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Has entendido desde lejos mis pensamientos. Bien que en oculto fui formado,
3
Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y entretejido en lo más profundo de la tierra.
Y todos mis caminos te son conocidos. 16 Mi embrión vieron tus ojos,
4 Pues aún no está la palabra en mi lengua,
Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. Que fueron luego formadas,
5 Detrás y delante me rodeaste,
Sin faltar una de ellas.
Y sobre mí pusiste tu mano. 17! Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!
6 Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;
!!Cuán grande es la suma de ellos!
Alto es, no lo puedo comprender. 18 Si los enumero, se multiplican más que la arena;
7 ¿A dónde me iré de tu Espíritu?
Despierto, y aún estoy contigo.
¿Y a dónde huiré de tu presencia? 19 De cierto, oh Dios, harás morir al impío;
8 Si subiere a los cielos, allí estás tú;
Apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios.
Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. 20 Porque blasfemias dicen ellos contra ti;
9 Si tomare las alas del alba
Tus enemigos toman en vano tu nombre.
Y habitare en el extremo del mar, 21 ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen,
10 Aun allí me guiará tu mano,
Y me enardezco contra tus enemigos?
Y me asirá tu diestra. 22 Los aborrezco por completo;
11 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán;
Los tengo por enemigos.
Aun la noche resplandecerá alrededor de mí. 23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
12 Aun las tinieblas no encubren de ti,
Pruébame y conoce mis pensamientos;
Y la noche resplandece como el día; 24 Y ve si hay en mí camino de perversidad,
Lo mismo te son las tinieblas que la luz. Y guíame en el camino eterno.
13 Porque tú formaste mis entrañas;
¿Qué no es el ayuno?
El ayuno no es dejar de comer para perder peso. Abstenerse de comer porque el médico le dijo que no comiera, no
es ayuno; tiene que haber un propósito espiritual para que se llame ayuno. Tampoco es ayuno el dejar de comer para
hacer nuestra voluntad ni para satisfacer nuestros propios gustos. Si dejamos de comer, pero no dedicamos tiempo a
la oración, tampoco hacemos mucho ante los ojos de Dios.
“¿Por qué dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que
en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores”. Isaías 58.3
La palabra de Dios presenta el ayuno como algo bueno, beneficioso y decisivo para alcanzar niveles espirituales
superiores, donde los demonios no tendrán más remedio que someterse y salir huyendo. El libro de los Hechos
registra que los apóstoles siempre ayunaban y oraban antes de tomar decisiones importantes.
“Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien
habían creído”. Hechos 14:23
El ayuno siempre va ligado a la oración; esto lo podemos ver en los versículos anteriores, pero también en Lucas.
“y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y
oraciones”. Lucas 2:37
Muchos cristianos creen que el objetivo del ayuno es sólo dejar de ingerir alimentos. Realmente, el propósito del
ayuno debe ser apartar nuestros ojos de las cosas terrenales para concentrarnos en las cosas de Dios. Mediante el
ayuno le expresamos a Dios lo serio que tomamos nuestra relación y nuestro compromiso con Él.
Al apartar nuestros ojos de las cosas de este mundo, podremos enfocarnos más en Cristo. El ayuno no es una forma
de lograr que Dios haga lo que queremos. El ayuno nos cambia a nosotros, no a Dios. No es una manera de
aparecer más espirituales que los demás; es para vivir en espíritu de humildad y en actitud gozosa cada día.
“Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea. Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los
ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia. Entre la
entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues
al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde
está su Dios?”. Joel 2:15-17
Debemos ayunar en todo tiempo. El ayuno debe ser un estilo de vida. Hay gente que espera una guía de Dios, o
sentir algo especial. Y sí, algunas veces el Espíritu Santo nos guía a hacerlo; pero nosotros también debemos tomar
la iniciativa de ayunar.
Ayuno parcial: Este tipo de ayuno puede ser parcial en tiempo o en comida. Es decir, se puede ayunar
haciendo sólo una comida al día; o también, comer las tres comidas, pero dejando de comer o sacrificando aquellas
que más nos gustan; por ejemplo: dulces, carbohidratos, carnes, café... y comer todo lo demás en pequeñas
porciones. Este ayuno fue el que hizo Daniel. De este tipo de ayuno hablaremos en detalle en el capítulo siguiente.
Ayuno total: Es la abstinencia completa de alimentos durante un tiempo determinado –es preferible que dure
más de veinticuatro horas–. Este ayuno también puede hacerse de dos formas:
o No probando alimento sólido alguno, bebiendo sólo agua; o
Sin alimentos y sin líquidos, lo cual no es muy recomendable, porque la abstinencia prolongada de agua puede
generar una descompensación seria en el organismo. Este tipo de ayuno sólo se recomienda hacer si el Espíritu
Santo le guía y bajo supervisión médica.
Durante el tiempo de ayuno se debe orar, estudiar la Palabra y estar a solas con el Señor.
“Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza”. Daniel 9:3
Debemos despojarnos de todo aquello que impida que le dediquemos tiempo a Dios; por ejemplo, teléfono,
fiestas, televisión, computadora, juegos...
Es bueno disponer el cuerpo antes y después del ayuno. Si ésta es la primera vez que ayuna o tiene tiempo
sin hacerlo, es mejor que comience por reducir la ración de alimentos que toma, antes de empezar el ayuno.
Después del ayuno, no ingiera comidas fuertes porque pueden resultar pesadas para el estómago. Es
preferible volver a comer poco a poco; de preferencia, frutas u otros alimentos que el cuerpo pueda digerir fácilmente.
Es recomendable que antes de empezar el ayuno consulte a su médico. Sin embargo, no es bueno detener
el ayuno debido a los malestares físicos que produce la eliminación de toxinas y grasas acumuladas en el cuerpo.
No temamos morir por no comer. Los científicos han determinado que el cuerpo humano promedio tiene reservas
suficientes para sobrevivir cuarenta días sólo con agua.
La mejor manera de hacerlo es, presentándolo como sacrificio vivo mediante la oración.
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo,
agradable a Dios, que es vuestro culto racional”. Romanos 12:1
¿Qué es el cuerpo?
El hombre es un espíritu que tiene un alma y vive dentro de un cuerpo físico. En otras palabras, el cuerpo es la
cubierta externa de carne y hueso que encierra nuestro espíritu y alma.
El cuerpo es amante de complacer los deseos de la carne, el viejo hombre y las pasiones.
Al cuerpo no le gusta ayunar; siempre desea comer, beber, tener sexo, dormir y es adicto a las pasiones y los
malos hábitos.
Presentar nuestro cuerpo como sacrificio vivo es rendirlo, consagrarlo y dedicarlo a Dios. Más que una práctica
religiosa, el ayuno debe ser una ofrenda a nuestro Padre celestial.
El apóstol Pablo aprendió a someter su cuerpo; a presentarlo en sacrificio vivo y agradable delante de Dios.
“sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo
venga a ser eliminado”. 1 Corintios 9:27
Presentar el cuerpo en “sacrificio vivo” significa adorar con la mente, el corazón y el cuerpo. La adoración no puede
ser verdadera si no se ofrece en espíritu, alma y cuerpo.
“Es vuestro culto racional”. Otra traducción dice, “es vuestro servicio razonable”.O sea que lo que Dios pide
es razonable; no es algo que no podamos cumplir. Dios está llamando a su pueblo a volver al punto de partida:
ayunar y orar para buscar Su rostro.
¡Tome una decisión hoy! Vuelva al punto de partida. Comience a ayunar y a orar, de manera que su mente y su
corazón estén, cada vez, más cerca de Dios.
Repita lo siguiente:
“A partir de hoy, decido ayunar por el motivo correcto: buscar el rostro de Dios”.
“Decido ayunar continuamente como estilo de vida”.
“Tomo la decisión de presentar mi cuerpo delante de Dios como sacrificio vivo, por medio del ayuno y la
oración”.
2 Timoteo 2:14-26 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Un obrero aprobado
14
Recuérdales esto, exhortándoles delante del Señor a que no contiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha, sino que es para perdición de los oyentes.
15
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.
16
Más evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad.
17
Y su palabra carcomerá como gangrena; de los cuales son Himeneo y Fileto,
18
que se desviaron de la verdad, diciendo que la resurrección ya se efectuó, y trastornan la fe de algunos.
19
Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.
20
Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles.
21
Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra.
22
Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.
23
Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas.
24
Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido;
25
que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad,
26
y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.