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Los Juicios de Dios

En este artículo, queremos considerar los juicios de Dios. Divido los juicios de Dios en dos
amplias categorías. Los juicios preliminares, y el juicio final. Los juicios preliminares de Dios son
muchos. Esto está en contraste bien definido con el juicio final, el cual sólo será uno. Pienso
que es justo decir que sólo Dios conoce todos los juicios preliminares que Él ha traído en el
mundo, o en la humanidad. Habiendo dicho esto, me gustaría revisar algunos de los juicios
preliminares más sobresalientes.

Los Juicios Preliminares de Dios

Adán y Eva: El primerísimo juicio preliminar de Dios fue aquel de Adán y Eva. Cuando la
raza humana justamente había comenzado en la tierra. "Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre
es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y
tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. (23) Y lo sacó Jehová del
huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. (24) Echó, pues, fuera al
hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se
revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida” (Gen 3:22-24 VRV).

El hombre nunca se ha recobrado de aquel juicio. La raza humana se convirtió en una raza
moribunda, y como resultado de aquel solo pecado, tenemos la enfermedad, la muerte, y toda
clase de pecado, y toda clase de violencia y sufrimiento que son el fruto, reitero, del pecado de
Adán y Eva. Fue un juicio preliminar con efectos trascendentales.

El diluvio del Día de Noé: El diluvio del día de Noé es, de muchas formas, el juicio
preliminar más impresionante de Dios de todos los tiempos. Como usted sabe, todo ser vivo,
menos ocho personas, se ahogaron como resultado de ese diluvio como está registrado en
Génesis 6-9. Pedro se refirió al diluvio como un acontecimiento que destruyó el mundo que
fue entonces. Refutando el reclamo de los burladores, Pedro dijo, " Estos ignoran
voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y
también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, (6) por lo cual el mundo de
entonces pereció anegado en agua” (2 Pe. 3:5-6 VRV). Eso suena como al fin de mundo. Fue
para todos menos ocho personas, y todo fue tan completamente destruido por el diluvio que
Pedro dice, el mundo de entonces pereció.

La Destrucción de Sodoma y Gomorra: La destrucción de Sodoma y Gomorra fue


otro juicio preliminar de Dios que se anticipó en la historia del hombre. Fue ciertamente un
juicio localizado, pero fue muy crítico y decisivo para aquellos que estaban involucrados. Judas
relata brevemente lo que le sucedió a Sodoma y Gomorra, diciendo, "A los ángeles que no
guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo
oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día; (7) como Sodoma y Gomorra y las
ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos
de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno”
(Judas 1:6-7 VRV). Dos puntos a notar: Judas habla del juicio del gran día (que yo llamo el juicio
final) y describe su castigo como "sufrir la venganza del fuego eterno". Se sabe que el fuego ya
no arde, pero el efecto ha sido una destrucción eterna.

Las plagas en contra de Egipto: Podemos no pensar acerca de eso muy a menudo,
pero Dios trató muy severamente a Egipto con el fin de traer la liberación de su pueblo. ¿Qué
tan serios fueron los juicios de Dios? Escuche lo que los siervos del Faraón tienen que decir,
“Entonces los siervos de Faraón le dijeron: ¿Hasta cuándo será este hombre un lazo para
nosotros? Deja ir a estos hombres, para que sirvan a Jehová su Dios. ¿Acaso no sabes todavía
que Egipto está ya destruido?” (Ex. 10:7 VRV) Este es lenguaje muy fuerte, pero tan malas
como las cosas se habían puesto, se pondrían mucho peor aun cuando Dios tomase el
primogénito nacido en cada familia en Egipto. Sólo los hijos de Israel estaban exentos de este
juicio en contra de Egipto.

Hay muchos otros juicios que podrían ser nombrados. Estos incluyen la destrucción de Jericó,
y de las personas que vivieron en la tierra de Palestina mientras los hijos de Israel marchaban
en la tierra para tomarla como Dios lo había ordenado, porque ahora la maldad de los
habitantes fue tal que Dios decretó que deberían ser destruidos. Los hijos de Israel hicieron
malvadamente y fueron castigados. A veces eran penalidades que ellos pueden haberse
rehusado a reconocer como que eran de Dios. Hablando por Dios, Isaías dice, "¡Oh gente
pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a
Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás. (5) ¿Por qué querréis ser
castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente.
(6) Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y
podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. (7) Vuestra tierra está
destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida por
extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños" (Isa 1:4-7 VRV). Éstos fueron juicios de
Dios que tuvieron la intención de traer a las personas al arrepentimiento, pero no lo hicieron.

Además de estas cosas, los hijos de Israel, y más tarde los hijos de Judá, fueron conducidos
hacia la cautividad. Aun después de la pérdida de su tierra, y la pérdida de su templo, sólo un
resto alguna vez regresó a su tierra y a su Dios.

La Destrucción de Jerusalén en el Año 70 AD.: La destrucción de Jerusalén fue un


juicio terrible de Dios en contra de las personas de esa ciudad. La ciudad y templo fueron
destruidos y multitudes del pueblo fueron asesinadas. Fue ciertamente un juicio trascendental.
Mientras Jesús preveía lo que iba a ocurrir, leemos, "Y cuando llegó cerca de la ciudad, al
verla, lloró sobre ella, (42) diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día,
lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos” (Lucas 19:41-42 VRV).
Fue "su día". Fue su oportunidad de enderezarse con Dios, pero en lugar de recurrir a Dios, se
volvieron en contra de Él y crucificaron al Hijo de Dios. Dios les dio 40 años para arrepentirse
de lo que habían hecho, por lo menos no para la mayoría. En lugar de eso, rechazaron a Cristo
y acosaron a aquellos que le confesaron.

La destrucción de Jerusalén fue una terrible experiencia según el registro de Josefo, y estoy
seguro de otros registros históricos, pero no fue el fin de mundo, o el fin de la edad Judía,
como a algunos les gusta hacerlo. No Fue ninguno de éstos. La muerte Jesús en la cruz acabó
con la necesidad de sacrificios animales. Dios señaló que Él había terminado con el Sistema
Judío desgarrando el velo del templo en dos. "Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de
arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron” (Mat. 27:51 VRV). Sólo el sumo
sacerdote debía entrar en el lugar santísimo y aun él sólo debía entrar una vez al año. Ahora
que el velo estaba roto en dos, lo que había estado oculto del Lugar Santo estaba ahora visible.
Esto debería haber obtenido su atención, pero no lo hizo.

A algunos les gusta señalar la destrucción de Jerusalén y del templo como que es el fin de la
edad, o lo que muchos de nosotros llamamos, el fin de mundo. Lo que sucedió en la
destrucción de Jerusalén fue horrendo, pero cuando consideramos los juicios preliminares de
Dios, decrece en importancia en casi la insignificancia cuando se la compara con el diluvio del
día de Noé. Jerusalén fue sólo una ciudad. Fue una ciudad importante para estar segura, y fue
el centro de la adoración Judía, pero no veo cómo podemos decir honestamente que la
destrucción de Jerusalén fue el fin de la edad Judía. Su templo había sido destruido en los días
del Antiguo testamento, así es que la destrucción del templo no fue un acontecimiento único.

Revise lo que la Biblia dice acerca del diluvio del día de Noé, "Dijo, pues, Dios a Noé: He
decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí
que yo los destruiré con la tierra” (Gen 6:13 VRV). Eso suena como al fin de mundo: "He
decidido el fin de todo ser”. Compare esto con lo que Pedro dice, "Estos ignoran
voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y
también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, (6) por lo cual el mundo de
entonces pereció anegado en agua; (7) pero los cielos y la tierra que existen ahora, están
reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición
de los hombres impíos” (2 Pedro 3:5-7 VRV).

El Juicio Final está Aún por Suceder: ¿Qué dice Pedro? "El mundo que entonces
existió pereció, siendo inundado con agua". ¡Él dice que pereció! Fue el fin del mundo, pero,
¿fue el último y definitivo fin del mundo? No. ¿Por qué no? ¡Porque estamos todavía aquí! Si
eso no fuera razón suficiente, Pedro procede a decir, " pero los cielos y la tierra que existen
ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio".
Hay una destrucción de este mundo que yo llamo el fin de mundo. Esto está aún por suceder.
Pedro dice que están “guardados para fuego en el día de juicio". Es ese día del juicio que yo
llamo el juicio final. Todos los demás juicios de Dios han sido juicios preliminares. ¿En Serio? Sí,
de hecho serio es apenas la palabra. Dios dijo del diluvio, "He decidido el fin de todo ser” ¿Lo
fue? Dios lo dijo, pero fue todo en un sentido comparativo, no en un sentido absoluto. Lo que
quedó de la humanidad matemáticamente hablando no fue nada. Si "nada" quedó, entonces
toda carne murió. Usamos tales expresiones. Un tornado puede destruir una casa, y eso es lo
que nosotros decimos, " fue una pérdida total". Aun en tales circunstancias, hay usualmente
algunas tablas y otros pedazos que quedaron. Hubo ocho almas que fueron dejadas con vida
después de que Dios dijo, "He decidido el fin de todo ser”, pero hay un juicio aún por venir el
cual será un juicio final. Hay un fin aún por venir el cual será el fin de este sistema mundial
como lo sabemos.

El Nuevo Cielo y la Tierra Nueva: Pedro nos dice sobre unos cielos nuevos y una
tierra nueva: “Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en
los cuales mora la justicia” (2 Pe. 3:13 VRV). Dios también nos dice, a través de la Revelación a
Juan, que habrá un cielo nuevo y una tierra nueva. "Ahora vi un cielo nuevo y una tierra nueva,
porque el primer cielo y la primera tierra habían pasado”. También no había más mar"
(Revelación 21:1 NVRJ). El también dijo, "la primera tierra había pasado”. Pedro nos dice lo que
le sucedió a ella: " Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche, en el cual los cielos
pasarán con un gran ruido, y los elementos se derretirán con calor ardiente; Ambas la tierra y
las obras que están en ellas serán quemadas" (2 Pet 3:10 NKJV). Yo digo, esto no ha ocurrido
aún. Sí, he oído las discusiones de algunos que quieren considerar que todo esto ha tomado
lugar, pero está claro para mí que eso no ha ocurrido.

Estamos todavía esperando ese último gran día cuando, "los reinos de este mundo se hayan
convertido en los reinos de nuestro Señor y de Su Cristo, y él reinará por siempre jamás"!
(Revelación 11:15 NKJV) Este pasaje de Apocalipsis habla de cosas que están aún por suceder.
Muchos de los juicios preliminares de Dios han sido terribles, pero ninguno hasta la fecha
calificará como que es el juicio final de Dios de este mundo y de todas las personas. Hay
algunos que enseñan que la resurrección ya ha tenido lugar. La misma siguiente Escritura
debería ser aplicada a éstos como lo fue para aquellos del primer siglo, "Y su palabra
carcomerá como gangrena; de los cuales son Himeneo y Fileto, (18) que se desviaron de la
verdad, diciendo que la resurrección ya se efectuó, y trastornan la fe de algunos” (2 Tim 2:17-
18 VRV). "Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, (12)
enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo
sobria, justa y piadosamente, (13) aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación
gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo" (Tito 2:11-13 VRV). Estoy aún buscando
“la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador
Jesucristo". Él es nuestra bendita esperanza. Es una esperanza que no debería ser reemplazada
por las enseñanzas de hombres que “trastornan la fe de algunos”.

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