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Beneficios de la legalización controlada de algunas drogas en la sociedad colombiana

Desde finales del 2011, en Colombia, se ha estado debatiendo el tema acerca de la


legalización de drogas con más fuerza que en épocas anteriores. Esto se dio debido a que
países alrededor del mundo, en especial en América Latina, han legalizado el consumo de
estas. Lo que antes era visto como un tabú, ahora se empieza a ver desde una nueva
perspectiva que muestra los diferentes beneficios tanto económicos como sociales que puede
traer para un país. Existen bandos opuestos con respecto a este tema, pues en algunos casos
se piensa que los resultados de la guerra contra las drogas y el narcotráfico ha sido poco
efectivos debido a que la producción de estas ha aumentado, pues según la ONU, en
Colombia durante el año 2017 los cultivos de coca llegaron a la cifra histórica más alta:
171.000 hectáreas (León, 2017). Se considera que esa guerra lo único que ha traído es
violencia, corrupción y costos económicos para el Estado ya que, a pesar de estos esfuerzos,
las drogas siguen llegando con facilidad a las calles de nuestro país. La pregunta a responder
sería ¿Cuál sería el impacto de la legalización de las drogas para la sociedad colombiana? La
legalización traería beneficios tanto económicos como sociales.

Analizando de manera objetiva los posibles resultados de la legalización controlada de


algunas sustancias psicoactivas denominadas “drogas”, se encuentran diferentes beneficios,
uno de estos, sin duda alguna, se encuentra en materia de economía. Mediante la legalización,
se castiga una gran parte lucrativa del negocio del narcotráfico, esto trae como consecuencia
que este sea menos llamativo y los grandes capos se vean fuertemente debilitados ya que se
estaría atacando directamente su músculo financiero. Los recursos que Colombia destinó a
la lucha contra las drogas entre el 2013 y el 2015 superaron los 3 billones de pesos (Vélez,
2018). De esta manera, el gobierno colombiano, podría dejar de gastar recursos en esta
problemática en invertirlos en otros problemas de la nación. El hecho de que Colombia sea
un país productor al momento de legalizar las drogas y consumirlas directamente acá, le
traería otros beneficios económicos además del ya mencionado anteriormente. Según
Mariana Chávez, en su artículo ¡Hay que legalizar las drogas! El mayor porcentaje de las
ganancias se queda en los países consumidores más no en los productores. El mercado de
cocaína en Estados Unidos es de 34,000 millones de dólares, de los cuales sólo el 1%
corresponde al ingreso de los productores originales, mientras que la venta en los países
consumidores deja el 65 % de esos ingresos, según datos de la Oficina de las Naciones Unidas
contra las Drogas y el Delito (Chávez, 2015).
Teniendo en cuenta estos datos, es evidente que ese porcentaje de los ingresos podría
aumentar si tanto la producción como el consumo se hace directamente en Colombia, el cual
puede ser destinado para usos más beneficiosos. Un claro ejemplo de lo beneficioso que
podría ser para Colombia la legalización de las drogas desde una perspectiva económica es
el caso Canadá. A partir del 17 de octubre de 2018 en Canadá se legalizó el uso recreativo
del cannabis y su industria. Se estima que la legalización impulsará la economía canadiense
y generará de 816 millones a 1.100 millones de dólares en nuevos ingresos en el cuarto
trimestre. (Tiempo, 2018) Si se tiene en cuenta una dimensión de magnitudes con respecto a
Colombia , y se compara con el valor de la cosecha cafetera para el año 2013 , avaluada
aproximadamente en 1100 millones de dólares (3.1 billones de pesos) (Federación de
Cafeteros, 2013). Se puede ver que son cifras supremamente altas equivalentes a al valor de
nuestro producto agrario insignia.

Por otra parte, la legalización de las drogas podría ser beneficiosa en el marco de la seguridad
nacional y de la reducción de la violencia. Esto debido a que actualmente, las leyes que
prohíben tanto el consumo como la comercialización y la producción de las drogas están
generando en muchos casos más muertes y sufrimiento que el consumo de estas. De igual
manera, el efecto que están teniendo es aumentar el crimen y la financiación del terrorismo.
En el momento en que el consumo, producción y comercialización sean legalizados, se
reducirían los costos al momento de adquirirla, lo que se vería reflejado en que muchos
adictos tengan que dejar de delinquir para poder obtener su dosis. El dinero que cuesta
actualmente la persecución del tráfico ilegal se podría emplear en programas de prevención
y rehabilitación. Las sumas destinadas a tales programas podrían ser incluso mayores si el
gobierno decidiera establecer un impuesto sobre las drogas. Esto, según la propuesta
realizada por Juan Domínguez en su artículo Legalizar las drogas: por qué sí o por qué no,
para la revista de Antiguos Alumnos del IEEM en el 2010. El hecho de no legalizar la droga
en Colombia ha aumentado la violencia, aspecto que se pretendía reducir con el proceso de
paz firmado por el presidente Santos. De acuerdo al fiscal Néstor Humberto Martínez,
durante el 2010, se habían registrado 3.491 asesinatos derivados de los cultivos de coca y las
rutas del narcotráfico. Esta cifra representa un aumento del 7,2% con respecto al 2017. Es
tanto así que se señaló la prohibición de las drogas como “El verdadero enemigo de la paz”
(Domínguez, 2010).

Un ejemplo claro en donde se evidencia que la prohibición de sustancias no siempre es el


mejor camino para controlar una sociedad , fue La ley seca, entendida como la prohibición
de vender bebidas alcohólicas, que estuvo vigente en los Estados Unidos entre 16 de
enero de 1920 y el 6 de diciembre de 1933. Durante estos años, en estados unidos se
evidenció un exponencial aumento en el contrabando, corrupción y en los índices de
violencia. Fue durante esta época donde surgió la reconocida figura del legendario
contrabandista Al-Capone, que se estima generaba ingresos de aproximadamente 60 millones
de dólares anuales producto del contrabando de licor. Además, según el departamento de
salud de Estados Unidos solo en 1926 hubo 50.000 muertes producto de la violencia y según
la Oficina de la Prohibición del mismo país, en un solo condado de Kansas había habido
15.000 víctimas de licor adulterado (Bosch, 2008). Estos datos no están muy lejos de nuestra
realidad puesto que al no tener el Estado control sobre la producción y manipulación de las
drogas para exigir controles de calidad, los consumidores se encuentran expuestos a consumir
sustancias bastante peligrosas sin ningún tipo de garantías.

Si bien es cierto que hay efectos positivos, la legalización podría traer bastantes problemas.
Muchas familias se verían afectadas debido a que las personas que no sepan manejar el tema
de manera adecuadas podrían caer en la adicción como pasa con el alcohol u otras sustancias
adictivas actualmente legales. Según el Departamento Nacional de Planeación, en Colombia
durante el 2015, un millón de personas consumía marihuana, 254 mil cocaínas, 83 mil éxtasis
y 78 mil. Lo más alarmante de estas cifras es que “Según datos del organismo estatal de 2017,
6.735 niños están ingresados en el programa de restitución de derechos por consumo de
sustancias psicoactivas del ICBF, 2.488 mujeres, 4.246 hombres” (Semana, 2017).
Analizando estos datos lo que se puede llegar a concluir es que si esto está pasando cuando
actualmente las drogas son ilegales, las consecuencias al momento de la legalización serían
mucho más preocupantes, dañando así la sociedad y las familias colombianas. Esto también
debido al gran número de niños que están teniendo acceso a esto a tan temprana edad. Pues,
si en vez de controlarlos se les anima a seguir haciéndolo al largo plazo los resultados serán
aún más alarmantes.

No obstante, a pesar de lo expuesto anteriormente, se considera que cada individuo debe


gozar de libertad para tomar sus propias decisiones con respecto a su cuerpo y a su vida,
según lo que considere conveniente desde que no afecte a terceros y esté permitido por la ley,
como lo dice el artículo 16 de la Constitución Política de Colombia: “Todas las personas
tienen derecho al libre desarrollo de su personalidad sin más limitaciones que las que
imponen los derechos de los demás y el orden jurídico.” El libre desarrollo de la personalidad
implica tomar decisiones como el consumo de alcohol, tabaco u otras sustancias si este lo
desea. Si estas son legalizadas cumplirían con lo establecido en el artículo ya mencionado
anteriormente, pues estarían permitidas en el ordenamiento jurídico. Una de las razones por
las cuales las personas en su libertad no toman las decisiones adecuadas es por la falta de
información que se origina precisamente porque la ilegalidad de las drogas. Tomando como
referencia el ejemplo de México utilizado por Mariana Chávez en su artículo “En México la
desinformación es muy preocupante –asegura–; la heroína y la nicotina, por ejemplo, son de
las drogas más adictivas, pero los mexicanos creen que la marihuana y la cocaína son más
peligrosas” (Chávez, 2015). Como se puede evidenciar, esto no es algo que pase sólo en
México sino también en Colombia. Debido a que siempre se ha tratado este tema con tanto
tabú muchas personas desconocen realmente las características y efectos de cada droga, y es
por esto caen en la adicción. Si se trata este tema se le puede dar a la persona la capacidad de
elegir por ellos mismos siendo totalmente conscientes de lo que están haciendo y así respetar
su libertad de decisión. Con la legalización no necesariamente aumentaría el consumo,
porque desaparecería la curiosidad y el atractivo de lo prohibido. La legalización traería
consigo medidas educativas y preventivas que llegarían al público con mayor facilidad.

Para concluir, se logró evidenciar que son muchos los beneficios que trae la legalización
controlada de las drogas para un país como Colombia, tanto económicos como sociales. Este
prejuicio que se tenía acerca de este tema se ha ido combatiendo a nivel mundial con el
ejemplo de países como Uruguay y Canadá quienes ya implementaron esta medida. Pero,
esto no solo lo están aceptando los gobiernos sino también compañías a nivel mundial, pues
Coca Cola, por ejemplo, está probando la posibilidad de implementar el cannabis en sus
bebidas a través del cannabidol, un elemento no psicoactivo del cannabis, con el cual se puede
ayudar a tratar enfermedades como la ansiedad, esquizofrenia, epilepsia y náuseas. Se es
consciente de que las drogas son sustancias muy delicadas, por lo tanto, se propone una
legalización controlada y segmentada, es decir, no todas las drogas aplicarían para la
legalización. Se podría iniciar por el Cannabis que según la Oficina de las Naciones Unidas
Contra la Droga y el Delito es la droga más atractiva con aproximadamente 192 millones de
consumidores a nivel mundial (UNODC, 2017), además ha demostrado buenos resultados su
legalización en el exterior.

Bibliografía
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