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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

BLADIMIR RODRÍGUEZ RAMÍREZ


SOCIOLOGÍA JURÍDICA 2019-1

EL DERECHO EN EL SUEÑO DEL CELTA


INTRODUCCIÓN
¿Qué es el derecho? No existe una definición univoca y universal que pueda satisfacer el
conjunto de variaciones que aborda lo que vendría a ser el derecho. Aún así, el campo del cuál
forma parte es bastante amplio, no solo se limita a leyes o normas, como es habitualmente
conocido, sino que atañe cualquier relación que sea de caracter social. Contrariamente, como lo
plantea Kelsen en su famosa teoría pura del derecho (1934) que el derecho debe ser depurado y
aislado de todo elemento político y de las ciencias de la naturaleza, debido a que estas no le son
propias, no tiene grado de verdad, ya que al contrario, el derecho esta implicitamente relacionado
con cualquier relación social, al servirle como medio o tecnica de control de la misma (dice
Kelsen).

Sin más preambulo, en el presente ensayo busco establecer una conexión entre la novela
del premio nobel de literatura Mario Vargas Llosa, Un sueño del celta y el estudio jurídico. Para
dar muestra de que el derecho, no sólo se encuentra presente en los juzgados o en las cortes, sino
que hace parte de nosotros.

Va más alla, es incluyente atañe cualquier relación social posible ¿Por qué? Por que el
derecho es un medio de control social bien lo explicaría Kelsen. Por lo tanto, en el presente
ensayo estableceré la conexión que tiene el derecho con todo, prueba de ello, me basaré en una
novela literaria de autoría del premio nobel Mario Vargas Llosa, la cual se titula El sueño del
celta y extraere todo fragmento relacionado con el derecho.

ANÁLISIS RESPECTIVO
Para un lector común, esta obra literaria tal vez le parezca que solo se trata de la linea del
tiempo de Roger Cassement que imagina, en sus celda, con orden de muerte ya firmada, solo
esperando su muerte. Sin embargo, desde el punto de vista jurídico se puede encontrar una crítica
al colonialismo y neocolonialismo centrado principalmente en pueblos africandos y comunidades
indigenas de america latina. Crítica la cual evidencia un salvajismo del colonializador europeo
aliado con los caciques locales. Además, constituye un estado de naturaleza o natureleza del
hombre las cuales evocan la tortura, la maldad, el sufrimiento, la desesperación, la aniquilación
física y espiritual del hombre, su reducción a una condición infrahumana, animal, peor que la de
los animales libres. Y, no es mejor explicado que el mismo protagonista de la novela, «[…] si
había una sola palabra que fuera la raíz de todas las cosas horribles que ocurrían aquí, esa palabra
era codicia» (93). «[…] una codicia que no conocía límites para el abuso y la crueldad» (345).
Aquí pues, la codicia es la razón principal del salvajismo del hombre o como lo vería
Mario Vargas Llosa la ve en el capitalismo.

Es oportuno citar en este punto su visión general sobre el mundo de ayer y de hoy que explica la
aparición de esta novela a primera vista tardía. En la época actual la discusión mundial sobre el
concepto de la democracia se hace cada vez más ardua. En una entrevista con Juan Jesús Armas
Marcelo quien dirige la Cátedra Vargas Llosa de la Fundación Biblioteca Virtual Miguel de
Cervantes, en ocasión de la atribución del título de Doctor honoris causa de la Universidad de
Sofia San Clemente de Ojrid a Mario Vargas Llosa, el autor explica la sociedad actual en los
términos siguientes:

“Todos los grandes pensadores liberales de la historia, empezando por Adam Smith siempre
dijeron que el capitalismo es un sistema que crea riqueza, crea trabajo y trae progreso, pero que al
mismo tiempo, despierta una codicia, una voluntad de acaparamiento que puede ser enormemente
destructiva –autodestructiva– para una sociedad si no está contrarrestada por una vida cultural y
espiritual muy rica. […] Es una realidad de nuestro tiempo e incluso de nuestros días. Nosotros
hemos visto que el capitalismo crea una modernidad y un progreso extraordinario también crea
una codicia que, por ejemplo, lleva a banqueros y a empresarios a destruir el sistema capitalista
por la misma voluntad de acaparamiento y de acumulamiento de riquezas: esta es en gran parte la
explicación de la crisis que viven hoy día los Estados Unidos y Europa. ¿Qué es lo que ha
pasado? Lo que ha pasado es que se han desplomado enteramente los valores morales que todos
los grandes pensadores liberales creyeron que eran absolutamente indispensables para
contrarrestar, para, de alguna manera, sujetar los humanos dentro de ciertos cauces e impedir que
saliera la bestia que llevamos dentro” [Vargas Llosa, Mario, Cartografías del amor y del poder,
Sofía, Editorial Universitaria San Clement].

Esta bestia es el salvajismo del ser humano, pero dentro de una sociedad que permite su
aparición, como lo señala M. Vargas Llosa.

El escenario donde apareció «la bestia» son las plantaciones caucheras en el Congo y en la
Amazonía y en menor medida las cárceles inglesas con sus condiciones infrahumanas en los
centros de la «civilización».

El Congo en la Amazonía y la Amazonía en el Congo

Roger Cassement, personaje histórico (1 de septiembre de 1864 – 3 de agosto de 1916) es el


protagonista. Diplomático inglés, merecedor de todos los honores del imperio, pero
anticolonialista, es condenado a muerte y ejecutado porque lucha por la independencia de Irlanda.
Para ello había buscado la ayuda de los alemanes que estaban en guerra con Inglaterra, lo que le
valió la acusación de traidor. A causa de su condición de luchador por la libertad de Irlanda, es
vilipendiado y además ultrajado por ser homosexual, otro motivo de marginación moral y social
en la Gran Bretaña de principios del siglo XX.

Toda la novela cuestiona el concepto del colonialismo y el neocolonialismo, de la civilización


llevada como un gran bien a los pueblos o a las «tribus de salvajes» (24). Muestra la distancia
existente entre los ideales proclamados en los que cree ciegamente el joven Roger Casement y los
intereses pecuniarios ocultos detrás de bellas palabras. Casement «[…] repetía convencido las
ideas que impregnaban los textos». Tiene del comercio una idea muy difundida en el mundo
occidental de la modernidad:

[…] era, más que una operación mercantil, una empresa a favor del progreso de pueblos
detenidos en la prehistoria, sumidos en el canibalismo y la trata de esclavos. El comercio llevaba
allá la religión, la moral, la fe, los valores de la Europa moderna, culta, libre y democrática un
progreso que acabaría por transformar a los desdichados de las tribus en hombres y mujeres de
nuestro tiempo (26).

[…] y sale para África, exaltado, como los «cruzados» (27). La hipocresía, la falsedad de los
discursos y de los pregonados valores oficiales se revelan en el lugar de los hechos.

El sueño del celta es una novela histórica por su personaje y actual por los problemas. Se
puede ver también como una biografía novelada de Roger Casement. Se desarrolla en dos ejes
temáticos: la explotación inhumana de las tribus indígenas y la lucha por la libertad de Irlanda, y
en tres espacios geográficos: Africa, la selva del Amazonas y Europa. La novela despierta
múltiples reflexiones acerca de los valores auténticos y simulados, del papel del hombre
«civilizado», de la introducción por la fuerza o la importación de fuera de lo que se autoproclama
«civilización» superior. Estas páginas traen irremediablemente al lector a la actualidad incluso de
Europa. El joven Casement admira a los grandes viajeros David Livingstone y Henry Morton
Stanley que son para él la punta de lanza del progreso que lleva Europa a «los salvajes». Mario
Vargas Llosa, como todo gran escritor, desmitifica estas figuras que fueron un ejemplo de varias
generaciones. Stanley que dirige la expedición hace firmar a caciques y brujos contratos que los
esclavizan. Al principio el joven Casement piensa que esta colonización es preferible a la llevada
por españoles, franceses, ingleses a sangre y fuego. Pero, dos décadas más tarde, Roger Casement
ya sabe «[…] que el héroe de su infancia y juventud era uno de los pícaros más inescrupulosos
que había excretado el Occidente sobre el continente africano» (40).

Otra vez, a finales del siglo XIX y principios del XX resurge la polémica del siglo XVI, originada
por el salvajismo institucionalizado, acerca de si los indios son seres humanos. Casement es el
Bartolomé de Las Casas del siglo XIX y XX. Stanley justifica de la manera siguiente la
colonización:

Vendrán misioneros que los sacarán del paganismo y les enseñarán que un cristiano no debe
comerse al prójimo. Médicos que los vacunarán contra las epidemias y los curarán mejor que los
hechiceros. Compañías que les darán trabajo. Escuelas donde aprenderán los idiomas civilizados.
Donde les enseñarán a vestirse, a rezar al verdadero Dios, a hablar en cristiano y no en estos
dialectos de monos que hablan. Poco a poco reemplazarán sus costumbres bárbaras por las de
seres modernos e instruidos. Si supieran lo que hacemos por ellos, nos besarían los pies. Pero su
estado mental está más cerca del cocodrilo y el hipopótamo que de usted y de mí. Por eso
nosotros decidimos por ellos lo que les conviene […] (43).

Este párrafo resume toda la filosofía y la argumentación de la colonización de las «3 C»:


cristianismo, civilización y comercio. La colonización del Congo que interesa al novelista se abre
tras la conferencia de Berlín de las grandes potencias en 1885, sin la presencia de ningún
congolés, que adjudica al rey belga Leopoldo II un territorio de más de 2 millones de kilómetros
cuadrados y 20 millones de habitantes. Por indicación de Stanley, Leopoldo II reserva para la
corona 250 mil kilómetros cuadrados. Así comienza el saqueo del Congo que diezmó su
población, destruyó las culturas locales y causó un extremo sufrimiento a los nativos. La «misión
civilizadora» resulta un embuste a pesar de que ciertas voces, aún hoy, afirman lo contrario.

CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA

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