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Su ventaja

br e l a t ec nología:
so
el servicio personali
zado
Oficios urbanos
idecen
langui
…pero se niegan a morir
Máistro, ¿y si no puede? ¡Se lo invento! Un día en los oficios
de la calle se llama la exposición temporal que el Museo de Arte
Popular dedica a 36 oficios urbanos y pequeños talleres artesana-
les que perviven en algunas calles de la Ciudad de México.
“La idea es que a través de ambientaciones sonoras y recreacio-
nes de los espacios característicos —explica el museógrafo David
Pérez Aznar— los visitantes observen una serie de oficios urbanos
que tuvieron su auge hace medio siglo”. Se busca, además,
“revalorar la aportación a la cultura popular mexicana”.
Aparte, el escritor y periodista tepiteño Armando Ramírez
—asesor del proyecto museográfico— elabora para emeequis
siete viñetas que recrean oficios ahora en crisis por el embate
tecnológico, pero que se niegan a desaparecer.

Por Patricia Vega patvega@m-x.com.mx


Fotografías: Eduardo Loza

Usted: dama, caballero, joven o señorita, acérquese. Venga nos ofrece de una exposición que se ha propuesto descubrir
y visite el Museo de Arte Popular (MAP), donde podrá in- el talento que cotidianamente ponen en práctica cientos de
ternarse en un imaginario barrio popular de la Ciudad de trabajadores callejeros que, ante el riesgo de que sus oficios
México y realizar un viaje nostálgico, pues la ambientación desaparezcan, se han convertido en artistas o artesanos.
de la exposición Máistro, ¿y si no puede? ¡Se lo invento! Un día Este guía de lujo es relevado por el escritor Armando
en los oficios de la calle le remontará a la década de los sesenta Ramírez, asesor de la muestra del MAP y quien acaba de ser
del siglo pasado, en tanto que la museografía le conducirá reconocido con la Medalla al Mérito Ciudadano 2011, que le
por una jornada laboral en la que terminará por admirar el otorgó la Asamblea Legislativa del Distrito Federal preci-
ingenio y la vitalidad que ha permitido la sobrevivencia de samente por su destacada trayectoria en favor de la cultura
los más diversos oficios callejeros. popular y de la Ciudad de México.
Así que ¡pásele, pásele! “Con esta exposición —dice Ramírez en entrevista con
Al comenzar, en la exposición está amanciendo, por eso emeequis— me di cuenta de que en estos últimos cuatro o
en primer lugar el visitante se topa con aquellos que ini- cinco años hemos estado viviendo una transformación de
cian su día antes de que los demás lleguen a su trabajo: el la vida cotidiana muy fuerte”. Por ejemplo, “vas a la calle
lechero, el vendedor de jugos, el barrendero, el panadero, el del barrio y de repente desaparece la farmacia o el estudio
ropavejero. de fotografía, y aparece en su lugar una tienda de productos
El recorrido continúa con el escribano, para luego aden- chinos, un Oxxo, un Seven.
trarse en una vecindad con un altar a la Virgen de Guadalupe y “Hay un desgarramiento de la sociedad entre las nuevas
los característicos talleres del zapatero, el sastre, el mecánico y las antiguas formas, y en cómo lo viejo trata de adaptarse a
| EMEEQUIS | 16 de mayo de 2011

y el peluquero, oficios que ofrecían un servicio personalizado lo moderno. Estamos ante oficios que para sobrevivir tienen
a su clientela. que transformarse, de otra manera se extinguen”.
Ya en lo que vendría a ser la tarde, entre sonidos callejeros, Armando Ramírez no se cansa de insistir en que estos
escenas y carteles de películas o reproducciones de los taxis oficios han sobrevivido porque quienes los ejercen se con-
que fueron conocidos como cocodrilos y cotorras, se llega a un virtieron en artistas, porque si no hubieran podido hacer
sitio público de reunión —una especie de parque—, en donde lo que hacen con maestría hubieran tenido que dedicarse a
salen al encuentro del visitante el globero, el merenguero, el vender fotocopias o algo similar. Paradójicamente, destaca,
algodonero, el organillero y el fotógrafo de recuerdos. dentro de la crisis provocada por el desarrollo tecnológi-
Ya cerca de la noche, un crimen famoso propicia el con- co, “se comienzan a valorar nuevamente las cosas hechas a
tacto con la tamalera, el vendedor de periódicos, el fotógrafo mano, con un toque que las haga diferente a lo que se produce
de nota roja y el vendedor de camotes. La jornada termina en masivamente”.
una pulquería, cuyo baño es el sitio ideal para escribir albu- Es la voz del autor de la emblemática novela Chin Chin el
res, refranes y frases picantes repletas de doble sentido. teporocho la que nos entrega a continuación viñetas de siete de
58 Esta es la síntesis que el museógrafo David Pérez Aznar los 36 oficios callejeros representados en la exposición.
1.

El fotógrafo
de estudio

Todo el que nació hasta antes de los


ochenta tiene su foto de bebé cache-
tón, gordito y encuerado. Era una foto clá-
sica que tenían las mamás, y más si se tra-
taba del primogénito.
Pero ahora, con el celular, la cámara
fotográfica digital, la computadora, este
oficio se está extinguiendo y no tiene po-
sibilidad de evolucionar.
Antes tu álbum de fotos era tu biogra-
fía sentimental: cuando te bautizaban, la
primera comunión, tu confirmación, los XV
años, la boda, los hijos… hasta el velorio. 2.
Tenías tu vida en un álbum fotográfico y
casi siempre con fotos de estudio en las El afilador
que se incluía a toda la familia.
| EMEEQUIS | 16 de mayo de 2011

Ese arcón de los recuerdos de la abue-


lita está desapareciendo y estoy seguro
de que los chavos borran la mayoría de las
fotos que toman con el celular cuando se Ese hombre que va con su bicicleta silbando y gritando “¡Eeeel aaaafiiiilaaaa-
les llena la memoria, ¡no las guardan! dooor!” te lleva al menos dos décadas atrás... Hoy es cada vez más difícil encon-
Los fotógrafos de estudio que aún exis- trar un afilador con su llanta de bicicleta o su rueda como de carruaje, con su cinta
ten han logrado sobrevivir porque se han y una piedra de esmeril para ir afilando.
vuelto artistas; trabajan en placas de cristal, Los afiladores que sobreviven se han ido especializando en las navajas para las
colorean las imágenes a mano y quedan peleas de gallos, los estoques de los toreros o las cuchillas para trasquilar; y hay
muy bonitas, pero salen carísimas. afiladurías —como en Peralvillo— que dan servicio a fábricas que requieren herra-
Ese es el nicho que han encontrado mienta de más fuerza. El afilador está dejando el servicio en general que daba.
este tipo de fotógrafos que son verdade- Ahora compras unas tijeras chinas que te duran 15 días y las tiras, pero antes uno
ramente talentosos. ahorraba para regalarle a la mamá, el 10 de mayo, su juego de cubiertos finos. 59
3. 4.

El zapatero El sastre

El “zapatero remendón” era el que ponía el relie- Ya quedan poquísimos buenos sastres, de ésos que
ve del juanete, del ojo de pescado, del callo o del talón te pueden entregar un acabado increíble o voltear un tra-
mal formado para hacer tu horma de manera exacta. Y esa je usado para que te quede como nuevo. ¡Eso no cualquiera lo
horma que tenías en tu casa y se la llevabas al zapatero hace!
para que la montara en tus zapatos, hoy ya no existe. Muchos de esos sastres han hallado un nicho en la rea-
Bueno... ¡ya ni los zapatos Canadá, ni los Blasito, ni los Tres lización de vestuario para grupos artísticos, para obras de
Hermanos existen! teatro musicales, para bailarines. La sastrería antigua se va
Toda la gran producción de zapato de León, Guanajua- transformando en un nuevo tipo de oficio que en el pasado
to, que aterrizaba en el Mercado de Granaditas, y la que se sólo se ofrecía en lugares como la Casa Tostado. Pero como
hacía en muchos talleres que estaban en vecindades de ahora hay más grupos de danza o de teatro, los sastres están
Tepito —entre ellos el taller del papá de Ricardo Rocha, el llenando sus necesidades de vestuario.
conductor de televisión— ya no existe. Actualmente esas
| EMEEQUIS | 16 de mayo de 2011

empresas importan zapato de Brasil, China o Indonesia.


Y el zapatero que realmente podía consentir a tu pie 5.
se ha vuelto un especialista que hace zapatos de fantasía Ese buen trato del peluquero, que te iba
para los bailarines de danzón de los salones de baile o para cortando el cabello mientras te platicaba, se va La
los pachucos que usan unos zapatos bellísimos de dos diluyendo ante el frenesí que vivimos en la ciudad peluquería
colores a los que el maestro zapatero les pone su firma o y que nos obliga ir de un lado a otro. Las peluquerías
sus iniciales en las punteras. como El Rizo de Oro, de la familia Burrón, se han ido
Los zapateros que tienen esa sensibilidad estética se transformando en “estéticas” en las que “te diseñan”
han vuelto unos artesanos maravillosos, y ya no tienen la personalidad por completo.
nada que ver con la producción masiva del calzado que Pero la idea —de la exposición en el MAP— es que al pasar frente
se hacía en los talleres instalados por armenios y turcos a a una peluquería antigua nos detengamos a mirar el escaparate y
principios del siglo XX en el Centro Histórico de la Ciudad cobremos conciencia de que ya no quedan muchos peluqueros como
60 de México. los de antaño.
Hoy día llevas a arreglar tu coche
6. a la agencia automotriz y el mecánico ya
no sabe qué le pasa al motor. De repente
Los
Los entró la computación y los mecánicos, más
mecánicos
mecánicos que de mecánica tienen que saber leer un
escáner o cambiar un sensor; ya no es como
cuando el mecánico carburaba el motor y lo
ponía a tiempo de puro oído, usando un
desarmador y unas pinzas. Era increíble
cómo eran unos maestrazos para manejar
la mecánica y cómo arreglaban los autos.
Cada vez hay menos talleres mecánicos
callejeros, ese es un oficio que también va
de salida; son muy pocos los mecánicos que
tienen computadora y se meten al internet
para bajar los diagramas de los motores que
las empresas ponen en sus sitios. Por eso la
mayoría de la gente acaba llevando su auto
a una agencia.

Máistro, ¿y si no puede?
¡Se lo invento!
Un día en los oficios de la calle
Martes, miércoles, viernes, sábados
y domingos, de 10 a 18 horas.
Jueves, de 10 a 21 horas.
Museo de Arte Popular: Revillagigedo 11
esquina Independencia, Centro Histórico,
Ciudad de México. Entrada: $40.
Termina el 5 de junio.

7.

La pulquería

Las pulquerías que dan buen pulque y que conservan cierta


personalidad son las que han sobrevivido. De las 200 que había en
el Centro Histórico, deben quedar como unas 15 que son muy sólidas
| EMEEQUIS | 16 de mayo de 2011

y que ahora tienen un éxito descomunal entre jóvenes que conscien-


temente reivindican lo mexicano.
El joven que hoy consume pulque ya no es el albañil o el cargador
que lo hacían por tradición o hábito. Cuando platicas con los chavos
hoy, ellos te dicen que el pulque es más natural, que no tiene químicos,
que es ecológico, que tiene un origen prehispánico… ¡te dan una serie
de argumentos! La mayoría son universitarios, artistas o tienen algún
tipo de actividad que les hace tener una posición equis ante la vida.
La pulquería La Risa, que está en el Callejón de Mesones, es para mí
la más emblemática; tiene más de 100 años de existir y es un lugar que
conserva el aserrín en el piso, los toneles, los vitroleros y los tornillos.
Pero ahí ha dejado de reinar la penumbra como antes, ahora los chavos
llevan sus guitarras, juntan las mesas y se ponen a cantar. ¶ 61

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