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La Novela Histórica 2018B

HELENA JUDITH LÓPEZ ALCARAZ

Actividad 4. Síntesis. La novela histórica: origen, definición, características,


función

7 de septiembre de 2018

1.4.2. La novela histórica: origen, definición, características, función

Según Vargas Llosa, la ficción es “una necesidad imprescindible para que la


civilización siga existiendo, renovándose y conservando en nosotros lo mejor de lo
humano”. Es imposible visualizar un escenario en donde la ficción se enfrente con
la realidad; ambas no se contraponen, sino que se enriquecen.

Actualmente, según Gilda Lobatón, existe una paradoja en la enseñanza de la


Historia: muchos profesores argumentan que se busca utilizar el pasado para
entender el presente; no obstante, de acuerdo con la misma autora, este presente
se encuentra en construcción y transformación, y es debido a su complejidad y
constante efervescencia que la Historia se escribe.

Así pues, la novela histórica transforma el pasado y le otorga vida en todos los
aspectos. Por ende, es un maravilloso recurso didáctico, no como aparador de
conocimientos históricos, sino como instrumento que pone en evidencia y hace
conocer a los alumnos la historicidad de los seres humanos.

Manjón considera que el historiador actual se encuentra en una sociedad plural


y multicultural, alfabetizada y crítica, y que se enfrenta al éxito de formatos de
narración histórica (de índole periodística o literaria, memorias), menos rigurosos
pero que, con frecuencia, en palabras de Pablo Sánchez León, “resultan más
sensibles al público” que muchos de los juiciosos estudios del historiador. Commented [w1]: Creo que este aspecto me será muy
útil, porque en las dos obras que pienso analizar los
Es indudable que la novela histórica se encuentra en su cumbre. Sin embargo, personajes ficticios son los protagonistas y, por tanto, la
rigurosidad de los datos es menor (principalmente en el
las ansias y la demanda que se tienen de ella menoscaban su calidad, de manera caso de la novela de Azuela), pero el acercamiento al
público es mayor.
que a cualquier narración, con matices históricos, se le denomine así. Por otro lado,
los estudiosos del tema consideran que es posible hablar de “novela histórica”
cuando la obra en cuestión logra un perfecto equilibro entre los datos históricos y la
narrativa, de forma que un elemento no eclipse o sofoque al otro.

Si bien en todas las épocas se noveló el pasado, el romanticismo fue la época en


que las novelas históricas se multiplicaron con una implícita filosofía de la vida. Para
Lukács, la novela histórica surge en los albores del siglo XIX como resultado de una
serie de circunstancias históricas y sociales que coinciden, aproximadamente, con
la caída del imperio de Napoleón en 1815. Commented [w2]: Creo que este punto y el del siguiente
párrafo me será muy útil para el análisis de La Guerra y la
Tras la Revolución Francesa y las posteriores guerras napoleónicas, el pueblo Paz, pues el libro está ambientado, precisamente, en las
guerras napoleónicas, un acontecimiento muy determinante
empieza a tomar conciencia de su importancia histórica. Estas luchas despertarían y trascendental para la historia de Europa.

el sentimiento nacionalista y, a la larga, llevarían a la exaltación del pasado nacional


y a un interés creciente por los temas históricos. Mata menciona que las “situaciones
de grandes crisis históricas” favorecen especialmente la aparición de una filosofía
de la Historia. Soldevilla coincide con este punto de vista, expresando que las
épocas de mayor turbulencia social y las situaciones más caóticas son las que Commented [w3]: Ambas novelas contienen este
elemento: dos fuertes guerras que sacudieron hasta sus
conllevan mayor exigencia y demanda. Esta clase de sucesos constituyen un óptimo cimientos los países en los que se ambientan.

escenario para el boom de la novela histórica; da la impresión de que todos los


problemas pueden verse reflejados en ellos, a la par que dichos problemas se
repiten, con diferente forma, pero con el mismo fondo. Commented [w4]: Uno de los atributos que cautiva más a
los lectores es precisamente ese: sentirse identificado con
La ficción del novelista sirve a cierta veracidad poética que es distinta de la los personajes, dándose cuenta de que sus problemas, en
realidad, son muy parecidos a los propios, aunque se hayan
verdad rigurosa. Es innegable que la novela histórica es ficción, aunque esté suscitado en épocas pasadas.

enmarcada en datos históricos. Pero es una ficción verosímil que puede ofrecernos Commented [w5]: Un aspecto esencia de las dos obras
que elegí. Eso es justo lo que hacen ambos autores:
una interpretación más cercana y viva de los sucesos, gracias a la libertad del presentar una interpretación más viva de lo acontecido,
mediante la libertad narrativa y la trama ficticia encuadrada
narrador para enfocar y matizar los hechos y para inventar o reinterpretar en una época histórica verídica (guerras napoleónicas o
Revolución mexicana).
personajes.

Giuffré considera que la novela histórica “es una forma de repensar la escritura
de la Historia. No miente, sino que interpreta […], mediante de las herramientas que
brinda la imaginación”. Alonso, por su parte, afirma que este subgénero narrativo
“se propone reconstruir un modo de vida pretérito” y “ofrecerlo como pasado
mediante los especiales sentimientos” que en nosotros anima lo grande, lo Commented [w6]: Otro elemento fundamental: ambos
autores buscan despertar sentimientos y emociones en el
impresionante. autor mediante la cercanía con los personajes principales
(ficticios), al narrar sus vicisitudes. Es, otra vez, ese
En la novela histórica, el autor pretende presentar una época y dar a conocer, a “sentirnos identificados con los personajes”, la fascinación
que la posibilidad de acceder a los detalles de los sucesos
través de la ambientación de la obra, la realidad histórica de un momento produce en el lector. Lo mismo puede decirse del goce
estético que produce el lenguaje poético, con los recursos
determinado. Carrasquer menciona que no es suficiente que una novela hable del literarios (narrador en primera persona, omnisciente;
descripciones, diálogos, figuras retóricas).
pasado para llamarse histórica; ese pasado debe ser conocido o poder serlo, estar
registrado. El autor debe acarrear una cantidad de materiales no ficticios, que Commented [w7]: En ambas obras se abordan pasados
conocidos y consignados por la Historia universal y
constituirán un armazón histórico para ayudar a una mejor comprensión del modo mexicana.

de vida y las costumbres del pasado. Pero, al mismo tiempo, de acuerdo con Solís,
“teje con dos hilos”: sus personajes, mera creación, y el dato histórico. A falta de
datos, puede recurrir a la imaginación para rellenar esos huecos.

No existe ninguna peculiaridad estructural que permita distinguir una novela


histórica de otro tipo de novela. Lucáks así lo admite. Maeso, por su parte, considera
que una obra de este tipo ostenta tal calificativo “cuando el autor posee un sentido
crítico de la Historia” y puede transmitir emociones y c y trascendentales, de tal Commented [w8]: Misma explicación del comentario
anterior.
manera que el lector se vea implicado en la trama.

Escribir novela histórica es, ante todo, novelar; pero también, en cierto modo, es
historiar. Al igual que el historiador, el autor de novela histórica sigue el mismo
método: busca en archivos, selecciona y ordena datos, y les da forma artística, Commented [w9]: Creo que este punto me será muy útil
para analizar La Guerra y la Paz, pues el autor, aunque era
destacando algún aspecto olvidado o en el que no se había prestado mucha ruso y conocedor de los hechos históricos que retrata en su
novela, tuvo que haber recopilado datos para recrear
atención. Muchas veces recurre a la estrategia de dar a conocer el desenlace, para ciertos acontecimientos, como la batalla de Austerlitz.
suscitar mayor interés.

Es importante expresar que lograr el equilibrio entre el elemento ficticio y el


elemento histórico no siempre es fácil. Por su naturaleza, la novela histórica es un
híbrido en el que se mezclan la invención y la realidad. La calidad de la obra
resultante dependerá de la conveniente proporción entre ambas partes. Pero, desde
luego, hay que recordar que, como todo proyecto humano, la novela histórica no
está exenta de errores.

Existe controversia en torno a la diferencia temporal que debe existir entre el


autor y el pasaje histórico que se desea recrear. Según Scott, para hablar de novela
histórica, esta distancia debía ser, como mínimo, setenta años. Pero la verdad es
que, independientemente del tiempo, la atracción que ejerce la novela histórica es
el elemento de ficción que descuella en su elaboración. Esto sucede tanto en la Commented [w10]: Punto clave para el análisis de ambas
novelas, tomando en cuenta (de nuevo) que los hechos se
novela histórica clásica –circunscrita a lo documental, rigorista– como lo que en centran en las acciones imaginarias de personajes creados
por el autor.
Hispanoamérica se designa nueva novela histórica –más flexible–.

Gálvez, quien cultivó el fenómeno de la novela histórica, escribió que la expresión


abarcaría al menos tres tipos de narraciones:

1. La novela histórica propiamente dicha, cuyo argumento se desarrolla entre


personajes que han existido, pertenecientes a la Historia.
2. La novela de ambientación histórica: los personajes esenciales son
creaciones del autor y los seres históricos participan ocasionalmente en la Commented [w11]: Esto se aprecia claramente en ambas
novelas; los hechos se centran en personajes inventados.
trama. Los personajes históricos intervienen o aparecen sólo
esporádicamente.
3. La novela biográfica: en la que predomina un personaje histórico determinado.

Para Mata, la escritura de una novela histórica puede responder a una situación
vital del novelista que, cansado de su tiempo, decide buscar un refugio artificial en
la rememoración de las épocas remotas o tratar de hallar en el pasado un sentido a
su existencia actual. Esto es relevante si se compara con un estudio efectuado en
2009: la novela histórica fue el género preferido del 22.4 por ciento de los
ciudadanos.

Así pues, la novela histórica puede convertirse en un maravilloso mundo de


información y en una poderosa herramienta para la actividad docente. La lectura
libre e íntima de la Historia, unida a la minuciosidad y el acopio de datos, puede
aportar un conocimiento más cercano de los acontecimientos del pasado.

1.4.2.1 La novela histórica en el Renacimiento

El Romanticismo, como ya se dijo, fue el que determinó la aparición de la novela


histórica propiamente dicha. El realismo, clara ambición de estas novelas históricas,
generaría su interés, a decir de Viú, “por disimular al máximo las costuras” entre el
mundo histórico y el mundo ficticio, de manera que “su concepto de realidad pasa
por la fe en la Historia oficial como garantía de verdad”.

La crisis del género, según Alonso, radicó en que ningún novelista era totalmente
fiel a la Historia, ya fuera por descuidos o por anacronismos deliberados. Dicha
crisis, que sería evidente en los inicios del siglo XX, se podría comprobar en el auge
de la biografía novelada.

1.4.2.2 La novela histórica realista

La idea del desarrollo histórico de la humanidad condujo a un cambio de


mentalidad, donde interesa la sociedad presente, convulsa y compleja, y no el
recuerdo nostálgico de tiempos lejanos.

En la novela histórica realista, en contraste, el narrador muestra cierta libertad al


relatar los hechos históricos y, paralelamente, expresa sus ideas al respecto.
Asimismo, en la obra se presenta una documentación abundante y rigurosa que el
autor somete a su ideario moral y estético, al tiempo que gran parte de la información
histórica la aportan los personajes, no el narrador, máxime mediante los diálogos.

El episodio nacional o la novela histórica nacional

Enmarcada dentro de un subtipo de novela histórica, el episodio nacional se


diferencia de la novela histórica por narrar sucesos cercanos al autor, un pasado
reciente, contemporáneo, que lleva a percibir la Historia como evolución social.

La cercanía del novelista con relación al hecho histórico relatado es el primer


atributo que define al episodio nacional. El límite temporal del tema serán sólo dos Commented [w12]: En ambos casos, se trata de obras en
la que esta distancia temporal no es tan grande. Tolstoi
o tres generaciones; en consecuencia, el autor de la novela histórica nacional está empezó a escribir La Guerra y la Paz en 1864, cincuenta
años después de los hechos de la novela; Azuela, por su
inmerso en el mismo universo de su obra. parte, publicó Los de abajo en 1916, cuando la Revolución
aún no terminaba. Los dos autores, asimismo, estaban
Fernández ha detallado ciertas implicaciones formales de este tipo de relato: falta inmersos en el universo de sus creaciones. La única
diferencia es que Tolstoi nació casi quince años después
del misterio que rodea a la novela histórica de tema lejano, documentación mucho (1828) después del fin de guerras napoleónicas, y Azuela fue
médico en las tropas revolucionarias, y retrató sus
más rigurosa, preponderancia de los acontecimientos históricos sobre la trama experiencias de primera mano en su libro.
ficticia, reparto del protagonismo entre personajes inventados y personajes
históricos de primer plano e intencionalidad didáctica. En este último aspecto, el
autor da su propia interpretación de la situación, mediante comentarios de los
personajes y observaciones del mismo narrador.

Por último, Ferreras añade que esta clase de novela tendrá que ocuparse de uno
o varios temas de alcance e importancia nacional, nunca un suceso o incidente
aislados.

1.4.2.3 La nueva novela histórica

Cabe mencionar que la novela histórica como género resurgió tanto en Europa
como en Hispanoamérica de los años setenta. Las últimas dos décadas del siglo
XX se han dividido en dos tendencias: una de carácter tradicional, que respeta los
datos de las versiones historiográficas en que se basa y que quiere enseñarle
Historia al lector; y la “nueva” novela histórica que, a decir de Alonso, propone un
modelo basado en la distorsión de los materiales históricos, por medio de la
introducción de historias alternativas o apócrifas, la multiplicación de anacronismos
y la parodia, la ironía o la sátira. Los estudiosos del género coinciden en señalar
que este último es uno de los rasgos significativos de la nueva novela histórica.

En este nuevo tipo de novela histórica, se rompe el pacto de verosimilitud


implícitamente establecido hasta el siglo XX; por el contrario, en ella destacan los
elementos imaginarios. No se busca ya la recreación casi exacta del pasado, sino
tratar de cuestionar esas imágenes supuestamente “comunes” para, en
consecuencia, dejar al descubierto una historia de rupturas, que no ha seguido la
línea evolutiva y el desarrollo progresivo. Escudándose en Aristóteles, el autor
puede decir que no es oficio del poeta (o del novelista, en este caso) “contar las
cosas como sucedieron, sino como debieron o pudieron haber sucedido”.

En las nuevas novelas históricas, la mezcla no es sólo racial, étnica y religiosa,


sino también de género literario. En algunas existe una combinación de narraciones
tradicionales con algunas de tinte autobiográfico, el lenguaje cinematográfico, la
novela policiaca, etcétera.
1.4.3 La ficción histórica

La ficción histórica, otra expresión literaria, utiliza la Historia como escenario o


telón, pero a diferencia de la novela histórica, no asume el compromiso de narrar
hechos o acontecimientos verídicos, reales y por ende comprobables. No obstante, Commented [w13]: En ambas obras predomina la ficción
sobre los hechos históricos.
este elemento no la desmerece, pues su realización conlleva un trabajo arduo y
creativo.

Veamos lo que dicen algunos autores al respecto. En primer lugar, Becerra


expresa que “la ficción histórica se acomoda fácilmente a aquellos discursos
literarios adscritos a la estética realista”. En esta creación literaria, es más nítida la
voz del autor; en el ámbito de la novela, el tema de la voz suele planteado para
distinguir o para hablar de las vacilaciones de identidad entre el autor, el narrador y
el personaje.

Saer, a su vez, señala que en la ficción histórica “no se reconstruye ningún


pasado sino que simplemente se construye una visión del pasado, o cierta imagen
o idea de él, que es propia del observador y que no corresponde con ningún hecho
histórico preciso”.

Oleza menciona que “la ansiedad de ficción histórica” revela falta de


inconformidad con el presente, el deseo de que las cosas hubieran acontecido de
otro modo y la pulsión inexplicable de haber vivido la Historia como una novela”.

Por último, tomando en consideración lo anterior, Meyer opina que la identidad


estructural entre el relato de ficción y el de la Historia, no confunde, ni tampoco
acaba con la pretensión del historiador a “entender” un pasado que ha tenido una
existencia real y verdadera.

1.4.3.1 El cine histórico

El séptimo arte se ha convertido en la estrella incuestionable de las ficciones


históricas. Sin embargo, esto ha causado que ya no se sepa distinguir entre realidad
y ficción. De ahí que los docentes se resistan a usarlo como recurso didáctico, bajo
la consigna de que carece de rigor histórico –lo cual sí sucede a veces–. No
obstante, lo que se debe leer en el cine son las imágenes y todo el elemento creativo
que enriquece la aproximación al hecho histórico.

Si se emplea el cine sólo para proveer datos históricos, se cometerá un grave


error, pues no es su naturaleza. Lo que se debe buscar es que el estudiante
identifique y comente por qué el filme hace una lectura de la Historia, enfocándose
en un ángulo y no en otro. Si esas interrogantes motivan al alumno a investigar, la
misión del profesor está cumplida. Y si esa lectura se aplica en la vida cotidiana, ya
no sólo se logrará cumplir la premisa de Vilar sobre “leer un periódico”, sino que
será posible acercarse a los medios audiovisuales con menos ingenuidad.

Siguiendo la línea anterior, Hueso hace hincapié en que no debemos perder


nunca de vista que estas obras son de ficción artística, que abordan un aspecto del
pasado histórico con libertad creativa.

El cine histórico puede fungir como un excelente recurso didáctico en cuanto es


expresión y visión del mundo en el que nos ha tocado vivir, y desde el cual se recrea
un suceso o personaje de la Historia. A manera de conclusión, Manduca expresa
que las buenas películas esperan ser analizadas, comentadas e interpretadas, y
que las emociones y sentimientos que salen de la pantalla determinan su capacidad
formativa, pues dan lugar a cambios y aprendizajes.

Referencia

Lobatón Badillo, G. E. (2013) La novela histórica como recurso didáctico en la


enseñanza de la Historia. Tesis para obtener el grado de Doctor. Universidad
Complutense de Madrid, Facultad de Educación, Departamento de Didáctica de las
Ciencias Sociales, pp. 56-78

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