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987-29423-2-8
GRUPO DE TRABAJO 5
LA CIUDAD EN PERSPECTIVA: ABORDAJES INTERDISCIPLINARIOS EN
TORNO A PROBLEMÁTICAS URBANAS
COORDINADORES:
Bettina Sidy
Magdalena Felice
Nora Coiticher
Lucía de Abrantes
Fernando Bercovich
FUNDAMENTACIÓN:
Desde hace ya varias décadas las cuestiones urbanas forman parte de la agenda de
investigación de distintos campos al interior de las ciencias sociales. Las categorías
“ciudad” y “urbano” refieren a realidades socio-espaciales diversas y cambiantes y en la
actualidad agrupan a una inmensa heterogeneidad de experiencias sociales, que
encuentran en “lo urbano” un denominador común como destino de la mayor parte de la
población del mundo y como clave explicativa de algunos de sus malestares y conflictos.
Retomando las discusiones que propiciamos en las Jornadas del 2013 y 2015, esta mesa
se propone como un espacio de debate y circulación en torno a los avances, preguntas y
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Actas de las III Jornadas de Jóvenes Investigadores en Ciencias Sociales – 2017 – ISBN 978-
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ÍNDICE DE TRABAJOS:
Alpe Caselli, Ángeles. Fascinados por lo prohibido. La Barcelona del franquismo en los
diarios y ensayos de Jaime Gil de Biedma……………………………………………… 5
Bokser, Alejandro; Dittmar, Mónica; Gutiérrez, Juan José; Machin, Diego; Soler,
Cecilia; Tarizzo, Luján. Relaciones de producción en el margen sur de la ciudad de
Buenos Aires durante el período 1914-1928: un enfoque territorial .............................. 15
Sabbadini, María Victoria; Labra, Claudio Sebastián; Rouco Oliva, Facundo; Freijo,
Juan Francisco; Delgado, María Alejandra. Modelo, normativa y tejido. Procesos de
transición entre plan director, código de planeamiento urbano y ciudad construida ... 129
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Petit de Murat, Facundo. La experiencia sonora de los banderilleros del tren Sarmiento
...................................................................................................................................... 179
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Introducción
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Desde el punto de vista literario –y vital–, Biedma integró el grupo literario que
probablemente con más acierto los filólogos han rotulado como generación: la del 50.
Fue “compañero de viaje”, como a él le gustaba decir, de Carlos Barral (fundador de la
editorial Seix Barral), Josep María Castellet, Juan Marsé, Juan Ferraté, José Agustín y
Juan Goytisolo, Ana María Moix… Todos ellos integraban a su vez, con otros artistas, lo
que se conoció como la gauche divine. En concreto, a nivel poético, su obra adscribe a la
llamada “poesía de la experiencia”, que en resumidas cuentas puede definirse como
aquellas composiciones cuyo acento está puesto en producir un poema que ocurra, que
esté ocurriendo1 en el momento que se lee porque, además del contenido de carácter
realista, posee un lenguaje marcadamente conversacional gracias a la austeridad retórica
y a los encabalgamientos propios que hereda de la poesía anglosajona. El poema se
parece, de este modo, a una confidencia entre escritor y lector.
A partir de los textos en prosa de Biedma, procuraremos ver cómo los jóvenes
intelectuales se abrían paso con dificultad y desconcierto –pero también con coraje– hacia
una mayoría de edad velada, rayando en la ilegalidad, y que contrastaba siempre con la
que se sabía existía en otras ciudades europeas. Así pues, un testimonio de carácter
1
“Experiencia lo es todo. En la vida de uno, experiencia es leer un poema. Poesía de la experiencia consiste
en concebir el poema como el simulacro de una experiencia real, como si el poema, en cuanto poema,
estuviese ocurriendo, estuviese sucediendo.” (Biedma, 2010: 1131)
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parcial nos lleva precisamente a la historicidad no tanto de la descripción de una urbe que
ya se conoce, sino de las percepciones agudas que de ella tuvieron mentes como la de su
autor ante una modernidad que arribaba nocturna, sexual y fascinante a su ciudad en
dictadura.
En este sentido, existe una dimensión análoga de lo urbano en los textos de Jaime Gil de
Biedma y en la poesía de Constantinos Cavafis.5 Pensemos por caso en su poema Ítaca,
que comparte con los diarios del poeta barcelonés el tópico homérico y, además, explicita
con claridad la dimensión simbólica.
2
Del francés “paseante”. Su identidad quedó fijada en los ensayos de Charles Baudelaire. Efectivamente,
la figura del flâneur puebla la literatura europea decimonónica, tanto las novelas como los versos de los
poetas malditos y, he aquí su particular interés para nosotros, nace estrechamente vinculada a las ciudades
y al cambio que experimenta lo urbano en la época. Barrios enteros, parques y avenidas nacen para que los
paseantes puedan “perder su tiempo” en ellos. Son los soberanos de la moderna metrópolis. Ver Walter
Benjamin, Charles Baudelaire: A Lyric Poet in the Era of High Capitalism, Capítulo II: “Le flâneur”, pp.
35-66
3
“En el rincón aquel, donde dormimos/juntos tantas noches, ahora me he sentado/a caminar.”, “El rincón
aquel”.
4
“Falsa epopeya” o “epopeya burlesca”.
5
Para una comparación del lugar que la ciudad ocupa en las poéticas de Constantinos Cavafis y Jaime Gil
de Biedma, véase el artículo “Poesía y ciudad. Constantinos Cavafis y Jaime Gil de Biedma”, de Styliani
Voutsa.
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Por otra parte, ponemos en relación nuestras fuentes con la tradición del Bildungsroman7
o novela de aprendizaje, que entendemos como la representación literaria de la
experiencia; concretamente, es el proceso formativo que vive el o la protagonista, a
menudo en la adolescencia temprana, donde se asienta el conflicto entre sus deseos y los
intereses contrarios de la sociedad. Se trata de un choque que, en la mayoría de los casos,
se produce por algún tipo de desplazamiento: un viaje, una estadía, una mudanza –
pensemos en las tantas novelas de jóvenes de provincia que se mudan a la capital de su
país, o en La montaña mágica, donde el protagonista se hospeda junto a su primo en una
clínica en los Alpes suizos. En el fondo, da igual qué tantos kilómetros se desplace el
joven desde su punto de origen, pues estos son solo el detonante necesario de una
convulsión que siempre va por dentro. Ante todo, son novelas que ponen de manifiesto
un conflicto, y precisamente por ello, no hay una resolución argumental definitoria, sino
que queda abierta como la vida una vez que se entra en la edad adulta. Esto es algo
fundamental para comprender la experiencia de la generación que se hizo adulta en la
España franquista: en el Bildungsroman no existe la resolución del conflicto individuo-
sociedad justamente porque el fin último de la novela es su aceptación y no su superación:
la aceptación de la contradicción es la mayoría de edad.
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“No hallarás nuevas tierras, no hallarás otros mares./La ciudad te seguirá./Vagarás por las mismas
calles./Y en los mismos barrios te harás viejo;/Y entre las mismas paredes te irás encaneciendo./Siempre
llegarás a esta ciudad.”, “La ciudad”.
7
Del alemán Bildung (período de formación posterior a la fase correspondiente a la enseñanza primaria) y
Roman (novela).
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Ya en 1944 se había publicado una novela que al año siguiente ganaría el premio Nadal.
Escrita por una mujer, Carmen Laforet, Nada se incluye de lleno en el llamado realismo
tremendista de posguerra y en la tradición de las novelas de aprendizaje. Como la Alicia
persiguiendo al conejo blanco en el país de las maravillas –también más macabras que
hermosas–, Andrea, la joven protagonista, atraviesa puertas a submundos dentro de otros
submundos persiguiendo a su tío Juan por la Barcelona de posguerra. Después de “las
ramas cargadas de verde tierno del último árbol de la calle Aribau”, se pierde la inocencia,
se cruza la Gran Vía, el reloj en lo alto del edificio neogótico de la Universidad de
Barcelona anuncia la medianoche y se atraviesa, a modo del umbral de un relato
fantástico, la Plaza Universidad camino al Raval. No obstante, lo que espera del otro lado
del umbral no tiene nada de fantástico y todo de real:
Llegamos a la plaza de la Universidad cuando el reloj del edificio daba las doce y
media. Juan cruzó la plaza y se quedó parado enfrente de la esquina donde
desemboca la Ronda de San Antonio y donde comienza, oscura, la calle de Tallers.
Un río de luces corría calle Pelayo abajo. Los anuncios guiñaban los ojos en un juego
pesado. (…) Por allí no encontramos a nadie. Los faroles parecían más mortecinos y
el pavimento era malo. Juan se volvió a definir en la bifurcación de la calle. Recuerdo
que había una fuente pública allí, con el grifo mal cerrado y que en el empedrado se
formaban charcos. Juan miró un momento hacia el ruido del cuadro de luz que
enmarcaba la desembocadura de la calle en las Ramblas. Luego volvió la espalda y
torció por la calle de Ramalleras, igualmente estrecha y tortuosa. (…) (Laforet: 176-
177)
La autora consigue definir bien la intermitencia entre la oscuridad húmeda de las
callejuelas del Raval y el “brillo del diablo” de las Ramblas, hasta que sus personajes por
fin atraviesan el mercado de San José, hoy famoso como “la Boquería”, y ratas gordas
como gatos auguran que se adentran en el Barrio Chino:
Al llegar a la calle del Hospital, Juan se lanzó a las luces de las Ramblas, de la que
hasta entonces parecía haber huido. (…) Creo que alguien me dijo una bestialidad.
(…) Juan entró por la calle del Conde del Asalto, hormigueante de gente y de luz a
aquella hora. Me di cuenta de que esto era el principio del barrio chino. “El brillo del
diablo”, de que me había hablado Angustias, aparecía empobrecido y chillón, en una
gran abundancia de carteles, con retratos de bailarinas y bailadores. Parecían las
puertas de los cabarets con atracciones de barracas de feria. La música aturdía en
oleadas agrias, saliendo de todas partes, mezclándose y desarmonizando. (…) La
gente, en verdad, era grotesca: un hombre pasó a mi lado con los ojos cargados de
rímel, sus mejillas estaban sonrosadas. Todo el mundo me parecía disfrazado con
mal gusto y me rozaba el ruido y el olor a vino. (Laforet: 178-179)
Hallamos la misma equivalencia entre el “verde tierno” de los barrios de la burguesía y
el descenso a los infiernos del Barrio Chino en los testimonios de Jaime Gil de Biedma.
Ahora bien, con las particularidades que la experiencia personal y las reflexiones íntimas
traen consigo, este descenso de Biedma está enmarcado, decíamos, por una experiencia
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generacional: basta con acercarse a los textos de sus contemporáneos para detectar la
misma fascinación por un mundo que estaba prohibido cuando se provenía de una casa
de buena familia y de arriba de la Avenida Diagonal. “…el puerto, las Ramblas, el Barrio
Chino y el tálamo acolchado y pomposo del Cosmos serán nuestra querencia absorbente,
exclusiva: las únicas incursiones a los barrios burgueses y acomodados de la zona alta,
las haremos a Pablo Alcover y al piso de los Barral, en uno de cuyos martes literarios
Castellet nos ha dado cita.” Las palabras corresponden a Juan Goytisolo en sus memorias
Coto vedado (265).
Si existe algún nexo, simbólico y físico, entre el mundo apolíneo y el dionisíaco en el día
a día del poeta, este son las Ramblas. La verdadera bajada a los infiernos –literalmente,
pues la calle corre de norte a sur hasta el Paseo Marítimo– se efectúa en ellas: desde el
portal nº109 que ocupaba la Compañía General de Tabacos de Filipinas, donde Jaime
escribía en su despacho los versos de sus poemas,8 a la Plaza Real y a sus bares –de los
cuales algunos todavía perduran, como el Jamboree– o bien al Puerto. Fue en un quiosco
de las Ramblas donde vio por primera vez en España una revista de desnudos masculinos,
según cuenta Miguel Dalmau en la biografía que le dedica (291).
Las noches eran entonces el desenfreno por el desenfreno. Una de ellas, habiendo bebido
hasta altas horas de la madrugada en Bocaccio (club social por antonomasia de la gauche
divine), bajaron a las Ramblas para “reclutar” a varias prostitutas y luego acudir a un
célebre meublé de Pedralbes. Según Colita (amiga fotógrafa que inmortalizaría las
secuencias vividas por la generación), “llevábamos una castaña monumental. Llenamos
una bañera enorme con botellas de champagne y nos metimos en pelotas dentro.
Estuvimos chapoteando como locos, y las putas estaban alucinadas. Era la juerga por la
juerga, ¿entiendes? Follar ni se nos pasaba por la cabeza.” Otra noche, Colita, Bel (una
joven divorciada, musa por excelencia de la generación de artistas) y Jaime bajaron al
puerto, y esta vez reclutaron a dos marineros negros y se dirigieron a un apartamento: “La
cosa iba en plan Quinteto de la Muerte, ya sabes, una cama redonda con Jaime, nosotras
dos y los negros. Pero cuando la olla se puso a hervir, me largué pitando. Luego supe que
se corrieron una juerga apoteósica” (Dalmau: 325-326). Asimismo, cuenta Biedma que,
apenas había llegado para pasar una temporada en la ciudad condal un jovencito inglés
8
Cuenta que los separaba por guiones para que su padre y demás funcionarios creyeran que redactaba un
texto en prosa. Así nació su forma tan característica de incluir incisos entre guiones en sus poemas.
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conocido suyo, lo llevó sluming 9 luego de cenar, “que es lo que más le ilusionaba”
(Biedma, 2016: 547)
Apunta el poeta que “quizá ningún elemento de la vida diaria había ganado tanto en
confusión, durante los últimos años, como el bar.” (Biedma, 2010: 701) Los bares, en este
tour, merecen su punto y aparte. Resulta muy rico en este sentido un texto de Biedma que
integra su libro de ensayos El pie de la letra y en el cual, desde el título, queda fijada con
más claridad que nunca la imbricación entre lugares (físicos) y personas (esencias). En
concreto, los bares son un medio para comprender toda una generación cultural y su
historia: “Revista de bares (o apuntes para una prehistoria de la difunta gauche divine)”,
se titula. La del Stork es la primera descripción que, más que brindar una imagen del bar,
lo hace de la clientela:
Las dos clientelas; porque [en el Stork] efectivamente son dos las que conviven sin
mezclarse, extrañas la una a la otra, pero en realidad vinculadas por cierta oscura
afinidad electiva.
La primera, la más numerosa, compacta y homogénea, se compone de teenagers,
chicos y chicas, procedentes en su mayoría del cercano Liceo Francés. (…)
Importa que ese mundo permanezca misterioso, visible y lejano a los ojos de la otra
clientela, que se siente atraída y afecta ignorarlo. Es, para ella, símbolo de una cierta
nostalgia y de una cierta frustración.
Esta segunda clientela resulta exteriormente menos homogénea. Compuesta de
hombres y mujeres de ocupaciones y orígenes diversos, su edad varía entre los
veintitantos años y los cuarenta y pocos. Algo común les une, no obstante: la
conciencia de haber nacido en una España en donde la mitología del teenager no
existía aún. Arrastran todos, no sé si para siempre, un potencial de juventud
irrealizable. (Biedma, 2010: 699-700)
Con los bares se produce, pues, lo que en retórica llamaríamos una hipálage: el mundo
exterior a la voz que enuncia es reflejo del propio enunciador, su sensibilidad interior
contagia todo lo que ve. Y, a esto sumado, ¿no podríamos decir que la visión de Biedma
sobre la clientela de su generación es en parte la de su propia imagen? Leemos:
Se conocen entre sí desde hace ya tiempo. (…) Gente, en fin, encantadora y amable,
aunque un poco deprimente, gente que no se decide a establecerse, que no acaba de
pagar retribución a la vida. (…) Después de largos años de acostarse tarde, de tener
pequeños amores, de beber mezclando, de sentirse inadaptados, de trabajar sin ganas,
de transmigrar en los bares sórdidos, cercanos a las Ramblas, a los bares sofisticados
de más arriba de la Diagonal, helos por fin aquí a todos reunidos, un poco
deteriorados ya, un sí es no es patéticos, pero aún impertinentes portavoces de la
inquietud de su generación. (Biedma, 2010: 700)10
9
En inglés y cursiva en el original. En el argot inglés: “ir en busca de sexo por los barrios bajos”.
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Recuérdense los sentimientos esenciales narrados en su icónico poema “Contra Jaime Gil de Biedma”.
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Quizá resulte redundante recordar que este mismo sentimiento sirve de eje a películas
como Asignatura pendiente (1977) o Solos en la madrugada (1978), dirigidas por José
Luis Garci al calor, y a la desolación también, del fin de cuarenta años de dictadura.
Ambas giran en torno, de algún modo, a saber ser coherente con uno mismo antes de serlo
con los demás, y saber estar solos. No es casual que Biedma destaque que gracias a los
bares conoció la “forma más refinada del acompañamiento” la de “estar solo entre la
gente.” (Biedma, 2010: 702)
11
Porque, después de todo, como encuentra el poeta entre los autógrafos dejados en uno de sus bares
predilectos, “la civilización es una lucha por crear un ambiente” (Biedma, 2010: 706). Decide, pues, crearse
hábitos: “En General Mitre han abierto un bar agradable, Flamingo, y desde el lunes me paso un rato en él,
al salir del trabajo, antes de meterme en casa.” (Biedma, 2016: 555)
12
Diremos, por ejemplo, que en la primera mitad del siglo XX participaban de la tradición del encuentro
homosexual –entonces lamentablemente clandestino y que mantienen hoy día en medio del aluvión
turístico– la playa de la Barceloneta, el Club Natación Barcelona y los entonces Baños de San Sebastián,
donde hoy se alza el Club Natació Atlètic Barceloneta. De Biedma solo sabemos que frecuentaba las
piscinas del club, pero Tennessee Williams sí nos dejó impresa esta veta del balneario en De repente, el
último verano. Sobre la geografía presente en esta obra de teatro puede consultarse la nota de Pere Gimferrer
aparecida en El Cultural el 14/11/2002. En los sesenta, en cambio, no solo comienza a haber bares de moda
en el Ensanche izquierdo, sino que algunos de ellos tenían ya una clientela definida: “Alguien había
aprendido la lección del Whisky Club y abría un nuevo bar en el Ensanche. Los enterados en historias
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fue una novedad: “Entonces, sólo supimos, un día de abril, la noticia. Que había un nuevo
bar nocturno en un sitio hasta entonces impensado: la orilla izquierda del Ensanche. Y
aquel bar era, finalmente, el bar. Lo amamos enseguida.”
al Whisky Club fuimos llegando como después de un largo veraneo; porque algo
había, en la precariedad y en la gregariedad de los primeros meses, de primer día de
principio de otro curso. Muchos nos conocíamos ya, todos nos conocimos pronto. Y
empezó una nueva época, la actual. Aprendimos allí nuevas disposiciones de la
noche, maneras más discretas de ser libres, otra inflexión en la voz. (Biedma, 2010:
706)13
Indudablemente, al cobijo del bar y del alcohol, fue más fácil hablar de los años vividos
y, no extraña tampoco, que en ellos cuajara buena parte de la poesía de la experiencia o
que el poema angular de Biedma, “Pandémica y celeste” proponga una confidencia “en
una de esas noches memorables/de rara comunión, con la botella/medio vacía, los
ceniceros sucios,/y después de agotado el tema de la vida.” Vivida en sus propias carnes,
una ida al Whisky Club era algo como lo que se sigue:
Juan y yo fuimos luego a tomar una copa a Whisky Club, en donde nos encontramos
con Willy, el muchacho peruandino cuya conversación siempre me divierte. Con él
fuimos a Jamboree, al cerrar Whisky; después, ya solo, a Copacabana –mis
propósitos de virtud cedieron y muy pronto me encontré en casa haciendo el amor
con M. –rougher than usual. (Biedma, 2016: 536)
Reflexiones finales
Medir la historia de una generación por los bares: sería erróneo tomar esto como una
simple lista de conquistas de un buen bebedor. Antes bien, hemos procurado demostrarlo,
es una prueba patente de que “vivimos las ciudades” además de residir en ellas. En este
caso, se trató de definir lo que el crecimiento de una Barcelona que mira hacia el final del
franquismo significó por y para los anhelos de una generación que se sentía perdida entre
la abulia total y las ganas desenfrenadas.14 El recorrido nos ha servido, en todo caso, para
recordar que la Barcelona de los bares que conocemos hoy no fue tal hasta hace
relativamente poco, cuando en los sesenta “la rabia multiplicadora parece haberse
tortuosas un día me contaron que El Sot es de ascendencia humilde aunque cuidadosamente la oculte: su
padre fue un oscuro bar de la calle Balmes, casi esquina a Provenza, que se llama Whisky Boys y todavía
existe” (Biedma, 2010: 708)
13
El resaltado es nuestro.
14
“Velada excesivamente social, anoche, en el Stork. Primero con Willy, y Michael, luego con Ricardo
Bofill y Serena, con quienes cené en Mariona. Fuimos después a Horse Club (…) Infortunadamente, cuando
llegó la hora de separarnos, había yo bebido demasiado. Me fui en busca de compañía, que naturalmente
encontré. Mi sentido de la diversión nocturna, hay que admitir que es monótono.” (Biedma, 2016: 564)
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transferido a otros reinos: bares, discotecas y restaurantes parecen haber entrado en una
fase de explosión demográfica.” (Biedma, 2010: 707)
Jaime Gil de Biedma y sus compañeros de viaje bajaban por aquellos años a recorrer una
Barcelona de mil caras buscando en las zonas aparentemente más infectas de la ciudad
una madurez y un tipo de “mayoría de edad” que no les daba su mundo diurno y que se
materializaba, entre muchas otras prácticas, en el ejercicio libre de la sociabilidad y la
sexualidad, cualquiera fuese su orientación. Los diarios y ensayos de Biedma se nos
aparecen como la biopsia de un Bildungsroman en que la vida se vuelve, como siempre,
novela, y la ciudad, aprendizaje de toda una generación. Una generación que pedía a gritos
que, simplemente, ocurriera algo: “Nos creemos sofisticados y jugamos a reírnos de
nosotros mismos, pero en el fondo lo que nos gustaría es estar más seguros. La realidad
es que somos unos pretenciosos incapaces y que cualquier cosa que nos ocurra, incluso
que nos sirvan un alcohol falsificado, nos estará bien empleada.” (Biedma, 2010: 710).
Bibliografía
Benjamin, Walter Charles Baudelaire: A Lyric Poet in the Era of High Capitalism,
Londres, Verso, 1985
Voutsa, Styliani “Poesía y ciudad. Constantinos Cavafis y Jaime Gil de Biedma”, Campo
de Agramante: revista de literatura, núm. 7, 2007, pp. 55-72.
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Alejandro Bokser, Mónica Dittmar, Juan José Gutiérrez, Diego Machin, Cecilia Soler,
Lujan Tarizzo
Centro de estudios e Investigaciones Históricas de la Vivienda en Latino
América – Instituto de Espacialidad Humana – Facultad de Arquitectura, Diseño
y Urbanismo – Universidad de Buenos Aires
ale.bokser@gmail.com; monicadittmar@gmail.com; tafgor@hotmail.com;
diegofmachin@gmail.com; ceciliasoler@gmail.com; lujantarizzo@gmail.com
Territorio. Definiciones
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pretenderá retomar las ideas que incorporan las esferas de las relaciones sociales,
junto con las implicancias de la historia y las nociones de paisaje que ayudarán a
conformar una postura desnaturalizada y estoica del territorio, siguiendo una línea
conceptual con las nociones de una geografía crítica.
1
Ver Le Corbusier. Plan Director para Buenos Aires. (Buenos Aires: Kraft,1947). Para otra propuesta de
Le Corbusier, que reafirma la teoría de ciudad en el desierto, se puede ver: Le Corbusier .Chandigarh, The
New Capital of Punjab, India 1951.( Tokyo: GA, 1974)
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Otro de los autores que se alienta a completar esta nueva concepción del territorio
fue el geógrafo francés Claude Raffestin (1993) quien retomara la teoría relacional
del poder de Michel Foucault y se encargara de destacar las aristas políticas del
territorio al diferenciarlo del concepto de espacio. El autor definirá al territorio como
una producción a partir del espacio ya que al primero lo inscribe en el campo del
poder, al contemplar las relaciones sociales que el mismo implica, entendiendo al
espacio como anterior al territorio (Raffestin, 1993:144). Raffestin aclara también
que el territorio no se define exclusivamente en relación al poder estatal sino que
sostiene la presencia de múltiples poderes que se revelan en las estrategias tanto
regionales como locales, desplegando así el concepto de la geografía del poder en
oposición a las antiguas doctrinas que él resume como la geografía unidimensional.
En este sentido, incorpora también las cuestiones simbólicas que atañen al territorio
considerándolo como una manifestación espacial del poder, en la que las relaciones
sociales se determinan en acciones y estructuras simbólicas ligadas a los sistemas de
información. Este aporte resulta muy interesante para pensar los procesos de
territorialización, des-territorialización y re-territorialización ligados al grado de
accesibilidad y conexión a las relaciones sociales.
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cada actor ejerce, así se delinean territorialidades, o como señala Milton Santos
(1990) atribuyéndole carácter de surco en la tierra: rugosidades.
En este sentido, se retoman los enfoques y teorías expuestos con el fin de deconstruir
el concepto de territorio en tanto construcción histórica-social en clave de paisaje
para desnaturalizar un territorio consolidado e inalterable, dando lugar a
construcciones flexibles y variables de los territorios y sus formas históricas. De este
modo, se propone construir cartografías críticas como metodología de trabajo para
historiar el territorio, buscando la confluencia de territorios superpuestos, en
continuidad y discontinuidad, atravesados por diversas fuerzas y relaciones de poder
en diferentes escalas de acción para, de esa misma manera, poder definir
territorialidades a través de los mapeos elaborados.
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proyecto se desarrolla bajo la tutoría de la Dra. Arqta. Rosa Aboy, la dirección del Arq.
Diego Fernando Machin y la codirección del Arq. Alejandro Mauro Bokser Amado.
2
Lewin, K. (1946). Action research and minority problems en Journal of Social lssues :34-46.
3
Kolb, D. (1984) Experiential Learning: Experience as the Source of Learning and Development. (New
Jersey: Prentice-Hall, Inc., Englewood Cliffs).
4
Carr W. y Kemmis, S. (1988). Teoría crítica de la enseñanza. La investigación acción en la formación
del profesorado (Barcelona: Martínez Roca).
5
Carr W. y Kemmis, S. (1988). Teoría crítica de la enseñanza. La investigación acción en la formación
del profesorado (Barcelona: Martínez Roca). Pp. 174
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En este caso, a través de los avances producidos en el primer año de la investigación junto
a dos grupos de pasantes, pues las pasantías con crédito académico de la Secretaría de
Investigación (S.I. - FADU-UBA) pautan ciclos cuatrimestrales, se decidió acotar la
periodización inicial de 1914-1947 a 1914-1928 en línea con la espiral autorreflexiva que
presume nuevas planificaciones. Esto se debió a la extensión que suponen los Proyectos
de Investigación Avanzada de la S.I. - FADU-UBA, cuyo objetivo es enfocarse en
problemáticas específicas que luego puedan ser abordadas con mayor densidad en un
proyecto acreditado mayor como un UBACyT. Así, durante el 2017 se analizó la situación
del objeto de estudio y las diversas territorialidades que entraron en pugna por la
apropiación de aquel sector de la ciudad, el cual se constituyó como un incipiente polo de
producción que inauguró el emplazamiento industrial en la Ciudad de Buenos Aires, y de
ese modo, delineó un paisaje particular que pervive hasta el presente.
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6
Este es el punto de partida para uno de los planteos centrales de Adrián Gorelik en La grilla y el
parque.Esapcio público y cultura urbana en Buenos Aires, 1887-1936, Bernal, Universidad Nacional de
Quilmes, 2004.
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Esta ponencia, tiene, entonces, un fin doble: por un lado, esbozar una metodología
de trabajo y presentar las herramientas con las que se cuentan a la hora de producir
un análisis territorial del sector de estudio; y por otra parte, presentar los avances en
el mapeo de dos variables que constitutivas del territorio, vistas en espacio y tiempo.
7
Municipalidad de la Capital, Plano de la ciudad de Buenos Aires, capital de la República Argentina con
el trazado general de calles Alfredo Berisso, Jefe de la Sala de Dibujo ; Manrique Ruiz, Adolfo Kliman,
dibujantes, 1916. Disponible en línea: http://pi.lib.uchicago.edu/1001/cat/bib/4786424.
8
Este debate sobre el Riachuelo como canal industrial y los diferentes proyectos de rectificación, desde las
primera propuestas rivadavianas hasta la migración de la implantación industrial hacia la zona norte a partir
de los años treinta del siglo veinte, puede encontrarse en el Capítulo II de Graciela Silvestri, El color del
río, Bernal, Universidad nacional de Quilmes, 2012 (2004).
9
Ibid, A. Gorelik, La grilla…, Introducción.
10
Noel, Martin, Comisión Estética Edilicia. Proyecto orgánico para la urbanización del municipio. El
plano regulador y de reforma de la Capital Federal. Buenos Aires : Peuser, 1925
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Bibliografía
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Malena Palavecino
malenapalavecino@yahoo.com.ar
Introducción
El presente trabajo está siendo desarrollado como parte de una propuesta inicial más
amplia, la cual consiste en estudiar las imágenes generadas por los investigadores del
Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas (IAA) durante el periodo 1947-
1970, y que busca reflexionar, por un lado, acerca de la necesidad de producir
documentación propia en el marco de sus investigaciones y, por otro, sobre la manera en
que aquellas imágenes nos permiten aproximarnos a una interpretación de cómo los
investigadores observaban y entendían la arquitectura y la ciudad.1
¿Qué aportes hace al registro fotográfico el hecho de haber sido realizado por arquitectos
investigadores? Y si, como asegura Boris Kossoy, “El registro visual documenta (…) la
propia actitud del fotógrafo frente a la realidad; su estado de espíritu y su ideología acaban
transparentándose en sus imágenes” (Kossoy, 2001, p. 35), ¿es posible aventurar lecturas
e interpretaciones sobre lo que muestran las imágenes en relación a lo urbano? Para ello
será preciso “leer entre líneas”, buscar detalles “utilizándolos como pistas para obtener la
información que los creadores de las imágenes no sabían que sabían, o los prejuicios que
no eran conscientes de tener” (Burke, [2001] 2005, p. 240).
1
El desarrollo de la investigación fue llevado a cabo en el marco de la materia Historia de la Arquitectura
de la carrera de grado en la FADU-UBA y dentro de las actividades como pasante del IAA en el área de
Fototeca.
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2
Tales publicaciones son: Ribera, Adolfo L. y Héctor Schenone (1948). El arte de la imaginería en el Río
de la Plata; Nadal Mora, Vicente (1949). El azulejo en el Río de la Plata; Soria, Martín S. (1956). La
pintura del Siglo XVI en Sudamérica; de Mesa, José y Teresa Gisbert (1962). Historia de la pintura
cuzqueña; Martini, José Xavier y José María Peña (1966). La ornamentación en la arquitectura de Buenos
Aires (1800-1900); Martini, José Xavier y José María Peña (1967). La ornamentación en la arquitectura
de Buenos Aires (1900-1940)
3
Tales publicaciones son: Anales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas n°1-n°23;
Buschiazzo, Mario J, Ricardo Braun Menéndez y Horacio J. Pando (1965). La arquitectura en Buenos Aires
(1850-1880); Buschiazzo, Mario J, Ricardo Braun Menéndez y Horacio J. Pando (1965). La arquitectura
del Estado de Buenos Aires (1853-1862); Gazaneo, Jorge O. y Mabel Scarone (1966). Arquitectura de la
Revolución Industrial; Gazaneo, Jorge O. y Mabel Scarone (1966). Revolución Industrial y equipamiento
urbano.
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fotógrafo se diluye o se pierde. Por otro lado, los autores del libro son también
responsables de la diagramación de las páginas ilustradas (cuya cantidad supera al doble
de las páginas con texto). Es posible suponer que esa es la razón por la cual las imágenes
están impresas en una buena resolución y en un tamaño que permite observar detalles, y
además ordenadas según criterios de organización.
La hipótesis que se pondrá a prueba en el trabajo plantea que, para poder reflexionar y
aventurar algunas interpretaciones acerca de cómo vieron y pensaron la ciudad los
investigadores Gazaneo y Scarone a través de sus fotografías, es necesario reagrupar las
imágenes dentro de nuevas categorías, según parámetros formales y compositivos. Las
clasificaciones surgirán luego de un análisis morfológico y compositivo.
Metodología y desarrollo
Hay en el libro 29 páginas con texto y 72 páginas con imágenes. Esta proporción y la
calidad del papel usado -satinado de alto gramaje- deja ver la voluntad de que las
fotografías tengan un lugar central en la publicación y puedan ser leídas y apreciadas con
detenimiento.
Dentro de las 72 páginas se reparten 83 fotografías. El primer paso realizado fue revisar
su procedencia. Tal información se encuentra consignada en la última página del libro.
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Del total, hay 21 fotografías cedidas por el Archivo Gráfico de la Nación. Si bien la
elección de dichas imágenes podría hablar de una actitud o postura frente al tema, es
imposible saber si pasaron por un proceso de selección o si fueron en verdad utilizadas
porque eran las únicas disponibles. Por lo tanto, en esta instancia, quedarán fuera del
análisis. Aún siendo de la autoría de Gazaneo y Scarone, tampoco serán incluidas aquellas
fotografías que retraten detalles constructivos u ornamentales puesto que están
descontextualizadas y es difícil que aporten más allá de una discusión técnica o estilística,
que no son los temas que atañen a este trabajo por el momento.
Las fotografías aparecen agrupadas por temáticas, en correspondencia con el relato del
texto: Trama de comunicaciones, Racionalización y prefabricación, Tipología,
Prototipo, Puerto, entre otras. El ejercicio planteado en este trabajo busca asociar las
imágenes mediante sus características formales y reagruparlas dentro de nuevas
categorías. Para llevarlo a cabo, en primer lugar, se elaborará un análisis morfológico y
uno compositivo, a partir de los cuales surgirán los parámetros formales que determinarán
los nuevos agrupamientos.
El nivel morfológico del análisis consiste en el estudio de elementos tales como: el punto,
la línea, el plano, la escala, la forma, la textura, la nitidez y la iluminación.
El análisis del punto se basa en la observación del grano fotográfico, de los centros de
interés de la imagen y de los puntos de fuga. La línea es el elemento que separa los
diversos planos y objetos. El examen de los planos determina la profundidad espacial de
la imagen. La escala se refiere al tamaño de la figura humana -si es que aparece- en
relación al resto de los objetos. El estudio de la forma de los objetos reside en su aspecto
visual, ya que el observador tiende a organizar el encuadre mediante el reconocimiento
de geometrías simples. La textura caracteriza la materialidad de la superficie de los
objetos retratados y puede estar relacionada también con el grano fotográfico. La nitidez
depende directamente del foco y de la articulación del punto de vista. Y, finalmente, el
examen de la iluminación distingue entre luz artificial o natural, dura o suave, alta o baja.
Por otro lado, el nivel compositivo examina “cómo se relacionan los elementos anteriores
desde un punto de vista sintáctico, conformando una estructura interna en la imagen”
(Marzal Felici, 2007, p. 195), y observa la perspectiva, el ritmo, la tensión, la proporción,
la distribución de pesos y el recorrido visual.
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Han emergido, hasta el momento, nueve categorías. En este trabajo será expuesta una de
ellas junto con sus interpretaciones preliminares.
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Las fotografías pertenecientes a esta categoría son detalles de las fachadas de edificios
del Puerto de Buenos Aires [Figura 1].
Comenzando por el nivel morfológico del análisis, se puede observar que el grano
fotográfico es casi imperceptible, lo cual contribuye a una mayor verosimilitud de la
representación, probablemente buscada en el relevamiento por parte de los autores. Los
centros de interés de las imágenes están constituidos por elementos disruptivos: las
plataformas y cabinas que se despegan de la fachada (a y b), las ventanas rotas (c), un
alero que proyecta sombra (d), un vacío (e). En varios de los casos, los puntos de interés,
además, aportan dinamismo (en (a), por proyectar un eje distinto a la diagonal de la
imagen) o tienen un mayor peso que los demás elementos (en (b), (d) y (e), por ubicarse
en una esquina del cuadro).
En todos los casos predominan las líneas verticales, por la composición del material del
cerramiento o por la estructura de la fachada. Las líneas verticales se encuentran
ligeramente inclinadas por el encuadre en perspectiva. También hay presencia de líneas
horizontales y oblicuas, aunque con menor predominancia. La verticalidad destaca la
presencia imponente de este tipo de edificios en el entorno urbano con respecto a la escala
humana. La ausencia de líneas curvas, por otra parte, remite a los componentes artificiales
de la ciudad.
La falta de una figura humana que recree una escala inteligible también contribuye a la
deshumanización y artificialidad de la representación. Lo único que nos puede aproximar
a una idea de escala humana son las puertas.
La superficie texturada del material que recubre las fachadas (chapa y ladrillo) les otorga
tridimensionalidad a las imágenes, a pesar de la falta de otros planos de profundidad.
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Todos los elementos de las imágenes se encuentran enfocados, la nitidez es muy alta. Por
lo tanto, obliga al espectador a prestar atención a todos los elementos por igual.
La iluminación de todas las escenas es natural, diurna. Es una luz dura que crea
importantes sombras (las proyectadas por las plataformas, balcones, aleros y columnas)
y altos contrastes entre el exterior y el interior (por eso detrás de las ventanas vemos
oscuridad). Es la luz también la que permite recrear la tridimensionalidad.
Aunque el contraste es fuerte en varios puntos de las imágenes, la gama de grises es muy
amplia, lo que aporta realismo a la representación.
Es posible afirmar, entonces, que las fotografías de este grupo son figurativas, sin
demasiadas complejidades en el nivel morfológico, pero que, no obstante, con una
simplicidad de recursos logran transmitir una importante expresión plástica.
Dentro del nivel compositivo de análisis, se trata de imágenes con una composición en
perspectiva, aunque muy poco acentuada y casi imperceptible, ya que el punto de fuga se
encuentra fuera del cuadro. Son planos detalle tomados en un contrapicado muy sutil,
desde una ubicación por debajo del objeto fotografiado, pero bastante alejada para reducir
al mínimo la perspectiva y lograr que las tomas sea casi frontales y planas. Para lograr
esto, el autor bien podría haber estado al nivel de la calle o dentro de un edificio
enfrentado al retratar los edificios.
El ritmo de las imágenes está dado por la presencia de las ventanas en unos casos y
columnas en otro, que se repiten a una distancia regular, y componen elementos
dinámicos. Esto remite a la fabricación y repetición en serie de los edificios industriales.
Dentro de la repetición, hay pequeñas disrupciones o variaciones que, como se ha
remarcado previamente, son puntos de interés.
La tensión en las composiciones se crea a partir del contrapunto entre los mencionados
puntos de interés de cada imagen con la predominancia de elementos repetitivos y
secuenciales.
En cuanto a los pesos visuales, en la imagen (a) los puntos de interés tienen el mayor peso
debido al fuerte contraste que genera su oscuridad respecto del resto de los objetos, más
iluminados. Su ubicación, que, como ya se ha dicho, proyecta un eje diagonal, al ser
central dota a la composición de una fuerte simetría y estaticidad. En las imágenes (b),
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(d) y (e), los puntos de interés también son los que poseen mayor peso visual, pero al estar
ubicados en esquinas crean cierta inestabilidad en la composición.
Por otro lado, los puntos de atención mencionados con anterioridad no coinciden con los
puntos de intersección entre las líneas de tercios horizontales y verticales.
Existe en este grupo de imágenes un equilibrio estático, debido a la utilización que hacen
de la simetría, la repetición de elementos y la modulación del espacio en unidades
regulares. Hay que destacar también la simplicidad compositiva, la regularidad, la
planitud y la secuencialidad.
En el caso de la imagen (a), la mirada del espectador se ve rápidamente captada por los
puntos de interés, que, por su orden secuencial, establecen un recorrido visual. En las
otras fotografías, tiene lugar la tradición cultural occidental, en donde la lectura es de
izquierda a derecha.
Por último, no hay huellas enunciativas del autor en la imagen, ya que no hay ningún
elemento que nos permita reconocer la presencia del fotógrafo. De esta forma, el recorte
que enmarca la imagen es totalmente “realista”.
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Consideraciones preliminares
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Será necesario, por otro lado, ubicar al libro dentro de un contexto de producción, puesto
que “las imágenes dan acceso no ya directamente al mundo social, sino más bien a las
visiones de ese mundo propias de una época” (Burke, [2001] 2005, p. 239). De este modo,
continuar la investigación revisando la obra publicada de los demás investigadores del
IAA en ese periodo posibilitaría el armado de campos de intereses, temas y debates.
Referencias bibliográficas
Burke, Peter ([2001] 2005). Visto y no visto. El uso de la imagen como documento
histórico (T. de Loyola, Trad.). Barcelona: Crítica.
Kossoy, Boris (2001). Fotografía e historia (P. Sibila, Trad.). Buenos Aires: Biblioteca
de la mirada.
Marzal Felici, Javier (2007). Cómo se lee una fotografía. Interpretaciones de la mirada.
Madrid: Cátedra.
Bibliografía
Fuentes
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Silvina Fabri
fabrisilvina@gmail.com
La ciudad y sus marcas territoriales aparecen como un palimpsesto: el paso del tiempo y
las luchas por el sentido del pasado se van acumulando, contradiciendo, produciendo
quiebres y nuevos sentidos (Dowd y Cambra Badii; 2015). Si sostenemos que la memoria
es trascendental/ monumental y que la memoria urbana se reduce a la valorización de
determinados objetos –muchas veces susceptibles de ser patrimonializados– existirá,
como afirma Sztulwark (2009), la decisión de hacer y emplazar marcas desde un ámbito
de poder por un funcionario, urbanista o una determinada institución que pugna por
ponderar/concretar esas marcas en el espacio a partir de una política pública.
Siguiendo este planteo podemos indagar en las políticas que han intervenido en la
configuración urbana porque constituyeron acciones desde las cuales interpelar y
comprender los proyectos y programas que definen los comportamientos en las ciudades
(políticas públicas de variado calibre, intensidad y objetivos dentro de las cuales podemos
pensar a las políticas públicas de la memoria). Asimismo, porque permiten analizar los
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Según el prisma que utilicemos para significar la memoria se puede leer en el espacio
(Schlögel; 2007) de diversas maneras. De acuerdo a esta idea interpretamos lo espacial
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1
Hacemos referencia al Archivo de la Dirección de Derechos Humanos Municipal, a partir del cual
podemos aproximarnos a los distintos usos urbanos que el predio tuvo a lo largo de su historia y también a
visibilizar distintas prácticas socioespaciales in situ.
2
Estas prácticas socioespaciales implican grados de acción social con el sitio material: pertenencia,
valoración, uso.
3
El 2 de noviembre de 2015 el Predio en su conjunto es declarado Lugar Histórico Nacional por medio del
decreto presidencial Nº 2243/15.
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4
El predio al que hacemos referencia no sólo involucra la institución de La Casa de la Memoria y La
Vida sino que también incorpora como escenario de análisis un centro de interpretación memorial, el
Espacio Mansión Seré, sitio arqueológico en el que se encuentran los cimientos de la vieja Casona
Mansión seré que funcionó como Centro Clandestino de Detención, en donde se realizan visitas,
recorridas y actividades en modalidad de talleres en torno al relato del pasado reciente con énfasis en el
accionar del Terrorismo de Estado en Argentina. El Centro de Interpretación se encuentra ubicado dentro
del Espacio Mansión Seré (EMS), en él se desarrollan actividades de investigación y conservación
arqueológica y se encuentra el laboratorio de conservación y clasificación de objetos arqueológicos.
5
En el año 2005 tras el dictado de la nulidad de las leyes de Obediencia debida y punto final se produjo la
reapertura de las causas judiciales por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura cívico-
militar. Por un lado, se abrió la instrucción de la causa Mansión Seré (Causa Nº 14.216/”Scali Daniel y
otros s/privación ilegal de la libertad…”, cursada por el juzgado federal Nº 3 a cargo del Dr. Rafecas). Por
otro lado, como continuación de la causa 1170-A del año 1984, en 2008 se realizó el juicio oral, por el
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es, entonces, el elemento que une los vestigios del pasado con los valores y la experiencia
del presente, con la evaluación y la interpretación del aquí y el ahora y permite la reflexión
sobre el pasado reciente, por lo tanto se encuentra profundamente articulada a los
procesos de memoración y conmemoración que se llevan a cabo en el lugar de la
memoria.
Como sostiene Agnes Heller (2003), la memoria cultural corresponde a una selección
específica de elementos y conocimientos del pasado articulados en una narración que
cobra significación simbólica. Al mismo tiempo, la memoria tiene que ver con las
objetivaciones que proveen significados compartidos por un colectivo y estos es
receptado como objetos naturalizados propios de prácticas repetidas y repetibles de
manera regular. Si la memoria cultural, en mayor o menor medida, se corresponde a
intereses de grupo, a los contextos históricos y sociales del presente, podemos entender
el patrimonio como uno de los medios de transmisión del recuerdo, una forma de definir
el ámbito en que se llevan a cabo prácticas en torno a las modalidades seleccionadas para
recordar o sobre el uso que se le dará a lo que se recuerda.
De esta manera, para interpelar los usos de la historia en relación con la memoria y de la
narración a través del patrimonio como soporte de ese relato se ponen en relación los
mecanismos de construcción de valores y expectativas que se desean proyectar hacia el
futuro. El patrimonio, en efecto, juega un papel fundamental en la revalorización de
ciertos rasgos e imaginarios compartidos (De Mármol, Frigolé y Narotzki; 2010, Garré;
2001, Prats; 2006, Zouain; 2010).
Tribunal Oral Federal Nº5 que condenó a los Brigadieres retirados Comes y Mariani. Esto llevó a, como
señala Doval (2011), que todo el trabajo desarrollado con el propósito de recuperar los restos de la Mansión
Seré, de sus materiales asociados y la reconstrucción arquitectónica/funcional tomaran cuerpo de evidencia
judicial.
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Kingman Gracés; 2004). La idea planteada por Kingman Gracés (2004) se asocia con la
propuesta desde la arqueología histórica acerca del valor del paisaje (De Cunzo y
Ernstein; 2006, Branton; 2009, Ingold; 1993) y, desde la geografía, el paisaje en tanto
susceptible de ser representado, percibido y valorado a partir de constituirse como un
espacio vivido (Souto; 2011, Zusman; 2008 y 2009) asume valores simbólicos que
invisten al espacio y dan sentido a sus lugares 6. Sobre este proceso trabaja Prats (2005)
cuando plantea el proceso de patrimonialización. Se trata de la puesta en valor o
activación.
tal vez sea interesante remarcar la diferencia entre poner en valor (o valorar
simplemente) determinados elementos patrimoniales, y activarlos o actuar sobre
ellos de alguna forma. He sostenido y continúo sosteniendo que los procesos de
activación del patrimonio dependen fundamentalmente de los poderes políticos. Sin
embargo, estos poderes deben negociar con otros poderes fácticos y con la propia
sociedad. Alrededor de la puesta en valor de tal o cual elemento se produce
precisamente el primer proceso de negociación, en la medida en que existe en la
sociedad una previa puesta en valor jerarquizada de determinados elementos
patrimoniales, fruto normalmente de procesos identitarios (…). Esto suele exigir, por
lo menos, la conservación de estos elementos, y facilita, por otra parte, al poder
político, una vía rápida y segura para la actuación consensuada. La activación, más
que con la puesta en valor tiene que ver con los discursos (2005:20).
Teniendo en cuenta estas consideraciones, el interrogante gira en torno a qué ocurre
cuando la memoria se patrimonializa 7; o para ser más precisos cuando el lugar de la
memoria es patrimonializado? Podemos afirmar que los dispositivos memoriales
emplazados en el Predio Quinta Seré configuran una trama narrativa otorgando al paisaje
un sentido particular: ese paisaje memorial puede ser pensado como forma visual que
articula el espacio percibido (De Certeau; 1974) y el espacio efectivamente ocupado en
donde, para su construcción, su transmisión y reproducción, se articulan elementos
naturales y culturales en el devenir de las prácticas sociales situadas históricamente
(Robin y Rothschild; 2002). Por otra parte, la mera profusión de signos no garantiza la
6
La idea de patrimonio vivo, asociada a la importancia del patrimonio cultural e intangible se encuadra en
esta perspectiva. Es interesante al respecto el trabajo de Lacarrieu (2004) sobre la relación entre el
patrimonio cultural inmaterial como recurso político en el espacio público y en la activación de cultural
locales. Al respecto, las consideraciones sobre este trabajo de Loreto y López (2004) apuntan a
redimensionar la categoría de patrimonio intangible como un proceso activo y en redefinición.
7
Sobre todo si como señala González Méndez (2000) las nociones técnicas sobre la definición de
patrimonio gira en torno a tres ideas: (1) la cultura y la historia son 'elementos determinantes de la naturaleza
del patrimonio y esto es resaltado en las leyes y normativas; (2) la doble dimensión, material e inmaterial,
del patrimonio siendo la dimensión inmaterial, la fundamental en su conformación pues lo material, los
bienes, son sólo el soporte de lo inmaterial, las ideas y nociones que sobre el pasado sustentan esos bienes;
(3) el legado patrimonial posee gran valor aunque desde una perspectiva se plantea a éste como intrínseco
al bien mientras que, desde otra mirada, se afirma que sólo lo adquiere cuando el receptor se lo otorga.
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no será nunca pura o ‘auténtica’ transfusión de la memoria (…) ya que para prestarse a las estrategias
identitarias debe jugar el juego complejo de la reproducción y de la invención, de la restitución y de la
reconstrucción , de la fidelidad y de la traición, del recuerdo y del olvido (2001: 104. Resaltados en el
original).
8
Los contra espacios son para Foucault (2008) espacios que permiten poner en articulación utopías y
heterotopías. Las primeras corresponden a espacios irreales, espacios de la imaginación y de representación.
Los segundos son lugares reales que contradicen, contrarrestan sentidos, son espacios de la contestación,
subvierten lo conocido (Hrehorow; 2016). La incorporación de las propuestas de Foucault en la geografía
y en la conformación espacial puede consultarse el trabajo de Philo (1992), así como también el de Palladino
y Miller (2015).
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Al respecto, nos resulta sugerente, desde una apuesta teórico-conceptual, puntear lo que
Kingman Garcés (2004) propone como forma de indagación, esto es: la relación entre
construcción patrimonial, las políticas de la memoria y la institucionalización de la
cultura. Según esta perspectiva la relación entre ese saber que interviene en la
construcción de lo urbano, la ponderación por el pasado como acciones dirigidas a crear
una “cultura del patrimonio” y la propia política de patrimonialización.se plantean como
productos históricos
Los cambios en las políticas del patrimonio generados a partir de las instancias
municipales y de los organismos internacionales involucrados con el tema han sido
importantes. Sin embargo, hay un aspecto que generalmente se pasa por alto y es que
el punto de partida anterior a cualquier discusión sobre políticas sería saber desde
dónde y cómo se generan esas políticas. Si asumimos el sentido originario de lo que
constituye el ámbito de lo político, lo lógico es preguntar sobre la forma en la que se
definen las políticas. O si se quiere: el juego de intereses que está detrás de cada
política (aunque se presente como acción desinteresada, en este caso relacionada con
el patrimonio y la cultura, y por tanto como no política). No constituye algo sencillo
ya que es justamente esta relación con lo político lo que generalmente se les escapa
a las instituciones y personas encargadas de elaborar políticas. La acción de los
expertos se presenta como eminentemente técnica y por tanto como políticamente
neutra: define políticas pero aparece como no contaminada por lo político. (…). Sería
interesante saber de qué modo se definen las preocupaciones en ese campo y en
función de qué necesidades prácticas (Kingman Garcés; 2004: 26-27)
Sin embargo, planteadas estas relaciones entre saber experto, patrimonio, política de
valorización y construcción cultural, en el caso del Predio Quinta Seré cabría indagar
sobre cómo operó esta lógica de patrimonialización ya que en realidad parece ser parte
de una estrategia política9, más que una intervención y marcación del espacio desde la
postura de los saberes expertos. Tal como plantea Kingman Garcés (2004) habría que
examinar, además, de qué manera se inviste a quienes intervienen en estas discusiones.
Son interlocutores legítimos en un momento histórico determinado, sin embargo nos
preguntamos por los actores excluidos de dicho proceso y por los motivos de esa
exclusión. Estas preguntas permiten redefinir el presupuesto acerca de si verdaderamente
9
Por un lado, nos referimos a una estrategia política puesto que esta declaración significó plantear la
preservación y la continuidad de una forma institucional en torno a la memoria social sobre el pasado
reciente y, desde esta perspectiva, asegurar la continuidad del proyecto memorial a pesar de los resultados
que arrojara la contienda electoral de diciembre de 2015. Por otro lado, se sostiene con la declaración la
idea de que marcando el espacio urbano de esta manera existían amplias posibilidades de que el predio
continuara narrando aspectos del pasado reciente con una lógica sostenida desde la política pública
municipal que marcó los lineamientos de la recuperación del espacio como lugar de la memoria.
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Los trabajos que versan sobre las posturas patrimonialistas más tradicionales, dan a los
soportes materiales un lugar central en las construcciones del llamado patrimonio cultural,
no obstante otras miradas han construido una forma crítica hacia esa preeminencia del
objeto y su marcación. La memoria, en esta dirección alternativa, retoma la mirada y la
perspectiva semiótica del campo patrimonial más allá de los objetos y edificios en sí
mismos como foco de único interés y susceptible de dotarse de valor simbólico
(Bertoncello; 2006). Para esta perspectiva corresponde precisar el proceso patrimonial
como un hecho social desde una perspectiva holística.
Conclusiones en construcción
Entendemos que la cuestión del patrimonio no es para nada novedosa para el estudio de
las ciudades y sus imágenes, no presenta en su conformación estructuras insurgentes para
los entramados institucionales pues es un proceso difundido en la mayoría de los ámbitos
urbanos. Sin embargo en nuestro caso de estudio adquirió peso y significación al tratarse
de un lugar de la memoria; por ello los trabajos sobre el patrimonio que en los últimos
años en distintos contextos políticos, dieron muestras de redefinición y problematización
(Kingman Garcés; 2004, Pérez Winter; 2013 y 2009, Smith; 2011) resultaron interesantes
para repensar la elaboración de sentidos sociales en relación con las tramas político-
institucionales de la memoria
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(Torricelli et al.; 2014). El ámbito espacial funciona como soporte de los mecanismos de
acción memorial y en las construcciones identitarias del patrimonio. La memoria social
inviste los espacios materiales al mismo tiempo que va construyendo símbolos
compartidos; en el lugar adviene la reinvención de lo cotidiano (De Certeau; 2007), la
emergencia de lo político (proclive a la identificación de lo que se encuentra dentro y
fuera de su ámbito de gestión) en el espacio público urbano. Los significados memoriales
son siempre significados políticos que responden al contexto de producción y al modo en
que la política hegemónica tiende a corporeizar sus lineamientos espaciales:
En el ámbito del patrimonio se habla de ‘selección que hace la sociedad’ (...) Pero,
¿quién es esta sociedad? ¿Quién representa o dirige la representación, quién elige el
espejo y determina la más o menos sutil curvatura del cristal, quién piensa y elabora
el discurso?, ¿quién efectúa la selección? ¿Quién decide que mostrar en la vitrina?
(Prats, 1998: 33)
Es decir, los presupuestos que se activan en el hacer la ciudad, desde una planificación
resultado de un poder y conocimiento hegemónico, aparece fuertemente criticada a través
de la óptica de lo espontáneo, lo cotidiano, lo compartido, es decir ese consensus espacial
y una textura del espacio como parte indisoluble de la vida en sociedad. Esa textura se
encuentra resumida en la idea de palimpsesto urbano en el Predio Quinta Seré. Al
momento de realizar escansiones advertimos capas de sentidos memoriales y
patrimoniales. Las prácticas socioespaciales en el lugar de la memoria permiten
problematizar esas modalidades de acción y reacción en los marcos espaciales de la
memoria (Halbwachs; 2004).
Para Vernant (2008) la relación entre los espacios materiales y los espacios simbólicos en
las ciudades se plantea como resultado de la propia manera de vivir en ellas, en ese sentido
afirma que en las esferas de la arquitectura y del urbanismo existe una idealidad urbana
donde la ciudad aparece como una construcción mental que se fabrica como el espacio
donde colocar todo lo que es para uso público y común; esos ámbitos de alguna manera
activan o propician los mecanismos de sociabilidad, al mismo tiempo que se emplean en
esa elaboración una mixtura de usos tangibles e intangibles, de objetos devenidos
patrimonios y recuerdos/conmemoraciones que habilitan la emergencia de determinadas
memorias por sobre otras; en nuestro caso de indagación estos cruces nos resultan
sugerentes para profundizar de manera reflexiva en torno a los cursos cambiantes que
acontecen en el propio lugar de la memoria.
Bibliografía
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Introducción
1
“El tomate ya se vende hasta $50 por kilo en supermercados de Buenos Aires” - Diario La Nación
13/10/2013
2
“El litro de leche argentina, el segundo más caro al consumidor entre 36 países” - Diario La Nación
20/07/2017
3
“Las multas a los supermercados son el 0,006% de la facturación” - Diario Perfil 02/06/2017
4
“Veneno en la heladera: el 60% de las frutas y verduras del Mercado Central tienen restos de
agroquímicos” - Infobae 03/05/2017
5
Promedio móvil simple de los índices enero-junio 2017 comparado con enero-junio 2016
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Por otra parte, las políticas urbanas, las agropecuarias y las enfocadas en el comercio
interno han seguido trayectorias disímiles y descoordinadas en nuestro país impidiendo
el diseño de políticas eficaces con foco en el abastecimiento urbano de alimentos, donde
confluyen directa o indirectamente productores primarios, industriales agroalimentarios,
comerciantes mayoristas y minoristas, transportistas y consumidores.
6
1. Almirante Brown, 2: Avellaneda, 3: Berazategui, 4: Esteban Echeverría, 5: Ezeiza, 6: Florencio Varela,
7: General San Martín, 8: Hurlingham, 9: Ituzaingó, 10: José C. Paz, 11: La Matanza, 12: Lanús, 13, Lomas
de Zamora, 14: Malvinas Argentinas, 15: Merlo, 16: Moreno, 17: Morón, 18: Quilmas, 19: San Fernando,
20: San Isidro, 21: San Miguel, 22: Tigre, 23: Tres de Febrero, 24: Vicente López.
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constituyéndose sub áreas destinadas a vivienda, industria y servicios, así como redes de
infraestructura, transportes y edificios de equipamiento urbano que establecen
interacciones con la ciudad central (Pérez Sánchez 2010).
Las características del AMBA, según el Observatorio de Movilidad Urbana para América
Latina (2010), la destacan en el ámbito regional en cuanto a los elementos que hacen a la
conformación de la mancha urbana de complejas condiciones para garantizar su
abastecimiento, en términos logísticos. Así, entre las 15 áreas metropolitanas incluidas en
el Observatorio, el AMBA se destaca tanto por ser la de mayor extensión (16.770 km2),
duplicando la ciudad que le sigue, México D.F., la tercera de mayor población
(13.267.181 habitantes), después de México D.F. y San Pablo, la segunda de menor
densidad (791 hab/ km2) después de Curitiba, la de mayor ingreso promedio y mínimo
por habitante (650 y 300 USD mensuales) que en conjunto con las condiciones de pobreza
imperantes plantean consumos diversos de alimentos.
La producción primaria ingresa al AMBA desde diversos puntos del país, dependiendo el
momento del año y los productos. En general, tal como se destaca en la serie de gráficos
presentados a continuación la producción de hortalizas de hoja (Gráfico 1) ingresa desde
los periurbanos del AMBA, principalmente del eje sur de La Plata con una mayor
participación de otras zonas durante el invierno. Más allá de la preponderancia de lechuga,
acelga y espinaca, que representan el 57%, 23% y 8% del volumen anual respectivamente,
en total el MCBA maneja 17 especies distintas de hortalizas de hoja. Entre los productos
frutihortícolas más consumidos, el tomate y el pimiento, Gráfico 2, varían en mayor
medida sus orígenes de acuerdo a las condiciones climáticas participando la provincia de
Mendoza y el periurbano del AMBA entre los meses de enero a junio mientras que entre
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mayo y diciembre la producción proviene de provincias del noreste y noroeste del país.
En el caso de las hortalizas pesadas (papa, cebolla, batata, ajo, zanahoria y zapallo),
Gráfico 3, la diversidad de los orígenes de la producción primaria se reparte entre el
sudeste de la provincia de Buenos Aires, zona cebollera, el periurbano del AMBA,
Córdoba, Mendoza, Santiago del Estero y Tucumán. Respecto a las frutas, Gráfico 4, los
orígenes varían desde Entre Ríos, Tucumán y Corrientes, de donde provienen los cítricos,
Río Negro (manzanas y peras) y Mendoza (frutales de carozo: duraznos, pelones,
damascos y ciruelas). La importación de frutas tropicales, principalmente banana, ocupa
también un volumen importante a lo largo del año.
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Sobre el eslabón minorista la agenda es más acotada, mientras que la planificación urbana
ha dado pocas respuestas, la academia ha tenido aún menor participación. Los comercios
minoristas frutihortícolas presentan distintas tipologías siendo el más común y conocido
la verdulería. De todas formas, cada tipología presenta una configuración particular de
sus estrategias logísticas, operacionales, comerciales y financieras las cuales les permitan
con mayor o menor éxito operar en el espacio geográfico del AMBA. En primer lugar, es
importante destacar que la comercialización minorista frutihortícola es un negocio de
bajos márgenes por unidad vendida y de elevados costos logísticos, por lo que los
comerciantes necesitan optimizar la logística y ganar escala en sus operaciones para
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supermercados pueden ofrecer precios semejantes a los que presentan las verdulerías es
en el caso de aquellos productos que se producen a gran escala y el supermercado se
provee directamente o en aquellos que se comercializan a granel como papa, cebolla,
zanahoria o zapallo, o también en aquellos productos que están involucradas grandes
empresas comercializadoras como es el caso de banana, pera o manzana. De acuerdo a
un relevamiento realizado en 2015 (Pérez Martín op. cit) en promedio los supermercados
presentaban precios 15% más caros que las verdulerías, aunque con valores extremos de
-19% y +47% en función de cada producto. Para las cadenas de supermercados representa
una necesidad contar con esta oferta de productos y no precisamente un objetivo
comercial, dado que necesitan ofrecer la posibilidad a sus clientes de complementar las
compras de los productos más rentables que ofrecen.
En cuanto a las verdulerías, la otra distinción que puede hacerse es respecto a la cantidad
de bocas de expendio que puede tener cada operador minorista, en muchos casos un
verdulero, con su familia, maneja varios locales en el mismo barrio o a escasa distancia
precisamente para ganar escala y disminuir la incidencia de los costos logísticos. También
se puede distinguir las tipologías por ser un local autoservicio o bien un local con
vendedores, lo cual demanda una estructura operativa distinta, distintas calidades de
productos y distintos niveles de pérdidas de mercadería por malas condiciones.
Generalmente, los comercios auto servicios tienen más de una sucursal, dado que apuntan
precisamente a ganar escala.
Es necesario aclarar que el concepto de logística involucra procesos múltiples entre los
que el transporte es parte, sin embargo dado el peso específico de este último en la
logística, decidimos que cuando corresponda mencionar el transporte específicamente, lo
haremos con la intención de simplificar el análisis.
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La utilización del MCBA como un centro de logística es una posibilidad que permitiría
operaciones de crossdocking7, consolidación y desconsolidación8 en un puerto seco, entre
otras tareas logísticas fundamentales para optimizar tiempos, reducir pérdidas y disminuir
los valores de operación por encontrarse dichas operaciones concentradas en un centro
operativo único. Actualmente los procesos suelen darse de manera poco eficiente,
generando costos que encarecen los alimentos sin agregarle valor.
7
Crossdocking se refiere a la operación a través de la cual se prepara un pedido con la mercadería que está
ingresando a un centro logístico sin que esa mercadería se almacene
8
Por consolidación y desconsolidación se refiere a la operación a través de la que se carga o descarga un
camión o container
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Otro de los problemas que aparece en la logística es el tema de los vacíos. Los vacíos es
la denominación que se usa para hablar de los envases (cajones de madera donde se cargan
las mercaderías a comercializar y que tienen un valor de cambio por el que se paga una
seña), ocupan espacio, suelen ser un monto de dinero inmovilizado para los distintos
actores del sector y su control suele ser deficitario, es común que se pierdan, se deterioren,
se roben, etc. Actualmente no hay datos fidedignos de cuantos cajones circulan y qué
impacto tienen estos en los movimientos de transportes, sin embargo a partir de los
valores de consumo frutihortícola que provee la ENGHo (2012/2013) realizamos una
estimación para alcanzar un número aproximado de más de 32 millones de cajones en uso
anualmente. Un volúmen que nos debe hacer reflexionar sobre la importancia de atender
este problema y encontrarle soluciones que permitan reducir los impactos que dicha
situación acarrea a la búsqueda de una mayor eficiencia logística y un menor impacto en
el tráfico. Vale destacar que algunos productos se comercializan en bolsas de red (papa,
cebolla y otros) o en cajas de cartón (banana, manzana o pera por ejemplo) por lo que no
presentan este problema.
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gLos elevados diferenciales entre los precios del productor y los precios minoristas dan
cuenta de una gran ineficiencia en el proceso de agregado de valor. Comparando los
valores del Índice IPOD para manzana y pera con los valores de referencia de la Unión
Europea (European Parliament 2008) las diferencias son sustanciales, mientras que en
nuestro país el diferencial de precio entre el consumidor y el productor alcanza valores
promedio de 9,8 veces en los últimos 12 meses, el promedio de la Unión Europea llega
solamente a 3 veces. Mientras que para las hortalizas, los valores diferenciales locales
alcanzan un diferencial de 4,7 veces y en la Unión Europea tiene un promedio de 2,7
veces.
La FAO también menciona que las pérdidas de alimentos suceden “principalmente en las
fases de producción, poscosecha, almacenamiento y transporte”. En tanto, el desperdicio
de alimentos “refiere a las pérdidas derivadas de la decisión de desechar los alimentos
que todavía tienen valor y se asocia principalmente con el comportamiento de los
vendedores mayoristas y minoristas, servicios de venta de comida y consumidores”. De
estas dos definiciones es que se extrae el concepto de PDA, que significa pérdidas y
desperdicios de alimentos. De ello podemos extraer que la situación de abastecimiento de
alimentos implica un análisis de la operación logística, pero también hábitos por parte de
los diferentes eslabones -transportistas, productores, comerciantes y consumidores- que
exceden los procesos técnicos de innovación logística e inciden directamente.
Según datos del Banco Mundial, entre un cuarto y un tercio de los alimentos producidos
anualmente para consumo humano a nivel mundial se pierde o desperdicia. El 6% de estas
pérdidas y desperdicios se da en América Latina (FAO 2014).
El Ministerio de Agroindustria considera también que las PDA “significan una utilización
innecesaria de los recursos productivos (renovables y no renovables, materiales y
humanos) utilizados para la producción, elaboración y comercialización de los
alimentos”. Esto conlleva un impacto negativo en el ambiente por el desperdicio en sí, y
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también porque esto redunda en una mayor acumulación de residuos que colaboran en la
emisión de gases de efecto invernadero y el calentamiento global.
La cadena de valor frutihortícola alcanza a generar PDA por un 35% (31,3 de pérdidas y
3,7 de desperdicios), más de un tercio de lo producido originalmente termina en la basura.
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El índice IPOD para el mes de junio 2017 en el caso del tomate demuestra una diferencia
entre precio destino y precio origen que alcanza las 6,47 veces y que hace que la
participación del productor en el precio de góndola no supere el 15,4%. Esto nos permite
proyectar que en este caso, sí se optimizara el proceso logístico en función de lo
presentado en el Gráfico 6, donde se demuestra esquemáticamente como el precio final
del producto se incrementa en cada eslabón de la cadena, el valor final podría descender
hasta un 31,3% en condiciones ideales. Esto significa que sin alterar otros factores se
podría mejorar el precio minorista del tomate de $31,7 a $21,78.
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de alimentos es una situación poco problematizada y que merece ser incluida en la agenda
de la planificación urbana como uno de los elementos fundamentales para garantizar la
seguridad alimentaria de la población urbana. Pensar la problemática urbana del AMBA
es pensar una problemática de múltiples niveles jurisdiccionales con concurrencias de
gobiernos que abarcan al nacional, al provincial y a los municipales
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como eje del abastecimiento del AMBA como se esperaba que funcionase. Desde fines
de los años 1980 a la actualidad se han proyectado diversas refuncionalizaciones pero
hasta el momento no se ha ejecutado ninguna de estas.
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Tomando ciertos elementos del pensamiento de Rancière se puede llevar dicha propuesta
hacia la posibilidad de pensar lo político en base a un fundamento estético y no solo
buscar reflejos condicionantes entre ambas dimensiones. El concepto clave es el de
sensorium1. Rancière parte de Aristóteles y su definición de la política desde el logos,
allí se encuentran dos ejes: la palabra y la ciudad2. Para Aristóteles lo específico del
hombre como ser social está en que posee la palabra y con ella se expresa lo justo, lo
injusto, lo conveniente, lo moral, lo bueno, lo malo, etc. A la vez, la participación común
en estas dimensiones funda la ciudad, que es definida como anterior a las casas y a los
1
La categoría de sensorium toma cierta visibilidad a partir del trabajo de Benjamin sobre la percepción en
la era de la reproductibilidad y en las teorizaciones sobre los medios de comunicación y la sociedad de
masas en autores como McLuhan o Kittler.
2
Rancière no pone el foco (directamente) en el problema de pensar la política en términos de ciudad, sino
en la función del logos y la dimensión litigiosa y discordante en torno al reparto de las partes de una
comunidad.
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individuos (Aristóteles, Política, LI, 1253 a). Lo político, la ciudad y la palabra son una
trenza indisoluble. En Rancière se hace foco en el lenguaje; que los humanos puedan
ejercer el discurso permite la emergencia del problema que tiene que ver con “la elección
de la medida misma según la cual cada parte sólo toma lo que le corresponde” (Rancière,
1996: pp. 17-19). “La política comienza […] allí donde […] la tarea consiste en repartir
las partes de lo común, en armonizar según la proporción geométrica las partes de la
comunidad y los títulos para obtener esas partes.” (Rancière, 1996: p. 17)
La comunidad está organizada sobre regímenes que ordenan las clases que la componen,
se trata de títulos de una comunidad; dichos títulos dan derechos a ejercer la voz (o no),
a ocupar ciertos lugares, posiciones, a ser visible (o invisible). Cuando las partes de lo
común están repartidas en forma plena (para Rancière) no existe lo político, sino que debe
hablarse de lo policial; la matriz de lo político está en la posibilidad de que dicha
organización de los espacios sea amenazada por un escenario discordante. Cuando la
posesión de los títulos que designan lugares y funciones específicas dentro de la trama
social es puesta en duda, los sujetos pueden tomar la voz de la distorsión y reformular
categorías para tratar la configuración sensible que recorta las funciones, los dominios y
los poderes del logos y la simple voz, los lugares visibles e invisibles y las articulaciones
sobre el reparto de las partes.
3
Categorías que también utiliza el filósofo y antropólogo Laplantine.
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La cuestión urbana
¿Qué implica pensar lo urbano desde la categoría de sensorium? La mayor parte de los
trabajos teóricos sobre el tema urbano han sido desarrollados por teóricos con fuerte
formación en lo arquitectónico o desde intereses de planificación estatal; en el
pensamiento filosófico ha sido un tema circunstancial que puede ser rastreado en las obras
de Simmel, Benjamin o Weber, pero que no ha derivado en una continuidad teórica
voluminosa y específica. Tal vez el caso más claro de un trabajo filosófico sobre lo
urbano es el de Lefebvre, quien intentó hacer inteligible el fenómeno del espacio en
términos sociales, políticos y económicos. Lefebvre busca avanzar sobre los límites
conceptuales de la descripción morfológica y arquitectónica del espacio.
4
Rancière utiliza este término cuando trabaja sobre las relaciones entre el Arte y lo político.
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Otro autor que toma esta línea analítica y busca penetrar la rugosidad de lo urbano
avanzando sobre el límite de lo morfológico es Castells. Al igual que en Lefebvre, parte
de la imposibilidad de pensar un espacio “en sí” o un modelo cartesiano donde los cuerpos
se distribuyen sobre la infinita homogeneidad de la extensión. Castells propone:
El espacio, como producto social, […] relación definida entre las diferentes
instancias de una estructura social: la económica, la política, la ideológica y la
coyuntura de las relaciones sociales que resulta de ello. El espacio es […] siempre
coyuntura histórica y forma social […]. (Castells, 2014: p. 473)
También en esta perspectiva se busca el fundamento materialista y la estructura del
proceso de reproducción de la fuerza de trabajo:
Convergencia digital
Los medios de transporte cambiaron la fisonomía de las ciudades y del planeta, desde la
tracción animal y las carretas, a los barcos, los rieles, los automóviles y los aviones
(Innis). El teléfono, la radiofonía y la televisión transformaron la compresión del espacio,
el tiempo y las relaciones humanas. Las pantallas abrieron un espacio donde se condensan
los intervalos físicos de la ecuación espacio-tiempo-velocidad: algo ha cambiado
profundamente. Los celulares modifican el ritmo y la circulación por el tejido urbano, la
conexión virtual genera un nuevo espacio social: el sensorium del siglo XXI emerge desde
la convergencia de la complejidad humana en el flujo rizomático de los bits. ¿Qué tipo
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Enjambre digital
La idea de sensorium aparece con cierto sentido estético-político (no solo fisiológico-
perceptivo) en la primera mitad del siglo XX, cuando comenzó a ser evidente que la
transformación técnica de la industria había marcado las pautas perceptivas de la
sociedad. El fenómeno que hace emerger la idea de sensorium está en los medios masivos
de comunicación y la conceptualización de la sociedad de masas. El capitalismo
avanzado abrió el horizonte hacia un poder irradiante que llegaba a las masas atravesando
el espacio y el tiempo desde una dinámica novedosa: la telecomunicación masiva. Si bien
el concepto de comunicación masiva ha sido extendido a los ritos de las iglesias 5 o a la
aparición de la imprenta, lo cierto es que comienza a tener espesor en las primeras décadas
del siglo XX, hasta allí habían sido los periódicos, la propaganda política y el cine los que
comenzaban a configurar una cultura de masas. La conjunción entre cine, radio y
televisión conformó la dinámica específica del siglo XX: el sujeto masivo, la multitud
adherida a sentidos culturales unidireccionales, la transmisión unilateral de información
que moldea las conductas, los pensamientos y las formas de percepción. El público de
masas es la forma social fundamental del capitalismo avanzado del siglo XX; pero con la
transformación técnica derivada de los ordenadores digitales y las redes virtuales se
construye una nueva matriz social: el enjambre.
El enjambre digital marca las dinámicas del sensorium cibernético del siglo XXI. Los
términos cibernética o ciberespacio esconden un equívoco que deriva en la idea de
enjambre. La cibernética investiga los sistemas reguladores y las teoría del control. El
término proviene de Κυβερνήτης (kivernitis: el timonel, quien comanda y gobierna una
embarcación), se trata de comprender cómo se controlan y regulan los sistemas; lo cual
deriva en el problema de la autoregulación y la automatización. El uso común del
concepto en relación a lo computacional proviene de la palabra "ciberespacio", que
5
Bauman describe la Iglesia como un medio de comunicación de masas.
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Hoy los mecanismos cibernéticos del medio digital forman los modos de convivencia.
Algunos valoran la era digital como la puerta hacia un flujo simétrico de datos, donde la
comunicación participativa avanza sobre la pasividad de la televisión y la sociedad de
masas tradicional. Internet podría abrir el juego capitalista a un mundo donde todos son
emisores, receptores y productores6 (a la vez). Esto deja atrás al homo electronicus de
McLuhan y a las masas de espectadores frente a los medios telecráticos para pasar a un
modelo de sujetos que interactúan en la red desde la atomización; lo cual no significa que
no se formen colectividades, sí existen grupos, pero se disuelven en la fugacidad. En los
medios masivos de comunicación se generaban direcciones desde un poder irradiante,
con el avance del ciberespacio interactivo las masas sociales se transforman en enjambres.
El enjambre digital es una red que consta de individuos y colectivos fugaces, pero no de
masas unificadas. El homo digitalis del enjambre actúa desde su privacidad, mantiene su
identidad, pero se presenta en el enjambre, mantiene su perfil y lo perfecciona; es
anónimo, pero se expone y solicita atención. Con el medio digital emerge una presencia
en la inmediatez temporal, ya no hay intermediarios, ni tiempos de espera, la información,
los datos y las imágenes se envían y se reciben instantáneamente. El homo digitalis
hereda de la sociedad de masas centrada en la pantalla televisiva el convencimiento de
que las imágenes tiene más vida que la gente real, las pantallas son más reales que la calle.
La pantalla es la interficie fundamental de la urbanidad global del siglo XXI.
La dinámica central del enjambre cibernético está en el Big Brother digital que funciona
en términos de Big Data, lo cual conforma un dispositivo amable de control. La era
digital, por medio de la interacción de programadores, usuarios, servicios, seguimiento y
formas de control e indexación de datos, ha construido un panóptico digital. Con Internet,
Smartphones y Google, la libertad de la comunicación interactiva lleva a que los hábitos,
las acciones y las formas de vida sean reveladas voluntariamente, los dispositivos de
6
Se suele utilizar el concepto de “prosumidor” (productor-consumidor), acuñado por Toffler (1980). Pero
esta terminología guarda una serie de equívocos, ya que el autor la utilizó al estudiar las diversas formas
económicas de la historia y el paso de la sociedad agrícola a la industrial. Aplicar el concepto a la
problemática del ciberespacio implicaría un análisis que salve las diferencias con el sentido original de
Toffler.
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control ya no necesitan extraer los datos íntimos de la sociedad en forma forzada. El Big
Data permite hacer pronósticos de comportamiento, extrae de los recorridos
ciberespaciales los hábitos, gustos y formas íntimas, pero sin utilizar ningún principio
negativo, sino abriendo un espacio de juego espontáneo.
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La herencia moderna del capitalismo industrial toma forma urbana a través de los
dispositivos del biopoder. Foucault muestra cómo los diseños urbanos del siglo XVIII
hacen visible las lógicas del poder gubernamental. El criterio axial del modelo moderno
está en los dispositivos de seguridad, o sea el diseño de espacios de seguridad. La idea
de seguridad va enlazada al sujeto moderno “población”, que permite la ecuación entre la
antigua categoría de soberanía territorial y la población como variable de cálculo social.
El liberalismo de la industria decimonónica dirigió estos conceptos hacia el orden
disciplinar, que se hace concreto en la vigilancia de los cuerpos. Entonces seguridad y
población son los esquemas que se reproducen a nivel urbano bajo la figura de lo policial8
(Foucault, 2000: p. 27).
Foucault muestra en tres ejemplos de ciudades, cómo estas lógicas del poder se tratan de
prácticas espaciales (Foucault, 2000: p. 28-29). En el siglo XVIII la problemática del
7
Modelo que, si bien se piensa en términos de utopía, puede ser entendido como una distopía donde se
termina anulando la contingencia de la libertad humana.
8
El dispositivo policial emerge en los comienzos de la Modernidad como una instancia de administración
de los objetos urbanos, del vivir y el vivir mejor siendo útil al Estado: policiar es urbanizar.
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Pero en 1967 McLuhan afirma que “la ciudad ya no existe, salvo como espejismo cultural
para turistas” (Mitchell, 2001: p. 7). La referencia es al homo electronicus y al paso del
mundo de Gutenberg a la aldea global estructurada sobre la telepresencia. Hacia
comienzos del siglo XXI la galaxia de telecomunicaciones que había matado la ciudad
tradicional ya ha sido absorbida por una nueva pauta espaciotemporal: los bits.
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bits, redes digitales […] (para) transportar información […]. Esto nos permite hacer
[…] sin tener que ir a ninguna parte; por tanto, los antiguos lugares […] se
fragmentan y dispersan […]. (Mitchell, 2001: p. 8)
Con la convergencia digital el problema que se impone en la producción de los espacios
tiene que ver con sociedades postdisciplinares, donde la tecnología juega un papel que
aun escapa a los marcos conceptuales vigentes. Los algoritmos, el Big Data, las pantallas,
el GPS, los servicios telemáticos y los conductos transnacionales, diagraman nuevas
pautas de subjetivación y de producción espacial.
Los edificios, […] y ciudades que surgen de la revolución digital […] conservarán
mucho de lo que nos es familiar […]. Pero, superpuesta a los residuos […] existirá
una estructura global de conexiones de telecomunicaciones de alta velocidad, lugares
inteligentes y aplicaciones informáticas cada vez más indispensables. Esta última
capa cambiará las funciones y valores de los elementos urbanos […] y reconstruirá
radicalmente sus relaciones. El nuevo tejido urbano […] se caracterizará por hogares
para vivir y para trabajar, comunidades activas las veinticuatro horas,
configuraciones remotas […] entretejidas […] electrónicamente, sistemas de
producción, comercialización y distribución descentralizados […]. (Mitchell, 2001:
p. 12)
El sensorium común moderno estaba atravesado por los conceptos de utilitarismo,
población, seguridad, territorialización del Estado, circulación, disciplina, normalización,
producción industrial, etc. Se trata de un esquema espacial organizado fundamentalmente
en cuatro dimensiones: la ciudad (y el campo), el Estado, la región y el sistema-mundo.
Allí, la concentración del poder irradiaba desde el núcleo del Estado, tanto en dirección
interna hacia los diferentes centros urbanos, como hacia las relaciones interestatales que
daban forma a la región y al sistema-mundo. Se trataba de un sensorium jerarquizado
donde los diversos niveles funcionaban en forma escalonada; las decisiones, las noticias,
la circulación económica, la distribución de los espacios de educación, salud, gobernanza,
etc. fluyen desde los centros metropolitanos hacia el resto de las urbes. Las trazas
urbanas, las campañas de salud, los planes de alfabetización y las lógicas de distribución
de los espacios y tiempos comunes se producen en forma compulsiva desde los Estados
nacionales hacia la red de ciudades que forman el territorio. La era digital impone un
cambio profundo que exige pensar en un nuevo sensorium común y en un futuro incierto
en torno a la producción del espacio urbano.
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mapa novedoso para la situación de los cuerpos. Pero hasta la explosión de Internet y la
formación del enjambre digital, el orden de los espacios siguió monopolizado por el
Estado y sus pautas biopolíticas. El sensorium urbano de la segunda mitad del siglo XX
trabajaba todavía sobre los ejes de la disciplina, la normalización y el cálculo poblacional,
pero articulados sobre la trinidad telecrática del entretenimiento, la educación y la
información (Cfr. Briggs, Burke, 2002). De todas formas, el cine, la radio y la televisión
dieron forma a nuevas métricas espaciotemporales en las urbes: multitudes congregadas
en las salas de cine, grupos frente a la pantalla informativa de los noticieros, la caja de
teletransmisión como integrante del grupo familiar, etc. Ese nuevo sensorium se
desarrolló articulado con el poder normalizador de la biopolítica estatal.
En los últimos veinte años del siglo XX no se trata (solo) de la telepresencia sino de la
formación del enjambre ciberespacial; ahí se abre el problema de la realidad virtual, que
no solo niega el hic et nunc (aquí y ahora), sino que construye un horizonte donde el
ensamblaje de las dimensiones Estado, ciudad, región, sistema-mundo se disloca (Cfr.
Sassen, 2000). El sensorium disciplinar y los espacios normalizadores rápidamente
quedan obsoletos ante las lógicas del tiempo y el espacio en el sistema global digital. Ya
sea que se hable de Telépolis, Tercer Entorno 9 (Cfr. Echeverría, 1996, 1999), Bitsfera
(Cfr. Mitchell, 1991), Smart Cities, E-Ciudad, o ciudades digitales, la primera
conceptualización que aparece es la idea de un urbanismo del ciberespacio. Esto hace
referencia a la posibilidad de pensar las redes digitales de información con un sentido
urbano de planificación. Aquellos que piensan la digitalización como una puerta para
sociedades más justas hablan de ciudades inteligentes, ecológicas, sociedad del
conocimiento, etc. donde la información y la comunicación deberían funcionar al servicio
del “desarrollo”. Conceptos como cyber-community, comunidad en línea, comunidad
virtual, tele-community system, gobierno electrónico o comunidad inteligente, condensan
la posibilidad de una urbanización ciberespacial de las ciudades.
9
Javier Echeverría utiliza las categorías de primer, segundo y tercer entorno para conceptualizar el entorno
natural, la artificialidad humana y la digitalización, respectivamente.
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10
Saskia Sassen no parte de la revolución digital para conceptualizar la ciudad global, sino de las dinámicas
de los mercados financieros a partir de la década del ochenta; de todas formas, el concepto explica cómo
se redistribuyen los espacios y los tiempos sociales en el sistema global contemporáneo. No se deben
confundir los conceptos de ciudad global con los de aldea global o ciudad mundial.
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el físico y los reensamblajes del poder del Estado en conjunción con los nodos de la red
de ciudades globales. La trampa de este entramado está en la producción del espacio
cibernético.
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Bibliografía
Berardi (2017), Fenomenología del fin. Sensibilidad y mutación colectiva. Buenos Aires:
Caja Negra.
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Echeverría (1999), Los señores del aire: telépolis y el tercer entorno. Barcelona: Destino.
Howes (2013), The Social Life of the Senses, en Ars Vivendi Journal No.3 (February
2013): pp. 4-234. Montreal: Concordia University.
________ (2002) Optische Medien. Berliner Vorlesung 1999. Berlin: Merve Verlag.
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Sofia Spinelli
Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo. Asociación Civil por la Igualdad y la
Justicia (ACIJ)
spinellisofi@gmail.com
Introducción
La gestión del actual jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez
Larreta, se encuentra en una etapa de transformación en materia de política habitacional-
urbana. Sin entrar en detalles sobre los intereses que puedan motivar estas
transformaciones, existe una situación novedosa en cuanto a la alineación de poderes: la
Presidencia de la Nación, el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires y el Gobierno de
la Ciudad de Buenos Aires, se encuentran a cargo de un mismo partido político.
A fines de 2016, se inició una nueva etapa de este proceso, la "reglamentarista", con la
construcción de un anteproyecto de reforma del Código de Planeamiento Urbano y el
Código de Edificación.
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Este trabajo se centra en el análisis de la versión taquigráfica del SFPP, con el objetivo
de poder identificar los diferentes grupos y sus demandas. Para ello, se distinguieron
actores, problemas, y propuestas vinculadas con el código, etc. Se analizan los resultados,
previamente sistematizados, partiendo de las siguientes hipótesis: a) El SFPP no
representa un espacio de participación real. b) La mayor parte de los problemas
planteados por los vecinos no tienen vinculación con los Códigos. c) El discurso de los
vecinos parte de las particularidades de su contexto. d) El discurso de los académicos y
de las organizaciones no gubernamentales (ONG) parte de una comprensión global de la
ciudad.
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El seminario inició a las diez de la mañana en la sede del gobierno porteño en Parque
Patricios, con una presentación a cargo de los distintos funcionarios del Código de
Planeamiento Urbano y del Código de Edificación. Luego explicaron cómo sería la
dinámica del encuentro: cada orador tendría cinco minutos de exposición, se les
notificaría a los dos minutos y al minuto para no atrasar las intervenciones. De la misma
forma, se notificó que ningún funcionario respondería preguntas, y se pusieron a
disposición los correos electrónicos correspondientes para enviar las preguntas, y/o
propuestas que cada uno tuviera.
Metodología
Para el análisis de la versión taquigráfica del SFPP se realizó una tabla, en la que se
distinguieron actores, su posición con relación a los anteproyectos, los problemas que
identificaban, su relación o no con el código, las propuestas, si expresaban alguna
posición en cuanto al carácter participativo del seminario, y otras observaciones.
Resultados Generales
1
Para ver todos los actores ver Anexo 1.
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El primer hecho notable para resaltar es que, de las 206 personas anotadas a través de la
página de Internet, solo 81 expusieron en el seminario.
Los problemas más frecuentes identificados por los actores se relacionan con el
patrimonio, espacios verdes, la propuesta de densificación, marcos legales vinculados a
la construcción del anteproyecto del Código Urbanístico, y sobre el ámbito de
participación que representaba el SFPP.
Más allá de la explicación de la modalidad del seminario, dos actores realizaron preguntas
directamente a los funcionarios. En el primer caso, la respuesta fue: "Si hay preguntas,
nosotros no las vamos a responder. La idea es que ustedes vengan y expongan, no que se
hagan preguntas: para eso fueron otros ámbitos" (Moderador, p. 19). En el segundo caso,
se le dio la misma respuesta, aunque después le presentaron una solución, no muy cercana
a la pregunta.
1) Vecinos
Este grupo está conformado por 31 voces. Dentro de esta categoría existen dos subgrupos:
uno llamado vecinos, que está conformado por todo aquel actor que simplemente se
pronunciaba como vecino de una comuna: “Mi nombre es (...), soy vecino de la comuna
4” (Actor 8, p. 16).
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de Parque Patricios, o Vecinos por Roccatagliata: “Buenos días, soy (...), de la Red de
Vecinos Manzana 66 de Balvanera” (Actor 15, p. 24).
Existen distintas problemáticas planteadas como los problemas con las redes de servicios,
el transporte, la falta de infraestructura urbana actual y su relación con la densificación
que plantea el código. Sin embargo, dentro de esta categoría se pueden identificar dos
grupos en relación con su enunciación. Por un lado, están los que plantean los problemas
puntuales desvinculados uno de otro, como una enumeración –pueden ser de la ciudad o
de la comuna–, con una vinculación exacerbada con la idea de re-densificar la ciudad:
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El otro tema importante es que ya hoy Caballito está colapsado en sus servicios. Me
acaba de decir hace un rato que medio Caballito ahora está sin luz. No tenemos
presión de agua y en hora pico el tránsito en las avenidas, por ejemplo, Gaona o
Avellaneda, es un infierno, donde los coches avanzan a paso de hombre, generando
una contaminación ambiental espeluznante. (Actor 35, p. 48)
Por otro lado, existe otro grupo que vincula la falta de resolución y exacerbación de estos
problemas con la falta de diagnóstico previo:
Los vecinos plantean la participación como aquella que ejerce la ciudadanía a través de
las Comunas y los Consejos Consultivos Comunales. Tanto los vecinos como los vecinos
organizados le exigen al gobierno que se respete la capacidad política de las Comunas.
Por otro lado, recalcan que el SFPP no representa un espacio de participación real, ya que
se logró su concreción a partir de un amparo judicial, y no posee las condiciones
requeridas por la Ley:
…si fuera un foro participativo, esta sería una reunión de trabajo, donde habría un
intercambio y no simplemente exposiciones, como se pueden haber hecho en alguna
comuna, donde escucha una parte, ponen la cara de póquer que ponen en todas las
audiencias públicas y nosotros hacemos como que participamos. (Actor 46, p. 60)
...yo me iba a ir tranquilo cuando terminaron ellos de hablar, porque digo: "Bueno,
¿para qué vine? al cohete, si está todo bien". Ahora, cuando empiezan a hablar los
vecinos, cuando empezamos a plantear los problemas, los problemas que sabemos,
porque son los problemas que nos rodean en cada una de nuestras viviendas, en
nuestras casas, en donde nos manejamos, es ahí donde empezamos a mostrar que
esto a mí me queda como un borrador muy borroso. (Actor 69, p. 85)
De los veinticuatro actores que conforman este grupo, solo dos agradecen el espacio.
La falta de espacios verdes en los distintos barrios fue un tema transversal de la jornada,
que fue acompañado por cómo se define este término y la cantidad de metros cuadrados
por barrio.
…nos oponemos a este tipo de trabajo sobre los espacios verdes, ¿por qué? Vamos
a dar dos ejemplos. Comuna 3, movimiento vecinal, conseguimos manzana 66 y el
Parque de la Estación. De 0,4 con mucha suerte pasaremos a 0,6 (metros cuadrados
por habitante de espacio verde). (Actor 15, p. 24)
Problema 4: Falta de diagnóstico previo
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Con relación al diagnóstico se presentan dos posturas: por un lado, la mayoría de los
vecinos propusieron hacer un diagnóstico por comunas, entendiendo que las nuevas
propuestas generales del Código Urbanístico modificarían la identidad o serían
imposibles de aplicar en sus contextos.
Creo que se parte de un mal diagnóstico, y eso es parte de no escuchar a los actores
que vivimos, construimos, participamos, militamos trabajamos en la Ciudad de
Buenos Aires. (Actor 79, p. 99)
Por otro lado, dos actores plantearon que el diagnóstico debería realizarse en la región
metropolitana, entendiendo que la condición de “las tres coronas”, generaba el escenario
político adecuado para poder hacerlo.
Síntesis
A partir del análisis de este grupo de actores, la hipótesis b es falsa, dado que el porcentaje
de actores que planteó problemáticas que no tenían injerencia en los códigos es mucho
menor que el que sí lo hizo. Por otro lado, la hipótesis c es verdadera en tanto la mayor
parte de los discursos involucraban conflictos de su contexto inmediato.
Por último, se identifica que los anteproyectos carecían del diagnóstico previo adecuado,
pero lo interesante de identificar son las diferentes visiones al respecto. Existe un grupo
que lo entiende desde la proximidad, desde lo que ellos mismos conocen, hablan de lo
que conocen, entienden esas problemáticas, realizarían el diagnóstico desde ese lugar; en
cambio, el segundo grupo entiende que el diagnóstico y las problemáticas son globales
de toda la mancha urbana metropolitana.
2) Académico
Este grupo está compuesto por veinticinco actores, de los cuales siete no se presentaron
como arquitectos. Si bien en el resto de los grupos existe un posicionamiento general más
claro, este grupo es más heterogéneo: ocho apoyan los anteproyectos –cuatro de ellos eran
representantes de instituciones–, siete expresan su rechazo a los códigos, nueve no se
pronuncian, y un actor los apoya dubitativamente.
Este grupo posee un solo actor que presenta problemas que no son injerencia de los
códigos y otros tres que no plantean problemas y concuerdan con los anteproyectos.
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Del total del grupo, solo cinco expresan disconformidad con la forma de participación;
cuatro agradecen el espacio, el resto no emite opinión al respecto.
Los problemas más mencionados en este grupo de actores son: 1) normativos y 2) falta
de diagnóstico previo (Figura 2). Otros problemas que plantean en forma minoritaria, que
no se desarrollarán son: espacios verdes, propuesta de densificación, ambientales,
relación con Plan Urbano Ambiental, Patrimonio.
Problema 1: Normativos
Veo mucha diferencia entre lo que se proclama y lo realmente escrito. Propongo una
lectura detallada de ambos códigos para poder opinar con propiedad y
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Existen sobre este tema dos miradas distintas. Por un lado, una mirada relacionada con
un microdiagnóstico, que fundamenta que las comunas pueden realizarlo, y que el código
en este anteproyecto no está viendo los problemas reales que poseen los barrios de la
ciudad.
El anteproyecto del Código Urbanístico define espacios verdes como “el área destinada a
uso público, parquizado o agreste cuya característica es el predominio de especies
vegetales y suelo absorbente” (Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, 2017) Con
relación a esto una vecina propone:
…que se haga un diagnóstico por comunas, que realmente se evalúe cuáles son las
necesidades de las comunas, las situaciones deficitarias de infraestructura, de
equipamiento, que son gravísimas; de espacios verdes, porque los vecinos no se van
a colgar en los jardines que piensan hacer en las fachadas a tomar sol y a tomar mate.
(Actor 26, p. 38)
Por otro lado, alegando una mirada desde el urbanismo, se exige un macrodiagnóstico de
la región del AMBA, entendiendo que los problemas que tiene la Ciudad de Buenos Aires
son problemas de la región metropolitana.
La especificidad normativa de los conflictos que plantea este grupo se relaciona con una
cuestión de formación disciplinaria. En el caso del grupo anterior, los vecinos dieron
cuenta de leyes específicas de creación barrial más ligadas al patrimonio, en las que
estuvieron involucrados.
Por otro lado, con relación al diagnóstico, es interesante ver cómo se vuelve a repetir (al
igual que en el grupo vecinos) la disyuntiva entre un diagnóstico de la mancha urbana en
su conjunto, de comuna por comuna, o de manzana por manzana.
Por último, los actores vuelven a hablar en algunos casos desde su disciplina,
comparativamente a como lo hacen los vecinos desde el barrio o comuna. En este caso,
se verifica la hipótesis d, dado que un gran porcentaje de los actores se expresa desde una
globalidad, y quita del discurso las referencias específicas.
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Este grupo posee veinte integrantes agrupados por su condición de pertenecer a alguna
entidad estatal, como las comunas, o formar parte de asociaciones civiles o de ONG.
Exceptuando dos voces, este grupo se posicionó en contra de los anteproyectos. Diecisiete
actores no consideraron el encuentro como un espacio participativo, el resto no se
posicionó al respecto. Únicamente dos de los actores expresaron problemáticas que no se
corresponden con los códigos.
Este grupo es el primero en el que más de un actor introduce nociones específicas del
anteproyecto del Código de Edificación. Los problemas más mencionados que plantea
este grupo de actores son: 1) participación, 2) Derecho a la Ciudad, 3) Código de
Edificación. Otros problemas que plantean en un porcentaje minoritario, que no se
desarrollarán son: falta de diagnóstico, inquilinización, espacios verdes, inundaciones,
vivienda de carácter social, ambiental, tramites de obra, propuesta de densificación,
problemas de infraestructura. En este caso al existir tanta diferencia cuantitativa se
eligieron dos problemas dentro del compendio que restaba.
Problema 1: Participación
Las críticas a la participación de parte de este grupo tocan desde temas legales en torno
al SFPP, de formas, hasta incluso el concepto mismo de participación. Existe una clara
demanda de información con relación a estos espacios:
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La mayoría de los participantes que han participado en las reuniones por comunas
han manifestado la escasez de participación y la poca posibilidad de realizar
preguntas y respuestas que han tenido esas reuniones. (Actor 14, p. 23)
Uno de los actores presentó las consecuencias que este tipo de metodologías de
participación podrían llegar a tener en los actores que buscaban involucrarse en los
procesos, caracterizando los distintos procesos:
…en primer lugar nuestra presencia acá no convalida bajo ningún punto de vista ni
en ninguna de las comunas este como un mecanismo de participación ciudadana
válido institucionalmente. (Actor 82, p. 105)
Problema 2: Derecho a la Ciudad
Dentro de esta categoría englobamos los problemas expresados tanto con respecto a
acceso a la vivienda, la especulación inmobiliaria y procesos de gentrificación.
En general se plantea que los anteproyectos deberían poseer las herramientas para
contrarrestar estos fenómenos que sufren las poblaciones más vulnerables. Se parte de
una caracterización de la Ciudad de Buenos Aires en materia habitacional entendiéndola
por demás deficitaria:
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A su vez, uno de los lineamientos que se presentan en este código es la ciudad "integrada",
a lo que se realiza críticas:
Por qué hay menos propietarios y más inquilinos en la ciudad de Buenos Aires, por
qué acá hablamos de integración, pero el código no tiene ninguna herramienta para
evitar el desplazamiento de los sectores bajos o la gentrificación. (Actor 14, p. 24)
Las críticas a esta falta de integración, también tienen reflejo en la falta de políticas de
vivienda social:
En esta Ciudad de Buenos Aires (existe) una desigualdad cada vez más fuerte, un
despojo y un desalojo permanente. Son miles de desalojos que se producen por el
encarecimiento inmobiliario y por normas, normas que se han votado incorrectas y
un Estado que no pone límites o que no genera políticas de vivienda social para dar
respuesta al tema. (Actor 63, p. 80)
Problema 3: Código de Edificación
Este es el único grupo en el que más de un actor expresa preocupaciones con relación al
anteproyecto del Código de Edificación, es por esta razón que se elige su desarrollo.
La mayor crítica que se hizo con relación a este tema son los criterios de accesibilidad
que posee el anteproyecto. Se afirma que presenta un retroceso a la Ley 962 de
"Accesibilidad para todos", con el argumento de que esta se encuentra desactualizada:
…la ley la están desactualizado en función de intereses que nada tienen que ver con
las necesidades de movilidad de las personas con discapacidad y de las personas con
movilidad reducida. (Actor 57, p. 72)
Por otro lado, se propuso en más de una oportunidad que la responsabilidad de las veredas
sean estatales y no del frentista, alegando que, si la calle es un espacio público, la vereda
también lo es. Es decir, que los problemas de accesibilidad que presentan algunos sujetos
al circular por veredas en mal estado, serían responsabilidad del Gobierno de la Ciudad.
Síntesis
Las lecturas presentadas con relación al Código de Edificación resaltan con respecto al
resto de los grupos: no solo delimitaron problemas en torno a la normativa y su contenido,
sino que plantearon propuestas.
Discusión
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A continuación, se analizará uno de los conflictos expresados tanto por el grupo vecinos
como por el de comuneros y asociaciones de la sociedad civil: la participación. Como
dijimos anteriormente, si bien no es un punto dentro de la normativa, tiene una
importancia clave en su constitución.
Dentro del grupo de los académicos, que se posiciona de diversas formas con respecto a
este tema, debemos señalar que muchos se encontraban representando a instituciones
públicas y privadas que poseen distintos intereses y acuerdos con el gobierno. Era de
esperarse que su argumentación fuera a favor de este proceso, o simplemente no lo
desafiaran.
Como pudimos ver en el análisis, la gran mayoría de los actores de los primeros grupos
mencionados manifestaron su malestar con las dinámicas que se están llevando a cabo en
el proceso.
Victor Pelli identifica dos conceptos con los que da cuenta de procesos participativos:
participación y concentración. Este último refiere a procesos como el estudiado en este
trabajo. Según el autor, además del reconocimiento de la existencia de un conjunto de
actores interesados o involucrados, debe existir una instancia en la que estos actores
pongan en evidencia sus puntos de vista, se identifiquen zonas de conflicto, así como
también se generen espacios de articulación y negociación que posibiliten la búsqueda
organizada de propuestas consensuadas y realmente factibles para las acciones de
transformación (Pelli, 2007).
Estos espacios de participación de los que habla el autor, en relación con los
anteproyectos, se desarrollaron bajo la forma de consultas comunales, y el SFPP. Si uno
observa las instancias previas, la carencia de aproximación de las más de 1.500 páginas
de los anteproyectos a un lenguaje capaz de ser abordado por los vecinos y los distintos
grupos, incluso profesionales familiarizados con el tema, y la falta de discusión con los
funcionarios responsables de estas políticas, se podría afirmar que estos espacios no
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Conclusión
A partir del análisis realizado podemos identificar distintos conflictos, los propios
relevantes a la normativa, los vinculados al proceso de construcción de la misma y los
conflictos urbanos propios de la ciudad que estos códigos intentan regular. En todos los
puntos existe un abordaje desde el gobierno, que de por si es cuestionable.
Retomando unas palabras de Borja: “La ciudad futura solo se puede imaginar a partir de
la ciudad presente, de sus tendencias y contradicciones, de las dinámicas en marcha y de
las resistencias al cambio, de las memorias colectivas y de las ideas y actores emergentes”
(Borja, 2012).
Bibliografía
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Martín Sánchez
Consultor en Desarrollo Urbano y Territorial
martin.sanchezsouto@gmail.com
Osvaldo Sunkel sostiene que en los países periféricos existen tres tipos diferentes de
capitalismos: transnacional, subordinado e informal (Sunkel, 2013 (1987)). Estos tres
capitalismos generan tres subsistemas territoriales distintos: la ciudad global posmoderna,
la ciudad tradicional decimonónica moderna y la ciudad informal. Las tres conviven y se
entrelazan en un mismo territorio. Los escenarios donde se desarrolla la actividad
económica, hoy predominantemente financiera, se han vuelto homogéneos y reiterativos
en las grandes ciudades del planeta, caracterizados por los grandes edificios corporativos,
las nuevas centralidades, las autopistas suburbanas y las urbanizaciones difusas (Sánchez,
2015). Junto a ella convive la vieja traza urbana convencional del siglo XIX, con las
características propias de las colonizaciones española y lusitana en el caso de América
Latina; es la ciudad del flaneur, de los cafés y los mercados. En los intersticios de ambos
territorios, se reproduce la ciudad informal, donde conviven millones de habitantes que
sirven a la ciudad global y desarrollan una economía informal, al margen de las otras dos
ciudades. En el mismo territorio, la sociedad normalizada y la sociedad anómica se
entremezclan conservando, cada una de ellas, determinados espacios y códigos
particulares propios (Romero, 2011 (1976)).
Existe entonces una íntima relación entre sociedad moderna capitalista y urbanización.
Nos dirigimos hacia un mundo altamente urbanizado. La urbanización en América Latina
ha crecido notablemente en las últimas décadas. La tasa de urbanización en América
Latina pasó de un 41% en 1950 a un 80% en 2010, con una perspectiva cercana al 90%
para el 2050. La alta tasa de urbanización de América Latina es una excepción en el grupo
de países en desarrollo cuya tasa promedio ronda el 45%. En esos centros urbanos se
produce el 70% del PBI de la región. El 27% de esa población urbana vive en
asentamientos irregulares y dos terceras partes de los pobres de la región habitan en
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En el segundo caso, las políticas y la gestión del suelo implican, por parte de los gobiernos
locales, la utilización de herramientas para la captura de la valorización del suelo (value
capture) generada por las propias acciones públicas en el territorio, la que posibilita el
financiamiento de la infraestructura necesaria para el desarrollo local y el desarrollo
urbano. Las políticas de suelo pueden utilizarse para: profundizar la aplicación de
impuestos al valor de la tierra, costear el desarrollo de infraestructura urbana y controlar
el uso de la tierra, contribuyendo así a la sostenibilidad económica y fiscal de una ciudad
o territorio, y garantizando su sostenibilidad urbana. El valor del suelo se compone de
acciones particulares propias del propietario pero también de acciones ajenas, entre las
que se encuentran las acciones públicas, que generan externalidades positivas en el valor
de los predios afectados, a las que llamamos plusvalías urbanas. La plusvalía urbana se
define como la “parte o totalidad del incremento del valor del suelo que ha sido generado
por acciones ajenas al propietario, tales como inversiones públicas en infraestructura o
cambios administrativos en las normas y regulaciones sobre el uso del suelo” (Smolka,
2013). Se trata de “ganancias inmerecidas”, ya que el Estado, tanto cuando regula los usos
del territorio o su edificabilidad como cuando ejecuta una acción –una obra pública de
infraestructura o un basural- valoriza o desvaloriza el suelo sin que los propietarios hayan
realizado esfuerzo alguno al respecto (Morales Schechinger, 2016). El modo de recuperar
esas plusvalías generadas en el territorio, entonces, es mediante el uso de las herramientas
tributarias y regulatorias basadas en el principio de cargas y beneficios, que permiten el
financiamiento de obras de infraestructura y desarrollo urbano (Montaña, 2016). Entre
ellas podemos mencionar: Contribución por Mejoras, Cesiones Obligatorias, Cargas por
Zonificación o Edificabilidad, Bonificación por Zonificación (Bonos de Densidad),
Zonificación Inclusiva, Transferencia de Derechos de Construcción (TDC), Venta de
Derechos de Construcción u Otorgamiento Oneroso de Derechos de Construcción
(OODC), Certificado Potencial Apto para Construcción (CEPAC), Financiamiento
mediante el incremento de Tasas (TIF, por sus siglas en inglés: Tax Increment Finance),
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De este modo, tanto el potenciamiento del desarrollo local como la gestión del suelo
mediante la captura de su valorización, generan un acrecentamiento considerable de las
finanzas municipales, incrementando los recursos propios locales necesarios para el
desarrollo urbano y la infraestructura del territorio. Si consideramos que la mayor parte
de los recursos de los gobiernos locales provienen de transferencias de niveles superiores
de gobierno (Eguino, Porto, & Rosales, 2007), estas políticas contribuyen a reducirlas y
ampliar los propios recursos, potenciando la autonomía municipal y garantizando la
sostenibilidad económica y fiscal, y consecuentemente la sostenibilidad urbana de las
ciudades.
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La GpRD en la función pública debe atender tres áreas de acción: el área programática,
que tiene que ver con las políticas, los planes, los programas y los proyectos específicos;
el área organizacional, que implica a todo lo relacionado con las operaciones y los equipos
de trabajo, la cultura organizacional, su desempeño y su capital humano, (es el área más
cercana a la gestión privada); y el área política, que es aquella donde se busca lograr
consensos con los distintos actores interesados (stakeholders) de la iniciativa –tanto
internos como externos, sociales como políticos–, la legitimidad de la organización y los
recursos para la iniciativa. Para que los procesos sean verdaderamente exitosos, en la
GpRD, es preciso señalar la importancia de involucrar a todos los actores, tanto a los
miembros de la organización como aquellos que están en el territorio y son parte de la
iniciativa. La capacidad de articular las tres áreas, teniendo el “norte” de mandatos,
misión y visión como brújula, constituye el mapa que debe guiar a la gerencia pública,
sus equipos y las iniciativas para el desarrollo que ejecute. Es precisamente la acción
política, junto a la trascendencia de los efectos e impactos por encima de los productos
en el proceso del desarrollo, lo que principalmente diferencia a la gerencia pública de la
gerencia en el ámbito privado. Este enfoque es fundamental para ser empleado por
cualquier gobierno local que aspire a llevar adelante políticas de desarrollo en
sostenibilidad urbana que contengan verdaderamente valor público.
Reflexiones finales
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Bibliografía
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Introducción
En términos del impacto urbano que ha ocurrido sobre el espacio público, evidenciamos
en cada troncal del sistema Transmilenio cómo se han insertado en los andenes y bordes
de la vía elementos funcionales como los accesos a las estaciones, los puentes peatonales,
entre otros. Estas inserciones en el espacio público contempladas en el marco del Plan
Maestro de Espacio Público, pretenden “Consolidar urbanísticamente el espacio público
de los subsistemas viales y de transporte, a través de acciones integrales de diseño
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La hipótesis de trabajo del semillero plantea que entre las estructuras de movilidad y de
espacio público existe una relación estrecha que afecta e impacta a la forma física de la
ciudad y por tanto la manera en que los usuarios experimentan y perciben el espacio
urbano. Por esto se busca responder a la pregunta ¿Cuáles son las relaciones presentes
entre la estructura de movilidad del sistema Transmilenio y el espacio público que las
recibe? Como pregunta subsidiaria y producto de esta ponencia se plantea ¿Cuáles son
las calidades del espacio público producido a partir de la implantación del sistema de
Transmilenio? Atendiendo a condiciones físicas y perceptuales, en esta medida se tratará
de construir unas variables de cualificación del espacio público producto de la
implantación del elementos de movilidad en este.
Así, los objetivos de esta investigación radican, de manera general, en reconocer las
relaciones y las calidades del espacio público producido a partir de la implantación del
sistema de transporte Transmilenio, para mitigar los efectos negativos y potenciar los
positivos, de esta intervención, a la luz de la implementación de nuevos sistemas de
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Entendiendo que la ciudad está conformada por edificaciones y el espacio dispuesto entre
ellas, se reconoce entonces que las vías por las que se mueven los ciudadanos, constituyen
parte de los que llamamos espacio público. Sin embargo, nos interesa también destacar
que el espacio público va más allá de la concepción de los vacíos de uso público en la
ciudad considerando que es en dicho espacio donde se genera la comunidad y la vida
urbana. Los espacios públicos y el circuito de estructuras de movilidad están directamente
relacionados. Esto quiere decir que, si las vías fluyen, los espacios públicos son los
elementos de pausa o permanencia, donde el ciudadano puede disfrutar de otras
experiencias en el proceso de movilidad.
Considerando que la movilidad es también una práctica social que se lleva a cabo en la
ciudad como espacio físico, pero que incide en el espacio social, es imperativo revisar las
relaciones y dinámicas sociales en los espacios que han ocupado los elementos de acceso
al sistema de movilidad (Gutiérrez, 2012).
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Con miras a comprender el proceso de articulación entre los dos sistemas urbanos: el de
movilidad y el de espacio público, se eligió como caso de estudio sistema masivo de
transporte Transmilenio en la ciudad de Bogotá, sistema que se analiza a la par con las
estructuras del espacio público circundante, donde se disponen todos los accesos y
elementos funcionales y de apoyo del sistema.
Metodología
Simultáneamente se inició el estudio de caso, visitando las troncales del sistema: Carrera
10, Avenida Caracas, Calle 26, Calle 80, Autopista Norte y Avenida Suba, recolectando
la información que permitiera su comprensión física, su espacio público y las dinámicas
sociales asociadas al mismo.
Después de hacer una primera aproximación a las relaciones encontradas en cada troncal
estudiada, fue necesario revisar estación por estación, en cada troncal, buscando
caracterizar puntualmente las relaciones en cada punto de la red de espacio público y de
estructura de movilidad, describiendo así los hechos que allí se condensan. Esto se
estableció construyendo una base de datos que relaciona los aspectos físicos y cualidades
de cada una de las estaciones Transmilenio, consignándose detalles de la estación, como
número de vagones, posición de sus salidas; también se plantearon situaciones frente al
espacio público como si su respuesta formal era andén, plaza, parque; la existencia de
ciclo ruta u otra forma física de relación del sistema de movilidad con sus bordes urbanos.
Además, se indicó, en el mismo cuadro, las diversas dinámicas urbanas que se llevaban a
cabo en estos espacios públicos tales como flujos de personas, uso o apropiación de los
ciudadanos sobre estos espacios urbanos.
Complementario a ello se analizó el estado del mobiliario urbano, cualidades que desde
lo físico permiten evidenciar no solo situaciones de apropiación sino también condiciones
de seguridad dadas por la iluminación, la accesibilidad y el flujo peatonal; por otro lado,
como condición perceptual se encuentra la vida urbana o el nivel de apropiación, uso y
permanencia en el espacio público. A estas cualidades y paralelo a las relaciones sistema
de movilidad- espacio público se asignaron valores estimados de 1 a 5, partiendo como
nivel bajo el 1 y nivel alto el 5, en cuanto a los siguientes aspectos: vida urbana, Flujo
Peatonal, Accesibilidad, Iluminación y Seguridad, como criterios de valoración desde la
experiencia.
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Resultados
Asociada al
aporte o no que Sin aporte a la vida en el espacio público, se
VIDA URBANA hace a la 1 limita a la mejora física -materiales, mobiliario
apropiación del urbano, adecuación de rampas-. Espacio público
Espacio Publico exclusivamente de tránsito.
En estos casos, la
intervención del FLUJO Intensidad de los
sistema de 4
PEATONAL desplazamientos Alto flujo peatonal en la mayoría de estaciones
movilidad no
impactó, de manera
Permite el
NEUTRA abrupta, sobre la
acceso
estructura urbana, ACCESIBILIDAD 5
adecuado a la
permitiendo
estaciones o no Garantiza la accesibilidad
conservar las
dimensiones de los
pasos peatonales. ILUMINACION 4 Adecuadas condiciones de Iluminación
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urbanos (hospital,
Permite el
biblioteca,
acceso
universidad) o con ACCESIBILIDAD 5
adecuado a la
grandes superficies
estaciones o no Garantiza la accesibilidad
comerciales,
conectando los
flujos peatonales de ILUMINACION 5 Adecuadas condiciones de Iluminación
espacios públicos de
la ciudad. Suelen ser Genera Sensación de seguridad solo en algunas horas del
intervenidos con confianza el día por actividades asociadas al entorno
SEGURIDAD
edificios, plazas o transitar por este inmediato (comercio, universidades, vivienda,
parques. espacio o no 3 entre otras)
Asociada al
La relación insular
aporte o no que Sin aporte a la vida en el espacio público, se
hace referencia a los
INSULAR VIDA URBANA hace a la limita a la mejora física -materiales, mobiliario
espacios urbanos
apropiación del urbano, adecuación de rampas-. Espacio público
que ocupan los
Espacio Publico 1 exclusivamente de transito
elementos del
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sistema de
FLUJO Intensidad de los
transporte, que
PEATONAL desplazamientos 1 Flujo peatonal bajo
sirven para acceder
o abandonar el
sistema, y se Permite el
conecta
directamente con la ILUMINACION 4 Adecuadas condiciones de Iluminación
ciudad. De esta
manera, producen
"porciones de tierra"
en la mitad de las
Genera
vías, y se conectan
confianza el
al espacio público SEGURIDAD
transitar por este
mediante pasos
espacio o no
semaforizados o
fragmentos de Sensación de seguridad baja, alta exposición al
puentes. 1 tráfico vehicular
ocupación distinta a
la de ser espacios
utilitarios.
Generalmente los
espacios urbanos
que de esta relación Genera
se originan, son confianza el
SEGURIDAD
problemáticos, transitar por este
altamente espacio o no
peligrosos, poco
estéticos y difíciles
de apropiar por parte
de la comunidad. 1 Sensación de seguridad baja
Conclusiones
Frente a los resultados obtenidos, vale la pena mencionar que son apreciaciones
preliminares acerca de las relaciones entre la estructura de movilidad analizada y las
respuestas que propone sobre los espacios públicos que la rodean. Estas reflexiones son
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Las intervenciones en el espacio público con menor grado de apropiación y por ende que
pueden inducir a situaciones de deterioro e inseguridad para los ciudadanos son aquellas
donde el espacio público producido, es reducido o poco generoso, con condiciones de
iluminación y accesibilidad limitadas.
En general el aporte de esta investigación tiene que ver por un lado en el enriquecimiento
de la capacidad para observar la ciudad como un evento en construcción en el que
confluyen varias estructuras físicas e intangibles. Así mismo, dicha observación nos
ayuda a la comprensión de la ciudad como una relación de sistemas que se presentan
como constructores del espacio urbano, a la vez como de sociedad y comunidad cuya
experiencia es más agradable dentro del territorio que habita.
Bibliografía
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María Victoria Sabbadini, Claudio Sebastián Labra, Facundo Rouco Oliva, Juan
Francisco Freijo, Mariela Alejandra Delgado
FADU, UBA
Introducción
El presente trabajo tiene por objetivo abordar una serie de problemáticas urbanísticas, de
planificación, gestión, y aplicación normativa, implícitas en la traducción de un modelo
de ciudad propuesto por el Plan Director de Buenos Aires (PDVA) –plan- a una
reglamentación concreta plasmada en el Código de Planeamiento Urbano (CPU) –norma-
y los resultados materiales –arquitectura- de este proceso en la ciudad.
El 19 de junio de 1962, mediante decreto 9064/62, se aprueba el PDBA que tendrá por
objetivo resolver los problemas del desarrollo urbano y el planeamiento orgánico del
municipio1. Siendo el primer plan que aborda de manera integral tres escalas de análisis
(región, área metropolitana y urbe), este documento puede considerarse un hito en la
historia urbana de la Ciudad de Buenos Aires. Quince años más tarde se sanciona el CPU
(1977), instrumento normativo que surge del PDBA y legislación vigente que regula el
crecimiento de la Capital Federal. Este recorrido requiere de interpretaciones para adoptar
cada formato; incluye actores diversos dentro y fuera del ámbito institucional; e involucra
procesos con tiempos que corren a distintas velocidades.
1
Boletin Municipal. Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, 1962
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a) El catastro
b) El tejido urbano
c) Las tipologías urbanas
d) La densidad
e) La permanencia y la renovación
f) Los actores sociales.
Del abordaje del tejido y la normativa, emana una serie de contradicciones entre la ciudad
deseada y la ciudad existente, implícitas en las regulaciones impulsadas en los distintos
periodos históricos. Estas variables interrelacionadas, suman a su vez mayores
complejidades en cada ciclo al incorporar con el paso del tiempo nuevas legislaciones,
nuevas ideas de ciudad en respuesta a las problemáticas de la ciudad existente,
densificaciones, y variables del tipo cualitativas como la renovación y permanencia del
uso del suelo o la aparición de nuevas funciones inherentes a los cambios
socioeconómicos y culturales.
1. Contexto histórico
130
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que tendrá a su cargo “el estudio de los problemas del desarrollo urbano de la ciudad,
proponiendo las medidas necesarias para el planeamiento orgánico de la misma”.2
Aprobado en 1962 por decreto 9064, el Plan Director se constituye como instrumento de
orientación general para los organismos municipales en cuanto a la realización de obras
públicas y a la organización de servicios de carácter urbano atendiendo a los usos de la
tierra y las densidades de la población.
A partir del trabajo iniciado por el EPBA, este plan incorpora un estudio exhaustivo de la
situación territorial, que comprende un análisis cuantitativo, cualitativo y de distribución
de la población, incluyendo estudios de sociología urbana y un análisis del uso del suelo,
de equipamientos y servicios, de red vial, tránsito y transporte, de la función y estructura
urbana, del tejido urbano y su forma, para delimitar las áreas del planeamiento, el control
2
Boletín Municipal. Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, 1962
3
Suarez, O. 1994. Planes y Codigos para Buenos Aires. 1925-1985. Buenos Aires: Facultad de
Arquitectura, Diseño y Urbanismo. UBA.
131
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de las densidades y la zonificación y definir luego las vías de acceso a la ciudad y las
circulaciones viales internas.4
En 1977 mediante ordenanza municipal número 33721, se sanciona el CPU, que propone
profundos cambios en las pautas de tejido y uso, cristalizando los lineamientos del Plan
Regulador de 1962. Esta normativa, vigente hasta nuestros días, fue sometida a múltiples
actualizaciones en función de las necesidades propias de la conformación del territorio de
la ciudad.
Esta norma aboga por la conformación de centro libre de manzana, con la obligación de
recuperarlo como suelo absorbente y acompañando las nuevas pautas de ocupación
parcelaria, con mejoras en las condiciones ambientales entre los volúmenes
edificados. Así mismo, “introduce el concepto de FOT básico para regular los
volúmenes edificables y controlar el total de población estableciendo un FOT promedio
de 1,5 muy inferior al permitido por el Código de la Edificación de 1944 pero más que
suficiente para albergar el total que indicaban las proyecciones de población hechas en
1960.”5
El CPU define tres tipologías edilicias referidas a los tipos de ocupación de suelo y su
resolución volumétrica: “entre medianeras”, “de perímetro libre” y “de perímetro
semilibre”. Las normas para edificios en torre, introducidas en 1957 y reelaboradas en el
CPU (1977), contribuyeron aún más a complejizar el tejido urbano de Buenos Aires;
tipología edilicia que continua afectando al tejido, interfiriendo en los procesos de
renovación promovidos, salvo en zonas muy acotadas de la ciudad.
4
Boletín Municipal. Municipalidad de la Ciudad de Buenos, 1958
5
Suarez, O. 1994. Planes y Codigos para Buenos Aires. 1925-1985. Buenos Aires: Facultad de
Arquitectura, Diseño y Urbanismo. UBA.
132
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2. Catastro y tipología
Los polígonos circundantes a las plazas centrales de Flores y Belgrano surgieron como
pueblos independientes exentos y equidistantes al casco histórico de Buenos aires,
anexados a la ciudad en el proceso de conformación territorial, con infraestructuras y
condiciones equiparables, pero arrojando características disimiles ya distinguibles para el
año 1940, que acentuaran sus diferencias con la aplicación de la normativa posterior.
Estas características determinaron su elección como casos de estudio.
El polígono delimitado por la Av. Cabildo y las calles Mendoza, Arcos y Sucre
presentaba alrededor del año 1940 un tejido conformado principalmente por edificaciones
semiexentas o exentas, chalet, casa vestíbulo, villa suburbana, petit hotel etc. Con la
particularidad de la presencia de la parroquia “Inmaculada Concepción” y los actuales
museos Sarmiento y Larreta.
El polígono delimitado por las calles Caracas, Bacacay, Bolivar y Ramón Falcón
presentaba alrededor del año 1940 un tejido carpeta de características herméticas con el
predominio de las tipologías de casa chorizo, casa de patios, vivienda en hilera, casa de
altos y edificios de renta. Destacan en la trama la Basílica de San José de Flores, el Banco
nación, la línea ferroviaria del FF.CC. Sarmiento y la estación Flores.
La trama, articulada en torno a la plaza San José de Flores e intersectada por el corredor
de Av. Rivadavia y la línea férrea, se conforma por manzanas regulares de 120 m de lado
y un parcelario de menores dimensiones en comparación a Belgrano.
6
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, 2005.
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El catastro está definido por un proceso histórico de gran complejidad, en donde puede
afirmarse que las tipologías, desarrolladas de forma orgánica a lo largo de la historia,
determinan las dimensiones parcelarias, definen y condicionan el plano catastral de la
ciudad. En este proceso de conformación y sustitución de tipos, el lote se fue dividiendo
(por motivos económicos, de densificación, etc) en función de la expresión mínima
tipológica existente y dando lugar a la fragmentación en lotes más pequeños.7
Podemos inferir sin embargo, que con el correr del tiempo, el catastro condicionó la
aplicación de las nuevas tipologías introducidas por el CPU. Éste es una condición
histórica de la ciudad donde la normativa ha tenido poca injerencia.
En este sentido la propuesta edilicia del CPU impacta de manera distinta en el territorio
de Belgrano y Flores.
El desarrollo catastral del casco histórico de Belgrano posee manzanas con parcelas de
grandes dimensiones, producto de tipologías asociadas a los asentamientos periféricos de
7
Diez, F. 1997. Buenos Aires y algunas constantes en las transformaciones urbanas . Buenos Aires:
Belgrano.
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fines de siglo XIX (Chalet). Tanto el Código de Edificación de 1944 como el CPU,
encontraron en esta conformación, un ambiente favorable para la construcción de
edificios en altura “de perímetro libre”, privilegiado por una normativa que pondera una
mayor densificación para este tipo, en comparación con la tipología “de entre
medianeras”. Esta posibilidad de renovación cobra relevancia con la ley de propiedad
horizontal, y en función del aumento de los factores de ocupación para la tipología de
perímetro libre.
3. Tejido y tipología
La conformación del tejido urbano como hecho histórico tangible, es resultado de las
relaciones complejas que se establecen entre las herramientas de gestión y las variables
que influyen en el desarrollo de la ciudad. En este sentido analizar el tejido construido de
la ciudad real será de extrema utilidad para la comprensión de la estructura de los hechos
urbanos.
Según Rossi “entre tipología edificatoria y morfología urbana, existe una relación binaria
y el poner en claro esta relación puede llevar a resultados interesantes”8; estableciendo un
vínculo indisociable entre la tipología edilicia y la conformación del tejido urbano.
Continuando con esta línea Fernando Diez, dice: “Si algo define a un tipo edilicio es la
manera en que este se relaciona con el sitio y ocupa un lote urbano (…) el tipo contiene
8
Rossi, Aldo. 1971. La Arquitectura de la Ciudad. Barcelona. Editorial Gustavo Gili S.A.
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implícito un principio de agregación, una manera en que los edificios se agrupan para
producir un todo mayor: el tejido edificado”9.
De acuerdo a los autores citados podemos inferir la importancia del vínculo establecido
entre estos dos elementos; la tipología y el tejido, presentan una relación de
interdependencia, donde el tipo se constituye como célula mínima en la construcción del
tejido urbano y lleva implícita una idea de ciudad que le es intrínseca. Como se hizo
mención en el punto anterior el catastro también influirá sobre la conformación del tejido
y la constitución de la tipología pero no es menester de este apartado ahondar en ese
aspecto.
“El pasado es en parte experimentado ahora y, desde el punto de vista de la ciencia urbana,
puede ser este el significado que hay q dar a las permanencias; estas son un pasado que
aun experimentamos.”11
9
Diez, F. 1997. Buenos Aires y algunas constantes en las transformaciones urbanas . Buenos Aires:
Belgrano.
10
Rossi, Aldo. 1971. La Arquitectura de la Ciudad. Barcelona. Editorial Gustavo Gili S.A.
11
Ibíd.
12
Diez, F. 1997. Buenos Aires y algunas constantes en las transformaciones urbanas . Buenos Aires:
Belgrano.
136
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Como ya hemos hecho mención durante la década del 1930, desde el ámbito académico
fundado en los idearios del movimiento moderno, se desarrollan fuertes críticas a la idea
de ciudad, contenida por dicho digesto, y la conformación del tejido edilicio que parte de
estas tipologías propiciaban. Abriendo paso así a la constitución del Código de 1944 que
introduce, al marco normativo, nuevas tipologías edilicias de corte modernista: edificio
en torre y tipologías de edificios pabellonales, como así también mayores restricciones en
cuanto a la ocupación del suelo aumentando, en contraposición, las densidades edilicias.
Ya con el CPU (1977) y luego de importantes procesos densificatorios, con una ciudad
consolidada, se introducen nuevas tipologías al marco regulatorio: edificio entre
medianeras y edificios de perímetro libre.
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vínculo con la tipología y el tejido, abona a una mayor comprensión del complejo paisaje
urbano de nuestra ciudad que es heterogéneo y diverso, y en el cual conviven distintas
ideas de ciudad.
4. La ciudad existente
Es innegable que las distintas comisiones y equipos de trabajo han realizado logros
invaluables en el proceso de acondicionamiento del espacio urbano, mejorando su
habitabilidad y accesibilidad, buscando conciliar de forma incesante a los diversos actores
sociales sobre la ciudad, que es por definición el espacio de poder y escenario del
conflicto social propio de una sociedad plural y democrática. En el desarrollo del trabajo
se han manifestado los limites de la legislación y la normativa a la hora de determinar el
destino y el desarrollo de una ciudad.
Abonando al concepto de palimpsesto urbano, Buenos Aires es hoy una sucesión de capas
donde conviven los procesos de renovación, en parte, ajenos a la ciudad histórica, y un
tejido de permanencia que por su valoración social o su resistencia al cambio no se somete
a la visión ideal que cada uno de los procesos normativos llevados a cabo proyectó, según
lo que se creía correcto y certero en su tiempo para poder erigir la ciudad deseada,
homogénea y ordenada que supondría por fin un producto acabado libre de conflictos y
problemas.
Se hizo hincapié en este trabajo en las variables de catastro, de propiedad del suelo, de
generación y superposición de tejido sobre tejido y se arrojaron hipótesis sobre cómo
estas variables afectaron sobre el desarrollo de los barrios de Flores y Belgrano,
considerándose estos como sumamente representativos. Es innegable que estos factores
influyen y en gran medida, pero lo cierto es que los resultados varían completamente de
acuerdo al modo en que estos se barajen en otros fragmentos urbanos, basta con tomar
barrios donde estas variables se cruzan de formas alternativas y donde el CPU tuvo un
alto grado de incidencia para detectar fenómenos con particularidades propias.
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Pese a los esfuerzos de ordenamiento que llevó a cabo el CPU, el resultado es errático,
plural, diverso. La renovación es una capa más que se le adhiere al paso del tiempo,
fundiéndose en la ciudad real; la pregunta que nos planteamos seria, porque no pensar un
código que vea a la ciudad, no como un campo de renovación sino de permanencias y que
asuma su heterogeneidad como el modelo al que apunte la norma.
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Bibliografía
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Santiago Barbich
CONICET-Facultad de Ciencias Naturales y Museo, División Arqueología, UNLP
noestusombra@gmail.com
Ezequiel Gilardenghi
Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, UBA
bubalev@gmail.com
Año 2077. El comandante de la NASA Jack Harper (Tom Cruise) chequea su rumbo: las
coordenadas de Titán, una de las 9 lunas de Saturno, son correctas, no debería tardar más
de 2 hs en llegar. Si bien sabe que son sus últimas horas de vida, también tiene la certeza
que la tierra depende de él. Las dos horas transcurren frágilmente por el espacio exterior.
Un movimiento leve lo sacude fuera de algunos recuerdos pasajeros y una voz metálica
le da bienvenida: “te esperaba…”. Sin poder manejar los controles de su nave, esta se
adentra por un pasillo luminiscente y luego de unos minutos llega a una cámara vacía en
cuyo centro resalta una figura rectangular similar a una pantalla de computadora. “Sabía
que tarde o temprano te darías cuenta…”. Jack, que ya no presentaba signos de
nerviosismo, sonrió. Casi como un acto reflejo, accionó aquel botón rojo sabiendo que
destruiría la nave y todo a su alrededor. La destrucción del “cerebro” terminaría no solo
con su sufrimiento sino también con miles de cuerpos ajenos a él, incluyendo aquellos
drones y cyborgs a miles de kilómetros de distancia, con algunos de los cuales había
compartido su niñez. En su última milésima de segundo de existencia vio cómo se destruía
el cerebro pensante que controlaba el accionar de los miles de cuerpos robóticos en la
tierra e imaginó a estos cuerpos cayendo inertes sobre el suelo…
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(Zarankin 1999, 2002). Esta propuesta plantea similitudes con lo que Daniel Miller
denomina Estudios de Cultura Material, en donde se intenta ir más allá de las divisiones
disciplinarias y de las concepciones utilitaristas de la materia, y abordar lo material como
eje transversal en el estudio de las sociedades humanas. En estos estudios se pone el foco
en el mundo artefactual, sin necesariamente anclarlo a una teoría general de los artefactos
o de la cultural material, evitando un reduccionismo que puede generarse al estudiarla
desde los límites y fundamentos de una disciplina en particular (Miller 1998). Este
razonamiento va de la mano con la concepción de un mundo líquido que fluye cuyas
barreras son permeables y permiten la relación de objetos y sujetos antes explícitamente
diferenciados (Bauman 1999). Pretendemos a partir de esto transitar por una ciencia
líquida donde no primen los objetos de estudio prefijados sino las relaciones entre ellos y
con los humanos con los que interactúan.
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capacidad para generar, manipular y modificar las relaciones que se dan dentro de ese
fenómeno (social y material) que es el estadio.
Con la arqueología conductual en los años 70, surge la idea de que toda conducta humana
implica materialidad. Es decir que no hay acciones o interacciones que se den por fuera
de una materialidad y de un espacio material, social e históricamente construido: la
cultura material es parte inseparable de la conducta humana (Reid et al. 1974, Schiffer
1975, 1976). En este sentido la arqueología, en tanto disciplina que estudia la relación
entre conducta y materia, emerge como la ciencia de la materialidad por excelencia (Olsen
2003). Es así que consideramos a los estadios como nuestro registro arqueológico, como
una materialidad plausible de ser estudiada para comprender ciertos aspectos de la
conducta humana. Si bien para muchos científicos sociales, incluso colegas arqueólogos,
un trabajo que no implique excavaciones o el estudio de objetos antiguos no puede ser
llamado arqueológico (Trigger 1989), nosotros no compartimos esta posición ortodoxa y
consideramos que una arqueología del presente y lo cotidiano puede ser útil para entender
procesos sociales, generar ideas sobre conductas, comportamientos y, de esta manera,
contribuir al entendimiento de las sociedades humanas.
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El estudio que pretendemos llevar a cabo en esta instancia se basa en dos postulados
teóricos que son a la vez caras de una misma moneda. En primer lugar, partimos de la
consideración del estadio como objeto que tiene agencia. Agencia, entendida como la
habilidad o posibilidad de ciertos seres de elegir y reflexivamente monitorear acciones y
de ajustar su entendimiento del mundo en consecuencia. La materialidad como agente
dota de poder a los individuos, permitiéndoles cumplir objetivos, pero también los enreda
de maneras no anticipadas, poniendo a prueba sus conocimientos, disposiciones y
restringiendo sus capacidades (Nielsen 2015). Las cosas, objetos, paisajes, poseen
cualidades reales (poseen una fisicalidad) que afectan y moldean tanto nuestra percepción
de ellos como nuestra cohabitación con ellos (Olsen 2003). De esta manera, considerando
al estadio como agente activo en interacciones sociales, prestamos especial atención a
aquellas prácticas que su arquitectura y su materialidad habilitan o aquellas que restringen
y prohíben, es decir, cómo el estadio construye una espacialidad que impone y cancela
ciertas prácticas (no solo movimientos) así como permite y propone otras. En esta
concepción, los objetos poseen “affordances” (Gibson 1979, Knappett 2005, Ingold
2011), ciertas características que conducen la acción humana, proveen un rango de
experiencias sensoriales (y excluyen otras) y establecen obligaciones en las personas en
la manera en que nos relacionamos con objetos y con otras personas a través de esos
objetos (Gosden 2005).
Siguiendo esta línea, otros autores han desarrollado herramientas conceptuales similares
que destacan la agencia de los objetos que habitan, como los humanos, el mundo. Schiffer
(2011), por ejemplo, afirma que las cosas poseen capacidades, competencias o
habilidades que pueden ser ejercitadas en situaciones concretas (“características de
performance”). Esta definición complementa el concepto de affordance al ser considerada
una propiedad relacional, es decir que existe en tanto y en cuanto se manifiesta a partir de
interacciones particulares en momentos determinados. Mientras el affordance es una
propiedad inherente al objeto, disponible para ser usada, que se basa en las características
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La agencia distribuida
La otra cara de la moneda la constituyen aquellas personas que interactúan con ese estadio
y experimentan, a través de su cuerpo, su “affordance”. Pretendemos estudiar cómo actúa
la agencia de los individuos, es decir, cómo viven a través de sus cuerpos la diagramación
del espacio y la materialidad en el estadio, no como receptores pasivos sino como actantes
que contribuyen a la construcción de esta práctica. Según Merleau-Ponty (1962) el cuerpo
es el lugar de la experiencia a través del cual se está en el mundo, y este estar-en-el-mundo
se aprehende y entiende a través de diversas tareas y acciones que se llevan a cabo a partir
de las posibilidades materiales y espaciales a las que el cuerpo accede (Olsen 2003). Al
mismo tiempo que el cuerpo vivencia ciertas normas (espaciales, materiales, sociales,
etc.), las naturaliza y las reproduce, sin embargo su rol no es pasivo, es decir, no es solo
un receptor y ejecutor de las imposiciones o configuraciones del estadio, sino que también
las reinterpreta y resignifica generando nuevas prácticas sociales.
Como dijimos, estos dos focos no son separables sino son dos caras de la misma moneda.
Ambos, en tanto procesos que suceden a la vez, sin uno de los cuales el otro no tiene
razón de ser, constituyen el estar-en-la-cancha . Es en esta complementación que las cosas
llegan-a-ser (Ingold 2011): los seres y las entidades no existen a priori sino que surgen en
correlación con otras cosas, seres y entidades de diferentes características y fisicalidades,
en palabras de Ingold: las cosas son sus relaciones. No hay sustancias o esencias que se
conecten desde sus individualidades, sino que los objetos y los sujetos se constituyen
mutuamente. Para Ingold, esta constitución relacional de las cosas se entiende como un
campo de líneas entretejidas o malla (meshwork), que cobra importancia a partir de
permitir relaciones de igual grado entre sujetos, objetos y entidades, los cuales, como
dijimos, no se relacionan desde sus características inherentes sino que actúan cómo líneas
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Esta malla dota a todos los actantes de relevancia ontológica a partir de considerar una
agencia distribuida (Latour 2005), donde la acción de un actante genera otras acciones en
otros actantes (sean estos objetos, humanos, animales, etc.).
Los objetos, en este caso la arquitectura y la espacialidad, no son solo un medio para
llegar a entender algo más amplio como “la cultura” o “la sociedad” (Olsen 2003, Gosden
2005). Es decir que no necesariamente reflejan o representan otras cosas. En el caso del
estadio este no refleja las normas, leyes y ciertas características de la sociedad, sino que
las construye en la práctica que se performa en él. Es nuestro objetivo ver más allá de la
materia como una cáscara o como un elemento que está ahí en representación de otra
cosa; aquí pretendemos volver a poner el foco en el objeto en sí y en su rol como productor
de las relaciones sociales.
Ahora bien, a los fines de un trabajo como el que pretendemos llevar a cabo debemos
partir de ciertos elementos observables. Dichos elementos tienen una fisicalidad y serán
los puntos de partida para comenzar a relacionarlos y enredarlos, para entender cuáles son
sus conexiones con otros elementos en una práctica específica (Hodder 2011). Estos
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elementos que definimos en principio como punto de partida de nuestro análisis son: el
estadio como un todo (como un edificio), las entradas, escaleras, paredes, asientos,
escalones, rejas, para-avalanchas, baños, playones y campo de juego. Nos focalizaremos
en estos elementos no solo según la función para la cual fueron construidos sino también
considerando qué implicancias y nuevas prácticas tienen y generan para con los cuerpos
que experimentan en el estadio y lo construyen cada vez que lo usan.
Bibliografía
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2010 In defense of things. Archaeology and the ontology of objects. Lanham: Altamira
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satiata: teoría social en arqueología latinoamericana contemporánea, editado por A.
Zarankin y F. Acuto, pp: 239-272. Editorial del Tridente, Buenos Aires.
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Lucas Barreto
Antropología. FFyL-UBA.
lucasebarreto@hotmail.com.
Introducción
Nuestro trabajo se posiciona dentro de los debates sobre la naturaleza del estado, al
proponer desarmar los enunciados que afirman la separación del mismo con respecto a la
sociedad civil. Consideramos que la visión reificadora sobre el estado se diluye por
procesos cotidianos que expresan una porosidad y mixtura en lo que se da por entender
como esferas escindidas entre instituciones de gobierno y dinámicas sociales. Ahondamos
en la materialidad de los documentos en tanto “tecnologías de poder”, con el fin de
mostrar las interrelaciones entre estado y sociedad civil.
En el primer apartado, definimos al estado como proceso y proyecto político, para luego
avanzar hacia cómo los efectos de legibilidad junto con los efectos de identificación
tienen lugar al interior de un asentamiento planificado de La Matanza, en tanto la
producción de lenguajes y conocimientos para la clasificación y regulación de sujetos se
entrelaza con las maneras contradictorias en que los pobladores son definidos y disputan
una categoría que los incluya como ciudadanos de derecho.
Luego comenzamos nuestro análisis describiendo las experiencias diversas y los modos
distintos de producir el espacio en un barrio de la Matanza. Nos referiremos al
“Asentamiento Planificado González Catán” (APGC), ubicado en Virrey del Pino, a 35
km de Capital Federal. Explicamos el contexto en el que surge el barrio, la constitución
de los distintos sectores, además de las particularidades geográficas que condicionaron
las experiencias y modalidades organizativas.
Por otro lado, la diferenciación de otros sectores como no pertenecientes al “barrio”, una
cuestión reforzada y sostenida en virtud del acceso al boleto de compraventa, el plano del
APGC y la chequera.
Por último, el apartado dedicado a Celia nos permite observar las maneras en que lo
“legal” y lo escrito son contorneados mediante prácticas cuyas lógicas, por precarias y
contradictorias que parezcan, producen nuevos sentidos sobre la legibilidad e
identificación del estado.
El marco de estas relaciones y procesos elegidos son los documentos que se (des)poseen,
circulan y se utilizan en la vida cotidiana. La práctica de clasificar, incluir o excluir de
programas, políticas y recursos está fuertemente delimitada por la posesión o ausencia de
documentos y papeles, (des)posesión que concluye en modos de definir subjetividades
políticas y ciudadanas desde las propias instancias estatales. Sin embargo, los propios
sujetos afectados llevan a cabo creativas maneras de confrontar con lo que es entendido
como injusticia, un derecho no contemplado o un mal manejo gubernamental. Esta
dinámica expresa a las claras cómo en los propios márgenes se reconfiguran los límites
de lo que es entendido como un vigoroso sentido de estado: allí, en complejos y
ambivalentes procesos, los límites conceptuales del estado son extendidos y restablecidos,
además de cuestionados y desafiados (Das y Poole, 2008).
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Sin embargo, la fetichización de los documentos (Gordillo, 2006) convive con momentos
en donde el reconocimiento de la situación de precariedad y la necesidad de ejercer
presión para obtener derechos postergados se hacen palpables. El poder del papel es
configurado estratégicamente y desbordado por maneras de acción colectiva desafiantes
sobre la legitimidad de lo legal. Así, los documentos –oficiales, fotocopiados, resultados
de operaciones formales e informales– son manipulados por quienes los poseen para
reconfigurar una situación desventajosa u obtener cierto rédito. Los papeles inscriben (no
sólo “escriben”) y esas inscripciones, además de perpetuarse y durar, están
umbilicalmente entrelazadas a narrativas y experiencias de sus poseedores que aportan
significatividad a la mera materialidad de su formato (Dumans Guedes, 2013).
1
Decreto acordado por los representantes del Ministerio de Economía de la Provincia de Buenos Aires, el
Banco de la Provincia de Buenos Aires, la Unidad Ejecutora de Reconstrucción del Gran Buenos Aires y
la Secretaría de Tierras y Urbanismo de la Provincia de Buenos Aires.
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Buenos Aires materializaría. A partir del 26 de julio de 1997, confluyeron allí familias de
distintas procedencias, produciendo un mosaico de experiencias y configuraciones
sociales en una coyuntura apremiante por medidas económicas cuyos efectos se traducían
en aumento del desempleo, disgregación de los circuitos productivos, descentralización
del papel del estado y pobreza urbana.
A su vez, encontramos habitantes del APGC que desde finales de 2004 en adelante se
instalaron de manera informal al tomar o comprar lotes sin regulación a intermediarios
no gubernamentales, quienes cumplían el rol de referentes o eran los dueños legales de
predios privados. Hasta entonces, el sector del fondo del asentamiento no estaba del todo
loteado, ya que por catalogarse como zona inhabitable la región cercana al arroyo no fue
2
Préstamo Plan Provincial de Regularización Dominial.
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Al iniciar una entrevista pautada con una familia del sector del medio, Cristian –50 años,
albañil y vendedor ambulante de películas “truchas”– comenzó a enunciar su condición
de dueño “legítimo” del terreno y la vivienda. Su discurso sostenía un proceder legal en
los términos que imponían los entes gubernamentales para el acceso y adjudicación del
plan de tierras al que se inscribieron en 1999. Ordenó a su esposa que busque una serie
de papeles3 que afirmaban su titularidad y correcto proceder. Justamente la presentación
y la obtención de certificados, recibos y todo un conjunto de documentos en distintas
dependencias estatales y oficinas del sector privado forman parte del proceso burocrático
que sustenta el acceso a la vivienda por circuitos legítimos. Se trataba de probar, no sólo
a partir de relatos y vivencias experimentadas durante los años de producción barrial, sino
a través de evidencias concretas, construidas en ámbitos estatales (Dumans Guedes,
2013).
En los vínculos con las burocracias estatales, en las formas cotidianas en las que se
concretizan los derechos y obligaciones se definen los principios de la inclusión o
exclusión en la comunidad política, los modos en que se forjan los sentidos de pertenencia
(Wanderley, 2009). De alguna manera, la posesión de un documento avalado y obtenido
en las oficinas públicas mediante la interacción con personal gubernamental actualiza el
sentido de formar parte del circuito de lo “legal” y de la comunidad política nacional.
3
El boleto de compraventa es considerado un contrato de acuerdo al código civil, el cual establece la
posesión legítima del inmueble. La transferencia del dominio será acreditable, de todos modos, mediante
escrituración pública, proceso judicial que todavía no ocurrió en Nicole. Fuente:
http://www.orientacionlegalparatodos.com/?p=1209 (consultado el día 3 de abril de 2017)
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La posesión del boleto de compraventa y la chequera, además del plano del APGC con la
ubicación de cada lote, funcionan como instrumentos que no sólo envisten a aquel que
los posee de percepciones fetichizantes, por la invisibilización de las desigualdades y los
aspectos sociales precarios en los que se encuentran. Estos instrumentos, a la vez, llevan
a los sujetos a resaltar la propiedad de la vivienda como categoría de ciudadanía por sobre
otras dimensiones, contorneando una situación de legitimidad frente al estado y frente a
otros vecinos del barrio. Ello produce efectos de inclusión/exclusión dentro de la
comunidad que desestructuran una vinculación local, la cual debe ser siempre negociada
y reconstruida por las divisiones persistentes. La pertenencia a una categoría nativa –la
de vecinos del barrio, ser del barrio– opuesta al de otras familias del APGC –sean vecinos
politizados o aquellos que ocuparon el sector del fondo o los espacios verdes–, se
interrelaciona con otra oposición que la estructura, la de barrio vs asentamiento. Esta
oposición se enmarca en las percepciones vertidas sobre experiencias, objetivos y
posesiones distintas.
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Acá no es como que vinimos nosotros, marcamos y agarramos este pedazo y chau.
No. acá ya estaban los mojones y hubo agrimensor, todo [...] No es que nos metimos-
Asentamiento ¿qué es? Cuando vos vas y usurpás un lugar. Eso es asentamiento ¿Me
entendés? Todo lo que vos vas a pagar no es asentamiento. Asentamiento es cuando
vos vas y tomás la tierra. Acá no se tomaron las tierras. Acá nos mandaron. Con
esto [el boleto de compra-venta]. Y con una chequera. Para pagar en el banco”
[Cristian, vecino. El resaltado es mío]
Observamos cómo se abre una diferenciación entre aquellos que vinieron de tomas de
tierra en regiones de La Matanza, villas empobrecidas y aquellos que no realizaron
acampes o conflictos sino más bien procedimientos en circuitos establecidos desde
ámbitos gubernamentales. Los papeles terminan operando como productores de otredad,
excluyendo a ciertos sectores de habitantes del barrio a partir de la construcción de
categorías diferenciales.
Quienes habitan las zonas cercanas al arroyo, los del fondo, concentran de parte de los
otros sectores una identificación estigmatizante que traduce la situación de desprotección
en términos de políticas estatales y de distribución equitativa de recursos y derechos.
Norbert Elias (2003) demostró las agudas divisiones que se establecen entre grupos
sociales asentados en distintos momentos históricos los cuales comparten el mismo
espacio urbano. Los primeros –establecidos– se consideraban, en términos de poder,
prestigio, lazos afectivos y experiencias, mejor posicionados y por ende, dominantes
sobre los nuevos grupos, al punto de adscribir a los nuevos –forasteros– una carencia
social, cultural, hasta humana. En esta figuración social uno de los aspectos principales
era que no existían diferencias étnicas, ni de clase social. Expresaban su superioridad en
prácticas de exclusión y otros recursos que reforzaban la cohesión grupal, la
identificación con ese sector colectivo y las normas de auto adscripción.
En nuestro caso de estudio, los entrevistados que pertenecían al sector del medio se
referían a los pobladores del fondo de distintas maneras, pero siempre bordeando
categorías sociales ligadas a la carencia y negatividad. Por lo general, las familias que
habitan este tramo precarizado del espacio urbano son caracterizados como individuos
provenientes de países limítrofes. Hacia allí se concentran denuncias referidas a la
inseguridad y la venta y consumo de drogas: las miradas están puestas en los del fondo
como los sujetos causantes de la catalogación del APGC como “barrio peligroso”. Se
excluyen a los habitantes del fondo de los programas y recursos que los referentes con
mayor prestigio y poder gestionan, así como de las decisiones colectivas de otros sectores.
Incluso he escuchado razonamientos relacionados con su no pertenencia al espacio local:
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Me interesaba conocer la narrativa de algún vecino del sector del fondo y pude acceder a
la palabra de Celia –de unos 30 años, separada–. Comenta que cuando llegó, en 2006, se
veía “una montaña y todo verde, re lindo”. Se ríe. Compró el terreno a un referente del
barrio e instaló una carpa mientras hacía su casa de a poco. Celia trabajaba en aquel
entonces, y la información acerca de los terrenos a la venta la consiguió gracias al aviso
de su hermana, quien estaba viviendo en el fondo. Frente a una acotación mía sobre si la
transacción fue “no legal”, contestó tajante “si vos comprás algo es legal”: el referente le
dio el boleto de compra-venta, una fotocopia o un comprobante que imita el documento,
por lo que no había ningún elemento por el cual desconfiar. Esta transacción, que podría
desde un lente externo verse como irregular, ilegal, no acorde, es fundamentada y
defendida por Celia. “si vos comprás algo es legal… es legal”. La eficacia –y legitimidad–
del papel está dado no sólo por su contenido sustantivo o su valor legal, sino por las
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narrativas que Celia es capaz de accionar y probar, en este caso, por una transacción que
se inició de palabra con un referente de peso –hoy alejado del lugar como resultado de
sus manejos irregulares con respecto a la venta de terrenos inhabitables, según los
vecinos– y que luego fue concretada: Celia prueba que es dueña de ese pedazo de tierra,
no sólo con el papel fotocopiado sino con su palabra y con el hecho de estar allí, viviendo
(Dumans Guedes, 2013).
Otra vecina del fondo, legitimaba la acción de tomar tierra que realizaron muchos de los
vecinos del APGC, hoy definido como barrio, acciones que quedan fuera de lo que
ingresa en los circuitos estatales: “la tierra es para vivir, para usarse. Si ocupás es porque
necesitás y si necesitás está bien”.
Vemos que la supuesta discrepancia entre la legalidad del tener papeles y sentirse parte
de un universo legítimo dentro de la comunidad por un lado, y la situación de
indeterminación, oscilación y riesgo de los habitantes de los márgenes del barrio –las
nuevas ocupaciones en sectores “inhabitables”– por otro, terminan por conformar un
mismo entramado en donde el carácter precario, las complejidades y ambivalencias de
vecinos, referentes y mismos agentes de gobierno, alimentan la ilegibilidad del estado y
sus procesos. Esta ilegibilidad, a la vez que habilita modalidades de organización y
reclamo muchas veces sectorizados y diferenciales, da lugar en ciertos momentos a
experiencias homogéneas y contundentes.
Conclusión
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Uno de los artículos que motorizó esta ponencia fue “El Gran Arco: la formación del
Estado inglés como revolución cultural” de Corrigan y Sayer (2007[1985]), en el que
entre otras enunciaciones interesantes, señalan que “los estados afirman” y “nunca paran
de hablar” (pp. 44-45). Entender la formación del estado como revolución cultural implica
poner la mirada sobre las formas, rutinas y rituales en que se constituyen y regulan las
identidades sociales como nuestras propias subjetividades. Lo que es normativo,
aceptable con respecto a actividades, relaciones y prácticas, las clasificaciones, los modos
de hacer y ser, son todos elementos que se imponen coercitivimante gracias a leyes,
instituciones y procedimientos administrativos, símbolos y rituales de estado; otras, por
su parte, son negados, cuestionados, marginalizados.
Los sentidos que documentamos en relación a los efectos de legibilidad del estado y la
capacidad de los conjuntos sociales que se desenvuelven en los márgenes dan cuenta de
una construcción que integra prácticas ritualizadas y encarnadas, sospechas y rumores,
nociones de reciprocidad, autoridad, jerarquía y obligación, en las mediaciones que se
producen cotidianamente. Los individuos deben proceder de maneras definidas en
instancias burocráticas y gubernamentales, deben poseer y gestionar documentos –
papeles- para el acceso a dialogar y presentar demandas reconocidas por y hacia agentes
e instituciones. Ello expresa cómo las particularidades quedan reguladas por medio de
leyes, registros, censos, permisos, títulos, formularios; todo un lenguaje poderoso,
organizado y contundente sobre lo que es entendido como realidad: como proyecto
totalizante y a la vez individualizador, la formación del estado niega legitimidad a modos
alternativos de prácticas y representaciones sociales y políticas (Corrigan y Sayer,
2007[1985]).
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En nuestro trabajo, los procesos locales dieron cuenta de cómo distintos actores sociales
con experiencias, intereses y posiciones diferenciales configuran maneras de expresar sus
subjetividades en los complejos vínculos con el estado. La (des)posesión de documentos
habilita una serie de estrategias (discursivas y prácticas) relacionadas con modos de
demandar al estado por derechos paralizados y de representar espacial y diferencialmente
su lugar dentro de la trama vecinal bajo categorías de oposición como
barrio/asentamiento. Estos modos de enunciar pertenencias, diferencias y expectativas a
partir de papeles persisten fuertemente en términos de procesos de construcción culturales
anclados tanto en elaboraciones hegemónicas sobre el estado y sus circuitos o rituales
válidos como en las opciones creativas que proponen los sectores subalternos, quienes a
partir de las complejidades y contradicciones propias de las prácticas sociales encaran
diversas formas de accionar sobre su realidad y difuminan muchas veces los bordes
fijados sobre lo legal o ilegal.
Si el estado nunca para de hablar, las poblaciones decodifican de manera heteróclita sus
dichos para adaptar o realizar, a partir de tramas legítimas o fuera de ellas, nuevos
lenguajes creativos con los cuales ser escuchados.
Bibliografía
Corrigan, P. y Sayer, D. (1985). The Great Arch. English State Formation as Cultural
Revolution. Traducido como “El Gran Arco. La formación del estado inglés como
revolución cultural” en M. Lagos y P. Calla (Comps.). (2007). Antropología del Estado.
Dominación y prácticas contestatarias en América Latina. (Informe Nacional sobre
Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Cuaderno
de Futuro 23. Informe sobre desarrollo humano). (pp. 41-116). La Paz: INDH/PNUD.
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Elías, N. (2003). Ensayo acerca de las relaciones entre establecidos y forasteros. En Reis
Revista Española de Investigación Social, 104, 219-251.
Trouillot, M. (2001). The Anthropology of the State in the Age of Globalization. Current
Anthropology. 42/1, 125-138.
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Introducción
Las décadas de 1980 y 1990 representaron una verdadera “época de oro” para la
migración coreana en Argentina. La presencia de la comunidad no sólo adquiere
visibilidad en los diarios y las noticias a raíz de la ola de la inmigración coreana y su
crecimiento en las actividades económicas, sino también en el ámbito académico. Mera
(1998), Courtis (2000) y Bialogorski (2004) han demostrado las características del fuerte
agrupamiento étnico de la comunidad coreana en su espacio y sus papeles indispensables
en las etapas iniciales de la migración. En particular, Sassone y Mera (2005) utilizan el
concepto de ‘enclave étnico’1, llamado comúnmente como barrio coreano, para indagar
en el fenómeno de la concentración de la actividad comercial de la comunidad coreana
en la industria textil y el mecanismo de la red étnica que favorece tanto la inserción
económica como la cohesión étnica y socio-territorial en Buenos Aires.
1
El enclave étnico se refiere al fenómeno de instalación de inmigrantes que se concentra en un espacio
distintivo y organiza una serie de los negocios que sirven para su propia comunidad étnica y/o para la
población en general.
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argentino-coreanos. A su vez, observamos los efectos que el paisaje del nuevo enclave
reproduce en el terreno de las identidades y subjetividades. El espacio y la identidad son
nociones que están ligadas a un conjunto de prácticas y interrelaciones en las que los
migrantes forman parte y dan sentido a las vidas personales, familiares y grupales
(Arfuch, 2006). De esta manera, entendemos que la crisis del 2001 como disparador
revela una manifestación del quiebre del tejido social en la comunidad y el siguiente
proceso de transformación de identidades del grupo inmigrante. En particular, nos
concentramos en la dimensión generacional con el fin de articular procesos migratorios a
largo plazo que conllevan diversos proyectos individuales y colectivos, y
transformaciones identitarias de la comunidad inmigrante.
Para ello, trabajamos con un corpus a través de entrevistas con los hijos de inmigrantes
coreanos(entre 25 y35 años), que nos permite reflexionar sobre la variedad y complejidad
de su situación, más allá del debate de integración o asimilación. En primer lugar,
retomamos los conceptos clave para nuestro enfoque, tales como identidad, espacio,
generación y enclave étnico. A partir de los datos, interpretamos diferentes modos de
identificaciones de los jóvens mediante de las relaciones sociales, el paisaje del espacio
nuevo, y discursos cotidianos del enclave, con intención de reconstruir/sustancializar
ciertas regularidades de las identidades de estos jóvenes en Argentina desde una
perspectiva de geografía cultural.
Espacio e identidad
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Sin dudas, esta situación intensificó una doble condición ideológica y de subjetividad
para los hijos de los inmigrantes entre el sistema escolar de la sociedad receptora y las
instituciones del enclave (Mera, 2011). Es decir, aparte del sistema biopolítico de Estado
argentino (Foucault, 1991), el enclave opera no sólo para una transmisión colectiva de las
experiencias, como las costumbres y tradiciones coreanas a este grupo descendiente en
Argentina, sino también como un régimen ideológico y moral, que incluye saberes y
prácticas que regulan la vida humana a través de las instituciones asociativas, y que
interpela a los hijos como sujetos. Por ende, entre los jóvenes argentino-coreanos existen
muchos espacios mixtos, donde, sometidos a esta situación conflictiva, son obligados a
negociar su identidad, sus posiciones, sus conductas y valores.
En este artículo, incluimos a la generación 1.5 (hijos de los inmigrantes nacidos en Corea
del Sur y criados en Argentina) y a la segunda generación (hijos de los inmigrantes que
nacieron y crecieron en Argentina). Sobre la cuestión generacional, Maristella Svampa
(2001) define las generaciones a partir de experiencias históricas compartidas que
diferencian a unos grupos sociales de otros. En este sentido, consideramos que estas dos
generaciones son grupos centrales que comparten una experiencia socio-histórica y
cultural dentro de procesos migratorios, en términos amplios, pero esenciales de la vida
individual y colectiva por ‘ser hijos de los coreanos en Argentina’, que resulta como una
matriz predestinada que atraviesa su vida. Por otra parte, la apariencia asiática, la lengua
y las diferencias culturales significativas, no sólo interpelan a estos sujetos de modos
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diferente, sino también operan para desmarcar su identidad para la sociedad receptora,
donde los hijos se ven “extranjeros”, “inmigrantes” o “coreanos”, incluso cuando
jurídicamente no lo sean (Gavazzo, Beheran y Novaro, 2014).
Por un lado, es por el contexto familiar y las redes de la socialización étnica a la luz de la
crianza en el enclave étnico en Buenos Aires, que juega un rol indispensable para formar
atributos coreanos, lo cual nos permite ver una confluencia de lo genérico de las
identidades que estos jóvenes comparten. Se entiende el código cultural y étnico - que
quizá no tiene sentido ninguno o a veces no es bien visto en la sociedad receptora - y las
costumbres cotidianas provenientes de Corea. Al final, eso en menor o mayor grado,
atraviesa la vida de todos los individuos de estas generaciones de la comunidad.
Ahora bien, entonces, ¿habrá otras experiencias sociales ‘como argentino’, más allá de la
escolarización, que definan construcciones identitarias distintas a la de sus padres? En
este trabajo, postulamos que las experiencias de la crisis económica de 2001 de Argentina
hace nacer estos grupos etarios de “jóvenes argentino coreanos” como sujetos, porque
operó como un productor de las memorias colectivas e individuales, articuladas con una
trama de conciencia y sensibilidad del anclaje argentino colectivo de estas generaciones.
«Si se historizara la vida social de los símbolos nacionales en la Argentina, tanto la nación
como modo de identificación y como espacio de la experiencia compartida pueden verse
claramente en los sucesos argentinos desde diciembre de 2001 (y antes)» (Grimson,
2004:187).
Aronskind señala que la crisis de 2001 quizás haya sido el peor derrumbe social de la
historia argentina. Desde 1998 los indicadores económicos y sociales no dejaron de
retroceder y la situación económica se empeoró. En lo que respecta a la inflación y el
desempleo, durante el año 2002 cayeron el nivel de actividad, el empleo, los ingresos, las
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Es decir, la crisis 2001 no sólo no solo influyó a nivel económico del país, sino también
marcó (reconstruyeron) núcleos duros de las memorias colectivas de los argentinos,
produciendo un punto de inflexión en la historia reciente (Grimson, 2004). En este
sentido, esta crisis implica un punto de inflexión para la comunidad coreana, con efectos
sobre el flujo migratorio, la geografía urbana y las subjetividades.
Muchos de los que lograron adaptarse y aprendieron el idioma la pasaron tan mal
durante la crisis que decidieron probar suerte en otros países de América latina con
cultura similar, como México. (Sonia Kim en la entrevista de Ámbito).
Dicen que esta crisis fue como una filtración en la comunidad y finalmente las
familias con poca plata o mucha plata se quedaron: las primeras no tuvieron con qué
podría preparar la partida para instalar nuevamente en un nuevo destino y las
segundas no podían porque sus negocios y propiedades estaban enraizados
profundamente en el territorio nacional. O sea, la clase media de las familias
coreanas se fueron muchos en este momento para Corea y EE.UU.. Es que no les
quedaban otras razones para quedarse. Vinieron para conseguir mejores
oportunidades económicas y la calidad de vida. Entonces, no tuvieron más motivos
para quedarse… digamos. No sería fácil igualmente, resumirlo así, pero, los coreanos
siempre buscan y buscan para ‘lo mejor’. Nunca están satisfechos. (Directora de
instituto de Arte en la comunidad)
En segundo lugar, a nivel espacial, junto con la crisis se produjo un empobrecimiento y
decaimiento general del barrio de Baek-ku 2 . En la medida en que los inmigrantes
2
Junto con un influjo masivo de los 80s y 90s de la población inmigrante del origen coreano, la presencia
de la colectividad se resaltó en un enclave étnico ‘Baek ku’ o ‘Baek-gu’, que significa ‘109’ en coreano,
por la zona de Bajo Flores -por los alrededores de Av. Carabobo en la del Bajo Flores a Parque Chacabuco-
donde se generó una concentración de la actividad económica en el ámbito comercial de las pequeñas
empresas textiles de los inmigrantes. Podríamos observar que existen tres concentraciones espaciales como
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el eje de la vida comunitaria : las zonas de Bajo Flores, Once o la Avenida Avellaneda durante esta época.
Sin embargo, mientras las instalaciones por Once y la Avenida Avellaneda mantenían una función
principalmente de actividades comerciales del rubro textil y los relevantes, el escenario de Baek-ku fue un
poco distinto. Se encontraba una serie de negocios que comprobaba un dinamismo de la vida asociativa
intensa de la comunidad coreana a partir de elementos de vidas con determinadas prácticas cotidianas: las
telenovelas, restaurantes, bares, cantobares, iglesias, asociaciones y academias privadas.
3
‘El “gae” es un sistema que se corresponde con lo que Geertz denomina “asociacion de crédito rotativo”.
Se trata de una agrupación formada en base a un núcleo de participantes quienes concuerdan en hacer
contribuciones regulares a un fondo, el cual es otorgado, en su totalidad o en parte a cada contribuyente de
manera rotativa (Ardener, l972, citado en Bialogorski, 2004). En Argentina los residentes coreanos
continuaron utilizando este tipo de red asociativa, donde cada miembro ponía una suma, el capital
acumulado se sorteaba y se adjudicaba por mes a cada participante. Los primeros migrantes de la década
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encontraron varios fracasos debido a traiciones de algunos de los miembros que de un día
para otro se iban, estafando a todos los integrantes del Kye, desde la recesión de fines de
los ’90, que es el antecedente al estallido del 20 de diciembre. Asimismo, los efectos de
la hiperinflación, así como devaluación cotidiana, la existencia de tres monedas
nacionales y las caídas de instituciones estatales transformaron todas las nociones de
tiempo, especialmente el presente, el futuro y la planificación. Es decir, los inmigrantes
no fueron la excepción de los procesos de aprendizaje a partir de la experiencia social y
psicológica (Grimson, 2004).
La crisis repercutió en los proyectos de vida, los percepciones del mundo, los identidades,
los destinos, e incluso las construcciones de espacios a nivel individual, y a su vez al
colectivo de la comunidad. Causó una ruptura en la comunidad que se evidencia en la
dispersión espacial y también en el debilitamiento de los lazos asociativos. Por otro lado,
generó una memoria compartida con la historia reciente de Argentina y dejó marcas en
todos los miembros. Fue una experiencia social particular, recordada por quienes vivieron
esta crisis y las modificaciones imprevistas que trajo aparejada, tanto en los aspectos
económicos como en la subjetividad: ‘Somos los que se quedan aquí’. En este sentido,
podríamos llamarlo como un punto de inflexión en la historia de la inmigración coreana
y el devenir de su identidad.
de 1960 y 1970 utilizaron este sistema para invertirlo en los negocios, con sumas que en los 90 llegaron a
los 200 mil dólares.’ (Mera, 2012).
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decir, se volcaron al negocio familiar, continuando las relaciones del exterior del grupo,
y jugaron un papel importante como un amortiguador de los impactos. Sin duda,
deberíamos mencionar que los jóvenes siempre han estado presentes en estos negocios
familiares, aún antes de la crisis y que los hijos han devenido intermediarios entre los
padres y el afuera, como portadores de un conocimiento y una experiencia intercultural,
que los adultos no poseen (Mera, 2004).
Hay que tener en cuenta que al haber sido las décadas de 1980 y 1990 las de mayor llegada
de migración coreana al país, y mayormente familias, a comienzos de la década del 2000
muchos de estos hijos estaban comenzando su vida adulta. Estos jóvenes, que en algunos
casos estaban en formación profesional o en diversas áreas, con la incertidumbre de
trabajos inestables y pocas oportunidades de participación afuera, eligieron aprovechar
los factores beneficiosos del enclave para inserción económica. En particular, los hijos
varones - el primer hijo de la familia - sentían una responsabilidad profunda de sostener
a sus padres según la tradición de confucianismo.
Es cierto que otra barrera es que la discriminación por diferente color de piel, apariencia,
vestimenta o lugar de residencia nunca les permitió disimular en la sociedad argentina, lo
cual fue siempre un obstáculo para estos jóvenes, que quizás no eran inmigrantes ni
coreanos. 4 Aquí, contamos también con una percepción negativa entre estos jóvenes
sobre las carrera profesional en Argentina que su ingreso es muy poco e inestable, y no
alcanzan como un comerciante en la comunidad, lo cual resulta como un factor
desalentador como para seguir sus carreras. Más allá de eso, ‘‘nos faltó un ‘role model’
para los jóvenes que no sea comerciante del sector textil o el dueño de restaurante de la
comunidad coreana, sino otros profesionales’’ dice Hugo (Entrevistado, 35).
De todos modos, como todos los argentinos que vivieron aquella época, hubo un esfuerzo
de los jóvenes para reconstruir tanto la economía de la familia y la comunidad como la
economía del país. Las medidas tomadas produjeron un repliegue particular en el espacio
4
En el caso de Argentina, aunque el país fuera históricamente considerado como un ‘país de inmigrantes’
y se caracterizara como un ‘crisol de razas’, el predominio de la descendencia europea todavía mantenía
este discurso hegemónico de Argentina blanca (“criolla”). Así, generaba ciertos imaginarios nacionales que
implican rechazos y exclusiones a las demás etnias y razas, incluyendo inmigrantes limítrofes y pueblos
indígenas argentinos (Grimson, 2011). En esta situación, a pesar del criterio de Jus soli, la adscripción de
la membresía nacional para descendientes asiáticos como sujeto nacional en la sociedad receptora no era
fácil. El Estado coreano sigue el criterio de Jus Sanguini que las personas adquieren la nacionalidad
directamente de sus padres, y tampoco permitía la doble nacionalidad generalmente hasta recién el año
2010, la reforma de la normativa sucedió.
172
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que delineó las prácticas cotidianas de este grupo y las relaciones dentro y fuera de la
comunidad. Como lo demuestra Park (1997) en su estudio sobre los coreanos en EE.UU.,
el desarrollo exitoso de la industria textil de la colectividad coreana se basó en una red
étnica solidaria. En otras palabras, los rasgos de la industria textil que, por naturaleza,
cuentan con una exigencia laboral del tiempo y de cooperación, modificaron la vida de
jóvenes argentino-coreanos.
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Evidentemente, la inserción de los jóvenes en el enclave trajo más vitalidad a los negocios
y comercios de esta zona. Reestructuraron poco a poco la cultura de trabajo y el paisaje
en el nuevo enclave. Podríamos destacar varias tendencias en esta reconfiguración
espacial con relación a la adhesión a la identidad del grupo, la transformación de los
sentidos de la concentración y la performance de ‘grupismo’: la localización asimiladora,
la funcionalidad en el plano transnacional, la globalización/modernización junto con la
influencia de la tecnología y la formación de ‘alteridades históricas’5 (Segato,1999).
Primero, se nota una gran diferencia con respecto al barrio Baek-ku(enclave anterior),
dado que en el espacio del nuevo enclave los diálogos e interacciones entre los
inmigrantes coreanos, los argentinos, los bolivianos, judíos y otros son mucho más
frecuentes y fluidos. Así el paisaje del nuevo enclave étnico que se está formando no
presenta un límite étnico o nacional en términos de exclusividad, ni de una contraposición
entre un interior y un exterior, porque las ventajas adquiridas del contexto bicultural
permiten a los jóvenes recrear un espacio más accesible y permeable para la sociedad
receptora.
5
Las memorias colectivas ante algunos sucesos históricos, desigualmente compartidas -entre clases, grupos
étnicos, géneros y generaciones de un estado-nación- serían, en realidad, lo que compone un conjunto de la
“formación nacional de diversidad” en términos de Segato (1999). En esa formación, “alteridades
históricas” son los grupos sociales cuyo modo de ser “otros”en el contexto de la sociedad nacional se deriva
ya de la historia nacional y hace parte de esa formación específica.
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medidas más localizadas hacia el mercado argentino, cada vez más en profundidad,
porque el sector compite con los inmigrantes bolivianos que ubican sus actividades en el
mismo rubro textil. Por lo tanto, las tiendas étnicas y los restaurantes se vuelven más
abiertos para todas las categorías de consumidores; inmigrantes, locales, viajeros,
empresarios de negocios coreanos y extranjeros.
Vinculado con ese desarrollo, en segundo lugar, podemos observar también la creciente
influencia de la cadena trasnacional de las comunidades coreanas en el mundo en la
economía de la comunidad actual y sus potencialidad en la medida en que se benefician
estas conexiones y las redes transnacionales como capital social e institucional tanto al
nivel local como al global. Es decir, como sucede en otros ‘Korean town’ en las grandes
ciudades del mundo, el enclave ofrece servicios, restaurantes, colegios, inmobiliarias,
trabajo, información, etc. para la población coreana durante una estadía en Argentina o
en un proceso inmigratorio o de tránsito. Sin embargo, esto no quiere decir que garantice
un éxito económico a todos los miembros. Más allá de los beneficios en cuanto a recursos
materiales y afectivos que brinda la red, también intervienen otros elementos en el buen
rendimiento comercial, tales como las capacidades, herramientas culturales -el idioma,
modalidades adquiridas, etiquetas, códigos étnicos- de cada individuo y la familia.
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Sin embargo, ya muchos de ellos también se dan cuenta que no son iguales que sus pares
jóvenes de Corea del Sur, ni pertenecen ‘allá’ como ya observaremos en los testimonios.
Tampoco estos coreanos los entienden, porque poseen otros matrices culturales y valores
sociales que han ido adquiriendo en Argentina. Se dan cuenta rápidamente que ‘el país de
origen’ y la identidad nacional que les conservaron/inculcaron muchos los padres
inmigrantes no existe o no les ofrece el sentido de pertenencia. Como Hurh vincula la
idea de una entidad colectiva sociocultural con ‘aquellos que comparten un sentido común
de origen y destino (real o imaginado)’(en Mera, 2012), los jóvenes comienzan a
identificar/plantear una alteridad en base de los sentidos comunes dentro del espacio del
grupo donde se comparte el sentido de ‘no pertenencia’ en términos nacionales o de
Estado-nacion.
Sí, fui a Corea dos veces. Pero, no podría vivir allá. No sé cómo viven allá. Es muy
competitivo. Y son muy cerrados. ... Cuando fui la última vez, la gente se notaba que
no soy de allá por el acento y soy ‘kyopo 6’. Para ellos, somos ‘los extranjeros con
pelo negro’ O sea ni de aquí ni de allá. ..Pero estoy cómodo aquí al menos. No me
veo en otro lugar en el futuro porque ya tengo todo aquí.. (Paola, 30)
Entre nosotros llamamos ‘Coringa’ para alguien que se comporta muy coreano o
quiere parecer como coreano de allá. O sea, vos naciste acá y nunca viviste allá. No
tiene sentido para mí... ¿el contrario de coringa? ..para los que son muy
argentinizados sería ‘ Wonchu’(que significa la gente local y aborigen). Porque no
somos ni argentino ni coreano. Es una hibridación para mí (Angela, 30)
Reflexiones finales
6
‘Kyopo’ en coreano se refiere a los descendientes de los expatriados coreanos por el mundo.
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actualidad pueden ser comprendido como nuevo grupo social que experimenta
colectivamente entre los sistemas de parentesco y las dinámicas de la sociedad receptora
en una temporalidad particular a partir de las experiencias y memorias compartidas.
Bibliografía
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1. Introducción
El paso del tren presiona circuitos que activan las barreras e interrumpen el flujo vehicular
de Norte a Sur y de Sur a Norte. Cuando el tren se aleja lo suficiente las barreras se elevan,
su campana calla y el flujo vuelve a su cauce hasta que otra formación presione un nuevo
circuito.
1
Sarmiento, Roca, Belgrano Sur, Mitre, San Martín, Belgrano Norte y Urquiza.
2
La RMBA abarca la Ciudad de Buenos Aires, los 24 municipios del Gran Buenos Aires y parcialmente
Gran La Plata (Fernández, 2011).
3
Las estaciones de Once, Caballito, Flores, Floresta, Villa Luro y Liniers.
4
De Este a Oeste: Rojas (Estación Caballito), García Lorca, Donato Álvarez, Boyacá, Granaderos, Caracas,
Fray Cayetano Rodríguez, Artigas (Estación Flores), Condarco, Nazca, Cuenca, Concordia, Joaquín V.
González (Estación Floresta), Segurola, Goya, Carrasco, Cardoso, Corro, Lope de Vega (Estación Villa
Luro), Irigoyen, Barragán y Cuzco (Estación Liniers).
5
Los pasos peatonales clandestinos son aquellos que los usuarios utilizan en forma extraoficial a través de
la evasión o intervención de los vallados de protección. No cuentan con dispositivos de seguridad ni
estructura.
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a esos flujos metálicos y cárnicos permanecen estáticos: los banderilleros. Y de todas las
preguntas posibles por su experiencia particular del mundo nos atendremos a su escucha
y a su experiencia sonora.
Este mundo es un lugar de ajetreo. ¡Qué incesante bullicio! Casi todas las noches me
despierta el resoplido de la locomotora. Interrumpe mis sueños. No hay domingos.
(Thoreau, 2009: 20)
Se entiende señal acústica como la onda física que emana del movimiento y se traslada a
través de un medio, y sonido como la instancia perceptiva por parte de un oyente (Basso
et al., 2016). Dicha onda es interpretada de acuerdo a parámetros subjetivos y sociales en
los cuales la cultura cumple la función de filtro: “el oído es ante todo un órgano cultural”
(García, 2007: 63). De esta manera la percepción se constituye como una mediación entre
la realidad y la experiencia (Merleau Ponty, 1993). Es así que toda atribución de sentido
en relación al sonido está permeada por diferentes condicionantes, sintetizados en
biografías sonoras (Polti, 2012), a partir de las cuales interpretamos los sonidos del
entorno.
6
La perspectiva relacional sostiene que “no existe el espacio por fuera de los procesos que lo definen”
(Harvey, 2004: 4).
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sobre la experiencia de la movilidad dan cuenta de cómo las materialidades y los cuerpos
se afectan mutuamente, a través de la vibración (Bissell, 2010). En este sentido la clave
de este trabajo es pensarlo desde la propuesta teórica y metodológica de la acustemología
(Feld, 2013), concepto que construye al sonido como forma de conocimiento, situacional
e intersubjetiva. Sería ingenuo, entonces, concebir a los estímulos sonoros por fuera de la
infraestructura o espacio en los que son generados. Es por eso que en el marco de este
trabajo entendemos a la ciudad como un espacio sensible donde “lo sonoro puede
considerarse como parte indisoluble de la experiencia social y del medio en el que nos
movemos” (Alonso et al., 2007: 4).
Para el acceso al campo fue indispensable atravesar distintas instancias burocráticas que
comenzaron en el área de Recursos Humanos de la Operadora Ferroviaria Sociedad del
7
Se relevaron noticias periodísticas desde el año 2012 con mención al rol de los banderilleros y al sonido
en los cruces del tren Sarmiento, por un lado, y de reglamentos, contratos y estatutos, por otro.
8
Dichos registros pueden ser consultados online en https://elminibuda.com/sonidos/ (última visita
27/07/2017)
181
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1.3 El campo
9
La Operadora Ferroviaria del Estado (SOFSE) fue creada en el 2008 en el marco de la ley 26.352 con
función de la prestación de los servicios de transporte ferroviario, tanto a nivel urbano en las líneas
Sarmiento, Mitre, San Martín, Roca, Belgrano Sur y Tren de la Costa como regional y larga distancia.
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algunos peatones preguntan si está bien cruzar o si existe dentro de sus posibilidades,
miran, se alejan, algunos aprovechan para cruzar la calle al ras de la barrera, los ciclistas
y motociclistas eluden el brazo a veces con el aval del banderillero. El momento último
de advertencia es el silbato, uno o varios pitidos cuyas prolongación, secuencia,
frecuencia e intensidad son personales de cada banderillero. El silbato es menos
prescindible que la bandera, que debe ser estirada en dirección al tren que pasará, o en
caso de incidente y necesidad de detención, en alto y perpendicular a las vías o clavada
en la misma a una distancia prudencial. El pitido puede ser antecedido y procedido por la
bocina del tren y luego se genera un saludo entre colegas con la mano en alto. Si viene
otro tren del otro lado se repite la secuencia con mayor intensidad. Si es el final, el
banderillero se retira hasta una nueva campanada.
Sus herramientas son un silbato, un radio transmisor, una bandera de color rojo o verde,
el uniforme reglamentario con bandas refractarias, una capa para días de lluvia y la
incorporación reciente de linternas con luz roja para la señalización en horarios nocturnos
o días de baja visibilidad (lluvia o niebla).
10
Esta frase fue mencionada en relación a los cursos introductorios que deben realizar antes de ingresar a
la vía.
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A través de las observaciones y entrevistas, se deduce que los banderilleros suelen estar
dentro de las casillas –al menos así es en invierno-, hasta que oyen el sonido de la campana
o visualizan las luces intermitentes. Estas señales se activan a medida que el tren pisa los
circuitos, que suelen estar ubicados 800 metros hacia cada costado. Esto constituye un
indicio de la noción de simultaneidad necesaria en este trabajo. Ante la pregunta por las
marcas que indican el advenimiento del tren, la principal referencia fue la campana en
caso de estar adentro de las casillas y visual en caso de estar en la vía, tanto del propio
tren en caso de tratarse de una línea recta, como la advertencia de la bajada de brazos en
cruces contiguos. También cumple un rol determinante la noción práctica de las
frecuencias.
11
Es interesante observar que el R.I.T.O. (Reglamento Interno Técnico Operativo), citado dos veces en
entrevista como la “biblia” del operario, incluye al guarda-barrera pero no al banderillero en función de que
rige desde el año 1958. De acuerdo a las entrevistas realizadas, el banderillero constituye la categoría más
baja dentro del sistema junto al personal de limpieza.
12
Cuando el sistema automático falla los brazos se mantienen horizontales y se activan las señales visuales
y sonoras.
13
Impedir por medio de conos y estructuras plásticas el flujo vehicular hasta la normalización del sistema
de señales.
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urbano les plantea lo siguiente: “tenés que tener criterio, si la barrera está en baja, yo
me arriesgo a que me vengan a cagar a trompadas, entonces levanto la barrera igual,
las cámaras sirven únicamente para cuando no estás por algún motivo, pero cuando se
cae el cuadro de señal no aparecen” (fragmento de entrevista).
En todas las entrevistas un momento clave mencionado fue la incorporación de las nuevas
formaciones del tren Sarmiento implicadas en el plan de renovación posterior a la tragedia
de Once 14 . En el año 2014 las viejas formaciones Toshiba dieron lugar a otras
provenientes de China, generando una mejor frecuencia y la necesidad de incorporación
de nuevos banderilleros. A su vez, implicó un cambio en la relación de los trabajadores
14
El accidente ocurrido el 22 de febrero 2012 en la estación terminal de Once, donde el tren colapsó contra
los sistemas de seguridad, provocó la muerte de 52 personas y 789 heridos.
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con el entorno, en función de que esas nuevas formaciones generan menores niveles
sonoros, vibración y traqueteo. En este sentido Michel Chion (1999) postula que el sonido
debe considerarse como bisensorial, ya que afecta tanto al oído como al tacto
(principalmente cuando se unen los factores de intensidad alta y frecuencias bajas). En
días de niebla o de lluvia intensa, se destacó que los trenes se niegan a la escucha y que
la sensación de su presencia se genera cuando ya está próximo al cuerpo. El banderillero
de Irigoyen, que ingresó una semana antes de este cambio expresó: “ahora únicamente
escuchás el chiflido de aire cuando acelera o frena. Los días de niebla no se escucha y
tenés que estar mirando permanentemente hasta que está muy encima. Ahí escuchás la
señal sonora pero no ves el tren” (fragmento de entrevista).
Para finalizar, se suman los fenómenos sonoros que obligatoriamente deben realizar los
motorman o conductores a través de la bocina en función de informar su paso. De acuerdo
a los banderilleros, los motorman deberían emitir dos bocinas al salir de la estación, uno
por cruce, y continuamente si se trata de un servicio rápido. Sin embargo, existen eventos
excepcionales como un tren que en horario nocturno pasó sin luz ni emisión de bocina.
El trabajo del banderillero está catalogado como insalubre en virtud de la exposición del
cuerpo en la tarea. Mantener su atención alerta y sus órganos sensitivos libres de
protección repercute directamente en su fisiología. La imposibilidad de escapar del sonido
por medio de algún sistema de protección orgánico, como los párpados, constituye un
aliciente. La mayoría de ellos admite estar en proceso de ensordecimiento,
sintomáticamente vinculado a la necesidad de que se les repitan las palabras o la dificultad
de mantener la atención en una conversación. En uno de los casos, incluso se denunció la
aparición de sangre en el canal auditivo. Ahora bien, los controles médicos se efectúan al
momento de ingreso laboral, y no existen instancias intermedias de chequeo de las
facultades sensitivas.
Los principales elementos del paisaje sonoro que fueron identificados como perjudiciales
de su salud auditiva fueron la bocina y el paso del tren, las bocinas del tráfico15, las motos
15
Acentuado en aquellos casos que la acumulación del tránsito bloquea las calles paralelas a la vía, como
en Segurola y Nazca.
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con escape libre, la campana16 y el silbato. Tanto en Irigoyen como en Lope de Vega
también influye la autopista como generadora un fondo sonoro y señales 17 (Schafer,
1994) que son identificadas como molestas a partir de su reiteración, en especial días con
propensión a la escucha de camiones y sirenas de ambulancias y autos de policía.
De todas formas, así como ante la pregunta se plantea el problema, también existen otros
procesos aparejados: “al ruido estoy acostumbrado” (fragmento de entrevista).
Al indagar por cuál sería la disposición ideal para el trabajo del banderillero, las
respuestas marcaron diferencias en base a circunstancias contextuales. En cruces de baja
actividad el mínimo debería ser de dos banderilleros, tres en cruces de actividad mediana
y cuatro en cruces de alta actividad19. El grado de complicación se mide en base al factor
de la cantidad de tráfico, los colectivos, la presencia de camiones, el posicionamiento
sobre calle o avenida, los vecinos y los colegios circundantes. A estas actividades
cotidianas que forman parte de la identidad de cada paso a nivel se suma el
condicionamiento climático. La mención a los vecinos como factor de conflicto emergió
especialmente en el cruce de Segurola, cuyo paisaje revela edificios cercanos a la barrera.
16
En las primeras etapas del trabajo, el sonido de la campana es definido “como patadas en la cabeza”,
“un ruidito agudo, como un zumbido” (fragmentos de entrevista).
17
Schafer propone que los paisajes sonoros se encuentran compuestos por un fondo sonoro (keynote)
continuo y naturalizado, señales o sonidos figura que se desprenden de dicho fondo y marcas sonoras,
entendidas como “el sonido comunitario que es único o posee cualidades que lo vuelven especial al recuerdo
o atención de esa comunidad” (1994: 10).
18
“(…) mecanismo de adaptación que nos permite incorporar paulatinamente a nuestra vida diaria los
fenómenos de nuestro entorno hasta volverlos parte de nuestra normalidad.” (Domínguez Ruiz, 2014: 99)
19
Sin embargo, en el trabajo de campo se observó solo la presencia de uno solo en la mayoría de los casos.
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A la hora de marcar las posibilidades del cruce y liberar la vía en momentos de congestión,
el sonido junto al gesto se realizan en forma direccionada. Los peatones fueron definidos
en distintas instancias como distraídos, a partir de la utilización de auriculares, el celular
o la simple ignorancia del entorno; irrespetuosos al desafiar las señales y responder de
diferentes formas a los banderilleros (se producen burlas como gritar “penal”, “churros”
y “helados” al escuchar el silbato); y audaces, cuando deciden cruzar la vía en forma
indebida y peligrosa. Ahora bien, el silbato es una figura a través de la cual la gente se
detiene, se siente interpelada, mira. Los banderilleros perciben que mucha gente siente
vergüenza cuando se les pita en forma dirigida, porque de repente reflexionan sobre la
situación y se dan cuenta de que no están tan apurados. Incluso algunas personas sienten
que se las toma de punto, como si únicamente se les silbara a ellos.
Más allá de estas situaciones, el silbato es considerado como el dispositivo más eficaz
para solucionar estas conflictividades, en virtud de mantener libre la vía y evitar
accidentes. En este sentido, la producción sonora del silbato sintetiza en el presente las
experiencias pasadas aprendidas a través de la práctica y de los discursos.
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Con la intención de dar un cierre a esta serie de apartados, consignaré brevemente una
serie de reflexiones surgidas a partir de la aparición de los sonidos del trabajo en la
dimensión cotidiana y onírica.
Augoyard (1997) plantea que cuando el sonido predomina en un lugar pueden funcionar
cuatro procesos destacables: invasión, localización, evocación y fonurgia. Retomando
específicamente la posibilidad de evocación, se producen dos ramificaciones: la
representación sonora de un lugar ausente y la fonomnesia (escuchar un sonido que no
oigo).
También puede suceder que en días excepcionales el tañido acompañe toda la jornada
laboral a raíz de un mal funcionamiento, generando una reverberación interna: “cuando
la barrera está en baja y la campana suena varias horas seguidas después queda sonando
en la cabeza” (fragmento de entrevista). A raíz de esto, uno de los entrevistados invocó
al horror vacui anteriormente descripto al decir que “cuando me acuesto sigue resonando
la campana. El silencio me gusta únicamente cuando vengo muy quemado del laburo.
20
En la escucha participante se percibieron dos tipos de sonoridades de campanas: el paso a nivel
(campanadas espaciadas, reverberantes y expansivas) y el paso peatonal (campanilla continua, asimilable
al timbre de un colegio). Los registros que dan cuenta de esta tipificación pueden ser consultados en
http://elminibuda.com/sonidos
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Antes de acostarme apago todo y me quedo en silencio, pero mucho no me gusta porque
al toque empiezo a escuchar la campana” (fragmento de entrevista).
Ahora bien, qué sucede en momentos de ocio en días de franco o vacaciones. Como
indiqué anteriormente, las vacaciones son cada 15 meses, de 15 días durante los primeros
cinco años y a partir de allí, de 21 días. Este régimen es poco apreciado por los
trabajadores ya que genera una acumulación de cansancio y poca predisposición en los
últimos períodos laborales. En este sentido los lugares elegidos para momentos de
descanso fueron definidos: “No quiero saber nada con el tren ni con la gente, todo lugar
con paisaje, el más alto, ahí me voy, voy a todo”. Abstraerse implica escapar lo más
posible del entorno laboral y de la posibilidad de una escucha privilegiada21 (Pelinski,
2007), es decir, la “aprehensiones pasadas revividas en el presente” (2007: 7) a partir de
la escucha de un sonido que evoque el recuerdo: “El fin de semana no querés escuchar
una puta campanilla” (fragmento de entrevista).
3. Conclusiones
Las propiedades físicas del sonido, relativas a sus modos de emisión y propagación,
repercuten directamente en las modalidades de percepción. En este sentido, la experiencia
sonora se entiende como la resultante de escuchar, producir e interpretar lo sonoro, en
inseparable relación con las condiciones materiales y espaciales en las que se desarrollan
estos procesos. A su vez, dicha experiencia trasciende el espacio y el tiempo ya que es
posible representar un sonido ausente a punto tal de escucharlo.
21
Pelinski (2007) plantea tres modos conceptuales de escucha: natural, reducida o analítica y privilegiada.
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modo de alteridad: los que pasan, los que vienen, los que ayudan, los que gritan, el
motorman, el guardabarrera. Partir de lo sonoro permitió generar un extrañamiento por
ciertos elementos de la realidad asumidos como naturales y vinculantes de su posición
sociolaboral. De allí se articula la concepción de lo sonoro como un elemento del paisaje
general que interviene en su planteamiento del mundo.
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Belén López
Estudiante de la Licenciatura en Antropología Social y Cultural IDAES-UNSAM
lopez.belen87@gmail.com
A partir del trabajo de campo recabado para la realización de una tesina de grado en curso,
esta ponencia pretende indagar en las experiencias y las valoraciones de los y las
adolescentes en torno a su sexualidad, y cómo influyen en la construcción de los espacios
sociales. En este artículo se profundizará el análisis de ciertas cuestiones detectadas en el
campo a la luz de trabajos de otros autores y autoras, sobre la forma en la que al hablar
de la sexualidad, las y los chicos oponen distintos ámbitos por los cuales transitan. ¿Qué
espacios son conformados por los jóvenes como amigables para dar cuenta de sus deseos,
experiencias y conflictos sexuales? ¿De qué manera sus valoraciones sobre la sexualidad
influyen en esa elaboración de los espacios sociales?
Durante la etnografía llevada a cabo en una escuela secundaria técnica de San Martín,
entre junio del año 2016 y julio del año 2017, se hizo foco en las representaciones de las
estudiantes que poseen entre 14 y 17 años. En este ensayo se hará referencia a los
estudiantes varones, plantel docente, directivo, y algunos familiares del estudiantado,
cuyos integrantes residen en su mayoría en los asentamientos del área de la cuenca del
Río Reconquista de José León Suárez. Cabe señalar que ingresé al campo a partir de una
convocatoria impulsada desde la universidad para realizar, en esa escuela, un taller a partir
del cual se trabajaron las problemáticas que atraviesan las jóvenes adolescentes. Este
taller de tres horas semanales en la sede de la escuela que quedaba en el centro del
municipio de San Martín. El trabajo etnográfico me llevó a participar de otras instancias:
actos escolares, almuerzos escolares, recreos, un festejo del baby shower de una de las
adolescentes, visitas a las casas de las jóvenes, salidas a la plaza, entre otras actividades.
Para las chicas, contar o exponer su sexualidad abiertamente depende no sólo de las
personas a quien se lo comentan, sino también del lugar donde lo hacen: la casa, la
escuela, la calle, las plazas o el centro de salud. Para poder comprender qué supone para
las jóvenes cada uno de estos lugares es preciso señalar que al hablar de “espacio” se está
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Es pertinente destacar que las figuras que más fueron señaladas como aquellas con
quienes las adolescentes hablan sobre sus relaciones sexuales, sus temores, curiosidades,
deseos y problemas son las amigas mujeres, algunas coordinadoras y algunas profesoras
de la escuela. A estas se opone la figura de los amigos y compañeros varones por un lado,
y la familia por otro, en particular la madre. En cuanto al personal docente y de
coordinación, suelen compartir información sobre lo que les pasa con su sexualidad con
las mujeres, en su mayoría.
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Las y los coordinadores y directores suelen reunirse con las familias en los barrios
constantemente ya sea para hablar sobre la situación de cada estudiante u organizar
actividades extracurriculares en conjunto, e inclusive muchos de esos encuentros se dan
en los hogares del alumnado. Las familias suelen participar de algunas asambleas que
coordina la escuela y los almuerzos son preparados tanto para los estudiantes como para
cualquiera de sus miembros familiares que deseen ir. Es posible que esto influya en la
contraposición que señalaba la docente donde el miedo que manifiestan las estudiantes
de que su familia se entere de su actividad sexual entra en tensión con el cuidado que
presta la institución al vínculo con las familias de las y los alumnos.
Otra manera en la cual las jóvenes hablan sobre sexualidad con las profesoras y
coordinadoras es interpelándolas. Es decir, no sólo son personas a quienes se acercaban
para plantear dudas u obtener métodos sino también para discutir sobre cuestiones
relacionadas a estos temas. En uno de los talleres que realizamos en agosto del año pasado
las chicas nos preguntaron a las “profes” (término que incluía a talleristas, coordinadoras,
directivas y docentes) si habíamos sido infieles, agregando el siguiente comentario: “ésta
seguro es alta atorranta” (06.09.2016). También cuestionaban la sexualidad de las
docentes como sucedió con la profesora de física, quien al confesar que a ella le gustan
las chicas, la joven con quien estaba hablando le reprochó que estaba mintiendo porque
sabía que tenía novio (13.06.2016).
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Además, me relataban experiencias por fuera del ámbito de taller, siendo que las
estudiantes me consideraban una “profe” en todo momento, más allá de saber que estaba
realizando un trabajo de investigación. Alma indicó en una entrevista que le realicé, que
la primera vez que intentaron tener sexo con su novio, el miembro de su pareja no se
erectó (11.02.2017). Florencia confesó en otra charla que había cuestiones que ni su más
íntima confidente sabía, como por ejemplo que le practicaron sexo oral (11.07.2017).
Retomando el análisis sobre los referentes y antireferentes de las jóvenes, las amigas son
siempre aquellas a quienes las chicas nombran cuando se les pregunta con quién hablan
sobre su sexualidad. Se pudo observar que suelen ser fuentes de información y acceso,
además de ser confidentes. Por ejemplo, Sol indicó, comentando sobre ciertos miedos por
la irregularidad de su ciclo menstrual, que tiene una aplicación que calcula su fecha de
menstruación e inmediatamente Natalia le pidió que se la pase para bajarla y le explique
cómo funciona (1310.2016). A su vez, la coordinadora del curso comentó su
preocupación ante la situación donde una de las chicas que había quedado embarazada,
le dijo que unas amigas conocían a una mujer que hacía abortos en el barrio. De esta
manera, la referencia a las amigas como fuentes de confidencia, información y acceso se
fue manifestando en distintas formas. Siguiendo estos ejemplos, en los inicios del taller
las chicas solían remarcar la importancia de que el espacio sea “sólo de chicas”
(30.09.2016; 6.09.2016; 27.09.2016).
En contraposición a sus amigas, las jóvenes sitúan a sus compañeros hombres en un grupo
de antireferentes, que engloba a aquellas personas con quienes intentan no hablar sobre
su sexualidad a toda costa. El espacio de taller se da en la escuela en horarios extra
curriculares y muchos de los chicos suelen quedarse en la escuela ya sea para jugar a la
pelota o realizar otros talleres que se dan paralelamente. A veces sus compañeros varones
entran a nuestro taller para comer las galletas o papas fritas que nos da la escuela como
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tentempié para los encuentros, o a veces ingresan sólo por curiosidad y las chicas suelen
echarlos (06.09.2016). Si no lo hacen, dejan de hablar sobre sus experiencias, cambian de
tema, o hablan sobre otros tópicos (30.06.2017). El único joven que se incorporó al taller
sin intimidar a las jóvenes a principios del año 2017, fue Daniel, uno de sus compañeros
que todas, incluso las docentes, aseguran que es virgen.
Existe un temor a que ellos se enteren de sus experiencias sexuales. En otra ocasión donde
estábamos debatiendo un cortometraje, donde mucho/as adolescentes hablaban sobre las
presiones que pueden surgir a la hora de tener sexo, Natalia señaló que ella jamás contaría
a nadie que tuvo sexo. Según indicó, esto se debía a que los chicos “se ponen re pesados”,
porque “te dicen puta y se piensan que porque te acostaste con alguien te querés acostar
con ellos también” (13.10.2016). Otro registro que ilustra un poco más su reticencia a
exponer su sexualidad frente a los compañeros refiere a una situación que me describió
en privado una docente, luego de un almuerzo, quien había escuchado desde el baño a un
estudiante que acosaba con preguntas a Rocío. Estas rondaban en torno a la hora en que
tenía sexo con su pareja, cómo lo hacían, si “se movían mucho”. Según señaló la docente,
ella no le respondía nada y lo único que hacía era reírse de forma nerviosa (4.10.2016).
Esta estigmatización constante que perciben las jóvenes se plantea de forma diferenciada
respecto a los varones. El temor a “ser escrachada” en las redes, exponiendo sus
relaciones sexuales y/o afectivas es un temor presente sólo en las chicas. Ellas mismas
marcan la diferencia que existe con los varones, quienes, por ejemplo, al subir una foto
mostrando su actividad sexual, reciben halagos en lugar de insultos, en contraste con lo
que le sucede a las mujeres:
Es como que las mujeres quedan re mal pero los hombres se sacan foootos. Yo tengo
un amigo viste, que se sacó una foto que: no se le ve la cara, la piba estaba en tanga
y toda desnuda, ¿viste? Y él sacándose una foto, así, de atrás. Y es como que él se
siente re ganador, pero la piba queda re puta. (Florencia , 11.06.2017)
Otro/as actores y actrices que forman parte de lo/as anti-referentes de las jóvenes son-
exceptuando a las hermanas con edad similar a ellas- sus familiares. La familia puede
jugar fuertemente como factor por el cual las chicas dejan de acceder a métodos
anticonceptivos. Dos casos ilustran este punto. Por un lado, el caso de Florencia, quien
debió dejar de tomar sus pastillas diarias cuando la madre se las encontró entre su ropa al
desnudarse para una consulta médica. Esto a su vez, le generó posteriormente el temor de
realizar una consulta con el ginecólogo por miedo a que ella se entere (22.11.2016). Por
otro lado, Alma no se anima a acercarse al centro de salud de su barrio para obtener
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información sobre sus derechos sexuales o aplicarse algún método de cuidado por temor
a que los conocidos de su madre que trabajan allí se lo cuenten (11.02.2017). Asimismo,
la coordinadora, explicó que existen dentro de la escuela profesores y profesoras con
quienes las chicas saben que pueden hablar sobre estos temas, mientras que con otros y
otras no. Relató que una estudiante, Laura, llegó aterrorizada hasta ella por una respuesta
que le dio otra docente a quien había acudido para solicitar ayuda, debido a que le faltaba
la menstruación desde hacía un tiempo y temía estar embarazada. La docente le había
contestado que llamaría a su familia para que lo resuelvan entre todos, causando una
enorme angustia y temor a la joven (4.10.2016).
A su vez, la figura familiar con quien se tiene cuidado cuando se habla o refiere al sexo
es la madre. A partir de una entrevista que realicé a la madre/abuela de Sofía, Delia 1,
aparece un punto interesante a destacar que tiene que ver con situaciones en las cuales se
sintió manoseada. En uno de los post partos, por ejemplo, sintió un “meter mano”
constante por parte de los médicos, quienes le habían recomendado realizarse una
operación para quitarle el útero donde tenía un tumor. Delia accede a la realización de esa
operación, con el debido consentimiento del marido2, sólo para dejar de ser intervenida
por el personal de salud. A su vez, detalló como, en su juventud, era pasada “de mano en
mano” por su familia para brindar distintos servicios domésticos. Es decir, que aparece
en su imaginario un cuerpo reproductivo, objetizado, sobre el cual le es difícil influenciar,
y muy sufrido.
Cabe preguntarse si es ese cuerpo el que trata de prevenir a sus hijas. Al hablar del cuidado
en las relaciones sexuales de las chicas da cuenta de una serie de métodos de cuidado
como “el chip” (un dispositivo hormonal subdérmico), el DIU, las “inyecciones”
(suministros de hormonas de forma intravenosa, para prevenir la ovulación), pero no
nombra ni al preservativo ni a cuestiones ligadas al placer. Se podría inferir que, para
Delia, el cuidado de la mujer en sus relaciones sexuales tiene que ver más con prevenir el
embarazo y no tanto con las infecciones que podría contraer o las formas de evitar
1
(Sofía se refiere a ella como su mamá más allá de reconocer que es su abuela biológica, aun conviviendo
con su madre de parto)
2
El consentimiento del marido para intervenir en los órganos reproductivos dejó de solicitarse hasta no
hace muy poco, a partir de regulaciones como por ejemplo la ligadura de trompas La ley 23.130 de
Anticoncepción Quirúrgica, aprobada en el año 2006.
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situaciones poco placenteras: “le dije: vos sí o sí tiene que salir sangre después que vamos
a la salita el jueves, que para que te cuides..”(Delia, 2.05.2017).
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a locales bailables, bajo tutela de algún primo o hermano. Pero más allá de las actividades
extracurriculares de la escuela o fiestas de 15, las jóvenes de la escuela no solían
frecuentar otros espacios como recitales, boliches o fiestas que realizan en el barrio (
“porque siempre termina a los tiros” Alma, 11.02.2017).
Otra asociación que hacen las jóvenes sobre ese miedo a contarle a la madre sobre sus
experiencias sexuales tiene que ver con su edad. Las chicas, no se sienten con edad
suficiente para tener relaciones sexuales y perciben siempre una mirada externa negativa
sobre ellas (11.05.17, entrevistas con Alma, Florencia y Rocío). Si sus padres se enteran
podrían, como indicó Alma en una de las entrevistas, correr ciertos riesgos. Ante la
pregunta por el motivo por el cual no le contaría a su papá, con quien se lleva mejor que
su mamá, indica que “(su padre) no me va a dejar estar con este, no me va a dejar estar
con el otro, porque me puedo quedar embarazada. Porque no me sé cuidar, porque...todo
eso. Más si lo sabe mi vieja”. El tener novio puede traer también problemas hacia dentro
de los hogares, como en el caso de Sofía. Una coordinadora, al compartirme su
preocupación luego de que Sofía le haya mostrado que se había cortado toda la parte
interna de la mitad de su brazo, me comentó que sospechaba que ese episodio había tenido
que ver con que su familia rechaza al novio de Sofía constantemente y esto genera fuertes
peleas (27.10.2016).
De entre las muchas cuestiones que claramente influyen en esta experiencia están,
por ejemplo, la etnia y el género. Hasta qué punto nos podemos mover entre países,
o pasear por las calles de noche, o atrevernos a ir a hoteles en ciudades extranjeras,
es algo que no está solamente influenciado por el «capital». (Massey 2012; 114)
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A partir de esta teorización podemos delinear una geometría del poder que no permite a
las jóvenes acceder a los centros de salud, no sólo por su condición de estudiante (que
pondría en tensión la relación escuela-familia, como fue señalado anteriormente), sino
también por una condición etaria, que las sitúa como mujeres demasiado jóvenes para
tener relaciones sexuales. Como bien se señaló en párrafos anteriores, aparecer en la salita
puede significar un despliegue de habladurías sobre su persona que las jóvenes no desean
tolerar.
También existe una espacialidad del control de la madre sobre sus hijas que limita su
movilidad. El transitar por fuera de la casa brinda independencia a las jóvenes coartada
constantemente por sus madres. Por ejemplo, en uno de los talleres, Alma describió su
casa y contó que su madre le había colocado un candado a su cuarto para que ella no se
escape, luego de que desobedeció a sus órdenes de no salir con sus amigas un par de
veces. Otra manera que tienen las jóvenes de desafiar el control adulto-familiar, se puede
ejemplificar en el uso del celular y las redes sociales, ámbito por excelencia de los juegos
de seducción de lo/as adolescentes. El hecho de que la hija de Delia esté todo el tiempo
usando el celular, en Facebook y Whatsapp, la incomoda. Esto se debe a que es un ámbito
que ella desconoce, donde existe cierta privacidad para cada usuario, y que, en ese
sentido, no puede controlar. Es importante aclarar que si bien pueden ser dispositivos
difíciles de supervisar, los teléfonos celulares pueden utilizarse como medios de control.
En una de las entrevistas con Alma y Florencia, alma sugirió a Florencia sacarse una foto
con migo en la plaza para luego mostrársela a la mamá. A su vez, Delia delimita un
adentro de la casa, que es un ámbito que ella puede controlar, en contraposición al afuera
donde Sofía desea circular constantemente. De hecho, en la entrevista indicó que “la
mamá (de Sofía) le gusta ser libre (y sonríe). De chica. De trece año. Se me escapaba por
la ventana. Tremeenda era…” (Delia, 2.05.2017). La libertad supone un desafío al
dispositivo de control. Para ejercer ese control Delia ejerce cierta amenaza a quienes lo
desafían:
Voy a ir, voy a ir”(imitando la voz de Sofía). Bueno si vos te vas donde vos querés, andá.
Cuando te vayas, vas a ver. No va a ser lo mismo que tu casa. No te vas a acostar y levantar
a la hora que querés. Ni sabés que vas a tener comida, que vas a tener leche.(...) Nadie te va
a atender. (Delia, 2.05.2017)
De esta manera, la amenaza de la desprotección y de la necesidad de las jóvenes de
independizarse, es parte del mecanismo de control de la sexualidad que tiene como
referente mayor la figura de la Jefa de Hogar. Incluso ella se sitúa muchas veces
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encarnando ese dispositivo de control, impidiendo los embarazos: “tuvo una bebé (una de
sus hijas), la dejaron embarazada, quedó en corrientes embarazada. Io le mandé a que la
acompañe a la abuela, le lievé. Y ahí, cuando io no estuve, quedó embarazada. Al toque”
(Delia, 2.05.2017). Delia se considera el mejor anticonceptivo para sus hijas.
Otro de los aspectos de la sexualidad que les preocupa a las jóvenes, tiene que ver con
una idea de “ser usadas” por el varón, ya sea por un caso de infidelidad o que deje de
hablar con ellas luego de haber tenido sexo (entrevista a Clara, Florencia, Alma, Rocío,
27.10.2016, 18.05.2017). Por eso, la mayoría de las chicas resalta constantemente la
importancia de la espera de un determinado tiempo prolongado antes de tener relaciones
sexuales con los jóvenes que les atraen, más allá de que no deseen entablar una relación
amorosa con ellos. Podría inferirse que el mostrarse con actividad sexual casual, no solo
las estigmatiza sino que “anula” su capacidad de “hacer esperar” al hombre, algo que para
ellas forma parte de un grupo de tácticas, que les provee un margen de acción en un
dispositivo de sexualidad que las ubica en una posición desigual ante el hombre.
Como se indicó anteriormente, las jóvenes conocen todo tipo de método anticonceptivo,
pero no hablan sobre las modalidades de placer. El placer lo nombran en el cuerpo
masculino, y muchas veces bromean con que el placer propio depende del tamaño del
pene de la pareja sexual (09.06.2016/13.10.2016/ 20.10.2016). Para ellas no hay sexo
posible sin pene, ligando fuertemente el sexo al coito. Por ejemplo, en los talleres suele
aparecer la pregunta por saber de qué manera las lesbianas tienen sexo si no hay pene de
por medio (13.06.2016, 04.05.2017, y entrevista Florencia y Alma). Esto no implica una
sumisión total de las jóvenes por los deseos de los varones. En una ocasión, Florencia
contó que su novio quería practicar sexo anal, pero ella no quiso y entonces no lo hicieron.
Alma sostiene que no le gusta que le toquen los pechos y se lo tiene negado a los hombres.
O Daiana declara que no le gustaría tener sexo “con ropa”, es decir, según pude interpretar
de lo que quiso decir con eso, tener relaciones sexuales a las apuradas. Además, existen
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ciertas formas de conocimiento del placer que se pueden considerar distintas a las
convencionales. En uno de los talleres el único que conocía lo que era el clítoris era Daniel
(04.05.2017). Sin embargo, Rocío reconoce que le genera más placer mantener relaciones
sexuales cuando su cuerpo está con mayor contacto al cuerpo de su pareja sexual
(11.06.2017). En base a estos registros surge la pregunta por la manera en que las jóvenes
se refieren constantemente a los límites que deben poner a la hora de tener sexo. Cabría
profundizar sobre la posibilidad de puntos de fuga donde las jóvenes encuentran cierto
margen de acción, poniendo en juego elementos materiales y simbólicos que le son
permitidos, y haciendo frente a la primacía del placer masculino como eje de las prácticas
sexo-eróticas heterosexuales. Pero no es un aspecto a desarrollar en esta ocasión.
En base a estos datos recabados, y las reflexiones realizadas sobre los mismos cabe
preguntarse no sólo por los sujetos a quienes las jóvenes se dirigen para contar sus
experiencias sexuales o solicitar información y ayuda frente a las problemáticas que
puede abarcar el tema, sino también hacerse por los lugares que lo/as distinto/as actores
y actrices construyen como espacios que habilitan o inhabilitan a que se hable de sexo.
A partir del seguimiento de dos recorridos que realizan las estudiantes para obtener cierta
autonomía frente a factores limitantes que recaen sobre su sexualidad, se pudo hechar
cierta luz a estos interrogantes sobre los lugares amigables para hablar sobre sexualidad,
y lugares que no lo eran. Por un lado, analizando aquellas tácticas que entretejen para
construir un margen de independencia frente al mundo adulto. Y por otro lado,
reflexionando sobre las diferencias genéricas entre pares de la misma edad y la manera
original en la cual las chicas conforman una serie de herramientas para contrarrestar la
posición desigual y desfavorecida que poseen en el orden heterosexista del placer sexual.
En ese sentido se vislumbraron espacios aptos como en el caso de la calle, ámbito donde
las jóvenes comparten experiencias y apreciaciones sobre la sexualidad con sus amigas,
y se dan los primeros encuentros sexuales. También lugares como la escuela, donde
recurren ante sus coordinadoras, docentes y directivas para pedir auxilio o compartir
experiencias. A su vez, si se considera a las redes sociales como espacios, se puede inferir
que estos son ámbitos amigables, donde los/las jóvenes despliegan juegos de seducción,
expresan distintas valoraciones sobre la sexualidad en general y pueden decidir de manera
selectiva con quien compartir información sobre sus experiencias sexuales. Aunque se
puede volver un espacio exclusivo y estigmatizante para las jóvenes a la hora de publicar
contenido relacionado a su experiencia sexual. Por último, cabe mencionar a los espacios
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que no se conforman como amigables para hablar sobre la sexualidad. Estos son la casa
de las jóvenes, espacio ampliamente controlado por la figura a la cual le tiene mayor
temor para hablar sobre sus experiencias sexuales (la madre), y los centros de salud
entendidos por las chicas como espacios donde existe una regulación indirecta de sus
madres u otros familiares. En ese sentido, lugares como la escuela, son ámbitos donde,
más allá de que persistan en él pautas de convivencia sexistas y adultocéntricas que se
pueden trabajar, adultos y jóvenes pueden compartir ideas que se tienen sobre la
sexualidad, conformándose como un espacio amigable para que las/los adolescentes
hablen sobre sus experiencias sexuales y conflictos que estas conllevan.
Bibliografía
Massey, Doreen (2012) “Un sentido global de lugar”, en Un sentido global del lugar.
Barcelona: Icaria.
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Leandro Prieto
IDAES-UNSAM / ICO-UNGS
leandroprietoturtela@gmail.com
Introducción
El siguiente trabajo final, confeccionado en el marco de las III Jornadas Interdisciplinarias
de Jóvnenes Investigadores IDAES-UNSAM, es el resultado de sucesivas investigaciones
científicas conducidas desde 2008. Por aquel entonces, confeccioné un novedoso
proyecto de investigación para la obtención de mi título de licenciado en antropología
social y cultural (IDAES-UNSAM). Allí, reconstruí la negociación cotidiana de políticas
públicas para la población LGTBI 1 en Argentina, a partir del marco jurídico que
otorgaron leyes ampliatorias. El resultado fue una etnografía multisituada de organismos
públicos contemporáneos, para la cual me basé en los aportes de la teoría queer y los
estudios de género, complementando con bibliografía clásica en ciencias sociales.
En 2013 mi trabajo dio un giro, al pasar a investigar la relación entre espacio urbano,
sexualidades y migración. Así, mi segunda tesis –realizada para la maestría en Estudios
Urbanos (ICO-UNGS)- ahonda en los impactos morales que la socialización gay puede
tener en un confín urbano asumido como heterosexual. El objeto de estudio consiste en
varones gays extranjeros que residen en Buenos Aires. La espacialización de los procesos
sociales y las actividades sostenidas por dicho grupo en esta área metropolitana se
convirtió en un problema de investigación de considerable magnitud.
Mi presentación en estas jornadas pretende reflexionar sobre aquel abordaje transversal
entre los estudios en la ciudad y los de sexualidad. Para ello, me propongo dilucidar algo
de aquel mapeo de los espacios de interacción y circulación de varones gays que residen
en la CABA 2 , desde los tímidos primeros pasos militantes hasta su actual mayor
reconocimiento. El progresivo grado de aceptación y estatus legal por parte del Estado y
1
Utilizo la sigla correspondiente a los siguientes grupos que componen el colectivo: Lesbianas, Gays,
Bisexuales, Trans e Intersex.
2
Ciudad Autónoma de Buenos Aires. No incluye los partidos del denominado Gran Buenos Aires, con los
que conforma el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires).
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Las ciencias sociales se han ocupado, desde sus comienzos, por problematizar el espacio
urbano como un hecho social. Durkheim relacionó paisaje urbano y arquitectura con la
conducta humana (1981 [1895]). Weber definió las ciudades como establecimientos en
donde se disputan la división del trabajo y una economía de mercado (1993 [1921]). La
ciudad occidental moderna era el escenario donde debían resolverse cuestiones como el
déficit habitacional (Engels, 1974 [1845]). Park y Wirth -de la Escuela de Chicago- han
establecido lo que muchos consideran la base para un análisis exhaustivo de ciudades y
poblaciones (1999; 1998 [1938]). Las expresiones humanas y las acciones sociales son
sustanciales en los estudios del espacio urbano (Park, 1999; Soja E. W., 1985), de ahí que
deban considerarse y ser teorizados como parte del análisis del territorio. Esta
“sensibilidad” es un efecto añadido en el paisaje urbano, ya que los individuos recuerdan
hechos relacionándolos con espacios (Simmel, 1986 [1908]), implicando la
transformación de prácticas sociales (Harvey, 1990).
Por otra parte, Hall sistematizó pautas para un urbanismo crítico, más cerca a las
necesidades de la población (1996). En ello, las contribuciones de Topalov indican que
las problemáticas sociales urbanas han sido aliviadas por acciones conducidas por actores
políticos y sociales hacia principios del siglo veinte (2004); cualquier sociedad puede ser
apreciada en términos territoriales (Radcliffe-Brown A. R., 1940).
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central en los estudios áreas metropolitanas. Los territorios urbanos han sido observados
en función de la producción industrial, la desigualdad y el crecimiento demográfico.
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Bourdieu afirma que una ciudad capital es un lugar donde se producen las actividades
dominantes. Esta apreciación debería ser contrastada con la idea del carácter provinciano
de otros entornos, resultando así en una dicotomía ancladas a estructuras mentales (1999).
Buenos Aires, capital de la Argentina, importante metrópolis latinoamericana y mundial,
es una próspera zona urbana en donde observar cuestiones sociales como las aquí
descritas. Aunque periférica, me atrevo a decir que constituye una ciudad global (Sassen,
1991), si se amplía el concepto con respecto al encuadre original propuesto por su autora.
El actual contexto post-fordista implica un impacto sobre el papel geopolítico de la urbe
en el contexto sudamericano. Indudablemente, consiste en un destino de creciente
atractivo para población étnica y sexualmente diversa. No obstante, "la marginación de
las sexualidades gays y lésbicas" (Hubbard, 2012: 18) en territorios urbanos ha regulado
la interacción social, ya que el capitalismo contemporáneo dictamina las prácticas
sexuales a través de la sexopolítica (Preciado, 2003). En efecto, "el capitalismo tardío ha
resultado en una repartición y una reinscripción del espacio" (Gupta, 2003: 321). Como
resultado, hemos entrado en una nueva era (Arango, 2003), constatado por los actuales
movimientos transnacionales de población e información. Esto desafía la comprensión de
las identidades múltiples.
Aquella reconfiguración, por tanto, demanda un nuevo abordaje, tal como propone
Massey mediante su enfoque relacional: invita a ampliar la percepción al analizar la
movilidad urbana, el género y la política. El espacio debe ser concebido como vivienda,
gobernabilidad y multiplicidad (1994). La categoría de espacio geográfico no remite a
una realidad exclusivamente física, como así tampoco al mero hecho social, tal como
Santos (1988) y Sánchez (1991) consideran. Se trata más bien de entender que la
aproximación para el completo entendimiento es la relación recíproca, en donde “(…) el
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soporte físico condiciona los procesos sociales a la vez que es transformado por la acción
de la sociedad” (Fritzsche, 2007: 4).
Capitalina eres
Ahora bien, los espacios morales y físicos ganados en el ámbito urbano de Buenos Aires,
no son exclusivamente producto de aquel activismo: no toda la población LGTBI tiene
intereses militantes; no necesariamente los individuos de esta pretendida comunidad
piensan su sexualidad como una causa social y política merecida de reconocimiento. De
todas formas, de no haber sido por aquellos primeros grupos activistas –Nuestro Mundo,
FLH-, y de los más recientes y empoderados –como la CHA y la FALGTB- la paulatina
apertura hacia el segmento poblacional autopercibido como no heterosexual no habría
cobrado el peso actual.
La población gay, con sus diferencias internas, tiene sus particularidades que lo
diferencian del segmento heterosexual (aunque éste se componga también de vastos
sectores diferenciados por género, clase, etnia, etc.). Una de sus particularidades,
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Conclusión
3
Este verbo coloquial, típico del castellano rioplatense, está relacionado a la actitud de tener que aparentar
o disimular frente a una situación inesperada, y donde generalmente, el descubrimiento de lo que se oculta,
tiene efectos negativos. El término deviene de “careta”, haciendo alusión a una máscara, a algo que se usa
sobre el rostro.
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