Las Ocho Visiones de Zacarías

Universidad del Balamand
Instituto de Teología
San Juan Damasceno
CBBE221 Interpretación de Profetas

Lección 10 Sección 3
Las ocho visiones de Zacarías

A partir de Zacarías 1:7 y hasta 6:15 se suceden 8 visiones y algunos oráculos
intercalados. Estas son escenas vistas durante la noche, en las cuales los distintos
elementos cobran valores simbólicos. La intervención de Yahvé está siempre
mediada por los ángeles, de los cuales hay uno que habla con Zacarías y hace las
veces de contacto personal, lo guía y va explicándole las distintas situaciones en que
el profeta se ve envuelto. La cuarta visión (3:1-7) posee una estructura literaria distinta
de las demás, lo que hace suponer que no formaba parte del primer grupo de
visiones. Si la dejamos de lado por un momento, vemos que las siete restantes se
organizan concéntricamente: las visiones 1 y 2 (1:7-2:4) al igual que 6 y 7 (5:5-6:8)
declaran el castigo a los extranjeros y la condena de la idolatría. Las visiones 3 (2:5-9)
y 5 (5:1-4) proclaman la reconstrucción y purificación del pueblo. Finalmente la
visión central (4:1-10) ubica al candelabro y los dos ungidos (Zorobabel y Josué)
como artífices de esa reconstrucción. A este esquema se agregó en un segundo
momento la cuarta visión de las vestiduras de Josué (3:1-10) a fin de enfatizar su
figura y exaltar el rol sacerdotal en el presente y futuro de Israel. Es probable que
6:11 haya sido modificado al calor de la misma situación.
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CBB: Cursos Bíblicos del Balamand
10.3.1 La primera visión: los jinetes (1:7-17)
“El vigésimo cuarto día del undécimo mes, que es el mes de Sebat, en el segundo
año de Darío, la palabra del Señor fue dirigida al profeta Zacarías, hijo de
Berequías, hijo de Idó, en estos términos: Yo tuve una visión durante la noche:
Había un hombre montado en un caballo rojo. Estaba parado entre los mirtos
que se encuentran en la hondonada, y detrás de él había caballos rojos, alazanes,
negros y blancos. Yo pregunté: "¿Quiénes son estos, mi Señor?". Y el ángel que
hablaba conmigo me respondió: "Yo te indicaré quiénes son estos". El hombre
que estaba entre los mirtos dijo: "Estos son los que el Señor envió a recorrer la
tierra". Ellos se dirigieron al ángel del Señor que estaba entre los mirtos, y le
dijeron: "Venimos de recorrer la tierra y hemos visto que toda la tierra está en
calma y tranquila". Entonces el ángel del Señor dijo: "Señor de los ejércitos,
¿hasta cuándo esperarás para compadecerte de Jerusalén y de las ciudades de
Judá, contra las cuales estás irritado desde hace setenta años?". El Señor dirigió al
ángel que hablaba conmigo palabras buenas, palabras consoladoras. Entonces el
ángel me dijo: "Proclama esto: Así habla el Señor de los ejércitos: Yo siento un
gran celo por Jerusalén y por Sión, y estoy violentamente irritado contra las
naciones seguras de sí mismas; porque yo estaba un poco irritado, pero ellas
agravaron la desgracia. Por eso, así habla el Señor: Yo he vuelto a Jerusalén con
piedad; allí será reconstruida mi Casa –oráculo del Señor de los ejércitos– y la
cuerda de medir será tendida sobre Jerusalén. Proclama también esto: Así habla
el Señor de los ejércitos: Mis ciudades rebosarán de bienes; el Señor consolará de
nuevo a Sión y elegirá otra vez a Jerusalén".”
Luego de una nueva introducción que hace pensar que 1:1-6 habría sido
incorporado a este texto en una segunda redacción, nos encontramos con la primera
visión de la serie. Ésta presenta a los jinetes que recorren la tierra. Son emisarios de
Dios que observan y señalan que todo está en paz. Se refieren a la quietud en que
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está el imperio en tiempos de Darío. Pero Jerusalén y Judá continúan humilladas. El
autor interpreta que hace ya 70 años que Dios está irritado con su pueblo. Este
tiempo tiene que ver con los años desde la destrucción del Templo (587 a.C.), en los
cuales no ha habido posibilidad de restablecer los sacrificios ni ejercitar la adoración
a Dios como se hacía en la época del primer templo. De modo que la mención de esos
70 años nos colocan en el año 517 a.C., dos años antes de la reinauguración del
segundo Templo de Jerusalén. El ángel que hace de interlocutor clama a Dios por
compasión hacia su ciudad y tierra. Y la respuesta de Dios no se hace esperar: a
partir de ese momento volverá a tener piedad de su pueblo. La irritación contra
Jerusalén es transformada en irritación hacia aquellas naciones vecinas de Judea que
probablemente no habrían sufrido la destrucción total de sus lugares de culto. La
visión se cierra con el anuncio de que el templo será reedificado y Jerusalén volverá a
ser Su ciudad elegida. Dios no se ha olvidado de su pueblo.
10.3.2 La segunda visión: la de los cuernos (2:1-4)
“Yo levanté los ojos, y tuve una visión: Había cuatro cuernos. Entonces pregunté
al ángel que hablaba conmigo: "¿Qué son estos cuernos?". Él me respondió: "Son
los cuernos que dispersaron a Judá, a Israel y a Jerusalén". Después el Señor me
mostró cuatro herreros. Yo pregunté: "¿Qué vienen a hacer estos?". Él me
respondió: "Aquellos son los cuernos que dispersaron a Judá, a tal punto que
nadie podía levantar la cabeza; pero estos han venido para aterrarlos, para
derribar los cuernos de las naciones que atacaron al país de Judá, a fin de
dispersarlo".”
La siguiente visión presenta cuatro cuernos. Los cuernos son símbolo de
poder en todas las culturas del Oriente antiguo. Es el poder político que se eleva por
3
encima de los pueblos y los somete. En el caso de Judea, Israel y Jerusalén se
especifica que los cuernos aluden a las naciones que los dispersaron, lo que puede
aplicarse a los caldeos del siglo VI a.C., que deportaron a las clases dirigentes a
Babilonia, como también a los persas o griegos, que aplicaron la política de
trasplantar sectores de la población dominada a fin de evitar levantamientos en su
contra (Jl 4:2-6). Los cuernos tienen a la vez una segunda significación. Se llama
“cuernos” a las cuatro puntas de los altares donde se quemaban sacrificios, en este
caso de las naciones extranjeras. Se los tallaba de piedra y en los ángulos se elevaba
la punta de modo tal que daban la sensación de estar representando los cuernos del
becerro, de edad popular en todas las culturas en el mundo bíblico antiguo. La
mención puede dirigirse tanto a las naciones que dispersaron a Israel como a la
idolatría que los padres (1:4-5) practicaron y que los hizo perder el rumbo como
nación elegida. En ambos casos, la tarea de los cuatro herreros consiste en destruir a
aquellos que humillaron a Israel.
10.3.3 La tercera visión: el medidor (2:5-9)
“Yo levanté los ojos, y tuve una visión: Había un hombre que tenía en la mano
una cuerda de medir. Entonces le pregunté: "¿A dónde vas?". Él me respondió:
"Voy a medir Jerusalén, para ver cuánto tiene de ancho y cuánto de largo".
Mientras el ángel que hablaba conmigo estaba allí, otro ángel le salió a su
encuentro y le dijo: "Corre, habla a ese joven y dile: Jerusalén será una ciudad
abierta por la gran cantidad de hombres y animales que habrá en ella. Yo seré
para ella –oráculo del Señor– una muralla de fuego a su alrededor, y seré su
Gloria en medio de ella".”
La tercera visión consiste en un hombre con una cinta de medir (Ez 40-42). Se
mide la ciudad para reconstruirla. Es una visión de bendición y esperanza que
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anuncia que las tareas ya están realizándose y que pronto la ciudad volverá a ser
habitada como lo fuera antes. Rebozará de gente y de ganado y esta vez Dios mismo
será como una muralla de fuego que la defenderá de todo peligro.
10.3.4 Oráculo: Convocatoria a retornar (2:10-17)
“¡Vamos! Huyan del país del Norte –oráculo del Señor–, porque yo los dispersé
a los cuatro vientos del cielo –oráculo del Señor–. ¡Vamos! ¡Sálvate, Sión, tú,
que habitas en Babilonia! Porque así habla el Señor de los ejércitos a las
naciones que los despojaron –ya que el que los toca a ustedes, toca la pupila de
mis ojos–: ¡Sí, yo levanto mi mano contra ellos, y serán despojados por sus
mismos esclavos! ¡Así ustedes sabrán que me ha enviado el Señor de los
ejércitos! Grita de júbilo y alégrate, hija de Sión:
porque yo vengo a habitar en medio de ti –oráculo del Señor–. Aquel día,
muchas naciones se unirán al Señor: ellas serán un pueblo para él y habitarán
en medio de ti. ¡Así sabrás que me ha enviado a ti el Señor de los ejércitos! El
Señor tendrá a Judá como herencia, como su parte en la tierra santa, y elegirá
de nuevo a Jerusalén. ¡Que callen todos los hombres delante del Señor, porque
él surge de su santa Morada!”
Este oráculo es un llamado a volver a la tierra de Judea. Está dirigido a los
judíos que habitan en Babilonia y que por alguna razón no han regresado del
destierro. Se establece que están allí porque Dios mismo los ha esparcido por la
tierra. Este modo teológico de entender el destierro lo interpreta como un resultado
de los pecados del pueblo mismo. Sin embargo, esto no parece contradecir la
necesaria condena de la injusticia y la agresividad de los pueblos que sometieron a
Israel y los despojaron de sus tierras. De modo que ahora que ha llegado el tiempo
5
de reunirse nuevamente es Dios mismo quien los convoca a volver a la tierra de sus
padres.
Es probable que no todos los judíos tuvieran confianza en que la ciudad y el
templo se reconstruirían, y en que sería posible restituir el culto y la sociedad en
Judea. La situación de los primeros retornados no era buena económicamente y
quizá tampoco desde el punto de vista político. Para muchos judíos ya establecidos
por dos generaciones en las márgenes del Eufrates era más seguro quedarse en el
destierro que volver a la inseguridad de una tierra que ahora poseía nuevos dueños
y en la cual había mucho por hacer y trabajar. El anuncio de la universalidad del
poder de Dios (“muchas naciones se unirán a Dios”, v.15) apunta a desvalorizar el
poder de los dioses babilónicos que competían con el Dios de los judíos en el
dominio del universo. La religión babilonia tenía en su panteón dioses y héroes de
mayor prestigio que los israelitas y es probable que muchos judíos se sintieran
seducidos por la fuerza ideológica de la religión del imperio. Debían entonces
afirmarse una vez más el poder y la exclusividad de la elección de Jerusalén como
lugar de residencia y culto.
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10.3.5 La cuarta visión: El Sacerdote Josué (3:1-7)
“Luego me hizo ver al Sumo Sacerdote Josué, de pie ante el ángel del Señor,
mientras el Adversario estaba a su derecha para acusarlo. El ángel del Señor
dijo al Adversario: "¡Que el Señor te reprima, Adversario! ¡Sí, que te reprima el
Señor, el que eligió a Jerusalén! ¿No es este acaso un tizón salvado del fuego?".
Josué, de pie delante del ángel, estaba vestido con ropa sucia. El ángel tomó la
palabra y dijo a los que estaban de pie delante de él: "Quítenle la ropa sucia".
Luego dijo a Josué: "Yo te he sacado de encima tu iniquidad y te pondré
vestiduras de fiesta". Y añadió: "Coloquen sobre su cabeza un turbante limpio
y pónganle vestiduras de fiesta". Ellos le pusieron el turbante limpio sobre la
cabeza y las vestiduras de fiesta, mientras el ángel del Señor permanecía allí
de pie. Después el ángel del Señor advirtió solemnemente a Josué: "Así habla
el Señor de los ejércitos: Si vas por mis caminos y observas mis mandamientos,
tú mismo gobernarás mi Casa y cuidarás mis atrios, y yo te daré libre acceso
entre los que están aquí".”
Esta visión tiene como fin exaltar la figura del Sacerdote Josué. Su estructura y
lenguaje es totalmente diferente a las otras visiones. En la visión vemos a Josué con
un ángel del Señor que representa un tribunal celestial. Junto a Josué está el
Adversario que lo acusa, llamado Satanás (Job 1:6). El ángel del Señor reprime a
Satanás no dejándolo continuar con sus acusaciones y anunciando una vez más la
elección de Jerusalén. Muchos piensan que esto tenía que ver con el papel que jugaría
Jerusalén ahora con el “Nuevo Israel”. Tal vez existían grupos de deportados que
cuestionaban el hecho que la ciudad ya destruida fuera definida como santa. En este
caso Satanás estaría representándolos. Esto era determinante: la ciudad de Jerusalén
no solo significaba la ciudad de Dios sino que también simbolizaba la vigencia de la
Alianza.
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El tiempo del juicio ha concluido para Israel y desde ahora se inaugura una
época de prosperidad. Este cambio de épocas la vemos en la ropa que usa el
Sacerdote: se dice que Josué vestía ropas sucias representando el pasado de
desgracias y de juicio sobre el pueblo. Ahora estos vestidos son cambiados por
vestidos de fiestas que simbolizan el nuevo tiempo que se vive. Además de esto se le
coloca una tiara a Josué por el cargo sacerdotal que ocupa.
10.3.6 Oráculo: El siervo llamado “Germen” (3:8-10)
“Escucha, Josué, Sumo Sacerdote, tú y tus compañeros que se sientan delante

de ti –porque estos hombres son un presagio: Yo suscitaré a mi servidor
"Germen". Sí, esta es la piedra que pongo delante de Josué: sobre esta única
piedra hay siete ojos. Yo mismo voy a grabar su inscripción –oráculo del
Señor de los ejércitos– y voy a eliminar la iniquidad de este país en un solo
día. Aquel día –oráculo del Señor de los ejércitos– ustedes se invitarán unos a
otros debajo de la parra y de la higuera”.
Después de presentar a Josué como Sumo Sacerdote se presenta la intención
de traer un siervo que lleva por nombre “Germen”. El nombre es obviamente
simbólico en el sentido que habiendo sido extirpada la dinastía de David, ahora
volverá a brotar a partir de un enviado de Dios. “Germen” intenta continuar con la
dinastía de David como único linaje genuino.
Es difícil identificar a “Germen”. Puede que sea un nombre aplicado a
Zorobabel y que nunca llegó a hacerse efectivo. Pero la mención participa del
convencimiento de que Dios ha de proveer un rey que reconstruya el templo y que
gobierne con justicia.
8
10.3.7 La quinta visión: El Candelabro y los Olivos (4:1-14)
“El ángel que hablaba conmigo volvió y me despertó, como a quien se lo

despierta de su sueño. Él me preguntó: "¿Qué ves?". Yo le respondí: "Veo un
candelabro de oro macizo, con un recipiente en la parte superior: sobre el
candelabro hay siete lámparas, y siete mecheros para las lámparas que están
arriba de él. A su lado hay dos olivos: uno a la derecha y otro a la izquierda
del recipiente". Yo tomé la palabra y dije al ángel que hablaba conmigo:
"¿Qué son estas cosas, mi Señor?". El ángel que hablaba conmigo me
respondió: "¿No sabes qué son estas cosas?". Yo le dije: "No, mi Señor". Él me
respondió: "Estas siete lámparas son los ojos del Señor que vigilan toda la
tierra". Esta es la palabra del Señor acerca de Zorobabel: ¡No por el poder ni
por la fuerza, sino por mi espíritu...! dice el Señor de los ejércitos. ¿Quién
eres tú, gran montaña? ¡Ante Zorobabel te convertirás en una llanura! Él
sacará la piedra maestra a los gritos de: "¡Qué hermosa, qué hermosa es!". La
palabra del Señor me llegó en estos términos: Las manos de Zorobabel
pusieron los cimientos de esta Casa, y sus manos la terminarán. Así sabrán
que me ha enviado a ustedes el Señor de los ejércitos. ¿Quién despreció el día
de los modestos comienzos? Que se alegre, al ver la piedra elegida en manos
de Zorobabel. Entonces tomé la palabra y le dije: "¿Qué son esos dos olivos, a
la derecha y a la izquierda del candelabro?". Por segunda vez le pregunté:
"¿Qué son las dos ramas de olivo, que derraman aceite dorado a través de los
dos tubos de oro?". Él me respondió: "¿No sabes lo que son esas cosas?". Yo
le dije: "No, mi Señor". Él me respondió: "Son los dos Ungidos que están de
pie junto al Señor de toda la tierra".”
Esta visión tiene como fin reforzar la imagen de Josué y Zorobabel. El
candelabro de 7 luces está flanqueado por dos ramas de olivos. El mismo texto
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explica que las siete luces representan los ojos del Señor que recorren toda la tierra y
de ese modo nada queda fuera de su alcance. Los olivos representan los dos ungidos.
Josué lo es en tanto Sumo Sacerdote mientras que Zorobabel detenta la unción real
del poder político. Al ubicarlos juntos a Dios mismo les otorga una categoría
suprema y un papel central en la nueva comunidad.
Dentro de esta visión están presentes tres alusiones a Zorobabel. Por un lado
se dice que Dios se comunica directamente con él sin necesidad de un profeta.
Finalmente la palabra vuelve a ser dirigida a Zacarías ahora anunciando que así
como Zorobabel comenzó la obra del templo colocando los cimientos, será Zorobabel
mismo quien dirija la obra hasta su conclusión.
10.3.8 La sexta visión: El rollo que vuela (5:1-4)
“Yo levanté de nuevo los ojos y tuve una visión: Había un rollo que volaba.
El ángel me preguntó: "¿Qué ves?". Yo le respondí: "Veo un rollo que vuela:
tiene diez metros de largo por cinco de ancho". Él me dijo: "Esta es la
Maldición que se desencadena sobre todo el país. Porque según lo escrito de
un lado, todo ladrón será eliminado, y según lo escrito del otro, todo perjuro
será eliminado. Yo la desencadenaré –oráculo del Señor de los ejércitos–: ella
entrará en la casa del ladrón y en la casa del que jura falsamente por mi
Nombre; se instalará en medio de su casa, y la consumirá junto con sus
maderas y sus piedras".”
El rollo es de enormes dimensiones, casi tan grande como el frente del templo
(I Re 6:3). Este es el símbolo de la ley de Dios que sale en busca del ladrón y del
blasfemo para castigarlos. Es una forma de purificar el templo en vísperas de la
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inauguración del templo. En esta visión se combina la denuncia de los pecados del
pueblo con la voluntad de Dios de reconstruir una comunidad saludable.
10.3.9 La séptima visión: la mujer y la maldad (5:5-11)
“El ángel que hablaba conmigo se adelantó y me dijo: "Levanta los ojos y mira
qué es eso que avanza". Yo le pregunté: "¿Qué es eso?". Él me respondió: "Es
un recipiente que avanza". Él agregó: "Esta es la culpa de ellos en todo el país".
Entonces se levantó un disco de plomo, y vi una mujer instalada en el interior
del recipiente. El ángel me dijo: "Esta es la Maldad". Luego la arrojó al interior
del recipiente y arrojó la masa de plomo sobre la abertura. Yo levanté los ojos
y tuve una visión. Había dos mujeres que avanzaban. El viento soplaba en sus
alas: ellas tenías dos alas como las de la cigüeña, y levantaron el recipiente
entre la tierra y el cielo. Yo pregunté al ángel que hablaba conmigo: "¿A dónde
llevan el recipiente?". Él me respondió: "Le van a edificar una casa en la tierra
de Senaar, y cuando esté preparada, la colocarán sobre su pedestal".”
Este tema continúa el tema de la purificación de la comunidad. En este caso se
trata el tema de la idolatría. El profeta ve un tonel dentro del cual mora una mujer
llamada maldad que en hebreo es también utilizada para referirse a idolatría. Luego
aparecen dos mujeres aladas que elevan el tonel y lo conducen a Babilonia donde
será depositado. Son dos los símbolos que deben ser tenidos en cuenta. En primer
lugar la idolatría es devuelta a Babilonia, su país de origen. La nueva comunidad
debe terminar con la seducción de los cultos babilónicos y por eso reclama dejar allí
toda práctica de religión no judía. Se señala que en Babilonia será construido un
templo y esta mujer será depositada allí.
11
En segundo lugar, es significativo que la maldad esté representada por una
mujer. Esto puede hacer referencia a alguna diosa babilónica en particular o
simplemente a las mujeres extranjeras que venían con los exiliados a habitar
Jerusalén. En cualquier caso la mujer presente en el tonel representa la amenaza de
pérdida de identidad cultural y religiosa por parte del pueblo judío. La vinculación
de lo femenino con la maldad no parece ser la intención del texto por el hecho que
son mujeres quienes la devuelven a su lugar de origen. El hecho de ser aladas es un
símbolo de su santidad.
10.3.10 La Octava visión: los carros (6:1-8)
“Yo levanté de nuevo los ojos y tuve una visión: Había cuatro carros que
salían de entre las dos montañas, y las montañas eran de bronce. El primer
carro era tirado por caballos rojos; el segundo por caballos negros; el tercero
por caballos blancos y el cuarto por caballos manchados. Tomé la palabra y
dije al ángel que hablaba conmigo: "¿Qué son estos, mi Señor?". El me
respondió: "Ellos avanzan a los cuatro vientos del cielo, después de haberse
presentado ante el Señor de toda la tierra. El carro de caballos rojos avanza
hacia el país del oriente; el de los caballos negros hacia el norte; el de los
blancos hacia el occidente; y el de los manchados hacia el sur". Ellos
avanzaron llenos de brío, ansiosos por recorrer la tierra. El ángel les dijo:
"Vayan a recorrer la tierra". Y ellos recorrieron la tierra. Él me llamó y me dijo:
"Mira, los que avanzan hacia el país del Norte hacen reposar mi espíritu en
ese país".”
Esta visión es paralela a la primera. En este caso los carros salen a castigar a
las naciones pero la única mencionada es “el país del norte”. Esta referencia hace
mención a Babilonia que nuevamente es identificada con el mal y la idolatría como
12
en la visión anterior. Esta es la imagen que le queda a la comunidad sobre Babilonia:
la ciudad del mal y la idolatría y que necesita ser castigada.
10.3.11 La coronación de Josué (6:9-15)
“La palabra del Señor me llegó en estos términos: Recoge las ofrendas de los
deportados: de Jeldai, de Tobías y de Iedaías. Tú mismo irás ese día a la casa
de Josías, hijo de Sefanías, adonde ellos acaban de llegar de Babilonia:
tomarás la plata y el oro, harás una corona y la pondrás sobre la cabeza de
Josué, hijo de Iehosadac, el Sumo Sacerdote. Tú le dirás: Así habla el Señor de
los ejércitos: Aquí hay un hombre llamado "Germen": allí donde esté, algo va
a germinar, y él reconstruirá el Templo del Señor. Él reconstruirá el Templo
del Señor, llevará las insignias reales, se sentará y dominará en su trono.
Habrá un sacerdote a su derecha, y habrá un perfecto acuerdo entre los dos.
Y la corona será para Jeldai, Tobías y Iedaías, y para Josías, hijo de Sefanías,
un memorial en el Templo del Señor. Entonces los que están lejos vendrán y
reconstruirán el Santuario del Señor. Así sabrán que me envió a ustedes el
Señor de los ejércitos. Esto sucederá si escuchan verdaderamente la voz del
Señor, su Dios.”
El ciclo de visiones se cierra con este oráculo en el cual se corona al Sacerdote
Josué. El texto es algo confuso. Parecería que la coronación estaba destinada a
Zorobabel y que a último momento se cambió el destinatario de la corona. Esto
podría ser posible por dos motivos: en primer lugar porque el sacerdocio de
Jerusalén tomó fuerza y poder en un segundo momento de la restauración y en
segundo lugar porque Zorobabel, que había sido el gran héroe de la reconstrucción
del templo desaparece misteriosamente de la historia sin que se ofrezca ninguna
explicación de su destino. En el relato también hay un llamado a que regresen los
13
que están lejos (Babilonia). Todo esto lo interpretamos como que Dios todavía se
preocupa por su pueblo y les envía mensajes a través de sus profetas.
14

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elementos cobran valores simbólicos. La intervención de Yahvé está siempre

veces de contacto personal, lo guía y va explicándole las distintas situaciones en que

organizan concéntricamente: las visiones 1 y 2 (1:7-2:4) al igual que 6 y 7 (5:5-6:8)

declaran el castigo a los extranjeros y la condena de la idolatría. Las visiones 3 (2:5-9)

y 5 (5:1-4) proclaman la reconstrucción y purificación del pueblo. Finalmente la

como artífices de esa reconstrucción. A este esquema se agregó en un segundo

momento la cuarta visión de las vestiduras de Josué (3:1-10) a fin de enfatizar su

figura y exaltar el rol sacerdotal en el presente y futuro de Israel. Es probable que

6:11 haya sido modificado al calor de la misma situación.

10.3.1 La primera visión: los jinetes (1:7-17)

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está el imperio en tiempos de Darío. Pero Jerusalén y Judá continúan humilladas. El

cuales no ha habido posibilidad de restablecer los sacrificios ni ejercitar la adoración

compasión hacia su ciudad y tierra. Y la respuesta de Dios no se hace esperar: a

partir de ese momento volverá a tener piedad de su pueblo. La irritación contra

Jerusalén es transformada en irritación hacia aquellas naciones vecinas de Judea que

probablemente no habrían sufrido la destrucción total de sus lugares de culto. La

ser Su ciudad elegida. Dios no se ha olvidado de su pueblo.

10.3.2 La segunda visión: la de los cuernos (2:1-4)

La siguiente visión presenta cuatro cuernos. Los cuernos son símbolo de

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encima de los pueblos y los somete. En el caso de Judea, Israel y Jerusalén se

Babilonia, como también a los persas o griegos, que aplicaron la política de

trasplantar sectores de la población dominada a fin de evitar levantamientos en su

becerro, de edad popular en todas las culturas en el mundo bíblico antiguo. La

aquellos que humillaron a Israel.

10.3.3 La tercera visión: el medidor (2:5-9)

mide la ciudad para reconstruirla. Es una visión de bendición y esperanza que

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será como una muralla de fuego que la defenderá de todo peligro.

10.3.4 Oráculo: Convocatoria a retornar (2:10-17)

Este oráculo es un llamado a volver a la tierra de Judea. Está dirigido a los

tierra. Este modo teológico de entender el destierro lo interpreta como un resultado

necesaria condena de la injusticia y la agresividad de los pueblos que sometieron a

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Es probable que no todos los judíos tuvieran confianza en que la ciudad y el

templo se reconstruirían, y en que sería posible restituir el culto y la sociedad en

Judea. La situación de los primeros retornados no era buena económicamente y

y en la cual había mucho por hacer y trabajar. El anuncio de la universalidad del

poder de Dios (“muchas naciones se unirán a Dios”, v.15) apunta a desvalorizar el

dominio del universo. La religión babilonia tenía en su panteón dioses y héroes de

seducidos por la fuerza ideológica de la religión del imperio. Debían entonces

afirmarse una vez más el poder y la exclusividad de la elección de Jerusalén como

lugar de residencia y culto.

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10.3.5 La cuarta visión: El Sacerdote Josué (3:1-7)

caso Satanás estaría representándolos. Esto era determinante: la ciudad de Jerusalén

no solo significaba la ciudad de Dios sino que también simbolizaba la vigencia de la

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época de prosperidad. Este cambio de épocas la vemos en la ropa que usa el

Sacerdote: se dice que Josué vestía ropas sucias representando el pasado de

coloca una tiara a Josué por el cargo sacerdotal que ocupa.

10.3.6 Oráculo: El siervo llamado “Germen” (3:8-10)

“Escucha, Josué, Sumo Sacerdote, tú y tus compañeros que se sientan delante

Después de presentar a Josué como Sumo Sacerdote se presenta la intención

de traer un siervo que lleva por nombre “Germen”. El nombre es obviamente

simbólico en el sentido que habiendo sido extirpada la dinastía de David, ahora

volverá a brotar a partir de un enviado de Dios. “Germen” intenta continuar con la

dinastía de David como único linaje genuino.

Es difícil identificar a “Germen”. Puede que sea un nombre aplicado a