C R I S T I A N I S M O V I C T O R I O S O
J
« Rey de reyes
y Señor
de señores»
David Roper
L
a lección anterior se centró
en las bodas del Cordero, pues según se anunció:
«[…] han llegado las bodas del Cordero, y su
esposa se ha preparado» (19.7); «Bienaventurados
los que son llamados a la cena de las bodas del
Cordero» (19.9). Después de considerar
tales anuncios, ya estamos preparados mental y
emocionalmente para escuchar el clamor que
dice: «¡Aquí viene el esposo!» (Mateo 25.6) —y
preparados también para ver a Cristo apare-
ciéndose en deslumbrante traje de bodas. Y en
efecto, Jesús se aparece; pero, como sucede a
menudo en Apocalipsis, no se aparece como lo
esperábamos, como un esposo que irrumpe en la
escena de sus bodas, sino como un rey guerrero:
Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un
caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba
Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.
Sus ojos eran como llama de fuego, y había en
su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre
escrito que ninguno conocía sino él mismo.
Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y
su nombre es: EL VERBO DE DIOS […] De su
boca sale una espada aguda, para herir con ella
a las naciones, y él las regirá con vara de hierro;
y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del
Dios Todopoderoso. Y en su vestidura y en su
muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES
Y SEÑOR DE SEÑORES (19.11–16).
1
Esto no necesariamente significa que fueran derrotados en momentos cronológicamente diferentes. Se trata, más bien,
de un recurso apocalíptico para llevar los eventos a un desenlace final. El desenlace final es la completa derrota del dragón,
evento que se narra en el capítulo 20.
A P O C A L I P S I S
Ya ha pasado bastante tiempo desde que le
recordé que la impresión general que deja
una visión es de suma importancia. Tómese un
momento para leer los versículos 11 al 21. ¿De qué
palabras se acuerda cuando lee estos versículos?
Dé la respuesta que dé, es probable que se relacione
directa o indirectamente con la palabra «victoria».
Este pasaje trata el tema de la victoria: la victoria
sobre los enemigos de Cristo y del cristianismo
—especialmente, la victoria sobre la bestia, sobre
el falso profeta (vers.os 19–20) y sobre los aliados de
éstos (vers.o 21).
El orden en que los enemigos del Cordero
fueron presentados, fue el siguiente: 1) el dragón
(12.3), 2) la bestia del mar y la bestia de la tierra
(13.1, 11), y 3) Babilonia la grande (14.8; 16.19; 17.1,
5). El orden en que los vemos despachados es el
opuesto: 1) Babilonia, en los capítulos 17 y 18, 2) las
dos bestias, en el capítulo 19, y 3) el dragón, de
último, en el capítulo 20.1 Después de haber asistido
a la destrucción de Babilonia, estamos preparados
para presenciar la muerte de las bestias, aquellas
espantosas bestias del capítulo 12 que parecían
invencibles. Ya se había anunciado anteriormente
que la primera bestia iría «a perdición» (17.8; vea
también 17.11), y en esta lección veremos cumplido
tal anuncio (19.20).
19 . 11 – 21
1
 El texto que estudiaremos en esta lección
es 19.11–21. Este pasaje tiene como propósito
presentar un retrato del derrocamiento de las dos
bestias; sin embargo, el énfasis está en el Autor de
la destrucción de ellas: el Rey de reyes y Señor de
señores. Es como James Efird observó: «Lo que el
autor trata de describir no es tanto cómo se llevará
a cabo el juicio, sino quién es el responsable de éste».2
SU AUTORIDAD ES ABSOLUTA (19.11–16)
Juan comenzó diciendo: «Entonces vi el cielo
abierto» (vers. o 11a). Anteriormente, fue una
puerta la que se abrió en el cielo para presentar la
visión de Dios sentado en Su trono (4.1–2); no
obstante, una abertura del tamaño de una puerta
era insuficiente para la visión que estaba a punto
de presentarse. Ahora era todo el cielo lo que se
abría para que el apóstol pudiera ver a Cristo
rodeado de su poder y de su gloria.
William Barclay escribió: «He aquí uno de los
momentos más dramáticos de Apocalipsis, la
aparición del Cristo vencedor». 3 G.R. Beasley-
Murray dijo: «La descripción que se hace de la
venida del Señor en este pasaje, es una de las más
impactantes e impresionantes de Apocalipsis».4
Cuando el cielo se abrió, Juan vio «un caballo
blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y
Verdadero» (v.11b). Puede que haya controversia
en torno a la identidad del jinete del caballo blanco
de 6.2,5 sin embargo no la hay en cuanto a la
identidad del que montaba el caballo blanco del
capítulo 19, pues existe acuerdo general en el
sentido de que éste era Jesús: Su apariencia (vers.os
12, 15) y sus títulos eran los de Jesús (vers.os 11, 13, 16).
La mayoría de los términos descriptivos de
esta sección ya se usaron anteriormente en el libro.
Al igual que el jinete del capítulo 6, Jesús cabalgaba
un caballo blanco porque «el caballo blanco es el
símbolo del vencedor, […] era un caballo blanco el
que los generales romanos cabalgaban cuando
celebraban una victoria».6
A Jesús se le había llamado anteriormente «el
testigo fiel y verdadero» (3.14).7 En este versículo
se le llama «Fiel y Verdadero» (vers.o 11b) porque
estaba demostrando Su fidelidad y lealtad: Había
prometido volver para galardonar a los justos y
juzgar a los inicuos, y estaba cumpliendo tal
promesa.
La siguiente afirmación del texto que estamos
estudiando subraya el propósito que tiene Jesús
al venir: «Y con justicia juzga y pelea» (vers.o 11c).
La primera vez vino como nuestro Salvador; la
segunda vez lo hará como nuestro Juez. En contraste
con los jueces de la tierra —en quienes influyen los
prejuicios personales, la opinión popular y a veces
hasta la codicia— Jesús hará juicios justos y rectos.
Es preciso que volvamos a hacer una pausa con
el fin de tratar la cuestión que se tiene en mente
aquí: ¿Se refiere este pasaje a la Segunda Venida
que se espera al final de esta era, o a la venida del
Señor con el fin de castigar a los enemigos de los
cristianos del siglo I (en otras palabras, al Imperio
Romano)? No parece haber duda de que el mensaje
que se quería transmitir a los lectores originales de
Apocalipsis, habría sido este último, pues: 1) como
mencionamos anteriormente, en la época de Juan,
las dos bestias representaban al Imperio Romano
(o al emperador) y a los agentes que hacían cumplir
el culto al emperador, 2) el primer interés de los
lectores originales habría sido la caída de Roma, no
la derrota final del mal, 3) el texto usa el tiempo
presente («juzga» y «pelea»), tiempo que sugiere
que la acción propuesta era de carácter inmediato,
no se difería a un futuro distante.
Una vez más, no obstante, se tiene en la mira el
«pico de montaña» inmediato y, más allá de éste, el
«pico de montaña» final.8
LA VENIDA PARA LA SEGUNDA
CASTIGAR A ROMA VENIDA

2
James M. Efird, Revelation for Today (Apocalipsis para hoy día), (Nashville: Abingdon Press, 1989), 109. (Énfasis suyo.)
3
William Barclay, The Revelation of John (El Apocalipsis de Juan), vol. 2, rev. ed., The Daily Study Bible Series (Philadelphia:
Westminster Press, 1976), 177. 4 G.R. Beasley-Murray, The Book of Revelation (El libro de Apocalipsis), The New Century Bible
Commentary Series (Grand Rapids, Mich.: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1974), 277. 5 Los comentaristas están divididos
en dos grupos casi iguales en relación con el jinete del caballo blanco del capítulo 6: un grupo dice que es Cristo, y el otro,
que es alguna forma de imperialismo. (Vea el comentario sobre este jinete que se presenta en la lección «Galopes de
estruendo».) A pesar del desacuerdo, coincidimos con Edward Myers cuando, refiriéndose al mensaje de 19.11–21, afirmó:
«El que haya o no haya similitud entre este jinete y el del capítulo 6 no tiene importancia» (After These Things I Saw: A Study
of Revelation [Después de estas cosas vi: Un estudio de Apocalipsis] [Joplin, Mo.: College Press Publishing Co., 1997], 309). 6
Barclay, 178. El ejército del Señor cabalgó en caballos blancos también (vers.o 14) —indicando de este mismo modo la
victoria. 7 En 1.5 se le llamó «el testigo fiel». Vea las notas sobre 1.5 en la lección «¿Hasta cuándo, Señor?». 8 Vea la primera
ilustración relacionada con los picos de montaña, en la lección «¡Gracias, Señor, por darnos la victoria!».

2
 Puede que el pasaje se refiriera específicamente
a los enemigos del cristianismo de aquella época;
sin embargo, la lección inalterable que se desea
enseñar a los lectores de todas las generaciones, es
que ningún enemigo del Señor, por más poderoso
que sea, podrá prevalecer contra el poder de Éste.
Al final, todos los que se le opongan caerán. Quiere
decir que, en cierto sentido, 19.11–17 es paralelo a
grandes pasajes sobre la Segunda Venida, tal como
2a Tesalonicenses 1.7–9.
Volvamos ahora al texto que estamos estu-
diando: Tal como en 1.14, los ojos de Jesús se
describieron como «llama de fuego» (19.12a).9 Nada
se puede ocultar de Su mirada. La omnisciencia es
esencial para que el Juez sea infaliblemente justo e
imparcial.
El detalle que sigue es nuevo: «[…] y había en
su cabeza muchas diademas» (vers.o 12b). En la
descripción que se hizo de Jesús anteriormente, se
le presenta llevando puesta la corona de la victoria
(la stefanos; 14.14); pero en este pasaje es la primera
vez que se le presenta llevando puesta la corona de
los soberanos (la diadema). Además, no es una
diadema la que lleva puesta, sino «muchas». Era
común que, cuando su soberanía se extendía a más
de una nación, los soberanos llevaran puestas
múltiples coronas.10 El dragón y la bestia del mar
también tenían múltiples coronas sobre sus cabezas
(12.3; 13.1), pero su autoridad era recibida de otro,
además de ser de corta duración. Cristo es el único
que tiene «toda potestad […] en el cielo y en la
tierra» (Mateo 28.18).
En el versículo 11 se le dio a Jesús el título de
«Fiel y Verdadero». En el versículo 12 se le da un
segundo título: «[…] y tenía un nombre escrito en
él11 que ninguno conocía sino él mismo» (vers.o
12c).12 En el mundo antiguo, el nombre de una
persona reflejaba la naturaleza de ésta —quién era
y lo que era. Por lo tanto, es probable que J.W.
Roberts estuviera en lo cierto, cuando se refirió a
este nombre secreto de Jesús como «el misterio
fundamental de su ser y naturaleza».13 No podemos
conocer todo lo que haya que conocer acerca de
Jesús, y menos mientras estemos en este cuerpo.
Después, se nos dice que Jesús estaba «vestido
de una ropa teñida14 en sangre» (vers.o 13a). Puede
que ésta sea la sangre de los mártires, los mártires
que Jesús estaba vengando (6.10; 16.6; 17.6; 18.24;
19.2). Puede que sea la propia sangre de Él, por
medio de la cual se gana la victoria (1.5; 5.9; 7.14;
12.11). 15 Las imágenes, no obstante, parecen
haberse tomado de Isaías 63, donde se presenta a
Dios volviendo de la batalla, después de haberse
vengado de los enemigos de Israel. El profeta le
preguntó al Señor: «¿Por qué es rojo tu vestido, y
tus ropas como del que ha pisado en lagar?» (Isaías
63.2). La respuesta que recibió fue la siguiente:
He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos
nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los
hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos,
y manché todas mis ropas (vers.o 3; énfasis
nuestro).
Lo anterior puede ser indicio de que la sangre
que había en la ropa de Jesús, era la de Sus enemigos.
Apocalipsis 19 no hace mención de la acción de
pisar el lagar sino dos versículos más adelante; sin
embargo, por todo lado se usa el presente (acción
continua), pues dice que «juzga [continuamente
juzga] y pelea [continuamente pelea]» (vers.o 11), y
«pisa [continuamente pisa] el lagar del vino del
furor y de la ira del Dios Todopoderoso» (vers.o
15d).16 No era un simple recluta el que montaba el
caballo blanco, sino un veterano curtido de la
guerra; Su ropa manchada de sangre era testimo-
nio de conflictos y victorias del pasado.
Después, leemos que «su nombre es: EL VERBO
DE DIOS» (vers.o 13b). La palabra «verbo» es
traducción de la palabra griega logos. Jesús es la
personificación del Verbo [o la Palabra] de Dios; es
la perfecta y completa revelación de quién y qué es
Dios (Juan 14.9). «El Verbo» es uno de los nombres

9
Esta misma expresión se encuentra en 2.18. Vea las notas sobre 1.14 en la lección «Uno semejante al Hijo del Hombre»,
y las notas sobre 2.18, en la lección «La iglesia de la que Jezabel era miembro». 10 He visto en los museos múltiples coronas
encajadas una dentro de la otra, de modo que parecen una sola. Con el fin de destacar que Cristo tiene muchas coronas, le
pedí al artista Brian Watts que dibujara múltiples coronas alrededor de la cabeza de Jesús. 11 La expresión «en él» fue añadida
por los traductores; no se nos dice en qué parte de su cuerpo estaba escrito este nombre. 12 Algunos comentaristas
desperdician páginas enteras especulando sobre qué nombre sería este, cuando el texto dice claramente que «ninguno
conocía» el nombre, excepto Jesús. 13 J.W. Roberts, The Revelation to John (The Apocalypse) (La revelación dada a Juan [El
Apocalipsis]), The Living Word Commentary Series (Austin, Tex.: Sweet Publishing Co., 1974), 164. 14 En algunas traducciones
se lee: «rociada». Sobre esta palabra, los manuscritos no ofrecen indicio concluyente alguno. 15 El determinar de quién es la
sangre de la cual se habla aquí no tiene nada que ver con el mensaje fundamental del pasaje, así que no tengo objeción en
contra de creer que se trata de la sangre de Jesús; sin embargo, el identificarla como la sangre de los enemigos de Jesús encaja
mejor en el contexto y en el ambiente histórico veterotestamentario. 16 Es normal que en la literatura apocalíptica se anticipen
algunos detalles que no se vuelven a mencionar sino hasta después.

3
 ángeles se les presenta como
«las huestes» (los ejércitos; vea
Josué 5.14–15; 1o Reyes 22.19;
1o Crónicas 12.22; Daniel 7.10;
Mateo 26.53) celestiales de
Dios. A Jesús invariablemente
se le presenta viniendo con Sus
santos ángeles (Mateo 25.31;
Marcos 8.38; Lucas 9.26; 2a
Tesalonicenses 1.7).
Albertus Pieters dijo: «Es
un concepto extraño a las Es-
crituras el hablar de que los
cristianos irían nuevamente a
pelear contra el mal, después
de haber alcanzado el reposo
celestial». 19 Burton Coffman
manifestó su desacuerdo
con tal idea insertando la
siguiente nota de humor en su
comentario: «El Señor jamás
presentó imagen alguna de
sus ovejas en las que a éstas
Jesús, el Fiel y Verdadero, monta el caballo blanco (19.11) se les mire organizándose
en campaña de destrucción
dirigida ¡contra los lobos!».20
que más frecuentemente se le dan a Jesús en los No obstante lo anterior, el que estuviera
escritos de Juan; de hecho, el apóstol fue el único formado tal ejército de santos o de ángeles, es algo
autor neotestamentario que usó tal término para que carece de importancia. Eche una mirada a todo
referirse a Él (Juan 1.1, 14; 1era Juan 1.1).17 el texto, y verá que por ningún lado se presenta a
El versículo 14 amplía la escena diciéndonos los ejércitos haciendo algo que no sea seguir a
que Jesús lideraba un ejército: «Y los ejércitos Jesús. Leon Morris dijo: «Es con la Palabra y no con
celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y ejércitos que [Jesús] hiere a las naciones […] Los
limpio, le seguían en caballos blancos». Muchos ejércitos no desempeñan papel alguno, excepto el
suponen que este ejército estaba compuesto por la de servir de telón de fondo a la Palabra. Son un
esposa de Cristo (la iglesia, los cristianos) porque, séquito apropiado, pero Él no depende de ellos».21
unos pocos versículos atrás, a ésta se le había El versículo 15 da a entender claramente que es
concedido que se vistiera de «lino fino, limpio y Jesús el que subyuga a Sus enemigos: «De su boca
resplandeciente» (vers.o 8). Es cierto que esta ropa sale una espada aguda, para herir con ella a las
es básicamente la misma, pero es probable que naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa
fuera la vestimenta de uso normal en el salón del el lagar del vino del furor y de la ira del Dios
trono (vea 4.4).18 Es más probable que «los ejércitos Todopoderoso». En el texto original, se les da
celestiales, vestidos de lino finísimo» fueran énfasis a los dos últimos pronombres.22 El texto
ángeles de Dios. Por todas las Escrituras, a los afirma que «Él las regirá [a las naciones] con vara

17
Este es otro indicio de que el apóstol Juan es el mismo Juan que escribió el libro de Apocalipsis. 18 Tiene sentido que
a los «santos ángeles» (Marcos 8.38) se les presente usando vestidos limpios y resplandecientes. Los dos ángeles que estaban
junto a la sepultura de Jesús tenían «vestiduras resplandecientes» (Lucas 24.4). 19 Albertus Pieters, Studies in the Revelation
of St. John (Estudios del Apocalipsis de San Juan), (Grand Rapids, Mich.: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1954), 204. 20 Burton
Coffman, Commentary on Revelation (Comentario de Apocalipsis), (Austin, Tex.: Firm Foundation Publishing House, 1979),
451. 21 Leon Morris, Revelation (Apocalipsis), rev. ed., The Tyndale New Testament Commentaries (Grand Rapids, Mich.: Wm.
B. Eerdmans Publishing Co., 1987), 225. (Énfasis suyo.) 22 Al igual que en español, la estructura gramatical de los verbos
griegos permite que éstos lleven implícitos el pronombre (masculino, femenino o neutro). El verbo griego que se traduce
por «pisa» (patei) significa literalmente «él pisa». De modo que cuando el pronombre griego se añade antepuesto al verbo,
se le está dando con ello énfasis al pronombre. En este caso, en el griego aparece el pronombre autos (una forma de «él»)
antepuesto a patei; así, la frase significa «Él pisa».

4
de hierro», y que «Él pisa el lagar del vino del furor
y de la ira del Dios Todopoderoso».
El simbolismo del versículo 15 ha sido usado
anteriormente en el libro de Apocalipsis. 23 El
Espíritu Santo usó un cúmulo de imágenes para
recalcar que Jesús viene a juzgar, a castigar y a
destruir a los malos. George Ladd escribió:
Algunos comentaristas afirman que esta
representación de Cristo contradice el concepto
del Cristo clemente y misericordioso que se
encuentra en el resto del Nuevo Testamento.
Sencillamente no es así; por todo el Nuevo
Testamento, el componente de la victoria por
medio del juicio es un aspecto innegable de la
obra total de Cristo. (Vea Mt. 13.41–42; 25.41;
Ro. 2.5; 2a Ts. 1.7; 2.8.)24
El versículo 16 es el punto culminante de la
escena: «Y en su vestidura y en su muslo tiene
escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE
SEÑORES». Esta expresión, o una parecida a ella,
es usada por toda la Biblia para referirse a Dios.
Moisés, por ejemplo, dijo a los Israelitas: «Jehová
vuestro Dios es Dios de dioses, y Señor de señores»
(Deuteronomio 10.17). Nabucodonosor reconoció
que el Dios de Daniel era «Dios de dioses, y Señor
de los reyes» (Daniel 2.47). Pablo se refirió a Dios
como «Rey de reyes, y Señor de señores» (1era Ti-
moteo 6.15). En Apocalipsis, este título divino se
usa para referirse a Jesús.25 Anteriormente, en el
capítulo 17, leímos: «Pelearán [la bestia y sus
aliados] contra el Cordero, y el Cordero los vencerá,
porque él es Señor de señores y Rey de reyes»
(17.14). Ahora, en esta visión, este sagrado título
estaba escrito «en su vestidura y en su muslo»:
Jesús es «REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES».
El nombre estaba en un lugar conspicuo, donde
podía ser visto con claridad, y podía ser reconocido
por todo el mundo.26 Les rebatía a los hombres lo
que ellos alegaban, diciéndoles: Al emperador
podían haberle llamado «rey de reyes y señor de
señores», pero no lo era. El nombre también
imponía la supremacía de Jesús: Él era el único Rey
de reyes y Señor de señores. Hay muchos dioses y
señores (1era Corintios 8.5), pero sólo Uno es Señor
de todos (Efesios 4.5). ¡Hay muchos soberanos,
pero sólo Uno es Rey de todos!
SU VICTORIA ES SEGURA (19.17–18)27
En el versículo 17, el enfoque se traslada
momentáneamente de Jesús a «un ángel28 que
estaba en pie en el sol» (vers. o 17a), donde
podía ser visto.29 El mensajero «clamó a gran
voz» para que «todas las aves que vuelan en medio
del cielo» pudieran oír (vers.o 17b). La expresión
«las aves que vuelan en medio del cielo» se refiere
a aves grandes, de alas fuertes, muchas de las
cuales son carnívoras. Son aves que vuelan en
círculos, a cierta altura sobre la tierra, mientras
escudriñan la superficie de ésta, en búsqueda de
alimento.
El ángel tenía buenas noticias para las aves
carnívoras: Estaba disponible una abundante fuente
de comida fresca. Él clamó:
Venid, y congregaos a la gran cena de Dios,
para que comáis carne30 de reyes y de capitanes,
y carnes de fuertes, carnes de caballos31 y de sus
jinetes, y carnes de todos,32 libres y esclavos,
pequeños y grandes (vers.os 17c, 18).

23
En relación con la espada que sale de Su boca, vea las notas sobre 1.16 en la lección «Uno semejante al Hijo del
Hombre», y las notas sobre 2.12 en la lección «La iglesia que estaba en la ciudad del pecado». En relación con la vara de hierro,
vea los comentarios sobre 2.26, 27 en la lección «La iglesia de la que Jezabel era miembro», y sobre 12.5 en la lección «Conozca
a su enemigo». En relación con el lagar, vea los comentarios sobre 14.19–20 en la lección «¡La siega ha llegado!». 24 George
Eldon Ladd, A Commentary on the Revelation of John (Un comentario del Apocalipsis de Juan) (Grand Rapids, Mich.: Wm. B.
Eerdmans Publishing Co., 1972), 252. 25 El hecho de que esta terminología, que por lo general se aplica a Dios, se aplique en
este versículo a Jesús, es otra prueba de que Jesús mismo es divino. 26 En un jinete que va a caballo, el muslo es una parte
altamente visible; sin embargo, la ubicación exacta del nombre es incierta. Algunos piensan que el nombre estaba en la parte
de la vestidura que cubría el muslo. Otros señalan que el griego dice: «en sus vestiduras y en su muslo». (Así, en la ilustración
de Brian Watts, usted verá marcas tanto en la ropa que cubre el muslo como en la cola del vestido.) Todavía hay otros que
colocan el nombre en alguna parte de Su ropa, o en armas que se encuentren en el área general del muslo: en la anchura de
Su cinturón (cinto), en el puño de Su espada o en otra parte. El énfasis no es en un lugar específico, sino en el hecho de que
Su nombre era prominente y fácilmente visible. 27 El segundo y tercer puntos principales de esta lección se tomaron de
Michael Wilcock, I Saw Heaven Opened: The Message of Revelation (Vi el cielo abierto: El mensaje de Apocalipsis), The Bible Speaks
Today Series (Downers Grove, Ill.: Intervarsity Press, 1975), 184–85. 28 En el griego se lee literalmente: «un ángel». 29 El
simbolismo del sol puede también indicar gloria y/o la importancia del mensaje del ángel (Apocalipsis 1.12; 10.1; 2.1), o el
hecho de que él provenía de la fuente de la luz (iluminación). (Vea 1era Timoteo 6.16; 1era Pedro 2.9; 1 era Juan 1.5. También vea
los comentarios sobre Apocalipsis 7.2 en la lección «La calma en el centro de la tormenta».) 30 El artículo definido («la») que
en algunas versiones se ha antepuesto a la palabra griega que se traduce por «carne», no aparece en el texto original de todo
este versículo. Además, la palabra «carne» se encuentra en plural (N. del T.: Tal como se lee en la RV). Esta palabra se podría
traducir por «cuerpos», o por «cadáveres». 31 La inclusión de «carnes de caballos» está fuera de lugar, pero es probable que
no tuviese más propósito que el de completar el cuadro. 32 El significado de la expresión «todos» debe ser definido por medio
del contexto: Es obvio que se refiere a «todos» los que se alineaban con la bestia. Los cristianos estaban exentos.

5
 La escena que se anticipa es macabra: un campo
de batalla cubierto de sangre, sobre el cual se
apilan alto cuerpos mutilados y destrozados, y en
el que las aves arrancan a pedazos la carne de los
muertos. Nos recuerda las palabras de Jesús cuando
dijo: «Porque dondequiera que estuviere el cuerpo
muerto, allí se juntarán las águilas» (Mateo 24.28).
También nos recuerda el oráculo de Ezequiel con-
tra «Gog en tierra de Magog» (Ezequiel 38.2). Al
profeta se le ordenó:
[…] Dí a las aves de toda especie, y a toda fiera
del campo: Juntaos, y venid; reuníos de todas
partes a mi víctima que sacrifico […] y comeréis
carne y beberéis sangre. Comeréis carne de
fuertes, y beberéis sangre de príncipes de la
tierra […] Y os saciaréis sobre mi mesa, de
caballos y de jinetes fuertes y de todos los
hombres de guerra, dice Jehová el Señor
(Ezequiel 39.17–20).
Al grotesco banquete de Apocalipsis 19.17–18
se le llama «la gran cena de Dios» porque fue dado
por Él. Esta «cena» tenía un variado menú: Había
reyes y otros hombres fuertes, capitanes33 y sus
soldados, y el resto de los que se rebelaron contra
Dios: «libres y esclavos, pequeños y grandes». Ni
el poder de los reyes, ni la influencia de los fuertes,
ni los soldados de los capitanes fueron suficientes
para librarse del castigo. Todos estaban indefensos
delante del Señor.
Pensándolo bien, el anticipado banquete tal
vez no era tan variado como parecía al comienzo.
Recuerdo un restaurante de comidas rápidas de
Fort Worth, Texas, donde ofrecían un extenso menú;
pero (hasta donde pude distinguir) los mismos
cuatro o cinco ingredientes se usaban en todos los
platillos. Del mismo modo, los derrotados de 19.17–
18 pudieron haber sido reyes, capitanes, hombres
fuertes y grandes; pero las aves de carroña no
distinguían riqueza, ni poder, ni prestigio. Fuese
capitán o cabo, fuese el comandante que montaba
un gran corcel o su sirviente que corría al lado de
éste, era carne humana y toda tenía el mismo
sabor para las aves que se daban el banquete.34 De
este modo serán humillados los soberbios y los
autosuficientes (Proverbios 16.18).35
Aparentemente, el texto tiene como propósito
presentar un contraste entre «la cena de las bodas
del Cordero» (vers.o 9) y «la gran cena de Dios».
El capítulo 19 presenta dos escenas de marcado
contraste entre ellas, que están pintadas, por
decirlo así, en un solo lienzo. Son dos cenas:
[…] La primera está rodeada de luz celestial
[…] la segunda está inmersa en la oscuridad de
las sombras. Los invitados a la primera son […]
una gran multitud vestida de ropas blancas; los
invitados a la segunda son bestias y aves de
carroña. Hay música en la primera, entonada
por un coro celestial, que canta cánticos de
aleluya […] en la segunda no hay música, no
hay cánticos, sólo [se oye el sonido de] huesos
que crujen.36
Puede que alguien objete: «¡Es una escena
repulsiva!». Lo es; pero no tan repulsiva como el
infierno mismo. El Espíritu Santo presenta un
cuadro temible, pero recuerde que «el temor de
Jehová es el principio de la sabiduría» (Proverbios
9.10). Usted tiene dos caminos: Seguir a Jesús, y ser
invitado a la cena de las bodas del Cordero; u
oponerse al Señor, y convertirse en plato fuerte de
la gran cena de Dios.
Preste especial atención al hecho de que jamás
se puso en duda el resultado de la «batalla» que
estaba a punto de librarse. Las aves fueron invitadas
a cenar los cadáveres del enemigo, cuando todavía
no se había entablado combate contra éste. La
victoria de Jesús es segura.
SUS ENEMIGOS ESTÁN CONDENADOS
(19.19–21)
Por fin, llegamos al propósito primordial del
texto que estamos estudiando: La representación
de la caída de dos de los enemigos del Señor. Juan
escribió: «Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y
a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el
que montaba el caballo, y contra su ejército» (vers.o
19). «La bestia» es la enorme bestia del mar que se
presentó en 13.1–2. (Vea también 13.4, 7–8.) Tanto
la bestia como su colaboradora (la bestia de la
tierra, también conocida como «el falso profeta»37
[16.13]) iban a ser destruidas (19.20); pero sólo la
bestia se menciona en el versículo 19, porque ella

33
La palabra griega que se traduce por «capitán» («capitanes» en el texto) era el título que se le daba al cabecilla militar
que estaba al mando de mil hombres. 34 Esta frase y la anterior fueron adaptadas de James D. Strauss, The Seer, the Saviour,
and the Saved (El vidente, el Salvador y los salvos), rev. ed., Bible Study Textbook Series (Joplin, Mo.: College Press, 1979), 260.
35
Otro aspecto humillante de esta escena es que los cuerpos yacen sin ser sepultados en el campo de batalla. Vea los
comentarios sobre la muerte de los dos testigos en la lección «¿Está usted dispuesto a morir?». 36 Albert H. Baldinger,
Preaching From Revelation: Timely Messages for Troubled Hearts (Prédicas de Apocalipsis: Mensajes oportunos para corazones
atribulados), (Grand Rapids, Mich.: Zondervan Publishing House, 1960), 105. 37 Vea las notas sobre 13.11–17 en la lección «El
gran impostor».

6
 siguiente capítulo (20.8).38 Para recalcar que esta
es la misma guerra que se menciona en 16.13–21,
le pedí a Brian Watts que usara la misma escena
de batalla básica, y que después añadiera
detalles especiales que aporta este capítulo: el
Jinete que monta el caballo blanco, las dos bestias
que actúan como líderes y las aves que aguardan
su banquete.
Una vez más, observe que, «aunque la escena
está preparada para un enfrentamiento […] no
llega a haber batalla».39 Donald Guthrie señaló: «No
hay descripción de batalla alguna […] El Rey
guerrero logra la victoria, no por medio del
poder militar, sino por medio de la espada que
sale de Su boca. Su devastador mandamiento es
suficiente».40 Burton Coffman escribió:

Ninguna «batalla» de ninguna clase tiene lugar

aquí. La supuesta Batalla de Armagedón, tal
como usualmente se le concibe, no es más que
imaginación del hombre. Cristo no necesita
ejércitos, sean de ángeles, o de alguna clase de
seres. Su Palabra que lanzó los astros por el
espacio ejecutará Su voluntad cuando la hora
llegue.41

Al igual que la mayoría de los matones, la

El segundo relato de «la batalla» (19.19-21)
era la líder. La función del falso profeta había sido
reclutarle seguidores a la bestia (13.12).
El texto griego dice literalmente que la bestia y
sus ejércitos se reunieron «para hacer la guerra
contra [Aquel] que montaba el caballo». (Énfasis
nuestro.) Tal como se indicó en una lección
anterior, esta es la guerra que popularmente se
conoce como «la batalla de Armagedón», el
mismo conflicto que se mencionará en el
bestia parecía fuerte al intimidar a los que eran
físicamente más débiles que ella (13.7, 15), pero se
desmoronó cuando se vio enfrentada a una
fuerza superior. Sus blasfemas y arrogantes
manifestaciones (13.5–6) resultaron vanas ante la
autoridad del Cordero.
Y la bestia fue apresada, y con ella el falso
profeta que había hecho delante de ella las
señales con las cuales había engañado a los que
recibieron la marca de la bestia, y habían
adorado su imagen.42 Estos dos fueron lanzados
vivos43 dentro de un lago de fuego que arde con
azufre (vers.o 20).
En ese lago de fuego, «serán atormentados día y
noche por los siglos de los siglos» (20.10).
Esta es la primera mención que se hace de «el
lago […] que arde con azufre», pero no será la

38
Vea la lección «La batalla que jamás se peleó, y que jamás se peleará». Como prueba adicional de que las batallas de
los capítulos 19 y 20 son la misma, note que el prototipo de «la gran cena de Dios» de 19.17–18, se encuentra en Ezequiel 38
y 39 —los mismos capítulos que aportan los nombres «Gog y Magog» a 20.8. 39 Beasley-Murray, 278. (Énfasis nuestro.) 40
Donald Guthrie, The Relevance of John’s Apocalypse (La pertinencia del Apocalipsis de Juan) (Grand Rapids, Mich.: Wm. B.
Eerdmans Publishing Co., 1987), 102. 41 Coffman, 451. 42 Compare esta descripción del falso profeta con la que se hace de la
bestia de la tierra en 13.11–17. 43 Los que enseñan que las dos bestias son dos hombres en particular usan la frase «lanzados
vivos» para tratar de probar que el texto debe estarse refiriendo a dos personas en particular. En el contexto del lenguaje
apocalíptico simbólico, sin embargo, la frase sencillamente significa que hasta el momento de su destrucción, las dos bestias
no habían dejado de oponerse activamente al Señor.

7

La bestia y el falso profeta son
arrojados al lago de fuego (19.20)
última (20.10, 14–15; 21.8).44 Apocalipsis no usa la
palabra «infierno» (del griego: gehenna),45 pero es
obvio que esta morada final de los impíos era la
que el Espíritu Santo tenía presente. El «fuego
eterno» ha «sido preparado para el diablo y sus
ángeles» (Mateo 25.41), y todos los que se empeñan
en seguir a Satanás, terminarán allí.
En la época en que se escribió el libro, el
simbolismo que se usa en este versículo anunciaba
la caída final del Imperio Romano, de sus
agentes y de sus aliados. Todo mundo estará de
acuerdo, sin embargo, con que las imágenes
también representan «el destino que espera a todos
los poderes que se levanten para pelear contra
Dios y contra Su reino».46 Llegará el día cuando
«los malos serán trasladados al Seol, todas las
gentes que se olvidan de Dios» (Salmos 9.17).
El aspecto más asombroso del pasaje es la
rapidez con que los dos enemigos fueron des-
pachados. Lo anterior se refleja en la brevedad
del relato: «Un solo versículo fue suficiente
para narrar cómo la bestia y el falso profeta
[…] fueron capturados y arrojados vivos en el
fuego sulfuroso». 47 Ya vimos la caída de
Babilonia la grande (capítulos 17 y 18). Cuando
la cabeza (la ciudad de Roma) es destruida, el
cuerpo (el Imperio Romano) no puede
sobrevivir por mucho tiempo. La aparente
facilidad de la victoria es un recordatorio de
que, en comparación con el Señor, hasta el más
formidable oponente está tan indefenso como
un bebé. Ya las dos bestias habían tenido su
«día cuando pudieron hacer lo que les dio la
gana»; ahora vemos que son puestas en el
lugar al que pertenecen.48
En el último versículo del texto que estamos
estudiando se cumplen dos propósitos: Se nos
indica la suerte que corrieron los que fueron
engañados por la bestia y el falso profeta, y se
cumple la promesa que el ángel hizo a las aves:
«Y los demás fueron muertos con la espada
que salía de la boca del que montaba el caballo,
y todas las aves se saciaron de las carnes de
ellos» (vers.o 21).49 Es como Warren Wiersbe lo dijo,
los enemigos del Señor podrán «ver en el
Armagedón una batalla, pero para Dios sólo será
una “cena” para las aves que vuelan por el aire».50
Así, se subraya «cuán carente de sentido y cuán
inútil es el rebelarse contra Dios».51
CONCLUSIÓN
Usted ha estado estudiando Apocalipsis por el
tiempo suficiente para entender que las imágenes
de 19.11–21 no son literales: No hay establos en el
cielo para los caballos blancos que montan los
ejércitos del Señor, y Dios no tiene una bandada de
aves hambrientas que estén prestas a devorar a los
malos. El pasaje simboliza la victoria de Jesús
sobre Sus enemigos. No obstante, el hecho de que

44
Ya tuvimos referencias al fuego o al quemarse en incendio (17.16; 18.8–9, 18) y al azufre (9.17), pero no al «lago de
fuego que arde con azufre». Vea un comentario sobre «el lago de fuego» en las notas sobre 20.10, en la lección «El fin del
mal». Vea también el artículo sobre «Gehenna» en la lección «He aquí, yo hago nuevas todas las cosas». 45 La KJV usa la
palabra «infierno» cuatro veces en Apocalipsis, para traducir la palabra griega Hades; pero, como comentamos anteriormente,
Hades se refiere al mundo invisible de los muertos, no al lugar de eterna condenación (infierno; del griego: Gehenna). 46 Homer
Hailey, Revelation: An Introduction and Commentary (Apocalipsis: Una introducción y comentario) (Grand Rapids, Mich.: Baker
Book House, 1979), 388. (Énfasis nuestro.) 47 Martin H. Franzmann, The Revelation to John (La revelación dada a Juan) (St. Louis,
Mo.: Concordia Publishing House, 1976), 128. 48 Adaptado de Morris, 225–26. 49 Alguien podría preguntar: «¿Por qué no
fueron arrojados éstos al lago de fuego también?». Lo van a ser (20.15), pero no hasta el momento cumbre cuando el diablo
sea arrojado en el lago (20.10). 50 Warren W. Wiersbe, The Bible Exposition Commentary (Comentario expositivo de la Biblia), vol.
2 (Wheaton, Ill.: Victor Books, 1989), 610. 51 Beasley-Murray, 283.

8
el pasaje no se debe tomar literalmente no esposo. ¿Se nos presenta como lo esperábamos
significa que no se debe tomar en serio. Debemos en el texto que sigue? ¿Cómo se nos presenta?
elegir entre seguir a la bestia, o seguir al Rey de 2. Lea 19.11–21 detenidamente. ¿Qué impresión
reyes y Señor de señores —y esta es una cuestión general le causan estos versículos?
muchísimo más seria. 3. Repase el orden en que los cuatro enemigos del
Una famosa pintura de Goetze, titulada Señor son presentados en Apocalipsis —y el
«Despreciado y rechazado por los hombres», orden en que salen de la visión.
presenta a un Jesús coronado de espinas en medio 4. El propósito de 19.11–21 es representar la caída
de una autopista llena de movimiento: de las dos bestias, pero ¿en qué (o en quién) se
hace énfasis?
Está rodeado de gente de toda descripción y
ubicación en la vida: El trabajador con su herr- 5. Comente los cuatro nombres o títulos dados a
amienta, el jinete con su fusta, la madre con su Jesús tal como se encuentran en los versículos
hijo, el vendedor de periódicos voceando la 11, 12, 13 y 16. Preste especial atención a la
última noticia. Pero mire de nuevo la pintura y frase «Rey de reyes y Señor de señores». ¿Cómo
verá que todos los ojos están viendo lejos de
Cristo. Ninguno está poniéndole atención. Esta contribuye cada nombre o título a nuestra
es una auténtica representación del camino del apreciación de Jesús?
mundo.52 6. Comente los demás detalles de la descripción
A Jesús se le podrá estar rechazando ahora que se hace de Jesús. ¿Con cuáles de estos
(Juan 12.48), pero no será así por toda la eternidad. detalles nos hemos encontrado anteriormente
¡Algún día Él vendrá, resplandeciente como Rey en el libro? ¿Cuál de ellos es nuevo?
de reyes y Señor de señores! A los que le 7. ¿Cree usted que los soldados del ejército del
rechacen hoy, Él rechazará entonces. A los que le versículo 14 eran santos, o ángeles? ¿Hay
reciban hoy, Él recibirá entonces. ¡Nada podría ser alguna diferencia?
más serio!53 8. La bestia y sus fuerzas se reunieron para
combatir contra el Señor y Su ejército, pero
¿describe el texto una «batalla» en el sentido
PREGUNTAS PARA REPASO Y ANÁLISIS que normalmente usamos el término?
1. El texto de la lección anterior nos hizo pensar 9. ¿Por qué es importante someterse a Jesús con-
que Cristo iba a aparecer vestido como un siderándolo «Rey de reyes y Señor de señores»?
52
William Hendriksen, Lectures on the Last Things (Conferencias sobre las últimas cosas) (Grand Rapids, Mich.: Baker Book
House, 1951), 63. (Énfasis suyo.) 53 Si usa esta lección como sermón, inste a los oyentes a responder confiando y obedeciendo
al Señor (Marcos 16.15–16; Hechos 2.37–38). 54 Adaptado de Merrill C. Tenney, Proclaiming the New Testament: The Book of
Revelation (Proclamación del Nuevo Testamento: El libro de Apocalipsis) (Grand Rapids, Mich.: Baker Book House, 1963), 96–98.

LA CIUDAD DE ROMA Campamento

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