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Criterios funcionales
TIPOLOGÍA DE CAVERNAS.
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS.
ÍNDICE
1 INTRODUCCION............................................................................................................... 3
3 BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................... 77
Índice: pág. II
MASTER EN TÚNELES Y OBRAS SUBTERRÁNEAS
1 INTRODUCCION
A diferencia de los túneles, en los que una dimensión (la longitud) predomina claramente
sobre las obras dos (anchura y altura), las cavernas son construcciones subterráneas en las que
las tres dimensiones son comparables o, al menos, de un orden de magnitud semejante y la
anchura y altura son claramente mayores que las de los túneles.
Nuestros ancestros han utilizado las cavernas desde los orígenes de la humanidad. Aún, en
algunas zonas del planeta (incluido nuestro país), se sigue viviendo en cuevas, que después de
todo son pequeñas cavernas artificiales o que aprovechan, en todo o en parte, algunas ya
existentes.
Sin embargo, las cavernas no son demasiado frecuentes dentro del mundo de la
construcción y, desde luego, hay más actividad en el campo de los túneles que en el de las
cavernas.
Vamos a ver, en esta clase, cómo son las cavernas que se construyen actualmente y para qué
se usan, mostrando ejemplos representativos.
Este tipo de centrales durante muchos años fue casi exclusivo de Europa. De hecho, en el
año 2000 había unas 650 centrales subterráneas en el mundo, de las cuales más de la mitad
estaban en Europa, un 23% en Asia (Japón fue pionera en ese continente para este tipo de
instalaciones), un 15% en América y el resto en África y Oceanía.
Italia era, también en el año 2000, el país que tenía más centrales subterráneas, con un 12%
del total, seguida de Japón (9%) Suiza (8%), Noruega (7%)...
¿Por qué se recurre a disponer una central hidroeléctrica en una caverna subterránea?
Generalmente, en presas situadas en valles muy angostos, no existe espacio para disponer el
aliviadero, los desagües de fondo y la central. También hay casos en los que se pretende
obtener un salto de agua mayor que el que permite una central de pie de presa, y no hay
espacio suficiente en el valle para ubicarla en el punto de restitución del agua al cauce.
Esta central subterránea se construyó en los años 60 en el valle del río Duero, en la comarca
de Los Arribes (Salamanca). El valle es un profundo tajo excavado en una masa granítica de muy
buena calidad geomecánica y el gran aliviadero de la presa, arco-gravedad de 140 m de altura,
no deja espacio para la central.
En los años 80 se construyó otra central subterránea (Aldeadávila II) para aumentar la
producción eléctrica. La potencia instalada de esta segunda central, de 440 MW, se suma a la
de la existente, de 720 MW.
Esta central se sitúa en el interior de una ladera del valle del río Júcar y es reversible,
bombeando agua durante las horas valle a un depósito superior y turbinándola en las horas
punta, con un salto de unos 500 m.
La fotografía que sigue se refiere a otra central situada también en el río Júcar
La central que se ve en la fotografía hubo que dejarla fuera de servicio como consecuencia
de la construcción de la nueva presa de Tous, aguas abajo, cuyo nivel normal de explotación
era superior a la de la cota de esta central.
Se sustituyó por una central subterránea situada a unos 110 m en el interior del macizo
rocoso. Se perforó en calizas cársticas, por lo que se dispuso un revestimiento de hormigón
muy potente para soportar hasta 0,7 MPa de carga hidrostática.
La realidad suele ser bastante más complicada. El esquema siguiente corresponde a una
caverna construida por Dragados en Tailandia.
La figura que sigue muestra las fases de excavación de la central subterránea de Ricobayo,
en el río Esla.
Esta central, con una potencia instalada de 151 MW, se sitúa en granitos fracturados. Tiene
55 x 52 x 20 m, se construyó desde noviembre de 1995 hasta enero de 1997 y el volumen de
excavación de todas las obras subterráneas fue de unos 200.000 m³.
En la siguiente figura se esquematizan los sostenimientos del macizo rocoso en una caverna.
Es interesante notar que son precisos bulones y anclajes de mayor longitud que los de un túnel
para sujetar las cuñas de roca de grandes dimensiones que se pueden ver descalzadas por la
excavación de la caverna, y que no se verían afectadas por la perforación de un túnel, de
dimensiones mucho menores.
Figura 15. Anclajes activos en la bóveda de la caverna. Central de Lam Tackhong (Tailandia)
Esta caverna no tiene revestimiento definitivo de hormigón, como en otros casos, sino que
se disponen anclajes activos, formados por 6 cables de 15 mm tesados a 50 t, con doble
protección frente a corrosión. En la bóveda se disponen de forma radial, mientras que en
hastiales se disponen inclinados 15º hacia abajo y alternados con bulones de 5 m sin tensión.
La fotografía puede dar una idea de la verdadera magnitud de esta caverna, de 134 x 22,8 x
50 m, excavada entre 1989-1990 en dioritas e ignimbritas, con resistencia a compresión simple
comprendida entre 80-120 MPa. La potencia instalada es de 960 MW.
La roca está bastante fracturada y es interesante notar la rotura de una cuña de roca,
indicada con una flecha en la fotografía, a favor de una discontinuidad.
Corresponden a las primeras fases de hormigonado para la ubicación de las turbinas en esta
caverna.
Y esta fotografía muestra el hormigonado de apoyo y cimentación de dos turbinas, con una
potencia total de 292 MW, en una caverna construida en 1990 en Méjico.
Las cavernas para centrales hidroeléctricas tienen unas peculiaridades en su ejecución que
las distinguen de los túneles. Durante su excavación se dispone de mucho espacio para el
movimiento de los equipos, al contrario que en los túneles. Sin embargo, el espacio para el
montaje de los grandes equipos que son necesarios es muy reducido y prácticamente hay que
trabajar al milímetro, lo que no sucede, normalmente, en los túneles.
Otros casos son, y a continuación veremos algunos ejemplos, las cavernas necesarias para
disponer escapes entre vías construidas en túneles de vía única, o para “telescopios” mediante
los cuales un túnel de vía doble se divide en dos túneles de vía única o un ramal se desprende
de la vía principal.
Además hay casos en los que la excavación de un túnel normal llega a tener dimensiones
más propias de una caverna.
Este es el caso que se muestra en la siguiente figura, que corresponde al túnel de Engelberg,
en Alemania. En él, la necesidad de disponer un revestimiento de hormigón muy potente (3 m
de espesor en contrabóveda y 1 m en calota) por las fuertes presiones de hinchamiento
esperadas en las anhidritas en las que se excavó, dio lugar a una excavación de más de 21 m de
anchura y casi 17 m de altura, dimensiones que son más propias de una caverna que de un
túnel.
Figura 25. Inicio de la perforación de dos túneles ferroviarios de vía única, a partir de la caverna de la estación
de ferrocarril del aeropuerto de Arlanda
La siguiente fotografía muestra el telescopio para el paso de un túnel de vía doble a dos de
vía única.
Figura 26. Telescopio de Lutxana. Tramo San Ignacio – Cruces (paso bajo la Ría de Bilbao) de la Línea 2 del
Metro de Bilbao
Las dos vías discurren en sendos túneles de vía única, entre los cuales se construye una
galería de servicio. Cuando se llega a los puntos en que, por razones de seguridad en la
explotación y facilidad de mantenimiento, es necesario establecer una conexión entre vías, la
galería de servicio se desvía, los dos túneles principales se aproximan y finalmente llegan a una
caverna de 163 m de longitud, 21,2 m de anchura y 16,9 m de altura, cuya sección se muestra
en la figura siguiente.
Figura 29. Túnel de La Mancha. Sección final de la caverna lado Reino Unido
En las figuras siguientes se muestran las fases de excavación de la caverna, realizada según el
Nuevo Método Austriaco, y los sostenimientos primarios dispuestos.
En la figura siguiente se puede ver una de las máquinas tuneladoras que perforan los túneles
principales, pasando a través de la caverna ya excavada.
Figura 32. Paso de una tuneladora por la caverna lado Reino Unido. Túnel de La Mancha
En las líneas de Metro son, sin embargo, muy frecuentes las cavernas, pues en ellas se
disponen las estaciones, que se sitúan cada 600-1000 m, como regla general.
Con ello se consiguen estaciones más amplias y se reducen las incertidumbres que se
producen en toda obra subterránea. Por el contrario, se afecta de forma importante a la vida
ciudadana (tráfico peatonal y rodado, actividad comercial) y a las redes de servicios existentes.
Precisamente, una de las pocas (si no la única) estación que se ha construido en caverna
perforada, en estos importantes planes de ampliación del Metro de Madrid, es la de Guzmán el
Bueno, en la prolongación de la línea 7. Esta estación, situada necesariamente bajo edificios,
Figura 36. Fases constructivas. Método alemán de la Estación de Guzmán El Bueno. L-7 Metro de Madrid
Figura 37. Esquema de galerías de acceso e intercambio. Estación de Guzmán El Bueno, líneas 6 y 7.
La roca en la que se han excavado estas cavernas (conocida localmente como “cayuela”) es
una marga muy calcárea o una caliza muy margosa con resistencias a compresión simple del
orden de 25-35 MPa en la línea 1 y de 40-50 MPa en la línea 2. En general se ha comportado
bien, se ha perforado con rozadora y ha permitido la ejecución de algunas obras delicadas. En la
figura siguiente se puede ver la inserción de un acceso y de una galería para ventilación, en la
caverna de una estación.
Se puede apreciar el sostenimiento primario del macizo rocoso, formado por cerchas,
bulones y hormigón proyectado.
Las cavernas se revistieron con hormigón armado, utilizando como encofrado unas placas
prefabricadas de hormigón con especificaciones muy precisas en cuanto a calidad de acabado
(color, textura), tolerancias dimensionales, etc.
Figura 45. Vista desde el andén de una estación del Metro de Bilbao
Otra vista de una estación, tomada desde uno de los dos vestíbulos-distribuidores, situados
sobre vías y, por tanto, dentro de la caverna:
Figura 46. Estación del Metro de Bilbao. Vista desde un vestíbulo sobre vías
Figura 47. Vestíbulo y escaleras a andenes de una estación del Metro de Bilbao
En algunos casos, cuando la calidad del macizo rocoso es muy alta, la roca se ha dejado a la
vista, más o menos decorada, como es el caso de una estación del Metro de Estocolmo,
excavada en granito, que se incluye en la siguiente figura.
Esta actividad ha sido particularmente importante en los países escandinavos, en los cuales
hay una importante tradición tunelera, existen macizos rocosos de excelente calidad, el clima
es muy duro y hay una especial sensibilidad en reducir los impactos visuales en sus zonas
habitables.
Las dimensiones de las cavernas para almacenamiento de productos petrolíferos están más
o menos normalizadas. Suelen tener 200 m de longitud, 22 m de anchura y 45 m de altura. Son,
por tanto, similares a las de las cavernas de las centrales hidroeléctricas subterráneas.
Estas cavernas se comunican con el exterior con pozos en los que se sitúan las conducciones
de llenado, de extracción, de drenaje, etc.
Además de productos líquidos, también se pueden almacenar gases, bien en fase gaseosa,
bien en fase líquida, a temperaturas muy bajas.
Usos militares (muy numerosas e importantes, pero de las que, obviamente, hay muy
poca información).
Almacenes
Aparcamientos
Bibliotecas (Estocolmo)
Etc., etc.
forma parte de la conversión del acelerador en un LHC (Large Hadron Collider) en el cual se
aceleran hadrones, que circulan por el túnel circular en sentido contrarios hasta colisionar
entre sí y descomponerse en partículas elementales.
La ejecución de estos pozos y cavernas se dividió en varios lotes, uno de los cuales, el nº 2,
fue adjudicado a otra empresa constructora española (Dragados) como líder de un grupo de
empresas. Dentro de este lote se incluyó la construcción de dos pozos principales, de 55 y 80 m
de profundidad y de 12 y 20 m de diámetro, más dos grandes cavernas, de 29 x 28 m y 85 x 19 x
17 m, además de otras galerías e instalaciones en superficie.
El terreno está formado por molasas, cubiertas por morrenas glaciares con 50 m de potencia
y nivel freático muy cerca de la superficie, lo que obligó a emplear técnicas de congelación del
terreno para poder ejecutar la primera parte de los pozos.
La siguiente figura corresponde a una vista aérea del terreno y la traza del túnel existente.
La caverna mayor, de 1.380 m² de sección, se construye alrededor del túnel existente, con
numerosas fases de excavación y sostenimiento. Entre esta caverna y otra de dimensiones más
reducidas (pero también muy grande) queda un pilar de roca estrecho, por lo que el terreno se
excava y se sustituye por hormigón.
Figura 64. Fases de ejecución y sostenimientos del pilar intermedio entre cavernas
En la siguiente fotografía se muestra una de las cavernas y pozos del proyecto del
Supercollider, en Estados Unidos. Después de haberse construido unos 22,5 km de túneles y
haberse invertido unos 2.000 millones de dólares, este proyecto fue abandonado en 1993.
Cada vez es más frecuente el disponer en subterráneo instalaciones que producen impacto
visual, ruidos, malos olores, etc. La siguiente fotografía corresponde a la caverna construida por
Dragados para la depuradora de aguas residuales de Llanes (Asturias), con 59 m de longitud, 18
de anchura y 12 de altura.
Se excava en cuatro fases, en una roca caliza de 90 MPa de resistencia media a compresión
simple. Esta caverna, situada en un ámbito urbano, tiene coberteras de roca muy reducidas (de
2 a 6 m) y se ha realizado con cargas reducidas de explosivos para limitar las vibraciones. Su
revestimiento definitivo está formado por bulones de 3,30 m de longitud y 10 cm de hormigón
proyectado, con fibras metálicas.
Es cada vez más frecuente en los países nórdicos la utilización de cavernas excavadas para
albergar instalaciones deportivas. A continuación se muestran algunas de ellas.
Pero quizá la realización más espectacular en este ámbito es la enorme caverna de Gjovik,
de 91 x 61 x 25 m, construida para albergar un palacio de deportes y espectáculos, para
utilizarla en los Juegos Olímpicos de Invierno de 1994. Se construyó junto a unas instalaciones
subterráneas en servicio desde 1974 y se sitúa entre 25 y 50 m de profundidad. Su coste fue de
unos 25 millones de dólares (~ 20 M€).
Su sostenimiento está formado por unos 3.000 anclajes de cable, de 15 m de longitud y con
una cuadrícula de 5 x 5 m, 3.000 bulones de 6 m de longitud en cuadrícula de 2,5 x 2,5 m y 10
cm de hormigón proyectado, con fibras metálicas.
El índice Q del macizo rocoso (Barton) oscila entre 1 y 30 y los asientos registrados en clave
no han superado los 10 mm.
3 BIBLIOGRAFÍA
Páginas web:
- www.tunnel.no
- www.urbanrail.net
- www.ngi.no
- www.kamiokande.com
- www.polydoc.ngi.no
- www.tunnelsealing.com