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Malnutrición y desnutrición

Desnutrición y malnutrición no son lo mismo. Son dos términos que, si bien


hacen referencia a un mismo concepto, no son para nada sinónimos. Ambos
problemas pueden causar enfermedades y ser consecuencia directa o indirecta
de muerte. Son dos términos igualmente peligrosos para la salud, pero, aunque
uno engloba al otro, cada cual tiene un significado diferente.

¿Qué es la malnutrición?
La malnutrición es lo que popularmente se conoce como “comer mal”. Se puede
deber tanto a la falta de determinados nutrientes necesarios para el organismo,
que pueden desembocar en anemia, problemas del corazón, problemas de
huesos, raquitismo, trastornos nerviosos, etc., como al exceso de ingesta de
otros, que da lugar a diabetes, obesidad, fatiga, depresión, etc.

• Dieta desequilibrada.
• Poca calidad de nutrientes ingeridos.
• La obesidad también es malnutrición.
Comer bien y de forma equilibrada es básico para un desarrollo normal y
completo del cuerpo y la mente. Se calcula que en el mundo hay alrededor de
165 millones de niños que sufren retraso en el crecimiento por causa de la
alimentación.

Alimentarse, con todos los tipos de vitaminas, con las proteínas y minerales
necesarios, es fundamental para el desarrollo del sistema inmunológico. En el
mundo hay unos 2.000 millones de personas que sufren deficiencia de
nutrientes, al mismo tiempo que 1.400 millones tienen sobrepeso. Son la causa,
en cifras, de la malnutrición.

Diversas formas de malnutrición

Desnutrición

La desnutrición es un tipo de malnutrición que se asocia de forma directamente


proporcional a la cantidad y la calidad de los nutrientes que se ingieren.

• La desnutrición es la causa de la subnutrición.


• Se visualiza en deficiencia de peso y altura.
• Puede ser mortal.
La desnutrición aguda se conoce como la causa directa de la subnutrición
(ingesta insuficiente de nutrientes) y es su extensión más crítica. Se traduce en
que el cuerpo ya ha gastado sus propias reservas energéticas. Los músculos
empiezan a consumirse, el cuerpo se debilita, disminuye el sistema inmunológico
y muchos órganos comienzan a fallar.
A la desnutrición crónica es a lo que llamamos, de forma común, hambre y es
una enfermedad sufrida por 55 millones de niños y niñas de todo el mundo. 1 de
cada 6 personas en el mundo no tiene alimentos suficientes para estar saludable
y llevar una vida activa. Son las cifras de la desnutrición.

Existen cuatro tipos principales de desnutrición: emaciación, retraso del


crecimiento, insuficiencia ponderal, y carencias de vitaminas y minerales. Por
causa de la desnutrición, los niños, en particular, son mucho más vulnerables
ante la enfermedad y la muerte.

La insuficiencia de peso respecto de la talla se denomina emaciación. Suele


indicar una pérdida de peso reciente y grave, debida a que la persona no ha
comido lo suficiente y/o a que tiene una enfermedad infecciosa, como la diarrea,
que le ha provocado la pérdida de peso. Un niño pequeño que presente una
emaciación moderada o grave tiene un riesgo más alto de morir, pero es posible
proporcionarle tratamiento.

La talla insuficiente respecto de la edad se denomina retraso del crecimiento. Es


consecuencia de una desnutrición crónica o recurrente, por regla general
asociada a unas condiciones socioeconómicas deficientes, una nutrición y una
salud de la madre deficientes, a la recurrencia de enfermedades y/o a una
alimentación o unos cuidados no apropiados para el lactante y el niño pequeño.
El retraso del crecimiento impide que los niños desarrollen plenamente su
potencial físico y cognitivo.

Los niños que pesan menos de lo que corresponde a su edad sufren insuficiencia
ponderal. Un niño con insuficiencia ponderal puede presentar a la vez retraso del
crecimiento y/o emaciación.

Malnutrición relacionada con los micronutrientes

Las ingestas inadecuadas de vitaminas y minerales (los denominados


micronutrientes) se pueden reunir en un mismo grupo. El organismo necesita
micronutrientes para producir enzimas, hormonas y otras sustancias esenciales
para un crecimiento y desarrollo adecuado.

El yodo, la vitamina A y el hierro son los más importantes en lo que se refiere a


la salud pública a escala mundial; sus carencias suponen una importante
amenaza para la salud y el desarrollo de las poblaciones de todo el mundo, en
particular para los niños y las embarazadas de los países de ingresos bajos.
Sobrepeso y obesidad

Una persona tiene sobrepeso o es obesa cuando pesa más de lo que


corresponde a su altura. Una acumulación anormal o excesiva de grasa puede
afectar a la salud.

El índice de masa corporal (IMC) es una relación entre el peso y la altura que se
utiliza habitualmente para determinar el sobrepeso y la obesidad en adultos. Se
define como el peso de una persona en kilogramos divididos por el cuadrado de
la altura en metros (kg/m²). En los adultos, el sobrepeso se define por un IMC
igual o superior a 25, y la obesidad por un IMC igual o superior a 30.

El sobrepeso y la obesidad pueden ser consecuencia de un desequilibrio entre


las calorías consumidas (demasiadas) y las calorías gastadas (insuficientes). A
escala mundial, las personas cada vez consumen alimentos y bebidas más
calóricos (con alto contenido en azúcares y grasas), y tienen una actividad física
más reducida.

Enfermedades no transmisibles relacionadas con la alimentación

Las enfermedades no transmisibles relacionadas con la alimentación abarcan


las enfermedades cardiovasculares (como el infarto de miocardio y los
accidentes cerebrovasculares, a menudo asociados a la hipertensión arterial)
algunos cánceres, y la diabetes. La mala alimentación y la mala nutrición se
cuentan entre los principales factores de riesgo de esas enfermedades a escala
mundial.

Una deficiente nutrición afecta al universitario

A solo meses para alcanzar el título de comunicador organizacional Fabricio


Ortiz, de 27 años, descubrió que tiene el colesterol alto, condición que aumenta
el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca.
Esa alteración en su estado de salud se produjo, según su médico, por el
consumo recurrente de comida rápida como parte de su rutina universitaria. A él,
por ejemplo, le encantaban las papas fritas, un producto que alcanza las 1 000
calorías, es decir, la mitad de las sugeridas al día por la Organización de las
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO): entre 2 250 y 2 500
para jóvenes de entre 18 y 30 años sedentarios o con actividad física moderada.
La preferencia por la comida ‘chatarra’ genera, según Sara Rivera, asesora
nutricional de Herbalife, la ingesta de entre 4 000 y 4 500 calorías al día, ya que
además de las papas fritas, los universitarios comen hamburguesa, galletas,
chocolates, chicharrón, gaseosas. Esa sobredosis de calorías preocupa porque,
además de ser excesiva, la mayoría proviene de productos que carecen de
nutrientes. Como consecuencia llegan enfermedades como la obesidad,
hipertensión, colesterol alto, diabetes e incluso desnutrición. Los universitarios
también registran mareos y bajo rendimiento académico.
Francisca Cifuentes, nutricionista, añadió que ese consumo desmedido ocurre
porque los estudiantes universitarios omiten el desayuno, la comida más
importante del día, pues llega después de un ayuno prolongado, y también por
la falta de opciones en los lugares aledaños a las universidades y de
presupuesto. Una salchipapa, por ejemplo, alcanza los USD 1,50, mientras que
un almuerzo cuesta entre USD 2,50 y 3. Para reducir el riesgo de sufrir
enfermedades, Cifuentes aconsejó iniciar la mañana con un desayuno que
contenga todos los macro y micronutrientes que el organismo necesita para
enfrentar la jornada estudiantil: proteína, carbohidratos, grasas saludables,
vitaminas y minerales.
Como ejemplo citó: un vaso de leche, fruta picada, huevos y una rebanada de
pan con aguacate. Para días de mayor trajín, Rivera recomendó un batido o
suplementos que contengan todos los nutrientes. Recargadas las energías, los
estudiantes están listos para arrancar con sus clases, que por lo general
empiezan a las 07:00 y terminan a las 19:00, pues muchos estudian en la
mañana y noche. Para evitar la ingesta de comida ‘chatarra’, las especialistas
sugirieron incluir un snack a media mañana y a media tarde.
En total, un estudiante entre los 18 y 30 años debe sumar cinco o seis comidas
al día. La clave, según Cifuentes, es organizar el menú de la semana con
anticipación y aprender a seleccionar la comida más saludable. Ahora que es
tendencia la comida manabita, el plátano verde podría ser una buena alternativa,
siempre que sea cocinado al horno o vapor. El cevichocho es otra opción.

Referencias Bibliográficas

https://www.elcomercio.com/tendencias/nutricion-universitario-comidachatarra-
enfermedades-colesterol.html

https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/malnutrition

https://www.codespa.org/blog/2015/05/20/desnutricion-vs-malnutricion/

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