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DECRETO SOBRE ELLOS LA UNCIÓN DE HIJOS OBEDIENTES: temen al Padre, y le honran con sus acciones
Como hijos obedientes, no se amolden a los malos deseos que tenían antes, cuando vivían en la ignorancia.
Más bien, sean ustedes santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó; pues está
escrito: "Sean santos, porque yo soy santo."* Ya que invocan como Padre al que juzga con imparcialidad las
obras de cada uno, vivan con temor reverente mientras sean peregrinos en este mundo. Como bien saben,
ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados. El precio de su rescate no se
pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata, sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un
cordero sin mancha y sin defecto. Cristo, a quien Dios escogió antes de la creación del mundo, se ha
manifestado en estos últimos tiempos en beneficio de ustedes. Por medio de él ustedes creen en Dios, que lo
resucitó y glorificó, de modo que su fe y su esperanza están puestas en Dios. Ahora que se han purificado
obedeciendo a la verdad y tienen un amor sincero por sus hermanos, ámense de todo corazón* los unos a los
otros. Pues ustedes han nacido de nuevo, no de simiente perecedera, sino de simiente imperecedera,
mediante la palabra de Dios que vive y permanece. Porque "todo mortal es como hierba, y toda su gloria
como flor del campo; se seca la hierba y se cae la flor, pero la palabra del Señor permanece para siempre."*
(1 Pedro 1:14-25)
Viene sobre ellos entendimiento de lo que son: Hijos obedientes
La conciencia de ser hijos, transforma sus mentes, y transforma sus conductas, para no amoldarse a los
antiguos patrones de vida ignorante que había en sus mentes
Que venga sobre ellos santidad y temor, a través de verdaderas y profundas convicciones de ser
llamados y elegidos por el Padre celestial
Viene revelación a sus mentes, del costo de su rescate, y el precio que debió pagarse: la Sangre de
Cristo.
El entendimiento del valor vivo de la sangre de Cristo sobre ellos, trae renovación y purificación a sus
mentes y corazones.
Cobra valor en sus vidas, la obra de Cristo: su obra redentora, y su obra santificadora.
Se derrama en sus corazones agradecimiento por la salvación, y una certeza profunda de vivir por fe en
la palabra que se les ha revelado.
Viene sobre ellos un profundo respeto y anhelo por La Palabra de Dios, para buscarla, leerla, conocerla,
entenderla y aplicarla a sus vidas.
Derrama sobre ellos Señor, hambre y sed por tu palabra. y que al comer de ella, la semilla no
perecedera de la palabra se instale en ellos, para darles la vida abundante en Cristo Jesus.