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Textos con cíclopes,

esfinges, sirenas
y minotauros

Materiales del taller “El mito filosófico y literario”


coordinado por Juan Speroni y Gabriela Marrón
en el marco de las
Ilustraciones diseñadas por Ayelén Rubino
the.sunshine.unde
erground
d@hotmail.com
El mito sólo vive si se lo relata
de generación en generación en
el curso de la vida cotidiana.
Caso contrario, queda relegado
a los rincones de las bibliotecas,
congelado en forma de escritos,
conver tido en referencia erudi-
ta para una elite de lectores
especializados en mitología.
Jean Pierre Vernant
Versión en español por Daniel Zadunaisky
Índice
Textos para Primaria

Graciela Montes, El largo viaje de Ulises 007


Graciela Montes, Teseo, Ariadna y el Minotauro 015
Graciela Montes, Monstruos 023
Marcelo Birmajer, Mitos y Recuerdos: La Odisea 025
Beatriz Fernández, Dioses, Héroes y Heroínas: Teseo 037
R. García Domínguez, Acis, Galatea y Polifemo 041
Ramón García Domínguez, Los mil y un naufragios de Ulises 043
Ramón García Domínguez, Teseo y el Minotauro 050
Fabulandia, Teseo y el Minotauro 052
Sandra Siemens, El minotauro y las mariposas 054
Gudrun Pausewang, La sirena en la lata de sardinas
(traducción de Alberto Jiménez) 062
G. Repún & P. Suárez, Teseo, Teseo, ¡qué laberinto más feo! 064
Adela Basch, Episodio de Polifemo 075
G. Repún & P. Suárez, Polifemo 080
Adela Basch, Episodio del Canto de las Sirenas 089
G. Repún & P. Suárez, La Esfinge que no finge 092

Textos para Secundaria

Stella Maris Cochetti, El regreso de Odiseo 0105


Stella Maris Cochetti, Teseo y Ariadna 0121
Stella Maris Cochetti, El Oráculo de Delfos 0128
Manuel Rojas, Homero: La Odisea, Canto 9 0135
Manuel Rojas, Homero: La Odisea, Canto 12 0141
Teócrito, Idilio 11: El Cíclope
(traducción de Juan. B. Bergua) 0147
Apolonio de Rodas, Argonáuticas 4,895-921
(traducción de Máximo Brioso Sánchez) 0149
Ray Bradbury, La Sirena
(traducción de Francisco Abelenda) 0149
José de La Colina, Las Sirenas 0153
Augusto Monterroso, La Sirena inconforme 0154
Marco Denevi, Silencio de sirenas 0154
Marco Denevi, Los héroes deben permanecer solteros 0154
Índice
André Gide, Teseo (fragmento) 0155
Jorge Luis Borges, El minotauro 0156
Jorge Luis Borges, Asterion 0156
Les Luthiers, Epopeya de Edipo de Tebas 0156
Alejandro Dolina, La Esfinge Cantora 0157
Fontanarrosa, La Odisea 0158
Los Simpsons, Temporada 13, episodio 8:
Relatos del dominio público: La Odisea 0163
Sófocles, Edipo Rey (versión abreviada)
(traducción de Agustín Blanquez) 0166

Textos para Polimodal

Jean Pierre Vernant, Edipo a destiempo


(traducción de Daniel Zadunaisky) 0177
Jean Pierre Vernant, Ulises o la aventura humana
(traducción de Daniel Zadunaisky) 0188
Homero, Odisea, Canto 9, 105-542: Episodio del Cíclope
(traducción de José Luis Calvo) 0213
Homero, Odisea, Canto 12, 1-200: Episodio de las Sirenas
(traducción de José Luis Calvo) 0221
Apolodoro, Biblioteca 3,1,3-4 y Epítome 1,7-11
(traducción de Margarita Rodriguez de Sepúlveda) 0226
Ovidio, Arte de amar 1,269-326
(traducción de Vicente Cristóbal López) 0226
Marco Denevi, Edipo Cambiado u otra vuelta de tornillo 0227
Franz Kafka, El silencio de las sirenas
(traducción de Juan José del Solar) 0232
Jorge Luis Borges, Sirenas 0233
Jorge Luis Borges, Los monóculos 0234
Jorge Luis Borges, La casa de Asterión 0235
Héctor Tizón, El Minotauro 0236
Jorge Luis Borges, El hilo de la fábula 0237
Jorge Luis Borges, Laberinto 0237
Jorge Luis Borges, El laberinto 0238
Jorge Luis Borges, Edipo y el Enigma 0238
Julio Cortázar, Los reyes (fragmento) 0239
Eurípides, El Cíclope
(traducción de Alberto Medina González) 0241
Primaria

Graciela Montes, El largo viaje de Ulises

Graciela Montes, Teseo, Ariadna y el Minotauro

Graciela Montes, Monstruos

Marcelo Birmajer, Mitos y Recuerdos: La Odisea

Beatriz Fernández, Dioses, Héroes y Heroínas: Teseo

R. García Domínguez, Acis, Galatea y Polifemo

Ramón García Domínguez, Los mil y un naufragios de Ulises

Ramón García Domínguez, Teseo y el Minotauro

Fabulandia, Teseo y el Minotauro

Sandra Siemens, El minotauro y las mariposas

Gudrun Pausewang, La sirena en la lata de sardinas


(traducción de Alberto Jiménez)

G. Repún & P. Suárez, Teseo, Teseo, ¡qué laberinto más feo!

Adela Basch, Episodio de Polifemo

Adela Basch, Episodio del Canto de las Sirenas

G. Repún & P. Suárez, Polifemo

G. Repún & P. Suárez, La Esfinge que no finge


TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 7

La mar áe cruntos

u" via~ 11 tos murufos imIlgillilrioJ


mM ap(tn¡fitfos ¡~ {¡¡ líumanillu{
El largo
Mitoragía griega
Los ca6a[feros áe fa Mesa 9Váonáa
'}fistorias áe fa 'Bi6fio
de Ulises
Relato de Graciela Montes
Dibujos de Liliana Menéndez

Los griegos fueron grandes inventores de hislOrias.


Les gustaban las historias de amores, de peleas
y de triunfos.
Las histori as con dioses poderosísimos
y con héroes muy valientes, que se animaban
a hacerles frente a los monstruos de cien cabezas
y emprendfan viajes a tierras misteriosas y desconocidas.
Historias bellas y emocionantes,
que vale la pena volver a contar.

Mitología griega
LA MA R OE CUENTOS

MitolOj!ia griega
EL LARGO VIAJE DE UUSES

EL LARGO
VIAJE
DE ULISES
Relato de
u. _ Wipwld. ,.., I%no¡".,,,,,,, ./I"")mt> GRAClELA MONTES
NJ¡wuJ*'C_r,¡.-* .......,,~""_""" Dibujos de
JUS/II«u." .....
LILIANA MENÉNDEZ

LS O N 987·'106')·':·9
01~f'O'CWo5~l..~"""_
"'~"_<,,""'vo EoIo<.-.Cohl.... S . L lXu W ... )12'.(10<)1
_ A_ R"-'¡ ......" . ..... Qoo<do Ioo<~ dckpóollO "'"- " ' 1 lo
Gramón-Colihue I Buenos Aires
1'1 lt TH lmp ....... l. ""«."" I P" ... d '" ...".,; ..

Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009
8 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

U no de los cuentos que más les gustaba


contar a los griegos era el del largo viaje de
Ulises, el más astuto y más ingenioso de to-
dos los héroes.
La gran guerra de Troya había tenninado
por fin y los griegos que habían acompaña-
do a Menelao en la empresa de rescatar a la
bella Helena se embarcaron de regreso a sus
casas. Entre ellos iba Ulises, el inventor del
famoso caballo de madera con el que ha-
bían tenninado de derrotar a los troyanos.
.... ~~ Faltaba de su reino, Ítaca, desde hacía ya
más de quince años. Habían sido años du-
ros, de guerra y de muerte. y Ulises estaba

---------e- -~
ansioso por reencontrarse con Penélope. su
~~
.s~- s---
esposa, y con Telémaco, el hijo al que había
:..J~__- SC ____ besado por última vez cuando era sólo un
= bebé.

Pero no fue fác il el regreso y, según ase-


gura Homero --el poeta griego que contó esta
historia-, Ulises y sus hombres pasaron por
mi l y una aventuras antes de poner los pi es
en su querida isla.
A poco de comenzar a navegar se aproxi-
maron a una islita de aspecto salvaje. S610
una de las e mbarcaciones, la de Uli se s. an-
cló en la costa, para buscar agua dulce y pro-
visiones. Los demás se mantuvieron aleja-
dos: no sabían qué podían depararles esos
parajes tan extraños.
Uli ses y sus compañeros desembarcaron
y comenzaron a internarse tierra adentro. Lle-
garon de pronto a una gran gruta y entraron
en ella para explorarl a. Era muy amplia y, al
parecer, estaba habitada. Había provis iones
de todo tipo: jarras de leche fresca, crema,
queso, m iel, vino y pequeñas manadas de
ovej as y carneros muy bien instalados en
prolij os corrales. En el centro, un gran hogar
con brasas aún encendidas y muchas pilas
de leña a los costados.
Apenas habían empezado a recorrer la es-
tancia, husmeando en los tarros y en los ja-
rros, cuando sintieron de pronto q ue la tierra
temblaba baj o sus pies y vieron que las ove-

Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009
TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 9

jas empezaban a sacudirse como cuando está


por desatarse una tormenta.
Sin perder tiempo, se ocultaron lo mejor
que pudieron detrás de unos toneles y des-
de alú vieron recortarse en la entrada de la cue-
va la figura gigantesca de Polifemo, el cíclope.
Era un monstruo poderoso, alto como cin-
co hombres, con el rostro cubierto de pelos
y un solo ojo redondo y negrísimo en la mi-
tad de la frente. Viv.ía con otros hermanos
cíclopes en esta isla alej ada donde j amás
antes habían llegado los hombres.
Aterrados, los griegos trataban de pasar
desapercibidos en su escondite. Pero, des-
graciadamente, Polifemo los vio. Les clavó
toda la furia de su único ojo y rugió como un
tigre enfurecido.

Avivó el fuego. Se sirvió un jarro de vino


y luego levantó en el aire a dos de los grie-
gos que se amontonaban en el corral y se los
tragó como quien se traga un pescado.
Los demás gritaron de horror y empeza-
ron a creer que ése sería el fin de todos.

- Hombrec itos ri dículos - dijo-, me los


voy a comer uno por uno.
y trajo unos listones de madera, hizo un
nuevo corral , semej ante al de las ovej as, y
allí encerró a Uli ses y sus hombres.
Después cerró la entrada de la cueva con
una piedra tan pesada que ni veinte bueyes
juntos la habrían podido mover, y se di spuso
a comer.

Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009
10 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

y tal vez hubiese sido el fin de todos de


no haber estado allí Ulises, el más astuto entre
los hombres.
Al día siguiente, cuando Polifemo salió de
la cueva para llevar a sus ovejas a pastar y
volvió a sellar la entrada con la roca, Ulises
dio órdenes precisas: había que buscar al-
gún madero grueso y largo y afilarlo en la
punta. Luego hahía que esperar en silencio y
con paciencia a que volviese el monstruo.
El monstruo volvió y, al igual que la no-
che anterior, avivó el fuego, se sirvió un ja-
rro de vino y luego levantó en el aire dos
griegos y se los tragó .
Pero esta vez Ulises lo llamó desde el co-
rral y le dijo con la voz más amable de la
tierra:
-Señor cíclope, ¿no querría usted que le
sirviera un poco más de vino?
El cíclope miró con sorpresa a ese
grieguito que se atrevía a dirigirle la palabra,
pero, como había comido bien y estaba de
buen humor, aceptó lo que Ulises le propo-
nía y le abrió la puerta del corral para que
pudiese ir a servirle vino.
Ulises se apresuró a servirle un jarrón bien
tó Polifemo, bastante bien dispuesto con este
colmado. sirviente inesperado.
-¿Cómo te llamás, hombrecito? -pregun-
-Me llamo Nadie, señor-dijo Ulises.

--- --
'-

empezó a tambalear y luego cayó donnido


-B ueno, Nadie -se sonrió Polifemo-,
al suelo.
como premio a tus servicios, te prometo que
Entonces Uli ses les abrió la puerta del
serás el ú!timo que trague.
corral a los amigos y, entre muchos, levanta-
-Gracias, señor -dijo Ulises. y agregó: -
ron el leño al que le habían afilado la punta,
¿No quiere un poco más de vino?
lo revolvieron en tre las brasas hasta encen-
Polifemo vació su jarro de vi no y Ulises
derlo y, con un fu erte impulso, lo clavaron
le ofreció más . Y le siguió sirviendo de ese
hasta el fondo en el ojo único del gigante
vino espeso y rojo hasta que e l cíclope se
dormido.
Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009
TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 11

Es imposible describir el aullido de un


cíclope. Es más profundo que el rugir de una
catarata, que la explosión de un volcán, que
el crujir de un terremoto. La gruta se sacu-
dió como un papelito con sus gritos y las
ovejas empezaron a balar desesperadas.
Con un gran esfuerzo Polifemo logró
arrancarse el leño punzante, fue trastabillando
hasta la entrada de la cueva, sacó la roca y
llamó a sus hennanos cíclopes.
Acudieron todos en masa a preguntar qué le
había sucedido a Polifemo que aullaba tanto.
-¿Quién te hizo eso? -preguntaban.
-¡Fue Nadie! -gritabaPolifemo-. ¡Nadie
me pinchó el ojo! ¡Nadie me cegó!
Los cíclopes se miraban unos a otros sin
entender. ;• ')
-Bueno -decían-, si no fue nadie, será un
castigo de Zeus, y tendrás que soportarlo en
- -:.D-
silencio.
El cíclope siguió aullando la noche entera
en la puerta de su cueva y, cuando llegó la
mañana, abrió la puerta de sus corrales para
dejar salir a pastar a las ovejas.

Sabía que los griegos seguían adentro por-


que él no había abandonado ni por un mo-
mento la puerta. Temeroso de que se le es-
caparan, se agachó y palpó una por un a las
ovej as y los cameros que salían. Pero, una
vez más, Polifemo no contó con la astucia
de Ulises: debajo de cada una de las ovejas
había un griego, bien agachado y bien tapa-
do por las lanas del vientre del animal. El
cíclope palpaba la lana del lomo y de los flan-
cos y suponía que salía sólo una oveja.

Así fue como Ulises y sus hombres huye-


ron del cíclope, que, al descubrir que los grie-
gos se habían escapado, se puso a aullar de
rab ia en la costa.
-¡Nadie se me escapó! ¡Nadie se me es-
capó! -gritaba.
Los cíclopes lo oían y pensaban que se
había vuelto loco.
-S i nadie se le escapó ¿por qué será que
grita?

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12 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

Pero la de Polifemo fue s610 una de las


muchas aventuras que tuvieron que vivir
Ulises y sus hombres en ese larguísimo viaje
de vuelta a casa. También tuvieron que lu-
char contra la bárbara tribu de los lestrigones.
Tuvieron que huir de Circe, la bruja que con-
vidaba con masitas a sus invitados y los con-
vertía en animales. Tuvieron que resistir el
maravilloso canto de las Sirenas, que tenía
el poder de hechizar a los que lo oían y obli-
garlos a arrojarse al mar.

Tuvieron que escapar de Escila, la


monstrua que atrapaba por los pelos a los
marinos que navegaban cerca de ella, y de Ca-
ribdis, el remolino que se tragaba los barcos.
En fin, el de Ulises y sus hombres fue el
viaje más difícil que se haya vivido.

Pero todo estaba dispuesto a soportarlo


Ulises por el gran deseo que sentía de abra-
zar a su esposa y a su hijo.
Mientras tanto, en Ítaca, nadi e sabía nada
de la suerte de Ulises. No habían ll egado
noticias de sus aventuras, y muchos opina-
ban que seguramente había naufragado en
alguna tormenta. Penélope, sin embargo, lo
seguía es perando, y Telérnaco confiaba en
el regreso del padre .
Con los mIOS se habían ido reuniendo al-
rededor de Penélope un montón de preten-
dientes, deseosos de casarse con ella, un poco
po rque la reina era todav ía muy hermosa,
pero sobre todo porque deseaban apoderar-
se del reino. Por esa razón se hab ían puesto
de acuerdo en asesi nar a Telémaco, el hijo y
heredero del rey ausente .
Pero Penélope se resistía a un nuevo ca-
samiento y mantenía a raya a los pretendien-
tes. Buscaba excusas:
- En cuanto termi ne de tejer esta prenda-
decía- les vaya decir con quién de ustedes
decidí casanne.

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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 13

Pero de noche , cua ndo nadie la veía,


Penélope destejía lo que había tejido duran-
te el día. Al día siguiente seguía tejiendo y
tejiendo, pero el tejido, claro está, no ade-
lantaba.

~
- - -
(--.
- -
---~
-_.
Así pasaron algunos años, y así estaban
las cosas ~uando Ulises I1 egó por fin a las
costas de haca. Habían pasado veinte años
desde el día de su partida y estaba todo muy
cambiado.

Se encontró con un pastor, que le contó lo Con las ropas en harapos y el rostro muy
que estaba sucediendo en el palac io, cómo barbudo y sucio, a medias cubierto por una
ased iaban los pretendie ntes a Penélope y capucha, Ulises disimuló su presencia e n el
cómo resistía ell a a sus ambiciones. También salón de los banquetes. Para los pretendien-
le contó lo que ya todos sospechaba n: que tes que estaban ahí reunidos era sólo un men-
los pretendientes tenían planeado matar a digo más de los que venían a comer los res-
Telémaco. tos de sus fest ines.
Ulises entonces -¡cuándo n01- preparó Burlones y groseros, se reían de él, lo in-
o~ra de su trampas: iba a entrar aJ palacio su ltaban y le tiraban pedazos de pan y cás-
disfrazado de mendigo y sólo se daría a co- caras de fruta.
nocer a su hijo Telémaco.

.---------

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14 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

Ulises desempeñaba a la perfección su


papel de humilde pordiosero y soportaba todo
con paciencia, a la espera de la venganza fi-
nal.
Era un día especial: Penélope ya no podía
seguir demorando su decisión y esa misma
noche se decidiría la suerte de los preten-
dientes con una prueba de destreza: el que
fuese capaz de armar y tensar el arco que
había sido de Ulises y de atravesar con una
sola flecha otros doce arcos puestos en fila
sería el esposo de Penélope y el rey de Ítaca.
Uno por uno intentaron suerte los preten-
dientes y ninguno consiguió siquiera curvar
el arco para colocarle la cuerda. Cuando el
último pretendiente había hecho su intento
se oyó la voz del mendigo:
-Soy sólo un miserable, ya sé -dijo
Ulises-, pero en mis tiempos fui un soldado.
Me gustaría probar de disparar una flecha
con ese arco.
Resonaron las carcajadas en la sala. Pero
Telémaco, que sabía quién era el falso men-
digo, intercedió por éL
- Es sólo un viejo -dijG-. Déjenlo probar.
Los pretendientes, pensando que podia ser
un espectáculo divertido, lo dejaron probar.

Luego se abrazó con su esposa Penélope


y cQn su hijo. Lloraban los tres en medio de
la aleg ría.
El viaje, el largo viaje de Ul ises, había
llegado a su fi n.

Ulises tomó el arco con mano firme, lo


curvó con fac il idad, como quien curva un
mimbre, ató la cuerda, la tensó y disparó
una sola flecha, que atravesó como un rayo
los doce arcos ali neados.
Los pretendientes no salían de su asom-
bro. Pero mucho más se asombraron cuan-
do Ulises echó hacia atrás la capucha de sus
harapos y reconocieron la inconfundibl e ca-
beza del héroe.
Entonces el rey de Ítaca, el dueño de casa,
vo lvió su arco contra los pretendientes y los
mató a todos, uno por uno. Pocos minutos
después los sirv ientes retiraban los cuerpos
sin vida: Ulises se había vengado.
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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 15

¡Busque t n los lihritos dtl Ctntro Editor


las más htrmosas historias lit la mito~ía grttga!
Los griegos fueron grandes inventores de historias.
Les gustaban las hislOria.~ de amores. de peleas y de
triunfos
Las hislOrias con dio!\es poderosisimos y con heroes Teseo, Ariadna
muy valientes. que se animaban a hacerle frenle a los
monstruos de cien cabezas y emprendian viajes a
tierras misteriosas y desconocidas .
y el Minotauro
Rr/Qu> ,¡,. Gnri~'" MON~.
o;to.j<>s<k Vi....... M#"¡w:
y son lan bellas y tan emocionantes esta~ h,stonas
que vale la pena volver a contarlas.
Centro Edilor de América Latina
e lGe811G01. c.,uro EdiIor .. """"""' l.Dnoo S.A.
L.obro . . IIdd6n.~
1""""",,,~Io" 1Il0<l
ISBN 050-25-1103·2

Teseo , Ariadna
y
el Minotauro

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16 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

T eseo era el hijo único de Egeo, el rey


de Atenas, y, sobre todo. era un gran héroe,
uno de los héroes más famosos que tuvie-
ron los griegos.
Como todos los héroes, Teseo tuvo mu-
chas aventuras y corrió terribles peligros.
Mató gigantes, bestias salvajes y bandidos
terribles y hasta, según se cuenta, bajó al
Hades ---el infierno griego- y regresó
luego a .vivir entre los hombres . Pero de
todas las grandes aventuras de Teseo nin-
guna cs. tan marávilIosa como la de su
lucha contra el Minotauro.
El asunto del Minotauro había comenza-
do unos veinte años antes de que Teseo
naciera, cuando el hijo de Minos, el rey de
Creta, fue asesinado en las montañas cerca-
nas a la ciudad de Atenas. Desesperado por
la mUerte de su hijo, enloquecido y furio-
so, el rey Minos declaró una guerra sin
cuartl1.1 "8 los atenienses y durante años los
persiguió de todas las formas posibles con
sus tropas.

Los griegos. siempre que estaban pasan-


do por momentos diñciles, iban a consultar
al oráculo. El oráculo era un santuario con-
~ . -----
sagrado a a1gún dios donde, sentada en un
banéci de tres patas, una mujer -la pito-
nisa--- hablaba directamente con los dioses
y los consultaba acerca de los problemas
de los mortales. El oráculo más famoso de
toda Grecia era el de la ciudad de Delfos:
estaba consagrado a Apolo, el dios del sol.
Los atenienses mandaron una delegación
a Delfos para consultar de qué modo se
podría acabar con la desolación y la guerra.
La pitonisa los escuchó, consultó con Apo-
lo y después les comunicó lo que el dios le
había dicho: si conseguían que Minos, el
No había día en que no hubiese alguna rey de Creta, los perdonase , también los
escaramuza; los atenienses vivían aterrados dioses los iban a perdonar.
y ya no podían ocuparse más de sus culti- .
vos ni de los asuntos políticos de la ciudad.
Para colmo , los propios dioses del Olimpo
se habían enojado por el ¡"justo asesinato
del muchacho de Creta y colaboraban con.
Minos mandando sobre Atenas sequías, 'pé-
simas cosechas y toda clase de enfermeda-
des. Era intolerable. La bella ciudad de
Atenas languidecía. Los ho~bres caían
muertos o heridos. Las mujeres vestían de
luto. Los chicos se quejaban de hambre . Y
los campos se achicharraban a1 sol.
Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009
TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 17

Ento~ces hubo que mandar otra delega-


prometiesen a mandarle, cada nueve años,
ción, esta vez a Creta, para parl~ntar
un contingente de siete muchachos y siete
con el furioso rey Minos. Iban a decirle
muchachas, todos fuertes, sanos y her-
que los atenienses estaban cansados de esa mosos.
larga guerra y le preguntaban qué condicio-
-¿Para qué siete muchachos y siete mu-
nes pondría para firmar la paz.
chachas, todos fuertes, sanos y hennosos?
El rey Minos dudó un rato y luego les
-preguntaron intrigados los atenienses.
dijo a los embajadores que necesitaba un
tiempito para reflexionar. -Porque el Minotauro quiere que sean
siete y siete y que todos sean fuenes, sanos
Pasaron cinco meses. Entonces Minos y hennosos.
manaó llamar a los atenienses y les dijo
- j , y se puede saber quién es el Mino-
que estaba dispuesto a abandonar la lucha
tauro? -preguntó un ateniense más valien-
siempre y cuando los atenienses se com- te que otros.

y ahí fue cuando los atenienses se ente-


raron de 10 que el rey Minos le~ tenía re-
servado. Había tardado tanto en darles una
respuesta porque, durante todo ese tiem~ ,
había estado preparando todo lo necesano
para castigar a los atenienses y vengar la
muerte de s.u hijo.
Le había pedido a Dédalo, un gran. artis-
ta de la época, que le construyera un pala-
cio enorme, lleno de recovecos, del que
nadie pudiese volver a salir. En el centro
de ese palacio viviría el Minotauro, un
monstruo mitad hombre, mitad toro , feroz
y devorador. que cada nueve años destripa-
ría con sus cuernos a los muchachos y a
las muchachas atenienses.

Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009
18 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

Los atenienses sabían que Minos era ¡m-


p~a~~ble. pero no habían esperado una Con-
dlClon de paz tan monstruosa. Sin embar-
go, debían aceptar; de otro modo At",
t" ~nas
enrunana arrasada. Ese mismo año, en un
barco de velas negras, partieron siete mu-
chachos y siete muchachas. todos fuertes,
sanos y hermosos, rumbo a la isla de Creta
y los atenienses los lloraron en la costa . .

.'
y pasaron otros nueve años .
~a llegaba la primavera y los atenienses
sablan que en cualquier momento llegarían
d~sde Creta los embajadores a reclamar el
tri~uto. Se ruzo el sorteo para ver quiénes
senan Jos desgraciados que morirían entre
los cuernos del Minotauro.
Siete muchachas fueron sorteadas, todas
fuenes, sanas y hennosas y sus padres
. desconsoladamente'' CO~
llorando . .-
"_'w.a.&un a'
despedrrse de ellas.
Cuando llegó el momento de sortear a
los muchachos hubo algunos atenienses que
y nueve años después otros siete 'mucha- comenzaron a munnurar en contra del rey.
chos y otras siete muchachas partieron en ..-Egeo -:os manda sonear a nuestros
un barco de velas negras. hiJOS -declan-, pero se cuida muy bien
de que el suyo intervenga en el sorteo.

Teseo. el hijo de Egeo, los oyó muñnu-


rar y. como era tan valiente y tan dispuesto
a emprender aventuras, le pidió a su padre
que lo enviase a él, junto con otros seis
muchachos , al palacio de Minos.
-Pero, Teseo -protestó Egeo--, vos
sos mi único hijo .
-Voy a volver, papá -dijo Teseo--
Voy a derrotar al Minotauro.
Tcxlos los atenienses comentaban la va·
lentÍa de Teseo y se acordaban de otras
aventuras que había tenido .
Un día de cielo muy azul el barco de las
velas negras zarpó rumbo a Creta con siete '
muchachas llorosas, seis muchachos preocu- Dédalo, su ingenioso arquitecto, lo había
pados y un Teseo que, con las cejas frun- diseñado de tal manera que había una can-
cidas y el ánimo decidido, iba a enfrentarse tidad infinita de pasillos y corredores -si-,
con el monstruo de Cicta. nuosos , que doblaban a veces hacia la de-
Al llegar a Creta los pobres jóvenes ate- recha, otras hacia la izquierda, que tenni-
nienses comenzaron a enterarse mejor de la naban retrocediendo, se bifurcaban ... Los
desgracia que los aguardaba. que en~ban al Laberinto podían pasarse
El palacio que había mandado construir días y más días tratando de encontrar .. la
el rey Minos tenía un nombre: el Laberinto. salida, pero no 10 lograban . De un corredor
pasaban a otro. Daban vueltas en redondo,
volvían a pisar sus propias huellas y se
perdían irremediablemente. Y, mientras
tanto, el Minotauro, sediento de sangre, los
aguardaba en el centro, donde tarde o tem-
prano tenninaban desembocando .
Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009
TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 19

Tan horrible era el suplicio que el propio


Teseo. que era tan animoso, empezó a pen~
sar que tal vez ésa fuese su última aventura.
y tal vez lo hubiese sido de no haber
estado por ahí una muchacha bella y tími-
da: Ariadna.
Ariadna era la hija del rey Minos y.
como todos los cretenses, les tenía bastante
rabia a los atenienses por 10 que le habían
hecho a su hermano. Sin embargo, cuando
vio a esos pobres muchachos y a esas
pobres chicas, que tenían más o menos su
. edad y que lloraban desesperados por la
suerte que les esperaba y sobre tÓdo cuando
vio a ese muchacho más alto y más grande
que los demás, y tan hennoso, que no
pedía perdón ni lloraba sino que miraba de
frente a los cretenses con las cejas frunci-
das, Ariadna sintió que el corazón se le
entibiaba con la pena y también con el
amor que empe.zaba a sentir por Teseo, el
ateniense orgulloso y valiente.
También Teseo vio a la tímida muchacha,
que lo miraba con grandes ojos negros des-
de la puerta de su enemigo.
El rey Minos mandó que aloja,ran a las
víctimas en el palacio: al día sig'uiente se
haría el sacrificio.
Esa noche, · cuando la hiná estaba alta,
Ariadna, la tímida y dulce Ariadoa, se annó

-Tampoco yo quiero morir -dijo "Te-


seo-. Yo quiero pelear. Yo quiero matar
al Minolauro ... Pero dicen que el Mino--
tauro es feroz y que el Laberinto es infini-
to. Dicen que nadie volvió a salir vivo de
ese horrible palacio.
-Es cierto -dijo Ariadna-, el Mino--
tauro es feroz y el Laberinto es infinito ,
pero hay un modo de encontrar la salida .
Ariadna le mostró entonces su arma se-
creta: un ovillo de hilo sedoso y fino.
-Con esto podrás salir· del Laberinto.
Alcanza con que ates la punta de este ovillo a
una saliente de las paredes de roca de los
infinitos pasillos. Después te.nés que ir
desovillando el hilo . Para volver bastará
con que vayas rehaciendo el ovillo.
de coraje y buscó en las habitaciones del - Me diste el arma para derrotar al La-
palacio de su padre hasta dar con Teseo. berinto, hermosa cretense , ¿con qué arma
Teseo miraba la luna desde la ventanA . voy a derrotar al Minotauro? -preguntó
-Extranjero -dijo Ariadna en voz muy Teseo.
baja, acercándose-. Extranjero, no quiero Entonces Ariadna le entregó una reful-
que te mueras . gente espada.

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20 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

-Esta espada matará al Minotauro -le Desde el fondo del Laberinto un largo y
dijo Ariadna. sonoro mugido le respondió.
Teseo entonces sonrió una gran sonrisa. Entraron al Laberinto.
Se sentía seguro y con ganas de iniciar el Cuando apenas habían avanzado unos
combate. metros Teseo les pidió a sus compañeros
Al día siguiente, cuando apenas el sol que se mantuvieran juntos y que avañzaran
empezaba a salir del horizonte, los atenien- detrás de él, que no tu\tieran miedo, que
ses fueron llevados a la entrada del Labe- iban a salvarse. Entonces ató la punta del
rinto. Los muchachos y las muchachas llo- ovillo de Ariadna a una pequeña saliente
raban, abrazándose unos a otros. Teseo, de roca y comenzó a avanzar.
Se movían en tinieblas, casi a tientas,
por corredores muy estrechos, flanqueados
por paredes· altas, húmedas y negras , en las
• que crecían algunos manchones de musgo .
Había cientos, miles de pasillos que se cru-
zaban, se bifurcaban, torcían hacia un lado
y hacia otro y, de pronto, tenninaban en
una pared sin salida.
-. A lo lejos, cada vez más nítido, rítmico
y pausado, se oía el mugido del Minotauro.
que no había querido contarles nada de lo
sucedido durante su entrevista secreta con
Ariadna, escondía el ovillo de hilo y la
espada brillante entre sus ropas.
-¡Minotauro! -gritó el rey Minos desde
la puerta del Laberinto-. Acá te manda-
mos nuestra ofrenda: siete muchachos y
siete muchachas de Atenas, todos fuertes,
sanQS y hennosos.

Teseo avanzaba cauteloso , sin soltar el


hilo de Ariadna con su mano izquierda y
aferrando con la derecha la espada brillan-
te . El mugido del Minotauro hacía ret~~­
bar las paredes. Los muchacho~ escudnn~­
ban con ojos de miedo la oscundad: detras
de cada curva esperaban encontrar al mons-
truo . .
Torcieron bruscamente hacia la izqUierda
y, de pronto , la penumb~ del Laberinto se
convirtió en la luz muy tntensa de una ma-
ñana soleada. Habían llegado al centro.
De pie, bañado plT la luz del sol, e:>taba
el Minotauro moviendo la cabeza haCia un
lado y hacia otro, preparándose para em-
bestir con sus temibles cuernos. De~e la
punta de los pies hata el cuello era ~olo un
hombre grande y fornido,. con los musculos
tensos, bañados en sudor, pero I~ que ver-
daderamente es.pantó a los atemenses f'll:e
su gran cabeza de toro, con grue.sas nan-
ces ojos crueles y diminutos, labIOS grue-
sos: de los que manaba un hilo de baba, y
una implnente corona de cuernos largos y
filosos como sables.

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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 21

Teseo se paró en seco. Los muchachos y


las chicas cerraron los ojos para no ver esa El Minotauro lo miró con curiosidad.
figura monstruosa y se taparon los oídos Parecía intrigado por esta víctima rebelde.
para no oír sus mugidos de amenaza. que le hacía frente, tan diferente de los
-Quédense aquí, junto al ovillo -les muchachos que había despedazado nueve
dijo Teseo--. El ovillo es lo principal. años atrás. Se quedaron los dos quietos.
Los muchachos se quedarori amontona- silenciosos, midiéndose con la mirada. Des-
dos junto al último pasillo, aferradoS al pués, los dos a un tiempo, empezaron a
ovillo, y Teseo avanzó hacia el monstruo desplazarse en círculo, rodeándose uno al
con la espada en la mano. otro, buscando la oportunidad.
De pronto, con un súbito impulso, el

zar con tanto ímpetu contra Teseo, levan-


tando polvareda, y los seis muchachos se
adelantaron con el deseo de soconer al
amigo en peligro.
Pero esta vez Teseo lo aguardaba con la
espada alzada , en punta, preparada para
clavarse en el grueso cuello del monstruo .
Sin embargo, por un momento todo pa-
reció perdido: Teseo retrocedió UQ paso y
tropezó con una piedra. Cayó de espaldas
al suelo. El Minotauro lo vio caído y atro-
pelló hacia adelante, con los cuernos casi a
ras del suelo, preparado para ensartar a la
víctima. Pero Teseo fue más rápido. Tuvo
un instante para arrodillarse y alzar la es-
pada. Cuando el Minotauro, ciego en su
atropellada, llegó· junto a él. ahí estaba la
Minotauro bajó la cerviz y embistió bestial- espada brillante, que se clavó profunda en
mente. Pero Teseo vio venir el ataque y se la cerviz.
echó rápidamente hacia un costado. Justo a El monstruo cayo al suelo, rodando en
tiempo: el afilado cuerno del Minotauro le su sangre y mugiendo sus restos de vida.
arrancó un trozo de la túnica y le dejó un ,.....,-.1"-'" .....
fino rasguño en las costillas. El hombre- ,.c.... ~ r 'r r-- ",,:Ro>
loro detuvo su carrera y mugió, furioso: no
le gustaba que se le resistiesen . Entonces
giró el cuerpo , buscó con los ojos al mu-
chacho y, pateando con furia el suelo, vol-
vió a embestir.
Las muchachas comenzaron a gritar de-
sesperadas cuando vieron al Minotauro avan-

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22 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

Un minuto después todo se había aquie-


tado. El polvo se había posado nuevamente
sobre el suelo y, en lugar de gritos y mu-
gidos, solo había silencio en el aire.
-Volvamos -dijo Teseo luego de echar-
le una última ojeada al monstruo y arran-
cando la espada sangrienta, que segUÍa cla-
vada en su cuello.
Entonces tomó el ovillo y, lenta y cuida-
dosamente , lo fue ovillando de nuevo, por
pasillos y corredores tenebrosos, hasta acer-
carse a la salida del Laberinto.
Cuando estuvieron a pocos metros de la
salida y vieron a Jo Jejos la luz del día,
Teseo les mandó a todos guardar silencio y
sentarse a esperar hasta que se hiciera la
noche y los alrededores q~ vacíos de
cretenses.
Sentados uno junto a otro, los mucba-
chos esperaron a que cayera el sol. Poco a ·Cuando estuvo bien seguro de que no
poco la oscuridad se fue haciendo más den- había peligro, Teseo tenninó de ovillar el
sa y ya dejaron de oírse las voces de los hilo y volvió a salir al aire libre: era el
cretenses, que, seguros de que los atenien- primer hombre que había podido desandar
ses habían muerto entre los cuernos del el Laberinto.
toro, volvían a sus casas haciendo comen- Miró a su alrededor y se sobresaltó. Cer-
tarios. ca de la entrada, junto al tronco de un
árbol, había una figura blanca. Alarmado,
Teseo echó mano a la espada; tal vez los
cretenses habían dejado un gUardia apos-
tado.

-Sí que quiero -dijo Ariadna . Y sonrió


tanto que la cara le brilló como una luna.
Caminando en la noche luminosa de Cre-
ta, los atenienses avanzaron hasta la costa,
donde un barco de velas negras los estaba
esperando.
y así terminó la bella historia de Teseo,
Ariadna y el Minotauro.

Pero, en eso , se oyó una voz tímida.


-Soy yo, Teseo.
Era Ariadna.
- ¡Ariadna! Te quiero mucho, Ariadna
-dijo Teseo, abrazándola y devolviéndole
el ovillo de hiJo, bien enrollado--. Ariad-
na, ¿no queres venir conmigo a Atenas?
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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 23

Más cuentos de la Mitología griega Más cuentos de la Mitologfa Griega


MONSTRUOS

MONSTRUOS

Relatos de
GRACIELA MONTES
Dibujos de
Lll..IANA MEN~NDEZ

~s griegos no sólo concebfan bellos dio-


ses, semejantes en todo a los humanos, pero
inmortales y mucho más luminosos: también
imaginaron una gran cantidad de monstruos.
Seres extraños, aberrantcs, aterradores e in-
comprensibles quc parecfan nacidos de pe-
sadillas. A diferencia de los dioses, que te-
nían su casa en el esplendoroso Olimpo o
en el Océano o en el lenebroso 5ubmuooo
del Hades, los monstruos eran más bien te-
rrestres. Estaban siempre al acecho y pod1an
aparecérsele a uno por cualquier parte. A
veces vivían en el fondo de una gruta, o en-
cima de un acantilado, se enseí'loreaban en
un campo o cortaban los camillas, siempre
...
lislOS para asustar al humano.
.

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24 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

Las Sirenas, mujeres-pájaro también ellas


-porque para los griegos no eran mujeres-
peces sino mujeres-pájaro--, anidaban en la
cOSla, sobre rocas y acantilados. Las Sire-
nas cantaban muy bien. Y su canto seductor
enloquecía a los marineros. que terminaban
arrojándose al agua.

Ulises y sus comp.1l'ieros se salvaron de


ellas gracias al consejo de Circe, que les
h~bía recomendado taparse los oídos con
cera para no sucumbir al hechizo. Todos sc
los taparon menos Ulises, que amaba las
experiencias lluevas y no querfa perder esa
oportunidad de escuchar un canto que tal vez
nunca más volverla a ofr en su vida. Pero
para no arrojarse al mar, como al parecer
hacían todos. pidió que 10 ataran fuertemente
al palo mayor del barco. De ese modo, aun-
que tal vez haya enloquecido como todos
mientras duró el canto, oyó lo que quería
ofr, y luego, poco a poco, cuando el canto
cesó. recuperó la cordura.
17
l'

La Esfinge merodeaba el camino real que


llevaba a la c iudad de Tebas. Tenía cuerpo
de león y cabeza y torso de mujer. Solía vér-
sela al acecho sobre una peña, dispuesta a
lanzar su acertijo sobre cada viandante. Si
respondIa bien podía seguir adelante, si no
encontraba la respuesta morla deshecho en-
tre sus garras.
La pregunta era al parecer sencilla:
-¿Quién es el animal que por la mañana
camina en cuatro patas, al mediodía en dos,
yen tres al caer la tarde?
Pero nadie fue capaz de responderla.
Hasta que pasó &lipa, él develó el enigma.
-Es el hombre -le respondió a la Esfin-
ge-. Gatea cuando es niño, en su adultez
camina en dos pies, y alllegar a viejo nece-
sita del bastón. su tercera pierna.
y aunque la vida de Edipo tuvo muchas
zozobras luego, y mucho surrimiento. ése
fue un momento de g loria para él y para to-
dos los griegos: el pensamiento de un hom-
bre acababa de derrotar el enigma de un
monstruo.

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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 25

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26 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


L E

L a Odisea es el relato de cómo Ulises


regresó de Troya a su patria, Ítaca.
Se vio forzado a engañar a un cíclope
gigante, a huir de una terrible y semidivina
mujer que devoró a varios de sus marinos, a desoír
el canto dulce y mortal de las sirenas, a esquivar a
los monstruos de la tierra y a las furias del mar. Y
ni siquiera en Ítaca estuvo tranquilo, al llegar se
encontró con que varios hombres deseaban a su
esposa, la fiel Penélope, y sus riquezas.
la aventura de su retorno es una de
las más grandes jamás contadas. Dice el poeta
griego Kavafis: cuando emprendas tu viaje hacia
Ítaca, ruega que el camino sea largo.
Porque solo cuando el camino es largo y
arduo, la aventura es memorable.
54 55
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hablaban otro idioma y había canchas de tenis: no


1ne perdí, descubrí otro continente.
-No descubriste nada -decía mi abue-
10-. Te perdiste.
-¿ y cuál es la diferencia entre encontrar un
lugar nuevo y perderse? -le pregunté desafiante.
mi fomilia siempre se hablaba de cierta -Saber córrZo volver -dijo con tristeza
vez en aue me perdí en la playa juntando vasitos. mi abuelo.
Caminé sin mirar a los costados> y en
cuanto alcé los ojos estaba en un sitio que no
conocía.
sombrillas eran de otro color, había
canchas de tenis junto al mar y las personas habla-
ban en otro idioma. No sabía en qué playa estaba)

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 27


ni cómo se llamaba aquella en la que me aguarda-
ban mis padres. Estaba perdido.
Finalmente, por- una serie de casualidades
milagrosas, una huésped del hotel donde nos alojá-
bamos me reconoció y me llevó de regreso con
padres>' desesperados} ya habían dado aviso a
policía.
Esa noche me enteré de dos cosas: había
caminado una buena cantidad de kilómetros y me
habían buscado incluso en helicóptero.
Cuando se narraba el incidente, y mis her-
manos se burlaban de mí, yo 111e defendía:
-Bueno, después de todo -decía-,
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28 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


Los OTÓFA~OS

unque la distancia entre Troya y la


isla de Í taca -la tierra de Ulises-
podía atravesarse en barco en dos
semanas, diez años demoró nuestro héroe.
ocurrió que habiéndose terminado la
provisión de agua del barco -luego de una dura
batalla y un violento temporal-, mandó a sus
marinos a una isla que se divisaba desde la nave,
y que resultaría habitada por unos hombres lla-
mados "1'foto agos " .
único comestible de la isla era
del loto, que es muy sabrosa; pero quien la mas-
tica pierde los recuerdos y se desinteresa por el
futuro.
lotófagos no conservan sus tristezas
ni cumplen sus obligaciones ni guardan esperan-
za alguna.
Fueron generosos y ofrecieron agua a los
hombres de Ulises. También les dieron de pro-
bar su exquisito y único alimento.
58 59
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Algunos de los hombres de Ulises comie-


ron de la flor del olvido y nunca regresaron a la
nave: quedaron boca arriba, tendidos en la isla,
entre el cielo y la tierra, sin pensar ni sufrir.

Yo sabía que mi amigo Carbonero no la


pasaba bien en su casa. Su padre le pegaba. La
mamá también lo maltrataba.
A veces, venía a la escuela lastimado.
Sin embargo, se las arreglaba para jugar y
divertirse.
Era un verdadero prodigio del salto en alto
(era chiquito y parecía volar como una pluma) y

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 29


escribía muy buenas composiciones.
Además de sus composiciones, yo siempre lo
veía escribiendo algo en una hoja deshilachada~
que desplegaba y volvía a plegar al final de cada
clase. Un día no pude aguantar más la
intriga y le pregunté:
-¿Qué escribís en esa hoja, Carbonero?
-Las cosas que quiero olvidarme -me
contestó.
-No entiendo -le J

-Anoto todas las cosas que quiero olvi-


darme y al final del día me fijo si me las olvidé
o no.
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30 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


60

-¡Pero así no te las vas a olvidar nunca!


-le grité-. Si te las llegás a olvidar, la hojita te f el ES
las recuerda.
-Tenés razón -dijo Carbonero pensati-
vo-. Tal vez, entonces, no me las quiero olvidar.
vez sea simplernente que no quiero estar todo el
tiempo pensando en eso, pero me lo anoto para no
uego de rescatar a algunos de sus navegan-
olvidármelo del todo.
tes de la tierra de los lotófagos, Ulises
No preg:únté más. Pero yo sabía cuáles eran
pensar, aunque l' "', encalló en la isla de los cíclopes: un pue-
esas cosas en no
blo de gigantes con un solo ojo en la frente.
tampoco quena olvidar.
suelo era fértil y abundaban las uvas.
Hace poco me lo encontré por la calle. Se
Ulises, encantado por esta isla generosa, entró con
casó y tuvo dos hijos. Tiene una librería. Me pare-
sus hombres a una cueva vacía.
un hombre feliz.
Era la morada de Polifemo, el más grande
y fuerte de los cíclopes, hijo predilecto de Poseidón,
el dios del mar.
encontró a Ulises y sus ~.ua.L.LUVv,
' ....AlcLUUU

y dejó a los demás para el día


,t
'~
siguiente. Dos pares más de marinos devoró hasta
1}

que Ulises logró reaccionar.


noche, como un esclavo sumiso,
Ulises le ofreció a Polifemo una copa de un vino
... .....
~

añejo.
El gigante quiso más y acabó borracho.
gigante alegre, Ulises le dijo que su
nombre era Nadie.
62 63
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Cuando por fin Polifemo cayó rendido


por el sueño, le clavaron un trozo de mástil
encendido en su único ojo.
El gigante, desesperado) exclamó:
-¡Nadie me ha dejado ciego!
Sus amigos, pensando que se trataba
desvaríos de un borracho, no acudieron a Escuché esta historia en quinto grado y le
ayudarlo. dije a Malena) la chica que me gustaba, que había
Ulises y los marinos restantes pudieron un cíclope en mi barrio, el Once.
escapar y continuar su travesía hacia Ítaca. Era un enorme pero simple mendigo que
contra la pared de un baldío de la calle
Uriburu.
Pasaba el día borracho, tirado en el suelo y
con una botella de vino barato oculta bajo un enor-

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 31


me sacón, cuya solapa izquierda le tapaba un ojo.
Le había hecho creer a Malena que, como
Ulises, yo era capaz de burlarme de él y
Había una gran diferencia entre mz caso y
Ulises y el cíclope: el pobre hombre no me había
hecho nada y yo estaba comportándome cOrno un
tonto.
Pasaba delante de él, sabiendo que
como un tronco) y zapateaba como si lo provocara.
Malena me veía y me admiraba.
Pero nunca quiso ser mi novia.
La estupidez era doble: el hombre podía
levantarse y partirme la botella en la cabeza.
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Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009

32 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


La historia terminó un modo muy dis-
tinto. I~E AS
Casi un año después de que me atera por
vencido con Malena, mientras caminaba con mis
padres por esa cuadra de Uríburu, el hombre se
levantó de su eterna borrachera y, para espanto de
mi padre y de mi madre, me preguntó, con una voz
ronca pero calma: istintos obstáculos se interponían entre
-¿ Y? ¿ Te ayudé a conquistar a la chica? el valiente Ulises y su hogar, Ítaca,
Luego guiñó un ojo y se dejó caer. donde lo aguardaban su esposa Penélope
y su hijo Telémaco.
veces, seres monstruosos amenazaban
su vida. Pero en otras ocasiones, bellas criaturas
estuvieron a punto de interrumpir su retorno a
casa.
Los griegos las describen como criaturas
aladas, con un irresistible poder de seducción. Su
belleza era femenina y su canto ejercía un poder
magnético sobre los marineros. Habitaban una
isla que Ulises rodeaba en su trayecto.
La astuta diosa Circe había advertido a
Ulises: "El canto de estas sirenas es irresistible. Si
las escuchas una vez, te quedarás por siempre en
su isla".
Obedeciendo el consejo, Ulises ordenó a
sus hombres taponarse los oídos con cera y atarlo
al palo mayor de la nave.
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Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009

Al escuchar el canto de las sirenas, Ulises


suplicó a sus hombres, por medio de gestos, que
desataran.
Pero estos desoyeron a su jefe y mantuvie-
ron la velocidad y la dirección de la nave. Finalmente,
Ulises dejó de oír a las irresistibles sirenas y conti- La mayoría de rnis compañeros escucharon
nuó viaje. La tentación había sido vencida. esta historia como una simple fantasía> pero vo sabía
cuán real era.
Lorena) la novia de mi amigo VIcente, can-
taba en el coro del colegío. Cuando cantaba, me
miraba; y cuando me rniraba, me 11'lÍraba.
Vicente y yo éramos íntimos amigos, y Lorena
me miraba núentras cantaba, como una sirena.
Yo no tenía nave ni tripulación: no podía

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 33


pedirles que me ataran al palo mayor.
Yaunque una tarde intenté taponarme
oídos con cera, no existían tapones para
miradas.
siquiera tenía la posibilidad segurr
viaje hacia algún lado.
De todos modos, lne contuve.
Alpoco tiempo, Lorena se con Miguel,
que no era arnigo de Vicente y dejó
me mientras cantaba.
Pasó el tiempo, y yo no podía olvidarla.
Ahora que no me miraba, la veía todo el
tiempo.
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34 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


-Ulises era un héroe porque logró vencer la
tentación -le dije una tarde a mi profesor-o Los
,impLes humanos no conseguimos dejar de pensar en
Los VIENTOS
las cosas prohibidas que nos gustan.
-¿Quién le dijo que Ulises dejó de pensar
en Las sirenas? -me respondió-o Todo lo que sabe-
mos es que huyó de ellas. Pero tal vez continuó escu-
chando su canto por el resto de su vida. Todo lo que cerca de Ítaca, Ulises y sus
se puede pedir a un hOlnbre es que siga de largo) hombres encontraron una isla
pedirle que olvide ya es demasiado. Aunque... las extraña y atractiva. ,
sirenas seguro que se olvidaron de Eran los dominios de Eolo, el dios de los
vientos que ordenaba las brisas y los huracanes de
la Tierra.
Movido por la curiosidad, Ulises ancló su
nave.
Eolo, que conocía la trayectoria del héroe
griego, lo recibió con inmensa hospitalidad.
Luego de un generoso mes, lo despidió
con un espléndido obsequio: la totalidad de los
vientos de la Tierra menos uno, encerrados en una
bolsa de piel de buey. Dejó libre el viento del
Oeste, para que empujara la nave de Ulises hasta
su hogar.
Llegando a las costas de Ítaca -con Ulises
durmiendo mientras su nave era impulsada segura
y continuamente-, los marinos creyeron que den-
tro de la bolsa de piel de buey su capitán llevaba
70 71
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un tesoro, producto de su botín de guerra.


Abrieron la bolsa en busca de joyas y oro. Los
vientos escaparon todos a una vez, formando un
violento huracán y arrojando la nave lejos, muy
lejos de las costas de Ítaca.

-¿Qué harías si fueras el dios de los vien-


tos? -me preguntó ¡imena.
-Resucitaría a rni abuelo -le respondí.
sabía muy bien qué tenía que ve1"y pero
abuelo había muerto hacía poco y era lo único
que me importaba.
-¿Y qué más?
-Me subiría a un viento cálido y

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 35


el desierto del Sahara.
-¿ y lne llevarías a
Teníamos diez años.
-En el viento de al lado -le dije-..
una brisa fresca con asientos y venta-
nas.
-¿Y qué más?
-Traería un huracán brutal que se lleva-
ra a Marte al maestro Poggi.
Era uno que nos pegaba.
-¿ y nada más?
Pensé un largo rato.
-Si foera el dios de los vientos -prop'use-..
36 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

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DIosEs, H[ROES y HEAOIMo.s
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~ de la miIoIogla ~

DIOSES, HÉROES
de hatr1z " ...... n<l<01 y AIIcIll Stacco

Y HEROINAS
HiJtoyi4J A.e t4 ""itot0'fff4 'ffYie'ff4 DE UTA lOIQOH

Santillana
e 200 1. EdW::Iones S;on~ $A
A~. Lelllldru N. AIetn 720 (ClOO1AAP) Buenos~. Atgen_.

AOAPTACIÓN

Beatriz Fernéndez y Alicia Stacco


ISBN 10:~'()3.t·X
ISBN 13; $1$.950-410304.2

Quedl l'I«:tIo el dep6siIo cru- dispone la ley 11 .723.


Impreso en Atgen~"". Prinl.,;1ln Argenml.
PI'imera edición: l&I:w'ero de 2001
Cuarto reimpresión: mI)'O de 2006
ILUSTRAC IONES

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 37


Nancy Fiorlnl

DIseo'Jo '1 ~ MarOefondo.

Un. loGitoriaI del ,,",pO s.ntil'-'- que ediUI en: ESI*\II, ~. BoIiYWo. Bmsi.
COOmbia. Costa Rica. Ct!iIe, EaJador. El SaIvac)or, EE.UU.. Guiolemale. ~.
M6><ico. p~ . ParJOUll~. "'-tU. Portug ... Pu.to Rico, R~ DorninicanI,1JnJguay,
,,,,,,"'"
SutIl
AlU nilJ1fIJ.
TodoI a <Iere<:hos ~. E$l8 ~ no ~ _ re¡¡roducida ni en lodo ni
-.~ fin Pilrto. ni registrada ..... o trane.milida poi, un sisl<lma di reo.>pe<ación de 1n1ormaciOn.
por ÑIIOIJI'I8 Jorma. ni POI" nIngUn medio O ptOCedWnien\o. IN reprogr¡lllco, /oIooopiII,

h:.é'f . ':"J
r,,.,'. . /.'
~. "*'>I6graIo, O (:U8Iquier QIn) ......... ....a.róco. toIoquimico.-.::trónioo.
In~ maopIIIico. iIIticb J¡ ' OIC.,'" el pent'Qo ~ por escrito de 110 editatiaI.

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DH)SES, HÉROES y HEROíNAS
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38 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


I
Cuando cumplió diecisiete años, Piteo le mostró la
TESEO, UN CAMPEÓN piedra que había dispuesto su padre, y el joven levantó la
ENTRE LOS HOMBRES roca sin dificultad y recuperó las sandalias y la espada. Su-
po entonces que era hijo de un rey y marchó a Atenas a
reunirse con él.


t Pero el camino no fue sencillo. La ruta a Atenas estaba

T eseo fue un verdadero campeón, admirado los sembrada de trampas tendidas por bandidos perversos y
l. hombres y respetado por los dioses. crueles gigantes. Teseo decidió ser, como Heracles, un héroe
Era hijo de Egeo, rey de Atenas y de Etra, y en la vencedor de lllonstruos. ASÍ, el joven derrotó con su espada

ciudad de Trecén. a todo el se le enfrentó y se hizo famoso por su coraje.


Egeo estaba muy preocupado porque no había tenido Las noticias sobre sus victorias llegaron a Atenas tan
hijos, y por lo tanto no había herederos para el trono. Por velozmente que se anticiparon a su llegada. Pero Egeo, que
eso, cuando los asuntos del reino lo obligaron a partir hacia no había tenido noticias del nacimiento de Teseo, ignora-
Atenas, antes de saber si Etra iba a tener un niño/.le dI]O que ba que se trataba de su hijo. Por entonces Egeo vivía con
si nacía un hijo suyo lo criara con cuidado. Además, escon- la hechicera Medea. El rey esperaba que ella con su magia
dió su propia espada y sus sandalias debajo de una enorme pudiera darle el hijo que tanto deseaba.
piedra y dijo que sólo querría ver a su hijo cuando fuera ca- Gracias a sus poderes, Medea supo de inmediato quién
paz de correr la roca y recuperar los objetos escondidos. era Teseo pero no le
J nada al rey, pues temía yana
Ya de niño, Teseo dio muestras de su valentía: un día, le prestara atención si se enteraba de que tenía heredero. Por
el héroe Heracles, que visitaba Trecén, se quitó la piel de eso, convenció a Egeo para que invitara al victorioso Teseo
león (on la que se cubría. Todos los niños del lugar hu- al palacio, así ella podría hacerle beber un poderoso veneno.
yeron espantados menos Teseo, quien con sólo siete El horrendo plan de Medea marchaba a la perfección: .
años, recogió un hacha de leñador y se acercó a él pen- Egeo, ignorante de todo, invitó a Teseo al palacio y lo in-
sando que se trataba de un león verdadero. a cenar. En una de las copas esperaba amenazador el
HISTORlp.S DE LA MITOLOGíA GRlEGA

I veneno preparado por 1vledea. Pero sucedió que} antes de


e
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I beber, Teseo sacó su espada para cortar la carne. Entonces


el rey reconoció el arma que había dejado bajo la pleara y
comprendió que estaba frente a su hijo. Con gran alegría,
al joven ante todos los ciudadanos y la rnaga Me-
dea debió huir furiosa de la ciudad.
Viviendo en y nlientras ayudaba a su padre en
los asuntos del rrnhwr ... " Teseo supo de la exigencia que
Minos} el rey de Creta, les imponía a los atenienses. Ate-
nas estaba obligada a entregarle en sacrificio, cada nueve
años, siete doncellas y siete caballeros} quienes servirían
de alimento al 1vIinotauro} horrible monstruo n1itad toro
y mitad hombre, que vivía encerrado en un laberinto.
lOS ciudadanos de Atenas estaban furiosos con Egeo

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 39


porque no se rebelaba contra tan espantoso rito. Enton-
ces Teseo pidió ser incluido entre las futuras víctimas del
Minotauro. El joven príncipe le prometió a su padre que
mataría al monstruo y triunfante a reunirse
con éL Le aseguró que, si triunfaba, la nave izaría una ve-
la blanca YI si era derrotado, una vela negra anunciaría su
muerte.
ASÍ} la nave partió hacia la isla de Creta, donde las víc-
timas fueron recibidas por el cruel Minos en su palacio.
la princesa Aríadna, hija de Minos, vio a Teseo y de
HISTORIAS DE LA MITO lOGIA GRIE~A
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40 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


I
inmediato se enamoró de él. Por eso ofreció en secreto ayu-
darlo a enfrentar al temible Minotauro. Para lograrlo, le di-
jo que debía sorprender al monstruo tomándolo de los ca-
bellos. Le entregó un ovillo de hilo mágico y le dio instruc-
ciones para usarlo al entrar y sa li r del laberinto. Debía atar
un extre mo a la entrada y luego ir desenrollándolo a través
de los intrincados pasadizos. Una vez muerto el Minotauro,
sólo debía segu ir el sendero que ma rcaba el hilo.
De este modo, Teseo logró vencer al Minotauro y re-
gresó apurad ísimo a Atenas para reunirse con su padre.
Tan apu rado estaba, que olvidó izar la vela blanca. El vie-
jo rey, desde lejos, divisó la nave llegando con las ve las ne-
gras y, desesperado, se arrojó al mar. Más tarde, Teseo fue
nomb rado rey de Atenas. Dicen que fue un rey j)..lsto y que
embelleció la ciudad con hermosos monumentos.

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, ~+ "
- o

¡POR
TODOS
LOS DIOSES ...! Te decía, pues, que el cíclope Polifemo se
habla enamorado de la nereida Galatea, Pero
ella, prendada del joven Acis, no hacía el
RAMON GARClA DOMINGUEZ menor caso al gigante, ¡Y cómo habla de
hacérselo si era el más horrible y salvaje de
todos los cíclopes! Sólo tenia un ojo en me-
dio de la frente y todo su cuerpo estaba

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 41


cubierto de pelo áspero y sucio. Comía carne

87

http: //www.no rma.com


Barcelona, BogoI", Buenos Aires, Caracas,
Guatema lit, Lima, México, Miami, Panam-'. Quito,
San José, San Juan, Siln Sitlvador, Santiagode Chile.
cruda y sus gestos y su voz eran fieros y Pero también el rudo Polifemo se siente
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42 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


estridentes como el trueno o el rugido de las desolado. ¿Qué ha conseguido matando a
fieras. ¡Yeso que el amor por Galatea había su rival? Tan sólo perder para siempre a su
hecho que el monstruoso gigante cuidase adorada Gala tea. Por eso también él decide
./

su aspecto para agradarla y conquistarla! recluirse de por vida en su caverna de la


Con una guadaña afeitaba su barba todos los montaña.
días y con un rastrillo peinaba su tosca cabe- Sólo saldrá para llevar a pastar: sus· gana-
llera. Se lavaba en el agua de los lagos y hasta dos. Pero apenas el sol co~i€nza' a declinar
dicen que recorría valles y montañas ento- cada atardecer, el gigantesco cíclope rehúsa
nando, con su bronca voz, dulces canciones las fiestas y tertulias de los otros pastáres y
para su amada. regresa taciturno a su oscura morada para
Una tarde que se encaminaba hacia el mar rumiar allí su dolor y su soledad.
para ver a Galatea, lo que su único ojo vio
fue algo que lo hizo enfurecer. Sentados en
la arena de la playa, la hermosa nereida y el
pastor Acis hablaban amorosamente, toma-
dos de las manos y mirándose con ternura.
Polifemo estalla en celos. Arranca un enorme
peñasco y, con un alarido aterrador, lo lanza
contra el joven Acis aplastándolo sobre la
arena de la playa. Galatea, desolada, mez~la
sus lágrimas con la sangre de su amado pas-
tor, y hace que fluyan juntas para siempre,
convertidas en el río Acis, que recorre la isla
de Sicilia. Luego se esconde en el fondo de
los mares, en el palacio donde moran las
nereidas, para no salir ya nunca de sus mu-
ros de cristal.

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CAPITULO IX
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MIL Y UN NAUFRAGIOS
ULISES

Precisamente, una de aquellas tardes, al re-


tornar el cíclope Polifemo a su cueva, se

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 43


encontrará en ella a Ulises y a sus compa-
ñeros de viaje.
momento, Homero, un momento!
¿Te estás refiriendo acaso al astuto Ulises,
el héroe de Troya, al que se le ocurrió lo del
gigantesco cabano de madera para asaltar la
ciudad?
-Al mismo. Ulises es el protagonista de
la segunda epopeya que yo escribí: La Odisea.
En ella cuento y canto las aventuras del
héroe de Troya en su largo viaje de regreso
a Itaca, país del que era rey y de donde había
salido para unirse a los ejércitos de Menelao logra vencer todas las dificultades con las
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44 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


que fueron a rescatar a la bella Helena, rap- que se topa en el camino de la vida, para
tada por el troyano Paris. llegar sano y salvo a buen puerto y alcanzar
Una vez terminada la guerra, todos los la meta deseada.
héroes griegos emprendieron camino de re- Ulises la alcanzará. Nadie como él habrá
greso a sus países de origen. Y también Odi- de arrostrar mayores aventuras y desventu-
sea, a quien esperaban en Haca su esposa ras para llegar a Itaca. Su viaje será el más
Penélope y su hijo Telémaco. largo y penoso de cuantos hombre alguno
-¿Odisea ... ? ¿Pero no estabas hablando pudo emprender, pero al final logrará abra-
de Ulises? zar a su esposa y a su hijo.
-¡Vaya, otra vez el lío de los nombres! Y Yo voy a rememorar contigo, muchacho,
que conste que en es ta ocasión no quería algunos de los episodios de esta fascinante
confundirte pero se me ha escapado. Ulises epopeya. Con la intención, para qué ocul-
y Od~seo son un mismo personaje; ¿corrí~ tártela, de que mi relato te cautive de tal mo-
prendes? Te diré más: el verdadero protágo- do que te apetezca luego leer de pe a pa La
nista de mi historia es Odisea, y de ahí le Odisea con todos y cada uno de sus veinticua-
viene el título ala epopeya, pero una v~z tro cantos. A lo largo de ellos comprobarás
más el nombre latino prevaleció sobre el cómo resolvió Ulises las dificultades y cómo
griego, original, y Ulises se llamará mi héroe logró desembarazarse de sus adversarios.
por los siglos de los siglos. Y con este nombre Pero serás tú quien juzgues, al -final,
proseguiré yo también mi relato, que ni soy, cuándo nuestro héroe obró con inteligencia
a mis años, cicatero en estas cosas, ni lo que y valor y cuándo 10 hizo con astucia y hasta
importa de un personaje inmortal como el con engaño y perfidia. Que si la vida es un
que yo creé es su nombre, sino su personali- largo camino y una meta por alcanzar quizá
1

dad y sus hechos. no todas las maneras de lograrla sean hones-


Ulises ha sido considerado por todos los tas y válidas.
comentaristas de mi epopeya como el sím- -Te esfás poniendo demasiado senten-
bolo del hombre viajero, del hombre que cioso, maestro Homero.

92 93
razón, muchacho, deben ser los SUS .....'V' ....... yw ... a ....... poder n1"('¡~¡p,O'1!lW
años ... Te prometo que de ahora en adelante el viaje.
Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009

dejaré las filosofías para Platón, Aristóteles ..................... '"' ... ¿Sabes que . ahora que lo
y demás compa.triotas del oficio, y yo me pienso me doy cuenta de que las mayores
ocuparé de lo mío, que es contar historias lo dificultades que tuvo que vencer Ulises para
más llana y amenamente posible. regresar a. Haca fueron de este género? Del
¡Ah, el viaje de Ulises a través de mares y de los deliciosos lotos, quiero decir. Porque,
tierras! ¡Cómo me place volverlo a recordar! sin duda, resulta más difícil vencer la ten~
No salía de un 'peligro para entrar en otro tadón de algo que te atrae irresistiblemente
mayor. que superar un obstáculo que se interpone
Antes de encontrarse con el gigante PoH- en tu camino, ¿no 10 crees tú así? Ulises y los
femo, los malos vientos ya 10 habían a~ras­ suyos tuvieron que vencer enemigos. y lu-
trado al país de los terribles ciclones y luego char contra vientos y huracanes que desvia-
de los engañosos lotófagos. Logró vencer ban el barco de su ruta; pero sobre todo
a los primeros en encarnizada batalla, aun= tuvieron que desoír no pocas veces las dulces
perdió en la pelea a setenta y dos de sus «voces de sirena» que los invitaban a olvidar

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 45


mejores hombres; pero del reino de los se- su viaje y su meta final y a quedarse plácida-
gundos era más difícil escapar, aun cuando mente donde estaban. ¿Sabes que precisa-
eran apacibles y dulces como las flores de mente la expresión «voces de sirena» se in-
se alimentaban" ventó a raíz de un pasaje de La Odisea?
_V' ...... UUJl.~ flores? verás. Fue cuando Ulises y su
~Comían lotos, de ahí su nombre de ladón, después de sortear mil peligros, avis-
lotófagos. ¡Yen mala hora los comieron taron a lo lejos la isla de las sirenas. Eran
también algunos de los hombres de Ulises! éstas divinidades marinas cuyos cánticos re-
Probarlos, perder la memoria y sentirse ple- sultaban tan melodiosos que nadie que los
namente a gusto en aquella tierra sin acor- escuchara podía resistir las ganas de acef=
darse ni apetecerles ya r.egresar a la suya, fue carse hasta ellas. Pero Ulises sabía que aque-
todo uno. A la fuerza tuvieron que embar- llamúsÍCa era una trampa y que nadie había

94 95
salido con vida de la isla. Así que echó mano y el héroe, seducido por aquellas voces,
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46 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


de su astucia y llamó a su lugarteniente comenzó a gritarles a sus compañeros:
Euríloco: -¡Desatadme, os lo suplico, os lo ordeno,
-Toma cera derretida -le ordenó- y soy vuestro capitán, soltadme, quiero ir a la
tapa con ella los oídos de toda la tripulación, isla de las sirenas ... !
los tuyos incluidos. Luego, átame a mí bien Pero nadie lo oía y, por tanto, nadie le
atado al palo mayor de la embarcación. hizo caso. y pudo así librarse del embrujo
Quiero oír las voces de las sirenas y compro- de aquellos seres, más difícil de vencer que
bar si son tan irresistibles como dicen. Pero la fuerza bruta del gigantesco Polifemo.
ten esto bien presente, Euríloco: si pido en -¡Supongo que ahora sí me contarás- la
algún momento que me desatéis del mástil, historia del cíclope ... !
jno me hagáis caso! -Claro que lo haré, pero será la última
Todo ocurrió como nuestro héroe había aventura de La Odisea que te cuente, mucha-
previsto; se acercó la nave a la isla de las cho, porque ya te dije antes ...
sirenas, y al punto comenzó a escucharse _ ... que esperas que yo la lea de pe a pa
una dulce melodía que llenaba el aire. Jamás sin olvidar ni un solo verso. Te prometo, por
Ulises había oído nada igual. Ni el canto de Zeus Olímpico, que así lo haré, ¡pero estoy
los pájaros ni la lira del propio ApoIo o la seguro de que la aventura de Polife~o hará
flauta del mismo Pan podían compararse con que me den aún más ganas!
aquella música. Y si seductora era la melodía -Llegaron Ulises y los suyos al país de los
de las canciones, mucho más 10 eran los ver- cíclopes. Era una isla cubierta de frondosos
sos que las sirenas entonaban: «¡Ven, Ulises! bosques. Se internaron en busca de comida,
¡Detén tu nave en nuestras doradas playas! cuando descubrieron de pronto la boca de
Cuantos se recrearon con nuestros cantos, una gran cueva resguardada por altos y ver-
se sintieron los seres más dichosos del des laureles. Muy cerca sesteaba un nutrido
mundo. ¡Aquí serás más feliz que en Itaca! rebaño de ovejas y cabras.
¡Nuestras praderas son más hermosas que -¡Ya tenemos comida! -exclamó alboro-
las del Olimpo! ¡Ven, Ulises! ¡Ven, ven ... !» zado un hombre.

96 97
=¡Un momento! =replicó Eun1oco=. mas en la guerra de lroya y anora regresa-
Ulises~ ¿te has fijado en eso que está junto a . mos a nuestra patria, Haca. Imploramos tu
Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009

la para poder proseguir nuestro


~iPor todos los dioses, es el hacha más viaje.
grande que haya visto jamás! ¡Sólo un gi- gigante lanzó una horrísona carcajada
gante sería capaz de manejar semejante he- y, tomando en una de sus manos a Ulises,
rramienta! lo acercó a su único ojo.
había duda de que estaban ante la ~¡Ridículos y pequeñD§ ratones! Me ser-
morada de un cíclope de estatura descomu= viréis como alimento. Llevo ya demasiado
nal. Un oscuro temor se apoderó de todos. tiempo devorando ovejas y cabras y estoy
Temor que se convirtió en pánico cuando harto.
Euriloco gritó de nuevo: -¿ Quieres decir que eres capaz ae comer
-¡UHses, la tierra está temblando, son las carne humana? ~preguntó Ulises con voz
pisadas del gigante que se acerca! cada vez más aterrada.
Se refugiaron en el interior de la caverna -¿Y por qué no? -exclamó el gigante,
y al punto apareció en la boca Polifemo. tumbándose a dormir sobre un montón de

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 47


Llevaba en sus manos un haz de leña y con heno~. Mañana mismo me desayunaré con
el único ojo de su frente, que le daba un dos de vosotros.
aspecto terrorífico, miró de hito en hito a los cíclope comenzó a roncar Uli-
¡

intrusos. Luego tomó un enorme ses hablO así a sus compañeros:


ni varios carros de cuatro ruedas ~Como veis, está dispuesto a devorarnos.

podido transportar~ y tapó con él la ~¿Y qué podemos hacer ... ?


entrada de la gruta. -N o nos queda más solución que matarlo
-¿Quiénes sois, forasteros? ~preguntó nosotros a él.
con voz de trueno que hizo temblar las pare- ~¿Estás loco? ¡Con un solo dedo puede
des y la alta techumbre. reducirnos a polvo a todos juntos!
~Somos griegos -respondió Ulises, tra- ~Tengo una idea. ¿Veis ese tronco de oli-

tando de disimular su pánico - que lucha= vo? Haremos con él una gran pica, ayu-

98 99
dándonos de nuestras espadas, y se la clava- de su ojo, retiró a tientas la losa que cerraba
Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009

48 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


remos al gigante en su único ojo mientras la boca de la cueva y llamó a grandes voces
duerme. a sus compañeros, los cíclopes de la isla.
Pusieron manos a la obra pero era ya casi -¡Ay de mí, CÓinpañeros, acudid a soco-
el alba cuando terminaron de sacar punta al rrerme!
grueso madero. El gigante se removió y Se acercaron varios gigantes vecinos a la
habló todavía entre sueños: gruta de Polifemo y, al verlo en tal estado,
-¿Estáis dispuestos, ratones? El hambre le preguntaron:
comienza a acuciarme.· Os devoraré a todos -¿Quién te ha herido asi, Polifemo?
y de último a vuestro jefe. Y por cierto.. to- ¿Quién te ha atacado con tanta crueldad?
davía no me has dicho cómo te llamas. -Oh, amigos míos, Nadie me ha atacado ..
Ulises se acercó a la cara del gigante y Nadie me ha ,herido y dejado ciego.
con tes tó en tono conciliador: -Pues si no ha sido nadie -respondieron
-Me llamo Nadie. ellos-, ten paciencia, acepta la desgracia
-¿Nadie? Pues a Nadie será al último a que Zeus te envía y llama en tu auxilio a tu
quien devore. , padre Poseidón.
Trató de incorporarse. Entonces Ulises in- Los cíclopes regresaron a sus guaridas y
crepó a sus compañeros: Ulises volvió a poner en juego su astucia
-¡Ahora es el momento . amigos! Y to- para escapar de Polifemo.
mando entre todos la gran lanza de madera, -Que cada uno -ordenó a sus hom-
arremetieron contra Polifemo hundiéndole bres- se cuelgue del vientre de un carnero,
certeramente la aguda punta en el ojo. agarrándose fuertemente a su lana con ma-
Nunca se había oído un alarido tan formi- nos y pies.
dable. La gruta entera tembló con los gritos Así lo hicieron todos e instigaron luego al
de dolor y las convulsiones del gigante, que rebaño para que saliese fuera de la gruta. El
se revolcaba por el suelo intentando arran- gigante iba palpando el lomo de cada uno
carse la pica. Lo logró al fin . y mientras de los animales para impedir que se fugasen
manaba un raudal de roja sangre del cuenco entre ellos los prisioneros, sin sospechar ni

100 101
remotamente dónde se ocultaban. Y una vez -vientos adversos encerrados en un gran
todos fuera de la gruta, emprendieron los odre, haciendo que una bonancible y pode-
Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009

veloz carrera hasta el barco, ha- rosa brisa hinchase sus velas rumbo a Haca.
ciéndose de inmediato a la mar. Desde cu- Pero de nuevo se torció su suerte. Varios
Ulises a Polifemo con tanto de la tripulación, curiosos y ambi-
J.uVJ.C.::1

sarcasmo y carcajadas tales, que acercándose dosos, creyeron que la gran tinaja, regalo
el cíclope al acantilado, arranca la cumbre de Eolo, contenía oro y riquezas. Y mientras
de una gran montaña y la arroja con furia a Ulises dormía, la abrieron y dejaron en liber~
las aguas del mar. Olas gigantes se levanta- tad todos los malos vientos de la tierra y el
ron al punto, y todo el océano amenazó con mar.
tragarse la embarcación~ Y más todavía cuan- ¡Otra vez los naufragios! ¡Otra vez el vagar
do Polifemo invocó a su padre, Poseidón, sin rumbo, otra vez los peligros y desventu o

dios de las profundidades marinas, que ras! Sólo al cabo de muchos años, y gracias
desató contra nuestro héroe todas las tem- al tesón, al ingenio y a la esperanza nunca
pestades y huracanes. perdida, logró Ulises con sus hombres arri-
Desde ese punto el viaje de Ulises se con- bar a las costas de Haca, su añorada patria.

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 49


virtió en el viaje de los· vientos adversos. - La Odisea -nombre o término que ya,
Como una cáscara de nuez anduvo su nave, desde entonces, quedaría como sinónimo de
zarandeada de aquí para allá, entre escollos viaje lleno de peripecias- había terminado.
y peligros, hasta que por fin logró arribar a
costas de Eolia, reino de Eolo, dios de los
vientos buenos y malos, «Si me gano la vo~
luntad del dios», pensó el astuto Ulises,
«conseguiré que los vientos favorables em-
pujen mi embarcación hasta mi deseada pa-
tria» .
y así fue. Eolo trabó profunda amistad con
Ulises y, al despedirse, le entregó todos los

102
el minotauro ni los jóvenes que en el labe-
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50 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


rinto eran encerrados para alimentar al
monstruo.
-¿El minotauro se alimentaba con carne
humana?
-Así es. Pero para no tener que sacrificar
a sus propios conciudadanos, el rey Minos
encontró una fórmula política perfecta: tras
vencer en guerra a los atenienses, exigió a
su rey Egeo un tributo anual de siete mance-
Minos era" el rey de Creta y había mandado
bos y siete doncellas que eran encerrados
al arquitecto Dédalo construir un laberinto
en el laberinto de Creta. A todos los devo-
donde encerrar al monstruoso minotauro.
raba el minotauro, pero aun aquéllos que
Todo su ingenio puso Dédalo en ello y el
lograban librarse del monstruo en un primer
resultado fue una complicada maraña de pa-
intento, perecían tarde o temprano destroza-
sillos, túneles, recintos y puertas, de la que dos por su cornamenta, al no encontrar
nadie lograba nunca encontrar la salida. Ni jamás la salida del laberinto. Y no pocos
morían de pura desesperación golpeándose
114 la frente contra el granito de los altos yenre-
vesados muros.
Un día llegan a Atenas los emisarios de
Creta para exigir el establecido y terrorífico
tributo, y he aquí que Teseo, hijo del rey
Egeo, se presenta a su padre y le propone:
I -Quiero que me induyas entre los siete
muchachos que han de ser echados como
pasto al minotauro .
-1.p ero h··
lJO . . ..,

115
-Yo libraré a Atenas de ese monstruo y que cantaron estª~hazaña, que toda la isla
del vergonzoso tributo. de Creta oyó, conteniendo el aliento, los gri-
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Accede el padre, con harto pesar, y parte tos de triunfo que Teseo lanzó a los cielos al
la expedición para Creta. Son presentados verse libre y con vida.
ante el rey Minos los catorce jóvenes vícti- De toda la mitología clásica, muchacho
mas, pero he aquí que a su vera se encuentra amigo, es ésta, sin duda, la más hermosa
su hija Ariadna, bella mujer entre las muje- historia del triunfo del hombre sobre el inal-
res. Teseo y Ariadna se miran y surge el terable destino que rige la vida de los huma-
amor entre ellos. Se ven en secreto y Teseo nos y hasta la trayectoria de los astros.
promete a su enamorada casarse con ella si Con ella te dejo por hoy; soy ya viejo y
le ayuda a salir triunfante del laberinto. estoy fatigado. Otro día volveré con nuevas
-Toma este ovillo de hilo -le propone leyendas y nuevos nombres de dioses y de
ella- y vete desenrollándolo desde la misma héroes. Homero, el viejo y ciego Homero,
puerta de entrada. Si logras burlar al-mons- no sabe otra cosa que narrar historias. No
truo, el hilo te servirá para regresar sobre tus olvides nunca la del intrépido Teseo. Y no
pasos, encontrar la salida y escapar. olvides, sobre todo, joven amigo mío, que
si logró salir triunfante del laberinto -la vida

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 51


No sólo logró Teseo burlar al minotauro,
sino que hasta le dio muerte en singular y también lo es-, fue gracias al ingenio que
encarnizado combate. Y como había cum- le infundió el amor.
plido rigurosamente el plan de su amada ¡La mitología es tan hermosa, mucha-
Ariadna, no tuvo luego más que seguir el cho ... !
hilo que había ido tendiendo por el suelo,
para retornar sin perderse al punto de par-
tida y lograr así fugarse del terrible laberinto
de Dédalo.
Corriendo como un loco desanduvo Teseo
las largas galerías en busca de la puerta que
10 llevaba a la libertad. Y dicen los poetas

116
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52 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


dad. La mi, ma noche del triunfo fi . el trIbUtO anual de Atenas a 10i cre·
ual Andrngeo fue mUerto por lu tUr. tenses, erau datinadas por el rey Mi.
bas enardecidas. nos a ser devoradas por el MillOOluro.
La rolera de Mi""" fue terrible. 1\1 t...le en un monstruo mitad hom·
dolor que le produjo la infausta llOli. bre y mi tad lorO. Vivía encerrado en
da le siguió un ardieme de..eo de VOl. Ulllaberlnío, ~ero de Cno:\05. qce era
garu.:o. A 13 c dJela de un pod eroso la <;apllal de Creta. Se alimentaba de
ejército PililO li tio a At enao, cuyos de- corne humana. que el rey MIIl()$ k
felU(lres .\e r indieron incondicion.l. procura!»' u.crilicando oclaVOl ~ prl_
mente.
siooCTOl de guern, a los que ir.an a
El venu.lor imptUO terribla p!'nu. agregarse los jóvene. y doncellas ale-
Em,., otras (OO<lieiooes ""'tableció q~ nlenses.
dUr:lme nu<:Ve años los alenienses de. Durame nu eve .ños el MinOlauro
bían mandar ~ la isla de Creta si ete :oerla alimemado con 1011 jóvenes que.
robu,tos jóvencs y.icle hernlOS.u don. e" ulidad ,le Iribu!o de guerra, ,lebla
erl];u. Eslu víetimas qu e Formabm p,llga r Atena.! al rencorQlO ,·encedor.

OSEO
y EL MINO'l'JlURO
Lqn,,14 g"cgll
inos, nry de Cma, tenia con 101 m:b "",fon¡dos potbdincs de
varios hijOl: Ariadna, Fe· la HHade, con gran alegria de MirlOl,
on. Glauco y Catrco. pero que apenha que su hijo pm:lil«lo-
.u predIlecto en. Androgeo, un galbr- volvíen con la corona de los vener·
do jOVf!n. vencedor en todas las como dorel.
p!'! ícíones del gimnasio y la palatn. El pr!ncipt Cfftense logró venttr
Cwndn la ciudad dt Atenas orpni. en lodos 101 juegos. y los aten Ienses, en
lIÓ ¡uegtI$ en hooor de Palas Alenca, lugar de honnrlo como mcrecla, M:
los mejores atl~ de Grecia acudíe· volvieron furiOlOl contra él por haber
Androgro paRió d~oo a los campeona de la ciu·

.,
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Los m("nsajnus de Cre~ lIeg;.ban -tQu~ propóilito te llCV30 a sacrifi· bras del prlncipe. Esa noche, 51! aceT· rugido a lo lejos. Corrió h~cia el lu·
pUOIualmeOle cada año pilr. elesi. a aTle~ Como hijo del rc-y vencido. es- có secrelam("llte a ~I y le proporcionó gar y 51" enFrentó ron la bestia. El
1"" jóverRS m¡\¡ gallardO! y a las In¡\¡ IU eximido: la (amil;a real no p:lg:> un puñal y un ovillo de hilo. puñal que le habla proporciot.ado la
agraciadas dQfKella •. us famIlia¡ 'u. tributo. -Con e5l.e puñal m.igico podrás d~r hija del rey Minos ptnctTÓ hondo en
frian la phdida de ,us mejore:s hIJOI. -PoderoIo rt"y: he venido volullta· un golpe certoeTO en el roraron del el pecho del lOTO. Y file 51! desplomó
Al tno:r aiío. Taect. jm'("n hijo del .ialneme porque .engo b espcnn .... mort$t.uo. Sigule",lo el hilo de es.e con el ronzón p:onido. en medIo de
r<"V atenif:'lU<". 51! ofreció V<llumarla. de dar mu~te al MinotauTQ. ~ ese ovillo encontrarás luego el tam",O terribla con\"Ulsiono.
mente p"n integrar d m'"m:To de ba modo hhcnri al mundo de este crud pan AliT del laberinto. Junto COn sus compañeros, Tese.>.
víctimas. En vano su p"dre Eg.-o trató tributo. T<"5I!O agndeció su ayuda a la prin· siS-,iendo el hilo de AriadTU. encono

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 53


.1(" disuadirlo. El ]"''en 51! 5I!",la a. _Aunq ue males al Minotauro. no cesa y ¡>nle,ro en el laberinto. dacn. ,ro la Alida.
paz de afromu al Minotauro y dalle podriJ sali. dd la~rinto. J.más volviendo el hilo del ovillo que le ha· El p.,("blo de Cnosos lo adamó por
rnu.,.,.te persona algtllu C1lOOnlro la s"'ida. bla e.ureg,ulo Anadna haber lihcr.odo a Creta del ,ribUlO de
Cuamlo Minos supo que emn: 101 -No importa. Me bast. ma~. al I-Ion! y loOnS de ill(eS;11tl1e hl'l~ue "ida! que a,10 Inl año nigia el Mi·
Jóvenes que deblan 5I!T introducidO! m()lutruo. El sacrifieio de mi VIda da puó Teocn de.llro del "". inOl,,lo ,m<JIllr<>.
en ("1 laberinto dc:l MinOl:auro es~w. 5eri ,itil a Atenas y tambib1 a Creta. lahni,"o del Minotau,o. El mom Illmedia13,neme, la na\'e de Teseo
el hijo de Egeo. ordenó que lo condu_ ATiadna, la hija del rc-y. quedó gra. "'uo nO al.Meda 1)1)' ninguna I",ne. emprendió el regrew a Atenas. oon lal
jeran a Sil pr=ncia. tamente impresionada por tu pala. finalme11lc el esForzado héroe: oyó \111 "elas tlesplegadas

~~~~.(! ~~~~
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54 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


Diseflo Original: Helenll HClm$

Jer. pmnio por Diseflo Editori.al


C(ICulo de Creativos Argentinos 1993

Compaginación y armo!Klo: M!l1'ÚI L de Chimondeguy

DE UNICORNIOS
Si(mens, Sandra
1)( unicom~ e hipo¡rifOl' ill1$hdo por Bianki
Sudamenc.na, 2006.
_4" ed._ BIl(II05 Aires :
E HIPOGRIFOS
64 p. : i1.; W~ll cm. (pt n f1autl)

ISBN951}.(l7_24!>6-{)

l . Litenotun.lnfantil y luvmiI AlJmlina.l. Bianlci, ilus.ll. TitWo


CODA86).9282

Primera edición: abril de 1995


Cuarta edición: febrero de 2006

Impreso en la Argentina.

*tp.,
Queda hecho el depósito
que previene la ley 11.723.
O 1995, Editorial Sudameric8na S.A.-
Humberto ro 531, Buenos Aires.

www.eds·.drmelicanll.com.ar


ISBN 950-07-2496-0
Sandra Siemens •

Todos los derechos reservados.
Ilustraciones: Bianki •
EsI2I publicación no puede ser ~roducida, ni en todo
ni en parte, ni registrada en, o tnlnsmiticUi por, un sistema
di! recuperación de información, en ninguna folTT\Zl ni por
)1
ningOn medio, sea mecAnico, fotoqufmico, electrónico,
magnético, i!lectro6ptioo, por fotocopi.!r. o cualquier otro,
sin el penniso plYllio por escrito de La editorial..
4-
~
11
~
'\ ,
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EL MINOTAURO y
LAS MARIPOSAS

Soy un Minotauro.
El verdadero Minotauro.
El único.

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 55


Hasta no hace mucho tiempo vivía en mi isla
que era redonda como una naranja. O mejor
dicho, como una media naranja que flotaba bo-

"*
~
t¡J
ca arriba, en el mar.
Mi isla, como los gajos de la naranja. era un
gran laberinto.
"*
~
tp
• En el centro vivía yo. •
• Nadie se animaba a entrar a mi isla. •
• •
• Me tenían miedo. •
)' Decían que me comía crudas a las personas.
Tenían razón. De haber venido alguien, me lo
)'
4- hubiera comido porque me molestaba la gente 4-
~
más que las moscas.

~ Con mis cuatro musculosas patas de toro


~
~ 37 ';:;::'
';:;::'
*'P
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56 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


aplastaba las hierbas que crecían sin mi permi- do en un perfecto papanatas que miraba mari-
J:, posas tirado en el pasto verde de una isla redon-
so. y con mis brazos fuertes como los de un le-
vantador de pesas derribaba con sólo tocarlos a da como una naranja, no tuve más remedio que
• los que no me caían simpáticos. admitir la verdad.
• Todavía me da vergüenza decirlo.
• ~1e gustaba estar solo.
• En silencio, tirado en el pasto verde de mi is- Parecía mentira que a un Minotauro tan serio
)1 la redonda como una naranja, disfrutando del como yo le pasaran esas cosas, pero no había du-
sol. Mirando las mariposas. Mirando cómo vola- das: me había enamorado.
4- ban juntas y después se separaban y se volvían a ¿Podía enamorarse alguien como yo? ¿Cómo

~ juntar. era posible que un Minotauro tan rudo e inteli-


Me quedaba dormido mirándolas. gente como yo necesitara querer a alguien? ¿No
-tp Pero un día me desperté con una sensación era suficiente con quererme a mí misnlo?
~ rara. N o era hambre ni sed, ni frío ni calor. Y
sin embargo parecía ser todo eso junto.
¿Qué era lo que me molestaba? ¿Sería que el
pasto había crecido más oscuro de lo que yo ha- ~ \
\ / /
bía autorizado?
No. No era eso.
Era como si tratara de recordar algo que ha-
bía olvidado.
Un vacío.
Un hueco en el estómago.
Al día siguiente, cuando el sol quemaba co-
"*'fJ
~

mo un fuego y yo volví a tirarme sobre el pasto •


verde de nli isla redonda como una naranja a


mirar las maripü"sas, tuve la primera sospecha. •
Por supuesto que no le hice caso. )1
Pero al otro día volví a tirarme en el pasto
verde a mirar las mariposas. 4-
~
y también al día siguiente.
Cuando me di cuenta de que estaba converti-

38 ~
-$-
Mil veces me hice esas preguntas tan cursis y Un revoltijo de preguntas me llenaba la ca-
k:,
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ridículas como una flor de plástico. beza y lne paralizaba. Hacía un paso a la iz-
<.p y nunca me las contesté. quierda, después otro a la derecha y terminaba
G
<ll
En cambio, como soy un Minotauro práctico, en el mismo lugar. ¿Qué le digo primero?
e
en lugar de llorar por mi desgracia, hice algo Finalmente decidí peinarme con la raya
mejor: escribí la primera carta de amor de mi n1edio, lavarme los dientes y ponerme desodo-
)1 vida, la metí en una botella y la tiré al mar. rante.
Durante la selnana siguiente, día tras día fui Era la vaca más hermosa que había visto
4 tirando al mar una botella. más. Y avanzaba sobre su-balsa, como un sol

~
Vivía en babia, distraído, bonachón. Me pica- desde el horizonte.
ban los mosquitos, me tragaba las lnoscas, metía Fui a esperarla a la playa con un ramo de
~ las patas en todos los agujeros. res lilas.
~ ¡Qué ridiculez! Ella me agradeció comiéndoselas de un
Por suerte, después de una semana alguien bocado y a mí se me aflojaron las cuatro patas.
respondió a n1i llamado. Cenamos, le n10stré el laberinto y caminamos
Era una vaca amarilla. a la luz de la luna.
a recibirla o dejo que ¡ne encuentre y Mientras caminábamos yo iba juntando cora-
me hago el sorprendido? ¿Me peino para atrás je para pedirle que se casara conmigo.

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 57


o con la raya al costado? ¿Qué le digo primero? Cuando ya había juntado bastante como para

"*K:,
tp
0
€>
0
e

)1
4
~
~
40 41 :=.:
'*c..p pedírselo, ella dijo:
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58 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


K, Era la muchacha más hermosa que jan1ás ha-
-iMevoy! bía visto.
- ('Pero, pero ... por que.
/~
Ariadna se llamaba.
• -Porque yo odio cocinar. Y a vos seguro que
• Me agradeció las flores con un beso en la me-
• te gustan las papas fritas. jilla. Y a mí se me aflojaron las cuatro patas.
• -Sí-dije
)1 -¿y la ensalada de remolacha y huevo duro?
Cenamos, le mostré el laberinto y después ca-
minamos a la luz de la luna.
-iMe encanta!
4- -¿No ves? -me dijo-o ~l me casara con vos
Mientras caminábamos yo iba juntando cora-
je para pedirle que se casara conmigo. Cuando
~ tendría que pasarme el día cocinando.
y después dijo:
sentí que ya había juntado bastante y estaba por
proponerle casamiento, dijo:
1> -Mejor me busco un novio que coma pasto -iMe tengo que ir!
~ igual que - ('pero, pero ... por que.
/)
y se volvió a su balsa. -No puedo quedarme -dijo Ariadna con la
Me quedé mirándola hasta que se perdió en voz tan dulce conlO una flauta-o Si me quedara
el horizonte como un atardecer. nos enamoraríamos, nos pondríamos de novio,
Entonces pensé: "iEI amor duele!" nos casaríamos y tendríamos hijos y seríamos fe-
En los días que siguieron no hice luás que ti- lices comiendo perdices. Pero yo siempre quise
rarme en el pasto verde de mi isla redonda co- tener una hija equilibrista. ¿y cómo haría nues-
mo una naranja a mirar cómo se amaban las tra hija para caminar sobre la cuerda floja? ¿No

*
manposas.
Por. suerte alguien e!lcontró otro de mis K:,
mensajes. t.p
Cuando vi la vela de un barco que se asomaba

en el horizonte, el revoltijo de preguntas volvió •
a desorganizarme la cabeza: ¿voy a recibirla o /'11 . ••
dejo que me encuentre y me hago el sorprendi-
do? ¿Me peino para atrás o con raya al costado?
)1
tI
Finalmente decidí peinarme con la raya al
medio, lavarme los dientes y ponerme deso-
4-
dorante.
~
42
11
43 ~

-----
--- ~
~
se le enredarían las cuatro patas? fornido y apuesto, orgulloso, brioso, vigoroso,
~
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No supe qué decirle. violento, impetuoso, altivo, majestuosol


ttJ Mientras veía cómo el barco de Ariadna se -iHercúleo! -aportó la otra cabeza.
e
@ perdía en el horizonte sentí que nú corazón se -¿Yen cambio qué? iUn despojo de Mino-
."
e
iba llenando de agujeros . tauro!

JI Entonces pensé: "¡Cuánto duele el amorl"


¿Cómo había llegado a este estado tan lamen-
table?
-¡Blandengue como un
-iUn romántico llorón!
En otro momento una sola de esas palabras
4- ¿Cómo a mí, al feroz, inconmovible y temido hubiera bastado para que la matara sin piedad.

~ Minotauro se me podía escapar una lagrimita al


mirar un par de mariposas?
Pero levanté los ojos, vi que la Anfisbena me mi-
raba como se mira llover cuando uno tenía pen-
~ ¡Qué espantoso papelón! sado ir a jugar al parque, bajé los ojos y seguÍ
:=:: Yo, que había sido dueño y señor de mi isla, llorando.
donde nadie podía entrar o salir sin que yo lo -¡Qué desencanto! ilgual que aquella otra!
supiera, ahora no me enteraba de nada. Pasaba -dijo la Anfisbena.
los días en el pasto verde de mi isla redonda co- -iTal cual! -chilló la otra cabeza.
mo una naranja mirando las mariposas y llo- -¿Qué otra? -reaccioné.
rando. -La Minotaura -dijo la Anfisbena.

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 59


Llorando, sÍ, porque empezaba a darme -¿Qué Minotaura? ¡Si yo soy el único Mino-
cuenta de que mi amor era un amor imposible. tauro, el verdadero Minotauro! 1Si no existe otro
N o me querían las vacas.
No me querían las mujeres.
Estaba condenado a vivir solo.
más que yo!
En ese momento a la Anfisbena le dio un ata-
que de risa. Sus dos bocas se abrían y se cerra-
*K;
<.p
Tan norando estaba yo con mi corazón aguje- ban como un par de castañuelas. Se retorcía de (ji)

reado latiendo con tristeza, tirado en el tal forma que pensé que iba a quedarse seca
@

e
verde de mi isla redonda como una naranja, nomás.Pero al rato se le pasó. Q)

que sinceramente no la oí llegar.


Era una Anfisbena.
-¿Qué es lo que te causa tanta gracia? -le
prégunté.
JI
-1 Qué desilusión! -gritó una de las cabezas -iLas pavadas que decís! 4-
haciendo viborear su lengua de dos puntas-. -¡Las n1Ísmas pavadas que decía aquella otra!
¡Yo pensé que iba a encontrar un Minotauro -dijo la Anfisbena. ~
~
44 45 ~
o

*c.p
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60 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


otro momento esa falta de respeto le hu-
K, o
~

biera valido la muerte. Pero la dejé pasar.


si fuera cierto? Yo vivía encerrado en lui
laberinto donde nadie se atrevía a entrar. No sa-
* 2}



bía nada de lo que sucedía fuera de mi isla re-
donda como una naranja. ¿y si realmente había
~
)1 alguien como yo? o 6

Un calorcito me empezó a recorrer el cuerpo.


4- U n poco nervioso, me acolllodé el pelo con la

~ raya al medio, me sacudí los pastitos y pregunté:


-¿y dónde vive ella? • ()

-tp -¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! -dijo la Anfisbena con la


x: voz más odiosa que nunca-o ¡La información
~
tiene su precio!
En ese lllomento sentí ganas de ahorcarla, pe-
ro me aguanté.
o ..
~
*
-iQuerenlos conocer el centro del laberinto! medida que avanzaba hacia Occidente y no
-dijeron entusiasmadas las dos cabezas. podía ver otra cosa más que el azul turquesa del
Las llevé. mar, me fue creciendo la duda.
soy el único que sabe salir del centro del ¿y si había sido una ¡nentira lo de la Anfisbe-
laberinto.
U na vez ahí me dijeron que para encontrar a
la Minotaura tenía que navegar siempre hacia
na? El mar no era el lugar más apropiado para
un Minotauro como yo.
Por suerte, al quinto día pude ver una isla,
*K,
t.p
Occidente. era como media naranja flotando boca arriba en •
el primer descuido de la Anfisbena me es- el mar. Enseguida supe que era la media naran- •
ja que buscaba.

cabullí y escapé. •
como dije antes, soy el único que sabe salir
del centro del laberinto.
Ella me estaba esperando en la playa, peina-
da con raya al medio, perfumada, con un ramo
)1
Feliz con mi pequeña venganza, me peIne, de albahaca para mÍ.
Cenamos, me mostró su laberinto y camina-
4
me lavé los dientes, me puse desodorante y me
hice a la mar. mas a la luz de la luna.
~
.fP
46
x:
*t; Mientras caminábamos ella juntaba coraje pa-
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ra preguntarme si me quería casar. Cuando jun-


<t' tó lo sunciente como para preguntármelo, me
• adelanté y le dije:

• -¿Te casarías conmigo?

)1
y ésa fue la historia. -¿No es verdad, mi
4 amor?

~ -La pura verdad -dijo la Minotaura tirada


en el pasto verde de su isla redonda como
~ un naranja mirando revolotear un par de ma-
~ nposas.

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 61


48
62 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

La sirena en la lata de sardinas


por Gudrun Pausewang
Editorial Anaya Ilustraciones de Markus Grolik
Madrid, 1997 Traducción de Alberto Jiménez

La señora Eleonora Zapatero, un ama de casa de cuarenta y cuatro años residente en


Friburgo, regresó del supermercado y desempaquetó sus compras. Su hija de seis años, Juanita,
la observaba. La señora Zapatero estaba colocando las bolsas de leche en la nevera cuando
Juanita exclamó:
—Ahí suena algo.
La señora Zapatero escuchó. Ahora también podía oírlo ella. Sonaba como si unos
nudillos golpearan contra una chapa. Abrió la puerta de casa, pero fuera no había nadie. ¿Sería
un pájaro picando en la ventana o en el canalón? Se asomó. No se veía ningún pájaro.
—Viene de aquí —dijo Juanita, mientras daba vueltas por la cocina y giraba la cabeza de
manera inquietante de un lado para otro. De repente acercó la oreja a una lata de sardinas que
había traído su madre del supermercado y dijo: —Suena aquí dentro.
—Tonterías —dijo la señora Zapatero—. En una lata de sardinas sólo hay sardinas y
están muertas.
—Entonces, lo que está golpeando es justamente una sardina muerta —replicó Juanita, y
le acercó la lata a la oreja—. ¡Es verdad que suena ahí dentro, mami! ¡Alguien intenta salir!
—¡Abrámosla de una vez! —exclamó la señora Zapatero. Metió la pestaña de la lata en la
ranura del abrelatas y enrolló la tapa con cuidado.
¿Qué esperaba ver? Cabezas y colas de sardinas en aceite, como era de suponer. Pero,
cuando la lata estuvo medio abierta, algo se incorporó y se sentó: ¡una incomparable y
maravillosa sirena!
La señora Zapatero tuvo que sentarse.
—No puede ser —gimió, y quiso volver a cerrar la lata.
Pero la sirena, liberada por fin de tanta estrechez, comenzó a estirarse y a crecer. Ya no
estaba encajada entre sardinas. Juanita le quitó a su madre la lata de las manos con un grito de
alegría, sacó a la sirena del aceite y, con mucho cuidado, la lavó con jabón, le secó el pelo y la
peinó.
—¡Es como una Barbie, pero viva! —gritó alborozada, y le puso un vestido rosa de
muñeca.
—¡Quítale las manos de encima, hija! —exigió la señora Zapatero—. Esto no me gusta.
Métela en la panera hasta que regrese tu padre.
Cuando Max, el hijo mayor, volvió del fútbol, la sirena ya era tan grande como su
hermana Juanita.
—¡Guaaaau! —exclamó Max, e inmediatamente se dio cuenta de que no era ninguna
jovencita, sino una mujer. A continuación, lo que vio fue la cola de la sirena, cuando Juanita
levantó el vestido que le había puesto. Era uno de los suyos: el vestido de muñeca había
estallado.
Max quiso llevarse de inmediato a la sirena a su habitación para, según dijo, hacerle
fotos. Porque nadie le creería cuando lo contara. ¡Una sirena auténtica!
Pero la señora Zapatero se puso furiosa. Le arrebató la sirena, la encerró en el cuarto de
las escobas y mandó a los niños a su habitación. Cuando el señor Zapatero volvió del trabajo, le
informó nerviosísima de lo que había sucedido.
El señor Zapatero, maestro de obras, abrió con cuidado el armario de las escobas. Allí
estaba hecha un ovillo, entre el aspirador y la escoba, desnuda y tan grande como una mujer de
verdad, y se había puesto un trapo húmedo por los hombros.
—Sin duda es una sirena de verdad —dijo el señor Zapatero—, una auténtica sirena.
Pertenece al agua.

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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 63

Llenó la bañera y la metió dentro. Ella rió, chapoteó y movió alegremente la cola.
—Esto no puede ser de ninguna forma —dijo la señora Zapatero encolerizada—. ¿Dónde
nos bañaremos nosotros si la bañera está ocupada?
—Naturalmente no puede quedarse en la bañera —dijo el señor Zapatero—. Esto es sólo
una medida provisional. Una sirena en una bañera... ¡sería maltratar animales!
—¡Pero no es un animal! —gritó Juanita indignada—. ¡Es una persona!
—Tampoco es eso —dijo el señor Zapatero—. Es lo que se llama un ser fabuloso.
De todas formas debe irse —dijo la señora Zapatero—. ¡Tenerla en casa me pone de los
nervios! Y además, me quejaré en el supermercado. ¡Meter algo así en una lata de sardinas!
Durante toda la noche los Zapatero oyeron chapotear en el cuarto de baño. Al día
siguiente, el señor Zapatero pidió permiso en el trabajo hasta el fin de semana, decidido a viajar a
Italia.
—También hubiera servido el Báltico —refunfuñó su mujer—. Hubieras podido ir hoy y
estar de regreso mañana.
—Pero ella es de allí, de donde son las sardinas, de los mares del sur —respondió el
señor Zapatero con vehemencia—. En nuestros mares se congelaría.
—Entonces, ¿por qué hay un monumento de una sirena en Copenhague? —exclamó Max
con aire de superioridad.
—Se pueden hacer monumentos de cualquier cosa y en cualquier sitio —respondió el
señor Zapatero—. Hasta de un pingüino en el desierto.
—¡Quiero ir contigo! —gritó Juanita.
Pero Juanita y Max debían ir al colegio. Por tanto, el señor Zapatero y la sirena
emprendieron juntos el camino hacia el sur. Ella iba en un saco de dormir, para que no pasara
frío, porque ya había entrado el otoño.
Habían partido temprano en dirección a Brenner. Pero al mediodía, para sorpresa de
todos, estaba de regreso en casa, sin la sirena. Lo que había sucedido es que, cuando tuvo que
parar a hacer pis a orillas del lago Constanza, la sirena saltó del coche y se tiró al agua.
Completamente desnuda. Había dejado el saco de dormir. Max lo olfateó: olía a berros.
—El lago Constanza es realmente cálido —opinó el señor Zapatero pensativo—. Pero,
¿cómo le sentará el agua
dulce?
—Uno se acostumbra
a todo —suspiró la señora
Zapatero.
Al verano siguiente
la familia Zapatero pasó las
vacaciones en el lago
Constanza. Pero la sirena no
apareció. Sólo una vez,
cuando estaban de excursión
en la isla Mainau, oyeron
estornudar en una mata de
jazmines que había en la
orilla y, después, algo
chapoteó en el agua. Juanita
afirmó haber visto una cola
de pez grande y brillante
entre las olas. Pero los peces
no estornudan y quien puede
estornudar no tiene cola de
pez. Excepto las sirenas.
Así que debió de ser
ella. ¿Quién si no?

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64 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


MoNSlltUO\ No. TlATIIO
(12004, V.lCio?Ia Repún y P~tnw SWrez

DI: U TA WICJON

5antillana
(12004, Ediciones Santillana S.A.
Av. Leanclro N. A1em 720 (C1oo I AAP) Ciudad de Buenos Aires, Afgentina

Graciela Repún y Patricia Suárez ISBN 10:9S0.... 6-1411·6


ISBN 13: 978·9S0·46_1411_1
Queda hecho el depósito qUf! dispone la l ey 11 723.
Libro de edición argen1in~.
Impreso en Uruguay. Prinlro in Uruguay.
Primera edición: septiembre de 2004
Primera reimpresión: enero de 2007

Realiución gráfiu: Alejandra Masconi.


ILUSTRACIONES

Laneman Ink
Rept:Jn, Graciela
Monstruos allealro I Graciela Repún y Patricia SuárllL _ 1". 1Id .. -.
Buenos Aires : Santillana. 2004.
128 p.; 23)(15 an.- (Leer es genial)

ISBN 950-46-1411-6

1. L.iter"altn lnfanli y Juvenil Argentina 1. Suárez, Patricia 11 Tllulo


CDOA868

\It>o 1Idi",,'" .,.. GnlPO Son ...... _


ChiIo.. E . - . El
"""",,lII<o,~.
w-so.. El.OO. {¡uottmMo,
Domónk ...... Ur\q.o>y,_.
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«Iit.o on: bpoIIo. ~ lIoIMo ......... CtIIoombol. e .....
MWco. ''''''''''" '''"''!/'''Y, ~ ~,
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gol<>..- o p r o c _ , ... ''I''''9'óIic<>, "''''':C'P'',
mlcfOf_ión. ~ofo, cuok¡uier W<> O

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~ru;stEmAt~ÓrNJ
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u ~
~YI~ b; 0"'}
-- r1\ .,"--- -'" r1\ .,"---
f;:~ ~ i1"} ~ I rey Egeo tenía cincuenta primos terribles, Y cada uno de
8 .·,..--- U
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8·,..--- " U I
,~,,~ ellos quería su trono. Por eso, cuando en un viaje conoció

Q lJ f lArn3 fR~ i' no una mujer que le gustaba y tuvo un hijo con ella -el pequeño Te-

M.J-\~ [F!EO '~


seo-, quiso evitarles a ambos cincuenta futuros problemas. Enlon·
ces, Egeo se marchó dejando a su compañera y a su hijo lejos de sus
primos. Pero antes colocó sus sandalias y su espada debajo de una
piedra. Y le dijo a la joven mad re: "Cuando Teseo tenga la edad y
la fuerza como para levanta r esta roca, y recuperar mis cosas, que
venga a buscarme, porque yo lo reconoceré",
El hijo de Egeo creció y la fama lo acompañó desde tempra-
no. A los siete años, cuando todos los niños del palacio huyeron
ante una visita de Hércules porque, al parecer, traía un león; sólo

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 65


Teseo tuvo el valor de enfrentar al animal con un hacha. El león
resultó ser sólo una piel, pero Teseo fue alabado por su coraje, en
vez de serlo por su buena vista.
A los dieciséis años, enterado de quién era su padre, levantó la ro-
ca, se calzó las sandalias, se armó con la espada y emprendió el viaje a
Atenas. En el camino fue venciendo a cuanto malvado encontraba.
Tal vez una de sus hazañas más celebradas fue vencer a Procrus-
to, que obligaba a los caminantes a acostarse en un lecho. Si sus pier-
nas sobrepasaban el límite de la cama, cortaba lo sobrante, y si no
llegaban al borde, las estiraba. Teseo lo hizo dormir en su camita,
siguiendo sus propias reglas.
I
GRAtlHA REPÚN Y PATRICIA SUÁREl TESEO, TESE O, ¡QuÉ LABERiNTO MÁS FEO!
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66 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


~cespués de darse cuenta de que el turismo por Grecia en esa Durante el regreso, hizo una escala en la isla de donde aban-
época no era saludable, Teseo llegó a Atenas y encontró a su padre donó u olvidó a Ariadna. La muchacha fue consolada por el dios
Egeo casado de nuevo con Medea, que como era maga, ya sabía Dioniso} con se casó. El rey ulJ~taua el regreso de su hi-
era el visitante. Por eso, convenció a su marido de que era jo: si la nave en la que regresaba llevaba velas negras, todo había sa-
un enemigo que quería quedarse con su trono y que debían reci- !ido mal; si tenía velas Teseo había vencido al Minotauro.
birlo con una rica bebida envenenada. Pero el rey reconoció Teseo olvidó cambiar las velas por las que correspondían, y al ver el
su espada, al que sus sandalias, y abrazando a su expul- velamen negro, Egeo se arrojó al mar que ahora lleva su nombre.
só a "tv'fedea de sus tierras.
):: tenas había sido derrotada en una guerra por el rey 11inos
y, como debía enviar cada año siete muchachos y siete

~
muchachas a Creta para los devore el tvhnotauro, un mons-
trua con cuerpo de hombre y cabeza de toro. El Minotauro era
hijo de Pasífae, esposa de Minos, y un toro. El rey se avergonza-
ba del hijo de su mujer y le pidió al arquitecto Dédalo que cons-
truyera un palacio laberíntico para encerrarlo. Dédalo, que era
un gran inventor, pero algo delincuente} obedeció y como pre-
mio, fue encerrado en su propia creación, junto con su hijo Ícaro.
Los dos escaparon construyendo unas alas, pero como Ícaro se
acercó demasiado al sol, la cera que sostenía sus plumas se derritió
y él cayó al mar.
:"or su parte, Teseo, decidido a acabar con los SaCntlClOS, se
ofreció ser uno de los siete jóvenes que servirían de alimento al
Minotauro. Lo logró gracias a Ariadna, la hija de MInos, que se
enamoró del héroe y le entregó un ovillo de hilo para que logra-

~
ra salir del laberinto a cambio de que la llevara junto a él. Teseo
venció all"Huvu.tuL liberó a sus compañeros y escapó de Creta.
El escenario muestra, adelante, a la derecha, la puerta exterior
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del laberinto, y las edificaciones hasta el puerto. En el centro, se ve la


entrada de tres pasillos del laberinto. Al fondo, aniba, se encuentra la
terraza, recortándose contra un cielo al atardecer. Aparece Ariadna
mirando hacia el puerto.

Creo que estoy enamorada. j Es amor a primera vista! Llego re-


cién de Atenas, pero yo lo distinguí entre los otros jóvenes ... ¡Me
gustó porque era el más fuerte! ¡Y me enamoró porque era el más
distraído! El barco no había tocado puerto y él ya estaba dispues-
to a bajarse... ¡Tres veces tuvieron que sacarlo del agua! ¡Üuedó tan
lindo con los rulos húmedos y pegoteados en la cara! ¡AV. me mue-
ro!, ahora viene hacía

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 67


Teseo, chorreando

(salpicando a Ariadna).
Mucho gusto, mi nombre es Teseo.
sí misma).
Teseo, Teseo, no tienes ni un pelito que sea feo!

¿Cómo

Nada, nada. Yo soy la hija del rey de Creta.


GRACIHA REPÚN Y PATRICIA SUÁREZ TESEO, TESEO, ¡QuÉ LABERINTO MÁS FEO!
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68 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


qué decreta? i Ése! Yo vengo a hacerlo Mi papá} el rey Egeo, quería
conm-rnuln bien las n1andar a otros, pero yo me ofrecí solito.
Yo no decreto nada. Dije de ... Creta, de la isla de ... Creta. fpn1f1rlmlnrln y llevándose una mano al
la princesa Ariadna. ¡Ay Teseo, Teseo] qué orgulloso estará de ti tu padre Egeo!
el nombre con diferentes entonaClOrJ ¿Sabes que el monstruo está encerrado en un laberin-
¡Ariadna!, (VUelVe a pero ahora to] tan complicado que das tres pasos y ya te
haciendo un cantito como el de una hinchada de A-riaaaad- 'yy!j¡-nnrln al

na ... A-riaaaad-na. el nombre como un cantante Yo me he perdido en pasillos rectos. Con mi desmemoria,
Ariaaaaaaaaadnaaaaa ... cualquier casa que tenga más de dos piezas es un laberinto. ¡La de
sí misma, mirando al veces que me quedé sin comer porque no recordaba dónde estaba
también se enamoró a vista! ¡Renite mi nombre el comedor del palacio! (Mirando a Ariadna). ¡Saldré victorioso del
como si nunca quisiera olvidarlo! Teseo, Teseo ... ¡Hombres co- laberinto, aunque sea lo último que haga!
mo él no se ganan en un sorteo!
(mirando al No. Lo último que harás será soltar este hilo. de su túnica
lvíe parece que esta está mal de la cabeza. Se la pasa ha- un Como se dice para lograr lo que te propo-
blándole al aire ... nes necesitas que te tiren una soga ... i Y como que me llamo Ariad-
(a na, yo te la voy a tirar! Ven, que te contaré lo que tienes que hacer...
y dime, Teseo, ¿qué te trae por
(Ariadna se aaeLanra
En realidad princesa Ari... era que se lla-
maba? ¡Va me olvidé su nombre! ¡Mi memoria está cada vez peor! (a (la sigue pero antes saca una y escribe en la de la
Vine porque ustedes tienen un monstruo) el Nfino ...
A... riad ... na.
El Minotauro ...
de
GRAClflA REPÚN Y PATRICIA SUÁREZ TUEO, TESEO, ¡QuÉ LABERINTO MÁS FEO!

(En el interior del laberinto aparecen Dédalo e Ícaro. Ícaro se detie-


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ne a leer en voz alta los carteles que cuelgan por todos lados). Por ahí no. Estamos cerca del laberinto de vo-
ces. En esta zona se habla por un lado y la voz aparece por el otro ...
su boca pero su voz se emite por otro sector,. un poco más tarde).
SIGA DERECHO ... SI PUEDE. EL CAMINO QUE USTED CREE CORRECTO, Ya se fue, ¡espero encontrarlo! (Se ·va).
LO ES. USTED YA PASÓ POR AQUÍ. AL MINOTAURO (el cartel tiene flechas ha-
da todos ESTE LABERINro ES UNA ILUSIÓN ÓPTICA, LAS PAREDES (Vuelve Ariadna y se acerca a la puerta del
EXISTEN. FE EN SÍ MISMO Y LAS ATRAVESARÁ!

veces me golpée contra estas hasta que me di


cuenta de que eran sólidas! habrá escrito estas cosas? ¡Teseo ya está adentw y mis instrucciones! También me
animé a que me llevara a Atenas con él... que le pe-
Yo. dí un favor a cambio de otro? ¿Que soy interesada y no doy pun-
tada sin hilo? ¡Ay, Teseo, Teseo, recordarte y no verte es lo más feo!
mente más retorcida! serio, papá, que no te acuer- (Se sienta
das por dónde la salida? falJareciendo dentro del laberinto, con el ovillo en la mano).

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 69


¿Qué tenía que hacer yo con esto? sí! Atar la punta a la ma-
Para nada, Me lo regaló la hi-
Harina. O Arisca. O Arena ... (Ata el hilo y cami-
Pero ideó y construyó este laberinto? na, desenrollando el que después, ella y yo ... jYa
me olvidé ... ! (Se detiene ,1/ lee los carteles, el último en voz alta. Intenta
Yo. Pero sin los estoy tan como ,--uau.j UICl<l. varias veces atravesar pero contra ellas haciendo un
bal1l110 terrible. su camino mascullando). ha-
Se escuchan unas voces. Quizás sea que brá escrito esto? iQue mente retorcida! a seguir buscando al Mi-
nos ... ¡Vamos! no ... mono, al Mino... ratón o como se llame ...

se adelanta y desaparece de escena).


GRACIElA REPÚN Y PATRICIA SUÁREZ TESEO, TESEO, ¡QuÉ LABERINTO MÁS FEO!
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70 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


se va por donde vino. el MínotallrO, donde antes sa- que se le ocurre y que nadie más seguiría. No sé si es un o

lieron Dédalo e está totalmente chiflado ...

la boca pero el sonido de su voz sale por otra par- Ariadna a la del Inh~'1'11Ttn

te, mucho más


Odio esta del laberinto, con los sonidos apareciendo por

cualquier lado. mente retorcida se le habrá ocurrido? (Se a si todo está bien ... la tensión del hilo). Pa-

a la controla el rece que sí. ¡Mi héroe tiene cuerda para rato! Teseo, Teseo, me
Mis padres dicen que lue hago problema por todo, que hilo voy rápido porque me me ... ! (Se va
demasiado fino, pero no puedo dejar de pensar... j Habré hecho
bien en pedirle a Teseo que me lleve con él? Teseo, Teseo, en el
la otra punta del hilo te entreveo! (Se va).

entrando por donde desapareció Pido que me envíen hombres y ¡y se pierden en los
dicen que apenas entran en el laberinto, yo me
los como. ¡Pero si nunca encuentro a ninguno! Y yo me siento tan
i Por fin salimos del laberinto de voces! ¡Qué horrible! solo ... Desespero por tener un amigo. Es por eso que pido que me
¡Justo a mí lue tocó ser hijo de Dédalo,el famoso inventor que manden ióvenes de mi edad. También me gustaría tener una no-
crea robots porque piensa que en el futuro servirán para algo! via ... Eso sÍ} quisiera una novia que no sea una vaca. Las vacas son
verdad es que no puedo decidir si mi papá es un genio o si está to- hernlosas pero demasiado intelectuales. Todo lo que uno les dice,

talmente chiflado! lo mastican y lo mastican, y lo mastican, y lo mastican ...

(Aparece por otro Ariadna en la

el hilo).

¿Dónde estará mi tan rebelde! sólo el camino Falta poco para que se acabe el ovillo ... Debería buscar otro,
GRACIELA REPÚN Y PATRICIA SUÁRfZ TESEO, TESEO, ¡QuÉ LABERINTO MÁS FEO!

pero tardaría demasiado ... sé! Ataré la punta a este hilo de mi


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vestido ... Teseo, Teseo, recordarte y no verte es lo más feo! (Re- entonces? quieres atacarme?
trocede hasta de la vista del
No sé. dijo por ahí que eras un monstruo ... Y como
(Teseo avanza por el laberinto sosteniendo en las manos la punta yo soy un héroe ...
del hilo. Ariadna reaparece en la puerta, con el vestido mucho más cor-
to. Teseo siente el hilo muy tenso, pega un tirón, y Ariadna se pero si yo nunca de acá! ¿Qué tengo de malo? Mi
cuerpo es diferente al tuyo pero soy tan bueno como cualquiera.
Más monstruoso es que me hayan encerrado en un laberinto,
¡Espero que Teseo no esté enredado con su misión porque ya solo, dando vueltas y vueltas por estos pasillos... ¿Sabes
tengo frío! Cuando me vea con este vestidito, que soy cuánto me lleva encontrar el baño? Y a orouósito ... ¿por aué tra-
una desatada? Teseo, Teseo me muerdo las pestañas de deseo!
J una mascota si te ibas a pelear \..VllHH};V

(Se va).
mascota?
(Teseo y el Minotauro entran por puertas distintas, caminando de

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 71


c.JpU''''14J. Se chocan). La que llevas atada con ese

(sacando la espada). No sé de qué estás hablando. (Se mira la mano y lee ahí el nom-
¡Pero ... ! fin te encuentro} Mino ... chancho! ¡Se acabaron hilo de Ariadna! No sé me lo dio.
tus crímenes!
Lo acabas de decir...
¿Qué crímenes? Querer tener una novia... ¿eso es
un crimen? claro!, me lo debe de haber dado (vuelve a leer su ma-
no) Ariadna. que soy tan distraído ... !

Nnnn ... o. Creo que no.


GRACIElA REPÚN Y PATRICIA SUÁREZ
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72 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


Tal vez por eso te lo dio. Para que sigas el hilo y encuentres la
salida. Ojalá yo tuviera una novia que me a salir de aquí...
SIl mano).

Ariadna ... no es mi novia. Es una que decreta. Ella


me que lo atara a la ¡Debe de ser para salir del

Querrás decir laberinto ...

Eso} eso. Bueno ... ¿en qué estábamos?

En que me ibas a ... a salir de

¿Yo eso? serio?

Claro ... ¿No te acuerdas? (Alfientras Teseo pone cara de concen-


él sigue hablando). Quiero volver a ver la luz del sol. Correr
en libertad. Sentir el viento en la cara ...

Tus deseos se parecen a la vuut:.OUUO de los que venden


bones para cabello ... Bueno} Pero ... ¿y si alguien pregun-
ta dónde estás?

Puedes decirle que acabaste I..-Vl111Ht:.V ¿ Quién va a entrar al


GRACIElA REPÚN Y PATRICIA SUÁREZ TESEO, TESEO, ¡QuÉ LABERINTO MÁS fEO!

laberinto para ver si es cierto? Y si se atreviera, sin el hilo de esta isla, hacia la libertad. ¡Vamos a trepar al techo, a buscar
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de Ariadna, ¡no salir para contarlo!


(hablandO al •
un héroe! iQué contenta se va a poner mi abuela! Sí vez nos cruzamos con el MinotaufO, ¿puedo hacer-
le cosquillas con las
se van, Sl~U1enao el hilo de Ariadna. Entran Dédalo e Íca-
ro, con aspecto No, Las pegaremos en armazones de madera. Usare-
mas cera que les robaremos a las que la
techumbre.
No doy más. No pienso dar otro paso. saldremos de (mirando a Dédalo con np<:rnnfinn7f1

este Le diste tantas alas a tu imaginación cuando lo cons- Cada vez hablas más raro, padre. tus ideas y
truiste, que no puedes salir de tu propio invento ... son un laberinto para mí! Imagino que querrás decir que pegare-
mos las plumas con cera. Y la sacaremos de las abejas que están ba-
l-'~tHIIl.G~t. Se lo lJi"nsanao intensamente). jo el techo ... Pero vamos, y que sea lo que Zeus

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 73


(Salen por una puerta. Se escuchan n/idos de semlcho, martillazos,
acabas de decir cómo salir de ayes, zumbidos de y más ayes. Al aparece Dédalo sobre el te-
alas! cho, llevando sobre las un ala delta y mirando hacia el
sin escuchar a su del escenario, donde se ve el cielo).
Lo que más me molestan son los cartelitos para confundir... Si
los pasillos hubieran estado numerados, o separados con letras,
uPasillo Omega", "Pasillo Omicrón" se !-,CIUCJ.la: ¡Ícaro terminó antes que yo y ya está corriendo contra
el viento!. .. (Gritando). ¡Tienes que elevarte! tanto no!... (para
cuál sería la gracia? Pero, no pelearé contigo porque aca- ¡Qué forma rara tienen sus alas! (A ¡Desciende un poco,
bas de darme grandes ideas. ¡Haremos alas con la forma de letras o el sol derretirá la cera! no bajes tanto, o te caerás al mar!
Si mis cálculos S011 correctos, el viento nos arrastrará lejos
GRACIELA REPÚN Y PATRICIA SUÁREZ TESEO, TESEO, ¡QuÉ LABERINTO MÁS FEO!
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74 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


(se oye su voz a lo parece que la princesa se cambió de vestido. Este modelo le
¿Por qué no te decides? ¿Subo o bajo? muy bien ...

hijo, vuelal Cuando lleguemos a tierra} seremos hon- i1vH héroe! ¿Acabaste con el1vfinotauro?
rados como inventores del ala delta ...
(voz en Lo hice pomada. Se puede decir que en este laberinto ya no
¿Cómo delta? me qué letra griega había que hacer...! ¡Y nada de aué preocuparse ...
yo usé una omega!
Entonces ... '-''-U'JLlVJ a Grecia!
hijo! ¡Inventaste el paracaídas! ¡Espérame!
¡Vamos!
cOITe y se lanza tras su con el vestido cortí-
sima, aparece a la del laberinto, mirando al saliendo de escena mientras él se revisa la

¡Qué aves grandes y extrañas! 1vfás que pájaros comunes pare- Espero acordarme dónde puse los
cen pajarones ... (Baja la vista, mira hacia la del
¿Qué estará pasando allí adentro? ¡Ay, Teseo, me muero si
no te veo!

(El Minotauro sale del laberinto, pasa por detrás de Ariadna y se es-
~
cabulle sin que ella lo vea, mientras le dice adiós al Detrás sale
con un montón de hilo entre los
~

(consultando con su
Ariadna ... Te traje el hilo ... sO. Si no me confundo, me
TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 75

.." '" , Al ~Ar.;U"RJ\

iQue sea la Odisea! ¡Que sea la Odisea!


Adela Basch Adela Basch
lIusuociones de Douglas Wright

Al finalizar la Guerra de Troya.


Ulises emprende el regeso
a [toca. donde lo espera
F'erlel~. su fiel esposa.
Durante esta travesla.
nuestro héroe cIebera enfrentar
monstruos. sirenas y mil peli!1OS que
harán de esta historia uno de los rMs
inaelbles relatos de aventlXaS.
Con la maestrla de Adela
Basch. esta divertida versión
teatral de La Odisea acercara
a los chicos ti la obra del
genial poeta giego Homero,

A~

© ¡Que sea la Odisea!


0. .... - - . Adela Basch
Ilusltacu)oes de Douglas Wright

1(10) .... "'11........... _AI'-"S.A.


1k0l/<)' )16(1\' ..3 1 ' _ .......

1_. . . . . . . _. . . . .
ISII~ ,~Slr -MO-<:I

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Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009
76 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

30

EPISODIO DE POLIFEMO MUCHACHO 1.


¡Eh, qu~ alto!
PR~SENTADORA Ul""
Ulises llega a un lugar hermoso y decide buscar SI, hicimos muy bien en hacer un alto.
a1H algo sabroso. MUCHACHO 2.
PRESENfADOR ¡Estoy al borde: del infarto!
Los intrépidos navegantes tiene bastante hambre WSB (Lo v.o).
y se romerían con gustO un poco de matambre. ¡Qué pedazo de gigante, es realmeme impresio-
PRESENrAOOAA. nante!
Sonaban con una buena mesa, pero tos esperaba POUFEMO (FuriosfJ).
una sorpresa. Soy Polifemo y ésta es mi casa, ésta es mi comida
y éste es mi vino. ~y se puede saber esta manga de
(U/ises y 1m mlKhadM r«(mm la isla. Encumtmn vagos de dónde vino?
fA C4Ja dt Poliftmo y mtmn. Dm:ubrm qut' hay PRESENTADORA.
mucho para com"-) Los m uchachos r:scln muy :l5llSudos, [os dientes
les castañetean y las piernas les chuequean. El te-
ULtsES. rror los domina, y por poco se hacc:n encima.
Creo que estO a1canz.a para llenarnos la panza. UUSfS.
MUCHACHO 1 Esperá un momento, venimos haciendo un largo
¡Ah, qué rico, acá hay manjares de todo tipo! camino.
MUCHACHO 2. POlffMO.
Después de tantos días de navegar a los saltos, hi- A mi rw me import:a n~ pepinos. ¿Me quer6; de-
cimos bien en hacer un alto. cir quiénes son ustedes, ~ de acorrantes?
¿Son pirataS, mercaderes o navegantes?
(Entra tI dcwpt Polífono. Es 4ltíJimo y tÚ bammtt UUSES
mittlo. En un primo miJmmflJ "'j muchnchos tuJ.. Somos guerreros y volvemos de combatir valien-
uitrttn su prtmJcia, ptro Ulists !lO /.o vt.) temente en Troya.

31 32

descanso. Verás que somos hombres maJlS05. Es-


tamOS cansados de luchas y combates.
I'OUFEMO.
¡Escin realmente dd tomate! Soy un dclope, un
gigante fel"01., y !lO me inclino ante Zeus por más
que sea su dios. Yo soy d preferido de Posc:idón,
el dios de los mares, y hago lo que se me anroja..
y sepan que: me encanta la sangre roja... iY tam-
bién la carne humana!
MUCHACHOS.
iHuy, huy, huy, qu~ macana!
POUfEMO.
Y ahora, se me quedan aquí quietitos, mientras
me ocupo de mis rebaños.
MUCHACHOS
Me imagino que habrán hecho sus buenas tra-
Espere, ¡queremos ir al baño!
moyas.
UUSES.
(Gura la PUtrta dt un go/paUJ y salt a gral/da
Queremos volver a nuestra isla pero el viento nos pasos.)
empujó hacia acá..
O'OLFEMO MUCHACHO 1
¡Pero q ué barbaridad! ¡Aguante, Ulises, aguante!
MUCHACHO 1. MUCHACHO 2.
Sí, necesitamos un poco de hospitalidad. ¡No quiero terminar en la panza de un gigante!
UUSE$.
UUSES.
Por eso, en nombre de Zeus, el poderoso dios, [( Un momento, mm;hachos, no se espanten.
rogamos nos permi tas pasar aquí unos días de

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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 77

33

MUCHACHO 1. (Po/iftmo le (lruha!4 14 horala J st La brbr tÚ


SI, pero la cosa csti muy fea. un trago. Le gusta umto 'fUi stria capaz di bt-
UUSES. h"$( un lAgo. A partir di 1St mommto habla con
Ya se me v:.l.:l ocurrir alguna idea. MIZ de ÑmuM.) Quisiera beber un poco mis,
""""ADOAA. pero antes, decime cómo te llamis.
U1i5es es un hombre muy sagu. y no se achica asl l1JS"
nomás. Te lo diré, Poli, Y no te asombres. N:adic es mi
PRESENTADOR. nombre. As! me Uaman todos, mi f.unilia, mis Vl:-
Menos mal, porque: en comparación con PoIiferno. cinos y rodas mis amip.
ya es buanlC chico. Y al va seria mejor que no POlfEMO
abriera muo el pico. Entonces. Nadie, dame OD"a botdlita de lioor. Nun-
PRESENTADORA 01habla. probado CUI. rico sabor.
Pero el cerebro de Ulises es muy rico, y ron asrucia lIJSE<.
y paciencia. muna una ingeniosa 0QlITeI'lCia. TOIlÚ, entre amigos no vamos a ser mezquinos.
PRESENTADOR Tomate: esw botellas y después abro un vino.
Cuando el cfelope regresa, Ulisc:s ya tiene un plan I'OUFEMO.
armado en b cabeza. ¿Tomate, estaS botellas? No quiero bC)[c:Uas de
tomate.
(Entra Poli/mi(), crm txplT1i6n aduna. 5614 ti mio, "",,s
=&4. U/im tÚ un pasu J se aarra con una boulin Es licor, no digas dispmtes.
J un vaso.) PRESENTADOR.
PoIifemo sigue bebiendo. Está WI en curda. que
",",s. ni sabe qut! mano es la derecha y cuál es la zurda.
Mid, Poli, para que veas que no te guardo rencor,
re ofrezco un poco de licor. Poli, se re ve cansado, por nosotros no te tomes
POUFEMO (lA p~ba ] ~iJa apn«ba). molestias. ¿No quer6 dormirte una siesta?
Um, es exquisito. Pero me serviste muy poquito.

35 36

POUFEMO. ",""MO.
SI, voy a hacer una siesta. Ycuando me despierte, ¡Ay! (Quién fue el traidor~ Quiero saber Ji está acá
h:ahd fiesta. Me los voy a comer a lodos. Pero co- el que me ataCÓ con esta esrxa.
mo te dije que re iba a agradecer ru :amistad y ru MlXHACHO , .
bebida, vas a ser el último que devore, el postre de ¡Si lo agarra, lo mata!
mi comida. f'OllHMO.
ws"
Te agradezco tu generosidad, pero ames, bebamos
¿Q-liro lastim6 mi único ojo? ¡Lo voy a I"CVI:fltaI
como a un piojo!
un poco más. "",,s.
PRESENTADOR. Sí, est:l acá el que te clav6 la estaca.
Yde prontO el dclopc Polifemo se desploma y se
pone a dormir la mona.
""""".
¡blo es alfoz! ¡Sos Nadie:. le conozco bien la wz.!
PRESENfAOOAA. Nadie, esruvisre muy rudo.
El asrulO Ulises y sus compafieros se deciden a UlISE$.
acruar cuando lo ven en el sudo. (y qué querlas que hiciera, dejar que nos comie-
""'NTADOIt ras crudos!
UIiscs loma wu. c:scaa y la pone al fuego. POlFEMO.
MUCHACHO 1. ¡Socorro, hermanos ddopes, vengan en mi ayuda!
¡Qué malo este cldopc, qué malo! Se cree que so- ¡Me han ar;:u::ado!
mas comida que cayó de regalo.
MlICHACHO 2.
Sí, qué malo. Quem:alo con ese palo.
PRfSfNTAOOAA ClClOPE 1.
El audu Ulises lleno de furia, le clava el palo al .¿Quién fue el desgraciado!
rojo en su único ojo. POlHMO.
PRESOOADOlt ¡Nadie me ataCÓ!
¡Y Polifemo lam.a un bramido atronador!

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78 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

37 38

que te hirió <':n medio de la frente, decile que fue


el valeroso Uliscs, el de las muchas argucias, quien
te ha vencido con su astucia. Y que te quede cla-
ro, Polifemo, yo. Ulises, ¡no u: temo!
POUFEMO.
Escuchame bien, Uliscs, ¡ojalá que te coman las
lombrices! No te traté tan mal, te dije que no iba
a comene hasta el final. Eras casi un amigo, ¡pero
ahora te maldigo! Poseidón, dios de los mares, pa-
dre mio, ¡te pido que escuches mi pedido! Te ruc-
SO que pongas obstáculos en el camino de este
hombre, ¡me hizo algo que no tiene nombre!
Arruinó mi único ojo. Por favor, descarg.l. sobre
él todo tu enoj o. Que la vuelta a su tierJ'3 le sea
dificil y tormentosa, porque me ha hecho cosas
ClClOPE 2 espantosas.
Entonces, si nadie te atacó, ¿por qué te pon6 a UUSES (MirntraJ ,mbarca con lUf muchachos).
gritar como un desaforado? ¡Chau, Polifemo! Vamos, muchachos, ¡a los re-
POUFEMO.
¡Porque Nadie me ha lastimado!
m""
PReSENTADOR.
CICLOPE 1. Y así, Ulises y sus fides compañeros retomaron su
Poli, rus palabras son absurdas. Para mi que esili sendero.
en wrda. PReSENTADOAA..
UUSES. Pero Poseidón, dios de los mares, les enviaba difi-
Vamos, muchachos, no ere! que de esta saldríamos cultades y pesares.
con vida, rajemos de acá enseguida. (A PoJifono.) Si
alguien te pregunta quién fue el guerrero valiente

39

UUSES.
$tento una enorme alegria al pensar en la tierra
mía. No veo la hora ..
MUCHACHO 1.
Son las cinco.
UUSES.
No veo la hora de regresar a mi querido y afiorado
h""".
PRESENTADOR.
Ulises anhda volver a ftaca. su hogar. Pero veamos
qué es lo que pasa en es.: momento en su propia
casa. Alll están Telémaco, su hijo, y Penélope, su
esposa, que lo aguardan con actitud ansiosa.

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MoNsTIfl.OCn "'" TlATIIO
0 2004, C;.aOe!a Replin y P.triti.l SWrez
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M~N~-t'-tY~<$ DI: UTA EOICJON

Al -JiEATRO Santillana
e 2004, Ediciones Santill.na S.A.
Av. Leandro N. A1em 720 (0001 AAP) Ciudad de 8uenos Aires, Argentina

Graciela Repún y Patricia Suárez IS8N 10; 950·4 6·1<111·6


IS8N 13; 978·950 ·<16· 1<111 . 1
Queda hecho el depósito que dispone la ley 11.723.
Ubro de edld6n ~ rgenlina .
Impreso en Uruguay. PrinfN in Uruguay.
i>fime.a edición; septiembre de 2004
Primera reimpresión; enero de 2007

Realiza.ción g,ifk.; Alej~ndra Mosconi.


ILUSTRAC\()tl"ES

Lancman Ink
Repún , GfaQela

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 79


Monstruos al teatro I Graaela RepUn y Palrieia $uárel. • 1". ed ..
8ueno5 Aires; $antillana. 2004.
128 p.; 23;(15 an.' (Leer es genial)

ISBN 950-46- 14 11-6

1. Literatura Infantil y ..IuYenil Argentina 1. Suárez. Patricia 11. T itulo


CDOA868

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Uno edó..,.;¡'¡ Gol c;""P" s.",....... _ edI •••,,, [spoIIo.
U .I..OJ. GuottfNI.I. _.~ _ . p~.
C-. C<>.u 1I:l<..
P"oguoy. PW. Poru.w¡oI.
I'utno Ric<>.IIopúbI<. DomInk."..l.kugo.>oy. _ _

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<A.h~f~
oke ..... ..--"-o, Iotoqu/mi<o. _ _ o. _-.~,~ ... «< .... ti ~
p<.-Iopo<""'" <1<10_.

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80 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


O)¡n¡~~iA'Jlj'A((;D'Q):t>:1

~~~f 1":'
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1
' a primera vez que tenemos noticias de Palifema es a través
~ del relato que Ulises, gran viajero, hace en un banquete. Se
trata de un cíclope, un gigante con un solo ojo en la frente, que
vive en la isla de Sicilia, en una cueva al pie del monte Etna, en
Italia. Claro que esto suced ió antes de que Italia se llamara Italia.
Pero Ulises no hace quedar nada bien a Polifemo: más bien lo pTe-
sent-a como cruel y espantoso.
Luego muchos escritores, algunos muy famosos como Virgi-
lia, Ovidio o Góngora, escribieron poemas y t ratados sobre él.
l a leyenda cuenta q ue la madre del dclope, llamada Toosa,
ninfa del mar, solía visita rlo e n su caverna. Cierta vez, Toosa fu e
acampanada de la ninfa marina Galaica, y Polifemo las guió h as-
ta el mo nte para que cortaran jacintos. Mie ntras la veía juntar no-
res, Polifemo se enamo ró de Galatea . Pero los amores de l cíclope
no fu eron correspondidos, ya que la ninfa estaba enamorada del
pastor Acis. El gigante descubrió a los e namorados y en un rapto
de rabia le a rrojó una roca al pastor.
Galatea, entonces, recurrió a sus poderes de diosa del mar y
transformó a Acis en río crista lino.

I
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Galatea frente a Polífemo. Ella mira hacia arriba y es cu-


z[) bierta por una gran sombra.

señor, cuando veníamos hacia To05a, su mamá no


haCÍa sino hablarme de usted.

Ah, ¿sí? ¿Es que le gustaron tanto los jacintos? Cuando yo era
más chico, ella los hacía como croquetas de verduras. Uno o dos
de acelga y una plantación entera de iacintos. Le daba
muy buen sabor.
ii:)

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 81


No me hablaba de las flores.

el monte de jacintos adonde las llevé a cortar flores?

Sí.

qué quedamos? Les gustó, no les gustó. Ustedes las nin-


fas son todas unas indecisas. Me lo advirtió un tío mío. Hoy
ren una cosa y mañana otra, y cambian de querer a cada rato co-
mouna en el viento.
GRACIElA REPÚN Y PATRICIA SUÁREZ POUfEMO
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82 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


Eso no es cierto. Era una Galatea. No te diste cuenta.

Me mi tío: "Yo nunca me fío de las ninfas porque son in- Me decía: "Vieras, Galatea} hermoso es mi

decisas y y les gustan más que todo las moscas fritas".


Eso no es cierto. Es que mi mamá es muy bromista. ¡En el
no soy ninguna indecisa! armaba cada zafarrancho!

las moscas fritas te gustan? "Y con cuánta dedicación cuida las

no soy ninguna indecisa! no como moscas! tengo Eso es cierto.

cara de
"Cómo cuidará él de su esposa cuando la tenga ... /l

Mi tío decía ...


¿Yo, esposa? casarme? ¿Acaso balan las c~uu,)aCl:

¡Pero basta con su tío! ¡Qué pesado con el asunto de su tío!


ya tiene edad para casarse"; no lo yo, sE:ñor, lo dijo
Yo lo quería mucho a mí tío porque éL.. la señora Toosa, mientras cortábamos unos jacin-
tos ayer en el monte.
jA mí qué me importa eso! Era su lnamá la que me hablaba de
me decía qué buen marido sería usted. Ah, vamos. Otra broma. Me acuerdo en la época en que yo iba
a ]a escuela de gigantes; ¡ah, qué insoportable que era mi mamá!
¿Yo? Te lo estaba diciendo en broma. Ella se creía que yo era el mejor alumno de todos; cada vez que te-
nía una mala nota, iba y se peleaba con la maestra. iNle hacía pa-

¡No! ¡Lo t::1u;t:.laua: sar una vergüenza!


GRACIElA REPÚN Y PATRICIA SUÁREZ POUFEMO
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Ella dijo que usted sería un marido excelente. Yo, que soy del tamaño de una montaña, ¿qué haré con una

la Quardaré en la Dalma de la mano? jO la llevaré


Te lo habrá dicho por decir. lvlamá habla porque tiene lengua. enroscada en la

Parecía muy segura de lo que decía. Con qué gusto, señor, una ninfa como yo sus
días con un
Ah, sí. Y tan tranquila. Lo que ella es no prepararme

más la sopa de rabanitos. pastor.

A usted le gustan los rabanitos lo mismo que a mí.

Un cuenco de mi sopa lleva dos toneladas de rabanitos. Y así era otro tío mío. Yo solamente soy pastor} de la ma-
y todo casi siempre me quedo con hambre. ñana a la noche y de la noche a la mañana tras las ovejas. No ten-
go mucho tiempo de acicalarme ni ponerme dulces perfumes de

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 83


soy capaz de cortar con un cuchillito un campo entero de flores y estos pelos que se me paran en el medio de la cabeza y pa-

rabanitos! rezco todo un puercoespín. No me mientas, bella Galatea, no me


que soy un gigante como un iardín de flores.
y por si no 10 notaste respecto de mi hermosura, tengo un so-

lo ojo. El amor mira con los ojos del alma.

Pero luminoso como el sol. yo tengo un solo ojo, yen el medio de la frente! ¿Cómo
Cuando voy por la isla de Sicilia mi isla, a veces es-
l

En el medio de la frente. cucho a los marineros de los barcos que se gritan entre ellos.
ll
allá que vive un monstruo, el gigante Polifemo • Ni qué decir acá
Como el sol. En el centro del cielo. 10 mal varado que me deió Ulises contando todas esas mentiras.
GRACIElA REPÚN Y PATRICIA SUÁREZ
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84 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


Que yo me quise comer a los marinos, iYo! ¡Yo, Galatea, que vivo
a queso de cabra y sopa de rabanitos! La única vez que me llevé a
la boca un pajarito fue para escarbarme los dientes y después lo de-
volví a su árbol sano y salvo. Pero me han hecho muy rnala fama;
los hombres son unos seres terribles. Hermosos! sÍ, pero terribles.

Usted es heI1110so} señor.

Vamos, Galatea} que las aguas del mar son mi espejo y tu


amor es un

señor. Sólo usted sabe si yo como esposa le conven-


go. Yo siempre soñé con un gigante que me protegiera de los ma-
les del bosque. Los cactus, los sátiros, los centauros, las hormigas
coloradas, los bichos bolita. ¡Todos andan siempre queriendo se-
cuestrarme!

LlVJ.UUf',UJ \..V.lVluua,=>, también?

señor. Y yo no sé cómo defenderme, tan chiquita, tan


minúscula soy, que el día que yo llore no podrá ver usted ni una
de mis lágrimas desde allá arriba.

No veo por qué dices eso, Galatea. cíclope¡ no miope.


GRACIElA REPÚN Y PATRICIA SUÁREZ POllFEMO

ella dice que me ama! Ah, el amor, ¡el amor! Es un sen-


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Mañana vendré a esta misma hora a visitarlo en la roca a ver timiento mucho más picoso que la urticaria y el guiso de morrón. Mi-
si decidió que sea yo su esposa o que no lo sea. Adiós. rando el lado bueno de las cosas, la bella Galatea podrá servir pa-
ra rascarme. Al fin de usar de escarbadientes al pajarraco
Adiós, Galatea. la cigüeña esa que siempre se quejaba de mi mal aliento.
También Dodrá Galatea sacarme las espinas de las ortigas, los
¡yo a cambio saciaré todos sus antojos! Sí, sí y sí. ¿O no,
no y no? Sí. Vaya pedirle casamiento. Le fabricaré una casita tan
que yo pueda llevar colgada siempre de mi cuello, y le
solo en la roca. Es un gigante enorme, de cabello claro y compraré un cornetín para que por ahí me hable sin tener que
medio Es vastor, usa un pino de cayado y observa a lo Idos su andara los Una esposa gritona es algo muy feo; en cam-
rebaño de bio mi Galatea tiene voz de mosquito, y con el cornetín será un
rYlAC",,'-l-n. completo. ¿Era ésta la hora a la que dijo que volvería?
Ya está cayendo el sol detrás de los pinos. Ésta es la hora. Qué
posible que la bella ninfa Galateaesté enamorada de imDaciencia; me pican los dedos de los pies. ¿Me lavé hoy los

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 85


mí? No, no y no. Debe de ser lo que decía mi tío. Un capricho Ya no lo recuerdo. Ah, sí. Los metí en el lago y casi
para el momento y luego todo el olvido. ¿Pero si fuera cierto? a todo un pueblo cuando el agua desbordó. En fin, ¿qué espera-
Ah, Galatea, ¡ah, Galatea! Redondita como una lenteja, y blanca ban? ¡Oue yo anduviera con los pies todos olorosos delante de
corno un poroto pallar, con esos rulitos tan graciosos que pare- mi amada? Ay, ¡le dije amada! ¿Será que ya la amo o es que se
cen virutas de repollo colorado. ¡Ah, Galatea, me está dando me escapó la palabrita por pura casualidad? Ahora todos los gi-
tanta hambre! ¿Pero si le doy un beso, no me la trago entera? gantes van a gritarme: "¡Polifemo tiene novia!"; me ponen de
¿Cómo vaya hacer para besar a Galatea? Tendrán que ser besos mal humor esos tipejos cuando se hacen los graciosos.
suspirados; aunque a lo mejor la hago volar por el aire. ¡Oh, Gala- Zeus, oh! Ayúdame a declararme a Galatea. ¿Adónde está que no
tea! ¿Cómo haré para besarte? Bostezar tampoco nunca podré y la veo? ¡Galatea! ¡Galatea! ¿Qué es eso? ¿Está pintándose las
si un día estoy aburrido mucho cuidado tendré que tener de no uñas? ¡Y yo que la hacía temblando por mi amor! Ey, Galatea,
sorberme a Galatea en pleno aburrimiento. ¿Cómo viviremos? hola, hola. Te habla Polifemo, acá arriba. Hola, ninfa preciosa.
GRACIHA REPÚN Y PATRICIA SUÁREZ
POllfEMO
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86 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


/inrlifpypntw vemos un bultito minúsculo a los de
de
Conmigo. ¿Recuerdas ayer tus palabras, tus deseos de ser mi
Ah ... Hola. esposa?

Estuve pensando.
¿Yo, ayer? ¿Ayer cuándo?
perdiendo la nnrWMrU1

bien. La filosofía es una buena manera de entretenerse


¡Ayer a esta misma hora!
cuando una no tiene nada que hacer.

Pero ayer era otro día ...


Decidí que tienes razón.

¿Y?
Yo siempre lo dije. La filosofía ...

y hoy conocí al bello Acis.


no. Sobre eso no. Sobre lo otro ...

¿Acis?
Sí. El esmalte queda ll1ucho mejor en las uñas de las
ninfas, ¿no es verdad?
Un Dastorcito de la costa, cuida cabritas, toca el flautín ...

no y no. Me refiero a nuestro casamiento.


iY yo toco la flauta!

¿Nuestro
Ya lo sé. Si nunca podemos dormir... Pero cuando Acis toca,
hace bailar a las flores y a los árboles mecerse al compás ...
Nuestra boda.

¿Acis? ¿Acis? ¿Cuál es Acis?


¿Nuestra boda con quién?
GRACIHA REPÚN Y PATRICIA SUÁREZ POllFEMO
Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009

Un muchacho delgadito que ... Por el amor en que ardías por mí, pensé que ...

alfeñiquel Usted es un cíclope.

Yo lo veo con los ojos del alma. Para los ojos del alma no hay Sí, bueno ...

Con ese horrible ojo en medio de la frente. De sólo mirarlo


mismo! me que para los ojos del alma no ha- espanto.
bía gigantes.
que mi era como un sol y...
dije eso?
era otro día!
Sí.
inconstante!

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 87


Ah, sÍ. Ahora también reprocnes. ¿Qué culpa tengo yo de
que el tIempo pase y Mi corazón también pasa y pasa. Es
un órgano muy paseandero. Además, me voy. Ya me tengo que
en qué momento? ir. Me espera Acis para comprarme una coronita de lirios.
opina señor Polifemo? ¿Quedará bien la coronita sobre mi
Cuando caía la tarde ... cabello

ayer era otro día! Además yo soy una ninfa, ¿cómo ha- interesada!
ría para volverme giganta? ¿Cómo podríamos hacer juntos un bai-
lecito? En cambio, Acis, Acis ...
GRACIHA REPÚN Y PATRICIA SUÁREZ POLlFEMO
Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009

88 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


pero al la hice ver
Ah, sÍ. Ahora resulta que no puedo ni aceptar un regalito pa- que no era la culpa mía.
ra mi linda cabecita. Me hubiese mandado a hacer
que a su me tendría".
coqueta!

(Toca la
Una ninfa como yo debe preocuparse por su belleza.

con cabeza de chorlito!

Ah, sí. También insultos.

si era al final como mi tío advertía ... !

Ya empezamos con su tío otra vez. Basta, me voy. señor


Polifemo.

Polifemo solo en la roca. Tiene siete cafias y va uniéndolas con hi-


los para hacerse una Mientras tanto canta.

liMe dijo a mí una


que por feo no me
TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 89

.." '" , Al ~Ar.;U"RJ\

iQue sea la Odisea! ¡Que sea la Odisea!


Adela Basch Adela Basch
lIusuociones de Douglas Wright

Al finalizar la Guerra de Troya.


Ulises emprende el regeso
a [toca. donde lo espera
F'erlel~. su fiel esposa.
Durante esta travesla.
nuestro héroe cIebera enfrentar
monstruos. sirenas y mil peli!1OS que
harán de esta historia uno de los rMs
inaelbles relatos de aventlXaS.
Con la maestrla de Adela
Basch. esta divertida versión
teatral de La Odisea acercara
a los chicos ti la obra del
genial poeta giego Homero,

A~

© ¡Que sea la Odisea!


0. .... - - . Adela Basch
Ilusltacu)oes de Douglas Wright

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Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009
90 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

EPISODIO DEL CANTO AAESENTADOR.


DE LAS SIRENAS Después de unos dlas de avanzar en calma, los na-
vegames se acercaron a un lugar amenazame.
PRESENTADORA.
Con ustedes, en t:SCena. .. id 0010 de las sirenas!
SIRENAS (Gmfdn).
NOSQnas somos las bellas sirenas. CIRCE.
Que todos lo sepan: no somos buenas. Ulises, trati de no acercarte a la isla de las sirenas,
¡porque re van a chupar las venas!
Nos encanta embaucar y engatusar
a los pobres tipos que andan por el mar. (Se ~scucha un canro dulu y m~lodi()so. Prim~ro
Nuestro hermoso canto los acrapa rs sólo un murmullo qu~ fla c"cimdo pau/¡uina-
m~nt(.)
y quedan peor que unas pobres cataS.

¡Qué poderosa es nuema seducción! UUSfS


Nadie se salva de la tentación. Vengan, muchachos, y hagan lo que les pido:
usen esto para taparse los oídos. (Ln da unos ta-
La feroz dulzura de nuestras voces ponts M ara.) Pero antes, ;itenme al mástil con
nae consecuencias más bien atroces. una soga bien fuerte, y por más que les pida y
les ruegue, por fiavor, no me suelten.
iQué delicia es ver a los marineros
enloquecidos por nuestros juegos!
(UIisn está attuio dt piN Y manos, mimtms crta tI
Nos gusta mucho hacer que se estrellen canto.)
y que no vuelvan a pisar un muelle.
CIRCE.
Nosotras somos las bellas sirenas. Quien se acerca a la isla de 1a5 sirenas y escucha su
Que todos lo sepan: no somos buenas. canción va irremediablemente a la perdición.

"
UUSES
Ah, qué voces encantadoras. iQuiero conocer a esas
señoras!

(Los muchachos k indican por stfias a U/i.ses qut TU)


mtitndm una palabra dt la qt« diet.)

CIRCE
El que sucumbe al canto de .sirenas es un esqude-
(O que se pudre en la arena.

(& escucha clarammt( la voz dt las nrmas.)

SIRENAS.
Ulises, Ulises, héroe de Troya, ven! con nOSQuas y
seremos rus jops.
UUSB.
iSuélcenme, no aguanro! iQuiero ir oon las sire-
nas, adoro su canto!
CIRCE
¡El que escucha a las sirenas se conviene in<:vitable-
menee: en prisionero eterno de la muerte!
SIRENAS.
Ulises, Ulises, te prometemOS días fdices, si venís
con nosotras cantaremos rus viaorias y te colma-
remos de gloria.

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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 91

69 70

""',
Por favor, ¡!ks:ircnme, quiero ir con las sirenas, su
PRESENTADOR.
Pero los muchachos rentan instrucciones claras, y
canto me hace arder las venas! para no hacer caso a Ulises le dan vuelta la cara.
CIRCE. MUCHACHO 1.
Uliscs, ttné cuidado, el cantO de las sirenas es so- Disculp:!:, Ulises, pero estis diciendo locuras, asl
lamente un engaño. Lo único que buscan es ha- que no te vamos a sacar las ataduras.
certe mucho dalío.
SIRENAS. (\{¡ usando t I canto tÚ las rirttuu. Y Ulist'S rtCU-
lJlist:.;, Uliscs. no te esrupidiccs. Venf con nosotraS, pera ulUlllCJirud Sertna. Los muchachos lo tlÚsata/'l
las sittnas, y terminarán rus penas. y Ii les "tira los tap()/'It'S de ara de los oldos.)
UUSES.
Muchachos, les ordeno qw: mI': suelten, por ese UUSES.
cantO soy capaz de desafiar la muerte. Gracias, muchachos, ¡menos mal que no escucha-
CIIICE. ron mis grilOs! Si no, a esta hora, estábamos fritos.
Uliscs, ttné cuidado, si el cantO de las sirenas te fas... PRESENTADOR.
cina, V3$ a taminar hecho lUla ruina. Ulises respira aliviado; una vez más, se ha salvado.
SIRENAS
Ulises, vc:nJ con nosotras, las sirenas. Vas a ver
que somos chicas buenas. Si venb con nosotras
te daremos un lecho de rosas.
UUSES.
¡Ah( están, las veo y casi no lo creo! ¡Qué incrd-
bit belleza! ¡Son lo único que me interesa! (Ha-
ct ¡efiaI destspmuim a los muchadws.) Vamos,
desaten estas sogas, d deseo de ver a las sin:nas
me enloquece y me ahoga.

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92 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


MoNSlltUO\ No. TlATIIO
(12004, V.lCio?Ia Repún y P~tnw SWrez

DI: U TA WICJON

5antillana
(12004, Ediciones Santillana S.A.
Av. Leanclro N. A1em 720 (C1oo I AAP) Ciudad de Buenos Aires, Afgentina

Graciela Repún y Patricia Suárez ISBN 10:9S0.... 6-1411·6


ISBN 13: 978·9S0·46_1411_1
Queda hecho el depósito qUf! dispone la l ey 11 723.
Libro de edición argen1in~.
Impreso en Uruguay. Prinlro in Uruguay.
Primera edición: septiembre de 2004
Primera reimpresión: enero de 2007

Realiución gráfiu: Alejandra Masconi.


ILUSTRACIONES

Laneman Ink
Rept:Jn, Graciela
Monstruos allealro I Graciela Repún y Patricia SuárllL _ 1". 1Id .. -.
Buenos Aires : Santillana. 2004.
128 p.; 23)(15 an.- (Leer es genial)

ISBN 950-46-1411-6

1. L.iter"altn lnfanli y Juvenil Argentina 1. Suárez, Patricia 11 Tllulo


CDOA868

\It>o 1Idi",,'" .,.. GnlPO Son ...... _


ChiIo.. E . - . El
"""",,lII<o,~.
w-so.. El.OO. {¡uottmMo,
Domónk ...... Ur\q.o>y,_.
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......,..._~ l>l.I p<JbIia<ión oopu<do_ ,~nI .... tocio ni.., ........ ni r.gI ..

_1000 . . - .... o "."",1_ por, !lO ... _ do ~ "I'""oci6n do Wotmocl6n. por ~ ,"'..... ni por nIn-
gol<>..- o p r o c _ , ... ''I''''9'óIic<>, "''''':C'P'',
mlcfOf_ión. ~ofo, cuok¡uier W<> O

h''1!f~
""...... _"'nI<o. ~,tIe<ttónico. _ , rnognótico, eIo<uo6p<o:o. <1< .. W> el potmiIo
ese"'"
....
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pttW> por do lo ""!Oriol .
l¡,~~I!;J'il'lFb:é(;O.g&!
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~1. ~ ,,.s.
b7~r<.\
, 2:'-'3¡~I ·~'~tf;J, ~
~¡f" ') J \2.¡e:.
rulE NO F~.N.sE dipO fue criado por el rey de Corinto y su esposa, sin sa-
~ ber que era hijo adoptivo. Había sido abandonado poco
después de nacer, en la cima de un monte, donde lo encontró
un pastor. Como ten ía los pies atados e hinchados y nunca pu-
do camina r bien lo ll ama ron Edipo (pie hinchado).
A lgo raro debió de sospechar cuando sus amigos le hacían
burla, diciéndole que no se parecía en nada ni al rey, ni a la rei-
na. y cuando fue a consultar al oráculo, la pitonisa, que era
quien develaba el futuro, s6lo le dijo que traería la desgracia a sus
padres. (Porque en este mito griego, el problema es que hubo de-
masiados adivinos y todos adelantaban las cosas por la mitad).

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 93


Edipo se alejó rápidamente de Corinto tratando de evitarles
cualquier sufrimiento a los reyes. Y se marchó a Tebas, donde
reinaba Layo junto con su esposa Yocasta. En el camino, una dis-
cusión que mantuvo con un desconocido acabó con la muerte
de ese hombre, quien fue arrast rado por sus propios caballos.
Edipo no podía saber que el hombre era Layo, y mucho menos
imaginar que se trataba de su verdadero padre, el mis mo que lo
había abandonado siendo bebé. ¡A Layo también le habían adi-

I I
vinado el futuro, diciéndole que su hijo acaba ría con su vida!
Por ese entonces, en Tebas estaban aterrados por una criatu-
ra llegada de Etiopía: la Esfinge. Con cabeza de mujer, cuerpo de
GRACIElA REPÚN Y PATRICIA SUÁREZ LA ESFINGE QUé NO FiNGE
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94 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


león, cola de serpiente y alas de águila, la Esfinge se había apos- y un anciano venerando a la diosa Luna. Graves sostiene que en
tado en el monte Ficio. Por orden de los dioses, no dejaba pasar ellos deben de haberse inspirado para inventar la historia de la pre-
a nadie sin hacerle la famosa pregunta: ser¡ con una sola gunta de la Esfinge. En esos dibujos, la Luna era representada con
voz, tiene a veces dos pies, a veces tres y a veces cuatro, y es más cuerpo de león y con cola de serpiente.
débil cuanto más pies tiene?". Había que responder bien para no
convertirse en su comida. Edipo encontró la respuesta y la Esfin-
ge, derrotada, se arrojó al abismo. El joven fue aclamado allle-
gar a Tebas y nombrado rey en lugar de Layo. Correspondía que
se casara con la viuda, y lo hizo, sin saber que ella era ~
~
su madre.
J:il tiempo cayó sobre Tebas una peste. tratando de
averiguar la causa, supo la verdad de su origen. dicen
que se quitó la vista y que dejó Tebas avergonzado¡ y como
mendigo durante años. Ya anciano, murió en la ciudad de Cola-
na, donde lo enterró su hija Antígona con la ayuda del héroe Te-
seo, de quien se habla en este mismo libro. Otros dicen -el poeta
Homero, por ejemplo- que Edipo siguió reinando en Tebas has-
ta que murió en una batalla.
105 historiadores tienen su propia versión. Explican que Edi-
po fue realmente un rey de Corinto que invadió Tebas¡ destronó a
y se casó con su sacerdotisa. Reinó por un tiempo, hasta que ~
~
tuvo una idea antipopular: reformar leyes sobre la maternidad.
Entonces lo destronaron y como ya había conocedores de la pro-
paganda negativa, inventaron la trágica historia.
~jn investigador muy famoso de nombre Robert Graves escri-
bió que en unos dibujos muy antiguos se ve a un bebé, un soldado
En el escenario se representa un paso rocoso al costado de l/na
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montaña. Sobre una gran en el medio, está posada la Es-


cola de seroiente. que cae sobre
la Hacia la derecha, un earteNto con una indica l/A Ate-
nas". Del otro lado de la otro cartel seiiala l/A Tebas Por en-
J
'.

cima, otro cartel dice: I'--'H''''.'""V; Salida de

Tengo que practicar mis versos, del derecho y del reve ... rso.
Practicar muy bien mis rimas, como decía mi prima. Cabeza ... sor-
presa.:. simpleza. Soldado ... hado ... alado ... ¡pescado! Pasión ... co-
razón ... ¡flemón ... !

(Levanta la cabeza y escucha).

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 95


los pasos de un hombre
que viene por el camino.
¿Contestará mis preguntas,
o se irá por donde vino?
cuando vea mi aspecto,
no correrá dando voces?
Cara de bella mujer}
garras de león atroces,
alas de á2:uila. cola de ofidio ...
GRACIElA REPÚN Y PATRICIA SUÁREZ LA ESFINGE QUE NO FINGE

I
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96 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


(la ve y
todos los dioses .. .! sirena?! eras la Esfinge?

también pero ,~~ .... ~.. ~>V. se Ssssiiiií, pero ... le estoy componiendo versos a una amiga con
cola de pescado. ¿Verdad que suena bien como canción, o te pare-
ce un poco . . . r>rn
¿Adónde vas, caminante,
con el rostro colorado? ¡Irresistible! pegadiza! Bueno ... Permisito! que tengo prisa.
tanta prisa llevas?
a ver a un ser amado? (Zenón intenta dar unos pasos pero la zarpa de la lo "'I.-u ......... ¡.

hombre se acomoda la
Moooomentito. Primero lo ..r t r n o r r .
rrnrflHnnr:o la Soy la poderosa, la tebana,
Unos parientes de Tebas y de este angosto paso soy
me invitaron a un asado, Sólo pasarás) mortal, si me contestas
Dle desperté un poco tarde una pregunta! rimando la respuesta.
y estoy bastante atrasado. Contesta pronto, viajero,
con rima que me estremezca:
Esfinge comienza a l-vTr'Jhf){"'Tnnflfl la ¿cuál es el colmo de un carpintero
que un día se va de pesca?
"nPl1sandn en voz alta y dándole la espalda al monstnLO).
Nadie sigue este sendero ¡Caramba! Esto se complica. Yo nunca fui bueno para la
de rocas, viento y arena, y mucho menos para las adivinanzas rimadas. Veré si la
sin caer bajo el hechizo convencer con halagos ...
de mi canto de sirena ...
GRACIElA REPÚN Y PATRICIA SUÁREZ LA ESFINGE QUE NO FINGE

(lv/ira a la y mueve las manos ampulosamente


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Dale, Zenón. Te estamos esperando ... Las achuras se es-


tán pasando ...
poderosa ... ! (ocultando la boca con una mano mientras seiíala a la
tu belleza eStinglda... con la otra).
(intemlmpiéndolo y tirándole un Es que ésta no me Me está frenando ...

(La se incorDora un poco y sacude las alas¡ mirando eno-


L~llUf,~UU I todo junto y con acento en la "in. Tra- a
taba de elogiarte a ti.

Ah, bueno. Siendo aSÍ, nomás.


Aún espero la respuesta
Es que ... no Tu presencia me inhibe. a mi pregunta rimada.
¿O prefieres que te

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 97


Cómo estamos hoy, ¿eh? ¿Así que te inhibo? Entonces, al abismo y a la nada?
vuelve por donde viniste, hasta que se te pasen las inhibiciones. (alzando los brazos, de

por caridadl
Pero, Esfingita, déjame pasar. Me están esperando en Tebas
para almorzar. ¿Por qué no me cobras un peaje o algo así? ¿A
cuánto arreglamosl (Metiendo la mano en el zurrón). Tenía unas mo-
nedas por ¿Cómo a qué? ¡A contestarle a la su nrPITllnt::l

(Mientras la y Zenón dicen el último aparece del Y, ¿cuál era la


otro lado un caminante, que al ver al primero lo saluda, sin

acercarse) .
GRACIELA REPÚN Y PATRICIA SUÁREZ LA ESFINGE QUE NO FINGE
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98 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


([Contesta Pero ... Está bien, voy. De paso les pido que te guarden ri-
con rima que me estremezca: ca. O al menos, que te guarden
¿cuál es el colmo de un carpintero
que un día se va de H. ..,Ut:lIHJ sale de escena. Zenón mira a la que golpea COI?

de pensar un impaciencia una pata contra la roca mientras lo observa Pone


Esteeee ... no vuelves a Atenas y nos vemos otro día? cara de miedo y retrocede un paso).
Si sigues perdiendo el tielnpo, la comida estará fría ...
(haciendo una
¡Ayúdame ahora! ¡No conozco a nadie para hacer ¿Y si me dejas pasar y a la vuelta te traigo la respuesta anota-
poesías! ¡Es tu fuerte! Acuérdate de cuando éramos chicos ... ¿todas da? (La Esfinge niega con la cabeza). ¿Y un churrasquito? ¿No quie-
las rimas chanchas, a quién se le ocurrían? ¿Quién escribía versitos res un chu ... ? (La Esfinge hace el gesto de levantarse para atacarlo).
románticos a las chicas? ¿Quién tenía la mejor nota en L;'-HAuu, Entonces} contestaré a tu pregunta. Pero espérame
un ratito ...
no era yo, Zenón. Te confundes con 1vfuso, mi hermano
Yo era el que me destacaba en los deportes y él era el que (Se aleja y se sienta a un nlmrrimdn<.:p la cabeza con las
hacía el verso ... dos manos. La Esfinge se sola, y mirando al frente; busca n-
(agarrándose la cabeza). do rimas).
perdido! ¡Qué más da ... !

estás perdido! El camino a Atenas es para allá. (Señala la Viajero ... ligero ... agujero. Flechadora... retadora ... computado-
dirección por donde vino Zenón). ra ... ¿computadora? inventar palabras no vale ... (Se ríe

¡Pero yo quiero ir al asado! ¡Ya sé! (Golpea con el dorso de una (Se escucha alguien que viene silbando por el camino -puede ser
mano sobre la palma de la otra). Busca a Muso. Y si fuiste tú el que l/Pobre mi madre querida/l-. Es otro viajero que se dirige a Tebas. Ve a
se destacaba en 1vfaratón ... ¡de tus piernas haz buen uso! la Esfinge y la saluda
GRAtlElA REPÚN Y PATRICIA SUÁREZ LA ESFINGE QUE NO FINGE

(sonriendo).
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Hola. fin un hombre que sabe rimar! Ahora voy a verlo transpi-
IriJrnuinnníl las rimas que acaba de hacer). rar... (Se aclara la garganta).
Salud, amable viajero ¿Cuál es el animal...
que mi camino transitas.
¿Sabrás contestar mis dichos, vaca!
o eres medio papa frita?
Que tienes que hablar en verso No, no. no terminé! Empiezo de nuevo:
has de saber, lo ¡JUJ.H'-.LV, ¿Cuál es el animal
o te arriesgas a caer que en la mañana clara
más rápido que sobre cuatro patas
se desplaza y para;
mira al abismo sin de al mediodía
sólo dos le ves,
ya la tarde

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 99


Poderosísima vuelve a tener tres?
yo me arriesgo, mucho o poco, sí).
a contestar tus preguntas Eso no es un animal. Es un Transformer. Aunque ... pensándo-
y evitar que me hagas moco. lo bíen ...
Sabré poner en la rima
la más alta j\t[uso, corriendo. Es el mismo actor que Asclepio, con otro
para que quedes conforme color de túnica. Al verlo, Zenán se para de un salto y se acerca).
y dei es libre la vía.

querido! ¡Al fin! traes la respuesta? ¿Te ha costado


mucho?
GRACIElA REPÚN Y PATRICIA SUÁREZ

'desfalleciendo de cal1s anc w


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100 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


La respuesta que te pide ¡debe de ser el pez ... serrucho!

pez serrucho camina en la mañana en cuatro ¡Si los


peces no tienen patas} ni pueden andar a gatas!

No ... no ... le digo a Zenón.


(baila de alegria y canta la resnuesta>.
Un pez serrucho ... un pez serrucho ...

quiere pasar, la Esfinge lo

Todavía espero tu respuesta} viajero.

si ya la dijimosl

Yo no escuché una respuesta rimada y elegante ... tengo poca


paciencia} así que ... ¡adelante!

se Clesespera, pero igual hace el intento de contestar riman-


do como quiere la Esfinge).

No creas, divina Esfinge ...


que tus deseos ... no escucho.
GRACIHA REPÚN V PATRICIA SUÁREZ lA ESFINGE QUE NO FINGE

Contestarte en buena rima que por la mañana


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trataré ... porque soy ducho. anda en cuatro, y no derecho,


El colmo de un carpintero es un hombre que está buscando
que va a pescar... bien y mucho, sus zapatos bajo el lecho.
es sacar un pez enorme...
¡para que vean que no es trucho! De pie, en la calle o su casa
de utiliza a pares
pasar de una vez, tienes que decir el las piernas que lo sostienen,
nombre del pez ... sus largas extremidades.
fnn'\nnrln subrepticiamente al otro lado del rnnmtrlln

El nombre del pez es.:. es ... ¡qué se A mí se me enfría el Cuando al fin del día
asado, ¿no lo ves? y ha tenido mucha acción,
tal vez se tome un descanso
y Muso salen corriendo de escena, rumbo a Tebas. La Es- sentado sobre un tocón.
contrmiada).

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 101


Así tiene cuatro, y dos,
(haciendo pucfleroS). y tres piernas este hombre,
Otro que se me escapa ... Ya nadie toma en serio a los mons- todas en un mismo día,
truos de la J.llllVJ.V5J.U ... aunque esto ya no te asombre.
(en verso).
sí! Te contestaré (La se silenciosa un momento).
con una rima elegante
la pregunta tan difícil
que me hiciste hace un instante ... no sea exactamente,
has respondido lo mismo.
GRACIElA REPÚN Y PATRICIA SUÁREZ LA ESFINGE QUE NO FINGE
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102 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


que hacerme
en el fondo del abismo! Yo creo que igual podemos
hacer borrón y hoja nueva...
Nadie tiene que enterarse
si en vez de romperte el alma, a Tebas me tienta
te vas lejos, a otro ¡no me lo augurado!
a vivir un en calma.
se
razón, caminante!
de mitología!
Hoy mismo me iré a mi casa ¡Que tengas la mejor suerte!
a componer poesía. Yo seguiré por mi lado ...

a preparar un bolso de
y yo seguiré el camino
que me conduzca hasta Tebas.
Dicen que allí están sin rey,
y yo traigo ideas nuevas.

Edipo, no te
seguir tu marcha hacia Tebas,
pues las Parcas han escrito
que una tragedia te espera ...

Si el destino ya está escrito


todos los caminos a te llevan.
Secundaria
Stella Maris Cochetti, El regreso de Odiseo
Stella Maris Cochetti, Teseo y Ariadna
Stella Maris Cochetti, El Oráculo de Delfos
Manuel Rojas, Homero: La Odisea, Canto 9
Manuel Rojas, Homero: La Odisea, Canto 12
Teócrito, Idilio 11: El Cíclope
(traducción de Juan. B. Bergua)
Apolonio de Rodas, Argonáuticas 4,895-921
(traducción de Máximo Brioso Sánchez)
Ray Bradbury, La Sirena
(traducción de Francisco Abelenda)
Augusto Monterroso, La Sirena inconforme
José de La Colina, Las Sirenas
Marco Denevi, Silencio de sirenas
Marco Denevi, Los héroes deben permanecer solteros
André Gide, Teseo (fragmento)
Jorge Luis Borges, El minotauro
Jorge Luis Borges, Asterión
Les Luthiers, Epopeya de Edipo de Tebas
Alejandro Dolina, La Esfinge Cantora
Fontanarrosa, La Odisea
Los Simpsons, Temporada 13, episodio 14:
Relatos del dominio público: La Odisea
Sófocles, Edipo Rey (versión abreviada)
(traducción de Agustín Blanquez)
Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009

Mitos de la guerra Cochetti, Slella Maris


Mitos de la guerra de Troya : 8!'1 las voces de Homero.
VirgillO. Ovidio, Ellr(pk!es y otros { Slella Maris Cochettl ;
dirigido por Tef8s~a Valdenaro ; ilustrado pod.Aarcelo

de Troya Sosa.. 1 a OO.' Buenos Aires: La Red del Ubro, 2005.


176 p. ; 2Qx 14 cm. (Afakné: dirigida por Te resila
Valdenaro)

T ,aducido por: Raul Lavalle

En las voces de Homero. Virgilio. Ovidio. ISBN 987·21771-8-X

Eurípides. Apolodoro. Higino y Robert Graves 1. Mitología Clif1sica·Para Adolescentes 1. V8k:1ettaro,


Terasila. dir. 11. Sosa. Marcelo. ~US. 111. LavaRe. Raul,
trad. IV. Título
CCO 398.210 905 5

Narración: SteUa Maris Cochetti Direcdón ~itorial: Ttrnita Valdeuaro


Ilustraciones: Marcelo Sosa Dirttdón de arte: la ,tal soci~ad
Diagramación: Gabrida Falgione
Introducción y apéndice: Stella Maris Cochetti Corrttción : Ma ri ana Casaju5
Colaboración: Analía Melgar, Otsi r~e Macrini y Julio NevelefT

e 2005 La Red dd l ibro S. A.


Cartos Maria Ramírez 1124, Ciudad Autónoma de: Buenos Aires.
Textos en red Addll BUfnosayrts O Maria de los Ángeles Mam:hal

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 105


y Maria Magdalena MarechaL
.Adán Buenosayres. , de Leopoldo Marechal
y otros H«:ho 1.'1 depósito que marta la ley 11 72).
No se permite la rep roducción 10tal o parcial de este libro,
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106 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


EL REGRESO DE ODISEa
en la voz de Homero

Los viajes de los héroes 1.,1 OJI.~~G e~ Ji! segunda gran ohw cl~ Homero higlo 1.\ fl. C,J. fSlr(chamen\t'
{'1I1V<11\'JI!atla (\In la I/jnrl(l, ~ ~upon ..... sin t'mbaf"¡(u, 'lue rm' ("()mpu~l;¡ 011 11\'1111.10
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Parte 3 ~u popularidad qut', como ~t'lilH l'n Tt'lIIUS tri Red. sus hazaf¡¡l~ v Si¡Hlen n-Ia¡ando
hilsta fluC5lrQS dias.

LA ISLA DE lOS CICl OPES

Cuando partió de Troya con sus naves, Odisea jamás


I imaginó que le esperaba un viaje tan acc identado que
tardaría diez años en arribar a la isla de ¡taca, su patria.
I Entre sus primeras aventuras, está la que vivió en la tierra de
los cíclopes.
Los cíclopes son seres de estatura gigantesca y fuerza
descomunal, que tienen un solo ojo en el centro de la fren-
El regreso de Odiseo 89
te. No timen ágoras! donde se reUnan a deliberar, ni leyes
en la voz de Homero
tampoco, sino que viven en las cumbres de los altos montes,
dentro de cuevas excavadas en la roca.
El viaje de Eneas 117
Los vientos empujaron la nave de Odisea hacia una isla
en la voz de Virgilio
cercana a la de estos gigantes. En un puerto natural pusieron
a resguardo las embarcaciones y bajaron a tierra. Desde el
improvisado campamento, escuchaban las voces y veían
el humo en la isla vecina.
Odisea sintió curiosidad por averiguar qué clase de indi-
viduos eran aquellos, y se dirigió hacia alli con un grupo de

I El ágora era un espacio publico de mmión, clave para la vida y la organización


de la polis griega.

89
.... , Y1"-'iJ~ U1í;;" l.V.;:J 11';;;:1 uc~ rl-\J"'\tl:...J

hombres. Desembarcaron llevando consigo algunas provi- al suelo y el De contado desvedazó los H1lPl'l1hrnc
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siones y un pellej o de cabra lleno de negro y dulce vino, que se aparejO una cena y se puso a comer como montaraz
un sacerdote de Apolo le había regalado al héroe. no dejó ni los intestinos, ni la carne, ni los medulosos huesos.
Llegaron a la gnlta en la que vivía el cíclope Polifemo, Después, con el estómago lleno. se Quedó dormido en medio
del dios Poseidón. Era un monstruo horrible y no se de sus
asemejaba a los hombres que viven de pan, sino a una sel- El primer impulso de Odisea fue desenvainar su espada y
vosa cima que entre altos rnontes se presentase aislada de matarlo para vengarse. Se contuvo, sin embargo, porque de
las demás cumbres. Un gran estnlendo les anunció que el CÍ- hacerlo no habrían podido mover la piedra que obstruía la
había llegado. Polifemo ingresó en la cueva con una cueva y habrían perecido encerrados. No obstante, el héroe
carga de leña y su rebaño de ovejas. Cerró la entrada con pasó la noche en vela ideando un plan para escapar del
una piedra tan pesada que únicamente él podía mover, y en- monstruo.
cendió una hoguera. Solo entonces descubrió a los Por la mañana, Polifemo desayunó devorando a otros
Odisea se adelantó y le dos griegos, salió con su ganado y volvió a clausurar la en-
-Somos aqueos a quienes extraviaron, al salir de trada. Odiseo mandó entonces a sus compañeros que afilaran
vientos de toda clase que nos llevan por el gran abismo del una fuerte estaca de olivo que allí se encontraba.
mar; deseosos de volver a nuestra patria, llegamos aquí por Cuando regresó el cíclope, el griego esperó que termina-
otra ruta, por otros caminos, porque de tal suerte debió or- ra su salvaje cena y se acercó, llevando un cuenco con aquel
denarlo Zeus. Nos precianws de ser guerreros de Aomnenón vino negro y dulce que había llevado de su barco. Se lo
cuya gloria es inmensa bajo el cielo ofreció al gigante con estas

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 107


dad ha destruido y a tantos hombres ha hecho dclope, bebe vino, ya que comiste carne huma-
venimos a abrazar tus rodillas por si na, a Jm de: que sepas qué bebida se guardaba en nuestro
dones de la hospitalidad o hacernos buque. Te la traía para hacer una libación en el caso de que
es costumbre entre los huéspedes. Respeta, pues, a los dioses, te apiadaras de mí y me enviaras a 11'li casa, pero tú te en-
varón excelente; que nosotros somos ahora tus sunlicantes. Y fureces de intolerable ¡nodo.
a suplicantes y forasteros los venga Zeus Polifemo bebió lo que le ofrecía, y lo encontró muy de su
aC01npaña a los venerados huéspedes agrado.
Una carcajada tan fuerte como un trueno resonó en la -¡Esta bebida es deliciosa! Sírveme más. ¿Cómo te llamas,
cueva. extranjero? A ti, sí querría ofrecerte un don hospitalario.
-O eres un tonto o no sabes nada acerca de los cíclopes Tres veces Odiseo le sirvió el negro vino y, cada vez, el
-le respondió, aún riéndose Polifemo-. Somos un pueblo gigante le devolvió la copa vaCÍa. Cuando el héroe observó
fuerte y poderoso, y no nos inquieta en lo más mínimo el que estaba ebrio, le dijo suavemente:
poder de los dioses. -Voy a informarte mi nombre para que me des el pre-
Dicho esto, agarró a dos de los compañeros de Odisea y sente que me prometiste. ]\¡Ii nombre es Nadie; y Nadie me
los arroió a tierra con tamaila violencia que el llaman mi madre, mi padre y mis comvmleros todos.

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108 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


Una mueca de crueldad se dibujó en el rostro del cíclope, Polifemo, orientándose por el sonido de la voz, les arro-
mientras sentenciaba: una enorme roca que casi los hizo naufragar. Furioso,
-A Nadie me lo comeré últilno, después de sus compa- Odisea le gritó nuevamente, a pesar de que sus compañeros
y a todos los demás a~ntes que a él: tal será el d011 le suplicaban que se callase:
hospitalario que te ofrezca. -¡Cíclope! Si alguno de los mortales hombres te pregunta
A continuación se quedó dormido. Le salía de la la causa de tu vergonzosa ceguera, dile que quien te
el vino con pedazos de carne humana, y eructaba por estar del ojo fue Odisea, el asolador de ciudades, hijo de Laertes}
cargado de vino. Odisea ordenó a sus compañeros que pusie- que tiene su casa en Ítaca.
ran al fuego la estaca de olivo. La calentaron al rojo vivo y, Entonces, Polifemo invocó a Poseidón, el poderoso dios
haciendo fuerza entre varios, la clavaron en el único ojo de de los mares:
Po lifem o. Dio el cíclope un fLlerte y horrendo gemido, que -jEscúchame, padre! Te ruego que tomes venganza por
hizo retumbar la roca; él se arrancó la estaca, toda manchada la afrenta que li1e ha hecho Odisea: haz que no pueda regre-
de sangre y se puso a llamar a los cíclopes que habitaban a su sar a su patria. Pero, si su destino es alcanzar las costas de
alrededor, dentro de cuevas, en los ventosos promontorios. Ítaca, destruye su nave con el poder de tus olas, para que
Apenas llegaron los otros y lo vieron sangrando, le pre- pierda a todos sus compañeros.
guntaron quién lo había lastimado de ese modo. Los griegos se alejaron de la isla, alegres de haberse salva-
-¡Ay, amigos! -se quejó Polifemo-. Nadie lne ha herido. do del cíclope. Ignoraban que, en el fondo del mar, Poseidón
-Pues si nadie te infirió esa herida, es porque se trata de había escuchado la súplica que su hijo le había hecho.
un castigo divino y debes aceptarlo -concluyeron ellos, y se
lnarcharon tranquilamente sin prestarle más atención.
Odiseo sonreía, oculto en lo más profundo de la gruta. Al LA MAGA CIRCE
amanecer, el cíclope quitó el peñasco y se sentó junto a la
entrada con la esperanza de atrapar a los griegos. Pero Luego de escapar milagrosanlente de la isla de los crue-
Odisea, que era fanl0so por su ingenio, ya había planeado les cíclopes, la nave de Odisea fue impulsada por el viento
cómo burlarlo: unió los carneros del rebaño de a tres, y ca- hacia la isla Eea. Allí vivía Circe, una diosa hija del Sol, que
da guerrero se ató al vientre del que quedaba en el medio. practicaba el arte de la magia.
El cíclope ciego palpaba l~s lomos y los dejaba pasar. De Desde un risco escarpado y alto, el héroe divisó su pala-
este modo, lograron huir del monstruo y embarcarse en su cio en medio de la selva. Entonces, envió una embajada de
nave. Pero cuando se hallaban lo suficientemente lejos, veintitrés hombres al mando de Eurícolo, su compañero y
Odisea le gritó: pariente ya que estaba casado con su hermana Clímene.
1

-¡Cíclope! Las consecuencias de tus malas acciones ha- Al llegar al palacio de piedra de la diosa, sintieron desfa-
bían de alcanzarte, oh cruel, ya que no temiste devorar a tus llecer su ánimo. A su alrededor se encontraban lobos
huéspedes en tu miSlna morada: por esto Zeus y los demás montaraces y leones, a los que Circe había encantado con
dioses te han castigado. funestas drogas. Los animales se les acercaron, como si fueran

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...... -~. --- -- - -'---

mascotas domésticas, sin hacerles ningún daño. Los hombres En el palacio de Circe, sus palabras se cumplieron pun-
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llamaron dando voces, y la bella maga se presentó ante ellos tualmente. La diosa lo tocó con su vara y le ordenó:
y los invitó a pasar a su morada. Pero EUlicolo sintió descon- - Ve ahora a la vocilaa y échate con tus compaiien
fianza, de modo que se escondió en la selva para observar el hechizo no tuvo el efecto
qué ocuma. esperado, y Odiseo sacó su espada y la amenazó de muerte. La
Circe ordenó a sus esclavas que les preparasen a sus diosa, aterrorizada, le prometió que ya no le haría ningún
huéspedes un banquete de recepción. Sin embargo, cuando daño. Extremó su amabilidad con él cuando supo que era
se aseguró de que 110 la observaban, echó en el vino sus rey de Ítaca, pues Hermes le había anticipado que
drogas mágicas. Los hombres bebieron y, enseguida, los pasaría por su isla al regresar de la guerra de
tocó con una varita y los encerró en pocilgas. Y tenían la Las esclavas prepararon una excelente comida para él;
cabeza, la voz, las cerdas y el cuerpo como los puercos, pero el héroe se negó a probar bocado. Entonces dijo la
quedaron tan enteras como antes. diosa:
aguardó en su escondite una hora, dos, tres ... y, -¿Por qué, Odisea, permaneces así corno consu-
al comprobar que no volvían, regresó con paso apresurado mes tu ánimn. sin tocar la comida ni la bebida? Sosvechas
a la nave para dar aviso a Odisea. que haga yo algún engaiío y has de desechar todo temor,
El héroe se ató al cinto la espada y paliió hacia el pala- pues ya te presté solemne 11JrrrHHHnf-ro

a pesar de que los restantes compañeros le aconsejaban Circe! -le Odiseo-. ¿Qué h01nbre que
evitar el peligro y continuar el viaje. En e1 camino. el dios la comida y la bebida antes
Hermes se apareció ante él y le dijo: ..'dD"M"""'ar[os con sus pro-

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 109


infeliz! Tus amigos han sido encerrados en el a comer y a beber,
palacio de Circe corno puercos, y se hallan en suelta mis fieles amigos para que con mis ojos pueda
sólidaJ11Ente labradas. ¿Vienes quizás a liberarlos? Pues no verlos.
creo que vuelvas, antes te quedarás donde están ellos. Sin Circe se dirigió de inmediato al chiquero, y con su va-
embargo, he venido en tu auxilio. Te 'diré lo que ocurrirá y ra tocó las cabezas de los cerdos. Estos se convirtieron
cómo debes actuar. Ella te servirá una generosa comida en nuevamente en hombres y, felices de haber recuperado sus
la que echará sus drogas -que no te afectarán, gracias al formas humanas, participaron del banquete que la divina
antídoto que voy a proporcionarte-, y luego te tocará con maga les ofreció.
su varita. En ese momento, tienes que desenvainar tu espa- Odisea fue hasta las naves a buscar al resto de sus
da y atacarla como si quisieras matarla. La maga sentirá hombres y los condujo al palacio, donde permanecieron un
miedo y lE harás prestar el sole1'nne juramento de los biena- año gozando de la generosa hospitalidad de Circe.
venturados dioses de que no t1wauinaJ
otro funesto daiio.
Apenas terminó de hablar, el dios Hermes le entregó el
remedio prometido y regresó volando al

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=- ,-:;;¡o--- - - - - - - - - t:.l vloJe de los héroes PARTE 3
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110 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


EL REINO DE LOS MUERTOS te dirá el camino que has de seguir, cuál será su duración
CÓlTIO podrás volver a la patria atravesando el mar en peces
Durante todo un año, Odisea y sus compañeros gozaron abundoso.
de la abundancia que se les brindaba en la mansión de la Tranquilizado por los consejos de Circe, Odisea y sus
maga Circe. Cumplido ese plazo, los hombres se acercaron hOlnbres se embarcaron para navegar hasta el confín del
al héroe y le recordaron que su destino era regresar a la océano. Una vez allí, el héroe cumplió puntualmente las
patria. Odisea comprendió que era tiempo de partir. instrucciones de la diosa.
La maga accedió a ayudarlos a preparar el viaj e, porque Corrió la negra sangre y al instante se congregaron, salien-
había prometido no perjudicar a Odiseo en nada. Sin embar- do del Erebo, las almas de los fallecidos: mujeres jóvenes,
go, le inlpuso otra misión: mancebos, ancianos que en otro tiempo padecieron muchos
-Puedes partir, si así lo deseas. Pero antes de dirigir tu tiernas doncellas con el ánimo angustiado por recien-
nave hacia Ítaca, debes descender a la morada del Hades pa- te pesar, y muchos varones que habían lnuerto en la guerra,
ra consultar el alma del adivino Tiresias. Sólo así podrás heridos por broncíneas lanzas, y mostraban ensangrentadas
asegurarte el regreso a tu patria. armaduras: todas se agitaban con grandísimo murmullo
Odisea sintió que la sangre se le helaba en las venas. alrededor del hoyo, unas por un lado y otras por el otro.
rDescendera los Infiernos! ¡Enfrentarse a las temibles alnlas Odiseo estaba pálido de terror, pero se sobrepuso y, de-
de los muertos! Incluso el valiente Odisea sintió un profundo senvainando su espada, los apartó de la sangre. Pronto
terror frente a esta perspectiva. apareció el adivino Tiresias, quien de inmediato lo reconoció.
-¡Oh, Circe! ¿Quién nos guiará en ese viaje ya que -jOdiseo, fecundo en ardides! ¿Por qué, oh, infeliz, has
hombre ha llegado jam.ás al Hades en negro la luz del sol y vienes a ver a los muertos a esta re-
-No te preocupes por eso: iza las velas y deja que el desapacible? Apártate del hoyo y retira la espada para
viento conduzca la nave. Cuando hayas atravesado el Océa- qUE, bebiendo sangre, te revele la verdad de lo que quieras.
no, llegarás a una playa pequeña con profundos remolinos. Odisea se apartó y guardó su espada, mientras el adivi-
Allí anclarás tu navío y podrás descender a la tenebrosa no bebía. Y Tiresias vaticinó:
morada de Hades. Encontrarás una roca en la que confluyen -En la isla Trimacia, encontrarás las vacas y las ovejas
las aguas de la laguna Estigia y del río Aqueronte. Debes del SoL Si les causaras daño, desde ahora te anuncio la per-
cavar en ese bosquecillo de álamos negros un hueco en la dición de la nave y la de tus amigos. Y aunque tú te
tierra y ofrecer una libación a los muertos. Luego sacrifica tarde y mal, habiendo perdido a todos los compañe-
un carnero y una oveja negros, y llena con su sangre el ros, en nave ajena, y hallarás en tu palacio otra plaga: unos
Las almas de los muertos se acercarán, pues solo be- hombres soberbios que se comen tus bienes. Cuando hayas
biendo sangre pueden recuperar la conciencia. Amenázalas solucionado el problema de tu casa, debes tomar un remo e
con tu espada para que no lo hagan hasta que aparezca Ti- ir tierra adentro, donde viven los hombres que jamás han
resias. Pronto comparecerá el adivino, vnncil1e de hombres, y visto el mar. No detengas tu marcha hasta que encuentres a

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Cl I t::yl t::::.U ut:: VUI::'CU
C:l Vid]!: ue lOS neroes PARTE.j

otro caminante que se asombre porque cargas el alma de Anticlea se perdió en la


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JUH'-J(UJ

objeto estando tan lejos de los barcos. En ese lugar clava el Entonces Odisea vio a uno de sus compañeros en la guerra:
remo en la tierra y ofrece un generoso sacrificio al dios el valiente Aquiles, quien inmediatamente se acercó y bebió
Poseidón, que te persigue desde que dejaste ciego a su la sangre.
el ciclope Polifemo. Sólo así te perdonará y alcanzarás la -jOdise0 fecundo en ardides! ¿Cómo te atreves a bajar a
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vejez en paz, rodeado por tu familia. la mansión de Hades, donde residen los muertos, que están
-Sin duda, estas cosas las han decretado los dioses privados de sentido y son imágenes de los hombres que ya
-repuso Odisea, mientras Tiresias se retiraba a lo nrr.f'l1YlrJA fallecieron?
del Hades. El héroe le informó acerca de sus propósitos y añadió en
Odisea distinguió, entre la multitud de espectros que lo un intento por confortarlo:
rodeaban, el de una mujer mayor. Las lágrimas brotaron -Pero tú, oh, Aquiles, eres el más dichoso de todos los
súbitamente de sus oj os, porque reconoció a Anticlea. su hombres que nacieron y han de nacer, puesto que antes,
madre, a quien había dejado viva en Ítaca cuando cuando vivías, los argivos te honraban como una deidad, y
para la guerra. Permitió que bebiera la sangre. estando aquí, imperas poderosamente sobre los difun-
-jAy, madre mía! Cuéntame por qué estás aquí. ¿Qué te tos. Por lo cual, oh, Aquiles, no has de entristecerte porque
ocurrió? estás muerto.
-Hijo mío, no fue una herida, por cierto, ni una enfer- -No intentes consolarrne de la muerte, esclarecido Odisea:
medad la causa por la que estoy aquí, [... ] antes bien la {eriría ser labrador y servir a otro, a un hombre
soledad que de ti sentía y la memoria de tus cuidados y de

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 111


te que tuviera poco caudal para mantenerse, a reinar sobre
tu ternura, preclaro Odiseo, me privaron de la dulce vida. todos los muertos.
El héroe, con el corazón oprimido por el dolor, trató de De repente, una muchedumbre de difuntos se agolpó al-
abrazarla. Tres veces tendió los brazos alrededor de su cue- rededor de ellos, gritando. El pánico se apoderó de Odisea.
llo, y las tres veces la figura de Antic;lea se desvaneció. Volvió corriendo a la nave. A fuerza de remo primero e
mía! /Por qué huyes cuando a ti me acerco, ansio- sado por el viento después, el navío se altjó de aquel reino de
de que en la morada de Hades nos echemos dolor y oscuridad.
en brazos el uno del otro y nos saciemos de triste llanto?
-Tienes que saber -le contestó su madre- que esta es la
condición de los mortales cuando fallecen: los nervios ya no
mantienen unidos la carne y los huesos, pues los consume
la viva fuerza de las ardientes llamas tan pronto como la vi-
da desampara la blanca osamenta, y el alma se va volando
como un sueiio. Debes volver cuanto antes a la luz. Te lleva-
rás todos estos secretos para que los conozcan los hombres
que todavía disfrutan del sol.

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Cl rey' t:;:,u ut::' VUI~t::V
el Viaje de los héroes PARTE 3
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112 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


El CANTO DE LAS SIRENAS recrearse con ella, sabiendo más que antes, pues sabemos
cuántas fatigas padecieron en la vasta Troya argivos y teu-
Antes de partir de la isla Eea, la maga Circe cros, por la voluntad de los dioses, y conocemos también
la nave con abundantes provisiones y advertido a Odisea todo cuanto ocurre en la fértil tierra.
acerca de otro de los peligros que aún lo aguardaban. Odisea se retorcía, tratando de soltarse de sus ataduras.
-Llegarás primero a las sirenas2 , que encantan a cuantos Prinlero, gimiendo, rogó a sus compañeros que lo liberaran.
van a su encuentro. Aquel que imprudentemente se acerca a Luego ofreció sus más preciados tesoros e hizo promesas
ellas y oye su voz, ya no vuelve a ver a su esposa y a sus tentadoras a quien aflojara las sogas que lo tenían prisione-
pequeñuelos hijos que lo rodean, llenos de júbilo, ro. Y, finalmente, amenazó a los gritos a sus hombres con
torna a sus hogares; sino que lo hechizan las sirenas con su los más funestos castigos si no lo dejaban libre. Pero ellos
sonoro canto, sentadas en una pradera y teniendo a su al- siguieron reInando sin hacerle el menor caso, mientras mi-
rededor un enorme montón de huesos putrefactos cuya raban espantados los barcos encallados y semihundidos en
se va consumiendo. la orilla.
El héroe le agradeció a la diosa por su generosidad y por Por fin, cuando se habían alejado tanto que el engañoso
la advertencia, y se hizo a la mar con sus hombres. canto de las sirenas ya no se escuchaba, los hombres se qui-
Cuando. Odisea vio que se acercaban a la isla de las sire- taron la cera de los oídos y liberaron al ingenioso Odiseo.
nas, ablandó con sus dedos pequeños trozos de cera y ordenó
a sus compañeros que se tapasen los oídos con ellos. Pero
antes, hizo que lo amarraran con fuertes ligaduras al mástil LAS VACAS DEL SOL
de la embarcación: no debían soltarlo por ninguna causa,
hasta que se hubieran al~ado lo suficiente de la isla. Odisea Luego de superar la playa de las engañosas sirenas, la
sentía curiosidad y quería escuchar el fatídico canto de las noche sorprendió a los navegantes frente a la isla Trimacia.
sirenas. Desde el mar se escuchaban los mugidos del ganado, pues
Las sirenas, al ver que se acercaba un navío, empezaron no había otros seres en la isla.
a cantar: -Escúchenme, amigos -les dijo Odisea a sus
-¡Ea, célebre Odisea, gloria insigne de los aqueos! Acér- un gran peligro nos aguarda en esta isla. Es mejor que, a pesar
cate y detén la nave para que oigas nuestra voz. Nadie ha del cansancio que nos agobia, no descendamos de la nave.
pasado en su negro bajel sin que oyera la suave voz que Pero Eurícolo lo increpó de 111al modo:
fluye de nuestra boca; sino que se van todos después de -Eres cruel, Odisea, disfrutas de vigor grandísimo y tus
miembros no se cansan, y debes ser de hierro, ya que no per-
mites a los teucros, molidos de la fatiga y del sueño, tom.ar
2Los griegos imaginaban a las sirenas con cabeza de mujer y cuerpo de ave tierra en esta isla azotada por las olas. Lo mejor es que
-a diferencia de la imagen medieval, que es más popular entre nosotroS: tronco obedezcamos a la oscura noche y nos quedemos aquí. Al
femenino Y cola de pez-. De allí que se les atribuyera un bello v atractivo canto,
amanecer, ya descansados, partiremos nuevamente.
cualidad relacionada con los pájaros.

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el regreso ce uOIseo El viaje de (os héroes PARTE 3

Viendo que todos aprobaban sus palabras, Odiseo tuvo -Zeus poderoso, castiga a estos hombres que se han
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que ceder. atrevido a matar el ganado sagrado, que me pertenece. Si no


-Está bien, compañeros -les dijo-o Pero deben me compensas por esta ofensa, descenderé a la rnorada de
que ninguno, por hambriento que esté, matará una sola de las Hades y alumbraré a los muertos.
vacas que habitan esta isla, porque son de un dios tf'rrible. del Sol! Sigue alumbrando a los inmortales y a los
Sol, que todo lo ve y todo lo oye. mortales hombres que viven en la fértil tierra. Yo me ocupa-
Una vez que hicieron el solemne ré personalmente de que sean castigados.
ron a tierra y consumieron Cuando Odisea regresó junto a ellos y vio 10 que habían
en la nave. hecho, los reprendió severamente. Pero ya no había
Al día siguiente, una terrible tempestad les porque los animales estaban muertos.
y el mal tiempo continuó por varios días. El héroe decidió Soplaron vientos favorables, y la nave se internó en el
internarse en la isla para elevar sus plegarias a los dioses, pa- mar. Sin embargo, estos duraron poco. Pronto se desenca-
ra que alguno de los inmortales le indicara cómo continuar denó una violenta tormenta. Una gran ola partió el mástil
el viaje. que al caer en la popa, hirió la cabeza del piloto y le aplas-
Mientras tanto, las provisiones se acabaron y los mari- tó todos los huesos; cayó el piloto desde el tablado, como
nos comenzaron a pasar hambre. Cansado de snnnrtar esta y su alma generosa se separó de los huesos.
situación, Euricolo razonó de este modo: un rayo contra la nave, y los hombres de Odi-
_ Todas las muertes son odiosas a los infelices mortales, seo cayeron al agua y desaparecieron bajo las embravecidas

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 113


pero ninguna es tan mísera como morir de hambre JI CUIn- olas del mar. El héroe presenció, apenado, cómo se
de esta suerte el propio destino. Lo mejor será que con la profecía que le había hecho el adivino Tiresias. en el reino
algunas de estas vacas ofrezcamos un sacrificio a los dioses. de los muertos.
Cuando regresemos a Ítaca construiremos un templo en ho- Los vientos habían destrozado totalmente la nave, pero
nor del Sol. Y si irritado a causa de. las vacas de erguidos Odjseo sobrevivió al terrible naufral!io aferrado a un madero.
ruemos, quisiera el Sol perder nuestra nave y lo consintiesen
los restantes dioses, prefiero morir de una vez, tragando el
agua de las olas, a consumirme con lf'l1titud. en una isla El REY DE LOS FEAClOS

Llevados por la imprudencia, todos le dieron la razón; Las olas arrastraron a Odiseo hasta el país de los feacios,
aunque rompían el solemne juramento que habían hecho cuyo rey era Alcínoo. Este lo albergó en su palacio, de
delante de Odisea y sabían que faltar a esta clase de juramen- acuerdo con lo que dictaba la ley de la hospitalidad. Para los
to era un acto de impiedad, una deshonra para los dioses por griegos, el cumplimiento de esta norma era sagrado. Reyes,
los cuales se había jurado, que siempre merecía un duro cas- príncipes y nobles tenían la obligación de recibir y brindar
Apenas sacrificaron la primera vaca, el Sol, que todo asilo y alimento a los visitantes y a los extranjeros. La cos-
lo ve, fue a auejarse ante el padre de los dioses: tumbre establecía que ni siquiera se debía preguntar el

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El regreso de Odisea b\ VIO]';; y~ tu;;:, IH::~rUc!::i I"'AKIf:: J
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114 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


nombre del huésped antes de agasajarlo, para no hacer di- DIEZ AÑOS SIN NOTICIAS DE ODISEO
ferencias por su situación social.
Alcínoo ofreció al náufrago ropas, alimentos y una habita- El viaje de Odisea, desde que partiera hacia ltaca luego
ción en su palacio, para que se repusiera de los sufrimientos de finalizada la guerra de Troya, se extendió por diez años.
padecidos en el mar. Una vez que recuperó las fuerzas, 10 ¿Qué había ocurrido durante ese tiempo en su patria?
interrogó acerca de su origen e identidad. Cuando supo que Su esposa, Penélope, lo había esperado fielmente, pues
se trataba de Odisea, que regresaba de la guerra de Troya, sabía que Odiseo lograría vencer cualquier peligro gracias a
instó a los nobles de su país a hacerle magníficos regalos su astucia y a su valentía. Pero la demora y la falta de no-
para honrarlo como se mereCÍa. ticias sobre su paradero hicieron que muchos pensaran que
Luego de contarle sus aventuras y de disfrutar de la ge- el héroe había muerto. Con el tiempo, el palacio se había
nerosidad del rey de los feacios, el héroe manifestó su deseo llenado de pretendientes que aspiraban a obtener la mano
de regresar a la patria. Alcínoo mandó, entonces, que se de la reina para quedarse con el trono de la isla.
aparejara una nave, en la que cargaron todos los tesoros que En un principio, la reina había dilatado su decisión con
le habían regalado los nobles. un ingenioso ardid: se había puesto a tejer una tela grande
El día de la partida, organizaron un gran festín que se y delicada, y les había dicho:
prolongó hasta la caída del sol. Odisea se despidió de Alcínoo -IJóvenes pretendientes míos! Ya que ha muerto el
con palabras de agradecimiento: aguardad, para instar mis bodas, que acabe este
-Me has dado todo lo que deseaba, porque con esta na- lienzo (no sea que se me pierdan inútilmente los hilos), a fin
ve posibilitarás mi regreso a Ítaca, donde espero encontrar de que tenga sudario el héroe Laertes 3 cuando lo sorprenda
a mi amada esposa, Penélope, y al hijo que dejé cuando era un la Parca de la aterradora muerte.
bebé, Telélnaco. i Que los dioses te premien por tu inmensa Desde aquel instante pasaba el día labrando la gran tela, y
generosidad y den prosperidad a tu tierra y a los tuyos! por la noche, tan luego como se alumbraba con antorchas,
Era ya noche cerrada cuando la nave partió. Odisea se deshacía lo tejido. De esta suerte logró ocultar el engaño y que
quedó profundamente dormido. Los feacios lo condujeron sus palabras fueran creídas por los aqueos durante un trienio .
a un puerto natural llamado Forcis, en la isla de Ítaca. Allí Así pasaron tres años; pero finalmente una esclava
desembarcaron a su huésped que aún dormía iunto con sus descubrió el engaño y la reina se vio acorralada. Estos
tesoros, y luego regresaron· a su país. pretendientes eran soberbios e irrespetuosos, y devoraban
la hacienda de Odisea de tal modo, que pronto la casa real
quedaría en la ruina. A pesar de su extremada juventud, Te-
lénlaco trataba de ponerles un freno. Al cumplirse diez años
de la desaparición de su padre, los increpó en el ágora, que
era la plaza pública, frente a todo el pueblo:

J Laertes era el anciano padre de Odisea. El sudario es una tela rectangular en la


que se envuelven los muertos.

1 nI.
105
el Viaje de los héroes PARTE 3
~",. _:::;'1 _ _ _ - - ---'~--

-Poco tienen ustedes de nobles, puesto que lIlUlgW:UllUlt.L El AUXILIO DE ATENEA


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consumen la hacienda de otro. Pero yo invoco todos los días


a los dioses para que sus obras sean castigadas con la muerte. Volvamos a Odisea, que despertó en la playa de su ama-
Zeus, que observaba la escena desde el da Ítaca. ¡Pero tantas veces había creído estar cerca de su
mostrar su conformidad con la posición del patria y tantas veces sus esperanzas se habían
que envió dos águilas que volaron muy juntas hasta que desconfió de lo que veía! Se le acercó en ese momento
sobre las cabezas de los pretendientes. Entonces, los anima- Atenea, que había asumido la figura de un joven pastor
les pelearon hasta desgarrarse, Y se lanzaron hacia la derecha de
por encima de las casas. Todos se admiraron del prodigio y -lo llamó Odiseo-, debo hacerte
el anciano Haliterses, que se destacaba por saber interpretar preguntas. ¿Podrías informanl1e qué tiena es esta?
augurios, les dijo a los pretendientes señalándolos: de una isla o estoy en la ribera de un continente?
-Grande es el infortunio que a estos los amenaza, porque se llama este
Odiseo no estará mucho tiempo alejado de los suyos, sino la deidad de ojos de lechuza, le
que quizás esté muy cerca y les apareje a todos la muerte y -¡Forastero! Eres un simple o vienes de muy lejos cuando
el destino. Yo le auguré que retornaría de Troya al me preguntas por esta tierra, cuyo nombre no es tan oscu-
año y este está por cumplirse ... ro, ya que lo conocen muchz'sinlOs. Es, en
lH'1n1'"n111rr para la equitación; pero no í'm~WnlpTrI1il'1PHfp
Pero Eurímaco, que era uno de los más insolentes, lo
en abundancia y tam-
ni la lluvia ni

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 115


-¡Oh, anciano! Vuelve {l tu casa y
lo que quieras, a fil7 de que, en lo sucesivo, no muy propICIa para apacentar cabras y
dalia; mas en estas cosas, sé yo vaticinar nleJor que de todas clases y tiene abrevaderos
tú. Muchas aves se Jl1UeVen debajo de los rayos del sol, pero lo cual. oh. forastero. el nombre de a
no todas son agoreras; Odisea nwrió lejos de nosotros, y tú está lJ1UY apartada de la tierra aquea.
deberías haber perecido con él, así no dirías tantos vaticinios. Odisea sentía que el corazón le saltaba en el
Nosotros no desistiremos en nuestras pretensiones Y de la me- la alegría que le habían producido tales
jor manera en que podría obrar la reina es eligiendo a uno bargo, como era desconfiado por naturaleza, no que
para consumar la boda. Si no lo hace, yo te haré una predic- el pastor supiera cuál era su verdadera identidad.
ción que se cumplirá: sus bienes serán devorados de la peor -Ha ocurrido que la nave en la que yo venía de Creta se
manera, como hasta aquí, sin que jamás se le resarza el dafio, detuvo en este puerto. Descendimos para tomar un descanso
en cuanto ella entretenga a los aqueos con diferir la boda. y, por el cansancio, me quedé dormido ...
Tal era la situación en la que se encontraba la familia de Pero Atenea lo interrumpió sonriendo:
Odiseo, y Penélope comprendía -mejor que su -¿Ní aun en tu patria habías de renunciar a los
que no podría dilatar por mucho tipmno más la odio- y a las palabras engañosas, que siempre fueron de tu
sa elección que le imponían. Nlas, ea, no se hable más de ello, que ambos somos

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el r Ii:!Y' I.::!!;)U ut! VUl~e'V
el VIaje de los héroes PARTE 3
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116 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


en astucws; pues si tú sobresales mucho entre los hombres
que se diera a conocer, y lo volvió a su figura original de-
por tu consejo y tus palabras, yo soy celebrada entre todas
lante de los asombrados ojos del joven, que pensó que se
las deidades por mi prudencia y mis astucias. Pero aún no trataba de un dios.
has reconocido en mí a Palas Atenea, hija de Zeus, que
-No soy ningún dios. ¿Por qué me confundes con los
te asisto y te protejo.
in nl0rta les ? Soy tu padre, por quien gimes y sufres tantos
-Sin enlbargo -replicó el héroe-, muchas veces en el dolores y aguantas las violencias de los hombres.
mar me sentí morir con el corazón atravesado de dolor, por
aSÍ, besó a su hijo y dejó que las lágrimas que
los tremendos infortunios que me fueron destinados por los
entonces había detenido, le cayeran por las mejillas en
dioses, y creía que jamás volvería a ver a mi amada Ítaca. tierra.
- Yo jamás lo puse en duda, pues me constaba con cer-
Telémaco lloraba también y lo abrazaba con todas sus
teza que volverías a tu patria, después de perder a todos los
fuerzas. Cuando se calmaron, Odiseo le pidió que le diera
compañeros; mas no quise luchar con Poseidón, mi tío pa-
detalles sobre la situación de la casa y el nún1ero de preten-
cuyo ánimo se encolerizó e irritó contigo porque le
dientes que insolentemente la habían invadido, para poder
cegaste a su querido hijo. tramar un plan contra ellos.
A continuación, Atenea le explicó al héroe la situación
-No será fácil vencerlos, padre, porque ellos y sus criados
su casa y las penurias que estaban sufriendo su fiel esposa suman más de cien.
y su hijo, y le acons~ó que urdiera un plan que devolviera la
-No te preocupes por eso, Telémaco, que Atenea me
paz a los suyos. Para esto, le prometió:
transfiguró en viejo y ella me asistirá en esta empresa.
- Vaya hacerte irreconocible para todos los mortales:
Debes hacer lo que te indico: cuando llegues al palacio,
arrugaré el hermoso cutis de tus ágiles miembros, raeré de
mézclate con ellos amablemente y retira de las paredes del
tu cabeza los rubios cabellos, te pondré unos andrajos que
patio las annas que dt:jé. Dales como excusa que están sucias
causen horror al que te vea y haré sarnosos tus ojos, antes
de hollín, después de tanto tiempo, y deben ser reparadas. Tan
tan lindos, para que les parezcas de~preciable a todos los
solo dejarás para nosotros dos espadas, dos lanzas y dos
pretendientes y a la esposa y al hijo que dejaste en tu
escudos de boyuno cuero, que podamos tomar al aconleter
Así transfigurado, Odisea se dirigió por el campo a su
a los pretendientes, y a estos los ofuscarán después Palas
ciudad. Pero, al llegar la noche se detuvo a descansar en la Atenea y el próvido Zeus.
humilde casa de Eumeo, un porquerizo que siempre le había
Se separaron padre e hij o, y Telémaco cumplió en todo
sido muy fiel. Este lo recibió de buen grado y le ofreció los lo que su padre le había indicado.
dones de la hospitalidad: comida y abrigo para pasar la noche.
Odisea, vuelto nuevamente a su condición de mendigo, fue
A la mañana siguiente, acertó a ir hasta el lugar su pro-
a la ciudad un par de días después, acompañado por Eumeo.
pio hijo, Telémaco a quien había dejado cuando todavía era Al pasar frente al palacio, el héroe se detuvo:
un bebé, en brazos de Penélope. El joven lo saludó afable-
-jEumeo! Es esta, sin duda, la hermosa mansión de
mente a pesar de la pobreza de su vestimenta, y conversó
Odisea, y sería fácil reconocerla aunque entre muchas la tu-
con él de manera animada. Pero Atenea le ordenó al héroe
viéramos. Tiene más de un piso, cerca su patio un almenado

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EL regreso de Udlseo
E:,l Viaje ae Los héroes PARTE 3

y son de dos
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dioses! En verdad que el JUIcio que tienes no se


una casa semejante. Conozco
con tu presencia. No darías de tu casa ni tan
multitud de varones celebran un
sal a quien te la pidiera cuando, sentado a la mesa
te; pues y se oye la ajena, no has aUf'ridn P1!ltrp/ln ...~",,~ un poco de pan, con tener
cítara que los dioses hicieron a mano tantas cosas.
y un perro, que estaba echado, alzó la cabeza y las Pero Antínoo, por toda respuesta le arroJo un vaso de
era Argos, el can del paciente Odisea, a quien este había bronce y lo hirió en el hombro. El héroe no le contestó pa-
criado. En ausencia del amo, el animal se encontraba aban- ra que no se descubriera su secreto, y fue a sentarse en un
donado: allí estaba tendido Argos, todo lleno de rincón, mientras sus propios compañeros reprendían a
Al advertir que Odisea se nnrnnmnnn lo Antínoo por una acción tan cobarde e
dejó caer mnbas y Penélope murmuró:
una -Si Odisea tornara y VOllJiera a su
con le hizo np,mw,
en vengar, juntándose con su hijo, las
esta pregunra
, -¿Qué sabes de este pobre animal, que está en un estado
tan miserable, a pesar de que es de una raza muy fina?
-Este can perteneció a un h01nbre que ha muerto lejos de LAS PUERTAS DEL SUEÑO
nosotros. Si fuese tal como era en el cuerpo y en la actividad
cuando Odisea lo dejó al irse a Troya, pronto adl11irarlas su

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 117


Por la tarde, tras una siesta reparadora, la reina t'enelOpe
ligereza y su vigor. Pero ahora que lo abnlma la vejez y que mandó llamar al mendigo que había protagonizado el alter-
su amo ha muerto lejos de la patria. las mozas no lo cuidan cado con Antínoo, porque sentía curiosidad por él.
y por eso está tan abandonado. Conversaron largamente sobre la conducta reprochable
Entonces la Parca de la negra muerte se de los pretendientes. y Penélope sintió confianza en él, por-
después de que volllÍf'ra a ver a Odisea el que hablaba con mucha pmdencia. Le confió la estratagema
Los dos hombres entraron en el palacio y se dirigieron al de la tela que tejía y destejía para ganar tiempo. Rompiendo
Odisea observó complacido que las armas a llorar amargamente, le confesó su desesperación por la
tal como se lo había encargado a Te- ausencia de su marido. Por último, Penélope comentó con el
ubv se paseaba con sus andrajos entre
H H _ U ....
forastero un sueño que acababa de tener:
las mesas, pidiendo limosna a los orgullosos pretendiente~ -Hay en la casa> llEÍnte gansos que comen
Cuando Antínoo lo vio, no quiso darle nada y lo increpó: do en agua y me distraigo al contemplarlos; mas hete
esta peste, esta amargura del que bajó del monte un aguilón de corvo
les el cuello, los mató atados; quedaron estos tendidos en
>

El falso WUHALf>
montón y él subió al divino éter. Yo, aunqu.e entre

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~t I t:yI t::;:,U Y'C VUI.;;J"<;;Y
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118 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


lloré y di gritos [ ... ]. Entonces el aguilón regresó, se posó en EL DESAFío
el borde de la techumbre, y me calmó diciendo con voz hu-
mana: {<¡Cobra ánimo, hija del celebérrimo Icario!, pues no Al día siguiente, Penélope, escoltada por su
es sueño, sino visión. veraz que ha de cumplirse. Los gansos sentó ante los pretendientes y los desafió a que HHLHLCU

son los pretendientes, y yo que era el aguilón, soy tu esposo ganar su mano triunfando en la prueba de los anillos. Todos
que he llegado y daré a todos los pretendientes ellos aceptaron de buen grado, porque cada uno creía que
muerte». Esto dijo." saldría vencedor.
-No es posible declarar el sueño de otra manera, ya que Telémaco alineó los aros a gran distancia y se arrogó el
el propio Odiseo te manifestó cómo 10 llevará a cabo: apa- privilegio de tener el primer tumo. Con gran esfuerzo
rete clara la perdición de todos los pretendientes y ninauno tensar el arco la primera vez, pero no le fue posible. Probó
escapará de la muerte y de las Parcas. nuevamente con mejor resultado, y aún una tercera. En la
Penélope, que era muy discreta repuso: cuarta lo hubiera logrado; pero su padre le hizo una seña
- Hip nos, el dios del sueño, nos envía muchas veces para que no continuara, y el joven se declaró vencido.
mensajes en un lenguaje oscuro, que a los hombres no les A continuación, uno tras otro, los orgullosos pretendientes
es posible descifrar. Todos saben que hay dos puertas para intentaron sin éxito tensar el arco, e iban aceptando por
sueños. Una de las puertas está hecha de cuerno y la otra turno su derrota a regañadientes. Finalmente, se adelantó
es de fino marfil. Los que vienen por el bruñido marfil nos el mendigo, que los había observado oculto en un rincón,
engañan, trayéndonos palabras sin efecto; y los que salen y les dijo:
por el pulimentado cuerno anuncian, al mortal que lo ve, -Me gustaría probar ({si por ventura hay en mis flexibles
cosas que realmente han de verificarse. ¡Ojalá fuera esta la miembros el mismo vigor que antes, ° ya se lo hicieron
puerta de n1Í terrible sueño! Sin embargo, he pasado tanto perder la vida errante y la carencia de cuidados)}.
tiempo esperando que se hagan realidad mis deseos, que ya Todos sintieron gran indignación por su pedido, y el so-
no creo en ellos. De todos modos, ya no puedo dilatar más berbio Antínoo le enrostró:
la decisión que estos hombres me pide'n, así que he decidido -¡Oh, el más mfserable de los forasteros! No hay en ti ni
proponerles un certamen. Odiseo, mi amado esposo, solía pizca de juicio. ¿No te basta estar sentado tranquilamente
alinear doce anillos y, desde una gran distancia, disparaba en el festín con nosotros, los ilustres, sin que se te prive de
una flecha con su arco y los atravesaba sin dificultad. Ele- ninguna de las cosas del banquete, y escuchar nuestras
giré como marido a aquel de los pretendientes que logre palabras y conversaciones que no oye forastero ni mendigo
vencer en esta pnleba. alguno? Sin duda te trastorna el dulce vino, que suele
-Apruebo tu decisión, y te aconsejo que confíes en que perjudicar a quien lo bebe ávida y descomedidamente.
tu sueño ha pasado por la puerta de cuerno. Odisea Penélope iba a intervenir en la discusión, pero Telémaco
fin a la vida de estos infames pretendientes que no honran la contuvo:
como se debe su noble origen. - Yo decidiré la cuestión, pues soy el que tiene más po-
der en esta casa, madre. Vuelve a tu habitación, ocúvate en

112 113
~l VldJt:: ut:: lU::' IIt::I ut::!:) t-'AHIt. J

las labores que te son propias, el telar y la rueca, y ordena Odiseo disparó, en primer lugar, contra ellos todas sus
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a las esclavas que se ocupen del trabajo, y del arco n05 flechas y, luego, su hijo le alcanzó las lanzas y le ciñó la
cuidaremos los hOH'zbres. espada.
Penélope se retiró asombrada por la firmeza del tono con De este modo arremetieron contra los pretendientes, dan-
que Telémaco le había hablado. «Ya no es un niño}}, pensó do golpes a diestra y siniestra; los que se sentían heridos en
la reina. la cabeza, levantaban horribles suspiros, y el suelo manaba
En el amplio patio, el joven dio la orden de que se per- sangre por todos lados.
mitiera al mendigo probar suerte con el arco de Odisea, y Así se cumplió el sueño de Penélope, que había salido
ninguno de los presentes osó contradecirlo. por la puerta de cuerno pulido. La matanza llegó a su fin.
En silencio, todos observaban cómo el Odisea registraba con los ojos toda la estancia por si hubie-
examinaba el arco desde cada ángulo y lo se auedado vivo alauno de aquellos hmnbres, librándose de
esfuerzo, Odisea lo armó y a tantos como eran, caídos entre la
asiéndola con la diestra, y se dejó oír un hermoso sonido sangre y el pOlVO. Como los peces que los pescadores sacan
muy semejante a la voz de una golondrina. Sintieron entonces del espumoso mar a la corva orilla en una red de
los pretendientes gran pesar y a todos se les 11'ludó el color. de mallas, yacen amontonados en la arena, anhelantes de
El héroe tomó una flecha, apuntó al blanco, y despidió la las olas, y el resplandeciente sol les {[rrebata la vida. de esa
saeta. No erró ninguno de los doce anillos. lnanera estaban tendidos los los unos sobre
-Estos hombres me menospreciaron sin razón, porque ya los otros.
ven todos los presentes que mis fuerzas están intactas

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 119


Odisea e hizo una seilal a su
y Telérnaco, el caro hijo del divino Odisea, ciiló la LAS DUD.A.S DE PENÉLOPE
espada, asió su lanza y, annado de reluciente
puso ell pie al lado de la silla, junto a su padre. Terminada la matanza, Odiseo se dio a conocer a los sir-
- Ya este certamen fatigoso está acabado; ahora apuntare a vientes para que le preparasen un bai1o. Quería presentarse
otro blanco adonde jmnás tiró varón alguno, y que he de ver ante Penélope en su verdadera figura. Sin embm-go, cuando
si lo acierto por concedenne Apolo tal le confesó a la reina quién era en realidad, ella se mostró
Así diio Odisea con el rostro transfigurado por el odio. fría e indiferente. i Habían pasado veinte años y no se
con el arco hacia Antínoo, que siempre había ,al hombre que había visto paliir en la nave hacia
sido el más insolente de los pretendientes. La muerte 10 sor- ¿Cómo saber que no era víctima de un
prendió mientras tomaba el rojo vino de su copa. Al verlo Odisea la
los pretendientes levantaron un gran tumúlto dentro del Los que viven en olímpicos palacios te
palacio; dejaron las sillas y, moviéndose por la sala, recorrie- dieron corazón más duro que a las otras débiles
ran co.n los ojos las bien labradas paredes; pero no había ni un se quedaría así, con ánimo tenaz, alejada de su
escudo siauiera. ni una fuerte lanza de que echar mano. cuando Este, después de pasar tantos males, !me/ve

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el vigésimo año a la patria tierra. Pero ve, nodriza -le dijo a
una criada-, aparéjame la cama para que pueda acostarme;
que esa tiene en su pecho corazón de hierro.
-Quien tantas desdichas ha pasado, tiene derecho a des-
confiar. Pero si quieres acostarte, no será en mi habitación
-dijo la prudente Penelope-. Ordenaré que saquen la cama
al exterior. ..
-¿Cómo? ¿Quién, sin la ayuda de un dios, podrá trasla-
dar mi lecho a algún lado? ( reció dentro del patio un olivo
de alargadas hojas, robusto y floredente, que tenía el grosor de
una columna. En rorno de él labré las paredes de mi cámara,
empleando multitud de piedras; la cubrí con excelente techo
y la cerré con puertas sólidas, firmemente ajustadas. Después
corté el ramaje de aquel olivo de alargadas hojas; pulí con
el bronce su tronco desde al raiz, haciéndo lo diestra y há-
bilmente; lo enderecé con un nivel para convertirlo en pie de
la cama. Me parece difícil que alguien pueda moverla.
Penélope se sintió desfallecer al escuchar aquellos datos
que sólo Odisea conocía. La re ina comó de inmediato a su
encuentro, derramando abundantes lágrimas de felicidad, y
le echó los brazos al cuello. Ambos permanecieron as í abra-
zados durante largo tiempo.
Esa noche descansaron, por fin, otra vez unidos después
de tantos infortunios. Y Atenea, la de ojos de lechuza, detuvo
a la Aurora para que la primera noche de Odisea en su hogar,
después de veinte años, fuera más larga, y le permitiera al
héroe disfrutar con plenitud pe la compañía de Pené lo pe, su
fiel esposa.

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Dirección de colección: Teresita Valdettaro (1999·2003)

Los contenidos de las secciones que integran esta obra


han sido elaborados por:
Prof. Stella Matis Cochetti

Imagen de tapa e ilustraciones: Fernando Baldó


MITOS CLASIFICADOS 1 Diseño interior: María José de Tellería
Diagramación: Carla Vida!
Canografía: Gonzalo Pires
Corrección: Cecilia Biagioli - Silvia Tombesi

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 121


Se ha renovado la gráfica de esta edición, pero el libro no ha
sufrido modificación alguna en su contenido.

LS.B.N. N.O 950-753-078-9


© Pu'RIll DE PAlOS s.•• 2001
Honorio Pueyrredón 571 (CI405BAC). Td. 4902-1093
Ciudad de Buenos Aires. Argentina
PuertO de Palos Casa de Ediciones forma parte del Grupo Editorial Macmillan

Hecho d depósito que = la Ley 11.723.


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Eate libro .. tam1inó de irrIprimir en el rMS dt mayo de 200& en
ImpresIone$ SUD AMEAICA. A.ndtés Ferreyra 3169. Ba. As. Argentina
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122 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


Los HECHOS DE LOS HÉROES
TESEO y A RIA DNA

Aquella noche, Egeo, el anciano rey de Atenas, parecía tan


triste y tan preocupado que su hijo Teseo le preguntó:
- ¡Qué cara tienes, padre ... ! ¿Acaso te afl ige algún problema?
-¡Ay! Mañana es el maldito día en que debo, como cada año,
enviar siete doncellas y siete muchachos de nllesCfa ciudad al rey
Minos, de Creta. Esos desdichados están condenados ...
-¿Condenados? ¿Para ex piar qué crimen deben, pues, morir?
-¿ Morir? Es bastante peo r: ¡serán devorados por el M inorauro!
Teseo reprimió un escalofrío. Tras haberse ausentado durante
largo tiempo de Grecia, acababa de llegar a su patria; sin embargo ,
había oído hablar del Minorauro. Ese monstruo, decían, poseía el
cuerpo de un ho mbre y la cabeza. de un toro; ¡se alimentaba de car-
ne humana!
- ¡Padre, im pid e esa infamia! ¿Por qué dejas perpetuar esa
odiosa costumbre?
- Debo hacerlo -suspiró Egeo--. Mira, hijo mío, he perdido
tiempo atrás la gue rra co ntra el rey de C reta. Y, desde entonces,
le debo un tributo: cada año, catorce jóvenes aten ienses sirven de
alimento a su monstruo ...
Co n el ardor de la juventud, Teseo exclamó:
-En tal caso, ¡déjame partir a esa isla! Acompañaré a las fu-
turas víctimas. Enfrentaré al Minotauro, padre. Lo venceré. ¡Y
quedarás libre de esa ho rrible deuda!
Con estas palabras, el viejo Egeo tembló y abrazó a su hijo.
- ¡Nunca! Tendría demas iado miedo de perderte.

- 41
2..05 l-JECl-:TOS DE LOS

Una vez, el rey había estado a punto de envenenar a Teseo sin Teseo emergió del sueño. Ya era de día. A lo lejos ya se divisaban
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saberlo; se trataba de una trampa de Medea, su segunda esposa, riberas de Creta.


que odiaba a su hijastro. Entonces, ante sus compañeros estupefactos, Teseo se arrojó
-No. ¡No te dejaré partir! Además, el Minotauro tiene fama al agua. Cuando tocó el fondo, vio una joya que brillaba entre
invencible. Se esconde en el centro de un extraño palacio: caracoles. Se apoderó de ella, con el corazón palpitante. De
laberinto! Sus pasillos son tan numerosos y están tan sabiamente modo que todo lo que le había revelado Poseidón en sueños era
entrelazados que aquellos que se arriesgan no descubren nunca la verdad: ¡él era un semidiós!
salida. Terminan dando con el monstruo ... que los devora. Este descubrimiento excitó su coraje y reforzó su voluntad.
Teseo era tan obstinado como intrépido. Insistió, se enojó, y Cuando el navío tocó el puerto de Cnosos, Teseo divisó entre
luego, gracias a sus demostraciones de cariño y a su persuasión, la multitud al soberano, rodeado de su corte. Fue a presentarse:
logró que el viejo rey Egeo, muerto de pena, terminara cediendo. -Te saludo, oh poderoso Minos. Soy Teseo, hijo de Egeo.
A la mañana, Teseo se dirigió con su padre al Pireo, el puerto -Espero que no hayas recorrido todo este camino para implo-
de Atenas. Estaban acompañados por jóvenes para quienes sería rar mi demencia -dijo el rey mientras contaba con cuidado a los
el último viaje. Los habitantes miraban pasar el cortejo; algunos catorce atenienses.
gemían, otros mostraban el puño a los emisarios del rey Minos Sólo tengo un anhelo: no abandonar a mis compañeros.
que encabezaban la siniestra fila. Un murmullo recorrió el entorno del rey. Desconfiado, este
~ Pronto, la tropa llegó a los muelles donde había una galera de examinó al recién llegado. Reconociendo el anillo de oro que Te-
velas negras atracada. seo llevaba en el dedo, se preguntó, estupefacto, gracias a qué

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 123


-Llevan el duelo -explicó el rey-. Ah. ., hijo mío ... si regresas prodigio el hijo de Egeo había podido encontrar esa joya. Des-
vencedor, no olvides cambiarlas por velas blancas. ¡Así sabré que confiado, refunfuñó: .
estás vivo antes de que atraques! -¿Te gustaría enfrentar al Minotauro? En tal caso, deberás
Teseo se lo prometió; luego, abrazó a su padre y se unió a los hacerlo con las manos vacías: deja tus armas.
atenienses en la nave. Entre quienes acompañaban al rey se encontraba Ariadna,
una de sus hijas. Impresionada por la temeridad del príncipe,
Una noche, durante el viaje, Poseidón~ el dios de los mares, se pensó con espanto que pronto iba a pagarla con su vida. Teseo
pareció en sueños a Teseo. Sonreía. había 'observado durante un largo tiempo a Ariadna. Ciertamen":
-¡Valiente Teseo! -le dijo-o Tu valor es el de un dios. Es HV.u.lL~. te, era sensible a su· belleza. Pero se sintió intrigado sobre todo
eres mi hijo con el mismo título que eres el de Egeo l ••. por el trabajo de punto que llevaba en la mano.
Teseo oyó por primera vez el relato de su fabuloso nacimiento. -Extraño lugar para tejer -se dijo.
despertar, sumérgete en el mar! -le recomendó Posei- Sí, Ariadna tejía a menudo, cosa que le permitía reflexionar. Y sin
dón-. Encontrarás allí un anillo de oro que el rey Minos ha sacarle los ojos de encima a Teseo, una loca idea germinaba en ella...
perdido antaño. -Vengan a comer y a descansar -decretó el rey Minos-.
Mañana serán conducidos al laberinto.
l La madre de Teseo había sido tomada a la fuerza por Poseidón la noche de su boda.
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J-JECHOS DE LOS

-No creas -agregó Ariadna- que quiero salvar al Minotauro.


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124 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


Teseo se despertó de un sobresalto: ¡alguien había entrado en
habitación donde estaba durmiendo! Escrutó en la oscuridad y ¡Ese devorador de hombres merece mil veces la muerte!
lamentó que le hubieran quitado su espada. Una silueta blanca se -Entonces, lo mataré.
destacó en la sombra. Un ruido familiar de agujas le indicó la -Si llegaras a hacerlo, nunca encontrarías la salida del laberinto.
identidad del visitante: Un largo silencio se produjo en la noche. De repente, la
-No temas nada. Soy yo: Ariadna. muchacha se acercó aún más al joven y le dijo:
La hija del rey fue hasta la cama, donde se sentó. Tomó la -¿Teseo? ¿Si te facilitara el medio de encontrar la salida del
mano del muchacho. laberinto, me llevarías de regreso contigo?
-¡Ah, Teseo -le imploró-, no te unas a tus compañeros! Si en- El héroe no respondió. Por cierto, Ariadna era seductora, y la
tras en el laberinto, jamás saldrás de éL Y no quiero que mueras ... hija de un rey. Pero él había ido hasta esa isla no para encontrar
Pór los temblores de Ariadna, Teseo adivinó qué sentimientos la allí una esposa, sino para liberar a su país de una terrible carga.
habían empujado a llegar hasta él esa noche. Perturbado, murmuró: -Conozco los hábitos del Minotauro -insistió-o Sé cuáles son
-Sin embargo, Ariadna, es necesario. Debo vencer al Minotauro. sus debilidades y cómo podrías acabar con él. Pero esa victoria
-Es un monstruo. Lo detesto. Y, sin embargo, es mi hermano ... tiene un precio: ¡me sacas de aquí y me desposas!
-¿Cómo? ¿Qué dices? -De acuerdo. Acepto.
-Ah, Teseo, déjame contarte una historia muy singular... Ariadna se sorprendió de que Teseo aceptara tan rápidamente.
La muchacha se acercó al héroe para confiarle: ¿Estaba enamorado de ella? ¿O se sometía a una simple transac-
-Mucho antes de mi nacimiento, mi padre, el rey Minos, ción? ¡Qué importaba!
corn.etió la imprudencia de engañar a Poseidón: le sacrificó un Le confió mil secretos que le permitirían vencer a su hermano
miserable toro flaco y enfermo en vez de inmolarle el magnífi- al día siguiente. Y el ruido de su voz se mezclaba con el obstina-
co animal que el dios le había enviado. Poco después, mi padre do choque de sus agujas: Ariadna no había dejado de tejer.
se casó con la bella Pasífae, mi madre. Pero Poseidón rumiaba
su venganza. En recuerdo de la antigua afrenta que se había co- Frente a la entrada del laberinto, Minos ordenó a los atenienses:
metido contra él, le hizo perder la cabe~a a Pasífae y la indujo -¡Entren! Es la hora...
a enamorarse... ¡de un toro! ¡La desdichada llegó, incluso, a Mientras los catorce jóvenes aterrorizados penetraban uno
mandar construir una carcasa de vaca con la cual se disfrazaba, tras otro en el extraño .edificio, Ariadna murmuró a su protegido:
para unirse al animal que amaba! -¡Teseo, toma este hilo y, sobre todo, no lo sueltes! Así, que-
-¡Qué horrible estratagema! daremos ligados uno con el otro.
-La continuación, Teseo, la adivinas -concluyó Ariadna tem- Tenía en la mano el ovillo de la labor que no la abandonaba
blando-o Mi madre dio nacimiento al Minotauro. Mi padre no jamás. El héroe tomó lo que ella le extendía: un hilo tenue, casi
podía decidirse a matar a ese monstruo; pero quiso esconderlo invisible. Si bien el rey Minos no adivinó su maniobra, compren-
para siempre de la vista de todos. Convocó al más hábil de Jos ar- dió que a ese muchacho y a su hija les costaba mucho separarse.
quitectos, Dédalo, que concibió el famoso laberinto ... -¿Y bien, Teseo -se burló-, acaso tienes miedo?
Impresionado por este relato, Teseo no sabía qué decir. Sin responder, el héroe entró a su vez en el corredor. Muy
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rápidamente, se unió a sus compañeros que vacilaban ante una


bifurcación.
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-¡Qué importa! -les dijo-. Tomen a la derecha.


Desembocaron en un corredor sin salida, volvieron sobre sus
pasos, tomaron el otro camino que los condujo a una nueva ra-
mificación de varios pasillos.
-Vayamos por el del centro. Y no nos separemos.
Pronto emergieron al aire libre; a los muros del laberinto
habían seguido infranqueables bosquecillos.
-¿Quién sabe? -murmuró uno de los atenienses-o ¿Y si el des-
tino nos ofreciera la posibilidad de no llegar al Minotauro ... sino
a la salida?
Ay, Teseo sabía que no sería así: ¡Dédalo había concebido el
edificio de modo tal que se terminaba llegando siempre al centro!
Fue exactamente lo que se produjo. Hacia la noche, cuando
sus compañeros se quejaban de la fatiga y del sueño, Teseo les or-
denó de pronto:
-¡Detengámonos! Escuchen. Y además ... ¿no oyen nada?

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 125


Los muros les devolvían el eco de gruñidos impacientes. Y en
el aire flotaba un fuerte olor a carroña.
-Llegamos -murmuró Teseo-. ¡El antro del monstruo está
cerca! Espérenme y, sobre todo, ¡no se muevan de aquí!
Partió solo, con el hilo de Ariadna siempre en la mano.
De repente, salió a una explanada circular parecida a una arena.
había un monstruo aún más espantoso que todo lo que se había
imaginado: un gigante con cabeza de toro, cuyos brazos y
poseían músculos nudosos como troncos de roble. Al ver entrar a
Teseo, mugió un espantoso grito de satisfacción voraz. Bajo las
narinas, su boca abierta babeaba. Debajo de su cabeza bovina y
peluda, apuntaban unos cuernos afilados hacia la presa. Luego, se
lanzó hacia su futura víctima golpeando la arena con sus pezuñas.
El suelo estaba cubierto de osamentas. Teseo recogió la más
grande y la blandió. En el momento ,en que el monstruo iba a en-
sartarlo, se apartó para asestarle en el morro un golpe suficiente ~

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~~~ §~;il
TESEO LOS

para liquidar a un buey... ¡pero no lo bastante violento para abrazaron. La hija de Minos echó una mirada enternecida al enor-
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126 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


matar a un Minotauro~ me ovillo desordenado que Teseo, todavía, tenía entre las manos.
El monstruo aulló de dolor. Sin dejarle tiempo ae recuperar- -A pesar de todo -le reprochó sonriendo-, hubieras podido
se, Teseo se aferró a los dos cuernos para saltar mejor encima de enrollarlo mejor...
los hombros peludos. Así montado, apretó las piernas alrededor
del cuello de su enemigo y, con toda su fuerza, ¡las estrechó! Pri- El alba se acercaba. Acompañados por Ariadna, Teseo y sus
vado de respiración, el monstruo, furioso, se debatió. ¡Ya no compañeros se escurrieron entre las calles de Cnosos y llegaron
podía clavar los cuernos en ese adversario que hacía uno con él! al puerto.
Pataleó, cayó y rodó por el suelo. A pesar de la arena que se fil- -¡Perforen el casco de todos los navíos cretenses! -ordenó.
traba en sus orejas y en sus ojos, Teseo no soltaba prenda, tal -¿Por qué? -se interpuso Ariadna, asombrada.
como Ariadna se lo había recomendado. -¿Crees que tu padre no va a reaccionar? ¿Que va a dejar
Poco a poco, las fuerzas del Minotauro declinaron. Pronto, escapar con su hija al que mató al hijo de su esposa?
zó un espantoso mugido de rabia, tuvo un sobresalto ... iY exhaló el -Es verdad -admitió ella-. Y me pregunto qué castigo va a
último suspiro! Entonces, Teseo se apartó de la enorme cosa iner- infligir a Dédalo, ya que su laberinto no protegió al Minotauro
te. Su primer reflejo fue ir a recuperar el hilo de Ariadna. como lo esperaba mi padre 2.
El silencio insólito y prolongado había atraído a sus compañeros. Cuando el sol se levantó, Teseo tuvo un sueño extraño: esta
-Increíble ... ¡Has vencido al Minotauro! ¡Estamos a salvo! vez, fue otro dios, Baco, el que se le apareció.
Teseo reclamó su ayuda para arrancar los cuernos del monstruo. -Es necesario -ordenó-, que abandones a Ariadna en una is-
-Así -explicó-, Minos sabrá que ya no queda tributo por No se convertirá en tu esposa. Tengo para ella otros proyectos
reclamar. más gloriosos.
-¿De qué serviría? Por cierto, nos hemos salvado. Pero nos -Sin embargo -balbuceó Teseo-, le he prometido ...
espera una muerte lenta: no encontraremos jamás la salida. -Lo sé. Pero debes obedecer. O temer la cólera de los dioses.
-Sí -afirmó Teseo mostrándoles el hilo-. ¡Miren! Cuando Teseo se despertó, aún vacilaba. Pero al día siguiente,
Febriles, se pusieron en marcha. Gracias al hilo, volvían a galera debió enfrentar una tormenta tan violenta que el héroe
desandar el largo y tortuoso trayecto que los había conducido vio en ella un evidente signo divino. Gritó al vigía:
hasta el Minotauro. A Teseo le costaba calmar su impaciencia. -¡Debemos detenernos lo antes posible! ¿No ves tierra a lo lejos?
Se preguntaba qué dios benévolo le había dado esa idea genial -¡Sí! Una isla a la vista... Debe ser Naxos.
a Ariadna. Pronto, el hilo se tensó: del otro lado, alguien tiraba Atracaron allí y esperaron que los elementos se calmaran.
con tanta prisa como él.
Finalmente, luego de muchas horas, emergieron al aire libre. La tormenta se apaciguó durante la noche. A la madrugada,
héroe, extenuado, tiró los cuernos sanguinolentos del Mino- mientras Ariadna seguía durmiendo sobre la arena, Teseo reunió
tauro al suelo, cerca de la entrada. a sus hombres. Ordenó par,tir lo antes posible. Sin la muchacha.
-¡Teseo ... por fin! iLo has logrado!
Loca de amor y de alegría, Ariadna se precipitó hacia él. Se
2 Minos condenará a Dédalo v a su hijo Ícaro a quedar prisioneros en el famoso laberinto.
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TESEO Los

-¡Así es! -dijo al ver la cara llena de reproches de sus compañeros. El nuevo soberano se recogió sobre los restos de Egeo. Solem-
Los dioses no actúan sin motivo. Y Baca tenía buenas razones nemente, decretó:
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Teseo abandonara a Ariadna: seducido por su belleza, -¡Que este mar, a partir ahora, el nombre de mi
convertirla en su esposa! Sí, había decidido que tendría padre adorado!
con ella cuatro hijos y que, pronto, se instalaría con él en el Ya partir de ese día funesto, en que el vencedor del Minotauro
Olimpo. Como señal de alianza divina se había prometido, in- regresó de Creta, el mar que baña las costas de Grecia lleva el nOffi-
cluso, regalarle un diamante que daría nacimiento a una de las de Egeo,
constelaciones más bellas ... Mientras tanto, Ariadna se despertado en la isla desier-
Claro que Teseo ignoraba las intenciones de ese dios ena- ta, En el día naciente, vio a lo lejos velas oscuras de la galera
morado y celoso. Singlando de nuevo hacia Atenas, se acusaba que se alejaba. Incrédula, balbuceó:
de ingratitud. Preocupado, olvidó la recomendación que su -¡Teseo! ¿Es posible que me abandones?
padre le había hecho ... Siguió el navío con los ojos hasta que se lo tragó el horizonte.
Apostado a lo alto del faro que se erigía en la entrada del Pi- Comprendió, entonces, que nunca volvería a ver a Teseo. Sola en
reo, el guardia gritó, con la mano como visera encima de los ojos: la playa de Naxos, dio libre curso a su pena; gimió largamente so-
-¡Una nave a la vista! Sí... es la galera que vuelve de Creta. bre la ingratitud de los hombres.
¡Rápido, vamos a advertir al rey! Luego, Ariadna reencontró sobre la arena su labor abandonada.
Menos de tres kilómetros separan a Atenas de su puerto. Retomó las agujas. Y en espera de que se realizara el prodigioso
Loco de esperanza y de inquietud, el viejo rey Egeo acudió a destino que ella ignoraba, puso nuevamente manos a la obra.

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 127


los muelles. Tejía a la vez que lloraba.
-¿Las velas? -preguntó alzando la cabeza hacia el guardia-.
¿Puedes ver las velas y decirme cuál es su color?
-Ay, gran rey, son negras.
El viejo Egeo no quiso saber más. Loco de dolor, se arrojó al
mar y se ahogó.
Cuando la galera atracó, acababan de' conducir el cuerpo del
viejo Egeo a la orilla. Teseo se precipitó hacia él. Adivinó ensegui-
lo que había ocurrido y se maldijo por su negligencia.
-¡Padre mío! ¡No... estoy vivo! ¡Vuelve en ti, por piedad!
Pero era demasiado tarde: Egeo estaba muerto. La tristeza que
invadió a Teseo le hizo olvidar de golpe su reciente victoria sobre
el monstruo. Con amargura, el héroe pensó que acababa de per-
der a una esposa y a un padre.
-¡A partir de ahora, Teseo, eres rey! -dijeron los atenienses, El poeta latino Catulo (siglo ¡) y, más tarde, Ovidio en sus
inclinándose. Metamorfosis relatan este mito.
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,
Dirección de colección: Teresita Valdettaro (1999-2003)

Los contenidos de las secciones que integran esta obra


han sido elaborados por:
Prof. SeeUa Maris Cochetti

Imagen de tapa e ilustraciones: Fernando Baldó


MITOS CLASIFICADOS 1 Diseño interior: María José de Tellería
Diagramación: Carla Vida!
Cartografía: Gonzalo Pires
Corrección: Cecilia Biagioli - Silvia Tombesi

Se ha renovado la gráfica de esta edición, pero el libro nQ ha


sufrido modificación alguna en su contenido.

I.S.B.N. N.o 950-753-078-9


© PuERTO DE PAlOS ~.o 2001
Honorio Pueyrredón 571 (CI405BAC). Tel. 4902-1093
Ciudad de Buenos Aires. Argencina
Puerto de Palos Casa de Ediciones forma parte del Grupo Editorial Macmillan

Hecho el depósito que marca la Ley ll.723.


ImpresO en Argentina.Primed in Argentina.
EDITORES
Este Iibn.> se terminó dIIlmpm'Iir en M mes de mayo d$ 2006 8<\
\rnpfesionoIS SUD AN.~ICA. Andrés Ferayra 3769_Ss. ALArgentN.
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EDIPO

Escucha ...
Escucha la terrible historia de aquel que los dioses, antes
su nacimiento, ¡habían condenado a matar a su padre y a casar-
se con su madre!
es: todo comenzó en Tebas, la ciudad que gobernaba el
rey Layo. Un día, Yocasta, su joven esposa, le comunica que es-
pera un hijo. Entonces, Layo se dirige al santuario de Delfos.
¿Conoces el santuario de Delfos? Imagina un templo rodeado
extrañas fumarolas ... Allí, una vieja mujer sirve de intermediaria
entre los dioses y los hombres. ¡Es la pitonisa! Sí, la pitonisa res-

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 129


ponde a quienes la interrogan, les revela a veces su origen y más
a menudo su futuro.
-Quiero saber -le pregunta entonces Layo-, qué glorioso
destino será el de nuestro hijo.
La pitonisa levanta al cielo una mirada alucinada.

-¡Te nacerá un hijo que matará a su padre y que se casará con


su madre!
Layo, espantado, cree haber oído mal. Quisiera gritar:
-¡No, es imposible, te equivocas!
Pero la pitonisa no puede mentir. ¿Y qué humano, así se tra-
te del rey de Tebas, puede oponerse a la voluntad de los dioses?
Desesperado, el rey regresa a Tebas. La verdad es demasiado
horrible para que pueda darla a conocer e incluso revelársela a su

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esposa. ¡En secreto, se jura a sí mismo hacer todo lo posible para Invadido por la piedad, Forbante libera al niño cuyos pies,
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130 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


que esa predicción no se realice! perforados, están muy hinchados. Y como sus gritos recrudecen,
Poco después, la reina Yocasta da a luz a su hijo. Es un lindo el pastor va a ordeñar una de sus ovejas para darle leche al bebé
bebé, alegre y lleno de vida. hambriento.
-¿Cómo lo llamaremos? -pregunta a su esposo. -¿De quién puede ser? -pregunta a sus compañeros.
Sin responder, el rey se aleja con el recién nácido. ¡Qué sen- -¿Qué crees, Forbante? -exclaman los demás-o ¡Es un niño
tido tiene darle un nombre, si no debe vivir! Layo hace venir al abandonado! Sus padres han querido deshacerse de él.
capitán de su guardia. Le ordena: ¡He aquí a Forbante a cargo de un huérfano! ¿Qué hacer con
-Toma a este bebé. Llévalo lejos de aquí. Mátalo. Luego, deja él? Un mes más tarde, cuando los pastores regresan a su patria,
que los animales devoren su cadáver. ¡Obedece sin hacer preguntas! Forbante se lleva al bebé. Satisfecho con la leche de ovej a, balbu-
El capitán se indina; con el bebé en brazos, deja el palacio. Es cea y sonríe.
un soldado rudo. ¿Matar? Es su oficio. Pero resulta que mientras su Al acercarse a Corinto, Forbante se cruza con su reina en per-
caballo recorre la llanura al galope, el niño se pone a gemir y a llo- sona. Ella se sorprende de ver a ese pastor con un recién nacido.
rar. ¿Tiene hambre? ¿Tiene frío? ¿Adivina el destino que le espera? -Si mis perros no lo hubieran descubierto, habría muerto
Entonces, el capitán siente que su corazón se debilita, acelera la -explica Forbante-. Pero no sé qué hacer con él. ..
marcha y se dirige hacia el monte Citerón, al que sube. Llegado a la La reina de Corinto nunca pudo tener hijos, es estéril. Si
cima, se detiene. Allí, un viento frío sopla sobre la vegetación árida. convence a sus súbditos de que ese bebé es suyo, jel trono ten-
El capitán desenvaina su espada, los llantos del bebé recrudecen. drá un sucesor!
Ese soldado intrépido no retrocedería, estando solo, ante un arma -y bien, yo educaré -le dijo la reina en voz muy baja-.
enemiga. Aquí se niega a realizar ese asesinato cobarde. Suspira: ¡Toma, Forbante, tienes con qué indemnizar tu esfuerzo y
-No. Decididamente, no puedo ... ¡Dejemos pues a las bestias pagar tu silencio!
ocuparse de esta desagradable tareal Nadie se enterará. De regreso al palacio, le entrega el bebé a su marido, pólibo.
Agujerea los pies del bebé, arranca un junco, lo pasa a través -¡Los djoses nos envían este bebé! -exclama el soberano, en-
los agujeros que sangran y le ata así los tobillos. Cuelga al ni- cantado-. Has hecho bien en comprárselo a Forbante. Haremos
ño de una rama cabeza abajo. Luego, monta su caballo y regre~a de él un príncipe.
a Tebas sin darse vuelta. -¿Cómo vamos a llamarlo?
Aquel día, el pastor Forbante y sus compañeros hacen pastar a -Edipo -respondió Pólibo, ya que ese nombre significa "pies
sus rebaños en las laderas del monte Citerón ... Forbante está lejos hinchados" .
su patria, Corinto. Si ha hecho un camino tan largo, es para
encontrar, más allá del istmo, una hierba más densa y más verde. En el palacio de Corinto, Edipo crecía en el bien y en la be-
Por supuesto, su atención es atraída rápidamente por extraños va- lleza. A los dieciocho años, se convierte en un muchacho que
gidos y por los ladridos furiosos de sus perros. Acude y descubre, posee todas las cualidades, aunque a veces es impulsivo y sober-
estupefacto, al bebé así atado y colgado. bio, como suelen ser a menudo los príncipes. Sus padres están
-¡Pobre criatura! ¿Quién te ha abandonado el tan triste destino? muy orgullosos de él.

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Pero un malvado rumor circula por la ciudad: ¡el futuro rey de el paso. Ofendido por esa falta de educación, Edipo responde
Corinto no sería el verdadero hijo de sus soberanos! Al principio, con un insulto.
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Edipo no presta atención a esos cuentos. A la larga, fastidiado por -¿Te atreves a oponerte a mí? -dice el anciano, desenvainando
su insistencia, interroga al viejo pólibo. su espada-o No -agrega dirigiéndose a los soldados que quieren
-¡Veamos, Edipo, claro que eres nuestro interponerse-, hagan avanzar el carro. ¡y déjenme darle una
Pero la duda anida desde entonces en el alma de tdlpO, como ción a este mequetrefe!
un gusano que roe lentamente un fruto. Un día, el joven declara: convoy se pone en movimiento; y antes de que Edipo
-¡Voy a interrogar a los óraculos! Quiero saber la verdad ... pueda hacerse a un lado, una rueda le pasa por encima del pie.
Delfos queda tan sólo a una semana de marcha y la distancia es Ahora bien, los pies de Edipo son frágiles.
rápidamente salvada. Admitido en el santuario, Edipo se encuentra -¡Viejo maldito! -grita, esquivando el golpe que le estaba
frente a la pitonisa. Pero sin iluminar a Edipo acerca de su pasado, destinado.
los dioses, por boca de la vieja mujer, le revelan su futuro: Con el canto de la mano, golpea la nuca de su atacante, que
-Estás destinado a un porvenir del que no puedes escapar: se derrumba en el suelo. Los soldados dan un salto., unos para so-
terminarás matando a tu padre y casándote con tu madre ... correr a su amo, otros para lanzarse a perseguir al agresor.
¡Edipo está espantado! ¿Cómo impedir que horrores tales ¡Pero Edipo ya está lejos! Aprovechando la confusión, se escurrió
tengan lugar? por las laderas del desfiladero. Ya está, ha desaparecido ...
'-¡No regresaré nunca a Corinto! -decide-o No volveré a ver a -¡La desgracia se ha abatido sobre nosotros! -exclama uno
mis padres. ¡Pondré entre ellos y yo tal distancia que esas predic- los soldados-o ¡Nuestro rey ha muerto!
ciones jamás podrán realizarse! anciano, en efecto, no volverá a levantarse: Edipo lo

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 131


Esa misma noche, Edipo se pone en marcha. matado.
Pero creyendo alejarse del lugar de su nacimiento, no hace Ignora que ese hombre se llama Layo, que se trata del rey de
más que acercarse a éL Yal huir de sus padres adoptivos, va al en- Tebas y que acaba de asesinar a su padre.
cuentro de sus progenitores ...
Al día siguiente, mientras entra en Beocia, Edipo penetra en Transcurren los días y las semanas. Edipo se acerca a Tebas. En
el estrecho desfiladero que conduce a la ciudad de Dáulide. De el camino~ no se cruza más que con viajeros enloquecidos. Detie-
repente, ve ante sí una comitiva: se trata de un carro rodeado por ne a uno de ellos que le explica:
una escolta de soldados. -Ah, joven extranjero, ¡no vayas más lejos! Tebas está inacce-
-¡A un lado! -le ordenan. sible: un monstruo llegado del monte Citerón monta guardia a
Pero resulta que Edipo es hijo de un rey. y, por instinto, un las puertas de lá ciudad. Impide a cualquiera salir o entrar. Lo
príncipe no obedece. man la Esfinge.
-Con calma -dice, sin apartarse-o Usted no sabe quién soy. -¿Tan temible es esa Esfinge?
Irritado por ese contratiempo, el anciano que está sentado en -Sí: detiene a los viajeros y les propone un enigma. ¡Si no
el carro se levanta. Increpa al desconocido que se niega a cederle saben responder, los mata y los devora sin piedad!

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-¿Y cómo recompensa a quienes resuelven sus enigmas?
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132 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


-¡Ay!, hasta ahora, ¡nadie consiguió hacerlo! Creonte, el nue-
vo rey de Tebas, ha prometido la mano de su hermana Yocasta al
que libre a Tebas de semejante flagelo.
-¿Creonte? Creía que Tebas estaba gobernada por Layo.
- N uestro rey acaba de ser asesinado. El hermano de la reina
Yocasta gobierna provisoriamente. Está esperando que la sobera-
na vuelva a casarse para ceder el trono a su nuevo esposo.
En un relámpago, Edipo vislumbra un porvenir inesperado: el
pobre viajero que es puede convertirse en rey mañana mismo.
~Enfrentaré a la Esfinge -dijo a su interlocutor-. Entraré en
Tebas vencedor. O moriré ... ¿qué importa?
Morir, piensa, ¡sería una buena manera de engañar a los dioses!
He aquí que Edipo se acerca a las puertas de la ciudad. No ve
a ningún monstruo. ¿La Esfinge quiere acaso salvarlo?
-¡Detente, joven imprudente!
, La voz es imperativa, extraña y ronca. Edipo levanta la cabe-
za. ¡Allí, trepado sobre una roca, se alza un animal fabuloso! Es
una fiera provista de alas. Posee el busto, la cabeza y el rostro de
una mujer. Una mujer de belleza ponzoñosa. Los brazos y las
piernas tienen garras. Su cola es la de un dragón.
-¿Ignoras que, para pasar, debes resolver un enigma?
-Lo sé. Estoy listo. Te escucho.
Edipo observa que la Esfinge hace equilibrio al borde oe un
barranco. ¿Quién sabe si, precipitándose hacia ella, no podría
hacerla caer?
-Esta es mi pregunta -dice el monstruo mirando de arriba
abajo al extranjero con una burla altanera-o ¿Cuál es el animal
que camina en cuatro patas a'la mañana, en dos patas al medio'-
día y en tres a la noche?
reflexiona. Adivina que las palabras de este enigma tie-
nen un sentido oculto: se trata de una metáfora. Dirige a los
dioses un ruego mudo y exclama de repente:

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73
?'~~"-::-~;,:-~~:¡
l)E

-¡Ese animal es el hombre! El hombre que, en la infancia, an- -He aquí, según la pitonisa, la causa de nuestros males: el
da en cuatro patas; el hombre que, adulto, camina sobre sus dos asesino de Layo jamás ha sido encontrado. ¡Hay que identificar-
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piernas, y el hombre que, ya viejo, se ayuda con un bastón. lo y castigarlo!


El rostro de la Esfinge expresa el asombro más profundo. De -Que así sea. Hagamos lo necesario para encontrar al
pronto, el monstruo cae al vacío, y su interminable caída va ble. ¡SU castigo será terrible! Quiero que se presenten aquÍ
acompañada de un rayo de fuego. testigos de aquel drama.
De lo alto de los muros de Tebas, los habitantes no se han per- Convocados, los soldados no reconocen a Edipo. Han pasado
dido nada de este espectáculo. Increíble: ¡un desconocido resolvió demasiados años. A sus ojos, el asesino de Layo era un simple ex-
el enigma de la Esfinge y liberó a la ciudad de ese flagelo! tranjero que venía de Corinto. ¡Muy rápidamente, la fecha y el
Una inmensa ovación sube de la ciudad. Abren las puertas y lugar del crimen hacen comprender a Edipo que podría ser él
conducen triunfalmente al vencedor de la Esfinge al palacio. mismo ese asesino! Aterrorizado, recuerda entonces el oráculo:
Así es como Edipo se convierte en rey. "Matarás a tu padre ... ". ¡Pero Layo no era su padre! "Te casarás
con tu madre ... " Pero Yocasta no puede ... De golpe, los rumores
La boda de Edipo y de Yocasta es celebrada con grandes festi- que corrían en Corinto sobre el origen de su nacimiento le
vidades. La reina le parece a Edipo muy seductora y bella. Por vuelven a la memoria. Es imposible, pero quiere cerciorarse. Y
cierto, ella es mayor que él, pero es todavía 10 bastante joven co- si Yocasta fuera su madre, habría tenido un hijo veinte años an-
mo para darle cuatro hijos: dos mujeres, Antígona e Ismene, y tes. La interroga.
dos varones, Eteocles y PoLinices. Durante más de diez años, el -¡No! -responde tan espantada como él-o No, jamás tuve
reino de los soberanos transcurre sin nubes. Una mañana, el adi- hemos concebido, salvo ...

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 133


otros hijos que los
vino Tiresias pide una audiencia en el palacio. Edipo contiene respiración. Es necesario que Yocasta
-Mi rey -le dice a Edipo-, ¡se ha declarado la peste en Tebas! la verdad.
Los presagios son funestos ... Temo el porvenir. -Salvo un bebé que Layo mandó degollar al nacer. ¡No podía-
Tiresias es un sabio. Como la pitonisa, sabe leer el futuro. mos dejarlo vivir! Un oráculo había predicho ...
-¡Cállate, pájaro de mal agüero! -le responde Yocasta. -¿Quién lo degolló? ¿Lo mató realmente? ¡Quiero saber!
Pero Tiresias ha dicho la verdad: pas~n los meses, los años y la Yocasta convoca al capitán a quien el rey Layo había encargado
peste causa estragos. En los campos ya no crece cereal alguno. La la siniestra tarea. El viejo soldado baja los ojos y confiesa:
hambruna se instala. El pueblo gime su infortunio y les pide a los -No pude matar al bebé. Le perforé los pies, lo colgué de un
soberanos que actúen. árbol y lo abandoné en el monte Citerón ...
-¡La cólera de los dioses se cierne sobre nosotros! -declara un -¡No! -grita Edipo-. ¡Nol
día Tiresias. Edipo quiere reconstruir toda la verdad, sea cual fuere. El
-¿De veras? -responde Edipo al adivino-o ¡Y bien, ve aDelfas mismo día, convoca a Tiresias y le ordena:
a interrogar los oráculos! Y regresa lo antes posible. -Ve a Corinto. Pide una audiencia con mi padre pólibo ...
-Pólibo -responde el adivino- no es tu padre. Ya lo
En cuanto regresa, el adivino, muy pálido, anuncia: comprendido.
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'c~,,,,·-c·-_d
embargo, Tiresias obedece. De regreso, confirma:
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134 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


palacio, los habitantes de Tebas se reúnen en las calles para ver
eres el hijo natural de los soberanos de Corinto, sino un pasar a su soberano destituido. Allí están Polinices, Eteodes,
niño encontrado en el Citerón por un tal Forbante ... mene. y el hermano de la reina muerta.
viejo pastor aún vive y es convocado al palacio. -Creonte -ffiunnura Edipo-. Te confío el trono y a mis tres
-confiesa-. Yo encontré un bebé que la reina adoptó ... hijos.
en un rincón de la sala del trono, Tiresias agacha la cabeza. -¿Adónde irás, adónde irán? -pregunta Creonte.
Edipo lo acusa con voz aterrorizada: -A Colono ... si su rey tiene a bien recibirnos. Adiós. ¡Que mi
-Tú sabías ... ¡Tú, el adivino, lo sabías todo y no me habías alejamiento disipe las desgracias de Tebas!
dicho nada! y bien, no: el anhelo de Edipo no será realizado. No tardarán
-¿Qué sentido tiene revelar 10 que no se quiere oír? Era ne- en llegar nuevos dramas que enlutarán a Tebas: los dos hijos de
cesario, Edipo, que tú desearas la verdad. Y que la descubrieras Edipo se matarán entre sí por el poder, y Antígona tendrá un fin
mismo. atroz ...
Yocasta se levanta. Mira a Edipo, espantada. ¡Ya conoces la trágica historia de Edipo!
-Así que has matado a tu padre. Y yo, tu mujer, soy tu madre ...
Deja el palacio gritando a la vez su vergüenza y su dolor.
-murmura Edipo aterrado-. Soy dos veces culpable.
, ¡Pobre Edipo! Se acusa de asesinato y de incesto. ¿Pero cómo
habría podido escapar al designio que los dioses le tenían reser-
vado? ¿Es responsable de esos crímenes inscriptos en su destino?
Poco después, una joven envuelta en llantos entra en la sala
del trono. Es Antígona. Antígona: ¡SU hija... y su hermana! Mur-
mura, sollozando:
- Yocasta acaba de ahorcarse, está muerta.
Lleva en la mano el cinturón que debió haber utilizado la rei-
na. Entonces, Edipo agarra la hebilla y, con la punta, traspasa sus
ojos y se los arranca.
-grita Antígona-. ¿Qué has hecho? ¡Ahora estás
ciego! ¿Por qué?
-¡Estaba ciego cuando tenía dos ojos, Antígona! ¿Qué me im-
porta ver ahora? Cuando creemos que decidimos nuestros pasos,
son siempre los dioses los que nos están guiando ...
bien, desde ahora -murmura-, soy yo quien te guiará. Aunque la figura de Edipo es mencionada por primera vez en
Con los ojos ensangrentados, Edipo se aferra al brazo de An- La Odisea, de Hornero) llega a su celebridad con las tragedias del
tígona, quien jura que ya no lo abandonará. Y mientras se alejan dramaturgo Sófocles (siglo V a. C.).
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II11straci6n de portada:
MARIANO RAMOS.
HOMERO
VielZlQ love"
LS.B.N.: 956-12-1157-2.
29" edición: Abril del 2004.

LA Obras Escogidas
J.S. B.N.: 956· 12-1296-1.
30" edición: Abril del 2004.

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Derechos exclusivos de la presente adaptación
Adaptación de reservados para lodos los países.
Editado por
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Los Conqu istadores 1700. Piso 17.
Teléfono 3357477. Fax 3357545.
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General Gana 1486. Santiago de Chi le.

o
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136 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


pero dejémoslo y cuéntanos por qué países y mares
en son de guerra, saqueando y robándonos las mu-
has andado errante, qué hombres has visto y, sobre
jeres. Quería yo que saliéramos de allí 10 más pronto
todo, por qué sollozas cuando oyes cantar lo que su-
posible pero mis compañeros no me escucharon,
j

cedió a los dánaos en Troya.


dedicándose a beber y a gozar y matar animales y
comérselos, y esto trajo como consecuencia que los
deanes que nosotros habíamos saqueado fueran a
buscar a otros cicones que vivían más adentro de la
Canto noveno isla, gente fuerte y aguerrida, y todos se vinieron
contra nosotros. Pudimos resistir durante el alba y
la mañana, pero más tarde los cicones dominaron a
RELATO DE ULISES. LOS CICONES. LOS LO-
TOF AGOS. LUCHA CON EL CICLOPE . los aqueos, matando a seis de cada una de las na~es.
Sólo los de mi nave logramos huir.
"Remamos mar adentro, tristes, pero alegres, por
-Ilustre Alcínoo -comenzó Ulises-: veo que otra parte, contentos de haber salvado la vida; llamé
sientes deseos de saber ~lgo de los infortunios que a tres veces por su nombre a los que habían sucumbido
mí me hacen sollozar y voy a satisfacerle ese deseo, víctimas de los cicones y luego Zeus lanzó un hura-
ya que tan bondadoso has sido conmigo, así como tu cán que cubrió de nubes el mar, cayendo la noche.
mujer. Soy Ulises, hijo de Laertes, y mi ingenio y Las naves corrieron sin rumbo y durante dos días
fama son conocidos de muchos. Vivo en ltaca, una estuvimos sin ver ni saber nada. Cuando la Aurora
ciudad que se ve desde el mar, al pie del monte Néri- dio nacimiento al tercer día, pudimos desplegar las
to,con islas cubiertas de bosques alrededor. La mía es velas, en tanto los pilotos dirigían las naves. Habría
la más baja y separada de las demás, hacia el po- llegado con felicidad a la tierra paterna si las olas,
niente. Antes de llegar aquí, la ninfa Calipso me tuvo la corriente y el Bóreas no nos hubieran desviado,
prisionero con el deseo de hacerme su marido, y 10 echándonos más allá de la isla Citeres.
mismo ocurrió con la maga de' Eea, Circe, aunque "Durante nueve días tuvimos viento en contra y
ninguna de las dos logró convencerme. Pero mejor al décimo arribamos al país de los lotófagos, que se
te contaré todo desde el principio, desde '·el momento alimentan de flores. Avanzamos tierra adentro, hici-
de mi salida de Troya, con todos los peligros a que mos aguada y regresamos a las naves para comer.
me expuso Zeus. Al partir de Troya llegué, llevado Después envié dos hombres y un heraldo para que
por los vientos, al país de los deones, donde entramos explorasen y vieran qué gentes había allí. Los expe=

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dicionarios encontraron a los habitantes, que les ob- meneas. Llegada la noche nos dormimos muy tranqui-
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sequiaron con lotos y frutas tan dulces que los que los. Al siguiente día, temprano, reuní a mis gentes y
las probaban sentían deseos de quedarse allí. Tuve les dije que se quedaran ahí por un rato mientras yo
que llevármelos a la fuerza, llorando, a los barcos, averiguaba quiénes eran esos hombres. Avanzamos
donde los até, apresurando a los compañeros para a fuerza de remos y llegamos a la costa, donde des-
que se embarcaran inmediatamente. cubrimos una caverna y numerosos ganados y reba-
"Continuamos y llegamos al país de los cíclopes, ños. Estaba todo cercado por un muro de piedra y
gigantes que no trabajan en nada; todo nace allí sin árboles. Vivía allí un gigante, verdadero monstruo
que nadie se preocupe de ello: el trigo, la cebada, que no parecía un hombre sino una de esas cimas
las viñas. Los cíclopes no deliberan; viven en las boscosas que hay en las montañas.
altas montañas y cada uno establece sus normas de "Ordené a los compañeros que se quedaran cerca
vida para su familia, sin preocuparse de los otros. del navío y con una docena dé los mejores fui hacia
"Delante del puerto hay una isla cubierta de ve- aquel lugar. Llevaba un odre de vino muy dulce,
getación, donde viven cabras monte<::es. La isla apa- bueno para mantener las fuerzas cuando hubiese
recía deshabitada, pues los cíclopes, como viven solos, dificultades. Llegamos, pero no estaba 'el gigante; en-
no tienen naves ni artesanos que las construyan. tramos en la cueva y vimos una gran cantidad de
También ofrece la isla un puerto que tiene al fondo quesos colocados en unas bandejas hechas de cañas;
una corriente de agua que sale de una caverna y los establos se veían llenos de corderos y cabritos y
la leche se salía de las vasijas, tan llenas estaban.

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 137


hace crecer un bosque de álamos. Desembarcamos
en ese lugar y después de atracar nos quedamos dor- Mis compañeros me pidieron que les dejara tomar
midos, esperando el alba. algunos quesos antes de volver a las naves, pero no
consentí. Deseaba primero tener una conversación
"Cuando amaneció hicimos una exploración de la
con el gigante, sin saber que su presencia iba a tener
isla: las ninfas, hijas de Zeus, hicieron levantar de
un efecto desastroso para nosotros.
sus refugios las cabras, bocado. excelente para mí y
mis compañeros; comenzamos la cacería con el resul- "Encendimos fuego, hicimos un sacrificio a los dio-
tado de cazar varias que satisfacían cómodamente ses y,esperando al gigante, probamos los quesos.
nuestros deseos. A cada una de las doce naves le di- Llegó. Traía una carga de leña, que tiró al suelo;
mos nueve cabras y a la mía le tocaron diez. Pasamos movió las ovejas que iba a ordeñar; levantó una
el día comiendo y bebiendo~ mientras mirábamos la enorme piedra con la que cerró la entrada y luego
tierra de los cíclopes y el humo que salía de sus chi- ordeñó sus animales, hecho 10 cual se ocupó en cua-

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138 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


jar la mitad de la leche obtenida, colocando todo en ~1 Al amanecer el gigante encendió fuego, ordeñó
cestos de mimbre, guardando la otra mitad en unas las ovejas y luego se apoderó de otros dos de mis
vasijas. Terminó las tareas y encendió el fuego y compañeros y se los comió. Después levantó la pie-
entonces nos vio y nos preguntó quiénes éramos, si dra, hizo salir a las ovejas y cabras y volvió a cerrar,
negociantes o piratas. Su voz nos dio un poco de yéndose con sus animales, a los que parecía mane-
miedo, pero le contesté: jar por medio de un pito; entretanto, yo buscaba la
"-Somos aqueos y venimos de Troya. Quisiéra- manera de vengarme del monstruo. La hallé: el gi-
mos volver a nuestras casas, pero Zeus nos ha reser- gante tenía allí una gran maza de madera verde,
vado otros destinos y aquí -estamos, esperando que de la que saqué un trozo como de una braza, hacien-
nos recibas como huéspedes. Varón poderoso, no ol- do en seguida que mis compañeros quitaran la corte-
vides respetar a los dioses. za y lo pulieran. Luego agucé la punta, la endurecí
"Pero el maldito gigante me gritó: al fuego y oculté la estaca bajo el estiércol de los
"-Eres un imbécil al aconsejarme que respete animales. Dije a los compañeros que se sortearan
a los dioses. A los gigantes les importan muy poco para ver quiénes iban a clavarla conmigo en el ojo
los inmortales: los cíclopes somos superiores a ellos. del cíclope cuando estuviese dormido. Cinco se com-
Pero, dime, dónde has amarrado tu nave. prometieron conmigo. Al anochecer llegó el gigante,
"Mentí ,al contestarle que Poseidón había destrui- entró todos sus animales, cerró la entrada e hizo el
do mi embarcación contra las rocas de la costa y que ordeño y después se apoderó de otros dos hombres
por casualidad nos habíamos salvado; pero el mons- y se los comió. Cuando terminó me acerqué a él con
truo casi no me oyó: dio un salto, cogió a dos de un cuenco de vino y se lo ofrecí diciéndole que to-
mis compañeros y los azotó contra el suelo, tan vio- mara, que le haría bien después de la carne que
lentamente que los sesos saltaron para todas partes. había comido; así sabría la buena bebida que llevá~
En seguida los descuartizó y los cocinó, comiéndo- bamos. El monstruo tomó el vino y se 10 bebió de un
selos hasta las médulas. Imploramos a Zeus, llorando, trago; quiso repetir, diciendo que le parecía muy
y el cíclope, una vez terminado él bestial banquete, bueno, y me solicitó que le dijera mi nombre. Le
se acostó en el fondo de la caverna, en medio de sus serví otro buen trago y se 10 tomó, y me pidió otro,
ovejas. Pensé acercarme y atravesarle el· pecho con y cuando se hubo tomado el tercero le dije que todo
la espada, pero cambié de idea, pues si lo mataba el mundo, mis compañeros y mis familiares, me co-
no podríamos sacar la piedra de la entrada. Sollo- nocían por el nombre de Nadie. Lo oyó y se tendió
zando esperamos la llegada de la Aurora.. a dormir, vencido por el poder del vino. Era el mo-

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mento. Puse la estaca en el fuego para que se ca~ demás; podía salir bien abrazado al cuerpo, aunque
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lentara bien y animé a los compañeros. Cuando la por debajo.


punta de la estaca estaba por arder, la saqué del "Aguardamos la mañana, y el gigante, dando gran-
fuego y mis compañeros pusieron la punta sobre el des suspiros, se dedicó a sacar los carneros mientras
único ojo del cíclope y la empujaron hacia abajo, las ovejas bal~ban en los encierros. Abrumado por el
mientras yo, con todas mis fuerzas, la removía, ha- dolor, pasaba la mano por el dorso de los animales,
ciendo salir del ojo un chorro de sangre. La pupila sin poder descubrir a los hombres que iban bien
chirriaba, contrayéndose, en tanto el cíclope daba sujetos y ocultos entre la tupida lana. Por fin avan-
unos horrendos gritos, sacándose en seguida la es- zó el último, mi macho y yo, y Polifemo le dijo,
taca, que tiró lejos, comenzando a llamar a los otros tanteándolo:
cíclopes, que acudieron de todas partes preguntando
"-¿Por qué sales el último, tú que siempre sales
desde afuera el motivo de semejante vocerío.
el primero para ir a mordisquear antes que nadie el
"-¿Qué te pasa, Polifemo? ¿Por qué gritas? ¿Al-
sabroso pasto? ¿Acaso estás triste por lo que le ha
guien te robó los animales o quiere matarte?
ocurrido a tu dueño?
"Desde adentro de la caverna el gigante contestó
"Dejó salir al camero y m-e solté para poder des-
que Nadie 10 estaba matando y entonces los otros
atar a los demás compañeros, llevándonos los corderos
cíclopes le gritaron que si nadie 10 mataba era que
a las naves, donde ordené que remaran inmediata-
Zeus le había enviado alguna dolencia y que nada
mente luego de haber embarcado los animales. Pero

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 139


se podía hacer. "¡Invoca a Poseidón!", le aconseja-
apenas nos alejábamos se me ocurrió gritar algunas
ron, y se fueron, mientras yo me reía del engaño que
bromas al cíclope, y éste, furioso, arrancó la parte
le había hecho al darme el nombre de Nadie. Poli~
superior de uria montaña que por ahí había y nos
femo, quejándose, fue a tientas hasta la entrada y sa-
la tiró, tan cerca de la nave que ésta casi zozobró en
có la piedra, sentándose allí con los brazos extendi-
el remolino que se produjo, echándonos de nuevo
dos, con la intención de agarra,r a quien intentara
hacia la costa. Empuñé el timón, con una percha
escapar. Pero nosotros no íbamos a hacer semejante
aparté la nave y mis hombres remaron con todas
tontería. Se me ocurrió utilizar los carneros del cí-
clope, grandes y gordos, y los fui atando de a tres sus fuerzas. Ya alejados, me dispuse a burlarmE> de
para que el del medio pudiera llevar a uno de los nuevo de Polifemo, aunque mis compañeros se opo-
hombres y los otros dos disimularan al que se sal- nían, pero insistí y le grité:
vaba. Por mi parte elegí un macho mayor que los "-Si alguien te pregunta, cíclope maldito. quién

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140 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


te reventó el ojo, dile que fue Ulises, hijo de Laertes las nubes oscuras, Zeus, aunque el Olímpico planea-
y rey de Itaca. ba la destrucción de los bajeles y de su tripulación.
"-¡Ay de mí! ~exc1arnó el gigante, dando un ~~Pasamos el día comiendo y bebiendo; nos acoS-
alarido-. Se han' cumplido los pronósticos. E1 adi- tamos y a la madrugada nos levantamos, embarca-
vino TéIemo me anunció que quedaría ciego por mos y los hombres soltaron amarras, reanudando la
culpa de Ulises. Pero yo esperaba un individuo for- navegación, contentos de habernos librado y tristes
nido y resulta que el que me destrozó el ojo es un por la pérdida de tantos compañeros.
hombre insignificante que se valió del vino para in-
utilizarme. Vuelve y pediré a mi padre, el dios que
hace temblar la tierra, que te guíe. Sólo él, si quiere,
podrá curarme.
"Le contesté que me habría gustado quitarle no Canto décimo
sólo el ojo sino la vida, y entonces el cíclope dirigió
a Poseidón esta súplica: LOS ODRES DE EOLO. LOS LESTRIGONES.
'1--':'Poseidón, dios de la cabellera sombría, escú- EN PODER DE CIRCE
chame, soy tu hijo: concédeme que no regrese a su
casa. Ulises, y si está decidido que vuelva a ver a los
suyos, que tarde mucho tiempo, que sufra muchas "Arribamos después a Eolia, tierra de Eolo, isla
penalidades, que pierda a todos sus compañeros y flotante rodeada de un muro de bronce y de un ro-
que encuentre la desgracia en su palacio. quería liso. Eolo tiene doce hijas y doce hijos casa-
"El dios de la cabellera sombría oyó la súplica y dos entre sÍ. Viven al lado de su padre y de su ma-
Polifemo tomó otra piedra de enorme tamaño y dre y los días son para ellos de constante alegría.
la hizo caer muy cerca de la popa, provocando un re- Llegamos allí y Eolo me prodigó sus atenciones du-
molino que lanzó otra vez· la na~ecerca de la orilla. rante un mes, informándose de mis aventuras, pues
Pero salvamos este peligro y llegamos a la isla en le conté todo. Al marcharme me dio un odre hecho
que estaban las otras naves y los compañeros l1oran~ de cuero y Heno de los vientos, cuya guarda le ha
do. Sacamos a tierra los navíos, desembarcamos to~ dado U rano, autorizándolo para animar a éste o
dos y repartí los animales de modo que todo el mun- tranquilizar al otro. Ató el odre en la cala de la na-
do quedó contento. Me di,eron el macho que me ve para que no soplase ningún viento contrario du-
había salvado y yo 10 sacrifiqué en honor del dios de rante la navegación y s{>10 el Céfiro favoreciera la

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VielZlQ love"
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29" edición: Abril del 2004.

LA Obras Escogidas
J.S. B.N.: 956· 12-1296-1.
30" edición: Abril del 2004.

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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 141


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142 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


"-He venido, hijo de Peleo, el más valeroso de que, apenas se inclinaba, el agua desaparecía, y el
los aqueos -le repliqué-, a consultar a Tiresias; segundo empujando siempre hacia arriba un peñas-
aún no he podido llegar a mi país. Pero quiero decir- co que en el último momento, cuando ya pareCÍa que
te, Aquiles, que ningún hombre ha sido más feliz que 10 haría llegar a la cumbre, caía de nuevo.
tú: cuando vi vías te honrábamos como a un dios y "No me detuve más y regresé a la nave, donde
ahora reinas sobre los muertos. ordené que se soltasen las amarras. La corriente nos
"-No me consueles, ilustre U-Eses -repuso casi llevó sobre el río Océano, favorecidos por una buena
con violencia-, de haber muerto. Preferiría ser un brisa.
siervo a mandar entre los que no viven. Pero hábla-
me de mi hijo y dime si llegó a ir a la guerra o desis-
tió de participar en la contienda. Háblame también
del intachable Peleo.
"-Nada puedo decirte del irreprochable Peleo Canto duodécimo
-le contesté-, p.ero te diré 10 que sé de tu hijo.
Fue conmigo al combate y no se quedaba atrás. Cuan-
AVENTURAS CON LAS SIRENAS. ESCILA Y
do salimos del falso caballo en la gran plaza troyana,
CARIBDIS. LOS GANADOS DE HELIOS
los jefes se limpiaban las lágrimas y les temblaban
las rodillas, pero a él jamás lo vi ni siquiera palide-
cer. Después de saquear la acrópolis de Príamo se "Después de abandonar el río y navegar sobre
embarcó sin herida alguna y con un buen botín. las olas del mar, la nave llegó a la isla de Eea, resi-
"El espíritu de Aquiles se fue feliz de saber que dencia de la Aurora y del dios Helios, isla donde de-
su hijo se distinguía entre los guerr·eros. Las demás cidirnos encallar el baJel y desembarcar y dormir
almas se veían afligidas y sólo la de Ayax, el hijo hasta el alba. Al día siguiente, tan pronto amaneció,
de Telamón, permanecía ap~rtada; todavía sentía envié a mis compañeros a la mansión de Circe para
hacia mí el rencor de haberle yo ganado en el juicio que recogieran el cuerpo de Elpenor, que quemamos
que se celebró para adjudicar las armas de Aquiles. en una pira junto con sus armas y en el sitio más
Le dirigí algunas palabras conciliadoras, pero se apar- alto. Consumido todo, alzarnos un túmulo con una
tó del lugar y fue a reunirse con los otros espíritus. inscripción y plantarnos un remo de la nave. Al saber
Vi a Tántalo y a Sísifo, el primero de pie en una la diosa -nuestro regreso, acudió con numerosas sir-
laguna de agua clarísima que no podía beber, ya vientas que traían pan, viandas y vino color de

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llama. Nos habló, tratándonos de desdichados que rigir el navío: aHí vive Escila, que aúlla noche y
habíamos estado en el dominio de Hades y por eso día con la voz de una perra recién nacida; tiene
íbamos a morir dos veces. doce patas y seis cuellos larguísimos con otras tantas
"-Comed y bebed todo el día -agregó-, pues horribles cabezas de amenazadores dientes. Una par-
tan pronto asome la Aurora volveréis a navegar. Yo te del cuerpo está oculta en la cueva, pero las cabe-
daré las instrucciones esta vez para que. no padezcáis zas las saca fuera, apoderándose de los delfines y
más. perros de mar que se atreven a pasar por ahí. No
"Nos dispusimos a obedecerle, y cuando los com- hay marino que pueda haber cruzado ese lugar sin
pañeros se fueron, Circe, tendiéndose a mi lado, me perecer. Muy cerca hay otro escoBo, menos elevado,
pidió que le contara todo 10 ocurrido. Lo hice y des- y en 10 alto de él crece una higuera silvestre; al pie,
pués de oírme me dio estas recom·endaciones: sin embargo, vive la famosa Caribdis, que traga las
"-Escucha, Ulises, 10 que vaya decirte y que no aguas del mar tres veces por día y otras tres veces
se te olvide: primero llegarás al país de las sirenas. las devuelve con un tremendo ruido. Ahí debes ma-
Viven ·en unas praderas cubiertas de cuerpos huma- niobrar para que tu nave pase rápidamente.
nos en descomposición y, por supuesto, no deberás "Una vez que Circe terminó de hablar le pregunté
detenerte. Puedes escucharlas, aunque sólo después después de librarme de la maldita Caribdis, no
de que te hayan atado al mástil y con lazos muy podría yo atacar a Escila cuando se echara sobre
fuertes. Y si, cuando las oigas, suplicas a tus compa- mis hombres, a 10 que me respondió:

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 143


ñeros que te suelten, deberán apretar más tus lazos. "-Insensato, no piensas más que en luchas y ba-
No te diré cuál ruta debes seguir una vez que pases tallas y creo que no echarías pie atrás ni siquiera
ese mar, pero sí te diré que hay dos enormes rocas ante el mismo Zeus. Escila no es una criatura mor-
a plomo; una de ellas no puede ser rozada ni por tal, sino un azote inmortal, un monstruo al cual no
aves, pues caen muertas; al pie y cerca de la otra las se puede combatir y del que tampoco se puede huir.
olas y remolinos se llevan naves y marinos como si Si te encuentras en apuro llama a Crateis, madre de
fueran plumas. Sólo un navío de alto bordo pudo es la única que puede ayudar a alguien. Pa-
pasar por allí, el Argos, cantado por los aedos cuando sadosesos peligros, l1egará tu nave a la isla TrÍna-
volvió del país de Aletes, y habría sido destrozado cría, lugar en donde verás pastando rebaños de ani-
si Hera no 10 hubiese hecho pasar, movida por el males que pertenecen al dios Helios: vacas, ovejas}
cariño que tenía a ]asón. En la mitad de una de las siete mánadas de cada una y cada manada con cin-
rocas se abre una caverna y hacia ese lado debes di- cuenta animales que no se reproducen ni mueren y

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que son pastoreados por dioses y ninfas. Si tú o tus en seguida sobre la nave una gran cantidad de espu-
marineros no tocáis los animales, pasarás tranquila- ma y ruido de oleaj-e, tan fuerte que los hombres
mente, pero si les hacéis algo, cualquier cosa, tú y tu casi no podían remar, y cuando menos lo pensamos
nave terminarán en el fondo del mar, y si logras li- el navío se detuvo: los remos no servían para nada.
brarte de la muerte, llegarás a tu país muy tarde y Les di nuevos remos y los animé, recordándoles có-
en estado miserable. mo habíamos pasado por otros peligros peores.
"Cuando Circe terminó de hablar amaneció y en- "-Remad vigorosamente -les dije- y probare-
tonces me dirigí a la nave y di órdenes de que zarpá- mos que Zeus está con nosotros. Tú, piloto, guía
ramos. Navegamos a remo al principio y después con para afuera de esta espuma y este oleaje;
una brisa que hinchó nuestro velamen. Comuniqué . "No quis'e, sin embargo, hablarles aún de 10 que
a mis compañeros los peligros a que estaríamos ex- nos esperaba en las rocas de Escila y Caribdis, p!les
puestos y pronto llegó la nave a la isla de las sirenas habrían dejado de remar. Pero en ese instante come-
y terminó la brisa y tuvimos que echar mano a los tí una estupidez, olvidando los consejos de Circe:
remos. Entonces tomé trozos de cera que ablandé me puse mi armadura y tomé mi espada y mi jaba-
un poco al sol y fui tapando los oídos de mis com- lina, colocándome en la proa de la nave, desde donde
pañeros, a quienes pedí que' me ataran al mástil, podía descubrir primero la aparición de las dos ro-
rogándoles que si les pedía que m'e desataran, me cas, especialmente la de Escila, que me parecía más
ataran más fuerte. Nos acercamos, Y las sirenas, al peligrosa. Dejé de mirar hacia allá y miré para el
ver llegar la nave, dejaron oír su dulce y armonioso lado en que estaría Caribdis, y resultó que llegamos
cantar: y, mientras yo miraba hacia esta última roca, Escila
"-Ven, Ulises, gloria de los aqueos, deja de remar me arrebató seis hombres, los mejores bogadores.
y que tú y tus compañeros se acerquen a escuchar Tan rápidamente o~urrió esto, que sólo pude ver a
nuestros cantos. Con ellos te enseñaremos muchas los hombres pataleando en el aire y gritando, mien-
cosas. Sabemos 10 que han sufrido los griegos y los tras el monstruo los devoraba ante nuestra vista.
troyanos. "Pasamos con sólo la pérdida de esos hombres y
"Era un hermoso canto e hice una señal para que poco después llegamos ante Trinacria, donde pudi-
mis marineros me soltaran, con 10 cual me ataron mos ver pastar las hermosas vacas y ovejas del dios,
más firme, ya que ellos no oían. Pasamos pronto, ya cuyos balidos y mugidos se oían desde el mar. Re-
que remaban fuerte, y entonces me desataron y sa- cordé 10 que me habían aconsejado Circe y Tiresias
qué de sus oídos la cera que les había puesto. Vino y previne a mis compañeros que se abstuvieran, por

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mucha hambre que sintieran, de tocar a esos anima- to de lo que debía hacer. Entretanto, después de
les en caso que desembarcáramos, 10 que no permi- internarme yo tierra adentro, Euríloco habló a los
tiría hacer, sin embargo. Euríloco, siempre impulsi- hombres y les dij o:
vo, me reconvino: "-Oídme, amigos: todas las muertes son odiosas,
"-No comprendo por qué, Ulises, duro de cora- pero la muerte por hambre es la peor. Apartemos
zón, quieres impedir a la tripulación que baje, mate algunos de los mejores animales de Helios y hagamos
uno o dos de esos animales y pueda recuperar sus un sacrificio a los dioses. Cuando lleguemos a Haca
fuerzas. Viene la noche y ¿qué haremos, agotados levantaremos a este dios un santuario, y si sucede
de cansancio, si viene un temporal contra nuestra que quiere castigarnos por matar sus animales, por
nave? Acerquémonos a la costa, comamos algo ahí 10 menos habremos comido.
y al alba embarcaremos nuevamente. "Los consejos de Euríloco fueron seguidos por Jos
"Los marineros apoyaron a Euríloco y contesté hombres, que apartaron algunos de los animales, los
que aceptaba desembarcar, pero que debían jurarme degollaron y los descuartizaron, haciendo en seguida
que no tocarían los rebaños de Helios, debiendo con- una buena hoguera; en ella pusieron a asar las vísceras
tentarse con los alimentos que nos había dado Circe. y, como no tenían vino para echar sobre las ofren-
Algo terrible vendría contra nosotros si tocábamos das a los dioses, echaron agua. Después de comerse
esos animales. las entrañas pusieron las piernas en asadores sobre el
"1\1e prometieron no acercarse a ellos y di orden fuego. Yo, que me había quedado dormido después

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 145


de atracar a un puerto que ofrecía un buen anclaje de mi súplica, desperté y volví a la nave, sintiendo
y agua dulce. Allí cenamos y bebimos y recordamos desde lejos el olor de la carne que se asaba. Suspi-
a nuestros compañeros desaparecidos. Cerca del ama- rando, me dirigí a los dioses, acusándolos de haber-
necer se formó una tormenta y llevamos la nave ha- me mandado el sueño en los momentos en que los
cia una gruta en donde solían danzar las ninfas. Allí hombres hacían aquella tremenda estupidez.
volví a rogar a mis compañeros que no tocaran los ~'Lampetia, la mensajera del velo suelto, había ido
animales: de otro modo correríamos grave neligro. corriendo a ver a Helios Hiperión, contándole 10 que
Me dijeron que no los tocad'Bn, pero fueron pasando mis' hombres habían hecho. Se quejó el dios ante
los días y se acabaron las provisiones y entonces re- Zeus, pidiendo que yo y mis compañeros fuésemos
currieron a la pesca y a la caza de a ves; esto no castigados, amenazando con que si no le hacían jus-
bastó y decidí intern'arme en la isla. y suplicar a los ticia se iría a vivir al reino de los muertos, en donde
dioses para que alguno de ellos me iluminase respec- alumbraría las eternas sombras. Pero Zeus le dijo:

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"-Por favor, continúa desparramando tu luz so- correa a un palo y cuando éste cayó al mar me senté
bre los inmortales. Y o me encargaré de que aquellos encima y me dejé llevar a la deriva. No sé cuánto
hombres lleven 10 que merecen. duró esto, pero al Céfiro sucedió el Noto y éste me
"Palabras que después m,e fueron contadas por llevó hacia las rocas de Escila y Caribdis en los mo-
Calipso, a quien se 10 contó el mensajero H'ermes. mentos en que ésta tragaba el agua, cosa que me
Al llegar a la nave busqué a los hombres y los re- obligó a dejar el palo y tomarme de la higuera sil-
prendí severamente, pero ya 10 hecho no tenía re- vestre, donde quedé colgando como un murciélago,
medio y entonces ocurrieron cosas maravillosas: las sin tener dónde 'afirmar los pies. Resistí hasta que
pieles de los animales muertos adquirieron vida, pues el monstruo vomitó el agua que había tragado y con
se movían erizando o bajando la pelambre, y la ella el mástil, al que l<?gré tomarme de nuevo y re-
carne empezó a mugir en los asadores en que estaba mar con las manos. Debo agradecer al padre de los
colocada. Todo esto no impidió que mis compeñeros dioses que Escila no me viese; de otro modo, no
se la comiesen a bocados enormes, entregándose a estaría contando el cuento.
banquetes que duraron seis días, pues los animales "Durante nueve días y nueve noches fui arras-
eran realmente gordos y grandes. Al séptimo día, trado por las olas para acá y para allá, hasta que al
como dejara de soplar el huracán, nos hicimos mar décimo día los inmortales consintieron en que pudie-
adentro, izando las velas. ra llegar hasta la isla Ogigia, en donde fui recibido
"Apenas dejábamos la tierra y cuando ya no veía- por Calipso, la diosa de los hermosos bucles, que ya
mos la isla, una nube sombría enviada por Zeus se antes me había llenado de atenciones, aunque no
colocó justamente encima del navío, a la vez que quería que me fuese. No contaré 10 demás, pues ya
el mar se tornaba negrísimo. La nave se detuvo e 10 saben.
inmediatamente llegó el Céfiro con unos torbellinos
que rompieron el aparejo y derribaron el mástil, ma-
tando al piloto. Zeus lanzó su~ truenos y relámpagos,
además de un rayo que cayó sobre la nave, llenán-
dola de olor a azufre y despidiendo a los hombres
hacia el mar. Los hombres desaparecieron entre las
obscuras 'aguas. Continué en la cubierta, yendo de
un lado a otro, y de pronto una enorme ola se vino
encima e hizo pedazos la quilla. Había atado una

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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 147

LA GRECIA CLASICA
EL CICLOPE
HESIODO : lo Teo-;¡on(o. los Trobalos y 10$ oros_ (XI)
El Eteudo do I1croklcs. - t-1fRONOAS . lO$ Mimos.
TEOFRASTOS. los COrclctcrc s. ESCRITORES ERO- Contra el amOl' no hay remedio alguno, Nikias, a
ncos GRIEG OS (po~s(a oIlGm.ónlica) . AI~ o. mi juicio, ni ungüento, ni polvo; tan sólo el comercio
con las Piérides. Este sí es uno, y dulce y agradable.
Safo ( rinna. Ibikos, Kori nna. Anak,eón J. y a la dispos ic ión está de los hombres, bien que el en-
P-UCOllCOS GRIEGOS . Teókritos y Seudo- Teó- contrarle no sea cosa fácil. Tú lo sabes muy bien, si no
krlt05. MOle os y Seudo - M05Ch05. Bión y Seu· me equivoco; tú, que, además de médico, eres, más
do . 816n y otro 5. que ningún otro, querido por las nueve Musas. En todo
caso este remedio era el único que le iba bi en a nues-
tro Cíclope, al antiguo Polifemo, cuando estaba ena-
morado de Galatea en aquel tiempo en que una barba
naciente revestía sus labios y sus mejillas. Su amor no
Tf\A DUCOIO, O'tl ' se manifestaba mediante regalos de manzunas, de ro-
1'/1 W}l1 AIIE8 y , OTA" sas ni de bucles de cabellos, sino mediante verdaderos
OR transportes; todo lo demás le parecía accesorio. Mu-
JUA ' B . BER A chas veces, sus ovejas volvieron solas. luego de pastar,
al establo, mientras él se consum ía cantando para Ga-
latea, sobre la orilla cubierta de algas, y ello desde
el alba, llevando en el fondo del corazón una cruel
herIda que la poderosa KIprls le había hecho, hundién-
dole un dardo en lo más profundo de su ser. Pero en-
contró un remedIo: sentado en una elevada roca y con
los ojos vueltos hacia el mar, cantaba así :
Blanca Gala/.ea, ¿por qué rechazas al que te ama, tú,
más blanca a las miradas que la l eche cuajada, más dul-
ce que el cordero , más fogosa 11 viva que la ternera,

'D'Clon'S~/BtR'CIIS
más lustrosa qu.e la u v a venlef JP01' qué t e 1Jase(!.~ POlO
aquí como haces cuando el dulce sueño me ha v encido,
11 te vas en Cltanto ves que m e abando111l. huyendo com o

APARTADO 8.0B5.- MADR I D


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148 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

TEOKRITOS 355 356 TEOKRITOS

una oveja cuando ha visto al lobo de gris pelaje Yo r 'r eunirme contigo. Y besaría tus manos, si no querías
empec~ a amarte, joven incomparable, el día que vi-
que besase tu boca. Y te llevarla blancas azucenas 1I
r<iste can mi madre (353) a coger flores de Jacinto en tiernas amapolas de rojos p~talos, ~stas que crecen en
la montaña, para lo cual os servf de guía. Dejar de ha- verano y las otras en invierno, por lo que, claro, no
cerlo. tras hab erte v;;;to aún otras veces, he aquí lo quc te las Ilevarill todas a un tiempo. Pero tal cual son
me es hoy absolutamente imposible; imposible, ¡ay!, las cosas, palomita, tal cual son las cosas, aprenderé
aesde entonces. Pero tú en modo alguno te preocupas muy pronto, por lo menos, a nadur, de venir por aquí
d e ello, en modo dguno, por Zeus. (tlgún extranjero que navegue en un barco, con objeto
Yo sé, encantadora criatura, por q~L/J m e huyes . Es de saber qu~ placer podéis encontrar en habitar en el
¡,orque una ceja peluda se extiende por toda mi frente, fondo del agua.
úni ca JI larga, de una oreja a la otra, y porque tengo Ujaló salgas del ¡¡quido elemento, Galatea, y una
en la frente un ojo tan s610, lJ porque una nariz chata vez salida, olvidar como yo hago ahora, sentado aquí.
se levanta soore mi labio. Lo que no impide que con el volver a f·u casa. Ojalá consientas en guardar el
todo ello, tal cual sOll, tenga una cabaña de un millar ganado conmigo, en ordeñar la leche, en hacer que cua-
de ove j as, a las que ordeño 11 de las que saco para be- 1en los quesos tras meter en ellos el agriado cuajo.
oer la leche más nutritiva. En cuanto al queso, no me Ha sido mi madre la que me ha perjudicado, y por eso
falta n i en verano ni en otoño, ni en lo más fuerte me vuelvo contra ella. Jamás te ha dicho una palabra
del invierno, sino que mis cañizos están siempre ates- amable en m i favor. Y ello no obstante verme día tras
tados d e ello.~ . Y s~ tocar la siringa como no es capaz dla enflaquecer. Pues bien, me quejaré de latidos en la
d e hacerlo aquí cíclope alguno. sobre todo cuando can- cabeza y en ambos pies, pura que sienta fastidio, puesto
lO para ti, dulce manzanita queri da, e incluso cuando que tan fastidi ado estoy yo .
lo hago par a m í mismo, con fr ecu encia hasta ya bien ¡Clclope, C!clopel ¡Ad6nde ha huido tu raz6n' SI
avanzada la noche. Crío para ti. once ciervas, todas oro fueses a trenzar cestos y a coger ramas tiernas para
naftas de manchas blancas, como lunas, en la trente ; llevárselas a tu s corderas darlas, sin duda, prueba de
11 además cuatr o 1lequeños oseznos. Ven, pues, a bus- mejor sentido . Ordeña a la que se presenta; ¿por que
carme, que nada p erd erás si lo haces. Deja al glauco persigues a la que te huyer y(t encontrarás otra Gala·
ma'r romperse cont1'a la orilla; estanís mejor en m i an- tea, e incluso quizá mds h ermosa. J 6venes no faltan
tro, cerca de mi, pasando a m i lado las noches, Junto que me invitan a jugar con ellas por la noche. Y todas
a el hay laurel es, esbeltos cipl'eses, hi edra negra; hay estallan d.e risa cuando las escucho. Lo que prueba
una v i ña de dul ces frutos, agua fr esca, brebaje divino que en el país, yo, evidentemente. no pa.~o por un cual-
que el Aitna todo cubierto de árboles deja que llegue qui era,
hasta mí tras fundir su blanca n ieve . .í Qui~n preferiría
a todo esto habitar el mar y las olas? Si yo te parezco He aquí el pasto que Pollfemo daba a su amor: can-
excesivamente velludo, tambi~n tengo abundantes tron- ciones. Y con ello se encontraba mejor que si hubiese
cos de encina y, bajo la ceniza, un fuego que no mue- gastado (en remedios Ineficaces) su dinero,
re, y soportaré que con tus manos (si ello te place) m e
(Juemes hasta el alma, incluso mi l1nico ojo, pese a
5erme más querido que todo.
¡ (lué desgracia que m i madre no m e haya traído al
mundo con b'r anquias! Pues podr ía zambullirme para

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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 149

Las Argonáuticas (4,895-921)


por Apolonio de Rodas
Las Argonáuticas
Cátedra
Traducción de Máximo
Madrid, 1998
Brioso Sánchez

Cuando la Aurora que trae la luz alcanzó el extremo del cielo, ya entonces con la caída
del Céfiro veloz los argonautas subieron desde tierra a sus bancos. De lo hondo sacaron las
anclas, gozosos, y enrollaron, cual se debe, todos los demás aparejos; en lo alto izaron la vela,
tensándola con las cuerdas de la verga. Un viento moderado llevaba la nave. Y prontamente
tuvieron a la vista la hermosa isla Antemóesa, donde las armoniosas Sirenas, hijas de Aqueloo,
destruían con el hechizo de sus dulces cánticos a quienquiera que echase allí las amarras. Las
engendró, luego de estar en el lecho de Aqueloo, la bella Terpsícore, una de las Musas. En
tiempos cuidaron de la poderosa hija de Deo, cuando aún era virgen, acompañándola en sus
juegos. Pero en este tiempo en su aspecto se asemejaban a pájaros en parte y en parte a
doncellas. Siempre acechantes desde la atalaya de un puerto excelente, muchas veces ya en
verdad arrebataron a muchos el dulce regreso con mortal consunción. Y sin más miramientos
también a éstos les lanzaron de sus bocas sus voces de lirio. Y ellos ya iban a arrojar las amarras
desde la nave a la orilla, si entonces el Tracio Orfeo, hijo de Eagro, tensando entre sus manos su
lira de Bistonia, no hubiese hecho resonar la presurosa melodía de un ágil canto, para que a la
vez sus oídos se llenaran del son que él tumultuosamente producía con los golpes de su plectro.
La lira derrotó a la voz de las doncellas. Y al mismo tiempo el Céfiro y la ola sonora, que se
alzaba por la popa, empujaron la nave, y aquellas lanzaban su voz, que ya era confusa. Mas aún
así el noble hijo de Teleonte, Butes, entre los camaradas el único había ya saltado al mar desde el
banco pulido, con el alma hechizada por la armoniosa voz de las Sirenas, y nadaba por entre el
revuelto oleaje para llegar a la orilla, el infeliz: ellas al instante le quitaron el retorno, pero
Cipris, la diosa que vela por Érice y que tuvo lástima de él, lo arrebató por lo alto aun en los
propios remolinos y, acudeiendo benévola, lo salvó para que fuera a morar en el cabo Lilibeo.

La sirena
por Ray Bradbury
Editorial Minotauro Las Doradas Manzanas del Sol
Barcelona, 2006 Traducción de Francisco Abelenda

Allá afuera en el agua helada, lejos de la costa, esperábamos todas las noches la llegada
de la niebla, y la niebla llegaba, y aceitábamos la maquinaria de bronce, y encendíamos los faros
de niebla en lo alto de la torre. Como dos pájaros en el cielo gris, McDunn y yo lanzábamos el
rayo de luz, rojo, luego blanco, luego rojo otra vez, que miraba los barcos solitarios. Y si ellos no
veían nuestra luz, oían siempre nuestra voz, el grito alto y profundo de la sirena, que temblaba
entre jirones de neblina y sobresaltaba y alejaba a las gaviotas como mazos de naipes arrojados
al aire, y hacía crecer las olas y las cubría de espuma.
–Es una vida solitaria, pero uno se acostumbra, ¿no es cierto? –preguntó McDunn.
–Sí –dije–. Afortunadamente, es usted un buen conversador.
–Bueno, mañana irás a tierra –agregó McDunn sonriendo– a bailar con las muchachas y
tomar ginebra.
–¿En qué piensa usted, McDunn, cuando lo dejo solo?
–En los misterios del mar.

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150 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

McDunn encendió su pipa. Eran las Subimos con lentitud los ochenta
siete y cuarto de una helada tarde de escalones, hablando. Arriba, McDunn apagó
noviembre. La luz movía su cola en las luces del cuarto para que no hubiese
doscientas direcciones, y la sirena zumbaba reflejos en las paredes de vidrio. El gran ojo
en la alta garganta del faro. En ciento de luz zumbaba y giraba con suavidad sobre
cincuenta kilómetros de costa no había sus cojinetes aceitados. La sirena llamaba
poblaciones; sólo un camino solitario que regularmente cada quince segundos.
atravesaba los campos desiertos hasta el –Es como la voz de un animal, ¿no
mar, un estrecho de tres kilómetros de frías es cierto? –McDunn se asintió a sí mismo
aguas, y unos pocos barcos. con un movimiento de cabeza–. Un
–Los misterios del mar –dijo gigantesco y solitario animal que grita en la
McDunn pensativamente–. ¿Pensaste alguna noche. Echado aquí, al borde de diez
vez que el mar es como un enorme copo de billones de años, y llamando hacia los
nieve? Se mueve y crece con mil formas y abismos. Estoy aquí, estoy aquí, estoy aquí.
colores, siempre distintos. Es raro. Una Y los abismos le responden, sí, le responden.
noche, hace años, todos los peces del mar Ya llevas aquí tres meses, Johnny, y es hora
salieron ahí a la superficie. Algo los hizo que lo sepas. En esta época del año –dijo
subir y quedarse flotando en las aguas, como McDunn estudiando la oscuridad y la
temblando y mirando la luz del faro que caía niebla–, algo viene a visitar el faro.
sobre ellos, roja, blanca, roja, blanca, de –¿Los cardúmenes de peces?
modo que yo podía verles los ojitos. Me –No, otra cosa. No te lo dije antes
quedé helado. Eran como una gran cola de porque me creerías loco, pero no puedo
pavo real, y se quedaron ahí hasta la callar más. Si mi calendario no se equivoca,
medianoche. Luego, casi sin ruido, esta noche es la noche. No diré mucho, lo
desaparecieron. Un millón de peces verás tú mismo. Siéntate aquí. Mañana, si
desapareció. Imaginé que quizás, de algún quieres, empaquetas tus cosas y tomas la
modo, vinieron en peregrinación. Raro, pero lancha y sacas el coche desde el galpón del
piensa qué debe parecerles una torre que se muelle, y escapas hasta algún pueblito del
alza veinte metros sobre las aguas, y el dios– mediterráneo y vives allí sin apagar nunca
luz que sale del faro, y la torre que se las luces de noche. No te acusaré. Ha
anuncia a sí misma con una voz de ocurrido en los últimos tres años y sólo esta
monstruo. Nunca volvieron aquellos peces, vez hay alguien conmigo. Espera y mira.
¿pero no se te ocurre que creyeron ver a Pasó media hora y sólo murmuramos
Dios? unas pocas frases. Cuando nos cansamos de
Me estremecí. Miré las grandes y esperar, McDunn me explicó algunas de sus
grises praderas del mar que se extendían ideas sobre la sirena.
hacia ninguna parte, hacia la nada. –Un día, hace muchos años, vino un
–Oh, hay tantas cosas en el mar. – hombre y escuchó el sonido del océano en la
McDunn chupó su pipa nerviosamente, costa fría y sin sol, y dijo: “Necesitamos una
parpadeando. Estuvo nervioso durante todo voz que llame sobre las aguas, que advierta
el día y nunca dijo la causa–. A pesar de a los barcos; haré esa voz. Haré una voz que
nuestras máquinas y los llamados será como todo el tiempo y toda la niebla;
submarinos, pasarán diez mil siglos antes de una voz como una cama vacía junto a ti toda
que pisemos realmente las tierras la noche, y como una casa vacía cuando
sumergidas, sus fabulosos reinos, y sintamos abres la puerta, y como otoñales árboles
realmente miedo. Piénsalo, allá abajo es desnudos. Un sonido de pájaros que vuelan
todavía el año 300,000 antes de Cristo. hacia el sur, gritando, y un sonido de viento
Cuando nos paseábamos con trompetas de noviembre y el mar en la costa dura y
arrancándonos países y cabezas, ellos vivían fría. Haré un sonido tan desolado que
ya bajo las aguas, a dieciocho kilómetros de alcanzará a todos y al oírlo gemirán las
profundidad, helados en un tiempo tan almas, y los hogares parecerán más tibios, y
antiguo como la cola de un cometa. en las distantes ciudades todos pensarán que
–Sí, es un mundo viejo. es bueno estar en casa. Haré un sonido y un
–Ven. Te reservé algo especial. aparato y lo llamarán la sirena, y quienes lo

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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 151

oigan conocerán la tristeza de la eternidad y Yo me agaché, sosteniéndome en la


la brevedad de la vida”. barandilla de la escalera.
La sirena llamó. –¡Parece un dinosaurio!
–Imaginé esta historia –dijo McDunn –Sí, uno de la tribu.
en voz baja– para explicar por qué esta –¡Pero murieron todos!
criatura visita el faro todos los años. La –No, se ocultaron en los abismos del
sirena la llama, pienso, y ella viene… mar. Muy, muy abajo en los más abismales
–Pero… –interrumpí. de los abismos. Es ésta una verdadera
–Chist… –ordenó McDunn–. ¡Allí! palabra ahora, Johnny, una palabra real; dice
–Señaló los abismos. tanto: los abismos. Una palabra con toda
–Algo se acercaba al faro, nadando. frialdad y la oscuridad y las profundidades
Era una noche helada, como ya dije. del mundo.
El frío entraba en el faro, la luz iba y venía, –¿Qué haremos?
y la sirena llamaba y llamaba entre los hilos –¿Qué podemos hacer? Es nuestro
de la niebla. Uno no podía ver muy lejos, ni trabajo. Además, estamos aquí más seguros
muy claro, pero allí estaba el mar profundo que en cualquier bote que pudiera llevarnos
moviéndose alrededor de la tierra nocturna, a la costa. El monstruo es tan grande como
aplastado y mudo, gris como barro, y aquí un destructor, y casi tan rápido.
estábamos nosotros dos, solos en la torre, y –¿Pero por qué viene aquí?
allá, lejos al principio, se elevó una onda, y En seguida tuve la respuesta.
luego una ola, una burbuja, una raya de La sirena llamó.
espuma. Y en seguida, desde la superficie Y el monstruo respondió.
del mar frío salió una cabeza, una cabeza Un grito que atravesó un millón de
grande, oscura, de ojos inmensos, y luego un años, nieblas y agua. Un grito tan angustioso
cuello. Y luego… no un cuerpo, sino más y solitario que tembló dentro de mi cuerpo y
cuello, y más. La cabeza se alzó doce metros de mi cabeza. El monstruo le gritó a la torre.
por encima del agua sobre un delgado y La sirena llamó. El monstruo rugió otra vez.
hermoso cuello oscuro. Sólo entonces, como La sirena llamó. El monstruo abrió su
una islita de coral negro y moluscos y enorme boca dentada, y de la boca salió un
cangrejos, surgió el cuerpo desde los sonido que era el llamado de la sirena.
abismos. La cola se sacudió sobre las aguas. Solitario, vasto y lejano. Un sonido de
Me pareció que el monstruo tenía unos soledad, mares invisibles, noches frías. Eso
veinte o treinta metros de largo. era el sonido.
No sé qué dije entonces, pero algo –¿Entiendes ahora –susurró
dije. McDunn– por qué viene aquí?
–Calma, muchacho, calma – Asentí con un movimiento de cabeza.
murmuró McDunn. –Todo el año, Johnny, ese monstruo
–¡Es imposible! –exclamé. estuvo allá, mil kilómetros mar adentro, y a
–No, Johnny, nosotros somos treinta kilómetros bajo las aguas, soportando
imposibles. Él es lo que era hace diez el paso del tiempo. Quizás esta solitaria
millones de años. No ha cambiado. Nosotros criatura tiene un millón de años. Piénsalo,
y la Tierra cambiamos, nos hicimos esperar un millón de años. ¿Esperarías
imposibles. Nosotros. tanto? Quizás es el último de su especie. Yo
El monstruo nadó lentamente y con así lo creo. De todos modos, hace cinco años
una gran y oscura majestad en las aguas vinieron aquí unos hombres y construyeron
frías. La niebla iba y venía a su alrededor, este faro. E instalaron la sirena, y la sirena
borrando por instantes su forma. Uno de los llamó y llamó y su voz llegó hasta donde tú
ojos del monstruo reflejó nuestra inmensa estabas, hundido en el sueño y en recuerdos
luz, roja, blanca, roja, blanca, y fue como un de un mundo donde había miles como tú.
disco que en lo alto de una mano enviase un Pero ahora estás solo, enteramente solo en
mensaje en un código primitivo. El silencio un mundo que no te pertenece, un mundo
del monstruo era como el silencio de la del que debes huir. El sonido de la sirena
niebla. llega entonces, y se va, y llega y se va otra
vez, y te mueves en el barroso fondo de los

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152 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

abismos, y abres los ojos como los lentes de ellos, los ojos del monstruo eran fuego y
una cámara de cincuenta milímetros, y te hielo.
mueves lentamente, lentamente, pues tienes –Así es la vida –dijo McDunn–.
todo el peso del océano sobre los hombros. Siempre alguien espera que regrese algún
Pero la sirena atraviesa mil kilómetros de otro que nunca vuelve. Siempre alguien que
agua, débil y familiar, y en el horno de tu quiere a algún otro que no lo quiere. Y al fin
vientre arde otra vez el juego, y te uno busca destruir a ese otro, quienquiera
incorporas lentamente, lentamente. Te que sea, para que no nos lastime más.
alimentas de grandes cardúmenes de El monstruo se acercaba al faro.
bacalaos y de ríos de medusas, y subes La sirena llamó.
lentamente por los meses de otoño, y –Veamos qué ocurre –dijo McDunn.
septiembre cuando nacen las nieblas, y Apagó la sirena.
octubre con más niebla, y la sirena todavía El minuto siguiente fue de un
llama, y luego, en los últimos días de silencio tan intenso que podíamos oír
noviembre, luego de ascender día a día, unos nuestros corazones que golpeaban en el
pocos metros por hora, estás cerca de la cuarto de vidrio, y el lento y lubricado girar
superficie, y todavía vivo. Tienes que subir de la luz.
lentamente: si te apresuras; estallas. Así que El monstruo se detuvo. Sus grandes
tardas tres meses en llegar a la superficie, y ojos de linterna parpadearon. Abrió la boca.
luego unos días más para nadar por las frías Emitió una especie de ruido sordo, como un
aguas hasta el faro. Y ahí estás, ahí, en la volcán. Movió la cabeza de un lado a otro
noche, Johnny, el mayor de los monstruos como buscando los sonidos que ahora se
creados. Y aquí está el faro, que te llama, perdían en la niebla. Miró el faro. Algo
con un cuello largo como el tuyo que retumbó otra vez en su interior. Y se le
emerge del mar, y un cuerpo como el tuyo, encendieron los ojos. Se incorporó, azotando
y, sobre todo, con una voz como la tuya. el agua, y se acercó a la torre con ojos
¿Entiendes ahora, Johnny, entiendes? furiosos y atormentados.
La sirena llamó. –¡McDunn! –grité–. ¡La sirena!
El monstruo respondió. McDunn buscó a tientas el obturador.
Lo vi todo…, lo supe todo. En Pero antes de que la sirena sonase otra vez,
solitario un millón de años, esperando a el monstruo ya se había incorporado.
alguien que nunca volvería. El millón de Vislumbré un momento sus garras
años de soledad en el fondo del mar, la gigantescas, con una brillante piel correosa
locura del tiempo allí, mientras los cielos se entre los dedos, que se alzaban contra la
limpiaban de pájaros reptiles, los pantanos torre. El gran ojo derecho de su angustiada
se secaban en los continentes, los perezosos cabeza brilló ante mí como un caldero en el
y dientes de sable se zambullían en pozos de que podía caer, gritando. La torre se sacudió.
alquitrán, y los hombres corrían como La sirena gritó; el monstruo gritó. Abrazó el
hormigas blancas por las lomas. faro y arañó los vidrios, que cayeron hechos
La sirena llamó. trizas sobre nosotros.
–El año pasado –dijo McDunn–, esta McDunn me tomó por el brazo.
criatura nadó alrededor y alrededor, –¡Abajo! –gritó.
alrededor y alrededor, toda la noche. Sin La torre se balanceaba, tambaleaba, y
acercarse mucho, sorprendida, diría yo. comenzaba a ceder. La sirena y el monstruo
Temerosa, quizás. Pero al otro día, rugían. Trastabillamos y casi caímos por la
inesperadamente, se levantó la niebla, brilló escalera.
el sol, y el cielo era tan azul como en un –¡Rápido!
cuadro. Y el monstruo huyó del calor, y el Llegamos abajo cuando la torre ya se
silencio, y no regresó. Imagino que estuvo doblaba sobre nosotros. Nos metimos bajo
pensándolo todo el año, pensándolo de todas las escaleras en el pequeño sótano de piedra.
las formas posibles. Las piedras llovieron en un millar de golpes.
El monstruo estaba ahora a no más La sirena calló bruscamente. El monstruo
de cien metros, y él y la sirena se gritaban en cayó sobre la torre, y la torre se derrumbó.
forma alternada. Cuando la luz caía sobre

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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 153

Arrodillados, McDunn y yo nos abrazamos la isla olían a algas. Las moscas zumbaban
mientras el mundo estallaba. alrededor. Las aguas desiertas golpeaban la
Todo terminó de pronto, y no hubo costa.
más que oscuridad y el golpear de las olas Al año siguiente construyeron un
contra los escalones de piedra. nuevo faro, pero en aquel entonces yo había
Eso y el otro sonido. conseguido trabajo en un pueblito, y me
–Escucha –dijo McDunn en voz había casado, y vivía en una acogedora
baja–. Escucha. casita de ventanas amarillas en las noches de
Esperamos un momento. Y entonces otoño, de puertas cerradas y chimenea
comencé a escucharlo. Al principio fue humeante. En cuanto a McDunn, era el
como una gran succión de aire, y luego el encargado del nuevo faro, de cemento y
lamento, el asombro, la soledad del enorme reforzado con acero.
monstruo doblado sobre nosotros, de modo –Por si acaso –dijo McDunn.
que el nauseabundo hedor de su cuerpo Terminaron el nuevo faro en
llenaba el sótano. El monstruo jadeó y gritó. noviembre. Una tarde llegué hasta allí y
La torre había desaparecido. La luz había detuve el coche y miré las aguas grises y
desaparecido. La criatura que llamó a través escuché la nueva sirena que sonaba una, dos,
de un millón de años había desaparecido. Y tres, cuatro veces por minuto, allá en el mar,
el monstruo abría la boca y llamaba. Eran sola.
los llamados de la sirena, una y otra vez. Y ¿El monstruo?
los barcos en alta mar, no descubriendo la No volvió.
luz, no viendo nada, pero oyendo el sonido –Se fue –dijo McDunn–. Se ha ido a
debían de pensar: ahí está, el sonido los abismos. Comprendió que en este mundo
solitario, la sirena de la bahía Solitaria. Todo no se puede amar demasiado. Se fue a los
está bien. Hemos doblado el cabo. más abismales de los abismos a esperar otro
Y así pasamos aquella noche. millón de años. Ah, ¡pobre criatura!
A la tarde siguiente, cuando la Esperando allá, esperando y esperando
patrulla de rescate vino a sacarnos del mientras el hombre viene y va por este
sótano, sepultados bajo los escombros de la lastimoso y mínimo planeta. Esperando y
torre, el sol era tibio y amarillo. esperando.
–Se vino abajo, eso es todo –dijo Sentado en mi coche, no podía ver el
McDunn gravemente–. Nos golpearon con faro o la luz que barría la bahía Solitaria.
violencia las olas y se derrumbó. Sólo oía la sirena, la sirena, la sirena, y
Me pellizcó el brazo. sonaba como el llamado del monstruo.
No había nada que ver. El mar estaba Me quedé así, inmóvil, deseando
sereno, el cielo era azul. La materia verde poder decir algo.
que cubría las piedras caídas y las rocas de

Las Sirenas
por José de La Colina
Aldús
Tren de Historias
México, 1998
Otra versión de la Odisea cuenta que la tripulación se perdió porque Ulises había
ordenado a sus compañeros que se taparan los oídos para no oír el pérfido si bien dulce canto de
las sirenas, pero olvidó indicarles que cerraran los ojos, y como además las sirenas, de formas
generosas, sabían danzar...

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154 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

La Sirena Inconforme
por Augusto Monterroso
Editorial Alfaguara Cuentos, fábulas
México, 1996 y lo demás es silencio

Usó todas sus voces, todos sus Por su parte, más seguro de sí mismo,
registros; en cierta forma se extralimitó, como quién había viajado tanto, esta vez
quedó afónica quién sabe por cuánto tiempo. Ulises se detuvo, desembarcó, le estrechó la
Las otras pronto se dieron cuenta de mano, escuchó el canto solitario durante un
que era poco lo que podían hacer, de que el tiempo según él más o menos discreto, y
aburridor y astuto Ulises había empleado cuando lo creyó oportuno, la poseyó
una vez más su ingenio y, con cierto alivio, ingeniosamente; poco después, de acuerdo
se resignaron a dejarlo pasar. con su costumbre, huyó.
Ésta no; ésta luchó hasta el fin, incluso De esa unión nació el fabuloso
después de que aquel hombre tan amado y Hygrós, o sea, "el Húmedo", en nuestro seco
deseado desapareció definitivamente. español, posteriormente proclamado patrón
Pero el tiempo es terco y pasa y todo de las vírgenes solitarias, las pálidas
vuelve. prostitutas que las compañías navieras
Al regreso del héroe, cuando sus contratan para entretener a los pasajeros
compañeras ni siquiera tratan de repetir sus tímidos que en las noches deambulan por las
vanas insinuaciones, sumisa, con la voz cubiertas de sus vastos trasatlánticos, los
apagada y persuadida de la inutilidad de su pobres, los ricos, y otras causas perdidas.
intento, sigue cantando.

Silencio de Sirenas
por Marco Denevi
Corregidor
Falsificaciones
Buenos Aires, 1984
Cuando las Sirenas vieron pasar el barco de Ulises y advirtieron que aquellos hombres se
habían tapado las orejas para no oírlas cantar (¡a ellas, las mujeres más hermosas y seductoras!),
sonrieron desdeñosamente y se dijeron: ¿Qué clase de hombres son estos que se resisten
voluntariamente a la Sirenas? Permanecieron, pues, calladas, y los dejaron ir en medio de un
silencio que era el peor de los insultos.

Los héroes deben permanecer


Solteros
por Marco Denevi
Corregidor
Falsificaciones
Buenos Aires, 1984
Terrible. Terrible ha de ser para Teseo encontrarse diariamente con la mirada de su mujer
Ariadna. Con esa mirada que le pregunta: ¿Y? ¿Cuándo volverás a matar otro Minotauro? ¿Ya se
te acabó la cuerda? ¿Me casé con un héroe o con quién? ¿Así que esto era el matrimonio?
Cómo hacerle entender que los Minotauros no abundan y que, en todo caso, uno no está
dispuesto a matar todos los días un monstruo.

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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 155

Teseo (frag.)
por André Gide
Nuevas Ediciones de Bolsillo Teseo
Madrid, 2001 Traducción de Ferrán Estevez

Aquellos carretes fueron la causa de la primera disputa entre Ariadna y yo. Quería que se
los entregara y pretendía conservar en su regazo los carretes que me había confiado Dédalo,
aduciendo que era tarea propia de mujeres enrollarlos y desenrollarlos, algo en lo que se
reconocía especialmente ducha, impidiendo así que me ocupara yo de ellos; en verdad, sin
embargo, deseaba ser dueña de mi destino, algo que yo no consentí de ningún modo. Temía
asimismo que, al desenrollarlos a regañadientes para permitirme que me alejara de ella y al
retener el hilo o al tirar de él, me impediría avanzar según mi voluntad. Resistí, a pesar de sus
lágrimas, supremo argumento de las mujeres, sabedor de que cuando uno da el primer paso no
hay vuelta atrás.
El hilo no era ni de lino ni de lana, sino que lo había fabricado Dédalo con un material
desconocido, contra el que ni siquiera mi espada, como lo comprobé, podía hacer nada. Dejé la
espada en manos de Ariadna, resuelto como estaba, después del discurso de Dédalo sobre la
superioridad que confieren al hombre los instrumentos sin los que me habría sido imposible
derrotar a los monstruos, resuelto, decía, a enfrentarme al Minotauro sin más fuerza que la de
mis brazos. En la entrada del laberinto, un porche adornado con la doble hacha que figuraba por
toda Creta, le rogué a Ariadna que no se alejara. Quiso atarme a la muñeca el extremo del hilo
mediante un nudo que se pretendía conyugal; posteriormente me besó en los labios durante un
instante que me pareció interminable. Estaba ansioso por ponerme en marcha.
Me habían precedido mis trece compañeros y compañeras, y entre ellos Pirito; y me
tropecé con ellos, ya en la primera sala, totalmente alelados por los perfumes. He olvidado decir
que, con el hilo, Dédalo me había entregado un retal de tela impregnad con un poderoso antídoto
contra los vapores, instándome a que lo usara a modo de mordaza. Ariadna, en el porche, había
querido apoderarse de él. Gracias a la tela, aun cuando me costara respirar, pude mantenerme
lúcido mientras navegaba por aquel mar embriagador y dominar mi voluntad. No obstante, de
vez en cuando me quedaba sin aliento, pues, ya lo he mencionado, no me siento a gusto más que
al aire libre, y me sentía oprimido por la atmósfera ficticia de aquel lugar.
Mientras desenrollaba el hilo, penetré en una segunda sala, más oscura que la primera;
llegué a otra más oscura aún; y a otra, que sólo pude recorrer a tientas. Mi mano, apoyada contra
el muro, tropezó con el pomo de una puerta que abrí para dejar paso a un haz de luz. Había
llegado a un jardín. Ante mí, en un parterre donde florecían ranúnculos, adonis, tulipanes,
junquillos y claveles, vi al Minotauro, tendido. Por fortuna dormía; habría debido apresurarme y
aprovechar aquel sueño, pero algo me retuvo y detuvo mi brazo: el monstruo era bello. Tal como
sucede con los centauros, cierta armonía aunaba en él a la bestia y al hombre. Era, asimismo,
joven y su juventud añadía un extraño encanto a aquella belleza; me enfrentaba a unas armas
más fuertes que la fuerza y ante las que debería reunir todo mi coraje. No hay mejor modo de
luchar que con la ayuda del odio, pero me resultaba imposible odiarlo. Lo contemplé unos
instantes. Pero abrió un ojo. Y en ese momento vi que era estúpido y comprendí que debía
actuar...
Lo que hice a continuación, lo que sucedió, apenas puedo recordarlo con exactitud.
Aunque conservaba el paño, los vapores de la primera sala habían adormecido mi mente;
afectaban mi memoria y, aunque derroté al Minotauro, no guardo más que un recuerdo confuso,
voluptuoso. Suficiente, pues me niego a librarme a la fantasía. Recuerdo, como en un sueño, el
encanto del jardín, tan embriagador que me era imposible alejar de él mis pensamientos. Y a
regañadientes, por culpa del Minotauro, regresé, rebobinando el carrete, a la primera sala, donde
me uní a mis compañeros.

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156 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

El Minotauro
por Jorge Luis Borges
Emecé
El libro de los seres imaginarios
Buenos Aires, 1998
La idea de una casa hecha para que la gente se pierda es tal vez más rara que la de un
hombre con cabeza de toro, pero las dos se ayudan y la imagen del laberinto conviene a la
imagen del Minotaruo. Queda bien que en el centro de una casa monstruosa haya un habitante
monstruoso.
El minotauro, medio toro y medio hombre, nació de los amores de Pasifae, reina de
Creta, con un toro blanco que Poseidón hizo salir del mar. Dédalo, autor del artificio que
permitió que se realizaran tales amores, construyó el laberinto destinado a encerrar y a ocultar al
hijo monstruoso. Éste comía carne humana; para su alimento, el rey de Creta exigió anualmente
de Atenas un tributo de siete mancebos y de siete doncellas. Teseo decidió salvar a su patria de
aquel gravamen y se ofreció voluntariamente. Ariadna, hija del rey, le dio un hilo para que no se
perdiera en los corredores; el héroe mató al minotauro y pudo salir del laberinto.
Ovidio, en un pentámetro que trata de ser ingenioso, habla del hombre mitad toro y toro
mitad hombre; Dante, que conocía las palabras de los antiguos pero no sus monedas y
monumentos, imaginó al minotauro con cabeza de hombre y cuerpo de toro (Infierno, XII: 1-30).
El culto del toro y de la doble hacha (cuyo nombre era labrys, que luego pudo dar
laberinto) era típico de las religiones prehelénicas, que celebraban tauromaquias sagradas.
Formas humanas con cabeza de toro figuraron, a juzgar por las pinturas murales, de la
demonología cretense. Probablemente, la fábula griega del minotauro es una tardía y torpe
versión de mitos antiquísimos, la sombra de otros sueños aún más horribles.

Asterión
por Jorge Luis Borges
Emecé “Quince Monedas”
Buenos Aires, 1997 La Rosa Profunda
El año me tributa mi pasto de hombres
y en la cisterna hay agua.
En mí se anudan los caminos de piedra.
¿De qué puedo quejarme?
En los atardeceres
me pesa un poco la cabeza de toro.

Epopeya de Edipo de Tebas


por Les Luthiers
Mastropiero que nunca
Buenos Aires, 1979
De Edipo de Tebas
haciendo memoria
os cuento la historia
con penas y glorias,
de Edipo de Tebas.

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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 157

Le dijo el oráculo, La Esfinge de Tebas,


Edipo tu vida al ser derrotada,
se pone movida se ofusca, se enfada
serás parricida, y se hace, y se hace pomada,
le dijo el oráculo. la Esfinge de Tebas.
Seguía diciendo Y sin darse cuenta
si bien yo detesto casado él está
hablarte de esto, con quien saben ya
se viene, se viene un incesto, su propia mamá,
seguía diciendo. y sin darse cuenta.
Sabiendo tal cosa, De sus propios hijos
su padre el rey Layo hay larga secuela
veloz como un rayo y aunque esto le duela
le dijo a un lacayo, Yocasta es abuela,
sabiendo tal cosa. de sus propios hijos.
Te irás con mi hijo Edipo al saberlo
no quiero que crezca en una entrevista
haz tu que perezca con su analista
como te parezca, se quita, se quita la vista,
te irás con mi hijo. Edipo al saberlo.
Cumplida la orden, Al ver a una esfinge
el muy desdichado planteando un dilema,
con los pies atados huid del problema
quedose, quedose colgado, cambiando de tema,
cumplida la orden. al ver a una esfinge.
Edipo salvose Madres amantes,
y a Layo matolo, tomad precauciones
peleándolo él solo por las efusiones
al cielo enviolo, de hijos varones,
Edipo salvose. madres amantes.
Semanas mas tarde, Por no repetir
a Tebas avanza la historia nefasta
resolver alcanza de Edipo y Yocasta
cierta adivinanza, lo dicho, lo dicho ya basta,
semanas mas tarde. por no repetir.

La Esfinge Cantora
por Alejandro Dolina
Planeta
Crónicas del Ángel Gris
Buenos Aires, 2003
Rostro de mujer, alas de águila, cuerpo de león, cola de serpiente. Clásica en su estampa, la
Esfinge de Flores se distingue por preferir los enigmas musicales. En las noches oscuras, sale al
paso de los viajeros y les canta fragmentos de tangos, valses, estilos y pasodobles. La víctima
debe identificar cada pieza. Al que no acierta, la Esfinge lo devora. Nadie consigue pasar la
prueba, pues el monstruo elige canciones olvidadas y es capaz de cantar durante horas hasta
provocar el error que justifique su crimen. (NOTA: Manuel Mandeb se jactaba de haber vencido
a la Esfinge. Según su dudoso testimonio, una noche fue capaz de reconocer obras tales como
"Milonga Fina", "La Montonera", "La Canguela", "Llueve" y "Recordar". Después cantó él
mismo. La horrible criatura no conocía el estilo "Palanganeando" y, en consecuencia, se suicidó).

Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009
Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009

158 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


LOS CLÁSICOS /
'oou.narrosa, Roberto
~ clásicos segun Fontanarrosa. Sa. oo. Buenos Aires: Ediciones de la Flor,

96 p.; 19)(19 cm.

SEGUN ISBN 950-515-628-6

, . Humor Argentino. l. Titulo

FONTANARROSA

5a. edición: enero de 2005

OiagramaciOn: Roberto José Kilrosef

01980 by Ediciones de la Flor S.R.L

m
Goniti 3695, C1172ACE, Buenos Aires, Argentina
_.edicionesdela/lor.com.ar

Impreso en Argentina
Prinled in Alpentina
EDICIONES DE LA FLOR Queda hecho el depósito que establece la ley 11 .723
Laqdisea
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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 159


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Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009
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Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009

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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 161


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Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009

162 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


'Si no ahacamo5 en .. siempre:} cuando me :l"1 atino<; de turbios mares rProb3d•
., 16 1,16 de ~5 i renas .desa.en,¡nfieles, que hace el t¡co embut ido cten por cien
no atrcKalTlO!1 maS.. do$ meses que ¡>..~s porcino I de la "faITl6dc1 marca
f~ro oojaremas_ .. las Sirenas r Circe'~
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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 163

Odisea
por Matt Groening
The Simpsons Historias del Dominio Público
USA, 2002 Temporada 13, episodio 14

LISA: –Aquí está el libro. ¿Clásicos para niños?


HOMERO: –Ah, sí... Lo saqué cuando nació Bart. Se lo iba a leer
todos los días.
BART: –¿Qué pasó?
HOMERO: –Surgieron problemas. En su mayoría por el auto,
maldita porquería.
LISA: –¿Y por qué no lo lees ahora?
HOMERO: –Yo decido quién lee y cuándo... ¿Qué te parece ahora? Mmm... La Odisea de
Homero... ¿Se trata de la camioneta que renté una vez?
LISA: –No, papá. Es una leyenda épica de la antigua Grecia.
HOMERO: –Esa camioneta tenía espacio para las tazas. Tenía cambio para todas las monedas,
de cualquier denominación.
BART: –Papá, yo también la quería. Pero eso pasó hace siete años.
HOMERO: –Perfecto. Sería el fin de la guerra troyana... El astuto Odiseo había elaborado un
plan para destruir a los troyanos de una vez por todas.

PRÍAMO: –Te saludo, Odiseo.


ODISEO: –Estúpido rey de Troya. Creo hablar por todos los
griegos al decir que esta guerra ya se ha prolongado demasiado.
PRÍAMO: –Sí, concuerdo. Quisiera salir a recoger la
correspondencia.
ODISEO: –Pues bien, bajo tortura uno de tus soldados mencionó
que coleccionas gigantescos animales de madera. Confiamos que
no tengas un caballo.
PRÍAMO: –Verás... Yo no tengo uno obsequiado por ti. ¡Pueden
entrar! A lo largo de la historia, cuando las personas reciben
madera, recuerdan a los troyanos.

HOMERO: –Je, je, je, je... Troyanos...


LISA: –¿De qué te ríes papá?
HOMERO: –De que los troyanos tienen nombre... de preservativo.
Sigamos... Al caer la noche, los soldados griegos salieron del
caballo de madera...

MOE: –Mírenlos... Duermen como tiernos ángeles. ¡Que no


quede ni uno!
LENNY: –Recuérdenlo: el que pierdan la cabeza no significa que
estén muertos.

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164 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

ODISEO: –Ahora podré regresar a Ítaca con mi dulce esposa


Penélope.
Apu: –Odiseo, no olvides agradecer a los dioses por nuestra
victoria con el sacrificio de algún animal.
ODISEO: –¡Olvídalo! Sacrificar animales es bárbaro. Que los
esclavos asesinen a los heridos.

ZEUS: –¿Sin sacrificio? Le enseñaremos a ese mortal a no


burlarse de los dioses.
BACO: –Enseguida.
ZEUS: –Te odio, idiota. Destruiste a la Atlántida.
BACO: –Antes eras divertido. ¿Dónde está el Zeus que solía
convertirse em vaca y perseguir a las doncellas?
ZEUS: –Ha madurado. Imítame. Poseidón, encárgate de Odiseo.
POSEIDÓN: –Sí, lo enviaré muy lejos de su destino.

LENNY: –¿Se dice “vajilla” o “vasilla”?


CARL: –¿Insistirás en eso todo el viaje?
ODISEO: –Señores, debo estar ebrio, porque creo que esa nube
está molesta conmigo.

Las sirenas cantando...


LENNY: –Oye... es muy pegajosa...
CARL: –Viene de aquella isla. Enfilemos nuestro rumbo hacia
allá.
LENNY: –Enfilado está.
Si vienes conmigo tendrás más placeres...
ODISEO: –Anda la osa... Si besan como cantan... ¡guau!
En la isla... de las sirenas...
ODISEO: –¡Aggh! ¡Pero qué feas son!
LENNY: –¡Alguien tapó mis ojos!

PENÉLOPE: –Han pasado tantos años desde que vi a tu padre...


Espero que continúe siendo el magnífico especimen humano que
era cuando se marchó.
TELÉMACO: –Mamá, tal vez sería oportuno que eligieras a otro
consorte.
PRETENDIENTE: – Tengo vino para ambos
TELÉMACO: –Los dejaré a solas
PRETENDIENTE: – Me refería a ti.
PENÉLOPE: –Oh... ¿dónde podrá estar tu padre?

ODISEO: –¡Estoy muy cerquita!


POSEIDÓN: –¿Vieron? Soy de lo peor...

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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 165

CIRCE: –Bienvenidos a mi isla. Soy Circe, la hechicera.


MOE: –Vaya... ¿Quién decidió dar a cada loco una isla?
CIRCE: –Deben estar sedientos, beban de mi caldero.
LENNY: –Vaya, estaba apeteciendo algo burbujeante.

ODISEO: –Gracias por ayudarme con el ancla, babosos. Oigan...


¡El cerdo se parece a Lenny!
LENNY: –¡Oye!
ODISEO: –Ay, es casi tan bueno como comerse a Lenny.

ODISEO: –Tengo hambre.


CIRCE: –¿No has comido suficientes amigos?
ODISEO: –¿Esos eran mis amigos?
CIRCE: –Sí, te lo he dicho desde hace horas.
ODISEO: –Se acabó, volveré a casa. ¿Por dónde se va a Ítaca?
CIRCE: –No es tan sencillo. Debes ir hasta el Hades y cruzar el
río Estigia.

ODISEO: –¡Ay! ¡Esto es el infierno!

PENÉLOPE: –Escuchen, han transcurrido veinte años, y ustedes


han sido muy pacientes.
MEL: –Hemos sido más que pacientes.
KRUSTY: –Cuando llegamos Helena era sensual, ahora mírenla.
HELENA: –Este es el rostro que despidió a miles de barcos hacia
el más allá.

ODISEO: –¡Querida, he vuelto!.


PENÉLOPE: –Miren a quién ha traido el Oráculo...
ODISEO: –Oh, siento haber tardado tanto. Pero voy a hacer algo
que no he hecho en veinte años: ¡voy a sacar la basura!

ODISEO: –Dulce Penélope, eres tan hermosa como cuando partí.


PENÉLOPE: –Mmm... no podría enfadarme contigo. Valiente
Odiseo, han pasado veinte años, relátame tus aventuras...
ODISEO: –Deja de sofocarme, voy a la taberna.

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166 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

Edípo rey
Sófocles

El mito de Edi po señala que el Tey Layo, su pad re, consu lta al oráculo de Delfas ace rca del futuro de su hijo aún
no n¡¡<:ido. La respues ta que envía el dios es que está destinado a matar al padre pa ra luego cilsarse con su propia
madre. Como consecuencia, el rey resuelve que el niño sea asesinado para evitar qtlC se c umpla la profecía. Enton-
ces, no bien nace, se lo e ntrega a un servidor para que lo mate. Pero este, com padecido, e ntrega al ni ño a un p<lstOl.
qu ie n a su vez lo da a [os reyes de Corin to, P61ibo y Méropc. En Cori nto, Edipo crece convencido de ser hijo de 106
reyes, pero un d ía, du ra nte una fiesta, u n habita n te de la ciudad le revela q ue no es así. I'ara saber la verd"d, Edipo
se dirige .,1 orácu lo de Odfos y allí le es revelado su dest ino: "matarás a tu padre y procrearás con tu madre". Para
evitar que [a profecía se cumpla huye de la que conside ra su ciudad na ta l y, rumbo a Tcbas, se cruza con un grupo
de hombres, entre los q ue está Layo, y les da m ue rte. Conti núa Su camino y e ncuentra a la e ntrada de la ciudad
una Esfinge, monst ruo mitológico con ca beza de m u jer, cuerpo de k'Ón, y alas, que ha propagado una peste en la
ciudild. La Esfinge plantea e nigmas a los caminantes, y devora a quienes no pueden resolve rlos; a Edipo le preguma
cuál es a nimal que d u rante el día cam ina en cuat ro patas, dura nte [a tarde en dos, y dura n te 1,1 noch e en tres, a 10
que Ed ipo contesta q ue se t ra ta del hombre. Habie ndo de rro tado a [a Esfinge, Ed ipo la m ata, salva a la ciudad y al
entrar en e lla le es dada en ma t rimonio la reina viuda, por lo que es coronado rey de T ebas. l...'1 obra comienza cuan.
do Edipo rey pregunta a su pueblo q ué está pasando.

PI'..R50NAIF.5 E01I'O (REY DE TEBA S) MI:NSAJJ:RO


Y OCASTA (FSI'OS" DE E01 I'O) PASTOR
C II.EONTE (JU:IU.\ANO [)F Y OCASTA) CORI FEO (SOLISTA DEI. CORO)
SACERDOTI. CORO
Tt REStAS (A DIV INO) PAJ E

Et)I I'O.-¡ J-/i;05 l/I í05, //IICOI'OS JesCtJl(/j¡:lIIc~ dd (lIIlip,IIO S"C EROOT!:.-PIICS biell, ¡ol, Edif'o!, re)' IIe IlIIe S1", 1!i1lri~,
Cm/mo'! ¿Qllé soliClúíis de mí /(11/ .. 'ICllruMIIIIIC/lte, (011 ra - fa ,'es tl" (" somos slll'Jiw",e s 1/1.' todas I"s idmles, agw/1ildos
mos dI' slI/II;((II//es'7 NI/es/m ciru(ad i S/lí sat /lr(/(/a del hilillO CII /l)f/lO dt' la s (/m~ ,Ic /u J',¡/aclo. { .. 1 Te",lS, como /Ii mi,-
del jl,dillSO, as; COI/IOde a)'es y ("II/ell/os. I'or eso, hj;os ",ros, 1110 fo es/li s ",ielldo, 5C /'1111" /Jfoftmdllllll'IIIC (O l/5/I'",tldIlI'M
he crddo (Jrifer;ble il/formarme I'0r mí ",islllo y 110 IJor /l/ell - 1" desgmclll; liD SI' (mell., lew/II/(I r 1" ((/bc::tl del ,,/';SI//O m()r-
sa;l.'ros, y (0 11 iSU fill he querido /JrcSl.'n/arllll', atfl/i mismo, /ifero CII que ¡')ffÍ SIIIIIil/". Los "ro/es fm a ifuos di 1" tirrrtl
1.' /I/JUsO/ur. Yo, e/lltllllado IJOr fodos ilwifre EI/i,JO. (Sr: DIRI- se SC((/ I/ C/I /o~ mili/Jos; ¡Jcrecell lo~ rc¡'mi05 q/lc IJMeII cfllos
GE AL SACERDOTE) Va ll/os, ¡/(IN'I tli, (/I/(ilmo, I'III:SI O 11111' I'or l7(ls liUl/c~; dts/",i M"se (011 1" t>tcrilid,,(/ de SllS //II/jeres. UII

111 edad erl's el más i"di((ldo !,llm ex(,limrte I'or ellos. ¿Por
'filé es" aaj",d? ¿COII 'fut fill os IlfIbiis co'IWl.'gmlo aqllí?
°
¿Qlli temtis 'fUi! desujis? I-Ieme (lililí diWllestos a a)"/Illa -
Cadmo es ~I mítICO fyndad o. de 'eba~.
' Ramos de laurel y de olI VO adornados so n CIntos blonco s que se
ros el/ lodo, )'(/ que 1CI/I/ría qlle ser ¡" sellsibli al dolor si 110 off~nd obo n poro feololOJ un ruego o algun dIOS o a olguno OUlolldad,
me {O lfIllOI·iiSt /tI( (Oll(ltrrelfcltl y VIles/m I/C/illld SII/JI/(IIm e. como en este coso ~I rey Ed lpo

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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 167

¡¡a¡; que Iml' d lill'f!,o "1",,,>llIlor ,11' las fir/m..., 1" I'x((rtlM., CR F.ONT f_- Dcs/t'rrtll/(lo 11 1111 ,,<I,mMt', o cXl'imlllo 1/11 "D-
fr./(,;e( 1111 mlllcI¡m/o dt' 1(/ ál/(/ml, y 1'1/ dcil!l/do CXllilllS/(! /IIi(Mio (0// Olro hOlllicidio, ¡!/les mIli sllllgre dt'"ml/tUllI e' f"

k /W",lm', ttl IIIIIIISIOI I dt' Cm/m!), mielllrt/~ (liS $Om{,rt/S llel t"""~1I Ile 1", tfeso'I'IIIII",~ dI' Tel1i/5.
HAde. ' desborr!11I/ de IllIl/IO~ l' !!,(IIIidos. Cicrll/I/lC II/( lIi C5/t1~ EDlI'O. - I'cro, ¿II If llé hombu Si' refiere e5/' 1/OIII;cii/io?
~~'(IIU "i ro, l/'I"í relll'¡l/o~, f'rclclldl'mos if!.lIl1{lIrt/OS (0 1/ lo~ CRI:oNn_-Pril/állt', miles de II"e \'il/icmSll,í!,obcf//(Ir"51t1
J!I»(,; l'eTO le (((OIlOO:IIIOS (01110 cI,,,il/luo de los /IIorlales dTlf/ad, It',/Í(1II10S 1111 ,,')", íefe 1ft- CSIII tierra, q//e sc I/ml/tllm
¡'JI" )Q(orrcnlO) ('/1 f" dngrl/r/" quc sc áent,' sobre I/l/nlr,,. l_lI)'o.
1,j¡f,I, l' IfIIM oblel/er d lI lIxi/io de 105 diose •. (>III.'S (¡liSIe 11Í, EDII'O, A" me lo 111/1' di(llO, flllI/que \'0 l/U / 0 I,i III/I/(lI.

iuat"fo 1'lI/iSIt' ,1 t'~1lI ( illdllt! de el/dmo, q/liclI llOS libró tld CI\I:ON"I L P/It's I,,,bielldo sido t1sesi,/{/du <'~t' rq', e/ dios llOS
mbll/o 'Illr 1'(I,,!rí/trI Ill OS (1 la 11IIf'1(/((/b1e [S{llIgt', F es/{) lo {¡l· ort!ell(/ ((1st;''!''!" ti SIIS 1I/(I/II"OrCs, SCfW qll iwn (¡lncl/. f, .. f
'1;le .,j'II/(//I"r ~ido i l/{orlllado I,or I/050/r05 lIi hal'a r<'(il'ido ED II'O. - j .. f ¡AlilJ¡lldo .,el/ Fd1o ' )' I/¡ {amlnllJ, CrCOII/(',
~rllplll<l illMrtI((ióll, TC¡'(/5 l,i(I/511 y !,roc/mll{! "lit' sólo (0 11 !,or IIfI{¡n I'I/('SIO d" IlIIt'I'O IIII<'SI'" atl'lJcioll cl/ese I/IIICfIO! ~'
.r" ¡H'lldll d(' (1/gllll11 di,'iltidlld <DI/scg/listc CI/tlcrc :wr el rlll/l- lile .'edf.' ~/,(/I >ld(/ro~ el! l'IIeSlr05 eS(¡lt'r::o, 1'lIm "('ligar, {VIIIO

l'tltlt Imc .. /m \'irM HV)I, II/Ies, poderoso E,lil'v, tI ti \ '/1"'1"('11 ~~ mi deba, ti !tI \'e~ ti ,'s lll á"d"d r ,,1 dio). Plle, ,,1 ¡"l1l1r de
;~, ujo, /0110< C.;fOS SIII'¡fuwles ,/1It' 1(' rlll:gllll 111111,,' remedio l/is'¡llIr IlIs lillid'/¡IS l/lit' "/II'IIr/I'e/l ese crilllell, /l O lo l/lIgO IN)(
~ ,11, IIwk" ¡'ir" IlQrque 11ff)'(IS oMo 1" 1'0:: dt' l llgllll diu.•, 1IIllllIIi¡!.o 1";11110 SillO '11Ie I,,,,sigo mi 1"011/0 lIiel/ Qlle qui.'II -
hm l'0r'lJl(' le IIIII,tI IIwII5ej mlo I/I.~I¡II mOrltl l, ,,,,es se II //j' lo~ 1¡"U'mllllt' ~eil .'/ lI;5t'sillO lit' LI)'O,
t"",ejos dt' lo.' "Ol/l¡'rt~ dt' ('xl'I'riellál/ efl'fCl'lI 111/11 feli~ m - lllli::á~ 1m ,flll IlQlfri(l Iml/a
PJk'J/CUI t' Jllos llfOlll a imiell/os. l Ea, o" IJi, el mCfor Ile 105 '11' IIItlIIO, :>ObTI' /111 IIÚ(IIIO.

1/I011<lI(~, 5, ,/1'1' 1',111 állllllff! i l'mIlO~! Ralll.'''/'' q//I' 5i ,'51t1 A~I II/Ie" IOdo lo l/l/e
lI(ml {,Ol' Ir !,roc/tlmtl ,// sa/o'ador cs el/ ""'l/ciVil ti 1/1 alo IIII~" el/ ¡''''II de 1.,,-
rol"U{¡1. Q//I' 111 r6,,0 l/O 110." deje el re(/lerdo dr '/III't'l' sido l'o, lo I/fIf!,o ;/
I'U('!O' ti {lo/.: f/(lm (I(')¡m¿~ .-olo'ff" ("cr ('11 el ,,1,iSII/O, f .• .1 lil\'or de II/i
ElJll'o. f ¡,jos d((!,1105 de mi ,,,edlul, ¡1lI1,¿i, .'cllido lIIoo'illo~ 1111)/,'/1
1\" Ileq-os (11)'0 obje lo me es (ol/oádo )', mll/ I'0d,;" tlccir, dt'-
m,/)Uldo co llocido. ~é, 1'1/ (fe(/o, '/IIC rodos SIl{rlS; l' IIIU/qlle /O -
J,.... r'ClIuidQ" l?fIdaél5, ninp,tlllO I(!IIIO como )'o.f ... fl /¡, el/l';(/ -
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A,~'lo l'il;O-, 10/1 el (tll de I/Ui' se informe "vbre lo que dc!1(J 111/-
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Iv ('011 "'I,il'dlld l o qtll' (',ltÍ "11 lit/deI/do, I'II" S ~II (I/N' 11el11 St"
rrol~,,¡!a lII,i.' al/á d"/llellll'o req llerido J' I'CroSfllli/. f. .. 1
SAC Ul OOTE. - EII "c,,/ad, [,/f"O, /l O I'0d,ús Iwvlr" WII II/(/~
110"'''', Imt'~ 111,' ót,llI 1/111111';1/1/(101(/ IIc¡'.lIdn Ile C'<,vl/-
I(,/ .. ,/ I/;('//dolo, I"uere IfIIC NI e[alO, 'Ule l!tIe//lIs I/ol/dl/s,

I'u~~ de O/fO IIIOI/(' /10 I'el/dria COI/ 11/ w/te::tr corolladll de o'er-
Jrlllllrd.
EOIl'O.- Vi"'IO~ ti slIberlo, I"'I'S esltÍ )'11 jlls/(ltI/ellle ,,1 Id-
rllI/a lle I'ríll"IJe l/liado l/110, hijo de ,"'ell f(eO, ¿ifllt'
mi 1'0::_
1('llIIeSIII lid Ilios \'ielles a {memos?

(LLECA CRr.oNTF.)
CRrONTF_ - U'I orlÍfIIlo IJel/e(icioso; {ltIt'~ O~ IlIl1l11á{i ' /lIe
Mundo ~u bte"oneo donde, ~egún creenc,o de lo~ g"egos, ,bon lo~
<I",'."ro~ /l/ale s, si I'0r 1111" {d;~ col/lil/gel/eI" 11'_' el/commmos
olma~ de lo~ muerto~_ h tobo p' e ¡'d'do po, el d,os d ~1 m,smo "omb'e,
rtm(t!io, ~c (Ollwrtirall el' {, iel'. f. ../ H '1'1' AI'% l/O, ordcul/ hermano de Zeu s
e.I/',r5111I1ellll' Im'lIr /II/(/ 11/(1II ( 1t,1 q/le hit III1/rido (','le 1"lis )' 'Apolo d,o muelt e, o flccholo s, 01 monstruo P'tón, qu e ero una se l -
110 d,';l/r{" (raer IIfI~f{/ 'lile !l O lel/ga rell/cdio.
p,ent e o dlogón engend rado de lo podledumbre de lo tl ellO en De llo l
Por esto rOlón se lo Monró ,on e l nombre de Apolo p,t'o . En Dellol,
El)lI'o.-¿l'or II/edio dc qllé l'"ri(i(t/i;-foIlC5? ¿Cómo 1/0, {f-
Apolo se e" 8'ó co mo (m ,co sobe lano
l""arcII/O~ d( (',, 111 ,f! llImidf!d? ' Febo es otro nombre de l dIO S Apo lo

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168 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

(Edipo inicia la investigación. Consulta a un adivino mmellle la luz. promo l/O verás más que tinieblas. f. .. ) N~
ciego, Tiresias, a quien maltrata para que le responda elllre los hombres será lalt duramellle maltmlrldo por el ~
sus preguntas sobre el asesino de layo] lillO como IÚ.

Eo!PO.-¿Qlli es lo qlle ,/ices? ¿Sabes y quiues (a/lar? [Ante estas revelaciones Edipo se enfurece y echa M
¿Piensas traicionamos y dejm rcrear la dudad? palacio al adivino. A pesar de la perturbación que las
TIRF.SIAS--No quiuo afligir a I/adie, ni a ti, ni a mi. ¿Por palabras de T iresias han provocado en él, Edipo decide
q'li, plles, interrogarme en \'IIIIO? f. .. / Te adl'iuto entonces seguir con la invest igación. Habla con Yocasla, su es~
que lifenibldole al edicto q.le /ras publicado, a plmir de eSlt sa, quien le dice que el rey Layo fue asesinado por va·
día 110 dirigirás la palabrn ni a estos tli a mí, Imts ues Ilí el rios hombres en un cruce de tres caminos mientras vi¡.
culpable que mlll/cillas eS/a lierra. jaba acompañado por cinco sirvientes. A esto Edipo res.
[ ... [ ponde que cuando iba rumbo a T ebas Uegó al cruce de
EoIl'O.-¿Qué has dicho? Repíulo para que 1111' enttre lIIeior. tres caminos y alli tuvo un ent redicho con unos hom·
[ .. .[ bres a los que terminó matando. Deciden, entonces JI.¡.
T!RES!AS.- Ese asesino que bMílis, ese asesi/lO, eres tlÍ. mar a un pastor que es el único testigo vivo del asesina-
ED!I'O.- Dos veces no me ultrniarás imllllnememe. to. Mientras esperan su llegada, entra a T ebas un sir-
T IRESIAS.- ¿Debo /rabiar más ,mra aUlllenMr tu furor? viente de los reyes de Corinto.]
EOIPO.- Todo lo que quieras; Iodo lo que diglls suán va·
EO!PO.- Mi mrly amada esposa Yocastti, ¿Por qué me ha·
naSllalabras.
béislreclro salir de ,mlacio?
TIRESIAS,- Af7rmo, plles, que vives, sil, sabulo, e/l el más
YOCASTA.-Oye a este hombrt; ts{úchalo y mira a lo que
vergollzoso comercio con el mismo su que le es más quuido, y
111111 \'tn¡do ti ImMr los oráCII/os Ilenuables de los dioses.
qut! ignoras fa in{amin en fa que vives.
EOIPO.-Esle hombre ¿Quién es, y qui viene a dtcirme?
EoII'O.- ¿Crus que vas a seguir lon lu o{etlSils silr recibir
YOCASTA.-Vietle de Corin to para ammciarle qlle P61r"bo,
ca stigo?
111 padre, / IV existe ya; ha muuto.
TlRESIAS.- SJ, si la \'udad liene algún poder.
EDlPO.- (AL MENSAJE.RO) ¿Q/li dices, txtrn lliu07 Riláltl·
EDlPO.- E/la lo tiene, salvo para ti, en IUS labios es débil,
me tlÍ mismo tu mensaje.
ya que IIIS oídos, IU espíritu y tus ojos están ciegos.
MENSAJER.o.-Si ante lodo Itay ql,e amll/tiar daramente III
TIRESIAS.- A1e echas en Ctlra.. desgraciado, de(lclos que
lIolicia, has tle saber que P6libo se ha ido; ha mlltrfO.
I'romo podráll lallzarte ti! el rostro. / .. .] Por mu y rey ql/e
stas, EJipo, /tU corresponde responderte con igllal título, de
°
EDIPo.-¿Fue el! 'lila celadti a cOltsecuellcia de nlg/llla
enfermedad?
igual n ;gunl, ya que yo lambiin soy re y a mi modo. ( ... / Ya
MENsAI ER.O.-EI mellar contrliliempo ablile a /IIr hombre
que tú me ins"l/(15 con mi ceguera, he aqu( lo que tengo que
de edad.
deci rte: tú, que tielles los ojos abiertos a lti 1m, no ves la des -
EO¡po.- ¡EI,les8racilldo ha SrlCllmbido víctima de a/g/llla
grada que se cierlle sobre ti I/i ves ell qui IU8tir !.(¡bitas "i
enfermedadl
con q .. iéne.s ton vives. ¿Sabes de qm·in de.scielldes? Eres, si/l
sabe.rlo, odioso a todos los /l/ros (... / La ateffadOM m"/-
f djción de un padre y Ima madre le acosa y le echa-
rá de este país; y t,¡,
que hoy ves cla-

-
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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 169

ME'\SAJlIlO. \ '11Or ,,, I"'.!!.II


rJ,r.1 'lile ~,,¡'r,' d I,,·~, ' ¡'II.
EDlI'O.-¡ A,.! ¡A I·.I ¿POf 'llIr,
i'I/,·,. ¡oh II/lllerl, I'n',wf It/l/ld

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Ya Polil'O l'tlC<' d ll(l/l"'"do CII'" }-/IItIc, )" 11" ,'/I /errado (0 11 d ; /f sli(iwdfls?
",J,!!> e~o~ orll(III,,_, lo '1111' IJrl/eI", '1"" l/O m<'red/lll artIllO. EDIPO. - i.ColI/o m illsli(iu/{lib! ¿No SOl' el 11/10 11/10(/0 ,le
YCX:IISTA. ¿No 1,,10 I/II/tl/I (lidIO \'0 lu/u! 111'11/1'07 1',05/,m/re;; 7
EOlro.-A " 11/,' lo {1II1"'/5 (/'(',":11"1110; I'e , o \"1) ,''''/(1 ¡'I{l/ll- M b\l~All Ro,-N,I,III tul 'O I'f(/ l'oltlJ(' (' 1/ ;'tIIUl/v /l1/in'lje.
,Iu 1'0 1 ,'<C In l/or. El)u'o.- ¡QII" d/c<"s? ¿Po/illP !l o 11/1' t'IIf!." /lIlro?
YO<..A~TA. Q/IC 1/1 (Ofll~OI/IIO Icm,. 1I1111{ t/ r" l . 1I111.!!./1II M~i':SAJ I. KO. - . Vi lII(h ni 111010,' 'fllt' ¡1IIdicrt! h"b..,{v Ile.!/¡) \,,1.
~1,'<IIlo. ( P AI:"'A) EUl1'O.-¿\' ,Ol/W llIll'ar/r.' lm(',le 'cr ¡Mm /11II,!!.IU// '!"( 1111
EOJl'O.-I'..,o \' lo ,Id lullO ,le 1111 Illl11lre, ¡fOIlIO '{¡'I(1r ,le I.'\lm;;r>?
1<"III .. rlO! MEN~AI ERO.-¡\'O !i¡¡"-re "II,/:.el/"",lIo 1/1 1"" (;¡ tIJ !'Or II/i
Y OCA'> I A. ¡Pllrtl que ,'¡v ir <' /1 co lllillllll al'lr"' ll, 51 ItI 0 1- 1;1)11'0. jI],/), ¡¡"Jf que /'/1 10 1/1 e, 1II.. II{Wlflbll ~ q¡ hi,ó?
'mlll/I"d IIIIIIIIf" siell/prt CDWU /111 so/o¡:ril{/() (11 (" ,f,'>'/1II,1 ,f,' M rN~AJlIlO.· II(/~ dc ~'¡/"'r 'IIIC (1I1.'le /111 ,lVI/ ,/"e <'11 otro
I&> !to",¡',," \' mlll{/ 1"'t,1r ~ff I'rt','/~IO ..0 11 (/'rt('~{/ !'-O IIIrior 11(' lIIlfO recibio ,It {//I~ /IIt/IIO_.
r, ";,';r, rll I{/ II/Nlulll ,1.-10 !JO,il,"', ,d ,liOtUlo 11" 11, I-orlllllll . EI.lIPo. ¿ ~ (/ !'cs¡¡r ,/¡o IlIIbcrml' n:n/'¡'w dI' 1111 1',1'/fIllIO, 1/11'
FII ( lIi!lllv" 11, 11 0 le tI,;"s/e t'~,' (, hiWI;e/1I0 <'0 1/ 111 ¡¡¡a drc, IIII/(/ ¡'(/ l'lfT/v ?

l'm'S 1II1/11"ro ~O, .,'0// 105 /II0f/{/!t" 1/11<' <'11 ' /fe /IO< ¡/lI U ,O /ll¡J" r- MJ:N 'A Il K.O,- U I',I!O 11 e11" !"'/,'/lI(' J¡(I<liI rIllOI"I'S 11 0 IU/M"
11,/,) c1lalt() II/(//('mo. Q"icn , ' /1 '(' ,it'sllrcc.J(IIJ'(I,lo de I/}{f()~ Il'l/Id,1 Itijl').
("" I,'mores _ollOr'" /tI "Ir/II II/,'~ (o/l/odo. F.. 1.l1!'O. -¿ Y 111(' It(lbllls 101ll1,,,ulo,, 1111' ''''/m/) 1i, /l/lIdo
E[)lro.-J'/}{fo ,,, 'II/f f)ltb "iCloulo nWf/'/ WI/, ' bU'II dicho 51 "1(/1/(/0 /lit (,lI lft',CI/</I' /1 el?
1<1 ,!Uf Hle (' I/gp ldro l/O ,e {¡al/tb/' 1I/!11 (0 1/ "id ll , ¡'('fO (umo ,'i"I', MENS!-J ~IlO. - Te I/ ,tllla /II/I/adl' ,'1/ la s ((/111111,,_ (IrIJo/ada s
I,r,'á,.) (') '1{/,', ,1 l'l'~ilr d,' 111,_ jllSIIIS 1"'/l/"rtI~ '¡'¡'/lltl ICIIIOft·'. del C n cróll .
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mi .1:'''" llli\'lo /'(/'" /;. ML\/SIIJl;RO. GIIII"ltl/m 1'11 1111110"111'-;1/ ,rt""'05 Imll,lm -
EnlPo,-I.o n (¡al, l/lI e lll e. I'uo lell,!l,o 1II1(,do I,o r 1(1 ' /11" "i- 11II1II1e5.
\'( 11 11// . [b ll'o. -¿ LmS', I'JIH, l'II~lor er rl/lll C .1' mera l/ llflO?
M"N~AJf:RO, -i. Cllál ¡'), 1'lIe~, 111 IIIUI"" ' /111' //I/SIn Itlll'x- M ~NSA.lLIlO.-¡ Y {l li 111 '1I/l'Ilflor ('IIII'I"ello, tiellll" h, hiio lIIio!
!((IIIO 1<' II)IISIII ? EO/ I'O.· ¿DI' ,/,,1 111/11 J'(/lll'oa \'0, 01,11/1/0 IIIC CI/I'O,lIrIISI('
EOIPO.-¡lI/'r0l'e, l/IlcitlllO, ItI '/lIt ,'/l'/(/ (01/ "vli/fO. 1/1' es,' II/O.lfl ('/1 /tI ,/csf,fiI(Ía?
M ENSAjl!l.O. Y, ¿qul es lo I/ue (011 resl,,'(fo ,1 "'/a tt' (1111- MEN~AIEKO. Tlls lobillo, Imel/nl (I/óll~ulÍl'/do.
,,1 /II/a{o? I:Dll'o.- IA'" ¡ Por qm; ""{I({'" nll IIJllip,lI0 IOr/llm !
EDII'O,-UIl 01'(1(1110, C,\'Ir(/IIltrO,. 1111 orn, 1110 I!'I"/IIIO~O qlll' M[i':SAJ I RO. )'0 te ,Iesflte: tClIIlIS los e.I·lreIllOS dI' los J'¡e~
rrol/{II/<i"f(J1I los ,¡¡asc._. (I/e ll SIIII'/J'.
MiNS"JLIlO. ¿ ¡'/lClle )(/lIu)c, o /10 üla Ilefll/illllo (Iul' 0/f0 EolI'o.- Tl'frl/'/( II/I"rio IIIC ( ,UI<aroll lo, I" " illl,,s.
lo (O l/OU,I ! M lNSJ.jl RO. E/llOm/"" '/111' 111' \'11, te ,,¡('/le d~ t'~1I dt'swa(Ía,
EOlI'o. - P /f1'l/1' ~cr (oIIQii¡/o. LO.\Ía5/Hediío /fl/ tlia '1/11' }'o

,lrI'III III/ /f1ll1' 11 mi 111m/re,. dl'rrt/f/I"r((}I I IIII, 1I/(lfIQS /(/ 5/111- • El vutlo d~ 10i Ovti t{O ,nt~' p.~todo por 105 Od""'Oi, qu,en ~s ",f~­

,~,t ,fe mi 1/(/(1,1'. N t' alflli IlOr '111(' dl's,le IIl1ft, 1{(,lI/lfO '''''o Ir- flan de ~u IOfmo d'st,ntos P{~~Og'05
. Ed'po "Cr i ftCQ el de IOi p'ei t¡,nchQdos

Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009
170 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

EOIl'O.-PUlI/lllle((' /rflll"lIil" . IIIII"///<' dcs(c lldirsr 1"0 dt


111/1/ tri"le grllcfllciol/ dI' esd(,..o~, tú 110 rr."tI/tlrIII S /'or ello
I/l/II/il/lldll .
Yoc.ASTA.- Sill rmbargo, rrécllll', 1,' lo slI/Jlieo; 1/0 III/g"s
l/l/di! IJOr sl¡{Jer I/II/S.

EOIl'O. - ltl/lJOúb/,' obr,lr(('"r )' ,Iriar ,Ic lJllera ada"" ti


misterio.
YOCASTA.- ,S:ill elllbargo, /r /0 digo por 111 {¡¡"('JI \' te do)' rl
mejor (01151';0.
EnIPO. I:s/os lIIeiofl~s (ollsr;o~; llesdr hll(" IIrl/llf() lile mo-

/es/fI/f.
VOCAHi\. ,Oh, ,lcsgTl/(ii/do! ¡O¡I/Id ¡1I111t1!; IJ//Cillls slIl,</
t¡lIiétl en'sf
Enll'O. -(1I1. LO RO) QIIC 1I1p,1I110 de "OSOlrOS "")"11 l' I",ip'
1111/,' 1111tIl,'tls/or. En (111111/0 11 dltl, dejadl" '/"f 'e ellorgll'
{fc;;((/ ,le '" o//II/e."o IIlIcimlclllo.
EDIPO. - I'or lo~ tlios<'s tliml' ¿mI: (ue ill(lif!.itfu no f'or I/Ii YOCi\STi\.- iAy, dC.<;p.rt/cil/l/o! ¡Es c!li,,;(O 1I01II[,re I/lIe
/mdre o {J0 1" II/i mlltln'! ,I('sde IIlwfII, f'Or/ré 1111/'11' 1'0' IIltlllUl I'CZ )' /1("11 siolll'rd
Mr:NSAJnW. - No lo .~é. Aqlld ,fr ,/"im fI.' raiN rS/llrá.1e (YOCASTA ENl KA Al r AI.A( 10 VIOlLNTAMF.NT E.)
dIo ",rior m(orll/mlo qm' )'0. CORIJ tO. ¿Por 'f"i, E,llJ'o, sr ffll ido eSfllll/litr !,resll dt
Enlro. ¿/lIe rccihHe, 1'111" , de 11/111 /1/(/110 ('xtrm;(/, j' {'or "iole.1I11 de~c 'll/! mciól/? T f! IIIO 'fIle desdc eSI(' ,dcllcio 5l1r/llIt
1(111/0 110 IIIC halfll,t e tlÍ lIIi~1II 0? '11/1''''' 5 dcs.~rtlci(I'.

MEN~AJI·RO.-No; fill' de Olro l'II';lor d" '1"'-"'/1fa ¡b".


IC EOII'0. - , [~ IIII/CII la~ '/'It' '111 iuall.! En (/j"l/lv a 111 i, I'em<·
EDII'O.¿Qlli"1I I'nI t"r I'''~lor? ¿ Pod,,(I~ ,kcirmdo? 10 CI! 'f,,(ra ~a¡'a mi Origell, IJOr IlIIlIIil,le 'fue St'll. EfllI, mI/U'

MFNSAI I.RO.-Se deO(l qm' ('f{! 11110 dI' lo~ !fllr sen 'íml ('1/ mlmrlllo' or,Col/flOSII eOlllo IOdt/ lII11iu, se lII'crf!.lirll~l/, sil/ ,1/1'
1,/ ((/>(1 de 1.(1)'0. da, dI' mi IIt/io l/acimielllO. 1'..,0 )'0 me COl/sidcro (0 1/10 1/1;0 dr
EIJII'o. - ¿I:/1 (<1'11 del q/le ..,1/ CII otro t;"'III'o rer de esltl la Fortul/a, '1111' 1111' 1111 (o lmado ,Ir {JkIlCS, ji I/l/I/W lil e selll id
1;I'rftl~ ,/rsltoll,,,,lo. S" It/ POr/11II1I ('~ II/i II/lIdre, r los I/Ic<es Iflle hml
M ENSAJLRO.-SI CNI 1','SIor ,le {ti (a,a di' n·,' hOIl/{"c. mil/tillo /IIi~ ,I/f/s, /(11/ f'rolllo m t'. 111111 r .. lmit/do COIIIO me /11/11
[D I!'O, -¿ V;.-c' (l/m? ¿I'I/('do ,wlo? c::mlttlllo. }' ~u'l/do /lIf mi ori,f!.('l/, )' /I(/( ; do 1"';0 es/c ~igl/o, 110
M ~NSAJrRO. (UIRIUI.NI)QSI. AL CO RO) Vosotros 'IIIC Ilt/h- !,uedo (I/1II¡'¡ar/o. ¿Por q/lé 1'01' (/ rCIIII//ClII, 11 dr<m[,rif mi
/lÍis r ll el INlÍs, IJodréis sl/b..,lo IIIt"JOr ql/ e l/lidie. Ilfl(imiel/l oi'
EDlro -¿ f JI/)' I¡/glfirll a,/U! Clllrt' ,'owtro~ !fllf mi' rode"i~; CORo.- Si 'O" adi,'jllo, )' /(I'W' rI illgm io IlIiI"l, iuro /JO' el
qllr COllozal 111 /}(ISIOr di' quirll I",MII, /JOr I","rdo "isto IIqll/ O/im/JO IImICIISO, ¡oh Cluró.II, '/111' 110 /fegJ"lI r/ {,f¡."illmio
mis",o o 1'" los (l/ lit/JOs? DuMmrfo, /",'"' I:.~ oal51011 drl/cllI - )111 qllc I'"ed(ls \'Cr (omo /1' e l/~lIho )1 ecft'[,ro m illo a (0 /11/1(1-
rllr ¡,SIC JIIi~/cri(l. IrivI{/, "i"dor l' /J(/drr dc b/il'0' y cómo te (rsle;aré sill CCSI1l
CORIH.O.-J.:SI' hOlllb,l', 110 c~ 01r0, 1I mi ;/I;cio, qm' el qm' (al! mis {!t"nas, !'or los belleficios qlw ,Jisl'OISIIS/e II lI//e51r0
'IIIUS qUCflllS tlrsollmr. f'ero, IIIrjor q lle lI11dic, )'(I«(lSIII 1'0' 'eJ'. iGlorloso I'ro/('(/or, A'JOlo, sémllr grlltlb mis slÍl'/icasl
,Irlll dearle/o. ¿Cllti! e~, 101, "iio /I/{ol. ,le las I"Írgelf/:s ;"I/Iorwles, (uál
EOIl'O.-A1u;"r, ¿(Tres /Ii 1/"1' r/I/O/l/bre C/Iyll lI¡,gllda de· es 111 'lile tr dio el ser? ¿Scm ,,/g.II/UI que, I,t/SII/ufo I'or {o,
sell/Jt1!1I0~ ha(c 1111 mto IJiH'd{1 ~l'I' ellllislIIO de IJI/kl/ hllblll CllIII/'OS, {tI<' (e(l/udada IJor (>1111 '(' ¿SufÍ (/lglIIlII Nill(1I
este al/dI/liD? 1111/'''/'' dc Arolo, )'11 'lile a eS /t' ,Iio~ le 50'1 i!-rf//tlS /Od'IS III S
Yoc.A5TA.· ¿[J¡' ,,//Ir/l {/(/bI,,~? No ti' il/I{/l/rus r I"'ocllrtl ,,/til'/múo/.'s IIp,reSles? PIII" I" ,////.' 1(llIIbiell filcm Humcs',
oln'dtlr ttllI ""litiS 1',lIl1f,ms. qllc rei./(/ o/ el IIIom e dc Ci/(' I/c . ¿O el dios 8(/(0", 'lile 1111-
[[}II'O. - No, //0 tldmi/iré /(/II/as, deslmés de '/(/ber recogido {,i/a ell {liS I/ltll.' II/Olllill/(h, /e ob/lIl'o, t"" ÚOIIUO, dI' IIItlII O

fIImos illdi(io~, IJIIr 1/0 {1IIftlll dcswbrir mi IIf1(imÍt'1II0.


YOCASTA.-j ElIl/ollllm.' dt' 105 dioses, si te 1"('OOlIJ(/S ('11 , O.o~ de los postoles y e! gona da
/lIgo IJOr 111 vida, l/{llllldollll (,~I/' m"(s/igadol/cs! (APA RTE) ' 0.05 que preSidio lo eSclltulo y la o~t.ono m .o E.o mensojt.o
t mt¿qlll'tt
llt.~I(l"I<· le.l!!.o )'" nm mi de~!!.I1/j ill.
• El otro "amb. e par el qu~ s~ conaelO al dios O,on'$,Q

Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009
TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 171

de una ninfa dtl HtlicÓIJ, il qlu en las IIIOlllmias ;lIega COII PASTOR.-¿ En qllt he faltado, yo, selio" el mf!;or de los
!.!s ninfas? amos?
(SE VE ACERCARSE, ENTRE DOS SERVIDORES DE EoIPO, Al. EOlPO.- E" l/O eOIl/l!s"'r a lo que illt pregllllln acerca de
VIEJO PASTOR DE U.VO.) He lI;'io.
EDlPO.-Si tS /IIenester, (lIIci(llIOS, qlle yo IlIIgII algl/na SII- P,.STOR. - Porqr/e il habfa si" saber y se loma 111/ trabajo
fI1SiciólI sobre /11' hombre. qut he visto, creo qllt estoy viuldo ell \ 'nI/O.

~I pasror 'lile b'lscáball/os desJe hace tiempo. Sil mlldm EOll'O. - PutS si tlí, de buw grado, 110 ql/ieres hablar, ha-
tJnd concuerda con fa del mellstl;ero. Reconouo, desde flle- blt"ás n la filer..a.
go, la gente qlle lo ((lIId/lct; 501/ mis sen,iJores. (Al COR I- PASTOR.- En lIombrc de los dio~s, ItO lile mal/mUs, q//c
fEO) Pero tú, que has v;Sto tl e51e pasror (/lItes, lo reconocerás soy allci(/lIO.
li~ d//da me;or q//e yo. EOll'O.- Que se le IHC/I a{ i"s/(wle fas ma/ros ,/elrás l/e {II
COR lfEO.-Sí, lo recol/ouo frallcameme. Es de los es/mida.
,~s,ores de Layo, 11/1 servidor
Eoll'O.-(Al. MENSAJERO)
"ti
Es tl ,;
como pocos.
11110

primero, extran;uo de Co-


rASTOR. - ¿Qui desgracitldo soyl
¿Qué q/lieres, I!l/es, saber?
Y, ¿por q//é razó,, ?

rilflo, a qllien imerrogo. ¿Es isu el hombre a qllien te referías? EOlPO.-E/ "i,io esc de qlliel/ habla, ¿se lo elllrtgasfe ,,; ?
MENSNERO.- Es ti; lo lit lles al/le tI/S o;os. rASTOR. -Sí, iY o;alá hllhicr" yo lIIuerlO aquel ,lía!
EOJl'O. - (AL PASTOR) Ttí, al/cianO, mrrame Y rtSl,ollde a EOII'O.- La I/IUtrlt le llegará si l/O dices fa verdlld exaCla .
rodas mis Im:glllflas. ¿Pertcl/edm en aIro fiemflo a I.ayo? r ASTOR.-Si fa digo C510y I"rdido (O" ml/elu, más seguri-
PASTOR. - Era 511 esclavo; no por fruto de II/la (ampra, si/lo dI/d.
I'f'r hnberme criado en el sella de s1l1108m. EOlPO.- fsle hombre, a lo 'lile veo, quiere esctlbllfliru.
EDlPO.- ¿A qui te dedicabas? ¿Cuál era 111 OClllflidón? ('ASTOR. - No, ya q/le te he ,lidIO que se lo había ell/regado.
PASTOR..-Casi toda mi vida In he pasado e/l pos de los re- EOIPO.-¿Dc quibllo rui/lisu? ¿Era h,jo 111)'0, o bie" de
~~ños. olro?
( ... / PASTOR.-No era mto; cm de otro de qlliell fa IIl//Jía recibido.
MENSNERO.-Allora, vllmos ti ver si te tlwerdlls de IItlber- EDlPO.- ¿De quibl, tie el/tre estos cilldadtll/os, y de ql/é
lile entregado /In lIi;;o, IfII,a que /0 criase como lIi;o mío. {,ogflr ?
PASTOR.-¿Qlli q/litres decir? ¿A qlli vie/le esa I'rtg/lllla 7 PASTOR.-¡No, por /05 dioses; /10, scrior, l/O lleves más allá
MENSAjERo.-(MOSTRANDO A EOlPO) Plles aqllí tie/les al 1115 illl'eslÍgacioffesl
que ua en aquelliemlfO I'eque;;;to. E01PO. - Es/ásl'erdido si /t"go que refu/irte /tl/"egllll la.
PASTOR.- ¿Q/lé fos dio~s te cOIIfillldml1 ¿No
vas ti mI/arte?
E01PO.- No te enfades eOI/
tI, allcia no, son lusI111/a -
" as, más bien '1/le las
suyas, las ql/e tlfue-
dall ~er Ulsliga-
das.

Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009
172 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

PASTOR.- Pues biell, era Ul/ I/iño I/lIcido en ti Plllllcio de


Layo.
EOIPO.-¿Era 1111 esclavo o 111/ hijo de su r(Ull ?
PASTOR.-¡Ayl, ¡heme aquí ante una cosa horrible de IJecirf
EOIro.-Y para mi tlImbiéll es horrible de olr. Pero, sill
emll11rgo, tellgo qlle oírla.
PASTOIL-Se deda que era hijo de Layo. Pero la que está
tll casa, /1' mujer, re diría mejor 'file I/adie cómo (lIe todo eso.
EOIPO.-¿ Te lo dio ella?
PASTOR.-Si, rey.
EOIPO.-¿Paf(/ qllé?
PA$TOR.-Para que lo hiciua desal,aruu.
EOIPO.-¿Ulla madrt.? ¡Dt.sgradada!
PASTOR.-POr mit.do dt. horriblr.s ortlculos.
EOIPO.-¿Qut dufan esos oráculos?
PASTOIL- Qut. aqllellliño debía matar a SIIS padrt.s; así
dedall.
EOIPO.-Pero tlÍ ilmr filIé st.lo entregaslt. a eslt. al/dallO?
PASTOIL-Po r pit.d(ld, señor. Pellsaba que se lo llevaría a
olra comarca, a la isla donde ti vivía. Mas él, I'or dtsgraria,
fe salvó fa vida. Si ni eres el 'file él dice, has de saber qlle
eres el nlth in(orfllllado de lodos los hombres.
EOII'O. -¡A y l ¡Ay! Todo se ha aclamdo allOra. ,O/¡ 111:,
I'udiem yo verle por última ve! ell este inSlatlle! NlId de
'fuiell 110 debería ¡'Ilbu l/arillo,' he vivido COI1 quieues l/ O de-
bería estar viv;tlldo; maté a quiell 110 debería haber mlllado.
(EDlPO ENTRA PRECIPITAOAMENTE EN EL PAUCIO. L os
DOS PASTORES SE MARCHAN CAOA UNO POR SU lADO)
{ ... {
PNE.- Vosotros, que en esta tierra continuáis siendo siem- la desgra-
pre los más dignos de estima, ¡que actos vais a saber, qui ciada, se8t'" lo qlle yo
actos vais a cOlllemplar, y que fúgubre dolor vllis a soportar pueda recordar. Aloca-
SI: como fieles a vuestra rllZll, guarddis aún el mismo a(ulo da, alle"as pasó el ves,f-
a la CaSll de los Úlbdácidasl Pues nunca, a mi elllender, ni bulo sr. precipiló en la cámara
el /stro I/i el Fasis, con SIIS aguas, podrán IMar ni p,,,ificar" nupcial mesándose, con lImbas manos, los ca-
t este pa/lIcio de la abominación qlle lo llena. Pero I'rOnlO van bellos. Tal1 pronlo como entró cerró de
11 Slllir a plena luz OtrllS desgracias voluntarias y 110 impl/es- golpe las puertas. Llamaba a Layo,
tllS. Ahora bien, de todos los sll(rimientos, los más crueles ml/erto hace tiempo. Evotaba ti rUllerdo
son Aquellos de los que nosotros mismos somos aUlores. del hijo, que habían engelldrado en (unesto
CORlFEO.-No nos hace (alta añadir liada a la 'lile sabía- día, el hijo en cuyas ma"os Layo habla de /IIorir, deja lldo a
mos para gemir rro(undame/fle. ¿Qui nos VAS a a/funciar esa madre añadir hijos, si tal nombre merufan, de su propio
ahora? hijo. Gemía sobre elluho e" do nde, doblememe miserable,
PN~-U/fa ,osa muy breve de decir y de SlIber. Yocast", hllbla enge"drado de su esposo U" esposo, e hijos de su pro-
,westra rei/fll sagrada, Yocasta, ya /fO exisle. ,,;0 hijo. No si. cómo después se mAló. Pues Edipo, griff¡"do,
CoRlFEo.-IOh, III mI/y infor/unadal ¿ Y cudl ha podido Ifegd precipiladamente, y ya no pude ver fa muerte de la rei-
'ser la causn de su muer/t.? na. Nuestros ojos estaban fijo s en el rey, que corrla alocado,
PNE.-Nad", silfo ella misma. De todo fo 'lile lIconleció, lo p¡d¡indonos una espadll y que le indicásemos dónde estaba
más horrible le ha sido Ahorrado, 11IIes de ello tus ojos 110 han
sido ttstipps. Sin embargo, vas a saber ,odo /0 qut. ha sll(,ido
" La COfritnte del rfo se considera.ba. purificadora..

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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 173

SIl mlllá, /fue l/Oem su I/!/jiu, .~ il/o el (¡/ml'O /l/mUlla, doble- (0 /1 lIIales q/le sol"e/msml rI dolor IIII/IIallo? ,AI/I ¡Ah ,Ies-

f/twtr ftn",dlldo dl'l (llll l lmbítll/ slllido I1 mismo y ItIlllbicu graciado! No IlUtdo 1105IIr m; mimdn e/l ti; )10 qut quería ;1/-
.... hiios. f" eS( IIIOlllemo, 1111 dios, si" dlldll, scculldó $ U fu- I" r 08(1 r1(' I(lrglllllcme, II(/eer/(' !rab/ar, mi,(/rte de (rcllle, l/O

~r y lo (o ll duio 'ltTá(/ ella, II/I es II(/d;t dt los que cs!tÍlmlllos si (III/e ti mlÍs 1/1e est,ell/turme de I,orro,.
IIli presell/e5 les fllt/lilall/os /lillg lll/(/ ilU/;wdólI. E.D/I'O.- (A T/hvrAS) ¡A)II ¡Ayl ¡AJI!, ('T1I1 il/forltlllado soyl
::,rIOrrCl:5, daudo 111/ IlOrri¡'¡e gri/o, se lall:ó, CO IlIO si n/- ¿A l/lié ril/cón de /tI /ierra //le iré t/S;' desgraciado? ¿Dómle m;
8JIlllllo Iwbiera gllindo, cOlllra Itl doble ¡merla, hizo sllltar 1'0: 11Ol1r1Í llegar? ¡A)'! Des/illo miol ¿dól/de lile Itas I/III/dido?

k SI/S gozl/es los III:rmies /('/1r(ulos, J I se "rt""iló el/ el ¡uf('- C OR JH:O.-fll IlIIa horrorOS(1 de~gracia, j¡/(//ldilll, HIJtlI/ -
Ilorde la Imb;/(/ ciólI. lable.
A/Ií V;//fOS n 511 lIIuier (Olgn/l(lo, lOl/nv{tI $05ttl/¡dtl I'0r 1111 /... /
(ord61/Ircu:"do. Eu C!/(WIO /a vio, el (le5velllurado Edi"o, CORo. - Hab¡/mlles de TdJas, II/i IM/ria, ved a eS/e EdillO,
I~ n:a"do C51JfWIOSO mgidos, desl/i:o el IIlI do qtu! ,,, //ItIII/e - tIlle I/IIMI/ saNtlo tldivj/Iflr los {t1/l1050S enigm(/s. Era 1111
lIia tll ef ,¡[re J' f,! desgrac,,!dll CtlJlÓ ( /1 Sl/efo. fll/o//(('$ V;II/OS hombre IIIII)l ll()deroso; ,,;lIg,í,/ á/ldadallo I,odra si/J t " vidi",
(OSd S l/Orrib/e5: &filIO le arrt1llCtl de los I'es/idos/os bro(hes 1'0511r los Oj05 el/ 511 I, rosf,cridad. Y ahora, ¡ti/ qll é a¡'¡slIIo el/
dt oro qllt' los tl/lor/1t1I/, los (oge y se los IlIIlIde ell fas órbitas lerr;ltIes desgmcias Ita sido I"" ' pitado! De //Iodo qlle hasta
dt SI/S ojos, gri/(/udo I{lIe 110 serífll/ ya testigos "i dc SIIS des- ewcrar Sil líI,jlllO día, 110 IUl y que I"oclatllar feliz" lIillglíll
gmfÍns lIi de sus delito5: " EII /tI SsOlllbrtl s", deeítl, N,lO \"triis lIIor/(/l alifes de qlle /ta ya llegado, sill sllfrir lIillg/ill II/al, al
)"11 los males que lit sufrido ui los "íme lles ,le I{lIt /re sido l¿rmillOde SI/ vida.
fu /""ble. Eu 1" IIQ(/rt 1'''''' sieml"e, 110 I'uéis mlÍS a 105 l/lit
Sófocl es. Antí,oaal fdipo re}". Buenos Alf es, Co nto ro, 1999.
ffU II((I deberiais "aber I'is/o, lI i r.:cOlloadis (1 los que )Ia 110
Tradu cció n de Agusl¡n Bhinquez.
quitro recOl/our". 1.(/I1~l!Ildo /(I lt$ ;1II/HUt/dolles, lewlI//(I b(/
.us 1/lÍrptldos y se los gol"ea/m (011 goll"s re!,efidos. S II S Im-
I,i/as s""gralll('S IW/l/ ededllll Sil IlIIrll(/ . No eMII 80lll s de
sal/grt las qlle de d ios f1uitwlIIUl s Im s O/ms,. de ellos brota-
ba /lila Jlll vi" som[,,{a, III/a gmlfiu lI/a slII/griell/{1. ESlos /I/ {/ -

Its Irall eSlal1(/(/o 110r cullJfl de! /lila y de ," Olr(/, Y rI " ollll"e
y la /l/lIjer mezdllrQu SI/S dt s8mdas. Ames gozabau, es I'er-
dad, (11' II//a I"rga I/crcucia de scgl/m felicidad; I'ero /roy UD
hll y más qlle gt midos, l/u/Ui"Ollts, //I1I('rlt, igllo//lillia; t ll
U"" Im illbra, dt lodas Ins (alamil/ades 'II/e IIt l'{lII /tIllIom-
bre, lIi 11//(/ 50111 fal/{! .
CO RIFEO. - ¿ Yaltom , e! ,/esgmdado, estlÍ /lllÍ s /rallll"ilo,
I II medio dc SI/S lIIalt s?

PAJEo- Grila 'T//e se abrall/as I'lIerl(/S, y qlle se IIJlltSlre a


lodos los (aJllleos al aSe5;I/O,le 511 Imdre, alltijo CIIya /IIa -
dre ..., pero l/O Imedo rel,,/ir 5/15 palabras illll'ias. Dice ql/e
quiere Irlli, de tSlIl tierra y 11 0 l"rtllallt(tr IIlIIl(a /litis e ll 511
I/oga" cargado de las lIIaldidolles 'fl/e il /IIislIIO1}fOll/lllció.
Nects iltl, sil/ embargo, 111/ gllía y 1111 a¡lOyo, plles 511 dolor es
demaS;(/dOgral/de l}(Ira ql/e I)//eda SOllOrla,lo. Él mislllo te Jo
.'a a I/IOStrar. Ht aq//I ql/e los cerroios de las IJ/lerm s sc 1/(///
corr;,lo. Vas a ser tes/igo de /11/ eSI,ec /lÍmlo 'lile (Ollllloverfa
ti com:ólI I/asltl dtlmás crl/tI tlft migo.
( ENTRA EOll'O, GU iADO POR UN SF.RV lOOR, TIEN E LOS
OJOS REV ENTADOS, Y EL ROSTRO CUIIIERTO DE SANC RE)
CORl FEO.-¡OIt Sllfr;lIIie,,1O eSI'II111os0 para 5U cOlI/empla-
do! ¡ElllllÍ s atroz de ( /JaIllOS Itasta ahora ¡/e IlOdido su leSli-
gol ¿Qlli lowra se aba tió sobre ti, infortllnado ? ¿Qlli dios
l'tllgador ha I",esto ti (011110 (/ tll fatal deSlino, (//¡""lIIá"dote

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174 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009
Polimodal
Jean Pierre Vernant, Ulises o la aventura humana
(traducción de Daniel Zadunaisky)
Jean Pierre Vernant, Edipo a destiempo
(traducción de Daniel Zadunaisky)
Homero, Odisea, Canto 9, 105-542: Episodio del Cíclope
(traducción de José Luis Calvo)
Homero, Odisea, Canto 12, 1-200: Episodio de las Sirenas
(traducción de José Luis Calvo)
Apolodoro, Biblioteca 3,1,3-4 y Epítome 1,7-11
(traducción de Margarita Rodriguez de Sepúlveda)
Ovidio, Arte de amar 1,269-326
(traducción de Vicente Cristóbal López)
Marco Denevi, Edipo Cambiado u otra vuelta de tornillo
Franz Kafka, El silencio de las sirenas
(traducción de Juan José del Solar)
Jorge Luis Borges, Sirenas
Jorge Luis Borges, Los monóculos
Jorge Luis Borges, La casa de Asterión
Héctor Tizón, El Minotauro
Jorge Luis Borges, El hilo de la fábula
Jorge Luis Borges, Laberinto
Jorge Luis Borges, El laberinto
Jorge Luis Borges, Edipo y el Enigma
Julio Cortázar, Los reyes (fragmento)
Agustín Cuzzani, Complejísima
Eurípides, El Cíclope
(traducción de Alberto Medina González)
Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009

jEAN-PIERRE VERNANT Prim~u edición en francés, 1999


Primen edición en dp~ñol . 2000
Segunda edición, noviembre, 2000
Tercen n:imprcsión, 200.4

ÉRASE UNA VEZ ...


EL UNIVERSO,
LOS DIOSES,
TIrulo orig¡n~l : Limium,/n ¿jtwt, In J. ...mn
LOS HOMBRES O 1999, Éditions du Seu;1
ISBN de la tdi,ión original: 2-02-038227-X
Un relato de los mitos griegos

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 177


D.R. Q 1999, FOSDO DE CULTURA ECONOMlo. DE ARGENTINA, S.A.
El Salvador 5665: 1414 Buenos Aires. Argentina
fondo@lfcc.com.:lr/www.fcc.com.ar
/w, Pia.cho Ajusco 227; 14200 México D. F.

ISBN: 950-557-384·7

o Fotocopiar libros en:!. penado por ley. Prohibida su ~roduo:ión


(onU o parcial por cualquier medio de impresión o digil1.l. en forma
¡d~nl ica, OI.[facrada o modific:ula, en casldlano o en cualquier Giro
idioma, sin la aUloriución apresa de la editorial.

FONDO DE CULTURA EcoNÓMICA IMPRESO EN LA ARGENTINA· PRJNTED IN ARGENTINA


H echo d depósito que mare;¡ la ley 11.723
Mtxtco • ARGENTINA· BRASIL· ColOMBIA· CHILE. EsPMlA
EsTAros UNIros DE AM~IUCA . PERÚ· VENEZUELA
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178 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


Edipo a destiempo

Tras la muerte trágica de Penteo y luego de la partida de


y de Ágave, el trono está desierto y el orden de la
ciudad, totalmente alterado. ¿Quién será rey? ¡Quién encar-
nará las virtudes del soberano, su capacidad de imponer el
orden? Normalmente, la sucesión recaería en Polidoro, el otro
hijo de Cadmo. Su esposa es hija de uno de los Sembrados,
hombre del terror y lo subterráneo. Se llama Nicteis,
la nocturnidad, lo nocturno. Es hermana o pariente próxima
de una serie de personajes, en particular Nicteo y Lico (el
relacionados con los gegenés, los Sembrados que re-
presentan la violencia guerrera.
Penteo mismo tenía un origen doble. Por su madre Ágave
descendía de Cadmo, el soberano designado por los dioses,
quienes le habían entregado a una diosa como esposa para
destacar de algún modo la calidad de su poder soberano.
Por su padre Equión descendía de los Sembrados; el nom-
"viperino" del padre evoca a un personaje femenino,
Equidna) mitad mujer y mitad serpiente, hermana de las
Gorgonas, "monstruo irresistible que yace en las profundi-
dades secretas de la tierra" y que da a luz, entre otras cala-
midades, a Cerbero, el can del infierno, y a la Quimera de
tres cabezas a quien Belerofonte matará con ayuda del ca-
ballo Pegaso. Penteo está dividido entre la descendencia
soberana de Cadmo yesos personajes nacidos de la tierra,

163
164 ÉRASE UNA VEZ... EL UNIVERSO, LOS DIOSES, LOS HOMBRES EDlPO A DESTlEMPO 165
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de aspecto nocturno y monstruoso. Desde la espantosa muer- Generaciones torcidas


te de Penteo, el trono está vacante. Polidoro lo ocupa por
el Doder pasa a su hijo Lábdaco -el Entonces sucede un episodio que tendrá consecuencias im-
pero cuya filiación es en efec- portantes. Layo se enamora de Crisipo, un joven hermoso,
to coja, porque por su padre desciende directamente de hijo de Pélope. Lo frecuenta asiduamente, lo lleva consigo
Cadmo y la diosa Harmonía, pero por su madre Nicteis está en su carro, se conduce como un hombre mayor frente a un
emparentado con los Espartanos surgidos de la tierra de joven, le enseña a ser hombre, pero a la vez trata de tener
armados y hechos para la guerra desde su nacimien- con él una relación erótica que el hijo del rey rechaza.
to. Cuando muere su padre, Lábdaco es demasiado joven rentemente, Layo intenta obtener por la violencia lo que
para asumir las funciones reales. no ha conseguido mediante la seducción y el prestigio. Tam-
Por consiguiente, las primeras épocas de esta monarquía bién se dice que Crisipo, indignado y escandalizado, se sui-
tebana estarán llenas de inestabilidad y división. Tiempos de cida. Pélope lanza sobre Layo una maldición solemne: pide
violencia, desorden, usurpación, durante los cuales el trono, que la estirpe de los Labdácidas, lejos de perpetuarse, sea
lejos de pasar de padre a hijo mediante una sucesión regular aniquilada.
y legítima, salta de mano en mano a través de luchas y rivali- significa "el cojo" j el nombre de Layo no es tan
dades que oponen a los Sembrados entre ellos y con el poder claro, puede signincar tanto un jefe del pueblo como un hom-
real legítimo. Cuando muere Lábdaco, su hijo Layo tiene bre "torpe". En efecto, Layo se conduce torpemente en todas
apenas un año, y el trono nuevamente queda va~ante. Lo

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 179


sus relaciones. La sucesión debería ser suya, ya que por su
ocupan Nicteis y Lico, quienes lo conservarán por mucho padre Lábdaco, su abuelo Polidoro y su bisabuelo Cadmo, el
tiempo, sobre todo él; dieciocho años, por lo que sabemos. trono de Tebas le pertenece. Sin embargo, lo han apartado,
Durante ese lapso, el pequeño Lavo no está en condiciones desviado, alejado: la sucesión está torcida. Layo presenta otra
de ejercer la soberanía. desviación, porque a la edad en la que podría pensar en una
Lico y Nicteis serán eliminados por personajes extraños a esposa busca los amores de un joven varón. Pero sobre todo
llamados Anfión y Zeto. Llegado el momento, entre- entorpece el juego amoroso al tratar de obtener por la vio-
garán el trono a su dueño legítimo. Mientras los usurpadores lencia aquello que Crisipo no quiere darle espontáneamen-
lo mantienen alejado del poder, Layo permanece en el exi- te. Entre ellos no hay recíprocidad, charis, juego amoroso. El
lio. Es adulto cuando encuentra refugio en Corinto con el impulso erótico, por ser unilateral, está bloqueado. Además,
rey Pélope, quien le ofrece la generosa hospitalidad de su Layo es huésped de Pélope, y esa relación de hospitalidad
palacio. implica una amistosa reciprocidad de prestaciones y
contraprestaciones. Lejos de retribuir a su anfitrión con la
misma moneda, Layo trata de tornar al hijo contra su volun-
tad y provoca su suicidio.
166 ÉRASE UNA VEZ... EL UNIVERSO, LOS DIOSES, LOS HOMBRES
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180 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


EDIPO A DESTIEMPO
167

que el poder, es reemplazado por Anfión y


como si fuera su hijo. Este retoüo, nieto de Lábdaco el Cojo,
Zeto, quienes mueren a su vez. vuelve a Tebas; los ciu-
hijo de Layo que fue separado del poder y se desvió a su vez
dadanos lo acogen con júbilo, felices de confiar nuevamente del camino recto de las relaciones de hospitalidad y amoro-
el trono a alguien que les parece sas, este niüo se encuentra lejos de su patria, su tierra natal,
se casa con Yocasta. Ella es también en gran medida su dignidad real de miembro de la dinastía Labdácida. Lo
descendiente de Equión. Es la bisnieta de uno que, como crían~ crece y cuando llega a la adolescencia todos admiran
Ctonio, representa la herencia de nocturnidad y sombra. El su presencia, su valor, su inteligencia. Los jóvenes de la aris-
matrimonio de Layo y Yocasta es estériL Layo va a Delfos a tocracia corintia no dejan de sentir celos y malevolencia.
preguntarle al oráculo qué debe hacer para tener un
génito con el fin de que el camino de la soberanía pueda
seguir una línea recta. "Un presunto hijo"
-Si tienes un hijo -dice el oráculo-, éste te matará y se
acostará con su madre. Aunque no es realmente cojo, Edipo lleva en su pie la marca
Espantado, Layo vuelve a Tebas y desde entonces mantie- de la marginación que le han impuesto, de la distancia que lo
ne con su esposa relaciones tales que aseguren que no que- separa' del lugar que le corresponde, de lo que constituye su
embarazada. La historia relata que un día, estando bo- verdadero origen. Se encuentra en un estado de desequili-
rracho, Layo se permite plantar en el jardín de su esposa (por brio. Como hijo de rey, todos ven en él al sucesor designado
decirlo a la manera de los griegos) una semilla que va a ger- del rey Pólibo, pero en Corinto se sabe y se murmura que no
minar. Yocasta da a luz un niüo. Los esposos decid~n desha- es hijo del país. Un día, durante una riña con nÍüos de su
cerse del descendiente, matar a su hijo. Llaman a uno de los edad, uno le espeta:
pastores que en el verano llevan las manadas reales a pastar -¡ Después de todo, eres un hijo presunto!
al Cíterón. Su misión será matar al niño, dejarlo en el monte Edipo acude a su padre y le cuenta que uno de sus camara-
para que lo devoren las bestias o las aves. das lo ha llamado "hijo presunto", como si no fuera verdadera-
El pastor toma a la criatura, le perfora el talón, pasa una mente su hijo. Pólibo lo reconforta lo mejor que puede sin
correa a través del agujero y se va con su carga sobre la es-
formalmente: "No, de ninguna manera, tú eres hijo de
palda como si fuera una presa. Llega a la montaña con sus tu madre y mío". Se limita a decirle:
manadas y el niño le sonríe. Vacila, decide que no puede aban-
-Son tonterías sin importancia. Cosas que dice la gente por
donarlo. Divisa a un pastor corintio que trae sus ovejas a la envidia.
otra ladera del monte y le pide que se lleve al niüo. El corintio
La respuesta no satisface a Edipo, quien decide consultar
piensa en el rey Pólibo y la reina Peribea, que no tienen hijos al oráculo de Delfos acerca de su nacimiento. ¿Es o no hijo
y desean tenerlos. Se lleva al pequeño con la herida en el de Pólibo y Peribea? El oráculo no responde claramente a esa
talón. Felices por ese regalo inesperado, los soberanos lo crían pregunta, pero sí le dice:
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-Matarás a tu padre y te acostarás con tu madre. tales de Tebas, desde una columna o desde un peñasco, el mons-
está horrorizado: su pregunta inicial acerca de si es truo se complace en fonnular enigmas a los jóvenes de la ciu-
o no el hijo verdadero se desvanece ante esta revelación es- dad. Todos los años, exige que le sean enviados los mejores
pantosa. Debe huir lo antes que pueda, poner toda la distan- jóvenes de Tebas, los varones más bellos, para enfrentarla. A
cia posible entre él y aquellos a los que considera su padre y veces se dice que quiere copular con ellos. Sea como fuere, les
su madre. Irse al exilio, alejarse, marginarse, recorrer el ma- presenta el enigma y cuando no saben responder, los mata. Así,
yor camino posible. Entonces, como Dioniso, se convierte en todos los años Tebas pierde a la flor de su juventud. Cuando
un errante. No tiene tierra bajo las suelas) no tiene patria. En Edipo atraviesa uno de los portales de Tebas, advierte el terror
carro o a pie, va directamente de Delfos a Tebas. en todos los rostros. Se pregunta qué sucede. El regente que
Sucede que en ese momento en Tebas reina la peste y Layo ocupa el lugar de Layo, Creonte, es hermano de Yocasta y tamo
decide ir a Delfos para consultar al oráculo. Parte con una co- bién pertenece a la estirpe de tos Sembrados. Ve a ese joven de
mitiva muy pequeña, apenas un cochero y uno o dos hombres. rostro bello y porte audaz, y piensa en ese momento que el
He aquí entonces al padre y al hijo -aquél convencido de que extranjero tal vez represente la última oportunidad de salvar
éste ha muerto, éste seguro de que su padre es otro- recorrien· a la ciudad. Le dice que si logra vencer al monstruo, desposará
do el mismo camino en sentido inverso. Se encuentran en un a la reina.
cruce de tres caminos, por donde no pueden pasar dos carros
al mismo tiempo; cada uno está en el suyo. Layo considera que
su cortejo real tiene prioridad; le dice al cochero que le haga a Audacia siniestra

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 181


ese joven la señal de apartarse: <

del camino, déjanos pasar -exclama el coche· En su viudez, Yocasta encarna la soberanía, pero el verdadero
ro, azota a uno de los caballos de Edipo, o quizá golpea a poder está en manos de Creonte. Por eso está en su derecho al
éste en el hombro. ofrecerle la reina y el trono si vence al monstruo. Edipo va al
Edipo se siente ofendido: a pesar de su exilio voluntario, encuentro de la Esfinge, quien desde su montículo se dice que
como príncipe e hijo de rey no está dispuesto a darle paso a el joven es una presa bella. Le formula el siguiente enigma:
cualquiera. Enfurecido por el azote, mata de un golpe al co- -De todos los seres que pueblan la tierra, las aguas y el
chero y luego al mismo Layo, mientras uno de los hombres aire, ¿cuál es el único que tiene una sola voz, una sola mane-
del séquito real, espantado, huye de vuelta a Tebas. ra de hablar, una sola naturaleza, pero tiene dos, tres y cuatro
considera que ha sido apenas un incidente, que ha actuado tripous, tetrapous!
en legitima defensa) y reanuda su camino. en su nombre, Oi-
Llegará a Tebas mucho más adelante, cuando la desgracia , y responde:
golpea a la ciudad bajo la forma de un monstruo con cabeza y -Es el hombre. Cuando es niño, anda en cuatro patas; ya
senos de mujer, cuerpo y patas de leona: la Esfinge. En los por· mayor, se sostiene erecto sobre sus dos piernas, y en la vejez,
170 ÉRASE UNA VEZ ... EL UNIVERSO, LOS DIOSES, LOS HOMBRES
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182 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


EDIPO A DESTIEMPO 171

se apoya en un bastón para ayudarse en su marcha vacilante, acuden al palacio real con ramos de supLicantes. Piden a
oscilante. Edipo que Los salve:
Vencida por este alarde de misterioso saber, la Esfinge se -jEres nuestro salvador! Nos salvaste una vez del desas-
arroja de su peñasco y muere. tre, nos libraste de ese monstruo espantoso, la Esfinge, sálva-
La ciudad de Tebas, alborozada, festeja a Edipo, lo recibe nos ahora de este loimós, esta peste que ataca a seres huma-
con gran pompa. Le presentan a Yocasta, la reina, que en re- nos, plantas y animales por igual. Es como si en Tebas todo el
com pensa será su esposa. Edipo se convierte en rey de la ciu- ciclo de la renovación estuviera cortado.
dad. Lo merece por su sabiduría y audacia. Es digno Edipo declara solemnemente que investigará hasta descu-
diente de Cadmo, a quien los dioses habían honrado al brir las raíces del mal y vencer el azote. En ese momento,
desposarlo con una divinidad, Harmonía, y permitirle fun- vuelve el enviado de Delfos. El oráculo le ha dicho que el
dar Tebas. Durante años, todo marcha bien. La pareja real mal no cesará mientras el asesino de layo permanezca impu-
tiene cuatro hijos: 'los varones Eteocles y PoliniCes, las niñas ne. Por consiguiente, hay que encontrar, castigar, expulsar
Ismene y Antígona. De pronto, una peste se abate brutal- de Tebas, excluir definitivamente de la tierra tebana, sepa-
mente sobre la ciudad. Todo parecía feliz, normal, equilibra- rar para siempre a aquel que tiene las manos manchadas por
de repente, todo flaquea, parece siniestro. Cuando las la sangre de layo. Luego de escucharlo, Edipo hace un nuevo
cosas suceden ordenadamente, como corresponde, juramento solemne:
años crecen los cereales, los árboles dan fruto, las oveJas pa- -Buscaré y descubriré al culpable.
ren corderos y las vacas, becerros. La riqueza d~ la tierra Edipo es un investigador, un hombre que interroga e inda-
tebana se renueva al paso de las estaciones. Las mujeres tam- ga. Desde que partió de Corinto en busca de aventuras, tam-
bién están atrapadas en ese gran ciclo renovador de la fuerza bién se ha entregado a la aventura de reflexionar, de poner
vital. Tienen hijos hermosos, fuertes, sanos. Súbitamente, ese todo en tela de juicio. Nada lo detiene. Iniciará una investi-
curso normal se ve interrumpido, desviado, se vuelve cojo. gación de tipo policial.
Las mujeres paren monstruos o niños muertos, abortan. Se Como primera medida, anuncia que todos LOS que posean
secan las fuentes mismas de la vida. Una enfermedad ataca a información deben revelarla; los que esté"n en contacto con
hombres y mujeres, jóvenes y viejos; todos mueren. El páni- un presunto asesino deben echarlo, el asesino no puede per-
co es generaL Tebas está enloquecida. ¿Qué sucede? manecer en Tebas porque su deshonra pesa sobre la ciudad.
se debe semejante trastorno? Mientras no lo descubran y lo expulsen de las casas, los san-
Creonte decide enviar un representante a Delfos para in- tuarios y las calles, Edipo no dejará de buscarlo. Necesita
terrogar al oráculo acerca del origen de la enfermedad in- saber. Comienza la investigación. Creonte explica al pueblo
fecciosa, la epidemia que azota la ciudad y trastorna todo. que Tebas tiene un adivino profesional, que sabe descifrar el
Los representantes de la vitalidad de Tebas en sus dos ex- vuelo de las aves y acaso por inspiración divina conocerá la
tremos, los niños y los ancianos (los de tres y cuatro pies), verdad: es el viejo Tiresias. Pide que lo convoquen para inte-
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rrogarlo sobre los sucesos, pero el adivino no desea mostrar- No hay una descendencia pura de Cadmo y otra de los
se ni que le hagan preguntas. No obstante, lo llevan a la ~embrados, ambas siempre se han mezclado. Lábdaco,
za pública frente al pueblo, el consejo de ancianos, Creonte y Edipo también son descendientes de los Sembrados. Por su
y parte, Yocasta desciende directamente de Equión, quien re-
Éste lo interroga, pero Tiresias· se niega a responder. Finge presenta algo sumamente perturbador. La ciudad está
no saber nada. Edipo está furioso con ese adivino por el que sus jefes se pelean entre sí, se odian; Edipo continúa su
no siente gran respeto. ¿Quién ha sido el más astuto y sabio: investigación.
el que supo responder al enigma de la Esfinge con su sola Un testigo directo, al que se debería consultar, es el hom-
experiencia y capacidad de juicio de hombre racional, o el bre que presenció el drama de Layo y se salvó. A su regreso,
que no lo supo hacer a pesar de su experiencia y las señales dijo que un grupo de bandidos asaltó el carro real en la ruta
que descifra? Edipo se estrella contra un muro, pero no de a Delfos y mató a Layo y a su cochero. La primera vez que
ignorancia, porque Tiresias sabe la respuesta, y su sabiduría escuchó ese relato de la muerte de Layo, Edipo se sintió per-
divina le indica que no debe revelarla. Sabe quién mató a turbado en su función de juez investigador: le dijeron que
Layo y quién es Edipo porque está en contacto con Apolo, su todo sucedió en un paso estrecho cerca de Delfos donde se
amo. Es Apolo quien ha dicho "matarás a tu padre y te acos- cruzaban tres caminos; recordaba ese lugar a la perfección.
tarás con tu madre". Tiresias comprende lo que representa Pero si bien no sabe a quién mató en ese sitio, lo reconforta
Edipo en las desgracias de Tebas, pero no quiere decir el hecho de que "un gru.po de bandidos atacó a Layo". Su ra-
bra. Está resuelto a mantener esa actitud hasta que Edipo, en zonamiento es sencillo: "Un grupo ... por lo tanto, no fui yo.

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 183


ese momento enfurecido, comprenda que su silencio· no pue- Son dos hechos diferentes. Yo me crucé con un hombre en su
de ser fruto de la casualidad. Éste cree que Tiresias y Creonte carro que me golpeó, después pasó el carro de Layo y fue
conspiran para desestabilizarlo y ocupar su lugar. Imagina que atacado por bandidos, son dos hechos totalmente distintos".
los dos se han puesto de acuerdo, que acaso Creonte pagó al Edipo quiere que le traigan a ese personaje que presenció
adivino y que el hombre que fue a Delfos también participa los hechos para escuchar su relato de primera mano, y se tur-
de la conjura. ba al saber lo que ha ocurrido. Le dicen que ese hombre, des-
La cólera embarga a Edipo, incapaz de pensar con clari- de su regreso a Tebas, casi no ha puesto los pies en la
dad; proclama que Creonte debe abandonar la ciudad inme- se ha retirado al campo y nadie ha vuelto a verlo. Es algo
diatamente: sospecha que ha organizado el asesinato de Layo, extraño. Hay que hacerlo venir y preguntarle cómo sucedie-
que deseaba su muerte para ejercer el poder por intermedio ron los hechos. Traen al desdichado servidor de Layo. Como
de su hermana Yocasta. Esta vez, en Tebas, la cima del Estado juez investigador, Edipo lo acribilla a preguntas, pero el hom-
está entregada a las fuerzas de la desunión, de la querella bre no es más locuaz que Tiresias. Es difícil sacarle informa-
desembozada. Yocasta intercede en favor de Creonte y trata ción, aunque Edipo lo amenaza incluso con la tortura para
de restablecer la armonía entre los dos hombres, las dos es- hacerlo hablar.
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184 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


En ese momento llega un forastero de Corinto) que ha re- Edipo pierde la cabeza. El pastor niega todo. Los dos hom-
corrido un largo camino. Se presenta ante Yocasta y Edipo y bres discuten:
pregunta quién es el rey del lugar. Le trae malas nuevas: su -Recuerda que estábamos en el Citerón y tú me entregas-
y su madre, los reyes de Corinto) han muerto. Edipo te el niño.
siente dolor por su orfandad. Pero el dolor es mitigado por Edipo presiente que la situación toma un giro aterrador. Por
cierto júbilo, ya que si PóLibo y Peribea han muerto) Edipo un instante piensa que fue un niño abandonado, hijo de una
no podrá matar a su padre ni acostarse con su madre. Ese ninfa o una diosa, lo cual explica su destino excepcionaL Aún
hombre de pensamiento independiente, libre, no deja de ex- guarda una esperanza, pero los viejos comprenden la verdad.
perin1entar alegria por el error del oráculo. Edipo se justifica se dirige al pastor de Layo y lo exhorta a decir la verdad:
frente al portador de malas nuevas que acaso espera que él -¿Dónde recogiste al nii1o?
regrese a Corinto para asegurar la sucesión real: hizo bien en -En el palacio.
~¿Quién te lo dio?
abandonar Corinto porque le habían dicho que mataría a su
- Yocasta.
y se acostaria con su madre. El mensajero responde:
No queda sombra de duda. Edipo comprende. Enloqueci-
-Te has equivocado: Pólibo y Peribea no eran tus padres.
do, corre al palacio para ver a Yac asta. Ella pende del techo:
En su estupor, Edipo se pregunta qué significa todo eso.
se ha ahorcado con su cinturón y está muerta. Con los bro-
ches de su manto) Edipo se desgarra los ojos.
legítimo de una estirpe real maldita, expulsado de su
"Tus badres no eran tus padres" lugar de origen al que ha regresado siguiendo un trayecto irre-
gular y desviado, ya no puede ver la luz, no puede contemplar
Yocasta escucha decir al rnensajero que Edipo era un recién el rostro de nadie. Quisiera también ser sordo. Quisiera su-
nacido cuando lo llevaron al palacio y lo adoptaron el rey y mergirse en una soledad absoluta porque ha deshonrado a su
la reina de Corinto. Aunque no era el hijo. de sus entrañas, ciudad. Cuando reina la peste, cuando el orden de las estacio-
quisieron que Corinto fuera su ciudad. la asalta un presenti- nes está alterado, cuando la vida pierde su fecundidad, signifi-
miento siniestro. Si hasta entonces no lo había adivinado, en ca que hay una mancha, un miasma, y esa mancha es él. Había
ese momento todo queda claro. Se alela del lUQ'ar del inte- dicho que el asesino sería expulsado ignominiosamente de
rrogatorio y entra en el palacio. Tebas. Por lo tanto, debe
-¿Cómo sabes todo eso? -pregunta Edipo al mensajero.
-Lo sé porque fui yo quien entregué al niño a mis sobera-
nos. Yo te entregué a ti, el niño hombre: tres en uno
-¿Quién te entregó al niño? -pregunta
El mensajero reconoce entre los presentes al VleJO pastor ¿Cómo no ver en este relato que el enigma propuesto por la
de ovelas de Lavo y Yocasta, quien le confió al recién nacido. Esfinge expresaba el destino de los Labdácidas? Todos los
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sean bípedos o cuadrúpedos, por no hablar de los tencía humana. Ha trastornado el curso regular de las esta-
peces, que no tienen pies, poseen una sola "naturaleza" que ciones, confundido la primavera de la juventud con el vera-
es invariable. Del nacimiento a la muerte, para ellos no no de la madurez y el invierno de La vejez. Al tiempo que
cambio en to que define su particularidad de ser viviente. mataba a su padre, se identificaba con él, ocupaba
Cada especie tiene una sola constitución, una sola manera en el trono y en el lecho de su madre. Al engendrar hijos con
de ser, una sola naturaleza. En cambio, el hombre conoce tres madre, al sembrar el mismo campo que lo había
estados sucesivos, tres naturalezas diferentes. Al principio es como decían los griegos, se identificaba no sólo
un niño, cuya naturaleza es diferente de la del hombre con- con su paure sino también con sus propios hijos e hijas que
sumado. Para pasar de la infancia a la edad adulta es necesa- son a la vez sus hermanos y hermanas. El monstruo del que
rio someterse a ritos iniciáticos que separan las dos edades. hablaba la Esfinge, de dos, tres y cuatro patas, es Edipo.
Uno se convierte en otro, entra en una nueva personalidad a El enigma plantea el problema de la continuidad social, el
partir de que el niño se vuelve adulto. Asimismo, y sobre mantenimiento de las leyes, las funciones, las posiciones en
todo en el caso del rey y del guerrero, cuando uno está para- las culturas a pesar del paso de las generaciones que nacen,
do sobre sus dos piernas es alguien que se impone sobre los reinan y mueren para ceder su lugar a la siguiente. El trono es
demás por su prestigio y su fuerza, pero a partir del momento el mismo, mientras que sus ocupantes cambian constante-
en que ingresa en la vejez deja de ser el hombre de las haza- mente. ¿Cómo puede el poder real subsistir único e intacto
ñas guerreras, se convierte, en el mejor de los casos, en el cuando los reyes que to ejercen son numerosos y diversos? El
hombre de la palabra y el consejo sabios; en el peor, en un problema es saber cómo el hijo del rey puede convertirse en

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 185


triste despojo rey como su padre, tomar su lugar sin chocar con él ni
A Lo largo de esos tres estadios, el hombre se transforma a ocupar el trono sin identificarse con su padre,
la vez que sigue siendo el mismo. ¿Qué representa Edipo? La como si fuera igual a éL ¿Cómo lograr que el paso de las ge-
maldición que pesaba sobre Layo vedaba un nacimiento que neraciones, la sucesión de los estadios que caracterizan a la
prolongara la estirpe de los Labdácidas. Al nacer, Edipo asu- humanidad y que son propios de la temporalidad y la imper-
me la carga de quien no debía estar ahí. Llega a destiempo. El fección, vaya de la mano con un orden social que debe per-
heredero de layo es un descendiente legítimo y a la vez un manecer estable, coherente y armonioso? la maldición pro-
retoño monstruoso. Es cojo desde todo punto de vista. Con- nunciada contra Layo y, más allá de ésta, el hecho de que
a la muerte, se salva milagrosamente. Nativo de Cadmo y Harmonía recibieran en su boda ciertos obsequios
Tebas, alejado de su lugar de origen, cuando ingresa en la con poder maléfico, ¿acaso no es una manera de reconocer
ciudad para ocupar el cargo más encumbrado ignora que ha que en el seno mismo de ese matrimonio excepcional y
al punto de partida. Edipo posee una constitución fundacional se insinuaban el fermento de la desunión y el
Al realizar la travesía que lo devuelve al pa- virus del odio, como si entre matrimonio y guerra, entre unión
lacio donde nació, ha mezclado los tres estados de la exis- y lucha, existiera un vínculo secreto? Muchos autores, el de
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186 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


estas líneas entre e1los, sostienen que el matrimonio es a la Polinices va a Argos y vuelve con la expedición de los Siete
niña lo que la guerra es al varón. En una ciudad donde viven sobre Tebas, argivos contra tebanos. Para quitarle el poder a
hombres y mujeres impera una necesaria oposición, y una no su hermano, trata de destruir la ciudad. En la última batana,
menos necesaria imbricación de la guerra y el matrimonio. los hermanos se enfrentan y se matan entre ellos, cada uno se
La historia de Edipo no termina ahí. La estirpe de los convierte en el asesino del otro. Son los últimos labdácidas.
Labdácidas debía terminar con Layo, y la maldición que pesa Allí termina o parece terminar la historia.
sobre Edipo se remonta a mucho antes de su nacimiento. No La expedición de Polinices contra Tebas sólo era posible
tiene la culpa, pero paga la pesada carga que representa esta en la medida en que Adrasto, rey de Argos, decidiera apoyar
dinastía de cojos, de defectuosos, para aquellos que han su causa. Para eso era necesario que el adivino Anfiarao apro-
a la luz del sol a pesar de que no tenían el derecho de nacer. bara la expedición. Pero él sabía que ésta sería un desastre,
que moriría allí y el desenlace sería catastrófico para todos.
Por eso se opuso. ¿Qué hizo Polinices? Al partir de Tebas lle-
Los hijos de Edipo vó consigo algunos de los regalos presentados por los dioses
a Harmonía en su boda con Cadmo: un collar y un manto.
Se relata que Edipo, ciego y deshonrado, recibe de sus Ofreció estos talismanes a la esposa de Anfiarao, Erifila, con
varones un trato tan indigno que lanza sobre ellos una im- la condición de que convenciera a su esposo de que debía
precación tan tremenda como la de Pélope sobre Layo. An- abandonar su oposición a la marcha sobre Tebas e instar a
tes de que lo expulsen de Tebas, cuando aún se encuentra en Adrasto a hacer lo que hasta entonces le había vedado. Re-
el palacio, sus hijos se quedan con la copa de oro de galos corruptores, regalos maléficbS, vinculados con un com-
y la mesa de plata mientras dan de com.er al ciego los peores promiso y un juramento. ¿Por qué el adivino cede al pedido
trozos de los animales sacrificados, los desechos de los ali- de su esposa? Porque ha jurado que siempre hará lo que ella
mentos. También se dice que lo encierran en una celda oscu- le pida. Regalos maléficos, compromisos irrevocables. Eso que
ra, para ocultarlo como una mancha que se quiere conseIVar ya estaba presente en la boda de Cadmo y Harmonía encuen-
en secreto. Edipo los maldice solemnemente: dice que sus tra su desenlace en la matanza recíproca de los hermanos.
hijos jamás se pondrán de acuerdo, que cada uno querrá ser
rey, que se disputarán el trono por la fuerza de las armas y se
matarán entre ellos. Un meteco
Así sucede. Eteocles y Polinices, descendientes de una es-
tirpe que no debía tener descendencia, se odian mutuamen- Edipo es expulsado de Tebas. Conducido por Antígona, ter-
te. Deciden ocupar el trono alternativamente un año cada mina su vida en tierras de Atenas, cerca de Colono, uno de
uno. Eteocles es el primero, pero al finalizar el año le dice a los demos de Ática. Se encuentra en una tierra donde no de-
su hermano que conservará el trono. Separado del poder, bería estar, un santuario de las Erinias donde está prohibido
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detenerse. La gente del lugar le ordena que se vaya: ¿qué hace gegenés, nacido armado y dispuesto al combate de la tierra
ese mendigo en un sitio sagrado? Es desplazado como Dioniso de Tebas. Su pasaje es en sentido inverso. Venido como ex-
al llegar a Tebas en su vestido femenino, asiático. Qué auda- tranjero, abandona la luz del sol para arraigarse en el mundo
cia pretender instalarse en un lugar del cual no se lo puede en ese lugar de Atenas que no es suyo y al que
echar porque nadie tiene derecho a pisarlo. Llega Teseo, aporta, a cambio de la hospitalidad que le ofrecen al cabo de
le relata sus desgracias, comprende que su fin está próxlmo y sus sufrimientos y peregrinaciones, la seguridad de la salva-
si Teseo lo acoge se compromete a ser el protector de Atenas ción en la paz y la concordia: como un eco débil de esa pro-
en los conflictos que puedan sobrevenir. Teseo acepta. Este mesa que representaba Harmonía cuando los dioses la entre-
este tebano, que desciende tanto de los Sembrados garon por esposa a en los tiempos remotos de la fun-
como de Cadmo y Harmonía, es un extranjero. Expulsado de dación de Tebas.
su tierra en el momento de nacer, lo es nuevamente y de ma-
nera ignominiosa. Helo aquí al térmÍno de su vida errabunda,
sin lugar, sin parientes, sin raíces, un emigrante. Teseo le brin-
da hospitalidad: no lo convierte en ciudadano de Atenas, pero
le confiere un estado de métoikos, un meteco
Vivirá en esa tierra que no es la suya. Por lo tanto,
realiza un pasaje desde esa Tebas divina y maldita, unida y
desgarrada, hacia Atenas: trayecto horizontal. sobre la su-

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 187


de la tierra.
Se convierte en meteco oficial de Atenas. No será su úni-
co tránsito: también será subterráneo, hacia las profundida-
des de la tierra, y celeste, hacia los dioses Olímpicos. Pasa de
la superficie de la tierra a lo subterráneo y también a lo ce-
lestiaL No tiene el carácter de un semidiós, un héroe tutelar
-la tumba del héroe está en el ágora-, sino que desaparece
en un lugar que sólo Teseo conoce y dará a conocer a quienes
ejercerán la soberanía en Atenas, una tumba secreta que será
la garante de la primacia militar y la continuidad. He aquí
un extranjero proveniente de Tebas que se radica como me-
teco en Atenas y desaparece bajo la tierra, acaso fulminado
por Zeus. No se transfonna en autóctono, nacido del suelo,
como se declaran los ciudadanos de Atenas, ni menos aún en
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188 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


jEAN.PIERRE VERNANT Primera afición en fr.uu:ts, 1999
Primera edición en csp~ ñ,,1, 2000
Segunda edición, noviembre, 2000
Tercera rcimp!oión, 2004

ÉRASE UNA VEZ ...


EL UNIVERSO,
LOS DIOSES,
Tirulo original: L¡""¡IIm. les 'ina. In h4 ..mn
LOS HOMBRES e 1999. édi,;oll$ du Seu;]
ISBN de la ed ición original: 2-02-038227-X

Un relato de los mitos griegos


D.R. e 1999, FOSDO DE CULTlJIlA ECO~OMICA DE AII.GENTlNA, S.A.
El Salvador S66S¡ 1414 B~cnos Aires, Argcmi~
fondo@fcc.com.n/ www.fÚ.co m .ar
Av. Picacho Ajl1$Co 227. 14200 Mbioo D. F.

ISBN: 950-557-384-7

FOlocopiar libros ad penado POI ley. Prohibida w reproducción


foral o parcial por cualquier medio de irrcprl:$ión O digiral, o:n forma
idálfica, (¡<{¡;OCIada o modiflc¡",b.. en casrdlano o m cualquier Otro
idioma, sin la a"larizadon c::o:prcsa de la alilodaL

FoNDO DE CULTURA EcoNÓMICA [MPRaO EN LA ARGENTINA - PRlNTED IN AI/IGENTINA


Hecho el depósito que marca la ley 11.723
M 8<ICQ - A RGIONTINA . B RASIL· C OLOM BIA· CHILE· EsPAÑA
EsTAOOS UNIDOS DE A M~RICA . PE RÚ - VENEZUEl,.A.
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U li ses o la aventura humana

Los griego s vencen. Después de años de sitio y batallas freme


a los muros de Troya, la ciudad cae por fin. No satisfechos
con vence r y toma rla, los griegos la saquean y la incendian.
Han penetrado en la ciudad gradas a un ardid, el fumoso ca·
bailo de madera que los troyanos han tomado por una piado.
5a ofrend a a los dioses. Una vanguardia ha salido del interior
del caballo y abierto las puertas de la ciudad para que el ejér-
cito griego pueda di spersarse por ella y masacrar todo a su
paso. Los hombres son muenos, las mujeres y los niños son
llevados a la esclavitud , sólo quedan ruinas. Los griegos ima-

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 189


ginan que el asunto ha te rminado por fi n, pero entonces apa-
rece la otra vertiente d e esta ave ntura guerrera. Será necesa·
rio que los griegos paguen por los crimenes, los excesos, la
h)'bris, cometidos al alcanzar su victo ria. En el mo mento de
la partida surge un desacuerdo entre Agamenó n y Menelao.
Menelao d esea partir inmediatamente, regresar a su hogar lo
antes posible. Agamenón quiere quedarse para hacer un sao
crifici o a A tenea, quien ha abogado po r su causa ante los
dioses y por lo tanto asegurado la victoria. Ulises dedde en·
filar sin demora hacia traca con sus doce naves. Se embarca
en la misma nave con Menelao y el viejo Néstor. Pero en la
isla de Tenedos, U li ses rine con Menelao y vuelve a Troya
para. reunirse con Agamenón. Partirán juntos con la esperan·
za de llegar al mismo tiempo a la G recia continental. Pero

99
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100 ÉRASE UNA VEZ... EL UNIVERSO, LOS DIOSES, LOS HOMBRES ULlSES O LA AVENTURA HUMANA 101

dioses disponen otra cosa. Desencadenan vientos, tormen- tria. Ya se siente de vuelta en casa. En el momento en que
tas, huracanes. La flota se dispersa; muchas naves naufragan, imagina que ha finalizado su travesía, se alza el telón sobre
llevando consigo a marineros y soldados. Pocos griegos re- otra parte de los trabajos de Ulises: hasta entonces había rea-
gresan a sus tierras. Y entre aquellos a quienes el mar perdo- lizado la travesía de un navegante de regreso de una expedi-
na la vida, hay algunos que morirán en el umbral del hogar. ción guerrera allende el mar. Pero apenas dobla el cabo Ma-
Así le sucede a Agamenón. Apenas pone pie en tierra, cae en lea, una tormenta imprevista se abate sobre los griegos. El
la trampa que le han tendido su esposa Clitemnestra y Egisto, viento soplará durante siete días y arrojará a la flotilla a un
el amante de esta esposa infiel. El confiado Agamenón lnar muy diferente del que había surcado hasta entonces. En
irrumpe como un toro, feliz de volver al establo familiar. Es lo sucesivo Ulises no sabrá dónde está ni volverá a encontrar
derribado sin piedad y muerto por los cómplices. pueblos como el de los Cicones, guerreros hostiles pero se-
Así, las naves de Ulises se separan de las de Agamenón, mejantes a él. De alguna manera cruza las fronteras del mun-
que conforman el grueso de la flota. Aquél se encuentra ais- do conocido, el oikoumenos humano, para entrar en un espa-
lado en el mar con su flotilla. Sufre las mismas pruebas y ca- do de no humanidad, un mundo del más allá.
pea los mismos temporales que sus compañeros de infortu- A partir de ese momento, Ulises sólo se encontrará con
nio. Cuando llega a Tracia, tierra de los Cicones, la recep- seres de .naturaleza cuasi divina como Circe o Calipsot que
ción es hostil. Ulises toma La ciudad de Ismaros. Frente a los se alimentan de néctar y ambrosía, o monstruos subhumanos
vencidos se conduce como la mayoría de los héroes griegos. como el Cíclope o los Lestrigones, caníbales que se alimen-
Mata a casi todos los habitantes, pero perdona a uno, el sa- tan de carne humana. Para los griegos, lo propio del
cerdote de Apoio, llamado Marón. Éste le obsequi~ varios que lo define como tal, es comer pan y beber vino, tener un
odres de un vino que no es una bebida común, sino una suer- cierto tipo de alimentación y reconocer las leyes de la hospi-
te de ~éctar divino. Ulises los hace cargar en las bodegas de acoger al forastero en lugar de devorarlo. El univer-
sus naves. Los griegos, felices, instalan su campamento en las so donde la terrible tormenta ha arrojado a Ulises y sus ma-
márgenes del río para zarpar al amanecer. Pero los Cicones rinos es precisamente lo contrario del mundo humano nor-
de los campos, advertidos de La presencia enemiga, los ata- mal. Al amainar la tempestad, los griegos divisan una playa
can y matan a tnuchos de ellos. Los sobrevivientes se embar- y desembarcan en tierra ignota. Para conocer un poco a los
can apresuradamente y se hacen a la mar. habitantes y obtener provisiones, Ulises designa a varios hom-
con la misión de explorar la tierra y tomar contacto con
la gente del lugar. Ésta los recibe con gran amabilidad. Los
el pais indígenas, muy sonrientes, ofrecen compartir su aJ.LlW. . W.V

habitual con los navegantes extranjeros. Ahora bien, los


La nota, muy ha vuelto al mar. Poco después, Ulises son los Lotófagos, comedores de lotos. Así como los
bordea el cabo Desde allí ve la costa de Ítaca, su pa- hombres se alimentan de pan y vino, ellos comen una planta
102 ÉRASE UNA VEZ ... EL UNiVERSO, LOS DIOSES, LOS HOMBRES ULISES ° LA AVENTURA HUMANA 103
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delicada, el loto. Si un ser humano come este alimento deli- za sin que los marinos remen ni puedan ver lo que les aguar-
cioso se olvida de todo. No recuerda su pasado, pierde toda da. Bruscamente llegan a un isiote que no habían avistado y
noción de quién es, de dónde viene y a dónde va. Quien come en el que nada se distingue. El mismo mar, acaso los
el loto deja de vivir como los hombres, con el recuerdo de su ha llevado el navío hacia esa isla invisible en la que desem-
pasado y la conciencia de quiénes son. barcan en medio de la oscuridad totaL Ni siquiera se ve la
Cuando vuelven con sus compañeros, los enviados de Ulises luna. No se distingue nada. Han llegado allí sin saber qué les
se niegan a zarpar, son incapaces de relatar lo sucedido. Están aguarda. Como si, después de la isla del olvido, se entornara
sumidos en una suerte de soporífero bienestar que paraliza to- frente a ellos la puerta de la noche y la oscuridad. Allí cono-
dos los recuerdos. Su único deseo es permanecer donde están, cerán nuevas aventuras. Ponen pie en tierra. La isla está re-
sin lazos, pasado ni proyectos: sin el anhelo de regresar. Ulises matada por una altura, un promontorio donde habitan esos
los toma por el cuello, los obliga a embarcar y zarpa. Así termi- gigantes monstruosos con un solo ojo en medio de la frente a
na la primera etapa; una tierra que es el país del olvido. los que llaman Cíclopes.
A lo largo de todo el periplo, en cada momento, el Ulises deja su nave al abrigo de una caleta y con doce hom-
la pérdida de memoria de la patria y del deseo de regresar a bres asciende a la cima de la colina, donde divisa una cueva en
ella serán el trasfondo de todas las aventuras de Ulises y sus la que espera encontrar algo con lo cuaL reabastecerse. Entran
la fuente del peligro y la desgracia. Estar en el en la enorme gruta excavada, donde descubren canastos con
mundo humano significa vivir bajo la luz del sol, ver al próji- quesos y toda una cultura bucólica. No hay allí cereales, pero
mo y ser visto por éste, vivir en reciprocidad, recor0 ar quién sí majadas de cabras, quesos, acaso algunas viñas silvestres.

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 191


es uno y quiénes son los demás. Allí, por el contrario, pene- Naturalmente, los compañeros de Ulises sólo piensan en to-
tran en un mundo donde las potencias nocturnas, los hijos de bar algunos quesos y alejarse lo antes posible de esa caverna
la Noche, como los llama Hesíodo, extenderán gradualmen- que no ofrece nada valioso. "¡Vámonos!", le dicen a
te su sombra siniestra sobre los hombres y sobre el mismo pero él se niega. Quiere conocer al habitante del lugar. Ulises
Ulises. Una nube de oscuridad permanece suspendida sobre no sólo es el hombre que debe recordar, sino también aquel
los navegantes, amenaza con destruirlos si se dejan llevar por que quiere ver, conocer, experimentar todo lo que puede ofre-
el olvido de regresar. cerle el mundo, incluso ese mundo subhumano al cual lo han
arrojado. Su curiosidad siempre avanza más allá, y en esta si-
tuación amenaza con destruirlo. En todo caso, esta vez la cu-
como aL Cíclope riosidad provocará la muerte de varios camaradas. Poco des-
pués llega el Cíclope con sus cabras, corderos y el carnero
la isla de los Lotófagos ha quedado atrás. El barco de Ulises macho, y todos entran en la cueva.
navega y súbitamente la tlotilla es envuelta por una especie El Cíclope es enorme, gigantesco. Al principio no advierte
de bruma que no permite ver nada. Anochece, la nave avan- a esos hombrecillos como DulQ'as, ocultos en los rincones de
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192 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


104 ÉRASE UNA VEZ ___ EL UNIVERSO, LOS DIOSES, LOS HOM SRES UUSES O LA AVENTURA HUMANA 105

la cueva, temblando de pavor. De golpe los descubre y le pre- -El nombre que me dan mis amigos y mis padres es Outis.
gunta a Ulises, que se ha adelantado a los Tenemos allí un juego de palabras, ya que las sílabas ou-tis
-¿Quién eres? se pueden reemplazar por me-riso En griego, ou y me son dos
Ulises responde con mentiras: formas de negación, pero outis significa ¡¡ nadie", en tanto metis
-He perdido mi nave -primera mentira, ya que ésta lo designa la astucia. Desde luego, cuando se habla de metis se
aguarda-o Mi nave naufragó, estoy a tu merced, vengo a piensa inmediatamente en Ulises, héroe de la astucia, la habi-
implorar tu hospitalidad, somos griegos, combatimos valien- lidad para encontrar una salida a lo inextricable, mentir, timar
temente con Agamenón frente a Troya, tomamos la ciudad y a la gente, hacerle creer cualquier patraña y salir bien parado.
henos aquí, desgraciados náufragos. -Outis, Nadie -exclama el Cíclope-, ya que eres Nadie
-Sí, sí, de acuerdo -responde el Cíclope-, pero a mí yo también te haré un regalo. Te comeré el último de todos.
esas historias me importan un bledo. Entonces Ulises le entrega su regalo, un odre de ese vino
Toma a dos compañeros de Ulises por los pies, los arroja que le había obsequiado Marón y que es como un néctar di-
contra la pared de roca, les destroza la cabeza y los devora vino. El Cíclope lo prueba, lo encuentra delicioso, bebe más.
crudos. Los demás quedan paralizados por el terror y Ulises se Ahíto de queso, de los dos marinos que acaba de devorar,
pregunta en qué situación se ha metido. No tiene esperanza de embriagado por el vino, se duerme.
huir, porque durante la noche el Cíclope ha cerrado la entrada Ulises tiene tiempo de templar en el fuego un gran tronco
de la caverna con una roca que ningún griego, ni siquiera mu- de olivo al que ha tallado en punta. Todos los sobrevivientes
chos, podría mover. Al día siguiente se repite la escen~: el Cí- colaboran en el trabajo de carpintería y luego en la tarea de
clope devora a cuatro hombres, dos por la mañana y otros tan- el extremo candente en el ojo único del Cíclope, quien
tos por la noche. Ya son seis, la mitad de la partida. El Cíclope despierta aullando de dolor. Está ciego. Ha quedado librado
está encantado. Ulises ha tratado de engatusarlo con palabras a la noche, a la oscuridad. Naturalmente, dama por ayuda y
melifluas, y entre los dos se ha establecido una suerte de hos- acuden los Cíclopes de los alrededores. Cada uno vive por
pitalidad. Dice Ulises: su cuenta, es amo de su hogar, no reconocen dioses ni amos,
-Te haré un regalo que, creo, te complacerá. pero en todo caso acuden y desde afuera, puesto que la gruta
Así nace un diálogo, una relación personal de está cerrada, exclaman:
lidad. -Polifemo, Polifemo, ¿qué tienes?
El Cíclope se presenta, dice llamarse Polifemo. Es un hom- -¡Es espantoso, me está matando!
bre locuaz que goza de renombre. Pregunta a Ulises -su nom- -¿ Pero quién te hace daño?
bre. Para crear una relación de hospitalidad, es habitual que -¡Nadie, Outis!
cada uno diga al otro quién es, de dónde viene, quiénes son -Pero sí nadie, metis, te hace daño, ¿por qué nos fastidias
sus padres y cuál es su patria. Ulises dice que se llama con tus gritos?
es decir, Nadie. y se van.
ÉRASE UNA VEZ ___ EL UNIVERSO, LOS DIOSES, LOS HOMBRES ULlSES O LA. AVENTURA HUMANA 107
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que se ha ocultado} escabullido, desvanecido de- maldición hubiera quedado sin efecto, pero el Cíclope revela
trás del nombre que ha adoptado, se encuentra a salvo. Pero el nombre de Ulises a su padre Poseidón y dama por vengan-
no del todo, porque aún debe salir de ia gran cueva cerrada za: que Ulises no pueda volver a Ítaca sin padecer mil sufri-
por una roca. Comprende que la única manera de salir con- mientos, sin perder a todos sus camaradas y su navío} como un
siste en atar a cada uno de los seis griegos sobrevivientes náufrago solitario y extraviado. Si alguna vez Ulises ha de vol-
mediante un mimbre al bajo vientre de los carneros. Él mis- ver a su patria, que lo haga como un forastero, sobre un navío
mo se aferra a la lana gruesa del carnero preferido del Cíclo- no como el navegante que hace su regreso esperado al
pe. Cuando éste se coloca en la entrada del antro y desplaza hogar en su propia embarcación.
la roca que lo sellaba, hace pasar a cada animal entre sus Poseidón escucha la maldición de su hijo. De este episodio
piernas y le palpa la espalda para que ningún griego aprove- data su voluntad, que domina todas las aventuras posterio-
che para escapar. No advierte que están atados al vientre. reS, de que Ulises llegue al último límite de la muerte y las
Cuando sale el cúnero con Ulises, el Cíclope se dirü::e al tinieblas y sus pruebas sean las más terribles. Como le dirá
que en realidad es su único interlocutor: más adelante Atenea, su gran protectora, Poseidón no pudo
-Mira a qué me ha reducido este espantoso bruto, este aceptar el daño infligido a su hijo el Cíclope; por eso ella no
Nadie. Pagará por ello. pudo intervenir sino al final de su periplo, cuando todo pa-
El camero avanza hacia la salida, y Ulíses con éL recía perdido. ¿Por qué? Porque la consecuencia de haber
El Cíclope coloca la piedra en su lugar, convencido de que arrojado el ojo de Polifemo a la noche, de haberlo cegado, es
los griegos permanecen en el interior, aunque todos han sali- que Ulises debe recorrer la ruta de todo lo que es nocturno,

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 193


do. Descienden por los desfiladeros rocosos hasta- la bahía oscuro y siniestro.
donde se oculta su nave. la abordan, sueltan amarras y se
de la costa. En lo alto, cerca de su gruta, está el Cíclo-
pe, que arroja enormes piedras al mar. En ese momento, Ulises Idilio con Circe
no resiste el placer de la jactancia y la vanidad:
-Cíclope, si te preguntan quién ha enceguecido tu ojo, di- de la isla de Polifemo y llega a la de Eolo. Es
les que fue Ulíses, hijo de laertes, Ulises de Ítaca, saqueador que Ulises ha conocido y que algunos han
de ciudades, vencedor de Troya, Ulíses fecundo en ardides. pero que tienen la particularidad de ser im-
~aturalmente) quien escupe contra el viento se moja la cara. posibles de hallar. La isla de Eolo está totalmente apartada y
Porque el Cíclope es hijo de Poseidón, el gran dios de todas las rodeada por una muralla de peñascos, como un recinto circu-
así como del mundo subterráneo. Los temblores de tierra lar de bronce. Allí viven Eolo y su familia, sin contacto con
y las tempestades vienen de éL El Cíclope lanza contra Ulises nadie. Los Eólicos se reproducen incestuosamente, mediante
una maldición solemne, que sólo es válida si se indica el nom- un sistema matrimonial encerrado en sí mismo. Viven en la
bre de su destinatario. Si hubiera dicho "Nadie", tal vez la soledad total, el aislamiento completo. La isla es el eje de las
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rutas marinas, el nudo de concentración de todas las direccio- dondo y vuelve por donde de venir. Ulises, burlado, se
nes del espacio acuático. Eolo es el amo de los vientos que, encuentra nuevamente frente a Eolo. Este le pregunta por
según soplen de un lado o de otro, abren o cierran y a veces qué ha regresado.
alteran y confunden los caminos de la mar. Acoge a Ulises con -No es mi culpa, cometí el error de dormir, dejé que me
hospitalidad y gentileza por cuanto es un héroe de la guerra de venciera el sueño y el resultado fue que mis compañeros abrie-
Troya, de esos que canta la Iliada. Ulises Le trae el relato de lo ron el odre.
que sucede en el mundo, el rumor del universo del cual está Esta vez, Eolo no le hace fiestas; Ulises suplica:
totalmente aislado. Es el amo de los vientos, pero no tiene otro -Déjame partir, dame una nueva oportunidad.
poder. Ulises habla, relata, Eolo lo escucha feliz. Al cabo de Eolo, furioso, te dice que es el último de los últímos, que
unos días, le dice: no es nadie ni nada, que los dioses lo
-Te daré aquello que necesitas para partir de mi isla y -Para que te haya ocurrido semejante desgracia es me-
navegar sin problem'as derecho a Ítaca. nester que seas maldito, no quiero volver a escucharte.
Le entrega un odre, no de vino como el de Marón, sino que Ulises y sus marinos vuelven a partir, sin haber encontrado
contiene las fuentes de todos los vientos, las semillas de las en Eolo la ayuda que esperaban.
tempestades. En ese odre cuidadosamente cerrado, Eolo ha A continuación, la flotilla de Ulises llega a la isla de los
el origen, la génesis de todos los vientos Lestrigones. Allí hay puertos bien construidos y una ciudad.
salvo el que conduce directamente a Ítaca. Recomienda a Ulises, siempre el más astuto, en lugar de amarrar su nave en
Ulises que no lo abra. Si los vientos escapan, ya no podrá una especie de puerto natural decide hacerlo en una caleta
controlar lo que sucederá. . algo apartada. Y, con la prudencia adquirida en sus aventu-
-Mira, el único viento que sopla en el universo es el que ras, envía a un grupo de marinos a conocer a los habitantes.
te lleva de mi isla a Ítaca. Los marinos avanzan hacia la ciudad y por el camino se cru-
Por la tarde, desde su navío, Ulises advierte en la distancia zan con una joven alta, robusta, una campesina o matrona
la costa de Ítaca. Con sus propios ojos ve las tierras de su mucho más grande y forzuda que ellos, que los invita a acom-
patria. Feliz, se adormece. Caen sus párpados, sus ojos se cie-
rran, así como él ha cerrado el ojo del Cíclope. Ha -Mi padre, el rey, os recibirá y os dará lo que deseáis.
al mundo nocturno, de Hipno , el Sueño; en lugar de velar, se Los marinos están complacidos, aunque la talla de esa per-
duerme en la nave que lo lleva a Ítaca. Librados a su volun- sona tan amable no deja de impresionarlos. Es demasiado fuer-
tad, los marinos se preguntan qué hay en ese odre que te y robusta. Se presentan al rey de los Lestrigones, quien
entregó a Ulises: seguramente son tesoros. Sólo quieren inmediatamente devora a uno de ellos. Los hombres
una mirada y volver a cerrarlo. Cuando ya están a tiro de la ponen pies en polvorosa y vuelven a las naves gritando: "¡Sál-
costa de Ítaca, abren el odre, los vientos escapan en tropel, vese quien pueda, vámonos de aquí!". Mientras tanto, los
el mar se alza. s~ desencadenan las olas, la nave vira en re- Lestrigones, convocados por su rey, se han lanzado tras
UUSES O Lo\. AVENTURA HUMANA
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Ven a los griegos que se afanan en sus naves, tratando de aban- -Una hechicera transformó a tus hombres en cerdos. Se-
donar el lugar lo antes posible. Los pescan como atunes, los guramente te ofrecerá la misma bebida, pero te daré un an-
atrapan corno peces y los comen. Mueren todos los camara- tídoto que te salvará de la metamorfosis para que sigas sien-
das de Ulises, salvo aquellos que se encontraban en la nave do tú mismo. Seguirás siendo el Ulises de siempre, Ulises
en persona.
oculta. Ulises parte con un solo barco.
Este navío solitario llegará a la isla de Eos, en el Mediterrá- Hermes le entrega un trozo de planta. Ulises vuelve con
neo. Ulises y sus compañeros encuentran un lugar donde atra- sus compañeros, quienes tratan de disuadirlo:
car y se aventuran a tierra. Hay peñascos, un bosque, algo de -No vayas. Si los otros no vuelven, es porque han muerto.
vegetación. Pero los marinos, como Ulises, se han vuelto des- -No -dice Ulises-, vaya liberarlos.
confiados. U no de ellos se niega a abandonar el barco. Ulises Bebe el antídoto que le ha dado Hermes y se presenta a la
alienta a los demás a explorar la isla. Una veintena de marinos hechicera. Entra en el palacio, la espada al flanco. Ella se sien-
parten a explorar y descubren una hermosa casa, un palacio ta en una hermosa silla dorada. Él no hace la menor alusión a
rodeado de flores donde parece reinar la calma. Lo único que sus compañeros, y cuando ella va a buscar la bebida con el
los inquieta, que les parece extraño, es que en los alrededores filtro finge seguir su juego. El brebaje no surte efecto: lejos de
un gran número de animales salvajes, corno lobos y leo- transformarse en cerdo, Ulises sonríe amablemente y a conu-
nes, que se aproximan con aire de mansedumbre y se frotan desenvaina su espada y se arroja sobre Circe.
contra sus piernas. En medio de su estupor, los marinos recuer- -Eres Ulises -dice ella-, sabía que mi magia no funcio-
dan que quizás están en un mundo al revés donde \as bestias naría contigo. ¿Qué deseas?

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 195


son mansas y los seres humanos son feroces. Llaman a -Ante todo, libera a mis compañeros.
la puerta y les abre una hermosa joven. Estaba hilando y te- Entre la hechicera, tía de Medea, y Ulises -y a través de él,
mientras cantaba con bella voz. Los hace pasar, los in- dios hechicero y urdidor de fantasmagorías- se pro-
vita a sentarse y les ofrece una bebida. En ésta ha mezclado un ducirá una especie de enfrentamiento y luego un acuerdo.
filtro que, apenas beben un sorbo, los transforma en cerdos. Se Ulises y Circe vivirán un idilio dichoso. Pero antes ella de-
vuelven puercos de pies a cabeza: voz, manera de caminar, de berá liberar a sus compañeros. ¿Por qué los transformó en
alimentarse. Circe -tal es el nombre de la hechicera- se rego- cerdos? A todos los viajeros que llegan a su isla les reserva
cija al ver sus nuevos animales. Se apresura a encerrarlos en una suerte similar. ¿Por qué? Porque se siente sola y trata de
un chiquero y les da los alimentos propios de esas bestias. rodearse de seres que no la abandonarán. Está claro que al
Ulises y el resto de sus camaradas, que esperan el regreso transformar a los viajeros en cerdos u otros animales
de la partida, empiezan a inquietarse. Entonces, aquél parte que olviden el regreso, el pasado, su condición de hombres.
en su busca hacia el interior de la isla. De golpe se le aparece Es lo que sucede a los compañeros de Ulises, los que sin em-
Hermes, dios astuto y tramposo, quien le explica lo que ha bargo conservan un rastro de lucidez, una forma de inteli-
sucedido: gencia, de modo que al verlo acuden felices. Lo reconocen.
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112 ÉRASE UNA VEZ ... EL UNIVERSO, LOS DIOSES, LOS HOMBRES ULlSES O LA AVENTURA HUMANA 113

Circe los toca con su vara. Inmediatamente recuperan la for- donde jamás amanece. Es el mundo de la noche, de la bru-
ma humana, e incluso lucen más jóvenes, más apuestos que ma constante, donde se encuentra la entrada al infierno.
antes. El paso por el estado de cerdo ha sido una suerte de Esta vez llegará no sólo al límite de lo humano, con el ries-
iniciación, como si fuera necesario remedar el camino que go de olvidar su pasado y su humanidad, sino a las fronteras
conduce a la muerte para ser más joven, bello y vivaz que nlismas del mundo de los muertos. Circe le explica lo que
antes. Es lo que les sucede al tiempo que vuelven a ser hom- debe hacer:
bres. Si Circe los hubiera matado, hubieran perdido el noús, -Detendrás tu nave en tal lugar, avanzarás a pie hasta lle-
el pensamiento: los muertos están totalmente rodeados de gar a una fosa. Llevarás contigo un poco de harina y un car-
noche; ninguno conserva el noús salvo Tiresias, con quien nero. Lo degollarás, esparcirás su sangre y verás alzarse del
nos cruzaremos más adelante. Pero los compañeros de Ulises suelo la multitud de los eido[a, los dobles, los fantasmas, las
no han sufrido la muerte sino una especie de bestialización almas de los que han partido. Reconocerás y llamarás a la de
que los separa del mundo humano, les hace olvidar el pasa- Tiresias: sólo a él le permitirás beber la sangre de tu carnero
pero que luego les otorga un nuevo florecimiento de su para que recupere cierta vitalidad y te diQ'a aué debes hacer.
juventud.
Ulises y Circe vivirán un auténtico idilio. Tal vez tendrán
hijos, como dicen algunos narradores, pero eso no está can- Los sin nombre, los sin rostro
Se aman, hacen el amor. Circe canta con su bella
voz y, naturalmente, Ulises trae a aquellos de sus compañe- En efecto, Ulises y sus compañeros zarpan y se dirigen a ese
ros que se han quedado en el barco. Aunque desconfían, los lugar. Ulises cumple los ritos indicados. Se encuentra ante la
convence sin gran esfuerzo de que no corren peligro. Perma- fosa, ha esparcido la harina y degollado el carnero, la sangre
necen allí durante mucho tiempo. Circe, la hechicera que está preparada. Ve avanzar hacia él la multitud de los que son
tiene el poder de transfornlar en cerdos u otros animales a nadie, outís, como él fingió serlo, los sin nombre, los nónumnoi,
hombres que pasan por allí, no es cruel ni maligna. Hace sin rostro, que ya no son visibles ni son nada. Los que otro-
todo lo posible para que se sientan felices. Sin embargo, los ra fueron individuos, pero de quienes no se sabe más nada,
compañeros de Ulises, que evidentemente no disfrutan de conforman una masa indiferenciada de la cual surge un rumor
los mismos placeres que su jefe porque no tienen acceso al indistinto y aterrador. No tienen el don de la palabra, no ha-
lecho de Circe, empiezan a aburrirse. Cuando le recuerdan producen un ruido caótico. Ulises queda embargado
que debería pensar en el regreso, ella no protesta ni trata de por el terror frente a ese espectáculo que presenta a sus ojos
detenerlo: y oídos la amenaza de una disolución total en un magma infor-
-Si partir, vete -le dice, y le de me, su palabra tan hábil disuelta en un rumor inaudible, su
para un viaje próspero-o Escucha, la gloria, su renombre, su fama olvidados, en peligro de perderse
etapa de tu travesía te llevará al mundo de los Cimerios, en esa noche. Entonces aparece Tiresias.
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Ulises le da de beber y Tiresias le anuncia que volverá a su atrapa y devora a los hombres. Además de navegar entre esos
hogar, donde lo aguarda Penélope. También le comunica no- peñascos y elegir entre los peligros de Escila y Caribdis, pa-
ticias de todos. Agamenón ha muerto. Ulises ve las sombras sarán cerca del islote de las Sirenas. Quien escucha su canto
de alQUnos héroes, la de su madre, reconoce a Aquiles y lo está perdido, porque los marinos no resisten su embrujo y su
de beber un sorbo de esa sangre que de- nave es destruida por los escollos. Desde su nave, Ulises di-
Aquiles habla_ ¡Qué dice en ese momen- visa el peñasco de las cantantes.
to en que el mundo entero canta su gloria, en que su kleos, su ¿Qué hace el ingenioso rey? Trae consigo cera, y al avistar
brilla en todas partes, en que se lo considera el modelo el islote en el que se agazapan las Sirenas, esas aves-mujeres
a tal punto que su superioridad es reconocida en o mujeres-aves, cantantes de bella voz, tapa las orejas de sus
los mismos infiernos? Escuchémoslo: tripulantes para que no las escuchen, pero él no renuncia a
-Preferiría ser el último campesino miserable, hundido escucharlas. No sólo es el hombre de la lealtad y la memoria
en el estercolero, el más pobre a la luz del sol, que Aauiles en sino también, como en el episodio del Cíclope, aquel que
este mundo de tinieblas que es el Hades. quiere saber incluso lo que no debe conocer. No quiere pasar
Lo que dice Aquiles en la Odisea es lo contrario de lo que cerca de las Sirenas sin escuchar su canto, sin saber qué can-
proclamaba en la Ilfada: cuando se le da a elegir entre una tan y cómo lo hacen. Por consiguiente, conserva destapadas
vida breve, gloriosa, y una larga pero sin gloria, responde sin las orejas, pero se hace sujetar al mástil con ligaduras tan
la menor vacilación ni duda que es preferible la vida firmes que no le permiten moverse. Pasa la nave y al acercar-
sa, la muerte heroíca en plena juventud; la gloria de una vida se a la isla se produce lo que los griegos llaman galene: una

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 197


breve que se consuma en una muerte heroica vale' mucho calma chicha, sin viento, sin el menor ruido. Entonces se alza
más que todo el resto. Pero ahora que ha muerto dice exac- el canto de las Sirenas, que se dirigen a Ulises como si fueran
tamente lo contrario. Es mejor ser un campesino pobre y pio- las Musas, hijas de Memoria, las que inspiran a Homero cuan-
joso en la comarca más miserable de Grecia que Aauiles en do canta sus poemas y al aedo cuando relata las hazañas de
el mundo de los muertos. los héroes:
Ulises parte luego de escuchar esta confesión. Vuelve con Ulises, Ulises bienamado, ven, escúcha-
sus compañeros a la isla de Circe, quien los recibe nueva- nos, te diremos cantaremos la gloria de los héroes, tu
mente, los alimenta, les ofrece pan y vino y les indica el rum- propia gloria.
bo a seguir. Les advierte sobre todo que deben evitar el peli- Al· mismo tiempo que éstas revelan la Verdad con V ma-
gro terrible de los peñascos errantes, los Planctes, esas rocas es decir, exactamente lo que ha pasado, la isla de las
que se juntan cuando se intenta pasar entre ellas. Para evi- Sirenas aparece rodeada por una masa de cadáveres cuya
deben navegar entre Caribdis y Escila. Caribdis es un carne se pudre al sol sobre la arena. Los muertos son
remolino que amenaza con tragarse la nave; Escila, un peñas- que han cedido a la seducción del canto. Las Sirenas son a la
co que se alza hacia el cielo, donde vive un monstruo que vez la atracción del deseo de saber, el deseo erótico -ellas
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son la seducción misma-, y la muerte. Lo que dicen a Ulises -Llegaremos al lugar donde pastan las vacas del Sol, pero
es lo que se dirá de él cuando ya no exista, cuando haya fran- no podemos rnatadas. Son animales sagrados, intocables. El
queado la frontera entre el 11lundo de la luz y el de las tinie- Sol vela por ellos. Comeremos nuestras provisiones y no nos
cuando sea el Ulises de los relatos que hacen los hom- detendremos en la isla.
bres y cuyas aventuras estamos evocando en estas página~ Pero los marineros están agotados. Han corrido graves pe-
Se lo relatan en vida como si ya estuviera muerto, o perdido a varios compañeros, están fati!:rados. rendi-
como si se encontrara en un tiempo y lugar en el cual la fron- dos, y le dicen a Ulises:
tera entre los vivos y los muertos, la luz de la vida y la noche -¡No quieres detenerte porque eres un hombre de hierro!
del más allá, no fuera rígida e inmutable sino incierta, Euríloco habla en nombre de la tripulación:
franqueable. Lo atraen hacia esa muerte que será la consa- -Desembarcamos.
gración de su gloria, esa muerte que Aquiles no desea más, :-Está bien -dice Ulises-, pero sólo comemos las provi-
aunque la deseaba cuando estaba vivo porque sólo ella pue- siones que nos dio Circe.
de darles a los humanos un renombre imperecedero. La hechicera bebe néctar y ambrosía, pero tes ha dado pan
La nave pasa lentamente y Ulises escucha el canto de las y vino, alimentos humanos. Amarran la nave, bajan a la pla-
Sirenas; pugna por liberarse para ir con ellas, pero los mari- ya, comen sus provisiones. Al día siguiente se levanta un vien-
neros ajustan los lazos. Finalmente, la nave se aleja de to huracanado que soplará durante muchos días. No podrán
para siempre y se acerca a los peñascos que se entrechocan. partir, se agotan las reservas, las provisiones. El hambre los
Ulises prefiere Escila en lugar de Caribdis; consecuencia de tortura, les retuerce el vientre.
eso es que el monstruo de seis cabezas y doce patas atrapa a El hambre es una de las entidades que Hesíodo Incluye entre
varios marinos y los devora vivos. Algunos se salvan, pero los hijos de la Noche. Limos, Hambre, es hermano de Crimen,
no son muchos. Poco después llegan a Triclaria, la isla del Oscuridad, Olvido y Sueño. Olvido, Sueño y Hambre: el trío
SoL En efecto, la isla pertenece al Sol, el ojo que todo lo siniestro de potencias nocturnas está al acecho.
ve. Éste posee allí manadas de vacas inmortales, divinas El primero que ataca es el hambre. Al principio recurren a
que no se reproducen. Su número, fijo, corresponde a los la pesca. Consiguen atrapar algunos peces, pero no es sufi-
días del año. No debe variar ni en más ni en menos. Son ciente; no hay casi nada que comer. Ulises se aleja una vez
unos animales magníficos. Una de las revelaciones de más de sus compañeros, asciende a la cima de la isla para ver
Tiresias a Ulises fue la siguiente: "Cuando pases por la isla lo que se pueda y allí se duerme. Una vez más, nuestro Ulises
del Sol, por ningún motivo debes tocar unó de se ve envuelto por la noche del sueño, enviado por los dio-
tropel sagrado. Si no lo haces, tal vez puedas regresar a ses. Mientras duerme, el hambre tiene el campo libre y se
tu hogar. Si tocas uno solo, estás perdido". Naturalmente, dirige a todos por boca de Euríloco:
antes de desembarcar en Triclaria, Ulises recuerda la orden -No nos dejemos morir de inanición. Ahí están· esas her-
y advierte a la tripulación: mosas vacas, con sólo verlas se hace agua la boca.
118 ÉRASE CNA VEZ... EL UNIVERSO, LOS DIOSES, LOS HOMBRES ULlSES O lA. AVENTURA HUMANA 119
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\.provechando la ausencia de Ulises, que está encerrado en que la noche sea iluminada por el sol y que donde éste brille
su mundo nocturno y no los vigila, rodean la tropilla. Persiguen se instale aquélla. Apenas se alejan unos metros de la costa,
a varias vacas, las acorralan, las degüeUan y ponen la carne a Zeus oscurece el cielo. La nave está rodeada por la oscuri-
cocer. Hierven algunos trozos, asan otros. En ese momento, en se agitan las olas, el trueno cae sobre la nave, se
lo alto de la colina, Ulises despierta. le llega el olor de la grasa el mástil y en su caída aplasta la cabeza del timonel, quien se
y la carne asada. Presa de angustia, clama a los dioses: precipita al agua. Vapuleada, sacudida, la nave estalla en pe-
-Me habéis engañado, me habéis enviado la oscuridad del dazos. Los compañeros de Ulises parecen animales, azotados
sueño, que no fue un sueño sereno sino de olvido y de muer- por las olas como cornejas. Ulises, aferrado a un trozo de
te, y ahora me encuentro con este crimen. madera de su nave, flotará a la deriva durante nueve días.
a sus compañeros, pero éstos, olvida- Finalmente las olas lo depositarán, totalmente agotado, en
dos de las órdenes y las promesas, sólo piensan en comer. una olava de la isla de Calioso.
Entonces suceden prodigios. Los animales, cortados en tro-
zos y cocidos, siguen mugiendo como si estuvieran vivos. Es-
tán muertos, pero viven porque son inmortales. El sacrificio La isla
fue consumado de manera desviada y culpable, como en una
cacería de animales salvajes, confundiendo lo salvaje con lo Con la nave destruida y los últimos tripulantes azotados por
civilizado. Los prodigios se multiplican, pero los compañeros las olas como cornejas, sólo Ulises consigue escapar. Se afe-
de Ulises comen hasta hartarse y luego se duermen. Se serenan rra a un mástil, un resto de su nave, e inmediatamente la co-

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 199


las nubes, amaina el viento. Se hacen a la mar. Apen~s La nave rriente lo arrastra hacia Caribdis, donde se encuentra en una
se aparta de la isla, Helios se dirige no a Poseidón sino a Zeus: situación dramática. Nuevamente, escapa de manera casi
lo que han hecho! Mataron mis vacas, ahora de- Durante nueve días, solo, exhausto, estará a mer-
bes vengarme. Si no lo haces, dejaré de brillar para los in- ced de las olas, será arrastrado por las corrientes hasta el fin
mortales en el Éter y para los mortales que ven sucederse el del mundo. Como un náufrago, cuando está a punto de hun-
día y la noche sobre la Tierra. ¡Brillaré para los de abajo, para Calipso. Es una isla del fin del
los muertos! Descenderé al Hades y mi luz dispersará las ti- ni siquiera se encuentra en los confines del espacio marino,
nieblas. Vosotros, tanto los dioses como los hombres. vivi- sino separada de dioses y hombres por la inmensidad del agua.
réis en la noche. Está en ninguna parte. Ulises está agotado, y Calipso lo reco-
Zeus lo disuade: ge. Contrariamenre a lo sucedido en la isla de Circe, donde
-Yo me ocuparé de todo. los marinos y el mismo Ulises suplicaron ayuda a la ninfa,
Por falta de vigilancia, Ulises ha permitido a sus marinos esta vez es Calipso quien salva a Ulises.
que cometan el error de confundir lo sagrado con lo profano, Permanecerá allí durante una eternidad, cinco años, o diez,
el sacrificio con la cacería, de mezclar todo con el ries2'o de o quince, poco importa porque allí el tiempo no existe. Está
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200 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


120 ÉRASE UNA VEZ... EL UNIVERSO, LOS DIOSES, LOS HOMBRES UUSES O LA. AVENTURA HUMANA 12l

por fuera del espacio y dd tiempo. Cada día es semejante a tiene relaciones privilegiadas con ella, está recluido en la
otro. Vive en una constante intimidad amorosa con Calipso, isla de Calipso. Ante la insistencia de su hija Atenea y en
sin otto contacto, sin otra presencia, en una soledad total ausencia de Poseidón, Zeus toma su decisión: Ulises debe
dos. En un tiempo en el que nada sucede ni cambia, cada volver. Es fácil decirlo, pero CaHpso debe dejarlo partir. Zeus
es idéntico a los demás. Ulises está fuera del mundo. fuera le encomienda la tarea a Hermes, quien acepta de mala gana:
del tiempo. Para él, Calipso es todo amor y ",....,U.'-H.U.'-L.
ha puesto el pie en la isla de Calipso, que es como una
como indica su nombre, que viene del verbo griego especie de ninguna parte, lejos de los dioses y los hombres.
"ocultar") Calipso está oculta en un espacio fuera de todo, y Para llegar es necesario atravesar una enorme extensión de
allí Ulises también está oculto de todas las miradas. agua salada.
Hermes se calza las sandalias que lo vuelven veloz como el
rayo, como el pensanliento. Refunfuüa, dice que cumple la
en miniatura misión por obediencia y a su pesar, pero desembarca en la isla
de Calipso. Maravillado, descubre que ese islote en ninguna
Así comienza el relato de Homero sobre las aventuras de parte es un pequeüo paraíso. Hay jardines, árboles, fuentes,
Ulises. Desde hace diez años, el héroe está oculto en la isla arroyos, flores, grutas bien provistas donde Calipso canta, hila,
de Calípso. Vive con la ninfa, ha llegado al fin de su viaje, teje, hace el amor con Ulises. Hermes, deslumbrado, aborda a
su odisea. Allí todo se anuda, se juega el todo por el todo. En Calipso. Nunca se han visto, pero se reconocen.
efecto, aprovechando que el dios Poseidón, que persigue a -y bien, mi querido Hermes, ¿por aué has venido? Este
Ulises con tanto rencor y odio, está desprevenido, Atenea se encuentro no es habitual.
decide a intervenir. Poseidón ha partido al país de los Etío- -Efectivamente -dice Hermes-, si fuera por mí, no hu·
pes, como hace con frecuencia, para participar del banquete biera venido, pero traigo una orden de Zeus. Está resuelto,
de esos seres míticos, siempre jóvenes, de los que se despren- debes permitir la partida de Ulises. Zeus piensa que no hay
de un perfume de violetas, que desconocen la podredumbre. razón para que Ulises, entre todos los héroes de Troya, sea el
Ni siquiera deben trabajar, porque todas las mañanas encuen- único que no vuelva a su hogar.
tran alimentos animales y vegetales en un prado, ya cocidos, -No me vengas con cuentos -responde Calipso-. Sé
como en una edad de oro. Viven en los dos extremos del por qué queréis que libere a Ulises. Los dioses sois unos
mundo, el Oriente y el Occidente. Poseidón los visita en miserables, peores que los hunlanos, sois celosos. No sopor-
ambos confines, come y se regocija con ellos. Atenea apro- táis la idea de que una diosa viva con un mortal. Os altera
vecha la ocasión para decirle a su padre Zeus que la situa- que yo viva desde hace años tranquilamente con este hom-
ción no puede continuar: todos los héroes griegos que no mu- bre en mi lecho.
rieron en tierra troyana o en el mar durante el regreso están Sin embargo, la ninfa sabe que no tiene opción, y agrega:
en sus hogares, con sus esposas. Sólo el piadoso Ulises, que -Está bien. lo devolveré.
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Hermes regresa al Olimpo. A partir de entonces, el relato con una sonrisa lromca. El joven Titono arribó al palacio de
mismo empieza a oscilar. La travesía alejaba a Ulises del Aurora en el Olimpo con el privilegio de no morir jamás,
mundo de los hombres, lo conducía al país de los muertos, d pero al cabo de cierto tiempo se había vuelto un anciano. A
de los Cimerios, la última frontera dd mundo de la luz, d los ciento cincuenta o doscientos años, apergaminado como
mundo de los vivos. Actualmente se encuentra fuera de todo un insecto, no podía hablar ni moverse, ni comer. Era un es-
en esa suerte de paréntesis de divinidad, aislado en medio pectro viviente.
del mar. Su peregrinar se había congelado en ese dúo de amor
solitario con Calipso durante casi diez años.
¿Qué hacía Ulises cuando Hermes conversaba con Calipso Olvido
en su gruta? Se hallaba solo sobre un promontorio, frente al
mar inconmensurable que se extendía frente a él, y lloraba. Se que le ofrece Calipso a Ulises es convertirlo en un dios,
disolvía en lágrimas, en·el sentido literal de la palabra. Toda la un inmortal siempre joven. Para evitar la partida de los ma-
vitalidad húmeda que había en él brotaba por sus ojos, su piel, rinos de Ulises, Circe los había transformado en animales, por
hasta más no poder. ¿Por qué? Porque conservaba en su cora- debajo de lo humano. Calipso le propone metamorfosearlo
zón el recuerdo de su vida pasada, de Ítaca y de su esposa no en animal sino en dios, con el mismo fin, que olvide Ítaca
Penélope. Calipso no podía desconocer que Ulises pensaba en y a Penélope. El drama, el nudo, de esta historia es el dile-
el regreso, que era el hombre del regreso. Pero tenía la espe- ma de Ulises. Ha conocido la muerte, la ha visto en la isla
ranza de hacerle "olvidar d regreso", actuar de suerte tal que de los Cimerios; en la boca del infierno y también en tomo

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 201


él no recordara más quién era antes. ¿De qué manera? Ulises de las Sirenas, que cantaban su gloria desde la isla rodeada
había visitado el país de los muertos y escuchado a Aquiles de carroña. Calipso le ofrece la no muerte y la
decir que es terrible estar muerto, que esta especie de fantas- eterna, pero la consumación de esta metamorfosis tiene su
ma sin vida ni conciencia, esta sombra anónima en la que uno precio: permanecer allí, olvidar su patria. Además, si per-
se convierte, es el peor devenir que un hombre pueda imagi- manece con Calipso, estará oculto, dejará de ser él,
nar. Calipso le ofrecerá, al cabo de ese viaje y de semejantes el héroe del regreso.
pruebas, la inmortalidad, la juventud perpetua, libre del te- Ulises es el hombre del recuerdo, dispuesto a afrontar to-
mor a la muerte y la vejez. das las pruebas, padecer todos los sufrimientos para realizar
Al formular esa doble promesa, ella actuaba con conoci- su destino: llegar a las fronteras de lo humano y desde allí
miento de causa. En efecto, había una historia que no podía poder, saber, querer regresar y encontrarse a sí mismo. Debe-
ignorar, que todo el mundo conocía. Aurora, Eos, se había ría renunciar a todo ello. No se le ofrece la inmortalidad corno
enamorado de un joven muy bello llamado Titono. Lo había Ulises sino una inmortalidad anónima. Cuando Atenea, bajo
secuestrado y pedido a Zeus que le concediera la inmortali- la apariencia del anciano sabio Mentor, amigo de Ulises, vi-
dad porque no podía vivir sin él. Zeus se la había concedido, sita a su hijo Telémaco en Ítaca, le dice:
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124 ÉRASE UNA VEZ... EL UNIVERSO. LOS DIOSES. LOS HOMBRES ULlSES O LA AVENTURA HUMANA 125

-Tu padre es un hombre muy astuto, lleno de ardides. Es- sin nombre porque han perdido su identidad, o la existencia
toy seguro de que regresará, así que prepárate, porque nece- mortal, por cierto, pero en la que se reencontrará a sí mismo,
sitará tu ayuda. Viaja a las demás ciudades griegas en busca memorable, coronado de gloria. Ulises le dice a Calipso que
de noticias. No permanezcas inactivo, acn.ía. quiere volver.
Telémaco responde que no está seguro de que se trate Ya no siente deseo, Himero ni eros, por esa diosa encerrada
su padre. Penélope, su fi1adre, le ha dicho que es hijo de con la que vive en intimidad desde hace diez años. Si com-
pero él no lo ha visto. En efecto, Ulises partió cuan- parte su lecho es porque ella lo quiere. Él no. Su único deseo
do Telémaco tenía unos meses de vida. es recuperar su vida mortal, incluso morir. Su Hímero se diri-
Telémaco tiene veinte años, y hace veinte años que Ulises ge hacia la vida mortal, que desea consumar.
partió. Le dice a Atenea que su padre es un desconocido, y -¿Estás tan apegado a Penélope que la prefieres a mí?
no sólo para él; por voluntad de los dioses, es un ser que na- ¿Crees que es _más bella que yo? -pregunta Calipso.
die ha visto ni escuchado, invisible e inaudible. Ha desapa- -Pero no, en absoluto -responde Ulises-. Tú eres una
recido como si las Harpías se lo hubiesen llevado del mundo diosa, eres magnífica, más maravillosa que Penélope, lo sé bien.
de los hombres. Nadie sabe qué ha sido de él. Pero Penélope es Penélope, mi vida, mi esposa, mi patria.
-Si al menos hubiera muerto en combate en tierra griega -Está bien, comprendo -dice Calipso.
o cuando regresaba con sus naves, sus camaradas lo hubieran Entonces cumple la orden y lo ayuda a fabricar una balsa.
traído. Entonces le hubiéramos erigido un túmulo con una Juntos talan árboles y los sujetan para construir una balsa sóli-
serna, una lápida con su nombre. Así estaría siempre con no- da con un mástiL Ulíses se despide de Calípso y comienza una
sotros. Hubiera legado a su hijo y a su familia una gl~ria im- nueva serie de aventuras.
perecedera, kleos áphthiton. Pero ha desaparecido del mUil-
borrado, devorado, akleos, sin gloria.
La oferta de Calinso es la inmortalidad y la Juventud eter- Desnudo e invisible
sin que nadie hable de él ni escu-
che su nombre; por cierto, sin que ningún poeta cante su Navega sobre su balsa. Todo marcha bien. Después de mu-
ria. Como dice Píndaro en uno de sus poemas, una gran haza- chos días de navegación, Ulises ve una meseta que se alza
ña no debe permanecer (¡oculta". Es el mismo verbo, sobre el mar: la isla de los Feacios. En ese momento, Poseidón,
donde deriva el nombre de Calípso. Para existir, la hazaña luego del banquete con los Etíopes, vuelve al Olimpo. Desde
requiere el canto de un gran aedo. lo alto del cielo divisa una balsa con una vela atada al mástil
Desde luego, si Ulises permanece con Calipso no habrá y reconoce a Ulises. Monta en una cólera aterradora. Hacía
por lo tanto no habrá Ulises. Éste es el dilema: la in- diez años que nadie hablaba de ese sujeto, pero ahora com-
mortalidad anónima, sin nombre, lo cual significa que Ulises prende que los dioses han resuelto otra cosa y Zeus ha zanja-
será sen1ejante a los muertos del Hades, a los que se llama do la cuestión. No puede soportarlo. Destruye la balsa y he
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aquí que Ulises se encuentra nuevamente a merced de olas pero nadie viene a visitarlos, ningún forastero humano pasa
desencadenadas y se apresta a morir. En ese momento, feliz- por allí. En cambio, los dioses suelen hacerlo y presentarse
mente, lo descubre otra divinidad, lno Leucótea, la diosa como son, sin necesidad de disimular.
blanca, que suele aparecer en medio de las grandes tempes- Oculto en la foresta, Ulises duerme hasta el alba. En el pala-
tades para salvar a los náufragos. Le arroja una cio real, el rey tiene una hija de quince o dieciséis años. Está
rón, y le dice: en edad de casarse, pero en Feacia n0 es fácil hallar a un hom-
-Colócatela y no morirás. Quítatela antes de poner pie bre que responda a lo que pretende su padre de un yerno. Du-
en tierra. rante la noche eUa ha tenido un sueño, sin duda enviado por
Ulises torna la faja, nada con dificultad, se acerca a la cos- Atenea. Ha soñado con un esposo. Por la mañana, llama a sus
ta, pero cada vez que trata de ganarla lo rechaza el reúnen toda la ropa blanca de la casa y la llevan a
Finalmente, un poco más allá, divisa una especie de caleta en las aguas cristalinas de un río. Luego extienden las
donde desemboca un río, un torrente. Allí las olas no se es- bellas telas, los paños y las vestimentas sobre rocas para que se
trellan contra las rocas. Nada hasta ahí y ya es de noche, no sequen. Han cargado toda esa ropa sucia sobre un carro tirado
puede más, está agotado. Arroja de sí el talismán, se tamba- por animales. Lavada la ropa, las niñas juegan con un balón.
Lea sobre la orilla hasta una pendiente, se tapa con unas ho- Una sirvienta torpe deja caer al río el balón que Nausícaa le
jas caídas y se pregunta quién vive ahí, qué nuevo peligro lo ha arrojado. Las niñas lanzan gritos agudos.
acecha. Está resuelto a no dormir, a no pegar un ojo a pesar Ulises despierta, sobresaltado, aparta las hojas y contem-
de su agotamiento. Ha pasado noches sin dormir y su piel la escena. Está desnudo, su aspecto es espantoso. Como

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 203


está cubierta de sal por todo el tiempo que ha pasado en el tiene miedo, su mirada es torva. Las niñas se alborotan como
mar sin poder lavarse. Su pelo está crecido y también cubier- avecillas asustadas. Todas menos Nausícaa, la más alta, la más
to de sal. Se tiende en el suelo y entonces Atenea, que no la que se destaca entre ellas como Artemisa entre sus
intercedía desde hacía tiempo, aparece y lo duerme. acompañantes. No se mueve. Ulises la ve. Ella lo mira y sin
es la isla de los Feacios, a mitad de camino entre el duda se pregunta quién es ese harapiento de aspecto aterra-
mundo de los hombres, el de Ítaca, el de Grecia, y ese mundo ese monstruo, pero no se mueve. Entonces Ulises, espan-
extraordinario, milagroso, donde conviven caníbales y dio- toso de ver pero agradable de escuchar, ya que por aleo es el
sas. La vocación de los Feacios es justamente la de ser hombre diestro en el hablar, se dirige a ella:
cruzadores de fronteras. Son marineros que disponen de na- -¿Quién eres? ¿Eres una diosa con sus acompañantes!
ves mágicas: éstas navegan solas, a toda velocidad, en la di- un náufrago, desgraciadamente arrojado a la playa. Escucha,
rección deseada, sin timonel ni remeros. Son de alguna ma- me recuerdas una palmera que vi en Delos durante uno de
nera como Hermes, dios de los viajes y las travesías, poten- mis viajes, una paLmera esbelta que llegaba hasta el cielo. Al
cia que pasa de un mundo a otro. Por lo demás, esta isla no verla quedé maraviHado, extasiado, y tú también, jovencita:
tiene contacto con el exterior. Los Feacios son "cruzadores", al verte me he quedado maravillado.
ULlSES O lA AVENTURA HUMANA
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ÉRASE UNA VEZ... EL LNIVERSO, LOS DIOSES, LOS HOMBRES 129
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Responde ella: -Sigue las instrucciones de la hija del rey. Ahora yo te


-Tus palabras no condicen con tu aspecto. No pareces un volveré invisible para que no te suceda inconveniente algu-
ladrón, un kakós -Hama a las doncellas y les dice que se ocu- no en el trayecto. Mientras seas invisible, no mires a nadie.
pen de él-o DadIe alimentos y ropa. No cruces tu mirada con la de nadie, porque el que es invisi-
Ulises se baña en el río, se quita las manchas y las costras que ble no debe mirar a otro.
cubrían su piel, se viste. Atenea esparce sobre él la donosura y Ulises obedece todas las instrucciones, llega al palacio y se
la belleza. Lo vuelve más hennoso, joven, fuerte, lo llena de arroja a los píes de la reina. Mientras atraviesa la sala donde se
la gracia y el encanto. Ulises resplandece de betleza y seduc- encuentra reunida la nobleza Feacia sigue siendo invisible. Se
ción. Nausícaa lo contempla y susurra a sus doncellas: acerca al trono donde están sentados el rey Alcínoo y la reina
-Hace un momento ese hombre me parecía indecente, feo, Arete. En ese momento Atenea disipa la niebla y los Feacios
espantoso, pero ahora me parece semejante, atónitos descubren a ese forastero que abraza las rodillas de su
a los dioses que habitan en el cielo. reina. Arete y Alcínoo deciden acoger al huésped. Se realiza
Desde ese momento madura en la cabeza de N ausícaa la una gran fiesta en la cual Ulises demuestra cualidades incom-
idea de que el extranjero enviado por los dioses de alguna parables de atleta. Un hijo del rey 10 provoca, pero él conser-
manera está disponible, bien puede ser el esposo con el que va su sangre fría. Lanza el disco a mayor distancia que nadie y
había soñado. Ulises pregunta qué debe hacer. Ella le dice demuestra así ser un hombre de valor, un héroe. Convocan a
que vaya al palacio de su padre Alcínoo y su madre Arete: un aedo. Ulises se sienta junto al rey y la reina, y el aedo canta
-Debes tomar algunas precauciones -le advierte-o Yo la guerra de Troya. Relata las hazañas y la muerte de algunos
y
volveré a palacio. Cargaré la lencería en el carro volveré camaradas de Ulises. Éste, sin poder contenerse, baja la cabeza
con mis mujeres, pero no deben vemos juntos, sabes. y se cubre con su manto para que no lo vean llorar, pero Alcínoo
no hay forasteros, todos se conocen. Si ven a un desconocido lo advierte; comprende que ese hombre sentado a su lado, tan
se preguntarán quién es; y para colmo, si lo ven conmigo¡ conmovido por el relato, es uno de los héroes aqueos. Detiene
imagina lo que podrían pensar. Por eso, esperarás a que yo el canto y es Ulises quien toma la posta: revela su identidad y
me aleje y luego seguirás este camino hasta tal y tal relata a la manera de un aedo una gran parte de sus aventuras.
Entrarás en el hermoso palacio rodeado de jardines maravi- El rey decide enviar a Ulises a Ítaca. Lo hace porque es su
llosos llenos de flores y frutos en todas las estaciones. Tam- no sin tristeza porque también él ha pensado en su
bién verás un puerto con muchas naves. Entra en la sala, arró- Le insinúa a Ulises que si quiere permanecer en Feacia y
a los pies de mi madre Arete, abraza sus rodillas, pídele acostarse con Nausícaa¡ lo considerará el yerno ideat que
hospitalidad. Camino del palacio no te detengas por ningún continuará la estirpe de la realeza. Ulises responde que su
motivo ni hables con nadie. vida y su mundo están en Ítaca, y que deben ayudarlo a recu-
Nausícaa se aleja, y Ulises ve a una niña: es Atenea que ha perarlos. Hacia la tarde se han reunido muchos obsequios,
tomado ese aspecto y que le dice: cargan un navío Feacio y Ulises lo aborda. Se despide de to-
ÉRASE UNA VEZ... EL UNIVERSO, LOS DIOSES, LOS HOMBRES ULISES O LA. AVENTURA HUMANA 131
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dos, del rey, la reina y Nausícaa, como lo había hecho de ra de que Penélope elija a uno de ellos, aunque ella no lo
Calipso y Circe. La nave vuelve a las aguas humanas. Desde desea. Ha recurrido a mil ardides: en principio ha dicho que
ese mundo de ninguna parte donde ha llegado hasta las fron- no puede volver a casarse sin tener la certeza de que su espo-
teras de lo humano, la nave lo devuelve a las márgenes de la so ha muerto_ Luego ha dicho que no puede casarse antes de
luz y la vida, a su patria, su hogar, tejer una mortaja para su suegro, una tela en la cual lo envol-
verán. Ahora se encuentra en los aposentos de las mujeres,
mientras los pretendientes realizan en la gran sala sus ban.-
Un equívoco quetes, se acuestan con las sirvientas que han traicionado a
sus amos y cometen mil locuras.
Una vez a bordo, Ulises se duerme y el barco navega por sus En su recámara, Penélope teje de día, pero a la noche
medios. Los marinos Feacios llegan a una playa de Ítaca don- deshace toda su labor. Así ha burlado a los pretendientes du-
de se alzan un olivo, una gruta de ninfas y unos acantilados. rante casi dos años con el argumento de que la labor no esta-
Es una suerte de puerto natural entre dos altos muros de roca. ba terminada. Pero una sirvienta ha revelado el engaño a los
Los Feacios dejan a UHses dormido sobre la playa, bajo el pretendientes, que exigen su decisión. Naturalmente, lo que
olivo, y se van por donde han venido. En lo alto del cielo, Atenea quiere evitar es que Ulises repita el error de
Poseidón ha visto todo. Lo han burlado una vez más: Ulises Agamenón, que se presente bajo su verdadera identidad y
ha regresado. El dios decide vengarse de los Feados. Cuando caiga en la trampa tendida por aquellos que lo aguardan. Por
la nave vuelve a Feacia, da un golpe con su tridente y ésta se lo tanto, debe presentarse de incógnito. Para que no lo reco-

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 205


convierte en un islote rocoso. Los Feacios no volverán a ser- nozcan, es necesario que él mismo no reconozca el paisaje de
vir de intermediarios entre los dos mundos. La puerta que su país. Atenea le ha explicado la situación en la misma pla-
Ulises ha franqueado al comienzo del relato y que ahora ha ya donde ha desembarcado:
\luelto a pasar queda cerrada para siempre. El mundo huma- -Hay unos pretendientes a los que debes matar con ayu-
no conforma una totalidad y en lo sucesivo Ulises será parte da de tu hijo Telémaco} que ha regresado, del porquerizo
Eumeo y del boyero Filecio. Así podrás vencerlos. Yo te ayu-
de ella.
ese .
LUl1~CHll-lln
donde ha pero antes debo transformarte.
su Juventud, y no lo reconoce. En efecto, Atenea ha Cuando él acept..'1 su propuesta, la diosa le permite ver
resuelto transformar por completo a nuestro héroe antes de tal como es. La bruma se disipa y él reconoce su patria. Así
que vuelva a su hogar. ¿Por qué? Porque durante su ausencia, como la diosa había derramado sobre él elegancia y belleza
en particular durante los últimos diez años, un centenar de para el encuentro con Nausícaa, ahora lo vuelve viejo y feo.
pretendientes viven en su casa, pensando que ha muerto o de piel arrugada, ojos turbios, encorvado, cubierto
que no volverá. Allí pasan su tiempo comiendo y bebiendo, .l!u0~ulas, apestoso, tiene todo el aspecto espantoso de un
agotando las manadas y las reservas de vino y trigo, a la espe- mendigo. El plan de Ulises consiste en llegar a su palacio como
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206 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


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UUSES o LA AVENTURA HU},1ANA
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uno de esos pordioseros que suplican alimentos, soportar to- aleja rápidamente. El perro muere, Eumeo no advierte nada.
das las injurias mientras evalúa la situación y trata de echar Siguen su camino. En el umbral del palacio se encuentran
mano de su arco. Intentará obtener disimuladamente ese arco con otro mendigo, Ira, de apariencia más joven que Ulises.
que sólo él es capaz de tensar para matar a los pretendientes. Ira es el mendigo titular: desde hace meses recibe las bromas
En los portales del palacio se cruza con el anciano porque- y los golpes durante el banquete de los pretendientes. Incre-
rizo Eumeo. Le pregunta quiénes son esos hombres en su mo- pa a Ulises, tomándolo por mendigo como él:
rada. Él responde: -¿Qué haces aquí? Vete, éste es mi lugar, aquí no conse-
-Mi amo Ulises partió hace veinte años y no se sabe nada guirás nada.
de éL Es una desgracia terrible, todo se hunde. Los preten- -Ya veremos -responde Ulises.
dientes andan por todas partes, la casa está en ruinas, ro- Entran juntos. El festín está en su apogeo, los sirvientes ofre-
ban los alimentos y las manadas. Todos los días me envían a cen comida y bebida a los pretendientes. Ríen al ver dos men-
buscar lechones para comer, es espantoso. digos. Ira provoca a Ulises, para diversión de los pretendien-
Sobre un estercolero cerca de la puerta, donde se echan tes, convencidos de que el más joven vencerá fácilmente al
por la mañana los desperdicios del palacio, está tendido un más vjejo. Al principio, Ulises se niega a pelear, pero <acaba
perro, Argos. Tiene veinte años y se parece a Ulises, es su por aceptar el pugilato. Todos los miran. Ulises recoge un poco
canino, por lo repugnante, pulgoso, débil hasta el pun- su túnica y los pretendientes descubren que ese viejo reblan-
to de que casi no puede moverse. decido tiene los muslos firmes: el desenlace del combate tal
-¿Cómo era ese perro cuando era joven? -pregul).ta Ulises vez no será el previsto. Comienza la pelea y en menos tiempo
a Eumeo. del que se necesita para relatarlo, Utises derriba a Ira, sin usar
-Ah, era extraordinario, un perro de caza que perseguía demasiada fuerza, en medio del clamor jubiloso de los presen-
las liebres y nunca dejaba de atraparlas. tes. Ulises arroja a Ira del palacio, pero a continuación sufre
-Ah, qué bien -dice Ulises, y sigue avanzando. El viejo varias injurias y humillaciones. Uno de los pretendientes no se
Argos levanta un poco el hocico y reconoce a su amo, pero a zaherirlo con palabras: arroja una pata de vaca que lo
sólo tiene fuerzas para agitar un poco el rabo y alzar las orejas. con fuerza en el hombro. Telémaco pone {in a esa di-
advierte que ese perro viejo, decrépito como él, lo versión:
ha reconocido como lo hacen todos los perros: por el olfato. -Ese hombre es mi huésped, que nadie lo injurie ni maltrate~
Los humanos, para reconocer a Ulises después de tantos al10S
y tantos cambios, necesitarán sémata, señales, indicios que
les sirvan de pruebas. Reflexionarán sobre ellos para recons- Una r1r/l~"..", delata a
truir la identidad de Ulises. El perro no necesita nada de eso:
husmea a su amo y lo reconoce al instante. AL ver a su viejo
se cta a conocer a varias personas, cuya ayuda requie-
perro, Ulises está conmovido, al borde de las lágrimas, y se re. En primer lugar a Telémaco, que ha regresado de una ex-
134 ÉAASE UNA VEL EL UNIVERSO, LOS DIOSES, LOS HOMBRES
ULISES ° lA AVENTURA HUMANA
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pedlClon que había emprendido para recoger noticias de su quien no sabía si estaba vivo y ni siquiera si era el suyo a
A su regreso ha burlado una emboscada que le habían pesar de lo que le habían dicho: con esa presencia de carne y
tendido los pretendientes. Éstos querían matarlo para poder hueso, Ulises se siente reconfortado en su identidad de pa-
desposar a Penélope sin otro obstáculo. Desposar a Penélope y Telémaco confirmado en la suya de hijo. Ambos se con-
es meterse en el lecho de Ulises, la cama real, y convertirse vierten en los dos términos de una relación social, humana,
en rey de Ítaca. Advertido por Atenea, Telémaco evita la constitutiva de su identidad.
trampa, desembarca en un lugar donde no lo esperan y va Con ayuda de Eumeo y Hlecio, se dedicarán a tramar la
directamente a la casa de Eumeo. venganza. Mientras tanto, el plan de Ulises ha estado a pun-
Primer encuentro de Telémaco y Ulises. Eumeo parte para to de fracasar. Penélope ha mandado llamar al viejo mendigo
avisar a Penélope que su hijo está vivo. Ulises y Telémaco de cuya presencia está enterada por Telémaco y por la nodri-
están solos en la choza del porquerizo, cuando aparece za Euridea, quien le ha hablado de la grosería de los preten-
Atenea. Ulises la ve; los perros olfatean su presencia, están dientes para con éL Lo recibe como a todos los que pasan por
aterrados, se les erizan los pelos, meten el rabo entre las pa· el reino para pedirle nuevas de Ulises. Naturalmente, él le
tas, se ocultan debajo de la mesa. Telémaco no lo advierte. cuenta una de sus mentiras habituales:
La diosa invita a Ulises a salir. Lo toca con su varita mágica y -Lo vi hace veinte años, cuando partió hacía Troya. Pasó
Ulises recupera su antiguo aspecto. Ya no es horrible de ver por nuestro país y mi hermano Idomeneo fue con él. Yo era
sino semejante a los dioses que pueblan el vasto cielo. Al demasiado joven para ir a la guerra, pero le hice muchos
verlo entrar en la choza, Telémaco no da credito a sus ojos:

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 207


¿cómo es posible que un mendigo viejo se transforme en un La reiQa se pregunta si el relato es veraz:
dios? Ulises se da a conocer, pero su hijo no quiere creerle -Dame una prueba de lo que dices.
sin ver una señaL Lejos de dársela, Ulises lo regaña como un cómo
vestía?
a su hijo: Desde luego que Lo recuerda, y describe u{;:wnauarnente su
-Terminemos con esto. ¿Estás frente a tu y no lo stimenta, en especial una alhaja cincelada que ella le ha-
reconoces? bía regalado, y que mostraba un cervatillo en plena carrera...
Evidentemente, Telémaco no puede reconocerlo porque ja- "Es verdad", piensa Penélope, y se siente embargada por el
más Lo ha visto. afecto hacia esa vieja ruina que en otro tiempo vio a Ulises y
-Te digo que soy Ulíses. le prestó su ayuda. Pide a la nodriza Euriclea que se ocupe de
Al responder de esa manera, Ulises se coloca frente a su él y le lave los pies. Es entonces que la nodriza le dice a
en posición de padre. Hasta entonces, Telémaco no era Penélope que ese mendigo se parece a Ulises, y uno bien pue-
nada: había dejado de ser niño, pero no era hombre porque a de preguntarse cómo es posible, dada la metamorfosis que le
pesar de sus deseos de ser libre, aún dependía de su madre. ha practicado Atenea.
Su posición era ambigua. Pero ahí está su· padre, ese padre de -Tiene las mismas manos y pies -dice.
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136 ÉRASE UNA VEZ... EL UNIVERSO, lOS mOSES, LOS HOMBRES UUSES O LA AVENTURA HUMANA
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-De ninguna manera -responde Penélope-. Tiene las Se sienta en un rincón oscuro para que nadie lo vea. La
manos y los pies que Ulises debe de tener ahora, después de nodriza trae agua tibia en un recipiente, toma el pie de Ulises
veinte años de padecimientos, si es que aún vive. en la oscuridad, pero su mano roza la rodilla, palpa la cica-
La identidad de Ulises es sumamente problemática. No sólo triz, deja caer el recipiente, el agua se derrama. Va a gritar,
está disfrazado de mendigo sino que, habiendo partido cuan- pero Ulises le tapa la boca con una mano y ella comprende.
do tenía veinticinco años, ahora tiene cuarenta y cinco. Aun- Echa una mirada a Penélope para decirle con los ojos que ese
que sus manos sean las mismas, no son idénticas. Es el mismo hombre es Ulises. Atenea se asegura de que las miradas no se
y a la vez muy distinto. No obstante, la nodriza piensa que se crucen y Penélope no se entere de nada.
le parece: -Mi pequeño Ulíses -murmura Euriclea-, ¿cómo no te
-De todos los que han pasado por aquí, viajeros o mendi- reconocí desde el principio?
gos, que hemos Te~ibido como huéspedes, tú me recuerdas a Ulises la obliga a callar. Ella lo ha reconocido, pero
Ulises más que ninguno. Penélope debe ignorar todo. Mostrará su cicatriz al porque-
-Sí, sí, ya me lo habían dicho -responde Ulises. Piensa rizo y al boyero para demostrar quién es él.
que al lavarle los pies, Euriclea verá cierta cicatriz revelado-
ra, y su plan puede fracasar.
Cuando Ulises era un joven de quince o dieciséis años fue Tensar el arco
a la casa de su abuelo materno para realizar su iniciación como
kouros, el paso de la infancia a la edad adulta; el jov~nj arma- Inspirada por Atenea, Penélope decide que debe poner fin al
do con una lanza, acompañado por sus primos, debía enfren- saqueo de su casa. Celebrará un certamen. Desciende de sus
tar y vencer a un gran jabalí. Y lo hizo, pero la bestia le abrió aposentos, embellecida por la diosa, para anunciar a los pre-
una herida profunda a la altura de la rodilla. Había regresa- tendientes y a Ulises, subyugados por la admiración, que ha
do muy orgulloso de esa cicatriz, la había ostentado mientras resuelto abandonar su retiro.
relataba toda la aventura y describía los regalos que había -Aquel que sea capaz de tensar el arco de mi esposo y
recibido. Desde luego, Euriclea había sido una de las prime- enviar una flecha a través de los blancos que colocaremos en
ras en escucharlo porque era la nodriza: anteriormente, cuan- la gran sala será mi marido y la cuestión quedará resuelta.
do el abuelo Autólico fue a conocer a su nieto recién nacido, Por consiguiente, ya podemos disponer la boda, decorar la
ella tomó al niño sobre sus rodillas y le pidió que escogiera casa y preparar la fiesta.
su nombre. De allí venía el nombre de Ulises. Puesto que una Los pretendientes están encantados: cada uno está convenci-
de sus funciones era lavar los pies de los huéspedes, Euridea do de que será capaz de tensar el arco. Penélope envía a Eumeo
debía saber reconocerlos. Ulises pensó: "Si ve la cicatriz, com- con el arco y el carcaj lleno de flechas que ha sacado de su es-
prenderá. Será un serna, un signo de que soy Ulises, mi carac- condite. Se retira inmediatamente a sus aposentos. Se tiende en
terís tic a" . su lecho y Atenea le envía un sueño sereno y reparador.
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Ulíses hace cerrar las puertas de la vasta sala para que nadie La sala está llena de sangre. En sus aposentos, renelope no
salir y los pretendientes no puedan obtener armas. Co- ha visto ni escuchado nada porque Atenea le ha enviado el
mienza la gran ceremonia del arco. Todos tratan vanamente sueño. Retiran los cadáveres de los pretendientes, lavan y
de tensarlo. También fracasa Antínoo, el que estaba más segu- purifican la sala, ponen orden. Ulises averigua cuáles sirvien-
ro de lograrlo. Telémaco anuncia que íntentará la hazaña, lo tas se han acostado con los pretendientes y ordena que las
cual significaría que de alguna manera él es Ulises, que su ma- Las ahorcan como perdices, todas de una misma
dre permanecerá bajo su autoridad y no volverá a casarse. Tra- cuerda. Cae la noche. Al día siguiente, fingen preparar la boda
ta de hacerlo, está a punto de lograrlo~ pero fracasa como los para que los padres de los pretendientes no sospechen que
demás. Ulises toma el arco, y aún con su apariencia de mendi- sus hijos han muerto. Cierran la casa como si la preparasen
go dice que lo intentará. Los pretendientes lo injurian: para una boda. Por toda la casa suena la música, los ruidos de
-¿ Estás loco, has perdido la cabeza, pretendes desposar a la fiesta. Euriclea sube los peldaños de cuatro en cuatro para
la reina? rlpct;Jertar a
Penélope dice que en su caso no es cuestión de casarse con -Desciende, Los pretendientes han muerto, Ulises ha re-
ella sino sólo de demostrar su destreza con el arco. Ulises gresado.
que evidentemente no pretende casarse sino sólo de- t'enelope no le cree:
mostrar sí aún conserva la destreza de antaño. -Si otra me viniera con esos cuentos, la echaría de la casa.
-Te burlas de nosotros -dicen los pretendientes, pero No juegues con mi esperanza V mi dolor.
Penélope insiste: La nodriza insiste:

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 209


-Que lo intente. Este hombre vio a mi esposo en su ju- -He visto su cicatriz, lo he reconocido, Tdémaco tam-
ventud. Si lo logra, le ofreceré muchos regalos, le daré me- bién. Mató a los pretendientes, no sé cómo porque no estaba
dios de prosperar y lo sacaré de su miserable condición de no lo vi, pero me lo han dicho.
pordiosero. sumida en el desconcierto. Por un
En ningún momento piensa que puede ser su esposo. Sin desea con todas sus fuerzas que sea Ulises, pero por el
se retira a los aposentos de las mujeres. otro duda de que con la sola ayuda de Telémaco haya sido
Ulises toma el arco, lo tensa sin gran esfuerzo~ lanza una capaz de matar a cien jóvenes guerreros. Ese hombre que
flecha y mata a uno de los pretendientes, Antínoo, para estu- sería Ulises le mintió al decirle que se cruzó con su esposo
por de los demás. Éstos exclaman indignados que es un loco, veinte años antes. Le dijo "mentiras que parecían verda-
un torpe, un peligro público que no sabe manejar el arco. Ha des", ¿pero cuál es la prueba de que no está mintiendo aho-
disparado a los presentes en lugar de al blanco. Pero Ulises ra? Cuando baja a la sala se pregunta si correrá hacia
los mata a todos con ayuda de Telémaco, el porquerizo y el pero permanece inmóviL Ulises está frente a
pretendientes intentan escapar, pero los cien con su aspecto de mendigo viejo, los ojos clavados en el
caen abatidos. suelo, mudo. Penélope. que tampoco puede decir
o LA AVENTURA HUJl.1ANA
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piensa que ese anciano no tiene nada que ver con su Ulises. permitido superar las pruebas que los pretendientes le hicie-
Su posición es diferente de la de los demás. Con el regreso ron padecer.
de Ulises, ellos recuperan un estado social determinado. -Si este hombre es el único y auténtico ullses, nos reco-
Telémaco necesitaba un padre: cuando aparece Ulises, se noceremos porque existe un signo secreto y seguro, un signo
convierte en su hijo. El padre de Ulises recupera a un hijo. irrefutable que sólo él y yo conocemos.
Los sirvientes despojados de su amo necesitaban la restau- Ulises sonríe, se dice que todo está bien. Ella, astuta, al
ración de la relacióh social en la cual se basaba su estado. llegar la noche pide a los sirvientes que traigan la cama de su
En cuanto a Penélope, no necesita un marido, nó es un es- estancia para Ulises, porque no van a dormir juntos. Al escu-
poso lo que ella busca, desde hace años tiene a un centenar char esas órdenes, Ulises monta en una cólera tremenda:
de hombres pegados a sus faldas, pretendiendo ese título y -¿Cómo, traer esa cama? ¡No deberían poder desplazarla!
tratando de hacerla tropezar. No quiere un marido sino a -¿Por
Ulises. Quiere a ese honlbre. Más precisamente, quiere al -Porque yo mismo construí esa cama -exclama Ulíses-.
"Ulises de su juventud". Ninguno de los signos que con- Una de sus patas es un olivo que conserva sus raíces en la
vencen a los demás, signos conocidos como la cicatriz o el tierra. Yo lo tallé y le corté las ramas, pero le dejé las raíces
tiro con el arco, son para ella prueba suficiente de que se intactas y a partir de él construí la cama. No es posible mo-
trata de su Ulises. Otros hombres podrían presentar esos verla.
signos. Ella quiere a Ulises, un individuo en particular que Al escucharlo, Penélope se arroja a sus brazos:
fue su esposo y desapareció durante veinte años; es necesa- -Tú eres Ulises.
rio colmar ese hueco de veinte años. Ella quiere tina señal Por cierto, la pata de esa cama tiene muchos significados. Es
secreta que sólo ellos dos conocen, y esa señal existe. Debe fija inmutable. La inmutabilidad de esa pata del lecho nup-
t

ser lnás astuta que Ulises. Sabe que él es capaz de mentir, y cial refleja la del secreto que ambos comparten, la virtud de
entonces le tenderá una trampa. ella, la identidad de éL Al mismo tiempo, la cama en la cual se
reconocen es la confirmación y consagración del héroe en su
función de rey de Ítaca. La cama en la que duermen la reina y
secreto compartido el rey hunde sus raíces en lo más profundo de la tierra de Ítaca.
Representa los derechos legítimos de la pareja de reinar sobre
Ese mismo día, un poco más tarde, Atenea devuelve a Ulises esa tierra, de ser un rey y una reina de justicia, en relación con
sus propios rasgos: es él, veinte años mayor. Se presenta fren- la tierra fecunda y las manadas. Aun más, ese signo secreto
te a Penélope en todo su esplendor de héroe, y ni siquiera que sólo ellos conocen y conservan en la memoria a pesar de
entonces ella lo reconoce. Telémaco se enfurece con ella. los años transcurridos evoca aquello que los une y los convier-
Euriclea también. Le reprochan que tiene un corazón de pie- te en pareja, la homofrosune, la comunidad de pensamiento.
dra. Pero es precisamente ese corazón de hierro lo que le ha Cuando Nausícaa le habló de casamiento, Ulises le dijo que
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era lo más importante para un hombre y una mu- cómo Laertes le ensefíó a cultivar la tierra para que crezcan
jer al casarse: la concordia del pensamiento y los sentimientos y árboles. El anciano Laertes nuevamente estalla en
de los esposos. Eso representa el lecho esta vez de felicidad, y cae en los brazos de Ulises. El
Podría ser el [in de la historia, pero no es así. Laertes, el que parecía un puerco se siente nuevamente el rey Laertes.
de Ulises, aún no está enterado del regreso de su hijo. Así corno Ulises se presentó frente a Telémaco como un pa-
Ulíses tiene un hijo, una esposa en cuyos ojos lee la fidelidad se sitúa como un niño frente a Laertes. El resultado no se
tiene sirvientes. Antes de terminar la historia, Ulises hace esperar. Laertes entra en la casa y cuando vuelve a salir
se presenta a su padre. Ha dejado de lado el disfraz de mendi- resplandece corno un dios. Atenea ha pasado por allí. Cuando
go y quiere ver si su padre lo reconoce se reintegra a la relación social que 10 une con su hijo vuelve a
años. ¿Es el mismo Ulises veinte años ser como antes, maíestuosamente bello como un dios.
to al que se ha retirado su padre, solita no, desgraCiado, a
la tierra con dos esclavos y una esclava. Laertes se
encuentra en el mismo estado que Argos en su estercolero y presente recuberado
que Ulises mismo cuando mendigaba en su palacio. Cuando
Laertes le pregunta qué quiere, y Ulises empieza con En el palacio y en la ciudad, la pata de olivo está
sus mentiras. en el corazón de la tierra de Ítaca, en el jardín, en el campo,
-Soy un forastero. -Finge tomar a su padre por un escla- en toda esa vegetación cuidadosamente cultivada: he ahí el
vo-. Estás sucio como un cerdo, tu atuendo es lamentable, vínculo entre el pasado y el presente. Los árboles otrora plan-

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 211


tu piel es repugnante, Uevas una gorra de Díel corno" la de un tados han crecido. Como verdaderos testigos, señalan la con-
sirviente. tinuidad entre el tiempo de la infancia de Ulises y el
Laertes comprende, pero tiene un solo interés en la vida: en el umbral de la vejez. Al escuchar este relato, nosotros
saber si ese viajero trae nuevas de su hijo. Ulises sigue con hacemos lo mismo, vinculamos el pasado, la partida de
sus embustes. con el presente de su regreso. Recorremos juntos su separa-
Laertes llora, pregunta si ha muerto, se arroja polvo sobre ción y reunión con Penélope. En cierta forma, el tiempo es
la cabeza. Al verlo en ese estado, Ulises decide que ya ha abolido por la memoria al seguir el hilo de la narración. Abo-
mentido bastante: lido y representado, porque Ulises mismo siempre ha con-
-Detente, yo soy Ulises. servado en su memoria el regreso, así como Penélope ha
-¿ Por qué habrías de serlo? Muestra una señaL conservado en la suya el recuerdo del Ulises de su juventud.
Ulises muestra su cicatriz, pero eso no le basta al padre. En- Ulises duerme con Penélope y es como su noche de bodas.
tonces relata que, siendo él muy pequefío, Laertes le mostró Vuelven a ser esposos jóvenes. Atenea hace que el sol deten-
los árboles, le enseñó sus nombres y se los regaló: trece pera- ga su carrera para que el alba se demore. Esa noche fue la más
les, diez manzanos, cuarenta higueras, cincuenta viñas. Relata larga del mundo. Hablan, relatan sus aventuras y sus desgra-
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1H ERASE UNA VEZ ... EL UNIVERSO, LOS DIOSES, LOS HOMBRES

cias. Todo es como era antes, el tiempo parece haberse bo-


rrado. Al dia siguiente, enterados de la masacre, [os familia·
res de [os pretendientes claman venganza. Una cohorte de
padres, hermanos, primos y aliados, armas en mano, se acer-
ca para combatir contra Ulises, Telémaco, Laertes y sus fie-
[es servidores. Atenea impide el enfrentamiento. En lugar de
batalla, habrá tregua, paz, concordia. En Ítaca, todo volverá
a ser como era, con un rey y una reina, un hijo, un padre,
sirvientes, el orden restablecido. El canto del aedo puede
celebrar para los hombres de todos los tiempos y en toda su
gloria la memoria del regreso.
Título original de la obra: '08úaalu«
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HOMERO

Odisea
Edición de José Luis Calvo
Traducción de José Luis Calvo

Diseño de cubierta: Diego Lara


lJ ustnci6n de cubierta: Dionisia Simón

n\I)I::CI\ I \ FDleto'\

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 213


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por l:L I..t:y, que est:lbleL"e pena.~ de prisión y/o multas, además de las
(oITespondientes im.lt:mni:wdones por daños y perjukios, p:lm
quienes reprodujert:n, pl:Lgi:.Lren, distrihuyeren o comunit":.lfen
p(¡bliL~lmenh:, en todo (> en p:lfte, uml obm ¡itemei:!, :ut¡Stk~L
(l dentífk~l, o MI u-:ln~format"ión, imerpreración o ejecud6n

:u·[istka fijada en cU:llquh:r lipo de .-.oporte o comunicad"


:L tr":IV~.~ de l.: u:llquicr medio, sin J:¡ prel·eptiva amoriZ:ldón.

Cl Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S. A.), 2000


Juan Ignacio Luca de Tena, 15 . 28027 Madrid
Depósito legal: M. 16770-2000
ISBN: 84-376-0640-3
CATEDRA Prinud in Spain
LETRAS UNIVERSALES
Impreso en Huertas, $. A.
Fuenlabrada (Madrid)
cumbres de:: elevadas montañas en profundas cuevas y cada
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214 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


uno es legislador de sus hijos y esposas, y no se preocupan
unos de Ot ros-:-
»Más allá del puerto se extiende una isla llana ' •J , no cerca ni
lejos de la tierra de los Oclapes, llena de bosques. En ella se
crfan innumerables cabras salvajes, pues no pasan por allf
hombres que se lo impidan ni las persiguen los cazadores. los 120
r »D esde allí proseguimos navegando con el coraron acongo- que sufren dificultades en el bosque persiguiendo las crestas de
jado, y llegamos a la tierra de los Cíclopes 142, los soberbios, los los montes. La isla tampoco está ocupada p:>r ganados ni sem-
sin ley; los que, obedientes a los inmortales, no p lantan con brados, sino que, no sembrada ni arada, carece de cultivadores
sus m anos (rulOS ni labran la tierra, sino q ue todo les nace sin todo el año y alimenta a las baladoras cabras. Ño disponen los
sem brar y sin arar: trigo y cebada y viñas que producen vino 110 Cíclopes de naves de rojas proas, n i hay allí armadores que pu-
de gordos racimos; la lluvia de Zeus se los hace crecer. No tie- dieran trabajar en construir bien entabladas naves; éstas ten-
nen n i ágoras donde se emite consejo ni teyes; habitan las drían como término cada una de las ciudades de mortales a las
que suelen llegar los hombres atravesando con sus naves el
mar, unos en busca de otros, y los Cíclopes se habrían hecho
las Sirtes o en la misma isla de Djerba (cfr. Heródoto, 4.177, y Polibio, 1.39). una isla bien fundada. /Pues no es mala y producirfa todos los 130
Sobre el loto, los autores antiguos no se ponen de acuerdo: Heródoto dice (lot. fru[Qs estacionales; tiene prados juma a las riberas del canoso
ril.) que por su tamai'lo se parece al lentisco y por su dulzor al d;ttil y que con ~I mar, húmedos, blandos. Las viflas sobre todo producirían
hacen vino. Polibio hace una descripción muy detallada en 12.2 que. según
F. W. Walbank, A iJistoritW Commmlaf} (;11 PoJibius, Oxford, 1957 y 1967 (ouJ.I«.),
constantemente, y las tierras de pan llevar son llanas. Reco~-
corresponde al ~ 1Dtus, de la familia de las ramnacia.s. cuyo nombre vulgar rían siempre las profundas mieses en su tiempo oportuno, ya
en espai'lol es azuhifo. que el subsuelo es fértil. También hay en ella un puerto fácil
I.¡ Los Clclope$, que en Hesiodo (cfr. Teogonia, 139 Y ss., SO l y ss.) penene- para at racar, donde no hay necesidad de cable n i de arrojar las
cen a la cateogria de los T itanes y descienden directamente de Urano y Gea, cs- anclas ni de atar las amarras. Se puede permanecer allí, una
dn aqul plenamente humanizados. Solamente Polifemo tiene a.sc:endencia divi-
na y su ceguera por Odiseo es la causa últim a de las aventuras y desventuras del
vez arribados, hasta el dfa en que el ánimo de los marineros les
htroc (cfr. 1.68 y ss.). Los dem;ts constituyen el prototipo de un.a tribu bárba ra impulse y soplen los vientos.
carente de leyes, de religión y de civilización. Homero combina en este pasaje el »En la parte alta del puerto co rre un agua resplandecieme, 140
tema folklórico universal del Gigante malvado y el de Nadie, cfr. D. L Page, una fuente que surge de la profundidad de una cueva, y en tor-
ob. cit., cap. J. no crecen álamos. Hacia allí navegamos y un demón nos con-
ducía a t ravés de la oscura noche. No teníamos luz para verlo,
[ '70 ] pues la bruma era espesa en tomo a las naves y Selene no irra-
diaba su luz desde el cielo y era retenida por las nubes; así que
nadie vio la isla con sus ojos ni vimos las enormes olas que ro-
daban hacia tierra hasta que arrastramos las naves de buenos
bancos. Una vez arrastradas, recogimos todas las velas y des-

es
r_1 No la tierra de los CfcJopcs, sino una isla cercana donde Odisea ama-
rra su escuadra y desde: donde, con una sol.a nave. 5C dirige: a la ticrr:a de Jos 0-
dopes. Cfr. los vv. 54J Yss.

[ , 7' J
cendimos sobre la orilla del mar y esperamos a la divina Eos 150 come trigo, sino a una cima cubierta de bosque de las elevadas
durmiendo allí. montañas que aparece sola, destacada de las otras. Entonces
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»y cuando se mostró Eos, la que nace de la mañana, la de ordené al resto de mis fieles compañeros que se quedaran allí
dedos de rosa, deambulamos llenos de admiración por la isla. a la nave y que la botaran.
»Entonces las ninfas, las hijas de Zeus, portador de égida, )Yo escogí a mis doce mejores compañeros y me puse en
agitaron a las cabras montaraces para que comieran mis com- camino. Llevaba un pellejo qf' cabra con negro, agradable
pañeros. Así que enseguida sacamos de las naves los curvados me había dado lVlarón, el hijo de Evanto, el sacerdote de
arcos y las lanzas de largas puntas, y ordenados en tres grupos protector de Ismaro, porque lo había yo salvado junto
comenzamos a disparar, y pronto un dios nos proporcionó con su hijo y esposa respetando su techo. Habitaba en el bos-
abundante caza. Me seguían doce naves, y a cada una de 'ellas que arbolado de Febo Apolo y me habia donado regalos exce- 200
tocaron en suerte nueve cabras, y p:l:~ iní solo tomé diez. Así 160 lentes: me dio siete talentos de oro bien trabajados y una cráte-
estuvimos todo el día hasta el sumergirse de Helios, comiendo ra toda de plata, y, además, vino en doce ánforas que
innumerables trozos de carne y dulce vino; que todavía no se vino agradable, no mezclado, bebida divina. Ninguna de las
había agotado en las naves el dulce vino, sino que aún queda- esclavas ni de los esclavos de palacio conocian su existencia,
pues cada uno había guardado mucho en las ánforas cuan- sino sólo él y su esposa y solamente la despensera. Siempre
do tomamos la sagrada ciudad de los Cicones. que bebían el rojo, agradable vino llenaba una copa y vertía
»Echamos un vistazo a la tierra de los Ciclopes que estaban veinte medidas de agua, y desde la crátera se esparcía un olor 210
cerca y vimos el humo de sus fogatas y escuchamos el vagido delicioso, admirable; en ese momento no era agradable
de sus ovejas y cabras. Y cuando Helios se sumergió y sobrevi- de allí. De este vino me llevé un gran pellejo lleno y también
no la oscuridad, nos echamos a dormir sobre la ribera del mar. provisiones en un saco de cuero, porque mi noble ánimo ba-
»Cuando se mostró Eos, la que nace de la mañana, la de de- 170 rruntó que marchaba en busca de un hombre dotado de gran
dos de rosa, convoqué asamblea y les dije a todos: fuerza, salvaje, desconocedor de la justicia y de las leyes.

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 215


»"Quedaos ahora los demás, mis fieles compañeros, que yo »Llegamos ens~guida a su cueva y no lo encontramos den-
con mi nave y los que me acompañan voy a llegarme a esos tro, sino que guardaba sus gordos rebaños en el pasto. Conque
hombres para saber quiénes son, si soberbios, salvajes y caren- entramos en la cueva y echamos un vistazo a cada cosa: los ca-
tes de justicia o amigos de los forasteros y con sentimientos de nastos se inclinaban bajo el peso de los quesos, y los establos
piedad para con los dioses." estaban llenos de corderos y cabritillas. Todos estaban cerra- 220
»)Así dije, y me embarqué dos por separado: a un lado los lechales, a otro los medianos y
embarcaran también ellos y soltaran amarras. Embarcaron a otro los recentales.
tos sin tardanza.y se sentaron en los bancos, y sentados batían »Y todos los recipientes rebosaban de suero --colodras y
el canoso mar con los remos.· Y cuando llegamos a un lugar 180 rros bien construidos, con los que ordeñaba.
cercano, vimos una cueva cerca del mar, elevada, techada de »Entonces mis compañeros me rogaron que nos apoderáse-
laurel. Allí pasaba la noche abundante ganado ~vejas y ca- mos primero de los quesos y regresáramos, y que sacáramos
bras~, y alrededor había una alta cerca construida con piedras luego de los establos cabritillas y corderos y, conduciéndolos a
hundigas en tierra y con enormes pinos y encinas de elevada la rápida nave, diéramos velas sobre el agua salada. Pero yo no
copa. J¿\llí habitaba un hombre monstruoso q~e apacentaba sus les hice caso -aunque hubiera sido más ventajoso--, para
rebaños, solo, apartado, y no frecuentaba a los demás, sino que poder ver al monstruo y por si me daba los dones de hospitali-
vivía alejado y tenía pensamientos impíos. Era un monstruo dad. Pero su aparición no iba a ser deseable para mis compa- 230
digno de admiración: no se parecía a un hombre, a uno que 190 ñeros.
»Así que, encendiendo una fogata, hicimos un sacrificio, re- mos tus suplicantes, y Zeus es el vengador de los suplicantes y 270
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216 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


partimos quesos, los comimos y aguardamos sentados dentro de los huéspedes, Zeus Hospitalario, quien acompaña a los
de la cueva hasta que llegó conduciendo el rebaño. Traía el Cí- huéspedes, a quienes se debe respeto."
clope una pesada carga de leña seca para su comida y la tiró »Así hablé, y él me contestó con corazón cruel:
dentro con gran ruido. Nosotros nos arrojamos atemorizados »"Eres estúpido, forastero, o vienes de lejos, tú que me or-
al fondo de la cueva, y él a continuación introdujo sus gordos denas temer o respetar a los dioses, pues los Cíclopes no se
rebaños, todos cuantos solía ordeñar, y a los machos -a los cuidan de Zeus, portador de égida, ni de los dioses felices 145.
carneros y cabrones- los dejó a la puerta, fuera del profundo Pues somos mucho más fuertes. No te perdonaría ni a ti ni a
establo. Después levantó una gran roca y la colocó arriba, tan 240 tus compañeros, si el ánimo no me lo ordenara, por evitar la
pesada que no la habrían levantado del suelo ni veintidós bue- enemistad de Zeus.
nos carros de cuatro ruedas: ¡tan enorme piedra colocó sobre }}"Pero dime dónde has detenido tu bien fabricada nave al
la puerta! Sentóse luego a ordeñar las ovejas y las baladoras ca- venir, si al final de la playa o aquí cerca, para que lo sepa." 280
bras, cada una en su momento, y debajo de cada una colocó un »Así habló para probarme, y a mí, que sé mucho, no me
recentaL Enseguida puso a cuajar la mitad de la blanca leche pasó esto desapercibido. Así que me dirigí a él con palabras
en cestas bien entretejidas y la otra mitad la colocó en cubos, engañosas:
para beber cuando comiera y le sirviera de adición al banquete. »"La nave me la ha destrozado Poseidón, el que conmueve
Cuando hubo realizado todo su trabajo prendió fuego, y al 250 la tierra; la ha lanzado contra los escollos en los confines de
vernos nos preguntó: vuestro país, conduciéndola hasta un promontorio, y el viento·
»"Forasteros, ¿quiénes sois? ¿De dónde venís navegando los la arrastró del ponto. Por ello he escapado junto con éstos de
húmedos senderos? ¿Andáis errantes por algún asunto, o sin la dolorosa muerte."
rumbo como los piratas por la mar, los que andan a la aventu- })Así hablé, y él no me contestó nada con corazón cruel, mas
ra exponiendo sus vidas y llevando la destrucción a los de lanzóse y echó mano a mis compañeros. Agarró a dos a la vez
otras tierras?" 144. y los golpeó contra el suelo como a cachorrillos, y sus sesos se 290
»Así habló, y nuestro corazón se estremeció por miedo a su esparcieron por el suelo empapando la tierra. Cortó en trozos
voz insoportable y a él mismo, al gigante. Pero le contesté con sus miembros, se los preparó como cena y se los comió, como
mi palabra y le dije: un león montaraz, sin dejar ni sus entrañas ni sus carnes ni sus
»"Somos aqueos y hemos venido errantes desde Troya, za- huesos llenos de meollo.
randeados por toda clase de vientos sobre el gran abismo del 260 »Nosotros elevamos llorando nuestras manos a Zeus, pues
mar, desviados por otro rumbo, por otros caminos, aunque veíamos acciones malvadas, y la desesperación se apoderó de
nos dirigimos de vuelta a casa. Así quiso Zeus proyectarlo. nuestro ánimo.
Nos preciamos de pertenecer al ejército del Atrida Agamenón, »Cuando el Cíclope había llenado su enorme vientre de car-
cuya fama es la más grande bajo el cielo: ¡tan gran ciudad ha ne humana y leche no mezclada, se tumbó dentro de la cueva,
devastado y tantos hombres ha hecho sucumbir! Conque he- tendiéndose entre los rebaños. Entonces yo tomé la decisión
mos dado contigo y nos hemos llegado a tus rodillas por si nos en mi magnánimo corazón de acercarme a éste, sacar la aguda
ofreces hospitalidad y nos das un regalo, como es costumbre espada de junto a mi muslo y atravesarle el pecho por donde el 300
entre los huéspedes. Ten respeto, excelente, a los dioses; so-
145 Esta frase contradice abiertamente al v. 107, donde clice que son {iObe-
de IIl.71-4, en boca de Néstor. En todo caso, la pira- clientes a los inmortales». Pero alü se estaba describiendo su tierra como un lu-
teda era una gar paraclisiaco y aquí a ellos mismos como una tribu salvaje.

[ 174]
diafragma contiene el hígado y la tenté con mi mano. Pero me Luego que hubo realizado sus trabajos agarró a dos compañe-
contuvo otra decisión, pues allí hubiéramos perecido también ros a la vez y se los preparó como cena. Entonces me acen
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nosotros con muerte cruel: no habríamos sido capaces de reti- le dije al Cíclope sosteniendo entre mis manos una copa
rar de la elevada entrada la piedra que había colocado. Así que negro vino:
llorando esperamos a Eos divina. Y cuando se mostró Eos, la »"iAquí, Cíclope! Bebe vino después que has comido carne
nace de la mañana, la de dedos de rosa, se puso a encender para que veas qué bebida escondía nuestra nave. Te
a ordeñar a sus insignes rebaños, todo por orden, lo- he traído como libación, por 'si te compadecías de mí y me
una colocó un recental. Luego que hubo realizauu enviabas a casa, pues estás enfurecido de forma ya intolerable. 350
sus trabajos, agarró a dos compañeros a la vez y se los preparó 310 ¿cómo va a llegarse a ti en adelante ninguno de los nu-
como desayuno. Y cuando había desayunado, condujo fuera de merosos hombres? Pues no has obrado como te corresponde."
la cueva a sus gordos rebaños retirando con facilidad la gran »Así hablé, y él la tomó, bebió y gozó terriblemente bebien-
piedra de la entrada. Y la volvió a poner como si colocara la do la dulce bebida. Y me pidió por segunda vez:
tapa a una aljaba. Y mientras el Cíclope encaminaba con gran }}"Dame más de buen grado y dime ahora ya tu nombre para
estrépito sus rebaños hacia el monte, yo me quedé meditando que te ofrezca el don de hospitalidad con el que te vas a ale-
males en lo profundo de mi pecho: isi pudiera vengarme y grar. Pues también la donadora de vida, la Tierra, produce
Atenea me concediera esto que la suplico .. .! los Ciclopes vino de grandes uvas y la lluvia de Zeus se
» y ésta fue la decisión que me pareció mejor. Junto al esta- hace crecer. Pero esto es una catarata de ambrosía y
blo vacía la enorme clava del Cíclope, verde, de olivo; la había néctar."
para llevarla cuando estuviera seca. Al mirarla la com- 320 },Así habló, y yo le ofrecí de nuevo rojo vino. Tres veces se 360
parábamos con el mástil de una negra nave de veinte bancos lo llevé y tres veces bebió sin medida. Después, cuando el
remeros, de una nave de transporte amplia, de las que reco- vino había invadido la mente del Ciclope, me dirigí a él con
rren el negro abismo: así era su longitud, así era su anchura al dulces palabras:

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 217


mirarla. Me acerqué y corté de ella como una braza, la coloqué }}"Cíclope, ¿me preguntas mi célebre nombre? Te lo voy a
junto a mis compañeros y les ordené que la afilaran. Éstos la mas dame tú el don de hospitalidad como me has pro-
alisaron y luego me acerqué yo, le agucé el extremo y después metido. Nadie es mi nombre, y Nadie me llaman mi madre y
la puse al fuego para endurecerla. La coloqué bien cubriéndola mi padre y todos mis compañeros."
bajo el estiércol que estaba extendido en abundancia por la 330 «Así hablé, y él me contestó con corazón cruel:
cueva. Después ordené que sortearan quién se atrevería a le- )}"A Nadie me lo comeré el último entre sus compañeros, y
vantar la estaca conmigo y a retorcerla en su ojo cuando le lle- a los otros antes. Este será tu don de hospitalidad." 370
gara el dulce sueño, y eligieron entre ellos a cuatro, a los »Dijo, y reclinándose cayó boca arriba. Estaba tumbado con
yo mismo habría deseado escoger. Y yo me conté entre su robusto cuello inclinado a un lado, y de su garganta saltaba
como quinto. vino y trozos de carne humana; eructaba cargado de vino.
Llegó el Cíclope por la tarde conduciendo sus ganados de »Entonces arrimé la estaca bajo el abundante rescoldo para
hermosos vellones e introdujo en la amplia cueva a sus gordos se calentara y comencé a animar con mi palabra a todos
rebaños, a todos, y no dejó nada fuera del profundo establo, compañeros, no fuera que alguien se me escapara por mie-
porque sospechara algo o porque un dios así se lo aconsejó. do. Y cuando en breve la estaca estaba a punto de arder en el
Después colocó la gran piedra que hacia de puerta, levantán- 340 fuego, verde como estaba, y resplandecía terriblemente, me
dola muy alta, y se sentó a ordeñar las ovejas y las baladoras acerqué y la saqué del fuego, y mis compañeros me rodearon, 380
cabras, todas por orden, y balO cada una colocó un recental. pues sin duda un demón les infundió gran valor. Tomaron la

[17 6]
aguda estaca de olivo y se la clavaron arriba en el ojo, y yo ha-
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218 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


cía fuerza desde arriba y le daba vueltas. Como cuando un
hombre taladra con un trépano la madera destinada a un navío
~tros abajo la atan a ambos lados con una correa y la made-
ra gira continua, incesantemente--, así hacíamos dar vueltas,
bien asida, a la estaca de punta de fuego en el ojo del Cíclope,
y la sangre corría por la estaca caliente. Al arder la pupila, el
soplo del fuego le quemó todos los párpados, y las cejas y las
raíces crepitaban por el fuego. Como cuando un herrero su- 390
merge una gran hacha o una garlopa en agua fría para teinplar-
la y ésta estride grandemente -pues éste es el poder del rue-
rro--, así estridía su ojo en torno a la estaca de olivo. Y lanzó
un gemido grande, horroroso, y la piedra retumbó en torno, y
nosotros nos echamos a huir aterrorizados.
»Entonces se extrajo del ojo la estaca empapada en sangre y,
enloquecido, la arrojó de sí con las manos. Y al punto se puso
a llamar a grandes voces a los Cíclopes que habitaban en derre-
dor suyo, en cuevas por las ventiscosas cumbres. Al oír éstos 400
sus gritos, venían cada uno de un sitio y se colocaron alrede-
dor de su cueva y le preguntaron qué le afligía:
»"¿Qué cosa tan grande sufres, Polifemo, para gritar de esa
manera en la noche inmortal y hacernos abandonar el sueño?
¿Es que alguno de los mortales se lleva tus rebaños contra tu
voluntad o te está matando alguien con engaño o con sus
fuerzas?"
»y les contestó desde la cueva el poderoso Polifemo:
»"Amigos, Nadie me mata con engaño y no con sus propias
fuerzas."
»Y ellos le contestaron y le dijeron aladas palabras:
»"Pues si naqie te ataca y estás solo... es imposible escapar 410
de la enfermedad del gran Zeus 146 , pero al menos suplica a tu
padre Poseidón, al soberano. n
»Así dijeron, y se marcharon. Y mi corazón rompió a reír:
icómo los había engañado mi nomBre y mi inteligencia irre-
prochable!

146 La locura. Es el único pasaje donde se la llama así. Sobre los dioses que la
envían y su tipología como fenómeno religioso, cfr. José Luis Calvo Martínez,
«Sobre la manía y el entusiasmo», EméritaJ 1973, 157-82.
Ulíses escapa de Polifemo asido a un carnero

[178 ]
»El Cíclope gemía y se retorcía de dolor, y palpando con las guro-- de la muerte. ¡Ojalá tuvieras sentimientos iguales a los
manos retiró la piedra de la entrada. Y se sentó a la puerta, las míos y estuvieras dotado de voz para decirme dónde se ha es-
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manos extendidas, por si pillaba a alguien saliendo afuera en- condido aquél de mi furia! Entonce sus sesos, cada uno por un
tre las ovejas. iT an estúpido pensaba en su mente que era lado, reventarían contra el suelo por la cueva, herido de muer-
Entonces me puse a deliberar cómo saldrían mejor las cosas 420 te, y mi corazón se repondría de los males que me ha causado 460
-isi encontrara el medio de liberar a mis compañeros y a mí el vil Nadie."
mismo de la muerte ... ! Y me puse a entretejer toda clase de »Así diciendo alejó de sí al camero. Y cuando llegamos un
engaños y planes, ya que se trataba de mi propia vida. Pues un poco lejos de la cueva y del corr~l, yo me desaté el primero de
gran mal estaba cercano. Y me pareció la mejor esta decisión: debajo del carnero y liberé a mis compañeros. Entonces hici-
los carneros estaban bien alimentados, con dens~s vellones, mos volver rápidamente al ganado de finas patas, gordo por la
hermosos y grandes, y tenían una lana color violeta. grasa, abundante ganado, y lo condujimos hasta llegar a la
los até en silencio, juntándolos de tres en tres, con mlmbres nave.
bien trenzadas sobre las que dormía el Cíclope, el monstruo de )Nuestros compañeros dieron la bienvenida a los que había-
el carnero del medio llevaba a un hom- mos escapado de la muerte, y a los otros los lloraron entre ge-
y los otros dos marchaban a cada lado, salvando a mis 430 midos. Pero yo no permití que lloraran, haciéndoles señas ne-
compañeros. Tres carneros llevaban a cada hombre. gativas con mis cejas, antes bien, les di órdenes de embarcar al
»)Entonces yo ... había un carnero, el mejor con mucho de abundante ganado de hermosos vellones y de navegar el sali- 470
todo su rebaño. Me apoderé de éste por el lomo y me coloqué no mar.
bajo su velludo vientre hecho un ovillo, y me mantenía con »Embarcáronlo enseguida y se sentaron sobre los bancos, y,
ánimo paciente agarrado con mis manos a su divino vellón. sentados, batían el canoso mar con los remos.
Así aguardamos gimiendo a Eos divina, y cuando se mostró la »Conque cuando estaba tan lejos como para hacerme oír si
que nace de la mañana, la de dedos de rosa, sacó a pastar a los gritaba, me dirigí al Cíclope con mordaces palabras:

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 219


machos de su ganado. Y las hembras balabafl_ por los corrales )}"Cíclope, no estaba privado de fuerza el hombre cuyos
sin ordeñar, pues sus ubres rebosaban. Su dueño, abatido por 440 compañeros ibas a comerte en la cóncava cueva con tu pod~­
funestos dolores, tentaba el lomo de todos sus carneros, que se rosa fuerza. Con razón te tenían que salir al encuentro tus mal-
mantenían rectos. El inocente no se daba cuenta de que mis vadas acciones, cruel, pues no tuviste miedo de comerte a tus
compañeros estaban sujetos bajo el pecho de las lanudas ove- huéspedes en tu propia casa. Por ello te han castigado Zeus y
jas. El último del rebaño en salír fue el carnero cargado con su los demás dioses."
lana y conmigo, que pensaba muchas cosas. El poderoso Poli- »Así hablé, y él se irritó más en su corazón. Arrancó la cres.,. 480
femo lo palpó y se dirigió a él: ta de un gran monte, nos la arrojó y dio detrás de la nave de
»"Carnero amigo, ¿por qué me sales de la cueva el último azuloscura proa, tan cerca que faltó poco para que alcanzara lo
del rebaño? Antes jamás marchabas detrás de las ovejas, sino alto del timón. El mar se levantó por la caída de la piedra, y el
que, a grandes pasos, llegabas el primero a pastar las tiernas 450 oleaje arrastró en su reflujo la nave hacia el litoral y la impulsó
flores del prado y llegabas el primero a las corrientes de los hacia tierra. Entonces tomé con mis manos un largo botador y
ríos y el primero deseabas llegar al establo por la tarde. Ahora, la empujé hacia fuera, y di órdenes a mis compañeros de que se
en cambio, eres el último de todos. Sin duda echas de menos el lanzaran sobre los remos para escapar del peligro, haciéndoles
ojo de tu soberano, el que me ha cegado un hombre villano señas con mi cabeza. Así que se inclinaron hacia adelante y re- 490
con la ayuda de sus miserables compañeros, sujetando mi men- maban. Cuando en nuestro recorrido estábamos alejados dos
te con vino, Nadie, quien todavía no ha escapado -te lo ase- veces la distancia de antes, me dirigí al Cíclope, aunque mis

[181]
compañeros intentaban impedírmelo con dulces palabras a su bien edificada morada y a su tierra patria, que regrese de
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220 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


uno y otro lado: mala manera: sin sus compañeros, en nave ajena, y que en-
»'''Desdichado, ¿por qué quieres irritar a un hombre salvaje?, cuentre calamidades en casa."
un hombre que acaba de arrojar un proyectil que ha hecho vol- »Así dijo suplicando, y le escuchó el de azuloscura cabellera.
ver a tierra nuestra nave y pensábamos que 1bamos a morir en A continuación levantó de nuevo una piedra mucho mayor y
el sitio. Si nos oyera gritar o hablar machacaría nuestras cabe- la lanzó dando vueltas. Hizo un esfuerzo inmenso y dio detrás
zas y el madero del navío, tirándonos una roca de aristas res- de la nave de azuloscura proa, tan cerca que faltó poco para
plandecientes, ital es la longitud de su tiro!" alcanzara lo alto del timón. Y el mar se levantó por la caÍ- 540
»Así hablaron, pero no doblegaron mi gran ánimo y me di- 500 de la piedra, y el oleaje arrastró en su reflujo la nave hacia el
rigí de nuevo a él airado: litoral y la impulsó hacia tierra.
»"Cíclope, si alguno de los mortales hombres te pregunta )Conque por fin llegamos a la isla donde las demás naves de
por la vergonzosa ceguera de tu ojo, dile que te ha dejado ciego buenos bancos nos aguardaban reunidas. Nuestros compañe-
Odisea, el destructor de ciudades, el hijo de Laertes que tiene ros estaban sentados llorando alrededor, anhelando continua-
su casa en ltaca." mente nuestro regreso. Al llegar alli, arrastramos la nave sobre
»Así hablé, y él dio un alarido y me contestó con su palabra: la arena y desembarcamos sobre la ribera del mar. Sacamos de
»"iAy, ay, ya me ha alcanzado el antiguo oráculo! Había aquí la cóncava nave los ganados del Cíclope y los repartimos de
un adivino noble y grande, Telemo Eurímida, que sobresalía modo que nadie se fuera sin su parte correspondiente.
por sus dotes de adivino y envejeció entre los Cíclopes vatid- 510 »)Mis compañeros, de hermosas grebas, me dieron a mí 550
onando. Éste me dijo que todo esto se cumpliría en el futuro, al repartir el ganado, un carnero de más, y lo sacrifiqué sobre
que me vería privado de la vista a manos de O~seo. Pero la playa en honor de Zeus, el que reúne las nubes, el hijo de
siempre esperé que llegara aquí un hombre grande y bello, do- erano, el que es soberano de todos, y quemé los muslos. Pero
tado de un gran vigor; sin embargo, uno que es pequeño, de no hizo caso de mi sacrificio, sino que meditaba el modo de
poca valía y débil me ha cegado el ojo después de sujetarme que se perdieran todas mis naves de buenos bancos y mis fieles
con vino. Pero ven acá, Odisea, para que te ofrezca los dones compañeros.
de hospitalidad y exhorte al ínclito, al que conduce su carro )Estuvimos sentados todo el día comiendo carne sin parar y
por la tierra, a que te dé escolta, pues soy hijo suyo y él se glo- bebiendo dulce vino, hasta el sumergirse de Helios. Y cuando
ría \de ser mi padre. Sólo él, si quiere, me sanará, y ningún otro 520 Helios se sumergió y cayó la oscuridad, nos echamos a dormir
de los dioses felices ni de los mortales hombres." sobre la ribera del mar.
»Así habló, y yo le contesté diciendo: )Cuando se mostró Eos, la que nace de la mañana, la de de- 560
»"iOjalá pudiera privarte también de la vida y de la existen- dos de rosa, di orden a mis compañeros de que embarcaran y
cia y enviarte a la mansión de Hades! Así no te curaría el ojo soltaran amarras, y ellos embarcaron, se sentaron sobre los
ni el que sacude la tierra." bancos y, sentados, batían el canoso mar con los remos.
»Así dije, y luego hizo él una súplica a Poseidón soberano, »Así que proseguimos navegando desde allí, nuestro cora-
tendiendo su mano hacia el cielo estrellado: zón acongojado, huyendo con gusto de la muerte, aunque ha-
»'~Escúchame tú, Poseidón, el que abrazas la tierra, el de ca- bíamos perdido a nuestros compañeros.»
bellera azuloscura. Si de verdad soy hijo tuyo -y tú te precias
de ser mi padre--, concédeme que Odisea, el destructor de 530
ciudades, no llegue a casa, el hijo de Laertes que tiene su mora-
da en ltaca. Pero si su destino es que vea a los suyos y llegue a

[182 ]
Título original de la obra: '08úaalu«
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HOMERO

Odisea
Edición de José Luis Calvo
Traducción de José Luis Calvo

Diseño de cubierta: Diego Lara


lJ ustnci6n de cubierta: Dionisia Simón

n\I)I::CI\ I \ FDleto'\

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 221


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por l:L I..t:y, que est:lbleL"e pena.~ de prisión y/o multas, además de las
(oITespondientes im.lt:mni:wdones por daños y perjukios, p:lm
quienes reprodujert:n, pl:Lgi:.Lren, distrihuyeren o comunit":.lfen
p(¡bliL~lmenh:, en todo (> en p:lfte, uml obm ¡itemei:!, :ut¡Stk~L
(l dentífk~l, o MI u-:ln~format"ión, imerpreración o ejecud6n

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:L tr":IV~.~ de l.: u:llquicr medio, sin J:¡ prel·eptiva amoriZ:ldón.

Cl Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S. A.), 2000


Juan Ignacio Luca de Tena, 15 . 28027 Madrid
Depósito legal: M. 16770-2000
ISBN: 84-376-0640-3
CATEDRA Prinud in Spain
LETRAS UNIVERSALES
Impreso en Huertas, $. A.
Fuenlabrada (Madrid)
lamentaros de sufrir desgracias por trampa dolorosa del mar o
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222 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


sobre tierra firme."
»Así dijo, y nuestro valeroso ánimo se dejó persuadir. Así
que pasamos todo el día, hasta la puesta del sol, comiendo car- 30
ne en abundancia y delicioso vino. Y cuando se puso el sol y
cayó la oscuridad, mis compañeros se echaron a dormir junto a
las amarras de la nave. Pero Circe me tomó de la mano y me
hizo sentar lejos de mis compañeros y, echándose a mi lado,
me preguntó detalladamente. Yo le conté todo como corres-
CANTO XII pondía y entonces me dijo la soberana Circe:
»"Así es que se ha cumplido todo de esta forma. Escucha
LAS SIRENAS. ESCILA Y CARIBDIS. ahora tú lo que voy a decirte y te recordará después el dios
LA ISLA DEL SOL. OGIGIA mismo.
»"Primero llegarás a las Sirenas 190, las que hechizan a todos 40
UANDO la nave abandonó la corriente del río Océano y los hombres que se acercan a ellas. Quien acerca su nave sin
«
C , arribó al oleaje del ponto de vastos caminos y a la isla
de Eea, donde se encuentran la mansión y los
de danza de Eos y donde sale Helios, la arrastramos por la are-
saberlo y escucha la voz de las Sirenas ya nunca se verá rodea-
do de su esposa y tiernos hijos, llenos de alegría porque ha
vuelto a casa; antes bien, lo hechizan éstas con su sonoro can-
na, una vez llegados. Desembarcamos sobre la ribera del mar, to sentadas en un prado donde las rodea un gran montón de
y dormidos esperamos a la divina Eos. huesos humanos putrefactos, Cubiertos de piel seca. Haz pasar
)}Y cuando se mostró Eos, la que nace de la mañana, la de de largo a tu nave y, derritiendo cera agradable como la miel,
dedos de rosa, envié a unos compañeros al palacio de Circe unta los oídos de tus compañeros para que ninguno de ellos las
para que se trajeran el cadáver del difunto Elpenor. Cortamos 10 escuche. En cambio, tú, si quieres oírlas, haz que te amarren
ensegiuda unos leños y lo enterramos apenados, derramando de pies y manos, firme junto al mástil -que sujeten a éste las 50
abundante llanto, en el lugar donde la costa sobresalía más. amarras-, para que escuches complacido la voz de las dos Si-
Cuando habían ardido el cadáver y las armas del difunto, erigi- renas; y si suplicas a tus compañeros o los ordenas que te desa-
mos un túmulo y, levantando un mojón, clavamos en lo más ten, que ellos te sujeten todavía con más cuerdas.
alto de la tumba su manejable remo. Y luego nos pusimos a »"Cuando tus compañeros las hayan pasado de largo, ya no
discutir los detalles del regreso. te diré cuál de dos caminos será el tuyo; decídelo tú mismo en
)}Pero no dejó Circe de percatarse que habíamos llegado de el ánimo. Pero te voy a decir los dos: a un lado hay unas rocas
Hades y se presentó enseguida para proveernos. Y con ella sus
siervas llevaban pan y carne en abundancia y rojo vino. Y co-
J90 Son divinidades marinas hijas del río Aqueloo y una Musa (Melpómene o
locándose entre nosotros dijo la divina entre las diosas: 20
_rpsicore). Homero no se refiere aquí a su aspecto externo (mitad ave, mitad
»"Desdichados vosotros que habéis descendido vivos a la solamente mujer) y entre sus características destaca solamente: que son
morada de Hades; seréis dos veces mortales, mientras que los el dual); que sus cantos ofrecen el conocimiento de todo cuanto suce-
demás hombres mueren sólo una vez. Pero, vamos, comed 109) Y que este canto es letal para quien lo escucha. En la interpretación
alegórica posterior, de orgen estoico, representan una de las tentaciones que el
esta comida y bebed este vino durante todo el día de hoy y al
hombre debe soportar en su peregrinar por la tierra, interpretación llevada a su
despuntar la aurora os pondréis a navegar; que yo os mostraré extremo por el Cristianismo, para el cual simbolizan concretamente la lujuria.
el camino y os aclararé las incidencias para que no tengáis que Cfr. J. Pepin, My'fhe et Allégorie, París, 1953.

[220] [221]
altísimas, contra las que se estrella el oleaje de la oscura Anfi- la mitad para abajo está escondida en la hueca
trite. Los dioses felices las llaman Rocas Errantes 191. No se les sus cabezas sobresaliendo fuera del terrible
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acerca ningún ave, ni siquiera las temblorosas palomas que lle- --explorándolo todo alrededor del escollo--,
van ambrosía al padre Zeus; que, incluso de éstas, siempre apresar delfines o perros marinos, o incluso
arrebata alguna la lisa piedra, aunque el Padre (Zeus) envía de los que cría a miles la gemidora
otra para que el número sea completo. Nunca las ha consegui- los marineros de haberlo pasado de
do evitar nave alguna de hombres que haya llegado allí, sino con la nave, pues arrebata con cada cabeza a un 100
que el oleaje del mar, junto con huracanes de funesto fuego, na ve de oscura proa y se lo lleva.
arrastran maderos de na ves y cuerpos de hombres. Sólo consi- >~"También verás, Odiseo, otro escollo más llano --cerca
guió pasar de largo por allí una nave surcadora del ponto, la uno de otro--. Harías bien en pasar por él como una flecha.
célebre Argo, cuando navegaba desde el país de Eetes. Incluso 70 En éste hay un gran cabrahigo cubierto de follaje y debajo de
entonces la habría arrojado el oleaje contra las gigantescas él la divina Caribdis 193 sorbe ruidosamente la negra agua. Tres
dras, pero la hizo pasar de largo Hera, pues ]asón le era que- veces durante el día la suelta y otras tres vuelve !l soberla que
rido. da miedo. iOjalá no te encuentres allí cuando la está sorbien-
»"En cuanto a los dos escollos, uno al vasto cielo con pues no te libraría de la muerte ni el que sacude la tierra!
su aQUda cresta y le rodea oscura nube. nunca le abando- Conque acércate, más bien, con rapidez al escollo de Escila
ni en invierno ni en verano, rodea su cresta un haz pasar de largo la nave, porque mejor es echar en falta a 110
despejado. No podría escalarlo mortal alguno, ni ponerse compañeros que no a todos juntos."
sobre él, aunque tuviera veinte manos y veinte pies, pues es »Así dijo, y yo le contesté y
lisa, igual que la pulimentada. En medio del escollo hay 80 »"Diosa, vamos, dime con verdad si podré escapar de la fu-
una oscura gruta vuelta hacia Poniente, que llega hasta el Ere- nesta Caribdis y rechazar también a Escila cuando trate de da-
bo, por donde vosotros podéis hacer pasar la cóncava nave, ñar a mis compañeros."

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 223


ilustre Odisea. Ni un hombre vigoroso, disparando su flecha »Así dije, y ella al punto me contestó, la divina entre las
desde la cóncava nave, podría alcanzar la hueca gruta. Allí ha- diosas:
bita Escila, que aúlla que da miedo: su voz es en verdad tan »"Desdichado, en verdad te placen las obras de la guerra v el
aguda como la de un cachorro recién nacido 192, y es un mons- esfuerzo. ¿Es que no quieres ceder ni siquiera a los dioses
truo maligno. Nadie se alegraría de verla, ni un dios que le die- mortales? Porque ella no es mortal, sino un azote inmortal, te-
ra cara. Doce son sus pies, todos deformes, y seis sus largos 90 doloroso, salvaje e invencible. Y no hay defensa 120
cuellos; en cada uno hay una espantosa cabeza y en ella tres fi- lo mejor es huir de ella, porque si te entretienes junto a la pie-
las de dientes apiñados y espesos, llenos de negra muerte. De dra y vistes tus armas contra ella, mucho me temo que se lance
por segunda vez y te arrebate tantos compañeros como cabe-
zas tiene. Conque conduce tu nave con fuerza e invoca a gritos
a Cratais, madre de Escila, que la parió para daño de los mor-
rraclún de Apolonio, éstas quedaron fijas una vez tales. Ésta la impedirá que se lance de nuevo.
Odiseo no pasa por ellas, toma la ruta alternativa de Escila y Caribdis. Según
Meuli, Odyssee..., esta parte de las aventuras de Odisea procede del ciclo de las »"Luego llegarás a la isla de T rinaquía 194, donde pastan las

descripción de los aullidos de Escila, inapropiada y hasta ridícula, se


afición etimológica de Homero: Escila (Skjlle) es una palabra similar a 193 Caribdis es una palabra formada por dos raíces que significan «grieta»

significa cachorrillo (skj/lax). Cfr. también con las Harpías en «sorbem.


Nada tiene que ver esta isla de Thrinakia con la de Sicilia, también llama-

[222} [ 223J
muchas vacas y pingües rebaños de ovejas de Helios: siete re-
baños de vacas y otros tantos hermosos apriscos de ovejas con
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224 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


cincuenta animales cada uno. No les nacen crías, pero tampo- 130
co mueren nunca. Sus pastoras son diosas, ninfas de lindas
trenzas, Faetusa y Lampetía 195, a las que parió para Helios Hi-
periónida la diosa Neera. Nada más de parirlas y criarlas su so-
berana madre, las llevó a la isla de Trinaquía para que vivieran
y pastorearan los apriscos de su padre y las vacas de rotá-
patas.
»"Si dejas incólumes estos rebaños y te ocupas del regreso,
aun con mucho sufrir podréis llegar a Itaca, pero si les haces
daño, predigo la perdición para la nave y para tus compañeros. 140
y tú, aunque evites la muerte, llegarás tarde y mal, después de
perder a todos tus compañeros."
»Así dijo y, al pronto, llegó Eos, la de trono de oro.
»Ella regresó a través de la isla, la divina entre las diosas, y
yo partí hacia la nave y apremié a mis compañeros para que
embarcaran y soltaran amarras. Así que embarcaron con pres-
teza y se sentaron sobre los bancos y, sentados en fila, batían
el canoso mar con los remos. Y Circe de lindas trenzas, la te- 150
rrible diosa dotada de voz, envió por detrás de nuestra nave de
azulas cura proa, muy cerca, un viento favorable, buen compa-
ñero, que hinchaba las velas. Después de disponer todos los
aparejos, nos sentamos en la nave y la conducían el viento y el
piloto.
»Entonces dije a mis compañeros con corazón acongojado:
»"Amigos, es preciso que todos -y no sólo uno dos- °
conozcáis las predicciones que me ha hecho Circe, la divina
entre las diosas. Así que os las voy a decir para que, después de
conocerlas, perezcamos o consigamos escapar evitando la
muerte y el destino.
»" Antes que nada me ordenó que evitáramos a las divinas
Sirenas y su florido prado. Ordenó que sólo yo escuchara su 160

da Trinakía. Hom~ro conoce la isla de Sicilia a la que denomina Sicania


LXIV.307). Parece deducirse del v. 380 que la isla del Sol se sitúa en el
Este.
195 Son dos nombres muy adecuados para las hijas del Sol: «la que arde)) y «la
que brilhm.
Ulises v las sirenas (vaso
voz; mas atadme con dolorosas ligaduras para que pennanezca
firme allí, junlO al mástil; que sujeten a éste las amarras, y si os
suplico o doy órdenes de que me desatéis, apretadme todavía
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con más cuerdas."


»Así es como yo explicaba cada detalle a mis compai\eros.
»Entretanto la bien fabricada nave llegó velozmente a la isla
de las dos Sirenas -pues la impulsaba próspero viento-.
Pero enseguida cesó éste y se hizo una bonanza apacible, pues
un dios había calmado el oleaje.
»Levantáronse mis compai\eros para plegar las velas y las 170
pusieron sobre la cóncava nave y, sentándose al remo, blan-
queaban el agua con los pulimentados remos.
»Emonces yo partí en trocitos, con el agudo bronce, un
gran pan de cera y lo apreté con mis pesadas manos. E nsegui-
da se calentó la cera -pues la oprimían mi gran fuerza y el
brillo del soberano Helios Hipeciónida- y la unté !Xlr orden
en los oídos de ux:los mis compai\eros. Éstos, a su vez, me ata-
ron igual de manos que de pies, finne junto al mástil ---s u-
jetaron a éste las amarras- y, sentándose, batían el canoso 180
mar con los remos.
»Conque, cuando la nave estaba a una distancia en que se fieles compañeros, la que yo había untado en sus oídos, y a mí 200
oye a un hombre al gritar ----en nuestra veloz marcha-, no se me soltaron de las amarras.

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 225


les ocultó a las Sirenas que se acercaba y entonaron su sonoro
canto:
»"Vamos, famoso Odiseo, gran honra de los aqueos. ven
aqui y haz detener tu nave para que puedas oír nuestra voz.
Que nadie ha pasado de largo con su negra nave sin escuchar
la dulce voz de nuestras bocas, sino que ha regresado después
de gozar con ella y saber más cosas. Pues sabemos todo cuanto 190
los argivos y ~royanos trajinaron en la vasta Troya por volun-
tad de los dioses. Sabemos cuanto sucede sobre la tierra fe-
cunda."
»Así decían lanzando su hennosa voz. Entonces mi corazón
deseó escucharlas y ordené a mis compai\eros que me soltaran
haciéndoles señas con mis cejas, pero ellos se echaron hacia
adelante y remaban, y luego se levantaron Perimedes y Eurflo-
ca y me ataron con más cuerdas, apretándome todavía más.
»Cuando por fin las hablan pasado de largo y ya no se oía
más la V02 de las Sirenas ni su canto, se quitaron la cera mis

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226 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

Bilioteca (3,1,3-4)
por Apolodoro
Biblioteca
Planeta DeAgostini
Traducción de Margarita
Buenos Aires, 2008
Rodríguez de Sepúlveda
Muerto Asterio sin descendencia, Minos quiso reinar en Creta, pero se lo impidieron. Él
alegaba que había recibido de los diose el reino; como prueba de ello afirmó que le otorgarían lo
que pidiese. Mientras ofrecía un sacrificio a Poseidón suplicó que saliera del fondo del mar un
toro, prometiendo inmolarlo. Poseidón hizo surgir un toro magnífico y Minos obtuvo el reino,
pero entonces envió el toro a su vacada y sacrificó otro en su lugar. Minos fue el primero que
ostentó el dominio del mar y sometió casi todas las islas. Poseidón, irritado con él por no haber
sacrificado el toro, embraveció a éste y lo hizo objeto del amor de Pasifae. Ella, en su pasión por
el toro, tuvo como cómplice a Dédalo, un arquitecto que había huido de Atenas por asesinato.
Dédalo construyó una vaca de madera sobre ruedas, la vació, le cosió alrededor la piel de una
vaca deshollada y, llevándola al prado donde el toro solía pacer, metió dentro a Pasifae; el toro
llegó y copuló con ella como si se tratar realmente de una vaca. Pasifae dio a luz a Asterio, el
llamado Minotauro, que tenía rostro de toro y lo demás de hombre; Minos, advertido por ciertos
oráculos, lo encerró y mantuvo custodiado en el laberinto. Éste, construido por Dédalo, era un
recinto de complicados ambajes que confundían la salida.

Epítome (1,7-11)
por Apolodoro
Biblioteca
Planeta DeAgostini
Traducción de Margarita
Buenos Aires, 2008
Rodríguez de Sepúlveda
Teseo fue designado para el tercer tributo al Minotauro, o según algunos se ofreció
voluntario. La nave llevaba velamen negro y Egeo encargó a su hijo que, si regresaba vivo,
desplegara en ella velas blancas. Cuando llegó a Creta, Ariadna, hija de Minos, enamorada de él,
prometió ayudarle a condición de que la llevar a Atenas y la tomase por esposa. Una vez que
Teseo lo hubo jurado, Ariadna pidió a Dédalo que le indicara la salida del laberinto; y por su
consejo dio un hilo a Teseo al entrar. Éste ató el hilo a la puerta y entró soltándolo tras de sí;
encontró al Minotauro al final del laberinto y lo mató a puñetazos; luego, recogiendo el hilo,
salió.

Arte de Amar (1,269-326)


por Publio Ovidio Nasón
Del Nuevo Extremo Arte de Amar
Buenos Aires, 2008 Traducción de V. Cristóbal López
Hasta aquí te ha enseñado Talía, montada en un carro de ruedas desiguales, dónde puedes
escoger lo que has de amar y dónde tienes que extender tus redes. Ahora me dispongo a
mostrarte los principios del arte capital: de qué manera puedes conquistar a aquella que te ha
gustado. Varones, quienquiera que seáis y dondequiera que estéis, volver a mí vuestra mente
dispuesta para aprender y permaneced en silencio todos atendiendo a mis promesas.

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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 227

Antes que nada, penetre en tu mente la confianza de que a todas se las puede conquistar:
las conquistarás; tú sólo tienes que tender las redes. Antes se callarán los pájaros en primavera,
antes las cigarras en verano, antes dará su espalda a la liebre el perro del Ménalo, que una mujer
rechace al hombre que la pretende lisonjeramente; accederá incluso aquella de la que podría
pensarse que no accedería. El amor furtivo es tan agradable para una mujer como para un varón:
el varón no sabe disimularlo, pero ella lo desea más escondidamente. Pongámonos de acuerdo el
sexo viril en no ser nosotros los primeros en suplicar a la mujer; enseguida ella asumirá, vencida,
el papel de suplicante. En los gramíneos prados es la hembra la que dirige al toro sus mugidos, y
es la hembra la que siempre llama con sus relinchos al caballo de córneos pies. Más mitigada es
entre nosotros la pasión y no tan violenta. El ardor viril tiene un límite fijado por las leyes. ¿Para
qué recordar a Biblis que se abrasó por su hermano con amor no permitido y vengó
valientemente su crimen ahorcándose? Mirra amó a su padre, más no como una hija debía, y
ahora se esconde oprimida bajo una corteza que la recubre. Con el llanto que derrama de aquel
oloroso árbol nos perfumamos y la lágrima conserva el nombre de quien la produjo.
Había casualmente bajo los umbrosos valles del frondoso Ida un toro de blancura
deslumbrante, gloria de la grey, que tenía entre los cuernos una leve mancha negra. Sólo esa
mancha tenía, el resto de su cuerpo era blanco como la leche. Las terneras de Cnoso y Cidón
deseaban sostenerlo sobre sus lomos. Pasifae anhelaba convertirse en amante del toro y odiaba
celosa a las hermosas vacas. Canto hechos ya famosos: eso no lo puede negar Creta, en cuyo
suelo se alzan cien ciudades, aunque sea mentirosa. Dícese que ella misma cortaba para el toro
ramas nuevas y la hierba más tierna del prado con su mano que no estaba acostumbrada a eso.
Va siguiendo a la manada, y no la detiene, antes de emprender su marcha, el amor por su esposo;
un toro había vencido a Minos. ¿De qué te sirve, Pasifae, ponerte vestidos lujosos? Ese amante
tuyo no hace aprecio de las riquezas. ¿Qué tienes que ver con el espejo, tú que persigues a los
montaraces rebaños? ¿Para qué compones tantas veces, necia, tu bien peinada cabellera? Da
crédito, por el contrario, a tu espejo que testimonia que no eres una ternera. ¡Cómo desearías que
te hubieran crecido cuernos en la frente! Si Minos te gusta, no busques ningún amante; y si
prefieres engañar a tu hombre, engáñalo con un hombre. Hacia el bosque y los sotos, lejos del
tálamo, se ve arrastrada la reina, como una bacante excitada por el dios de Aonia. ¡Ah!, ¡cuántas
veces miró a una vaca con ojos enemigos y dijo: “¿por qué es ésta la que gusta a mi dueño?
Mírala cómo retoza ante él sobre el tierno césped. ¡No dudo de que la tonta se cree que así
resulta hermosa!” Acabó de hablar y al punto mandó que la sacaran del gran rebaño y sometieran
a la inocente al corvo yugo, o bien obligó a que le dieran muerte ante el altar pretextando
sacrificios; y tuvo entre sus manos gozosas las entrañas de su rival. ¡Cuántas veces aplacó a los
dioses matando a sus rivales y dijo agarrando sus entrañas: “id y gustad al que es mío”! Y unas
veces pide convertirse en Europa, otras veces en Ío: ésta, porque es una vaca; aquélla, porque
viajó montada sobre un toro. A pesar de todo, el guía de la grey la dejó grávida, engañado por
una vaca de madera, y al dar a luz se descubrió quién había sido el padre.

Edipo Cambiado u otra vuelta


de tornillo
por Marco Denevi
Corregidor
Falsificaciones
Buenos Aires, 1984
El mismo día en que Yocasta, la reina aborrecida, tenía a su hijo, yo tuve al mío. Lo
llamé Philón, como su padre, muerto seis meses atrás durante la guerra que mi ciudad sostuvo
contra Layo, primo y marido de Yocasta. Al día siguiente fui llevada con el niño a una alcoba
contigua a la de la reina. El Ama me lo explicó:
–Le servirás de nodriza a Polidoro, el hijo de mi señora Yocasta.

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228 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

La rica cuna de Polidoro fue colocada cerca de la cuna de esparto de Philón y mi


camastro entre ambas. Los dos niños se parecían como se parecen todos los recién nacidos: el
mismo mechón de pelo húmedo sobre el cráneo todavía blando, la misma carita abotagada y roja
como un puño crispado. Mi seno los hermanó. Mientras tanto Yocasta permanecía muda e
indiferente en su vasto lecho. Ni una sola vez pidió ver a su hijo. ¡Oh Yocasta, más aborrecida en
mi corazón que el propio Layo!
Al segundo día de nacidos Philón y Polidoro ocurrieron aquellos aciagos
acontecimientos. Layo había ido a Delfos a consultar el oráculo del dios. Volvió taciturno,
sombrío, temblando en no se sabía qué pavor o qué terrible cólera. Recuerdo que vino a la
habitación donde estaba yo con los dos niños pero no nos miró ni pronunció palabra alguna. Se
paseaba de un extremo a otro de la alcoba, desceñidas las vestiduras reales y el rostro más oscuro
que la mies bajo la tormenta. Adiviné que los vaticinios le habían sido desfavorables, y
secretamente me regocijé.
Con brusco ademán recogió su manto y pasó a la cámara de Yocasta. Los oí conversar.
Hablaban quedo y sus voces semejaban el ruido de los cuchillos cuando son afilados
sobre la piedra. A poco se les unió la voz de Creonte, el hermano de Yocasta. Después todo el
palacio se ahuecó en uno de esos silencios profundos que parecen la pausa de la música del
universo.
A la noche los presagios nefastos se multiplicaron. La agorera lechuza chistó tres veces
junto a una ventana. En el aire de la alcoba, que ninguna ráfaga agitaba, la luz de los pabilos
parpadeó. Escuché un trueno lejanísimo. Súbitamente me acometió un sueño profético. Mis ojos
estaban abiertos, pero nada veían de cuanto me rodeaba. Mi cerebro empezó a arder como una
lámpara y a arrojar fuera el resplandor de las alucinaciones. Y yo contemplé, despierta, mi
propio sueño.
Vi a Philón, mi hijo, hecho hombre. Vi a un hombre que yo sabía que era Philón. Vi a
Philón bajo la figura de un hombre y ese hombre tenía la apariencia de un mendigo, estaba
cubierto de harapos y tanteaba con báculo de ciego las piedras del camino por el que se
arrastraba, y el cielo que lo cubría era inclemente, el paisaje era inhóspito, y a su alrededor la
soledad se abismaba como un mar, y en el fondo de ese mar el hombre que era mi hijo gemía y
clamaba por alguien, y sobre su rostro se aplastaba hasta alcanzar el hueso una expresión tal de
dolor que no pude soportarlo y quebré el anillo que me aprisionaba y el sueño se desvaneció.
Largo rato estuve temblando en mi camastro. Otras veces había tenido sueños de esa
especie, sueños que en la lucidez de la vigilia me lanzaban a un vórtice de visiones, sueños que
me inundaban de conocimientos a los que no podía resistirme y que descorriendo para mí como
el velo del tiempo me volvían transparente el futuro. Y lo que esos sueños me habían anticipado,
después lo había visto cumplido.
De niña soñé la devastación de mi ciudad. Soñé que los soldados extranjeros entraban por
las violadas puertas y mataban a un guerrero que era mi esposo, y a mis hermanos, y hasta a mi
anciano padre imbele, y soñé que un hombre fornido, desde lo alto de un carro, los azuzaba a la
matanza. Diez años más tarde todo sucedió como en mi sueño, y el hombre fornido era Layo.
¿Aguardaba, pues, a mi hijo, el destino ominoso del mendigo? Siervo hijo de sierva
¿terminaría miserablemente sus días, arrojado a los caminos por el capricho impío de sus amos,
acaso de ese mismo Polidoro amamantado por mí? Viejo inservible y ciego, execración de los
sacros lugares, pasto de todos los infortunios, presa rendida al frío y al hambre ¿así iría a morir
Philón, el hijo del rey Philón?
Yo debía torcer esa suerte funesta, debía desbaratar el cumplimiento de tan atroces
augurios. A la luz ahora inmóvil de las velas, en la soledad de la alcoba, en medio de aquel
silencio profundo del palacio, rápidamente ejecuté mi plan. Vestí a Polidoro con la ropa de mi
hijo y a mi hijo con las ricas vestiduras de Polidoro. Coloque a Philón en la adornada cuna del
hijo de Yocasta y al hijo de Yocasta en la pobre cuna de Philón. Después volví a mi camastro y
fingí que dormía. Pero mis ojos cavaban, bajo los párpados, la rota mirada del insomnio. Y
después un raro sopor desanudó mis miembros. Siempre, al cabo de un sueño vatídico, me
invade ese letargo.

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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 229

Me despertó como el recuerdo de haberme dormido. Me despertó el olvido de haber


despertado y de haber visto una sombra sigilosa que rondaba entre las cunas. La lámpara seguía
encendida. Miré hacia mi izquierda, hacia el rincón donde dormía mi hijo. Pero ahora quien
dormía allí era Polidoro. Me volví hacia el lado opuesto. Un desmesurado mugido, un ruido
como de muchas aguas estalló sobre mi cabeza. Me incorporé y empecé a gritar. Layo y Creonte
aparecieron en seguida tras las puertas. Aún en mi confusión y en mi horror, aún comprendiendo
que ellos no sabían cuál era el verdadero puñal que degollaba mis gritos, pensé que no habían
caído en la cuenta de lo que me ocurría.
–¡Han robado a Polidoro! –mentí–. ¡Lo han arrebatado de su cuna! –mentí.
–¡Cállate, sierva! –masculló Layo con voz dura ¡Cállate o te haré azotar! Y olvídate de
Polidoro si en algo estimas tu vida y la vida de tu hijo.
Y se fueron tan velozmente como habían venido. Quedé sola, tiritando en el hielo del
estupor. ¿Por qué Layo me ordenaba callar? ¿Por qué Yocasta, que habría oído mis gritos, no me
respondía con los suyos? ¿De qué funestas maquinaciones era mi hijo, por mi culpa, la víctima
inocente? ¿Y a dónde lo habían llevado? ¿Qué harían con él? Lo matarían, quizá, o lo
abandonarían en un lejano bosque o a la orilla del mar. ¿Y qué buscaba Layo con la muerte o con
la desaparición de Polidoro? ¿Burlar los oráculos como yo mi sueño? ¿Y fuisteis vosotros, oh
dioses inmortales, quienes me inspiraron aquel insensato trueque entre los dos niños, para así
castigarnos a él y a mí?
Entretanto hervía sobre mi camastro como sobre carbones encendidos. Cuando el ojo del
día me iluminó, pensé contárselo todo a Yocasta. Pero en seguida me disuadió el cruel
convencimiento de que el crimen tramado contra Polidoro ya estaría cumplido en Philón.
Revelando la verdad no rescataría a mi hijo y sólo conseguiría que los designios de Layo
corrigieran sus tiros y tal vez me tomasen también como blanco, porque grandes iban a ser el
enojo y el terror del monarca, y al cabo sus propósitos encontrarían una doble satisfacción.
Resolví no decir nada. Vislumbré una esperanza remota pero secreta, sólo conocida por
mí, la posibilidad de vengarme sin que nadie lo advirtiese. Ese Polidoro dormido en la cuna de
mi hijo cumpliría los oráculos del dios, y alguna ruina, yo no sabía cuál, alguna inmensa
desgracia recaería sobre el linaje de Cadmo y de Agenor, sobre las cabezas de Layo y de Yocasta
y de ese otro, Creonte, tan orgulloso que jamás se dignó mirarme. Un odio infinito, que se sentía
dispuesto a todas las crueldades y también a todas las astucias y a todos los simulacros, un odio
que ni siquiera se detendría frente a ese Polidoro que usurpaba, ay, por mi mano, el sitio de
Philón, me hinchó la garganta como un vómito.

***
Largos años transcurrieron, disparados por la perezosa ballesta del tiempo. Polidoro
creció y se hizo mozo, siervo en el palacio real de sus padres, bajo el nombre de Philón, falso
hijo de la sierva Hécuba.
No desmentía su vidueño. Era de agradable apostura, aunque tan atrevido e indócil que
más de una vez debieron azotarlo. Aguantaba los azotes con una sonrisa desdeñosa, pero la
mirada se le ponía negra de ira. Yo no perdía ocasión de zaherirlo y de vejarlo, complaciéndome
en irritar su genio díscolo.
–Sierva –me decía Yocasta– ¿por qué aborreces a tu hijo? Es un joven hermoso.
Y las miradas de la reina se demoraban en su hijo. También Polidoro espiaba a la reina.
Creo que nadie, salvo yo, sorprendió el juego incesante y pertinaz de esas miradas. Y nadie, ni
ellos mismos, nadie excepto yo, supo de qué manantial se nutría esa corriente subterránea que los
arrastraba al uno hacia el otro. Porque la sangre se llamaba a sí misma desde las venas de la
madre a las venas del hijo y desde los pulsos del hijo a los pulsos de la madre, pero ellos no
sabían descifrar ese llamado. La sangre tejía entre los dos su hebra poderosa, pero ellos no
podían adivinar de qué estaba tejida. Había una, una sola para quien aquella trama destrenzaba
sus secretos hilos, una sola que sabía leer la escritura invisible del mensaje, pero ésa no habló. Y,
no satisfecha con callar, prestó su mano encubridora para que el horror apretase su nudo
ignominioso.

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230 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

Sí, yo llevé a Polidoro el recado de Yocasta, yo llevé a Yocasta las jactanciosas


respuestas de Polidoro. Yo fui la lanzadera que iba del uno al otro, tan veloz, tan silenciosa que
nadie seguía su vaivén. Y después velé a las puertas de la cámara real, atisbando los pasos del
infamado consorte. Y la reina me mostraba el rostro hipócrita que las adúlteras muestran a sus
alcahuetas, y Polidoro me trataba con la soberbia del ladrón a su cómplice.
Pero aquel amor no les traía la dicha. Un horror apenas presentido, una repugnancia que
ella confundía con los remordimientos y él con el hastío, una angustia que tomaban por la
insatisfacción de sus deseos, y a ratos una hostilidad que los separaba para avivar en seguida el
ardor del apetito y volver a reunirlos para exaltarles la furia de las reyertas, todo este acíbar se
mezclaba a sus deleites y les ponía a los dos una máscara mórbida, sombreada por el humo del
dolor.
Cierta vez Layo decidió hacer un viaje a la Fócida. Se llevó consigo a tres servidores,
entre ellos a Polidoro. Varios días después volvió Polidoro, las ropas desgarradas, con la noticia
de la muerte del rey. Contó que una pandilla de bandidos les había salido al paso en el cruce de
los caminos de Delfos y de Daulia; que, habiendo querido Layo defenderse, los bandidos lo
habían ultimado, lo mismo que a los otros dos servidores, y que únicamente él había conseguido
huir y salvarse. Creonte envió gente armada al sitio del encuentro con los salteadores. Ahí fueron
hallados los cadáveres de Layo y de los dos siervos, los trajeron a Tebas, y el cuerpo del rey tuvo
magníficos funerales y una sepultura no menos magnífica.
Pero yo sospechaba que Polidoro no había dicho la verdad. Una noche, libaciones de vino
tibio y falaces lisonjas me lo entregaron rendido al asalto de mis preguntas. Entonces me refirió
una historia más abominable de lo que él podía maliciar.
Cuando el carro donde viajaba el hijo de Lábdaco había llegado a la encrucijada de los
dos caminos, Layo ordenó que buscase Polidoro en los alrededores una fuente que, según él
recordaba, había cerca y en cuyas aguas saciarían la sed. Polidoro obedeció. Se había internado
en un bosquecillo de encinas cuando oyó voces airadas. Volvió sobre sus pasos y, escondido
entre hiedras y helechos, lo presenció todo. Un desconocido, alto como un dios, fuerte como un
héroe y más hermoso que Paris disputaba de palabra con Layo; Layo, colérico, descargaba sobre
el desconocido su aguijada de doble punta; el desconocido se defendía golpeando a Layo con un
bastón. Los dos servidores hostigaban al desconocido, y el desconocido, con recios golpes de su
báculo, privaba a ambos de la luz. Por fin el desconocido se alejaba. Polidoro salió de su
escondite. Y ya iba a huir, dando por muertos a los tres de Tebas, cuando oyó un gemido. Era
Layo, que pesadamente se incorporaba sobre el desorden de sus vestiduras. Pervertido por su
pasión hacia Yocasta, Polidoro se había acercado sigilosamente al anciano rey y con una piedra
parricida lo había matado. Entonces Polidoro había vuelto a Tebas y urdido la conseja de los
salteadores.
Y en tanto me confesaba su crimen, sonreía con torpe mueca de borracho, y pensaba en
Yocasta, y la infatuación y la perfidia le retocaban los hermosos rasgos con un pincel perverso.
Y yo también sonreía, y bebí un vaso de vino mientras sentía cómo la lengua de la venganza
lamía mis heridas, y le dije a Polidoro:
–Los dioses te protegen.
Pero en esa misma noche Creonte sorprendió al hijo de Yocasta en el lecho de Yocasta.
Creo que me distraje, somnolienta a causa del vino. Al día siguiente el cadáver de Polidoro
apareció al pie de los barrancos, y así la infamia de la reina permaneció oculta. Pero Yocasta
anduvo un tiempo con el rostro crispado y en cambio yo guardaba en mis labios la sonrisa de
Polidoro mientras me refería la muerte de Layo. Una vez Yocasta, rabiosa, me gritó:
–¿De qué te sonríes, serpiente?

***
El río del tiempo corrió unos meses más. Yocasta languidecía en su palacio. Creonte
gobernaba con mano despótica. Pero nada podía su rigor contra las depredaciones de la Esfinge.
Era ésta una mujer crudelísima que capitaneaba una tropa de bandidos. Ella y sus secuaces
robaban y asesinaban con tanta temeridad en sus tropelías, con tanta saña en sus delitos que
ningún viajero se atrevía a cruzar la Beocia por el lado de Tebas. En vano Creonte prometió que

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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 231

quien librase al país de aquel azote compartiría con él el gobierno de Tebas y obtendría la mano
de Yocasta. Nadie se sintió capaz de llevar a buen término tamaña empresa.
Hasta que se supo que un corintio, sin más armas que un bastón y sus fuertes brazos,
había matado a la Esfinge y diezmado a su pandilla. El extranjero entró en Tebas entre las
bendiciones del pueblo y vino directamente al palacio real a reclamar por la promesa de Creonte.
Apenas lo vi, el corazón me atronó en el pecho. Aquel hombre era el vivo retrato de
Philón, mi difunto marido. Era Philón, mi hijo.
Sentado frente a Creonte y a Yocasta, que lo miraban complacidos, echada la clámide a la
espalda, el bastón con el que había vencido a la Esfinge apoyado en los muslos estupendos,
hermoso y apacible el semblante, dijo llamarse Edipo y ser hijo de Pólibo y Mérope, reyes de
Corinto. Como repetidas veces oyera que no había sido engendrado por aquellos a quienes tenía
por padres, determinó ir a consultar el oráculo de Apolo en Delfos. Por la crispada boca de la
pitonisa el dios le reveló que su estirpe era real, que él mismo sería rey, pero que reinaría donde
su madre fuese una sierva. Espantado, no volvió a Corintio sino que emprendió un camino en
dirección opuesta, y así había llegado, después de mucho andar, a la tierra de los cadmeos y
vencido a la Esfinge.
"Que reinaría donde su madre fuese una sierva". Ya no tuve ninguna duda: Edipo era mi
hijo. Y tan grande júbilo me hizo romper en un llanto incontenible. Todos me miraron. Creonte
frunció el ceño severo y Yocasta, irritada, mandó que me retirase. Sólo Edipo me sonrió y,
cuando pasé a su lado, me dijo con voz afable:
–No olvidaré, sierva, las lágrimas que te arrancó mi triste suerte.
Nada supe responderle. Apenas si supe sonreírle y bendecirlo desde el fondo de mi
corazón, que por él se me ahondó como un pozo de agua fresca.
Y Edipo casó con Yocasta y reinó, junto con Creonte, sobre Tebas.

***
Pocos días después de las nupcias uno de los más antiguos servidores de palacio, un
troyano a quien por eso mismo aquí llaman Teucro, vino a decirme, zalamero:
–Oh tú, Hécuba, de raza ilíaca como yo. Tú que ves diariamente a la reina y puedes
hablarle cuando te place, pídele que me envíe al campo a pastorear los rebaños. Por los dioses te
lo ruego.
Adiviné que algún grave secreto atormentaba al troyano. Y súbitamente supe que la
sombra que había creído ver rondando en torno de las cunas de Philón y Polidoro, la noche en
que robaron a mi hijo, era la de este Teucro, perro fiel de Layo.
Le prometí complacerlo a condición de que me confiase el motivo de una petición tan
poco razonable, pues era extraño que a su edad prefiriese la vida ruda del pastor. En un principio
intentó resistirse, pero tan firme me mantuve, tantos juramentos de no divulgar sus palabras
proferí, tantas amenazas agregué a tantas promesas, que Teucro terminó por acceder, no sin antes
gimotear, y llorar, y retorcerse las manos, y obligarme a renovar mis juramentos de que no lo
delataría.
Esto fue lo que me refirió:
–Recordarás, tú que lo amamantaste como a un hijo tuyo, recordarás que, al segundo día
de nacido, Polidoro desapareció de su cuna y nadie supo qué fue de él. Pues bien, yo te confiaré
lo que ocurrió. Por orden de Layo (jamás me atreví a indagar la razón de un acto tan
abominable), por orden de Layo, digo, aquella noche llevé al niño a lo más fragoso del monte
Citerón y allí lo abandoné, sus tiernos pies atravesados por un hierro, para que las fieras o la sed
y el hambre lo privaran pronto de la luz. Pero la piedad me hizo volver sobre mis pasos, recogí a
Polidoro y lo entregué, sin descubrir quién era, a unos pastores corintios, quienes se ofrecieron a
cuidarlo y a llevarlo con ellos a Corinto. Y un mancebo, alzando a Polidoro, lo llamó Edipo a
causa de que el pobre niño tenía los pies hinchados por los grillos con que yo, no por mi
voluntad sino por orden de Layo, se los había atravesado.
–¿Y tú crees –dije, aparentando indiferencia– que nuestro rey Edipo es aquel Polidoro
que confiaste a los pastores?

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232 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

–¿Cómo no creerlo? Todos los detalles coinciden y encajan unos con otros: el nombre,
Edipo; el país donde se ha criado, Corinto; la sospecha de que no es hijo de Pólibo. Y hay algo
más. Fíjate en sus tobillos. Conservan las cicatrices, empalidecidas por el tiempo, de las heridas
que les infligieron los hierros. Es él, es Polidoro. ¡Y ha desposado a su propia madre! Espantosas
desgracias se ciernen sobre Tebas. Por eso quiero irme lejos. Vete tú también con cualquier
excusa. Pero ¿Por qué te sonríes?
Yo me sonreía porque, sí, Edipo era el niño abandonado en el monte Citerón y llevado a
Corinto por los pastores, pero ese niño no era Polidoro, como creía Teucro, sino Philón, mi hijo,
y ahora Philón reinaba sobre Tebas la de las siete puertas, y así todos mis muertos triunfaban de
la maldecida ralea de Layo.

***
La sombra de Hades enturbia mis ojos. Un rumor como de caracolas marinas resuena en
mi pecho. Veo, a través de la niebla, a Edipo, a Creonte y a Yocasta, los tres con la faz
demudada, veo a Teucro, a quien un guardia arrastra hasta los pies de Edipo, y a éste que lo
amenaza con un ademán desaforado, y al siervo que llora y balbucea, y a los dos reyes que se
agitan convulsos, y a Yocasta que se lleva las manos al rostro, y ahora sí, ahora me parece oír a
Edipo, a Edipo que dice con una voz como trueno:
–Yo maté a un anciano en la encrucijada de los caminos de Delfos y Daulia. ¿Y ese
anciano era Layo? ¿Y era Layo mi padre? Y desposando a Yocasta ¿he cometido el crimen más
nefando?
Quiero hablar pero no puedo. Mi boca es una piedra muda, mi lengua es como una hoja
seca desprendida del tallo. Ya no veo a Edipo, a Philón, mi hijo. Ya no oigo su voz. Las sombras
se cierran sobre mis ojos. No distingo nada, sino la caracola marina que retumba en mi pecho
hasta desgarrarlo.

El Silencio de las Sirenas


por Franz Kafka
El Silencio de las Sirenas:
Editorial de Bolsillo
Escritos y Fragmentos póstumos
Buenos Aires, 2008
Traducción de Juan José del Solar

Existen métodos insuficientes, casi pueriles, que también pueden servir para la salvación.
He aquí la prueba:
Para guardarse del canto de las sirenas, Ulises tapó sus oídos con cera y se hizo encadenar
al mástil de la nave. Aunque todo el mundo sabía que este recurso era ineficaz, muchos
navegantes podían haber hecho lo mismo, excepto aquellos que eran atraídos por las sirenas ya
desde lejos.
El canto de las sirenas lo traspasaba todo, la pasión de los seducidos habría hecho saltar
prisiones más fuertes que mástiles y cadenas. Ulises no pensó en eso, si bien quizá alguna vez,
algo había llegado a sus oídos. Se confió por completo en aquel puñado de cera y en el manojo
de cadenas.
Contento con sus pequeñas estratagemas, navegó en pos de las sirenas con inocente
alegría.
Sin embargo, las sirenas poseen un arma mucho más terrible que el canto: su silencio. No
sucedió en realidad, pero es probable que alguien se hubiera salvado alguna vez de sus cantos,
aunque nunca de su silencio. Ningún sentimiento terreno puede equipararse a la vanidad de
haberlas vencido mediante las propias fuerzas.
En efecto, las terribles seductoras no cantaron cuando pasó Ulises; tal vez porque
creyeron que a aquel enemigo sólo podía herirlo el silencio, tal vez porque el espectáculo de

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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 233

felicidad en el rostro de Ulises, quien sólo pensaba en ceras y cadenas, les hizo olvidar toda
canción.
Ulises, (para expresarlo de alguna manera) no oyó el silencio. Estaba convencido de que
ellas cantaban y que sólo él se hallaba a salvo. Fugazmente, vio primero las curvas de sus
cuellos, la respiración profunda, los ojos llenos de lágrimas, los labios entreabiertos. Creía que
todo era parte de la melodía que fluía sorda en torno de él. El espectáculo comenzó a
desvanecerse pronto; las sirenas se esfumaron de su horizonte personal, y precisamente cuando
se hallaba más próximo, ya no supo más acerca de ellas.
Y ellas, más hermosas que nunca, se estiraban, se contorneaban. Desplegaban sus
húmedas cabelleras al viento, abrían sus garras acariciando la roca. Ya no pretendían seducir, tan
sólo querían atrapar por un momento más el fulgor de los grandes ojos de Ulises.
Si las sirenas hubieran tenido conciencia, habrían desaparecido aquel día. Pero ellas
permanecieron y Ulises escapó.
La tradición añade un comentario a la historia. Se dice que Ulises era tan astuto, tan
ladino, que incluso los dioses del destino eran incapaces de penetrar en su fuero interno. Por más
que esto sea inconcebible para la mente humana, tal vez Ulises supo del silencio de las sirenas y
tan sólo representó tamaña farsa para ellas y para los dioses, en cierta manera, a modo de escudo.

Sirenas
por Jorge Luis Borges
Emecé
El libro de los seres imaginarios
Buenos Aires, 1998
A lo largo del tiempo, las sirenas cambian de forma. Su primer historiador, el rapsoda del
duodécimo libro de la Odisea, no nos dice cómo eran; para Ovidio, son aves de plumaje rojizo y
cara de virgen; para Apolonio de Rodas, de medio cuerpo arriba son mujeres y, abajo, aves
marinas; para el maestro Tirso de Molina (y para la heráldica), “la mitad mujeres, peces la
mitad”. No menos discutible es su género; el diccionario clásico de Lempriere entiende que son
ninfas, el de Quicherat que son monstruos y el de Grimal que son demonios. Moran en una isla
del poniente, cerca de la isla de Circe, pero el cadáver de una de ellas, Parténope, fue encontrado
en Campania, y dio su nombre a la famosa ciudad que ahora lleva el de Nápoles, y el geógrafo
Estrabón vio su tumba y presenció los juegos gimnásticos que periódicamente se celebraban para
honrar su memoria.
La Odisea refiere que las sirenas atraían y perdían a los navegantes y que Ulises, para oir
su canto y no perecer, tapó con cera los oídos de los remeros y ordenó que lo sujetaran al mástil.
Para tentarlo, las sirenas le ofrecieron el conocimiento de todas las cosas del mundo:

Nadie ha pasado por aquí en su negro bajel, sin haber escuchado de nuestra boca la voz
dulce como el panal, y haberse regocijado con ella y haber proseguido más sabio… Porque
sabemos todas las cosas: cuántos afanes padecieron los argivos y troyanos en la ancha Tróada
por determinación de los dioses, y sabemos cuanto sucederá en la tierra fecunda (Odisea, XII)

Una tradición recogida por el mitólogo Apolodoro, en su Biblioteca, narra que Orfeo,
desde la nave de los argonautas, cantó con más dulzura que las sirenas y que éstas se precipitaron
por el mar y quedaron convertidas en rocas, porque su ley era morir cuando alguien no sintiera
su hechizo. También la esfinge se precipitó desde lo alto cuando adivinaron su enigma.
En el siglo VI, una sirena fue capturada y bautizada en el norte de Gales, y figuró como
una santa en ciertos almanaques antiguos, bajo el nombre de Murgen. Otra, en 1403, pasó por
una brecha en un dique, y habitó en Haarlem hasta el día de su muerte. Nadie la comprendía,
pero le enseñaron a hilar y veneraba como por instinto la cruz. Un cronista del siglo xvi razonó
que no era un pescado porque sabía hilar, y que no era mujer porque podía vivir en el agua.

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234 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

El idioma inglés distingue la sirena clásica (siren) de las que tienen cola de pez
(mermaids). En la formación de esta última imagen habrían influido por analogía los tritones,
divinidades del cortejo de Poseidón.

Los Monóculos
por Jorge Luis Borges
Emecé
El libro de los seres imaginarios
Buenos Aires, 1998

Antes de ser nombre de un instrumento, la palabra monóculo se aplicó a quienes tenían


un solo ojo. Así, en un soneto redactado a principios del siglo XVII, Góngora pudo hablar del
Monóculo galán de Galatea.
Se refería, claro está, a Polifemo, de quien antes dijo en la Fábula.

Un monte era de miembros eminente


éste que, de Neptuno hijo fiero,
de un ojo ilustra el orbe de su frente,
émulo así del mayor lucero;
Cíclope a quien el pino más valiente
bastón le obedecía tan ligero,
y al grave peso junco tan delgado,
que un día era bastón y otro, caiado.

Negro el cabello, imitador undoso


de las obscuras aguas del Leteo,
al viento que le peina proceloso
vuela sin orden, pende sin aseo;
un torrente es su barba impetuoso
que, adusto hijo de este Pirineo,
su pecho inunda, o tarde o mal o en vano
surcada aún de los dedos de su mano...

Estos versos exageran y debilitan a otros del tercer libro de la Eneida (alabados por
Quintiliano) que a su vez exageran y debilitan a otros del noveno libro de la Odisea. Esta
declinación literaria corresponde a una declinación de la fe poética; Virgilio quiere
impresionar con su Polifemo, pero apenas cree en él, y Góngora sólo cree en lo verbal o en los
artificios verbales.
La nación de los Cíclopes no era la única que tenía un solo ojo; Plinio (VII 2) también
hace mención de los Arimaspos, hombres notables por tener sólo un ojo, y éste en la mitad de la
frente. Viven en perpetua guerra con los Grifos, especie de monstruos alados, para arrebatarles el
oro que éstos extraen de las entrañas de la tierra y que defienden con no menos codicia que la
que ponen los Arimaspos en despojarlos.
Quinientos años antes, el primer enciclopedista, Heródoto de Halicarnaso, había escrito:

Por el lado del norte, parece que hay en Europa copiosísima abundancia de oro, pero no
sabré decir dónde se halla ni de dónde se extrae. Cuéntase que lo roban a los Grifos los
monóculos Arimaspos; pero es harto grosera la fábula para que pueda creerse que existan en el
mundo hombres que tienen un solo ojo en la cara y son en lo restante como los demás (III, 116).

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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 235

La Casa de Asterión
por Jorge Luis Borges
Emecé
El Aleph
Buenos Aires, 1999

Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales
acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no salgo de mi
casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo número es infinito) están abiertas día y noche
a los hombres y también a los animales. Que entre el que quiera. No hallará pompas mujeriles
aquí ni el bizarro aparato de los palacios, pero sí la quietud y la soledad. Asimismo hallará una
casa como no hay otra en la faz de la tierra. (Mienten los que declaran que en Egipto hay una
parecida.) Hasta mis detractores admiten que no hay un solo mueble en la casa. Otra especie
ridícula es que yo, Asterión, soy un prisionero. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré
que ho hay una cerradura? Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle; si antes de la noche
volví, lo hice por el temor que me infundieron las caras de la plebe, caras descoloridas y
aplanadas, como la mano abierta. Ya se había puesto el sol, pero el desvalido llanto de un niño y
las toscas plegarias de la grey dijeron que me habían reconocido. La gente oraba, huía, se
prosternaba; unos se encaramaban al estilóbato del templo de las Hachas, otros juntaban piedras.
Alguno, cro, se ocultó bajo el mar. No en vano fue una reina mi madra; no puedo confundirme
con el vulgo, aunque mi modestia lo quiera.
El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda trasmitir a otros
hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura. Loas
enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi espíritu, que está capacitado para lo grande;
jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha
consentido que yo aprndiera a leer. A veces lo deploro, porque las noches y los días son largos.
Claro que no me faltan distacciones. Semejante al carnero que va a embestir, corro por las
galerías de piedra hasta rodar al suel, mareado. Me agazapo a la sombra de un aljibe o a la vuelta
de un corredor y juego a que me buscan. Hay azoteas desde las que me dejo caer, hasta
ensangrentarme. A cualquier hora puedo jugar a estar dormido, con los ojos cerrados y la
respiración poderosa. (A veces me duermo realmente, a veces ha cambiado el color del día
cuando he abierto los ojos.) Pero de tantos juegos el que prefiero es el de otro Asterión. Finjo
que viene a visitarme y que yo le muestro la casa. Con grandes reverencias le digo: Ahora
volvemos a la encrucijada anterior o Ahora desembocamos en otro patio o Bien decía yo que te
gustaría la canaleta o Ahora verás una cisterna que se llenó de arena o Ya verás cómo el sótano
se bifurca. A veces me equivoco y nos reímos buenamente los dos.
No sólo he imaginado eso juegos, también he meditado sobre la casa. Todas las partes de
la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay un aljibe, un patio, un
abrevadero, un pesebre; son catorce [son infinitos] los pesebres, abrevaderos, patios, aljibes, la
casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo. Sin embargo, a fuerza de fatigar patios
con un aljibe y polvorientas galerías de piedra gris, he alcanzado la calle y he visto el templo de
las Hachas y el mar. Eso no lo entendí hasta que una visión de la noche me reveló que también
son catorce [son infinitos] los mares y los templos. Todo está muchas veces, catorce veces, pero
dos cosas hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado sol; abajo,
Asterión. Quizá yo he creado las estrellas y el sol y la enorme casa, pero ya no me acuerdo.
Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de todo mal.
Oigo sus pasos o su voz en el fondo de las galerías de piedra y corro alegremente a buscarlos. La
ceremonia dura pocos minutos. Uno tras otro caen sin que yo me ensantgriente las manos. Donde
cayeron, quedan, y los cadáveres ayudan a distinguir una galería de las otras. Ignoro quiénes son,
pero sé que uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que alguna vez llegaría mi redentor,
Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redeentor y al fin se levantará

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236 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

sobre el polvo. Si mi oído alcanzara los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá me
lleve a un lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto.
¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?
El sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba ni un vestigio de
sangre.
–¿Lo creerás, Ariadna? –dijo Teseo–. El minotauro apenas se defendió.

El Minotauro
por Héctor Tizón
Alfaguara
Cuentos Completos
Buenos Aires, 2006

Cuando los hombres llegaron, hacía muchos años que estaba solo en el lóbrego recoveco
del meandro más oscuro de su cueva. El acceso al laberinto había sido descubierto y divulgado
en leyendas relatadas por todo el mundo con infinitas variantes, y entonces el Minotauro decidió
abandonar su antigua morada en la caverna porque allí ya ni siquiera anidaba el pasado, y probar
suerte afuera.
Los comarcanos, al verlo andar por la pradera, evitaban mirarlo a la cara. Nadie le habló.
Durante mucho tiempo deambuló por los caminos, de noche, porque prefería dormir las horas del
día entre los pajonales. A veces, los perros, nerviosos o excitados, que sin embargo se mantenían
a distancia, alborotaban un poco; los muchachos frecuentemente se burlaban llegando algunos a
arrojarle piedras, y le preguntaban: “¿Pero qué eres, hombre o toro?” Sólo los niños pequeños se
animaban a acercarse a él y lo observaban como a un prójimo, sin escándalo aunque con
curiosidad. Tampoco las muchachas le temían y, al contrario, comenzaron a acercarse a él, en
vísperas de sus bodas para posar un dedo en sus cuernos, porque se había propagado que eso
daba suerte en el matrimonio.
Buscó trabajo sin cesar, pero sin hallarlo. Sólo una vez lo contrataron, en un circo, para
desempeñarse como una especie de gladiador, pero allí duró poco y lo echaron porque el público
se burlaba de él ruidosamente.
Desde entonces pudo malvivir únicamente de la caridad de los frailes y de algunos hurtos
famélicos.
Hasta que una mañana, en que había quedado dormido junto a un matorral de hortensias,
exhausto y ya quizás abandonado a su suerte, una anciana, dándole pequeños golpes en la
espalda con su bastón, lo despertó. Cuando él comenzó a levantarse con esfuerzo, le dijo: “No te
vayas, espera. ¿De dónde has salido?”. Después lo invitó a entrar a la casa y le dio un plato de
sopa caliente.
La vieja, que tenía y regenteaba una casa de mala fama, y que ella misma había sido una
de las mayores pecadoras de este país, lo aceptó, al enterarse que era mudo y eunuco, para que
oficiara de menestral. Allí envejeció y el mundo se olvidó de su leyenda.
Una tarde, antes de que llegaran los clientes, la vieja, que se calentaba las manos cubierta
de sabañones a la lumbre del brasero, le dijo: “Sabrás que en mi vida he conocido muchos
hombres, demasiados, pero juro que nunca había visto uno con cabeza de vaca”.
El minotauro envejecía, aunque no como todos y andando el tiempo fue ascendido a
portero de noche; usaba una chaqueta escarlata con alamares. El prostíbulo pasó a ser conocido
con su nombre y todos los ciudadanos terminaron por aceptarlo como uno más e incluso a tenerle
cierto afecto. Pero a él, a solas con la propietaria, en las tardes, se le notaban por momentos los
ojos humedecidos, como con cierta tristeza, hasta que un día la anciana, cuyos pecados la habían
hecho sabia, le advirtió: “No te apenes, ni quieras ser como los otros. En realidad, Dios hizo al
mundo como pudo; no debe pedírsele más”.

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TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 237

El Hilo de la Fábula
por Jorge Luis Borges
Emecé
Los Conjurados
Buenos Aires, 1996

El hilo que la mano de Ariadna dejó en la mano de Teseo (en la otra estaba la espada)
para que éste se ahondara en el laberinto y descubriera el centro, el hombre con cabeza de toro,
o, como quiere Dante, el toro con cabeza de hombre, y le diera muerte y pudiera, ya ejecutada la
proeza, destejer las redes de piedra y volver a ella, a su amor.
Las cosas ocurrieron así. Teseo no podía saber que del otro lado del laberinto estaba el
otro laberinto, el del tiempo, y que en algún lugar prefijado estaba Medea.
El hilo se ha perdido; el laberinto se ha perdido también. Ahora ni siquiera sabemos si
nos rodea un laberinto, un secreto cosmos, o un caos azaroso. Nuestro hermoso deber es
imaginar que hay un laberinto y un hilo. Nunca daremos con el hilo; acaso lo encontramos y lo
perdemos en un acto de fe, en una cadencia, en el sueño, en las palabras que se llaman filosofía o
en la mera y sencilla felicidad.

El Laberinto
por Jorge Luis Borges
Emecé
Elogio de la Sombra
Buenos Aires, 1999

Zeus no podría desatar las redes


de piedra que me cercan. He olvidado
los hombres que antes fui; sigo el odiado
camino de monótonas paredes
que es mi destino. Rectas galerías
que se curvan en círculos secretos
al cabo de los años. Parapetos
que ha agrietado la usura de los días.
En el pálido polvo he descifrado
rastros que temo. El aire me ha traído
en las cóncavas tardes un bramido
o el eco de un bramido desolado.
Sé que en la sombra hay Otro, cuya suerte
es fatigar las largas soledades
que tejen y destejen este Hades
y ansiar mi sangre y devorar mi muerte.
Nos buscamos los dos. Ojalá fuera
éste el último día de la espera.

Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009
238 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

Laberinto
por Jorge Luis Borges
Emecé
Elogio de la Sombra
Buenos Aires, 1999

No habrá nunca una puerta. Estás adentro


y el alcázar abarca el universo
y no tiene ni anverso ni reverso
ni externo muro ni secreto centro.

No esperes que el rigor de tu camino


que tercamente se bifurca en otro,
que tercamente se bifurca en otro,
tendrá fin. Es de hierro tu destino

como tu juez. No aguardes la embestida


del toro que es un hombre y cuya extraña
forma plural da horror a la maraña

de interminable piedra entretejida.


No existe. Nada esperes. Ni siquiera
en el negro crepúsculo la fiera

Edipo y el Enigma
por Jorge Luis Borges
Emecé
El Otro, el Mismo
Buenos Aires, 1997

Cuadrúpedo en la aurora, alto en el día


y con tres pies errando por el vano
ámbito de la tarde, así veía
la eterna esfinge a su inconstante hermano,

el hombre, y con la tarde un hombre vino


que descifró aterrado en el espejo
de la monstruosa imagen, el reflejo
de su declinación y su destino.

Somos Edipo y de un eterno modo


la larga y triple bestia somos, todo
lo que seremos y lo que hemos sido.

Nos aniquilaría ver la ingente


forma de nuestro ser; piadosamente
Dios nos depara sucesión y olvido.

Taller "El mito filosófico y literario" · Primeras Jornadas "Escuelas, Filosofías e Infancias" · Bahía Blanca, 27 al 29 de mayo de 2009
TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 239

Los Reyes (fragmento)


por Julio Cortázar
Alfaguara
Los Reyes
Buenos Aires, 2001
En la curvada galería, TESEO enfrenta al Minotauro. Se
ve el extremo del hilo a los pies del héroe que empuña
la espada.

TESEO: –Preguntas vanamente. No sé nada pies como un primer arroyo, una viborilla de
de ti: eso da fuerza a mi mano. agua que señala hacia el mar.
MINOTAURO: –¿Cómo podrías golpear? Sin TESEO: –Ariana es el mar.
saber a quién, a qué. MINOTAURO: –¿Ariana es el mar?
TESEO: –Si esperara a oír, acaso no pudiera TESEO: –Me dio este hilo, para recobrarme
matarte luego. He visto jueces que cuando te haya matado.
humillaban la cabeza al condenar. Uno MINOTAURO: –¡Ariana!
notaba que sobre el reo se cernía en ese TESEO: –Después de todo es de tu sangre.
instante como una grandeza, una inmensidad Después de todo es al toro a quien mato en
sin nombre. Pero yo te miro de frente porque ti. Si pudiera salvar el resto, tu cuerpo
no te juzgo. No te mato a ti sino a tus actos, todavía adolescente.
al eco de tus actos, su resonar lejano en las MINOTAURO: –Para qué. Ariana mezcló sus
costas griegas. Se habla ya tanto de ti que dedos con los tuyos para darte el hilo. Ya
eres como una vasta nube de palabras, un ves, el hilo de agua se seca como todos.
juego de espejos, una reiteración de fábula Ahora veo un mar sin agua, una ola verde y
inasible. Tal es al menos el lenguaje de mis curva enteramente vacía de agua. Ahora veo
retóricos. solamente el laberinto, otra vez solamente el
MINOTAURO: –Parece que miraras a través laberinto.
de mí. No me ves con tus ojos, no es con los TESEO: –Ocurre que tienes miedo de morir.
ojos que se enfrenta a los mitos. Ni siquiera Créeme, no duele mucho. Yo podría herirte
tu espada me está justamente destinada. de un modo– Pero te acabaré prontamente,
Deberías golpear con una fórmula, un siempre que no luches y bajes la cabeza.
ensalmo: con otra fábula. MINOTAURO: –Siempre que no luche. Oh
TESEO: –Todavía somos iguales. Aquí no vanidoso cachorro, qué cerca estás tú mismo
llega el rumorear de los puertos. Seré yo de la muerte. ¿No sospechas que me bastaría
quien retorne, arrollando el hilo sutil, para una cornada para hacer de tu filo un
aventar con mi nombre el montón de ceniza estrépito de bronce roto? Tu cintura es un
en que se habrá calcinado el tuyo. junco entre mis dedos, tu cuello la vaina
MINOTAURO: –¡Un hilo! Entonces puedes delicada de la alubia. Ahora el odio rojo
salir de aquí. monta por mi frente, sé que debería matarte,
TESEO: –Con mi espada roja. seguir la senda que el hilo me propone,
MINOTAURO: –Entonces el que mate al otro alzarme hasta las puertas como un sol de
puede salir de aquí. espuma negra... ¿Para qué?
TESEO: –Ya lo ves. TESEO: –Si eres tan fuerte, pruébalo.
MINOTAURO: –Habrá tanto sol en los patios MINOTAURO: –¿Para quién? Salir a la otra
del palacio. Aquí el sol parece plegarse a la cárcel, ya definitiva, ya poblada
forma de mi encierro, volverse sinuoso y horriblemente con su rostro y su peplo. Aquí
furtivo. ¡Y el agua! Extraño tanto al agua, era especie e individuo, cesaba mi
era la única que aceptaba el beso de mi monstruosa discrepancia. Sólo vuelvo a la
belfo. Se llevaba mis sueños como una mano doble condición animal cuando me miras. A
tibia. Mira qué seco es esto, qué blanco y solas soy un ser de armonioso trazado; si me
duro, qué cantar de estatua. El hilo está a tus decidiera a negarte mi muerte, libraríamos
una extraña batalla, tú contra el monstruo,

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240 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

yo mirándote combatir con una imagen que pesadilla. ¿No comprendes que te estoy
no reconozco mía. pidiendo que me mates, que te estoy
TESEO: –No sé lo que dices. ¿Por qué no pidiendo la vida?
luchas?, TESEO: –Vine a eso. A matarte y callar. Sólo
MINOTAURO: –Ya ves, me cuesta decidir. Si mientras Ariana esté en peligro. Apenas la
en el extremo del hilo se cerrara la mano de alce a mi nave, todo yo seré voz gritando tu
Piritoo, de cualquiera de tus camaradas, ya muerte, para que el aire caiga como una
estarías mezclándote con ese polvo que plaga en la cara de Minos.
pisas. Pero dijiste: "Ariana es el mar." MINOTAURO: –Iré delante de ti, trepado en el
TESEO: –Un modo de decir. Y luego que viento.
nada tiene ella que ver con nuestra lucha. No TESEO: –No serás más que un recuerdo que
es culpa suya si eres cobarde. morirá con el caer del primer sol.
MINOTAURO: –Si te ofrezco el cuello, ¿seré MINOTAURO: –Llegaré a Ariana antes que tú.
cobarde? Estaré entre ella y tu deseo. Alzado como
TESEO: –No, Minotauro. Algo me dice que una luna roja iré en la proa de tu nave. Te
podrías combatir y no quieres. Te prometo aclamarán los hombres del puerto. Yo bajaré
herir bien, como se hiere a los amigos. a habitar los sueños de sus noches, de sus
MINOTAURO: –No hay malicia en tus ojos, hijos, del tiempo inevitable de la estirpe.
joven rey. Tan claros que la realidad pasa Desde allí cornearé tu trono, el cetro
por ellos y no deja más que apariencias, su inseguro de tu raza... Desde mi libertad final
arena en el cedazo. Aún no me has y ubicua, mi laberinto diminuto y terrible en
domeñado. Y no sabes que muerto seré cada corazón de hombre.
distinto. Pesaré, Teseo, como una inmensa TESEO: –Haré que arrastren tu cadáver por
estatua. Cuernos de mármol se afilarán un las calles, para que el pueblo abomine de tu
día contra tu pecho. imagen.
TESEO : –Deja de hablar y decídete. MINOTAURO: –Cuando el último hueso se
MINOTAURO: –Muerto seré más yo —¡Oh haya separado de la carne, y esté mi figura
decisión, necesidad última! Pero tú te vuelta olvido, naceré de verdad en mi reino
disminuirás, al conocerme serás menos, te incontable. Allí habitaré por siempre, como
irás cayendo en ti mismo como se van un hermano ausente y magnífico. ¡Oh
desmoronando los acantilados y los muertos. residencia diáfana del aire! ¡Mar de los
TESEO: –Al menos estarás callado. cantos, árbol de murmullo!
MINOTAURO: –Sí, para dejarte oír. Te TESEO: –Así. Deja quieta la cabeza y todo
quedarás aquí, solo en los muros, y allá será bien simple.
adentro el mar. MINOTAURO: –Ariana, en tu profundidad
TESEO: –¡Cuánto arguyes! inviolada iré surgiendo como un delfín
MINOTAURO: –Espera el día en que la tierra azulísimo. Como la ráfaga libre que soñabas
de los hombres guarde mi argumento en el vanamente. ¡Yo soy tu esperanza! ¡Tu
secreto río de la sangre. No me has oído aún. volverás a mí porque estaré instaurado,
Mátame antes. incitante y urgido, en tu desconcertada
TESEO: –Ahora me urges, como si tramaras doncellez de sueño!
un ardid. TESEO: –¡Inclínate más!
MINOTAURO: –Estoy decidido. Desde un MINOTAURO: –¡Ah, qué torpemente heriste!
repentino separarse de aguas en lo hondo, la TESEO: –Te desangrarás con suavidad y sin
libertad final se adelanta en el filo que nace sentirlo.
de tu puño. Qué sabes, tu de muerte, dador MINOTAURO: –Mi sangre sabe a adelfas, se
de la vida profunda. Mira, sólo hay un me va entre los dedos llena de pequeños
medio para matar los monstruos; aceptarlos. soles movientes.
TESEO: –Sí, y que ellos te corneen el trono. TESEO: –¡Calla! ¡Muere al menos callado!
MINOTAURO: –Es que no tendrían cuernos. ¡Estoy harto de palabras, perras sedientas!
TESEO: –O borren tus hazañas con el peso de ¡Los héroes odian las palabras!
su horrible imagen. MINOTAURO: –Salvo las del canto de
MINOTAURO: –Andarían inadvertidos, como alabanza.
los gallos espantosos o los halcones de

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Agustín Cuzuní

Disefto de lapa: Osear Dlaz

OBRAS COMPLETAS
TEATRO

Introduccipn de AGUS1;lt-¡ CUZZ~ I

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 241


Prólogo de Osvaldo Dragún
Comentarios de:
Pedro Asquini
Onofre Lovero
Carlos Gorostiza

© Agustin Cuzzani
© Editorial Almagesto. C.C. 208. Cód.' 1120, Buenos Aira
Fococomposjci6n: Comp.3 S.R.L .• MlUpú 864, 7 0 piso. buenos Aires
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.
EDITORIAL ALMAGESTO Impreso en la Argentina - LS.B.N. 9SO-99002.()..6
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242 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


AGUSTl N CUZZAN I

,onas. (Repite.) Antitoxina es el nombre comúnmente aplicado a


los anticuerpos formado s freDle a las toxinas. (Espera, escucha
algo.) Oh ... (Le\'anta el volumen de la radio. Es el bolero "Bésa-
me m ucho" camada por Pedro Vargas. Elfo quedo arrobado al
o(rlo. Mecánicamente ella intento repetir.) " Antitoxina es el
nombre ... Pero quien puede estudiar cuando canta Pedro Var-
gas ... (Tomo la radio en sus manos. Le habla.) Dulce . dulce,
dulce ... ¡Dulcisimo! ¡Mio ... mio .. . mi amor! (Escucho el bolero.
El bolero termino. Ella baja el volumen. se incorpora boi/Ofean-
do. camina.) ¡Ah ... ! ¡Dónde habni un muchacho así que me dije-
ra esas cosas ! (Repite algo de lo letra del bolero contando luego
como en /ronce. Recita.) .. .como si fuera esta noche la última
vez! Ah ... (Intenta can/Of con el texto de la lección.) Antitoxina,
ése es el nombre que se da al anticuer ... (rompe) Es inútil. Yo no
11. eOM PL EJ ísI M A qui ero saber que es una antitoxina. Yo quiero besar. besar
mucho y ser amada por un muchacho asi. morocho de ojos ver-
des ... con algún granito, claro, pero culto y serio al mi smo tiem -
El ámbito es indisfintomente dormitOrio. cuarto de estudios po que pasional. .. (se detiene) ¿Por que sere tan romántica, co-
l' habitación personal de Jocky, jo vendro estudiante de aproxi- razoncito incurable y solitario? (Suspira fuenemente. Vuelve a
madamente 16 anos, cosa \,jsible en sus trencitas atadas con ma- leer.) Se elige para la producción de toxina un cultivo de ClOSlri-
nitos, en sus medias fres-cuartn y en el encanto inocenre y pícaro dium telani ... (Queda espantado_) ¿Cómo? (repite muy marca-
de IOdo su por/e. El mobiliario se compone básicamellle de un do) QOSl ridium Tetani ... ¡Oh! ¡Que se vaya a freír espárragos el
\illó", una mesita cargada de libros y papeles. un teléfono y en el viejo Monteroso con su traje desplanchado y sus orejas peludas!
piso almohadones grandes dIspersos. una radio elécrrica con ¡ Vean que ensei'lar anatom ia teniendo esas patas chu«as y ese
cordón y enchufe. Algunas revistas abiertas en el suelo . En las cuerpo de mono ! (Lo imira.) ¡Él sí que tiene un ant icuerpo ! (rie.
paredes banderines. posters o fotografías de gran tamaño de chupa ellápir,.) Por qué no nos ensei'laría Anatomia un tipo co-
Frank Sinatra JO\'en. Bing Crosby. Tyrone P() wer y Errol F1ynn . mo Errol Aynn (suena el teléfono. Jocky se arroja al piso y
Varios munecas y un oso enorme de peluche. a/iende.) ¡Clot)' querida! ¿Sos vos? Y... aquí ... est udiando. ¿Hi-
Al levantarse el felón. Jocky es/a acostada de pancifa 01 piso ciste los mapas ? ¡Sí. ufa ! Papa me dijo que si vuelvo a sacar un
{'o n el Iihro abierro sobre un almohadón . Un lápiz en la mono. la tres en Geografía me cona el cine de los domingos. Justo ahora
radio murmurando muy bajo. Lee en IIOZ alta en forma escolar que el rubio naco se avivó de que yo siempre saco fila dieci-
como quien quiere memorizar. Es fam os en Buenos Aires una nueve . (Escucha. Ríe.) No, el al principio empezó por la fila
farde de ah,,1 de 1950. diez. Ahora se vi ene arrimando. El domingo ya estaba en la fila
diecisiete, a dos butacas, imagínate. Vio media pelicula de perfil
y haSla se par ó a esperar al chocolalinero en el pasillo jUntO a la
.I0CK Y (leyendo). - "An titoxina es el nombre comúnmenle di eci nueve. ¿ y qué lal vos? (Escucha.) Ah ... las carlas ... ¿Para
aplicado a los anticuerpos formados frenle a las toxinas." (Le- qué quiere que se las devuelvas, si no decían nada? Y bueno, que
vanta la cabeza con los ojos cerrados.) Antitoxina es el nombre se embrome ... (Oye.) Te lo llevo para mai\ana, ya lo leí. ¿Aho-
comúnmente apli cado a los ant icuerpos formado s frente a las 10-
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CUZZAN l EL BREVE AGUSTIN CUZZANI
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ra? Anatomía. Fisiol ogía . Higiene. Anlitoxinas, ¡que sé yo! tupida. Trae un receptor electrónico modelo walkie-taJkie unido
Ah ... oime ... casi me o lvidaba . No me vuelvas a cachar con el al cinturón. Un poco aturdido. al principio. sentado en el piso.
rubio flaco delante de mam á. Vos sabés cómo es mamá . A p ro- mira extranado a todas partes. Luego loma el micr% M .
pósito . ¿cómo te fu e con ... (m isteriosa) lo otro? ¿ Y? ¿Cómo es? Habla .)
¡Andá, contame! Yo no me anime . ¡Comá, dale! (Oye.) GaTo, [DY . _ ¡Generall ¡Eh. General! l.Quédiablos pasa? ¿Qué ma-
en el bano ... sí... ¿pero qué tal es? ¿Asqueroso? Sin embargo nera es ba de bajarme? ¡Hola!
cuando Teddy fuma r ubios tienen un aroma di vino. Rubios, sí. VOZ OFF GENERAL (/lena de sonidos de descarga. ciencia fic--
Cuando yo sea grande y me case vaya fumar cigarrillos. A una ci6n, piú-piú, etc.) - ¿Edy? ¡Perdoná! Los frenos del mecanis·
senara en su casa, en deshabiUee con una boquilla larga larga le mo estén un poco flojos. Quedare alll un par de horas mientras
queda regio. Bueno, mai'lana te lo llevo al colegio . Ahora ... (mi- mandamos el transportador b-alfa 334 al service. Edy ... ¿estás
ra su reloj) No, ahora largo la anatomía y ... Estoy harta de anti- ah\?
toxinas y ... esperá ... (cierra los ojos. recuerda) y del "Clostri - IDY (malhumorado). - Si, estoy aqui. ¿Pero qué es esto?
dium tetan i" (ríe.) ¡Lo dije! ¿Que será eso? parece una mala pa- ¿Dónde me mandaron esta vez?
labra del diccio nario. Me lOCÓ el Clostridium tetani ... me duele VOZ OFF. - Nada . A ninguna parte . Es s610 una escala técni-
el elos .. . (rle.) ¡Me pica! (Oye .. . ríe picara. ) ¡Me pica el pequei'lo ca mientras arreglamos los freno s. Dame las coordenadas. Creo
elostridium!. .. Chau , estoy loca , ¿sabés? Los boleros me ponen que estás muy cerca .
así. y ahora ... al diablo con la anatomía . Me vaya banar )' EDY (soca uno cinta métrica, mide algo en el aire/ormando án-
chau . Nos veremos mai'lana . Si, chau ... (cuelga. rueda por el pi- gulo con lo sombra de un dedo en el piso. Lee. Mira el lecho y el
so, se incorpora ágilmente, loma el oso peluche enorme y baila reloj pulsera enorme). - Setenta y dos, cuatro M. vectorial 5,
con él. Lo beso.) Así. .. así. .. vos sos mi ru bio flaco de la fila coeficiente menos cinco. ¿Dónde creen que estoy?

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 243


diecisiete . Vos me vas a invitar a bail ar a " Addlons" con la o r- VOZ OFF . - Coeficiente menos cinco ¿eh? Estás muy cer-
questa de Lui s Ro lero y vamos a ir al Richmond de Esmeralda a quita , Edy . Estás en Buenos Aires, a pocas cuadras de aqui.
tomar el té y vas a decirme que me amás, que querés hablar con EDY (levantándose). - Bueno . entonces voy para allA .
papito, que te comprast e una coupe convertible y que dentro de VOZ OFF_ - No . Edy ... estás a tres cuadras pero ... estás en
dos ai'los, cuando te recibas ... (lo encara) ¿me vas a decir todo 1950 a más de un cuarto de siglo de nosotroS . El comando dice
eso. maldito? ¿Vas a ir el domingo al cine? ¿Tenés Oostridium . que te quedes donde estás.
vos? (lo arroja lejos.) No te quiero mas . Me voy abanar. (Co - EDY . - ¿En 1950? Era una época aburrida. ¿Qué quieren que
mienla a desvest irse y o arrojar ropas por rodos lados can/urre- haga? ¿Viajar en tranvía?
ando "Bésame mucho".) Y ahora ... un bano de belleza con . VOZ on°. - Nada. mientras reparamos la máquina deltiem-
¡Jabón Lux de Tocado r! ¡N ueve de cada diez estrellas lo usan! po. No se ... andá al cine ... date unas vueltas por ahi .. . y de pa-
Esloy sola, solita, ¿no es una verdadera pena? (Alosa.) Una ver- so. ya que estás en 1950 conseguite unas botellas de whisky esco-
daderísima pena .. . Ah ... Y si cae del cielo un principe azul dec ile cés y un cartón de cigarriDos " Particulares" de un peso. que
que me espere, que aho ra vuelvo ... (mutis por uno puerla laleral eran bárbaros. (Ruidos elecLr6nicos misteriosos.) ¡que te divier-
al bailo. Cierra la puerto.) (Del cielo. del lecho. del aire. de la tas. Edy!
sombra. de alguna pane m6gica o inesperada, Edy aparece y EDV . - ¿Divertirme? Con el porrazo que me dieron crei que
alerriza bruscamente sentado en el piso dándose un sonoro gol- por lo menos me habían mandado a la Edad Media. (Suspira.)
pe. Edy viene en ropas muy modernos de fines de la década del ¡Ah ... Gwendollyn! ¡Si la pudiera pescar de nuevo! Ni en el Re-
70. mezcla de Hippie. beatle con melena. elC. Su barba es muy nacimiento me divert í nunca tanto como con Gwendollyn y sus
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CUZZANI EL BRE VE AGUSTIN CUZZAN I
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244 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


largas trenzas sirviéndole de corpifto! (Mira alrededor.) ¡ 1950! que te explico. No soy un ladrón . jTe lo juro!
l.Qué quieren que haga en 19501 ¿Escuchar radioteatro? ¿Quién JOCKY . - Cómo no \la a ser un ladrón. ¡con esa facha! ¡Va-
gobernaba en 19501 ¿Irigoyen? Ah ... no ... ya sé ... (Pausa, co- mos, robe de una vez y váyase!
mino.) (Sefrota las nalgas doloridas .) ¡Malditos frenos! Mucha EOY . - Te repito que no soy ningun ladrón. Además , ¿que voy
máquina del tiempo. muchas coordenadas, mucha cuarta di- a robar aqué si no hay nada? ¿No seas boncha, queres?
mensión. pero los culatazos me los recibo yo , (Mira la pieza.) ¿Y JOCKY , - ¿Que quiere decir bo ncha?
esto? ¿Qué es? Parece la pieza de una nifta . (Recoge el libro .) Ni- EDY. - Nada . ¡Salí que no te voy a comer!
na grande . en todo caso , (Lee.) Oostridium Tetani ... (Toma el JOCKY . - Pero si no viene a robar es peor. Si no es un lad rón ...
micrófono ,) Hola. Viajero del Tiempo Edy se reporta desde ¿qué vino a hacer aquí? ¿Qué va a querer de mi?
1950 y consulta ... EDY. - ¿Yo? ¡Nada! Yo estoy aquí por accidente. Sólo
VOZ OtT. - Diga ... Dale. ¿qué querés? quisiera explicarte. ¡Salí de una vez!
EDY. - ¿Qul es un Oostridium Tetani? JOCKY (asoma el reslO del cuerpo, poco a poco. En vuelta en
VOZ OFF. - Dejate de romper los ... (fuertes ruidos electróni- una toolla. Tiene mucho miedo pero la curiosidad /0 vence.) ¿Por
cos interfieren .) qué se deja esa melena? ¿Y esa barba? ¡Parece un vagabundo o
EDY. - Bueno. no se enoje. Y sáqueme de aqul lo antes po- qué se yo! (Mira /0 melena más de cerca.) ¿Es hombre del todo
sible. precioso ... (sonidos electrónicos que simulan una maldi- usted? .. ¡Que asco!
ci6n.) ¡SU madrina! ¡Cambio y fue ra! (Camina nuevamente EDY. - Mirame bien. naea. ¿Te parezco una mujercita? (Se
arriba y abajo. Revuelve algo. va hacia un rincón y mira lasfo- contonea burlón.) ¿No te gusto?
tografias. Queda en un sitio oscuro O poco visible. Se oye la voz JOCkY. - No se acerque. Y váyase de una vez. Si no quiere ro·
de Jocky cantando UII bolero. Se abre la puerta del bailo y sale bar , no robe. pero aq uí no puede estar.
Jocky semidesnuda, todo lo semi que pueda, recogiéndose el pe. EDY. - No seas miedosa. No te vaya hacer nada si vos no
lo. cQlfturreando sin ver a Edy. Avanza hasta que de pronto da queres.
de bruces ron él, queda petrificada una décima de segundo y JOCkY . - y no me tutee. Nadie le ha dado confianza . Y ya
luego lanzando un chillido histérico. cubriéndose como puede. mismo se va por donde vino.
CO~ al balto donde se encierra. Edy avanza cauteloso hasta la EDv (mira burlón al techo). - ¿ Po r donde vine?
puerta. Muy t/mido y suave, golpea.) ¡Aaca! ¡Olme! No te asus- JOCKV , - A propósito, ¿por d ó nde entrÓ? La puerta está
tes. ¡Abrime que te explico!. .. (Silencio .) ¡Abtl flaca! No le cerrada con llave y la Ventana da al vacio. ¿Cómo hizo?
quedés ahí. ¡ NO lengas miedo! Vamos, por favor." Yo estoy EDY. - Eso es lo que quería explicarte . Fue un accidente. Te
más asustado que vos ... (lA puerta de/ bono se va abriendo. Po- va a cosl ar trabajo creerlo. Yo ... no víne. Me arme en el aire de
co. Un poquito m6s. Aparece s% la cara de Jocky, asustadfsi- este cuano.
ma.) JOCKY . - ¿Me quiere hacer creer que es un rantasma?
.Iocn. - Llévese todo lo que quiera. Robe lodo, pero a mi no EDv . - No . Soy real. Pero no del todo. Tralá de entenderlo .
(A vanza.; Yo ...
me hable. Yo no estoy. Robe y váyase, ¡vamos! (Saca una mani-
ta muy nerviosa y hoce senas que se apure y se aleje.) JOCKY . - No se acerque. Hable d esde ahí. ¡Usted es un sucio
EDY . - ¡No tengas miedo, flaca! No soy ni ngun ladrón ni vine barbudo y melenudo y quien sabe que en ferm edades liene!
a tobar nada. EDY (suspira resignado y con infinita paciencia). - ¿Que edad
JOCKY . - No me t wee. No hemos sido presentados. tenés, fl aca?
EDY . - Sali. Vestite si querés . A mi no me importa. Pero sal í JOCkY . - Dieci~is. y no soy flaca,

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CUZZAN l EL BREVE AGLlSTl N CUZZANl
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EDY . - Yo (tngo veintiuno, y soy ingenit ro, no vagabundo ni EDY . _ ¿ y en qué vas a trabajar?
ladrón . O más bitn si. . . soy un vagabundo del tiempo. ¿En qué JOCKY . _ ¿Trabajar? No ... yo me vaya casar. ¿Qué ot ra cosa
afio estamos? puede hacer una jovencita de familia como yo?
JOCKY . - loNa sabe en que año estamos? EDY . - ¿Y no salis?
EnY. - Bueno, me dijeron que en 1950. Eso quiere decir que JOCKY. _ Si . con mis padres o mis amigas . ¡Oaro Que salgo!
vos no tenés televisión ni transistores y que ni si quiera soñás con EDY. _ No ... yo digo salir ... con un chico, de noche, solos .. .
la cuarta dimensión, ni con los viajes por d tiempo. Qime bien . ¿entendes?
En 1950 no se ha inventado todavía una máquina que neinla JOCKY . - ¿Por Quién me (oma? ¡Yo soy una seí'\orita!
alias después estará en pleno funcionamiento. Garo que muy en EDY. _ ¿Dieciseis afias y no saliste nunca con un chico?
secreto militar ... Se llama .. La máquina del tiempo" y se basa en JOCKY . - iNO!
un concretador de imágenes en un campo magnético mullidi· EDY . _ ¡Oia! ¡En 1979 te habrían levantado un monumento a
mensional sobre la base de un conti nuo Plank·Mach-Einstein· la estupidez! ¡Virgen int acta!
Birome. Es una máquina grande y cilíndrica . Vos te metés JOCKY . - ¡No diga palabrotas, grosero!
adentro y viajás por los siglos. Te envía a la Edad Media o a [a EDY (se sienta j unto a ella) (Ella da un respingo). - No lengas
antigua Grecia o a la Revolución Francesa , como en las novelas miedo ... pero .. . en serio ... . ¿nunca? (Ella lo miro desafiante .)
de Aamarión o de Julio Verne ... ¿entendés? ¿ Y no sentís curiosidad? ¿No imaginas? ¿No soñás? ¿No te gus·
JOCKY. -:.. Si. .. mas o menos. taria saber cómo es? Porque yo ... no soy como los demás. Yo
EDY . - Quiere decir que yo no soy de 1950. Que vengo de los casi no existo ... En 1950 no existo de ninguna manera Ypodría ...
últimos años de la década del 70 y que me depositaron en esta JOCKY . _ ¡Qué quiere insin uar , salvaje! ¡Váyase inmediata-
pieza mientras arreglan un desperfecto de la maquina del liem ·

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 245


ment e!
po . ¿Comprendés ahora cómo entré? EDY. _ ¡Flaca! Estamos conversando solamente . ¿Te he toca·
JOCKY . - Usted está loco si se cree que va y a tragarme esa do siquiera? ¡Dedlo!
mentira . ¡Máquina de tiempo! ¡Habrase visto caradura! JOCKY . - ¡Falta¡ia más!
EDY . - Mirame bien ... estas ropas, este pelo .. . EDY . - Pero me he portado bien. ¿no?
JOCKY . - ¡Qué: espanto! JOCKY. - Nadie le dio lugar.
EDY . - loTan feo soy? En 1979 todos somos así '1 nadie Se IiDY . _ ¿Y no podemos ser amigos? ¿Como dos chicos de la
queja. misma edad?
JOCKY . - ¿Y son sucios, tambien? JOCKY . - ¡Usted me da miedo! ¡Es asqueroso!
EDY . - No soy sucio. Soy ingeniero. Mirame (en un arrebato) EDY (se tocO la barba. mira los retratos de los galones de
¡Veni naca! Dame la mano y tuteame. Me siento raro cuando una /950) . _ Ah ... ahora te entiendo. Vos me querés modelo 1950.
chica de mi edad me trata de usted. Quiero ser amigo tuyo. Den· Bah ... eso se arregla. (Saco de su bolso una afeitadora eléctrico a
tor de una hora. más o menos ... ¡Aop! La máquina me agarra y pila.) ¡Esperá! (Entro al baflo. Mutis . Se oye un zumbido. Jocky
desaparezco . Y no nos veremos nunca más. Pero esta hora se acerco o mirar.)
quisiera pasarla contento contigo . ¿Est udiás? JOCKY. - ¿Qué hace? loSe la arranca?
JOCKY. - Cuarto año . EDY (sale sin barbo, mostrando uno fresco y j uvenil apostura.
EDY . - ¿Aburrido? Jocky recibe el impacto. Él avanza sobre elfo, lo aparto Y va ha-
JOCKY. - Si. Papá quiere que me reciba . También eSlUdio cia la radio. Levanta el volumen sobre un bolero lento . Vuelve,
piano, labores y cocina . lo tomo de la cintura en seductor). - ¿Bailamos? (Ccmienza o

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CUZZAN I EL BREVE
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246 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


AGUSTIN CUZZANI
bailar. Baja el tono de voz al registro "bolero ".) Ahora podt!-
mas conocernos, bonita. Porque vos sos bonita, ¿sabés? (Boila inmediatamente se desvaneciera en el aire. que no pueda con-
lento.) Sos un cielo, vos. Y yo ... un pobre peregrino que viaja en tarlo. Y pasan noches y noches tratando de imaginar un tipo asi
el viento de un siglo a ot ro, de un ayer a un maí'lana, de una ciego, sordo . mudo ... ¡Cobardes!
noche perdida en el fondo de la historia a una aurora donde ni el JOCKY . - ¡Usted es un mal pensado!
bien ni el mal se reconocen . Mil vidas se mezclan en una eterni- EOY . - Yo podrla ser tu ideaL Yo soy eso. El sueí'lo que des-
dad de recuerdos y el cielo de ahora puede envejecer sobre mi pués desaparece, se esfuma, ¡Rop! Y chau 1950. ¡Tu casa, [U
suell.o y tomarse antiguo, antiguo como nadie nunca imaginó. ciudad, tu mundo, lodo ! No soy má5. Nada . Yo podría ser tu
(Ella va entregándose poco a poco 01 embrujo de las palabras.) hombre materializado durante una hora . ¿Por qué no apro-
Mi vida es viento. bonita. Mi carne es viento y sólo acaricio cen- vechás? ¿No me querés un poquito, flaca?
turias y tiempo cuando pasa por mis manos. Miram e bien . (Ello JOCKY . - Usted sólo quiere burlarse de mí con esa historia ab-
está absc/utamente groggy y cuelga del cuello de él en pleno éx- surda de viajar por los siglos.
tasis.) Estos ojos mios no están hechos para un paisaje si no para EOY. - Una hora . Sólo una hora y después. iR o p! ¡Probalo !
un torbellino de aflos y adioses. Siempre huyendo, siempre par- JOCKY . - ¡Déjeme! ¿Qué se ha creldo? ¿Cómo se atreve a
tiendo. Tal vez mi ayer no sea más que una mentira . Tal vez hablarme asi?
siempre y nunca sean la misma palabra. Soledad, ¿comprendes EDY . - ¿ y cómo debo hablarte? ¡Boleros! ¡Palabras! ¡Suei\os
fl aca? ... bonita ... soledad de un nadie, de una nada. (Le (oma y suspiros mentirosos a solas en tu cuarto! Pavadas y sol'lar con
una mano, muy tierno.) Soy carne de lejanias. perfume de la ro- una isla desierta junto con ese viejo ... CÓmo se llama ... ¡Fran k
sa de los vient os ... Sólo en este moment o en el que el tiempo se Sinatra!
adormece, puedo ser feliz ... Vení. .. (Va a besarla. En ese mo- JOCKY . - ¿Cómo? ¿Viejo Frank Sinatra? ¿Qué dice?
mento. en la radio se pasa una f rase publicitaria idiota.) EOY . - Q aro que viejo. ¡Tiene más de 70 aflos!
RADIO . - Ent re pecho y espalda ... pastillas Valda ... JOCKV . - ¡Usted está loco! Es un joven galán divino.
JOCkY (pega un salto hacia atrás). - ¡Qué hace. degenerado! EOY. - ¿Galán ? ¡Ja! (Saca de su bolso una revista de/tipo TV
¡Cómo se atreve! Gula.) Aqullo tenés. (Le do la revista. después de buscar la pági-
EOY (un poco corrido). - ¡Qué raro ! Con este rebusque me na.)
morfé a Oeopatra en Egipto. a Madame Leblanc de Lavalliere JOCKY (toma la revista. mira con curiosidad). - ¡Oia! Frank
en la cort e de Luis XIV y a la Madre Superiora de las Ursuli nas Sinatra ... ¿Pero qué le han h echo? ¿Es un truco?
en J6 l 5. ¿Qué te pasa? No iba a hacerte daí'lo . (Se sienta malhu- EOY. - Ningún truco ... Mirale la fecha a la revista .
morado.) JOCkY (leyendo) . - Buenos Aires ... S de Marzo de 1979 ... (Se
JOCKY . - No, pero yo no creo una sola palabra de sus menti - queda congelada. Luego entusiasmada.) A ver ... (recorre las pd-
ras . ¡Viajar por el tiempo! No creo que sea de 1979 ni me gusta ginas.) Oh ... Y este otro ." Oh , Li bertad Lamarque todavfa. ¿ Y
que se burlen de mi. esto ... ? ¿Qué revi sta es ésta?
EDY (atacando por Otro ángulo). - ¡ Lo que pasa es que sos EOY. - Una cualquiera de 1979. La compré ayer.
una cobarde! (Se levanta y camina enojado.) ¡Eso! ¡VOS y las ne- JOCKY (silencio primero . Luego en olfO tono, mez.c/a de timi-
nitas de tu generación! Muenas de ganas , llenas de curiosidades. del. y ternura). - Entonces ... ¿es cierto ... vos?
soí'lando noche y día con el hombre sin cara Que las visite por las EOY. - Yo soy ese solitario del tiempo que te dije. flaca. No te
noches pero que no exista durant e el día . ¡Que no se sepa! ¡Que engai'lo.
nadie se entere! ¡Horror! Necesitarían probarlo con un tipo que JOCKV (ya pícara). - ¿Y dentro de una hora ... ?
EOV . - ¡R op! Nunca más.
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te . Es ... nuest ra despedida. Quisiera quedarme otro poco más
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JOCKY . - Y ... contigo, flaca divina .


EDY (le toma las m anos). - Queda poco tiempo , ¿sabés? JOCKY. - T ambién yo quisiera. ¿No volverás alguna vez?
Pueden arreglar la máquina en cualquier momento . No digas na- EDY . - Quién sabe . 1950 no les interesa mucho. A m i si pero a
da más . Mirame a los ojos .. . eUos ...
JOCKY. - No. No puedo . JOCKY. - ¿ Y un ratito más?
EDY . - Si, pod és. Si querés. Soy ... t U sueno ... Te quiero ... EDY . - Todos los ratitos debieran ser para vos. (Al micrófo-
quiero que me quieras .. . Estoy mAs solo que vos, ¡fl aca! No di- no.) Ni una media horita más , ¿eh ?
gas nada ... venl... (Se acercan. se miran.) VOZ OFF . - Mirá Edy, tenés que partir inmediatamente para
JOCKY . - ¿Seguro que la máquina esa te ... ? 1996. Acaban de nombrar a Alsogaray Ministro de Economía y
EDY . _ ¡Shhhhh ! (Se miran, se besan, una, dos veces. Jocky se ha armado un bochinche bárbaro . Vamos, ¡ponete en las co -
de pronto se suelto corre y apaga lo luz.) ¿Qué hacés? ordenadas de una vez !
JOCKY . - No mirés. EDY (t[mido). - Bueno ... Adiós flaca ... (Se ubica en el sitio
EDY . - ¿Pero Qué pasa? donde un rayo de luz verde cae del cielo y lo tiñe. Empieza o ges-
JOCKY . - Con luz me da vergüenza . Soy una tonta. ticular como si f uero a nadar en la luz planeando desgravitodo.)
EDY (susurrando en plena oscuridad) . - Chiquita ... flaca .. . JOCKY . - Bueno .. . Adiós ... Pero ... ¿Por que me llamAs fl a·
sos mi descanso ... sos .. . (silencio.) Quisiera estrangular un reloj ca? No soy tan fl aca , ¿no?
de arena para que los granitos cayesen uno a uno, lemamente ... EDY (mientras gesticulo). - Costumbre carii'losa . Además no
suavemente .. . (Hay un silencio. Plena oscuridad. Una pausa me has dicho t u nombre .. .
apenas suficiente . Comienzan a olrse los ruiditos electr6nicos de JOCKY. - Mi no mbre .. . mejor no ... me da vergüenza ...
descarga y estática. Una especie de carraspera ele~tr6n ica y EDY . - Dale , fl aca ... q uiero recordane en cualquier siglo don ·
luego una \'Oz, la de Jocky, asustada.) de vaya (Luces de varios colores ahora, alternan sobre el cuerpo

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 247


JOCKY . - ¿Qué fue eso? ¿Oíste? de Edy que planea.) Dale, amor, decime ...
EDY (con un suspiro). - Si.. .. eso es ... nuestro adiós, naca . Es JOCKY. - Me llaman Jocky .. . Mi nombre es .. . Jocasta Ber-
la máquina . mudez Covaro ... (Edy se paraliza como congelQdo y sus tafones
JOCKY . - Ya ... ¿tan pronto? golpean f uertemente el p iso como si hubiera caldo de una mono
VOZ OFF . - ¡Edy ... Edy .. . ! ¡Comando llamando a Edy! ¿Es- taña. Tiene cara de espanto.)
tás ahí? EDY . - ¡¡ijj¡¡ Mamá!!!!!!!
EnY . - jUfa! ¡Si! (Enciende la luz. Está en primer plano junIO
a p roscenio. Jocky está sentada en el sillón .) ¡Aquí estoy! Les TELÓN VERTIGINOSO
agarrÓ el apuro, ¿eh?
VOZ OFF. - Se te necesita con urgencia . Edy. Ubícat e en las
coordenadas .. .
JOC KY . - ¿Quién te habl a?
EDY . - El General . Callate. (A l micrófono.) ¿No podrían de·
jarme hasta mai\ana, aquí?
VOZ OFF. - Es urgente, Edy. Cambio de emergencia verde a
emergencia ro ja .
EDY (suspira). - Bueno ... ya voy ... (A Jocky.) Bueno, ya oís·
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Asesor para la $eCción griega: Cutos O.u.c~ OVAl..
EUR!PIDES
Segun las normas de la B. C. O., la traducción de: esta obr. ha sido revi-
sada por LuIS ALBERTO DE CUENCA., CULOS QAJ.cfA Ou.u.

TRAGEDIAS © EDlTORlA.L GREDOS, S. A.


5tnchcl Pacheeo, 81, Madrid, 1991.

EL CICLOPE.ALCESTIS. MEDEA . LOS HERACLIDAS


HIPÓLlTO -ANDRÓMACA. H ~CURA
Alberto Medina González ha traducido El Ciclo~. A1cutu, Mtdw e
HipófilO, y Juan Antonio López F~n:z. Los H~'oclidos. Alldrdmoco '1
HkutxJ .

INTRODUCCION, TkADUCOON y NOTAS DE

ALBERTO MEDlNA GONZÁlEZ PllNEAA EDICiÓN, 1977.


y l.' reimpresión, 1983.
JUAN ANTONIO LÓPEZ ~REZ 2.' reimpresión, 1991.

Depósito ugal: M. 6085-1991.

h
EDITORIAL GREDOS
ISBN 84--249·3484-9.
Impreso en Espana. Printed in Spain.
GnUicu CÓ ndor, S. A., Sám::hez Pachero, 81, Madrid. 1991. _ 6376.
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ARGUMENTO
PERSONAJES

Odisea, zarpando desde l!ión, fue arrojado en Sido


tia, en donde vivía Polifemo. AlU encontró a los Sátiros SILENO.
sometidos a esclavitud, les dio vino y estaba a punto CoRO de Sátiros.
de recibir de ellos corderos y leche. Presentándose de ODISEO.
improviso Polifemo, pregunta la causa de que se lleven CtCLOPB.
sus bienes. Y Sileno afirma que habla sorprendido al
extranjero cuando los estaba robando.

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 249


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SILENO. - Oh Bromio 1, por tu culpa tengo que so-
portar penas sin cuento ahora y. cuando, e n mi juven.
tud, mi cuerpo estaba lleno de vigor. La primera vez
fue cuando, enloquecido tú por Hera, te fuiste abando-
nando a las Ninfas de los montes, tus nodrizas 2. Luego, ~
en el combate contra los hij os de la Tierra l, cuando,
estando a tu diestra armado con mi escudo, maté a
Encélado" golpeándole en mitad del escudo con mi
lanza. Bueno, vamos a ver , ¿no estaré soñando lo que
digo? No, por Zeus, pues estoy seguro de que mostré
sus despojos a Baca. Y a hora tengo que apurar una 10
pena mayor que aquéllas, pues, al enterarme yo de
que Hera lanzó contra ti a la masa de los piratas tirré--

1 Bromio es un epíteto frecuente del dios Dioniso. Es una


palabra onomatopéyica que significa _el que origina estrépito_
y que alude, probablemente, al bullicio originado por el cortejo
orgiástico del dios Baco o Dioniso.
1 Hera sentía celos contra Dioniso, pOrque era el fruto de
los amores adúlteros de su esposo Zeus con Sémele. En ven-
ganza lo volvió loco y le hizo abandonar a las Ninfas del monte
Nisa (nombre probablemente fan tástico), que se habla n ocu-
pado de su educaci6n, y andar erran te de un lado para otro,
acompatlado pOr el Sátiro Sileno.
l Se alude aqui al famoso combat e entre los d ioses y los
Giga ntes, considerados hijos de la Tierra,
4 En~lado es uno de los Gigantes más valerosos, de cuya
muerte se ufanaba especialment e la diosa Atenea. La innova-
ción bufonesca de Eurfpides producirfa la hilaridad del audi-
torio.
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nieos S paTa que fueras vend ido lejos, me eché a la Aparece en escena un coro de sátiros,
mar con mis hijos en tu búsqueda. y en el extremo de precedidos por un flautista y conduciendo
1.5 la popa, tomando yo mismo el bien ajustado timón, lo un rebaño.
dirigía derecho, y mis hijos. sentados a los remos,
blanqueando el glauco mar con el batir de los mismos, CORO
iban en tu busca, señor. Pero c uando navegábamos ya Estrofa 1.-
cerca de Malea 6, el viento solano, soplando sobre el
(A un macho cabrio que se escapa.) ¿Por dónde,
20 casco de la nave, nos arrojó sobre esta roca del Etna,
nacido de un padre y de una madre de buena raza,
donde los Cíclopes homicidas, de un solo ojo, hijos
por dónde intentas llegar a las rocas? ¿Es que no tie-
del dios del mar, habitan en cuevas solitarias. Apresa-
nes aqui suave brisa al abrigo del viento y pasto her- 045
dos por uno de ellos, vivimos como esclavos en su
boso yagua impetuosa de los ríos, que reposa en los
:15 casa. Al que servimos le llaman Polifemo y. en lugar
abrevaderos, cerca de la cueva? ¿No oyes los balidos
de entonar los gritos báquicos, apacentamos los reba-
de los corderillos?
ños del impío Cíclope. Por ello, mis hijos, en las cimas
de las colinas, guardan los rebaños, pues son jóvenes, Efimnio
mientras que yo, permaneciendo en casa, tengo la Psitt ... 7 • ¿No quieres venir aquE? ¿No quieres pacer
30 orden de llenar los abrevaderos y de barrer estas pa- aquí en la colina húmeda por el rocio ? Ohé, en seguida .$O
redes y de servir al impío Clclope sus comidas implas. te arrojaré una piedra. Adelante, adelante, el de los
y ahora, es lo que se me ha ordenado, tengo que

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 251


cuernos, hacia el guardián del establo del rústico pas-
barrer la casa con este rastrillo de hierro, para aco- tor CEclope '.
35 ger a mi amo ausente, al Cíclope y tambié n a sus
rebaños en una casa limpia. Pero he aquí que veo a Antistrofa 1.-
mis hijos que conducen los rebaños a casa. ¿Qué es (A una oveja.) Afloja tu s ubres hinchadas, acoge a ss
eso? ¿Es momento ahora para vosotros de hacer sonar sus pezones a los corderillos que tienes abandonados
el suelo al son de danzas, como cuando. acompañando en los establos. Te echan de menos los balidos de
a Baca en su festivo cortejo, os dirigíais a la casa de los pequeños dormidos durante el día. ¿Cuándo regre- 60
40 Altea, moviéndoos con voluptuosidad a los acordes sanJs al establo, dentro de las rocas del Etna. aban-
de los cantos de vuestras liras? donando los herbosos pastos? [Efimnio repetido ... ]

7 El Efimnio es una es pecie de refrán, que suele ir a conti·


5 Siendo llevado, en una ocasión. Dioniso de Icaria a Naxos. nuación de una Estrofa. Psitt es una interjección griega para
en una nave alquilada a piratas tirrénicos, continuaron viaje llamar al ganado.
hacia Asia. con la finalidad de venderlo como esclavo. , Todo este pasaje es de gran complejidad y muy dificil de
6 Promontorio entre el golfo Argólico y el Sarónico, famoso traducir. (el. una discusión detallada en DUOIEMIN, Le eic/ope,
por su peligrosidad, desde los poemas homéricos. Comentario, págs. 62 y sigs.)
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252 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


114 TRAGEDIAS EL CfCLOPE 115

Epodo OOISEO. - Extranjeros, ¿podriais indicarme de dónde


Aquí no está Bromio. ni los coros, ni las Bacantes, sacar agua corriente, remedio de nuestra sed , y si
65 portadoras de tirsos ' . ni el fragor de los tambores alguno quiere vender pro\'isiones a marineros que están
junto a fas fuen tes de abundantes aguas, ni las gotas necesitados? ¿Qué es lo que veo? Me parece que hemos
brillantes del vino. Ni en Nisa, entre las Ninfas, entono caído en la ciudad de Bromio; estoy viendo aquí 100
70 el can to de Yaco, Yaco 10 en honor de Afrodita 11, en junto a la cueva un grupO de Sátiros. Empiezo por
cuya persecución volaba con las Bacantes de blancos saludar al más anciano.
pies. ¡Oh amigo, oh querido Baco! ¿A dónde te enea- SrLEND. - Te saludo, extranjero, dinos quién eres y
75 minas solitario agitando tu rubia cabellera? Yo ahora, cuál es tu patria.
tu servidor, estoy a sueldo del Cíclope de un solo ojo, OOISEO. - Odisea de haca, señor de la tierra de los
80 yendo de un lado para otro como tm esclavo, con esta Cefalenios 13.
miserable túnica de macho cabrio, apartado de tu SILENO. - Te conozco, crótalo penetrante, progenie
amistad. de Sísifo 1'.
SIl..ENO. - ¡Callad. hijos. ordenad a los servidores OOISEO. - ~se soy yo, pero deja de injuriarme. 103
que reúnan el rebaño en la cueva con el techo de roca ! SILENO. - ¿De dónde has zarpado para llegar has ta
CoRifEO. - Entrad. Pero ¿a qué viene esa prisa, aquí, a Sicilia?
padre? ODISEO. - De lIión y de las fatigas de Troya.
85 SILENO. - Estoy viendo junto a la playa el casco de SILENO. - ¿ Cómo? ¿ Es que no conocías el camino
una nave griega y a los señores del remo u que avanzan, hacia tu patria?
al mando de un capitán, hacia esta cueva. En torno a ODISEO. - Las tempestades me arrastraron aquí a
sus cuellos llevan vasos vacíos, pues tienen neces idad la fu erza.
de comida, y jarros para el agua. ¡Desdichados extran· SILENO. - ¡Oh , tú has apurado la misma desventura UD
90 jeros! ¿Quiénes serán? No saben qué clase de hombre que yo!
es nuestro amo Polifemo, para haberse atrevido a poner ODISEa. - ¿Es que también tú fuiste arrojado aquí
el pie en esta morada hostil al huésped y haber llegado, a la fuerza?
para su desgracia, a la mandíbula antropófaga del SI LENa. - Cuando perseguía a los ladrones que ha·
Cíclope. Mas tranquilizaos, para que nos podamos en· bían robado a Bromio.
9" terar de dónde vienen a esta roca siciliana del Etna. OOISEO. - ¿Qué lugar es éste y quiénes lo habitan?

9 Las Bacantes o Ménades celebraban, en compañia de Sáti- 11 Con este nombre, desi8n~ la /liada (Ir, 631 Y sigs.) e l con-
ros y Silenos, las danzas orgiásticas en honor de Baco, en mono junto de pueblOS bajo el dominio de Odisco: Itaca y las islas
tes y bosques solitarios. El tirso, que era un asta cubierta de alrededor.
de hiedra, era el arma de Baco. l' Con la expresión _cró talo penetrante_, se hace rererencia

la Baco, Baco. a la proverbial palabrería engañosa de Odiseo, lo cual originó


11 Es decir, en honor de Amor. que la tradición poSt homérica lo considerase hijo de Slsifo, en
12 Los remeros. lugar de hijo de Laertes, ya que Sisifo era el prototipo de la
picardía más vulgar y mezquina.
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SILENO. - El Etna, la altura más elevada de $icilia. ODISEO. _ ¿Sabes tú qué vas a hacer para ayudar-
11' ODISEO. - ¿Dónde están los muros y las torres de nos a salir de esta tierra?
la ciudad? SILENO. - No lo sé, Odisea, pero por ti hadamos
SILENO. - En ninguna parte. Estos promontorios ca- todo.
recen de hombres. extranjero. OOISOO. - Véndenos pan, carecemos de él.
ODIsEa. - ¿Y quiénes ocupan el país? ¿Acaso sólo SlLENO. - No hay, como te dije, otra cosa que no
las fieras? sea carne.
SILENQ. - Los Cíclopes , que habitan cuevas en lugar 001500. - Ella también es un dulce remedio contra 13.5
de casas. el hambre.
ODISEO. - ¿A quién obedecen? ¿O tienen un estado SILENO. _ También hay queso cuajado y leche de
democrático? vaca.
120 SILENO. - Son nómadas. Nadie obedece a nadie en OOISoo. - Traedlo, pues para las compras se neceo
nada. sita luz.
ODlSEO. - ¿Siembran -¿o de qué viven?- la espiga SILENO. - ¿Y cuánto oro darás a cambio? Dime.
de Deméter? 15. OOISEO. - Oro no, s ino la bebida de Dioniso que
SILENO. - De la leche. del queso y de la carne de llevo conmigo.
los rebaños. SILENO. _ ¡Qué palabra queridísima acabas de pe" 1.0
ODI5EO. - ¿Beben la bebida de Bramio, hecha con nunciar! ¡Con el tiempo que hace que carecfamos de
los jugos de la vid?

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 253


ella!
SILENO. - En absoluto. Por ello habitan un pafs sin OOISOO. - Es más, Marón, hijo del dios, nos ha re-
danzas. galado la bebida ".
12$ OOISEO. - ¿Son hospitalarios y piadosos con los ex- SILENO. - ¿Al que yo una vez crié entre mis brazos?
tranjeros? ODISEa. - El hijo de Baco, para que lo comprendas
SlLENO. - Afirman que los extranjeros poseen las con más claridad.
carnes más delicadas. SILENO.- ¿Está en el puente de la nave o 10 llevas
ODISEa. - ¿Qué dices? ¿Se deleitan con comida de contigo?
ser humano muerto? ODISEO. - He aquí el odre que 10 contiene, como 104.1
SILENO. - Ninguno ha venido aqui que no haya sido puedes ver, anciano.
sacrificado. SlLENO. - I!se no sirve ni para llenarme la mandf-
ODISEO. - ¿ y dónde está él, el Cíclope? ¿Dentro de bula.
la morada? OOlsEa. - Sí. La bebida es doble de lo que podría
130 SJLENO. - Está fuera, junto al Etna, rastreando las derramar el odre 17.
fieras con sus perros. ,. Ma rón (Odisea, IX 196 Y s igs.) era hijo de Evantes y
sacerdote de Apolo, pero airas tradiciones nos lo presentan
como hijo de Dioniso y representación del vi no.
15 Los cereales, especialmente el trigo. 11 Verso de sentido muy oscuro, del cual no se ha podido
dar ninauna explicación convincente.
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254 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


118 TRAGEOIAS EL CtCLOPE 119

SILENO. - Aludes a una fuente be lla y agradable y dis tendido mis párpados. Bien loco está q uien no
para mi. se alegra bebiendo, c uando entonces es posible que
ODISEO. - ¿Ouieres que te haga degusta r primero ésta (haC iendo un gesto obsceno) se empine y acari- 170
el vino puro? ¡I, ciar un pecho y un prado dispuesto a ser palpado con
150 SILENO. - Está bien , pues la degustación invita a la ambas manos, y es posible la danza y el olvido de los
compra. males. Pues, ¡qué! ¿No me voy a comprar yo seme-
ODISEO. - Por ello traigo también una copa con el jante bebida, mandando al diablo a este Cíclope est ú-
odre. pido y a su ojo en el centro de la rrente ? (Entra en fa
SILENO. - ¡Vamos. déjalo caer con ruido, para que, gruta a por las provisiones.)
al beber, recuerde s u rumor! CORIFEO. - Escucha, Odisea, queremos charlar un 17.5
ODISEO. -(Llena la co pa .) Ah! tienes. rato contigo.
SJLENO. - ¡Ah, ah, qué hermoso olor tiene! ODISEa. - Claro, hombre, dirigíos a mí como am i-
ODISEQ. - ¿Es que ves el olor? gos a un amigo.
SILENO. - No, por Zeus. pero lo olfateo. CoRIFEO. - ¿ Habéis tomado en vuestras manos Tro-
1.5.5 ODISEO. - Pruébalo ya, para que no lo elogies sólo ya y Helena?
de palabra. ODISEO. - SI, Y saqueamos toda la casa de Prlam o.
SILENO. - (Apurando la copa.) ¡Oh, o h . Baco me in- CoRIFEO. - Y después de haberos apode rado de la
vita a bailar, Jalará, lalará! muchacha, ¿no la habéis agujereado todos, uno a uno, 180
ODISEO. - ¿Ha atravesado bien tu gargant a hacien- ya q ue le gusta andar cambiando de esposo? A esa
do gluglú? traidora que, al ver el par de calzones variopintos
SILENO. - Sí, hasta el extremo de que me llegó hasta alrededor de sus piernas y el co llar de oro que ll evaba
la punta de las uñas. en medio del cuello Jl, perdió la cabeza, abandonando 18.5
160 ODISEO. - Además de esto, te daremos también mo- a Menelao, ese hombrecito excelente. ¡Nunca deberla
nedas. haber nacido en lugar alguno la raza de las mujeres
SU.ENO. - Basta con que deshinches el odre. Deja -s i no son para mi solo, daro-!
el oro. SILENO. - (Saliendo de la cu eva con fas provisio-
ODISEO. - Traed, pues, los quesos o Jos corderos. nes.) Aqui tenéis vosotros el alimento de los pastores,
SILENO. - Lo haré, s in preocuparme mucho de mis señor Odiseo, s ustento formado por corde ros que bala n
1M amos, pues me volveria loco de conte nto con apurar y abundantes q uesos de leche cuajada. LJe\'áoslo y ale- 190
una sola copa, dándote a cambio los rebaños de todos jaos lo más rápido posible de la cueva, después de
los Cíclopes, y poder lanzarme al mar desde la roca darme a cambio el jugo del racimo báquico. (Mirando
de Léucade 19, una vez q ue me hubiese emborrachado
fama que se lan2.llsen al mar los enamorados infelices. En esta
elC preslÓn ha y que sobreentender [para olvidar mis pr oblemas].
11 NOi'malmentc los griegos to maban siempre el vi no mezo Jl Se alude a Paris, raptor de Helena, y al colorista y lujoso
clado con agua. modo de ves tir de los orientales, Que solla ser muy censurado
~ Léucade es una bella isla de JOnia, desde la cual era por los ¡riegos.
120 TRAGEDIAS EL CICLOPE 121
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hacia la entrada de la cueva.) ¡Ay de mí, he aquí que CtCLOPE. - ¿También están repletas de leche las crá-
viene el Cíclopel ¿ Qué hacemos? teras?
ODISEO. - Estarnos perdidos, anciano. ¿Dónde debe- CoRIFEO. - Hasta el punto de que puedes apurar,
mos huir? si quieres, una jarra entera.
195 SILBNO.-Al interior de esta cueva, en la que po- CtClOPE. - ¿De cordero, de vaca, o una mezcla de
dréis ocultaros. ambos?
ODISEO. - Lo que aconsejas es terrible: es caer en CoRIFEO. - De lo que quieras, con tal que no me
sus redes. engullas a mí.
SILENO. - No lo es. En la cueva hay muchos escon· CíCLOPE. - Pierde cuidado, puesto que, si saltarais 220
dites. vosotros en medio de mi estómago, perecería a causa
ODISEO. - No nos esconderemos. pues Troya tendría de vuestras danzas. ¡Eh!, ¿quién es esa multitud que
que gemir mucho, si huyésemos ante un solo hombre. veo junto a los establos? ¿Han ocupado el pais piratas
¡Yo. que he afrontado muchas veces a una innumera- o ladrones? Sean lo que sean, veo a mis corderos fuera
200 rabie multitud de frigios con mi escudo! Si hay que de la cueva, atados sus cuerpos con juncos retorcidos, 22.5
morir. moriremos con nobleza o, vivos. conservaremos y, entremedias, cestos de quesos, y al viejo, con su
nuestra gloria pasada. cabeza calva, completamente hinchada a golpes 21.
Aparece el Cíclope que sorprende a los SIlENO. - ¡Ay de mí. siento fiebre, roto como estoy
Sdtiros saltando en torno al odre. por los golpes, desdichado!
CíCLOPE. - (A los Sdtiros.) ¡Alto. apartaos! ¿Qué es CíCLOPE. - ¿Por causa de quién? ¿Quién se entrenó

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 255


esto? ¿Qué significa este jolgorio? ¿Qué quieren decir con tu cabeza para el pugilato, anciano?
205 estas danzas báquicas? Dioniso no está aquí. ni los ero. SILENO. - Por culpa de éstos (señalando a los grie· 230
talos de bronce, ni los golpes de los timbales. ¿ Cómo gas), Cíclope, porque trataba de impedirles que te des-
están en la cueva mis corderitos recién nacidos? ¿Están pojaran de lo tuyo.
bajo las ubres y se apresuran bajo los costados de sus CíCLOPE. - ¿No sabían que yo soy un dios y descen-
madres? ¿Están repletos los cestos de junco de queso diente de dioses?
210 de leche fresca? ¿Qué decís? ¿Qué respondéis? Alguno SILENO. - Yo se 10 estaba diciendo, pero ellos se
de vosotros derramará lágrimas en seguida a golpes de llevaban tus bienes y, aunque yo me oponía, se comían
este bastón. IMirad hacia arriba y no hacia abajo! el queso y sacaban fuera los corderos. Y andaban
CORIFEO. - Está bien. A Zeus en persona levantamos diciendo que te atarian con un collar de tres brazos 235
nuestras cabezas; distingo los astros y Orión. y, delante de tu ojo central, te sacarian las entrañas
CtCLOPE. - ¿Está perfectamente preparado el des- a la fuerza y con un látigo molerian a golpes tu es-
ayuno? palda y, luego, atándote a los bancos de la nave y
21t! CORIFEO. - Lo está. Sólo falta que tu garganta esté
dispuesta. 11 La hinchazón que ha producido el vino en el rostro de
SUeno lleva al Cíclope a la errónea conclusión de que ha reci·
bido una tunda de golpes.
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256 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


122 TRACEDIAS EL CtCLOPE 123

2-40 cargándote en ella, le venderían a alguno, para levan- peces, te lo juro, oh Ciclopito, el más hermoso, amito
tar piedras con una palanca o arrojarle a un molino. mío, te juro que yo no pretendía vender tus bienes;
CíCLOPE. - ¿De veras? ¿Quieres ir lo más rápido si no, ¡que mueran de mala manera mis hijos, a los
que puedas a afilar los cuchillos de carnicero y. apio que quiero tanto!
lando un gran haz de leña. prenderla fuego? Pues CORIFEO. - ¡Aplicate a ti esa súplica! Yo te he 270
ellos, degollados al instante, me proporcionarán a mí, visto con mis propios ojos vendiéndoles las provisio-
2.,5 separando las carnes de las brasas, una comida ca- nes. ¡Que muera mi padre si miento en lo que digo!
liente. El resto lo haré cocer en un caldero y se que- Pero no eches la culpa a los extranjeros.
dará muy tierno, pues ya estoy harto de comida de los CICLOPE. - ¡Mentís! Yo tengo más confianza en éste
montes; bastantes banquetes me he dado ya de leones que en Radamantis u, y digo que es más justo. Sin 275
y de ciervos, y hace mucho tiempo que no pruebo embargo, deseo interrogarles. ¿De dónde venís nave..
carne humana. gando, extranjeros? ¿De qué pafs sois? ¿Qué ciudad
2"0 SILENO. - Las novedades. después de las cosas ha- os crió?
bituales. señor, causan mayor agrado. Es evidente que, ODISEa. - Somos naturales de (taca y venimos de
desde hace mucho tiempo. no habían llegado a tus llión, después de haber destruido la ciudad, impulsa-
cuevas otros extranjeros. dos hasta tu tierra por los vientos del mar, Cíclope.
OOISEO. - Cfclope, escucha también, a tu vez, a los CICLOPE. - ¿ Sois vosotros los que os encaminasteis 280
255 extranjeros. Nosotros, necesitando comprar comida, a la ciudad de llión, cercana al Escamandro~, para
nos hemos acercado a tu cueva, después de haber castigarla por el rapto de la malvadísima Helena?
abandonado la nave. Los corderos que ves nos los ODISEO. - Precisamente esos que han apurado ese
estaba vendiendo ése por un vaso de vino y, después esfuerzo terrible.
de haber probado la bebida, nos los entregaba, conror- CfCLOPE.. - ¡Expedición vergonzosa! ¡Mira que haber
mes ambas partes y sin mediar violencia alguna. Nada zarpado vosotros por causa de una sola mujer hasta
260 de lo que ése afirma tiene sentido, pues que fue sor- la tierra de los frigios!
prendido vendiendo, a escondidas tuyas, 10 que te ODISEO. - Fue obra de un dios, no hay que echar 2M
pertenece. la culpa a ningún mortal. (En actitud suplicante.) Nos-
SILENO. - ¿Yo? ¡As! te murieras de mala manera! otros, oh noble hijo del dios del mar, te suplicamos
ODISEO. - Si miento. y te hablamos con franqueza, ¡no oses matar a quienes
SIl.ENO. - (Lanzdndose a las rodillas del Cíclope .) han venido a tu cueva como amigos ni hacer de ellos
¡Por Posidón que te engendró, Cíclope, por el gran impia comida para tus mandíbulas! Nosotros, que 290
Tritón y por Nereo, por Calipso y por las hijas de hemos defendido las sedes de los templos en las pro-
2M Nereo 12 , por las olas sagradas y por toda la raza de los fundidades de Grecia, señor, para que tu padre los
II El Cíclope era hijo de Posidón, soberano dI:! mar, y de
la Ninfa TOO5a. Tritón y Nereo son también hijos de Posidón. u Radamantis es uno de los jueces infernales. En realidad,
Las Nereidas, hijas de Nereo, y Calipso son, igualmente. clh'¡· es un héroe cretense, hijo de Zeus y de Europa.
nidades marinas. :M RJo que corre por la llanura de IliÓD, es decir, de Troya.
124 TRAGEDIAS EL CfCLOPE 125
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conserve 15. Intacto permanece el puerto santo de Té- ganancias vergonzosas responden con castigo a la ma-
naro» y los promontorios ocultos del cabo Malea, yoría de los hombres.
y salva está la roca de las minas de plata de la divina SILENO. -(Al Cíclope.) Deseo darte un consejo: no
29" Atenea en Sunio y Jos refugios de Geresto n . No hemos dejes ni una brizna de la carne de éste (señalando a
entregado la Hélade a los frigios - ¡vergüenza absur- Odisea) y, sí pegas un mordisco a su lengua, te con· 31.5
da! -. Tú también participas de estos beneficios. pues vertirás en el más picara y charlatán, Ciclope.
habitas en las profundidades de la tierra griega, al pie CfCLOPl!. - (A Odiseo.) La riqueza, hombrecito, es
del Etna 21, la roca que destila fuego. (Ante un gesto dios para los sabios. 1.0 demás es rumor y bellas pala-
del Cíclope rechazando estos argumentos.) Existe la bras. 1..0 mando a paseo a los promontorios marinos
costumbre entre los mortales, si no admites mis razo.. que habita mi padre. ¿A qué vienes tú con estos argu-
300 nes, de acoger como suplicantes a los que sufren los mentos? Yo no tiemblo ante el rayo de Zeus, extran· 320
embates del mar, entregarles dones de hospitalidad y jero, yo no sé en qué Zeus es un dios superior a mi.
socorrerlos con vestidos. pero no la de clavarlos alre- Lo demás no me interesa y, como me trae sin cui·
dedor de asadores que se usan para ensartar a los dado, escucha: cuando desde arriba se derrama la
bueyes y llenar as! tu estómago y tu mandfbula. Bas· lluvia, en esta casa tengo refugio cubierto y me engullo 32-'
tante viuda dejó la tierra de Príamo a la Hélade. un ternero asado o bien algún animal salvaje y, em-
30.5 bebiendo la sangre de muchos cadáveres derramada a papado bien mi estómago horizontal, después de apu-
golpes de lanza, y perjudiCÓ a esposas sin maridos, rar un ánfora de leche, hago resonar con pedos mi
a ancianas sin hijos y a canosos padres. Y si tú que- túnica, haciendo un ruido que puede competir con los

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 257


mas a todos los supervivientes para consumirlos en truenos de Zeus. y cuando la tramontana de Tracia lt
un cruel banquete, ¿dónde podría hallar salvación vierte nieve, envuelvo mi cuerpo con pieles de anima- 330
310 alguno? Vamos, créeme, Cíclope. Frena la avidez de tu les y enciendo fuego, y de la nieve nada se me da.
mandíbula, prefiere la piedad a la impiedad, pues las y la tierra por fuerza, quiera o no quiera, dando a luz
hierba, ceba mi ganado. Yo no se lo sacrifico a nadie
que no sea yo -a los dioses, ni hablar- o la más 33.5
15 Probable alusión anacrónica a las guerras M~dicas y al grande de las divinidades (con un gesto): esta tripa
peligro Que, con ocasión de e llas, se cernió sobre las costas
griegas y sus templos. que veis. Pues beber y comer cada dfa, eso si que es
1111 Es el cabo más meridional del Pcloponeso, hoy Matapán, Zeus para los hombres sabios, y no entristecerse por
Que poseía un templo en honor de Posidón (eL ARISTÓFANES, nada. En cuanto a los que establecieron las leyes, abi-
Aco:rnienses 510). garrando la vida de los hombres, los invito a pudrirse.
TI El cabo Sunio se halla situado en la parte más e)(trema
del Atica y era famoso por las minas de Plata de Laurión; en Yo no dejaré de hacer el bien a mi persona, ní de 340
~I habia dos templos, uno dedicado a Atenea y otro a Posidón. comerte a ti. Como dones de hospitalidad recibirás,
Los refugios de Geresto están en Eubea. para que yo no pueda granjearme así reproche, fuego,
III Nuevo anacronismo flagrante . ya Que la primera colonia
griega en Sicilia fue fundada mucho más tarde de 1:;1 época en
Que está situada la leyenda.
19 Se trata del Bóreas o viento frío del norte.
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258 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


126 TRACEDIAS EL CíCLOPE 127

este agua paterna JO y un caldero que, cociendo. envol· Antistrofa.


verá a las mil maravillas tu carne maja de digerir. ¡Cruel, oh desdichado, tú que sacri ficas a huéspe-
3..s Entrad dentro. por lo tanto, para que, en honor del des venidos como suplicantes al refugio de tu morada, 370
dios de mi cueva, de pie alrededor del altar, me pro- dándote un banquete con sus carnes cocidas, despe-
curéis un magnifico banquete. dazándolas con tus dientes malvados y masticándolas
ODISEO. - (Mientras se dirige hacia el in.terior de la calientes, recién levantadas de las brasas! 12.
cueva.) ¡Ay, logré escapar a los sufrimientos de Troya ODISOO. - ¡Oh Zeus! ¿Qué puedo decir, después de 37$
y a los del mar, y ahora toqué puerto en el corazón haber visto un espectáculo terrible e increíble dentro
3.50 y en la mente inaccesible de un hombre impío! ¡Oh de la cueva, semejante a una fábu la y no a obra
Palas, oh soberana d iosa nacida de Zeus, ayúdame humana?
ahora, ayúdame, pues he llegado a peligros mayores CORIFEO. - ¿Qué sucede, Odiseo? ¿Se ha dado un
que los de Ilión y estoy al borde del abismol ¡Y tú, banquete con tus queridos compañeros el Cíclope, el
que habitas la sede de los astros respla ndecientes, ser más impío?
Zeus hospitalario. mira lo que me sucede, pues si no ODISEO. - Sí, con dos, después de haber observado
3.5.5 prestas atención a ello, en vano eres reconocido como y sopesado con sus manos a los que tenían una carne 380
Zeus, no siendo nada! mejor y más lus trosa.
CoRIFEO. - ¿Cómo, desdichado, os ha sucedido esta
CORO.
desgracia?
Estrofa.
OOISOO. - Una vez que penetramos en este abrigo
¡De tu ancha garganta , oh Cíclope, abre de par en
rocoso, comenzó por encender fuego, arrojando encima
par el labio, puesto que, cocidos, asados y fuera de del amplio hogar troncos de una alta encina, más o J8.,5
las brasas, dispu estos están para ti los miembros menos la carga que arrastrarían tres carros. Luego
de rus huéspedes, para que los roas, mastiques y des- extendió a ras de suelo un lecho de agujas secas de
360 garres, reclinado en tu espesa piel de cabra! pino junto a la llama del fuego. Y llenó hasta rebosar
Efimnio. una crátera como de diez ánforas vertiendo leche
¡No, no me ofrezcas! ¡Tú solo para ti solo llena el blanca, después de haber ordeñado a las vacas jóvenes.
casco de la navefll. ¡Lejos de mí esta morada! ¡Lejos y al lado colocó una copa de madera de hiedra, de 390
36.5 de mí el sacrificio que, extraño a los altares, celebra tres codos de ancha y cuatro de profundidad a primera
el Cíclope del Etna, deleitándose con la carne de los vista. Y puso al fuego un caldero de bronce y preparó
extranjeros! asadores, c uyas puntas habían sido forjadas a fuego
y el res to de ellos había sido alisado con una hoz. he-
chos de ramas de pino, y también vasos del Etna, talla- 39.5

JO Téngase presente que el Clclope es hijo de Posidón, dios


del agua. II Hemos omitido aquí también 0::1 Efimnio, que se vuelve
n Expresión metafórica en lugar de vienlre. a repetir con las mismas palabras.
128 TRAGEDIAS EL CtClOPE 129
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dos a dentelladas de las hachas. Y cuando tuvo todo habitar la morada de Baca, en compañía de las Ninfas
dispuesto el cocinero de Hades, odiado de los dioses, Náyades l4 • Tu padre que está dentro aprueba esta de-
aferrando a dos de mis compañeros, degollaba a uno cisión, pero está sin fuerzas y gozando de la bebida;
de ellos y con una cierta cadencia lo arrojaba a la prendido de sus alas a la copa como un ave a la liga
400 panza del caldero de bronce, y al otro, asiéndolo por de muérdago, las bate en vano. Pero tú, pues eres
el talón del pie, después de golpearlo contra la aguda joven, sálvate conmigo y vuel ve al encuentro de tu 43$
punta de una roca, hizo que su cerebro saltase fuera viejo amigo Dioniso, que no se parece al Cíclope.
salpicando y, desgarrando a continuación las carnes CORIFEO. - ¡Oh amigo queridísimo. si pudiésemos
con su voraz cuchillo, las ponía a asar al fuego. mien- ver ese día en el que hubiéramos logrado escapar de
tras que el resto de los miembros los arrojaba al la impía cabeza del Cíclope! (Señalando a su falo.)
40-' caldero para que cocieran. Y yo, desdichado de mí. iA este amigo hace mucho que lo tenemos viudo! 440
con los ojos derramando lágrimas. estaba al lado del (...):15.
Cíclope y le servía. Los demás estaban acurrucados, OOISEO. - Escucha 10 que he pensado para castigar
como pájaros, en las oquedades de la roca, sin sangre a esta bestia malvada y liberarte de tu esclavitud.
en sus venas. Pero, una vez que se hartó de comer a CoRIFEO. - Habla, pues el sonido de la citara asiá-
41 0 mis compañeros, se tumbó boca abajo, exhalando por tica no nos causaría más placer que oír la muerte del
su garganta un aliento pesado; entonces se me ocurrió Cíclope.
una idea divina: llenando la copa de Marón l3 le doy OOISEO. - el quiere ir a celebrarlo con sus herma- 44$
a beber de ella, diciéndole: .. Oh Cíclope, hijo del dios nos los Cíclopes, pues esta bebida de Baca le ha puesto

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 259


41$ del mar, mira qué divina bebida Grecia extrae de la muy alegre.
viña, refrigerio de Dioniso_. Y él, harto del vergon- CoRIFEO. - Te comprendo. Deseas sorprenderlo solo
zoso festín, la aceptó y se la bebió de un solo trago entre las encinas y matarlo o despeñarlo desde unas
y, con la mano levantada, la elogió así: .. Queridísimo roca,.
extranjero, bella bebida me das como complemento de ODISEO. - Nada de eso. Mi deseo es recurrir al
420 un bello banquete _o Cuando yo me di cuenta de que engaño.
él le tomaba gusto, le serví otra copa, pensando que el CORIFEO. - ¿Pues cómo? Hace mucho que hemos 4.50
vino lo heriría y en seguida pagaría su castigo. Y en- oído hablar de tu destreza.
tonces se ponía a cantar y yo, derramando una copa ODISEO. - Pretendo alejarlo de esa fiesta. diciéndole
42$ tras otra, le calentaba las entrañas con la bebida. Y se que no debe dar esa bebida a los Cíclopes, sino tenerla
puso a entonar, junto a mis compañeros de navega- él solo para pasar la vida de un modo agradable.
ción que gemían, una canción sin armonía, y la cueva y cuando él se adormezca vencido por Baca ... , hay 4 $!\
retumbaba. Salí en silencio con la intención, si lo
deseas, de salvarte a ti y a mí. Vamos, decidme si J.I Las Náyades son Ninras de las fuentes y de los ríos, y
430 queré is o no queréis huir de este hombre salvaje para fonnan, con SUeno y los Sátiros, el cortejo de Dioniso.
3S Hemos preferido dejar sin traducir la segunda parte del
verso 44ü. ante la imposibilidad de encontrarle un sentido cohe·
J3 De vino. rente. (Cf. DUOIEMIN. Le Cic1ope. Comentario. págs. 1480150.)
TRAGDlI~S, l. - 9
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260 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


130 TRAGEDIAS EL ctCLOPE 131

en su morada una rama de olivo, cuya punta, afilán- (Un cantor viene del interior.)
dola yo con mi espada, pondré al fuego y luego. cuan- Silencio, silencio. (Aparece el Cíclope entre Odisea,
do la vea ya en ascuas, levantándola hecha una brasa. que lleva un odre, y Sileno con una crátera de vino.)
la clavaré en el ojo central del Cíclope y fundiré s u ¡Ahí lo tielles, borracho, modulando un grito sin gra- 490
460 vista con el fuego. Como UD hombre q ue, para ajustar cia, saliendo fuera de su pétrea morada! ¡Vamos, edu-
la madera en la construcción de un navío, con dos quemos al ignorante en nuestras danzas festivas! Sea
correas hace girar el trépano. así haré yo dar vueltas como sea, va a quedarse ciego.
al tizón en el ojo del Cíclope, portador de la luz, y le
PRIMER SEMICORO:l6.
desecaré la pupila.
465 CORIFEO. - ¡Viva, viva, qué contento estoy! ¡Estoy Estrofa l.".
loco de alegría por tus ardides! ¡Feliz quien lanza el grito báquico por causa de las 49"'
ODISEa. - Y luego a ti, a mis amigos y al anciano dulces fuentes de los racimos, tomándose un respiro
os haré embarcar en el casco curvo de mi negra nave, tumbado para dirigirse a la danza, abrazando a un
y con los dobles remos os sacaré de esta tierra. amigo e intentando, sobre los cojines, aferrar la flor 500
CoRI FEO. - ¿Será posible que yo, como en una liba- de una suave cortesana, con los bucles ungidos de
ción ofrecida a la divinidad, pueda tocar el tizón que aceite perfumado, y dice: _¿Quién me abrirá la puer-
470 ciega los ojos? Pues deseo participar en este crimen. ta?.
ODISEO. - Debes hacerlo, pues el tizón es grande CtCLOPE.
y debes ayudar a sostenerlo. Estrofa 2.".
CORIFEO. - Como si tuviese que levantar el peso de
Sa, sa, sa, saciado estoy de vino y gozo con el des-
475 cien carros, con tal de que consigamos ahumar el ojo
enfreno del banquete; lleno como una nave de carga .505
del Cíclope, que mala muerte tenga, como a una abeja.
hasta el puente del extremo del vientre, la hierba
ODISEO. - ¡Silencio ahora! Conoces perfectamente
dulce me impulsa a la fiesta en la estación de la
el engaño. Cuando yo dé la orden, obedeced a quien
primavera junto a mis hermanos los Cíclopes. ¡Vamos, S10
ha tramado todo. No tengo la intención de salvarme
extranjero, vamos, dame el odre!
480 yo solo, abandonando dentro a mis amigos, yeso que
podría huir, pues ya estoy fuera de las profundidades SEGUNDO SEMICORO.
de la cueva. Pero no es justo que me salve solo aban· Estrofa 3.".
donando a mis amigos, con los q ue vine aquí. Con una dulce mirada en sus ojos, hermoso, sale
de su casa. [ ... ] Alguien vela por nosotros. Una antor-
CORO.
clla enemiga aguarda a tu cuerpo, como una tierna S I ",
Vamos, ¿quién es el primero, quién, colocándose esposa, dentro de la cueva fresca por el rocío. En
en orden de batalla después del primero, manteniendo
485 firme la empuñadura del tizón e impulsándolo dentro
de los párpados del CJclope, hará saltar su brillante l6 Hemos adoptado la distribución en dos Semicoros con
vista hecha astillas ? Méridicr.
132 TRAGEDIAS EL CfCLOPE 133
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seguida, corOna5 de muchos colores hardn compal1ía CfCLOPE. - Necio es quien, después de haber bebido,
a tu cabeza 31. no ama la orgía festiva.
OOISEO. - Cíclope, escucha. pues yo soy el experto ODISEO. - Quien estando ebrio permanece en casa,
.520 en ese Baco que te he dado a beber. es sensato.
CíCLOPE. - ¿ y a ese Baco se le considera un dios? CtCLOPE. - ¿Qué hacemos, Sileno? ¿Te pare<:e bien
ODISEO. - El más poderoso para alegrar la vida a que me quede?
los hombres. SILENO. - Si. ¿Qué necesidad tienes de otros com- .5-40
CíCLOPE. - En verdad que yo lo eructo con placer. pañeros de bebida, Cíclope?
ODISEO. - Tal es esta divinidad, a ninguno de los CfCLaPE. - En verdad que este suelo suave de hiero
mortales perjudica. ba norida ...
S2S CíCLOPE. - ¿Cómo se goza un dios teniendo su casa SllENO. - Y. además, es bello beber al calor del sol.
en un odre? Recuéstate. pues, y ponte de costado sobre la tierra.
OOISEO. - Se encuentra a gusto en cua lquier sitio CfCLOPE. - Ya está. ¿Por qué colocas la crátera de- .5-4.5
que se le ponga. trás de mi?
CíCLOPE. - Los dioses no deben tener su cuerpo SILENO. - Para que ninguno pueda apoderarse de
entre pieles. ella al pasar.
ODISEO. - ¿Qué importa. si él te a legra? ¿Es que la CfCLOPE. - Lo que tú quieres es beber a escondidas.
piel te molesta? Ponla en medio. (SUeno la sitúa en el centro.) Y tú.
CfCLOPE. - Odio el odre. pero amo la bebida que extranjero, dime el nombre con el que hay que lla-

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 261


cont iene. marte .
.530 OOISEO. - Quédate. pues, aquí. bebe y regocíjate. ODISEQ. - Nadie. ¿ Qué recompensa voy a recibir
Cíclope. para elogiarte?
CfClOPE. - ¿No debo dar de esta beb ida a mis her- CtCLOPE. - Después de todos tus compañeros. daré .5-Xl
manos? c uenta de ti en un banquete.
ODISEO. - No. Si la guardas contigo. parecerás más SILENO. - Bonito privilegio concedes a este hués-
importante. ped. Cíclope. (Bebe mientras.)
CtClOPE. - Pero si se la ofrezco a mis am igos. pare· CtCLQPB. - ¿Eh, tú, qué haces? ¿Te bebes mi vino
ceré más generoso. a escondidas ?
OOISEO. - La o rgía festiva ama los golpes y la SllENO. - No. Es él quien me dio un beso, porque
disputa con reproches. lo miro con buenos ojos.
53.5 CíCLOPE. - Es evidente que estoy e brio y. s in em- CiCLOPE. - Te costará lágrimas, si amas al vino y
bargo, ninguno se at revería a tocarme. él no te ama a ti.
ODISEa. - Amigo mío . cuando se está bebido, hay SILENO. - Si, por Zeus, afirma que se ha prendado .5.5.5
que quedarse en casa. de mi belleza.
CtCLOPE. - Vierte y llena la copa hasta el borde.
JI Probable alusión a la llama que pronlo rodeari s u cabeza
como una corona.
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262 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS


134 TRAGEDIAS EL CfCLOPE 135

(Obedece y lleva fa copa a sus labios.) Limítate a servir. vueltas confundido con la tierra y veo el trono de
SU.ENO. - ¿Cómo está hecha la mezcla? Deja que lo Zeus y la santa majestad de todos los dioses. (Diri- .580
examine. giéndose a los Sdtiros.) No. nunca os besaré, las Gra-
CICLOPE. - 1.0 echarás a perder. Sírvelo tal cual. cias son las que me tientan. (Se vuelve hacia Sileno
SILENQ. - Sí, por Zeus, pero mientras veo que tú y lo abraza.) Me basta con este Ganimedes :l8, con él
coges la corona, aún tendré tiempo de probarlo. (Le reposaré a las mil maravillas, por las Gracias. Gozo
ofrece la corona y se bebe la copa de un trago.) más con los muchachitos que con las muchachas.
CfCLOPE. - ¡Copero bribónl SILENO. - ¿Soy yo el Ganimedes de Zeus, Cíclope? .58.5
.560 SILfNO. - No, por Zeus, di más bien, ¡oh vino dul· CíCLOPE. - Sí, por Zeus, yo lo rapto del promonto-
ce! Tienes que lavarte la boca para poder tomar la rio de Dárdano JIJ.
bebida. (Llena de nuevo la copa.) SILENO. - Estoy perdido, hijos. Sufriré males terri-
CtCLOPE. -(Se enjuaga la boca y la barba.) Mira qué bles.
limpias están mi boca y mi barba. CíCLOPE. - ¿ Censuras y zahieres a tu enamorado
SILENQ. - Bien, coloca tu codo con salero y luego porque está bebido?
apura la copa, como me ves a mi beberla (apura la SILENO. - ¡Ay de mí, pronto veré qué amarguísimo
copa), visto y no visto. es el vino! (Desaparece con Polifemo en la gruta.)
!I~ CICLOPE. - Eh. eh, ¿ qué haces? ODISEO. - (A los Sdtiros.) Vamos, hijos de Dioniso, .590
SILENO. - Bebénnela de un trago con placer. nobles retoños, el hombre está dentro. Vencido por el
CfCLOPE. - (Le arrebata la copa y se la da a Odisea.) sueño, vomitará muy pronto la carne por su desver-
Tómala tú, extranjero y sé mi copero. gonzada garganta. El tizón, dentro de la cueva, exhala
ODISEO. - La viña conoce perfectamente mi mano. humo. Nuestro único propósito debe ser quemar el .59.5
CfCLOPE. - Vamos, vierte ya. ojo del Cíclope. (Al Corifeo.) ¡Pórtate como un hom-
ODISEO. - Te vierto, cállate de una vez. bre!
CfCLOPE. - Difícil es estar callado para quien bebe CORIFEO. - Tendremos una voluntad de roca y de
mucho. acero. Pero entra en la casa, antes de que a mi padre
.570 ODISEO. - Toma, cógela, apúrala y no dejes nada. le suceda algo irreparable. Estamos aquí a tu entera
Hay que tragar hasta morir sobre la bebida. disposición.
CfCLOPE. - (Bebe.) ¡Ay, ay, qué inteligente es la ma- ODISEQ. - ¡Hefesto, señor del Etna, incendia el ojo
dera de la viña! brillante de tu malvado vecino y libérate de él de una 600
ODISEO. - Y si tragas en abundancia, después de vezl ¡Y tú, alumno de la negra Noche, Sueño, lánzate
un banquete copioso, humedeciendo tu panza hasta con toda tu fuerza sobre esta fiera odiosa a los dio-
.57.5 quitarte la sed, caerás en brazos del sueño, pero, si sesl Después de las brillantes fatigas de Troya, no
dejas un poco, Baca te secará. (Le sirve otra copa y él
se la bebe.) 38 Joven héroe troyano de la estirpe de Dárdano. Zeus se
enamoró de él y lo rapt ó, llevándolo después al Olimpo para
CtCLOPE. - ¡Uf, uf, con apuros escapé de las olas! que fuera su copero.
¡Qué placer tan puro! El cielo me parece que da B Cerca de la ciudad de Dárdano, en el Helcsponto.
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hagáis perecer a l propio Odiseo y a s us marineros SeCUNDO SEMICORO. - Y nosotros hace un momento
605 a manos de un hombre que ni de los dioses ni de los que nos hemos Quedado cojos.
hombres se preocupa. De no ser así, habrá que con- TERCER SEMICORO. - A mi me ha ocurrido lo mis-
siderar al Azar una divinidad y a la fuerza de los mo, pues, a fuerza de estar de pie, nos ha dado un
dioses inferior al Azar. calambre en los pies no sé por qué causa.
ODISEO. - ¿Os ha dado un calambre estando de pie? 640
CORO.
SeCUNDO SEMICORO. - Y nuestros ojos están llenos
610 La tenaza aferrará con fuerza el cuello del devora· de polvo o de ceniza, s in saber de dónde ha venido.
dar de huéspedes. En seguida el fuego destruirá sus OOISEO. - Estos que t engo aquí son unos cobardes
61.5 mejillas brillantes. Ya el tiz6n carbonizado se oculta y unos aliados de tres al cuarto.
entre las brasas, retoño vigoroso del drbol. ¡,Adelante, CORIFEO. - Porque sen timos compasión de nuestra
Mar6n, actúa, arranca el pdrpado del Cíclope enloque. espalda y espinazo y no deseo echar fuera mis dientes
cido, de modo que haya bebido para su mal! En cuan- por causa de los golpes, ¿eso lo llamas cobardía? 64.5
620 lo a mi, ardo en deseos de ver a Bramio, que gusta Sin embargo, yo conozco un encanto mágico de Orfea
de llevar el tirso de hiedra y de abandonar la soledad verdaderamente estupendo para que el tizón, pene-
del Clclope. ¿llegaré a conseguir tanta dicha? trando en el cráneo sin Que nadie 10 impulse, pueda
OmsEO. - (Saliendo de la gruta.) ¡Callad, por los q uemar al hijo de la Tierra, el de un solo ojo.
62.5 dioses, animales, estad tranquilos! ¡Cerrad las articu- OOISEO. - Hace tiempo que sabía que eras de una
laciones de la boca! ¡No se os ocurra ni soplar, ni ralea semejante, pero ahora lo sé mejor. No tengo

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 263


6.50
mover los párpados, ni escupir! ¡Que no se despierte más remedio que recurrir a mis propios amigos. (Al
el monstruo, hasta que la vista del Cíclope sea exter- Corifeo, antes de entrar en la cueva.) Pero, al menos,
minada por el fuego! animanos, para que, con tus cantos de aliento, obten-
CoRIFEO. - Guardemos silencio, después de haber gamos el valor de mis amigos.
engullido aire con las mandíbulas. CoRIFEO. - Así 10 haré. Correremos el peligro a
630 ODISEO. - Vamos, pues, id dentro y coged el tizón expensas del cario 40. ¡Que, gracias a nuestros gritos de 6.5.5
con las dos manos, que ya está perfectamente encen- ánimo, el Cíclope se consuma en humo!
dido.
CORIFEO. - ¿No vas a situar tú en orden de com- CORO.
bate a aquellos que, los primeros, deben, con la estaca ¡Vamos, vamos, impulsad con valor, rápido! ¡Que-
encendida en su mano, consumir con fuego el ojo del mad el pdrpado de la bestia devoradora de huéspedes!
Cíclope, de modo que tomemos parte en esta aven- ¡Ahumad, quemad al pastor del Etna! ¡Da vueltas, tira! 660
tura?
63.5 PRIMER SENICORO. - Nosotros estamos muy lejos. .., Frase proverhial que se usaba para indicar que uno va "
delante de la puerta, para poder impulsar el fuego correr un peliaTO mfnimo o nulo. Lo~ c;lrias cran h;¡bil:lOlcS
hacia su ojo. de Asia Menor Que sollan ,¡cr utili7.ados como IrOfl;¡~ meTt'c-
narias. El Sátiro dice Que ellos V:ln a. servirse de Odisco y sus
com¡wñcTOs como de carios.
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138 TRAGEDIAS EL CíCLOPE 139

¡Cuidado, no sea que, presa del dolor, te haga algo es el que me perdió, infame é l, que, dándome la bebida,
a la desesperada! me ahogó en el sueño.
Un grito terrible sale de la cueva. CORIFEO. - Terrible es el vino y duro de vencer.
CíCLOPE. - ¡Ay de mí, el resplandor del ojo se me CíCLOPE. - Por los dioses, ¿ han huido o están den·
ha carbonizado! tro de la cueva?
CoRIFEO. - ¡Qué hennoso es este peán! tI, ¡Entó- CORIFEO. - Están ahí de pie, en silencio, amparados 680
nalo de nuevo, Cíclope! en la roca.
66.S CíCLOPE. - ¡Ay desgraciadísimo de mi, cómo he sido CíCLOPE. - ¿A qué mano?
ultrajado, cómo perezco! ¡Pero no conseguiréis huir CoRIFEO. - A tu derecha.
alegres de esta cueva, seres viles! Colocándome en CíCLOPE. - ¿Dónde?
el umbral de la caverna, adaptaré a él mis manos 41, CoRIFEO. - Junto a la roca misma. ¿Los tienes?
Aparece en el umbral de la gruta, con CíCLOPE. - (Chocando contra la roca.) ¡Desgracia
sus brazos extendidos y el ojo sangrando. tras desgracia! iMe he golpeado el cráneo y me lo he
CORIFEO. - ¿Por qué gritas. Cíclope? partido!
CfCLOPE. - Estoy muerto. CORIFEO. - Se le están escapando.
670 CORIFEO. - ¡Qué aspecto tan horrible! CíCLOPE. - (Andando a tientas, corno en toda esta
CfCLOPE, - Y, además, triste. escena.) ¿Por aquí? ¿Decías por aquí?
CORIFEO. - ¿Caíste embriagado en medio de las CORIFEO. - No, digo por allí. 68.5
brasas? CíCLOPE. - ¿ Por dónde, pues?
CfCLOPE. - Nadie 4) me destruyó. CoRIFEO. - Da la vuelta. Por aquí a tu izquierda.
CoRIFEO. - Luego nadie te ha causado mal. CíCLOPE. - ¡Ay de mí, estoy burlado! Me zaherís
CíCLOPE. - Nadie me cegó el párpado. en mi desgracia.
CORIFEO. - Luego tú no estás ciego. CoRIFEO. - Ya no, él está delante de ti.
CíCLOPE. - ¡Así lo estuvieses tú! CíCLOPE. - ¡Oh canalla! ¿Dónde estás?
CORIFEO. - ¿ y cómo nadie habría podido cegarte? ODISEO. - Lejos de ti, tengo a buen recaudo el cuero 690
CíCLOPE. - Te burlas. Pero, ¿dónde está ese Nadie? po de Odiseo.
67.5 CORIFEO. - En ninguna parle, Cíclope. CtCLOPE. - ¿Cómo dices? Has cambiado de nombre
C{CLOPE. - El extranjero, dale cuenta de una vez, y pronuncias uno nuevo.
ODISEO. - El que me puso el que me engendró:
Odiseo. Tú debías pagar el castigo por tu impío ban-
4\ El peán es un canto de triunfo. La frase es tá impregnada quete, pues en vano habría incendiado Troya, si no te 69.5
de una amarga ironía. hubiera hecho pagar el asesinato de mis compañeros.
42 A modo de puerta, por donde nadie pueda P:lS:lr.
CfCLOPE. - ¡Ay, ay! Se ha cumplido el antiguo
4l Odiseo se había presentadO al Cíclope con d nombre dc
_Nadie., lo cual es aprovechado por Eurípides para causar la oráculo, según el cual yo quedaría ciego por tu mano,
hilaridad con fra ses d e doble sentido. al regreso de Troya, pero también predijo que tú
140 TRAGEOIAS
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700 pagarías el castigo por ello. zarandeado durante mucho


tiempo en el mar.
ODISEO. - ¡Vete al diablo! Bueno. en realidad ya es
cosa hecha lo que te digo. Yo me voy a la costa a
lanzar el casco de mi nave al mar de Sicilia en direc-
ción a mi patria.
CíCLOPE. - Eso no sucederá, pues, arrancando un
70$ trozo de esta roca, lo arrojaré sobre ti y te destrozaré
con tus compañeros de navegación. Iré arriba, a lo alto
del acantilado, aunque esté ciego, arrastrándome con
el pie por esta cueva de doble salida. (Entra en la
gruta.)
CORIFEO. - Y nosotros acompañaremos en la nave-
gación a este Odisea, y serviremos en el futuro a Baco.

TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS · 265


266 · TEXTOS CON CÍCLOPES, ESFINGES, SIRENAS Y MINOTAUROS

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