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LAS BASES DEL ENTRENAMIENTO

INTEGRAL EN EL FUTBOL.
Julián Mayo Mauriz
- Estudiante Ciencias del Deporte y la Educación Física

En la actualidad, el entrenamiento con juegos en espacios reducidos (Small


Sided Games) ha ganado popularidad debido sobre todo a la evidencia científica
que en los últimos años se viene generando y a los resultados que los equipos
profesionales tienen adaptando sus entrenamientos a este método. A día de hoy
existen artículos con suficiente evidencia científica como para aceptar que los
juegos en espacios reducidos son más ricos y completos que el entrenamiento
descontextualizado (sin balón) (Helgerud, 2001. Impellizzeri, 2006. Little, 2006.
Reilly, 2004), y podemos asumir que no utilizarlos sería un gravísimo error meto-
dológico en el entrenamiento.

Mas allá de las obvias ventajas de mejorar el entrenamiento con la combina-


ción de técnica y entrenamiento físico y fisiológico, existen varios aspectos a
resaltar y a tener en cuenta:

1. La motivación de los jugadores aumenta.

2. El entrenamiento en espacios reducidos tiene una transferencia al juego real


mayor que el entrenamiento genérico, esto quiere decir que se realizan un mayor
número de patrones biomecánicos similares a los que se realizan en la competi-
ción.
3. Se puede entrenar la táctica.

4. Las necesidades metabólicas son más parecidas a las necesidades reales,


y
5. Desciende el número de lesiones por reproducir patrones de movimiento
que el jugador no está acostumbrado a realizar.

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En la actualidad, el entrenamiento con juegos en espacios reducidos (Small Sided Games) ha ganado
popularidad debido sobre todo a la evidencia científica que en los últimos años se viene generando y a los
resultados que los equipos profesionales tienen adaptando sus entrenamientos a este método. A día de hoy
existen artículos con suficiente evidencia científica como para aceptar que los juegos en espacios reducidos
son más ricos y completos que el entrenamiento descontextualizado (sin balón) (Helgerud, 2001. Impellizze-
ri, 2006. Little, 2006. Reilly, 2004), y podemos asumir que no utilizarlos sería un gravísimo error metodológico
en el entrenamiento.

Mas allá de las obvias ventajas de mejorar el entrenamiento con la combinación de técnica y entrenamien-
to físico y fisiológico, existen varios aspectos a resaltar y a tener en cuenta:
1. La motivación de los jugadores aumenta.
2. El entrenamiento en espacios reducidos tiene una transferencia al juego real mayor que el entrenamien-
to genérico, esto quiere decir que se realizan un mayor número de patrones biomecánicos similares a los que
se realizan en la competición.
3. Se puede entrenar la táctica.
4. Las necesidades metabólicas son más parecidas a las necesidades reales, y
5. Desciende el número de lesiones por reproducir patrones de movimiento que el jugador no está acos-
tumbrado a realizar.

En cambio, existen dos inconvenientes de peso que deben ser analizados: Controlar la carga de entrena-
miento es más complicado y las necesidades humanas y organizativas son mayores.
A pesar de beneficios anteriormente citados, el entrenamiento sin balón (genérico) aún es la tónica habi-
tual en la mayoría de las diferentes categorías de rendimiento en fútbol.

En la programación de las sesiones, se deben de tener en cuenta los factores que pueden influenciar la
intensidad de los ejercicios, y variarlos en función de los objetivos de las mismas o adaptarlos al nivel de
rendimiento de nuestros jugadores. Estos son: El tipo de ejercicio, el número de jugadores, la motivación del
jugador, el tamaño de la zona de juego y la variación de las reglas.

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Existe una relación directa entre la intensidad de juego y el número de jugadores, siendo la intensidad
mayor a medida que desciende el número de jugadores. El descenso del número de jugadores conlleva un
aumento de participación de los mismos. De este modo, el número de partidos totales que se pueden jugar
son menores a medida que aumenta la intensidad (Grant et al., 1999 y 1999b. Platt et al., 2001 y Jones et
al., 2007).

Clasificando los ejercicios por el número de jugadores, podríamos organizarlos en tres grupos fisiológica-
mente distintos:

Los ejercicios de 8x8 a 5x5 están en una intensidad adecuada para el desarrollo del umbral aeróbico
(~85–90% FCmax) mientras que los ejercicios de 4x4 y 3x3 producen una intensidad adecuada para el de-
sarrollo de la Vo2Max (90–95% FCmax). Por último, el lactato sérico y el esfuerzo percibido nos indican que
los ejercicios de 2x2 están relacionados con el entrenamiento anaeróbico.

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Los ejercicios de posesión, sin portero, incrementan la intensidad del entrenamiento. Esto es debido a
que reducen los tiempos de parada en el juego y se eliminan las posiciones anti-reglamentarias. Por tanto,
los ejercicios de posesión pueden permitir entrenar adaptaciones a umbrales más altos con equipos rela-
tivamente más grandes. Además, el cambio de reglas, como la restricción del número de toques, marcaje
al hombre, o el uso de jugadores de apoyo, son otros factores que pueden incrementar la intensidad de los
ejercicios.

Otro otra parte, campos más grandes producen intensidades mayores, porque los jugadores cubren ma-
yores distancias y el juego es más abierto, esto ha sido estudiado por Aroso et al. (2004), Balsom (1999) o
Rampinini et al. (2007).
El ánimo del entrenador es un gran método de aumentar la intensidad del entrenamiento. Es más, Rampi-
nini et al. (2007) nos dice que en sus estudios el ánimo del entrenador es la variable dominante en la inten-
sidad de juego, cuando se examinan los efectos de los distintos tamaño del campo, número de jugadores y
el ánimo del entrenador. Por lo tanto, los entrenadores deben de tener como objetivo maximizar las técnicas
de motivación cuando se requiere un entrenamiento a intensidad muy elevada.
Los factores a emplear incluyen el ánimo del equipo técnico, una estructura de entrenamiento competitiva,
y dar feedbacks a los jugadores sobre la intensidad del mismo.

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Un factor que puede influir en la intensidad del entrenamiento y que no puede ser controlado por el en-
trenador es el nivel de los jugadores. Los jugadores con un nivel de habilidad bajo pueden no provocar una
intensidad de entrenamiento elevada ya que el juego se interrumpe y no son capaces de desplazarse por el
campo con la intensidad de juego necesaria. A pesar de este problema, hay una relativa similitud de intensi-
dad entre los amateurs y los jugadores profesionales al realizar los mismos ejercicios.

Por último, en cuanto a los resultados en la forma y condición física, Reilly et al. (2004) compararon el
juego en espacios reducidos con el aeróbico interválico en 18 futbolistas profesionales.
Se midió el CMJ, SJ, sprints de 10 y 30m, la capacidad anaeróbica, la agilidad para ambos lados y la
habilidad a través del FSkT. Los del grupo del juego en espacios reducidos mejoraron CMJ, SJ, el sprint de
30m, y la agilidad. Mientras que el grupo de entrenamiento interválico perdieron en SMJ, SJ, sprint 30m, y la
agilidad sin ganar en el resto. Aún en el test de capacidad aeróbica mejoraron más los del grupo de juego en
espacios reducidos que el interválico. Sin perder la perspectiva del grupo específico en el que se realizó el
estudio, esta evidencia demuestra que hay que utilizar el entrenamiento interválico con sumo cuidado y los
beneficios que nos pueden brindar los ejercicios en espacios reducidos y la transferencias directas que nos
encontramos mas allá de la capacidad aeróbica, con el entrenamiento específico de velocidad y fuerza.

Otro cuadro con ejemplos de campos:

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