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A veces no es posible darle al terreno taludes verticales, pero sí sin apenas talud,
de manera que el exceso de hormigón que representaría el rellenar todo el pozo o
zafia con hormigón compensaría el costo del encofrado, en cuyo caso también suele
suprimirse éste, quedando los cimientos con un pequeño exceso.
En terrenos flojos, en los que no hay la posibilidad antes apuntada, pero que son lo
suficientemente consistentes como para soportar debidamente la masa del
hormigón que gravita sobre ellos, se necesitará encofrar solamente las partes
laterales de la pieza a hormigonar, sirviendo el fondo del terreno como un tablero
más. En este caso, la anchura de la excavación será un poco mayor de la
proyectada con el fin de poder introducir y colocar los tableros laterales con cierta
facilidad, así como, una vez terminado el período de fraguado necesario, poder
retirar la madera con el menor desperdicio posible
DEFINICION DE LA ESTRUCTURA DE CIMIENTOS
EL TERRENO
Las cimentaciones son lo elementos de las construcciones más íntimamente ligados
al terreno sobre el cual se asientan.
Generalmente, los cimientos quedan invisibles, enterrados en el suelo y por debajo
de la fábrica vista. Por ello, los encofrados suelen ser más toscos, menos
cuidadosos, además de ser menos completos, ya que se utiliza parte del terreno
como encofrado, si éste se ha excavado con las dimensiones adecuadas para las
piezas de hormigón que se han proyectado.
En cimentaciones se suelen proyectar dados para arranque de pilares, vigas de
cimentación corridas entre pilares, vigas entre cabezas de pilotes, losas de
hormigón, etc. Cuando la cimentación va enteramente enterrada y el terreno no es
duro, de manera que se ha excavado con taludes verticales y con las dimensiones
proyectadas para la cimentación, no se emplea encofrado, ya que los taludes del
terreno sirven de moldes. Si se emplease encofrado, se pediría la madera al no
poder sacarla, y además no tendría ningún objeto, ya que el terreno cumpliría las
funciones de aquél.
A veces no es posible darle al terreno taludes verticales, pero sí sin apenas talud,
de manera que el exceso de hormigón que representaría el rellenar todo el pozo o
zanja con hormigón compensaría el costo del encofrado, en cuyo caso también
suele suprimirse éste, quedando los cimientos con un pequeño exceso.
DIMENSIONADO
Si el terreno es lo suficientemente consistente como para la excavación pueda
mantenerse con paredes verticales, pero la cementación queda algo por encima del
pleno del terreno, habrá que emplear unos tableros para completar la falta de altura,
tal como se puede ver en la figura 16. Para este tipo de encofrado «a medidas» se
dispondrán los tableros con sus barrotes de hinca, para fijarlos al terreno. Una
carrera irá a todo lo largo del tablero, por su parte superior, en el cual se apoyarán
los puntales y tornapuntas.
ESQUINAS
En las esquinas (figura 21), sobre todo en el interior de la misma, quedan
perfectamente encajados los dos tableros que se encuentran, ya que al disponer los
barrotes extremos a dos centímetros y medio del comienzo de las tablas, que es el
grosor de la mismas, se acoplarán ambas piezas, quedando, además, encajados
los dos barrotes, sirviéndose mutuamente de refuerzo. En la parte exterior de dicho
encofrado se deberá reforzar con tablas verticales, si la presión que vaya a ejercer
el hormigón, es grande.
REFUERZO DE ENCOFRADOS
El descrito anteriormente es un encofrado sencillo, en el que el empuje del
hormigón no es considerable, por lo que las piezas que hemos descrito serán
suficientes para no deformarse durante las operaciones del hormigonado.
Pero cuando por diversas causas, tales como la altura del encofrado, su longitud,
grueso o cualquier otra causa que motive el esfuerzo de los tableros para su mejor
trabajo en obra, se debe disponer de otras piezas que hagan más eficaz la labor del
encofrado. Tales piezas pueden ser: los ejiones, las carreras, las dobles carreras,
etc.
Ejiones
Son piezas o recortes de tablas de 12 a 18 cm de largo, que se clavan en la parte
superior de los barrotes extremos y un intermedio, si el tablero tiene mucha longitud.
Esta altura debe ser tal que, al colocar apoyada encima la carrera, sobresalgan unos
centímetros de tablero. En la figura 31 se ve la colocación de los ejiones en un
tablero. La distancia aproximada que debe haber entre ellos suele ser,
aproximadamente, de unos dos metros, y a una altura de manera que las carreras
aún salgan por encima de los tableros hasta unos cinco centímetros o poco más.
Carreras
Estas piezas se suelen fabricar con cuadradillo también llamado alfarjía, de
escuadrías de 8 por 8, 10 por 10 ó 12 por 12, según los casos, utilizando los de
mayor escuadría para los tableros que deban soportar grandes esfuerzos. La misión
de estas piezas es la de dar solidez a los tableros en sentido horizontal, es decir,
que el esfuerzo que soporta el tablero a causa de la presión del hormigón, se
transmite a las carreras, las que, a su vez, lo transmiten a los barrotes, de los que,
finalmente, pasean estas cargas al terreno.
En los encuentros de tableros de la s esquinas por lo general las carreras se cruzan,
es decir, sobresalen del tablero varios centímetros, de manera que se refuerzan con
unas tablas que impiden la deformación de los tableros al hacer de tope entre las
carreras. En la figura 32 vemos un pequeño detalle de cuanto decimos.
Tirantes
Para impedir la separación entre los dos tableros que forma el encofrado del
cimiento, hemos visto que se utilizaban unos puntales. También se puede prescindir
de éstos y colocar alambres que impidan esta separación a la hora del hormigonado.
Esta operación se llama atirantado de tableros.
En el atirantado hay que tener en cuenta que las carreras no cubren la junta de las
dos últimas tablas del tablero, con el fin de que se pueda pasar luego por dicha junta
el alambre de atirantar, ya que en caso contrario, habría que perforar un tablero
para permitir dicho paso.
ENCOFRADOS DE CIMIENTOS DE PILARES
Un caso particular en el encofrado de cimientos de pilares. Estos suelen
componerse de dos partes: la base inferior, que gravita directamente sobre la tierra,
que suele ser un prisma de base cuadrada o rectangular, y el tronco de pirámide
intermedio entre la sección del cimiento y la sección del cimiento y la sección del
pilar (figura 36).