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Señor

JUEZ DE TUTELA DE LA LOCALIDAD DE CHAPARRAL (Tol.)


E. S. D.

Referencia: ACCIÓN DE TUTELA


Accionante: ROSA EVILA IPUZ DE DIAZ
Accionado: LA ASOCIACION FAMILIA PROYECTO
AL FUTURO (FRAPOF) -INSTITUTO COLOMBIANO
DE BIENESTAR FAMILIAR (ICBF)

SANDRA MILENA SANDOVAL POLOCHE, mayor, domiciliada en la Ciudad de


Ibagué Tolima, identificada civil y profesionalmente como aparece bajo mi firma, en mi
condición de mandataria judicial de la Señora ROSA EVILA IPUZ DE DIAZ, mayor de edad,
vecina de esta localidad, identificada con C.C. N° 28.682.148 de Chaparral (Tol),
domiciliada y residente en la Calle 14 n°4-21 Barrio “El Obrero” de Chaparral (Tol) haciendo
uso del derecho consagrado en el artículo 86 de la Constitución Política de Colombia,
reglamentado por el decreto 2591 de 1991; respetuosamente me permito interponer ante
ustedes Acción de Tutela en contra de LA ASOCIACION FAMILIA PROYECTO AL
FUTURO (FRAPOF) PLANADAS, identificada con NIT 809007114-8 y representada
legalmente por LUZ DARY CHAVEZ GUTIERREZ con C.C. 28.914.437,
FUNDAMIL, identificada con NIT 830068106-6, COOPERATIVA MULTIACTIVA DE
COMERCIALIZACION DE COLOMBIA (PREOCOVIVERES), identificada con NIT
900230819-6, Representada Legalmente por JAMILETH QUIROGA CARRILLO
con C.C. N° 65.831.190, ASOCIACION PARA LA ATENCION DE LA PRIMERA
INFANCIA DEL MUNICIPIO DE PLANADAS “ASAPIP” identificada con NIT
900.580.505-2 e INSTITUTO COLOMBIANO DE BIENESTAR FAMILIAR (ICBF),
Representada legalmente por su Director Regional en el Tolima OSCAR RÍOS
SALAZAR, a fin de solicitar sean amparados los Derechos Fundamentales de mi
procurada a la DIGNIDAD HUMANA, A LA SEGURIDAD SOCIAL, A LA IGUALDAD Y AL
MÍNIMO VITAL Y MOVIL y demás derechos conexos que fueron cercenados por las
accionadas al no realizarsen los pagos y/o cotizaciones al Sistema de Seguridad
Social, ni Pensión, ni Salud, ni ARL, como debió habérsele cotizado en razón a la
verdadera existencia de una relación laboral para con las accionadas, por lo que expondré
los siguientes:

HECHOS

I. Mi representada prestó sus servicios al INSTITUTO


personales
COLOMBIANO DE BIENESTAR FAMILIAR (ICBF), desde el pasado
primero (1) de Agosto de 1.994 a la entidad de orden nacional y sigue
prestándolos a través de la figura de MADRE COMUNITARIA o AGENTE
EDUCATIVO, para una clara exposición al censor de justicia, me permito hacer
un recuento de los factores de modo, tiempo y lugar como fueron y siguen
siendo prestados los servicios a las accionadas.
II. Mi procurada comenzó a prestar sus servicios el pasado primero (1) de Agosto
de 1.994 por intermedio de las Juntas Administradoras del Barrio Obrero en el
Hogar llamado LOS BULLICIOSOS, prestando sus servicios como MADRE
COMUNITARIA o AGENTE EDUCATIVO, en el Municipio de Chaparral (Tol),
prestando directamente sus servicios al INSTITUTO COLOMBIANO DE
BIENESTAR FAMILIAR (ICBF), tal como constan en los anexos
correspondientes.
III. Continuo prestando sus servicios a través de la misma modalidad y en el mismo
lugar hasta el año 2.014, para aquella época, mi prohijada firmo contrato de
trabajo con la COOPERATIVA MULTIACTIVA DE COMERCIALIZACION
DE COLOMBIA “PRECOOPVIVERES”, trabando para esta como
intermediaria pero prestando sus servicio al INSTITUTO COLOMBIANO DE
BIENESTAR FAMILIAR (ICBF), hasta el pasado 31 de Diciembre de 2.015,
tal como consta en el correspondiente certificado laboral dado por JOSE YAMEL
LOZANO CAICEDO, el pasado 31 de diciembre de 2.015.
IV. Una vez concluye sus labores con esta Cooperativa, es contratada nuevamente
por la FUNDACION MUJER DEL NUEVO MILENIO “FUNDAMIL”,
siendo contratada a partir del Contrato Laboral a Termino Fijo 281/16 en
donde se determinan el objeto y modalidad a través de la cual mi cliente
laboraría, este siente firmado el primero (1) de Febrero de 2.016.
V. Meses más tarde suscribe contrato individual de trabajo a término fijo de
un año, con la ASOCIACION FAMILIA PROYECTO AL FUTURO
(FRAPOF), suscribiéndose contrato el pasado primero (1) de noviembre
de 2.016, donde se suscriben los términos de la modalidad bajo la cual
prestaría sus servicios mi prohijada, estableciéndose claramente como
Cargo el MADRE COMUNITARIA o AGENTE EDUCATIVVO, en los
hogares comunitarios de Bienestar modalidad FAMI definidos por el
INSTITUTO COLOMBIANO DE BIENESTAR FAMILIAR (ICBF).
VI. Que en la realización de sus labores como MADRE COMUNITARIA o AGENTE
EDUCATIVO, de acuerdo a los contratos individuales de trabajo a término fijo
suscritos, se evidencia que las ordenes e instrucciones debían estar en
concordancia con los lineamientos técnico-administrativos de la modalidad de
Hogares Comunitarios de Bienestar Modalidad FAMI, definidos por el Instituto
Colombiano de Bienestar Familiar.
VII. En el desempeño de sus funciones, mi mandante cumplió una jornada de
trabajo, que correspondía a turno en la mañana y tarde, de 8:00 Am a 6:00 Pm.
VIII. Atendiendo a la jornada laboral de la actora, se evidencia que laboraba trabajo
suplementario diurno y en días ordinarios, pese a ello la demandada no le
reconoció ni cancelo esta labor extra, al igual que sus recargos, razón por la cual
se solicita comedidamente sean tenidos estos argumentos en el Fallo de Tutela
y sean condenados por estas adehalas.
IX. Actualmente mi prohijada labora bajo la misma modalidad mentada, pero ahora
para la ASOCIACION PARA LA ATENCION DE LA PRIMERA INFANCIA
DEL MUNICIPIO DE PLANADAS “ASAPIP”, al continuar ejerciendo su
labor filántropa y un poco desinteresada, con el mayor esfuerzo que la labor le
exige, no ha sido posible, que esta, haya visto todas las semanas y años
prestando su labor al INSTITUTO COLOMBIANO DE BIENESTAR
FAMILIAR (ICBF), se vean gratamente compensados con la posibilidad o
expectativa de una mesada pensional, pues durante el interregno de tiempo que
ha prestados sin cesar sus servicios, no le han sido cotizadas a un fondo de
pensión, las cotizaciones que por ministerio de la ley es acreedora.
X. Producto de la labor ejercida y realizada, mi prohijada desarrollo fueres dolores
en la región cervical y lumbar, irradiados a los miembros superiores, parestesias
y disestesias de las manos, que le llevaron a generar el que hoy padece
Síndrome del Túnel del Carpo.
XI. Aunado a lo anterior de acuerdo a las conclusiones que diera la Dr. MONIGA
ESQUERRA, radióloga, mi prohijada desarrollo Discopatia lumbar.
XII. Mi prohijada actualmente es una persona de la Tercera edad, situación está que
la convierte en sujeto de especial protección, según decantada Línea
Jurisprudencial de la Corte Constitucional.
XIII. En concordancia con lo anterior, mi procurada ha cumplido el requisito de edad
para lograr obtener su mesada pensional, haciéndole falta exclusivamente la
cotización del monto de semanas exigidos por el Fondo de Pensiones,
COLPENSIONES, en esta medida, se tiene que se convierte en un requisito con
grado sumo de exigibilidad, que a través de la acción constitucional deprecada
se amparen los Derechos Constitucionales a la DIGNIDAD HUMANA, A LA
SEGURIDAD SOCIAL, A LA IGUALDAD Y AL MÍNIMO VITAL Y MOVIL, a fin
de establecerse el derecho de carácter irrenunciable e inalienable como lo
establece el Art. 53 de la Carta Política, y es la obtención de una Mesada
Pensional.
XIV. Se tiene que tal como lo ha precisado la Corte Constitucional en Sentencia T-
639/17, el INSTITUTO COLOMBIANO DE BIENESTAR FAMILIAR (ICBF), se
encuentra en la obligación de pagar los aportes de Seguridad Social de mi
prohijada que no han sido cancelados al momento de la presentación de esta
Acción constitucional.
XV. De acuerdo a la negativa y desinteresado accionar por parte de las Accionadas
a no pagar y/o cancelar los aportes de Seguridad Social a mi prohijada es que
me permito interponer la presente Acción de Tutela.

ARGUMENTOS JURIDICOS Y JURISPRUDENCIALES


Mi prohijada por su condición especial de persona de la Tercera edad, hace parte de los
sujetos de especial protección que se encuentran ampliamente protegidos y
salvaguardados por nuestra honorable Corte Constitucional para ello me permito transcribir,
extensa y larga jurisprudencia respecto al tema.

La igualdad y los sujetos de especial protección constitucional. La tercera


edad

Un Estado pluralista, como el que el constituyente adoptó en Colombia desde 1991, se


caracteriza por el reconocimiento y la coexistencia de la diferencia. Identifica la necesidad
de que las garantías constitucionales se generalicen y se apliquen en favor de todos los
asociados, pero al mismo tiempo reconoce que lograrlo implica tener en cuenta las
circunstancias particulares, en especial de las personas más vulnerables. De tal suerte,
enfrenta desafíos en relación con la generalización de los derechos –ligados a su carácter
universal- y la forma, armónica y diferencial, en que deben cristalizarse en la sociedad.
Entiende que la universalidad de las garantías constitucionales, se logra mediante el trato
diferencial, sin el cual la concreción de los postulados constitucionales sería deficitaria y
tendría un impacto limitado.

Los procesos de universalización de los derechos, inspirados en un “abstracto sujeto


hombre”[46] que desencadenó las ideas libertarias de las revoluciones de finales del siglo
XIX, han sido complementados por el reconocimiento de la heterogeneidad al interior de las
fronteras nacionales. Comoquiera que en el marco estatal, no solo convergen multiplicidad
de visiones, tradiciones y percepciones de mundo, sino distintas capacidades y habilidades
de participación social, es preciso un proceso de especificación de los derechos, que
considere las situaciones y calidades particulares de todos los sectores y grupos sociales.

Todas las diferencias deben armonizarse al punto en que la institucionalidad las cobije,
proteja y convoque, y en que aquellas puedan empoderarse y aportar en el proceso de
construcción democrática de la sociedad y del Estado.

Ello requiere complejizar el principio de igualdad. El reto es asumirlo ya no desde el plano


formal sino además material y superar la idea de que para generalizar los derechos es
suficiente dar un trato idéntico a todas las personas. Precisa trascender hacia una
concepción que articule el valor universal de los derechos y su eficacia jurídica en cada
caso concreto; descender “del plano ideal al real, [pues] una cosa es la historia de los
derechos del hombre, de derechos siempre nuevos y siempre más extensos, y justificarlos
con argumentos persuasivos, y otra es asegurarles una protección efectiva”.

La protección efectiva y general de los derechos fundamentales es imposible mientras no


se reconozca que hay calidades o situaciones precisas que imponen a ciertos actores, con
respaldo en la historia, restricciones para su ejercicio, bien sea sociales o simbólicas pero
en todo caso verificables en las dinámicas de la sociedad. Su invisibilidad implica privilegiar
un concepto ideal de ser humano, en sacrificio de su dimensión real y otorga, en pro de la
igualdad formal, un trato discriminatorio a sujetos en condición de vulnerabilidad.
Desconocer lo que nos hace diferentes convalida las ventajas sociales, sobre la población
más vulnerable y a favor del resto de la sociedad, y propaga escenarios de desigualdad.

La igualdad, como principio constitucional “es un mandato complejo” que tiene varias
formas de concretarse. Implica la garantía de la aplicación general de las normas y de su
carácter abstracto, de modo que está prohibido hacer distinciones con motivos
discriminatorios, excluyentes e irrazonables, pues son contrarios a la Constitución. También
impulsa “la adopción de medidas afirmativas para asegurar la vigencia del principio de
igualdad ante circunstancias fácticas desiguales”, con lo que rehúye la idea de una
“equiparación matemática (…) que exigiría absoluta homogeneidad, sino que [impone]
tratos iguales entre iguales, tratos diferentes entre supuestos disímiles e, incluso, medidas
distintas en beneficios (sic.) de grupos que aunque desde una perspectiva son iguales
desde otra requieren mejor tratamiento por parte del Estado”.

A partir de este principio constitucional, surge para el Estado un deber de adoptar medidas
para nivelar las fuerzas de las personas en condición de debilidad, con el fin de que
interactúen en condiciones equitativas en el juego democrático y para efecto de potenciar
el diálogo y la construcción de la sociedad y las instituciones.

Conlleva entonces “la protección de grupos tradicionalmente discriminados o marginados”,


que supone un doble encargo para el Estado: uno de abstención –negativo-, según el cual
debe evitar generar o permitir la discriminación, directa[57] o indirecta, en contra de ellos, y
otro de intervención –positivo-, conforme el cual, ha de diseñar mecanismos de política
pública destinados a superar o aminorar los efectos de la desigualdad material que
enfrentan esos grupos, respecto del resto de la sociedad.

Ese último mandato se consolida en relación con las personas que “debido a su condición
física, psicológica o social particular merecen una acción positiva estatal para efectos de
lograr una igualdad real y efectiva”. Estas personas han sido reconocidas como sujetos de
especial protección constitucional, por ser individuos que, aunque formalmente tienen los
mismos derechos y garantías que los demás miembros de la sociedad, para efectos
prácticos, enfrentan situaciones concretas y materiales que, sin intervención positiva
estatal, obstaculizarían el goce integral y pacífico de aquellos.

La edad representa un factor de vulnerabilidad para dos grupos poblacionales: para los
niños, niñas y adolescentes y para las personas de la tercera edad.

En el caso de las personas mayores, los cambios fisiológicos atados al paso del tiempo,
pueden representar un obstáculo para el ejercicio y la agencia independiente de los
derechos fundamentales, respecto de las condiciones en que lo hacen los demás miembros
de la sociedad. De ningún modo ello significa que las personas de la tercera edad sean
incapaces, sino que dadas sus condiciones particulares pueden llegar a experimentar
mayores cargas a la hora de ejercer, o reivindicar, sus derechos. La edad y los cambios
que conlleva, siempre inevitables, pueden suponer ciertas dificultades o la adquisición de
habilidades diferenciadas, que deben verse desde un enfoque particular.
Las nociones y valoraciones que circulan en la sociedad en relación con las potencialidades
o consecuencias del proceso de envejecimiento, generan prácticas sociales que anulan su
participación social, pues las ideas sobre la vejez y la tercera edad, “tienen un impacto real
sobre las actitudes y comportamientos sociales” en relación con los sujetos que llegan a
ella. Lo cierto es que, dados los compromisos estatales con la igualdad, jamás esas
variaciones ligadas al proceso de envejecimiento, pueden condicionar la materialización de
las garantías ius fundamentales.

La Constitución de 1991, en su artículo 46, promueve una idea de solidaridad en favor de


las personas que han llegado a la tercera edad. Reconoció en favor de ellas un deber de
protección y asistencia, a cargo del Estado, la sociedad y la familia, quienes concurren para
asegurar su dignidad. Sin ánimo de reducir el valor social de los sujetos de la tercera edad
y sí las cargas sociales que le resulten desproporcionadas, busca promover su inclusión
social, y para ello conmina al Estado a adoptar medidas materiales para atenuar las
disparidades sociales que puedan operar en su contra.

En la Sentencia C-177 de 2016, la Sala Plena de esta Corporación recordó que, conforme
a una vasta línea jurisprudencial, las personas de la tercera edad, dadas las condiciones
fisiológicas propias del paso del tiempo, se consideran sujetos de especial protección
constitucional (i) cuando los reclamos se hacen en el plano de la dignidad humana, o
cuando está presuntamente afectada su “subsistencia en condiciones dignas, la salud, el
mínimo vital[68], (…) o cuando resulta excesivamente gravoso someterlas a los trámites de
un proceso judicial ordinario”. Recalcó que no solo el Estado debe proveer un trato
diferencial, sino que el principio de solidaridad impone incluso a los particulares esforzarse
para apoyar a los adultos mayores, y lograr los fines protectores que impone el
ordenamiento superior respecto de ellos.

Aunque la definición de la tercera edad es un asunto sociocultural, esta sede judicial,


deliberadamente, ha distinguido este concepto del de “vejez”, con el fin de visualizar que el
conjunto de adultos mayores no es homogéneo. Por el contrario, en su seno y por razón de
la edad, mínima en unos casos y avanzada en otros, se pueden encontrar situaciones
disímiles que ameritan un trato diferencial, para hacer efectivos los derechos fundamentales
en el marco del orden constitucional vigente. Sin hacer esta distinción, el principio a la
igualdad queda afectado, al otorgar un trato semejante a gente en situaciones diversas;
está claro que no es lo mismo ser un adulto mayor de 60 años, en edad de jubilación, que
ser una persona de 80, cuyas limitaciones funcionales empiezan a hacerse cada vez más
notorias.

El concepto de adulto mayor fue definido legalmente, mediante la Ley 1276 de 2009. En
ella el Legislador apela a la noción de “vejez” propia del sistema de seguridad social en
pensiones. Dicha noción tiene un alcance limitado y circunscrito a la materia que regula
dicha norma; únicamente responde y afecta la “atención integral del adulto mayor en los
centros vida”, según lo ha precisado esta Corporación, por lo que solo es aplicable en ese
ámbito y no de forma genérica.
Entre los adultos mayores, solo algunos son considerados personas de la tercera edad, en
desarrollo del principio de igualdad y, en razón de él, de cara a las solicitudes de tutela, la
jurisprudencia constitucional prevé distintos efectos jurídicos relacionados con una u otra
categoría. Por ejemplo, ante las solicitudes de prestaciones pensionales mediante acción
de tutela, en principio, el adulto mayor cuenta con un medio ordinario idóneo, cual es el
proceso laboral. Sin embargo, a la tercera edad no puede exigírsele el agotamiento de esta
vía judicial (Ut supra fundamento jurídico 15).

La Corte ha advertido, que respecto del tema pensional, esa distinción obedece al ánimo
de brindar una protección especial a quienes, de entre las personas de avanzada edad,
precisan un mayor apoyo estatal para la realización de sus derechos. Al mismo tiempo,
impide vaciar las vías ordinarias de defensa judicial laboral en materia pensional, pues
considerar que todas las personas en edad de jubilación son de la tercera edad, implica
indirectamente asumir que la acción de tutela es el único mecanismo idóneo para reclamar
prestaciones pensionales, lo cual trastoca la naturaleza de la acción de tutela y el sistema
de distribución de las competencias judiciales y jurisdiccionales.

En términos prácticos, de los distintos criterios (cronológico, fisiológico y social) que sirven
para fijar cuándo una persona puede calificarse en la tercera edad, esta Corporación ha
optado por precisar una edad concreta, en asocio con la esperanza de vida certificada por
el DANE, que varía.

Actualmente la esperanza de vida oficial, se encuentra estimada aproximadamente en los


76 años de edad. Por lo tanto, una persona será considerada de la tercera edad solo cuando
supere esa edad, o aquella que certifique el DANE para cada periodo.

No sobra anotar que, como consecuencia de los presupuestos que engloba el principio de
igualdad, las personas de la tercera edad que, sumado a su condición etaria, tengan otra
suerte de limitación o debilidad, bien sea por factores culturales, sociales, físicos o
psicológicos, que reduzcan aún más la posibilidad de interactuar en las mismas condiciones
que el resto, ya no de la población en general, sino del conjunto particular de personas de
la tercera edad, ameritan un trato si se quiere, doblemente especial

El derecho fundamental a la seguridad social en condiciones dignas y justas


de las madres comunitarias: evolución normativa del Programa Hogares
Comunitarios de Bienestar implementado por el ICBF

El derecho fundamental a la seguridad social en condiciones dignas y justas

El alcance y contenido del derecho fundamental a la seguridad social en condiciones dignas


y justas se han definido, de manera progresiva, con cada uno de los pronunciamientos
(tutela y constitucionalidad) que esta Corte ha proferido al interpretar y aplicar
sistemáticamente el preámbulo y los artículos 1º y 48 (seguridad social) de la Constitución.

La Corte Constitucional ha sido enfática al afirmar que la seguridad social es aquel derecho
de todas las personas que se concreta en virtud del vínculo establecido con arreglo a la ley,
el cual tiene una relación directa con el derecho fundamental al trabajo, por cuanto ella
constituye una garantía a favor de quienes contraen o han mantenido una relación laboral.

De igual manera, este Tribunal ha indicado que el derecho fundamental a la seguridad social
ampara a las personas que se encuentran en imposibilidad física o mental para obtener los
medios de subsistencia que le permitan llevar una vida digna a causa de contingencias
como la vejez, el desempleo, la enfermedad, la incapacidad laboral y/o la muerte[48];
aclarando que, si bien el derecho a la seguridad social tiene un carácter prestacional o
económico, ello no da lugar para excluirlo de su reconocimiento como fundamental, ya que
todo derecho que esté consagrado en la Constitución, sin distinción alguna, ostenta esa
calidad.

Línea jurisprudencial del Programa Hogares Comunitarios de


Bienestar implementado por el ICBF
Sentencia SU-224 de 1998

En esta providencia, la Sala Plena de la Corte constitucional reiteró lo dicho en la tutela T-


269 de 1995, específicamente que “el vínculo existente entre las madres comunitarias y la
asociación de padres de familia de los hogares comunitarios de Bienestar, es de naturaleza
contractual, de origen civil”.

El problema jurídico sometido a revisión en esa ocasión versaba sobre la eventual


vulneración de los derechos fundamentales al trabajo, igualdad y debido proceso de la
demandante, quien venía desempeñándose como madre comunitaria dentro del Programa
de Hogares Comunitarios de Bienestar, del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, en
relación con la orden de cierre del hogar que dirigía, por parte de la asociación comunitaria
de familias de su barrio.

Ante lo cual, la Sala examinó si las decisiones proferidas por los jueces de instancia, al
negar la primera el derecho al trabajo y conceder el amparo respecto del derecho a la
igualdad y al revocar la segunda esta decisión y, en su lugar, tutelar el derecho fundamental
al debido proceso, se ajustan al material probatorio que aparece en el expediente y a la
doctrina constitucional expedida sobre los mismos.

En el análisis del caso concreto de la sentencia SU-224 de 1998, la Corte manifestó que
los requisitos esenciales del contrato de trabajo (prestación personal del servicio,
subordinación y salario) no se encontraban reunidos, lo cual descarta la existencia de “una
vinculación contractual de carácter laboral”. Por consiguiente, con respecto al posible
desconocimiento del derecho al trabajo, invocado por la peticionaria, por la terminación de
la relación vigente y la suspensión de la actividad del hogar comunitario a su cargo, es
pertinente concluir que, si de la relación existente entre la demandante y la accionada no
se desprende una vinculación de carácter laboral, no es posible deducir la amenaza o
violación de dicho derecho, razón por la cual no prospera la tutela para los efectos de la
protección del mismo.
De la posición de Sala Plena -que constituye precedente constitucional- se extracta lo
siguiente:

Dentro del marco de gestión de dicho Instituto, se debe propender y fortalecer la integración
y el desarrollo armónico de la familia, proteger al menor de edad y garantizarle sus derechos
(D. 1471/90, art. 124), fundamentando los programas que adelanta en la responsabilidad
de los padres en la formación y cuidado de sus hijos, la participación de la comunidad y la
determinación de la población prioritaria (art. 125 ibídem), todo lo cual debe guardar
estrecha relación para la salvaguarda de los derechos fundamentales de los niños (C.P.,
art. 44).

De esta manera, en la reglamentación expedida respecto del “Programa Hogares


Comunitarios de Bienestar” (D. 1340/95), a su Junta Directiva se le atribuyeron las
funciones de establecer los criterios, parámetros y procedimientos técnicos y
administrativos que permitan su organización y funcionamiento, con implementación
gradual, según las condiciones sociales, económicas, geográficas y de participación
comunitaria de cada región y con apoyo en la familia y la sociedad, para asistir y proteger
al niño garantizando su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos.

Por dicha razón, el programa debe ser ejecutado directamente por la comunidad, a través
de las asociaciones de padres de familia de los menores beneficiarios del mismo o de otras
organizaciones comunitarias, como las madres comunitarias, con una vinculación de trabajo
solidario y de contribución voluntaria, puesto que se deriva de la obligación de asistir y
proteger a los niños, la cual corresponde a toda la sociedad y la familia.

Al entrar al análisis de las consideraciones para la solución del caso concreto se reiteró lo
dicho en la sentencia T-269 de 1995 de esta Corporación, que determinó que el vínculo
existente entre las madres comunitarias y la asociación de padres de familia de los hogares
comunitarios de Bienestar, es “de orden civil; bilateral, en la medida en que los contratantes
se obligaron recíprocamente”, así:

Sin duda, alrededor de la relación surgida entre ambas partes -una entidad sin ánimo de
lucro, de beneficio social, vinculada al Sistema Nacional de Bienestar Familiar, y un
particular que nunca ostentó la calidad de empleado-, se puede decir que fue de orden civil;
bilateral, en la medida en que los contratantes se obligaron recíprocamente: la madre, a la
satisfacción del interés de su contraparte, o sea la adecuada prestación de una serie de
servicios a los niños usuarios y a sus padres, y la asociación, al apoyo debido y al pago de
la beca suministrada por el I.C.B.F.; consensual, puesto que no requirió de ninguna
solemnidad; onerosa, porque daba derecho a la madre comunitaria para percibir
parcialmente parte de la beca mencionada.

(…)

Como es sabido, para que exista una vinculación contractual de carácter laboral se requiere
la prestación personal del servicio por parte del trabajador, la subordinación y el salario,
este último como retribución del servicio; y si se trata de un empleado vinculado a través de
una relación legal y reglamentaria, el respectivo nombramiento de la autoridad oficial
nominadora, con la prestación personal del servicio con posterioridad a la posesión, unido
a la subordinación y el respectivo salario, cuyos presupuestos no aparecen configurados
en el asunto sub-examine.

No sobra agregar que los anteriores razonamientos son obligatorios y por tanto vinculantes,
por cuanto forman parte de la ratio de la sentencia, en la medida en que sujetan y
constituyen la base de la decisión, adoptada en el fallo de Sala Plena SU-224 de 1998. En
ese sentido, esta Corte ha señalado el carácter vinculante de la ratio, pues, al tener un nexo
causal con la parte resolutiva, es obligatoria, debe ser observada por las distintas
autoridades y corrige la jurisprudencia.

En efecto, se puede concluir que el legislador en el ejercicio de sus competencias puede


cambiar el régimen jurídico de las madres comunitarias, tal como se explicó en el acápite
anterior. Sin embargo, la realidad fáctica y jurídica antes de la vigencia de esa ley resulta
muy diferente. En atención a lo dispuesto en la sentencia SU-224 de 1998, en íntima
conexidad con la sentencia T-269 de 1995, a la cual expresamente remite, al verificar los
elementos del contrato realidad se determinó que los presupuestos no se configuraban en
los vínculos entre madres comunitarias y la asociación de padres de familia de los hogares
comunitarios de Bienestar.

Jurisprudencia en vigor

5.2.1. jurisprudencia contenida en la sentencias T-269 de 1995, T-668 de 2000, T-990 de


2000, T-1081 de 2000, T-1117 de 2000, T-1173 de 2000, T-1605 de 2000, T-1674 de 2000,
T-158 de 2001, T-159 de 2001, T-1029 de 2001. En la citada línea jurisprudencial, la Corte
Constitucional ha sostenido que no existe contrato de trabajo entre las madres comunitarias
y el ICBF o las asociaciones o entidades que participan en el Programa Hogares
Comunitarios de Bienestar y, que el vínculo es de naturaleza contractual de origen civil.

5.2.2. Jurisprudencia acorde al avance legislativo, contenido en las sentencias T-628 de


2012, T-478 de 2013, T-130 de 2015 y T-508 de 2015. A partir de la providencia T-628 de
2012, esta Corporación empieza a señalar las transformaciones que se han presentado en
cuanto a la naturaleza de la relación entre las madres comunitarias y el ICBF o las
asociaciones que hacen parte del mencionado programa, en los siguientes términos:

Podría argumentarse que la diferencia que se acusa de discriminatoria tiene una


justificación debido a que las madres comunitarias no tienen, por regla general, una relación
laboral con el ICBF ni con las instituciones que participan en el Programa de Hogares
Comunitarios de Bienestar y por esta razón el Estado no está obligado a tratarlas de la
misma forma que a los trabajadores subordinados.

Sin embargo, el anterior argumento no es de recibo al tener en cuenta que, como se vio, el
régimen jurídico de las madres comunitarias no es el de las personas que trabajan por
contrato de prestación de servicios, sino uno intermedio entre el trabajo subordinado y el
independiente, el cual fue configurado autónomamente por el ICBF. Al hacerlo, esta entidad
escogió dotarlo de una jornada máxima igual a la de los trabajadores subordinados y al
hacerlo no podía, al mismo tiempo, excluir el salario mínimo mensual, sin incurrir en
discriminación sexual en el sentido ya indicado.

(…)

Las características dadas a esta actividad por las normas legales y reglamentarias vigentes
denotan que es una forma de trabajo que, aunque en principio no es subordinado y no
genera relación laboral, sí permite a las personas que la ejercen dignificarse a través del
desarrollo de un oficio y darse a sí mismas y a sus familias acceso a condiciones materiales
de vida digna al percibir una retribución económica y acceso a la seguridad social a cambio
de la prestación de sus servicios personales

Explicó la Corte que el análisis del régimen jurídico actual de las madres comunitarias
revela, de un lado, características propias del trabajo subordinado tales como la limitación
de la jornada laboral a ocho horas diarias y, de otro, divergencias importantes con los
trabajadores independientes en lo que toca con la seguridad social pues no están obligadas
a asumir la totalidad de los aportes al sistema de salud y de pensiones sino que el Estado
asume una parte de los mismos, lo cual obedece a la lógica misma del Programa, cual es
la responsabilidad conjunta entre el Estado, la familia y la sociedad en la asistencia y
protección de los niños y niñas. De modo tal que, hoy en día, las madres comunitarias tienen
un régimen jurídico intermedio entre el trabajo subordinado e independiente.

Lo dicho no contradice la jurisprudencia constitucional sobre la naturaleza jurídica de la


relación de las madres comunitarias con las entidades y asociaciones que participan del
Programa ya que las sentencias expedidas sobre el asunto se han limitado a indicar que no
se trata de trabajo subordinado, lo que se reitera en esa decisión.

En la sentencia T-478 de 2013, esta Corporación revisó los fallos de tutela proferidos dentro
de la acción de tutela formulada por una madre comunitaria que exigía el restablecimiento
de sus derechos que estimaba vulnerados, porque se le dejó de pagar el subsidio a los
aportes a pensión. En ese caso, la Corte analizó el régimen legal aplicable a las madres
comunitarias y encontró que el artículo 36 de la Ley 1607 de 2012 había establecido
medidas progresivas tendientes a mejorar la situación de quienes realizan actividades como
madres comunitarias, entre otras, la asignación gradual de una remuneración que llegue a
equivaler al valor del salario mínimo legal vigente y finalmente, la formalización laboral.

La Sala de Revisión encontró que el régimen jurídico de las madres comunitarias se


encontraba en un período de transición, ya que en el año 2014 debe pasar de ser un
régimen jurídico especial, a una relación laboral por la que devengarán un salario mínimo
legal vigente. Finalmente, debe destacarse que durante 2013, la beca o bonificación que
reciben las madres comunitarias debe ser equivalente a un salario mínimo legal mensual
vigente.

Con la expedición de la Ley 1607 del 26 de diciembre de 2012 y el Decreto 289 del 12 de
febrero de 2014 que reglamentó el artículo 36 de la mencionada ley, se contrajo que las
madres comunitarias serían vinculadas mediante contrato de trabajo, que no tendrían la
calidad de servidoras públicas, que prestarían sus servicios a las entidades administradoras
del Programa Hogares Comunitarios de Bienestar y que no se podía predicar solidaridad
patronal con el ICBF. Así lo explico la Corte en la sentencia T-130/2015:

Dentro de esta secuencia, la Corte encuentra que entre los años 2013 y 2015 y
particularmente, a partir del año 2014, el régimen jurídico de las madres comunitarias pasó
de ser un régimen jurídico especial a convertirse en un régimen laboral con ciertas
especificidades. El primer paso estuvo en la citada Ley 1607 de 2012 que dispuso que
durante el año 2013 la beca o bonificación que recibían las madres comunitarias debía
equivaler al valor de un salario mínimo legal mensual vigente; además, se mantuvo el
subsidio especial otorgado a las madres comunitarias para sus aportes al Sistema General
de Pensiones por medio del Fondo de Solidaridad Pensional. El segundo avance se produjo
con la expedición del Decreto 289 de 2014 reglamentó la vinculación laboral de las madres
comunitarias con las entidades administradoras del Programa de Hogares Comunitarios de
Bienestar, de manera que cuenten con todos los derechos y garantías consagradas en el
Código Sustantivo de Trabajo, de acuerdo con la modalidad contractual y las normas que
regulan el Sistema de Protección Social.

EL CASO EN CONCRETO
En el caso sub examine, de acuerdo al acervo probatorio que se allega, de conformidad
con la línea jurisprudencial establecida, mi mandante fue contratada por LA ASOCIACION
FAMILIA PROYECTO AL FUTURO (FRAPOF) PLANADAS, identificada con NIT
809007114-8, FUNDAMIL, identificada con NIT 830068106-6, COOPERATIVA
MULTIACTIVA DE COMERCIALIZACION DE COLIMBIA (PREOCOVIVERES),
identificada con NIT 900230819-6, ASOCIACION PARA LA ATENCION DE LA
PRIMERA INFANCIA DEL MUNICIPIO DE PLANADAS “ASAPIP” identificada con
NIT 900.580.505-2 e INSTITUTO COLOMBIANO DE BIENESTAR FAMILIAR
(ICBF) para Servir como MADRE COMUNITARIA, cumpliendo las labores descritas en
el acápite de hechos, que producto del desempeño y ejercicio de sus obligaciones, mi
cliente adquirió y/o desarrollo Túnel de Carpo, Discopatia lumbar, concomitantemente con
un síndrome radicular C5C6, C6C7 y L4L5, L5S1 bilateral leve crónico, padecimientos y/o
patologías que han quebrantado gravemente su estado de salud, además de producir una
disminución en su capacidad laboral, teniéndose como horizonte su edad actual, asciende
a los 62 años, menester de lo anterior encausándose en un Sujeto de especial protección
para el Estado.

Que de acuerdo a los supuestos facticos y jurídicos esbozados, el caso particular de mi


prohijada resulta análogo a las situaciones narradas y descritas en la Jurisprudencia
transcrita, entendiéndose en lo correspondiente que la aplicación del precedente judicial,
deberá amparar íntegramente los derechos que aquí se señalan como conculcados.

Encuentra la Suscrita viable interponer por los argumentos expuestos la presente acción de
carácter constitucional, en pro de encontrar una protección inmediata a los derechos
fundamentales mutilados por las decisiones aquí atacadas y desmedro de los intereses de
mi prohijada.

Mi cliente, actualmente cuenta con 63 años de edad, lo que la convierte en un Agente de


Especial Protección por parte del Estado, pero más aún, la hace acreedora de la Mesada
Pensional consignada por nuestro Sistema de Seguridad Social Colombiano, puesto ha
cumplido el requisito de edad, faltando escasamente el cumplimiento del requisito de
semanas exigidas, por lo expuesto aquí se pretende con la acción constitucional, es
exactamente eso, la consecución de la cotización de las semanas laboradas y prestadas
por mi mandante para la accionada INSTITUTO COLOMBIANO DE BIENESTAR
FAMILIAR (ICBF).

DERECHOS CUYA PROTECCIÓN SE DEMANDA

Constitucionales:

Artículos 13, 26, 29, 44, 48, 53 de la Constitución Política Nacional

Legales:

Art. 13, 23, del C.S.T.

PETICIONES

Con fundamento en los hechos relacionados, y los argumentos esbozados solicito del Juez
de Tutela disponer y ordenar a la parte accionada y a favor de mi procurada lo siguiente:

I) Tutelar los Derechos Fundamentales de mi procurada a la DIGNIDAD


HUMANA, A LA SEGURIDAD SOCIAL, A LA IGUALDAD Y AL MÍNIMO VITAL
Y MOVIL y demás derechos conexos que fueron cercenados por LA
ASOCIACION FAMILIA PROYECTO AL FUTURO (FRAPOF) PLANADAS e
INSTITUTO COLOMBIANO DE BIENESTAR FAMILIAR (ICBF), al no serle
cotizado al Sistema de Seguridad Social, ni Pensión, ni Salud, ni ARL, como
debió habérsele cotizado en razón a la verdadera existencia de una relación
laboral para con las accionadas.
II) En consecuencia de la anterior petición se sirva ordenar a LA ASOCIACION
FAMILIA PROYECTO AL FUTURO (FRAPOF) PLANADAS e INSTITUTO
COLOMBIANO DE BIENESTAR FAMILIAR (ICBF), a cotizar en el fondo de
pensiones correspondiente las contribuciones que le corresponden como
verdadero y exclusivo empleador de mi prohijada.
III) Ofíciese al fondo de pensiones COLPENSIONES, para que se alleguen, la
totalidad de semanas cotizadas a nombre de mi representada, con el objetivo de
establecer, la ausencia por parte de la accionada, obligada a cotizar el número
de semanas que mi procurada ha prestador directamente sus servicios como
MADRE COMUNITARIA o AGENTE EDUCATIVO, al INSTITUTO
COLOMBIANO DE BIENESTAR FAMILIAR (ICBF).
IV) En caso de continuar la desobediencia a la decisión de Tutela, se abra cuaderno
de cumplimiento al fallo y de desacato.
V) Se vinculen a los terceros que considere el despacho de Tutela, para evitar
nulidades en el trámite de la acción de Tutela.

PRUEBAS

Con el fin de establecer la vulneración de mi derecho constitucional fundamental reclamado,


solicito señor Magistrado tener en cuenta las siguientes pruebas:

1) Copia del Poder debidamente diligenciado.

2) Copia íntegra de los contratos de trabajo a término fijo que posee mi procurada.

3) Copias originales de los Certificados de Cámara y Comercio de las Accionadas.

4) Copia simple del certificado que emitió ESNEDY MORALES DE SALGADO como
representante legal de los hogares comunitarios modalidad FAMI, donde se
demuestra que mi procurada laboro en los hogares comunitarios en el año 2.009 en
el barrio obrero en el hogar los BULLICIOSOS en el municipio de Chaparral.

5) Copia Simple del certificado que emitió JESUS MARIA CERQUERA CUELLAR
como representante legal de los hogares comunitarios modalidad FAMI, donde se
demuestra que mi procurada laboro en los hogares comunitarios en el año 2.008 en
el barrio obrero en el hogar los BULLICIOSOS en el municipio de Chaparral.

6) Copia Simple del certificado que emitió KELLY JOHANA CARBAL CASTRO como
representante legal de los hogares comunitarios modalidad FAMI, donde se
demuestra que mi procurada laboro en los hogares comunitarios en el año 2.007 en
el barrio obrero en el hogar los BULLICIOSOS en el municipio de Chaparral.

7) Copia Simple del certificado que emitió MARLY JOHANNA ÑUSTES como
representante legal de los hogares comunitarios modalidad FAMI, donde se
demuestra que mi procurada laboro en los hogares comunitarios en el año 2.006 en
el barrio obrero en el hogar los BULLICIOSOS en el municipio de Chaparral.

8) Copia Simple del certificado que emitió CAROLINA BERNAL como representante
legal de los hogares comunitarios modalidad FAMI, donde se demuestra que mi
procurada laboro en los hogares comunitarios en el año 2.005 en el barrio obrero en
el hogar los BULLICIOSOS en el municipio de Chaparral.

9) Copia Simple del certificado que emitió ROSALBA BELTRAN GONZÁLEZ, como
representante legal de los hogares comunitarios modalidad FAMI, donde se
demuestra que mi procurada laboro en los hogares comunitarios en el año 2.001 en
el barrio obrero en el hogar los BULLICIOSOS en el municipio de Chaparral.
10) Copia simple del certificados que emitió CENELIA PADILLA BARBOSA como
representante legal de los hogares comunitarios modalidad FAMI, donde se
demuestra que mi procurada laboro en los hogares comunitarios en el año 1.999 en
el barrio obrero en el hogar los BULLICIOSOS en el municipio de Chaparral.

11) Copia simple del certificado que emitió ZORAIDA MONTES como representante
legal de los hogares comunitarios modalidad FAMI, donde se demuestra que mi
procurada laboro en los hogares comunitarios en el año 1.997 Y 1.998 en el barrio
obrero en el hogar los BULLICIOSOS en el municipio de Chaparral.

12) Copia simple del certificado que emitió LEONOR PALMA CRIOLLO como
representante legal de los hogares comunitarios modalidad FAMI, donde se
demuestra que mi procurada laboro en los hogares comunitarios en el año 1.995 en
el barrio obrero en el hogar los BULLICIOSOS en el municipio de Chaparral.

13) Copia simple del certificado que emitió LUZ ESTELLA HERNANDEZ ECHEVERRI,
como representante legal de los hogares comunitarios modalidad FAMI, donde se
demuestra que mi procurada laboro en los hogares comunitarios en el año 1.994 en
el barrio obrero en el hogar los BULLICIOSOS en el municipio de Chaparral.

14) Copia simple del oficio con asunto terminación del contrato firmado por la Señora
LUZ DARY CHAVEZ GUTIERREZ, como representante legal de la Asociación
FRAPOF, dada el cinco de octubre de 2.016, donde se demuestra el tiempo
laborado por mi mandante.

15) Copia íntegra del informe técnico entregado a mi procurada por la representante
legal Señora LUZ DARY CHAVEZ GUTIERREZ, donde se evidencian los diferentes
contratos suscritos entre el empleador y mi procurada.

16) Copia íntegra de la historia clínica y/o epicrisis de mi procurada de fecha del pasado
26 de septiembre de 2.017.

17) Copia de la electromiografía-neuroconduccion-fibra única, dada por el Dr. JULIO


ERNEESTO GIRALDO VALENCIA, a mi cliente.

18) Copia del estado de cuenta de mi procurada desde el 31 de marzo 2.015 hasta el
30 de junio de 2.015.

19) Copia del estado de cuenta de mi procurada desde el 30 de junio de 2.015 hasta el
30 de septiembre de 2.015.

20) Copia del estado de cuenta de mi procurada desde el 30 de septiembre de 2.015


hasta el 31 de diciembre de 2.015.

21) Copia del estado de cuenta de mi procurada desde el 31 de diciembre de 2.015


hasta el 31 de marzo de 2.016.
22) Copia del estado de cuenta de mi procurada desde el 31 de marzo 2.016 hasta el
30 de junio de 2.016.

23) Copia del estado de cuenta de mi procurada desde el 30 de junio de 2.016 hasta el
30 de septiembre de 2.016.

24) Copia del estado de cuenta de mi procurada desde el 30 de septiembre de 2.016


hasta el 31 de diciembre de 2.016.

25) Copia del estado de cuenta de mi procurada desde el 31 de diciembre de 2.016


hasta el 31 de marzo de 2.017.

TESTIMONIALES

Solicito respetuosamente al Juez de Tutela que si a bien lo tiene, y en pro de aclarar y


confirmar los supuestos facticos manifestados proceda a decretar y practicar los
siguientes testimonios:

VIRGINIA PARRA RADA, mayor de edad identificada con C.C. N° 28.687.332 de


Chaparral domiciliada en la Calle 14#5-04 Barrio la Primavera en Chaparral (Tol)

NATIVIDAD MOSQUERA, mayor de edad identificada con C.C. N° 28.678.842 de


Chaparral, domiciliada y residente en la Calle 14#4-22 Barrio Obrero en Chaparral (Tol)

YANETH OSPINA, mayor de edad, identificada con C.C. N° 28.686.252 de Chaparral,


domiciliada y residente en la Calle 14#4-30 Barrio Obrero en Chaparral (Tol).

YURANI CALDERON, mayor de edad, identificada con C.C. N° 38.015.295 de


Chaparral, domiciliada y residente en la Calle 15 #5 E-02 Barrio Primavera de Chaparral
(Tol).

PETICIÓN DE DECRETO DE PRUEBAS. Conforme al artículo 29 de la Constitución


Nacional solicito respetuosamente se decreten las siguientes pruebas.

16.2.1 Oficiar A LA ASOCIACION FAMILIA PROYECTO AL FUTURO (FRAPOF)


PLANADAS e INSTITUTO COLOMBIANO DE BIENESTAR FAMILIAR (ICBF), para que
alleguen al Honorable Juez de Tutela Constitucional los correspondientes soportes primero
del ejercicio de mi procurada durante cada uno de los años que fungió como MADRE
COMUNITARIA o AGENTE EDUCATIVO, para las respectivas entidades aquí accionadas
y segundo que alleguen o demuestren si a mí procurada le fueron realizados los pagos y/o
cotizaciones al Sistema General de Seguridad Social-Fondo de Pensiones.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

Constitucionales:
Artículos 2, 29, 38, 40, 53, 228, 229 y 250 de la Constitución Política Nacional

JURAMENTO

Bajo la gravedad de juramento, manifestamos ante su despacho, no haber interpuesto


alguna otra acción de tutela conforme a los mismos hechos o pretensiones.

ANEXOS

Lo anunciado en el acápite de pruebas, y copia del poder debidamente diligenciado y


otorgado

NOTIFICACIONES

Accionado: LA ASOCIACION FAMILIA PROYECTO AL FUTURO (FRAPOF)


PLANADAS e INSTITUTO COLOMBIANO DE BIENESTAR FAMILIAR (ICBF), ubicada la
primera en la Calle 4 N° 5-41 del Barrio “Centro del Municipio de Chaparral (Tol) y el
Segundo en la Carrera 5 # 43 - 23 Piso 1 Barrio Restrepo, Ibagué. Ibagué TOL.

A LA SUSCRITA APODERADA: En la Carrera 1, Número 8-05, Barrio La Pola,


Ibagué Tolima. E-mail: sandra_milena1100@hotmail.com.
A MI MANDANTE: En la Calle 14 n°4-21 Barrio “El Obrero” de Chaparral (Tol).

Cordialmente;

SANDRA MILENA SANDOVAL POLOCHE


C.C.N°38’144.772 de Ibagué Tolima.
T.P.N°141.841 del Consejo Superior de la Judicatura.

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