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Romano y
su final
Historia
Universal
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La historia como disciplina humana y social ha tenido un variado desarrollo a lo largo del
tiempo y siempre ha significado un particular modo de explicar el presente. Desde el hombre
que ante el fuego tribal narraba el pasado común desplegando las primeras formas de la
historia oral, hasta nuestros días, la disciplina en general se ha prestado para diversos fines y
usos, desde su uso de carácter político como justificación de acciones tomadas, hasta el
aspecto educativo, como constructor de nacionalidad.
En general y con relativos cambios en su teoría, pero con más con avances en la metodología
de investigación, la historia podía discurrir por siglos desde un largo expositorio de fechas y
nombres, de potencias exitosas y grandes imperios hasta una interesante galería de
personajes, que terminaban por ser considerados los verdaderos „‟protagonistas‟‟ de la
historia de la humanidad.
Esta idea de historia basada en las grandes biografías y las acciones de los grandes Estados
como base explicativa, es típica del siglo XIX y dio lugar al uso político de la historia, ligada al
pasado y al destino de la „‟nación‟‟.
La construcción de una historia nacional es la tarea del día para el historiador de fines del
siglo XIX, se debe legitimar no sólo el orden presente; también el pasado "oficial" será
sancionado positivamente.
Según de Ansaldi y Funes "... desde el poder comienza por entonces el operativo de recortar
los recuerdos, pero sobre todo los olvidos, del pasado. Rasgo característico de la reflexión es
la mirada hacia la historia, la que construyen voluntariamente. La apropiación de la historia
lleva plantearse, desde la filosofía de la historia, un continuum en el cual se asocian
causalmente los mojones de la expresión de un alma nacional"2.
No existía en el siglo XIX una necesidad acuciante de una historia social, por una historia que
diese cuenta de las profusas relaciones entre lo político, lo social, lo económico y lo cultural o
mental. Desde ya, menos se pedía a los intelectuales una historia que incluyera a aquellos
que pusieron su vida en los trabajos que cada modo de producción impuso a las clases
trabajadoras. La historia decimonónica nada quería saber sobre quienes fueron los
verdaderos constructores materiales del pasado.
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Corresponde al punto 1.1 del programa
2
Ansaldi, Waldo y Funes Patricia: "Cuestión de piel. Racialismo y legitimidad política en el orden oligárquico
latinoamericano" En Ansaldi, Waldo (coordinador). Calidoscopio latinoamericano. Imágenes históricas para un
debate vigente, Ariel. Buenos Aires, 2004, p. 5
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Este paradigma clásico de la historia no es del todo desechable e hizo innumerables aportes
al avance de la disciplina. El principal exponente de este modo de entender la historia fue el
alemán Leopold Ranke. Entre otras, va a sentar las bases de la profesionalización del trabajo
histórico, ya que una de sus preocupaciones fue establecer las características y rigor de un
método científico aplicado al estudio del pasado, le dio relevancia a las fuentes, al uso de los
archivos oficiales, así como también se preocupó por la difusión de la historia académica.
Algunas de las características de esta concepción son: a) la historia bajo la fuerte influencia
de Ranke y sus discípulos era una disciplina que se ocupaba esencialmente de la política. b)
para ellos hacer la historia era el pasado de la política y trasladaban la política como historia
del presente, c) se ponía especial atención en describir personas y acontecimientos que
tuvieron lugar lo más fielmente posible pero nada decían sobre estructuras y problemas (tal
como lo haría la historia social), d) el tiempo era unidimensional, en una extensa sucesión de
hechos.
Para la vieja escuela los temas más importantes eran los hechos políticos y diplomáticos y los
grandes hombres de poder, por otro lado el Estado era el protagonista del relato con lo cual
se daba un dominio de la historia nacional. En definitiva la historia era entendida como una
disciplina objetiva que exponía los hechos “tal como sucedieron”.
Esta crítica será la base de una renovación en la historia, como no había tenido en siglos. Si
bien nacida en Francia no se puede hablar solo de una corriente histórica nacional porque el
influjo de Annales fue más allá de las fronteras. Su éxito trasnacional y transdiciplinar debe
ubicarse en la apertura que intenta: liberar la historia que había quedado aislada, encadenada
a la historia del Estado y de los grandes hombres. Con Annales se abre el dialogo y el trabajo
común con las ciencias sociales, diálogo en el cual la Sociología jugara un papel
preponderante para el desarrollo de la historia social.
¿Era esto revolucionario historiográficamente hablando?, Sí. Más allá de las prevenciones
sobre el imperio de lo sociológico o los resquemores sobre el término „‟económico y social‟‟,
los Annales planteaban una superación del método historiográfico, de la concepción de
historia misma y del lugar de la historia en las Ciencias Sociales. Por si eso fuera poco,
Annales inicia el camino del trabajo multidisciplinario y establece la rica relación entre el
pasado social y las cuestiones del presente
En especial y sin desdeñar otros aportes disciplinarios, podemos decir que el abordaje de la
historia económica y la historia social se funden en los postulados de Annales, donde se
prohijaba una historia que se preparaba para ser depositaria de “lo social”, como la historia en
el siglo XIX había sido depositaria de “lo nacional”, idea que Lucien Fevre llevara al extremo
de considerar a toda historia como historia social, en una vocación liberadora y globalizadora
a la vez. Es justo decir que para Fevre la palabra social era tan vaga que permitía el
destabicamiento y el diálogo entre las Ciencias Sociales o Ciencias del Hombre.
El logro de Annales tiene que ver componer en marcha la complejización del hecho histórico,
que no significa enredo ni lenguaje técnico críptico de la disciplina; se refiere a problematizar
la Historia, a captar las múltiples combinaciones del hecho histórico, dejando atrás la simpleza
de una narración estricta y cronológica; es ejercer la confrontación y análisis de la mayor
cantidad de fenómenos de un modo interdisciplinario, en la búsqueda explicativa; es batallar y
vencer a una historia basada en el exclusivo campo de lo político e institucional y del logro
individual.
Tal vez lo más relevante en el caso de estos dos historiadores sea que ambos pensaban de
modo interdisciplinario. Por Ej. En „Los reyes Taumaturgos‟, Bloch aborda por primera vez la
Sicología religiosa, una Sicología de las creencias y su relación con las „‟representaciones
colectivas‟‟, algo muy raro para la época. Según Burke le debemos sumar otro rasgo o
abordaje importante: la historia comparada.
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Lucien Febvre: Nancy, 1878-Saint-Amour, Jura, 1956) Historiador francés. Fundó en 1929 con M. Bloch Les
Annales d'histoire économique et sociale. En su primera época recibió la influencia de H. Pirenne y de Vidal de la
Blanche. En su primer libro Felipe II y el Franco Condado expuso su concepción básica de la historia, que consistía
en no escribir sobre los hechos, sino de los hombres y las sociedades. Investigó la mentalidad religiosa desde
diferente puntos de vista: Un destino, Martín Lutero (1928), El problema de la incredulidad en el s. XVI: la religión
de Rabelais (1942). En Combates por la historia (1953) resumió sus concepciones de la historia y las opuso a la
generación anterior.
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Marc Bloch: (Lyon, 1886- id., 1944) Historiador francés. Fue uno de los iniciadores del enfoque económico y
social de la historia. Con sus obras, entre ellas Los caracteres originales de la historia rural francesa (1931) y La
sociedad feudal (1939-1940), renovó la visión histórica de la Edad Media. Miembro de la Resistencia, fue apresado
y fusilado por las fuerzas alemanas.
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Bloch también planteo el estudio de larga duración (que será retomado y perfeccionado por
Braudel), la ruptura con la documentación clásica, el uso de las fuentes no literarias. Como
también el método regresivo: comenzar por los períodos históricos cercanos, „‟leer la historia
hacia atrás‟‟. Según Burke lo más original de Bloch, surge del concepto de Sicología histórica:
modos de sentir, modos de pensar.
Febvre también realiza una tarea intelectual similar, (la Geografía histórica que ambos
historiadores abordaron) para luego volcarse a la Sicología histórica. En su libro sobre
Rabelais, dará a la historiográfica lo mejor de su abordaje: la idea de tiempo en su contexto
histórico, la Lingüística, la mentalidad de época.
Como vemos, Braudel trabaja las ideas de distintos tiempos en un afán de establecer una
jerarquía de análisis explicativo: la historia de los cambios en la economía, en la sociedad, en
el Estado, son de tal duración que en muchos casos son imperceptibles para los
contemporáneos. Braudel va más allá de Bloch y Febvre y llama geohistoria a historiar la
relación del hombre y su ambiente. Los rasgos geográficos se convierten en nodales para
entender los otros abordajes, es decir, ni los acontecimientos, ni la Economía explican mucho
sin esta mirada.
Mentalidad, cultura, ideas, imaginarios, etc. no escapa a los analistas la ambigüedad del
término, no obstante, se arrojan a la aventura, basándose en tres presupuestos: No son los
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Fernad Braudel:Lunéville 1902 - París, 1985) Historiador francés. Aunque coincidió con Bloch y Febvre en los
mismos principios historiográficos y entró a formar parte de la dirección de la prestigiosa e influyente revista
Annales, Braudel puso de manifiesto las limitaciones de esta escuela al desarrollar su metodología y promover el
estudio de los fenómenos de larga duración, sobre todo del medio geográfico y de los aspectos económicos y
sociales, con el objetivo de una "historia total", capaz de integrar todos los elementos de las demás ciencias
sociales. En 1947, presento su tesis, que dos años más tarde se publicaría con el título de La Méditerranée et le
monde mediterranéen a l‟époque de Philippe II (El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II).
El autor escalonó magistralmente los fenómenos estructurales, coyunturales y episódicos, aportando así un
excelente análisis de conjunto.
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Ahora, el hombre y su ambiente centralizan la búsqueda y el análisis, ahora las Ciencias del
Hombre como partida o como llegada desde la Historia. Se plantea la posibilidad de diálogo,
de préstamos, de aportes desde las diversas disciplinas que abordan al hombre. Por otra
parte significa una apertura a nuevas metodologías, cuantitativas y otras, que se constituyen
en herramientas del historiador, en nuevas formas de abrir las cerraduras del pasado.
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Bianchi Susana, „‟ acerca de la historia social‟‟ en Bianchi Susana, Historia Social General. Carpeta de trabajo,
Universidad Nacional de Quilmes, 2000, pág. 12
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Después de dos siglos de estabilidad, el impresionante imperio erigido por el pueblo romano
entraba en crisis. Este imperio con siglos de predominio militar, la consiguiente expansión
territorial hasta alcanzar los confines del mundo occidental, con una fuerte penetración
cultural en los pueblos sometidos hasta hacer del modo de vida romano, con su lengua y sus
costumbres el único posible, con desarrollos en el Derecho y la Política que indicaban el
grado de organización social alcanzado, estaba herido de muerte, ya en el siglo III.
A la caída del último emperador Rómulo Augustulo en el 476 d.c., ya nadie en el aún vasto
imperio intentó ocupar su lugar, el trono era un lugar vacío y sin poder; la institución del
emperador había sido erosionada por la profunda crisis.
Crisis cuyas causas son variadas, complejas y de vieja data pues tampoco eran nuevos los
problemas que se debían afrontar en el día a día del imperio y a pesar que por lo general las
crisis se potencian a partir de determinadas coyunturas, sus inicios reales databan de dos
siglos atrás. La llamada crisis del siglo III, tenía distintas problemáticas en tan vasto territorio y
estériles fueron las soluciones implementadas. Entre las varias cuestiones y problemas
podemos mencionar:
El ejército, por otra parte, en nada se parece al de los comienzos, con predominio de
soldados provenientes de las provincias, con una considerable cantidad de bárbaros bajo sus
estandartes, nada en su formación podía contribuir al mantenimiento del viejo republicanismo,
sentimiento sólo posible mientras predominó la presencia de romanos.
Ningún imaginario republicano alimentaba a las hueste provinciales y barbarás, el ejército era
una simple prestación por cuenta del Imperio. No resulta extraño que comiencen a aparecer
los denominados „emperadores provinciales‟; las poblaciones abandonadas ante el avance de
las invasiones barbarás se encomendaban y guarecían bajo la protección de dichas tropas del
interior, las mismas no sujetas a una autoridad central y muchas veces olvidadas y dejadas a
su suerte y capacidad no dudaban en dar a cada jefe de estos destacamentos el devaluado
título de Emperador.
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Corresponde al punto 1.2 del programa
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La crisis económica: Desde ya que la crisis política y militar tenía otra cara bastante familiar:
la crisis económica. Esta situación de anarquía política se potenciaba en el aspecto
económico con una cuestión central, la llamada „‟cuestión de la moneda‟‟, es difícil encontrar
un error más grueso en este ámbito. El Estado romano comenzó en este siglo a asignar un
valor a la moneda ya acuñada mediante un sellado, se calculaba que con ello era suficiente y
que ese valore sería reconocido por los mercados y poblaciones, es decir, se desvirtuaba la
moneda intrínseca8 y se quería implementar una especie de cuasi moneda fiduciaria9, cuando
ya la fe y la confianza en el Imperio estaban bastante minados.
Lo más llamativo es que el Estado romano era cómplice de estas conductas al hacer circular
moneda de menor proporción de metal precioso y de menor peso, creyendo que era una
herramienta para frenar la crisis financiera de las arcas imperiales; en realidad la estaba
potenciando, para el romano del siglo III se volvió común decir “que el denario de plata ahora
es de cobre‟‟.
Ante esta situación el común del pueblo romano se defendía como podía: comenzó una suba
de precios y salarios y nadie podía determinar el valor real de las cosas, las mercaderías en
especial el pan comenzaron a escasear y todo se combinó para impulsar otras novedosas
conductas económicas: la especulación.
De este modo se desprestigió el comercio que, por otra parte, sufría las consecuencias de
encontrarse vastísimas regiones de imperio bajo el estado de guerra, lo que imposibilitaba el
tránsito de las cosas y personas. De allí que lenta pero constantemente, se regresa a la
fabricación casera. La Economía abierta y monetaria tan dinámica en el apogeo del Imperio,
se inclinaba cada vez más hacia una Economía cerrada.
Por último, bajo este estado de cosas, el impacto en las mentalidades era muy significativo, el
sentido de futuro se perdía, no se creía en las instituciones, en lo gobiernos y ni los dioses
quedaban en pie, se abandonan los proyectos y el letargo espiritual y material y así
comienzan a apropiarse del otrora orgulloso mundo romano.
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Moneda de valor intrínseca: se denomina al valor per se de la moneda, en Roma eran principalmente de oro y
plata y su nombre proviene del latín, ya que el lugar de acuñado estaba cercano y bajo la protección del templo de
Juno Moneta
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Moneda Fiduciaria: se denomina al valor que no proviene de su valor per se ni en la existencia de una
contrapartida de oro o cualquier otro valor, ni en su valor intrínseco, sino en el crédito y la confianza que inspiran
la autoridad estatal
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Cayo Aurelio Valerio Diocleciano; Salona, actual Croacia, Emperador romano (284-305). Nacido en
el seno de una humilde familia iliria, Cayo Aurelio Valerio Diocleciano emprendió una carrera militar
que, sin ser excesivamente brillante, le permitió convertirse primero en comandante de la guardia
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Se trata del mejor intento de frenar la decadencia, más será solo un interregno en el camino
final. Bajo su impulso se inicia la divinización del trono lo que indica la influencia de Oriente y
finalmente se dividirá el imperio en cuatro instancias ejecutivas: dos Augustos y dos Cesares.
Se mantiene la unidad del Imperio, una misma moneda, una misma ley. A pesar de este
intento la herida ya estaba abierta. Los síntomas de la decadencia son cada vez más claros y
cercanos.
No pocos historiadores acuerdan con Rambaud en su clasificación que hace de las causas
de la decadencia romana en su libro Historia de la Civilización Francesa, a modo de síntesis,
entre ellas menciona:
C – las clases rurales son brutalmente explotadas a pesar de ser libres. No obstante la
base esclavista, la mano de obra libre era sustancial a la agricultura. Esta explotación se da
cuando un gran porcentaje de la tierra se entrega en colonato, enfiteusis, etc.
D - Las exigencias del fisco romano, como ya vimos, acuciado por las guerras no sólo
en las fronteras, ahora la guerra intestina se vuelve una constante de los días. Se ingresa en
un círculo perverso, la productividad cae, se despoblan ciudades. El campo, a pesar de recibir
más población, sufre un mayor empobrecimiento; la mayor presión fiscal se lleva toda
posibilidad. Se arruinan la agricultura, la industria, el comercio.
imperial y más tarde en cónsul. Tras el asesinato del emperador Numeriano, en el 284, Diocleciano fue
proclamado emperador por el ejército de Asia Menor. Un año más tarde, en el 285, el Senado le
reconoció la dignidad imperial. En mayo del 293, Diocleciano vinculó al poder en calidad de césares a
otros dos militares: Constancio Cloro para Occidente y Galerio para Oriente.
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bárbaros su defensa. No faltarán los entendimientos entre guardianes y enemigos como dice
Rambaud.
G – La llegada del cristianismo pone en crisis, aún más a la política, el tema del poder
terrenal se convierte en dilema. La „‟ciudad terrestre‟‟ deja de ser una preocupación, ahora
importa la „‟ciudad de Dios‟‟11. Además para la iglesia, única institución en pie en medio de la
crisis, ya no hay diferencias entre bárbaros y romanos, de hecho, no había entre ambos
pueblos algo parecido al „‟odio racial‟‟ o racismo, todos son cristianos en Dios, por ende todos
son hermanos.
Lo que comenzó luego de la caída del Imperio de occidente, fue la lenta fusión entre los dos
pueblos de muy distinto grado de organización política, de muy distintas culturas. Se cerraba
la antigüedad con la pérdida del imperio más importante y el que mas influencia tendría en la
formación de la sociedad occidental.
Vencedores y vencidos comenzaban la inédita construcción de una sociedad que en muchos
modos significó una nueva realidad pero que apelaría de modo constante al legado de Roma.
Fuente: http://www.pais-global.com.ar/mapas
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San Agustín y La Ciudad de Dios, esta obra es un símbolo sobre las relaciones entre el Estado y la comunidad
fundada bajo los principios cristianos. San Agustín nos propone en ella, un hombre de dos ciudades, en cierto
modo manteniendo el dualismo Platónico.
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Al mismo tiempo, los pueblos germanos presionaban sobre la frontera. Los ejércitos que
ocupaban las provincias, prontos a rebelarse al mando de un general ambicioso,
desbarataron la maquinaria de gobierno y la guerra civil dio origen al caos.
De la crisis del siglo III, el Imperio Romano salió profundamente transformado. La base del
Estado ya no estuvo en el conjunto de los ciudadanos sino en la fuerza militar. Pero además
el Estado asumió rasgos cada vez más autoritarios, en manos de emperadores autócratas
que, según el modelo que proporcionaban los déspotas orientales, eran revestidos de rasgos
de divinidad.
Las guerras, la inseguridad creciente, la carga de los impuestos habían llevado a muchos
campesinos libres a escapar, pero sólo había un refugio: un terrateniente poderoso: Esto,
junto con la difusión del sistema de colonato, fue transformando las relaciones sociales.
De la fusión de estas tres tradiciones surgirá el mundo medieval occidental. La larga agonía y
desintegración del orden estatal romano fruto de variadas causas, no sobrevivirá la presión de
los pueblos germanos, presión que se vuelve insostenible hacia el siglo III como ya vimos
anteriormente. La crisis del siglo III llevaba dentro de sí el germen de uno de los rasgos más
notables del sistema feudal: la descomposición del Estado.
12
Bianchi Susana, Historia social del mundo occidental. Del feudalismo a la sociedad contemporánea, Buenos
Aires, Editorial Universidad Nacional de Quilmes 2005. pp. 21-22
13
Corresponde a los puntos 1.2, 1.3 y 1.4 del programa.
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REFERENCIA EN BIBLIOGRAFÍA
BIANCHI SUSANA, Historia social del mundo occidental. Del feudalismo a la sociedad
contemporánea, Buenos Aires, Editorial U. N. Q., Bernal 2005
DUBY, GEORGE “Las estructuras sociales”, en: Guerreros y campesinos. Desarrollo inicial de
la economía europea, Siglo XXI, Madrid, 1985.
TENENTI, ALBERT., “Segunda parte, cap. 2, “Reforma religiosa y conflictos europeos”, en:
La formación del mundo moderno, Crítica, Barcelona, 1985.
RUDÉ, GEORGE, “Cap. 10, Ilustración”, en: La aristocracia y el desafío burgués, Alianza,
Madrid, 1982.