Técnicas de Patrullaje

Como miembro de la Policía Nacional he laborado en diversos grupos operativos, y la experiencia

me ha indicado que las técnicas de patrullaje, son fundamentales dentro de esta amplia temática.

Conocer cuáles son las características de un buen patrullaje, cuales son los paradigmas para
adelantarlos y más aún, concebir completamente los objetivos y la finalidad del mismo, se
convierten en los insumos necesarios para llevar a cabo esta clase de actividades y salir avante
de ellas.

Un patrullaje es definido como la actividad ejercida con el fin de controlar, persuadir y prevenir la
comisión de hechos punibles o la configuración de comportamientos contrarios a la convivencia
que pueden derivar en estos. Así pues, se entiende desde la perspectiva policial, que el patrullaje
es en esencia, la actividad primordial del servicio de policía, toda vez que, con su ayuda se
pueden impedir conductas ajenas a la ley y se brinda sensación de seguridad y presencia del
Estado.

Si bien es cierto, esta conceptualización es más catedrática, también lo es que, en la praxis

institucional, y de acuerdo a la definición coloquial de Policía, “El Estado en las calles”; el
patrullaje ofrece todas las garantías de acercamiento a la comunidad y a los fenómenos
sociodemográficos y delictivos que afectan a la sociedad.
Personalmente, la aplicación de una correcta Técnica de Patrullaje, nos permitió en los
Escuadrones Móviles de Carabineros (cuando militaba en ellos), conjurar las intenciones
terroristas del enemigo, cuando me encontraba en la erradicación manual de cultivos ilícitos.

Verbigracia, una mañana en los Llanos Orientales, nos desplazábamos a un cultivo ilegal
plenamente identificado por una patrulla de reconocimiento, con el fin de adelantar la erradicación
manual y aplicando de forma exegética las técnicas vistas en el módulo; pudimos identificar una
amenaza, configurada en un artefacto explosivo artesanal que había dispuesto la subversión de
la zona, para afectar la integridad mía y de mis compañeros.

Tuve la fortuna de contar con compañeros íntegros y profesionales, que no evadían la forma de
realizar un correcto patrullaje, y nos movilizábamos con la distancia requerida, en una vía
terciaria, y uno de mis compañeros se percató de este artefacto que estaba dispuesto a un lado
del camino para agredirnos.

Cuando no se aplican estos preceptos, el enemigo capitaliza el error en nuestra contra y logra
una mayor afectación, a diferencia cuando el ejercicio se hace de forma juicioso y coordinada.
Uno de estos, por allá en el año 2004, cuando se realizaba un reconocimiento, horas después
de un hostigamiento a una base del EMCAR en el municipio de Policarpa (Nariño), donde tres
policías, omitiendo las características de un buen patrullaje, se juntaron durante el mismo a
platicar, y les fue detonada una carga explosiva que, mató a uno de ellos y a los otros dos los
dejó ciegos. Tal vez, si hubieran observado las reglas que contiene una técnica de patrullaje
óptima, el saldo no hubiese sido el mencionado.

Esta clase de experiencias edifican un sector de la psique, que denomino: “la desconfianza en la
calma”, que no es otra cosa, sino permanecer alerta, aunque todo esté tranquilo; ya que, después
de un hostigamiento durante toda la noche, no se puede bajar la guardia, y menos en una
actividad de patrullaje y reconocimiento.

“La felicidad está en hacer lo que nos guste”