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¿Qué es la conciencia?
¿Cuánta conciencia
para qué?
¿Virtudes de la conciencia?
¿Qué es la Esencia?
Las gentes confunden la inteligencia con el intelecto, y a la persona muy inteligente o muy
intelectual le dan el calificativo de muy consciente.
La Conciencia nos da conocimiento íntegro de lo que es, de dónde está, de lo que realmente se
sabe, de lo que ciertamente se ignora.
Solo nosotros podemos saber si somos conscientes en un momento dado o no. Sólo uno
mismo puede saber de su propia Conciencia y si ésta existe en un momento dado o no.
El hombre mismo y nadie más que él puede darse cuenta por un instante, por un momento,
de que antes de ese instante, antes de ese momento, realmente no era consciente, tenía su
Conciencia muy dormida; después olvidará esa experiencia o la conservará como un recuerdo,
como el recuerdo de una fuerte experiencia.
Raros, muy raros son los momentos en que la Conciencia está despierta; el animal intelectual
trabaja, conduce coches, se casa, se muere, etc., con la Conciencia totalmente dormida, y sólo
en momentos muy excepcionales despierta.
La vida del ser humano es una vida de sueño, pero él cree que está despierto y jamás admitiría
que está soñando, que tiene la Conciencia dormida.
Cuando el ser humano admite que tiene la Conciencia dormida podéis estar seguros de que ya
comienza a despertar.
Toda persona que por alguna vez haya despertado momentáneamente sabe muy bien, por
experiencia propia, que existen distintos grados de Conciencia observables en uno mismo.
Primero:
TIEMPO. ¿Cuánto tiempo permanecimos conscientes?
Segundo:
FRECUENCIA. ¿Cuántas veces hemos despertado Conciencia?
Tercero:
AMPLITUD Y PENETRACIÓN. ¿De qué se era consciente? La Psicología
Revolucionaria y la antigua Philokalia afirman que mediante grandes súperesfuerzos
de tipo muy especial se puede despertar Conciencia y hacerla continua y controlable.
La Educación Fundamental tiene por objeto despertar Conciencia.
De nada sirven diez o quince años de estudios en la escuela, el colegio y la universidad si al
salir de las aulas somos autómatas dormidos.
No es exageración afirmar que mediante algún gran esfuerzo puede el animal intelectual ser
consciente de sí mismo tan solo por un par de minutos.
Es claro que en esto suelen haber raras excepciones que tenemos que buscar con la linterna de
Diógenes; esos casos raros están representados por los Hombres verdaderos: Buddha, Jesús,
Hermes, Quetzalcóatl, etc.
Estos fundadores de religiones poseyeron Conciencia continua, fueron grandes Iluminados.
El hombre que practica un ejercicio retrospectivo para recordar toda su vida puede en verdad
rememorar, recordar cuántas veces se casó, cuántos hijos engendró, quiénes fueron sus
padres, sus maestros, etc., pero esto no significa despertar Conciencia, esto es sencillamente
recordar actos inconscientes, y eso es todo.
En la vida normal, común y corriente, el ser humano nada sabe de la Autoconciencia, y mucho
menos de la Conciencia objetiva.
Existen momentos excepcionales en que el animal intelectual despierta, pero esos momentos
son muy raros; pueden presentarse en un instante de peligro supremo, durante una intensa
emoción, en alguna nueva circunstancia, en alguna nueva situación inesperada, etc.