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Universidad Academia de Humanismo Cristiano

Escuela de Psicología
Psicopatología Clínica
Prof. Daniel Lorca Baronti

Neurosis de angustia (II)

Integrantes:
Eduardo González Roposi
Daniela Villa Valdebenito
La Psicopatología es una ciencia que ha abierto diversas posibilidades en relación
a la descripción y sistematización del comportamiento humano. A través de los
estudios psicopatológicos encontramos algunas respuestas para aquellos
comportamientos que no logran ser explicados por los procesos de desarrollo que
cursa el individuo, ni por la situación madurativa en que éste se encuentre.

Hemos visto cómo el aporte de los estudios psiquiátricos permite identificar signos
y síntomas que pueden configurar algún tipo de síndrome, alguna enfermedad o
incluso un trastorno mental. De esta forma, la emergencia de un diagnostico se hace
posible en términos individuales y, asimismo el establecimiento de clasificaciones
diagnósticas. Pero, ¿Qué sucede cuando intentamos comprender la
psicopatología? Esta pregunta nos lleva al cuestionamiento del proceso mental que
se desarrolla en el individuo durante aquellos comportamientos patológicos, y
también a cuestionar la época previa a la aparición de aquellos comportamientos,
aquella época en la que se configuraba la dinámica psicopatológica que emergería
como síntomas.

Y es con la intención de dar respuesta a esta pregunta que en esta segunda entrega
se continua la indagatoria referida a la neurosis de angustia, con miras a la
continuación del contrapunto anteriormente establecido, entre la visión psiquiátrica
y la perspectiva del psicoanálisis clásico. En esta oportunidad se profundizará en la
perspectiva psicoanalítica, exponiendo más detalladamente el aporte a la etiología
de la neurosis de angustia que ésta brinda. Para contextualizar se resumirá el aporte
psiquiátrico y posteriormente se dará paso al contenido psicoanalítico. Luego, al
finalizar, se plantearán algunas conclusiones relativas a la temática.

Recordemos que las neurosis son enfermedades de la personalidad que conllevan


conflictos intrapsíquicos que poco a poco van inhibiendo las conductas sociales (Ey,
1994) y pueden ser comprendidas como enfermedades menores relativas a la
organización de la personalidad que producen algún tipo de perturbación del
equilibrio interior, no desencadenando consecuencias relativas al sistema de
realidad de la persona (Ey, 1994). Se indica que estas reacciones neuropáticas
integran la diversidad de patologías mentales permanentes de índole menor -en
término de alcance-, puesto que la desestructuración que llevan a cabo en el
sistema del Yo de los sujetos no es tan profunda como en el caso de las psicosis,
por lo que no perjudica de manera radical la relación con la realidad (Ey, 1994).

Una neurosis puede caracterizarse por síntomas ligados a ciertos trastornos de


conducta, de sentimientos o ideas que permiten ver en ellos una manifestación, una
puesta en escena, de defensas contra la angustia “Que constituyen, en relación con
este conflicto interno, un compromiso del que el sujeto obtiene, desde su posición
neurótica, un cierto provecho (beneficios secundarios de la neurosis)” (Ey, 1994,
p.376). Es posible condensar la neurosis, a través de tres ideas que resultan
esenciales para su comprensión; el hecho de que sea una enfermedad mental
menor, que se configure a través de la preponderancia de trastornos subjetivos, y
que se presente a través de un armazón de procedimientos que busquen la defensa
del Yo, armazón -más o menos artificial e inconsciente- contra la angustia (Ey,
1994). Por lo tanto, la existencia se experimenta mediante un malestar angustioso
y desbordante, cuyos síntomas se constituyen a través de los mecanismos de
defensa que inconscientemente son desplegados contra esta angustia y que fallan
en conseguir el efecto que buscan.

Respecto al trabajo diferenciador de las categorías neuróticas, destaca una forma


básica de neurosis: la neurosis de angustia. En ésta “Los mecanismos de defensa
son relativamente simples y la angustia, por consecuencia, más directa, menos
neutralizada y compensada “(Ey, 1994, p.388). La conceptualización de la neurosis
de angustia se establece para entender ciertos comportamientos neuróticos cuyas
características se constituyen mediante ciertas manifestaciones de una angustia
permanente. Es un estado que está continuamente en movimiento y que es
susceptible al cambio, pero que no tiende a poner en juego los mecanismos de
defensa que son típicos en las neurosis más estructuradas (Ey, 1994)

La neurosis de angustia se desarrolla a través de crisis que tienen lugar en una


constitución de fondo -de la personalidad- marcada por la inestabilidad emocional.
Las crisis de angustia son, por lo general, menos completas y se caracterizan según
sus elementos somáticos y psíquicos (Ey, 1994).
Desde la perspectiva psicoanalítica clásica es posible recoger el aporte etiológico al
estudio de la neurosis de angustia a partir de una explicación inicial, la cual hace
referencia a “La acumulación de excitación sexual frustránea, que no halla descarga
en el ámbito físico” (Freud, 1895, p.88).

La neurosis de angustia es articulada a partir de la acumulación de excitación, una


excitación de origen somático y de naturaleza sexual, que -por diversos motivos- no
es posible satisfacer; esta imposibilidad de satisfacción es generatriz de angustia.
Frente a esta angustia entra en juego el mecanismo de la neurosis, a través del cual
“Haya de buscarse en ser desviada de lo psíquico la excitación sexual somática y
recibir, a causa de ello, un empleo anormal” (Freud, 1895, p.108). Empleo anormal
que le impide a la tensión sexual somática cobrar vigencia como libido.
(Freud,1895).

Por lo tanto, puede producir neurosis de angustia todo lo que desvíe de lo psíquico
la tensión sexual somática, todo lo que altere el procesamiento psíquico de aquella
tensión (Freud, 1895). A raíz de esto, es posible considerar como causas
etiológicamente eficientes a una serie de situaciones y de influjos nocivos que tienen
su origen en la vida sexual (Freud, 1895). Respecto a esto se “Obtiene la
aseveración de que una abstinencia [sexual] voluntaria o involuntaria, un comercio
sexual con satisfacción insuficiente, el coitus interruptus, el desvío del interés
psíquico respecto de la sexualidad, etc., son los factores etiológicos específicos de
la por mí llamada «neurosis de angustia».” (Freud, 1895, p.124).

Siguiendo el recorrido etiológico, se debe analizar la manera en que los factores


que estorban el procesamiento psíquico de la excitación sexual somática llevan a la
neurosis de angustia, considerando que “Los fenómenos de la neurosis de angustia
se producen cuando la excitación sexual somática desviada de la psique se gasta
subcorticalmente, en reacciones de ningún modo adecuadas” (Freud, 1895, p.109).
Por ello se hace posible indicar que aquella energía libidinal es expresada en forma
de angustia cuando la psique no ha sido capaz de elaborar una reacción
correspondiente para la situación, tarea o peligro que se nos presenta. Y al no ser
capaz de establecer el equilibrio respecto a la excitación sexual generada, que ha
sido perturbada por aquello que se nos presenta, la psique cae en la neurosis de
angustia. Una vez ahí, se comportará proyectando aquella excitación hacia afuera
(Freud, 1895).

Un aspecto de importancia en cuanto a la comprensión del establecimiento de una


neurosis se basa en el conocimiento de la constelación etiológica. En el caso de las
neurosis, se rigen según: a) Condición, b) Causa específica, c) Causa concurrente,
y d) Ocasionamiento o causa desencadenante (Freud, 1895).

La condición tiene relación con aquellos factores en cuya ausencia el efecto no se


produce. Si están presentes el efecto si se puede producir, pero no es ocasionado
por su presencia, sin importar cuan presentes estén (Freud, 1895).

La causa específica es aquella que está presente en todos los casos en los que se
realiza el afecto. Se debe presentar en cantidad o intensidad adecuadas para lograr
aquella realización. Esta realización del afecto se llevará a cabo –considerando
intensidad y cantidad- sólo si es que ya están cumplidas las condiciones (Freud,
1895).

Las causas concurrentes son aquellos factores los cuales no son capaces de
generar el efecto por su cuenta y cuya presencia no es necesaria en todos los casos,
pero cooperan junto a las condiciones y las causas específicas para fundar la
aparición de neurosis (Freud, 1895)

El ocasionamiento o causa desencadenante es aquel factor que precede


inmediatamente a la aparición del efecto. La esencia de este factor es solamente su
condición temporal, y por tanto “Cualquiera de las causas heterogéneas puede
desempeñar el papel del ocasionamiento” (Freud, 1895, p. 135).

En relación a la etiología de la neurosis de angustia Freud (1895) la esquematiza


de la siguiente manera:

Condición: Herencia
Causa específica: Un factor sexual, en el sentido de un desvío de la tensión sexual
respecto de lo psíquico.
Causas auxiliares: Todos los efectos nocivos banales: Emoción, terror, así como
agotamiento psíquico por enfermedad o exceso de trabajo.

Con esto se busca aclarar el recorrido que transita la tensión sexual somática y
cómo llega a manifestarse a través de la neurosis de angustia. Si bien ya hemos
expuesto la estructura de este proceso, es importante mencionar las condiciones
etiológicas bajo las cuales se produce la neurosis de angustia. Estas condiciones
son de naturaleza sexual y afectan de distinta forma a hombres y mujeres.

En el sexo femenino la neurosis de angustia puede ocurrir en los casos donde existe
angustia virginal (o angustia de las adolescentes), angustia de las recién casadas,
en esposas con maridos que padecen ejaculatio praecox o una potencia sexual muy
aminorada, también puede ocurrir en casos de mujeres cuyo esposo lleva a cabo el
coitus interruptus o reservatus. Además, también puede sobrevenir en casos de
viudez o de abstinencia voluntaria y finalmente como angustia en el climaterio
(Freud, 1895)

En el sexo masculino la neurosis de angustia puede aparecer en casos de


abstinencia voluntaria, en los hombres con excitación frustránea, en aquellos que
practican el coitus interruptus y en varones que se encuentran en su etapa de
senescencia (Freud, 1895).

Finalmente existen dos condiciones para la neurosis de angustia que afectan a


ambos sexos, por una parte, aquellos que padecen una neurastenia a causa de la
masturbación, puesto que sucumben a una neurosis de angustia cuando cesan de
satisfacerse a través de la práctica de la masturbación, ya que no toleran la
abstinencia. Y, por otra parte, está el factor del trabajo excesivo, que tiene una
relación con la sexualidad relativa al empeño agotador que esto conlleva (Freud,
1895).

Considerando el contenido expuesto anteriormente se hace posible dar cuenta de


cómo la perspectiva psiquiátrica concibe las problemáticas psíquicas a partir de la
sintomatología y sus diversas expresiones, y cómo su desarrollo se ha ido
consolidando en aquellos términos, es decir, en la búsqueda de soluciones
sintomáticas. Esto permite observar el alcance que tienen los aspectos fisiológicos
en el ámbito psicopatológico y como, a través de un estudio sistemático, se logren
respuestas que de alguna manera permitan a las personas llevar una vida mejor y
al mismo tiempo, indagar en el desarrollo fisiológico del ser humano sus malestares
psíquicos, obteniendo alguna respuesta a preguntas tales como ¿De qué manera
se expresan las patologías psíquicas en términos fisiológicos? o ¿cuánto de ellas -
las patologías- podemos aprender a través de sus síntomas?.

Por otra parte, en base al aporte psicoanalítico, el cual, si bien toma en cuenta los
síntomas, establece un seguimiento de orden psíquico que busca indagar en el
origen del malestar, en términos de contenido mental, y dar con aquel contenido
que lleva a las respuestas de neurosis, neurastenias, o psicosis.

El psicoanálisis abre caminos hasta una etiología psicopatológica que permite una
comprensión distinta del padecer psíquico humano y sus formas constitucionales,
ampliando y profundizando la concepción de ser humano y permitiendo dar con
respuestas que ayudan en la labor general de lograr comprensión y, de alguna
manera, bienestar. Con esto, se suman nuevas posibilidades a la comprensión de
aquellos fenómenos psicopatológicos que aquejan a muchos y se establecen
puentes entre las distintas disciplinas, que, si bien pueden no compartir el sustrato
epistemológico del psicoanálisis, si se pueden beneficiar de su método o sus
conclusiones.

Asimismo, el psicoanálisis abre una puerta a un análisis distinto en torno al ser


humano, puesto que descubre una profundidad que atemoriza y nos coloca al borde
de un abismo interior que exige de nosotros algo. Y es, principalmente, a través de
estos diversos estados psicopatológicos que podemos dar cuenta de la situación en
la que se encuentra el ser humano y comprender, desde ahí, el desarrollo de la
sociedad, la cultura, y todo lo que eso conlleva.
Bibliografía

Ey, H. (1994). Tratado de Psiquiatría. Madrid: Masson.

Freud, S. (1895). Sobre la justificación de separar de la neurastenia un determinado


síndrome en calidad de «neurosis de angustia». En Sigmund Freud Obras
completas. Tomo III (Pp. 85-116). Argentina: Amorrortu editores.

Freud, S. (1895). A propósito de las críticas a la «neurosis de angustia». En


Sigmund Freud Obras completas. Tomo III (pp. 117-138). Argentina:
Amorrortu editores.

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