952, p. 97.

Súnkel y N. Gligo, Estilos de Desarrollo y Medio Ambiente en la América Latina, Fondo de Cultura lo E. Wolf y A. Palerm, Op. Cit.
Económica, México, 1980. I I P. Gourou, Los Paises Tropicales, Universidad Veracruzana, México, 1959, pp. 2

46
 Los trastornos culturales generados por este modo de explotación han
llevado a sepultar un cuerpo enorme de conocimientos prácticos elabora-
dos durante siglos de experiencia productiva por las comunidades autóc-
tonas de estas regiones, y que permitían una apropiación ecológicamente
racional del medio ambiente. El sistema capitalista rompió la armonía
entre los ecosistemas naturales y las formaciones sociales, generando una
irracionalidad productiva en el sentido de un manejo ecológico y énergé-
tico ineficiente en la producción de valores de uso y de mercancías— por
la implantación de modelos tecnológicos y culturales ecológicamente
inapropiados durante una larga dominación colonial e imperialista.
De esta forma, la explotación de los recursos de los países subde-
sarrollados, fundada en su desarrollo dependiente, fue generando efectos
irreversibles en la productividad de sus ecosistemas naturales, cancelando
de esta forma una parte importante de su potencial productivo, y obsta-
culizando las alternativas sociales de organización de un proceso produc-
tivo más equilibrado, diversificado y durable. La disminución de la diver-
sidad biótica de los ecosistemas a partir de la uniformización específica de
los cultivos y más tarde de sus variedades genéticas, ha afectado su capa-
cidad de carga y la tasa de formación de biomasa a largo plazo, sobre to-
do en los suelos tropicales.
En los ecosistemas tropicales, caracterizados por una gran diversidad
natural de especies, su transformación en campos de monocultivos o su
uso como pastizales para una ganadería extensiva, ha afectado fuerte-
mente sus condiciones de homeostasis y resiliencia, haciéndolos más vulne-
rables a las catástrofes naturales y afectando su flexibilidad para adaptarse
a los cambios de las demandas del mercado, sujetando de esta forma las
capacidades de desarrollo de los países subdesarrollados.
La apropiación de las mejores tierras y de grandes áreas de labor para
la agricultura y la ganadería comercial fue expulsando a la agricultura de
subsistencia hacia las laderas de las montañas donde las condiciones to-
pográficas del terreno, en ausencia de técnicas apropiadas de terracería,
han ido ocasionando rápidos procesos de desforestación y erosión de los
suelos. A su vez, la disminución del área cultivable fue imponiendo mayo-
res presiones sobre la tierra al acortar los períodos de descanso y recupera-
ción de los suelos, con la consecuente degradación en la productividad de
la tierra. Todo esto ha causado una creciente incapacidad de las áreas ru-
rales para generar empleos productivos para sus habitantes, ocasionando
las grandes corrientes migratorias hacia las ciudades con sus altos índices
de desempleo, de miseria y de insalubridad.
48
Este proceso de dependencia y explotación ha destruido el pa
cultural y de recursos de los pueblos latinoamericanos, erosiona
suelos y degradando el potencial productivo de los ecosistemas na
Esto ha obstaculizado el desarrollo de las fuerzas sociales de prod
de los medios técnicos apropiados para el aprovechamiento de la
tividad primaria de los ecosistemas y para inducir un manejo in
de sus recursos, bloqueando su proceso de desarrollo independie
dado en el incremento de la productividad ecotecnológica de sus
productivos. 12
En este sentido, el subdesarrollo de nuestros países es el resultad
procesos de degradación ambiental que han sufrido a través de su
„delicia tecnológica del exterior, y de la deformación de su modelo
rrollo, sujeto a las condiciones históricas impuestas por la concent
la centralización del poder económico y político, tanto a nivel n
como internacional.
3. Dependencia tecnológica y el modelo de desarrollo deforma
El proceso de industrialización altamente protegido seguido por lo
"subdesarrollados”, y su acentuado estado de dependencia tecn
del exterior, los ha llevado a incorporar técnicas modernas cada v
intensivas en capital y a adoptar un modelo de difusión tecnológica
co a poco ha ido desplazando a la pequeña industria y a las prácti
ductivas tradicionales, lanzando al mercado de trabajo mayores
gentes de mano de obra desempleada o subempleada y destruye
condiciones para un desarrollo autónomo y sostenido de estas re
De esta forma, el desarrollo rural se ha caracterizado por marc
ferencias en su organización productiva: al lado de modernas em
Agrícolas, el desplazamiento de un amplio sector de subsistencia
vocado una subutilización de la productividad potencial de los r
naturales y culturales. Grandes masas de campesinos se encuentr
empleadas, produciendo en condiciones que no permiten la satis
de sus necesidades básicas. Los precios de sus productos cada vez
desfavorables en relación con los insumos productivos que utilizan
mo con los precios de otros productos que conforman su canasta de
12 Véase el capítulo "Racionalidad Ecotecnológica y Manejo Integrado de Recurso
volumen.
de consumo y que determinan su calidad de vida. Este "modelo" de de-
sarrollo económico ha producido toda una serie de desequilibrios tanto a
nivel nacional como regional y local, generando un efecto de desintegra-
ción cultural y de degradación ecológica. Entre los efectos negativos de
este estilo de desarrollo destacan:
1) Los desequilibrios regionales del desarrollo y el irracional aprovecha-
miento de los recursos hidrológicos, energéticos, biológicos y humanos
por el proceso de concentración urbana e industrial y de centralización
política y económica.
2) La imposibilidad a la que se ha enfrentado el proceso de industriali-
zación y de modernización agrícola para dotar de empleo productivo a
una población creciente; la polarización social y la desigual distribución
de los costos ambientales de tal proceso de crecimiento económico.
3) La marcada concentración de la riqueza fundada en la propiedad de
las tierras y de los medios de producción ha llevado a deformar el aparato
productivo para satisfacer los patrones de consumo de los grupos de altos
ingresos, los cuales a su vez son afectados por la asimilación de modelos
culturales y tecnológicos externos en detrimento del patrimonio cultural y
de recursos de los países dependientes.
4) El deterioro en la calidad de vida de las mayorías, y la disminución
de los salarios reales. Los precios relativos del excedente económico de las
comunidades rurales disminuye en relación a los precios de los insumos
productivos que requieren y de los productos básicos que determinan sus
condiciones de subsistencia, lo cual produce una repartición cada vez más
desigual del ingreso, una transferencia de valor del campo a las ciudades
y una mayor polarización social.
5) La transculturación tecnológica, que genera una degradación del
potencial productivo de los ecosistemas y el aniquilamiento de una serie
de habilidades de las comunidades rurales, lo que implica la destrucción
de las fuerzas productivas de la sociedad.
Esto obliga a replantear algunos de los postulados de la teoría del de-
sarrollo.
En la literatura económica convencional sobre problemas del creci-
miento económico se acepta como un principio general el hecho de que
las técnicas más intensivas en capital son aquéllas que aseguran un mayor
crecimiento a largo plazo, mayor consumo y mayor empleo. El argumen-
to que sostiene esta hipótesis es que la limitación del consumo permite la
captación de un mayor excedente económico para realizar nuevas inver-
50
siones y llevar a cabo un proceso de crecimiento autosostenido. Los
tos de esta teoría han sido cuestionados por las limitaciones que im
las condiciones ecosistémicas y edafológicas sobre una oferta de r
sujeta a los patrones tecnológicos y los ritmos de explotación que
la acumulación capitalista. La mayor incompatibilidad de éstos
condiciones culturales y ambientales de los países dependientes, ha
dente la imposibilidad de inducir un desarrollo sostenido y autod
nado a través del proceso de asimilación de los modelos de moder
progreso de los países centrales.
Ciertamente, la concentración de capital genera ciertas econom
escala que inciden en un incremento del producto por unidad de
Sin embargo, pocas veces se consideran los efectos que tiene
de ese excedente en la adquisición del extranjero de tecnologí
propiadas, en propiciar un consumo suntuario y en la falta de
siones orientadas hacia la producción de bienes básicos. Esto pro
deformación del aparato productivo para satisfacer las demandas
alta esfera de consumo, orienta los recursos adicionales de inversió
un proceso de industrialización concentrada en grandes urbes, y ge
efecto de marginalización, desempleo y polarización social junto
tantos costos ecológicos y sociales. En este sentido, las economías d
no han contrarrestado los efectos negativos de las "desecon
externas" marcadas por la degradación del potencial ambienta
pueblos "subdesarrollados", la expoliación de sus recursos, la p
ción social generada por la desigual distribución social y regiona
costos de este "desarrollo".
Los efectos de este modelo de desarrollo fundado simplemen
incremento de la productividad tecnológica tampoco se han ev
frente a la sobreexplotación de los recursos y de las pérdidas de u
dente económico potencial, proveniente del aprovechamiento de
ductividad primaria de los ecosistemas naturales, del manejo integ
sus recursos y del descubrimiento y uso de recursos potenciales."
pendencia cultural de nuestros países refuerza los efectos de la dep
cia económica al incorporar patrones tecnológicos (véase el pro
sustitución de importaciones) para sostener un proceso productiv
tado a satisfacer la demanda externa, originando una fuga imp
del excedente económico interno y una destrucción de los recurso
nibles para un desarrollo endógeno.
13 En este sentido cobra importancia para la planificación ambiental del desarrollo el co
excedente planificado, en tanto que "su realización necesita... la utilización racional de lo
inutilizados existentes". P.A. Piaran, Economie Politique de la Croissance, F. Maspero, P
p. 271.
 La difusión de tecnologías dentro de un contexto de dependencia tec-
nológica tiene causas estructurales dentro del proceso de acumulación de
capital del mundo occidental. Sin embargo, estas causas, aunadas a su
aceptación pasiva en los países "subdesarrollados" (a falta de una política
eficaz de asimilación y producción autónoma de tecnologías), han lleva :
do
.. a la adopción de estrategias de desarrollo subordinadas a la inercia ge-
neral del desarrolo capitalista mundial y a la polarización creciente entre
naciones y estratos sociales. Las industrias tradicionales son desplazadas
por las modernas bajo el supuesto de que su mayor productividad asegura
un mayor desarrollo económico. En este criterio queda velado el hecho de
que esta productividad de las tecnologías incorporadas es fruto de un sis-
tema protectivo cuyo financiamiento proviene de la explotación del tra-
bajo asalariado, del agotamiento del potencial productivo de los ecosiste-
mas naturales y de una apropiación cada vez más desigual de los recursos
y de la riqueza producida.
Debemos también desmitificar la idea, demasiado difundida, de que
las decisiones tecnológicas se efectúan en un sistema autorregulado por
los precios de los factores productivos. Los menores costos de producción
de la gran empresa son el resultado de un proceso de explotación del tra-
bajador y de expoliación de sus recursos, de la transmisión de costos dife-
ridos entre clases sociales y del establecimiento de precios monopólicos en
el mercado, mecanismos que fijan en última instancia los precios de los
factores adoptados como punto de partida de las decisiones de política
económica. De esta forma, la mayor "rentabilidad" de las empresas mo-
dernas determina su difusión y el desplazamiento de tecnologías tradi-
cionales, aumentando su participación en la producción industrial y dis-
minuyendo la capacidad de autodeterminación cultural y tecnológica de
las comunidades rurales.
Estas desventajas, según los defensores de este modelo, serían compen-
sadas a largo plazo por un incremento en el ritmo de las reinversiones del
capital y por sus efectos distributivos en el proceso de crecimiento econó-
mico. Sin embargo, la experiencia del proceso de industrialización de los
países dependientes demuestra que la inversión del excedente disponible
en técnicas intensivas en capital ha inducido un proceso económico inca-
paz de satisfacer la demanda creciente de empleos y de impedir la paupe-
rización relativa creciente de las clases explotadas. Los crecientes ritmos
de rotación del capital mediante el empleo de estas técnicas han generado
formas y tasas de explotación de los recursos que rompen los mecanismos
ecosistémicos y con los pulsos naturales necesarios para su regeneración.
Al mismo tiempo se deterioran los términos de intercambio entre las ex-
portaciones de productos primarios y las importaciones del capital y
52
tecnolojpá, lo que mantiene un proceso de creciente dependencia
terior, de degradación ecº16gica, de desintegtacióncultilral y de
ción de la fuerza de trabajo.
Las condiciones físico-técnicas del capital — la especificidad tec
ca de las fuerzas productivas— resulta un factor determinan
distribución de la riqueza entre el capital y el trabajo. De esta ma
proceso de dependencia tecnológica ha influenciado fuertemente
minución del trabajo asalariado en el ingreso, incrementando las
cias del capital. En este modelo, la concentración originaria del ing
convierte en un círculo vicioso de concentración de riqueza. Si bie
producirse un aumento del empleo de personal calificado en las em
modernas, el grueso del proletariado tiende a ver disminuídos sus
reales y sus oportunidades de empleo, polarizándose así la distr
personal del ingreso.
El desplazamiento de las industrias tradicionales por empresas mo
se funda en un falso concepto de modernidad en el que se ha pro
en forma indiscriminada la adopción de patrones de consumo imp
de los países más industrializados, y con ellos, de tecnologías produ
proceso de acumulación de capital de dichos países. La implantá
tecnologías intensivas en capital está aparejada con la selección
ductos superfluos quemo repercuten en el bienestar de las mayo
país. Más aún, la canalización del ahorro interno para financiar e
de inversiones ha distraído estos recursos del esfuerzo fundame
educación científica y la capacidad técnica propias, que permit
generación autónoma de tecnologías apropiadas para elevar el ni
calidad de vida de la población global y no sólo de los estratos má
Los mecanismos de precios, sujetos a las normas de un tal m
"libre", han ocasionado una baja constante de los precios relativo
bienes primarios y bienes elaborados, con lo cual se ha generado u
permanente de valor del campo a las ciudades, de las pequeñ
grandes industrias y de los países subdesarrollados a las grandes po
industriales. De esta forma, el excedente_que debiera quedar disp
en las comunidades rurales para mejorar sus técnicas y llevar a ca
proceso de integración, les ha sido sistemáticamente arrancado,
jándolas de sus propios recursos para desarrollarse, y deterioran
condiciones de autosubsistencia. Los mecanismos correctivos qu
creado para contrarrestar estos procesos de crecimiento deformad
efectos de las leyes del "mercado libre" — sus externalidades ec
cas — , no han sido capaces de remediar dicha situación.
La, solución de este problema no radica tan sólo en una canal
adecuada de recursos financieros para el desarrollo agroindustrial. E
técnico y científico es un recurso raro que debe crearse y administrarse en
forma racional para impulsar el desarrollo de la producción agrícola e in-
dustrial de las comunidades. Más aún, la explotación adecuada de los re-
cursos naturales requiere de la organización de actividades para descubrir
el potencial productivo de éstos, y para seleccionar y generar las
tecnologías apropiadas para su transformación.
Por otra parte, si bien la principal causa del agotamiento de los recusos
naturales ha sido su explotación intensiva con base en los conocimientos
científicos y técnicos que han sido generados y utilizados para transfor-
marlos en mercancías, muchos otros recursos han sido destruidos simple-
mente por la "externalización de los costos" de la producción capitalista
(contaminación de ríos, mares, lagos y suelos) que induce la internaliza-
ción de las ganancias privadas en el corto plazo. Sin embargo, el poten-
cial producivo de dichos recursos complementarios y potenciales ha
quedado inexplorado y desaprovechado.
De esta forma, la perspectiva ambiental del desarrollo replantea el
problema de la dependencia e inscribe las políticas de desarrollo científi-
co y tecnológico dentro de una estrategia alternativa de desarrollo funda-
da en el reconocimiento científico de nuestros recursos y la revaloración
de los estilos culturales de su aprovechamiento.
54
IV. LA CULTURA COMO INSTANCIA MEDIADORA ENT
PROCESOS ECONOMICOS Y LOS PROCESOS ECOLOGI
Las relaciones de una formación social con su entorno natural no
ducen simplemente por la forma de inserción de los procesos ec
en los procesos económicos de aprovechamiento de sus recursos. L
determinación que ejerce la dinámica del capital sobre la transfo
de los ecosistemas y la explotación de sus recursos naturales está
mediada por el funcionamiento característico de las formaciones
asentadas sobre ecosistemas específicos. Los diferentes estilos ét
aprovechamiento de los recursos de una cultura condicionan las i
ciones entre los procesos ecológicos y los procesos históricos.
El estudio de las prácticas tradicionales de estas culturas apare
un punto de partida necesario para construir patrones tecnológ
adecuados para el aprovechamiento del potencial productiv
ecosistemas. Sin embargo, la racionalidad ecológica de estas p
productivas y sus cualidades conservadoras, no están inscritas
mente en los medios técnicos de las culturas tradicionales. En l
parte de los casos, éstas dependen de las condiciones socio-cultur
determinan las formas y la intensidad de su aplicación, de las fo
que las prácticas productivas están articuladas con el comportamien
de cada comunidad, con sus patrones de consumo, con el acceso soc
sancionado a sus recursos, con sus creencias religiosas, etc. En es
do, la aplicación de estas técnicas tradicionales ofrecerán sus vent
a través de un cierto estilo cultural de organización productiva. A
no todas las prácticas tradicionales que conforman un estilo étnic
nejo de los recursos pueden o deben conservarse en el momento
Es pues importante conocer el proceso histórico de asimilación
de los procesos ecosistémicos y de las transformaciones que ha s
medio, así como los rasgos culturales fundamentales que const
identidad étnica de una comunidad y sus principios de integridad
surge la importancia de investigar la racionalidad social y produ
las culturas tradicionales, de las comunidades "primitivas", d
ciedades campesinas y de las formaciones socioeconómicas
sarrolladas", para conocer las condiciones de aprovechamiento d
 cursos naturales, así como sus formas de articulación con la economía de
mercado.
Para Chayanov,' la ley fundamental de la organización productiva de
una unidad económica campesina es la ley de equilibrio entre la fatiga y
el consumo individuales dentro de la comunidad. Esta se funda en "deter-
minantes demográficas" surgidas de una estructura familiar y en una sub-
jetividad culturalmente conformada, que fijarían los límites entre el de-
seo de consumo y las limitaciones psicofisiológicas del esfuerzo dedicado a
alcanzarlo. Sin embargo esta "subjetividad", no puede desligarse de las
determinaciones sociales externas que van conformando el patrón cultu-
ral de consumo en las sociedades agrarias articuladas al modo de produc-
ción capitalista.
El estudio de estos procesos tiene interés en tanto que ayudan a enten-
der el grado de autoexplotación del campesino en relación con los precios
de los bienes salario, así como el efecto "amortiguador" de la organiza-
ción cultural de estas sociedades en la depleción de recursos, al no ser la
maximización de ganancias el móvil de sus prácticas productivas.
Al vincularse las economías campesinas con la economía del mercado,
los precios de los insumos productivos y bienes de consumo que adquieren
tienden a incrementarse en relación con los precios de su producción
agrícola comercializable. Por esta razón el trabajador del campo tiende a
incrementar el tiempo de trabajo dedicado a la producción de un exce-
dente para el intercambio económico. El deseo de consumo de la ~Uni-
dad campesina es ampliado constantemente a través de la propagan_cla y:
los medios masivos de comunicación, generando un aumento en su dem:
po de trabajo necesario, así como una transferencia de "valor" de la uni-
dad económica campesina hacia el sistema capitalista. Esto provoca un
proceso más intensivo de explotación del ecosistema. Sin embargo, la ine-
xistencia de una tendencia interna hacia la maximización de ganancias
• en la comunidad campesina, funciona como un mecanismo regulador
que impide que la tendencia hacia la maximización de la tasa o la masa
de ganancias capitalistas se traduzca en forma directa en un agotamiento
de los recursos naturales.
Es claro, sin embargo, que este sistema mediador desaparece allí donde
el trabajo campesino ha sido transformado en fuerza de trabajo asala-
riada para la explotación capitalista de los recursos naturales, o allí don-
de el Estado, aliado al capital internacional, establece el asentamiento de
comunidades campesinas imponiéndoles una organización productiva
I : A.V. Chayanov, La Organización de la Unidad Económica Campesina, Buenos Aires, Nueva
Visión, 1974.
56
orientada hacia la maximización de las ganancias o de los excedent
nómicos en el corto plazo. Cuando la unidad económica campesi
serva una cierta autonomía en su articulación al modo de producc
pitalista, la tendencia al equilibrio entre el nivel deseado de consum
esfuerzo laboral aplicado a obtenerlo contrarresta la tendencia h
maximización de las ganancias capitalistas.
Los efectos de la presión por la explotación de los recursos na
sobre la producción primaria de las estructuras ecológicas surgen d
ticulación de estas dos tendencias. Sin embargo, generalmente la p
ción para el intercambio ha ido desplazando a la producción p
autoconsumo. La capitalización de la renta del suelo o de la venta
productos agrícolas y el nivel general de acumulación del capital d
nan las presiones sobre la producción de valores de uso naturales (e
vo de nuevas tierras, su ritmo de rotación, el ritmo de extracción
cursos no renovables, etc.). Asimismo, la fijación de precios monop
en el mercado mundial y las condiciones del financiamiento extern
el aprovechamiento de los recursos naturales, imponen ritmos crec
de explotación del ambiente. 2
El estudio de las sociedades precapitalistas muestra ya dos tipos
mente diferenciables de racionalidad productiva: una que tiende a
mizar las condiciones de reproducción social a partir de las cond
de equilibrio del ecosistema; otra que tiende a maximizar los ben
comerciales del intercambio de sus productos. En un caso las estru
del ecosistema inciden sobre la división del trabajo de una form
social, condicionando su organización productiva y sus forma
superestructurales (mitos, religiones, etc.)'. En el otro, las práctic
ciales son determinadas por la articulación de un modo de prod
mercantil simple con el modo capitalista de producción. La primer
rece como una sociedad sin clases sociales fuertemente estructura
cuyo proceso productivo no presenta una tendencia hacia la generac
excedentes económicos. Las segundas son formaciones sociales más
mente jerarquizadas, orientadas hacia la producción de excedente
cia el intercambio económico. 4
De esta forma, es posible constatar la existencia de procesos cult
que regulan la articulación entre los procesos ecológicos y los proces
2 Cf. M. Nelson, El Aprovechamiento de las Tierras Tropicales en A mérica Latina,
Eds. México, 1977.
3 C. Lévi-Strauss, "Structuralism and Ecology", Social Science Information, Vol. 1
1972, pp. 7-23.
4 Cf. M. Godelier, Antropología y Biología, Ed. Anagrama. Barcelona. 1976: C. Me
Terrains et Theóries, Ed. Anthropos. París, 1977.
tóricos. Sin embargo, la especificidad de éstos sólo puede surgir de la
caracterización de la materialidad de la cultura, de la racionalidad de la
organización productiva de las sociedades campesinas y de las sociedades
"primitivas". Sólo un análisis concreto de la organización cultural puede
explicarnos el carácter "mediador" que ejerce una unidad campesina o
una cultura precapitalista sobre los efectos de la producción capitalista en
el medio ambiente a través de sus condicionamientos sobre las prácticas
productivas y culturales de diferentes formaciones sociales.
La determinación económica del intercambio mercantil entre estas for-
maciones sociales y el capital no da cuenta de la complejidad de las arti-
culaciones entre sociedad, cultura y naturaleza.
Por otra parte. las determinaciones demográficas de una unidad cam-
pesina no pueden explicarse por una causalidad genética, ni la división
del trabajo en las sociedades "primitivas" por una racionalidad ecológica.
Desde que emerge la materialidad simbólica de la lengua, es imposible
explicar los procesos culturales como un desarrollo de las estructuras
biológicas subyacentes. La emergencia de nuevos niveles de materialidad
las formaciones del inconsciente, la lucha de clases — hacen de la histo-
ria un proceso que sobredetermina la dinámica de las poblaciones, tanto
las humanas por los efectos de las reglas de matrimonio y las relaciones so-
ciales de producción de una cultura, como las biológicas por los efectos de
estas estructuras en la transformación de sus ecosistemas naturales. La
historia va conformando de esta manera las normas de fecundidad, de
reproducción social y de evolución biológica de las poblaciones. A su vez,
la evolución del medio geográfico y la historia de una cultura dan su espe-
cificidad a los mecanismos de articulación de una formación social con
un modo de producción dominante. 5
De allí surge la importancia del conocimiento etnológico y antropológi-
co para entender el carácter determinante de la lengua y de las relaciones
de parentesco en la racionalidad de las prácticas simbólicas y productivas
de las comunidades. La materialidad de la cultura permite así enrique-
cer el conocimiento de los modos de articulación del proceso de repro-
ducción del capital con las diferentes formaciones sociales e ir disolviendo
las "impurezas" conceptuales que impiden dar cuenta de sus efectos sobre
la transformación de sus prácticas culturales y las formas de aprovecha-
miento de sus ecosistemas, así como los efectos inverscs de las luchas so-
ciales de estas formaciones sociales por su autonomía cultural, por la pro-
Cf. E. Leff. "Sobre la Articulación. . .". op. cit.
58
piedad de sus tierras y por la apropiación de sus recursos, sobre el
de reproducción y transformación del capital. En este sentido, las fo
dominación del capital dependen de las condiciones de reprod
de los diferentes ecosistemas y formaciones culturales, generando fo
siguales de desarrollo, localización, especialización, acumulación
tación de los capitales individuales en su proceso de expansión
cional.
La complejidad del estudio de estos procesos históricos, del an
las formas concretas en las que las diferentes culturas se apropian
dio, requiere pues del concurso de la antropología y de la etnolog
especificar los procesos de conformación de los estilos étnicos de m
usufructo de sus recursos naturales, así como de su organización pr
va y de las formas técnicas que asume el proceso de transformació
ambiente.
En este sentido, esas disciplinas científicas son herramientas teó
dispensables para la reconstrucción histórica de las relaciones so
naturaleza. Pero a su vez aparecen como disciplinas de utilidad p
para la conducción de una estrategia ambiental de desarrollo, e
que el conocimiento de las formas históricas y culturales de apr
miento de los recursos de cierto territorio pueden servir como p
partida para la implementación de prácticas más eficaces de usufr
los ecosistemas naturales bajo el principio de la reproducción
estructuras ecológicas y de su productividad primaria."
La contribución de la etnología y de la antropología a la probl
de la articulación entre estructuras ecológicas y estructuras socia
senta pues dos facetas teórico-prácticas. Una concerniente a la e
ción de la génesis de su proceso de estructuración y al conocimien
especificidad, en cada situación concreta, de la articulación entre
tórico y lo biológico. La otra faceta se refiere a las prácticas cond
a la reestructuración armónica entre ecosistemas y socioecosistem
un desarrollo sostenido.
Los estudios etnobotánicos adquieren una importancia relevan
ta reconstrucción historiográfica de las relaciones entre las diferen
turas y sus recursos bióticos, por lo que su objeto de estudio me
especial atención.
El etnobotánico Jacques Barrau sitúa los antecedentes de la et
nica en épocas anteriores a la taxonomía botánica de Linneo. Un
6 Ver el capítulo "Hacia una Gestión Ecológica del Proceso de Desarrollo", en este vo
precursores, Georg Everard Rumph, llamado Rumphius, describe en su
obra Herbarium Amboinense (1741-1756) el conocimiento y el uso popu-
lar de las plantas a través de la taxonomía y de la nomenclatura adopta-
das por esa cultura. Sin embargo, el término de etnobotánica fue inventa-
do por el botánico americano Harschberger en 1895, para una disciplina
científica cuyo objeto sería "aclarar la posición cultural de las tribus que
utilizaban los vegetales o sus productos, . . . 'determinar la distribución
antigua' de los vegetales útiles y definir las huellas de los caminos seguidos
antaño para el intercambio de productos de origen vegetal". 7
El campo de la etnobotánica se fue ampliando con el desarrollo de la
investigación de los restos arqueológicos vegetales y la etnografía de las so-
ciedades "primitivas". Sin embargo, los intereses etnobotánicos se con-
centraron sobre todo en el estudio de los vegetales raros, mostrando menos
entusiasmo por las plantas útiles en general, y en especial por las domésti-
cas. Esto retardó el conocimiento botánico de las plantas de interés
económico, y con ello, el de la historia de las relaciones sociales que deter-
minaron las transformaciones geográficas y ecológicas de las diferentes
culturas. Más adelante el campo de la etnobotánica se fue ampliando al
incluir el "estudio de sistemas de ideas, de nociones y de actitudes de un
grupo étnico con respecto de su medio ambiente vegetal". 8
J. Barrau define la empresa del etnobotánico como la tarea de respon-
der a tres preguntas fundamentales: "1. ¿Cómo los hombres, quienes sean
y donde sea, ven, comprenden y utilizan su ambiente vegetal; cómo se
inscriben y cómo reconocen, nombran y clasifican sus elementos? 2. ¿Cuál
es la significación cultural de los vegetales? 3. ¿Cuáles son los orígenes, los
usos, las propiedades y el valor económico de estos últimos?". 9
La etnobotánica es pues el estudio científico de las conexiones que han
existido entre grupos culturales o etnias y su medid vegetal. La especifici-
dad de esta conexión radica en un doble proceso: a) por una parte, las
propiedades fisiológicas y genéticas de las plantas y la estructura del ecosis-
tema y del medio geográfico en que están insertas, determinan la evolución
biológica de los recursos vegetales de la región.") b) Por otra parte, toda for-
mación cultural genera un "estilo étnico"n característico de apropiación
de su medio, que determina la transformación de sus ecosistemas y la his-
toria de sus cultivos.
7 Cf. I. Barrau, "L'Ethnobotanique au Carrefour dés Sciences Natureles et des Sciences Hu-
maines - , Bull. Soc. Bot. Fr., Num. 118, 1971, p. 238.
8 Ibid., pp. 239-241.
9 lbid, p. 242.
1° Cf. A. G. Haudricourt. "Domestication des Animaux, Culture des Plantes et Traitement
d'Autrui", Ll-fomme, Vol. 2, Núm. 1, 1962.
II Cf. A. Leroi Gourhan, "Le Geste et la Parole, 2 Vols. Albin Michel, París, 19641965.
60
Este estilo étnico surge en estrecha relación con la constitución
biológica del medio ambiente, por el condicionamiento que impo
a la conformación de una estructura social (desarrollo técnico, di
del trabajo, organización productiva, representaciones míticas
también es resultado de procesos de transculturación que afec
estructura social de una etnia y sus formas de acción sobre el med
biente, y en particular el uso de las plantas. Pero las prácticas soc
productivas de una cultura son resultado sobre todo de sus relacion
ciales de producción, de las relaciones de parentesco y sus reglas de
monio, de las costumbres y los mitos de una formación social.
Las relaciones entre la constitución botánica del medio y el estilo
de su aprovechamiento son pues el efecto articulado de la estructur
lógica y geográfica de una región y de la historia de una formación
específica, proceso del que depende la reproducción y las transf
ciones de las culturas y de su medio. La producción de los conocim
prácticos y de las formaciones ideológicas de las sociedades "prim
surgen de la articulación de los efectos de estos procesos ecológicos,
rales e históricos.
En este sentido, la etnobotánica está vinculada al estudio antropo
de las representaciones míticas que se hacían las etnias de su medio
formas de utilizarlo. Dichas formaciones ideológicas no se han cons
por el simple efécto de una racionalidad económica natural fund
un proceso de adaptación y asimilación del medio generado en los
procesos de experimentación productiva y aprendizaje práctico. M
eso implican un proceso ideológico proveniente de la constitución
sociedad de clases que surge en el proceso de división del trabajo.
La historia de las formaciones sociales va determinando a su vez
rición de ciertos procesos estructurales, como el lenguaje, el desa
técnico y las tradiciones de una cultura, que afectan las tendencias
tivas del medio. La etnolinguística, la etnotecnología, la arqueolog
paleobotánica participan en esta reconstrucción histórica sobre la
ciones entre naturaleza y sociedad.
La antropología, la etnobotánica y la ecología se relacionan así
rios aspectos de este estudio. Desde un punto de vista temporal o h
co, los estudios antropológicos nos permiten entender la racionalid
comportamiento etnobotánico de las sociedades "primitivas" a trav
conocimiento de las sociedades no capitalistas de la actualidad; p
parte, en este campo podemos analizar la articulación de estas f
ciones culturales con el modo de producción capitalista. Desde una
12 Cf. M. Godelier, Economía, Fetichismo y Religión en las Sociedades Primitivas, Siglo
México, 1974.
pectiva espacial, la ecología nos permite conocer la dependencia del culti-
vo y uso de las plantas del medio ambiente por una cultura con respecto
de la estructura ecosistémica de una región geográfica más amplia.
La antropología ecológica estudia a su vez los condicionamientos que
impone la especificidad físicobiológica del medio sobre el proceso de
reproducción social de una cultura, de las formas técnicas de sus prácticas
productivas, de sus formaciones ideológicas y su comportamiento religioso,
que a su vez afectan el uso selectivo de plantas, las técnicas de cultivo
empleadas y la evolución del ecosistema. La etnobotánica analiza la inte
rrelación entre la evolución de las comunidades florísticas, y la viabilidad
histórica de los diferentes cultivos, así como la interdependencia entre la
estructura global del ecosistema y la capacidad de exploración y explota-
ción del medio vegetal por una cultura.
De esta forma es posible conocer la conformación de un estilo étnico
sobre el uso del medio ambiente. Un caso interesante es el estudio de la
Mamada "civilización del vegetal" en China, en donde la cultura vegeta-
riana se extendió incluso a aquellas regiones donde los accidentes geográ-
ficos y las condiciones ecológicas hacían viables otras formas de uso de la
tierra. Pero si bien es cierto que la constitución de ciertas estructuras cultu-
rales determina su evolución ulterior, así como el proceso de transforma-
ción del medio, es necesario explicar la conformación de ese "estilo étnico",
de sus condiciones de expansión territorial, así como de la "resiliencia cul-
tural" de una formación social frente a la influencia de una sociedad ex-
terna dominante.
P. Gourou afirma en este sentido que:
La civilización es el producto de múltiples intercambios, debidos a los desplaza-
mientos de los pueblos o al contagio de pensamientos y técnicas. . . de procesos
de psicología individual y colectiva como para que fuera permisible hacerlo de-
rivar del medio físico local. . . Una civilización frecuentemente se caracteriza
por una elección entre las posibilidades naturales. Esta elección conlleva con-
secuencias lógicas que son capaces de impedir que esta civilización se desvíe
del camino de la vía que ha adoptado. . . Hay inevitablemente una gran par-
te de indeterminación en las elecciones que hacen los hombres entre las posi-
bilidades naturales."
Toca a las ciencias históricas y a la investigación antropológica recons-
truir el camino seguido por las formaciones sociales en su contacto intercul-
tural y en sus conexiones con sus condiciones ambientales, para encontrar
la racionalidad específica de un estilo étnico. Es necesario descubrir cómo
13 Cf. P. Gourou, "La Civilisation du Vegetal", Indonesie, Vol. 1, No. 5, 1948. pp. 387-392.
62
la confluencia de diferentes determinaciones y condicionamientos cr
ta tendencia estructural que genera a su vez las formas especializa
uso de la tierra, tendencia que no puede atribuirse ni a un determ
geográfico, ni a una racionalidad ecológica de las condiciones de
ducción de la cultura.
El estudio etnobotánico de las culturas actuales contribuye así al c
miento de su evolución étnica y de sus procesos de transculturación h
ca. El estudio botánico de numerosas especies, de sus condiciones de
de su medio ambiental, de sus propiedades, usos y efectos en el consu
mano, son una herramienta fundamental para descubrir la racion
del comportamiento religioso y social de las culturas, así como p
construir las relaciones históricas entre diversos grupos étnicos: los
sos de transculturación e intercambio de mercancías, y la distrib
geográfica de actividades productivas."
Con la conformación del modo de producción capitalista, las te
cias de los procesos ecológicos y culturales se articulan, son asimil
transformadas por la sobredeterminación que impone a éstas la acu
ción capitalista. En este sentido es necesario articular £1...objeto. de
rialismo histórico con el de la antropología y la ecología, en el estud
„--
proceso de transformación de las estructuras ecológicas y culturales
vés de las prácticas productivas que surgen por los efectos resultan
la explotación capitalista de los recursos naturales y de la fuerza de
jo de las diferentes formaciones sociales.
En la articulación de estos campos científicos, las disciplinas etnoló
antropológicas participan en el conocimiento de las formas de incorpo
del modo de producción capitalista a ecosistemas específicos por me
estudio de las formas actuales de producción y apropiación de sus re
por diferentes formaciones socioeconómicas, y sus efectos en la evolu
estructuras ecológicas específicas. En este proceso, aún cuando el m
producción capitalista sobredetermina la transformación de los ecosis
las estructuras ecológicas y culturales determinan su "resistencia" ha
formas concretas de explotación de la naturaleza y por ende, la c
dad de sustentación, reproducción y desarrollo de una formación
en un medio geográfico determinado. Cada ecosistema presenta l
ciones naturales hacia las formas de funcionamiento del modo de p
ción capitalista, el cual se adapta para explotar los recursos específi
cada región.
La importancia del materialismo histórico para la reconstrucc
los procesos culturales, surge del hecho de que las culturas "primit
14 Cf. A.G. Haudricoun, "Nature et Culture dans la Civilisation de l'Igname: L'Origine
nes et des Clans", L'Homme, Vol. 4, Núm. I, 1964.
"tradicionales" que sobreviven hasta la actualidad, no han seguido un
proceso evolutivo meramente etnológico, sino que han sufrido la influen-
cia y han sido condicionados por el modo de producción capitalista en su
expansión internacional. Este es el caso de las sociedades campesinas, en
las que la racionalidad del uso de sus recursos está sobredeterminada por
los procesos de valorización del capital. Esta conexión no sólo se estable-
ce a través de los aparatos ideológicos del Estado que van asimilando
a estos grupos culturales a la cultura dominante; tampoco se deben
únicamente a su unificación política nacional. Esta sobredetermina-
ción se establece, sobre todo, a través del mercado capitalista, en un
proceso en el cual se van transformando las estructuras sociales de las cul-
turas "tradicionales", y se van asimilando al modo de producción domi-
nante.
Este proceso histórico fue determinando el desplazamiento y desapari-
ción de un complejo de técnicas de cultivo eficientes y adaptadas a las
condiciones de los ecosistemas tropicales desarrolladas por las culturas
prehispánicas mesoamericanas. Estas han dado lugar a la implantación
de monocultivos y otras formas de uso de la tierra orientadas por el pro-
pósito de maximizar las ganancias mercantiles acorto plazo. Este proceso
ha llegado a erosionar irreversiblemente vastas regiones tropicales,
destruyendo el recurso cultural de los conocimientos tradicionales de las
comunidades.
La acumulación capitalista fue desde las épocas del capitalismo mer-
cantil la causa fundamental de este proceso. Es también la causa, hoy
día, de una colonización tecnológica inapropiada de las zonas tropicales,
a través de una ciencia y una tecnología generadas por la racionalidad del
modo de producción capitalista que induce formas ecológicamente irra-
cionales de explotación de los recursos naturales del trópico.
La etnobotánica y la antropología, aplicadas al conocimiento del uso
actual que hacen diversas culturas de su medio ecológico y sus recursos,
contribuyen a la reconstrucción de prácticas productivas más adecuadas.
Pero para ello la etnobotánica no puede limitar su estudio al análisis de la
racionalidad energética de las prácticas productivas de un grupo cultu-
ral," desconociendo las determinaciones sociales que se han ejercido históri-
camente desde el exterior de la cultura por el modo de producción
dominante. Incluso la organización cultural de las comunidades más
aisladas no se explica como un proceso evolutivo puro, sino que son pro-
cesos de reacomodo, de obstaculización o asimilación de las influencias y la
15 Estos análisis han cobrado una importancia creciente en los estudios sobre la racionalidad pro-
ductiva de sociedades tradicionales, Cf. R.A. Rappaport, "The Flow of Energy in an Agricultural
Society", Smentsfic A mencan,No. 25, 1971 pp. 114-132.
64
dominación de formaciones sociales externas.
El comportamiento etnobotánico, entendido como la utilizaci
hacen las diferentes culturas de su medio en la actualidad, está s
estas determinaciones hiltóricas, no pudiendo ser entendido co
simple proceso de evolución y adaptación biológica." Son los efecto
luchas sociales por la apropiación y usufructo de los recursos natu
la reacción de las estructuras ecológicas hacia dichos procesos histó
culturales, los que determinan la productividad ecológica de cada
la resistencia del medio como regenerador de valores de uso (mater
mas), su transformación hacia agroecosistemas más productiv
degradación de la productividad primaria de los ecosistemas o su d
ción irreversible.
La resultante de estas luchas entre clases sociales y grupos cul
determina las formas diferenciadas de utilización y transformación
cursos. Finalmente, de este conflicto resulta el medio en el cual es p
establecer nuevos estilos culturales de uso de los recursos, innovar
cas productivas y planificar formas novedosas de organización soc
permitan la reproducción a largo plazo de sus recursos natural
incremento de la productividad ecosistémica.
Por lo anterior el conocimiento etnológico no es una cienci
ra"; es un saber útil para la reconstrucción histórica de las cone
entre sociedad y naturaleza. Este campo práctico es el de una estr
ambiental de desarrollo. La etnobotánica, la etnolingüística, la et
nología, no revisten tan solo un interés para enriquecer el conocim
antropológico; como producciones culturales, el lenguaje y las té
constituyen medios de apropiación social de la naturaleza a través
largo proceso de aprendizaje cultural sobre el aprovechamiento de
cursos de diferentes ecosistemas. En este sentido, estas disciplinas etn
cas nos permiten recuperar un arsenal de conocimientos prácticos c
de insertarse como "materia prima elaborada" a un proceso de prod
de conocimientos científicos sobre la productividad del ecosistema, s
aprovechamiento de sus recursos, y sobre los procesos tecnológic
acordes con la reproducción ecológica de cada región, y sobre las
ciones culturales de asimilación de este nuevo saber y estos nuevos
de producción, a las prácticas "tradicionales" de las formaciones so
"no capitalistas".
16 En este sentido, es necesario abandonar el proyecto socio biológico fundado en la certe
la historia de estas formaciones sociales "está guiada hasta un punto más que despreciable po
lución biológica que la precedió. . . (y que) . . .las direcciones que puede tomar este cam
productos finales están constreñidos por las predisposiciones del comportamiento genét
influenciadas, que constituyen las primeras, simples adaptaciones de los seres humanos prel
W.O. Wilson, Socio biology. op. cit.
sintético de la materia vegetal, su proceso evolutivo y sus sucesiones pe-
riódicas, en un proceso de generación, diferenciación y reproducción de
biomasa, que ha dado lugar a la formación de comunidades florísticas y
faunísticas de los ecosistemas del planeta, y su utilización como recursos
bióticos en los procesos económicos.
c) La transformación cultural de esta materia y energía potencial acu-
mulada como recursos naturales (suelos, minerales, fuentes hidráulicas,
hidrocarburos, recursos bióticos) en la formación de medios de producción
(conjunto de técnicas, maquinarias, equipos, procesos tecnológicos, etc.) y
su utilización mediante procesos de trabajo para la transformación eco-
nómica de estos recursos en bienes de consumo.
Lo que ha marcado las formas dominantes de crecimiento económico a
partir de la Revolución Industrial, es el carácter sobredeterminante de la
transformación tecnológica de los recursos naturales sobre sus procesos de
formación y regeneración, lo que ha repercutido en el agotamiento
progresivo de los recursos abióticos y en la degradación del potencial pro-
ductivo de los ecosistemas creadores de los recursos bióticos. El proceso
capitalista de producción fundado en la propiedad privada de los medios
de producción y en la tendencia hacia la maximización de las ganancias
privadas a corto plazo, ha llevado a revertir los costos de producción de la
empresa hacia la sociedad, contaminando el ambiente y deteriorando el
valor de uso de los satisfactores de la sociedad. 3 La desestabilización de los
ecosistemas naturales ha permitido y ha sido efecto de esta forma de cre-
cimiento económico.
La conformación geológica y biológica del planeta determinó la distri-
bución geográfica y la organización ecosistémica de sus recursos. No es
extraño pues, que las zonas tropicales concentren los mayores recursos
bióticos provenientes de su mejor localización para la captación de la
energía solar, y aún de los recursos abióticos que son el resultado de la
transformación milenaria de los primeros.
Sin embargo, la expansión del modo capitalista de estas regiones "sub-
desarrolladas" y las transculturación tecnológica a la que ha dado lugar
en el curso de los pasados siglos de dominación colonial e imperialista,
han implicado la implantación en nuestros países de tecnologías de-
sarrolladas para operar en las condiciones económicas y ecológicas de los
países industriales de las zonas templadas. Estas resultan inadecuadas pa-
ra la explotación racional de los recursos de los ecosistemas tropicales, al
inducir un proceso de destrucción de los recursos de estas regiones, de
Les Temps Modernes, núm. 316, París, noviembre
3 I. Sachs, "Environnement et Civilisation", en
de 1972, pp. 736-749.
68
degradación de la fertilidad de sus suelos y de deterioro de su pot
productivo. Por lo tanto, la eficiencia- roductiva de estos modelos
lógicos debe evaluarse críticamente frente a las posibilidades de un
vechamiento ecológicamente fundado de los recursos, capaz de ase
un proceso de desarrollo social y económico a largo plazo a partir
contribución de la productividad ecológica de los recursos en la pr
ción de valores de uso.
La forma de crecimiento económico que han adoptado los países
desarrollados" del trópico, ha surgido de las necesidades de expansi
sistema capitalista; así, se han introducido patrones tecnológicos, f
de uso y ritmos de explotación de los recursos, cuyos efectos han ani
do y obstaculizado el florecimiento de otras formas de organización
capaces de generar un proceso sostenido de producción y un bien
mayor para estos pueblos. Por ello deben explorarse otras forma
incrementar la producción de satisfactores, basada en las condic
ecológicas que determinan la productividad primaria de los recurso
turales y en el desarrollo ecológicamente fundado de las fuerzas pro
gs, en un proceso socialmente controlado de selección de técnicas
cuadas y de innovación de modelos tecnológicos apropiados.
Introducir la dimensión ecológica en el planteamiento del desar
económico tiene alcances diferentes en los países industrializados y
países "subdesarrollados" del trópico. Los primeros cuentan con eco
mas que resultan menos frágiles al uso intensivo de la tierra y sus rec
renovables han sido explotados dentro de regímenes más racional
aprovechamiento. Sin embargo, la intensidad en la extracción de su
cursos y la expansión del consumo masivo de sus productos como c
cuencia de la acumulación de capital (de la ineficacia en el manejo
gético de los recursos como efecto de la tendencia hacia la maximiz
de las ganancias privadas en el corto plazo), han ocasionado una dism
ción de la calidad ambiental (destrucción ecológica, contaminació
aire, de ríos, de lagos y mares, ruidos en las ciudades) y han genera
agotamiento progresivo de las materias primas necesarias para continu
proceso expansivo del capital. Esta situación, crítica para la conserv
y reproducción del propio sistema capitalista, 4 se ha controlado int
mente transfiriendo sus efectos negativos a los países "subdesarrolla
4 La capacidad de maniobra del sistema capitalista ante esta "crisis" es difícil de establece
ta ahora, la mayor parte de los estudios al respecto van desde un análisis marxista dogmá
anacrónico que no considera una serie de posibilidades que tiene el capitalismo de operar
mundo de crecimiento limitado (A. Granou, "Le Capitalisme Face á la 'Non Croissance — ,
Temps Modernes, núm. 326, París, noviembre de 1972, pp. 715-735) hasta una serie de profe
de fé para solucionar las deseconomías surgidas en el proceso de producción capitalista (H.V
son, The Diseconomies of Grcnoth, pan•Ballantine, Londres; 1972.
 Para estos países, la mayor parte de los cuales se encuentran localizados
en la franja intertropical del globo, el aprovechamiento múltiple de sus
ecosistemas complejos presenta mayores dificultades para su organización
productiva, pero también un mayor potencial para su desarrollo socio-
económico. La dependencia económica de estos países ha implicado la
adopción de políticas incontroladas de industrialización y de explotación
de sus recursos naturales. La imitación de patrones urbanos y de formas
de organización productiva de los países altamente industrializados pro-
voca niveles más altos de contaminación y procesos más payes de destruc-
ción de sus recursos. La transferencia mimética de modelos tecnológicos
de las zonas templadas ha llevado a una degradación de la capacidad pro-
ductiva de los agroecosistemas tropicales, sobre todo en el trópico cálido-
húmedo.
La satisfacción de las necesidades básicas de la población está asociada
con los patrones de uso de los recursos, con sus procesos de producción y
de consumo. Esta depende de una estrategia de desarrollo a largo plazo
capaz de promover actividades productivas que permitan un aprovecha-
miento ecológicamente racional de los recursos, asegurando su conserva-
ción y generando un proceso menos costoso de utilización de la energía
mediante la utilización de fuentes energéticas renovables, como la ra-
diación solar, y de procesos naturales de captación y transformación ener-
gética de gran eficiencia, como el fenómeno fotosintético.
El manejo integrado de los recursos de los ecosistemas complejos del
trópico presenta grandes posibilidades para inducir un proceso producti-
vo fundado en su productividad primaria (la producción de biomasa a
partir del fenómeno fotosintético), la más alta del planeta. Es claro que
esta biomasa no se encuentra ya diferenciada en satisfactores disponibles
para el consumo y no toda ella es utilizable como' materia prima para un
proceso productivo; más aún, su transformación en valores de uso implica
la necesidad de innovar técnicas apropiadas en muchos casos. Sin embar-
go esta alta productividad natural sugiere la posibilidad de implementar
un proceso altamente productivo sin la necesidad de un aparato producti-
vo fundado en una gran concentración de capital y en tecnologías suma-
mente sofisticadas.
Las formas alternativas de explotación del trópico se basan en la posi-
bilidad de optimizar la productividad primaria de los ciclos biológicos (lo
que implica un ahorro considerable de energía en la producción de satis-
factores) y de generar tecnologías apropiadas para transformar esos re-
cursos en forma eficiente, elevando la productividad ecotecnológica de
los procesos productivos, y evitando los efectos ecodestructivos y las
deseconomías externas generadas por los procesos tecnológicos dispo-
nibles.
70
Un proyecto semejante requiere que sean diseñadas formas alter
de desarrollo de las fuerzas productivas para los ecosistemas tropic
que implica la necesidad de generar un sistema técnico complejo, q
adecuado para la transformación integrada de la diversidad biológ
los ecosistemas presentes en cada país li_que sea apropiado para la
diciones culturales y económicas de las formaciones sociales que
asimilar esas nuevas técnicas para transformar sus prácticas produ
El aprovechamiento integrado de los recursos naturales y su tra
mación en bienes de consumo pasa pues por la articulación de dos n
productivos complementarios:
a) Un primer nivel_ clap.roductividad nalual orientada hacia l
mización de los ciclos energéticos, hidrológicos y de nutrientes del
en la producción primaria de especies utilizadas, el cual depende
prácticas productivas empleadas para el aprovechamiento de los re
naturales, que afectan a su vez los ciclos naturales de formaci
biomasa y las condiciones de conservación de los ecosistemas;
b) un segundo nivel de productividad tecnológica, consistente en
boración de una red de técnicas y medios de producción utilizado
modificación de los ciclos naturales y la estructura del ecosi
(tecnología ecológica) así como en la transformación industrial de
cursos en satisfactores.
La conjunción de ambos niveles productivos en un proyecto de
sarrollo debe procurar la utilización y transformación de los recurso
dado en el aprovechamiento de la productividad primaria de los eco
mas, con un gasto mínimo de energía y un ahorro máximo de recur
renovables, y orientarse hacia la satisfacción de las necesidades f
mentales de la población. La relación y balance entre ambos nivele
ductivos debe partir de la conformación misma de los ecosistema
sus estructuras funcionales, así como de la dotación y propiedades
recursos; de éstas depende la posibilidad de utilizar directamente l
cursos como satisfactores o de transformarlos para tales fines. De es
ma, la investigación científica aplicada al conocimiento del_ pot
productivo de dichos recursos debe ser la base para desarrollar inve
ciones tecnológicas que den como resultado la conformación de u
de técnicas apropiadas para su transformación.
Los elementos de la realidad fisicobiológica que determinan la p
tividad natural de los ecosistemas tropicales han sido objeto de es
ecológicos recientes, mientras que la tecnoestructura que deberá ser
zada en su transformación es objeto de esfuerzos incipientes.
 Desde la introducción de monocultivos en varias zonas del trópico, se Aunque estos datos derivan de estimaciones teóricas 7 más que de
desarrollaron técnicas agrícolas para la explotación comercial de sus re- ciones empíricas, resultan útiles para evaluar en forma prelimin
cursos, destruyendo las técnicas insertas en las prácticas tradicionales de distribución geográfica de la productividad biótica 8 y la importanc
las comunidades para el manejo y aprovechamiento del ecosistema tropi- puede tener la tasa de producción de recursos naturales derivada
cal en estado de equilibrio estable, basado en la explotación de la diversi- productividad primaria de estos ecosistemas en los procesos productiv
dad natural de su biota. La recuperación de estas prácticas es materia de las regiones tropicales. Por otra parte, análisis empíricos muestran q
recientes investigaciones? acumulación de biomasa en relación con el producto cosechable e
Por consiguiente, es lógico y pertinente partir de una evaluación de las ecosistemas tropicales alcanza tasas de 16 a 22 toneladas/Ha. en peso
bases ecológicas de la productividad primaria del medio natural para cono- de materia orgánica y en casos particulares, como el de las chinam
cer las condiciones de su reproducción y analizar las posibilidades técnicas puede llegar a producirse hasta 900 Kgs/Ha diariamente?
de su transformación. Esta producción de conocimientos ecológicos, así co- Algunas estimaciones indican que la relación entre el incremento
mo la elaboración de una red sustitutiva de técnicas y usos de los recursos y la reserva de fitomasa en los bosques tropicales es de 8 a 10% . 15

selváticos, debe pasar por períodos prolongados de investigación científica índices de productividad primaria pueden parecer bajos cuando
y de innovación tecnológica, que no son improvisables para el corto pla- compara con la productividad de agrosistemas artificializados. Sin
zo. Pero esto no debe servir como criterio para justificar una serie de pro- bargo, cuando la eficiencia productiva de estos cultivos es evaluada c
yectos de colonización fundados en la explotación irracional de los ecosis- un proceso de largo plazo, se observa un rápido decrecimiento en lo
temas tropicales mediante la aplicación de las tecnologías inadecuadas a dimientos y un pronunciado incremento en sus costos de conservació
las condiciones ecológicas del medio (lo que llevaría a una rápida degra- cambio dentro de la perspectiva de un aprovechamiento múltiple del
dación de su potencial productivo), sino para estimular las investiga- sistema natural, fundado en una productividad primaria sostenida
ciones requeridas que permitan un mejor aprovechamiento de los recur- una tecnoestructura apropiada y sin grandes costos de mantenimien
sos del trópico en un futuro cercano. posible generar un proceso económico con un nivel alto y permanen
producción de los bienes básicos para satisfacer las necesidades fu
mentales de la población.
2. Algunos fundamentos ecológicos para un proyecto de ecodesarrollo La alta productividad de los ecosistemas tropicales se explica no
en el trópico cálido-húmedo. 6 por la abundancia de recursos energéticos y de agua, sino tambié
ciertas características genéticas de algunas plantas. 11 Además, la pro
Se ha estimado que la Tierra contiene 2.4 X 1012 toneladas métricas de fi-
tomasa que representa en términos energéticos más de 10 X 10 18 7 L.E. Rodin, N.I. Bazilevich y N.N. Rozov, "Primary ProductiCrity of the Main World

kilocarís.E82%defitomalpnsecutrafijdnlo tems", presentado en el Primer Congreso Internacional de Ecología, La Haya, septiembre d

8 La transformación en protoplasma de la captura primaria de energía radiante en los e
bosques, de los cuales un poco más de la mitad son bosques o selvas tropi- mas terrestres varía de 0.1 a 0.6 por ciento. El gasto de energía en el propio mantenimiento y
cales, donde la producción anual de fitomasa es de cerca de 30 toneladas miento de los productores primarios varía de 15% (pastos naturales) a 24% (cultivo de maíz
métricas por hectárea. Así, se estima que el 56% está localizada en las zo- nas templadas, llegando a ser de 50 a 60 por ciento en los bosques templados y de 70 a 75 po
en los bosques tropicales (E. J. Kormondy, Conceptos de Ecología, Alianza Editorial. Madri
nas tropicales del planeta, con una productividad primaria calculada en pp. 34-43): sin embargo, la mayor incidencia de energía solar en el trópico hace que la prod
1.72 X 101 1 toneladas métricas anuales que significan una tasa de forma- dad primaria neta anual en localidades fértiles de esa ecozona supere la de las regiones tem
ción de fitomasa de 6 a 7%. De ésta, 60% se produce en la zona intertro- Algunas estimaciones preliminares de D. F. Westlake (Biological Reviere, 38:385-425, 1963
que el bosque tropical húmedo es casi dos veces más productivo que el templado de conífera
pical y 45% dentro del trópico cálido-húmedo. cuatro veces más que el caduco templado: asimismo, en suelos fértiles del trópico, la produc
de cultivos anuales es mayor que en localidades fértiles de las zonas templadas.
Gliessman, S.R., García, E.R. and Amador, A.M., "The Ecological Basis for the Application of 9 Gliessman, S.R. et. al., op. cit.

Tradicional Agricultura] Technology in the Management of Tropical Ecosystems", Agro Ecosystems,
7 (1981) pp. 173-185. También, V.M. Toledo, et. al., "El Uso Múltiple de la Selva Basado en el Co-
nocimiento Tradicional", Bidtica, No. 3, México, 1978, pp. 85.101.
6 Aunque en lo que sigue se pone especial atención en los ecosistemas terrestres del trópico cálido-
húmedo, algunos de los criterios podrían ampliarse para abarcar a los ecosistemas acuáticos.
I° Rodin, et. al., op. cit.
II Slack y Hatch descubrieron en plantas tropicales una nueva enzima que es responsabl
proceso de asimilación fotosintético especial de muy alta eficiencia. C.R. Slack y M.D. Hatch
parative studies on the activity of carboxilases an other enzymes in relation to the new path
photosynthetic carbon dioxide fixation in tropical grases", Biochemical I ournal, Vol. 103, L

72
vidad a largo plazo de un ecosistema natural, dependiente de su eficiencia
en la transformación de energía en biomasa, está asociada a sus condi-
ciones de estabilidad. Este equilibrio dinámico de los ecosistemas es resul-
tado de las relaciones interfuncionales que se establecen entre las distintas
poblaciones biológicas, así como de sus conexiones con los elementos
físicos del medio (suelos, climas) que participan en sus ciclos naturales
(bio-geo-químicos e hidrológicos). Podemos distinguir así entre la estabi-
lidad de las comunidades bióticas y la estabilidad del medio, referida a
las fluctuaciones de los factores abióticos del ecosistema. Sin embargo, sus
funciones son interdependientes.
Aunque no existen suficientes investigaciones para ser concluyentes
sobre los efectos de la diversidad de las comunidades en su estabilidad" y
en su productividad, es lógico pensar que cada interacción representa un
mecanismo potencial que retroalimenta al sistema global para mantener
a la comunidad en equilibrio dinámico." La conservación de estos meca-
nismos resulta más importante cuando el medio abiótico es más frágil a
los cambios externos. De esta forma, el desmonte en una zona de selva
tropical puede traer por consecuencia una perturbación definitiva, ya
que 21 romper los mecanismos protectores y el funcionamiento de los
ciclos naturales de la selva original, los suelos pueden agotarse rápida-
mente por escurrimiento de sus nutrientes. La superficie del suelo puede
llegar a secarse por la radiación directa del sol e incluso a endurecerse en
forma irreversible, impidiendo la regeneración del ecosistema original y
limitando severamente .5.1.1.,capacidad _productiva,"
Estos efectos son más notorios en ecosistemas muy complejos, ya que
muchas de las variables básicas del microhabitat (temperatura, humedad,
etc.), son función de la fisionomía de la comunidad biótica. La misma cons-
tancia de las variables abióticas del ecosistema tropical favorece una mayor
especialización de las especies bióticas en su habitat, de manera que pe-
queñas modificaciones en las condiciones del medio o de las comunidades
originales pueden aparecer como perturbaciones importantes de su esta-
1967, pp. 660.665. Véase también O. Bjórkman y J. Berry, "High Efficiency Photosynthesis", en
Scienti tic Amerkan, Vol. 229, núm. 4, Nueva York. octubre, 1973, pp. 80.93.
12 Brookhaven National Laboratory, Diyersity and Stability tit Ecological Systems, Report of Sym-
posium held, May 26-28, 1969, Upton, New York, 1973. D. Goodman, The Theory of diversity-
stability relationships in ecology", Quart. Rey. Biol. 50:237.166, 1975.
12 "Esto último se deduce del principio de exclusión competitiva de Gause: un nicho dado sólo
puede ser ocupado por una población de especies en particular, siendo aquél una función ffsico-
química-biológica multidimensional única en la comunidad. El número de nichos ecológicos de un
ecosistema dado está en función de la historia y evolución del sistema y de su productividad, de tal
manera que la productividad viene a ser una medida de la diversidad y viceversa". E. J. Kormondy,
op. cit., pp. 201-202.
14 W.B. Clapham Jr., Natural Ecosystems, Macmillan, Nueva York y Londres. 1973, p. 230.
74
bilidad. Las relaciones interespecíficas de un sistema complejo amo
las fluctuaciones naturales del medio, de manera que es lógico supon
existe una correlación directa entre una alta estabilidad del ecosis
la diversidad de sus comunidades bióticas. A su vez, la diversidad
de los ecosistemas tropicales genera mecanismos de defensa de es
munidades frente a las especies depredadoras al mantener una red
laciones interespecíficas de protección entre plantas e insectos. 15
El elemento perturbador más importante de los ecosistemas na
actuales es el proceso de acumulación capitalista, ya sea por la int
ción de cultivos inapropiados, por los crecientes ritmos de explota
sus recursos, por los efectos ecodestructivos de los procesos tecnológ
transformación de las materias primas en la producción de mercá
por el incremento en los desechos generados por este proceso produ
por sus formas de consumo. La racionalidad capitalista induce así
.
estabilización del comportamiento natural de los ecosistemas. S
bargo, la respuesta a los desequilibrios generados por las presiones
micas sobre el ambiente, depende de dos cualidades de los ecosistem
resiliencia hacia las perturbaciones externas y su estado actual de c
vación y salud."'
La resiliencia de un ecosistema es su capacidad para manteners
estado similar a las condiciones de equilibrio estable: el estado de
conservación se refiere al nivel actual del ecosistema en relación con
estado de equilibrio. La resiliencia de un ecosistema es máx
aquellas regiones en las que la productividad, el tamaño de los nic
las comunidades y las fluctuaciones del medio son suficientement
des, y se reduce al disminuir cualquiera de esos elementos. De esta
la resiliencia máxima se da en las zonas templadas y disminuye mu
el trópico. 17 Aunque la estabilidad de estos ecosistemas depende d
versidad de las comunidades bióticas, los cambios introducidos en
dio abiótico - especialmente los factores edafológicos e hidrológ
son determinantes de su estado de conservación y salud.
La sobredeterminación histórica de los procesos productivos so
sistemas ecológicos ha ocasionado un trastorno en el comportamie
los procesos dinámicos más importantes que condicionan su estabi
su productividad natural a largo plazo: la producción de material o
co y su proceso de descomposición, los flujos de energía, la circula
15 D.G. Janzen, "The Unexploited Tropics". Bull. 01 the Ecological Society of Americ
1970, y "Tropical Agroecosystems", Science, 182:1212-1219.
111 C.S. Holling, "Resilience and Stability of Ecological Systems', Aun. Rey. Ecol. Sys
1973.
17 W.B. Clapham. Jr., Natural Erasystems, op. cit.. pp. 231-232.
nutrientes y los movimientos hidrológicos. Por otro lado, las dificultades
de implementar un modelo ecotecnológico de aprovechamiento múltiple
de los recursos y de evaluación de sus efectos ecológicos y socioeconómicos
en un horizonte ampliado de tiempo, ha obstaculizado la orientación de
esfuerzos hacia nuevas posibilidades de uso de la tierra. Por esto los efec-
tos ecodestructivos del capital no han sido compensados por una práctica
de ecodesarrollo.
En la actualidad no existe ningún ecosistema que no sea afectado por la
acumulación capitalista — sea por servirle directamente de sustrato mate-
rial, sea por su articulación con otras formaciones sociales y por las inter-
conexiones entre sistemas ecológicos. Por ello es necesario generar con-
ceptos e instrumentos de planificación capaces de implementar nuevas
prácticas productivas fundadas en un manejo integrado de los ecosiste-
mas "naturales".
Todo proyecto de administración científica de un ecosistema debe par-
tir de una caracterización de su estructura funcional, de la interconexión
de los elementos, ciclos y variables que lo constituyen, para mantener
aquellas relaciones que tienen un carácter fundamental sobre su estabili-
dad y su productividad para el aprovechamiento de sus recursos natura-
les, y establecer los niveles de explotación y las formas tecnológicas apro-
piadas para su transformación en valores de uso (en este sentido los suelos
y los climas parecen ser los factores limitantes más importantes en la
explotación de los ecosistemas terrestres).
El manejo artificial de los ecosistemas fundado en la aplicación de insu-
mos agroquímicos y energéticos externos, puede alcanzar altos niveles de
eficiencia productiva mediante la desestabilización del sistema ecoló-
gico. Sin embargo, esta forma de manejo de la tierra resulta sumamen-
te ineficiente aplicada a las zonas tropicales. Los suelos en estas regiones
son en su mayor parte latosoles rojos o suelos lateríticos, cuyos altos
índices de escurrimiento los hacen inapropiados para fines agrícolas; más
aun, las pérdidas de nutrientes no siempre pueden ser compensadas por
la utilización intensiva de fertilizantes. Algunos estudios han mostrado
que los intentos para elevar la producción de estos ecosistemas mediante
el empleo de fertilizantes puede redundar en una pérdida de productivi-
dad de los mismos y deteriorar su estado de conservación."
18M. L. Rosenzweig, "Paradox of Enrichment: Destabilization of Exploitation Ecosystems in Ecolo-
gical Time'', en Science, 171, pp. 385-387, Washington, 1971. Otras experiencias en la aplicación de
fertilizantes a especies secundarias de los bosques tropicales muestran la falta de respuesta a éstos.
P.A. Harcombe, "Plant Succession and Ecosystems Recoyery - , cit. en A. Gómez-Pompa y C. Váz-
quez Yatles, "Studies on the Secondary Succession of Tropical Lowlands: the Life Cycle of Secondary
Species", presentado en el Primer Congreso Internacional de Ecologia, 1974.
76
Clapham expresa los límites de la aplicación de tecnologías mo
para incrementar la productividad de dichos ecosistemas en los sig
términos:
la tecnología puede permitir que estos ecosistemas continúen siendo
productivos, pero sólo a un costo considerable. Existen límites claros
de los cuales la tecnología puede vencer la tendencia de los ecosistem
volver a su equilibrio natural, y la inestabilidad e incertidumbre de la
dad del sistema para producir bienes útiles al hombre aumenta consid
mente conforme se alcanzan esos límites."
De esta forma, la productividad de los recursos naturales y sus
laciones con el medio externo, dependen en alto grado de las carac
cas físicas del medio, por lo que un amplio conocimiento de sus es
ras funcionales debe preceder a los estudios tendientes a plani
transformación de las comunidades bióticas en las que se funda el
chamiento de la productividad primaria integrada a un sistema ec
lógico de producción.
3. La sucesión secundaria como agroecosistema productivo.
La explotación actual de los ecosistemas tropicales implica u
ambiental creciente en la producción de mercancías, marcado po
terioro de su productividad primaria y el agotamiento progresivo
recursos naturales. Sin embargo es posible implementar formas al
vas de aprovechamiento de los ecosistemas tropicales que pueden re
en la utilización más racional de sus recursos. Una de ellas es el a
chamiento del proceso ecológico conocido como sucesión secund
Se ha observado que al ser desmontado una zona limitada en el
cálido-húmedo, en la que las perturbaciones inducidas no son tan
gadas como para llevarla a una desestabilización irreversible, se p
un proceso que tiende a regenerar el ecosistema. En este p
— denominado sucesión secundaria del ecosistema— las especies q
piezan a recuperarse (especies secundarias) pasan por estados suce
selección y competencia (principalmente por la luz, el agua y los n
tes) que presentan posibilidades atractivas para su aprovechamie
La aparición de nuevas especies durante las primeras fases de l
sión secundaria, debidas posiblemente a la existencia y conserva
semillas de especies que han sido desplazadas del medio ecológic
19 Clapham, op. cit., p. 234.
etapas sucesivas de maduración, 20 genera una diversidad florística mayor
que la de los ecosistemas primarios. Este hecho, aunado a las condiciones
particulares de adaptación selectiva y natural al medio de estas especies,
confiere una alta estabilidad a esta fase del ecosistema. La baja densidad
de las especies presentes en un ecosistema puede limitar los tamaños de
las poblaciones genéticamente efectivas de muchas de ellas (sobre todo las
que se reproducen por medio de una polinización cruzada), afectando sus
patrones evolutivos; sin embargo, este fenómeno no parece predominar
en el caso de la flora secundaria por la alta densidad de población que
presentan. 21
Por otro lado, aunque no han sido suficientemente estudiados los efec-
tos que tendría el mantenimiento artificial prolongado de un sistema se-
cundario sobre el abastecimiento dé nutrientes en el suelo, los ecólogos
suponen que dados los bajos requerimientos de ellos por parte de las espe-
cies secundarias, es posible mantenerlos en un ciclo estable de circula-
ción.
Una de las características más importantes de estos ecosistemas, modi-
ficados y regulados selectivamente, consiste en que durante las primeras
fases de la sucesión secundaria, el rendimiento fotosintético del ecosiste-
ma es mayor que en las asociaciones maduras, aumentando la eficiencia
del ciclo primario de formación de fitomasa; además, el hecho de que va-
rias de las especies que aparecen en la sucesión secundaria sean de rápido
crecimiento, las hace en principio más manejables para ser transforma-
das en bienes de consumo.
Algunos estudios ecológicos efectuados en el trópico cálido-húmedo de
México confirman estos hechos; una amplia investigación sobre los dos
primeros años de la dinámica sucesional de una zona localizada en Tuxte-
pec, Oaxaca muestra una dominancia de especies herbáceas durante el
primer año de sucesión, siendo desplazadas más tarde, y en forma paula-
tina, por especies leñosas. 22 Otro aspecto de gran interés que ha sido des-
20 S. Guevara y A. Gómez Pompa, ''Seeds from Surface Soils in a Tropical Region of Veracruz,
México", enJournal of the Arnold Arboretum, Vol. 53. núm. 3, julio de 1972, pp. 312=335.
2 ' J. Sarukhán, "Análisis sinecológico de las selvas de Terminalia Amazonia en la planicie costera
del Cortó- 11e Mékico Comisión de Estudios sobre la Ecología de Dioscóreas, Instituto Nacional de
Investigaciones Forestales, S.A. G. México, 1967-1968: "La variabilidad genética de una población
está afectada por las mutaciones, la selección, la migración y el desplazamiento genético, los cuales a
su vez están íntimamente relacionados al tamaño de las poblaciones, a su estructura genética y a sus
mecanismos de cruzamiento. . . A medida que la población de una especie cuenta con más indivi -
duos genéticamente efectivos que exhiban una mayor diversificación ecológica, tendrá una mayor
capacidad de diversidad genética", p. 155.
22 J. Sarukhán, "Estudio sucesional de una área talada de Tuxtepec, Oaxaca", Tesis profesional.
MéXico-; 1964.
78
tacado en este estudio, es el hecho de que muchas de estas especies l
"no se han desarrollado a partir de semillas, sino que provienen de
cones' de los árboles y arbustos dejados originalmente al 'rozar' la v
ción". Esto indica que la conformación de comunidades durante el p
de sucesión secundaria no sólo depende de las semillas que se enc
presentes en los suelos, de las condiciones climatológicas y de las car
ticas edafológicas del medio, sino que la forma en la que se realice
tumba y quema de las selvas puede determinar su dinámica suces
el tipo de competencia entre las especies que en ellas se desarroll
El aprovechamiento de la productividad primaria de biomasa
orientarse en forma prioritaria hacia los usos para el consum
puedan derivarse de las diferentes especies formadas en las eta
proceso sucesional de los bosques tropicales, o en su estado prim
maduración. Este objetivo requiere de un amplio programa de inv
ciones científicas, que permita la planificación operativa de las p
dades de manejo y aprovechamiento de los ecosistemas localizado
trópico cálido-húmedo. Sin duda estas investigaciones descubrirán
santes posibilidades de utilización de algunas especies secundarias
Con base en los resultados de las investigaciones que se realicen
aprovechamiento potencial de diferentes especies, deberán intens
los estudios ecológicos orientados a determinar las interrelacione
estas especies y el ecosistema en el que se desarrollan, para conoce
servar las estructuras fundamentales que determinan su produc
primaria. Estos estudios permitirán un mejor manejo del ecosistem
mayor aprovechamiento de sus recursos.
4. Procesos demográficos, organización productiva y ecodesarr
La utilización del ecosistema tropical por una formación social d
un proyecto congruente con los procesos de reproducción de los re
En este sentido, las condiciones ecológicas para el aprovechamient
tas regiones delimitan su capacidad de absorción demográfica, y
23 Una de estas especies secundarias, el barbasco, ha sido fuente importante de ingreso
xico por su amplia utilización en la industria de las hormonas y por su gran valor comerci
bargo, el tipo de organización con base en la cual se ha explotado dicho recurso ha repe
una enorme concentración de los beneficios en las empresas multinacionales que se han in
el país, habiéndose distribuido una mínima parte de estos ingresos a la población trabaja
región productora del recurso. Véase Excélsior, México, 30 de octubre de 1974, donde se
"El barbasco ha dejado 6,000 millones de pesos a seis consorcios y 125 millones a miles d
nos."
a normar los patrones tecnológicos de sus prácticas productivas para con-
cana y su impacto en la destrucción_de los_ecosistemas tropicales
servar la productividad primaria del ecosistema. demás elac.uente . 27
Estas consideraciones son suficientes para resaltar la complejidad
Tomando en cuenta algunas de las consideraciones ecológicas expues-
do proyecto de ecodesarrollo que no entrañe tan sólo una solució
tas más arriba y partiendo de los estudios antropológicos realizados sobre
diatizadora de los problemas demográficos, políticos y ambiental
las prácticas agrícolas de algunas culturas localizadas en el trópico cálido-
genera la racionalidad productiva prevaleciente. Así, el colonialism
húmedo, parece evidente que el uso convencional de sus suelos no es ca-
lógico2 8 tan sólo incrementa y pospone problemas que debieran res
paz de acomodar una alta densidad de población." Al mismo tiempo
se con la aplicación de reformas agrarias y mediante la implemen
muchas prácticas inducidas por las estrategias de sobrevivencia de las co-
de formas más racionales de aprovechamiento múltiple e integrado
munidades rurales representan un uso ineficiente de las fuentes energéti-
ecosistemas naturales."
cas naturales y un desaprovechamiento de la productividad primaria de
En la práctica, es dificil esperar que se produzca todo el conocim
los ecosistemas.
científico y tecnológico necesario para la explotación de un sistema de
Estas condiciones pueden mejorarse con las prácticas productivas del
sos naturales (tomando al ecosistema en toda su complejidad y dive
ecodesarrollo. Sin embargo, cada proyecto debe tomar en cuenta las per-
biótica), antes de que ciertas presiones (demográficas y políticas) ll
turbaciones que pueden introducir diferentes prácticas productivas al
la decisión de implantar asentamientos humanos y prácticas produ
ecosistema por las formas tecnológicas y la intensidad de la explotación
inapropiadas en estas zonas. Sin embargo, es necesario introducir de
de sus recursos," así como por sus formas de organización social, sus pro-
principio ciertos principios de una gestión ecológica en la organi
cesos demográficos y los modelos de urbanización que adoptan sus asenta-
productiva y en las formas de aprovechamiento del ecosistema qu
mientos humanos. 26
serven su productividad primaria y garanticen su capacidad de reg
En este proceso de planificación se plantea además el conflicto entre el ción a largo plazo. De igual forma, es necesario reservar zonas imp
aprovechamiento de los recursos no renovables y de los recursos bióticos badas para su estudio científico. Una estrategia adecuada del uso
de un ecosistema. Este surge sobre todo por la preponderancia que se ha tierra en estos casos es la introducción de cultivos de cierta diversidad
dado a la explotación intensiva de los primeros como resultado de los ob- da en el uso múltiple de los ecosistemas por las sociedades tradicion
jetivos de las políticas nacionales en detrimento de un uso múltiple de los La historia económica moderna no nos ha legado un conocimien
recursos para un desarrollo integral de las comunidades. El caso de la ficiente sobre las posibilidades de administrar las zonas tropicale
explotación de los recursos petroleros en el Sureste de la República Mexi- diante el aprovechamiento múltiple de sus recursos. Esto se debe a
partir de las épocas coloniales, estas regiones fueron principal
24 P.J. Zinke, S. Sabhasri y P. Kindstadter, "Soil Fertility aspects of the Lua Forest Fallow System
explotadas como campos para monocultivos; al mismo tiempo, los
of Shifting Cultivation" (mimeografiado), Chiang Mai, Tailandia, enero 19 de 1970. Los autores
analizan un sistema típico de roza-tumba-quema utilizado por más de 100 años para el cultivo de
sos de transculturación fueron terminando con muchas de las prá
arroz por la tribu Lua en el noroeste de Tailandia; este sistema funciona con base en ciclos de 10 años precoloniales que constituyeron un rico conocimiento para el aprov
de regeneración. El área utilizada durante el período estudiado (1959-1968) fue de 1,553 Has. para miento de estos ecosistemas complejos. La utilización imperialista del c
una población de 325 habitantes; siendo la explotación anual promedio de 100 Has., cuyo rendi-
miento de arroz fue de 40 toneladas métricas, la producción diaria per cápita es de 1/3
de grandes plantaciones (plátano, café, cacao, azúcar, etc.) no c
kg/día/persona, fijando así límites a la densidad demográfica de una población cuya dieta funda- sustancialmente el punto esencial que nos ocupa: la falta de un c
mental está basada en el consumo de arroz. científico-tecnológico de conocimientos para el aprovechamien
25 El efecto destructivo de la explotación de los recursos abióticos localizados en el trópico cálido- cional e integrado de los recursos de estos ecosistemas. Por ello son i
húmedo sobre las comunidades bióticas, ha sido estudiado en una zona industrial importante (petro-
lera y petroquímica fundamentalmente) del sureste de la república mexicana: A. Ochoa. G. Halffter
tantes los estudios antropológicos y etnobotánicos para descubrir t
y R. Ibarra, "Desarrollo industrial y equilibrio ecológico: un ejemplo del bajo río Coatzacoalcos".
Simposio Internacional sobre la Protección del Medio Ambiente y los Recursos Naturales. IlLA-
27 A. Toledo, Cómo Destruir el Paraíso: El Desgaste Ecológico del Sureste, Ed. Océano,
CONACYT, México, abril de 1972, pp. 225-275. En él se aprecia que "los daños, que sobre el
1983.
equilibrio ecológico causa la contaminación de origen industrial no tienen comparación con los que
28 S. Varese. "Au Sujet du Colonialisme Ecologique", En Les Temps Modernes, núm. 32
ocasiona el cultivo primitivo de la tierra. . . unido a la creciente presión demográfica", p. 263.
abril de 1973, pp. 1815-1826.
26 J. Jacobs, "Diversity, Stability and Maturity in Ecosystems Influenced by Human Activities",
29 R. Casco, Desarrollo Rural Integral de la Sella Lacandona, SARH, México, 1984.
presentado en el Primer Congreso Internacional de Ecología, 1974.

80
riqueza del saber práctico y técnico que acumularon las civilizaciones pre-
coloniales y las sociedades tradicionales para subsistir y desarrollarse en
las zonas más florecientes del trópico.
La ocupación del territorio en las selvas tropicales debe realizarse en un
lento proceso de asimilación y conocimiento del medio, del cual se deriva-
rá la creación de un "capital humano" capaz de manejarlo racionalmente y
utilizarlo con eficacia; dicho proyecto debe apoyarse paralelamente con
estudios ecológicos que amplíen el conocimiento sobre las interrelaciones
del complejo de elementos, especies y ciclos que forman el ecosistema, así
como de investigaciones que permitan conocer el aprovechamiento que se
puede obtener de él. De allí derivarán los proyectos de innovación tecno-
lógica tendientes a formar una tecnoestructura apropiada que comple-
mente el ciclo primario de producción y aumente la capacidad producti-
va de un sistema orientado a incrementar el bienestar de comunidades
humanas cada vez más numerosas.
Los métodos tradicionales de planificación sectorial y de gestión de las
actividades productivas son insuficientes para manejar un proyecto de esta
complejidad. El desarrollo de tecnologías apropiadas requiere de la reali-
zación de esfuerzos en el marco de una planeación normativa de la inves-
tigación científica y tecnológica orientada hacia la optimización del apro-
vechamiento ecológico y energético de los recursos y de su productividad
ecotecnológica y hacia la recirculación ecológica y tecnológica de los
subproductos y residuos de los diferentes procesos productivos.
Al mismo tiempo, un análisis sistemático del comportamiento de un
ecosistema modificado por las prácticas productivas de una formación so-
cial, y la evaluación de sus efectos sobre el cuerpo de objetivos de una
estrategia de ecodesarrollo, deben servirse de técnicas innovadoras de cálculo
económico, ecológico y social, capaces de evaluar el valor de las cuentas
patrimoniales y el potencial productivo de los recursos bajo diferentes
estrategias posibles de aprovechamiento, sometidas a la jerarquización de
un conjunto de objetivos y metas de una estrategia de desarrollo.
5. Manejo selectivo de recursos y necesidades básicas de la población.
Si consideramos que uno de los propósitos de un proyecto de ecode-
sarrollo debe ser el asegurar el bienestar social de la población a largo pla-
zo, adquiere importancia el hecho de que la selección de especies para sa-
tisfacer necesidades humanas deba fundarse en las propiedades mismas
de los elementos y de las estructuras que contiene cada recurso y no en
su valor comercial actual. De esta forma, debe darse impulso a las inves-
82
tigaciones sobre las utilizaciones posibles de los recursos natu
esto deben seguir estudios científicos sobre la productividad prim
las especies de que se trate y sus interrelaciones con los demás
bióticos y abióticos del medio, para conocer en qué forma se vería
da la estabilidad del mismo mediante una regeneración selectiva
sistema tendiente a intensificar la participación de las especies má
tivas para ser transformadas en valores de uso.
Cada especie puede pasar por diferentes procesos antes de conve
un bien de consumo final. Estos procesos pueden ser biológicos o tec
cos. La eficiencia de los primeros está basada en el proceso fotosintét
ductor de biomasa y en sus transformaciones materiales y energéticas
de las cadenas tróficas de autótrofos-herbívoros-carnívoros; la de los
dos, por la forma más eficiente en el uso de energía en el proceso d
formación de estas materias primas en bienes de consumo. Deb
realizarse investigaciones sobre el grado de aprovechamient
energía solar y de su eficiencia fotosintetizadora en función de los
tos arreglos posibles de las comunidades florísticas en un program
generación selectiva, así como en la eficiencia de su transformació
gética en cada nivel trófico. Debe asimismo estudiarse la convenie
hacer pasar a algunas especies por una cadena de transforma
biotecnológicas antes de ser incorporados a la circulación de bi
consumo.
Lo anterior tiene importancia no sólo para mejorar la capta
energía solar y su transformación fundada en el fenómeno fotosin
sino también para diversificar la producción y elevar la calidad de
sus habitantes. De esta forma es posible atacar desde un primer m
uno de los problemas básicos de la población campesina: la subal
ción. La mayor parte del valor energético de su régimen nutriti
constituida por carbohidratos provenientes de una especie predom
de manera que sus dietas resultan demasiado voluminosas en relac
su valor nutritivo. Resulta especialmente baja su administrac
proteínas, sobre todo las de alto valor biológico, así como el co
mínimo de grasas, afectando a su vez la absorción de vitaminas ne
para el organismo.
El trópico presenta un potencial insospechado de recursos alime
que ya han empezado a ser investigados científicamente." Alguna
30 A este respecto es importante señalar tan sólo los resultados obtenidos en la investigac
especies importantes del trópico cálido•húmedo mexicano: las semillas del Brosimum a
tienen un alto contenido de proteínas (13-15%) con un alto contenido de triptofano, siend
al maíz, y un contenido de carbohidratos cercano al 70%, que lo hace similar al maíz y s
frijol. Además destaca su alto contenido de vitamina C y de hierro. Las hojas de Brosimum

cies son directamente asimilables por el organismo humano y representan
altos índices de proteínas básicas en su alimentación, así como grasas y vita-
minas. Otras serían menos aprovechables si se usaran directamente como
alimento, pero pueden ser transformadas eficientemente en el organismo
de herbíveros, creando mayores fuentes proteínicas y disminuyendo el con-
sumo de granos que se suministra actualmente al ganado. En este proceso
aparece un vasto campo para la investigación bioquímica y biotecnológi-
ca tendiente a incrementar la eficiencia del proceso de transformación en
las cadenas tróficas y a utilizar nuevas especies en dicho proceso.
Las comunidades florísticas determinarán tanto cuantitativa como
cualitativamente el tipo de comunidades faunísticas que se incorporen al
medio; inversamente el carácter depredador de éstas condiciona las
características de las primeras, estableciendo un equilibrio ecológico
específico, del cual depende la productividad global del ecosistema pro-
ductivo (productividad primaria vegetal y productividad secundaria en
las cadenas tróficas). La ganadería tropical ofrece nuevas perspectivas en
la utilización de los recursos selváticos para la producción de proteínas y
de otros recursos alimentarios; además, manejada en forma racional, la
ganadería ofrece un potencial de nutrientes para los suelos y de energía
para la actividad agrícola, cerrando así nuevos ciclos ecológicos y evitan-
do recurrir a otras fuentes ecodestructoras y más costosas. 51
Sin embargo, tal vez las mayores posibilidades para la producción de
proteínas animales se encuentran en el cultivo industrial de pequeños in-
vertebrados. 52 Aunque la existencia de organismos grandes asegura una
mayor estabilidad natural del medio, su productividad no es tan grande
debido a su larga vida y a la limitación que le impone la productividad
primaria del ecosistema; por el contrario, el cultivo de animales de vida
corta y cadenas tróficas pequeñas produce mayores rendimientos por uni-
dad de superficie. Sin embargo, para obtener esta alta producción es muy
importante mantener estable la capacidad de recursos del medio."
alto valor alimenticio para el ganado y presentan también un alto contenido proteínico (UNAM,
"Segundo informe del estudio botánico y ecológico de la región del río Uxpanapan, Ver." Versión
preliminar, agosto de 1974). En otra especie, la Macuna argyrophylla, se han encontrado concentra
ciones de alrededor de 40% de ácido linoléico. fundamental para la nutrición (Dr. Francisco Giral,
División de Estudios Superiores de la Facultad de Química, UNAM. Comunicación personal, 1974).
31 Los beneficios de la utilización de estos desechos como combustibles y fertilizantes han sido ex
perimentados en la India y en una pequeña comunidad del sur de Perú: B. Winter ha lder, R. Larsen
y R. Brooks Thomas, "Dung as an Essential Resource in a Highland Peruvian Community", en ¡fu-
man Ecology, vol. 2, núm. 2, Nueva York, pp. 89-104.
32 V.E. Zaika, "Community Productivity and Optimum Exploitation of Biological Resources'',
presentado en el Primer Congreso Internacional de Ecologia, 1974.
33 La tasa de variación de las poblaciones animales depende tanto de la capacidad de producción
84
Es necesario insistir en el hecho de que la solución para la alime
de los pueblos localizados en el trópico no radica en la introduc
monocultivos tradicionales; aparte de ser éstos más susceptibles a
de plagas y de inducir procesos ecodestructivos, resultan mucho m
tosos por el empleo de fertilizantes, herbicidas, plaguicidas, etc.,
más vulnerable la capacidad de autoconsumo de la población de l
diciones impuestas por la economía de mercado. Deben pues exp
las posibilidades de combinar el cultivo de granos tradicionales
horticultura de vegetales y las plantaciones de árboles frutales. Se
seable para ello la creación de campos experimentales de cultivos t
les combinados, que fuera un foco de difusión de nuevas formas de
para las áreas desmontadas; ésto no sólo aseguraría una dieta más
para sus colonos, sino también impulsaría importantes rubros de e
ción mediante el cultivo de productos de mayor valor en el mercad
nacional, fundados en las condiciones de equilibrio ecológico de c
gión. La naturaleza ha dotado a estas regiones de recursos abund
diversos cuyos aspectos nutricionales debe investigarse para aliviar la
te demanda de alimentos en los países "subdesarrollados". Los recient
dios etnobotánicos y de antropología de la alimentación serán ind
sables para el descubrimiento del potencial nutricional, el uso trad
y el aprovechamiento cultural de los recursos de los ecosistemas t
les. 34
6. Innovación tecnológica para una estrategia de ecodesarrollo
La planificación de un proyecto de ecodesarrollo implica el est
las relaciones y dependencias entre los recursos del subsuelo, de la
ra y de la cultura. La generación y la selección entre las alternativ
sibles para la explotación y aprovechamiento de los recursos disp
para un tal proyecto de desarrollo social es pues materia de un co
proceso de creación, asimilación y aplicación de conocimientos cien
tecnológicos y de planificación social y económica.
o potencial biótico de cada individuo, como del número de individuos presentes en un mo
do en una comunidad que determina la resistencia ambiental hacia su crecimiento. El
reproductivo de las especies varía en función de la temperatura, las condiciones físico-biol
medio, la edad de los individuos y su duración de vida. De esta manera, el control de estas
permite optimizar la producción selectiva de especies animales.
34 "El etnobotánico B. Berlín. . . en el curso de un breve viaje con los Aguaruna del Alto
(Perú septentrional) recolectó cuarenta variedades de mandioca comestible ( Manihot escu
El antropólogo H. Conkin descubrió que en una parcela de menos de una hectárea, cultiva
hanunoo de las Filipinas había cuarenta tipos diferentes de plantas alimenticias y el mis
clasificaba 1600 tipos de plantas, de las cuales 430 son cultivables", S. Varése, op. cit., p. 1
se también, V. M. Toledo et al., Ecología y Autosuficiencia Alimentaria, Siglo XXI Ed
1985.
 Un elemento fundamental de esta estrategia de ecodesarrollo es la crea-
ción de una tecnoestructura adecuada para transformar los recursos o va-
lores de uso naturales con el óptimo grado de eficiencia que permita a su
vez maximizar la productividad primaria de cada ecosistema particular.
Esta tarea es de particular urgencia, ya que el proceso técnico inducido
por la acumulación capitalista ha estado fuertemente orientado hacia la
elevación de la productividad de los bienes de producción, sin considerar el
agotamiento de los recursos minerales y fósiles provenientes de procesos geo-
lógicos anteriores a la vida del hombre en el planeta, ni a la creación de una
tecnoestructura que permita el aprovechamiento de los ciclos de produc-
tividad biótica de los ecosistemas. Por el contrario, el uso de estas
tecnologías ha generado un gasto exponencial de energéticos en los proce-
sos de producción y consumo, ocasionando altos índices de contamina-
ción y una sobreexplotación de recursos. 35 Esto ha llevado a incrementar
la entropía terrestre, al romper los mecanismos de la organización bioló-
gica de sus ecosistemas y al acelerar la transformación de la energía po-
tencial en calor. Los efectos negativos de este proceso se ha manifestado
con mayor fuerza con la transferencia de estas tecno-estructuras a los
países "subdesarrollados".
Esto nos lleva a la necesidad de plantear la posibilidad de integrar la
productividad primaria de los ecosistemas naturales, la productividad
tecnológica de los procesos productivos y la productividad social de los
procesos de trabajo, fundadas en un progreso científico-tecnológico social.
mente controlado. Hasta ahora, este progreso ha estado sobredeterminado
por la necesidad de incrementar la productividad del trabajo, como medio
de extracción de plusvalía; este proceso ha estado condicionado por la
concentración del capital a que lleva la elevación de su composición orgá-
nica, dando por resultado un uso ineficiente de los recursos energéticos li-
mitados, así como la destrucción de las estructuras ecológicas de las
cuales depende la productividad natural de los recursos renovables. De
esta manera, el concepto de productividad económica se contrapone a la
productividad natural y tecnológica de todo proceso productivo.
Esto es un hecho de la mayor importancia que queda velado por las
teorías económicas convencionales, incapaces de pensar los procesos pro-
ductivos a partir de la articulación de los procesos que integran su pro-
ductividad ecotecnológica, y de promover un proceso de innovaciones
tecnológicas necesarias para reconstruir nuevas formas de trabajo y de or-
ganización productiva.
35 B. Commoner. "Dos enfoques de la crisis ambiental", en Comercio Exterkw, marzo de 1974,
México, pp. 264 y 180 y The Poverty of Power, Alfred A. Knopf, New York, 1976.
86
Una estrategia de ecodesarrollo se funda pues en la integración de
tres niveles de la productividad, la natural, la tecnológica y la soc
un proceso de reorganización productiva. La primera debe fundars
conservación de las estructuras ecológicas básicas, que garantice l
ductividad de los recursos naturales, así como la intervención d
tecnología ecológica que modifique el ecosistema, de manera que p
ca aquellos recursos que contengan los materiales más necesarios p
consumo humano.
La productividad tecnológica debe asegurar un aumento en la e
cia termodinámica de los procesos de transformación industria
cuando el recurso energético al tipo de necesidades, y desarrol
nuevas formas energéticas basadas en los recursos inagotables co
energía solar. Por último, la productividad social no depende de u
ceso incontrolado del progreso técnico que desgasta a ritmos exponen
los recursos limitados del planeta. Por el contrario, el ingenio tecno
debe orientarse a producir tecnoestructuras estables y altamente pr
tivas, donde el desecho de materiales limitados responda a un au
real de la productividad social, evitando la multiplicación artifi
maquinarias y artículos de consumo que aseguran simplemente la
culación y reproducción del capital.
El proceso de desarrollo de las fuerzas productivas debe fundarse
ta forma en el conocimiento de las leyes de la materia inerte y
biología; en las condiciones de la productividad natural provenie
las estructuras ecológicas, de los ciclos geohidrológicos, de las ca
tróficas de las especies florísticas y faunísticas y de sus transformac
biotecnológicas; en el uso termodinámicamente eficiente de la en
Esto implica romper con la dependencia tecnológica impuesta por
minio histórico del capital mediante la implementación de n
tecnologías y prácticas productivas fundadas en los principios amb
les del desarrollo.
El desarrollo de nuestros pueblos no puede fundarse en la impor
indiscriminada de los patrones tecnológicos generados en el extra
Las propias estructuras ecológicas, económicas y culturales de las so
des "subdesarrolladas" impiden que la implantación de tales tecnoe
turas redunde en un desarrollo racional de sus fuerzas productivas y
bienestar compartido. De allí surge la urgencia por generar un nuev
radigma tecnológico, tendiente a aprovechar los recursos provenien
los ciclos energéticos naturales, apoyado por la creación de una red
rogénea y flexible de técnicas que permitan una participación cre
de la población en la producción de satisfactores. Para ello es nec
generar nuevos medios de producción fundados en el aprovecham
racional de la productividad primaria y en el desarrollo de tecnologías
menos contaminantes y destructoras del potencial productivo de los eco-
sistemas naturales, creando una nueva estrategia tecnológica para los
países en búsqueda de nuevas vías de desarrollo.

VI. ORGANIZACIÓN AGROINDUSTRIAL, TECNOLOG

APROPIADA Y ECODESARROLLO
Las adversas condiciones sociales, económicas y ecológicas genera
la dependencia tecnológica, así como los desequilibrios regionales g
dos por un estilo de desarrollo fundado en la concentración urb
proceso de industrialización, han impuesto, como un nuevo reto
proceso de desarrollo, la descentralización de las actividades produ
Esto implica el instrumentar mecanismos de relocalización industr
integración agroindustrial. Así, se plantea la generación de ind
que transformen in situ los productos agrícolas de cada región,
tando las fuentes de empleo y el valor agregado de la producción
de las comunidades rurales como medio de incrementar su nivel d
subsistencia a través de la apropiación de la riqueza producida. Pa
es necesario que la organización de la producción agroindustrial es
dada en un aparato productivo apropiadado para la transformac
los recursos naturales a partir de un conjunto de procesos de trabajo
lables por los propios productores y que redunde en una mejor d
ción espacial de las actividades productivas para lograr la máxim
ductividad combinada de los recursos ecológicos, tecnológicos y so
También a nivel nacional es de vital importancia la creación de
dustrias (entendidas como unidades de transformación de produc
marios del campo), sobre todo para un país productor de materias
ya que esto le permite diversificar sus exportaciones e imprimirles
valor, creando a su vez mayores posibilidades de empleo e ingreso
rando sus términos de intercambio y su balanza comercial. Pero la
integración de las actividades primarias con las de transformac
dustrial no garantiza, a nivel interno del país, ni la creación de e
suficientes (dependiente de la selección de técnicas del sistema pr
vo), ni una repartición más equitativa del ingreso proveniente de l
diciones de apropiación de la riqueza producida, ni la eliminac
los desequilibrios demográficos y migratorios ocasionados por el
noso proceso de urbanización que genera un alto grado de concen
de las actividades productivas. Tampoco induce una explotación
gicamente racional de los recursos naturales, dependiente de la i
ción de tecnologías ecológicamente adecuadas.

88
 La apropiación real de la riqueza generada en las zonas rurales por las
propias comunidades dependerá fundamentalmente de la participación
que tengan los productores directos en la organización productiva y de
su acceso efectivo a sus recursos naturales y a sus medios de producción.
De allí la necesidad de innovar tecnologías sencillas cuyos requerimientos
de inversiones de capital no sean excesivos, y cuyas características fisico-
técnicas las hagan manejables por los propios campesinos.
Esto no implica que las técnicas así diseñadas sean de una baja produc-
tividad. En torno a estos medios de producción debe generarse un proceso
constante de innovaciones técnicas, en forma paralela al desarrollo de ha-
bilidades humanas, dando por resultado un incremento progresivo en la
productividad de la fuerza de trabajo a través del desarrollo de las fuerzas
productivas recreadas en un progreso técnico continuo. Los esfuerzos re-
alizados por aumentar la eficiencia productiva de pequeñas unidades han
sido mínimos, ya que el proceso acumulativo del capital ha tenido por
efecto la orientación de las investigaciones tecnológicas hacia innova-
ciones que cristalizan en medios de producción cada vez más complejos y
más intensivos en capital.
Partiendo de las necesidades de desarrollo de las regiones subde-
sarrolladas, y dadas las condiciones actuales del progreso tecnológico,
sería absurdo propugnar por un simple retorno a las técnicas tradiciona-
les que implicase la aplicación de métodos poco productivos. El desarrollo
de las fuerzas productivas de una sociedad depende en gran parte de su
eficiencia tecnológica, lo que implica la necesidad de adoptar una
política tecnológica selectiva e innovadora para una estrategia de in-
dustrialización, fundada en los principios del ecodesarrollo. Esta política
debe además generar criterios suficientes de decisión sobre aquellos
bienes que es deseable producir en pequeñas unidades para el desarrollo
de grandes números de comunidades y que son tecnológicamente viables;
al mismo tiempo se determinarán los productos que resulta más conve-
niente producir en pocas unidades operando a gran escala, siempre y
cuando su régimen de propiedad sea adecuado para que su producción
repercuta en el bienestar de la sociedad en su conjunto.
Existen diversas alternativas para la producción agroindustrial que han
sido obstaculizadas por los prejuicios ideológicos de nuestra dependencia
económica y tecnológica. Se acepta con demasiada facilidad el hecho de que
el factor limitante de la productividad agrícola es el tamaño restrin-
gido de los predios, que impide la utilización de técnicas más productivas.
Esto ha inducido la incorporación de técnicas ahorradoras de trabajo al
proceso de producción agroindustrial dentro de una concepción apologé-
tica del capital que le atribuye todo incremento en la productividad, ig-
90
norando la importancia de la organización de las prácticas produc
de la fuerza de trabajo en el desarrollo de las fuerzas productivas de
ciedad, y despreciado el potencial productivo de los ciclos natura
formación de biomasa de sus ecosistemas. Sin embargo se han hec
cos esfuerzos para diversificar cultivos e integrarlos tanto a la prod
ganadera como a la industrial; los frutos de la explotación comuna
tierra y de la cooperación productiva no han sido aún alcanzados. D
que deban buscarse formas alternativas de utilización de los recurs
turalés a partir del uso múltiple de los ecosistemas y de generac
empleos productivos permanentes en las zonas rurales con inversion
lativamente bajas de capital. Estos esfuerzos deben redundar en el
mento de la productividad eco-tecnológica, en una mayor autosufic
económica de las comunidades y en una mejora sustancial de las f
de consumo y de la calidad de vida de sus habitantes.
La planificación del desarrollo agroindustrial de cada región est
temente condicionada por la conformación de sus ecosistemas. Ent
diversas sean las poblaciones biológicas de un ecosistema resul
compleja la implementación y el establecimiento del conjunto de pr
agroindustriales que transformen su producción primaria, compli
la innovación y articulación de un sistema tecnológico adecuado p
transformación. Sin embargo la mayor complejidad de un ecosist
vuelve también más estable, garantizando la conservación a largo
de sus niveles ecológicos de productividad. La eficiencia productiva
sistemas ecológicos radica en la conformación de sus arreglos florís
en las formas alternativas de combinación de cultivos, así como
aprovechamiento de sus niveles tróficos, dependiente de los usos al
tivos que se dé a los flujos autótrofos-herbívoros-carnívoros-hombre
diversas especies naturales o incorporables al ecosistema. De allí
proyecto para la regeneración selectiva de los ecosistemas tro
implique un proceso complejo de planeación de los usos alternati
sus recursos bióticos y abióticos y de los sistemas tecnológicos apro
para su transformación agroindustrial.
Tal sistema eco-tecnológico puede ser modelado y optimizado en
cipio, pudiendo servir como . marco de referencia para las acc
concretas que adopten en la realidad los pobladores de estas regio
sujeto a una serie de restricciones en las formas de organización pro
va que puedan implantarse. Esta estrategia productiva presenta n
alternativas para el desarrollo de los países del Tercer Mundo local
en las áreas tropicales del mundo. Si los factores climáticos y geog
contribuyeron al desarrollo de los países industrializados en las etap
teriores de la acumulación capitalista, ahora la naturaleza misma
una oportunidad para revertir el intercambio desigual generado en este
proceso.
La organización de los procesos de trabajo necesarios para el apro-
vechamiento múltiple de los ecosistemas naturales bajo el supuesto de la
conservación de su productividad primaria y la regeneración de sus recur-
sos, hace más compleja la organización productiva de una formación so-
cial. Este propósito obliga a adoptar criterios multiobjetivos de eva-
luación para la generación y selección de tecnologías apropiadas para el
aprovechamiento de sus recursos renovables; su grado de complejidad
aumentará si pasamos de un ecosistema relativamente pobre en especies
(tanto cuantitativa como cualitativamente) a otro en el que el número y
diversidad de éstas aumente. En principio es más fácil planificar la orga-
nización productiva de los ecosistemas tropicales áridos para aprovechar
recursos más uniformes, que hacerlo dentro de la diversidad biótica de la
selva del trópico cálido-húmedo.
En todo caso se requieren estudios científicos para conocer las formas
posibles de aprovechamiento de los recursos naturales e investigaciones
agrícolas y ecológicas para incrementar su productividad primaria con
base en una regeneración selectiva y racional (desarrollo prioritario de
ciertas especies, relación de su productividad con los tipos de suelo, inte-
rrelaciones con otras especies, formas de recolección, procesos de trans-
formación, etc.). Sin embargo, entre más complejo sea el ecosistema, las
formas de asentamiento humano y el desarrollo de actividades productivas
serán más dependientes de una adquisición progresiva de conocimientos
sobre el potencial productivo de sus múltiples especies y las formas de or-
ganización productiva que permitan su mejor aprovechamiento. Se re-
quiere, pues, una integración armónica de las prácticas productivas en el
medio que se piensa aprovechar, para evitar que se altere el orden producti-
vo natural. Los anteriores criterios deben mantenerse no sólo durante la eta-
pa de investigaciones sobre el comportamiento del ecosistema, sino con
mayor razón durante el desarrollo de las actividades productivas.
Las formas de aprovechamiento de los recursos silvestres debe conside-
rar los mercados potenciales a los que están destinados, en cuanto afectan
las formas de organización productiva. Estos recursos deben considerarse
no sólo como una fuente inagotable de empleos, ingresos y satisfactores
para la población regional y nacional mediante su consumo interno, sino
que deben explotarse las potencialidades que encierra su comercio inter-
nacional, para mejorar a través de sus exportaciones la balanza comer-
cial, y adquirir así otros productos necesarios. En este sentido una estrate-
gia eco-tecnológica puede contemplar diferentes opciones:
92
a) Productos de consumo comunal o regional que pueden prod
con técnicas poco intensivas en capital y que sean fácilmente asim
por los propios productores, asegurando un amplio potencial de e
y el mejoramiento del autoconsumo, así como la producción de pe
excedentes. Esto favorece la propiedad de los propios comuneros
medios de producción, la autogestión de sus procesos producti
control de sus medios de comercialización y la apropiación de su ri
Debe darse especial atención en este punto a la producción de mat
de construcción que mejoren sus condiciones de vivienda y a la prod
de alimentos para mejorar sus dietas utilizando los recursos silvestr
ra esto es necesario realizar investigaciones científicas sobre los us
tenciales de los recursos del ecosistema y promover la creac
tecnologías que funcionen eficientemente a escalas reducidas, me
procesos sencillos y poco intensivos en capital.
b) Productos de consumo nacional, en los que las economías de
determinen fuertemente los niveles de productividad, o que resulte
camente difícil la producción de una tecnología que opere eficiente
a escalas reducidas. Este caso puede ejemplificarse con la producc
papel a partir de los bosques tropicales, producto que si bien deber
un cierto consumo en pequeñas comunidades, su mayor mercado
cional y debe orientarse a la sustitución de fuertes importaciones p
concepto. La productividad global de tal empresa requerirá de una
concentración de las actividades de transformación, pero al mismo
po deberá originar una fuente de ingresos y empleos a comuneros en
se de recolección y selección de especies que serán enviadas al centro p
tor de papel (troncos y ramas), al mismo tiempo que retienen otros r
(hojas, semillas) para transformarlos a menor escala en sus comun
Igualmente, puede pensarse en la producción de maderas y deriva
éstas como actividades relativamente concentradas; sin embargo,
sechos y recursos no aprovechables en estas operaciones podrán dar
industrias de menor tamaño (tableros aglomerados, fibras vegetale
lejos para pisos y otros materiales de construcción), para el autocon
c) Productos de exportación. Existen algunos recursos naturales
ductos que no representan bienes de consumo fundamentales p
pueblo y que sin embargo pueden tener una buena aceptación en lo
cados internacionales. En estos casos, aunque existiesen métodos a
tivos par producir estos bienes en pequeñas unidades productivas
más conveniente transformarlos en gran escala (dependiendo de su
dancia y el tamaño del mercado) para asegurar una uniformida
calidad de los mismos, en los casos en que esto sea un factor determ
en el éxito de su comercialización.
 En algunos casos, las características de los bosques tropicales (diversi-
dad de especies y poca abundancia relativa de cada una de ellas) los vuel-
ve inapropiados para una industrialización orientada hacia mercados in-
ternacionales, cuya demanda está concentrada en grandes cantidades de
maderas de alta calidad y de "diseño" uniforme. Por otra parte, debe
pensarse también en la exportación de ciertos recursos que demanden
procesos mínimos de transformación (plantas ornamentales), cuyo bene-
ficio requiere de una cierta organización de actividades de recolección,
selección y tratamiento, y una infraestructura que asegure los mayores
ingresos para la nación a través de su comercio.
La implementación de una política agroindustrial dentro de un pro-
yecto de ecodesarrollo debe rebasar el cálculo económico simplista de dos
factores, capital y trabajo, en el establecimiento de una estrategia de se-
lección de técnicas, para proponer un marco más amplio en el que las op-
ciones tecnológicas estén normadas por las condiciones ecológicas para el
aprovechamiento de los recursos a largo plazo y por los valores culturales de
las comunidades, de manera que sean apropiables por sus pobladores. A
su vez esta estrategia de desarrollo debe incorporar al proceso de innova-
ción tecnológica en un sistema de planificación de múltiples objetivos y
posibilidades, dependiendo de una selección de productos para el consu-
mo interno y de la canalización hacia mercados externos de otros recur-
sos, buscando en este proyecto mejorar las condiciones del intercambio
desigual de materias primas, así como la distribución interna de la ri-
queza.
E n el capítulo anterior, hemos tratado de resaltar la importancia que
debe darse a la productividad primaria que generan las estructuras fun-
cionales de los ecosistemas naturales para implementar un proceso de pla-
nificación del uso de la tierra y de sus recursos. Por esta razón, la transfor-
mación de los ecosistemas en campos de monocultivo no es la alternativa
más racional para su aprovechamiento en los casos en los que su alta pro-
ductividad primaria depende de su complejidad estructural y de su diver-
sidad biótica, como es el caso del trópico cálido-húmedo. La introduc-
ción de plantaciones de plátano, cacao, hule, caña de azúcar y café han
funcionado como empresas rentables, gracias a la explotación extensiva
de las tierras e intensivas del trabajo, y al control colonial e imperialista
de los mercados internacionales. Sin embargo, sus rendimientos en
calorías por área de cultivo son bajos y no es fácil su rotación con otros
cultivos, por lo que su productividad ecotecnológica y los beneficios para
la población productora son reducidos. Por otra parte, la estructura eda-
fológica de estas regiones impone límites a su explotación intensiva, por lo
que más allá de cierto umbral, el aumento "marginal" de la productivi-
94
dad implica un aumento exponencial de los costos de inversión e
zantes y productos agroquímicos.
Sin embargo, una gran parte de los ecosistemas tropicales han
transformados en agroecosistemas donde la regeneración hacia su
tura compleja sería un proceso largo o imposible. No obstant
implementarse también para estos casos una estrategia de des
agroindustrial fundada en los principios del ecodesarrollo. Por
rior, las propuestas siguientes tienen el propósito de racionalizar l
posible la productividad ecotecnológica de aquellos ecosistemas
han sido transformados o que sean apropiados para la explotació
gunos cultivos, pero de ninguna manera sugiere que sigan devas
las pocas áreas de selva tropical que aún se conservan, para conv
en campos de monocultivos.
Los principios expuestos para el aprovechamiento de los recurso
nientes de ecosistemas frágiles y complejos, sobre la base de un prog
conservación y regeneración selectiva de las selvas del trópico
húmedo, deben extenderse a los casos en los que los ecosistemas h
ya convertidos en campos de cultivo, para lograr el uso más racional
recursos. También en estos casos, la productividad a largo plazo de l
ecosistemas dependerá de la estructura ecológica de la región en c
(estructura de suelos, climas y agua), de las estrategias de utilizaci
tierra bajo diversos sistemas de cultivo y de conservación, y de los
tecnológicos empleados para su transformación en bienes de consu
diversidad de ecosistemas presentes en una región o un país nos
cionan una guía inicial para el desarrollo de cultivos específicos
bien, el fin de cualquier cultivo no es mantener un balance ecológ
terminado per se, sino la satisfacción de necesidades fisiológicas y
les de una población. La confrontación entre las necesidades socia
valores culturales y la estructura de los ecosistemas debe decidir
elección de cultivos alternativos con base en los siguientes criteri
1.- La productividad a largo plazo de estos cultivos depende de
ter-relaciones específicas con el medio físico en el que se desarro
este sentido, uno de los factores determinantes de mayor importa
la estructura de los suelos; su conformación y evolución determ
proceso de degradación, así como sus relaciones con sus ciclos hi
cos y geoquímicos. El conocimiento de las interrelaciones compl
medio físico deben dar lugar a proyectos de investigaciones eco
fundamentales, así como al desarrollo de una serie de prácticas
mentales sobre manejo y conservación de suelos bajo diferentes reg
de cultivo. Estas investigaciones son necesarias para diseñar las prácticas
productivas que incorporen las formaciones sociales en los diferentes eco-
sistemas. De allí la utilidad de estudiar cada ecosistema como una estruc-
tura cuyas interrelaciones internas e interacciones específicas determinan
su evolución,' y de analizar los efectos sobre ésta de orm—as
—afternativál—de
su aprovechamiento.
2. - Cada cultivo ofrece diferentes usos potenciales. Para cada uno de
ellos existen o es posible desarrollar tecnologías alternativas para su trans-
formación en bienes de consumo. De allí se desprenden nuevos objetivos
que deben de normar la estrategia de producción tecnológica: a) planifi-
car el trabajo social destinado a la producción primaria con el trabajo
destinado a la transformación agroindustrial de la producción agrícola;
b) estimular la integración creativa de los propios trabajadores al proceso
de innovación tecnológica, para que dicho proceso se convierta en una
base material para el desarrollo de sus fuerzas sociales de producción; c)
generar, seleccionar y aplicar un complejo de conocimientos ecotecnológicos
que permita transformar los recursos primarios en bienes de consumo con
niveles aceptables de productividad, satisfacer las necesidades fundamen-
tales de consumo, y asegurar al mismo tiempo un excedente suficiente cu-
ya Comercialización acelere el proceso de crecimiento económico.
3.- De estos objetivos surge la necesidad de confrontar las diferentes al-
ternativas tecnológicas con los diferentes regímenes de producción y rege-
neración del cultivo en cuestión. La utilización de una plantación joven
difiere de su aprovechamiento en estado de maduración. De esta forma,
es necesario decidir y evaluar los efectos combinados de los regímenes de
cultivo alternativos y de las opciones técnicas para la transformación de
sus recursos, en cuanto a su productividad global, y el logro de otros obje-
tivos sociales como el nivel de autoconsumo, la generación de empleos, la
producción de excedentes, las formas de organización productiva, etc.
Por ejemplo, el aprovechamiento de un cultivo en estado joven acorta los
tiempos de regeneración e incluso puede reducir los costos de conserva-
ción en relación a los que requiere el cuidado de la plantación madura,
aumentando la productividad del ciclo primario de producción. Pero las
características tecnológicas necesarias para su transformación puede obs-
taculizar la consecución de algunos de los objetivos sociales establecidos,
como la participación y el control social del proceso productivo. 2
4.- El destino de la producción puede inducir una serie de criterios
J. Kilian, "Etude du Milieu Physique en vue de son Amenagement", LAgronomie Tropicale,
Vol. XXIX.
2 P.J. Aguilar, J.R. Rueda, R.J. Zamora, "Análisis de Tecnología Apropiada para la Industriali-
zación de la Palma de Coco", Tesis Profesional, Facultad de Química, UNAM, México, 1975.
96
opuestos en cuanto a los objetivos de la planificación agroindustria
demanda internacional de un producto puede requerir la implanta
de tecnologías sofisticadas que aseguren la mayor productividad in
diata para aprovechar una coyuntura favorable en el mercado mun
pero esta estrategia puede oponerse al proyecto de desarrollar tecnolo
más simples para asegurar la producción de satisfactores para el cons
de los propios productores y su integración socio-cultural a largo p
La opción por una estrategia tecnológica "coyuntural" implica a s
un gran esfuerzo de planificación tecnológica: el estudio de los produ
sustitutos en el mercado internacional y de las tendencias en el prog
tecnológico que puedan cambiar en el corto plazo la posición compet
del producto en cuestión.
5.- La capacidad de recirculación ecológica o tecnológica de sub
ductos y residuos, así como la posible diversificación de la producció
otro criterio importante para la selección de una tecnoestructura a
piada para cada cultivo. El introducir diferentes tipos de ganado im
agregar un nivel más de conversión biológica del recurso cultivado al
tema producido, lo que puede permitir diversificar el consumo de la
munidad, así como mejorar la racionalización de sus recursos energé
y comerciales. La decisión sobre la cantidad del cultivo que debe se
dustrializado y aquél que debe pasar por el ciclo de producción pecu
lleva a la necesidad de diseñar un sistema de planificación ecotecnoló
que integre y evalúe los flujos de recursos que pasan por las cadenas t
cas, con aquéllos que son introducidos a los procesos de transforma
tecnológica, analizando la posible recirculación de los residuos de los
cesos de transformación y de consumo en los ciclos ecológicos o en nu
procesos tecnológicos.
La producción ganadera no sólo sirve para elevar el nivel alimen
de la población, sino que es utilizado como fuerza de trabajo en dist
aspectos de la producción agrícola, e incluso en varios aspectos de la
socio-cultural. Los desechos de la producción pecuaria puede hacerse
sar por un proceso simple de fermentación anaeróbica para produci
abono, que aplicado a los cultivos aumenta su productividad y ofrec
combustible de buena calidad para el consumo doméstico. Todo
implica la producción de tecnologías apropiadas para cada caso — bio
nolo& para aumentar el rendimiento de la producción agropecua
técnicas adecuadas para el cultivo primario y para los diversos aspecto
su transformación industrial — que repercuten en una racionalidad
bal del ecosistema en cuanto a sus gastos energéticos (recirculación de
cursos en un sistema eco-productivo complejo) y en cuanto a la satis
ción de una jerarquía de objetivos sociales.
1
 6.- Los estudios etnotécnicos y de historia de las técnicas son de una les, ni cuenta con los instrumentos necesarios para su realización
gran utilidad para analizar una serie de alternativas, en cuanto al uso de ofrece nuevas vías de desarrollo económico y social, y opciones má
la fuerza motriz humana y animal, para el desarrollo de una tecnoestruc- en posibilidades que las impuestas por el desarrollo tecnológico qu
tura apropiada para cada caso; 3 ésto debe repercutir en una racionaliza- va de la dinámica del proceso de acumulación de capital y de las ley
ción del gasto energético en los procesos técnicos de producción y sobre puestas por el mercado.
todo en las formas de trabajo humano. Estos estudios etnotécnicos deben
llevarse a cabo en forma paralela con estudios etnobotdnicos y etnoecoló-
gicos, los cuales pueden resultar reveladores en cuanto a nuevas posibili-
dades de cultivo (horticultivo) y de aprovechamiento de los recursos po-
tenciales del ecosistema. Las técnicas de producción primaria y de trans-
formación industrial empleadas en estos casos, así como los satisfactores
que de ella se obtienen, pueden resultar más acordes con un medio ecoló-
gico específico y con los objetivos de desarrollo de una comunidad. 4
7.- La opción entre el costo actual de la tecnología importada y su im-
pacto en el aumento de la productividad de ciertos sectores estratégicos
debe contrastarse a su vez con una estrategia de desarrollo tecnológico
autónomo, cuyo fin sea el desarrollar habilidades —crear un capital
humano— para un desarrollo endógeno sostenido. Esta confrontación sale
ya del marco de alternativas restrictas a un ecosistema aislado e implica la
planificación conjunta de las distintas posibilidades de organización pro-
ductiva presentes en las diferentes regiones de un país. Este proyecto re-
quiere a su vez la implantación de una política de creación y evaluación
de tecnologías, que va más allá de la planificación restricta a una selec-
ción de técnicas apropiadas para la transformación de un cultivo
específico.
Las consideraciones anteriores son necesarias para generar uh proceso
de planificación y de gestión integrada de los recursos productivos de un
país a partir de la articulación de un sistema de recursos naturales, funda-
do en las condiciones ecosistémicas de la productividad primaria, para dife-
rentes opciones de regeneración selectiva de los recursos del ecosistema,
con un sistema tecnológico, que evalúe los efectos ecológicos y socioeconó-
micos de las diferentes alternativas de su transformación para generar los
valores de uso socialmente necesario para la población.
Tal vez por la complejidad de sus objetivos, un sistema de planificación
tecnológica inscrito en una estrategia de ecodesarrollo como el que aca-
bamos de esbozar no tiene actualmente los medios políticos e instituciona-

3 A. Haudricourt, "Lea Moteurs Animes en Agriculture, Esquiase de l'Histoire de leur Emploi 1

Travers les Ages.", Revue de Botanique Apliquée el d'Agriculture Tropicale, Vol. XX, 1940, pp.
759-777.
4 J. Barran, "Plantes et Comportements des Hommes qui les Cultivent, L'Oeuvre Ethnobiologi-
que d'André Haudricourt", La Pensée, 171, París, 1973, pp. 37-46.

98
siado limitadas del Club de Roma, sobre los "límites del crecimiento", 3 ba-
talla que se libra por la creación de un nuevo orden mundial en el campo
de la diplomacia internacional. Su principal foro es la Asamblea General de
las Naciones Unidas; su principal centro de difusión, los gobiernos de los
países "en vías de desarrollo".
A pesar de su eficacia relativa como táctica de una lucha política a esos
niveles, el ecodesarrollo no ha_convencido a muchos científicos, planifica-
dores y a la opinión pública en general, sobre el sentido y viabilidad de
sus propuestas. La falta de un soporte teórico más sólido sobre sus princi-
pios y de los medios para su implementación operativa en las instancias de
toma de decisiones, ha obstaculizado la formación de una conciencia cla-
ra, que sirva para reorientar la investigación científica y que promueva
los instrumentos de una estrategia ambiental de desarrollo.
La amplitud y generalidad de las propuestas inscritas en el discurso
ecodesarrollista, desprovistas de un análisis sobre los obstáculos teóricos y
políticos para su realización, hacen que las estrategias de ecodesarrollo
parezcan coloreadas de un tinte voluntarista para la resolución de una
compleja problemática social. Un análisis del discurso en el que se ha
planteado la problemática ambiental debe revelarnos algunas de las
causas de las confusiones que han surgido en torno a la noción de ecode-
sarrollo, y podrá servir para visualizar acciones más eficaces de los grupos
sociales involucrados.
La problemática ambiental fue planteada desde la perspectiva de la
economía política, entrañando una crítica de los efectos negativos causa-
dos por el funcionamiento "interno" de la economía. Estos efectos
constituían el "ambiente", las "externalidades" del sistema económico.
De esta forma la política económica del ambiente busca la integración de
las externalidades del sistema al asignarles valores económicos, como me-
dio para internalizar la dimensión ambiental al campo de la planificación!
De allí surgirá más tarde el término de ecodesarrollo, sugiriendo la asimi-
lación de la problemática ecológica (recursos, energéticos, contaminación,
etc.) al proceso de desarrollo socioeconómico.
En este enfoque crítico de la economía política, el deterioro de los valo-
res de uso naturales aparece como resultado de la externalización de los
costos sociales y ambientales ocasionados por la maximización en el corto
plazo de las ganancias privadas.5 Empero, este discurso no se inserta en
3 Meadows et al., Los límites del crecimiento, Fondo de Cultura Económica, México. 1972.
1. Sachs, "Approaches to a Political Economy of Environment", en Social Science Information,
Vol. 10 Núm. 5, pp. 41-53.
5 1. Sachs, "Environnement et Protejet de Civilisation", en Les Temps Moderases, Núm. 316,
París. 1972, pp. 736-749.
102
un análisis teórico sobre la articulación de los procesos naturales
transformaciones sociales, de la dinámica ecológica en los procesos ec
micos. Lo externo (el ambiente) debe integrarse al sistema (la econo
dentro de los paradigmas teóricos prevalecientes — la economía polít
la economía neoclásica — , sin un análisis de los obstáculos epistemo
cos, institucionales y políticos que se presentan a tal proyecto de inter
zación. 6
El ecodesarrollo responde a la necesidad de reajustar el orden inte
cional, es decir, el comportamiento del sistema capitalista en su e
mundial. El campo del ecodesarrollo cubre de esta forma las externa
des del desarrollo capitalista: la marginalidad, la pobreza, la expolia
de los recursos, la contaminación ambiental, etc. En la amplitud
problemática a la que apunta, se pierde la posibilidad de definir un s
do específico para sus propuestas, de sustentar teóricamente sus objet
de circunscribir un campo de acciones para su realización.
El ambiente, los recursos naturales, constituyen la base ma
para cualquier forma de desarrollo económico. De esta forma, la "in
ciencia ambiental" en que se desarrolla la teoría y la práctica de los p
digmas económicos prevalecientes es un.,efecto ideológico paralelo_al
del modo de producción capitalista, al romper con el orden feudal, v
legando a la producción agrícola a un segundo plano de importanc
el proceso económico, el cual se reduce al juego de dos factores: cap
trabajo. Por ello, la "crisis de recursos" pone de manifiesto el car
ideológico de la economía convencional, incluso de la economía pol
El término_ecadataxwA2 fue utilikulo por primera vez por Ma
Strong, director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas pa
Medio Ambiente, durante la primera reunión del Consejo Administr
del Programa, celebrada en Ginebra en junio. de 1973, Sin embarg
en realidad a lokey..,54aLs a quien debemos la elaboración del mis
su difusión internacional. Sachs define el ecodesarrollo como "un est
desarrollo particularmente adaptado a las regiones rurales del T
Mundo" fundado "en.la capacidad_ natural de la región para la fotos
sis". Asimismo propone "la solidaridad diacrónica con las generac
futuras", basada en la conservación de la estructura productiva de lo
cursos renovables y en la "oposición hacia el despilfarro de los recurso
renovables". A estas tesis fundamentales, Sachs añade otros elementos i
pensables para dar coherencia a una estrategia de ecodesarrollo: la in
ción de tecnologías apropiadas para que la explotación de los recursos
6 P. Gutman, "Economía y Ambiente" y "La Dimensión Ambiental en la Planificación
sarrollo Económico y Social" en E. Leff (coord.) Los Problemas del Conocimeento. , op
convierta en el medio de su destrucción, y la orientación del sistema educati-
vo hacia la creación de los conocimientos necesarios para un manejo de
recursos ecológicamente fundado.?
A partir de dichas tesis, el ecodesarrollo ha proclamado un rechazo de
la dependencia cultural y técnica. Sin embargo, no es posible establecer
una relación causal directa entre la racionalidad ecológica de la produc-
ción, la liberación política de los pueblos y la independencia económica
de las naciones "subdesarrolladas". En la medida en que la abundancia
relativa de recursos no obstaculizó la explotación capitalista de estos
países, nadie se preocupó porque se produjeran los conocimientos cientí-
ficos y técnicos necesarios para adecuarse a la especificidad de los ecosis-
temas tropicales. Son las condiciones mismas de la reproducción del capi-
tal en este momento las que requieren de la recirculación de los recursos
no renovables y de la reproducción de los recursos renovables. De allí sur-
ge la conciencia de una necesidad de diversificar los estilos tecnológicos,
de respetar cierta autonomía cultural de los pueblos y de conservar la pro-
ductividad primaria de sus ecosistemas.
Los suelos y las estructuras ecológicas de las zonas tropicales tienen una
baja capacidad de respuesta a la aplicación de productos agroquímicos
y fertilizantes. La introducción de modelos tecnológicos apropiados para
las zonas templadas tiende a disminuir rápidamente la productividad de
los ecosistemas del trópico. Ante esta realidad, es imperativo buscar
nuevas formas diferenciadas de explotación que eleven, o al menos con-
serven, la productividad natural en esas zonas. En este sentido, la genera-
ción de nuevos conocimientos y nuevas tecnologías-que-racionalicen la
explotación de los recursos naturales, es una necesidad actual de adapta-
ción del modo de producción capitalista a los ecosistemas en que opera.
Pero la necesidad de conservar una cierta autonomía tecnológica y cultu-
ral no se traduce necesariamente en la independencia política y econó-
mica de los pueblos y comunidades donde se busca implantar estas nuevas
estrategias productivas.
Para promover la consecusión de estos cambios históricos, paralela-
mente a sus tesis fundamentales, las estrategias del ecodesarrollo han in-
corporado otros objetivos y elementos de lucha tales como: a) lograr "la
satisfacción de las necesidades fundamentales de la población"; b) favore-
cer "el empleo, la realización, la calidad de las relaciones humanas"; c)
combatir "la marginación y la mala distribución de los recursos"; d) pug-
nar por "la autoconfianza y autogestión de las comunidades". 8
7 1. Sachs, "Ambiente y Estilos de Desarrollo", Comercio Exterior, Vol. 24, Núm. 4, México, 1974,
p. 363.
8 Ibid.
104
Todas estas propuestas se inscriben en un contexto más amp
luchas sociales, y aunque pueden desarrollarse en forma integ
las estrategias de ecodesarrollo, no se deducen de la armoniza
lógica de la producción. Además, al no plantear estas estra
problema de la propiedad de las tierras y de los medios de produ
mo la causa fundamental de los "costos sociales" del desarrollo
en la maximización de las ganancias privadas a corto plazo (la m
dad, el desempleo, la mala distribución de los recursos, etc.) ésto
cen como problemas corregibles por la simple racionalidad eco
la producción o por actitudes voluntaristas de los planificadores
forma la autogestión de los recursos y la apropiación de la riqu
cen depender más de la autoconfianza (self-reliance) de la co
que de las formas que asume la propiedad de sus medios de prod
el acceso sancionado a sus recursos, reduciendo sus condicion
riales y socio-políticas de existencia a un problema psicológico.
El reconocimiento de la generalidad de las propuestas del ecod
se refleja ya en la Declaración de Cocoyoc, 8 de octubre de 1974, y
forme Dag Hammarskjüld, 18 preparado en ocasión del séptimo
extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Nacio
das, en septiembre de 1975. En estos documentos aparece el térm
desarrollo citado en un contexto más preciso. En la declaración
yoc, el ecodesarrollo se define como "estrategias y proyectos de d
socio-económico ecológicamente racionales"; en el Informe D
marskjóld el ecodesarrollo se plantea como "una relación armoni
la sociedad y su medio ambiente natural", y se hace referencia
cepto de ecodesarrollo conectado al de autodependencia local"
forma empieza a deslindarse un sentido más concreto para las
del ecodesarrollo, pero no se logra romper la inercia de las con
que había suscitado la generalidad de sus primeras formulacion
El ecodesarrollo designará así el campo práctico-ideológico en
promueven y realizan una serie de acciones conducentes a produc
car los conocimientos científicos y las técnicas necesarias para
vechamiento integrado de los recursos de cada ecosistema, dent
criterios de racionalidad ecológica que garantizan su reproducc
la producción permanente de satisfactores sociales.
El ecodesarrollo plantea así el hecho de que el desarrollo econ
un proceso articulado con las estructuras ecológicas creadoras d
cursos naturales de todo proceso productivo. Aquí radica su sen
9 "Declaración de Cocoyoc", en Comercio Exterior, Vol. 25, Núm. 1, México, ener
24.
10 ¡Qué hacer? Otro Desarrollo, Informe Dag Hammarskjiild, p. 37.
concreto para un proceso de acumulación capitalista que ha tendido ha-
cia el agotamiento de los recursos no renovables y hacia la destrucción de
las estructuras funcionales de los ecosistemas, de los que depende la dota-
ción de materias primas y la productividad primaria de recursos naturales
para la reproducción de este modo de producción.
Sin embargo, el discurso ecodesarrollista no es un discurso teórico sobre
las relaciones necesarias y las interdeterminaciones del proceso económico
y las estructuras ecológicas de las que depende su reproducción, ni sobre
las determinaciones que imprime un modo de producción específico o
una cultura sobre su medio ambiente. Es sobre todo un discurso práctico-
ideológico, tendiente a conducir un conjunto de acciones hacia una mejor
armonización entre la reproducción económica y la reproducción de la
naturaleza en tanto objetos y medios del proceso productivo.
La noción de ecodesarrollo surge así de los obstáculos que impone la
desestructuración y la destrucción de la capacidad productiva de los eco-
sistemas para la propia reproducción del sistema capitalista: como una
conciencia de la necesidad de poner en consonancia las formas de de-
sarrollo económico con las estructuras ecológicas, que permitan un proce-
so de desarrollo a largo plazo. Por ello, el ecodesarrollo, si bien sugiere la
creación de nuevos "proyectos de civilización", y apunta hacia un proceso
de transformación de la racionalidad productiva dominante, su realiza-
ción ha estado sujeta por las perspectivas limitadas de los paradigmas eco-
nómicos y las estructuras institucionales prevalecientes.
El ecodesarrollo, como estrategia política, es un producto histórico, re-
sultado de las crisis internas del modo de producción capitalista. Así, no
cabe extrapolar el campo práctico de las estrategias del ecodesarrollo al
campo teórico del conocimiento de las prácticas culturales de las socieda-
des primitivas en el manejo de su ambiente. La etnología, la antropología
y la ecología humana no se confunden con el campo práctico del ecode-
sarrollo, como una estrategia para armonizar las prácticas de explotación
de recursos dentro de las determinaciones que impone la reproducción
del modo de producción capitalista en el mundo actual.
Las estrategias del ecodesarrollo condensan en una toma de conciencia
práctica y una ideología teórica en un momento histórico determinado;
remiten a una teoría y a una praxis. Las prácticas del ecodesarrollo deben
fundarse en el análisis teórico de las formas concretas de apropiación de
los recursos provenientes de las diferentes estructuras ecosistémicas, por la
dinámica productiva que generan diferentes formaciones socioeconómi-
cas, a través de las formas de articulación entre los procesos ecológicos,
los procesos culturales y los procesos sociohistdricos) ,
106
2. Cambio social o racionalización ecológica del capital.
La desarticulación explícita de las estrategias de ecodesarrollo de
co general de las luchas sociales por la apropiación de los recursos,
de promover la autonomía cultural y la gestión tecnológica de las c
nidades, ha hecho que el ecodesarrollo aparezca como un proce
adaptación del capitalismo a las crisis políticas (llamadas de recurs
energéticos, de alimentos, etc.) del momento actual, más que com
praxis de transformación social. En realidad, esta interpretación
fundarse en una serie de propuestas que aparecen en el discurso de lo
cumentos sobre ecodesarrollo y en el marco político internacional e
se inserta.
En el informe de Founex, primer foro de discusión internaciona
problemática ambiental, se desconoce al modo de producción capit
como la causa fundamental de los desequilibrios ecológicos; éstos s
buyen al proceso de industrialización y al crecimiento demográfico e
neral. 1 2 Sin embargo, este mismo "desarrollo", causante de los prob
ambientales, es propuesto a los "países en desarrollo" como solución
problemas económicos, con la sola advertencia de que éste no sea un
sarrollo espontáneo y carente de regulación"." Más aún, se insiste e
los costos crecientes de las normas ambientales no deben obstaculi
desarrollo de los países menos industrializados, y que debe busca
"oportunidad de reubicar en los países en desarrollo las industria
producen contaminación.. . "14
De esta forma se plantean las nuevas "ventajas comparativas" p
desarrollo de los países subdesarrollados, esta vez fincados en una d
bución equitativa de la contaminación." Las posibilidades de explot
II Cfr. E. Leff "Sobre la Articulación de las Ciencias en la Relación Naturaleza-Sociedad
Leff. (Ed), Biosociologia y Articulación de las Ciencias, UNAM, México, 1981.
12 "Estos problemas son de por sí, en gran parte, el resultado de un nivel elevado de desarro
nómico. La creación de gran capacidad de producción en la industria y en la agricultura, e
miento de sistemas complejos de transporte y comunicaciones, la rápida evolución de los co
rados humanos". El Desarrollo y el Medio Ambiente, Founex, Suiza, 4-12 de junio de 197
13 "La preocupación por el medio ambiente no debe debilitar. . .el compromiso de la com
mundial. . .de dedicarse a la tarea principallsima de desarrollar las regiones más atrasadas de
do". "El Desarrollo y el Medio Ambiente", op. cit., p. 2.
14 [bid., p. 39.
15 "En primer lugar, es posible que las industrias que se consideran como contaminantes en
países adelantados, debido a que la capacidad ambiental de éstos es más limitada, no sean conta
tes o lo sean en mucho menor grado, en el contexto de los países en desarrollo que en la act
tienen mucho menos contaminación ambiental. En segundo lugar, es posible que las normas y
ambientales sean muy distintos en el mundo desarrollado que en el mundo en desarrollo, d-
que los países en desarrollo quizá logren todavía obtener una ventaja comparativa. . ." Ibid.
del trabajo (mano de obra barata) y de explotación del ambiente, fortale-
cen este proyecto de ajuste del desarrollo capitalista, en el que cada país
participa según las ventajas comparativas que le otorga el mercado."
Más tarde, los propósitos del ecodesarrollo fueron definidos como "la
valorización de los recursos específicos de cada ecorregión". 17 Pero, ¿no es
en esta valorización de los recursos en lo que se basa la expansión y con-
servación del capitalismo? La valorización (mise en valeur) de los recursos
implica su introducción al proceso productivo (producción de plusvalía, y
a la circulación de estos productos como mercancías en el mercado (reali-
zación de la plusvalía). En este sentido, la valorización de los recursos de
los países del Tercer Mundo implica ampliar el campo de extracción
de materias primas para la reproducción del capital.
Mientras la explotación de los recursos de las zonas rurales se realice en
el marco de las relaciones de producción capitalista, mientras los para-
digmas ecotecnológicos de productividad sean tan sólo un instrumento
para la producción de mercancías para la economía de mercado, el eco-
desarrollo no hará sino diversificar los procesos técnicos de la explotación
de la naturaleza y del trabajo, a pesar de que este proceso se realice en
armonía con las estructuras ecológicas y con respeto a los valores cultura-
les de las comunidades.
De esta forma, al mismo tiempo que el ecodesarrollo puede asimilarse a
una estrategia de adaptación del proceso capitalista de producción a las
condiciones socioculturales y ecológicas del Tercer Mundo, incorpora
propuestas que para realizarse, requieren de ciertos cambios instituciona-
les, jurídicos y políticos, que pueden desencadenar movimientos popula-
res y cambios sociales que desemboquen incluso en una lucha contra el
sistema capitalista.
La falta de un análisis más profundo del campo contradictorio en el
que se insertan las estrategias del ecodesarrollo, ha favorecido el surgi-
miento de confusiones que explican la suspicacia de muchos sobre las po-
sibles "trampas" del ecodesarrollo_ Esto ha llegado incluso a provocar su
rechazo acrítico, sin analizar las formas complejas en las que se insertan
las estrategias del ecodesarrollo en las luchas de clase de nuestro tiempo, y
sin rescatar sus aportes positivos.
16 En este sentido, Bifani ha denunciado el hecho de que "el medio ambiente está siendo conside-
rado como un factor natural, que define una ventaja comparativa más en el análisis tradicional. Está
siendo utilizado para "explicar" la relocalización industrial a nivel internacional y legitimar dicho
proceso desde un particular punto de vista - . Pablo Bifani, Desarrollo y Medio Ambiente 1. CIFCA.
Madrid, 1980, p. 154.
17 S. Sigal "Ecodéveloppement, Pédagogie du Milieu et Structures Institutionnelles", Cahiers de
l'Ecodéveloppemenl, Núm. 8. Centre International de Recherche sur l'Environnement et le Dévelop-
pement, París, 1976.
108
Algunas reservas sobre la generalidad de los principios del
sarrollo parten de la constatación de que los países socialistas no
su proceso de desarrollo en la ciencia ecológica. 18 Pero esta tesis, m
eliminar el sentido del ecodesarrollo, sirve para asignarle un lugar
Es verdad que no todo desarrollo económico ha estado fundado en
nocimiento ecológico rigurosamente científico, ni que todo desa
subsecuente reclama el apoyo de la ciencia ecológica. Por ello el
sarrollo no puede englobar toda la problemática social, ni siquiera
nómica. En la medida en que un estilo de desarrollo no genere un
ponencial de los recursos en aras de la reproducción del capital
menos necesarios los estudios sobre su agotamiento y serán meno
crisis de recursos. En la medida en que las fábricas arrojen menore
dades de residuos y desechos industriales hacia el ambiente, serán
necesarios los estudios sobre los efectos económicos, psicológicos y
gicos de la contaminación. En la medida en que los ecosistemas sea
homogéneos y más resistentes a su explotación intensiva, serán men
cesarios los estudios ecológicos que garanticen su productividad na
el aprovechamiento múltiple de sus recursos.
Sin embargo, estos estudios son indispensables para la explotac
cional de los ecosistemas complejos. Además, la búsqueda de estra
productivas más eficientes desde el punto de vista del aprovecham
energético de los recursos productivos, conduce necésariamente al a
de las condiciones ecológicas de la producción. 19
En la medida en que el estilo de desarrollo haga desaparecer la
siones sobre la capacidad ecológica de sustentación y de regenera
los recursos, cambiarán las condiciones actuales de la crisis ambien
desarrollo. Sin embargo, lo anterior no elimina la necesidad de con
intervención de los procesos de la naturaleza en los procesos produ
que depende de la especificidad de cada ecosistema y de cada form
social. Así, se hace necesario delimitar el sentido de las estrateg
ecodesarrollo dentro del campo de las luchas sociales con contextos
ricos, sociales, culturales y ecológicos precisos.
Las estrategias del ecodesarrollo no proponen ni un conservacio
cultural y ecológico, ni la sustitución de las prácticas productivas de
ciedades agrarias tradicionales por la aplicación de la cienc
tecnología modernas en un proyecto social fundado en un eficien
18
Gómez-Pompa, A., "La Contribución de la Ecología al Ecodesarrollo" en E. Leff (ed)Mer
Primer Simposio sobre Erodesarrollo, Asociación Mexicana de Epistemología, México. 1977, p
19 J. Sarukhán, "Bases Agroecosistémicas para una Filosofía del Ecodesarrollo", en E. L
Memorias, op. cit., pp. 34-51, también el Cap. VIII de este volumen.
energético de la producción. El objetivo del elodesarrollo, definido como
una estrategia para la producción y la aplicación de los conocimientos y
las técnicas necesarias para el aprovechamiento de los recursos de cada,
ecosistema dentro de criterios ecológicos que garantizan su reproducción
a largo plazo, es un proceso social inserto dentro de las luchas de cada co-
munidad por la apropiación de sus recursos y de su riqueza.
El ecodesarrollo está vinculado de esta forma a un proceso político de
cambios técnicos y sociales. Los obstáculos a la producción y aplicación
de las nuevas estrategias tecnológicas del ecodesarrollo no surgen de los
problemas de su viabilidad técnica y su implementación social. Estos obs-
táculos surgen sobre todo de los conflictos de intereses que enfrenta a los be-
neficiarios de estos procesos de cambio al proceso de concentración del capi-
tal y de maximización de las ganancias privadas, afectando los intereses de
los propietarios de la tierra y de los medios de producción, usufructuarios
de la riqueza producida dentro de la racionalidad productiva dominante.
Lo anterior no significa, sin embargo, que el ecodesarrollo, entendido
como una estrategia productiva fundada en la capacidad reproductora
de los ecosistemas naturales y en su productividad primaria, sea incom-
patible con el proceso capitalista de producción. Cierto es que el ca-
pital en su expansión a escala internacional, fundada en la explotación
intensiva de la fuerza de trabajo y de la renta diferencial proveniente de
la productividad primaria de los diferentes ecosistemas, ha generado me-
dios tecnológicos de producción que obstaculizan la reproducción ecoló-
gica de los recursos. Tal es el caso de las tecnologías agrícolas desarrolla-
das en las zonas templadas cuando son aplicadas para la explotación de
los recursos de los ecosistemas tropicales. Pero justamente por esto, la
conservación de la base de recursos naturales de estas regiones se convierte
en requisito indispensable para la producción de ganancias para los capi-
tales allí invertidos. En tanto que la expansión internacional del capital
encontró una dotación abundante de recursos naturales y de fuerza de tra-
bajo provenientes de ecosistemas "vírgenes" para su explotación intensiva,
fue posible que el proceso acumulativo prosiguiera mediante la captación de
la renta diferencial proveniente de la apropiación de la productividad na-
tural de cada ecosistema particular, sin importar su degradación progre-
siva.20 Pero en un mundo limitado, esta forma de expansióri encuentra
necesariamente obstáculos fundados en la incapacidad de los ecosistemas
para dotar de recursos a la demanda creciente de materias primas prove-
niente de la acumulación y la rotación acelerada del capital.
20 J. Hurtubia, V. Sánchez, H. Sejenovich y F. Székely, "Hacia una Conceptualización del Ecode-
sarrollo", en E. Leff (Ed), Memorias..., op. cit., pp. 7-27.
110
Por ello las estrategias del ecodesarrollo pueden vincularse a las
des actuales de reproducción del capital. En su fase monopólica su
dad se rige más por la conservación de tasas adecuadas de ganancia
su maximización en el corto plazo En este sentido, las prácticas d
sarrollo permiten, si no incrementar la tasa de explotación de la f
trabajo y del ambiente, al menos captar y conservar una plusval
minada por los procesos ecotecnológicos de producción y por la
de apropiación del producto.
Cierto es que la competencia entre capitales y la búsqueda de
zación de las ganancias en el corto plazo han roto los mecanismos d
ración de los recursos naturales, agotándolos en su consumo expo
Sin embargo, existen dos hechos que permiten la explotación ca
de los recursos en condiciones de una racionalidad ecológica de
ducción a largo plazo. Por una parte, el control político-económ
diversas ramas productivas y sobre sus mercados de consumo di
en algunos casos la compulsión hacia el aumento de la productiv
nológica. Por otra parte, la productividad natural de los eco
puede ofrecer una producción constante de valores de uso, de cu
cambio se generen ganancias nada despreciables para los dueñ
tierras y de los medios de producción, sin grandes inversiones en
energía. El problema no radica en la imposibilidad económ
explotación capitalista de los recursos en condiciones de una rac
ecológica, sino en la propiedad de los medios de producción que
na la apropiación de la riqueza.
Una empresa trasnacional, ante la posibilidad de un cambio
men gubernamental en los países donde extrae sus riquezas, bus
mizar a corto plazo sus ganancias. Por ello no cabe esperar que se
los agentes sociales que promuevan el desarrollo de un conocimie
tífico-tecnológico capaz de explotar los recursos en armonía con
cidad de regeneración. Pero ello no implica, en manera alguna,
vez producidos estos conocimientos, no sean capaces de increment
ductividad del ecosistema y de ser apropiados como nuevos medio
ducción por una clase capitalista. Más aún, en el capitalismo mo
del Estado y en las grandes empresas monopólicas, la planificaci
actividades productivas en conjunto y a largo plazo es una prác
vez más extendida. En esta forma se evita que una unidad pro
cree "externalidades" que repercuten en la productividad de otr
res de predominio de la empresa monopólica, sea ésta de capital
o público.
21 Véase P. Sweezy y P. Baran, El Capital Monopolista, Siglo XXI Editores, México
 Las prácticas del ecodesarrollo no implican por tanto una lucha frontal el proceso político-económico del capital que atenta constante
contra el capital ni requieren para su aplicación de un cambio en las rela- contra el potencial productivo de riqueza proveniente de su
ciones sociales de la producción capitalista. Sin embargo implican la ambiente, contra su identidad cultural y contra sus condicio
implementación de nuevas tecnologías ecológicas y de nuevas prácticas existencia.
productivas que se insertan en un proceso socio-político de transforma-
ción histórica y de luchas sociales por la apropiación de los conocimientos Las estrategias del ecodesarrollo se insertan en esta forma en el
técnicos, de los medios de producción y de la riqueza de los pueblos. de las luchas sociales por la apropiación de las condiciones de produc
Por lo tanto, en lugar de decretar una incompatibilidad entre capitalis- las comunidades indígenas y de las sociedades campesinas. Las téc
mo y ecodesarrollo, es necesario pensar el proceso de incorporación de es- los conocimientos necesarios para las prácticas productivas del
ta estrategia productiva en el contexto de las luchas sociales de las dife- sarrollo se convierten en nuevos medios de producción objeto
rentes formaciones culturales por la apropiación de sus recursos. En el lucha por su apropiación. Si estás luchas hubieran de llevar a la co
proceso de implementación de esta nueva racionalidad productiva se irán ción de una nueva sociedad, ésta florecerá más libremente en un
generando conflictos políticos y cambios sociales que en algunos casos de recursos abundantes, que en los desiertos — cementerios de recu
podrían llevar a la apropiación de tierras y de los medios de producción que habría legado un capitalismo sin ecodesarrollo.
por parte de las clases trabajadoras de las comunidades rurales. Pero esa
posibilidad no depende simplemente de la explotación "racional" de los
recursos.
La autonomía de estos pueblos no depende tan sólo del desarrollo y de
la aplicación de tecnologías apropiadas que racionalicen la productividad
natural de los ecosistemas con el proceso de su transformación industrial
(la racionalización del modo de producción capitalista por ecozonas). La
asimilación de estos conocimientos por parte de las comunidades rurales,
el control social de sus medios de trabajo y la propiedad comunitaria de
sus medios de producción es condición para que los países "subdesarrolla-
dos" aspiren a un desarrollo independiente. De su estrategia política de-
pende que sus estrategias tecnológicas sean factor de racionalidad para la
reproducción del capital o que se conviertan en una herramienta para la
liberación de la explotación a través de la transformación de sus procesos
de trabajo.
Por todo lo anterior, las estrategias del ecodesarrollo al insertarse en el
contexto de las luchas sociales, presentan dos alternativas:

1. La de convertirse en un medio tecnológico para lograr un mejor ajuste

de las condiciones actuales de reproducción del capital a las condi-
ciones de reproducción de los recursos naturales y de los ecosistemas.
2. La de insertarse como una política científica en un proceso de luchas
sociales, en el que investigadores y técnicos colaboren con las comuni-
dades en la recreación científica de los conocimientos tradicionales de
sus prácticas productivas, para aprovechar mejor sus tierras, descubrir
nuevos usos potenciales de sus recursos y encontrar mejores formas de
organización productiva, que sirvan a estas culturas de defensa contra

112
 terrestres y acuáticos, así como la calidad de vida de la población.z
En este sentido, las conciencias más críticas dentro de estos países seña-
laron el carácter meramente instrumental de las políticas ambientales
orientadas a controlar los efectos ambientales producidos por la racionali-
dad productiva dominante, a través de la incorporación de un nuevo sec-
tor encargado de la regulación de las externalidades producidas por los
patrones tecnológicos y las prácticas productivas prevalecientes, y cuyo
control (internalización) dependería de la factibilidad tecnológica y la
rentabilidad económica de la incorporación de equipos descontaminantes
o de procesos de recuperación y recirculación productiva de los desechos
industriales.3
En los países "subdesarrollados" el ambiente adquiere una dimensión
más compleja y se inserta en una perspectiva más amplia de su proceso de
desarrollo. Más allá de los problemas relativos al control de la contamina-
ción, el ambiente aparece como un sistema de recursos, como un poten-
cial productivo para una estrategia alternativa de desarrollo.La imple-
mentación de esta estrategia implica la necesidad de generar instrumen-
tos conceptuales y operativos para incorporar esta perspectiva en las prác-
ticas de la planificación del desarrollo. En este sentido, la internalización
de los problemas ambientales en la administración pública va más allá de
la incorporación de "variables" o "dimensiones" ambientales dentro de
una práctica tradicional de la planificación, sujeta a una fuerte compar-
tamentalización disciplinaria del saber y a un marco institucional carac-
terizado por la sectorialización de las acciones gubernamentales.'
Diversos métodos de evaluación de impactos ambientales y de análisis
de costo-beneficio han sido diseñados e instrumentados para regular estas
prácticas de planificación y para normar la selección de proyectos de in-
versión. Estas técnicas, sin duda, permiten captar ciertas oportunidades
económicas a un nivel más global o de mediano plazo de las que pueden
reconocer los estudios de mercado a nivel empresarial, asignando un va-
lor de planificación a ciertos recursos naturales o factores ambientales
que no son valorizados por los mecanismos de formación de precios en el
mercado.5
2 Cf. Gutman, "Economía y Ambiente", en E. Leff (coordinador) Los
Problemas del Conoci-
miento y la Perspectiva Ambiental del Desarrollo, UNAM-Siglo XXI, 1986.
3 C. Granau, Le Capitalisme Face á la Non Croissance". Les Temps Modernes,
No. 326, París,
1972; H.M. Enzenberger, "A Critique of Political Ecology", New Left Reviere, No. 84, 1974.
4 H. Sejenovich, "Planificación y Medio Ambiente", CIFCA, Serie Opiniones, Madrid, 1982; V.
Sánchez, "La Cuestión Ambiental y la Planificación", en Diez Arios Después de Estocolmo, CIFCA,
Madrid, 1983.
6 En este sentido, el valor de los desechos ó residuos industriales recuperados puede presentar un
balance de beneficios frente a los costos de innovación, instalación y operación de nuevos equipos y
procesos "descontaminantes".
116
Sin embargo, en muchos casos, estos estudios se emprenden u
que las decisiones en cuanto a la localización de la planta y la selec
tecnología han sido realizadas, o incluso, cuando el proyecto se enc
ya en construcción o en operación. Rara vez anteceden a la toma d
siones de proyectos alternativos de aprovechamiento de los recurso
damentada en un análisis prospectivo de tecnologías apropiadas y
formas posibles de organización productiva para un manejo más i
do de los recursos, orientada hacia una distribución social más eq
de los. beneficios del desarrollo y hacia la mayor reducción posible
costos ecológicos.
De esta forma, ha prevalecido la búsqueda de una solución tecn
a la problemática ambiental dentro de la racionalidad de la econo
mercado. Así, las actividades de investigación científica y desarro
nológico se han orientado hacia la innovación de procesos prod
adaptados a la disponibilidad de los "factores productivos" de dif
regiones y al diseño de tecnologías suaves o limpias para reducir e
de contaminación ambiental.
La fe en una solución tecnológica a la crisis de recursos va más
una evaluación del potencial científico existente, para descubrir
recursos y su capacidad de sustitución de las materias primas ago
la factibilidad de explotar, con tecnologías mejoradas, recursos q
viamente eran incosteables económicamente. Esta ilusión tecn
presupone que todos los desechos del proceso de producción y c
serían recirculados al proceso económico, y que la materia prim
procesos productivos podría reducirse a una masa y energía ind
ciada. 6 El viejo mito de la piedra filosofal reaparece en este uso id
de la ciencia y la técnica , con la ilusión de utilizar el potencial tec
para revertir el segundo principio de la termodinámica. Este sueñ
lógico oculta el hecho de que la satisfacción de las necesidades h
depende de la conservación de ciertas estructuras materiales
ciadas, cuya desorganización progresiva abate la oferta ambient
cursos. La creciente degradación de la energía en calor puede lleg
basar ciertos umbrales de equilibrio ecológico y geofísico, necesa
la sobrevivencia de la especie humana, si se expanden las actuales
cias hacia la explotación de los recursos y los hábitos de consumo
patrones tecnológicos y la racionalidad productiva prevaleciente
6 "Finalmente, la materia prima requerida para la producción industrial será únicame
energía" (Barnet & Morse, Scarcity and Growth: The Economies of Resources Availab
Hopkins Press, Baltimore, 1963.)
7 Habermas, J., La Technique et la Science comme "idéologie",
Gallimard, París, 19
 La dominación de la naturaleza por medio de la ciencia y la tecnología
aparece así como el signo de un posible "reino de la libertad" que habría
trascendido las fronteras de la necesidad que surgen del principio de esca-
sez de recursos, 9 en el que se funda la civilización de los tiempos moder-
nos. Esta liberación tecnológica sería lograda por medio del desarrollo de
las fuerzas productivas, gracias a la supresión del tiempo de trabajo hu-
mano como condición de la producción de riquezas y a la abolición del
tiempo como limitante constitutivo del ser humano. 9 Esta racionalidad
tecnológica" ha repercutido en todas las manifestaciones del desarrollo
social de nuestro tiempo, mediante un desarrollo unidimensional de las
fuerzas productivas de la humanidad, marcado por la destrucción de la
diversidad cultural de las formas de organización productiva, del apro-
vechamiento múltiple de los recursos de las comunidades, de los patrones
de consumo y de los estilos de vida de los pueblos. Más aún, el pensamien-
to tecnológico como "razón de fuerza mayor"" para la resolución de las
actuales "crisis de recursos", de energéticos, de alimentos, etc., ha blo-
queado la emergencia de una racionalidad y de formas de producción al-
ternativas fundadas en la diversidad ecológica y cultural para el apro-
vechamiento de los recursos. De esta forma, la internalización teóriCa de
los problemas ambientales, necesaria para entender las causas históricas
de las crisis económica, demográfica y de recursos (que lejos de haber sido
resuelta en el sueño tecnológico, se abate sobre la realidad cotidiana de
nuestros pueblos), y para orientar y generar opciones tecnológicas y una
racionalidad productiva diferente a las actuales prácticas contaminantes,
despilfarradoras y destructoras de los recursos naturales y sociales, ha
quedado rezagada.
Son estas preocupaciones las que han venido caracterizando una pers-
pectiva ambiental del desarrollo para los países del Tercer Mundo. Es así
como, desde una perspectiva social más amplia del proceso de desarro-
llo, emergió el concepto de ecodesarrollo como una estrategia de desa-
rrollo concebida principalmente para las regiones subdesarrolladas."
Esta ha tenido un impacto importante, tanto a niveles gubernamenta-
les como académicos (probablemente en Latinoamérica más que en otras
regiones del Tercer Mundo), después de la Conferencia de las Naciones
Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo celebrada en Estocolmo en
Balla, B.. : Scarcity of Resources and Social Action",
Social Science Information,
6, 1983.
9 Richta, R., et. al., La Civilzzatzon au Carrelour, Editions Anthropos. París, 1972.
I° Marcuse, H., L'Homme Unidimensionnel, Editions de Minuit. París, 1968.
II Nicol, E., El Porvenir de la Filosolza, Fondo de Cultura Económica, México 1972.
12 Sacho, I., Stretégies de l'Ecodevéloppement, Les Editions Ouvriéres, Parfs 1980; Ecodesarrollo:
desarrollo sin destrucción, El Colegio de México, México, 1982.
118
1972. Vinculada con la preocupación para la reestructuración del
económico internacional, la concepción del ecodesarrollo propone
loración de los recursos de las regiones rurales a través de la implem
ción de ecotécnicas adaptadas a las condiciones ecológicas y cultur
cada comunidad y la autogestión tecnológica de los pueblos.
Por medio de la orientación del desarrollo tecnológico para susti
insumos de recursos no renovables por materias primas de fuente
vables, de una racionalización del proceso productivo fundad
complementarización de actividades agroindustriales y de la recircu
ecológica y tecnológica de residuos, subproductos y desechos, el
sarrollo promueve una estrategia de desarrollo para el largo plazo.
una visión sistémica de las relaciones entre población, tecnología y
sos, se plantea así la necesidad de internalizar las externalidades eco
y sociales de la racionalidad económica dominante dentro del par
de la economía política, insertando la dimensión ambiental en la p
cación del desarrollo." De esta forma, ante la propuesta de una s
a la crisis de recursos por medio del freno al crecimiento," el e
sarrollo abre la vía para generar nuevos estilos de desarrollo po
dentro de la racionalidad económica dominante de las sociedades
listas y socialistas.
Esta racionalidad económica es, sin embargo, la causa predom
de la actual problemática ambiental y de una serie de problemas so
económicos asociados con ella. Lo que hasta ahora ha faltado a
puestas ambientales para contrarrestar dichos efectos, es la aporta
un soporte teórico para la construcción de una racionalidad pro
alternativa que pueda oponerse, contrastarse y, eventualmente sus
los modelos de cientificidad económica y a los patrones tecnológi
generan y soportan las tendencias dominantes en la actualidad. E
cionalidad ecotecnológica encontraría su soporte material en un
de desarrollo de las fuerzas sociales de producción fundado en la a
ción de sus niveles ecológico, tecnológico y cultural de productiv
Esta racionalidad productiva alternativa es más que una nuev
ción tecnológica a los problemas ambientales. Su concreción dep
la orientación de la acción política hacia la consecución de sus obj
de transformaciones en las concepciones teóricas sobre el proceso
mico, así como del uso del potencial científico y tecnológico de la s
Vol. 21, No.
Social Science In
13 Sacha, I., Approaches to a Political Economy of Environment",
Vol. 10 No. 5, 1971; "Environment and Planning: a few directives for research and plann
Science Information, Vol. XIII, No. 6, 1974.
The no Groseth Soneto, H
14 Daedalus, Journal of the Academy of Ans and Science,
versity, Cambridge. Fall, 1973.
 para la construcción (objetivación) de tal racionalidad. Me referiré a esta
constelación de procesos ideológicos, teóricos, científicos y tecnológicos
que soportan y determinan una cierta racionalidad productiva, en los tér-
minos de un paradigma conceptual." De esta forma, la construcción de
una racionalidad productiva alternativa, más que demandar o estar suje-
ta a un cambio previo del modo de producción, conlleva un cambio de
paradigmas conceptuales que surgen de la elaboración, producción,
transformación, articulación e integración de conocimientos teóricos y
prácticos."
2. Racionalidad productiva y problemática ambiental.
Las causas predominantes de la "crisis ambiental" no son las de una pre-
sión neomalthusiana de la población sobre los recursos 17 ni de una ten-
dencia "natural" del progreso histórico hacia un consumo creciente de
energía." Las crisis de recursos, de alimentos, de energía, y la sobre-ex-
plotación y depleción de los mismos, es el resultado de un proceso económi-
co dirigido por el propósito de maximizar en el corto plazo las ganancias
privadas de los capitales invertidos, asociado con los patrones de consumo
de la sociedad opulenta," o por la estrategia de maximización del exce-
dente económico en las economías controladas por el Estado.
Dentro de diferentes estructuras del poder, con distintos patrones de
distribución de la riqueza y medios de solucionar los problemas del
19 Uso aquí el concepto de paradigma, elaborado por Kuhn, en un sentido analógico, ya que lo
que implica esta constelación de procesos ideológicos es más amplio y complejo que una "matriz disci-
plinaria", y sus "ejemplares" —los procesos sociales concretos donde se prueba la racionalidad produc-
tiva de dichos "paradigmas" están más allá del campo experimental de cualquier disciplina
científica. Kuhn, T.S., The Struclure of Sctentzlic Revolutions, The University of Chicago Press,
1962, y "Second Thoughts on Paradigms", en T. S. Kuhn, The asential Tension, The University of
Chicago Press, 1977.
16 Cf. E. Leff, "Ambiente y Articulación de Ciencias", en E. Leff,
Los problemas del conocimien-
to..., op. cit. Indudablemente, los problemas de ruptura, revolución, cambio y transición de unas
estructuras teóricas, económicas y productivas a otras, así como sus múltiples y complejas articula-
ciones, son fundamentales para la problemática que nos ocupa, así como para implementar una
estrategia de transición hacia una racionalidad productiva alternativa. Baste apuntar aquí que la ra-
cionalidad de todo sistema económico, está asociada con la racionalidad de una teoría económica
que a su vez genera sus propias irracionalidades, perceptibles desde otras perspectivas de racionali-
dad teórica y social. Godelier, M., Rationalité et irrationalité en Economie, F.
1969. Maspero, París,
17 Erlich, P.R. The Population Bomb,
Ballantine Books, New York, 1968. Erlich P.R., y Erlich
A.H. Population, Resources, Entironment, W.R. Freeman and Company, San Francisco, 1970.
la Adams, R.N., Energy and Structure a theory of social pou'er,
Texas Univérsity Press, 1975.
19 Commoner, B., "Dos Enfoques de la Crisis Ambiental"
Comercio Exterior, Vol. XXIV. No. 3.
México, 1974, The Proverty of Power, Alfred A. Knopf, New York, 1976.
120
bienestar social de la población, este crecimiento económico se ha
terizado por un proceso generalizado de acumulación de capital. D
del sistema capitalista, este proceso ha estado gobernado por la nec
estructural de sus relaciones sociales de producción para increme
productividad del capital, y ha sido legitimado por la ideología de l
empresa. En el campo socialista, una cierta concepción evolucioni
la historia, que ha otorgado predominancia al desarrollo de las f
productivas sobre la transformación de las relaciones sociales y so
estructuras ecológicas proveedoras de recursos, ha favorecido una
acumulación de capital. Desde sus perspectivas opuestas de desarrol
tórico, las potencias capitalistas y socialistas han librado una bata
el crecimiento económico, como un medio de alcanzar una supre
política internacional.
Las anteriores condiciones económicas y políticas han guiado un
so tecnológico concebido como una organización para la produc
aplicación del- conocimiento orientado hacia las necesidades de acu
ción del capital. Esta racionalidad económica ha estado soportada
paradigma económico donde la tecnología es percibida como un sa
tor inserto en los factores básicos de la producción, el capital y el tr
quedando asociada, de esta forma, con la productividad de los med
producción y de la fuerza de trabajo.
Ciertamente, dentro de este paradigma económico de producci
ecosistemas terrestres y acuáticos son fuente de materias primas q
medio de la aplicación de capital y trabajo, generan un producto c
cializable. Sin embargo, la productividad primaria de los ecosi
—su capacidad natural para elaborar materia vegetal a través del p
fotosintético, y su potencial para producir satisfactores naturales—
excluida de la conceptualización de la productividad económica. A
cer de un precio de mercado, estos procesos naturales aparecen
tantos otros satisfactores "libres", resistentes a un proceso de valor
y de incorporación a las prácticas de planificación económica. E
miento económico y el progreso tecnológico generados por este p
ma económico emergieron, de esta forma, como una racionalid
ductiva contra natura.
Este proceso productivo se caracteriza por el desajuste entre las
y ritmos de extracción. explotación y_transformación_de los recurs
rales y las condiciones ecológicas para su conservación y regenerac
aceleración de los ritmos de rotación del capital, y la capitalizació
renta diferencial generada por la productividad primaria de los ec
mas y la fertilidad de sus suelos para maximizar las ganancias o lo
dentes económicos en el corto plazo, produce una creciente presió
 el medio ambiente." Estas condiciones del capital para la explotación de
los recursos generan patrones tecnológicos de aprovechamiento orienta-
dos hacia una uniformización de cultivos guiada por la valorización de
ciertos productos en el mercado. De esta forma, la transformación de los
ecosistemas complejos en campos de cultivos homogéneos, generan una
explotación a gran escala que induce un costo creciente de insumos in-
dustriales y energéticos y cuya productividad (sobre todo en los ecosiste-
mas tropicales) declina rápidamente. Estos patrones productivos generan
a su vez niveles de contaminación atmosférica, de ríos, lagos y mares, y
procesos de erosión y salinización de suelos, que afectan la productividad
de los recursos naturales en los ecosistemas terrestres y acuáticos.
El anterior proceso ha conducido hacia una progresiva depleción de los
recursos abióticos del planeta, y hacia la destrucción de las estructuras
edafológicas y de los mecanismos ecosistémicos que soportan la produc-
ción y regeneración de los recursos bióticos. De esta forma, el proceso
productivo fundado en la productividad tecnológica del capital, en sus
tendencias expansivas y acumulativas, ha sobreexplotado los recursos hu-
manos y naturales de diversas regiones. La desestabilización de los ecosis-
temas y la erosión de sus suelos ha sido el efecto de tal racionalidad pro-
ductiva.
Los modelos tecnológicos y los procesos productivos desarrollados por
esta racionalidad económica no incluyen en su diseño criterios que per-
mitan un manejo ecológicamente racional de los recursos naturales.
La disfuncionalidad y la irracionalidad productiva de estas tecnoestruc-
turas es más evidente cuando son transferidas y transplantadas a países y
ecosistemas diferentes de las regiones templadas e industrializadas donde
han sido generadas. Al ser aplicadas indiscriminadamente en las regiones
tropicales y subdesarrolladas, las fuerzas sociales de producción genera-
das para el control y aprovechamiento tecnológico de las leyes de la natu-
raleza, se convierten en fuerzas destructoras de los procesos ecológicos y
culturales que han sido la fuente de riqueza y desarrollo de sus pueblos.
Sin embargo, los problemas ambientales de los países subdesarrollados
no son resolubles tan sólo con la implementación de tecnologías "apropia-
das"." Las comunidades, cuyos ecosistemas, valores culturales y prácti-
cas tradicionales han sido destruidos en el proceso de "modernización" de
estos países, se ven forzados a emprender una serie de prácticas destructi-
vas para su sobrevivencia, al haber sido despojados de sus tierras, medios
de producción y oportunidades de empleo productivo, problemas que
20 Véase el Capítulo 11 de este volumen
21 Schumacher, F. F., Small is Beautiful, Harper & Row. New York, 1973.
122
han estado asociados con la estructura de tenencia de la tierra y con
pendencia económica y tecnológica de estas naciones.
Una política ambiental, orientada a resolver los efectos contami
generados por el ritmo creciente de transformación de los recursos, es
nente en nuestros países, en tanto que hemos importado los patron
nológicos de las naciones altamente industrializadas, y modelos sim
de urbanización. Su implementación es incluso más urgente, de
que los procesos de concentración económica y las formas de explo
de los recursos han sido mucho más incontrolados en los países "s
sarrollados", ocasionando mayores índices de contaminación, form
manejo más inadecuadas de los recursos hídricos, y una disposición
sa de los desechos industriales, con la consecuente destrucción de
cursos provenientes de los ecosistemas acuáticos y terrestres don
arrojados.
Una política ambiental fundada simplemente en medidas reme
o, incluso, en instrumentos preventivos para disminuir los costos soc
ecológicos de las prácticas productivas que genera la racionalidad cap
ta dominante — la evaluación del impacto ambiental; la imposi
transferencia de los costos de contaminación y destrucción ecológic
productores—, en el caso de llegar a ser prácticamente instrumen
podrían detener algunos proyectos indeseables o modificar el bala
costos y beneficios sociales. Sin embargo, estas medidas son insufi
para revertir la principal corriente de actividades destructivas so
ambiente, asegurar una explotación prudente de los ecosistemas, p
ver la renovabilidad de los recursos, y desarrollar el potencial prod
de los ecosistemas y sus recursos para un estilo alternativo de desa
Ciertamente, las aplicaciones prácticas del desarrollo científico
progreso tecnológico han sido fuertemente orientadas por los re
mientos de la racionalidad económica capitalista. No obstante lo
rior, el desarrollo del conocimiento científico-tecnológico ha gener
potencial innovativo, fundado en el conocimiento de la estructur
naturaleza, que puede orientarse hacia el desarrollo de nuevos re
naturales y tecnológicos, al aprovechamiento de fuentes alternati
energía y al diseño de nuevos productos, soportando un proyecto de
zación y una estrategia de desarrollo que incorpore dentro de las f
sociales de producción las condiciones ecológicas y culturales de d
tes formaciones sociales. Se abre así la posibilidad de organizar un
so de producción a partir del desarrollo de las fuerzas ecológicas, te
gicas y sociales de producción, que esté menos sujeto a la lógica
maximización de ganancias y más comprometido con la satisfacc
las necesidades básicas y la calidad de vida de la gente.
3. Productividad ecotecnológica y manejo integrado de recursos.
La implementación de una racionalidad productiva fundada en el poten-
cial ecológico del ambiente es más urgente en aquellas regiones donde la
productividad primaria de los ecosistemas es más alta, y cuyas estructuras
funcionales, así como la fertilidad de sus suelos, son más vulnerables por
la racionalidad productiva capitalista y por sus modelos tecnológicos. Sin
embargo, también adquiere sentido en cualquier región cuando los proce-
sos productivos son evaluados desde la perspectiva de un desarrollo sosteni-
do fundado en la renovabilidad de sus recursos, de la distribución regional
y social de sus costos ecológicos y del respeto por los valores culturales y los
estilos de vida de las comunidades. 22
Una estrategia alternativa de desarrollo, basada en las condiciones eco-
lógicas para el aprovechamiento productivo de la productividad primaria
de los ecosistemas, debe fundarse en la integración de los procesos ecoló-
gicos que generan los valores de uso natural, con los procesos tecnológicos
que los transforman en valores de uso socialmente necesarios. De esta for-
ma, el proceso productivo quedaría constituido por dos niveles comple-
mentarios e interdependientes.
a) Un nivel de productividad ecológica que, estando fundado en las
condiciones de productividad primaria de los ecosistemas, es afectado por
el manejo tecnológico de sus ciclos de materia y energía y de sus funciones
estructurales, y por la organización social de las prácticas productivas que
operan en una formación social para el aprovechamiento de sus recursos.
Estas prácticas afectan las formas y ritmos de generación de recursos na-
turales, así como las condiciones de conservación, regeneración y trans-
formación de los ecosistemas, a través de la valoración cultural de sus re-
cursos potenciales, de las condiciones socieconómicas para su explota-
ción, y de la factibilidad tecnológica de su transformación.
b) Un nivel de productividad tecnológica, caracterizado por la eficien-
cia de un agregado de técnicas, medios de producción y procesos produc-
tivos utilizados en la transformación de los recursos naturales generados
por el nivel ecológico, para la producción de satisfactores socialmente ne-
cesarios. Esta tecnoestructura dependerá así de la valoración cultural de
los recursos del ecosistema y de las condiciones socioeconómicas de la or-
ganización productiva que determinan la factibilidad de implementar di-
versas opciones tecnológicas.
Un proceso productivo construido sobre estos dos niveles articulados de
productividad conduce necesariamente hacia el análisis de las condi-
22 McNeely, J. A. y Pitt, D., culture and consertution, Croom Helm, London, 1984.
124
ciones ecológicas, tecnológicas, económicas y culturales que haga
tibie un aprovechamiento y transformación de los recursos nat
orientados a maximizar el potencial productivo de los ecosistemas (
diente de su productividad primaria, su capacidad de carga, sus c
ciones de resiliencia y sus arreglos productivos que determinan su
ecológicas de explotación) 2 y a minimizar la depleción de los recu
renovables, así como la descarga y acumulación de productos, s
ductos y residuos de los procesos de producción y de consumo.
Estos principios normativos sobre la articulación ecotecnológica
procesos productivos tienen consecuencias importantes para la con
ción de una racionalidad productiva alternativa para el proceso
sarrollo. La conceptualización de un proceso productivo fundad
generación de una tecnoestructura más compleja, dinámica y flexib
ticulada al proceso ecológico global de producción y reproducc
recursos naturales y transformados, ofrece una perspectiva más a
para el manejo integrado de los recursos que el que surge del marc
mitado de una planificación económica en la que éstos están conf
en sectores separados de la actividad productiva. Además, perm
distribución de recursos productivos y de la riqueza social más equ
y posiblemente más productiva a largo plazo, que la que surge actu
te de la explotación de la fuerza de trabajo y los recursos natura
medio de la concentración del capital y la maximización de su prod
dad en el corto plazo. -
La racionalidad ecotecnológica emerge de un nuevo centro de
dad, fuente del potencial productivo que genera un proceso a part
organización ecosistémica de los recursos y de nuevas formas de org
ción social y productiva. Esta racionalidad genera e irradia nueva
zas productivas a través de un proceso de innovaciones tecnológica
redistribución de la población en el espacio geográfico, y de reorg
ción y relocalización de las actividades productivas. Este proceso n
riamente afectará la cantidad, calidad y distribución de la riqueza a
de la descentralización de las actividades económicas, de la conser
de la productividad ecológica del planeta y del respeto por la dive
cultural de los pueblos.
El proceso de construcción de esta racionalidad ecotecnológica
de de una serie de acciones sociales, de cambios institucionales y d
vaciones tecnológicas. Es un proceso histórico, cultural y político. L
ductividad ecológica, fundada en el potencial productivo natural
organización ecosistémica del ambiente, es transformada por las p
23 Gallopfn, C.C., "Tecnología y Sistemas Ecológicos", CIFCA, Serie Opiniones, Madr
 productivas de cada formación socioeconómica. Similarmente, el proceso de sus recursos, las condiciones de.aplicación de sus rne_dios técnicos d
tecnológico basado en las leyes de la naturaleza, se genera en un proceso ducción y las formas de consumo de sus productos, norman los proc
social de producción de conocimientos que depende en fuerte grado de la explotación y la productividad de sus ecosistemas. La división soc
racionalidad productiva de una organización cultural. trabajo, la distribución del tiempo disponible entre diversas activ
Las estructuras ecológicas y tecnológicas, una vez generadas por las productivas y otras funciones culturales, y la eficiencia organizativa
prácticas productivas de una formación social y determinadas por las exi- procesos de trabajo, son algunos de los elementos que contrib
gencias de un modo de producción, adquieren una fuerza productiva establecer este nivel de productividad.
propia. Sin embargo, su productividad depende de las condiciones econó-
micas y de los estilos de organización productiva que delimitan las formas
En muchos casos, las prácticas tradicionales de las comunidad
y ritmos de su funcionamiento. Estas condiciones de la producción guar-
incorporado las condiciones de un aprovechamiento ecológicame
dan una relativa independencia sobre las fuerzas productivas ya incorpo-
cional de sus recursos al desarrollo de sus fuerzas productivas. En es
radas a los medios ecológicos y tecnológicos de producción. Las formas de
tido, la defensa de su autonomía cultural contribuye a la conserv
propiedad y posesión de las tierras y de los medios de producción, el pro-
desarrollo del potencial productivo de su ambiente." Sin embargo,
ceso económico nacional e internacional, las estructuras sociopolíticas a
pacto ambiental de estas prácticas productivas no depende sólam
nivel nacional y local, condicionan el acceso social a los recursos, la pe-
las propiedades técnicas de sus medios de producción, sino que está
riodicidad e intensidad del uso del potencial ecotecnológico y las inver-
a las condiciones sociales de su aplicación y a sus funciones cultura
siones productivas en diferentes regiones y actividades económicas. pendientes de su estilo de vida. Las creencias religiosas, las normas
La construcción de una racionalidad ecotecnológica se funda en un les y los valores éticos de los pueblos, así como su historia de explo
concepto de productividad social que surge de la articulación de tres pro-
económica y dominación cultural a las que han sido sometidos,
cesos interdependientes, que establecen niveles correspondientes de pro-
determinan su actual organización productiva, sino que condicio
ductividad. disposición y capacidad para incorporar nuevos conocimientos tec
cos a sus prácticas tradicionales. Así, el acceso social y la participac
a) Un nivel de productividad cultural, 24 caracterizado por el conocimien- pular en la gestión de sus recursos productivos, afecta la distribuc
cial de la riqueza y promueve la satisfacción de las necesidades bá
to cultural de las condiciones de fertilidad y del uso productivo de los eco-
sistemas a través de las prácticas productivas de las comunidades. En este
las demandas de la población, a la vez que contribuye a establecer s
sentido, el estilo etnológico de desarrollo de la población, la percepción
mas y niveles de la productividad cultural.
b) Un nivel de productividad ecológica, soportada poda conser
24 La construcción del "concepto práctico -
de productividad cultural puede aparecer corno una
herejía teórica. al vincular en forma adjetivada (dominada) el concepto de cultura generalmente
de la fertilidad de los suelos y el mantenimiento de ciertas estructur
utilizado para designar formaciones sociales y actividades humanas poco caracteriza bles en términos
cionales de los ecosistemas, que garanticen su potencial productiv
de una tendencia hacia el incremento de su productividad, con este concepto, propio del proceso de go plazo, sus condiciones de estabilidad, y la renovabilidad de sus
crecimiento económico que, en la comercialización y capitalización de los productos culturales de las
sociedades "primitivas' . y de las artes y oficios modernos, han ido destruyendo la estructura social que
sos. A partir de estas condiciones básicas, la productividad prim
soportaba dichos valores culturales y sus prácticas tradicionales. Sin embargo, en tanto que una fun
los ecosistemas puede seguir un proceso de regeneración selectiv
ción de la planificación interdisciplinaria es la generación de "conceptos prácticos" provenientes de especies bióticas y de uso diferenciado del suelo, sujeto a las práct
un trabajo de transformación e integración de conceptos teóricos para la resolución de problemas turales de la población y a la aplicación de una tecnología ecológica pa
concretos, y en tanto que la operacionalidad del concepto de productividad ecotecnológica para el
manejo integrado de recursos implica un respeto por los valores culturales de los pueblos (más no un
mentar la producción de valores de uso socialmente necesarios. De
retorno a las prácticas tradicionales), el concepto de productividad cultural es pertinente para dar ma, la productividad primaria, considerada desde esta perspectiva
cuenta de la fuerza productiva de una comunidad a partir de su percepción y de las formas de apro- no se refiere a la producción de materia vegetal indiferenciad
vechamiento productivo de sus recursos, de sus motivaciones para la producción y la reorganización
de sus actividades productivas y de su capacidad para generar y asimilar nuevos conocimientos a sus
rada por la fertilidad natural de los suelos y por los procesos de
prácticas productivas tradicionales. En forma análoga, el concepto de productividad primaria pro- ción o sucesión ecológica, sino a la eficiencia de ciertos arreglos ec
veniente de la ciencia ecológica es transformado en un concepto de productividad ecológica para los (de la organización productiva de poblaciones vegetales y cultiv
fines prácticos de una planificación del manejo integrado de recursos. (Cf. E. Leff. "Ambiente y Ar-
ticulación de Ciencias", Op. Cit).
25 Véase el capítulo IV de este volumen.

126
 tiples, de sus ciclos de nutrientes, de su capacidad de asimilación de de-
sechos industriales, etc.) para el aprovechamiento de las propiedades de
ciertos recursos.
Este potencial primario está asociado con numerosos procesos de pro-
ductividad biológica secundaria y tecnológica. Los primeros se fundan en
la transformación de una parte de los recursos florísticos a través de las
cadenas tróficas de las comunidades faunísticas del ecosistema. La pro-
ductividad biológica resultante de la integración de los procesos prima-
rios y secundarios dependerá de las variadas asociaciones posibles de uso
múltiple de los recursos vegetales y de cultivos combinados ; con diferentes
formas de ganadería, acuacultura, pesquerías, cultivos de pequeños ani-
males y el manejo de fauna silvestre.
La distribución espacial de estos recursos biológicos, sus intercambios
materiales y energéticos, la recirculación ecológica de los desechos orgá-
nicos y de los residuos o subproductos de los procesos industriales, estable-
cerán nuevos ciclos de nutrientes en el ecosistema y nuevos balances de
energía. La aplicación de procesos biotecnológicos altamente eficientes y
el incremento en la tasa de crecimiento de las especies demandadas por la
aplicación de tecnologías genéticas y otros medios científicos, son otros
tantos aspectos que contribuyen al establecimiento de un nivel general de
productividad ecológica."
c) Un nivel de productividad tecnológica, que fundamentalmente de-
pende de la eficiencia de los procesos de transformación de un conjunto
de medios mecánicos, químicos, bioquímicos y termodinámicos de produc-
ción. La interdependencia de estos procesos tecnológicos con los procesos
culturales y ecológicos descritos anteriormente, implica la construcción de
una tecnoestructura fundada en la orientación de los esfuerzos innovativos
hacia una nueva racionalidad productiva. De esta forma, la productividad
tecnológica está asociada con los efectos de esta tecnoestructura sobre la
productividad ecológica a largo plazo, y con sus formas efectivas de utili-
zación en los procesos de trabajo a través de un proceso de asimilación
cultural.
Estas interrelaciones sistémicas guían un proceso de innovación pros-
pectiva de nuevos estilos tecnológicos27 e introducen nuevos criterios para
la selección y para la evaluación social de las tecnologías,28 dejando atrás
la simple controversia entre técnicas intensivas en capital o en mano de
obra dentro de la teoría económica convencional.29 El paradigma ecotec-
26 Véanse los capítulos V y VI de este volumen.
27 Varsavsky O.. Estilos Tecnológicos, Ediciones Periferia, Buenos Aires, 1974.
28 Hetman. F.. .Somety and the Assessment o( Technology, OECD. Paris,
1973.
29 Sen, A.K.. Choice of Techniques, Basil Blackwell, Oxford, 1960.
128
nológico conduce hacia la adopción de combinaciones tecnológic
complejas que las alternativas unidimensionales propuestas por un
retorno al empleo de técnicas tradicionales, por un mundo idílico
nicas suaves" y de escala reducida, por la innovación de tecnología
medias dependiente de la disponibilidad relativa de factores econó
o por la elección de procesos tecnológicos adecuados para la trans
ción de cada recurso particular.
Las complejas interrelaciones que se establecen entre estos niv
productividad social, requieren una conceptualización más ampli
articulación sincrónica y diacrónica de los procesos culturales, ecoló
tecnológicos que la constituyen, como soporte del manejo integrad
recursos naturales y sociales para un desarrollo económico sostenid
de un punto de vista meramente sincrónico, la articulación de es
procesos define la disponibilidad real de recursos de una formación
a partir de su oferta ecológica, de su percepción y valorización cul
de la factibilidad tecno-económica de su aprovechamiento.
Más allá de esta delimitación sincrónica de un sistema de recurs
cesos tecnológicos y condiciones culturales, la articulación de estos
veles de productividad social produce un efecto sistémico de gen
de nuevos potenciales productivos. La articulación de procesos cul
ecológicos y tecnológicos aparece desde una perspectiva diacrónica
la integración de la evolución ecológica, la innovación tecnológic
cambios sociales, en un proceso de transformaciones históricas.
sentido, el manejo integrado de los recursos es fuente generadora
cursos sociales potenciales para una estrategia de desarrollo para e
plazo.
El conocimiento de los diferentes niveles de articulación de estos
sos materiales se inscribe así dentro de una estrategia conceptual
da con el propósito de guiar un conjunto de acciones sociales
construcción de una racionalidad productiva alternativa, capaz
contrastada con la racionalidad productiva capitalista y de ir objet
sus condiciones institucionales y sus instrumentos de operación, a
de un proceso histórico de transformaciones sociales.
Desde la perspectiva sistémica de un manejo integrado de los
sos, éstos aparecen soportados por la articulación de los nivele
ductivos antes descritos. Más aún, éstos se constituyen, se sostienen
cionan como una red o un sistema de recursos naturales, tecnol
sociales. A través de la transformación cultural y tecnológica de los
so Harper, P., "Technologies Douces et Critique du Modéle Occidental de Développem
pectives, Vol. III, No, 2, 1973.
temas para la producción de los valores de uso socialmente necesarios, se
constituye un sistema de recursos naturales."
La tecnología ecológica desarrollada para incrementar la producción
primaria de los ecosistemas y para soportar un proceso sostenido de rege-
neración selectiva de sus recursos, depende de la red de técnicas ade-
cuadas, diseñadas para la transformación de tal sistema de recursos natu-
rales. De la necesaria interconexión de estas técnicas para la recirculación
productiva de desechos y residuos de los procesos ecotecnológicos, para la
complementariedad de los procesos productivos, para la transformación
integral de los recursos, y para el aprovechamiento múltiple de los ecosis-
temas, emerge el concepto de un sistema tecnológico adecuado.
Este sistema tecnológico estará abierto a la combinación de diferentes
relaciones técnicas de producción. No sólo estará condicionado por la
disponibilidad de financiamiento para el equipamiento de bienes de capi-
tal, por la dotación de tierras y por la oferta de mano de obra, sino tam-
bién por las condiciones ecológicas para la renovabilidad y productividad
de los recursos, y por las condiciones para la incorporación de los procesos
tecnológicos en las prácticas productivas de las comunidades. La cons-
trucción de tal sistema tecnológico estará también sujeta al grado de rigi-
dez de las tecnologías disponibles —donde ha cristalizado el progreso téc-
nico anterior — para adaptarlas a esta nueva racionalidad productiva, a
sus condiciones de comercialización y transferencia, y a la capacidad de
innovación del sistema nacional de ciencia y tecnología. Más aún, la efi-
ciencia y eficacia productiva reales de tal sistema tecnológico dependerá
del potencial cultural para asimilar nuevos principios científicos, conoci-
mientos tecnológicos y habilidades técnicas para recrear algunas de sus
prácticas tradicionales e insertar en formas concretas y operacionales las nue-
vas tecnologías en su organización productiva y en sus procesos de trabajo.
En este sentido, podemos definir un sistema tecnológico apropiado co-
mo aquella tecnoestructura que, estando caracterizada por su adecuación
e integración a las condiciones impuestas por el nivel ecológico de pro-
ductividad, adquiere su concreción y define su nivel de productividad real
a través del procese de apropiación colectiva y subjetiva de los medios tec-
nológicos de producción por parte de la población. Este proceso implica
la asimilación de nuevas habilidades, la internalización de nuevos conoci-
mientos, y la posesión de los medios de producción y de los instrumentos
de control que hagan posible la autogestión de sus recursos productivos.
A través de los valores culturales de una comunidad se inserta el sistema
tecnológico en sus procesos de trabajo y opera como una fuerza producti-
31 Morello, J., Manejo Integrado de Recursos Naturales, CIFCA, Serie Opiniones, Madrid, 1982.
130
va. Sin embargo, dichos valores culturales son trastornados y transf
dos continuamente a través de las formas de explotaCión de los re
impuesta por las condiciones económicas internacionales, así como
políticas nacionales de desarrollo. En este sentido, el sistema de re
naturales y tecnológicos estará definido y regulado por la forma co
sistema de valores culturales se inserta dentro de un sistema de
ciones políticas y económicas.
4. Otros principios para la construcción de una racionalidad eco
lógica de producción.
La implementación de una racionalidad ecotecnológica a partir
principios expuestos requiere una serie de cambios institucionales y
ación de nuevos instrumentos de planificación ambienta1. 32 Estos c
están relacionados con la necesaria producción de nuevos concepto
la evaluación social de esta estrategia de desarrollo, así como p
orientación prospectiva de un programa de innovaciones científicas
nológicas. La evaluación social de estos procesos requiere de instrum
de análisis de la distribución social y geográfica de los costos y ben
ecológicos, energéticos, económicos y tecnológicos de las actuales
cas productivas, y de soluciones alternativas que surgirían de la
cionalidad de una racionalidad ecotecnológica. Para ello será ne
generar nuevos métodos para evaluar la disponibilidad de recurso
potencial productivo bajo regímenes alternativos de explotació
aprovechamiento, conducentes a diseñar diferentes formas para u
nejo integrado de los recursos en un proceso progresivo de transf
ciones productivas.
La evaluación social de este proceso ecotecnológico necesariame
ferirá de los actuales métodos de cálculo económico. En tanto que
cepto de productividad ecotecnológica se desprende de un para
conceptual diferente y opuesto al paradigma teórico que ha genera
instrumentos metodológicos de medición —y los instrumentos ideo
de legitimación— de la productividad económica, sus costos y ben
son, en cierta forma, inconmensurables dentro de los patrones de
tradicionales. La introducción de importantes criterios cualitativo
propósito de esta nueva estrategia de desarrollo (una distribució
equitativa de la riqueza y una mayor participación social en la to
decisiones y en el control de las actividades productivas, así co
mejoramiento de la calidad ambiental y de la calidad de vida), ha
la evaluación del aprovechamiento planificado de los recursos para
32 Gutman, P., "La Dimensión Ambiental en la Planificación del Desarrollo Económico
en E. Leff, Los Problemas del Conocimiento. Op. Cit.
 formarlos en valores de uso socialmente necesarios requiera criterios dife-
rentes a los actuales patrones de medición del producto nacional bruto,
fundados en la valorización de la producción a través de los precios del
mercado, así como de las formas de evaluación de una "economía del
bienestar".is
La introducción de un conjunto de objetivos cualitativos en una nueva
estrategia de desarrollo, puede hacer aparecer a este paradigma ecotec-
nológico como un simple proyecto utópico y humanitario, sin el soporte
material suficiente para desplazar a la racionalidad productiva prevale-
ciente. Si bien la racionalidad ecotecnológica está por construirse, se par-
te de las altas tasas naturales de formación de fitomasa que alcanzan has-
ta un 10% anual en ecosistemas tropicales. La posibilidad de implemen-
tar una tecnología ecológica para inducir un proceso de regeneración se-
lectiva de un alto ritmo de crecimiento y orientada hacia la producción
de valores de uso socialmente necesarios, permite alcanzar altas tasas de
explotación ecológica de los recursos, fundada en las condiciones de
equilibrio dinámico, de resiliencia y de regeneración de los ecosistemas.
La transformación tecnológica de estos recursos puede ofrecer un volu-
men mayor de satisfactores y un menor gasto energético en un proceso
sostenido a largo plazo, del que hasta ahora ha permitido o podría lograr
una racionalidad capitalista de producción. 34
El paradigma ecotecnológico, llevado a sus últimas consecuencias,
generaría nuevos estilos de desarrollo fundados en los niveles de producti-
vidad ecotecnológica alcanzables y en las condiciones sociales de su apro-
vechamiento. En realidad, toda racionalidad productiva arrastra consigo
todo un proyecto de civilización. En este sentido, la racionalidad y el pa-
radigma ecotecnológicos apuntan hacia un proceso social
neguentrópico, 35 tendiente no sólo a revertir el creciente agotamiento de
recursos y la degradación de la energía disponible por medio de la conser-
vación de las estructuras materiales —ecológicas y culturales— capaces
de generar un desarrollo biológico y socio-histórico sostenido. Mas allá del
mantenimiento de una diversidad genética y cultural, apunta hacia un
proceso de complejización de la organización productiva. De esta forma,
Tsuru, Sh., "In Place of GNP", Social Science Information, Vol. 10, No. 4, 1971.
34 Véase el Capítulo "Hacia una Gestión Ecológica del Proceso de Desarrollo", en este volumen,
33 La entropía es el concepto de la segunda ley de la termodinámica que se refiere a la medida
física de la degradación de la energía en todo proceso productivo: es decir, la pérdida de energía uti-
lizable para producir trabajo. En este sentido, todo proceso metabólico y tecnológico son procesos
entrópicos irreversibles. En la física estadística (Boltzmann), el concepto de entropía se refiere a la
medida estadística del orden y el desorden de un sistema, habiendo sido incorporado con sentidos
análogos a diferentes disciplinas, como, por ejemplo, a la teoría de la comunicación. Uso aquí el con-
132
este proyecto social se opone a las tendencias históricas que han d
nado la uniformización ecológica, cultural y tecnológica de los pu
la unificación positivista del conocimiento, que han sido necesari
elevar la productividad económica dentro de la racionalidad ca
de producción.
Ciertamente, los mayores obstáculos para la implementación
estrategia de desarrollo fundada en los principios de una racion
ecotecnológica surgen de las rigideces institucionales y de los in
políticos. y económicos que sostienen y se benefician de la racion
productiva prevaleciente, y no de una falta de soportes materiales
nientes de las leyes y principios de la naturaleza, o de limitaciones
supuesta "naturaleza humana". Sin embargo, aun derribando tale
táculos, la consolidación de una racionalidad ecotecnológica deb
por un periodo de transición que estará sujeto a las condiciones his
de su construcción, implementación y legitimación. No exis
equivalencia entre la racionalidad productiva que hemos caracter
la organización social capitalista y socialista, como lo muestra el h
la persistencia de problemas ambientales dentro de diferentes est
construcción del socialismo, así como la capacidad de un modo d
ducción capitalista para asimilar (aunque no los estimule directa
los avances realizados en la generación de tecnologías y prácticas p
tivas que permiten una explotación ecológicamente más prudente
dio ambiente.%
La operacionalidad de una racionalidad ecotecnológica reque
nuevos conocimientos científicos y tecnológicos, así como de la imp
tación de nuevos instrumentos de planificación y de nuevos princi
gales para un ordenamiento jurídico ambientaP 7 , guiados por un
cepto de un proceso social neguentrópico, no con la ilusión de negar las leyes termodi
estadísticas de la materia física, sino con el propósito de revertir un proceso histórico-social
dado en la racionalidad tecnológica de explotación de los recursos, ha privilegiado un pro
ciente de transformación termodinámica de los recursos, llevando a una degradación expo
la energía potencial acumulada en el planeta, a partir de la sobreexplotación y la desorgan
los ecosistemas naturales, lo que ha implicado la degradación de su potencial productiv
forma, una racionalidad productiva fundada en el concepto heurístico de un proceso negu
tendería a contrarrestar esta tendencia a través del máximo aprovechamiento (ecológico
del proceso fotosintético, como un proceso ecosistémico de producción de orden, de materi
de energía bioquímica utilizable, orientado hacia el incremento de una productividad soc
producción de los satisfactores humanos a través de la creación de un proceso histórico de
ción ecológica, de diversidad cultural y de complejidad productiva.
36 Véase el Capítulo VII de este volumen.
Brafies, R., "Notas sobre la Incorporación Jurídica de la Dimensión Ambiental en la
ción del Desarrollo", Revista Interamericana de Planificación, Vol. XVIII, No. 69, Ma
"El Manejo Integrado de los Recursos Naturales frente al Derecho", en E. Leff, Los Pro
Conocimiento, op. cit.
 prospectiva de sus objetivos a largo plazo. Sin embargo, su realización
no podrá ser concretada a menos que las propias comunidades internalicen
estos principios y conocimientos para convertirlos en patrimonio propio, en
un recurso estratégico para mejorar sus condiciones de subsistencia y su ca-
lidad de vida a través de su participación en la apropiación, manejo y
control de sus recursos productivos.
Esta estrategia de desarrollo induciría así un proceso integrador a nivel
nacional, respetando los diversos estilos culturales y mejorando los niveles
de vida de las comunidades en un proceso de descentralización de las acti-
vidades productivas y de desarrollo de sus fuerzas productivas. Este será un
proceso social de construcción de las condiciones para un desarrollo soste-
nido, que sólo podrá lograrse por la movilización de los pueblos en defensa
de su patrimonio cultural y del potencial productivo de sus recursos.
5. Comentario final
Los principios conceptuales expuestos para el manejo integrado de los re-
cursos orientados hacia la objetivación de una racionalidad ecotecnológi-
ca de producción, aparecen así como una abstracción constructiva, capaz
de "asistir en la reconstrucción de fuerzas estructurales que están presentes
en la realidad aunque no siempre son obvias. .. La abstracción constructi-
va es un pre-requisito para la investigación empírica, la cual, si satisface las
anticipaciones implícitas en los conceptos o, más simplemente, si propor-
ciona evidencia sobre la justeza del constructo, da a este último la digni-
dad de una reconstrucción".38
38 Mannheim, K., Ideology and Utopia,
Routledge, & Kegan Paul Ltd., London, 1936 (reimpreso
1972), p. 182.
134
IX. EL CALCULO ECONOMICO EN LA PLANIFICACI
AMBIENTAL DEL DESARROLLO
1. Introducción
El objetivo de internalizar la "dimensión" ambiental dentro de lo
digmas teóricos y de los instrumentos prácticos de la planificación
sarrollo, ha planteado una serie de interrogantes y dificultades
fecha irresueltas. Estas se refieren por una parte a la exclusión de
ecológicos fundamentales para asegurar la preservación de las ba
ductivas de los ecosistemas naturales en los proyectos de desarrol
extemporaneidad con la que se producen los estudios de impacto
tal, impidiendo que éstos normen el proceso de toma de decision
las alternativas productivas posibles. El difícil cálculo contable d
tribución de los procesos ecológicos en la generación y regeneració
recursos naturales, así como en la producción de satisfactores, ha
tado la incorporación de normas ambientales en los patrones tecn
de uso y en los ritmos económicos de extracción de recursos, así com
procesos de acumulación y de disposición de desechos provenien
formas de producción y de consumo.
La problemática ambiental que así se acentúa y perpetúa, no
manifiesta por los altos, y crecientes niveles de contaminación g
en estos procesos, sino también en el irracional aprovechamien
recursos energéticos, en la pérdida de fertilidad de los suelos, en l
sión de áreas desertificadas, en la erosión de tierras productivas
destrucción de la diversidad de los estilos culturales de aprovech
de los recursos. Esto no sólo determina un proceso progresivo de
ción ambiental, sino también una desigual distribución social de
El problema que se ha planteado a los paradigmas económicos q
el proceso de toma de decisiones en la planificación del desarrollo
ponderar e internalizar dentro de sus estructuras conceptuales
instrumentos de análisis, las externalidades sociales y ambientale
das por la racionalidad económica dominante. Si bien desde una
tiva social el proceso económico plantea un conflicto entre creci
 distribución, desde la perspectiva ambiental aparece como una contra-
dicción entre conservación y desarrollo.
Esta contradicción se resuelve sin embargo con la articulación de los
procesos naturales y productivos dentro de una racionalidad ecotecnoló-
gica de producción. Esta se funda en una conceptualización del ambiente
como un potencial productivo, más que como un costo del desarrollo y co-
mo un lugar de disposición de desechos. Los principios de las estrategias
ambientales del desarrollo promueven la conservación y ampliación de la
capacidad productiva de los ecosistemas para un desarrollo sostenido, ba-
sados en la productividad primaria de los ecosistemas, en la prudencia
ambiental de las prácticas productivas y en el respeto de los valores cultu-
rales de las comunidades locales.
Ante los conflictos políticos y las dificultades prácticas que plantea la
implementación de una estrategia de desarrollo de las fuerzas productivas
de la sociedad fundada en su potencial ecológico y cultural, y orientada
hacia una gestión descentralizada de los recursos de los pueblos, han pre-
dominado los esfuerzos por controlar ciertos efectos ambientales a través
de la incorporación de normas jurídicas y técnicas en la administración
pública de los gobiernos. Si bien sigue tomando fuerza la convicción de
que es necesario partir de un acercamiento más global y comprehensivo,
de carácter multi e interdisciplinario, para explicar la génesis y aplicar so-
luciones a la problemática ambiental, en el nivel concreto de la toma de
decisiones siguen imperando los criterios y acciones sectoriales, así como los
intentos de internalizar las "variables" o "dimensiones" ambientales a tra-
vés de los instrumentos convencionales del análisis y del cálculo económico.
Este proyecto de planificación ambiental se ha visto limitado por los obs-
táculos que presentan las contrucciones teóricas y los instrumentos econó-
micos de la planificación para internalizar los diversos y complejos proce-
sos en los que se funda la conceptualización del ambiente para una estra-
tegia alternativa de desarrollo.
2. De la Conceptualización a la Implementación de las Políticas Am-
bientales
Algunos de los problemas que plantea la incorporación de la "dimensión
ambiental" en las prácticas de la planificación del desarrollo surgen de las
barreras conceptuales que presentan los paradigmas económicos prevale-
cientes. También la conceptualización demasiado laxa del ambiente ha
dificultado este proceso.'
Véase el capítulo sobre Disyuntivas del Ecodesarrollo en este volumen. También. E. Leff. "Am
biente y Articulación de Ciencias - op. cit.
136
La elaboración de nuevos criterios de evaluación y de indicadores
para hacer estimaciones sobre los procesos sociales, culturales y amb
les del desarrollo, así como para insertarlos dentro de mecanismos e in
mentos concretos de planificación, ha sido un proceso lento y difíci
aún no ha alcanzado la claridad conceptual y la concreción funciona
ficientes.
Se advierten sin embargo algunos avances en la producción de conc
orientados hacia otros valores del proceso de desarrollo. Así, el con
económico de bienestar tiende a ser reemplazado por un concepto
amplio de calidad de vida. 2 Sin embargo la evaluación y la incorpor
de estos criterios cualitativos en las prácticas de planificación se ve re
- gida por la falta de indicadores adecuados. Mientras que algunos soc
gos se han preocupado por introducir estimaciones sobre las percepc
subjetivas y sobre los sistemas de valores que inciden en la calidad de
de los hombres y de las comunidades, los conceptos sobre estos proce
mantienen en un nivel teórico alejado de una sociología empírica cap
derivar indicadores instrumentables en las políticas concreta
desarrollos Más difícil resulta la evaluación de la calidad de vida qu
riva de los efectos de los procesos económicos de aprovechamiento d
recursos sobre los valores culturales de las comunidades, así como la
ducción de indicadores sobre el proceso de distribución social de los c
y beneficios ambientales derivados de diferentes alternativas de m
de los recursos.
Las graves limitaciones para introducir estos criterios cualitativ
desarrollo en el cálculo económico de un sistema de precios de mer
ha sido puesto de relieve por autores por Shigeto Tsuru, quien ha
puesto la sustitución de las cuentas nacionales reflejadas en el pro
nacional bruto, por una evaluación más concreta del bienestar so
partir de los conceptos de capital e ingreso de Fisher (The Nature of
tal & Income, New York, London, Macmillan, 1960). 4
2 Milbrath, L.W. "A Conéeptualization and Research Strategy for the Study of Ecological
of the Quality of Life" Social Indicators Research, Vol. 10, No. 2, 1982, pp. 133.157.
3 Smith, E.U., "Four Issues Unique to Socio-Cultural Indicators - Social Indicators R
Vol. 5, No. 1, 1982, pp. 111-120.
4 " Para Fisher, el ingreso consiste solamente de los servicios recibidos por los consumidores
ya sea de su ambiente material o humano, y que juntos pueden llamarse 'riqueza social' o 'cap
riqueza social no-sólo consiste del capital real de los productores tal como planta y equipo, sino
de lo que hoy en día se llama 'recursos de propiedad común', así como el capital geológico y
real de los consumidores. En este esquema 'producción' se define como una adición a esta riq
cial y 'consumo como una substracción de la misma. Puesto que el 'ingreso es esencialmente
-
cional al acervo de riqueza social, el 'consumo' tendría un efecto negativo en el 'ingreso' mien
la 'producción' sería positivo - . (Tsuru, "In Place of GNP", So. Sc. lo( 10 (4), 1971, pp.
 La operacionalidad de estos nuevos conceptos de "riqueza social", "ca-
pital", "producción", ingreso" y "consumo", requiere sin embargo de una
evaluación de la oferta de recursos de los ecosistemas, sujeta al impacto
de las prácticas productivas, de los patrones tecnológicos de uso de recursos
y de los hábitos de consumo de diferentes formaciones sociales. La produc-
ción y distribución de la riqueza vendría a depender de procesos sociales ta-
les como las formas de acceso, propiedad y apropiación de los recursos, así
como de la innovación de formas alternativas de producción y consumo.
Esta evaluación requiere la producción de nuevos indicadores sociales y
ambientales. Esto permitiría llevar a cabo un levantamiento de cuentas
patrimoniales sobre los recursos potenciales de una región o de una comu-
nidad y analizar la distribución social de los costos y beneficios de una`
gestión ambiental del desarrollo, capaz de ponderar la contribución del
medio físico y humano en el desarrollo de las fuerzas productivas de la so-
ciedad y en la distribución de la riqueza social.
Ante los problemas teóricos y prácticos de esta empresa, ha parecido
más práctica la implementación de análisis de impactos ambientales. Sin
embargo, estos ejercicios de evaluación a posteriori han imposibilitado la
inclusión de sus criterios como un instrumento capaz de normar la toma
de decisiones de los proyectos de inversión. Además, en muchos casos han
carecido de un fundamento científico sobre los principios ecológicos, so-
ciales y culturales de un manejo integrado de recursos, los cuales resultan
indispensables para incorporar estos procesos en los instrumentos prácti-
cos de la evaluación ambiental. 5
3. Economía de la Descontaminación y Gestión Ambiental de Desarro-
llo en la Perspectiva Latinoamericana
La dificultad para evaluar y operacionalizar estos procesos ecológicos y
culturales, así como para incorporar los criterios cualitativos que carac-
terizan a la perspectiva ambiental del desarrollo en el cálculo económico
y en las acciones concretas de la planificación, ha implicado que la ges-
tión ambiental del desarrollo, en un sentido más amplio, haya quedado
limitada, al menos en lo que a las políticas gubernamentales se refiere, al
marco de análisis de una economía política de la contaminación.
En los países altamente industrializados, la política ambiental se ha
planteado sobre todo los objetivos de conservar ciertos espacios eco16-
5 Beanlands, G.E. Duinker, P.N., "The Ecological Basis for Environmental Impact Assessment",
IUCN/CEP, Morges, 1981,
6 Klemm,.C.. "Conservation and Development: Economic and Social Costa". IUCN/CEP,
os Progresé No. 14, Morges, 1982.
138
yde controlar los índices de generación y las formas de dispos
rdiciosde la•producción y el consumo. Estos prolilemas se ha
-asperclicios
despe
ferido a los países subdesarrollados y dependientes mediante la inco
ción imitativa de los patrones tecnológicos y de los estilos de vid
naciones altamente industrializados, alcanzando incluso formas
más graves por la fragilidad de sus ecosistemas y por la ineficacia
cional para controlar sus efectos. Sin embargo, la conceptualizac
ambiente, sobre todo en el ámbito lationoamericano, ha sobrepasad
sión meramente conservacionista o remedial de los problemas deriv
la contaminación destructiva de los recursos, para abrir una perspec
desarrollo en la que el ambiente adquiere un significado más ampl
to en la conceptualización de su génesis histórica, como en su carac
ción como un potencia/ productivo a partir de su estructuración c
sistema de recursos.'
La economía política de la contaminación mantiene el criteri
conflicto entre ambiente y desarrollo. Las reservas naturales son e
que restringen el ámbito de intervención de la iniciativa priva
normas ambientales sobre el cúmulo de desechos aceptables y s
presión de la producción sobre los recursos, delimitan los ritmos
mulación de capital. Sin embargo, ambiente y desarrollo se conju
una visión alternativa del desarrollo en la que la productividad ec
se articula con la productividad tecnológica de un proceso prod
global que integra a los procesos naturales, culturales y tecnológi
Es comprensible que los países altamente industrializados y loca
en ecosistemas más estables se planteen la solución de la proble
ambiental como la compatibilidad de los costos ecológicos y socia
los beneficios económicos de su proceso de desarrollo. Propuesta p
to más realista que las primeras reacciones a la toma de concienci
los límites del crecimiento, que clamaban por un freno al creci
económico y demográfico. La economía de la contaminación e
países ha permitido establecer normas que introducen los costos e
cos en los cálculos de rentabilidad de las empresas a la vez que acti
mecanismos del mercado para generar una nueva rama de activid
nómica: la industria descontaminante.
Sin embargo, la funcionalidad de este sistema de cálculo no só
de la eficacia de las medidas legales, de los controles públicos y de
ciencia social sobre los problemas ambientales. La operacionalid
economía neoclásica, que a través de las señales del mercado sobr
casez de recursos activa los procesos de innovación tecnológica par
Work
7 Cf. E. Leff "Ambiente y Articulación de Ciencias', op. cit.
 rar productos sustitutos, así como la introducción de funciones de daño
ambiental dentro de las funciones globales de producción para equilibrar
el crecimiento económico con la preservación del ambiente, no es un me-
canismo automático y neutral de la economía de mercado.
Ciertamente existe una articulación más funcional entre el sistema de in-
novación, el sistema jurídico y el sistema productivo de los países centra-
les. Pero su eficacia se funda básicamente en su capacidad de aprovisio-
namiento de los recursos y en la explotación de la fuerza de trabajo de los
países pobres, más que en las posibilidades tecnológicas de generar proce-
sos productivos alimentados por una materia indiferenciada, de reducir
los consumos productivos a un simple insumo de masa y energía, o de re-
circular los desechos de los procesos de producción y consumo.
Las actuales condiciones de dependencia económica que sufren los
países pobres, agravadas por el endeudamiento externo, generan pre-
siones mayores sobre los ritmos de extracción de sus recursos y obstaculi-
zan la implementación de acciones dirigidas hacia una gestión integral de
los mismos para un desarrollo autodeterminado y sostenido. El otorga-
miento de créditos y el financiamiento de proyectos de desarrollo van ata-
dos a criterios de rentabilidad en el corto plazos, que no incluyen conside-
raciones sobre las características ecosistémicas que garanticen la fertilidad
a largo plazo de los suelos, así como la conservación de ciertos valores cul-
turales y la preservación de las prácticas productivas tradicionales, que
constituyen factores básicos de la integridad étnica de las comunidades.9
Incuestionablemente, la solución a los efectos que genera la incorpora-
ción de patrones tecnológicos y productivos inapropiados provenientes del
sujetamiento de nuestros países al orden económico internacional, y que
inciden sobre el uso irracional del patrimonio de recursos, es de orden
eminentemente político. Las alternativas de desarrollo requieren sin em-
bargo de un fundamento conceptual que oriente los objetivos del de-
sarrollo hacia otros fines, así como de la construcción de los medios ade-
cuados para su gestación y gestión. La falta de este instrumental teórico y
técnico ha facilitado la adopción acrítica en Latinoamérica de ciertos ins-
trumentos técnicos de planificación generados por la racionalidad produc-
tiva dominante, sin que se hayan realizado esfuerzos por operacionalizar e
implementar los principios ambientales del desarrollo. Si bien hemos avan-
zado en sus aspectos conceptuales, éstos no han logrado integrar sus prin-
cipios normativos dentro de los mecanismos legales e institucionales, ni se
han asimilado con fuerza y claridad en las ideologías de los movimientos
8 Nelson, M. El A prorecharnienf o de las Tierras Tropicales en América Latina. Siglo XXI, Méxi-
co 1977.
9 McNeely, J. A. y Pitt, D., Culture and Conservation, op. cit.
140
sociales. 10 Así, ha permanecido aletargado un potencial de pensam
y de acción capaz de generar nuevas opciones para un aprovecham
más integrado de los recursos de nuestros países.
Para los autores de un reciente análisis sobre este problema realiza
la CEPAL, de lo que se trataría es de "ver en qué grado el planificad
desarrollo puede incorporar en su instrumental metodológico algun
riables que le permitan integrar la dimensión ambiental, y a partir
análisis, poder generar recomendaciones que corrijan los efectos má
ves del estilo "tradicional" del desarrollo. . . sobre el medio ambi
De esta forma pretenden realizar un diagnóstico capaz de alcanz
puntos críticos más importantes" de la relación entre procesos eco
cos, sociales y ecológicos "incorporando los recursos naturales no
vables en las funciones de producción económica, o examinando la
como la tecnología daña la calidad de los recursos renovables y afe
tasas de crecimiento biológico". "Se trata de lograr un cálculo racio
costos y beneficios entre variables económicas, sociales y ambient
de) evaluar distintas alternativas de asignación de recursos, bus
aquella combinación que dé los resultados más satisfactorios, de a
con una "función objetivo" de amplio contenido que pondere ade
mente las metas económicas, sociales y ambientales"»
Sin embargo es poco clara la forma de "racionalizar" estas dimen
y objetivos inconmensurables en una "función objetivo", que si bi
tende alcanzar un amplio contenido, no escapa a las dificultades de
rar indicadores homogéneos o integrados, capaces de ser alimen
un proceso general de cálculo. Problema especialmente difícil d
cionar cuando se pretende que estas acciones se promuevan a parti
plan centralizado en el que "el objetivo central de las técnicas de p
mación global consiste en determinar a nivel macroeconómico
querimientos que en materia de formación de capital, ahorro in
externo, consumo y balance externo, impone el logro de una dete
da tasa de crecimiento económico". 12
Existe un fuerte grado de contradicción entre el objetivo de al
una determinada tasa de crecimiento medida en los términos de
de mercado, y la posibilidad de incluir en este cálculo económico
consideraciones para la promoción de un potencial ambiental de
rrollo. Un sistema de cálculo económico fündado en los principio
optimización de una función objetivo debe reducir los factore
19 Cf. E. Leff y J. M. Sandoval, Movimientos Sociales y Medio Ambiente, UNAM, Méx
mimeo.
IICEPAL PNUMA, "Incorporación de la Dimensión Ambiental en la Planificación",
Vol. XVIII, No. 69, México. 1984, p. 35.
leramericana de Planificación,
12 'bid. p. 36.
 considerados en el proceso de desarrollo, a unidades de medida agregables
y cuantificables. Y a falta de indicadores alternativos, esta función se for-
ma a partir de un sistema de precios de mercado, cuyas tendencias
pueden normarse por ciertos precios de planificación que introducen va-
loraciones cualitativas para un análisis de objetivos sociales alternativos,
pero que es incapaz de hacer una evaluación diversificada y específica de
la articulación de los procesos económicos, ecológicos, sociales y culturales.
A lo anterior se añade la dificultad de introducir valoraciones de proce-
sos temporales de largo alcance.
Como señala Gutman,
"en todo proceso de optimización en que se incluye la dimensión temporal, la
teoría económica neoclásica lo interpreta como una tasa de interés que pena
el futuro, en beneficio del presente (o del pasado). Esta concepción del futuro,
como "un costo" que hace superflua toda consideración del largo plazo, no de-
viene de ninguna característica del tiempo físico, ni siquiera de una ineluctable
psicología social, sino de la racionalización teórica del papel del capital en el
proceso de producción". 13
El problema de fijar una tasa social de descuento se enfrenta a las difi-
cultades de traducir valores culturales, objetivos sociales y tiempos ecoló-
gicos en un sistema de precios de mercado. A su vez la percepción de la
temporalidad es un rasgo cultural que impide establecer una norma co-
mún o un sistema de equivalencia entre un valor percibido actualmente y
su renuncia por un beneficio futuro." A esto se suma la imposibilidad de
descontar un futuro incierto, en tanto que su condicionamiento social y la
ocurrencia de catástrofes naturales impredecibles no son traducibles a
efectos de las fuerzas de mercado como índice de extrapolación y prospec-
ción del futuro. En este sentido, las necesidades a largo plazo de produc-
ción y consumo no se traducen en categorías de inversión actual de capital,
y es difícil su internalización en un cálculo económico demasiado limitado
para poder incorporar los objetivos de la perspectiva ambiental de de-
sarrollo.
Independientemente de estas dificultades para actualizar los costos o
beneficios futuros de una estrategia productiva con una perspectiva de
largo plazo, los paradigmas economicistas se enfrentan también al
problema de traducir a un patrón de precios una serie de procesos que es-
15 Gutman, P., "Economía y Ambiente", en E. Leff, "Los Problemas del Conocimiento", op.
Cit.
14
Weiss, D. "A Note on the Limited Relevanre col Discounting in Cost-Benefit Analysis - , Social
Indicators Remarca, Vol. 8, No. 3, pp. 341-346.
142
capan a tal forma de valoración. ¿Cuál sería el costo monetario de la
dida de germoplasma y de diversidad genética de los recursos biót
¿Cuál es el precio que debe asignarse a las condiciones de estabilidad
siliencia de los ecosistemas? ¿Cuál es el costo de los efectos actuales y f
ros de los procesos de degradación irreversible —la erosió
desertificación — de los ecosistemas productivos? ¿Cuál sería el bene
monetario que compensaría las hambrunas y la muerte de pueblos e
ros, la destrucción cultural de sus prácticas tradicionales, la depleció
sus recursos?
Lo anterior muestra ya algunas de las serias limitaciones que impo
aplicación de los instrumentos de planificación tradicionales dent
una preocupación meramente conservacionista o remedial de los ef
contaminantes, para servir a los propósitos de una perspectiva ambi
mas amplia de desarrollo.
La economía de la contaminación evalúa el deterioro ambiental c
equivalente a una "cantidad de recursos que hay que destinar para d
verlo a su estado natural". Empero, la limitación de esta premisa se
evidente desde diversos puntos de vista: a) el costo de restauración
biental no equivale al potencial productivo del ecosistema sujeto a
formas alternativas de uso, b) alcanzados ciertos grados irreversible
degradación, no existe un costo real de reestablecimiento del ecosis
original; c) el largo plazo que requeriría su recuperación hace intr
cibles los costos de restauración a los términos contables de las func
de corto plazo de la teoría marginal.
Desde la perspectiva de la distribución social de los costos y benef
involucrados, resultan inconmensurables los costos necesarios para
tener durante tiempos prolongados un ecosistema altamente artificia
do, como es el caso de la transformación para el monocultivo de los
sistemas complejos del trópico cálido-húmedo, con los beneficios
aprovechamiento integrado y múltiple de sus recursos. Más aún, esto
culos pierden su sentido dentro de las perspectivas ambientales de
sarrollo, donde los beneficios económicos del presente no justifican
se rompan sus mecanismos propios de regeneración y sucesión c
garantía de una oferta de recursos a largo plazo.
Así pues, no existe una inversión posible capaz de regenerar los ec
temas llevados a cierto grado de transformación o degradación,
puede asignar un costo al restablecimiento de ciertas condiciones cu
les. Es imposible hacer renacer de las cenizas a los procesos vitales q
han consumido en aras de la ganancia. Los costos de rehabilitaci
proceso ecodestructivo generado por la racionalidad económica fu
 en un cálculo económico en términos de valor de mercado, es inconmensu-
rable con el potencial productivo de un manejo integrado de los recursos,
generado a partir de los principios de una racionalidad ecotecnológica de
producción, orientada por otros objetivos y valores. Más aún, resulta impo-
sible introducir a priori un costo de preservación de ciertas condiciones eco-
sistémicas, debido al grado de incertidumbre sobre las variaciones y cam-
bios catastróficos de los ecosistemas, 1 5 que resulten tanto de la ocurrencia
de fenómenos naturales, como de la aplicación de los procesos tecnológicos
y de las tasas de inversión fundadas en una cierta función de p"roducción.
Sólo partiendo de una conceptualización del ambiente encerrada
dentro de los paradigmas económicos prevalencientes es posible conside-
rar que "estos factores ambientales pueden exigir una tasa de ahorro-
inversión bastante mayor que la que se calcula sólo para atender el creci-
miento económico atribuido enteramente en los modelos tradicionales de
capital fijo y el trabajo". 16 Dentro de las valoraciones implícitas en esta
perspectiva, las consideraciones ambientales aparecen como objetivos que
limitan la capacidad productiva para un crecimiento económico a corto y
mediano plazo. Sin embargo, desde la perspectiva de una racionalidad
ecotecnológica que integra de productividad ecológica a los procesos so-
ciales de producción, los procesos naturales y culturales se incorporan en
otra dimensión del desarrollo de las fuerzas productivas de las forma-
ciones sociales.
4. Consideraciones finales: del análisis marginalista a la acci6n políti-
ca de los grupos marginados
La política ambiental de la región latinoamericana ha venido incorpo-
rando los intrumentos de planificación generados por una economía de la
contaminación y fundados en los paradigmas neoclásicos. De esta forma
el costo de una tasa de explotación de los recursos y de un proceso de
degradación del ambiente es analizado frente al gasto necesario para pro-
teger y rehabilitar los ecosistemas, así como para reciclar los subproduc-
tos y desechos de los procesos productivos y de consumo. De esta forma se
introduce una función de daño ambiental, concebida como el costo alter-
nativo de inversión en la rehabilitación del medio ambiente, con el objeto
de lograr establecer un posible cálculo del punto óptimo de inversión am-
biental.
Los obstáculos que presenta la asimilación de la problemática ambien-
15 Gallopm, G., 'ITecologb,y Sisterná. lEcobágtcAs- ,
uo. cit.
CP
Ir CEPAÑÜMA, op. cit. p. 37.
144
tal dentro de estos paradigmas conceptuales es destacada por
cuando afirma:
"La incapacidad del análisis económico para visualizar el problema de
ternalidades, tal como ellas se manifiestan en términos de efectos sobr
dio ambiente y el sistema social, fuera del mecanismo de mercado y, m
el hecho de que se enfoca el problema sólo desde el restringido punto
del análisis tradicional de los precios de equilibrio, explica las fall
política económica convencional para enfrentarse a estos problemas"
Los problemas expuestos más arriba muestran la imposibil
implementar una política ambiental de desarrollo (en sentido a
dentro del marco restringido de las funciones marginalistas. Adem
estrategia ambiental de desarrollo, orientada con un sentido desc
zador de las actividades productivas, plantea nuevos problemas
sistema centralizado de cálculo económico. Esta dificultad surge d
correspondencia entre un sistema de cuentas nacionales fundado e
lor de cambio de la producción, y la desconcentración de los p
productivos, orientada hacia el fortalecimiento de la economía co
ria, fundada en su capacidad de autogestión y en la elevación de su
les de autosubsistencia, lo que implica un cierto privilegio de la
ción de valores de uso por encima de la producción para el interc
La internalización de los costos ecológicos y la nivelación de la d
distribución social de los mismos, no sólo se ve obstaculizada por l
digmas teóricos y los instrumentos de planificación dominantes, s
estos problemas son irresolubles como un proceso de racionalizac
nómica. La valoración de los principios ambientales del desarroll
prácticas de planificación puede realizarse por la incorporación y
ción de normas legales o por la asignación de un "precio" a ciert
riables ambientales". Pero esto no posibilita la traducción de un "
conservación" a precios de mercado ni permite la internalizaci
"dimensión ambiental" en un paradigma económico omnicompr
La problemática ambiental es una cuestión eminentemente
que se refleja en una serie de movimientos sociales de defensa d
cursos, las tierras y los valores culturales de los pueblos; en su luc
reconocimiento de su ambiente y la recuperación de sus espacios
en la reorganización de sus prácticas de producción y consumo a t
un proceso de innovaciones tecnológicas orientado hacia la auto
nación en el desarrollo de las fuerzas productivas de las comunid
mejoramiento de sus condiciones ambientales y de su calidad de
Bifani, P. Desarrollo y Medio Ambiente 1, CIFCA, Madrid, P. 1980.
17
 El poder real generado por estas acciones y prácticas sociales frente a
los intereses institucionalizados por la lógica del mercado y la racionali-
dad económica dominante, irá produciendo una serie de efectos sobre los
criterios que rigen la toma de decisiones sobre los recursos productivos de
los pueblos. Los costos ambientales del desarrollo, en su sentido amplio,
no son internalizables por un proceso de planificación centralizada. Es a
través de las luchas populares como se transmiten los costos de la opre- INDICE
sión, de la explotación y de la depredación en el cálculo económico de las
empresas y en los principios normativos de los gobiernos. Prólogo
Por último, son estos movimientos sociales, asociados con una serie de
movimientos teóricos y de acciones conducentes a la innovación de una Capítulo
racionalidad productiva alternativa, lo que irá disolviendo las contradic- Naturaleza y Sociedad en el Materialismo Histórico
ciones entre la lógica del capital y la contribución de los procesos ecológi- Capítulo II:
cos en la producción y distribución de la riqueza social. De ello depende Los Procesos Ecológicos en la Dinámica del Capital
que la perspectiva ambiental del desarrollo que hemos esbozado, se con- Capítulo III:
vierta en un proyecto histórico con los instrumentos científicos y técnicos, Condiciones Ambientales del Proceso de Subdesarrollo
y con los medios sociales y políticos necesarios para su realización. Capítulo IV:
La Cultura como Instancia Mediadora entre los Procesos
Económicos y los Procesos Ecológicos
Capítulo V:
Hacia una Gestión Ecológica del Proceso de Desarrollo
Capítulo VI:
Organización Agroindustrial, Tecnología Apropiada
y Ecodesarrollo
Capítulo VII:
Disyuntivas del Ecodesárrollo: Cambio Social o Racionalización
del Capital
Capítulo VIII:
Racionalidad Ecotecnológica y Manejo Integrado de Recursos
Capítulo IX:
El Cálculo Económico en la Planificación Ambiental del Desarro

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