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Interpretación de la phrónesis: finalidad del término medio aristotélico

“Todos los hombres desean por naturaleza saber” (Aristóteles, 2008, 980a1). De esta manera
inicia la Metafísica dejando al lector la interpretación de esa frase, pues, en dicha obra se nos
presenta cómo conocemos, y esta, dirá Aristóteles, será la adquisición de la sabiduría
(Sophía) demostrada mediante los principios, las causas. Se nos dice la manera en la que
podemos decir que conocemos mas no el para qué, dicha interpretación tendrá la respuesta
del autor en otra obra; el Protrético, acá se convertirá en una ley soberana, en la mejor virtud
y puesto que ya sabemos el cómo, lo que deviene es el para qué. El conocimiento de la
naturaleza, de los seres vivos y de sus partes carece de sentido sino obramos bien de acuerdo
con ese conocimiento. Deseamos conocer para encontrar la verdad (Aristóteles, 2011).
Evidentemente el concepto de phrónesis en toda la Metafísica tiene un contenido científico,
en cuanto al ser, claro está. De esa forma ya se empieza a conjeturar la sophía con la phrónesis
el conocimiento como adquisición de todo ser humano. Parece ser hasta aquí que esta sea la
finalidad que todo hombre persiga, según Aristóteles, sin embargo, al leer las distintas obras
del estagirita, esencialmente los tratados de ética, podemos darnos cuenta de que no es el
único fin que persigue, o por lo menos, no el supremo y, además, ya la phrónesis no se
encuentra en la ciencia sino en el sujeto. La Sophía se convierte de esa forma en el inicio, en
un camino a seguir para conseguir la Phrónesis, que, por consiguiente, nos conducirá al
objetivo final, la eudemonia.

Todo lo anterior parece ser fácil en la medida que serían las pautas al ultimo grado que todos
aspiramos, empero, hay que realizar una hermenéutica para tratar de sistematizar lo que él
sistematizó de su maestro, Platón. La relatividad a la que se refiere y expone a la Phrónesis
transforma al camino en arduo. Veamos pues, analizando sus tratados éticos de qué manera
se pueden articular las diferentes acepciones, de manera que pueda evidenciarse en la última

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interpretación la importancia de la phrónesis, siendo de los más fundamentales y porque no,
el más importante de sus términos medios.

La Ética Eudemia (EE) gira de principio a fin en torno a un concepto relevante en Aristóteles,
la felicidad (eudemonia). En esta obra nos podemos dar cuenta la manera en la que se expone
la phrónesis traducida como “sensatez”, convirtiéndose en uno de los tres términos necesarios
para la consecución de la eudemonia, tesis central del libro. De la cual empieza a decir que
“es un bien mayor que la virtud” (Aristóteles, 2002, 1214b2). Es menester recordar que las
virtudes en Aristóteles solamente se dan en una parte de nuestra alma, de la división (racional
e irracional) que establece solamente pueden encontrarse en nuestra parte racional tal como
él lo dice “pues la sensatez, la virtud y el placer son internos al alma” (Aristóteles, p. 1219a).
Es decir que hacen parte del sujeto para la modificación de la felicidad. Sin esta virtud no es
posible que se piense a un hombre feliz en Aristóteles, puesto que cada cosa tiene una
finalidad y esa es la nuestra. Ahora bien, esta virtud ni todas las demás son ciencias, afirmar
tal cosa equivaldría a decir que se produce el mismo efecto que en la ciencia, ejemplo de ello
es utilizar la justicia como injusticia a través de actos. Por consiguiente, si no es ciencia ¿qué
tipo de nexo, cual es el grado de similitud con respecto a la virtud que quiso establecer el
estagirita en la primera cita de este párrafo? O será que, ¿la virtud se sirve de la sensatez?
Parece no ser visible la relación, sin embargo, sí la hay, lo que se puede deducir es que si
bien la sensatez no está en nuestra parte irracional poseemos una razón de por qué actuamos
de un modo determinado. Al estar en la parte racional, del mismo modo se encuentra en la
intelectual, lo que conlleva a concluir que, aunque el nexo no sea notorio (por lo menos en
esta obra) puesto que es entendida como una cualidad intelectual del hombre, hay afinidad
de cierta forma para proporcionar prosperidad, a la que llegamos a través de otros medios.
En los pasajes dedicados a la fortuna, se evidencia claramente, como esto último se convierte
en un medio, en la diferenciación establecida para saber cual es la buena fortuna. De manera
que, en esta obra la felicidad va acompañada de placeres, pero de la que es indispensable, la
sensatez.

En la Gran Ética o Magna Moralia (MM) la finalidad de la phrónesis parece ser un poco
más clara, aunque no difiere del carácter final del que se habló en la obra ya expuesta
anteriormente, por consiguiente, la phrónesis, se convierte en una facultad necesaria para

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alcanzar la verdad, útil para obrar con rectitud y obligatoria para aquel que desee vivir de
acuerdo con la virtud. La eudemonia no deja de ser el carácter constitutivo de esta obra, la
aseveración que sobresale es la etapa en la que se puede hallar, recayendo en un periodo de
tiempo perfecto (adulto) no habiendo cabida o imposibilitándolo en un periodo imperfecto
(niño).

En el Protréptico, si bien no se evidencia un contenido ético (en sentido estricto) mantendrá


a la Phrónesis como un pilar fundamental. En algunos pasajes de los fragmentos, su interés
por cultivar la filosofía en la sociedad permite que se exponga la subordinación existente en
la parte irracional por parte de la racional, de la que ya se había ocupado en la EE, y, de dicha
subordinación, se prevé la importancia de la Phrónesis ya trabajada en MM, pero veamos la
cita con palabras suyas; “debemos entonces cultivar la filosofía si vamos a participar con
rectitud en los asuntos públicos y llevar nuestra vida con provecho” (Aristóteles, 2011, p. 8).
De manera que, la pregunta que intentaron responder Pitágoras y Anaxágoras del para qué
fuimos creados encuentra en Aristóteles una relevancia “para comprender y actuar” pero
correctamente, dicha envergadura pasará desapercibida por toda la edad media y será en la
modernidad donde la retomen.

Finalmente es en la Ética a Nicómaco (EN) donde se expone de manera más eficaz y concisa
la phrónesis, aunque los libros V, VI Y VII tienen mucha relación con la EE, acá se amplía
más en comparación con esta última y las otras obras ya citadas. EN se convierte en la obra
de la que se ocuparán los comentadores de Aristóteles de las distintas épocas (en lo que atañe
a las virtudes) para exponer de manera crítica o analítica lo que quiere decir. En ese sentido,
este escrito analiza el libro VI de dicha obra, pues, es donde se desarrolla de manera
pragmática el término, traducido como prudencia. se convierte en un intelecto necesario de
todo ser humano, para el buen vivir. La potencia noética que tanto caracteriza al aristotelismo
encuentra su punto más alto con respecto a su maestro en esta obra, el tránsito hacia las
virtudes dianoéticas será más evidente en este libro. el bien (agathos) debe desarrollarse en
la práctica para conducirnos al hallazgo del término medio, de la acción y pasión humana.
De tal manera, si lo encontramos, será más fácil obtener la verdad. El agathos vendría a ser
una cualidad, una categoría de este tipo de hombre, tal como lo dice Aristóteles “Y, parece,
claro está, que es propio de un hombre prudente el ser capaz de deliberar sobre lo bueno para

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sí y lo que le conviene” (Aristoteles, 2001, 1140a). De tal afirmación también se concluye
que la prudencia es una virtud y no una técnica, por tanto, no la podemos perfeccionar, en
otras palabras, quien posee un conocimiento, sophía, tiene a su disposición la capacidad
acompañada de la razón claro está, para decidir en lo relativo a la acción en las cosas buenas
del hombre, si hacemos eso somos felices. Nótese el papel fundamental de la phrónesis
relacionado a la sophía y a la eudemonia de la que se hablará mas adelante. Deliberar bien
es el consecuente de algo adquirido, es decir, necesita de un proceso, tanto en la naturaleza
humana, como en la no humana, como se evidencia en la Metafísica.

Se habla de una ética de la acción, de la que la prudencia está definida no como ciencia ni
arte, de aquí que la prudencia tienda más a la acción, es decir; que la ciencia atañe a lo
necesario, el arte a la producción y, si no es ninguno de estos dos entonces es una disposición
practica que concierne a la regla de la acción. identificados los tres saberes aristotélicos estos
son; teórico, practico y productivo, siendo la ética un término medio, se requiere de esa
habilidad para ejercer una deliberación contingente pero justa al final. Parece ser esta la
norma general, pero no lo es, queda evidenciado que existe es el medio adecuado, cada uno
es responsable de encontrar su felicidad que ha de encontrarse según Aristóteles en la
filosofía práctica, esta, como ya se ha dicho, no busca un conocimiento o sabiduría sino, guiar
el comportamiento del hombre para deliberar bien. Esta virtud es algo innato que se evidencia
en la medida que deliberamos de acuerdo con un conocimiento, no es pasión ni potencial.
Deliberar bien es en efecto, cuando alcanzamos una medida convincente, un justo medio, sin
quedarse en ninguno de los dos extremos, ya que, lo esencial es el intermedio. El término
medio debe venir definido no solamente por su referencia a la acción misma o a la misma
cosa, sino también, por relación a nosotros, como sujeto que lo realiza. ¿subjetivismo? No
creo, lo que se ve es que, esta virtud, al ponernos en la disposición de hacer lo que es
conveniente o necesario cuando sea conveniente y en la medida de lo conveniente juega un
papel muy importante la recta razón.

La existencia de la prudencia, como ya nos dimos cuenta, crea un hombre prudente y este a
su vez crea cuales son los justos medios, de manera que tanto el justo como los términos
medios son imprescindibles en todas las obras de Aristóteles. Establecido lo anterior queda
evidente la inmediación de la phrónesis, como término medio de la sophía y la eudemonia.

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Solo queda por aclarar que es eso del término medio para Aristóteles, del que se vale en
varias de sus obras, pero que en EN encuentra sus definiciones más concretas.

Iniciemos con la de EE., “Hay que asumir que en todo lo continuo y divisible hay exceso,
defecto y término medio” (Aristóteles, 2002, p. 1220b9). El término medio tiende a
encontrarse en el centro de los dos extremos, y este esencialmente será lo mejor. Lo anterior
lo ejemplifica de muy excelente manera con numerables ejemplos. En el siguiente cuadro se
evidencian tres de sus ejemplos:

EXTREMO (E) TERMINO MEDIO (TM) EXTREMO (D)


Mezquino Magnifico Ostentoso
Prodigalidad Liberalidad Avaricia
placer Valor Ético Dolor

En MM son pocos los ejemplos que encontramos convirtiéndose la verdad en un termino


medio de la hipocresía y la jactancia, en ese sentido ¿es exceso o defecto? Para Aristóteles
es lo que se opone, lo que está más lejos.

En EN da una respuesta más concisa pero diferente a la que se refería anteriormente, pues,
no se refiere solamente al humano sino al objeto

<<el término medio del objeto>> al que está a la misma distancia de cada uno de los extremos,
cosa que es una y la misma para todo y <<con respecto a nosotros>> aquello que no tiene
exceso ni defecto. Esto en cambio no es lo único ni lo mismo en todo. (Aristóteles, 2001,
1106a).
la anterior cita parece confundirnos respecto a lo establecido en EE, dado que acá se niega lo
que se había afirmado en aquella obra, en un primer ejemplo se evidencia el distanciamiento:

MAYOR TERMINO MEDIO POCO


10 6 2

Realizado de forma numérica no queda claro, por ello hay que acudir a lo que establece más
adelante “… el término medio es elogiable y los extremos no son ni elogiables ni rectos, sino
censurables” (Aristóteles, 2001, 1108a16). Pareciera ser entonces que se convierte en un
sinónimo, algunos de sus ejemplos son:
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EXTREMO TERMINO MEDIO EXTREMO
Placentero Gracioso Diversión
Atrevimiento Valor Miedo
Malevolencia Indigna Envidia

En ese sentido para Aristóteles alcanzar el término medio se convierte en un tipo de hazaña,
en el que alejándonos de lo que es mas contrario conlleva a la finalidad. De manera que si se
realiza eso con la phrónesis la felicidad queda incompleta sin la sabiduría, como dice Guthrie
“ser verdaderamente bueno y sabio, soporta como conviene todo cambio de la fortuna y saca
siempre el mejor partido de las circunstancias” (Guthrie, 1999, p. 355). Remplazando el
término de “fortuna” por “felicidad”, se es necesario tanto la sophía como agathos, y el
agathos solo se encuentra en la phrónesis y la phrónesis solo se halla en el hombre prudente,
por tanto, se requiere de ambos conceptos para la mejor finalidad, la eudemonia. En lo
anterior se encuentra la respuesta a la pregunta, ¿qué tipo de vida es la que queremos para
nosotros, la del placer, la político-social o la contemplativa? en Aristóteles está claro que es
la última, que, contiene todo, donde se encuentra el hombre prudente. El hombre prudente
tiene en sus manos la posibilidad de ser feliz siempre y cuando delibere correctamente. En
los últimos fragmentos del Protréptico se expresa “consideramos entonces que la felicidad
es conocimiento y un tipo de sabiduría, o la excelencia, o tener el máximo gozo o todas estas
cosas” (Aristóteles, 2008, P. 47). La necesariedad de la sabiduría y la felicidad es cada vez
mayor.

No podemos hablar de prudencia sin saber por qué se debe ser prudente, la prudencia en
cuanto virtud del orden práctico es exactamente la capacidad de descubrir y reconocer los
medios o condiciones indispensables para llegar a un fin contingente. Los medios por utilizar
para la consecución regulan nuestra actividad de cara al fin que hemos de alcanzar. La sophía
solo es el principio del orden establecido, esta desempeña un papel de mayordomía, un
descargo de responsabilidad en la ordenación práctica de la acción. Necesitamos de la sophía
si queremos llegar al fin que nos propone Aristóteles, pero es necesario tener claro, que en el
transcurso debemos emplear el medio adecuado, y este es la Phrónesis. Es ineficaz pensar
que podemos encontrar la felicidad sin este intermediario, ambos se complementan.

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Referencias bibliográficas

ARISTOTELES. (2001). Ética a Nicómaco. Madrid: Alianza Editorial.

____________ (2002). Ética Eudemia. Madrid: Alianza Editorial.

_____________ (2008). Metafísica. Madrid: Alianza Editorial.

____________ (2011). Protréptico. Madrid: Editorial Gredos.

GUTHRIE, W. (1999). Historia de la filosofía griega. Tomo 6. Madrid: Editorial Gredos.

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