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RAÍCES MEDIEVALES DE LAS BIBLIAS INGLESAS

Carmen Olivares Rivera

El empleo del plural en el contexto de este trabajo hace referencia a las


muy numerosas ediciones de la Biblia que han ido publicándose en inglés a
lo largo de los siglos y que probablemente se seguirán publicando.
Aunque el impulso principal para las copiosas traducciones bíblicas lo
hallamos incuestionablemente en la Reforma, es de justicia reconocer tam-
bién la aportación medival en el proceso de adaptación ling ŭística y concep-
tual necesario para dar carta de naturaleza a una doctrina y unos textos que
se superpusieron a una población pagana autóctona de las Islas Británicas,
celta o germánica en su orígen.
Desde la experiencia de una sociedad católica, o al menos fuertemente
influida por el catolicismo en su historia y su cultura, es dificil de imaginar
la influencia de la Biblia en el mundo angloparlante. El propio lenguaje colo-
quial registra expresiones como «The Bible Belt» (el cinturón bíblico), apli-
cada a los Estados fuertemente religiosos del Medio Oeste. La moralina,
notoria en nuestros dias, de ciertos políticos deriva de un fundamentalismo
o integrismo que se basa en ŭltimo término en interpretaciones literales no
«aggiornadas» de la Biblia. Incluso el cine nos muestra, en ocasiones, la vida
cotidiana de comunidades que viven con arreglo a un régimen de autosufi-
ciencia que, a su entender, refleja el modo de vida concorde con la Bibla. Esto
es, dese luego, una muestra mínima.
Si hablamos de influencias en la literatura, los ejemplos son cuantiosos,
por lo que nos limitaremos a recomendar, para el lector interesado, el fasci-
nante ensayo de George Steiner «A Preface to the Hebrew Bible» (Prólogo a
la Biblia Hebrea) (Steiner 1996:40 y ss.) que hace una breve y excelente selec-
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ción. Este ensayo tambien contiene un preciso y sucinto repaso a la historia


de las traducciones bíblicas.
Es evidente que esta situación requiere, como presupuesto previo, la acce-
sibilidad de la Biblia en lengua nativa.
El poder leer la Biblia en la propia lengua no siempre se ha considerado
recomendable si no se parte de ciertas premisas doctrinales. La más pertien-
te es si resulta conveniente que el fiel laico tenga contacto directo con la fuen-
te principal de la Revelación (principal en la Iglesia Católica que admite tam-
bien como fuente a la Tradición), o por el contrario necesita de la mediación
por parte de una autoridad constituida, es decir, el estamento clerical, Ilama-
do con el impresionante término de Magisterio de la Iglesia, para el que el
inglés conserva la contundente palabra latina «Magisterium».
La aceptación de la sola scriptura como fuente de la Revelación es, como
se sabe,uno de los pilares fundamentales de la Reforma, en todas sus ramas.
Lortz expresa nítidamente lo que debió ser la emoción de Lutero al verter en
su lengua madre conceptos reverenciados durante largo tiempo. Lortz
(1963:315): «Lutero conocía perfectamente la Biblia. Cuando volvió a decir
en lengua alemana esta su posesión intima nació algo vivo. Nadie antes de él
habia podido lograr algo tan ardientemente vivo».
En inglés, aunque el ejemplo anglicano/protestante hizo surgir también
Biblias católicas, la corriente principal de las traducciones de la época
moderna se encuadra sobre todo en el ámbito de la Reforma. En cambio, la
Iglesia Católica siguió , en general, aferrada al latín como lengua sagrada
hasta hace relativamente poco tiempo. A efectos de la lit ŭgia, prácticamente
hasta después del Vaticano II. Dicha lengua sagrada tenía, seg ŭn Lecurieux,
(1975:34) las características de una «lengua fija», es decir, universalidad,
inmutabilidad y no-vulgaridad, en el sentido de no pertenecer al vulgo o per-
sonas de escasa educación. El uso del latín alejaba tanto a los feligreses de las
celebraciones lit ŭrgicas que se hizo necesaria la divulgación de misales y
devocionarios bilingŭes o semibilingŭes como los misales decimonónicos de
Clemente Carnicero (1826) o Salamero Martínez (1890), en el cual curiosa-
mente no se incluyen las palabras del canon sino oraciones sin relación con
esta parte de la misa, que se consideraba demasiado sagrada para ser leida
por la gente com ŭn. Estos misales han pervivido virtualmente hasta nuestros
dias.
Sin embargo, sí que hubo una significativa tradición de traducción bíblica
anterior a la Reforma. En su prólogo a la Biblia Romanceada del Manuscrito
Escurialense (Nuevo Testamento c. 1260 Ed. 1970: I) Montgomery y Baldwin
indican:
«In comparison with the abundant Old French and Italian literatures, the
quantity of material available in Old Spanish is quite exiguous. Vernacular
translations of the Bible, however, constitute a notable exception. No fewer
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than fourteen extant Bible Translations belong to the period between 1200
and 1500».
(En comparación con las extensas literaturas en francés antiguo e italia-
no, la cantidad de materiales disponibles en español antiguo es exigua. Sin
embargo, las traducciones vemáculas de la Biblia constituyen una notable
excepción. Sobrevien no menos de catorce traducciones que pueden datarse
en el período comprendido entre 1200 y 1500).
Pese a ello, la Iglesia se mantuvo, por cuestiones doctrinales, fiel a la len-
gua sagrada.
Los protestantes esparioles hicieron, desde luego, meritorios esfuerzos
como el de Casiodoro Reina , autor de la popularmente llamada Biblia del
Oso (1569 Ed. 1987) , que desemperió un papel marginal en Esparia. Su influ-
jo léxico y estilistico se deja sentir en la primera edición ecuménica de la
Biblia en español (Santa Biblia 1992). Es muy peculiar, por ejemplo el uso
retiterado de «día de reposo» en vez de «sábado», sentido explicado una y
otra vez en notas a pie de página.
Las traducciones espariolas de la Biblia, en ediciones de divulgación
amplia, son, consiguientemente, un fenómeno bastante reciente y el conoci-
miento profundo de este texto no forma par-te, en lineas generales, de la for-
mación de los españoles, influidos más bien, hasta hace bien poco (en térmi-
nos históricos), por la doctrina encapsulada de los catecismos. Este hecho lo
han descrito, con sensibilidad y humor, Miret Magdalena y Javier Sádaba
(1998) en su prólogo a la reedición de los catecismos de Ripalda y Astete, que
van seguidos de un Catecismo Socialista ariadido, tal vez, para equilibrar la
sátira.
Frente a este poco poblado territorio, el mundo angloparlante ofrece una
profusa colección de traducciones bíblicas que han servido no solo para la
instrucción de los fieles, sino que han contribuido de manera preeminente al
desarrollo de la teoría y práctica de la traducción. No es posible aquí repasar
la densa história de la traducción bíblica en lengua inglesa, que por otra parte
cuenta con revisiones asequibles como la de Bnice (1979).
Los traductores han buscado, ante todo, la autenticidad de un testimonio
religioso. Asi lo reflejan los grandes maestros del siglo XVI Tyndale y
Coverdale que, siguiendo el impulso de Lutero aun sin asumir toda su doc-
trina, sientan las bases para esa situación de via media de la que la Iglesia
Anglicana todavía se precia.
Las traducciones bíblicas han estado presididas, en general, por el princi-
pio de la pertinencia, de modo que sus enseñanzas de fe y moral afecten a las
conductas de sus lectores-oyentes, como debió hacerlo el texto primitivo para
sus destinatarios originales. Como indican Nida y Traber (1982:27) :
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« (...) the renderings must be sufficiently clear that one can understand
not merely what they must have meant to people in ancient times , but also
how they can be applied in the present-day context». ((...) las versiones deben
estar lo suficientemente claras como para que se pueda entender no solo lo
que significaron en tiempos antiguos sino también cómo pueden aplicarse en
el contexto actual).
Esta actualización o acercamento a los lectores tiene que compaginarse
ciertamente con la literalidad o fidelidad a los originales, necesitada, por otra
parte, de copiosas notas aclaratorias. Segŭn pone de relieve E. A. Gutt al
hablar de la New English Bible (Gutt 1991:60):
«Since the 1960s there has been a strong trend in translation theory and
practice to pay special attention to the target audience (...) this concern for
the impact of translation on the receptor language audience has probably
found its fullest development in circles concerned with the translators of the
Bible, though it is not limited to this enterprise». (Desde los arios 60 ha exis-
tido en la teoria y la práctica de la traducción una fuerte tendencia a prestar
atención especial a los destinatarios (...) esta preocupación por la influencia
de la traducción en los hablantes de la lengua receptora ha alcanzado quizá
su máximo desarrollo en los circulos de traductores de de la Biblia, aunque
no se limita a esta tarea.)
También en la traducción biblica espariola contemporánea prevalece esta
tendencia actualizadora. En las autorizadas palabras de Alonso Shóckel y
Zurro (1977:394) «(...) hay que actualizar en la propia lengua el acto de comu-
nicación realizado por medio del lenguaje original».
Como resumen de estas actitudes frente a la traducción resultan ŭtiles las
formulaciones de Nida, conocido especialista en la traducción biblica. El pro-
pone dos grandes modelos (Nida 1964:166): traducción de equivalencia for-
mal, orientada hacia la fuente y traducción de equivalencia dinámica , orien-
tada hacia el lector.
Como ejemplo del primer tipo menciona a la King James Bible (1611) y
del segundo a la New English Bible (1970). Ambas versiones se comentarán
en breve. El propio Nida es lógicamente partidario del segundo enfoque
como vimos en una cita previa (Nida y Traber 1982). Gentzler (1993:45) reco-
ge muy expresivamente este espiritu:
«Because of the theoretical importance the original message receives in
any translation of the Bible, the fundamental governing principle was corres-
pondingly predetermined: the communication across cultures of the spirit of
the original message is primary throughout. The particular form in which the
original message appears is superficial as long as the meaning of the messa-
ge is clear». (A causa de la importancia teórica del mensaje original en cual-
quier traducción de la Biblia, el principio rector fundamental estaba consi-
guientemente predeterminado. La comunicación intercultural del espiritu
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del mensaje original tiene una primacía absoluta. La forma concreta en que
aparece el mensaje se considera superficial siempre que el sentido del men-
saje quede claro).
Es de destacar que estas adaptaciones contextuales han conducido a
curiosos extremos como el célebre «Reno de Dios» en lugar de «Cordero» y
que han trascendido a los ritos litŭrgicos e. g. el uso de licor de arroz o roda-
jas de plátano en la comunión. Por encima de un primer efecto chocante, no
es trivial preguntarse si Jesŭs no hubiera partido plátano en lugar de pan de
haber nacido en un país tropical. De hecho, el clamor por una liturgia autoc-
tona está hoy muy vivo en un momento en que el catolicismo languidece en
Europa y florece en Africa e Hispanoamérica. La inculturación es, sin duda,
un magno problema de la catolicidad contemporánea. Juán Antonio Gracia
(1965:310) comenta al referirse a la liturgia tras el Vaticano II: «La Iglesia no
tiene como misión latinizar a los pueblos sino cristianizarlos. La catolicidad
de la Iglesia es su aptitud para adaptarse a todas las mentalidades, a todas las
culturas, a todos los pueblos y no la imposición de una liturgia ŭnica.» Con
el paso del tiempo hemos ido viendo las dificultades que tan sensato y ambi-
cioso programa entraria.
Retomando el hilo de las versiones bíblicas, me ceriiré a tres ejemplos que
revelan el esfuerzo lingiiístico y la versatilidad intelectual de los traductores.
Cualquier historia de la literatura inglesa y de la propia lengua inglesa se
hace eco del gran acontecimiento que supuso la publicación en 1611 de la
monumental King James Bible (Authorised Version), antes mencionada. Su
redacción fue encomendada a un panel de traductores cuya cuidada prosa
llegó a constituir, en el mundo angloparlante , la auténtica Palabra de Dios.
La King James tuvo que competir con la Biblia de Ginebra (1560), adoptada
en Escocia con prefacio de John Knox, que representa una visión fuertemen-
te protestante, concretamente calvinista, expresada en sus copiosas notas. La
Authorised Version ha sido elogiada como el más notable monumento de la
prosa inglesa. Los revisores de 1881, leemos en el Prefacio a la Revised
Standard Version (Ed. 1973 : IV) «expressed admiration for its simplicity, its
dignity, its power, its happy turns of expression (...) the music of its cadences
and the felicities of its rhythm». (expresaron admiración por su simplicidad,
su dignidad, su poder, sus felices giros (...) la mŭsica de sus cadencias y los
aciertos de su ritmo).
Es decir, que se trata de un texto de gran belleza literaria que ha contri-
buido a la forja de la prosa inglesa moderna .Con todo, la aparición de nue-
vas fuentes manuscritas, el mejor conocimiento del hebreo , arameo y griego
así como el progreso de los estudios bíblicos, aconsejaron la publicación de
una nueva versión, la Revised Standard Version, 1881 en Inglaterra y 1901 en
los Estados Unidos. De este texto ha habido sucesivas reediciones con reto-
ques y enmiendas, convirtiéndose en 1973, con la adición de los Apócrifos (o
Deuterocanónicos) en la primera versión ecuménica en lengua inglesa. No
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deja de ser escandaloso lo tardíamente que los cristianos han llegado al con-
senso de un texto com ŭ n, aunque no todos los Libros tengan para las distin-
tas denominaciones el mismo grado de canonicidad (tema que rebasa el
ámbito de este trabajo). La ediciones de la Revised Standard están en con-
junto «orientadas a la fuente», en términos de Nida, aunque las más recien-
tes hayan suscitado las protestas consabidas de lectores conservadores ape-
gados al lenguaje más tradicional.
Entiendo que merece una disgresión el acontecimiento que supuso la
publicación, en 1895 y tomando como base la Revised Standard, de la
Women's Bible compuesta por la pionera del feminismo Elizabeth Cady
Stanton y un comité de revisión enteramente femenino. La Women's Bible,
poco conocida excepto en círculos de teología feminista, se propone revisar
aquellos pasajes y capítulos que se refieren directamente a las mujeres o
aquellos en que las mujeres resultan conspicuas precisamente por su ausen-
cia. En la introducción, Cady Stanton (1895:7) manifiesta algo que podría ser
suscrito , aun •hoy, por cualquier sensibilidad moderadamente feminista:
«The Bible teaches that woman brought sin and death into the world, that
she precipitated the fall of the race, that she was arraigned before the judge-
ment seat of Heaven, tried, condemned and sentenced.
Marriage for her was to be a condition of bondage, maternity a period of
suffering and anguish, and in silence and subjection, she was to play the role
of a dependent on man's bounty for all her natural wants, and for all the
information she might desire on the vital questions of the hour, she was com-
manded to ask her husband at home. Here is Bible position of woman briefly
summed up».
(La Biblia enseria que la mujer trajo al mundo el pecado y la muerte, que
precipitó la caida de la raza y que fue llevada ante el estrado del tribunal de
los Cielos, juzgada, condenada y sentenciada.
El matrimonio iba a ser para ella un estado de servidumbre, la materni-
dad un período de sufrimiento y angustia y, en silencio y sujeción, tendría que
asumir un papel de dependencia de la liberalidad del hombre en lo tocante a
sus necesidades materiales y, respecto a toda la información que pudiera
desear sobre los asuntos vitales del momento, se le mandaba preguntar a su
marido en casa. Esta es la situación de la mujer en la Biblia, brevemente resu-
mida).
El ejemplo quizá más representativo de versión «orientada al lector» es el
de la New English Bible (1970) llevada a cabo también, como la King James,
por un panel de especialistas e ilustres eruditos. Este texto rompe con la tra-
dición venerable de la presentación en versiculos y acomete un proceso de
modernización gramatical y léxica. Los propios traductores, al final del pró-
logo al Antiguo Testamento describen su proceso de composición con gran
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precisión, de suerte que su testimonio es el mejor comentario, por lo que


merece una larga cita. (New English Bible 1970: xviii)
«The present translators have transliterated the Hebrew words for techni-
cal terms, where verbal exactness has seemed essential, while in other passa-
ges they have allowed themselves a paraphrase to bring out the general sense
where no technical problems requiring particularization is involved; but they
have adopted such devices as rarely as possible.
Finally, the translators have endeavoured to avoid anachronisms and
expressions reminiscent of foreign idioms. They have tried to keep their lan-
guage as close to current usage as possible, while avoiding words and phra-
ses likely soon to be obsolete. They have made every effort not only to make
sense but also to offer renderings that will meet the needs of readers with no
special knowledge of the background of the Old Testament».
(Los actuales traductores han transliterado las palabras hebreas relativas
a términos técnicos, allí dondequiera que la exactitud verbal parece esencial,
mientras que en otros pasajes se han permitido parafrasear para mejor dar a
conocer el sentido general cuando no aparece ning ŭn problema técnico que
exija la particularización; si bien estos procedimientos los han adoptado en
la menor medida posible.
Finalmente, los traductores se han preocupado de evitar anacronismos y
expresiones que evocasen modismos extranjeros. Han tratado de mantener
su lenguaje tan próximo como fuese posible al uso com ŭn, evitando a la vez
palabras y fi-ases probablemente destinadas a caer pronto en desuso. Han tra-
tado por todos los medios no solo de dar sentido al texto sino de ofrecer ver-
siones que se ajusten a las necesidades de lectores sin conocimiento especial
del contexto histórico del Antiguo Testamento.)
La perenne necesidad de nuevas traducciones se justifica, en estrictos tér-
minos filológicos por el propio desgaste y cambio de toda lengua viva (al con-
trario de lo que sucede con las lengua fijas). Así, traductores relativamente
conservadores como los de la Annotated Bible (1962: xiii) afirman:
« A major revision of the King James Version , which is valid for both the
Old Testament is the change since 1611 in English usage. (...) The greatest
problem , however, is presented by the English words which are still in cons-
tant use but now convey a different meaning from which they had in 1611
and in the King James Version. These words were once accurate translations
of the Hebrew and Greek Scriptures; but now, having changed in meaning,
they have become misleading. They no longer say what the King James trans-
lators meant them to say».
(Una razón de peso para la revisión de la Versión del Rey Jaime, válida
para el Antiguo tanto como para el Nuevo Testamento, es el cambio en el uso
de la lengua inglesa desde 1611. (...) Sin embargo, el problema principal se
presenta con las palabras inglesas que siguen en pleno uso pero que son por-
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tadoras de un significado distinto del que tenían en 1611 y, en concreto, en la


Biblia del Rey Jaime. Dichas palabras fueron en su dia traducciones precisas
de las Escrituras hebrea y griega ; pero, hoy dia, al haber cambiado de senti-
do, se han convertido en engariosas. Ya no expresan aquello que los traduc-
tores del Rey Jaime intentaron mediante ellas expresar.)
En la presentación de la Nueva Biblia Espariola, Alonso Shrickel y Mateos
(1975: s.p.) aducen muy similares razones:
« El lector español no tendrá que aprender un 'castellano bíblico para leer
y entender esta Biblia, sino que la leerá en castellano real, vivo, de nuestros
dias, adaptado en cada caso al nivel estilistico del original: épico, narrativo,
coloquial, retórico, sentencioso, didáctico Porque la Biblia es una colec-
ción de obras, multiple en géneros y estilos, aunque unitaria en su designio.
(...) las enormes posibilidades del castellano coloquial y literario han sido
puestas al servicio de esta traducción».
La versión casi revolucionaria que supuso la New English Bible se enfren-
tó, como decíamos, a numerosos detractores sobre todo en la faceta de lec-
tura pŭblica y se suscitó la necesidad de una nueva revisión más acorde con
la liturgia. Así en su Prefacio (The Revised English Bible 1989 viii): «Care has
been taken to ensure that the style of English used is fluent and of appro-
priate dignity for liturgical use, while maintaining intelligibility for worship-
pers of a wide range of ages and backgrounds». (Se ha tenido el cuidado de
asegurar que el estilo del inglés empleado sea fluido y de una dignidad apro-
piada para el uso lit ŭrgico y al propio tiempo mantenga su inteligibilidad
para un ámplio abanico de fieles de diversas edades y circunstancias.) Como
vemos, se trata de un delicado equilibrio entre la normalidad lingriística y
una cierta solemnidad para los Servicios Religiosos.
Una traducción que alcanzó una relativa notoriedad, incluso periodística,
fue la Inclusive Version (1995), que ha publicado el Nuevo Testamento y los
Salmos y que ha sido calificada como la Biblia «políticamente correcta».
Esta edición, con varias mujeres en el comité de traducción, tiene como
propósito el que cláramente indica su título, es decir que todo el mundo se
sienta incluido o aludido en el texto, en especial las mujeres y los grupos de
marginados, trascenciendo con ello el prototipo del varón adulto integrado
como ŭnico representante de la raza humana. A tal efecto se emplean artifi-
cios lingriísticos - ya bastante extendidos en inglés- para evitar el lenguaje
androcéntrico y sobre los que existen numerosas publicaciones, (vid. Miller
& Swift 1989). Por ejemplo la sustitución de son (hijo varón) por child (nirio
o hijo sin distinción de sexo) o el uso de The Human One (el ser humano, sin
distinción de sexo) en vez del clásico Son of Man (Hijo del Hombre). La inno-
vación más espectacular es, sin duda, la sustitución de Father (Padre) por el
binomio Father-Mother (Padre-Madre). La conceptualización de Dios como
Padre es, segŭn la teología feminista, un escollo fundamental para que se rea-
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lice, en un nivel intelectual, la igualdad de los sexos en el ámbito religiose,


ámbito que ha sido, con independencia de las creencias que cada cual profe-
se en la sociedad contemporánea, una poderosa fuerza en la génesis del pen-
samiento filosófico, sociológico y cultural de Occidente. Significativamente,
una de las obras clásicas de la teología feminista se titula Beyond God the
Father (Más allá del Dios Padre) (Daly 1973).
Como se indica en el prólogo, es propósito general de esta versión el que
nadie se sienta fuera del ámbito de la referencia bíblica: (Inclusive Bible
1995: viii)
«When we render the Bible into English with attention to greater specifi-
city with regard to gender, race, physical ability and other such concerns, we
are aiming at producing a specific version of the biblical text: an inclusive
version». (Cuando vertemos la Biblia al inglés atendiendo a una mayor espe-
cificidad respecto al género, la raza, la aptitud física y otras preocupaciones
de este tipo, pretendemos presentar una versión específica del texto bíblico:
una versión inclusiva)
A la vista de estos datos, no exhaustivos aunque sí representativos,pode-
mos comprobar que la traducción bíblica y el propio desarrollo histórico de
la lengua inglesa se hallan ligados por una relación de interacción m ŭtua. Por
una parte, las sucesivas versiones han obligado a una puesta a punto de los
recursos lingriísticos y, a la vez, esa misma capacidad de puesta a punto es la
que hace posibles los procesos de innovación y adaptación que lleva apareja-
dos cada nueva versión.
La lengua inglesa, como otras vernáculas europeas, experimenta a lo largo
de los Siglos XVI y XVII un considerable enriquecimiento que hace posible
su competencia con el latín para la redacción de obras de pensamiento, cien-
cia y cultura. Los hablantes de aquella etapa, sobre todo al principio, no veian
a su lengua como un idioma de prestigio, no solo en comparación con el
latín, sino incluso con otra lengua europeas, como el italiano, fi-ancés o cas-
tellano. El latín, en coincidencia con el resto de Europa, era usada como len-
gua internacional de ciéntificos, filósofos e investigadores y su posible decli-
nar era considerado una auténtica desgracia desde el punto de vista cultural.
Como indica Fernández (1982:57) los incondicionales del latín seguían empe-
riados en demostrar: «que el permitir el acceso a la cultura a todos, indiscri-
minadamente, sería realmente peligroso».
Este razonamiento impregna, más o menos confesadamente, el manteni-
miento de lenguas sagradas en distintas religiones y, en nuestros dias, la cre-
ación de jergas profesionales impenetrables.
Pese al pesimismo inicial, el triunfo del inglés tuvo finalmente lugar inclu-
so más allá de los sueños de sus primeros defensores y quizá (aunque ésto no
sea más que una opinión personal) las cosas sucedieron así porque actuaron
en la lengua ŭnicamente impulsos positivos —el préstamo, la adaptación, la
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creación trerminológica y nunca estuvo, ni está sujeta al efecto retarda-


terio de instituciones reguladoras.
Por otra parte, además de este enriquecimiento, nacido del Renacimiento
y compartido con las más importantes vernáculas europeas, el inglés habia
experimentado ya en época muy temprana (de los Siglos VII al XI sobre todo)
una fase de adaptación y expansión debida a la cristianización en general y a
la traducción bíblica en particular. No solo se introdujeron palabras latinas
en el vocabulario como apostle (apóstol), creed (credo), demon (demonio),
idol (ídolo) etc. sino que se adaptaron palabras germánicas nativas a los nue-
vos conceptos como gospel (de good spell, buena nueva --evangelio—) o Holy
Ghost (Espíritu Santo). Vid. Fernández (1982: 42), Partridge (1973:19).
Los primeros intentos de traducción bíblica fueron glosas interlineales
que se insertaron en los Lindsfarne Gospels, Vespasian Psalter y Rushworth
Gospels. Los Evangelios y los Salmos, por su uso en la liturgia fueron los pri-
meros libros traducidos con fidelidad, pero también aparecen paráfrases
libres en verso anglosajón, como las del Génesis, Exodo, Daniel y Judith.
Como obra individual, es de destacar el Heptatéuco de Aelfric (los cinco
libros de Moisés más Josué y Jueces). Aelfric fue uno de los espíritus más ilus-
trados del llamado Renacimiento Benedictino que surgió en la Inglaterra del
Sur, inspirado en la Abadía de Montecasino en Italia y que cultivó un estilo
de prosa más latinizado. Este movimiento produjo una importante traduc-
ción del Evangelio, los West Saxon Gospels, hacia finales del siglo X.
Desde entonces, hasta mediados del siglo XIV se hacen pocas traduccio-
nes hasta que el mítico Richard Rolle vierte los Salmos al dialecto nórdico.
Hay que destacar, no obstante, el interés de los Valdenses por el Salterio y el
Nuevo Testamento. Este movimiento fue declarado herético y muchas de sus
traducciones condenadas a la hoguera.
El importante eslabón que nos conduce a las grandes traducciones rena-
centistas es la Biblia de Wyclif, realizada en colaboración con Nicholas
Hereford y John Purvey, entre 1380 y 1384, en el contexto de expansión de los
Lolardos, aunque este término no se aplicó a los seguidores de Wyclif en
Oxford hasta 1382. Wyclif, profesor de teología, denunciaba la infalibilidad
del Papa y proclamaba a la Escritura como sola fuente de la fe, pavimentan-
do así el camino hacia la Reforma. En su redacción buscaba sobre todo la cla-
ridad y la llaneza a la vez que procuraba mantener la forma latina del texto
de la Vulgata.
Tras este autor nos reencontramos con Tyndale y Coverdale, ya mencio-
nados como precursores e inspiradores de la traducción bíblica por antono-
masia en lengua inglesa, la King James Bible (1611) que ocupa, como hemos
visto, un puesto central en estas reflexiones.
Como conclusión, este somero recorrido por algunas traducciones bíbli-
cas representativas en lengua inglesa y , tomando en consideración las impli-
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caciones lingiEsticas, teóricas y prácticas que las tarea de traducir conlleva,


podemos comprobar que el proceso continuado de adaptación y enriqueci-
miento de la lengua inglesa recibe un fuerte impulso de esta secular práctica
traductora cuyo florecimiento singular es posible gracias a sus hondas raices
medievales.
Estas consideraciones son interesantes a la hora de formar una opinión o
adoptar una actitud frente a la lengua inglesa, que aparece en nuestro mundo
como avasalladora en su omnipresencia en los campos de las ciencias, la tec-
nologia y las telecomunicaciones.
La expansión geografica y la versatilidad comunicativa de esta lengua se
deben no solo al imperialismo -aunque si en muy buena parte- sino también
a una ductilidad que ha ido adquiriendo, trabajosamente, desde antiguo.

REFERENCIAS

Se incluyen las obras mencionadas en el texto previo y las que aparecerán


en el Apéndice

Generales
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Miret Magdalena, E. y J. Sádaba (1998) El catecismo de nuestros padres.
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Salamero Martínez, J.(1890) Nuevo Oficio Divino. Tours, A Mame e Hijos.
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1238
RAiCES MEDIEVALES DE LAS BD3LIAS INGLESAS

Nuevo Testamento segŭn el Manuscrito Escurialense (c. 1260) Eds. F.


Montgomery y W. Baldwin. Madrid. Anejo XII del Boletin de la Real
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Sagrada Biblia (1986), Barcelona, Herder.
Santa Biblia (1992) Edición Interconfesional. Madrid, Sociedades Biblicas
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Biblias inglesas
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Holy Bible (1957) St. Joseph New Catholic Edition. New York Catholic
Book Publishing C°.
Holy Bible of Wycliffe (1380-84). Ed. J. Forshall & F. Madden 1850. Oxford
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New English Bible, The (1970) Oxford and Cambridge Univ. Presses.
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New Testament and Psalms, The (1995) An Inclusive Version. New York/
Oxford , Oxford Univ. Press.
Oxford Annotated Bible, The (1962) New York,Oxford Univ. Press.
Revised English Bible, The (1989) Oxford and Cambridge Univ. Presses.
Revised Standard Version, The (1973) Common Bible, New York/ Glasgow,
Collins.

APÉNDICE

.Con quien dilapida el dinero el Hijo Pródigo?


Para ejemplificar el abanico de posibilidades de la traducción biblica nos
centramos en una sola palabra que hace referencia a las personas con quie-
nes el Hijo Pródigo malgasta sus bienes, recibidos de su padre. El ejemplo
está incluido en el versiculo de protesta del hermano mayor, que expresa su
desazón al conocer el recibimiento de su padre al descarriado hermano.
Como introducción se presenta el versiculo entero, tomado de una Biblia
espariola y una inglesa, ambas católicas y cronológicamente próximas.
Lucas 15. 30
Nuevo Testamento (1963): «Ha venido este hijo tuyo, que ha consumido
tu hacienda con las meretrices, y haces matar para él un becerro cebado».
Holy Bilble (1957): «But when this thy son comes, who has devoured his
means with harlots, thou has killed for him the fattened calf».
1239
CARMEN OLIVARES RIVERA

Citamos ahora ŭnicamente la palabra objeto de comparación en Biblias


de distintas fechas.
Espariol
Nuevo Testamento (c.1260) — putas
Biblia del Oso (1589) — rameras
Biblia de Jerusalén (1975) — prostitutas
Nueva Biblia Espariola (1975) — malas mujeres
Sagrada Biblia (1986) meretrices
Santa Biblia (1992) (Interconfesional) — prostitutas

Inglés
West Saxon Gospels (finales S.X) myltestrum
Wyclif Bible (1380-84) — hooris
King James Bible (1611) harlots
Oxford Annotated Bible (1962) — harlots
New English Bible (1970) his women
Revised Standard Version (Common Bible) (1973) -- harlots
Christian Community Bible (1990) — loose women
Inclusive Bible (1996) — prostitutes

Original griego segŭn el Nuevo Testamento Trilingtie (1977): pornon.


Latín: meretricibus.

Para finalizar, solo un breve comentario.


Como podemos apreciar, las versiones se mantienen en conjunto en el
abanico de sinónimos de «prostituta» aunque en distintos grados de cultis-
mo. La palabra del Inglés Antiguo myltestrum ha desaparecido del Inglés
Contemporáneo sin dejar rastro. A esta palabra se la presenta como corres-
pondiente a la latina meretrix, pero no están relacionadas etimológicamente,
ya que la palabra latina pertenece a la familia de merecer, mérito etc., es decir,
básicamente la idea de percibir o cobrar. El inglés conserva la palabra milt
con una acepción de «semen de pez macho» o bien «huevas de pez hembra»,
por tanto en el ámbito de la genitalidad, pero el diccionario no recoge ning ŭn
sentido relacionado con la prostitución, o el sexo en general. Sin embargo, el
Diccionario de Slang sí menciona a milt con el doble significado de «semen»,
por una parte, y «partes pudendas femeninas» por otra; la analogía es evi-
dente.
1240
RAiCES MEDIEVALES DE LAS BIBLIAS INGLESAS

Es de destacar el uso en las dos lengua de las palabras más incisivas en las
versiones más antiguas, ya que el Nuevo Testamento del Siglo XIII emplea
putas. También llama la atención en versiones muy modemas de la suaviza-
ción del térrnino hasta apartarlo virtualmente del original. Así leemos en la
New English Bible his women (sus mujeres, un franco eufemismo), en la
Christian Community Bible loose women (mujeres disolutas) y en la Nueva
Biblia Espariola malas mujeres. El Profesor Mateos, responsable del Nuevo
Testamento de esta Biblia, me ha manifestado (comunicación personal) que
él había considerado malas mujeres como virtual sinónimo de prostitutas, si
bien le había parecido más adecuado para lectura p ŭblica. Es motivo de refle-
xión el que la maldad de la mujer, tal como refleja la exquisita sensibilidad
ling-ŭística del Profesor Mateos, se asocie prototípicamente a lo sexual.
El examen atento incluso de una sola palabra bíblica pone de relieve el
delicado equilibrio del traductor ante un texto que es, a la vez, algo así como
una propiedad pŭblica y que también se usa en la práctica devocional más
intima.

1241

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