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“Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la
doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de
Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación. Y
también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo
aborrezco” Apocalipsis 2:14-15.
Introducción
“Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la
doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de
Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación”
(Ap. 2:14). En la iglesia de Pérgamo había quienes practicaban la doctrina de
Balaam, profeta que se contaminó y promovió la corrupción del pueblo de Dios
porque se volvió amante del dinero. Su doctrina consistía en inducir al pueblo
al pecado, descarrío sexual, yugo desigual y a la idolatría; y así hacerle perder
la protección de Dios y caer en maldición (Nm. 31:15-16, Jud. 1:11).
“Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos
con la espada de mi boca” (Ap. 2:16). A esta iglesia que estaba mezclada con
la doctrina mundanal, que tenía encubiertamente el espíritu de Balaam y de los
nicolaítas, Jesús le hace un llamado al arrepentimiento; de lo contrario Él la
enfrentará, reprenderá y sentenciará con la Palabra de su boca (Ap. 19:15).
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere,
daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la
piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo
recibe” (Ap. 2:17). El maná hace referencia al pan provisto por Dios, que dio
sustento a Su pueblo en el desierto (Éx. 16). En cambio, el maná escondido se
le dará a comer al vencedor, es un pan de comunión con Cristo que proporciona
bendición y vida espiritual.