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7 de septiembre de 2018
Así pues, la novela histórica transforma el pasado y le otorga vida en todos los
aspectos. Por ende, es un maravilloso recurso didáctico, no como aparador de
conocimientos históricos, sino como instrumento que pone en evidencia y hace
conocer a los alumnos la historicidad de los seres humanos.
enmarcada en datos históricos. Pero es una ficción verosímil que puede ofrecernos Commented [w5]: Un aspecto esencia de las dos obras
que elegí. Eso es justo lo que hacen ambos autores:
una interpretación más cercana y viva de los sucesos, gracias a la libertad del presentar una interpretación más viva de lo acontecido,
mediante la libertad narrativa y la trama ficticia encuadrada
narrador para enfocar y matizar los hechos y para inventar o reinterpretar en una época histórica verídica (guerras napoleónicas o
Revolución mexicana).
personajes.
Giuffré considera que la novela histórica “es una forma de repensar la escritura
de la Historia. No miente, sino que interpreta […], mediante de las herramientas que
brinda la imaginación”. Alonso, por su parte, afirma que este subgénero narrativo
“se propone reconstruir un modo de vida pretérito” y “ofrecerlo como pasado
mediante los especiales sentimientos” que en nosotros anima lo grande, lo Commented [w6]: Otro elemento fundamental: ambos
autores buscan despertar sentimientos y emociones en el
impresionante. autor mediante la cercanía con los personajes principales
(ficticios), al narrar sus vicisitudes. Es, otra vez, ese
En la novela histórica, el autor pretende presentar una época y dar a conocer, a “sentirnos identificados con los personajes”, la fascinación
que la posibilidad de acceder a los detalles de los sucesos
través de la ambientación de la obra, la realidad histórica de un momento produce en el lector. Lo mismo puede decirse del goce
estético que produce el lenguaje poético, con los recursos
determinado. Carrasquer menciona que no es suficiente que una novela hable del literarios (narrador en primera persona, omnisciente;
descripciones, diálogos, figuras retóricas).
pasado para llamarse histórica; ese pasado debe ser conocido o poder serlo, estar
registrado. El autor debe acarrear una cantidad de materiales no ficticios, que Commented [w7]: En ambas obras se abordan pasados
conocidos y consignados por la Historia universal y
constituirán un armazón histórico para ayudar a una mejor comprensión del modo mexicana.
de vida y las costumbres del pasado. Pero, al mismo tiempo, de acuerdo con Solís,
“teje con dos hilos”: sus personajes, mera creación, y el dato histórico. A falta de
datos, puede recurrir a la imaginación para rellenar esos huecos.
Escribir novela histórica es, ante todo, novelar; pero también, en cierto modo, es
historiar. Al igual que el historiador, el autor de novela histórica sigue el mismo
método: busca en archivos, selecciona y ordena datos, y les da forma artística, Commented [w9]: Creo que este punto me será muy útil
para analizar La Guerra y la Paz, pues el autor, aunque era
destacando algún aspecto olvidado o en el que no se había prestado mucha ruso y conocedor de los hechos históricos que retrata en su
novela, tuvo que haber recopilado datos para recrear
atención. Muchas veces recurre a la estrategia de dar a conocer el desenlace, para ciertos acontecimientos, como la batalla de Austerlitz.
suscitar mayor interés.
Para Mata, la escritura de una novela histórica puede responder a una situación
vital del novelista que, cansado de su tiempo, decide buscar un refugio artificial en
la rememoración de las épocas remotas o tratar de hallar en el pasado un sentido a
su existencia actual. Esto es relevante si se compara con un estudio efectuado en
2009: la novela histórica fue el género preferido del 22.4 por ciento de los
ciudadanos.
La crisis del género, según Alonso, radicó en que ningún novelista era totalmente
fiel a la Historia, ya fuera por descuidos o por anacronismos deliberados. Dicha
crisis, que sería evidente en los inicios del siglo XX, se podría comprobar en el auge
de la biografía novelada.
Por último, Ferreras añade que esta clase de novela tendrá que ocuparse de uno
o varios temas de alcance e importancia nacional, nunca un suceso o incidente
aislados.
Cabe mencionar que la novela histórica como género resurgió tanto en Europa
como en Hispanoamérica de los años setenta. Las últimas dos décadas del siglo
XX se han dividido en dos tendencias: una de carácter tradicional, que respeta los
datos de las versiones historiográficas en que se basa y que quiere enseñarle
Historia al lector; y la “nueva” novela histórica que, a decir de Alonso, propone un
modelo basado en la distorsión de los materiales históricos, por medio de la
introducción de historias alternativas o apócrifas, la multiplicación de anacronismos
y la parodia, la ironía o la sátira. Los estudiosos del género coinciden en señalar
que este último es uno de los rasgos significativos de la nueva novela histórica.
Referencia