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¿ES USTED ANARQUISTA?

LA RESPUESTA PUEDE QUE LE SORPRENDA

David Graeber

Es probable que usted ya haya oído hablar sobre quienes son los anarquistas y cuales son supuestamente sus ideas.
Es probable que la mayor parte de lo que haya oído sean solo tonterías. Mucha gente parece pensar que los
anarquistas son partidarios de la violencia, el caos y la destrucción, que están contra todo tipo de orden u
organización, o que son unos locos nihilistas que solo quieren hacer saltar todo por los aires. Nada podría estar más
lejos de la verdad. Los anarquistas son simplemente personas que creen que los seres humanos son capaces de
comportarse de una manera razonable, sin tener que ser obligados a ello. Es realmente una idea muy simple. Pero
es algo que los ricos y poderosos siempre han encontrado extremadamente peligroso.

En su forma más simple, las creencias anarquistas parten de dos supuestos elementales. El primero es que los seres
humanos son, en circunstancias normales, tan razonables y honestos como se les permita ser y que pueden
organizar sus vidas y sus comunidades sin necesidad de que se les diga cómo. El segundo es que el poder
corrompe. Por encima de todo, el anarquismo es solo una cuestión de tener el valor de tomar los principios éticos
básicos por los que todos regimos nuestras vidas, y seguirlos hasta sus conclusiones lógicas.

Vamos a empezar tomando unos ejemplos de la vida cotidiana.

- ¿Si hay una cola para subir a un autobús repleto de gente, espera su turno y se abstiene de abrirse camino entre
la gente a codazos, incluso en ausencia de la policía?

Si usted respondió que “sí” entonces: ¡está actuando como un anarquista! El más básico de los principios
anarquistas es la autoorganización: la suposición de que los seres humanos no necesitan la amenaza del castigo para
ser capaces de llegar a acuerdos razonables con los demás, o para tratar a sus semejantes con dignidad y respeto.

Todo el mundo cree ser capaz de comportarse de forma responsable por sí mismo. Quien piensa que la policía y las
leyes son necesarias, es sólo porque cree que los demás no son capaces. Pero pensándolo bien, ¿acaso no es lo que
todo el mundo piensa acerca de los demás?. Los anarquistas piensan que la mayor parte de los comportamientos
antisociales que nos hacen creer que es necesario disponer de ejércitos, policía, prisiones y gobiernos para controlar
nuestras vidas, en realidad están causados por las desigualdades sistemáticas y las injusticias que ejércitos, policía,
prisiones y gobiernos hacen posible. Es todo un círculo vicioso. Si la gente se acostumbra a que la traten como si
sus opiniones no importaran, es probable que se enfaden y se vuelvan cínicos, incluso violentos – lo que por
supuesto hace que sea más fácil para los que están en el poder decir que sus opiniones no importan. Una vez que
comprenden que sus opiniones son tan importantes como las de cualquier otro, tienden a ser mucho más
comprensivos. En resumen: los anarquistas creen que es principalmente el poder mismo y sus efectos los que hacen
a la gente estúpida e irresponsable

- ¿Es usted miembro de algún club, equipo deportivo o cualquier otra organización voluntaria donde las decisiones
en lugar de ser impuestas por un líder, son tomadas sobre la base de un consenso general?

Si su respuesta es “sí” ¡pertenece usted a una organización que funciona con principios anarquistas! Otro de los
principios básicos del anarquismo es la asociación voluntaria. Esto es simplemente una manera de aplicar los
principios democráticos a la vida cotidiana. La única diferencia es que los anarquistas piensan que debería ser
posible una sociedad en la que todo pueda organizarse según estas premisas, todos los grupos basados en la libre
asociación de sus miembros, y por lo tanto, que todas las jerarquías, las formas militares de organización como los
ejércitos, las burocracias y las grandes corporaciones, basadas en cadenas de mando, ya no serían necesarias. Tal
vez piense usted que esto no podría ser puesto en práctica. Pero, tal vez podría usted estar ya practicándolo. Porque
cada vez que llega usted a un acuerdo por consenso, sin que haya amenazas de por medio, cada vez que
voluntariamente llega a un acuerdo con alguien, a un entendimiento o a un compromiso, teniendo en cuenta la
situación particular de la otra persona o sus necesidades, está usted siendo un anarquista – incluso si no se da
cuenta.
El anarquismo es simplemente la forma en que la gente actúa cuando tiene libertad de acción y de elección, y
cuando se relacionan con otros que son igualmente libres – y conscientes, por tanto, de la responsabilidad para con
los demás que implica esta libertad. Esto nos lleva a otro punto crucial: que si bien la gente puede ser amable y
considerada cuando trata con sus iguales, la naturaleza humana es tal que no se puede confiar en lo mismo cuando a
alguien se le da poder sobre los demás. Casi siempre que a alguien se le otorga poder, terminará por usarlo de
forma abusiva de una u otra manera.

- ¿Cree usted que la mayoría de los políticos son egoístas, unos canallas a quienes no les importa en absoluto el
interés público? ¿Piensa usted que vivimos en un sistema económico estúpido e injusto?

Si su respuesta fue “sí”, está usted suscribiendo entonces la crítica anarquista a la sociedad actual – al menos, en
líneas generales. Los anarquistas creen que el poder corrompe, y que a todos aquellos que se pasan la vida
buscando el poder serían los últimos a quienes se lo otorgarían. Los anarquistas creen que nuestro actual sistema
económico es más beneficioso para aquellos que se comportan como egoístas sin escrúpulos, que para quienes
actúan de forma honesta y humanitaria. La mayoría de la gente siente que esto es así. La única diferencia es que la
mayoría de la gente cree que no se puede hacer nada al respecto, o en todo caso – y esto es en lo que insisten
siempre los siervos más fieles de los poderosos – que cualquier cosa que se hiciese daría como resultado algo peor.

Pero ¿y si eso no fuera cierto?

Y ¿hay realmente alguna razón para creerlo? En la actualidad, se puede comprobar que la mayoría de las
predicciones que suelen hacerse sobre lo que sucedería si no existiese el estado o el capitalismo, resultan ser
totalmente falsas. Durante miles de años la gente ha vivido sin gobiernos. Hoy en día existen muchos lugares en el
mundo donde la gente vive fuera del control de los gobiernos. No todos ellos se matan entre si. La mayoría
consigue vivir su vida como cualquier otra persona. Evidentemente, en una sociedad urbana, compleja y
tecnológica todo sería más complicado: pero la tecnología también puede hacer que todos estos problemas sean
más fáciles de resolver. De hecho, apenas si hemos comenzado a pensar en lo que podría ser la vida si la tecnología
se concibiese para adaptarse a las necesidades humanas reales. ¿Cuántas horas necesitamos trabajar realmente par
mantener una sociedad funcional – es decir, si nos deshacemos de todas las ocupaciones inútiles y destructivas
como las de teleoperador, abogado, funcionario de prisiones, analista financiero, relaciones públicas, burócratas y
políticos, y hacer que nuestros mejores científicos, en lugar de trabajar fabricando armas espaciales o diseñando
sistemas mercantiles se dedicasen a la mecanización de actividades peligrosas o molestas, como la extracción de
carbón o la limpieza del cuarto de baño, y distribuir el trabajo restante entre todos por igual? ¿Cinco horas?
¿Cuatro? ¿Tres? ¿Dos? Nadie lo sabe porque nadie se hace ese tipo de preguntas. Los anarquistas piensan que este
es el tipo de preguntas que deberíamos hacernos.

- ¿Se cree realmente esas cosas que les dice a sus hijos (o que sus padres le decían a usted)?

“No importa quien empezó.” “Dos errores no hacen un acierto.” “Limpia tu propio desorden.” “Haz a los demás…”
“Que alguien sea diferente no significa que sea malo”. Quizá deberíamos pensar si no estaremos mintiendo a
nuestros hijos cuando les decimos lo que está bien y lo que está mal, o si estamos realmente dispuestos a asumir las
consecuencias de nuestras acciones. Porque si usted sigue estos principios morales hasta sus últimas consecuencias,
llegará al anarquismo. Tomemos el principio de que dos errores no hacen un acierto. Si se toma realmente en serio,
se podría acabar de un solo golpe con las bases que sustentan la guerra y el sistema de justicia penal. Lo mismo
sucede cuando hablamos de compartir: siempre estamos diciéndoles a los niños que tienen que aprender a
compartir, a ser considerados con los demás para poder ayudarnos los unos a los otros; cuando luego en el mundo
real asumimos que la mayoría de la gente se muestra egoísta y competitiva. Sin embargo, un anarquista señalaría:
en realidad, lo que les decimos a nuestros hijos es lo correcto. La mayor parte de los grandes logros conseguidos
por la humanidad a lo largo de su historia, cada descubrimiento o invención que ha conseguido mejorar nuestras
vidas, se ha basado en la cooperación y la ayuda mutua; incluso en la actualidad, la mayoría de nosotros gastamos
más dinero en nuestra familia y amigos que en nosotros mismos; mientras exista la probabilidad de que no siempre
vaya a haber gente competitiva en el mundo, no hay razón por la que la sociedad tenga que basarse en el fomento
de ese comportamiento, y mucho menos en hacer que las personas compitan por las necesidades básicas de la vida.
Esto solo es bueno para los intereses de quienes están en el poder, que desean que vivamos con miedo los unos de
los otros. Por eso los anarquistas proponen una sociedad basada no solo en la libre asociación, sino también el la
ayuda mutua. De hecho la mayor parte de los niños crecen creyendo en la moral anarquista, hasta que poco a poco
se van dando cuenta de que el mundo de los adultos no funciona realmente de esa manera. Es por eso que muchos
se convierten en rebeldes o alienados, incluso en adolescentes suicidas, hasta que finalmente acaban resignándose y
amargándose como los adultos; a menudo, su único consuelo consiste en poder criar a sus propios hijos y
proporcionarles una vida agradable.

- ¿Cree usted que los seres humanos son en esencia malvados y corruptos o que determinada clase de gente
(mujeres, gente de color, personas comunes que no son ricos o carecen de una buena educación) son especimenes
inferiores destinados a ser gobernados por los superiores?

Si su respuesta fue “sí”, entonces, bueno, parece que usted no es un anarquista, después de todo. Pero si su
respuesta fue “no” entonces es posible que usted acepte el 90% de los principios anarquistas, y, como no, está
viviendo su vida básicamente conforme a ellos. Cada vez que trata usted a otro ser humano con respeto y
consideración, está siendo anarquista. Cada vez que trata de resolver sus diferencias con los demás intentando
llegar a un acuerdo razonable, escuchando lo que cada uno tiene que decir en vez de permitir que uno solo decida
por todos, está usted siendo anarquista. Cada vez que tiene la oportunidad de forzar a alguien a hacer algo, pero en
lugar de esto decide apelar a su sentido de la justicia o a la razón, está usted siendo anarquista. Lo mismo puede
decirse cada vez que decidimos compartir algo con un amigo, cuando decidimos quien va a lavar los platos, o
cuando no hacemos nada sin tener antes en cuenta lo que es justo. Ahora, usted podría objetar que todo esto está
muy bien para pequeños grupos de gente que se ayudan mutuamente, pero organizar una ciudad o un país es una
cuestión totalmente diferente. Y por supuesto que algo de esto hay. Incluso descentralizando la ciudad y dejando
tanto poder como sea posible en manos de pequeñas comunidades, todavía habrá un montón de cosas que necesiten
ser coordinadas, desde el recorrido de los ferrocarriles hasta las líneas a seguir en la investigación medica. Pero
solo porque algo sea complicado no significa que no pueda realizarse de forma democrática. Simplemente sería
complicado. De hecho, los anarquistas tienen todo tipo de ideas y visiones diferentes sobre como puede funcionar
una sociedad compleja. Para explicarlas, aunque eso iría más allá del alcance de un pequeño texto introductorio
como éste, baste decir, en primer lugar, que una gran cantidad de personas ha pasado mucho tiempo planificando la
forma de hacer funcionar una sociedad realmente sana y democrática; en segundo lugar, y no menos importante,
ningún anarquista afirma tener un plan perfecto.

Lo último que queremos es imponer un modelo prefabricado a la sociedad. La verdad es que probablemente no
seamos capaces de imaginar ni la mitad de los problemas que surgirán cuando tratemos de construir una sociedad
democrática, aún así, estamos seguros de que, siendo el ingenio humano como es, este tipo de problemas pueden
ser resueltos, siempre y cuando mantengamos el espíritu de nuestros principios básicos – que en última instancia,
no son más que los principios fundamentales de la decencia humana.

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