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Alejandro Gutiérrez: “Sin dólares

se van a fundir los motores que


anuncia el gobierno”
Por Víctor Salmerón | 29 de febrero, 2016

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La sociedad venezolana ha devenido en una masa de hombres y mujeres


atormentados por la escasez y el incesante incremento en el precio de los alimentos.
Por primera vez en mucho tiempo la clase media recorta el consumo, al punto que
ya no puede adquirir frutas ni carnes rojas todas las semanas y las familias con
menos recursos se refugian en la compra de arroz, harina y pasta.
En este entorno los trabajos del economista Alejandro Gutiérrez, quien ha convertido
al tema alimentario en el centro de sus investigaciones, cobran mayor relevancia.
Su voz es una de las más autorizadas en la materia: profesor titular de la Universidad
de Los Andes, doctor en estudios del desarrollo, consultor del Banco Mundial, la
FAO y, desde la semana pasada, miembro de la Academia Nacional de Ciencias
Económicas.
Su trabajo de incorporación a la Academia, titulado El sistema alimentario
venezolano: evolución reciente y bases para el diseño de una nueva estrategia,
gravita a lo largo de esta conversación en la que también aborda la coyuntura
macroeconómica y la urgencia de reformas estructurales.
En su trabajo de incorporación a la Academia Nacional de Ciencias
Económicas usted tomó las cifras del Ministerio de Agricultura y Tierras, que
registran el valor bruto de la producción agrícola vegetal, animal y pesquera
aprecios de 1997 y lo dividió por la población de cada año para expresarlo en
términos per cápita. El resultado es una tasa media de crecimiento anual de -
1,5% y el hecho relevante de que en 2014 la producción era 78% de lo que fue
en 1998. Por períodos destaca que en 1998-2003 hubo una caída de 0,8%,
durante 2003-2008 crecimiento de 1,6% y en 2008-2014 un declive de 4,7%.
¿Por qué fracasó la política agrícola del gobierno si entregó créditos, combatió
el latifundio, creó empresas agroindustriales, repartió subsidios, exoneró
impuestos, distribuyó maquinaria agrícola y creó sistemas de riego?
El gobierno comenzó a invertir grandes cantidades de recursos a partir de 2003
cuando el expresidente Hugo Chávez le pide al Banco Central de Venezuela el
famoso “millardito” a fin de salvar el año agrícola después del impacto que el paro
petrolero tuvo en la economía de ese año. Entre 2003-2008 hubo un ajuste
apropiado en los precios controlados a nivel de productor, financiamiento, subsidios,
crédito abundante y si bien hubo crecimiento hay que recordar que el PIB agrícola
creció a tasas inferiores a las del resto de la economía.
En 2008-2014 los precios controlados permanecen congelados por largo tiempo y
cae la rentabilidad y se siente el impacto de las expropiaciones de tierras en la
inversión privada. Agroisleña, una empresa importante para el sector porque
suministraba insumos, financiaba y daba asistencia técnica es estatizada y pierde
eficiencia. Además no hay repuestos para reparar la maquinaria, aparece la
insuficiencia de semillas, compañías agroindustriales que fueron estatizadas como
Lácteos Los Andes se vuelven poco eficientes, los mercados no funcionan. Por eso
está cayendo la producción agrícola.
En julio de 2015 el exministro de Tierras Elías Jaua señaló: “Todas las tierras
que fueron rescatadas durante mi gestión eran tierras ociosas, mucha de ellas
hoy están productivas, muchas de ellas no han podido levantar el esfuerzo
productivo pero esa matriz de que nosotros destruimos el aparato productivo
de la agricultura es totalmente falso”. ¿Usted qué opina?
Se rescataron tierras ociosas pero también se invadieron y se expropiaron tierras
que estaban en producción. En materia de investigación científica se sabe poco
sobre el tema pero están los reportajes periodísticos, por ejemplo, de lo que ocurrió
en el sur del Lago de Maracaibo. Provea elabora un informe anual con base en
información del Ministerio de Agricultura y Tierras, este informe señala que hay 6,3
millones de hectáreas rescatadas y en agricultura vegetal se cosecha al año
alrededor de 2,4 millones de hectáreas. ¿Están productivas las tierras rescatadas?
Otro aspecto importante en este tema es que Venezuela no tenía un problema grave
de latifundio, desde hace mucho tiempo la población es mayoritariamente urbana.
Me pregunto si toda esa guerra contra el latifundio no fue más que un cliché de la
clásica revolución de izquierda latinoamericana.
Ha habido un aumento muy importante del crédito al sector agrícola a tasas
de interés preferenciales que supone un subsidio que otorgan los
depositantes. Usted dice que en el período 1998-2013, la cartera crediticia de
la banca comercial y universal, en términos reales, creció al ritmo promedio
anual de 15,1 %. No obstante señala que hay una pérdida de eficiencia del
crédito agrícola. Así, en el lapso 1998-2003 por cada Bolívar medido a precios
constantes de crédito agrícola se obtenían 14,6 bolívares de producción en
términos reales, pero en el lapso 2008-2013 esta relación disminuyó a 2,2. ¿A
qué se debe esto?
En la producción de cereales o caña de azúcar es fácil controlar el destino del
crédito, pero en otros rubros es más difícil, no es la primera vez que se desvía el
crédito que supuestamente debe ir al sector agrícola. ¿A dónde pudo ir? Había
incentivos para la compra de dólares, inmuebles, venta de licores, automóviles. No
digo que el gobierno no haya actuado con buena intención, pero allí están los
resultados.
La morosidad en los bancos del Estado es mucho más alta que en el resto de la
banca. ¿Qué les pasó a esas personas que no pagaron sus créditos? Impunidad
total.
Usted señala que los últimos datos oficiales (1° Semestre de 2014)
comparados con 2008 registran reducciones importantes en el consumo per
cápita de los alimentos que son los principales aportadores de energía y
proteínas (harina de maíz, pan de trigo, pastas alimenticias, azúcar,
leguminosas, aceite vegetal, carne de pollo, carne de res, atún enlatado,
sardina enlatada, leche en polvo completa, leche en polvo completa líquida,
queso blanco, margarina y bebidas gaseosas). Llama la atención que en 2014
el país tenía más divisas para importar y la escasez y la inflación no se habían
disparado como en 2015. ¿Por qué ocurrió este deterioro?
En 2014 ya había comenzado el descenso de los salarios reales. Por un tiempo esto
se compensaba con los programas alimentarios del gobierno que han tenido su auge
y su caída. ¿Qué pasa cuando en esos programas hace metástasis la corrupción y
el sistema de precios crea incentivos para que se desvíen los alimentos? Una parte
importante de los alimentos a precios subsidiados se desvían a través del
contrabando de extracción, por ejemplo. Esta situación influye en esos resultados.
Da la impresión de que el país ha vivido una especie de tiempos primitivos
mientras que en el mundo ocurrían transformaciones muy importantes: la
agricultura ya no sólo produce commodities sino que las cadenas de
producción generan bienes diferenciados, con atributos específicos para
segmentos específicos del mercado. O las nuevas tecnologías que aumentan
la productividad y reducen los costos de producción y la biotecnología que
provee semillas genéticamente modificadas pero resistentes a plagas y
enfermedades, bio-pesticidas. ¿Vamos a pagar un alto precio por el tiempo
perdido?
Nos estamos quedando rezagados en el contexto de América Latina, hay países
que ya decidieron cuál es su estrategia de inserción internacional, como Colombia,
Perú, Costa Rica, Bolivia.
Es doloroso pero hay que decir que cuando comencemos a reconstruir el país
nuestras ventajas competitivas van a depender mucho del costo de la mano de obra,
porque vamos a tener un proceso de devaluación. El salario en términos de dólares
va a ser uno de los más bajos de América Latina, habrá que buscar políticas
compensatorias para minimizar el impacto pero ya la viga está en el ojo.

En un tiempo relativamente corto Venezuela podría atraer inversión nacional y


extranjera. Lo primero que vamos a tener que hacer es sustituir importaciones, a
muchos economistas seguidores furibundos del mercado no les gusta este término,
pero ese pensamiento también ha evolucionado. No se trata de sustituir
importaciones que no están adaptadas a nuestro ecosistema como manzanas o
trigo, pero si las de arroz, azúcar, maíz blanco, parte de las que hacemos de maíz
amarillo. Tenemos productores con experiencias, agro técnicos, pero hay que crear
el entorno apropiado para la inversión.
¿Cuáles son las reformas más urgentes para mejorar el clima de inversión en
el sector agrícola?
Si fuera ministro de Agricultura lo primero que haría es prohibir las invasiones de
tierras y reformar la Ley para otorgar títulos de propiedad y acabar con el problema
de la titularización. Establecer un impuesto que cobren los municipios a quien tenga
grandes extensiones de tierra no productivas.
Lo segundo es poner a funcionar los mercados, aunque en una primera etapa no
hay que liberar todos los precios. Los economistas que están asesorando a Raúl
Castro en Cuba hablan de una complementación entre Estado y mercado, tienen un
pensamiento de avanzada en relación a las personas que están tomando las
decisiones en el país.
La tendencia es que el precio de los alimentos en la economía global sea
bastante volátil por el aumento de la demanda, el uso de materias primas
agrícolas para elaborar etanol y biocombustibles, por la erosión de los suelos
y los cambios climáticos. ¿Si no aumenta la producción nacional el país va a
un esquema en el que la importación de alimentos va a consumir una mayor
tajada del menguado ingreso de divisas?
A un altísimo costo porque cuando hagamos los ajustes que requiere la economía
vamos a tener que devaluar. Pero hay que decir que hay una amenaza, pero también
una oportunidad. Se trata de concentrarnos donde podemos ser eficientes, por
ejemplo, no sigamos con el cuento de la soya cuando nuestros socios comerciales
en Mercosur son los productores más eficientes del mundo en este rubro. Dejemos
que ellos nos vendan la soya y dediquémonos a producir cacao, café, frutas
tropicales, mejorar la pesca, los cereales en los que tenemos ventajas comparativas.
Y tal vez tengamos que adoptar medidas de protección para asegurarnos el maíz
blanco que es estratégico. Tenemos mercados naturales como Colombia, Estados
Unidos. Con un tipo de cambio que refleje la competitividad del país, basada en
bienes no petroleros, podemos comenzar a exportar productos donde somos
competitivos.
En su discurso de incorporación a la Academia de Ciencias Económicas dijo:
“Nuestra tragedia, nuestra dramática realidad es que estamos en emergencia
alimentaria. Que Dios nos ampare y nos favorezca. ¿Cree que el gobierno no
tiene mecanismos de respuesta apropiados para enfrentar la crisis? ¿Por qué
lo cataloga de emergencia?Es una tragedia porque se cayó la producción y si bien
el gobierno ha anunciado los catorce motores, que viene hacer el plan de
recuperación, hay que decir que esos motores se van a fundir muy rápido, no van a
arrancar en las actuales condiciones porque el país no tiene dólares para soportar
la compra de insumos, maquinaria, tecnología.
La producción no va a responder y tampoco podemos importar por falta de divisas.
¿Entonces qué vamos a comer? ¿Habrá menos disponibilidad de alimentos? ¿Qué
ocurrirá con los salarios? Los pobres la están pasando muy mal y la clase media
está reduciendo el consumo. Ese es el drama.
¿Por qué dice que Dios nos ampare y nos favorezca, el gobierno no está en
capacidad de enfrentar esta crisis?
Con estas políticas y sin dólares, no. la primera urgencia que tiene el país es obtener
dólares y nadie nos va a financiar con el mismo menú de políticas económicas, sea
el Fondo Monetario Internacional, China o la banca internacional. Hay que presentar
un programa, los ajustes serán mayores en las medidas en que más nos tardemos
en tomar decisiones. Supóngase que Venezuela es una economía infectada y
necesita un antibiótico de mil miligramos pero se le están suministrando 25
miligramos, la enfermedad sigue avanzando. Los seres humanos se mueren pero
los países no, por eso es que los economistas decimos que siempre se puede estar
peor.
El gobierno no ha anunciado nada que permita obtener financiamiento internacional
en las cantidades que se requieren. Las estimaciones son que con un barril de
petróleo a 25 dólares necesitamos más de 30 mil millones de dólares para cumplir
los compromisos de este año, sin tomar en cuenta la deuda comercial. Con algunas
medidas como operaciones con el de oro el gobierno puede obtener liquidez, pero
quedará una brecha importante. ¿Va a continuar el recorte de importaciones? Eso
significaría que los consumidores van a comer menos y el aparato productivo no va
a funcionar.
¿Estaría de acuerdo con que el país acuda al Fondo Monetario Internacional?
Creo que lo primero es alcanzar un acuerdo de cuánto es el monto del
financiamiento que necesita el país y si la cifra es muy grande, tenemos que ir al
FMI. Por ejemplo, ¿cuánto se necesita para ir a una unificación del tipo de cambio y
mantener un mercado donde el tipo de cambio flote así sea en un sistema de
bandas? Ya hay un default comercial.
El FMI es el que puede darle el aval al país, se convierte en un fiador. Se puede
negociar, desde los años 80 que comenzaron los programas de estabilización ha
corrido mucha agua bajo el puente y el FMI se ha preocupado sobre los impactos
sociales de sus programas. Pero ajuste es ajuste, después de la fiesta viene el ratón.
En su trabajo de incorporación a la Academia dice que una nueva estrategia
agroalimentaria requiere que se cree confianza promoviendo el diálogo entre
gobierno y sector privado, así como reformas legales que fomenten el respeto
de los derechos de propiedad privada y el funcionamiento de los mercados. El
gobierno ha creado unas mesas de diálogo, ¿cree que va en esta dirección?
Existen sectores del gobierno interesados en ir en esa dirección y grupos radicales
que creen que ese paso supone entregar el legado de Hugo Chávez e ir contra el
pensamiento revolucionario. Pero suponiendo que el gobierno quiera ir en esa
dirección, nuevamente habría que preguntar: ¿dónde están los dólares, los recursos
para decirle al sector privado aquí están las divisas para agroquímicos, para
repuestos de la maquinaría agrícola?
Además afirma: “Salir de la crisis requiere en el corto y mediano plazo la
aplicación de un programa de estabilización y de ajuste estructural integral,
que mediante una sana coordinación y complementación entre el Estado y el
mercado, permita restablecer los equilibrios macroeconómicos, permita
un mejor funcionamiento del sistema de precios, provea un marco
institucional que garantice los derechos de propiedad y amplíe los espacios
de inversión para el sector privado. Esto implica una política macroeconómica
que minimice la tasa de inflación, la reducción o eliminación gradual de los
controles de precios, del comercio exterior, y una nueva política cambiaria que
unifique el tipo de cambio y evite su apreciación real”. ¿El gobierno de Maduro
puede hacer este giro que implica desmontar el chavismo?
No veo señales, creo que el presidente Nicolás Maduro no tiene la suficiente
autonomía y no sé si tenga la suficiente comprensión del problema económico.
¿Cuánto vamos a durar en este juego trancado? No lo sé, pero lo que le puedo
asegurar es que no hacer nada significa que la economía va a seguir empeorando,
la situación económica y social va a empeorar.
¿No es irreal pedirle a Nicolás Maduro que desmonte la política económica del
chavismo?
En 2013 cuando Nicolás Maduro llegó a la presidencia tuvo la gran oportunidad de
dar un viraje, pero prefirió ser fiel al legado de Hugo Chávez y Jorge Giordani. Tal
vez continúa pensando que es mejor tener un fracaso económico que traicionar este
legado.
Algo curioso es que quienes nos gobiernan siguen entrampados ideológicamente,
mientras que Cuba avanza en sus reformas económicas. Tampoco han caído en
esta trampa los presidentes de Bolivia, Ecuador, Nicaragua.
Otro tema que ha abordado es el del colapso del capitalismo rentístico. Su
trabajo resalta que entre 1920-1977 Venezuela vivió un ciclo de expansión,
prosperidad y modernización. Esa especie de milagro se debió a que en ese
lapso la renta petrolera permitió una evolución armónica de la oferta y la
demanda. No obstante el equilibrio se rompe en los 80 cuando aparece lo que
se ha llamado el colapso del capitalismo rentístico, muy estudiado por
Asdrúbal Baptista y Bernard Mommer: un sistema caracterizado por la
sobrevaluación de la moneda, exceso de empleo en el sector público, rol
protagónico y dominante de la inversión pública y baja correlación entre el
crecimiento de la productividad y los salarios reales. ¿Por qué el chavismo
acentuó las características del modelo que colapsó en los 80?
En la plana mayor de quienes gobernaban había personas que comprendían esto
perfectamente, Alí Rodríguez, Bernard Mommer. ¿Qué significa salir del rentismo?
Significa salir de la característica más estructural, que es que el Estado capta
directamente esa renta y la distribuye, asegurándose el control de los ciudadanos.
Salir del rentismo supone despojar al Estado de ese inmenso poder para dárselo a
los ciudadanos a fin de que el contrato social refleje el equilibrio que ocurre en
cualquier economía no rentista: los ciudadanos sostienen al Estado y no el Estado
a los ciudadanos.
Esto supone cambios políticos y económicos profundos.
¿La sociedad venezolana desea este cambio fundamental?
No sé si lo entiende. El liderazgo político, no solo el del gobierno, todavía no lo ha
entendido. Ese es el gran desafío. No solo se trata de restablecer los equilibrios
macroeconómicos y tener un presidente que amenace menos, el problema es más
de fondo, es cómo superar el capitalismo rentístico.

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