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El Imperio

Romano y
su final

Historia
Universal

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Del Feudalismo a la Sociedad Burguesa

Introducción a la Historia Social1

La historia como disciplina humana y social ha tenido un variado desarrollo a lo largo del
tiempo y siempre ha significado un particular modo de explicar el presente. Desde el hombre
que ante el fuego tribal narraba el pasado común desplegando las primeras formas de la
historia oral, hasta nuestros días, la disciplina en general se ha prestado para diversos fines y
usos, desde su uso de carácter político como justificación de acciones tomadas, hasta el
aspecto educativo, como constructor de nacionalidad.

En general y con relativos cambios en su teoría, pero con más con avances en la metodología
de investigación, la historia podía discurrir por siglos desde un largo expositorio de fechas y
nombres, de potencias exitosas y grandes imperios hasta una interesante galería de
personajes, que terminaban por ser considerados los verdaderos „‟protagonistas‟‟ de la
historia de la humanidad.

Esta idea de historia basada en las grandes biografías y las acciones de los grandes Estados
como base explicativa, es típica del siglo XIX y dio lugar al uso político de la historia, ligada al
pasado y al destino de la „‟nación‟‟.

La construcción de una historia nacional es la tarea del día para el historiador de fines del
siglo XIX, se debe legitimar no sólo el orden presente; también el pasado "oficial" será
sancionado positivamente.

Según de Ansaldi y Funes "... desde el poder comienza por entonces el operativo de recortar
los recuerdos, pero sobre todo los olvidos, del pasado. Rasgo característico de la reflexión es
la mirada hacia la historia, la que construyen voluntariamente. La apropiación de la historia
lleva plantearse, desde la filosofía de la historia, un continuum en el cual se asocian
causalmente los mojones de la expresión de un alma nacional"2.

No existía en el siglo XIX una necesidad acuciante de una historia social, por una historia que
diese cuenta de las profusas relaciones entre lo político, lo social, lo económico y lo cultural o
mental. Desde ya, menos se pedía a los intelectuales una historia que incluyera a aquellos
que pusieron su vida en los trabajos que cada modo de producción impuso a las clases
trabajadoras. La historia decimonónica nada quería saber sobre quienes fueron los
verdaderos constructores materiales del pasado.

1
Corresponde al punto 1.1 del programa

2
Ansaldi, Waldo y Funes Patricia: "Cuestión de piel. Racialismo y legitimidad política en el orden oligárquico
latinoamericano" En Ansaldi, Waldo (coordinador). Calidoscopio latinoamericano. Imágenes históricas para un
debate vigente, Ariel. Buenos Aires, 2004, p. 5
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La necesidad de legitimidad del Estado nacional, dio lugar en definitiva a la consolidación e


imperialismo del historicismo.

Este paradigma clásico de la historia no es del todo desechable e hizo innumerables aportes
al avance de la disciplina. El principal exponente de este modo de entender la historia fue el
alemán Leopold Ranke. Entre otras, va a sentar las bases de la profesionalización del trabajo
histórico, ya que una de sus preocupaciones fue establecer las características y rigor de un
método científico aplicado al estudio del pasado, le dio relevancia a las fuentes, al uso de los
archivos oficiales, así como también se preocupó por la difusión de la historia académica.

Algunas de las características de esta concepción son: a) la historia bajo la fuerte influencia
de Ranke y sus discípulos era una disciplina que se ocupaba esencialmente de la política. b)
para ellos hacer la historia era el pasado de la política y trasladaban la política como historia
del presente, c) se ponía especial atención en describir personas y acontecimientos que
tuvieron lugar lo más fielmente posible pero nada decían sobre estructuras y problemas (tal
como lo haría la historia social), d) el tiempo era unidimensional, en una extensa sucesión de
hechos.

Para la vieja escuela los temas más importantes eran los hechos políticos y diplomáticos y los
grandes hombres de poder, por otro lado el Estado era el protagonista del relato con lo cual
se daba un dominio de la historia nacional. En definitiva la historia era entendida como una
disciplina objetiva que exponía los hechos “tal como sucedieron”.

La historia social surge a modo de crítica y superación de esta visión decimonónica


intencionada, utilitaria y atomizada, surge además de muchísimos aportes independientes y
de dos corrientes principales: la escuela de los Annales francesa y del aporte de la Escuela
Británica. La llamada “revolución historiográfica” ocurrida entre los años treinta y la segunda
posguerra.

Principalmente debemos entender a la corriente, tendencia o paradigma prohijada por


Annales, como una reacción ante la larga hegemonía de la historia política y diplomática. La
reacción era contra la historia de los acontecimientos, una historia que dejaba de lado los
ricos costados de la sociedad, una historia que no lograba aprehender en su totalidad la
sociedad en su devenir histórico. Por otro lado se critica la metodología y se critica la
perspectiva: la férrea hegemonía del testimonio escrito, del documento. Al decir de Simiand,
existían tres ídolos de la tribu que debían ser derribados: El ídolo político, el ídolo individual y
el ídolo cronológico.

Esta crítica será la base de una renovación en la historia, como no había tenido en siglos. Si
bien nacida en Francia no se puede hablar solo de una corriente histórica nacional porque el
influjo de Annales fue más allá de las fronteras. Su éxito trasnacional y transdiciplinar debe
ubicarse en la apertura que intenta: liberar la historia que había quedado aislada, encadenada
a la historia del Estado y de los grandes hombres. Con Annales se abre el dialogo y el trabajo
común con las ciencias sociales, diálogo en el cual la Sociología jugara un papel
preponderante para el desarrollo de la historia social.

De este modo se establecerán a modo de escuela las premisas principales: la búsqueda de


modelos, la historia problema, la comunión de las ciencias del hombre, el trabajo colectivo.
Ciencias del hombre que van desde la Estadística, la Demografía, hasta el arte, la cultura, la
mentalidad etc. Todo estudio sobre el hombre se convierte en un aliado del historiador.
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¿Era esto revolucionario historiográficamente hablando?, Sí. Más allá de las prevenciones
sobre el imperio de lo sociológico o los resquemores sobre el término „‟económico y social‟‟,
los Annales planteaban una superación del método historiográfico, de la concepción de
historia misma y del lugar de la historia en las Ciencias Sociales. Por si eso fuera poco,
Annales inicia el camino del trabajo multidisciplinario y establece la rica relación entre el
pasado social y las cuestiones del presente

En especial y sin desdeñar otros aportes disciplinarios, podemos decir que el abordaje de la
historia económica y la historia social se funden en los postulados de Annales, donde se
prohijaba una historia que se preparaba para ser depositaria de “lo social”, como la historia en
el siglo XIX había sido depositaria de “lo nacional”, idea que Lucien Fevre llevara al extremo
de considerar a toda historia como historia social, en una vocación liberadora y globalizadora
a la vez. Es justo decir que para Fevre la palabra social era tan vaga que permitía el
destabicamiento y el diálogo entre las Ciencias Sociales o Ciencias del Hombre.

El logro de Annales tiene que ver componer en marcha la complejización del hecho histórico,
que no significa enredo ni lenguaje técnico críptico de la disciplina; se refiere a problematizar
la Historia, a captar las múltiples combinaciones del hecho histórico, dejando atrás la simpleza
de una narración estricta y cronológica; es ejercer la confrontación y análisis de la mayor
cantidad de fenómenos de un modo interdisciplinario, en la búsqueda explicativa; es batallar y
vencer a una historia basada en el exclusivo campo de lo político e institucional y del logro
individual.

Correspondería a Lucien Febvre3 y Marc Bloch4, el papel de fundadores de la corriente;


coinciden en la revista que dará nombre a la nueva escuela historiográfica: Annales y que
pronto hará sentir su influencia en el campo histórico europeo y más allá también. Tanto
Febvre, como Bloch, abordaron la Geografía humana; la Economía era omnipresente, más no
explicaba todo, los determinismos no son bien recibidos y en eso comulgaban, pero también
la Sociología dejaba su marca.

Tal vez lo más relevante en el caso de estos dos historiadores sea que ambos pensaban de
modo interdisciplinario. Por Ej. En „Los reyes Taumaturgos‟, Bloch aborda por primera vez la
Sicología religiosa, una Sicología de las creencias y su relación con las „‟representaciones
colectivas‟‟, algo muy raro para la época. Según Burke le debemos sumar otro rasgo o
abordaje importante: la historia comparada.

3
Lucien Febvre: Nancy, 1878-Saint-Amour, Jura, 1956) Historiador francés. Fundó en 1929 con M. Bloch Les
Annales d'histoire économique et sociale. En su primera época recibió la influencia de H. Pirenne y de Vidal de la
Blanche. En su primer libro Felipe II y el Franco Condado expuso su concepción básica de la historia, que consistía
en no escribir sobre los hechos, sino de los hombres y las sociedades. Investigó la mentalidad religiosa desde
diferente puntos de vista: Un destino, Martín Lutero (1928), El problema de la incredulidad en el s. XVI: la religión
de Rabelais (1942). En Combates por la historia (1953) resumió sus concepciones de la historia y las opuso a la
generación anterior.

4
Marc Bloch: (Lyon, 1886- id., 1944) Historiador francés. Fue uno de los iniciadores del enfoque económico y
social de la historia. Con sus obras, entre ellas Los caracteres originales de la historia rural francesa (1931) y La
sociedad feudal (1939-1940), renovó la visión histórica de la Edad Media. Miembro de la Resistencia, fue apresado
y fusilado por las fuerzas alemanas.
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Bloch también planteo el estudio de larga duración (que será retomado y perfeccionado por
Braudel), la ruptura con la documentación clásica, el uso de las fuentes no literarias. Como
también el método regresivo: comenzar por los períodos históricos cercanos, „‟leer la historia
hacia atrás‟‟. Según Burke lo más original de Bloch, surge del concepto de Sicología histórica:
modos de sentir, modos de pensar.

Febvre también realiza una tarea intelectual similar, (la Geografía histórica que ambos
historiadores abordaron) para luego volcarse a la Sicología histórica. En su libro sobre
Rabelais, dará a la historiográfica lo mejor de su abordaje: la idea de tiempo en su contexto
histórico, la Lingüística, la mentalidad de época.

La segunda generación de Annales lleva la marca indeleble de Fernand Braudel5 y de su obra


más conocida „‟El Mediterráneo en tiempos de Felipe II‟‟, en ella los arriesgados aportes de
Bloch y Febvre, serán aplicados pero también reelaborados. En la primera parte de esta obra
la relación entre el hombre y el ambiente se da en un marco casi atemporal, es el tiempo de
larga duración; una parte importante de este enfoque lo constituye el análisis de los cambios
que se dan en las estructuras económicas, sociales y políticas. La mirada contrastante lo da
la idea de tiempo corto, que corresponde a los hechos, al individuo, a la política, parte
indisoluble de la historia, pero según Braudel „‟la más superficial‟‟.

Como vemos, Braudel trabaja las ideas de distintos tiempos en un afán de establecer una
jerarquía de análisis explicativo: la historia de los cambios en la economía, en la sociedad, en
el Estado, son de tal duración que en muchos casos son imperceptibles para los
contemporáneos. Braudel va más allá de Bloch y Febvre y llama geohistoria a historiar la
relación del hombre y su ambiente. Los rasgos geográficos se convierten en nodales para
entender los otros abordajes, es decir, ni los acontecimientos, ni la Economía explican mucho
sin esta mirada.

La tercera generación de Annales, realizará un importante aporte: lo que se ha se ha


denominado la historia de las mentalidades. Aquí también se re significan los legados
primeros: la interdisciplinariedad, la historia problema no se discute y la concepción
globalizante. El término historia de las mentalidades ha sido y es polémico, aceptado por
algunos, criticado por otros, lo cierto que el término se expande por toda Francia y dimana su
influencia por Europa y América. ¿De qué se trata esta nueva historia?, ¿Cuáles son sus
presupuestos? Ya dijimos que los legados primigenios se mantienen, lo que se consolida es
el mandato de Febvre, el programa inicial es llevado a confines intocados, ahora la niñez, la
mujer, el cuerpo, los perfumes etc. son objeto de estudio histórico.

Mentalidad, cultura, ideas, imaginarios, etc. no escapa a los analistas la ambigüedad del
término, no obstante, se arrojan a la aventura, basándose en tres presupuestos: No son los

5
Fernad Braudel:Lunéville 1902 - París, 1985) Historiador francés. Aunque coincidió con Bloch y Febvre en los
mismos principios historiográficos y entró a formar parte de la dirección de la prestigiosa e influyente revista
Annales, Braudel puso de manifiesto las limitaciones de esta escuela al desarrollar su metodología y promover el
estudio de los fenómenos de larga duración, sobre todo del medio geográfico y de los aspectos económicos y
sociales, con el objetivo de una "historia total", capaz de integrar todos los elementos de las demás ciencias
sociales. En 1947, presento su tesis, que dos años más tarde se publicaría con el título de La Méditerranée et le
monde mediterranéen a l‟époque de Philippe II (El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II).
El autor escalonó magistralmente los fenómenos estructurales, coyunturales y episódicos, aportando así un
excelente análisis de conjunto.
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iniciadores, reconocen antecesores, pero redescubren la historia de las mentalidades,


segundo la utilización del método cuantitativo aplicado al estudio de la cultura y tercero la
reacción (no traición) que lo hace retornar a campo de la historia política y un relanzamiento
del genero narrativo, tan ausente en las primeras generaciones.

Entonces, la idea de Historia Social nutre en especial de la idea de abordaje multidisciplinar.


No se desdeña la Historia anterior se supera y se suma, ahora se da la verdadera llegada del
hombre a su Historia. Ahora se cruzan las barreras internas de las mismas disciplinas,
utilizando categorías alternativas. La vocación es de síntesis y será la Historia Social el más
fructífero intento de reemplazar la vieja Historia decimonónica positivista, con su detalle de
acontecimientos, con su visión Estado céntrica, con su ambición explicativa a partir del relato
biográfico, con sus tres ídolos arcaicos, con el relato como herramienta, en definitiva con sus
olvidos y omisiones.

Ahora, el hombre y su ambiente centralizan la búsqueda y el análisis, ahora las Ciencias del
Hombre como partida o como llegada desde la Historia. Se plantea la posibilidad de diálogo,
de préstamos, de aportes desde las diversas disciplinas que abordan al hombre. Por otra
parte significa una apertura a nuevas metodologías, cuantitativas y otras, que se constituyen
en herramientas del historiador, en nuevas formas de abrir las cerraduras del pasado.

Ya no existe en la concepción de la Historia Social la fuerte aversión al cambio, a la novedad


y a la renovación que era característica de la vieja concepción decimonónica. Se impone un
nuevo modelo de historiador, ya no cerrado en la soledad de su quehacer, en su mínima tarea
universitaria, ahora formará parte de una red de instituciones, (revista, institutos, academias
etc.) que le marcan una pertenencia. Los historiadores ya no temen pertenecer a tendencias
determinadas.

¿Qué entendemos por Historia Social?


En 1941, el historiador francés Lucien Febvre señalaba:"No hay historia económica y social.
Hay historia sin más, en su unidad... La historia es por definición absolutamente social. En mi
opinión, la historia es el estudio científicamente elaborado de las diversas actividades y de las
diversas creaciones de los hombres de otros tiempos, captadas en su fecha, en el marco de
sociedades extremadamente variadas."
En síntesis, para los fundadores de la escuela de los Annales, el eje de la preocupación de
los historiadores, el objetivo de la historia estaba dado por el hombre y sus actividades
creadoras. Sin embargo, como aclaran Cardoso y Pérez Brignoli, es preciso evitar las
confusiones de vocabulario. El término hombre no significaba personaje, en el sentido que lo
empleaban los historiadores del siglo XIX, que consideraban a la historia como el resultado de
las acciones de individuos destacados en el campo de la guerra y la política. En este sentido,
el mismo Lucien Febvre agregaba:" el objeto de nuestros estudios no es un fragmento de lo
real, uno de los aspectos aislados de la actividad humana, sino el hombre mismo‟‟ 6

6
Bianchi Susana, „‟ acerca de la historia social‟‟ en Bianchi Susana, Historia Social General. Carpeta de trabajo,
Universidad Nacional de Quilmes, 2000, pág. 12
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El Imperio de Roma: apuntes sobre su caída7

Después de dos siglos de estabilidad, el impresionante imperio erigido por el pueblo romano
entraba en crisis. Este imperio con siglos de predominio militar, la consiguiente expansión
territorial hasta alcanzar los confines del mundo occidental, con una fuerte penetración
cultural en los pueblos sometidos hasta hacer del modo de vida romano, con su lengua y sus
costumbres el único posible, con desarrollos en el Derecho y la Política que indicaban el
grado de organización social alcanzado, estaba herido de muerte, ya en el siglo III.

A la caída del último emperador Rómulo Augustulo en el 476 d.c., ya nadie en el aún vasto
imperio intentó ocupar su lugar, el trono era un lugar vacío y sin poder; la institución del
emperador había sido erosionada por la profunda crisis.

Crisis cuyas causas son variadas, complejas y de vieja data pues tampoco eran nuevos los
problemas que se debían afrontar en el día a día del imperio y a pesar que por lo general las
crisis se potencian a partir de determinadas coyunturas, sus inicios reales databan de dos
siglos atrás. La llamada crisis del siglo III, tenía distintas problemáticas en tan vasto territorio y
estériles fueron las soluciones implementadas. Entre las varias cuestiones y problemas
podemos mencionar:

La cuestión militar: Se llama período de la „‟anarquía militar‟‟ al período posterior a la muerte


de Severo Alejandro en el 235 d.c, tras lo cual se inicia un período de cincuenta años en que
el predominio del poder militar sobre otra instancias lleva a un verdadero caos alrededor de la
institución Emperador, se suceden en esos años 26 nombres diferentes en el trono. El senado
romano se convierte en una entidad sin poder y la asunción de la dignidad imperial se dirime
exclusivamente entre los ejércitos.

El ejército, por otra parte, en nada se parece al de los comienzos, con predominio de
soldados provenientes de las provincias, con una considerable cantidad de bárbaros bajo sus
estandartes, nada en su formación podía contribuir al mantenimiento del viejo republicanismo,
sentimiento sólo posible mientras predominó la presencia de romanos.

Ningún imaginario republicano alimentaba a las hueste provinciales y barbarás, el ejército era
una simple prestación por cuenta del Imperio. No resulta extraño que comiencen a aparecer
los denominados „emperadores provinciales‟; las poblaciones abandonadas ante el avance de
las invasiones barbarás se encomendaban y guarecían bajo la protección de dichas tropas del
interior, las mismas no sujetas a una autoridad central y muchas veces olvidadas y dejadas a
su suerte y capacidad no dudaban en dar a cada jefe de estos destacamentos el devaluado
título de Emperador.

Otra característica de esta anarquía de características militares fue el permanente estado de


sitio que se impuso a la vida cotidiana, a cada aspirante al trono le surgían tres o cuatro
adversarios, la lucha militar agotaba todos los recursos disponibles y en muchas regiones del
Imperio ya no se construía y no se mantenía lo ya construido. El requerimiento militar agotaba
a las poblaciones, armas, alimentos, vestimentas; todo era requisado, se forzaba la
cooperación para la guerra, en muchísimas poblaciones no había tiempo para „‟las actividades
normales‟‟.

7
Corresponde al punto 1.2 del programa
Page 7

La crisis económica: Desde ya que la crisis política y militar tenía otra cara bastante familiar:
la crisis económica. Esta situación de anarquía política se potenciaba en el aspecto
económico con una cuestión central, la llamada „‟cuestión de la moneda‟‟, es difícil encontrar
un error más grueso en este ámbito. El Estado romano comenzó en este siglo a asignar un
valor a la moneda ya acuñada mediante un sellado, se calculaba que con ello era suficiente y
que ese valore sería reconocido por los mercados y poblaciones, es decir, se desvirtuaba la
moneda intrínseca8 y se quería implementar una especie de cuasi moneda fiduciaria9, cuando
ya la fe y la confianza en el Imperio estaban bastante minados.

En definitiva y más allá de la intención estatal, se conseguía el efecto contrario, el romano


actuaba en este sentido de una forma bastante moderna, guardaba las monedas de buena ley
y garantía y en muchos casos las fundía en objetos hogareños. Sólo circulaba la „‟mala
moneda‟‟, que tenía componentes espurios y menor peso, la consecuencia: la devaluación no
buscada del circulante.

Lo más llamativo es que el Estado romano era cómplice de estas conductas al hacer circular
moneda de menor proporción de metal precioso y de menor peso, creyendo que era una
herramienta para frenar la crisis financiera de las arcas imperiales; en realidad la estaba
potenciando, para el romano del siglo III se volvió común decir “que el denario de plata ahora
es de cobre‟‟.

Ante esta situación el común del pueblo romano se defendía como podía: comenzó una suba
de precios y salarios y nadie podía determinar el valor real de las cosas, las mercaderías en
especial el pan comenzaron a escasear y todo se combinó para impulsar otras novedosas
conductas económicas: la especulación.

De este modo se desprestigió el comercio que, por otra parte, sufría las consecuencias de
encontrarse vastísimas regiones de imperio bajo el estado de guerra, lo que imposibilitaba el
tránsito de las cosas y personas. De allí que lenta pero constantemente, se regresa a la
fabricación casera. La Economía abierta y monetaria tan dinámica en el apogeo del Imperio,
se inclinaba cada vez más hacia una Economía cerrada.

Por último, bajo este estado de cosas, el impacto en las mentalidades era muy significativo, el
sentido de futuro se perdía, no se creía en las instituciones, en lo gobiernos y ni los dioses
quedaban en pie, se abandonan los proyectos y el letargo espiritual y material y así
comienzan a apropiarse del otrora orgulloso mundo romano.

El intento refundador de Diocleciano10: Este líder militar inició un vigoroso intento de


recuperación; bajo su mandato se iniciaron una serie de reformas: en el ejército, en la

8
Moneda de valor intrínseca: se denomina al valor per se de la moneda, en Roma eran principalmente de oro y
plata y su nombre proviene del latín, ya que el lugar de acuñado estaba cercano y bajo la protección del templo de
Juno Moneta

9
Moneda Fiduciaria: se denomina al valor que no proviene de su valor per se ni en la existencia de una
contrapartida de oro o cualquier otro valor, ni en su valor intrínseco, sino en el crédito y la confianza que inspiran
la autoridad estatal

10
Cayo Aurelio Valerio Diocleciano; Salona, actual Croacia, Emperador romano (284-305). Nacido en
el seno de una humilde familia iliria, Cayo Aurelio Valerio Diocleciano emprendió una carrera militar
que, sin ser excesivamente brillante, le permitió convertirse primero en comandante de la guardia
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organización del Estado, en ámbito de la Economía, en el campo fiscal, en la composición de


la aristocracia, en el Derecho etc.

Se trata del mejor intento de frenar la decadencia, más será solo un interregno en el camino
final. Bajo su impulso se inicia la divinización del trono lo que indica la influencia de Oriente y
finalmente se dividirá el imperio en cuatro instancias ejecutivas: dos Augustos y dos Cesares.
Se mantiene la unidad del Imperio, una misma moneda, una misma ley. A pesar de este
intento la herida ya estaba abierta. Los síntomas de la decadencia son cada vez más claros y
cercanos.

Las causas finales

No pocos historiadores acuerdan con Rambaud en su clasificación que hace de las causas
de la decadencia romana en su libro Historia de la Civilización Francesa, a modo de síntesis,
entre ellas menciona:

 A – la ausencia de patriotismo. El título de ciudadano se devalúa, se habla de mundo


romano, se desvanece „‟la patria‟‟ bajo el influjo de la idea ecuménica de imperio. Las
ciudades se alejan unas de otras, la comodidad del gobierno municipal termina por debilitar
las posibilidades de defensa común ante el bárbaro.

 B – la clase media romana que no era lo suficientemente numerosa, la expansión de


los dos primeros siglos se estanca y este sector frena su crecimiento, con la clase media cae
con el comercio y la industria, entre la aristocracia senatorial y administrativa y la población
común sólo hay desconfianza y desconocimiento.

 C – las clases rurales son brutalmente explotadas a pesar de ser libres. No obstante la
base esclavista, la mano de obra libre era sustancial a la agricultura. Esta explotación se da
cuando un gran porcentaje de la tierra se entrega en colonato, enfiteusis, etc.

 D - Las exigencias del fisco romano, como ya vimos, acuciado por las guerras no sólo
en las fronteras, ahora la guerra intestina se vuelve una constante de los días. Se ingresa en
un círculo perverso, la productividad cae, se despoblan ciudades. El campo, a pesar de recibir
más población, sufre un mayor empobrecimiento; la mayor presión fiscal se lleva toda
posibilidad. Se arruinan la agricultura, la industria, el comercio.

 E – Comenzó a declinar el interés por lo político, ya nadie se interesa por las


cuestiones publicas, lejos esta el romano que entendía la política como civilización, lejos esta
el orgullo senatorial al dedicarse a la‟‟cosa pública‟‟. También comienza a declinar la
presencia del Estado, siendo que la política era una de las bases de la cultura cívica del
romano

 F- Se desarman los pueblos conquistados en las fronteras; se inicia un proceso de


barbarizarían de las huestes romanas. Las fronteras cada vez más lejanas del Imperio se
prestan a la autonomía del poder militar y en no pocos casos, se encargan a los propios

imperial y más tarde en cónsul. Tras el asesinato del emperador Numeriano, en el 284, Diocleciano fue
proclamado emperador por el ejército de Asia Menor. Un año más tarde, en el 285, el Senado le
reconoció la dignidad imperial. En mayo del 293, Diocleciano vinculó al poder en calidad de césares a
otros dos militares: Constancio Cloro para Occidente y Galerio para Oriente.
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bárbaros su defensa. No faltarán los entendimientos entre guardianes y enemigos como dice
Rambaud.

 G – La llegada del cristianismo pone en crisis, aún más a la política, el tema del poder
terrenal se convierte en dilema. La „‟ciudad terrestre‟‟ deja de ser una preocupación, ahora
importa la „‟ciudad de Dios‟‟11. Además para la iglesia, única institución en pie en medio de la
crisis, ya no hay diferencias entre bárbaros y romanos, de hecho, no había entre ambos
pueblos algo parecido al „‟odio racial‟‟ o racismo, todos son cristianos en Dios, por ende todos
son hermanos.

Lo que comenzó luego de la caída del Imperio de occidente, fue la lenta fusión entre los dos
pueblos de muy distinto grado de organización política, de muy distintas culturas. Se cerraba
la antigüedad con la pérdida del imperio más importante y el que mas influencia tendría en la
formación de la sociedad occidental.
Vencedores y vencidos comenzaban la inédita construcción de una sociedad que en muchos
modos significó una nueva realidad pero que apelaría de modo constante al legado de Roma.

Fuente: http://www.pais-global.com.ar/mapas

En el siglo III la crisis se hizo abierta y catastrófica. La caída de la productividad agrícola se


reflejó en una caída demográfica. También estallaron los conflictos sociales: sublevaciones
populares y fundamentalmente campesinas…

11
San Agustín y La Ciudad de Dios, esta obra es un símbolo sobre las relaciones entre el Estado y la comunidad
fundada bajo los principios cristianos. San Agustín nos propone en ella, un hombre de dos ciudades, en cierto
modo manteniendo el dualismo Platónico.
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Al mismo tiempo, los pueblos germanos presionaban sobre la frontera. Los ejércitos que
ocupaban las provincias, prontos a rebelarse al mando de un general ambicioso,
desbarataron la maquinaria de gobierno y la guerra civil dio origen al caos.

De la crisis del siglo III, el Imperio Romano salió profundamente transformado. La base del
Estado ya no estuvo en el conjunto de los ciudadanos sino en la fuerza militar. Pero además
el Estado asumió rasgos cada vez más autoritarios, en manos de emperadores autócratas
que, según el modelo que proporcionaban los déspotas orientales, eran revestidos de rasgos
de divinidad.

El brillo de la civilización y la estructura del Derecho romano se encontraban en retirada ante


las exigencias de su propia creación, el Estado imperial.

Las guerras, la inseguridad creciente, la carga de los impuestos habían llevado a muchos
campesinos libres a escapar, pero sólo había un refugio: un terrateniente poderoso: Esto,
junto con la difusión del sistema de colonato, fue transformando las relaciones sociales.

Lazos de dependencia personal comenzaron a vincular a los productores con un señor. La


tendencia se acentuó cuando el Estado, cada vez con menos recursos, empezó a transferir
sus funciones a los terratenientes. Un decreto del emperador Valente (364-378), por ejemplo,
los hizo responsables de la recaudación de los impuestos a que estaban obligados sus
colonos.

De este modo, la idea de Derecho, la idea de Estado se comenzaron a diluir; el campesino


debía obediencia a un señor que paulatinamente se fue transformando en un amo. Bajo este
sistema, el legado del mundo romano se trasmitió a tiempos posteriores.

El crecimiento del poder de los terratenientes era también un síntoma de la descomposición


del Estado. Pero al debilitarse la autoridad central, también se debilitaban las defensas. Así
las invasiones encontraron poca resistencia efectiva en un mundo desgarrado, con una
sociedad fracturada y una economía irreparablemente debilitada.12

El feudalismo. La sociedad feudal13


Los tres legados: en el surgimiento de la sociedad feudal occidental, que con bastante
aproximación podemos situar en su apogeo entre los siglos IX y XII, se funden tres legados, el
romano, el germánico y el cristiano.

De la fusión de estas tres tradiciones surgirá el mundo medieval occidental. La larga agonía y
desintegración del orden estatal romano fruto de variadas causas, no sobrevivirá la presión de
los pueblos germanos, presión que se vuelve insostenible hacia el siglo III como ya vimos
anteriormente. La crisis del siglo III llevaba dentro de sí el germen de uno de los rasgos más
notables del sistema feudal: la descomposición del Estado.

12
Bianchi Susana, Historia social del mundo occidental. Del feudalismo a la sociedad contemporánea, Buenos
Aires, Editorial Universidad Nacional de Quilmes 2005. pp. 21-22
13
Corresponde a los puntos 1.2, 1.3 y 1.4 del programa.
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REFERENCIA EN BIBLIOGRAFÍA

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contemporánea, Buenos Aires, Editorial U. N. Q., Bernal 2005
DUBY, GEORGE “Las estructuras sociales”, en: Guerreros y campesinos. Desarrollo inicial de
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levantamiento inglés de 1381, Editorial Siglo XXI, Madrid, 1984

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Absolutista, Siglo XXI, Madrid, 1985.

TENENTI, ALBERT., “Segunda parte, cap. 2, “Reforma religiosa y conflictos europeos”, en:
La formación del mundo moderno, Crítica, Barcelona, 1985.

RUDÉ, GEORGE, “Cap. 10, Ilustración”, en: La aristocracia y el desafío burgués, Alianza,
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