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I. INTRODUCCION
Colón, Cristóbal (1451 – 1506), navegante italo-español que atravesó el Océano Atlántico en busca de
una ruta a Asia pero en su lugar recaló en las Américas, alcanzando la fama.
En Octubre de 1492 dos mundos desconocidos entre sí se reunieron por primera vez en una pequeña
isla del Caribe. Mientras buscaba una vía directa de Europa a Asia para beneficio de España, Cristóbal
Colón descubrió involuntariamente Las Américas. Sin embargo, en cuatro viajes distintos al Caribe
desde 1492 hasta 1504 Colón permaneció convencido de haber encontrado las tierras a que Marco Polo
arribara en sus viajes por tierra a China a finales del siglo XIII. Para Colón era sólo cuestión de tiempo
antes de que se encontrara el paso a través de las islas del Caribe a las legendarias ciudades de Asia.
Colón no fue el primer europeo que llegara a las Américas -vikingos de Escandinavia se habían
asentado brevemente en la costa de Norte América, en lo que hoy es Newfoundland, Canadá, a finales
del siglo X o principios del XI. No obstante, las exploraciones de Colón tuvieron un impacto profundo
en el mundo, pues condujeron a la apertura del hemisferio oeste, a la colonización europea; al
intercambio a gran escala de plantas, animales, culturas e ideas entre ambos mundos; y, en un plano
más siniestro, a la muerte de millones de indígenas americanos como consecuencia de la guerra, la
esclavitud y las enfermedades.
V BUSQUEDA DE PATROCINIO
A Portugal
Colón decidió buscar patrocinio para su plan en Portugal. Con pocas interrupciones, la corona
portuguesa había alentado y apoyado la exploración por más de un siglo, y casi todos los
descubrimientos en el Atlántico eran portugueses. Además, era sabido que el monarca imperante, el
Rey Juan II, estaba personalmente comprometido a navegar alrededor de África y descubrir una ruta
directa al Océano Índico en Asia.
Era lógico que Colón se acercara al monarca debido a su fuerte apoyo a las exploraciones geográficas,
Además de ello, Colón había residido en Portugal por siete años y se había casado con una mujer de la
nobleza portuguesa. De acuerdo a la tradición, en 1484 el rey escuchó la propuesta de Colón de
navegar hacia el este yendo por el oeste, y la comunicó sucintamente al Consejo de Asuntos
Geográficos. Pero luego de una audiencia pública el Consejo denegó su petición sobre la base de que
era muy costosa, que Colón estaba equivocado en sus cálculos y que dicho plan contradecía el
propósito de Portugal de encontrar una ruta hacia el este a Asia viajando alrededor de África.
B España
Luego de su decepción en Portugal Colón se trasladó a España con su hijo en 1485 con la intención de
presentar su plan ante los monarcas españoles, el rey Ferdinando V y la reina Isabela I. España estaba
muy atrasada en la exploración del Atlántico en comparación con Portugal. Ambos países habían
iniciado las hostilidades desde que España había comenzado a discutir algunas de las reclamaciones de
Portugal en África y sobre grupos de islas del Atlántico como las Canarias y las Azores. En 1479
España obtuvo el dominio de las Islas Canarias, aunque Portugal no abandonó su reclamación. Existía
una frágil paz porque ninguna de las dos potencias quería ir a la guerra por ese asunto. De acuerdo a la
tradición, una de las razones por las cuales el rey portugés rechazó el plan de Colón fue por su
preocupación de que la situación con España se agravara.
Una de las primeras paradas de Colón en España fue el monasterio de La Rábida en el pueblo sureño de
Palos de la Frontera, cerca de la frontera con Portugal. En el monasterio Colón encontró no sólo
alojamiento para su hijo Diego, sino también el apoyo de los frailes, y algunos de ellos se convirtieron
en grandes creyentes de su visión. Uno de ellos, Fray Antonio Marchena pasó muchas horas
conversando de Geografía con Colón. También ayudó a formar el plan de Colón orientándolo hacia
las escrituras de los antiguos y de autoridades de la iglesia reconocidos por apoyar la idea de cruzar el
océano por el oeste. A través de Marchena, Colón fue presentado a nobles poderosos, incluyendo a
Fray Juan Pérez, uno de los guardianes del monasterio -y el confesor de la reina Isabela. Pérez
presentó a Colón en la corte de los monarcas españoles.
Colón se mudó a Sevilla en 1485, y entre Mayo de 1486 y Septiembre de 1487 vivió a expensas de la
reina. Aunque interesados en sus ideas, los reyes se encontraban en medio de una guerra prolongada
por la conquista de la provincia de Granada, al sur de España que estaba ocupada por los moros, un
grupo musulmán, desde el año 711. Esto no le permitió a los monarcas analizar el plan de Colón.
Finalmente Colón presentó su proyecto ante un comité de expertos que plantearon numerosas
objeciones, hicieron muchas preguntas y al final rechazaron el plan, planteando entre otras razones que
el océano era, simplemente, muy grande para cruzarlo.
Mientras esperaba a que terminara la guerra de Granada Colón estableció relaciones con una joven
campesina de nombre Beatriz Enríquez de Arana. Durante este período de desesperación el refugio de
Colón fue su amor por Beatriz. Aunque nunca contrajeron matrimonio tuvieron un hijo en 1488, al que
llamaron Ferdinando y que más tarde acompañó a su padre en su último viaje a las Américas.
En las últimas semanas de 1491 Colón hizo su última apelación a los monarcas españoles en el
campamento real mientras éstos se preparaban para la batalla final contra los moros en Granada. Pero
su plan fue rechazado nuevamente. Colón había triunfado sobre muchos de los eruditos y consejeros
científicos, pero esta vez la razón de la negativa se debió pricipalmente a su excesiva demanda de
recompensas. El pago solicitado (un décimo de todas las riquezas de las Indias), y su petición de los
títulos de Almirante, que le daría el derecho de juzgar en disputas comerciales; virrey, que lo
convertiría en el representante personal de los monarcas; y gobernador, que le permitiría actuar como
autoridad militar y civil suprema en cualesquiera de las nuevas tierras que descubriera, causaron el
rechazo rotundo del proyecto por los reyes. De acuerdo con la tradición, mientras Colón se marchaba
montado en su mula, el tesorero del rey Ferdinando, Luis de Santángel, intercedió por él.
Argumentando que la inversión sería pequeña en comparación con la potencial recompensa, Santángel
convenció al rey y a la reina de revocar su decisión, y se envió un oficial de la corte a caballo para
traer de vuelta a Colón. Luego de negociar el contrato por varias semanas más, en Abril de 1492 Colón
partió hacia Palos de la Frontera y hacia su encuentro con la historia.
B Navegación
La navegación del siglo XV distaba de ser una ciencia exacta, aunque existían varias herramientas y
accesorios para facilitarla. Los más importantes eran las brújulas, astrolabios, relojes de arena, mapas y
cartas de navegación. Aunque la navegación celestial o de altura (encontrar el rumbo consultando la
posición de las estrellas y otros cuerpos celestes) era el método más favorecido cuando se navegaba
bajo cielos familiares, la técnica denominada a la estima era más confiable en los viajes por mares
desconocidos.
Utilizando un astrolabio, un disco de metal grabado con un mapa de los principales cuerpos celestiales,
un marino podía conocer su ubicación de forma simple, colocando las estrellas en el astrolabio para que
concordaran con las estrellas en el cielo. Pero esto sólo funcionaba cuando el cielo estaba despejado y
se conocía la posición de las estrellas. En días nublados o cuando las estrellas en el cielo eran
desconocidas, la navegación celestial y el astrolabio no eran efectivos.
Utilizando la navegación a la estima, la técnica más usada para viajar por aguas poco familares, la
posición del barco se determinaba a partir de su última ubicación conocida. Entonces, teniendo en
cuenta la dirección en que navegaba el barco, la rapidez con que se movía y el tiempo transcurrido el
piloto podía determinar su nueva posición. Los pilotos podían calcular la distancia que había viajado
en una hora o en un día arrojando al mar un objeto flotante frente al barco y midiendo el tiempo que se
demoraba en regresar al barco. Conociendo el largo del barco el piloto podía calcular cuán rápido se
movía y por tanto, cuán lejos había navegado.
Colón prefería esta técnica antes que la navegación de altura y nunca estuvo a gusto con el astrolabio y
otros aparatos para navegar utilizando los cuerpos celestes. Sobre todas las cosas era experto en
interpretar los signos de la naturaleza, como el comportamiento de las aves, el olor del aire, el color del
cielo, la condición de los mares, la presión que sentía en sus articulaciones, la apariencia de los
desechos flotantes y otros más. Los navegantes exitosos sobrevivían “leyendo” la naturaleza en esta
forma. Colón podía incluso predecir los huracanes con precisión.
C El viaje hacia el oeste
Al amanecer del 3 de Agosto de 1492 la pequeña flota de barcos partió de Palos de la Frontera hacia lo
desconocido. A la edad de 41 años, de pie en la proa de la Santa María, mirando la costa deslizarse
lentamente bajo el horizonte, Colón dejaba en tierra la lucha que durante un cuarto de su vida había
librado. Se encontraba ahora en su elemento, haciendo lo que había soñado durante los últimos diez
años.
Luego de un viaje a las Islas Canarias donde fue reparado el timón de la Pinta los viajeros abandonaron
el mundo conocido el 6 de Septiembre de 1492. Durante el viaje los barcos navegaron principalmente
hacia el oeste. La decisión de partir de las Islas Canarias resultó acertada, pues la corriente de las
Canarias aceleró la travesía. El 25 de septiembre creyeron haber avistado tierra , pero no eran más que
nubes bajas. A medida que el viaje se alargaba muchos de los tripulantes temían que los fuertes vientos
no les permitieran regresar a España. Colón tuvo dificultades con la tripulación en varias ocasiones, y
le fue difícil trabajar con los hermanos Pinzón, especialmente con Martín Alonso cuya experiencia
sobrepasaba la del propio Colón. Sin embargo, existe poca evidencia de que la tripulación estuviera a
punto de amotinarse. Además, la historia de que Colón trató de engañarlos manteniendo dos cuadernos
de bitácora, uno de los cuales mostraba la distancia que habían navegado como menos que lo que era
en realidad, es sólo una leyenda.
Dos horas pasada la medianoche en la madrugada del 12 de Octubre, un vigía de la Pinta llamado
Rodrigo de Triana (a veces llamado Juan Rodríguez Bermejo) gritó “Tierra! Tierra!” . La recompensa
para el primero que avistara tierra era una pensión de 10,000 maravedíes por año (un marino ganaba
hasta 12,000 maravedíes al año). Cruelmente, Colón se embolsó el dinero afirmando que la noche
anterior había visto varias luces.
D Primer contacto
El 12 de Octubre de 1492 Colón con un puñado de viajeros entusiasmados y cansados pisaron tierra
luego de 36 días de navegación. Colón levantó el estandarte real, reclamando la isla para España, y dos
de los capitanes portaban enseñas decoradas con cruces verdes y letras, en representación de
Ferdinando e Isabela. Los isleños curiosos aunque algo tensos, pronto salieron de sus escondites a
saludar a los visitantes.
La ubicación del punto donde recaló Colón es aún una interrogante. Llamada Guanahaní por los
Taínos, la isla fue renombrada por Colón como San Salvador, pero hoy en día nadie sabe a ciencia
cierta qué isla era. La mayoría cree que fue la isla Watling, (renombrada a San Salvador en 1926 para
rendir homenaje al descubrimiento de Colón) o Cayo Samana en las Bahamas. Diez o más islas de las
Bahamas se ajustan a la anotación que hiciera Colón en su diario, donde la describe simplemente como
una isla larga y llana, con árboles verdes y una gran cantidad de agua.
Los isleños eran amistosos y abiertos al comercio con los marinos. Intercambiaban cualquier cosa:
carreteles de algodón hilado, loros y lanzas, por las cuentas de cristal, gorras rojas y baratijas de los
marinos. Llamados Taínos por los españoles, los isleños pertenecían a una amplia familia de lenguas
denominada Arawak. Los Taínos no mostraban miedo ni conocimiento de las espadas españolas, y se
hirieron mientras examinaban las armas. Más interesante para los exploradores era el hecho de que los
isleños usaban pequeñas piezas de oro en perforaciones en la nariz. Además le dijeron a Colón que los
habitantes de otras islas usaban bandas de oro en los brazos y las piernas. También describieron una
miríada de islas, todas como la suya. Los españoles, creyendo que habían llegado a las Indias, pronto
llamaron a todos los isleños “Indios”.
Al tercer día, Colón acompañado de varios guías Taínos, partió de San Salvador para explorar otras
islas. A fines de Octubre llegaba a las costas de Cuba. Luego de navegar hacia el norte y después hacia
el sur a lo largo de la costa, Colón se convenció de que ésta era una de las tierras descritas por Marco
Polo. A pesar de que los pilotos locales le explicaron que era una isla, Colón estaba convencido de que
Cuba era un promontorio de China. Poco después de este incidente, Martín Alonso Pinzón se marchó
en la Pinta sin licencia. Aunque los historiadores discrepan en las razones que lo llevaron a actuar de
esta manera, muchos sospechan que Pinzón, contrariado por la ausencia de riquezas, fue en busca de
oro.
Cruzando el Paso de los Vientos al este de Cuba, Colón navegó hacia otra isla grande que llamó “La
Isla Española”. Durante un mes navegó a lo largo de la costa, con paradas ocasionales para
inspeccionar la tierra y los habitantes. En una de estas excursiones Colón conoció e hizo amistad con
un joven jefe Taíno llamado Guacanagarí. Luego de un breve encuentro a bordo del barco se organizó
una reunión en la residencia del jefe en una aldea cercana para el 25 de Diciembre, en Navidad. Pero
antes de que la reunión tuviera lugar la Santa María golpeó un arrecife cerca de la costa y encalló.
Durante los días que siguieron a este hecho la tripulación de los dos barcos restantes y Taínos enviados
en canoas por Guacanagarí recuperaron todo lo posible. Con la madera del barco construyeron un
fuerte donde almacenaron provisiones para un año. Treinta y nueve hombres permanecieron en el
fuerte, el primer asentamiento europeo en las Américas desde que los vikingos habían llegado a lo que
hoy es Newfoundland 500 años antes. Pero el asentamiento, bautizado como Villa de la Navidad, no
perduraría mucho más que los de los vikingos.
E Regreso a España
El 6 de Enero la Pinta vuelve a unirse con la expedición y poco después los dos navíos regresan a casa.
Saliendo del Caribe, Colón tuvo nuevamente la buena fortuna de dar con una corriente oceánica, como
le había sucedido en las Canarias. Entrando en la Corriente del Golfo sus barcos navegaron hacia el
norte lo suficiente para alcanzar los prevalecientes vientos del oeste. Pero el viaje de regreso no
transcurrió sin incidentes. Mientras los barcos se acercaban a España encontraron una terrible
tormenta. La Pinta se separó de la Niña y arribó al puerto de Bayona, en la costa noroeste de España,
días después que la Niña. Colón entró en Lisboa, donde fue apresado por agentes del Rey Juan II.
Aunque sospechaba de la historia de Colón, el rey lo acusó de violar la soberanía portuguesa en el
Atlántico, que había sido extendida a todas las tierras al sur y al este de las Islas Canarias por una serie
de decretos papales que comenzaban en los años 1450s. Temeroso de que el rey no lo liberara, Colón
envío un mensajero secreto a la corte española relatando sus experiencias y su detención. A mediados
de Marzo ya era libre para regresar a España. El 15 de Marzo de 1493, al mediodía, la Niña entraba en
el puerto de Palos de la Frontera, a 32 semanas de haber salido del mismo. Aunque Pinzón había
arribado antes a España, no llegó a Palos hasta unas horas después que Colón. Muy enfermo, Pinzón
murió antes de poder presentarse ante el rey.
Colón dominaba ahora el escenario. Cuando apareció ante Ferdinando e Isabella en el palacio real en
Barcelona, se le concedió el honor de sentarse con ellos y comer en la misma mesa. Con un desfile de
isleños exóticos y loros coloridos, relató la historia de su viaje y las islas que había descubierto,
describiendo la vegetación exuberante y los extraños habitantes. También mostró el oro que había
traído, en forma de coronas, máscaras y ornamentos, y también pepitas y polvo.
Todas sus recompensas fueron reconfirmadas y se le llamaba por su nuevo título “Almirante de la Mar
Oceána” . Recibió 1,000 doblones, el equivalente de 345,000 maravedíes.
Colón había cumplido si promesa -al menos eso pensaban todos en la corte española- y como tal era el
héroe del día. Instó a los soberanos a equipar otra expedición lo más rápido posible, prometiendo oro,
especias y otras riquezas. El Almirante no tuvo esta vez ninguna dificultad para persuadir a la realeza
española de patrocinar un segundo viaje.
Para evitar que los portugueses intentaran reclamar sus descubrimientos, Colón había enviado una carta
al Papa Alexander VI (un español) a su llegada a España. Dicha carta explicaba sus descubrimientos en
tantos detalles como podía revelar. El Papa emitió un decreto en Mayo de 1493 concediendo el control
a España de todas las islas descubiertas por Colón. A instancias de Colón se trazó en el océano una
línea imaginaria llamada Línea de la Demarcación, a 100 leguas (aproximadamente 483 km/300
millas)al oeste de las Islas de Cabo Verde. Se declaró que todas las tierras no descubiertas al oeste de
la línea que no pertenecían a un soberano cristiano, pertenecían a España; todo lo que estuviera al este
de la isla pertenecía a Portugal. Esta declaración resultó en un conflicto inmediato por la concesión
que se le hiciera a Portugal en 1481. Al año siguiente se llegó a una resolución cuando los soberanos
de España y Portugal firmaron el Tratado de Tordesillas. En este tratado la Línea de Demarcación se
trasladó a 370 leguas (aproximadamente 1,780 km/1,100 millas) al oeste de las Islas Cabo Verde.
VII LEGADO
Es difícil exagerar el significado histórico de Cristóbal Colón. De sus viajes resultaron cambios
extraordinarios. Aunque fallara en la búsqueda de una nueva ruta al continente asiático, Colón logró
que las tierras y las personas del hemisferio occidental fueran conocidas por los europeos, activando
una cadena de eventos que alteraron la historia de la humanidad a escala mundial. Las interacciones
que Colón inició entre las personas de Europa y las Américas condujo a lo que los eruditos llaman el
Intercambio Colombino, la transmisión en doble sentido de enfermedades, plantas, animales y culturas
que se originó con los viajes de Colón.
Las afecciones europeas como la difteria, sarampión, viruela y la malaria, devastaron a la población
indígena americana que nunca antes había estado expuesta a estas enfermedades. Al mismo tiempo,
recibieron los cultivos europeos, como el trigo, el arroz, café, bananas y aceitunas; y animales,
incluyendo caballos, vacas, cerdos y pollos. A su vez, las Américas contribuyeron al intercambio con
Europa aportando una mortífera variedad de sífilis, así como cultivos importantes tales como maíz,
patatas, tomates, frijol de media luna, calabaza, maní, yuca, cacao y piña.
Además de facilitar el intercambio de enfermedades, los descubrimientos de Colón tuvieron otro lado
oscuro. Las sociedades de los habitantes de las Américas parecían primitivas a los europeos, quienes se
formaron una imagen de “bárbaros” que desafortunadamente persistió. Los europeos simplemente no
vieron, o no quisieron ver, las complejidades y la importancia cultural de las sociedades indígenas. A
los colonizadores les importaba muy poco la cultura aborigen, y consideraban a la población local solo
como mano de obra a esclavizar. Como resultado, la cultura autóctona -así como la población
aborigen- comenzó a desaparecer a medida que los invasores europeos avanzaban. Las enfermedades,
la esclavitud la invasión y la conquista infligida por los europeos causó la muerte de millones de
nativos de las Américas, en lo que sólo puede describirse como una de las mayores tragedias de todos
los tiempos.