Sunteți pe pagina 1din 3

Introducción.

Dentro de la gama de patologías que afectan a la población infantil se encuentran los “Trastornos
Generalizados del Desarrollo (PDD en inglés)” que se encuentran en un número nada de
despreciable en nuestros niños.
En general son cuadros muy severos que alteran la globalidad de los menores afectados y
prácticamente los incapacita tanto comunicativa como socialmente. Estas alteraciones van más
allá de los menores afectados involucrando a toda la dinámica familiar.
Dentro de los PDD se encuentra el autismo, también mal llamado “autismo infantil” (el autismo
continúa en la adolescencia y en la adultez) que constituye una de las patologías más
devastadoras, por su inicio silencioso e insidioso y su predominio en el tiempo, conocidas de
nuestra era.
Intentaremos esbozar una visión sintética y concreta de este síndrome, mencionando sus posibles
bases causales, sus síntomas, su progresión en el tiempo y sus distintas variaciones en la
gravedad.

Definición de PDD.
La denominación de PDD se comenzó a utilizar en 1980 para describir una serie de trastornos
caracterizados por déficit en la interacción social, en las actividades del pensamiento y en las
habilidades comunicativas. El concepto PDD es una categoría donde se agrupan distintas
patologías, por lo cual no se la debe utilizar como etiqueta diagnóstica sin especificar de que
cuadro se trata.
Clasificación PDD según DSM-IV.
El Manual Estadístico y Diagnóstico de Trastornos Mentales de 1994 (DSM-IV) identifica cinco
patologías bajo el rótulo PDD:
Trastorno Autista.
Trastorno de Rett
Trastorno Desintegrativo de la Niñez.
Trastorno de Asperger.
Trastorno Generalizado del Desarrollo No Especificado (PDDNOS).
Centraremos el presente artículo en la patología autista o mejor dicho en el trastorno de
espectro autista.
Definición.
El autismo es un trastorno del desarrollo, heterogéneo, con muchos subtipos. Es un continuo de
diferentes dimensiones (espectro autista) y no una categoría bien definida, que se presenta con
distinta severidad en distintos cuadros del desarrollo.
Antecedentes históricos.
El término autismo fue introducido por Bleuler (1911) como una característica de la
esquizofrenia. Posteriormente, la delimitación del autismo como síndrome la realizó el psiquiatra
austriaco Leo Kanner en 1943 dentro de la población infantil considerada como esquizofrénica.
Existían diferencias evidentes entre lo que se consideraba esquizofrenia y este nuevo síndrome
descrito por Kanner. Para Leo kanner el autismo presentaba las siguientes características:
No se establecen relaciones afectivas con otros individuos.
Para el autista el ambiente debe ser rígido sin cambios.
Algunos objetos les llaman profundamente su atención.
Trastorno severo del lenguaje.
Ausencia de retraso mental que explique las alteraciones presentadas.
El síndrome se desarrolla en la primera infancia.
Poco después, el médico vienés Hans Asperger (1944) describió varios niños con psicopatía
autística caracterizados por la limitación de sus relaciones sociales, anomalías prosódicas y
pragmáticas de su lenguaje (melodía peculiar o falta de ella). También se encontraban
comportamientos obsesivos y compulsivos. La definición de Kanner (1943) sigue estando vigente
con sus tres núcleos:
Trastorno cualitativo de la relación.
Trastorno de la comunicación y el lenguaje.
Ausencia de flexibilidad mental y comportamental.
Estos núcleos constituyen la base de las definiciones diagnósticas del DSM-IV de la Asociación
Americana de Psiquiatría (APA, 1994) y la IC-10 de la Organización mundial de la Salud (WHO,
1993)
Prevalencia.
En 1966 se realizó un estudio epidemiológico en el Reino Unido (Víctor Lotter) en el cual en una
población de 78.000 niños de 8 a 10 años encontró que 4,5/10.000 presentaban cuadros
semejantes al de kanner.
En 1990 un estudio epidemiológico realizado en España encontró una frecuencia similar a la
encontrada en el Reino Unido. Sin embargo, a principios de los años ochenta se ha planteado la
posibilidad de que la frecuencia del autismo varíe en los distintos grupos étnicos. Por ejemplo en
Japón aparecen cifras anormalmente altas. Lo anterior puede implicar la incidencia de factores
genéticos en la aparición del cuadro.
En 1991 se realizó en Suecia un estudio que implicaba niños entre los 7 a 16 años con síndrome de
Asperger. Se encontraron 36 por cada 10.000 con este síndrome.
También se calcula que los niños que manifiestan conductas parecidas al autismo se sitúan entre
15 y 20 casos pos cada 10.000.
En síntesis la prevalencia del autismo se sitúa entre 2 (Alemania) y 16 (Japón) por cada 10.000
nacidos vivos.
Finalmente, el número de niños con autismo triplica al del número de niñas. Sin embargo, la
alteración se presenta con mayor severidad en niñas que en niños.
Características.
El síndrome autista presenta un conjunto extenso de características o síntomas evidenciables,
que varían de intensidad o gravedad en cada caso. Sin embargo, siempre se observan signos
patognomónicos de dicho cuadro. El DSM-IV establece los siguientes criterios para el trastorno
autista:
Dificultad cualitativa en la interacción social.
Dificultad cualitativa en la comunicación.
Patrones de comportamientos, intereses y actividades restringidos, repetitivos y estereotipados.
Dentro de estos criterios mencionados encontramos las siguientes conductas:
Tendencia al aislamiento social.
Existe un sub tipo de autismo pasivo y otro activo pero “extraño”.
Existe un sub tipo hiperformal, pedante.
Retraso y anomalías en el desarrollo del lenguaje, tanto expresivo como receptivo.
Alteraciones en la entonación y en los patrones vocálicos.
Déficit en la utilización de la comunicación no verbal.
Deficiente actividad simbólica.
Rutinas repetitivas y elaboradas.
Movimientos estereotipados.
Anomalías en el modo de andar y en la postura.
Déficit en la imitación de movimientos.
Hipo o hipersensibilidad a los estímulos sensoriales.
Alteraciones en el apetito.
Ansiedad y miedos especiales.
Atención y motivación inusuales.
Habilidades que escapan a la severidad del cuadro.
Estas características o alteraciones mencionadas dependen de los siguientes factores:
La asociación de autismo y retraso mental severo.
La gravedad del trastorno.
La edad de la persona autista.
Si es niño o niña.
Los tratamientos utilizados.
El compromiso y apoyo de la familia.

Etiología.
Existe una gran variedad de teorías etiológicas sin que hasta ahora ninguna explique
completamente el cuadro. A continuación mencionaré algunas de las más importantes.
Alteración Genética: un 2% de los hermanos de autistas sufren el mismo cuadro. El 15% de los
hermanos de autistas tienen trastornos de lenguaje, aprendizaje o retraso mental.
Alteración Cerebral: Existiría una anomalía cerebral dado que el 25% de los niño autistas
desarrolla epilepsia al llegar a la adolescencia.
Debido a anomalías biológicas, los niños autistas no pueden desarrollar las capacidades
intersubjetivas secundarias (que implican la noción de los otros como sujetos) necesarias para ser
cómplices internos de las interacciones. Ello puede deberse a que no se activan adecuadamente,
en el desarrollo, relaciones entre el sistema límbico y el neocortex cerebral (especialmente
frontal), que posibiliten tanto el acceso cognitivo al propio mundo interno como la atribución a
otros de un mundo interno, y que permitan que se “pongan a funcionar” determinadas áreas
(especialmente de la corteza frontal) con funciones de anticipación y organización significativa
de la acción. Ello daría lugar a los dos síntomas cruciales del autismo: la soledad y la
inflexibilidad. La mente solitaria e inflexible de los niños autistas no puede adquirir, en las
condiciones normales de interacción que se producen en el desarrollo preoperatorio humano,
ciertas funciones superiores de enorme importancia: lenguaje, símbolos en general, destrezas de
atribución de mente, ficción, engaño y negociación, cooperación en la acción con otros, etc.
Perturbaciones socioafectivas tales como personalidad anómala de los padres, alteraciones en los
primeros estadios del desarrollo, etc.
Consideraciones Finales.
El tema del autismo es sin duda uno de los más tratados en la literatura especializada y
obviamente ningún artículo podría abarcar la cantidad de información que existe. Sin embargo,
he intentado someramente mostrar las perspectivas actuales de lo que se entiende por autismo y
sus posibles bases causales. Aquellos que quieran profundizar en el tema les aconsejo revisar la
literatura de Angel Rivière y Juan Martos. También les sugiero revisar las obras de Lorna Wing y
Peter Hobson. Un lugar muy especial me merece la Fundación Nuevo Horizonte, sitio en Internet
especializado en autismo, donde encontrarán toda la información que necesiten, con cientos de
artículos especializados en el tema.

Bibliografía.
- Hobson, R.P. "El Autismo y el Desarrollo de la Mente". Madrid. Edit. Alianza. 1995.
- Tsai, L.Y.; “Trastornos Generalizados del Desarrollo (PDD)”. NICHCY (Centro Nacional de
Información para Niños y Jóvenes con Discapacidades. 1998. www.nichcy.cl.
- Rivière, A., Martos J. “El Tratamiento del Autismo. Nuevas Perspectivas”. Madrid. Edit.
Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. 1997.
- Rivière, A., “Seminario Taller: Evaluación y Tratamiento del Autismo”. Santiago, Chile, Escuela
de Psicología. Pontificia Universidad Católica de Chile. 1997. - Rivière, A., Martos J. “El Niño
Pequeño con Autismo”. Madrid. Edit. APNA. 2000.
- Sibón, J.A.; “Los Niños con Autismo o Alteraciones Graves de la Personalidad”. Fundación Nuevo
Horizonte. Autismo España. 1999.
- Tetzchner, S., Martinsen, H. "Introducción a la Enseñanza de Signos y al Uso de Ayudas Técnicas
para la Comunicación". Madrid. Edit. Visor. 1993.

Autor: Daniel A. Silva T.

S-ar putea să vă placă și