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COMUNICADO A LA OPINIÓN PÚBLICA

La Universidad Nacional de Colombia expresa su más firme rechazo frente a toda conducta
de acoso sexual y demás violencias basadas en género, las cuales vulneran los derechos
humanos y afectan la dignidad de las personas.

La comunidad universitaria está comprometida en combatir esta problemática mundial, sin


negarla o evadirla, sino adoptando medidas para su erradicación. Con ese fin, en el año 2012
se expidió el Acuerdo 35 del 2012 del Consejo Superior Universitario, determinando la política
institucional de equidad de género e igualdad de oportunidades para mujeres y hombres.
Posteriormente, en el año 2016 se implementó el Observatorio de Asuntos de Género y, a
través de la Resolución 1215 de 2017 de Rectoría, se estableció el Protocolo para la
Prevención y Atención de Casos de Violencia Sexual y Violencias Basadas en Género, con el
fin de brindar a las personas victimizadas por ese tipo de hechos una atención integral, ofrecer
asesoría en derechos y surtir las actuaciones disciplinarias respectivas.

Con relación a la situación que hoy fue difundida por algunos medios de comunicación, es
preciso anotar que, en tanto se recibió la denuncia de la estudiante, se empezó a surtir la
atención que prevé el protocolo antes mencionado. Esto incluye la iniciación del trámite
disciplinario al profesor implicado, el cual se desarrollará cumpliendo el debido proceso.

Siendo nuestro interés contribuir en el restablecimiento de los derechos de la estudiante,


hacemos un llamado a los medios de comunicación para abordar estas temáticas, evitando
cualquier forma de revictimización.

Dado en Bogotá D.C., a los veintiséis días del mes de abril de dos mil dieciocho.

(original firmado por)


IGNACIO MANTILLA PRADA
Rector
Universidad Nacional de Colomb

Bogotá, 26 de abril de 2018.

Comunicado de la Representación Estudiantil por pregrado al Observatorio


de Asuntos de Género
Como estudiante de la Universidad Nacional y representante estudiantil rechazo
todo acto de acoso sexual y violencia hacia las mujeres.

La Universidad Nacional es el centro de pensamiento más importante del país, líder


en los estudios de género y en la movilización de la sociedad y las mujeres
colombianas, por tanto, debe ser ejemplo de lucha contra todas las formas de
discriminación y violencia.

El acoso sexual es nuestros campus es inaceptable. La denuncia y la atención


integral ante estas agresiones son derechos de toda la comunidad universitaria,
amparados en la Constitución y las leyes, establecidos además en el Protocolo para
la Prevención y Atención de Casos de Violencias Basadas en Género y
Violencias Sexuales, una conquista de la movilización democrática de la comunidad
universitaria, que es necesario defender y exigir su implementación.

Por este motivo se debe investigar al profesor Freddy Alberto Monroy y dar todas
las garantías para que Lizeth Sanabria pueda tramitar la denuncia, recibir
acompañamiento y contar con el apoyo institucional.

Pongo a disposición la representación estudiantil para respaldar, hacer


acompañamiento y seguimiento a la denuncia de Lizeth y de demás casos que se
presenten, para que se garantice el debido proceso con los lineamientos de acción
sin daño y la no revictimización.

La educación pública y de alta calidad es incompatible con la discriminación,


el acoso y cualquier forma de violencia hacia las mujeres.

No más Acoso en la UN.

Lorenza Bordamalo
Representante Estudiantil ante el
Observatorio de Asuntos de Género
Universidad

COMUNICADO REPRESENTANTES ESTUDIANTILES


En relación con la grave denuncia de acoso sexual a una estudiante de maestría
por parte del
profesor FREDY ALBERTO MONROY, exdirector de maestrías de Enseñanzas de
la
Ciencia, y difundida por varios medios de comunicación, las y los abajo firmantes
nos
permitimos EXIGIR lo siguiente:

1) Instar a la Universidad Nacional de Colombia, para que en atención al Deber de


Debida Diligencia establecida en la Convención de Belém do Pará se
INVESTIGUE
DISCIPLINARIAMENTE al profesor FREDY ALBERTO MONROY, dado los
hechos de acoso sexual referidos en distintos medios de comunicación.
2) Por solicitud de los estudiantes de Física EXIGIMOS a la Facultad de Ciencias
que
mientras se hacen las investigaciones correspondientes se RETIRE al profesor
Monroy del Grupo de Estudios de Óptica, y de las clases que dicta.
3) INSTAR a la Unidad de Delitos Sexuales de la Fiscalía General de la Nación
para
que adelante la INVESTIGACIÓN PENAL respectiva, en tanto este es un hecho
público y el ente acusador debe actuar de oficio.
4) ACTIVAR el Protocolo de Atención a Casos de Acoso para proteger
psicologicamente a la estudiante agredida; de igual modo, ofrecerle a ella todas
las
garantías de asesoría en derecho para que pueda llevar el caso.
5) ACOMPAÑAMIENTO integral de Bienestar de sede sin incurrir en prácticas de
revictimización, respetando la integridad de la estudiante agredida.

6) LLAMAR a los diferentes candidatos a las Decanaturas a firmar un ACTA, bajo


la
gravedad de juramento, en la cual conste que no presentan ningún tipo de
investigación de Acoso o Abuso Sexual en su contra.
7) ACOMPAÑAR las jornadas de movilización y rechazo por el hecho denunciado
el
día de hoy, y por los cientos de casos anónimos e impunemente archivados en las
distintas dependencias de la Universidad.
Atentamente:
Ana María Cruz. Representante Estudiantil de Posgrado al Observatorio de
Asuntos de
Género
María Fernanda Sandoval. Representante Estudiantil de Posgrado al Observatorio
de Asuntos
de Género
Estudiantes de la Maestría en Estudios de Género.
COMUNICADO

La Escuela de Investigación en Criminologías Críticas, Justicia Penal y Política


Criminal: “Luis
Carlos Pérez” – POLCRYMED – rechaza todo tipo de violencias dentro y fuera del
campus,
especialmente aquellos dirigidos en contra de mujeres por su condición de ser
mujer tanto en el
ámbito privado como en el público.
Una vez conocidos los actos de violencias denunciados por Lizeth Sanabria, como
docentes,
estudiantes, egresadas y egresados de la Universidad Nacional de Colombia, es
nuestro deber
elevar voces de rechazo recordando a la comunidad académica que el Estado
colombiano ha
ratificado múltiples tratados internacionales, razón por la cual en el año 2008 se
profirió la ley
1257 que describe en su artículo 2o el termino violencia contra la mujer como “(...)
cualquier
acción u omisión, que le cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual,
psicológico, económico
o patrimonial por su condición de mujer, así como las amenazas de tales actos, la
coacción o la
privación arbitraria de la libertad, bien sea que se presente en el ámbito público o
en el privado.
(...)” y, además dio vida en nuestro ordenamiento jurídico al tipo penal de Acoso
Sexual
reconociéndolo como un acto que comprende varios tipos de violencia (sexual,
psicológica y
física), que se presenta en un marco de ejercicio arbitrario de poder, como al
parecer resulta en
este caso.
Por lo anterior solicitamos de manera respetuosa a las autoridades de nuestra
Universidad dar
cumplimiento con lo establecido en el artículo 17 de la Resolución 1215 de 2017
de Rectoría,
atendiendo por supuesto al debido proceso pero, sobre todo, respetando cada uno
de los
derechos de la estudiente como mujer víctima de violencias, ello en concordancia
con el artículo
8o de la Ley 1257 de 2008.
De igual manera solicitamos a la Fiscalia General de la Nación que su actuación
se enmarque en
el postulado de Debida Diligencia de acuerdo con lo consagrado en el artículo 7.b.
de la
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
contra la Mujerde –
Convención de Belem do Pará –.
A través del presente comunicado extendemos nuestro apoyo a la estudiente
Lizeth Sanabria
quien de manera valiente ha denunciado tan aberrantes actos de violencia e
invitamos a las
demás personas que hacen parte de nuestra comunidad académica para que, al
igual que
nuestra compañera, denuncien otros actos de violencia de los que hayan sido
víctimas.
Bogotá. D.C., 27 de abril de 2018
CAVIEDES ESTANISLAO ESCALANTE BARRETO
Facultad De Derecho, Ciencias Políticas Y Sociales

A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA

Bogotá, 27 de abril de 2018

Carta abierta a la comunidad universitaria Universidad Nacional de Colombia

Los abajo firmantes lamentamos y repudiamos toda forma de acoso sexual y


laboral, hostigamiento y violencia de género, en especial en la Universidad
Nacional. Consideramos que todo acto que constituya violencia basada en el
género, con independencia de su grado o modalidad, es una afrenta a los
valores centrales de la universidad, que no puede ser tolerado ni
permitido. En consecuencia:
1. Expresamos nuestra solidaridad con las estudiantes y otras integrantes
de la comunidad universitaria que han sido acosadas o han sufrido otras
formas de violencia por parte de integrantes de la comunidad universitaria.
En particular, acompañamos a las estudiantes de la Facultad de Ciencias
Exactas, Físicas y Naturales, de la sede Bogotá, que se han movilizado para
visibilizar las diversas formas de violencia que las vienen afectando.
2. Instamos a las autoridades de la Universidad para que actúen en estos
casos y determinen las responsabilidades disciplinarias a que haya lugar,
de forma expedita y con respeto de las garantías procesales. La Universidad
Nacional está llamada a enviar a la sociedad un mensaje contundente de
rechazo a estas violencias, que nos permita avanzar en la construcción de
relaciones sociales igualitarias y respetuosas de las diferencias.
3. Como profesores y profesoras de la Facultad de Derecho, Ciencias
Políticas y Sociales, sede Bogotá, rechazamos todas las formas de
violencia contra nuestras estudiantes, profesoras y trabajadoras del área
administrativa, y hacemos un llamado a que como Facultad nos unamos en
torno a una campaña de no tolerancia al acoso y a toda forma de violencia
de género.
4. En ese sentido, vemos con preocupación que profesores que tienen
investigaciones pendientes por acoso sexual se postulen a cargos de
representación al interior de la Facultad. Por ejemplo, el profesor José
Guillermo Castro se ha postulado como representante del profesorado al
Comité Asesor de Pregrado, a pesar de tener investigaciones pendientes
de resolución por presuntos casos de acoso sexual. Si bien el profesor
goza del derecho fundamental a la presunción de inocencia hasta tanto se
resuelvan de fondo dichas denuncias, creemos inaceptable e inoportuna su
postulación al Comité Asesor mientras su situación no sea clarificada. Por
lo tanto, instamos al profesor Castro a que retire su candidatura para ser
parte de esa instancia administrativa y exhortamos a las autoridades
disciplinarias correspondientes a que, de manera expedita, decidan los
casos que lo involucran.
5. Invitamos a las profesoras y profesores que decidan postularse a
cargos de representación de carácter académico administrativo en nuestra
Facultad a manifestar públicamente su rechazo a estas formas de violencia
y a comprometerse con su erradicación, para que la Univeridad en general
y la Facultad en particular sean espacios seguros, en los que las mujeres y
personas con orientaciones sexuales e identidades no normativas no sean
víctimas de violencias basadas en el género.

Firmantes

Camilo Borrero
Diana Carrillo González
César Antonio Cohecha
Diana Esther Guzmán
Diana Isabel Güiz

LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA

Bogotá D.C. 28 de Abril de 2018

Édgar Ardila se pronuncia contra la agresión sexual en la Facultad de Derecho


Con toda energía expreso mi repudio al agresivo abuso del poder que se
presenta en la Universidad y que se denuncia en el comunicado, ofrezco mi
solidaridad con las víctimas e invito a toda la comunidad a que sigamos
respondiendo con contundencia para que la violencia sea desterrada de
nuestra alma mater.
No han sido suficientes los esfuerzos hechos para contener los daños que
causa este flagelo en la Universidad. Al contrario, cada vez son más
preocupantes y ya nos dañan ante la opinión pública nacional. Nuestras
autoridades deben reconocer que no han logrado siquiera atenuarlo. El decano
de nuestra facultad está llamado a liderar iniciativas que generen la confianza
de que se va a castigar a los culpables y se va a exonerar a los inocentes.
No es bueno para nuestra institución que tenga uno de sus directivos en
entredicho procesal. Es muy importante que en este tipo de casos nuestros
entes disciplinarios prioricen actuar con toda la celeridad y efectividad para
llegar a definiciones prontas e impedir la impunidad pero también para limpiar el
nombre de los inocentes.
El propio profesor Castro debe trabajar para que este caso no llegue al
vencimiento de términos sin definiciones, como ocurre en tantos casos.
Mientras tanto, si va a continuar como aspirante, como todos nosotros, está
moralmente obligado a declarar públicamente su rechazo a la
agresión sexual de profesores en la Universidad y a reclamar la sanción severa
a los responsables.

Facultad De Derecho, Ciencias Políticas Y Sociales

A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA

DESDE LA PRIMERA SESIÓN EN QUE LA ACTUAL REPRESENTACIÓN


PROFESORAL TUVO ASIENTO EN EL CONSEJO DE FACULTAD ELEVÓ
CONSECUTIVAMENTE LA SOLICITUD DE QUE SE EXPLICITARA EL
PROCEDIMIENTO QUE EN CASO DE ACOSO SEXUAL Y/O LABORAL LAS
PARTES PODÍAN ADOPTAR, LA NECESIDAD DE EVIDENCIAR POLÍTICAS
QUE PUSIERAN DE PRESENTE EL COMPROMISO DE LAS DIRECTIVAS
PARA LA DENUNCIA DE TALES CASOS EN EL MARCO DEL DEBIDO
PROCESO PARA LOS AFECTADOS Y FINALMENTE SE DIERA
CUENTA DEL ESTATUS DE LA INVESTIGACIÓN AL PROFESOR
GUILLERMO CASTRO SOBRE LAS DENUNCIAS PERTINENTES, EN LA
MEDIDA EN QUE SU CONDICIÓN EN LA FACULTAD PARECÍA SEGUIR
SIENDO LA MISMA SIN NINGUNA AFECTACIÓN ESPECIAL POR LOS
HECHOS DENUNCIADOS EN SU CONTRA LO CUAL PARA MUCHAS
PROFESORAS Y PROFESORES FÁCILMENTE PODÍA INTERPRETARSE
COMO UN MANTO DE IMPUNIDAD ANTE LA ACUSACIÓN DE LA QUE FUERA
OBJETO. LOS RECIENTES HECHOS DE ACOSO EN LA UNIVERSIDAD
NACIONAL Y LA REACCIÓN INMEDIATA DE SUS DIRECTIVAS, ASÍ
COMO EL PRONUNCIAMIENTO PUBLICO DE UN GRUPO DE PROFESORES
SOBRE EL CASO EN MENCIÓN COMPELEN DE NUEVO A LA
REPRESENTACIÓN PROFESORAL, HACIENDO ECO DE UN CLAMOR
PROFESORAL, A REITERAR ANTE EL CONSEJO DE FACULTAD LA
NECESIDAD DE MANIFESTARSE Y EN LO POSIBLE CONVOCAR UNA
SESIÓN EXTRAORDINARIA DEL CONSEJO - OJALA PUBLICA- QUE ENCARE
EL ANÁLISIS Y TRATAMIENTO DE LA CUESTIÓN Y FORMULE PAUTAS
CLARAS SOBRE EL TEMA.

OSCAR MEJIA QUINTANA


PRINCIPAL

HECTOR QUIROGA CUBILLOS


SUPLENTE

COMUNICADO DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA

Ante los recientes hechos sobre acoso sexual conocidos el día de ayer 26 de abril
a través de diferentes medios, desde el Departamento de Sociología manifestamos
nuestra indignación. Ningún acto violento contra la mujer puede suceder en un
recinto como el nuestro o en ninguna otra parte.

Apoyamos la solicitud del Observatorio de Asuntos de Género para la activación


inmediata y ágil del Protocolo en aplicación del artículo 4 (Protección) y el artículo
12 (Ruta de atención), así como en el relacionado con los “derechos de las personas
victimizadas”; para este caso y para cualquiera de los que se presentan en la
Universidad consideramos que estas situaciones no dan espera.

Nos declaramos en solidaridad con la estudiante Lizeth Sanabria y pedimos


medidas de protección, a la estudiante y a la comunidad académica, mientras se
desarrolla el debido proceso.

Invitamos a la comunidad universitaria a apropiarse del protocolo y a colaborar con


las actividades que demanden el Observatorio y el protocolo. El Protocolo es para
la comunidad académica; como tal requerimos conocerlo, ponerlo en práctica y
aportar a sus mejoras. La razón de ser del Observatorio es la comunidad
universitaria, el buen vivir en la Universidad, la defensa y prevención contra formas
de violencia generadas en razón del género.
Y finalmente, instamos a directivos y comunidad en general a organizar espacios de
discusión y trabajo acerca de las prácticas para el buen vivir en la Universidad
Nacional de Colombia.

Juan Carlos Celis Patricia Rodríguez Santana


Director del Departamento Coordinadora Curric

A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA

Con respecto a la carta abierta firmada por un grupo de notabilísimos profesoras


y profesores de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales y envíada a
la comunidad universitaria en pasados días, en la que repudiaron toda forma
de acoso sexual y laboral, me permito respetuosamente manifestar que la alusión
a mi nombre resultaselectiva y desafortunada. Ello teniendo en cuenta que son las
más prestigiosas autoridades del discurso académico universitario, quienes se
valen por vía de “ejemplo” de mi nombre y bajo la apariencia de respeto por mi
presunción de inocencia, para generar una premeditada duda sobre mi probidad.
Si bien es cierto existe una legítima y enorme preocupación que comparto
plenamente por el acoso sexual y que se ha visto acentuada desde la semana
anterior en toda nuestra comunidad, esta específica alusión me resulta
inexplicable: quisiera pensar que surge de una verdadera y sobre todo coherente
preocupación por las víctimas de acoso sexual, laboral o violencia de género. Sin
embargo, si quería enviarse un mensaje categórico de rechazo desde la Facultad
a toda la comunidad universitaria, el mismo no podía pasar por encima del Estado
de Derecho. Me abstengo de lanzar cualquier clase de juicio sobre la finalidad
de mencionar mi nombre en esa misiva.

Lo cierto es que resulta desconcertante como los firmantes, en aulas, libros y


tribunales, defienden a ultranza los derechos fundamentales a la presunción de
inocencia, al debido proceso, al derecho al juez natural, al buen nombre, y en
general, el respeto absoluto por los derechos fundamentales y las garantías
constitucionales de los ciudadanos; pero actúan de manera incoherente al generar
una extraña suspicacia en los más de 3000 destinatarios de la comunicación; la
cual además ha sido replicada a las redes sociales (Twitter, Facebook, etc.)
etiquetando expresamente mi nombre.

Si los firmantes consideraban que mi derecho a ser elegido estaba restringido,


incluso con toda la razón; desde un punto de vista de libertarismo técnico
constitucional surgen varias preguntas: ¿la carta abierta exponiendo mi nombre,
por “vía de ejemplo” ante más de 3000 personas que potencialmente recibirían el
correo, como medida restrictiva a mi libertad de postulación, resultaba
absolutamente necesaria? ¿No existía otra forma para pedir el retiro de mi
nombre, mínimamente más respetuosa de mis derechos y garantías procesales,
de la confidencialidad de datos judiciales, de la reserva disciplinaria y judicial, de
mi derecho a un juez natural e imparcial [1], entre otros varios derechos? Reitero:
la necesidad de la mención de mi nombre en el comunicado no supera el más
mínimo intento de aplicación del así
llamado Verhältnismässigkeitsprinzip, diseñado por la jurisprudencia
administrativa alemana, en el Siglo XIX o“principio de proporcionalidad” en
castellano; que tanto los firmantes, como yo, enseñamos en muy rigurosamente
en nuestras clases.

La medida no era necesaria, pues incluso con que cualquiera de las profesoras
o profesores firmantes me lo hubiera solicitado, yo lo hubiera hecho sin ninguna
clase de dilación, como en efecto lo hice. Lamentablemente parece que no soy
digno ni siquiera de una simple llamada telefónica de cualquiera de los autores de
la carta. Coincido en que tal vez nunca debí haber postulado mi nombre, pero eso
no justifica que se me tengan que cercenar mis derechos, sobre todo los
Fundamentales.

1 [entiéndase: aquel juez que no debe ser de ninguna manera y en ninguna


medida coartado. Confróntese: Simon, D. Die

Las preocupaciones que me llevaron a postular mi nombre para esa


representación eran estrictamente curriculares. Miembros de la comunidad
académica me refirieron que otro representante profesoral quiere imprimirle
trámite a una malla curricular diferente, a la que durante casi tres años trabajamos
y discutimos profesores, estudiantes y egresados. El área a la que pertenezco,
trabajó denodada e incansablemente en la propuesta que parece que quieren
reemplazar.

Creo que en este caso se está patrocinando lo que alguno de los firmantes me
enseñó en su clase, con relación al enfoque del etiquetamiento criminal [2], aquí
incluso (pre–criminal). También se está inobservando de manera deliberada (o
cuando menos por un gravísimo descuido, en el que quisiera de buena fe,
continuar creyendo; pero me resulta muy difícil, atendidas las altísimas calidades
intelectuales de los firmantes) la jurisprudencia constitucional sobre los derechos
al buen nombre, a la presunción de
inocencia, al debido proceso y a la intimidad. Jurisprudencia que de seguro es
conocida e incluso difundida pedagógicamente por todos los firmantes en sus
actividades académicas diarias. Entre todas resulta relevante la sentencia T-277
de 2015 –una, entre muchas-, que replica esenciales argumentos estimatorios
constitucionales, que corren en muy similar sentido y emanados todos, de esa
misma corporación:

“Toda persona se presume inocente mientras no se la haya declarado


judicialmente culpable…” […], lo que quiere decir que hasta tanto no exista una
decisión judicial ejecutoriada en su contra no puede hablarse de la comisión de un
delito. La presunción de inocencia es un principio que se proyecta hasta tanto la
persona no haya sido vencida en juicio, sino que tampoco resultaría conforme a
este principio imponer sanciones sociales, o extrajurídicas de cualquier tipo,
a una persona que se presume inocente.” (Subrayas fuera de texto)

Con la carta abierta de los profesores no solo se mediatiza la justicia, sino que
se provoca una especie de prejuzgamiento en mi contra, pues –es
claramente comprensible- que no solo las mujeres de nuestra comunidad
académica, sino todos los miembros de la Universidad, ya tengan una clara y
definitiva animadversión por mi nombre y –obviamente- por mi presencia; luego de
que el selecto grupo de juristas y politólogos firmantes me condenó socialmente y
me sometió al peor escarnio público, que como quedó demostrado arriba, era
totalmente innecesario. Si esas autoridades
jurídico – académicas, que gozan de un alto prestigio profesional como abogados
o politólogos propiciaron semejante afrenta, con mucha mayor razón sentirán o
creerán (equivocadamente) que pueden hacerlo, otros muchos miembros de
nuestra comunidad. Esa es la sensación que, en mi respetuosa percepción, quedó
flotando en todo el ambiente de la Universidad.

Divulgar por un correo masivo institucional (que le llega a más de 3000 personas)
el nombre de una persona investigada disciplinariamente, pero sobre la cual no
recae sanción disciplinaria, ni penal alguna, viola los derechos fundamentales del
investigado y sobre todo indirecta y eventualmente los de la posible víctima, en lo
que puede llegar a constituir una re victimización. Pero a lo mejor, muy
respetuosamente, no soy yo, de momento, el más indicado para plantear esa
discusión, que si debieron propiciar los firmantes, previamente, entre ellos.

La Corte Constitucional Colombiana ha producido sentencias como las del “muro


de la infamia”. T-1073/07, T-111/08 , C-061/08, o como las iniciales de nuestro
Gran Profesor Ciro Angarita Barón (qepd), sobre habeas data, donde la
afectación al buen nombre resultó inconstitucional, de manera evidente por
situaciones mucho menos
gravosas u oprobiosas, e incluso, valga subrayar, en los casos de personas
condenadas
p e n a l m e n t e.

2 “The labelling approach Theory”: Bajo esa búsqueda digital, confrontar inmensa
abundancia bibliográfica

Es por ello, Señoras y Señores, que apelo a la sesuda reflexión sobre la


coherencia que nos demanda el ejercicio de la docencia y de la investigación; y
por supuesto, el ejemplo que deberíamos dar como profesores de la Universidad
más importante del país, evitando replicar en el ámbito universitario la
indeseable práctica de mediatizar y politizar la justicia y de prejuzgar a las
personas, sobre todo en una Facultad de D e r e c h o, incurriendo además en el
“deleznable espectáculo” de manifestar el respeto por su derecho a la presunción
de inocencia[!].
Mencionar la presunción de inocencia, no elimina el hecho de que el
comunicado esté violando permanentemente y de manera definitiva bastantes
derechos fundamentales. No creo que valga la pena tan siquiera analizar la
violación clara de normas legales de orden público, códigos y un protocolo de
procedimiento para estos casos. Solo voy a insistir en que la carta abierta
enviada viola el Estatuto Disciplinario de la Universidad, y de otra parte el
Código Disciplinario Único, otras varias normas nacionales y por sobre todo
la parte orgánica y los derechos fundamentales de LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA.

Ahora bien: La presunta víctima tiene el p l e n o d e r e c h o de romper la


confidencialidad y la reserva, tiene el derecho a denunciar públicamente y
conminar al presunto acosador a la picota pública: mas no así, terceras
personas, independientemente de sus altísimas calidades. Podría seguir citando
jurisprudencia incluso del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, pero creo que
he abundado en razones. Y aunque parezca odioso tener que decirlo:la autoridad
académica, por enorme que sea, no confiere potestades jurisdiccionales ni
disciplinarias. Cuando se hace por terceros (y, valga aclarar, no por la víctima), la
sanción pública y social se vuelve una ignominia absolutamente
desproporcionada y constitucionalmente inaceptable, en cualquier tiempo,
incluso respecto de personas condenadas o que ya han purgado su pena.
(Argumento de jurisprudencia constitucional alemana [3], parcialmente recogido en
la T – 061 de 2008). Pensemos, por tan solo un momento, en dos agravaciones en
este caso: a.- el actual contexto de comprensible y compartida preocupación y
alarma en toda la Universidad por los casos de acososexual y violencia de
género, que ante la ligera y atrevida comunicación de los profesores, me genera
un ambientemuy complicado y b.- el hecho de que no pesa sobre mi
nombre, ninguna clase de sanción ni penal, ni disciplinaria. Insisto yo: ¿es
proporcional la mención de mi nombre expresamente en la carta, entendida como
medida restrictiva de mi libertad a ser elegido?

3 Cfr. Sentencia Sala Iª del Tribunal Constitucional Federal Alemán, 24 de enero


de 2001,-1 BvR 2635/95, 622/99-

Es así pues respetados profesoras y profesores, estudiantes y miembros todos de


la comunidad académica, que me veo en la imperiosa necesidad de manifestar de
manera pública mi inconformidad con esa misiva. Repito: no por la petición de
declinar mi candidatura, pues como lo he manifestado hasta ahora, creo que les
asiste toda la razón, con respecto a lo inoportuna que ella resultaba; y en
consecuencia, por eso, la retiré. Tampoco por una legítima preocupación por
el acoso y la impunidad del acoso sexual que comparto plenamente: sino por el
daño innecesario que por vía de “ejemplo” ella ha causado, causa y seguirá
causando, en mi buen nombre y en mis actividades académicas y docentes, por
solo mencionar un par de áreas de mi vida. Esto es un desproporcionado perjuicio
que hubiera podido evitarse mediante el diálogo constructivo, propio de la
academia; y sobre todo permitiendo que los procesos administrativos y
judiciales siguieran su curso conforme a derecho, sin ninguna clase de
intervención, señalamiento, apremio o conminación; pero repito: además
agravado por el peso del prestigio de todos y cada uno de los nombres de
los firmantes. Quisiera pensar, que por tan solo un momento, mínimo siquiera,
los firmantes se detuvieron a reflexionar en la carga que está generando en
el operador judicial y disciplinar, el hecho de mencionar mi nombre en esa
misiva.

Guardadas proporciones y sin perjuicio de los muy diferentes contextos y


escenarios, creo que absolutamente todosdebemos aprender de casos como el
del profesor de la Universidad que fue destituido, siguiendo y avalando una
decisión de la Procuraduría – que no se destacó precisamente por el respeto al
estado de derecho ni por la rigurosidad probatoria-. Por virtud de todo ello, surgió
un debate, en el que públicamente muchos nos manifestamos para argumentar
que la autonomía universitaria, en ese caso, resultaba altamente defensable.
Pasado el tiempo, la persona fue absuelta en todas las instancias, pero el daño a
sus derechos como profesor, ya estaba hecho; consolidado y hasta donde tengo
información, incluso hasta hoy, resultó irreversible. Entre otros derechos
avasallados de esa persona podemos contar sus derechos económicos y
sociales (sus ingresos), y culturales (el derecho a su cátedra); sus derechos
familiares y podríamos enunciar bastantes más.

Absolutamente respetuoso de la institucionalidad y haciendo votos de confianza


ciega en el derecho, al que he dedicado mi vida, afrontaré de la manera más
diligente, como hasta ahora lo he venido haciendo, la indagación que se sigue en
mi contra; gestionando mi defensa en el escenario natural de la controversia de un
Estado de Derecho, es decir en el marco de los procesos disciplinario y punitivo
presentados por la misma quejosa; y, anunciando desde ya, que no me prestaré
para que mi caso geste rédito alguno a ninguna oscura finalidad, que es imposible,
en este punto ya, determinar o desenmascarar en lo que por los firmantes se ha
hecho.

Manifiesto categórica y enfáticamente mi rechazo al acoso, y a la impunidad,


no porque NADIE me lo pida: SIEMPRE LO HE HECHO, POR ABSOLUTA E
ÍNTIMA CONVICCIÓN; pero también exhorto a que se respete el Estado de
Derecho, especialmente en la Facultad que me FORMO COMO ABOGADO.
Respaldo y he estado cumpliendo estrictamente mecanismos tales como la
RESOLUCIÓN 1215 DE 2017 por la cual se establece el protocolo para este tipo
de casos que –desde mi respetuosa percepción – considero que ha sido
pulverizado por el comunicado firmado por los profesores.

Por último: ojalá, en caso de respuesta a esta comunicación se privilegien los


canales institucionales y las instancias competentes, por sobre un correo masivo:
Somos profesores y académicos y como tales debemos mínimamente
comportarnos, haciendo gala inmaculada de la coherencia que nos habilita a
ejercer el venerable oficio de enseñar, no cualquier cosa, Atención: sino tal vez la
más sagrada profesión que pudo inventar el ser humano: Hacer valer los
DERECHOS DE LOS SUJETOS.
Con notas de aprecio y consideración, para con toda la comunidad académica.

José Guillermo Castro Ayala

Una reflexión no coyuntural sobre el acoso sexual


(Escuela de Estudios de Género y Observatorio de Asuntos de Género)

El pasado 26 de abril se publicó una entrevista en la estación radial W Radio con


las estudiantes Lizeth Sanabria y “Cristina” (un seudónimo), quienes realizaron una
denuncia pública ante autoridades como la Fiscalía General de la Nación, sobre
hechos de acoso sexual por parte del Profesor de la Facultad de Ciencias Naturales,
Freddy Alberto Monroy. La publicación de la denuncia generó mucha indignación
entre docentes ‒canalizada fundamentalmente a través del correo de los
representantes profesorales‒ y entre estudiantes, que realizaron grafitis en las
paredes de la Facultad del profesor implicado, y marchas internas en el campus
universitario. Los hechos ocurridos demuestran la importancia y urgencia de
acciones que pongan en práctica los avances normativos que se han logrado en la
Universidad para atender las problemáticas de discriminación, sexismo y en
general, de violencia basada en género, en el campus.
Una vez pasadas las primeras reacciones, necesarias y bienvenidas, es también útil
hacer una reflexión más pausada e informada por los desarrollos académicos e
investigativos existentes al respecto.
La Universidad Nacional de Colombia, como institución de educación superior,
pretende no solo trasmitir conocimientos y habilidades técnicas en distintos campos
del saber sino formar éticamente a sus estudiantes. Para poder hacer realidad este
proyecto debe brindarles un ambiente seguro y amigable, libre de todo tipo de
acoso. En el caso que nos ocupa, libre de todo acoso sexual; uno de los obstáculos
para lograrlo es la dificultad de poder identificar con claridad qué es el acoso sexual
y de elaborar una noción que logre generalizarse y sea socialmente compartida al
respecto.
Este problema tiene que ver con que muchas manifestaciones de acoso han sido
completamente normalizadas, por su frecuencia y carácter ordinario, hasta el punto
de volverse imperceptibles para autoridades universitarias, para quienes las
realizan e incluso para quienes las padecen. Cualquier acto, expresión, o
comentario de tipo sexual, que altere el tipo de relación deseada, y que por su
contenido resulte inquietante, incómodo, ofensivo, humillante o intimidatorio para
quien lo recibe, constituye acoso. Y sabemos que en esta definición cabe desde lo
que hace poco tiempo se consideraba como un “chiste pesado”, o un “piropo pasado
de tono”, hasta tocamientos, señas o conductas de naturaleza sexual “cuyas
pretensiones no se consuman”1.
El acoso sexual en la Universidad no es la expresión de un problema de salud
mental de quien acosa ni corresponde a un perfil psicológico particular. Es en
cambio, un comportamiento social que algunos hombres (mayoritariamente) y
mujeres adoptan en un contexto específico: el de una universidad en la que todavía
no existe equidad de género y responde a un “orden de género” 2 que genera
desigualdades y jerarquías entre hombres y mujeres en distintas dimensiones de la
vida universitaria (distribución desigual de mujeres y hombres en disciplinas, áreas
del conocimiento, categorías y niveles; imaginarios colectivos de carácter
androcéntrico que frenan u obstaculizan la presencia de mujeres en ciertos ámbitos,
cargos y posiciones académicos y persistencia de estereotipos sexuales que
refuerzan dichas desigualdades etc., f. Buquet et al. 2013). Vale la pena señalar,
además, que en el campo universitario estos órdenes de género interactúan con
otras formas de dominación fundadas en la clase, la etnicidad, la raza, la orientación
sexual, la edad, la capacidad, etc.
Al naturalizar, ocultar o minimizar los actos de acoso nos impedimos comprender
cómo funciona el sexismo y cuáles son sus efectos, y al mismo tiempo frenamos las
posibilidades de luchar contra esta forma de violencia y discriminación. El acoso es
una conducta que menoscaba a las mujeres y a quienes no se adecúan a los roles
de género convencionales y en este sentido, impide su pleno desarrollo, ya sea
académico, laboral o personal en el ámbito universitario.
En la descripción que se ha hecho del acosador se lo ha representado como un tipo
de hombre particular, que sería una excepción, o como alguien que incurre en
comportamientos que pecan por exceso. Este es un cuadro que desmienten los
hallazgos de las investigaciones: el acosador puede ser cualquiera, y de cualquier
categoría estamental de la universidad (Rozo y Torres 2016). Y si se afirma que el
acoso es mayoritariamente masculino, no es para estigmatizar a los hombres como
categoría social y sexual, sino para crear conciencia de que son los órdenes de
género los que propician, permiten y legitiman este tipo de comportamiento o
actitudes, e invalidan las quejas de quienes son sus víctimas.
Hay un papel muy importante que podemos ejercer como comunidad universitaria
en contra del acoso sexual. Además de propiciar un ambiente que sea libre de
discriminación y violencia y de generar un rechazo sobre este tipo de conductas, es

1
Esta definición se inspira en los lineamientos recientes de la Corte Suprema de Justicia que buscan diferenciar
el acoso sexual de otros delitos más graves como los actos sexuales abusivos o el acceso carnal violento.
2
Un orden de género es un patrón de poder que produce de manera sistemática relaciones de jerarquía y
subordinación entre hombres y mujeres y en el que convergen todas las dimensiones de la vida humana a través
de interacciones muy complejas. Es la manera en la cual se ordena la sociedad a través del género (Connell
1987).
muy importante escuchar y apoyar de forma adecuada a las personas que
denuncian (mujeres mayoritariamente). Es fundamental no juzgarlas ni
revictimizarlas, sino al contrario, fortalecerlas para que puedan estar de nuevo en la
vida pública con confianza, así como movilizar los recursos legales, institucionales
y comunitarios que tenemos para que se restablezcan sus derechos.
En la universidad existe una ruta de atención a estas violencias, detallada en el
“Protocolo para la prevención y atención de casos de violencia basadas en género
y violencias sexuales (resolución de Rectoría 1215 de 2017), que anexamos y que
se encuentra disponible en el sistema de información normativa. Invitamos a toda la
comunidad universitaria a apropiarse de este protocolo, no dudar en denunciar y
poner en conocimiento de las dependencias competentes los casos de acoso sexual
y otros tipos de violencias en la universidad. El Observatorio de Asuntos de Género
evaluará la aplicación del protocolo en su primer año de vigencia y propondrá
recomendaciones de ajuste según lo encontrado.
Puede haber expresiones de sexualidad en el campus universitario sin que tengan
que pasar por la dominación y el acoso. Ciertamente, las denuncias del acoso
"censurarán" algunas prácticas sexuales, pero no por esto debemos lamentarlo. No
hay razón alguna para considerar que las interacciones sexuales, el deseo y la
seducción tienen que pasar necesariamente por la dominación. El acoso sexual, las
prácticas discriminatorias y las diferentes formas de violencia basadas en el género
deben dejar de ser socialmente permitidas y permisibles y tornarse indeseables en
el imaginario colectivo de la Universidad, de modo tal que las relaciones de deseo,
sustentadas en el respeto, la responsabilidad y el cuidado mutuo se conviertan en
las únicas deseables y anheladas. No estamos hablando, por tanto, del final de las
posibilidades de interacción sexual en el campus, sino de terminar con las formas
de interacción basadas en las relaciones de dominación. Esto debe ser un horizonte
colectivo posible de transformación de nuestras relaciones cotidianas en la
Universidad.

Referencias:
BENSON, Donna y THOMSON, Gregg, 1982, “Sexual Harassment on a University
Campus: The Confluence of Authority Relations, Sexual Interest and Gender
Stratification. Social Problems, 29(3), 236-251.

BUQUET, Ana; COOPER Jennifer; MINGO Araceli y MORENO, Hortensia, 2013,


Intrusas en la Universidad, México, Programa Universitario de Estudios de Género-
Instituto de Investigaciones Sobre la Universidad y la Educación- Universidad
Nacional Autónoma de México.

CONNELL, Raewyn, 1987, Gender and Power: Society, the Person and Sexual
Politics, Stanford, Stanford University Press.
ROZO, Laura y TORRES, Jennifer, 2016, Rompiendo el silencio. Análisis de
encuestas sobre violencia sexual a estudiantes mujeres, Bogotá, Dirección de
Bienestar Universitario Sede Bogotá, Universidad Nacional de Colombia.

A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA

Bogotá D.C. 2 de mayo de 2018

Pronunciamiento a la comunidad universitaria

El Consejo de Facultad, reunido en sesión ordinaria del 2 de mayo de 2018,


se pronuncia frente a las violencias sexuales y de género que hoy hacen
parte del debate público de la Universidad.

La nuestra, una facultad preocupada por el goce de los derechos de las


personas y por la construcción de una ciudadanía basada en la pluralidad, la
convivencia y el buen vivir, rechaza cualquier tipo de violencia sexual y de
género expresada en cualquiera de sus formas, como el acoso, la
discriminación, la violencia física y simbólica, el acceso carnal violento,
entre otras. De igual manera, manifestamos a la comunidad académica que
nos declaramos en compromiso permanente para adelantar las acciones
necesarias para combatir estas violencias y promover la construcción de
mujeres, hombres y otredades nuevas, que se alejen de las prácticas
culturales del pasado y avancen hacia un país en el que podamos disfrutar
plenamente de nuestros derechos.

Asimismo, ante las diferentes denuncias que se presenten estamos en plena


disposición a utilizar los mecanismos institucionales y educativos en
sintonía con el espíritu ya enunciado en este comunicado, claramente
respetando principios tan valiosos para un Estado social de derecho como el
debido proceso.
Todos los miembros de este consejo celebramos dicho compromiso como
principio rector de nuestra conducta y toma de decisiones. Por lo tanto,
invitamos a la comunidad académica a:

- Conocer el protocolo de atención de casos elaborado por el observatorio


de asuntos de género de la universidad que ya está en vigencia;

- Generar aportes a dicho protocolo, a través de las diferentes iniciativas


estudiantiles, profesorales, de trabajadores/as y administrativas;
- Instar por el buen manejo de las situaciones de conflicto a través de los
canales adecuados para dicha tarea;

- Y, finalmente, desarrollar de manera asertiva y responsable todos los


procesos de denuncia, participación y acción en lo que refiere a esta
materia.

Invitamos entonces a acudir a las instancias en las cuales es posible recibir


orientación y apoyo si usted es o fue víctima de un acoso o de
violencia sexual o de género, o sabe de un caso de este tipo dentro de la
Universidad Nacional, sede Bogotá, (al igual, se adjunta el protocolo de
atención a casos):

1. La dirección de bienestar de la sede


http://bienestar.bogota.unal.edu.co/ aaintegral@unal.edu.co, tel. (+57-1)
3165000 ext. 10668

2. El observatorio de asuntos de genero,


obsgenero_nal@unal.edu.co Tel. (57-1) 3165000 ext. 10297, 16243. Carrera 44
# 45 - 67, Unidad Camilo Torres, Bloque A5, oficina 613

3. Comité de convivencia de la sede Bogotá,


cconvivencia_bog@unal.edu.co

4. Las direcciones de bienestar de las facultades.

Si usted presencia un hecho de violencia basada en género o


violencia sexual deberá informar de forma inmediata al personal de
vigilancia más cercano. La extensión de la división de vigilancia dentro del
campus es la 18516.

El “Protocolo para la Prevención y Atención de Casos de Violencias Basadas


en Género y Violencias Sexuales” puede ser consultado en el siguiente
enlace
http://bienestar.bogota.unal.edu.co/ProtocoloVBG/protocolovbgun.pdf

Consejo de Facultad,
Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales
Universidad Nacional de Colombia Sede Bogotá
Ciudad Universitaria
SECRETARIA FACULTAD

"Comunicado a los integrantes de la Facultad de Ciencias

Ante los recientes hechos de denuncia sobre acoso sexual de un Profesor de esta
Facultad hacia una estudiante de la Maestría en Enseñanza de las Ciencias
Exactas y Naturales (MEC), el Grupo Directivo de la Facultad de Ciencias se
permite expresar su solidaridad a la estudiante y el apoyo a todas las iniciativas
institucionales para su adecuada atención por parte del sistema de
acompañamiento haciendo práctico el protocolo establecido en la Resolución 1215
de 2017. Igualmente rechaza y repudia cualquier tipo de acción que vulnere la
dignidad de las personas.
Es importante que la comunidad recuerde que tanto las víctimas como los
agresores son sujetos de derechos y que los casos a ser tratados por instancias
como la Veeduría Disciplinaria se enmarcan siempre dentro del debido proceso.
Tanto el Departamento como el área curricular de Física y el área curricular de la
MEC han tomado las medidas necesarias para garantizar los procesos académicos
de los estudiantes que se encontraban bajo la responsabilidad del profesor
denunciado. Esto contempla atender con profesores del área asuntos como
asignaturas, desarrollo de tesis y trabajos de grado.
Esperamos que esta situación sirva también para que promovamos la socialización
del protocolo a seguir y que otras personas víctimas de este flagelo se sientan
confiadas a denunciar y poner en conocimiento de las autoridades situaciones
similares. Abordar el problema y conocer todos los casos es uno de los pasos
más importantes para avanzar en las soluciones efectivas.
Hacemos un llamado al manejo responsable de la información y del lenguaje a
través de las redes sociales y otros medios de comunicación, cuidando de no
afectar el buen nombre de las personas y la imagen institucional. De otro lado, no
es justificable que como medio de protesta se acuda a la afectación de los bienes
físicos de la Universidad.
Bogotá, mayo 8 de 2018"

Cordial saludo,
HELBER DE JESÚS BARBOSA BARBOSA

SECRETARIO FACULTAD DE CIENCIAS SEDE BO

COMUNICADO NÚMERO 02 DE 2018

Ante las recientes denuncias sobre acoso sexual, ratifico mi total rechazo a estos actos que a
integridad humana, e invito a la comunidad universitaria a seguir denunciando y a buscar caminos
basadas en género y las violencias sexuales, que afectan no solo a la comunidad académica sino a

Hago un llamado a la comunidad para que dentro de las aulas de clase se promueva la deliberac
sobre estos temas, de manera que se hagan más visibles y podamos, entre todos, ir construyendo
la resignificación de las personas y sus roles en la sociedad.

Con respecto al caso denunciado, las instancias de la Universidad Nacional de Colombia en


problemáticas realizan un acompañamiento integral y adelantan las fases de investigación de ord
debido proceso.

Es importante resaltar que desde noviembre de 2017 la Rectoría de la Universidad expidió el Pro
Atención de Casos de Violencias Basadas en Género y Violencias Sexuales, que aplica para
comunidad universitaria: estudiantes, profesores y personal administrativo, y dispone normas espec
adolescentes, contratistas y visitantes.

Por medio del Protocolo se definen acciones y mecanismos de prevención y se establece la r


responder adecuada y oportunamente a esas violencias, y además ofrecer apoyo y orientación jur
a las víctimas. De la misma forma ofrece herramientas para la denuncia e implementa con diligencia p
y disciplinarios. Invito a la comunidad académica y a la sociedad a consultar y usar este protocolo:
http://www.legal.unal.edu.co/rlunal/home/doc.jsp?d_i=89782.

(original firmado por)


DOLLY MONTOYA CASTAÑO
Rectora

A LA COMUNIDAD ACADÉMICA

COMUNICADO
(GRUPO DE DOCENTES DEL DEPARTAMENTO DE CIENCIA POLÍTICA)
Las profesoras y los profesores del Departamento de Ciencia Política, de la Facultad
de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, abajo firmantes, rechazamos y
condenamos el acoso sexual y laboral en la sociedad colombiana, y particularmente
en la Universidad Nacional de Colombia, la cual debe ser un espacio académico en
el que se respeten las diferencias, sin ningún tipo de discriminación, y no se tolere
la violencia sexual o de género. Asimismo, reconocemos el valor de las estudiantes
y trabajadoras que han decidido no guardar silencio ante el acoso sexual sufrido por
ellas y esperamos que sean un referente para otros miembros de la comunidad
universitaria en la misma situación.

1. Reconocemos que en lo relacionado con la atención y prevención de la


violencia sexual y de género, la Universidad Nacional de Colombia, gracias a la
iniciativa de profesoras, profesores, estudiantes y trabajadoras, ha avanzado en la
dirección correcta, con la elaboración y aprobación del protocolo respectivo
(Resolución 1215 de 2017, expedida por la rectoría); aunque todavía no se ha
logrado su implementación efectiva. Asimismo, resaltamos que el departamento de
ciencia política y la facultad han realizado durante el último año una serie de
actividades importantes con un propósito similar[i], las cuales, de todas formas, son
insuficientes frente al desafío que tenemos como comunidad; por tal motivo, es
indispensable ampliarlas y profundizarlas.

2. En una sociedad caracterizada por la desigualdad y las relaciones de poder entre


los géneros, específicamente mediante el establecimiento de jerarquías entre
hombres y mujeres y el desconocimiento de la diversidad sexual, la denuncia de las
conductas que constituyen violencia sexual, como el acoso, se vuelve compleja,
debido a la dificultad para aportar pruebas y a la situación de vulnerabilidad de las
víctimas. Por consiguiente, llamamos al conjunto de la comunidad universitaria a
expresar su solidaridad con las personas violentadas y le solicitamos al Consejo de
la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales que constituya un grupo
jurídico y político de apoyo, con la participación de estudiantes, docentes,
trabajadoras (es) administrativas (os), egresados y egresadas especialistas en este
campo, que le hagan seguimiento a las denuncias, incluidas las que se han
presentado en los últimos cinco años, o en el período que se estime conveniente,
acompañen a las personas afectadas y sugieran las acciones que consideren
necesarias para que se administre justicia.
3. Le proponemos al Consejo de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y
Sociales que forme una comisión autónoma, de acuerdo con los criterios y el
proceso de selección establecido por la Escuela de Estudios de Género de la
Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia, sede
Bogotá, para que en un término prudencial, elabore un informe sobre la
violencia sexual de género en la facultad y las formas de denuncia que se han
utilizado para contrarrestarla, y proponga una política pública orientada a prevenir
las conductas que incurran en ella, transformar sus causas sociales e individuales
y promover prácticas de convivencia que permitan advertir y evitar la emergencia
de nuevos casos.

4. Consideramos que las garantías en los procedimientos disciplinarios internos no


están bien ponderadas, pues protegen más a los presuntos responsables que a las
víctimas y al conjunto de la comunidad universitaria. Por tal razón, el desarrollo de
los procesos es muy largo, las prácticas dilatorias son recurrentes y las decisiones
se adoptan tardíamente en relación con las conductas denunciadas e investigadas.
En tal medida, le solicitamos al Consejo Superior Universitario que revise y reforme
estas normas, para que las garantías jurídicas amparen a todos los miembros de la
Universidad Nacional de Colombia y a la comunidad que la constituye, dentro del
respeto del debido proceso y los derechos fundamentales. También es
indispensable que el mismo cuerpo colegiado promueva y adopte mecanismos
institucionales que, dentro del marco constitucional y de acuerdo con la
normatividad internacional, permita un acceso más equitativo de las mujeres a la
universidad, en todos los “estamentos”, y una mayor equidad de género en la planta
docente.

5. Los efectos de la violencia sexual y de género sobre la comunidad universitaria y


el tratamiento que le den las personas que la componen, tienen una gran incidencia
sobre sus relaciones internas y sobre su consolidación y fortalecimiento; por tal
razón, exigen una gran responsabilidad de parte de sus miembros. Los comentarios
ligeros por cualquier medio, basados en informaciones fragmentarias o
tendenciosas o en denuncias genéricas, desdicen del carácter reflexivo que
deberíamos tener las personas que conformamos la Universidad Nacional de
Colombia y pueden desvirtuar el esfuerzo de quienes luchan por las causas de
género con la rigurosidad y seriedad que el tema se merece. Por tal motivo,
hacemos un llamado para que el rechazo público del acoso sexual o laboral y la
protesta legítima que este genera no se usen como excusa para incurrir en actos de
violencia física o simbólica contra otras personas que pertenecen a la misma
institución educativa y constituyen la misma comunidad universitaria.

6. La Universidad Nacional de Colombia, de la cual hacemos parte, no está exenta


de la cultura patriarcal que prevalece en la sociedad colombiana y que está
profundamente arraigada en ella, así como del machismo y sexismo que la han
caracterizado históricamente. Las transformaciones requeridas para superar esta
realidad son complejas y tienen que atender a las diversas esferas sociales y
culturales de la vida universitaria. Por ende, deben ser sistemáticas y continuas,
pues implican un proceso de seguimiento y evaluación permanente que permita
mejorar y afinar los mecanismos establecidos para poder hacer frente a este reto
inmenso y lleno de dificultades, pero absolutamente necesario.

Suscriben:

Andrés Felipe Ortega Gómez


Carolina Jiménez Martin
Daniel García-Peña Jaramillo
Yilson Javier Beltrán Barrera
Alexander Emilio Madrigal Garzón
Camilo Elías Riaño Tovar
Jaime Caycedo Turriago
Jairo Estrada Álvarez
André Noel Roth Deubel
Sergio Andrés Martínez Silva
Alejandro Lozano Ayala

Se realiza la publicación de este mensaje a solicitud del Profesor Jose


Guillermo Castro Ayala y su contenido es responsabilidad única del
solicitante.

A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA

En razón de la violación a mis derechos fundamentales al debido proceso, a la


presunción de inocencia, al buen nombre, a la honra, a la intimidad y otros más,
causada por los temerarios y arbitrarios rumores y sesgadas e incompletas
informaciones divulgadas al interior de la Facultad de Derecho, de mi Alma Mater y
en medios masivos de comunicación en pasados días y en los cuales mi nombre se
ha visto gravemente involucrado, con aseveraciones calumniosas e injuriosas, me
veo en la necesidad de informar lo siguiente:

1. Como es ya de público conocimiento, actualmente se adelantan en mi


contra, por parte de autoridades competentes, en virtud de querellas
presentadas por la señora Alexi Viviana Amaya Cubillos, contratista de la
Facultad de Derecho, investigaciones por presunto acoso sexual, que se
encuentran sometidas a sus respectivas reservas.

2. En el marco de esos procesos, he actuado de manera diligente,


respetuosa y he sido absolutamente cumplido con los requerimientos que se me
han hecho, concurriendo sin ninguna clase de dilación a las actuaciones que
ordena la ley, para cada uno de ellos.

3. Los procesos se encuentran en etapa de investigación. No se ha


proferido ninguna decisión de fondo en mi contra, en la que se me acuse
formalmente como responsable de la presunta conducta que se me endilga o
que reconozca ésta como típica, penal o disciplinariamente. Por consiguiente,
la presunción de inocencia que me acompaña debe ser respetada por toda la
comunidad, pues así lo ordena la Constitución Política y la ley.

4. No obstante lo anterior, públicamente la señora Amaya, como si la


colectividad fuera el juez y el rumor y las mentiras fueran su derecho, ha
mencionado tener en mi contra –violando la Constitución y la Ley- pruebas
“múltiples y contundentes”. Al respecto, cabe referir que en el marco de la
indagación preliminar penal allegó, ante un Juez de la República, como único
fundamento probatorio, para solicitar el decreto de unas medidas de protección
a su favor, una única declaración extrajuicio elaborada y aportada, por quien se
presenta en ese documento como doctora en derecho constitucional, abogada
y exmagistrada, profesora María Luisa Rodríguez Peñaranda y cuyo contenido,
además de inconducente, improcedente y de oídas para los propósitos
presentados, es abiertamente calumnioso e injurioso. Es tan así, que el Juez de
Garantías en la respectiva audiencia, consideró que todo lo dicho por la
declarante no solo brillaba por su absoluta ausencia, sino que los testimonios
de oídas o de referencias soninaceptables en materia penal. [La audiencia y la
única prueba allí controvertida son públicas y cualquier interesado puede
solicitar su consulta.] Ver declaración abajo.

5. La señora Amaya ha sostenido en el proceso penal, frente a la opinión


pública y en medios masivos de comunicación, que la supuesta conducta que
me endilga, se ha mantenido en el tiempo hasta el día de hoy, cuando lo cierto
es que desde febrero de 2016, no ha existido ningún tipo de contacto con ella,
como le consta a todos los miembros de la Facultad de Derecho, Ciencias
Políticas y Sociales; y en especial a profesores, administrativos y estudiantes
que ejercen sus labores en las instalaciones de la Facultad ubicadas en el
Edificio Manuel Ancizar - Sede Bogotá, en que trabaja la señora; y precisamente
por ello, entre otras muchas y sólidas razones, es que le fueron denegadas las
medidas de protección solicitadas.

6. No obstante, días antes de la mencionada audiencia, se difundió un aviso


en redes sociales y en toda la Universidad, en que se invitaba a asistir a la sede
del respectivo Juzgado en ejercicio de un acto político de “resistencia” contra el
sistema judicial, por fundamentarse este en una falsa objetividad y “lógica de la
experiencia patriarcal”. Es decir, invitaba a deslegitimar la decisión del juez, que
la misma peticionaria solicitó[!], pero solo en caso de que fuera contraria a sus
pretensiones. Sorprende, en todo caso, que, como abogada, constitucionalista,
exmagistrada y profesora de Derecho Constitucional, la profesora Rodríguez
Peñaranda se haga partícipe de la incitación a estudiantes y a otros ciudadanos
a desconocer el Estado de Derecho y a cuestionar la objetividad del sistema
judicial colombiano (al cual ella misma ha pertenecido y sobre el cual, se
supone, imparte sus clases); todo ello por tratarse de un caso en el que se
decide en contra de los intereses que las dos señoras promueven. Resulta
fundamental aquí recordar que la objetividad del sistema judicial que se critica
en ese comunicado, corresponde, ni más ni menos, que a uno de los grandes
logros del derecho constitucional y penal universales que, en su lucha por
ponerle fin, entre otros abusos, a la cacería de brujas que se propagó durante
la Inquisición, estableció la carga de la prueba en cabeza del denunciante y/o
del Estado y fijó unos requisitos mínimos para darle objetividad a las mismas
pruebas dentro del juicio. Por lo mismo, dentro de un proceso en el que se
imputa cualquier conducta punible, deben allegarse las pruebas objetivas que
demuestren la comisión del hecho.

7. Vale, de otro lado, recordar la carta pública que hace unos días se hizo
circular entre varios profesores de la Facultad y en la que se me solicitaba
renunciar a una candidatura para un cargo de representación profesoral. A modo
de “muro de la infamia”, de manera abiertamente inconstitucional e ilegal se
publicó en ese comunicado mi nombre, bajo el señalamiento de
supuesto acoso sexual; sin que exista –repito- ninguna decisión disciplinaria o
penal ejecutoriada en mi contra. Es necesario resaltar lo inaudito que resulta el
hecho de que en la Facultad de Derecho más importante del país, por parte de
algunos profesores se desconozcan los derechos fundamentales, las formas
procesales, todo el ordenamiento jurídico y la Constitución Política de 1991, de
la forma en la que se hizo a través de ese comunicado. Olvidan quizá los
firmantes, y en especial la profesora Rodríguez Peñaranda, que ellos también
están subordinados a la Constitución y a la ley.

8. Con todas las anteriores actuaciones, el oprobioso mensaje que se está


transmitiendo, no solo a nuestros estudiantes sino a la ciudadanía en general,
es que el Derecho es válido mientras resulte instrumental, pero deja de serlo en
el momento en que ese mismo Derecho no resulte acorde con los oscuros
intereses de algunos, de los que a él recurren.
9. Llama asimismo poderosamente la atención que, en menos de un año, ya
se hizo sancionar –como es de conocimiento público en la Universidad- a un
Profesor extranjero proveniente de la Universidad de Purdue por acoso sexual.
No soy yo ni juez ni investigador para determinar si en el caso del profesor
extranjero se configuró algún tipo de acoso, pero lo que se calla a gritos por los
pasillos de la Facultad de Derecho más importante del país- en la que ya nadie
se atreve a hablar del tema- es que al profesor, en una decisión vulneradora de
sus derechos fundamentales al debido proceso y a la presunción de inocencia
y su derecho al buen nombre, de acuerdo a la Constitución Política de 1991, se
le negó de manera definitiva la posibilidad de impartir clases en la Universidad
Nacional y se le sancionó incluso en su casa de estudios. Téngase en cuenta
que, de acuerdo a la información pública, los hechos ocurrieron aquí, en la
Universidad Nacional de Colombia; sin embargo, los efectos de la sanción en su
carrera académica y profesional en los Estados Unidos de Norteamérica han
sido ampliamente conocidos, debatidos y en parte lamentados por una
considerable cantidad de miembros de la comunidad académica en la
Universidad Nacional. (Ver artículo en El espectador, Link abajo).

10. Vale anotar que la única relación que he tenido con la Señora Rodríguez
se reduce a que, actuando como el entonces coordinador del PRII de Derecho,
tuve que informarle telefónicamente que no podía realizar un viaje a la
Universidad de Purdue, por cuanto no había sido seleccionada por la
Vicerrectoría de Investigación, para tal efecto. Aún cuando yo no tenía ningún
margen de decisión al respecto, la profesora asumió el hecho como una afrenta
personal y me hizo saber que mi “supuesta” negativa tendría consecuencias.
Desde ese momento no ha cesado de desprestigiar mi nombre de múltiples
maneras; ha llegado al extremo de dedicarse sistemáticamente a buscar
mujeres estudiantes o administrativas, para que sin ningún fundamento, sin
ninguna prueba o –a lo mejor inventándoselas- me denuncien
por acoso sexual o violencia de género; ha llegado hasta el punto de referirse a
mi, de manera pública, como el “depredador sexual” y se atrevió a rendir, de
manera directa incluso, un falso testimonio en mi contra, para entre otras,
impulsar el proceso penal y el proceso disciplinario.

11. Como acto cumbre, insisto: sin que exista una decisión en ningún sentido
en mi contra y presentando argumentos falsos y sin valor jurídico probatorio, la
señora Amaya Cubillos y la señora Rodríguez Peñaranda han inventado hechos
abiertamente calumniosos e injuriosos en medios masivos de comunicación,
haciendo además, señalamientos carentes de sentido con respecto a la
supuesta conducta que se me atribuye. En las mencionadas publicaciones se
llega al absurdo y vil despropósito de presentar como acoso sexual, la solicitud
que le hiciere a la señora Amaya de pagar una pensión escolar o comprar unos
uniformes de colegio, para mi pequeño hijo.

12. Por lo demás, siempre respetuoso absoluto del Estado de Derecho,


controvertiré las demás pruebas en el escenario natural que el mismo Estado
de Derecho ha diseñado para ello. Sin embargo, en ejercicio del derecho que
constitucionalmente me asiste, también haré respetar mi nombre dentro de los
lineamientos de la Constitución y la Ley, a través de las acciones judiciales y
administrativas previstas legalmente para ello. Por todo lo anterior, bajo la
rigurosidad, cuidado y minuciosidad jurídicas que es digno esperar de cualquier
abogado, en uso y protección de mis derechos constitucionales fundamentales
ya vulnerados, he presentado ante las autoridades disciplinarias y penales
competentes las respectivas querellas, denuncias y acciones patrimoniales por
los delitos que ya se consumaron con estos hechos, tales como el fraude
procesal, la calumnia, la injuria, el falso testimonio, por parte de las Señoras
Amaya y Rodríguez. No permitiré que mi honor y mi buen nombre sean
impunemente mancillados, como tampoco que sea ultrajado el Estado de
Derecho que a ciencia y conciencia como ciudadano y como Profesor, desde
siempre defiendo.

Sea este también, por último, el lugar para agradecer a todos los hombres y en
especial a TODAS LAS MUJERES, estudiantes, profesoras,
profesores, administrativas y administrativos y todos los miembros de la Comunidad
Académica, colegas, académicos y personas en general, que se han comunicado
conmigo para manifestarme su incondicional y decidido apoyo.

JOSÉ GUILLERMO CASTRO AYALA


Profesor Universidad Nacional de Colombia

Se realiza la publicación de este mensaje a solicitud de la Profesora Maria


Luisa Rodriguez Peñaranda y su contenido es responsabilidad única del
solicitante.

A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA

Las profesoras, administrativas, activistas feministas y colectivos


defensores de los derechos humanos de las mujeres, estudiantes de la
comunidad académica de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y
Sociales, así como los profesores abajo firmantes, manifestamos nuestro
rechazo al comunicado del profesor José Guillermo Castro, publicado el 28
de mayo del año corriente, por las siguientes razones:

1. De manera indebida, el profesor Castro expone, en forma parcial y


sesgada, algunas de las pruebas que han sido presentadas contra él, dentro
de los procesos de tipo penal y disciplinario que cursan ante las autoridades
competentes y que están en la etapa de investigación. El conocimiento de
estas pruebas, llevaron a varias/os docentes de la Facultad de Derecho,
Ciencias Políticas y Sociales a firmar un comunicado en el que, en virtud de
una cautela ética necesaria en estos casos, se consideraba su postulación al
comité asesor de pregrado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
como “inaceptable e inoportuna”. Después de haber leído los mensajes del
profesor Castro con posterioridad a dicha declaración, las/os firmantes de
esta ratificamos nuestro apoyo a la misma.

2. Este análisis parcial y sesgado del profesor Castro es utilizado por él para
intentar desprestigiar y silenciar a una profesora y una trabajadora
administrativa de la facultad, amenazándolas además con “denuncias,
querellas y acciones patrimoniales” que supuestamente interpuso en su
condición de abogado. De acuerdo con el sistema legal colombiano, el
profesor Castro tiene el derecho a utilizar las acciones jurídicas que estime
convenientes, pero desde el punto de vista ético, es condenable que intente
intimidar mediante la amenaza jurídica y en su condición de docente de
derecho a dos personas que han tenido el valor de hacer denuncias
por acoso sexual, dentro de un contexto cultural como el de la sociedad
colombiana que tiende a naturalizarlo y justificarlo. Además, para desvirtuar
los argumentos de la profesora, el profesor Castro tergiversa el caso de la
Universidad de Purdue y le otorga efectos extraterritoriales y
supranacionales a una supuesta decisión adoptada en la Universidad
Nacional de Colombia. Estas dos actitudes desdicen de su condición de
docente de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la
institución pública a la que pertenecemos.

3. La falta de garantías jurídicas y sociales que existen en la sociedad


colombiana para las presuntas víctimas de violencia sexual y la
vulnerabilidad que les crea, dificulta que se presenten las denuncias por
parte de las personas que se consideran afectadas. Por tal razón, es
indispensable que la Universidad Nacional de Colombia nombre una
comisión autónoma e imparcial para investigar y documentar estos casos y
que la autoridad competente realice, con prontitud y seguridad jurídica, los
procesos disciplinarios, teniendo en consideración no solo los derechos del
presunto victimario, sino de las presuntas víctimas y de la comunidad en
general. Los profesores o profesoras responsables de acoso sexual que
encuentran justificaciones para el mismo, probablemente incurrirán de
nuevo en la misma conducta desde su posición de poder y afectarán así la
vida de otras personas de nuestra comunidad, como lo demuestran las
investigaciones académicas sobre el tema. La universidad también debe
velar para que en los procesos penales y disciplinarios en los que participan
miembros de su comunidad no impere una cultura patriarcal que de
antemano culpabiliza a las mujeres y exime de responsabilidad a los
hombres.

Sylvia Prieto
María Fernanda Herrera
Leopoldo Múnera
Nelson Camilo Sánchez
Diana Isabel Güiza
Oscar Mejía
Lilibeth Cortés
Fabián León
Laura Gil
Sofía Barón
Adriana Isabel Rincón
Ángela María Quiroga
Andrés Abel Rodríguez
Colectiva Blanca Villamil
Paula Buitrago
Diana Medina
Daniela Rodríguez
Paula Villamil
Lina María Gil
Daniel Libreros
David Armando Rodríguez
Alexi Amaya
Victoria Franco
Linda María Cabrera
Rosa Elizabeth Guio
Rodrigo Uprimny
Gregorio Mesa
Johan Muñoz
Camila Mesa
Diana Patricia Tovar
María Paula Saave

Comunicado de Antropología acerca de recientes señalamientos de acoso

El Comité Asesor del pregrado en Antropología, la Dirección del Departamento y la


Dirección del Área Curricular manifestamos nuestra preocupación y categórica
desautorización a los señalamientos de acoso hacia miembros del estudiantado,
que se encuentran consignados en paredes del edificio de Aulas de Ciencias
Humanas. Esos procedimientos, además de comprometer la honra y el buen
nombre de personas, son susceptibles de consecuencias penales y disciplinarias
para quienes los conciban y adelanten.

Reiteramos nuestro repudio ante cualquier acción o intención de acoso o


abuso, sexual o de cualquier otra índole, en nuestra comunidad universitaria.
Consideramos que la vía que garantiza la denuncia, la investigación y las eventuales
sanciones está contenida en el Protocolo para la prevención y atención de casos de
violencias basadas en género y violencias sexuales en la Universidad Nacional de
Colombia, emanado de la Resolución 1215 de 2017 de Rectoría.
En ese mismo sentido, instamos a la comunidad de nuestro Departamento y, en
general, de la Facultad de Ciencias Humanas a conocer, socializar y poner en
práctica este Protocolo cuando la ocasión lo precise.
Carlos Guillermo Páramo Bonilla
Profesor asociado
Director del Departamento de Antropología
Coordinador del Laboratorio de Etnografía "Blanca Ochoa de Molina"
Universidad Nacional de Colombia - Sede Bogotá

5. Vemos con preocupación el aumento en los casos de violencias


basadas en género y acoso sexual en la comunidad educativa. Manifestamos
nuestro profundo rechazo a toda acción de violencia basada en género y acoso en
nuestra alma mater y en la sociedad en general. Demandamos del Gobierno
Nacional- quien exigió la creación del protocolo para la prevención y atención de
casos de violencias basadas en género y violencias sexuales- y de la Universidad
las garantías para la financiación plena y correcta implementación de este
protocolo en todas las sedes de la Universidad, especialmente en las de presencia
nacional.

Empezaremos una campaña de visibilización de este protocolo y por el


fortalecimiento de los mecanismos que nos permitan hacerle frente a esta
problemática, con el fin de sensibilizar a toda la comunidad académica, promover
las denuncias por medio de los canales idóneos para dar garantías a las víctimas y
combatir el machismo, la homofobia y el acoso en la Universidad Nacional de
Colombia.

6. Reafirmamos nuestro compromiso por fortalecer el CNRE como


espacio de articulación y formación de las representaciones estudiantiles, por lo cual
continuamos trabajando en los Comités de Comunicaciones, Actividades, Política
Educativa y de Problemáticas de la UN.Como representantes, generamos un plan
de trabajo que propende por la articulación de las representaciones estudiantiles
con los diversos sectores y formas organizativas del movimiento estudiantil en la
Universidad y promueve la organización y movilización de la comunidad
universitaria. A través de este vínculo con los estudiantes, profesores y trabajadores
conseguiremos más victorias, como las obtenidas en el año 2018 en defensa de la
educación superior como derecho.
7. Respaldamos el consenso unitario de las organizaciones sociales y políticas
alrededor de la oposición al Gobierno del presidente Iván Duque y en los aspectos
que movilizarán al pueblo colombiano. Invitamos a participar de las jornadas de
movilización del 19 y 20 de marzo y del Paro Nacional de 24 horas el 25 de abril.

COMITÉ NACIONAL DE REPRESENTANTES ESTUDIANTILES


sede Palmira, 3 de marzo de 2019

CONSEJO SUPERIOR UNIVERSITARIO


COMUNICADO 1

El Consejo Superior Universitario en sesión extraordinaria 3 de 2019, realizada el


29 de marzo, al igual que la comunidad en general, ha tenido noticia de la denuncia
de un caso de acoso sexual sucedido en el interior de la Universidad Nacional de
Colombia, y que coincidió con la finalización del proceso de promoción a profesor
titular de un docente.

Este caso evidencia la necesidad de mantener la discusión de la comunidad


académica respecto del lamentable tema del acoso sexual y de la violencia de
género y revela el gran reto que tiene la Universidad y la sociedad para la
reivindicación de los derechos a la igualdad de género y su empoderamiento en la
sociedad.

El Consejo Superior Universitario recuerda a la comunidad académica y a la


ciudadanía que la Universidad Nacional de Colombia viene trabajando los temas del
empoderamiento de las mujeres y las minorías y de la violencia por asuntos de
género desde hace varios años con múltiples iniciativas académicas impulsadas por
la Escuela de Estudios de Género. A pesar de ello el Consejo Superior Universitario
considera que es necesario revisar y reforzar estas iniciativas y las normativas para
generar escenarios de confianza y de respeto en la comunidad docente, estudiantil
y administrativa de la Universidad y del país en general, y ser ejemplo para éste y
para nuestra sociedad.

Finalmente, respecto al caso en mención, el Consejo Superior Universitario informa


que las autoridades competentes de la institución vienen adelantando el proceso
disciplinario correspondiente, el cual se encuentra en etapa de juzgamiento, con el
respeto al debido proceso.

Bogotá, D.C., 29 de marzo de 2019

(original firmado)
CARMEN ALICIA CARDOZO DE MARTÍNEZ
Secretaria General
ogotá, 13 de mayo de 2019
Universidad Nacional de Colombia
Comunicado a la comunidad universitaria

¡DENUNCIAR Y LUCHAR SÍ SIRVE!


Las representaciones estudiantiles de la Universidad Nacional de Colombia
celebramos el fallo en primera instancia del Tribunal Disciplinario que resolvió
sancionar al profesor Freddy Alberto Monroy y respaldamos a Lizeth Sanabria y a
las estudiantes que fueron víctimas de acoso sexual.
La educación es incompatible con cualquier forma de violencia, especialmente
contra las mujeres. Por lo anterior, la universidad más importante del país debe ser
un referente en la lucha contra esta problemática.
Esta decisión es una gran victoria de la comunidad universitaria, en la búsqueda de
una educación libre de violencias. Sin embargo, el fallo fue apelado, por este motivo
solicitamos que el Tribunal Superior ratifique esta sanción, se den las garantías de
no repetición y se reparen los derechos de las víctimas. Asimismo, exigimos a la
Fiscalía General de la Nación celeridad en el proceso y dictar las medidas
pertinentes.
Exigimos que el Gobierno Nacional y llamamos a las directivas de la Universidad a
que fortalezcan la Política Institucional de Equidad de Género y el Protocolo de
Atención y que brinden la financiación pública necesaria para su correcta
implementación en todas las sedes. Seguiremos trabajando por una universidad
pública, democrática, al servicio de nuestro país y libre de cualquier forma de
violencia de género.

COMITÉ NACIONAL DE REPRESENTANTES ESTUDIANTILES


CNRE

Vía,

Jennifer Pedraza Sandoval


Estudiante de Economía - Sede Bogotá
Universidad Nacional de Colombia

Señor
VICERRECTOR DE LA SEDE BOGOTÁ
Señora
DECANA FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS
Señora
VICEDECANA DE BIENESTAR
Señoras y señores
COLEGAS DOCENTES Y VOCERAS ESTUDIANTILES DEPARTAMENTO DE
ANTROPOLOGÍA

Buenas noches:
Por medio de la presente, me permito informarles que hace una hora larga (sobre
las 10:40 de la noche) con mi familia hemos sido víctimas de un atentado a
nuestra residencia, ubicada a pocos pasos de la entrada de la 26 de nuestra
Universidad.
Un grupo indeterminado de personas intentó incendiar el frente de mi casa,
impregnando de gasolina la reja y prendiéndole fuego, al tiempo que romper las
ventanas ubicadas en esa misma dirección. Con la acción, diseminaron decenas
de papeletas como la que aquí adjunto escaneada.
Aduzco que el arcano significado de la papeleta alude a la que ha sido mi postura
inquebrantable con respecto a los rumores sobre situaciones de acoso sexual en
nuestra carrera. Al respecto, he sido vehemente en estimular todas las estrategias
que sean del caso para prevenir y adelantar los procesos atenientes a cualquier
tipo de violencia de género, pero insistiendo en que en toda situación debe haber
denuncias formales con arreglo al protocolo establecido por la Universidad y
respetando el debido proceso.
Supongo, además, que la alusión a “Comuna Universitaria” muy probablemente
tiene que ver con el hecho de que se trata de un movimiento estudiantil del cual fui
fundador con otras compañeras y otros compañeros en los tempranos años 90 del
siglo pasado.
Esta situación implica una directa y violenta amenaza contra mí y mi familia, y
aparte de tomar las acciones legales que sean del caso, considero que no puedo
seguir al frente del Departamento en esas condiciones. También me deja serias
dudas sobre mi permanencia como docente en la Universidad: me niego a creer
que quienes hicieron esto puedan haber sido estudiantes mías y míos, pero al
tiempo se hace claro que los ánimos en torno a las situaciones de acoso ya
pasaron de la crispación a la agresión y que hay grupos o individuos que no están
dispuestos a reconocer otra postura diferente a la suya, sobre el entendido de que
se creen con derecho a tomar la justicia por mano propia y a partir del principio de
que toda persona señalada es automática e inapelablemente culpable.
Solicito, pues, se me descargue cuanto antes de la función de director de la UAB
de antropología. También que se proceda a solicitar ante las instancias que sean
del caso, que se me investigue a fondo y se conceptúe con todos los elementos de
juicio sobre si en el ejercicio de esta función o en mi rol habitual de docente he
propiciado alguna forma de encubrimiento a delito alguno, comenzando por los de
violencia de género; si he favorecido de alguna manera a alguna persona
investigada formalmente por esto; si he procurado inducir al silencio a víctima
alguna o si existe cualquier sospecha contra mí de adelantar alguna forma
de acosocontra alguna o algún miembro de nuestra comunidad universitaria. Mi
integridad como persona y como docente depende de esto.
Agradezco su pronta respuesta y me suscribo,
Atentamente,

Carlos Guillermo Páramo Bonilla

Profesor asociado

Director del Departamento de Antropología


Coordinador del Laboratorio de Etnografía "Blanca Ochoa de Molina"

Universidad Nacional de Colombia - Sede Bogotá


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Asunto: ¿DE QUÉ ME ACUSAN EN LOS MEDIOS?

Buenos días a todos/as

Después de haber respetado el debido proceso y soportado las condenas


populares que se ha proferido contra mi desde hace ya casi 3 años, y a raíz de la
publicación el 10 de junio de una entrevista a la profesora Maria Luisa Peñaranda
en el diario El Espectador; rompo mi silencio con el fin de hacer oír públicamente
mi voz y ejercer mi derecho a la defensa.

Nunca había querido recurrir a este medio masivo porque he creído en el debido
proceso derivado de la investigación disciplinaria que se me abrió en la Veeduría
para indagar sobre mi conducta; investigación que fue archivado en todas las
instancias (hasta la última) competentes en la materia. Pero debo ejercer mi
legítima defensa, cuando se me carga de una serie de acusaciones sin
fundamento, culpándome de muchos males con una lógica maniquea y
señalándome como victimario. Esa es una forma de violencia ejercida en mi
contra; un matoneo y acoso por parte de quienes me señalan.

¿De qué me acusan precisamente? Cuando hablo con la gente que me rodea y se
solidariza conmigo, encuentro que me señalan de:

(a) Ser un encubridor de un acusado de acoso sexual; y no lo soy.

(b) Ser amigo de un acusado de acoso sexual; y no lo soy.


(c) Ser otro acosador sexual, al asociar mi nombre con situaciones
de acoso sexual ajenas; y no lo soy.

(d) Haber invitado a un profesor de la Universidad Purdue con quien tenía planes y
proyectos de colaboración académica e investigativa; sabiendo que estaba
acusado de acoso sexual; y yo no lo sabía.

(e) Ser insensible al dolor que proporciona el acoso sexual; lo que me parece
absurdo.

(f) Haber sido testigo a favor del profesor acusado de acoso sexual; lo que es
falso. He sido entrevistado por la Oficina de Equidad Institucional (“Office of
Institutional Equity”) de la Universidad de Purdue para indagar acerca de la
estadía que tuvimos varios profesores de la facultad y la Universidad, pero jamás
me han dicho que es para investigar casos de acoso sexual.

Esta entrevista se inserta en la dinámica de una estancia profesoral en Purdue-


Universtiy, promovida por la coordinación del magnífico programa interinstitucional
entre Purdue University y la Universidad Nacional de Colombia (convocatoria
2016); y cuyo objetivo abarca no solamente el aprendizaje o fortalecimiento del
inglés sino también entablar relaciones con profesores de dicha Universidad para
posible cooperación en el marco del programa UREP-C y para el avance de la
investigación conjunta sobre temas afines a nuestras áreas de interés e
investigación como docente-investigador de la Universidad Nacional de Colombia.
Programa cuya dirección también está señalada injustamente en la mencionada
publicación de El espectador, por dar un manejo prudente y respetuoso del debido
proceso.

Las diferencias con la profesora Peñaranda se originan cuando no me he prestado


al juego de brindarle el apoyo requerido cuando quiso incursionar en el campo de
los estudios afrolatinoamericanos (mi experticia). En efecto, cuando conocimos (al
mismo tiempo) al profesor de Purdue en julio de 2016, las dificultades de
expresión en inglés de quien ostentó su ambición de participar en el proyecto de
maestría de estudios afrolatinoamericanos; la ausencia de registros sobre su
experiencia en el campo de estudios afrodescendientes, contrastaba con mi
experticia en este campo de estudio además de dominar el inglés, francés y
español (más dos lenguas africanas): eso es uno de los motivos principales de la
animadversión hacia mi. De los maltrados que he vivido en este contexto y los
proferidos contra mi cultura africana, pueden dar fe personas que estuvieron en el
mismo programa de estancia profesoral en Purdue-University y que también son
muy comprometidas con el tema de la defensa de las mujeres. Se queja de la
perdida de sus proyectos con la Universidad de Purdue pero no se da cuenta que
todos estamos perdiendo con esta situación: mis proyectos con la Universidad
Purdue se han dañado también y se ha afectado la relación institucional entre las
dos universidades.

La persecución que se inició en mi contra ha llevado a la apertura de distintos


procesos de investigación contra mi; y han sido archivados porque he probado que
no conocía de situaciones de acoso de ningún tipo por parte del profesor invitado.
A pesar de ello, la profesora Peñaranda ha insistido en sus acusaciones, ha sido
renuente y ha seguido mostrando agresividad y maltrato hacia mi al dar
declaraciones descalificadoras hacia mi persona como una “persona fantasiosa” y
hacia las mujeres africanas, mi cultura y mi raza al decir que <<tal vez este
comportamiento tuyo hacia mí como mujer sea aceptable en África, ¡pero aquí [en
Colombia] No…!>>. Eso refleja el desprecio, la xenofobia y el racismo no
solamente hacia las mujeres africanas, sino principalmente hacia mi persona como
un hombre negroafricano y académico, que en sus 13 años de vida profesional,
académica e investigativa en Colombia no ha tenido ni un solo problema con
nadie, ni ha sido acusado ni condenado de acoso sexual por nadie: eso es
racismo y xenofobia contra el hombre negroafricano y académico que soy.

De igual forma, todo este tema se vuelve un asunto de persecución, acoso hacia
mi, creando un ambiente de trabajo hostil y malsano, doblado de acoso laboral en
la misma Facultad (Derecho, Ciencias Políticas y Sociales); y dañando
públicamente mi buen nombre y el de mi familia, al asociarme sin prueba ninguna
con el tema de acoso sexual en el cual no tengo nada que ver. Pero no estoy solo,
sigo acompañado por mujeres y hombres que creen en mí.

La tutela que se ha puesto recientemente contra la Universidad Nacional de


Colombia por parte de la profesora busca más la reapertura del proceso en mi
contra que verdaderamente aporta nuevos elementos a la situación vivida en la
Universidad. Sé que la profesora tiene derecho a escalar el caso hasta donde
quiera pero eso no va a cambiar la realidad y yo seguiré respetando el debido
proceso, defendiendo mis derechos y ejerciendo mi legitima defensa.

Saludos cordiales

Maguemati Wabgou
Profesor asociado

Universidad Nacional de Colombia

Mensaje reenviado por:

Plinio del C. Teherán S.

Representante Profesoral ante el Consejo Académico

a solicitud del profesor Maguemati Wabgou

Apreciados representantes,

Por este medio les solicito cordialmente difundir y publicar en la comunidad


universitaria mi comunicado que va a continuación y que también adjunto al
mismo.

Saludos cordiales
Maguemati

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