Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
para identificar al período de nuestra historia política, que se inició con la restauración del
civilismo (hegemonía del Partido Civil) una vez terminado el mandato de Nicolás de Piérola en
1899 y que se prolongó hasta 1919. Sus principales características fueron las siguientes:
• Tuvo un gobierno de tipo oligárquico antes que democrático. “Para el pueblo, por el pueblo,
pero sin el pueblo” fue una parte inherente del sistema que, a pesar de todo el progreso que
logró propiciar, no utilizó nunca uno de los principios indispensables de la democracia: el
sufragio universal.
• Las personas que se alternaron en el poder pertenecieron al mismo círculo social restringido
de un número muy reducido de familias. Las decisiones de gobierno se tomaban en un club
social llamado el Club Nacional.
• A pesar de que existieron algunos partidos políticos y fuertes enfrentamientos entre ellos, el
predominio en el poder a lo largo de estos años lo tuvo el Partido Civil fundado en 1870 (ver:
lectura complementaria).
• Hubo escasa alternancia en el poder, a lo largo del período que nos interesa, entre los
miembros del Partido Civil y otros partidos, y lo peculiar, en todo caso, fue más bien la
disidencia dentro del mismo civilismo.
Si hacemos un breve recuento encontraremos que, luego del gobierno de consenso del
demócrata Nicolás de Piérola, quien como ya se dijo gobernó con los civilistas, se sucedieron
los siguientes presidentes: Eduardo López de Romaña, Manuel Candamo (fundador del civilismo
del siglo XIX), José Pardo y Barreda (hijo de Manuel Pardo, fundador del civilismo del siglo XIX
y primer presidente civilista del mismo siglo), Augusto B. Leguía, (civilista en su primer período
y disidente en el segundo), Guillermo Billinghurst (demócrata) y Óscar R. Benavides (militar).
(Ver cuadro de gobernantes durante la república aristocrática).
Dos discrepancias importantes entre los demócratas, los civilistas y Leguía, sobre las que
volveremos luego, fueron las siguientes: la primera, elegir entre austeridad fiscal y crecimiento
financiado con préstamos y, la segunda, decidir si buscar o no el consenso en la manera de
hacer política.