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LAS VIOLACIONES DE LOS DERECHOS HUMANOS EN EL

PROCESO DE REORGANIZACIÓN NACIONAL (PRN) - EL ROL DE


LAS FUERZAS ARMADAS EN EL PRN Y EN LA DEMOCRACIA.
ANÁLISIS COMPARATIVO.

Durante el periodo comprendido entre el 24 de marzo de 1976 y el 10 de


diciembre de 1983, nuestra nación se vio inserta en un marco de terror implantado
por la última dictadura cívico-militar que signó no solo nuestro país, sino también
la forma en la que actualmente concebimos a la democracia - al menos y
principalmente - en nuestro territorio. El marco del que se habla, el terror al que se
hace alusión, no implica la mera destrucción de las instituciones democráticas,
sino que implica necesariamente el avasallamiento a los derechos humanos y a su
consecuente falta de reconocimiento a las personas de nuestro país. Asimismo, se
hace alusión a aquella implantación ideológica que se gestó en el seno de lo que
las mismas fuerzas armadas al mando denominaron como “Proceso de
Reorganización Nacional”. En este contexto brevemente (y a rasgos muy
generales) explicados, el rol principal para lograr la “reorganización” del país tras
la caída del gobierno constitucional vigente en ese momento, lo desempeñaron las
fuerzas armadas argentinas, quienes asumen el control, como máxime órgano de
gobierno. Este “Proceso de Reorganización Nacional” (PRN), que contó con la
aquiescencia de gran parte del pueblo argentino, perseguía el propósito de “(…)
terminar con el desgobierno, la corrupción y el flagelo subversivo, y sólo está
dirigida contra quienes han delinquido y cometido abusos del poder”1, y para ello
era necesario que las fuerzas armadas “desarrollaran (…) una acción regida por
pautas perfectamente determinadas. Por medio del orden, del trabajo, de la
observancia plena de los principios éticos y morales, de la justicia, de la
realización integral del hombre, del respeto a sus derechos y dignidad”2. A pesar
de ello, en poco tiempo, la sociedad argentina comprendería que lo proclamado
por el nuevo gobierno estaría mucho más alejado de la realidad.
Más allá de lo expresado, si miramos la actualidad, podemos observar que las
fuerzas armadas argentinas cumplen un papel completamente diferente al de
aquella época, y que han sido -dichas fuerzas- signadas de manera negativa por
lo acontecido en nuestra república hace 36 años. A diferencia de aquel entonces,
nuestro ejército dejó de ser un instrumento necesario para la implantación de una
nueva ideología, para retornar a su función democrática de defensor del Estado,

1 Jorge Rafael Videla; Emilio Eduardo Massera; Orlando Ramón Agosti. Proclama del 24 de Marzo de 1976.
Recuperado de https://www.elhistoriador.com.ar/proclama-del-24-de-marzo-de-1976/.
2 Idem 1
defendiendo los intereses de la Nación, contribuyendo con su desarrollo científico,
tecnológico, económico y social, y cooperando para lograr el bienestar general de
sus habitantes3.
Encontrándonos en el año 2019, podemos como sociedad advertir que (a pesar de
la resistencia de quienes aún ven en las figuras castrenses un símbolo de terror)
las fuerzas armadas, en democracia, se instauran como una institución defensora
no solo de la soberanía territorial de nuestro estado, sino que también
desempeñan la función de garantizar el respeto al derecho, la libertad, la
constitución y las leyes de la nación. Son fuerzas que en la actualidad velan por la
vigencia de la constitución y el respeto por la libertad y los derechos de los
habitantes de nuestro país. Sin embargo, esta consideración actual del rol
desempeñado por las fuerzas armadas, no es producto inmediato del retorno a la
democracia, sino que es el resultado de un proceso que se llevó a cabo tras el
ocaso del PRN. Dicho proceso comenzó en 1983 a través del decreto presidencial
N°158/83 durante la presidencia de Raúl Alfonsín, en lo que se denominó “Juicio a
las Juntas”. Mediante esta resolución se ordena el enjuiciamiento a los altos
mandos de las fuerzas armadas que gobernaron nuestro país entre 1976, hasta el
conflicto bélico de las Islas Malvinas, en 1982. Tras el pasado dictatorial de
nuestras fuerzas armadas, y en plena reconstrucción democrática, el regreso al
estado de derecho y los juicios por violaciones a los derechos humanos fueron un
recurso para garantizar la estabilidad y la continuidad democrática. En este
sentido, el Juicio de las Juntas tuvo la doble finalidad de sentenciar a los jerarcas
castrenses por los delitos de lesa humanidad emprendidos, y de fortalecer la
democracia y el sistema republicano, ya que una de las pretensiones del juicio era
establecer la supremacía civil por sobre las instituciones militares4. Tras la
sentencia que culminó con la condena de 5 superiores y la absolución de 4 de
ellos (revisadas posteriormente y planteada la inconstitucionalidad de los indultos),
se siguió el camino a la recuperación plena de la democracia, y a otorgarle a las
fuerzas armadas el sentido democrático - y original - de su función.
Antes de comenzar con el tratamiento del rol de las fuerzas armadas para el
desarrollo del PRN, considero importante destacar que a los fines del presente
ensayo (y para contrastar con lo expresado en el precedente párrafo), la distinción
y comparación entre las funciones desempeñadas por las ramas del cuerpo militar
de nuestro país, puede realizarse desde perspectivas diacrónicas y sincrónicas5;

3 Ejército Argentino, https://www.argentina.gob.ar/ejercito.


4
“El rol de los militares en tiempos de democracia”. Rut Diamint, 2018. Recuperado de:
https://www.utdt.edu/ver_nota_prensa.php?id_nota_prensa=14755&id_item_menu=6
5
“El fenómeno de los derechos humanos y la posibilidad de un nuevo paradigma teórico”. Eduardo Rabossi,
1989 Revista del Centro de Estudios Constitucionales, 3, 323-343. Recuperado de:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1049051
es decir el tratamiento de los hechos desde su evolución en el tiempo, y en el
estado en que están en un momento determinado respectivamente.
La función que cumplían las fuerzas armadas en dictadura, hacía que dichas
fuerzas se constituyeran como un órgano de poder y control del estado para con la
sociedad. Puede llegar a decirse incluso, que las fuerzas armadas fueron
desplazando paulatinamente a la policía (o mejor dicho al poder de policía, cual
consiste resumidamente en usar la fuerza de forma controlada para imponer el
orden y hacer cumplir la ley), para asumir su rol. De ese modo, podemos apreciar
que las funciones de nuestras fuerzas armadas en el Proceso de Reorganización
Nacional, fueron más allá de las que originalmente les son encomendadas. Las
acciones bélicas encargadas a esta institución no se destinaban a la defensa del
estado frente al “enemigo” extranjero (como lo es en la actualidad). Aquí he de
detenerme para aclarar que la noción de enemigo existía, pero no en su sentido
ordinario; las fuerzas armadas debían luchar contra el enemigo que acechaba a
nuestra nación y sus ideales, pero este enemigo no se manifestaba en forma de
huestes extranjeras, sino en forma de ideología, más precisamente bajo la forma
del “comunismo”. La lucha emprendida por nuestro estado en el PRN, conforme a
lo expresado por sus miembros, debía darse en dos planos, uno interno (“la
guerrilla” y “el subversivo”) y uno externo (los países comunistas) Dado que
“Occidente” debe pasar al ataque, debía redefinirse en rol de las fuerzas
armadas latinoamericanas en lo que se vio como una “guerra
contrarrevolucionaria”. En esta guerra total, el único cuerpo de la sociedad que
conserva la pureza ideológica eran las Fuerzas Armadas, y a ellas deberán
someterse los restantes organismos de seguridad.
Igualmente, en el PRN, las fuerzas armadas se dieron a la tarea de implantar una
nueva cultura política, a través de la utilización de los recursos ideológicos del
estado, y pretendía la constitución de nuevos individuos a través del poder de las
fuerzas armadas, mediante el proceso denominado “militarización de la vida
cotidiana”. Esto encuentra relación con lo expresado por Michel Foucault en “El
sujeto y el poder”, por cuanto el famoso filósofo francés trata los modos de
subjetivación del ser humano: “Esta forma de poder se ejerce sobre la vida
cotidiana inmediata que clasifica a los individuos en categorías, los designa por su
propia identidad, les impone una ley de verdad que deben reconocer y que los
otros deben reconocer en ellos”6. También es importante remarcar la coincidencia
del tema planteado en el presente ensayo, con lo también expresado por Foucault
(1988), en lo que él denominó “procesos de organización racional” de las
instituciones (escuelas, universidades, cárceles, etc.) para poder organizar y
disciplinar a partir de sutiles procesos de racionalización, dos funciones que
pretendían asumir las fuerzas militares en el PRN, bajo una sociedad que se

6
“El sujeto y el poder”, Michel Foucault, 1988.
mostraba claramente disciplinaria (Deleuze, 1991). En la actualidad, las fuerzas
armadas no pueden estar más alejadas de las mencionadas funciones que han
desarrollado entre 1976 y principios 1983, dedicándose hoy en día a la misión
fundamental la defensa de la soberanía y la integridad territorial, la provisión de
protección contra fuerzas armadas extranjeras y en posibles conflictos internos,
también cumpliendo funciones de apoyo en emergencias civiles en situaciones de
desastre, tareas humanitarias y comunitarias (construcción de caminos, o limpieza
de los mismos), tareas de investigación científica (v.gr. las tareas desarrolladas en
Base Marambio, en la Antártida Argentina).
Este análisis carece de sentido si no se tiene en consideración el marco normativo
vigente en aquel momento, y el marco normativo actual. Son dos momentos
históricos distintos, por lo tanto las funciones responden a intereses -también-
totalmente distintos. Así puede decirse que las funciones militares durante el
proceso de reorganización nacional, respondían a intereses puramente políticos y
no constitucionales (la vigencia de nuestra constitución había sido suspendida, lo
que le otorgaba -a la vez que habilitaba- a la cúpula militar a actuar de manera
desmesurada sin límites legales, lo que facilitaría claramente el cumplimiento de
sus objetivos). Con el retorno a la democracia en 1983, se recupera la plena
vigencia constitucional, a la par que se retorna al sentido democrático o rol
democrático de las fuerzas armadas argentinas; es decir, ya no se responde a
intereses de tipo ideológico o político, sino más bien sociales. Podría también
hacerse alusión a los intereses a los que respondían las fuerzas armadas en un
momento u otro, intereses que han cambiado realmente, y que han provocado el
drástico cambio de roles que incumben a nuestras fuerzas armadas. De igual
modo debe remarcarse, que lo acontecido ha influido en la formación de la noción
actual que tenemos como país y como sociedad respecto de nuestras fuerzas
armadas, al punto, que aún hoy, a más de 35 años de la última dictadura militar
gran parte de nuestra sociedad sigue viendo en nuestras fuerzas un aparato de
represión e instaurador del terror.
Como conclusión, ha de decirse que como contracara de las actividades, roles y
funciones desplegados y asumidos por las fuerzas armadas de nuestro país que
como se mencionó oportunamente, se convirtieron en la herramienta necesaria e
indispensable para la perpetración de la cúpula militar en el poder, la construcción
de individuos que acepten y compartan sus ideales, que respondan asimismo al
nuevo modelo de gobierno que se estaba gestando, entre otras tantas trágicas
funciones (como lo fueron las torturas, desaparición de personas, y detenciones
clandestinas) puede decirse que el rol que en la actualidad cumplen las fuerzas
armadas está realmente lejos de ser lo que en dictadura fue, sino que hoy en día
se constituyen como una herramienta necesaria para la defensa y garantía no solo
de la constitución nacional, sino también de la democracia, sin dejar de lado (por
razones que resultan obvias), que las fuerzas armadas abandonaron su noción de
órgano por el cual el estado ejerce el control sobre la sociedad (como también
implanta terror en ella), para convertirse en verdaderos protectores no solo de
nuestra soberanía, sino también de nuestro estado de derecho, libre y
democrático.

BIBLIOGRAFIA
- Proclama del 24 de Marzo de 1976, Jorge Rafael Videla; Emilio
Eduardo Massera; Orlando Ramón Agosti. Recuperado de
https://www.elhistoriador.com.ar/proclama-del-24-de-marzo-de-1976/.
- Ejército Argentino, https://www.argentina.gob.ar/ejercito.
- “El rol de los militares en tiempos de democracia”. Rut Diamint, 2018.
Recuperado de:
https://www.utdt.edu/ver_nota_prensa.php?id_nota_prensa=14755&id_item
_menu=6
- “El fenómeno de los derechos humanos y la posibilidad de un nuevo
paradigma teórico”. Eduardo Rabossi, 1989 Revista del Centro de Estudios
Constitucionales, 3, 323-343. Recuperado de:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1049051
- “El sujeto y el poder”, Michel Foucault, 1988.
- “Doctrina de la seguridad nacional”, apunte de cátedra de “Ciencias
Politicas y Teoria de Estado”, Universidad Nacional de San Luis, 2016.
- “Posdata de las sociedades de control” Gilles Deleuze, en Christian
Ferrer (Comp.) El lenguaje literario, Tº 2, Ed. Nordan, Montevideo, 1991.

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