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En la controvertida

reflexión acerca del fin de milenio,


se impone la lectura
de un autor fundamental,
discípulo de Sartre, Althusser y Lacan.
Alain Badiou, filósofo, dramaturgo,
militante sin partido,
cree que no existe una 11 situación desesperada'~
En estas conferencias, afirma que pensar
filosóficamente la política es necesariamente pensar
la justicia, que no es sino la ausencia de injusticia.
Es la polrtica como acontecimiento del sujeto,
el hilo de Ariadna que nos conduce a través de sus reflexiones:
• la antifilosotra (Nietzsche, Wittgenstein, Lacan).
•la justicia, hecho singularísimo.
• la religión, instrumento igualitario y ruptura
del orden establecido, encontrando en San Pablo
una práctica de fidelidad al acontecimiento.
• el teatro, que debe pensar su propia idea.
•el acto poético, modo de pronunciar el vacío.
•la locura como una simple contingencia, una situación,
y la ética que solo habrá cuando el psiquiatra
no deje de ser un creador de posibilidades.
Conmueve el rriodo en que Ala in Badiou despoja
a la política de todo ornamento, afirmando
que una polrtica nueva en la cual
"el sujeto se autorice, decida y no ceda",
será aquella que aspire
a ser una Etica.
ALAINBADIOU

REFLEXIONES SOBRE
NUESTRO TIEMPO

1nterrogantes acerca de
la ética, la política y la
experiencia de lo inhumano

CONFERENCIAS EN BRASIL
Presentación y organización
Célio Garcia

EDICIONES DEL CIFRADO

11
Ediciones del C ifrado
Dirección Editorial: Leonor Fefer
Pablo Fridman
Orfilia Polemann
Ú rsula Seibert ÍNDICE

Título original: Conferencias de Alain Badiou no Brasil


Autentica, Belo Horizonte
© 1999 by Alain Badiou

Traducción: Jorge Luiz Lima Capparelli

Diseño de portada: Daniel Iglesias


P resentación, Célio Garcia ................................................ . 9
1a edición: julio de 2000
2• edición: junio de 2006
. y po1Ittca
É ttca ' . .................................................................... . 27
© 2000, de la presente edición Ediciones del Cifrado
La Pampa 2875 - t• "A" . . . '
(1428) Buenos Aires - Argentina
É uca y pstqutatrta .............................................................. .. 37
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La can y lo real ...................................................................... 57
H echo el d epósito que marca la ley 11.723
Impreso en la Argentina ¿Quién es Nietzsche ? .......................................................... 67
ISBN- lO: 987· 95837-5-2
ISBN- 13: 978-987-95837-5-3 Qué es pensar filosóficamente la política .......................... . 79

Badiou, Ala in
San Pablo: un contemporáneo .......................................... .. 87
Conferencias en Brasil : ética, política, globalización-
l a ed. la reimp. -Buenos Aires :Del Cifrado, 2006.
128 p . ; 20xl4 cm. ¿Qué p iensa el teatro? ....................................................... .. 101
ISBN 987-95837-5-2
l. Etica de las Relaciones Internacionales. I. Título
CDD 172.4 Teatro y filosofía ................................................................. . 109

Fecha de catalogación: 06/07/2006 Posfacio, Célio Garcia ....................................................... .. 115

Las opiniones venidas en este libro son responsabilidad exclusiva del autor; su publi-
cación no implica que Ediciones del Cifrado coincida con ellas.

Derechos reservados
Prohibida su reproduccción total o parcial
ÉTICA Y PSIQUIATRÍA

¿Cuál es la concepción de la ética hoy en día? Es una con-


cepción negativa, dominada por el problema del mal y por la
figura de la víctima. Auxiliar a las víctimas, asegurar los dere-
chos del hombre contra el sufrimiento: tal es el contenido con-
creto de la ética. El imperativo ético se aplica teniendo como
referencia el espectáculo del mal; su única función es impedir
ese espectáculo. Pienso en la bella fórmula de Paul Ricoeur: "el
sufrimiento obliga". La ética se basa en la obligación derivada
del hecho de que el sufrimiento es un dato inequívoco. Este, en
efecto, es el principio de las legislaciones, y también de las in-
tervenciones humanitarias en los lugares donde la guerra y la
tiranía devastan la vida y la dignidad de las personas.
Así, en el documento de la comisión de ética de los psiquia-
tras europeos leo la siguiente declaración: "Nadie puede ser so-
metido a tortura, a castigos o tratamientos inhumanos o degra-
dantes". Solo cabe estar absolutamente de acuerdo con esta
máxima clara. Pero la palabra "inhumano" retiene forzosamen-
te la atención del filósofo. ¿Qué es lo inhumano? ¿Sería racio-
nal identificar al hombre de una manera esencialmente negati-
va, por el conjunto de sufrimientos y maleficios que es posible
infligirle?
Con lo inhumano como referencia no se responde a nuestra
pregunta inicial, que subsiste agravada.
Es en este punto que se impone la referencia al trastorno
mental, a la locura, a la psiquiatría. Pues si la experiencia de lo
inhumano es clara, y la de lo humano oscura; si lo humano es
lo que delimita el punto de aplicación de los derechos del hom-
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bre; si el hombre es una negación d bl 1
1 no), entonces la locura le 1
rrogante que hay que t
1o e (o .que no es ínhuma-
p antea a pensarme t , ·
ener en cuenta.
La pregunta sería: si es lo inhum 10
.
n o ettco un tnte-
día. Los nazis sostenían que la vida digna y creadora del ale-
mán normal .era la negación de la vida obscura y vana del loco.
Estaban convencidos de que lo humano solo se afirma por su
peso de evidencia y de e . . ino que les da todo su negación, y de que era preciso eliminar de la humanidad todo
¿no corremos el riesgo d:pene~ctal a os derechos del hombre, lo que ella incluía de subhumanidad (los judíos) o de inhuma-

1 Foucault, en su Historia d:?~ttr e gesto d~ exclusión del cual


Si lo h 1 ~ ocura, m ostro todo el poder?
umano es a negactón de lo inhu
que la locura penetre en el d 1
,
mano, cabna temer
nidad (los locos). Los nazis extranjeron las consecuencias mor-
tíferas de una teoría ya presente en la razón clásica: si la vida
del loco es inhumana, debe ser tratada como tratamos todo que
de reconocer como pro . campo e o que lo humano no pue- es inhumano, por el dominio, el encarcelamiento o la elimina-
pw.
¿Qué relación existe entre 1 1 l . . ción.
humano ~ ~oda 1 h' · d la o~ura Y a expenencta de lo in- No basta con decir que los nazis definían lo inhumano de
. a tstona e a pst · , d
preguntas apuntan a cuestiones d ~~atna emuestra que tales modo arbitrario. Sin duda, declarar inhumano al judío era una
En la relación con los locos 1 e:t.stv~s. construcción irracional y criminosa. Pero detrás subsistía el es-
ca que son hombres. Pero coU:o:~t~~l tmpo_ne que se reconoz- quema de la negación: afirmar lo humano contra lo inhumano,
;;~:~~ia~: ;:~i:s :aesta la desorga~lÍza~~;~t::t~::~~:l;;:~fsa~ afirmar la razón normal contra la locura.
Creo que es necesario terminar definitivamente con ese es-
define la humanidad eJe~l t~:~:~e~tNooperante l claro lo que quema. Es preciso determinar la meditación ética por una defi-
modo d f · ·- · c. 0 volvenamos de este nición positiva de la humanidad del hombre, que no sea, sin
ciendo~:kacu;a ~:~~~~:~~r~~e~te biol<;>gica del hombre, redu- embargo, una definición biológica. Diría más: es necesario que
nica? En resumen 1h tcbwn e un~ stmple enfermedad orgá- esta definición abarque incluso lo inhumano, aquello que está
, e om re no sena mas q 1 d
mal, y la locura una def' . . d 1 ue una sa u nor- más allá del animal humano. La locura, si bien la consideramos
S ' tctencta e cuerpo
uphonga~os que la locura sea en el ho~bre la desapa . . , una enfermedad, puede también pensarse como una dimensión
de su umamdad . Q 1' · h b , ncwn posible de la experiencia humana, como esa verdad ofuscante y
tamiento de esa d~sh~~~:t:citn·~ti(~e fijarle entonces. a~ tra- ciega de la cual Edipo, al final de la obra de Sófocles, da el ma-
los enf 1 · orroroso extermmw de yor testimonio.
donde erm?s menta es por parte de los nazis demostró hasta
a una e~~t::al~!tr .e~t:
.
celo higí.enista, que lleva la humanidad
tntcwn normattva y biológic
Para esto es necesario romper con la concepción victimista
del hombre y de sus derechos, y dejar de pensar que la figura
trutda según una cierta idea de 1 'nh a, a su vez cons- humana solo se perfila entre la víctima y la compasión por la
. o t umano víctima.
E ste e;emplo es mu · .·
1' L Y Importante. Un ftlosofo francés Ph · La humanidad es sin duda una especie animal. Es mortal y
a!opse al adcoule-Labarthel, provocó un escándalo hace alg,un~~
cruel. Pero ni la mortalidad ni la crueldad pueden definir la
·Q , . ec darar. que e naztsmo h ab'ta st'd o un humanismo ·
c. u e qUiso ectr? singularidad humana en el mundo de los vivos. El hombre, co-
hu Quiso deci~ qduella. política nazi definía explícitamente lo
mo verdugo, es una abyección animal. Pero (y hay que tener
mano a parttr e o mhumano 11 1 . . coraje para decirlo) como víctima no vale por lo general más
racial d 1 · Y que, para e a, a realtzactón que el verdugo. Todos los relatos de los torturados que se sal-
e os anos se construía a partir de la subhumanidad ju-
varon demuestran que si los verdugos pudieron tratar a sus
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víctimas .como animales, fue porque las víctimas se convir tie-
ron sencillamen~e en animales. Para obtener el efecto consabi- convierte en sujeto. En consecuencia, la ética nos prohi~e con-
do, e~ verdu?o hizo lo que tenía que hacer. Algunos, sin embar- siderar la enfermedad, la locura, como lo que colocana el s~r
go, siguen Sien~o ho~bres y lo testimonian; siempre en virtud humano fuera del devenir-sujeto en el que lo humano se re~h­
de un esf~erzo. maudito~ E.n ellos se resiste algo que no coinci- za. La ética nos lleva a pensar la locura como un proc~so sm-
de con la tden~tdad de :1ct1ma. All[ está el Hombre, en aquello gular que impide o exalta excesivamente ~1 d~vemr-suJeto. La
que h~ce que el se obstme en segutr siendo lo que él es. O sea, locura será entonces un limite de la expenenc1a, y no su ~ega­
algo d1ferente.d~ una víctima, de un ser-para-la-muerte y, en- ción. A veces el límite inferior, por el bloqueo y estancamte~to
tonces, algo distmto de un mortal. Un inmortal: eso es verda- repetitivo, otras veces un límite superior, por el exceso y la ft)a-
deramente el Hombre en las peores situaciones. ción en el exceso. . .
. El ~erecho del Hon:bre es en primer lugar el derecho a la re- Lo que es imperativo conservar es la idea de ~na su?JetiV~­
ststencta hum~na. ~1 fmal, todos morimos y solo queda polvo. ción siempre posible, de la cual la locura es una simple Imposi-
Pero hay una tdentidad del Hombre como inmortal en el mo- bilidad contingente. La psiquiatría debe c~nsagr~r su pensa-
mento en que afirma lo que es contra el querer-ser-un-animal al miento y su acción únicamente a los meca~1smo smgulares ~e
que lo expone la circunstancia. Todo hombre puede ser inmor- esta imposibilidad. Debe ser, en la perspect1v~ de la gra~ tradi-
~al, en las grandes o pequeñas circunstancias, por una verdad ción clínica, una teoría del proceso patoló~tc~ y un mte~'lt?
obstinado de interrumpir su curso. Para el ps1qU1atra, la posibi-
tmpor_ran~e o secundaria, poco importa. En todos los casos la
lidad del inmortal no mortal, del sujeto no animal, debe ser. un
subJetlvación es inmortal y hace al Hombre. Fuera de ella existe
solam~nte una especie biológica sin singularidad. Fuera de axioma absoluto. Sean cuales fueren los desgastes de la pre~IÓ.n
ella extste solo una especie biológica sin singularidad. mortífera del delirio o la depresión, la posibilidad de la subJetl-
vación debe afirmarse sin restricciones. . ., .
De modo que la locura se puede pensar en dos direcciones.
Uno de los enunciados de la Comisión de Ética Ps1qU1atr~ca
La lo~ur~ es .~sa di~ensi~n de la experiencia humana en la que
la. ~UbJetlvact?n es Impostble, y loco es aquel en quien la posi- Europea es, en este punto, bastante inadecuad?: Este enuncia-
b_Ihdad. de lo mmonal está bloqueada por una irremediable re- do declara que el psiquiatra debe tratar con pas10n, no la en~er­
ststencta ~e~ _ser-par~-Ia-muerte. Pero también se puede decir, medad, sino al enfermo. No estoy seguro de esto. Pues ¿que es
c?,n una Vl.siOn heroica de la locura, que ella es una subjetiva- un enfermo, sino un animal humano atrapado en el proceso. p~­
Cion exc~siva, u.na i.nmortalidad inerte, en la que la capacidad tológico? ¿Qué es un loco, sino un sujeto en el cual la subJeti-
P.ara la vida ordmana de lo mortal humano se ha vuelto impo- vidad está desregulada? Tratar con pasi?n a un ~nfermo.' ¿no
stble. En to~o~ lo~ ~asos se trata ?e la humanidad ante la prue-
significa considerarlo, no u~ enfermo, s1~o alguzen a q~uen le
ba de la s~bJetivactOn;.la !?cura Circula, como toda experiencia,
atañe el axioma de la humamdad, la capacidad de ser un ~or­
tal pero que está, provisionalmente y por razones contmgen-
entre Ios.mt~reses o:dmanos del animal humano y los intereses
tes,' separado de sus propias capac1'd ades.;> .
e:ctraor~manos delmmortal en que este animal puede conver-
En un pronunciamiento célebre, el P:?fesor H~n:bur~er di-
tir~e. Digamos que la locura es una desregulación de esta circu-
laciÓn paradójica, paradoja que es la propia subjetivación. jo que el enfermo no necesita la ~o~pas1on del medico; s.mo su
capacidad. Yo interpreto esta ~axima como que el med1co no
Esta desregulación ¿es una enfermedad? Sin duda. Una en-
fermedad de lo que, en el animal humano, autoriza que él se es un especialista en la humamdad de !os ho~bres, Y no le. co-
rresponde divagar, legislar sobre la diferencia entre el ammal
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ÉTICA Y PSIQUIATRÍA
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h~mano y su capacidad para la subjetivación. La ética psiquiá- incurable, proscripto para siempre de la ciuda~, ~el. mismo _mo-
do que el enemigo del geriatra es la idea del v1e¡o trreverstble-

1 tnca sol? p~ede suponer la igualdad absoluta de las personas


~n los termmos de la subjetivación posible; en particular, la
1gu~ldad de los. locos y los no locos. Pero esta igualdad de los
postbles transc1~nde 1~ competencia específica del psiquiatra.
mente impotente y condenado. . ., , .
La enfermedad es una situación. La postcton etlca no renun-
ciará jamás a buscar en esa situació~ :u_na posib~li~ad hast~ :n-
ronces inadvertida. Aunque esa postbthdad sea mftma. Lo et1co
~st_a.competey,tcia cons1ste en examinar una situación de impo-
stbihdad contmgente, y en trabajar con todos los medios dis- es movilizar, para activar esa po~ibilid_ad minúscula, t,o~os ~os
medios intelectuales y técnicos dtspombles. So_lo h.ay et1ca s.l el
ponibles, para transformarla.
psiquiatra, día tras día, confrontado a las. ap~nenc1as de lo tm-
El impe:ativo del médico,_ fij ado con claridad desde Hipó-
cra;es, es s1mple y fue enunciado como si~ue: "Haz todo que posible, no deja de ser un creador de p_os1bll1dades: . .
Contra la fijación, contra la regres1ón mortal, ~1 ~stqmatra
e~ta en tu po?er para que sea de nuevo pos1ble lo que es provi-
pone la ciencia al servicio del más peque_ño mov1m1ento, del
SlOnalmente imposible, pero de lo cual todo humano es decla-
más sutil progreso. Nunca desespera, no pterde la esperanza de
rado axi~m.átic~mente capaz". Es verdad que el psiquiatra lidia
una vida afirmativa, y en la situación de ma~or derrumbe trata
c~n los hmttes mternos de la subjetivación. Su imperativo pro-
de pensar y activar un lugar, una falla, u~ phegue donde la po-
pto es entonces: "Haz t?do lo q~e está en tu poder para que
desaparezcan el est~reottpo excesivo o la fijación regresiva que sibilidad de subjetivación sea todavía ~egt~le. . .
Contra el proceso patológico, el ps1qma~ra defiende el cam~­
bloquean en este ammal humano la humanidad afirmativa de la
no que lleva de la desestructuración an?ust;ante a ~lgunas posi-
cual él es capaz".
bilidades múltiples. Para hacerlo necesitara el cora¡e de enfren-
Se~~ esta lógica, los psiquiatras tienen hoy una gran res-
tar la inhumanidad de lo imposible; deberá. tener .el arte de
P?nsabihdad, pues ~uestro tiempo es cruel, y no mide las capa-
discernir las posibilidades mínimas de lo pos1ble. Fmalmente,
cidades e~ los tér~u~os ?e la afirmación subjetiva. Yo diría que
recordará que es el portador del axioma de la ig.ualdad, entre
nu.estro tiempo pnv1leg1a las capacidades operatorias, es decir
locos y no locos, y que este axioma no es suyo, smo de toda la
ammales, ~n. el s~ntido de la competencia y la supervivencia, y
humanidad. Contra la tentación de ser un maestro o un cura,
exalta la ef1c1encta al servicio de los intereses. El loco y el viejo
es preciso decirlo, no se adaptan a estas normas crueles. ' observará la más rigurosa reserva. .
Coraje, discernimiento y reserva: tales son las vutudes del
El p~iquiatra es quizás, ante todo, el guardián y el defensor
de una 1dea fundamental: la idea de la locura como límite inte- psiquiatra.
rior de la capa~idad ~u~ana. El psiquiatra nos dice, porque él
lo sabe en su vtda cottdtana, que el loco está entre nosotros co-
mo señal a veces desesperada, como imagen invertida per; ne-
cesaria de aquello de lo que somos capaces.
La ética psiquiátrica debe medir todos los días la distancia
entre lo que puede un_ sujeto y lo que, de este poder, él es capaz
de querer. Es necesano no ceder nunca, en nombre de las im-
potencias de_la volunt~d, _en cuanto a la posibilidad de lo posi-
ble. El enem1go del pstqlllatra es la idea del loco definitivo, del

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