Sunteți pe pagina 1din 8

SENTENCIA NULA: HOMICIDIO CULPOSO

EXPEDIENTE : 3923-2011-17
IMPUTADO : José Dávalos Alvarez
Edwin Fernando Aldana Yarlequé
DELITO : Homicidio Culposo
AGRAVIADO : Carlos Risco Anastasio
PROCEDE : Tercer Juzgado Unipersonal de Piura.
APELANTE : Ministerio Público

Resolución número 29

Piura, veintitrés de mayo del año dos mil doce.-

VISTA Y OIDA: interviniendo como ponente el señor Meza


Hurtado; la audiencia de apelación interpuesta por el Ministerio Público contra
la sentencia de fecha veintisiete de marzo del año dos mil doce que absuelve a José
Eduardo Dávalos Alvarez Y Edwin Fernando Aldana Yarlequé de la acusación por
delitocontra la vida, el cuerpo y la salud en su figura de homicidio culposo en agravio
de Carlos Risco Anastasio, en la que intervienen como el Fiscal Superior Manuel Rodolfo
Sosaya López y los Abogados Luis Cruz Mendoza quien patrocina al imputado Aldana
Yarlequé; así como el letrado Joni Ceballos Palacios quien defiende al imputado
Dávalos Alvarez, no habiéndose admitido nuevos medios probatorios.

Alegatos de las partes.

1. El Ministerio Público.

Sostiene que se debe revocar la sentencia dictada, en razón de que ésta se ha


expedido con una insuficiente e indebida motivación; que Carlos Risco Anastasio, el
agraviado el día 14 de enero del 2010 acude al Hospital Reátegui, siendo atendido por
el médico José Eduardo Dávalos Álvarez, quien le prescribe unos analgésicos para el
dolor de estómago y determina que presentaba un cólico renal; como el dolor no cesó,
el agraviado regresa a este nosocomio el día 16 de enero del 2010 y es atendido por
Edwin Fernando Aldana Yarlequé quien le prescribe nuevamente analgésicos y
medicina para una supuesta infección urinaria, pero debido a que nunca cesó el dolor,
el día 18 de enero regresa otra vez al Hospital siendo atendido nuevamente por el
imputado Dávalos Álvarez, siendo el tratamiento exactamente igual al que le había
dado días atrás.

Al agravarse su estado de salud acude a la Clínica San Miguel, siendo internado de


emergencia y al ser intervenido quirúrgicamente se determina una peritonitis producto
de un agravamiento de una apendicitis, dos días después lo evacuan hasta el Hospital
Cayetano Heredia para que sea internado ya en la unidad de cuidados intensivos, siete
días después fallece en el hospital producto de una infección generalizada;

En el Juicio Oral, ha quedado estabecido, que el agraviado no fue sujeto de una


atención mínima por parte de los médicos Edwin Fernando Aldana Yarlequé y José
Eduardo Dávalos Álvarez, quienes transgredieron todos los protocolos de atención a una
persona con dolores abdominales y le prescribieron analgésicos cuando debieron
haber realizado una serie de exámenes; postula el propio médico legal que debieron
haber realizado una ecografía, un hemograma, un hemocrito, una radiografía toráxico
etc., debieron haber dispuesto el internamiento u hospitalización de esta persona y no
hicieron ninguna de estas actividades que se esperaba de ellos como profesionales de
la salud, motivando que la apendicitis que presentaba el agraviado desencadene una
peritonitis, y finalmente una infección generalizada que causo la muerte del agraviado.

Pero a pesar de estas pruebas la Juez de la causa utilizando apreciaciones ilógicas


absuelve a los imputados, afirmando que el Ministerio Público no ha establecido el
objeto de la segunda intervención quirúrgica a la que fue sometido el agraviado Risco
Anastasio, ni ha aclarado porque razón el intestino estaba cocido en la pared del
estomago, de lo que concluye que se trata de un error involuntario por parte de los
imputados Aldana Yarleque y Dávalos Álvarez, puesto que el apéndice ha estado
escondido detrás de la fosa ilíaca, argumentos que carecen de todo tipo de contraste
científico.

El agraviado Carlos Risco Anastasio no fue objeto de la atención esmerada, idónea y


necesaria por parte de los dos imputados, la pericia establece que no debieron haberle
prescrito ningún tipo de analgésico, sino debieron realizar otro tipo de análisis,
incrementando el riesgo vinculado con la muerte del agraviado, no fue un error
involuntario de los médicos que lo atendieron en el Hospital Reátegui, y que no existe
una debida valoración de las pruebas actuadas y solicita se declare nula la sentencia
apelada dado que existe una motivación incongruente y se ha utilizado argumentos
que carecen de logicidad.

2. Los Abogados defensores.

a. La defensa del imputado Edwin Aldana Yarlequé

Solicita que se confirme la venida en grado por estar arreglada a derecho, precisando
que su patrocinado trabaja en los consultorios PAT -consultorios externos-, que son
oficinas particulares del Hospital Reátegui, pero que están fuera de éste, que su
patrocinado Aldana Yarlequé atendió al agraviado Risco Anastasio y luego de hacerle
la anamnesis le determina cólico renal e infección a las vías urinarias recetándole la
medicina correspondiente, es falso lo que señala el Ministerio Público respecto a que el
occiso había señalado que tenía dolor estomacal, ya que en ninguna parte de la
historia clínica se ha consignado dicha información, lo cual es ratificado con
la declaración Dolores Ipanaqué Ancajima -esposa del occiso-, quien señala que su
esposo presentaba un dolor de pierna izquierda hacia arriba.

Precisa que Aldana Yarlequé, le recomendó al occiso que se realice los exámenes
auxiliares, como una ecografía abdominal y que regrese con los resultados de dicha
ecografía, instrucciones que el occiso no cumplió.

Cuestiona el pronunciamiento de la Perito respecto a la negligencia de los imputados,


cuando ésta nunca ha observado o evaluado las Historias Clínicas; transgrediéndose los
Artículos 172° inciso1; 174° inciso 2 y 176° inciso 1 del Código Procesal Penal, que
señalan que el perito debe recabar del proceso la información sobre lo que se
pronunciará, pero en el expediente de este proceso nunca estuvieron las Historias
Clínicas por lo que el diagnóstico de que el occiso no tuvo una adecuada e idónea
atención médica por parte de los imputados, carecen de todo tipo de sustento.

b. El defensor del acusado José Eduardo Dávalos Álvarez,

Señala que la venida en grado debe confirmarse, pues se encuentra debidamente


motivada conforme al Art. 139 inciso 5 de la Constitución Política; ya que la A quo ha
valorada de manera objetiva los medios probatorios, declaraciones de los imputados,
de los Peritos médicos legistas, de la esposa del occiso y demás medios documentales.
Su patrocinado atendió al agraviado en el Hospital Reátegui los días 14 y 18 de enero
del 2010, diagnosticándole en ambas oportunidades cólico renal, lo que coincide con
el que inicialmente se determino en la Clínica San Miguel, siendo que después de que
el occiso ha sido internado se le ha diagnosticado apendicitis y que era necesaria una
operación, la cual fue programada para el 22 de enero, y que luego de dicha
intervención, debido a una complicación se ordenó su traslado al Hospital Cayetano
Heredia, siendo ingresado el día 23 de enero a este nosocomio donde es sometido a
una tercera operación, falleciendo finalmente el día 09 de febrero del 2010.

Lo alegado por el Ministerio Público respecto a que el occiso no ha sido objeto de una
atención mínima, es totalmente falso por cuanto en autos ha quedado probado que su
patrocinado actuó conforme a los parámetros médicos y que producto de ello
diagnosticó que se trataba de un cólico renal, lo que coincide con los otros médicos,
que el imputado ha cumplido con el deber objetivo de cuidado, en consecuencia lo
expuesto por el Fiscal Superior, de que se ha llegado a demostrar la negligencia de su
patrocinado, carece de logicidad puesto que la Perito no pudo llegar a dicha
conclusión ya que en el expediente no obraban las Historias Clínicas y existen muchas
deficiencias.

Finalmente señala que al occiso presentaba finalmente una apendicitis atípica que es
extremadamente difícil de detectar como lo corrobora el médico de la Clínica San
Miguel, aún realizando los exámenes auxiliares debidos ya que no presenta síntomas de
una apendicitis normal sino de cólico renal, por lo que no pudo detectarse por los
médicos imputados; en el presente caso no existe relación de causalidad ya que el
Perito de necroscopía y la médico legal han concluido que la muerte fue producida por
una infección generalizada pero no señalan que fue por parte de prescripción de
analgésicos o por un diagnostico clínico errado.

CONSIDERANDO:

Primero.- Delimitación de la apelación.

Que, en el presente caso la competencia de la Sala en virtud de la apelación


interpuesta por el Ministerio Público, se limita a efectuar un reexamen de los
fundamentos de hecho y de derecho –de conformidad con los parámetros
establecidos por los artículos 409° y 419° del Código Procesal Penal- de la resolución
impugnada que absuelve a los imputados Dávalos Alvarez y Aldana Yarlequé
yeventualmente para ejercer un control sobre la legalidad del proceso y de la
sentencia, pudiendo incluso declararla nula, si fuera el caso.

Segundo.- Hechos.

Los hechos consisten en que, el 14 de enero del 2010, José Eduardo Dávalos Álvarez en
su condición de médico del Hospital Jorge Reategui Delgado de Piura atendió en
consultorio externo al agraviado Carlos Risco Anastacio, quien presentaba un fuerte
dolor abdominal, diagnosticándole cólico renal, recetándole ingerir medicamentos
como paracetamol, pero debido a que el dolor abdominal continuaba con fecha 16
de enero 2010 –dos días después-, el agraviado acude por segunda vez al Hospital Jorge
Reátegui Delgado de Piura, siendo atendido esta vez por el acusado Edwin Fernando
Aldana Yarlequé, quien le diagnosticó también que se trataba de un cólico renal
sin haber ordenado exámenes auxiliares sobre el cuadro clínico del paciente; el
agraviado nuevamente concurre el agraviado el día 18 del mismo mes y es atendido
otra vez por el imputado Dávalos Alvarez quien vuelve a efectuar el mismo diagnóstico
de cólico renal.

Como continuaban los dolores del agraviado el 20 de enero es ingresado a la Clínica


San Miguel, presentando dolor abdominal, habiéndose consignado como diagnóstico
presuntivo abdomen agudo, apendicitis aguda y como diagnóstico definitivo abdomen
agudo abceso retroperitoneal, apendicitis retrocecal y piotórax, el 22 de enero 2010, es
sometido a una intervención quirúrgica, y debido a las complicaciones del caso el día
03 de febrero del 2010 es transferido al Hospital Cayetano Heredia, siendo intervenido
quirúrgicamente por segunda vez, falleciendo el día 07 de febrero del 2010 como
consecuencia de una infección generalizada.

Tercero.- Del delito imputado.

1. El delito que se atribuye a los imputados Dávalos Alvarez y Aldana Yarlequé, es el de


homicidio culposo, previsto y sancionado por el artículo 111° segundo párrafo del
Código Penal.

2. Solicita el Ministerio Público que se imponga a los acusados dos años de pena
privativa de la libertad como autores del ilícito penal mencionado, así como se imponga
el pago de veinte mil nuevos soles por concepto de reparación civil que deberán pagar
los encausados en forma solidaria a favor de la cónyuge del occiso Risco Anastacio.

3. Para determinar la producción de un ilícito penal de carácter culposo, hay que tener
en cuenta, que lo esencial del tipo de injusto del delito imprudente no es la simple
causación de un resultado, sino la forma en que se realiza la acción, en consecuencia
frente a la imputación de una acción imprudente debe determinarse si el agente actuó
diligentemente o no, ya que solo se puede imputar una accíón culposa en la medida
en que esta acción imprudente produzca resultados.

4. Los componentes de los tipos culposos son el concepto de cuidado objetivo, -que es
un concepto objetivo y normativo- y el deber subjetivo de cuidado, que es el
componente que atiende a la capacidad individual, conocimiento, previsibilidad y
experiencia del sujeto, al respecto, el penalista argentino-español Enrique Bacigalupo
señala que en los delitos por negligencia debe existir lo que denomina “conexión de
antijuricidad” que se refiere a la necesidad de que el resultado producido debe estar
estrechamente ligado a la acción realizada sin el debido cuidado o la debida
diligencia, es necesario precisa que en estos delitos “ el resultado –al igual que en los
delitos dolosos de comisión-, debe ser imputable objetivamente a la acción que ha
infringido el deber de cuidado. El peligro creado por esa acción es la que debe haberse
concretado en el resultado y no otro (Bacigalupo : Manual de Derecho Penal : 216).

Cuarto.- Los fundamentos de la Juez a quo.

a. Considera la Juez de la causa que es aplicable al presente caso los criterios


contenidos en el Acuerdo Plenario N° 02-2005/ a la que se refiere como “ejecutoria
acuerdo plenario”(sic), sin embargo debemos resaltar que dicho Acuerdo Plenario se
refiere a la aplicación de “requisitos de la sindicación de coacusados, testigos o
agraviados”, que no tiene nada que ver con el presente caso[1].

b. En el punto N° 5.8. de su sentencia, la Juez de la causa, sostiene que el Ministerio


Público “no ha establecido el motivo de esta segunda operación quirúrgica al que fue
sometido el agraviado en el hospital Cayetano Heredia mucho menos en cuál de las
operaciones fue cocido el intestino con la pared del estómago del paciente occiso
agraviado”, afirmación extraña al proceso, toda vez que como ella misma lo consigna
al inicio de su sentencia, la imputación a los acusados es por los hechos cometidos con
anterioridad a la atención del occiso en el Hospital Cayetano Heredia, ya que se
atribuye a los imputados los hechos acaecidos con motivo de la atención al paciente
los días 14, 16 y 18 de Enero del año 2010 y no el 03 de febrero del citado, cuando este
fue nuevamente operado por otro médico en el citado Hospital Cayetano Heredia.
c. La Juez a quo, precisa en el punto 5.9 de la apelada, que “conforme la Pericia
médico legal, la causa de la muerte del occiso agraviado, es “apendicitis aguda
complicada” y pone de relieve que la imputación se sostiene fundamentalmente en la
Pericia Médico legal de Maritza Chaman Cabrera quien mediante un
“Pronunciamiento Médico legal” ha determinado que los procesados “no hicieron un
correcto examen clínico para evitar complicaciones del paciente” y a continuación en
los puntos 5.10 y 5.11, trascribe casi textualmente el texto de dicha Pericia o
Pronunciamiento, sin detallar que exista ninguna prueba que contradiga el mérito de
dicha Pericia.

d. Como corolario de la trascripción que realiza en su sentencia de la posición de la


Perito médico legal y sin que valore ninguna probanza en contrario a la posición de esta
profesional, llega a una sorprendente afirmación “en el caso del acusado ALDANA
YARLEQUE” éste incurrió en error involuntario al no determinar que el occiso sufría de
apendicitis aguda” y que “lo mismo” ocurrió con la conducta desplegada por el
acusado DÁVALOS ALVAREZ quien según el Juez también incurrió en “error involuntario”,
sin que tampoco exponga ninguna justificación que sustente sus afirmaciones.

e. Finalmente expone hechos relacionados con la atención del paciente en la Clínica


San Miguel y en el Hospital Cayetano Heredia -que no tienen mayor relevancia para el
caso-, concluye que los medios de prueba –sin citar a cuáles se refiere- “más que probar
culpabilidad o responsabilidad penal han corroborado la inocencia de los acusados,
ya que no existe vinculación –según ella- de la conducta de los acusados con el
resultado muerte del paciente agraviado.

f. Concluye la juzgadora que el paciente fue sometido oportunamente a tratamiento


médico en la Clínica San Miguel donde después de casi tres días descubren el problema
de apendicitis aguda del occiso, de lo cual deduce que no existe relación de
causalidad entre la conducta de los médicos acusados que atendieron inicialmente al
occiso en el Hospital Reátegui ni que éstos hayan violado el deber objetivo que les
competía, al atender al agraviado en su calidad de profesionales de la salud.

Quinto.- Análisis de la valoración probatoria y Justificación de la Resolución

1. El artículo 158° del Código Procesal Penal respecto a la valoración de la prueba


actuada establece que para efectuar esta actividad probatoria el Juez deberá
observar las reglas de la lógica, la ciencia y las máximas de la experiencia, y expondrá
los resultados obtenidos y los criterios adoptados.

2. Respecto a la fundamentación de una sentencia absolutoria el artículo 398° del


Código Procesal Penal establece que la motivación de la sentencia absolutoria
destacará especialmente: a. la existencia o no del hecho imputado; b. las razones por
las cuales el hecho no constituye delito; c. De ser el caso, la declaración de que el
acusado no ha intervenido en su perpetración; d. que los medios probatorios no son
suficientes para establecer la culpabilidad del agente; e. que subsiste una duda en el
Juez sobre la culpabilidad del imputado o que se encuentra probada una causal que
lo exime de responsabilidad penal.

3. Que si bien el Código Procesal Penal contiene limitaciones a los tribunales ad


quem,ya que las pruebas personales tienen un ámbito no accesible a su control por la
vigencia del principio de inmediación, la Jurisprudencia Suprema en la Sentencia
deCasación N° 03-2007-HUAURA, ha puesto de relieve que existen “zonas abiertas”
accesibles a dicho control, relacionados con la estructura racional del contenido de la
prueba, que pueden ser fiscalizados a través de las reglas de la lógica, de la experiencia
y de los conocimientos científicos[2], apreciándose en el caso concreto, que no se ha
efectuado una correcta valoración de la prueba actuada en el Juicio Oral
efectuado.
4. Durante la audiencia de apelación ha quedado quedó esclarecido que durante el
Juicio Oral no se ha efectuado prueba alguna que contradiga los términos de la Pericia
efectuada por la perito Chaman Cabrera, mas aún ninguno de los imputados ha
presentado Pericia de parte que pudiera haber orientado al criterio de la juzgadora a
la existencia de un error involuntario, como ha concluído en sentencia y que le ha
servido para fundamentar la absolución de los imputados, por el contrario, de los
alegatos escuchados, audios que registran las actuaciones del Juicio oral y Carpeta
Judicial que se ha solicitado, se aprecia que durante el Juicio realizado la Perito
Chaman Cabrera ratificándose en su “Pronunciamiento Médico Forense” -de folios 363
a 376 y 577 a 582-, ha sido concluyente al determinar que según su posición, el occiso al
no haber sido debidamente atendido en el Hospital Reátegui por los acusados,
mediante un diagnóstico adecuado se imposibilitó una evolución favorable de su
situación, lo que posteriormente le ocasionó la muerte.

5. Por lo demás, se ha establecido que la causa del deceso del paciente fueron
justamente las complicaciones del proceso infeccioso inflamatorio que se inició por la
Apendicitis aguda y que se generalizó posteriormente causándole la muerte por una
falla multiorgánica, sin que exista probanza actuada durante el Juicio Oral que pueda
sustentar las conclusiones de la juzgadora que han determinado la expedición de una
sentencia absolutoria.

6. El propio acusado Edwin Aldana Yarlequé ha reconocido que no consignó en la


historia del paciente ni la medicina prescrita ni la ecografía que le habría ordenado
realizarse “porque fueron indicadas particularmente” al agraviado, es decir para que
éste se las efectuara, es decir no ha quedado acreditado ni siquiera este hecho, no
obstante lo cual la Juez en el Punto 5.12 de su sentencia ha concluído
sorprendentemente que Aldana Yarlequé “dispuso que el paciente pasara por una
ecografía” y que incurrió en error involuntario “al no poder determinar apendicitis aguda
en tanto y en cuanto dicho órgano se encontró escondido en la fosa ilíaca”, sin
consignar ninguna probanza al respecto de la citada Ecografía, mas aún incorpora en
la misma situación del “error involuntario” al imputado Dávalos Alvarez, sin exponer
razones para ello, y concluye que ambos incurren en error “debido a que las atenciones
que brindan ambos son atenciones primarias”, afirmaciones que ponen en evidencia la
falta absoluta de motivación, de la resolución apelada.

Sexto.- De la garantía de la motivación de las resoluciones judiciales.

1. Para el cumplimiento del deber constitucional de motivación de las resoluciones


jurisdiccionales, el mismo CPP establece que juzgador debe de manejar
adecuadamente: máximas de experiencia[3], reglas de la lógica y categorías jurídicas.

2. Una sentencia debe expresar con suficiencia, claridad y coherencia las


razones que se han tenido para tomar una determinada decisión, la fundamentación
efectuada debe mostrar el camino seguido por el juzgador para llegar a las
conclusiones positivas o negativas respecto a la pretensión ejercida y para justificar la
conclusión a la que llega, ya que en caso contrario no se cumple con el deber
constitucional de motivación [4].

3. La Corte Suprema de Justicia de La República ha determinado que la garantía


procesal específica de motivación obliga a que toda decisión jurisdiccional debe estar
fundamentada con logicidad, claridad y coherencia, lo que permitirá entender el
porqué de lo resuelto[5], aunado a lo expuesto, la Sala Penal Permanente de la Corte
Suprema en la Casación N° 08-2007-HUAURA[6], ha puesto de relieve que la no
valoración –adecuada- de determinada prueba o elemento de convicción, esencial
para la resolución de la controversia, integra la garantía específica de la
motivación observándose en el caso analizado una defectuosa motivación, que
invalida la resolución impugnada.

Sétimo.- FALLO.
Por tales consideraciones, los Jueces Superiores integrantes de la Segunda Sala Penal
de Apelaciones de Piura, por UNANIMIDAD, resuelven:
1. DECLARAR NULA la sentencia de fecha veintisiete de marzo del año dos mil doce
que absuelve a José Eduardo Dávalos Alvarez Y Edwin Fernando Aldana Yarlequé de la
acusación por delito contra la vida, el cuerpo y la salud en su figura de homicidio
culposo en agravio de Carlos Risco Anastasio y DISPUSIERON se realice un nuevo
juzgamiento por otro órgano jurisdiccional devolviendo los actuados.

SS

Meza Hurtado
Villacorta Calderón
Alamo Rentería

[1] Tal vez la a- quo quiera haber puesto de relieve que como se expresa en el Fundamento N°
7 del citado Plenario N° 02-2005, el reconocimiento del criterio de la “Libre apreciación razonada
de la prueba” que otorga al Juez en el antiguo sistema del Código de Procedimientos Penales,
la potestad de otorgar el valor a las pruebas sin directivas que predeterminen su criterio y que
pone de relieve que para desvirtuar el principio de presunción de inocencia, se requiere que las
pruebas, además de ser de cargo, deben ser suficientes, no obstante lo expresado, estos
criterios se refieren a la interpretación del art. 283° del antiguo Código de Procedimientos
Penales.

[2] Vid, Fundamento Undécimo de la Sentencia de CASACIÓN N° 03-2007-HUAURA, de la Sala


penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia.. donde se establece que el relato fáctico que
el a quo asume como hecho probado, no siempre es inconmovible, pues (i) puede ser entendido
o apreciado con manifiesto error o de modo radicalmente inexacto –el testigo no dice lo que se
menciona en el fallo-; (ii) puede ser oscuro, impreciso, dubitativo, ininteligible, incompleto,
incongruente o contradictorio en sí mismo; o (iii) ha podido ser desvirtuado por pruebas
practicadas en segunda instancia.
[3] Según Stein, las máximas de experiencia son: “definiciones o juicios hipotéticos de contenido
general desligados de los hechos concretos que se juzgan en el proceso, procedentes de la
experiencia, pero independientes de los casos particulares de cuya observación se han inducido
y que, por encima de esos casos, pretenden tener validez para otros nuevos”.
[4] El incumplimiento en la motivación puede darse de diferentes formas, por falta absoluta de
motivación, que tiene lugar cuando la resolución no expresa el más mínimo (argumento real o
aparente) que fundamente la decisión que se toma, es decir existe en este supuesto una total
ausencia de motivación; puede existir una motivación aparente, cuando la resolución
aparece prima facie como fundada, se glosan en este caso algunas razones del porqué se ha
tomado la decisión, sin embargo en cuanto nos adentramos en la razonabilidad de la
fundamentación, dejando de la do el aspecto formal, se descubre que no existe ningún
fundamento; o que se han consignado frases oscuras o ambiguas o que carecen de contenido
real ya que no existen elementos de prueba que las sustenten, este supuesto denominado de
motivación aparente no constituye en realidad motivación alguna y no debe ser considerada
como una motivación real; también se presentan casos de motivación insuficiente, que es la
que se incurre cuando se viola el principio lógico de razón suficiente, es decir, se consignan sólo
algunos de los argumentos que llevaron a tomar la decisión, pero no todos los que van a generar
la convicción del Juez, de la fundamentación efectuada debe aparecer siempre que la decisión
judicial responde a una concreta interpretación y aplicación del Derecho probado y
finalmente existe la llamada motivación incorrecta, que se presenta cuando en el proceso de
motivación se infringe las reglas de experiencia o de la lógica, o se interpreta o aplica
incorrectamente las normas jurídicas, o se recurre a criterios que carecen de cualquier
fundamento.
[5] Vid. Fundamento Sétimo de la CASACIÓN N° 08-2007-LA LIBERTAD, de la Sala Penal
Permanente de la Corte Suprema de Justicia.
[6] Cfr. al respecto el Fundamento Sexto de la Sentencia Casación N° 08-2007-HUAURA de la
Sala penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia.

S-ar putea să vă placă și