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¿Cuáles son las Bendiciones

Bíblicas? – Estudio
El rico se enseñorea de los pobres, y el que toma prestado es siervo del que
presta (Proverbios 22.7).

Pero tras esos asuntos puede haber algunos problemas mayores, uno de los
cuales el profeta Hageo nos exhorta a atender:
Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros
caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y
no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal
recibe su jornal en saco roto. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad
sobre vuestros caminos. Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa ;
y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová. Buscáis
mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por
qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada
uno de vosotros corre a su propia casa. Por eso se detuvo de los cielos sobre
vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos. Y llamé la sequía sobre esta
tierra, y sobre los montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite, sobre
todo lo que la tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre
todo trabajo de manos. Y oyó Zorobabel hijo de Salatiel, y Josué hijo de
Josadac, sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo, la voz de Jehová su Dios,
y las palabras del profeta Hageo, como le había enviado Jehová su Dios; y
temió el pueblo delante de Jehová (1.5-12).

Esto está en claro contraste con las promesas de Malaquías 3:


Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme
ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los
cielos, y derramaré sobre vosotros bendiciones hasta que sobreabunde.
Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de
la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos.
Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable,
dice Jehová de los ejércitos (Malaquías 3.10-12).

La necesidad de la iglesia

. Es la falta de rendirse en cuanto a dar de algunos del pueblo de Dios. El


Maestro pide a cada uno de sus hijos que devuelvan al menos el 10 por ciento
de sus ingresos para la obra del evangelio.
muchísimo pueblo de Dios está perdiéndose la bendición bíblica que viene por
el dar.
Que el 90% con la bendición de Dios hará mucho más que el 100% sin ella.

Pero mucha gente hoy está sumida en deudas, abrumada de responsabilidades,


paralizada por temores y como resultado de todo eso, sinceramente no sabe
cómo romper el ciclo y experimentar la bendición que viene del dar bíblico.

Mucho más de lo que pueda imaginarse

Las bendiciones de Dios son mucho más que las riquezas materiales. Los que
se concentran en las riquezas materiales y excluyen el resto de las lo que
pueda bendiciones de Dios lo limitan a Él, y no se dan cuenta de la verdadera
cantidad de maneras en que nos bendice momento a momento.
Dicho eso, tengo que estar de acuerdo con algo que en cierta ocasión oí decir a
Zig Ziglar a un grupo de personas: «¡He sido pobre, y he sido rico. Y
permítanme decirles, es mejor ser rico!» Después que la audiencia dejó de
reír, él señaló un punto crucial:
El dinero podrá comprar una cama pero no el sueño;
Libros pero no cerebros;
Comida pero no apetito;
Artículos de belleza pero no belleza;
Una casa pero no un hogar;
Medicina pero no salud;
Lujos pero no cultura;
Diversión pero no felicidad;
Religión pero no salvación.

Los ricos están equivocados, porque las Escrituras dicen que:


«Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento» (1 Timoteo
6.6).

Sin contentamiento, nunca tendrás suficiente. ¡Con contentamiento puedes


sentir gozo hasta en las áreas más desoladas de la tierra! Los ricos no
alcanzarán la felicidad. La obediencia produce felicidad, porque Salomón
mismo lo afirma claramente:
No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se
alegre en su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios.
Porque ¿quién comerá, y quién se cuidará mejor que yo? Porque al hombre
que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; más al pecador da el
trabajo de recoger y amontonar, para darlo al que agrada a Dios. También
esto es vanidad y aflicción de espíritu (Eclesiastés 2.24-26).

.
Cuando experimentamos la maravillosa bendición descrita en la Escritura
como «falta de nada» cada día es una aventura al darnos cuenta cómo nuestro
amante Padre celestial provee para nuestras necesidades y más, en formas que
nunca habríamos pensado. Pero no solo experimentamos la aventura de tener
nuestras propias necesidades satisfechas, sino que logramos sentir la
bendición de responder a la dirección del Espíritu Santo para atender a las
necesidades de otros. En esta manera experimentamos la verdad tan admi-
rablemente resumida por Matthew Henry:
Las riquezas que compartimos son las únicas que siempre retendremos.

El camino bíblico a la bendición: Mucho más


diferente de lo que se podría pensar

Como verá, el camino bíblico a la bendición no es comercial. No hay un


número telefónico gratis al cual llamar, y nuestro Dios no es un Aladino. La
Biblia no es un libro de conjuros mágicos lleno de fórmulas que nos permitan
manipular a Dios para que haga lo que queremos. La Biblia no es un catálogo
que usamos para escoger lo que queremos y luego esperar que se produzca la
entrega.
No, primero y ante todo, la Palabra de Dios es una historia de amor. Habla del
maravilloso, inmutable y fiel amor de nuestro Padre celestial. Y en ella
aprendemos cómo podemos vivir diariamente en una relación de amor con El.
Aprendemos cómo experimentarlo por lo que es, nuestro Padre, y cómo
podemos vivir como hijos obedientes y felices.
Como puede ver, el camino bíblico a la bendición no es cuestión de fórmulas
ni de doctrina pura. No, es sobre cómo llenarse de amor para con Dios el
Padre. Es cómo dejar que el Padre satisfaga nuestras necesidades, incluyendo
las financieras. Es acerca de una calidad de vida más completa y satisfactoria
de lo que jamás creyó posible. Este es el camino bíblico a la bendición.

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