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Ficción y Política

En la obra de Rodolfo Walsh

Alumno: Miguel Angel Morales

DNI: 20.921.196

Materia: Trabajo Integrador

Adultos 2000
Miguel Morales
20.921.196

Introducción

Rodolfo Walsh fue un escritor Argentino, pionero en la escritura de “novelas


testimoniales”. Forma parte de la lista de desaparecidos en la última dictadura
cívico-militar del país pero sus escritos quedaron inmortalizados cómo un
fragmento de historia nacional y revolución en la forma de concebir la literatura.

A lo largo del trabajo se presentarán las posturas y citas pertenecientes a diversos


autores con el fin de analizar cómo se comportan la ficción y la política en algunas
de las publicaciones de este particular novelista.

Las dos caras

Dentro del incontable mundo de detalles y rasgos que conforman la obra de


Walsh, se puede destacar una rama controversial y muy importante a tratar: el
vínculo entre ficción y política. Dos factores claramente fundamentales a tener en
cuenta para comprender mejor el trabajo del reconocido periodista y escritor.

La raíz de esta controversia es el amplio abanico de opiniones y puntos de vista


pertenecientes a varias figuras de renombre en la faceta literaria y periodística de
la Argentina.

Ricardo Piglia, crítico literario, en la novena clase de su trabajo Las tres


vanguardias destaca la cual para él es la gran enseñanza que siembra Walsh en
la mente de sus lectores: “Un uso político de la literatura debe prescindir de la
ficción”, aclarando lo consciente que era de esta oposición y de lo escindida que
su obra se encontraba por el contraste de ambos elementos. Piglia además,
destaca dos poéticas que forman un eje para el universo literario de Walsh: el
manejo de la forma autobiográfica y la utilización de la ficción como elipsis. La
veracidad a veces cruda de los hechos, presente en libros tales cómo Operación
Masacre o ¿Quién mató a Rosendo? y por contraparte, el trabajo con la alusión y
lo no dicho, mezclando voces y fragmentos que se cruzan y circulan en una
compleja narración, técnicas claramente visibles en su texto Esa mujer.
Miguel Morales
20.921.196

Al igual que Piglia, Juan José Saer, autor de novelas cómo El enterado o Glosa,
ambas de enorme reconocimiento a nivel internacional, distingue bien los dos
conceptos en El concepto de ficción y explica haciendo referencia a los relatos no
ficcionales “todo lo que es verificable en este tipo de relatos es en general
anecdótico y secundario, pero la credibilidad de un relato y su razón de ser
peligran si el autor abandona el plano de lo verificable”. De esta manera es posible
rescatar una similitud considerable en ambos puntos de vista.

Por el contrario de los dos autores citados previamente, la profesora de literatura y


escritora Ana María Amar Sánchez en La ficción del testimonio presenta un
razonamiento que alude más a la subjetividad. Distingue entre el periodismo y el
texto literario pero define la relación entre ambos cómo “la constitución de un
espacio intersticial de choque y destrucción de los entre distintos géneros”
haciendo referencia a la unión de elementos característicos de la no-ficción y la
ficción hasta el punto en que afirma que “la interdependencia entre los textos de
ficción y la producción ficcional de cada autor es –cómo ya fue señalado–el otro
rasgo que define al género” y prosigue concluyendo “los relatos son el resultado
tanto de los procedimientos de la subjetivización cómo la de la aceptación de
ciertas pautas que determinan la escritura de cada autor”. Además destaca de los
textos de Walsh, la preeminencia del investigador que cumple múltiples roles y la
importancia del empleo de testimonios cómo elemento clave.

Son palabras valiosas las provenientes de tales figuras las cuales, más allá de sus
diferencias, dan lugar a un hecho fáctico. Los elementos políticos, periodísticos, no
ficcionales y los ficcionales, alterados o tergiversados conviven en el universo
literario de Rodolfo Walsh, su obra está conformada por ellos. Lo crudo y
periodístico de Operación masacre, ya comentado incluso desde su prólogo
“Investigué y relaté estos hechos tremendos para darlos a conocer en la forma
más amplia para que inspiren espanto, para que no puedan jamás volver a
repetirse” claramente buscando comunicar un suceso muy duro e impartir
consciencia en los lectores, contrastado con la ausencia de gran parte de los
nombres e información de quienes protagonizan el texto Esa mujer, haciendo
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sentir a quien lee que todo tiene una mayor subjetividad, que está menos definido,
que es más ficcional. Es por la convivencia de estos elementos, que Walsh
estableció una nueva forma de hacer periodismo y a la vez, halló un nuevo
enfoque en la forma de escribir literatura.

¿La verdad ante todo?

Si bien el panorama de la literatura hispana dedicada a lo no-ficcional siempre fue


bastante amplio, los textos periodísticos relacionados con el contexto político
cambiaron a partir de la aparición de las obras de Walsh, incorporando la denuncia
y la difusión de sucesos cuyos partícipes llevan a cabo actos que traspasan las
barreras de lo crudo y cruel, a la vez que se produce la inclusión de elementos que
aluden a lo ficcional pero pueden ser tergiversados. Sin embargo, ¿es obligatoria
la verdad total en los textos de denuncia? ¿O quizás puede ser alterada causando
un efecto aún más anhelado por el escritor?

Por un lado, es totalmente innegable la particularidad que tiene la ficción cómo


recurso literario, por otro, es necesario reconocer que las exigencias sociales y
urgencias de la intervención política tienen un papel aún más fundamental a la
hora de denunciar algo y que las pruebas para llevar este acto adelante
enriquecen artísticamente el texto, por ello estos elementos deben permanecer
más aislados entre sí. Walsh respalda este hecho en algunas de sus
investigaciones publicadas en un diario de la CGTA, en las que declara “creo que
la denuncia traducida al arte de la novela se vuelve inofensiva, es decir, se
sacraliza como arte” y que “el documento, el testimonio, admite cualquier grado de
perfección, en la selección, en el trabajo de investigación se abren inmensas
posibilidades artísticas”.

Entonces, ¿en un texto periodístico y/o de denuncia sólo hay remitirse a los
hechos? En efecto, sí. Si bien la no utilización de datos, hechos o elementos
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ficcionales disminuye la cantidad de recursos a emplear, el texto periodístico


busca comunicar la verdad. En Las tres vanguardias de Piglia, este comunica su
postura con respecto a la tensión entre ambos rasgos literarios dentro de la obra
de Walsh, afirmando que esta “está escindida por este contraste y lo notable es
que, a diferencia de tantos otros, siempre comprendió que debía trabajar esa
posición y exasperarla” y deja claro su búsqueda por “Liberar su ficción de las
contaminaciones circunstanciales y usar su habilidad de narrador para escribir
textos de investigación y de ficción política”.

Ana María Amar Sánchez en su trabajo La ficción del testimonio, cita numerosos
textos y habla sobre la resolución de la tensión entre ambos conceptos y cómo
rompiendo sus límites pueden convivir gestando así un relato no completamente
verídico, declara “Lo real no es describible tal cual es porque el lenguaje es otra
realidad e impone sus leyes a lo fáctico, de algún modo lo recorta, organiza y
ficcionaliza”. Sin embargo, si hablamos de textos que incorporan testimonios o
documentos buscando denunciar algo, el autor tiene la intención de concientizar al
lector sobre cuestiones relacionadas con la realidad de la que forma parte y que a
su vez adopte una postura de pensamiento para con esa realidad, en muchos
casos, gestando los valores de igualdad y/o justicia. Al ser este el objetivo de la
denuncia, está más que claro que se debe mantener la verdad intacta y alcanzar
el mayor grado posible de objetividad.

La aparición de la política en las obras literarias de Walsh cumple el rol de


potenciar la denuncia en conjunción con elementos del periodismo. La barrera
entre esta y lo ficcional se mantiene claramente definida y si bien, la cercanía y
convivencia de ambos elementos depende la perspectiva y obra de cada autor,
cuando el fin es denunciar y comunicar un hecho o varios, es preciso dejar lo
verosímil de lado y apegarse a los hechos lo máximo posible.
Miguel Morales
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Conclusión

El debate y la controversia sobre este tema son extensos y considerablemente


abarcativos, no obstante, queda más que claro que todas las ideologías y posturas
son válidas y dependen del juicio de valor de cada quien. La ficción y la política
son más que rasgos, se trata de dos mundos que forman parte de, cómo se le
llamó inicialmente, el universo literario de Walsh. Dos mundos primordiales que,
acompañados de otros elementos, marcaron un antes y un después en la
literatura.
Miguel Morales
20.921.196

Bibliografía

 Amar Sánchez, Ana María. “La ficción del testimonio” en Revista


Iberoamericana Vol. LVI, Núm 151, 1990.
 Piglia, Ricardo. “Novena clase” en Las tres vanguardias: Saer, Puig, Walsh
(1990). Editorial: Eterna Cadencia, primera edición - 2016.
 Saer, Juan José.“El concepto de ficción” en El concepto de ficción (1997).
Editorial: Seix Barral, tercera edición - 2012.
 Walsh, Rodolfo Jorge. “Esa mujer” de Los orificios terrestres (1965).
Editorial: Ediciones de la Flor, primera edición - 1966.
 Walsh, Rodolfo Jorge. “Prólogo” de Operación Masacre (1957). Editorial:
Ediciones de la Flor, trigésimo quinta edición - 2007.

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