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CLASIFICACION DE LOS SUJETOS DE LA RELACION

JURIDICA PROCESAL
a) En cuanto a la función desempeñada: jueces y partes (éstas son el demandante, el
demandado, los intervinientes y los sucesores)
b) En relación a la función judicial desempeñada: jueces de primera instancia, de segunda
instancia, de casación
c) Desde el punto de vista de la posición procesal de las partes: partes Principales y
secundarias (están los terceros que intervienen corno simples coadyuvantes); partes
permanentes (demandante, demandado. imputado o procesado, interventores principales
o coadyuvantes de aquellos)
DISTINTA POSICION DEL JUEZ Y DE LAS PARTES EN EL PROCESO
Los actos procesales de las partes se ejecutan por un motivo especial que su autor tiene o
con un fin concreto y subjetivo que persigue (que no es el fin general del proceso,
naturalmente); es que decir, las partes obran impulsadas por su propio interés.
En cambio, el juez representa únicamente el interés del Estado o de la sociedad en la
realización normal de la justicia; es decir, el fin que el juez persigue (salvo que obre con
mala fe o colusión) es el mismo del proceso.
El sujeto principal de la relación jurídica procesal y del proceso es el juez. En los procesos
civiles dominados por el criterio privatístico, que los consideraba un asunto entre
particulares y les negaba a los jueces las facultades para impulsarlo, para investigar
oficiosamente la verdad de los hechos alegados y para valorar el material probatorio
conforme a las reglas de la sana crítica, la función del juez se encontraba muy disminuida;
pero en los modernos procesos civiles se puso fin a esta situación y se ha recuperado para
el juez la posición de verdadero director del proceso y dispensador de justicia (no de
simple juez espectador, como antes ocurría) De ahí que indudablemente la justicia "es un
problema de hombres, más que de leyes", pues si fallan los jueces se tendrá mala justicia.
1.- EL JUEZ
El Juez, ya sea en forma unipersonal como en forma colegiada, es el que ejerce la función
jurisdiccional, esto es, resuelve las controversias de derecho o dilucida las incertidumbres
jurídicas que se le proponen. La función de administrar justicia, en efecto, se ejerce por
personas naturales o físicas, a quienes el Estado les confiere la potestad de resolver los
conflictos que se le someten para su decisión. Cabe aclarar que si bien la función
jurisdiccional en rigor es desarrollada por personas naturales, empero, el Estado, para el
cumplimiento de su aludida función, ha estructurado los denominados organismos
jurisdiccionales (los Juzgados y los Tribunales), conformado por un solo Juez o por varios
Jueces colegiados. Por ello es que la persona del Juez adquiere una importancia tal que a
él se le confía la tutela del honor, de la libertad, de la vida, de la propiedad de los
ciudadanos, razón por la cual se le exige una serie de requisitos especiales para su
nombramiento, se le rodea de un sin número de garantías para su ejercicio funcional y,
eventualmente, se le impone sanciones cuando incurre en inconducta funcional. La
autonomía y la independencia como garantías de la administración de justicia se han
establecido en función de la persona del Juez. El Juez natural es aquel que ha sido
nombrado de acuerdo con la Constitución Política del Estado y las leyes pertinentes y que
se le asigna un determinado cargo en función a s nombramiento, con el carácter de
permanente, de modo que los usuarios de la administración de justicia tengan
conocimiento pleno de quienes son sus jueces con antelación al planteamiento de alguna
demanda y que el demandado conozca en igual forma al Juez ante quien ha sido
emplazarlo. Concluimos reiterando que el juez es el sujeto central y principal del proceso.
1.1.- DEBERES Y FACULTADES DE LOS JUECES CIVILES
La Ley Orgánica del Poder Judicial señala los deberes, los derechos y las facultades que
tienen los jueces en general. Nuestro Código Procesal Civil señala los deberes y las
facultades que tienen los jueces civiles, comprendiendo a todos los magistrados que
integran los distintos organismos jurisdiccionales en materia civil, dentro del proceso civil
en concreto. El incumplimiento de esos deberes por los jueces es sancionado por la ley
(Art. 48, último párrafo, CPC).
1.1.1.- DEBERES DE LOS JUECES
Son deberes de los jueces en el proceso civil los siguientes:
a) Dirigir el proceso, velar por su rápida solución, adoptar las medidas convenientes para
impedir su paralización y procurar la economía procesal (Art. 509, inc. 1, CPC). Si los
jueces tienen estos deberes mal se ha hecho en establecer de modo genérico el abandono
del proceso en el nuevo Código. Hay un contrasentido. Esto es lo que se denomina una
antinomia. El abandono del proceso se justifica en los procesos que sólo se impulsan a
instancia de parte.
b) Hacer efectiva la igualdad de las partes en el proceso empleando las facultades que el
Código les otorga (Art. 50, inc. 2, CPC). Este deber concuerda con el principio procesal
contenido en el artículo VI del Título Preliminar del Código denominado principio de
socialización del proceso.
c) Dictar las resoluciones y realizar los actos procesales en las fechas previstas y en el
respectivo orden que ingresan al despacho, salvo prelación legal u otra causa justificada
(Art. 502, inc. 3, CPC), como en el caso de los juicios de alimentos en las acciones de
amparo, en los que la ley prevé la prelación en la decisión frente a otras causas.
d) Decidir el conflicto de intereses o incertidumbre jurídica, incluso, en los casos de vacío
o defecto de la ley, situación en la cual aplicarán los principios generales del derecho, la
doctrina y la jurisprudencia (Art. 509, inc. 4, CPC). Esta previsión hay que concordar con
el principio contenido en el segundo párrafo del artículo III del Título Preliminar del
Código Procesal en estudio. Aquí vale la pena hacer algunos comentarios importantes. Es
que los jueces no pueden dejar de administrar justicia por defecto o deficiencia de la ley.
En tales casos, deben aplicar los principios generales del derecho y, preferentemente, los
que inspiran el derecho peruano (Art. VIII, T. P., CC). Algo más: "El Juez que se niega a
administrar justicia o que elude juzgar bajo pretexto de defecto o deficiencia de la ley
(...)"incurre en el delito de denegación y retardo de justicia previsto y penado por el
Código Penal vigente (Art. 422 CP). Es más: conforme a la Ley Orgánica del Poder
Judicial, las Salas Especializadas de la Corte Suprema ordenarán la publicación trimestral
de las ejecutorias que fijen principios jurisprudenciales que han de ser de obligatorio
cumplimiento en todas las instancias judiciales, los que serán invocados por los jueces en
sus decisiones judiciales como precedente de obligatorio cumplimiento (Art. 22 LOPJ) .
Esta norma en la realidad práctica no se cumple. En cuanto a los principios generales del
derecho, a los que debe acudir el Juez en caso de defecto o de deficiencia de la ley, la
doctrina es discrepante; empero, en el caso práctico, nos inclinamos por señalar que los
jueces, en caso de deficiencia de la ley, deberían decidir el caso concreto de acuerdo con
la regla que el mismo Juez establecería si fuese legislador, pero debiendo inspirarse para
ello en la doctrina y en la jurisprudencia análoga consagrada, así mismo de integración
del derecho si fuese posible. En conclusión, podríamos precisar que la estimación de los
principios generales del derecho y los principios que inspiran el derecho peruano en
particular quedan enmarcadas como una cuestión de la competencia de loa Jueces.
Finalmente, debemos agregar que la Constitución del Estado consagra como una de las
garantías de la administración de justicia la obligación de los magistrados de no dejar de
administrar justicia por vacío o deficiencia de la ley, pues, en tal caso, deben aplicar los
principios generales del derecho y el derecho consuetudinario (Art. 1392 inc. 8, Const.).
En el volumen relativo a la argumentación judicial y la motivación de las resoluciones
judiciales tratamos con alguna amplitud sobre estos temas.
e) Sancionar al Abogado o a la parte que actúe en el proceso con dolo o fraude (Art. 502,
inc. 5, CPC).
f) Fundamentar los autos y las sentencias, bajo sanción de nulidad, respetando los
principios de jerarquía de las normas y de congruencia (Art. 5O2, inc. 6, CPC). Esta
previsión concuerda plenamente con una de las garantías de la administración de justicia
establecida por la carta magna de 1993, que exige al Juez la motivación escrita de las
resoluciones, en todas las instancias, con mención expresa de la ley aplicable y de los
fundamentos de hecho en que se sustentan (Art. 1392, inc. 5, Const.). Esta norma del
Código Procesal Civil tiene congruencia también con los principios constitucionales que
prevén, por un lado, que la Constitución prevalece sobre toda otra norma legal, la ley
sobre cualquier otra norma de inferior categoría, y así sucesivamente, de acuerdo a su
jerarquía jurídica; y por otro lado, que en caso de incompatibilidad entre una norma
constitucional y una ley ordinaria, el Juez prefiere la primera. Igualmente, prefiere la
norma legal sobre toda otra norma subalterna (Art. 138° Const.). Sobre la motivación de
las resoluciones judiciales igualmente tratamos en el volumen relativo a la argumentación
judicial.
g) Por último, el Código establece como un deber procesal que el Juez que inicia la
audiencia de pruebas concluirá el proceso, salvo que fuera promovido o separado. El Juez
sustituto continuará el proceso, salvo que fuera promovido o separado. El Juez sustituto
continuará el proceso, pero puede ordenar (no dice debe, como sostienen algunos
estudiosos), en resolución debidamente motivada que se repiten las audiencias si lo
considera indispensable (Art. 50°, último párrafo, CPC).

1.1.2.- FACULTADES GENÉRICAS DE LOS JUECES


Entre las facultades de orden genérico de los jueces civiles podemos señalar las
siguientes:
a) Adaptar la demanda a la vía procedimental que considere apropiada, siempre que sea
factible su adaptación (Art.51°, inc.1, CPC). Esta disposición concuerda con las
previsiones contenidas en los numerales 477°, 487°, 549° del Código, a las que autorizan
al Juez ordenar el uso de determinada vía procedimental en sustitución al propuesto por
el demandante mediante resolución motivada e inimpugnable.
b) Ordenar los actos procesales necesarios al esclarecimiento de los hechos
controvertidos, respetando el derecho de defensa de las partes (Art. 51°, inc.2, CPC).
Dentro de esta facultad puede el Juzgador disponer la actuación de medios probatorios
de oficio cando por ejemplo se trate de derechos indisponibles o presuma dolo o fraude
procesales (Art. 190°, inc.2, CPC), o cuando los medios probatorios ofrecidos por
las partes sean insuficientes para formar convicción, en cuyo caso, el Juez, en decisión
motivada e inimpugnable, puede ordenar la actuación de los medios probatorios
adicionales que considere convenientes (Art. 193° CPC).
c) Ordenar en cualquier instancia la comparecencia personal de las partes a fin de
interrogarlas sobre los hechos discutidos. Las partes podrán concurrir con sus Abogados
(Art. 5191' inc. 3, CPC)
d) Rechazar liminarmente el pedido que reitere otro propuesto por cualquier litigante y
por la misma razón, o cuando a pesar de fundarse en razón distinta, éste pudo ser alegado
al promoverse el anterior (Art. 512, inc. 4, CPC).
e) Ordenar, si lo estima procedente, a pedido de parte y a costa del vencido, la
publicación de la parte resolutiva de la decisión final en un medio de comunicación por
él designado, si con ello se puede contribuir a reparar el agravio derivado de la
publicidad que se le hubiere dado al proceso (Art. 512, inc. 5, CPC).
f) Ejercer la libertad de expresión prevista en el artículo 2°, inciso 4, de la Constitución
del Estado de 1993, con sujeción a lo establecido en la Ley Orgánica del Poder judicial
(Art. 512, inc. 6, CPC).
g) Ejercer las demás atribuciones que establece el Código y la Ley Orgánica del Poder
judicial (Art. 51°, inc. 7, CPC). En efecto, en los dos cuerpos legales anotados
encontramos una serie de facultades específicas que los jueces deben observar, distintas
a las antes señaladas, como el deber de saneamiento del proceso, el deber de rechazar
demandas cuyo derecho subjetivo haya caducado, etc.
1.1.3.- FACULTADES DISCIPLINARIAS DE LOS JUECES
Con el fin de conservar, dentro de la actividad judicial, el respeto y la conducta procesal
correspondientes a la importancia que esa actividad demanda, el Código ha señalado las
siguientes facultades disciplinarias que los jueces civiles; deben utilizar en el desarrollo
de los procesos civiles:
a) Ordenar que se suprima la frase o palabra expresada o redactada en términos ofensivos
o vejatorios (Art. 52°, inc. 1. CPC).
b) Expulsar de las actuaciones judiciales a quienes alteren su desarrollo. Si se trata de una
de las partes, se le impondrá además los apercibimientos que hubieran sido aplicables de
no haber asistido a la actuación (haciéndolas efectivas. se entiende) (Art. 52'. inc. 2. CPC).
Empero, no encontramos un apercibimiento aplicable en el caso propuesto si no son los
señalados por el artículo 296° del Código en examen relativo a determinadas pruebas.
c) Aplicar las sanciones disciplinarias que este Código y otras normas establezcan
(Art.52°. inc. 3. CPC).
1.1.4.- FACULTADES COERCITIVAS DE LOS JUECES
Con el propósito de que las facultades disciplinarias que tienen los jueces no constituyan
letra muerta, el legislador ha establecido las siguientes facultades coercitivas, que los
jueces las pueden usar con el propósito de conservar una conducta procesal correcta el
respeto a la actividad judicial:
a) Imponer multa compulsiva y progresiva destinada a que la parte o quien corresponda
cumpla sus mandatos con arreglo al contenido de su decisión. La multa debe ser
establecida por el Juez discrecionalmente dentro de los límites que fija el Código,
pudiendo reajustarla o dejarla sin efecto si considera que la desobediencia ha tenido o
tiene justificación (Art. 53°, inc. 1. CPC).
b) Disponer la detención hasta por 24 horas de quien resiste su mandato sin justificación,
produciendo agravio a la parte o a la majestad de la justicia representada por los jueces.
En atención a la importancia y urgencia de su mandato, el Juez decidirá la aplicación
sucesiva, individual o conjunta de las sanciones anotadas. Las sanciones se aplicarán sin
perjuicio del cumplimiento del mandato (Art.53°, inc.2, CPC).
1.2.- CLASIFICACION DE LOS PODERES DEL JUEZ
Por el aspecto propiamente jurisdiccional, los poderes del juez identifican con los poderes
de Ia jurisdicción, decisión, poder de coerción, a saber: poder de decisión poder de
coerción, poder de documentación y poder de ejecución.
El poder de decisión comprende el ejercicio de la potestad jurisdiccional para la tutela del
orden jurídico y de la libertad individual, para desatar los conflictos y darle certeza
jurídica a los derechos subjetivos Y las situaciones jurídicas, concretas, mediante la
sentencia, que cuando se trata de procesos contenciosos reviste la calidad especial de cosa
juzgada y para la resolución por providencias interlocutoras de los problemas que se
presenten en el curso del proceso.
En el poder de coerción se incluye sancionar con multas a sus empleados, a los demás
empleados públicos y a los particulares que sin justa causa. Incumplan las órdenes que
les imparta en ejercicio de sus funciones, o demoren su ejecución y sancionar con Pena
de arresto inconmutable hasta por cinco días a quienes le Falten al debido respeto en el
ejercicio de sus funciones o por razón de ello ordenar la devolución de los escritos
irrespetuosos para con los funcionarios, las partes o terceros, expulsar de las audiencias y
diligencias a quienes perturben en curso y sancionar con multas a los empleadores Y
representantes legales que impidan la comparecencia al despacho judicial de sus
trabajadores o representantes, cuando estos deban rendir declaración o atender cualquiera
otra citación que el juez les haga.
El poder de documentación faculta al juez para adoptar las medidas conducentes a
verificar los hechos que interesen al proceso, decretando y practicando pruebas, allegando
directamente documentos no sólo a instancia, de parte sino oficiosamente en toda clase
de procesos.
Los poderes de coerción y de documentación se denominan también de ordenación e
instrucción y comprenden las facultades para investigar oficiosamente los hechos,
decretando pruebas de toda clase y careos entre partes o éstas y los testigos, y las demás.
El poder de ejecución permite que él proceda a cumplir coercitivamente las condenas
impuestas en sentencias y en otras providencias judiciales, para la restitución o de bienes,
para la guarda de personas, para demolición de casas o su construcción, y para el remate
en pública subasta de bienes embargados y secuestrados, con el fin de pagar el valor de
esas condenas y también el de obligaciones emanadas de manera clara, expresa y exigible
de documentos públicos o privados auténticos, emanados del ejecutado o de su causante
y sin que medie providencia judicial previa de condena.
2.- LAS PARTES
2.1.- GENERALIDADES PREVIAS
 Carnelutti: Son los sujetos de la Litis o del negocio, los que tienen poderes y
deberes y que impulsan al proceso (demandante y demandado)
 Guaps: Parte es quien pretende y frente a quien se pretende, o es quien reclama y
frente a quien se reclama y frente a quien se reclama la satisfacción de una
pretensión.
 Chovenda: Parte es el que demanda en nombre propio la actuación de la ley
 Calamandrei: Partes son el que demanda y el que demandado.
 Vescovi: Partes son quienes actúan en el juicio de la posición de actor demandado.
Normalmente en el proceso civil hay dos partes: la parte demandante y la parte
demandada, que pueden ser personas naturales, personas jurídicas, patrimonios
autónomos, etc. Cada parte, por otro lado, puede estar constituida por una o más personas,
dando lugar a la figura procesal del litisconsorcio. La idea de parte excluye la de terceros.
Podemos conceptuar que es parte aquel que, en su propio nombre o en cuyo nombre se
pide, invoca la tutela jurisdiccional de algún derecho subjetivo, promoviendo la actuación
de la voluntad de la ley contenida en el derecho objetivo; también es parte aquel contra
quien se for-mula el pedido. De lo anotado es posible establecer una perfecta distinción
entre el que pide la tutela jurisdiccional y aquel en favor de quien se pide la tutela. Algo
más, en el derecho sustantivo se hace también una distinción entre la parte acreedora (en
términos abstractos y genéricos) y la parte deudora (también en los mismos términos),
diferente, lógicamente, de lo que ocurre en el aspecto procesal, es decir, en la relación
procesal. Normalmente el acreedor en la relación material coincide con la posición que
adopta quien es parte demandante y el deudor con la que adopta la posición de quien es
parte demandada en la relación procesal. Por ello la importancia de determinar las partes
en la relación jurídica material y, luego, las partes en el proceso correspondiente, para
poder explicar la presencia de la relación jurídica procesal que nuestro ordenamiento
procesal que nuestro ordenamiento procesal civil exige como condición para la validez y
eficacia del proceso como instrumento jurisdiccional. Empero, debemos señalar que el
concepto de parte se utiliza con más frecuencia en el ámbito procesal, de modo que parte
en el proceso es quien reclama y contra quien se reclama la satisfacción de una pretensión
procesal. Los terceros incorporados al proceso suelen considerarse como parte en el
proceso, dependiendo de la naturaleza del con que se incorporan a él.
Juan Molares Godo sobre el tema que ahora tratamos escribe: "El concepto de parte no
es exclusivo del proceso; está presente en otras ramas del derecho, y aun en el lenguaje
común, como bien nos lo recuerda SATTA. En efecto, los sujetos ve intervienen en el
contrato suelen denominárseles partes contratantes y, en un sentido más general, se suele
denominar partes a los integrantes de la relación jurídico sustancial, la misma que puede
provenir de una relación jurídica contractual como también extracontractual. La
expresión parte, implica la presencia de un todo, por lo tanto, a una unidad que, en el
campo del derecho sustancial puede ser el contrato, y, en el área procesal es el proceso.
Conviene señalar, entonces, la diferencia del concepto de partes del proceso con los otros
conceptos de parte. La idea de parte implica un devenir; se es parte porque existe una
unidad hacia la cual se converge; esta idea no es ajena al proceso que también implica la
idea de devenir. Sin embargo, a diferencia de los otros campos del sentido común, en el
proceso, la norma, que se pretende hacer valer no es obra de las partes; no son ellas que
las crean o las imponen, siquiera en los aspectos formales, porque ya existen. No ocurre
lo mismo con un contrato, donde la relación jurídica es creación de las partes, generando
ellas sus propias normas sin más limitaciones que el orden público y las buenas
costumbres (Art. V. Título Preliminar del Código Civil)
2.2.- CONCEPTO PROCESAL DE PARTE
Todos los autores distinguen, con mayor o menos claridad, las relaciones extraprocesales
y las procesales, para a su vez separar la noción de parte aplicada a cada una. Cuando se
trata de relaciones procesales el concepto de parte se refiere a quienes intervienen en el
proceso, sin que importe la situación en que se encuentren respecto del derecho sustancial
discutido o por satisfacer y del litigio que sobre ese derecho se haya presentado. De esta
suerte, puede ser parte en el proceso quien no lo sea en la relación sustancial, ni en el
litigio que sobre ella exista, o puede ser parte en dicha relación y en el litigio quien no lo
sea en el proceso. Lo primero, porque puede demandarse sin derecho o sin legitimación
en la causa e interés sustancial para obrar, ya que estas son cualidades que miran a la
relación sustancial y que influyen en la suerte de las pretensiones y en el contenido dela
sentencia, pero no de la sentencia, pero no presupuestos de la acción ni de la calidad de
parte.
Un ejemplo en que se es parte procesal pero no parte en litigio es en el caso del socio que
demanda personalmente cuando ha debido hacerlo el gerente a nombre de la sociedad con
quien existe el litigio, su demanda fracasará, pero su condición de parte del proceso no
puede ser discutida.
Para ser parte basta demandar, inclusive temeraria y absurdamente, o aparecer
demandado. La legitimación en la causa es necesaria solo para ser parte por intervención.
Asimismo, existen partes dentro del proceso que no actúan en interés propio, sino en
interés propio, sino en interés ajeno, como ocurre en Italia cuando el marido ejerce la
acción total, y en Colombia, cuando el defensor de menores o el ministerio público
interviene en las acciones de filiación extramatrimonial, por ser cl presunto hijo impúber
sin representante legal.
Por consiguiente, el concepto procesal de partes es puramente formal, es decir, en materia
civil, laboral y contenciosa administrativa aquel que demanda en nombre propio o en
cuyo nombre se demanda la sentencia o el demandado ejecutivo, mediante el proceso:
quien es demandado directamente o por conducto de su representante, y quien interviene
luego de modo permanente y no transitorio o incidental; esa intervención permanente
puede ser como litisconsortes, como simples coadyuvantes, como terceristas o ad
excludendum y como sucesores de la parte que muere o transfiere sus derechos o se
liquida si es persona jurídica. Pero excepcionalmente es también parte el sustituido en el
proceso, sin que actúe en él ni siquiera por representante, pues el sustituto procesal obra
en nombre propio y por interés personal.
Conociendo quiénes son parte, se sabrá quiénes son terceros en el proceso. Pero el
concepto de parte no mira a la identidad física de las personas que concurren a un proceso
sino a su situación jurídica respecto de él, puesto que existen personas que intervienen,
no en su propio nombre, sino en representación de otras, a sea por mandato de la ley o
por mandato voluntario. Además puede ser parte en el proceso quien no concurre
materialmente si otro lo hace por él, o si ha sido citado legalmente pero se abstiene de
comparecer; y lo será también quien resulte obligado por las actuaciones de una de las
partes de quien es cesionario o causahabiente. Los apoderados y representantes no son
partes, sino lo son sus poderdantes y representados.
La parte demandante y la parte demandada pueden estar formada por una persona o por
un grupo de personas que sostengan en el proceso las mismas pretensiones. También
pueden existir varios imputados y procesados.
2.3.- DEMANDANTE Y DEMANDADO. LAS NOCIONES DE ACTOR Y DE
OPOSITOR
Cuando se trate del proceso de jurisdicción voluntaria existe sólo una parte, que puede
denominarse demandante en un sentido genérico, pero a la que es mejor llamar interesada,
peticionaria o solicitante. En cambio, en los contenciosos existen dos partes enfrentadas,
conocidas en todos los procedimientos con los nombres de demandante y demandado,
aun cuando puedan perseguir el mismo resultado.
Demandante es quien formula la demanda personalmente o por conducto de un apoderado
o representante; demandado es la persona contra quien se dirigen las pretensiones de la
demanda o frente a quien se formulan. En los procesos ejecutivos y de condena puede
decirse que la demanda se dirige contra el demandado, en cuanto contra éste se dirigen
las pretensiones contenidas en ella. En los demás es más apropiado decir que se formula
"frente" a él.
Suele entenderse por actor en sentido lato, no solo el demandante que promueve el
proceso, sino también a quien promueve la segunda instancia mediante el recurso de
apelación; entonces, en ésta sería actor el demandado cuando, por haberle sido
desfavorable la seria del juez inferior, apela ante el superior. Pero es mejor denominarlo
recurrente. Técnicamente actor es sólo quien formula la demanda y con ella ejercita la
acción para promover el proceso.
Opositor es el que sostiene puntos de vista contrarios al de demandante en la primera
instancia o sea el demandado; pero en la apelación y la casación, lo será la parte contraria
a la recurrente cando se opone al recurso y por tanto opositor el demandante o el
demandado. Si la segunda instancia se surte por consulta, es opositora la parte contraria
a aquella en cuyo favor se surte; si ambas apelan o interponen casación, cada una es
recurrente y opositora del recurso de la otra, pero es mejor hablar de recurrente
demandante y recurrente demandado.
2.4.- LA IGUALDAD DE LAS PARTES EN EL PROCESO
Vimos que uno de los principios fundamentales del derecho procesal es el de la igualdad
de las partes ante la ley procesal, y que este principio tiene dos consecuencias: en primer
lugar, que dentro del proceso todas las partes gozan de iguales oportunidades para su
defensa, lo que se funda en la máxima auditur et altera pars, y es una aplicación del
principio más general de la igualdad de los ciudadanos ante la ley, base de la organización
jurídica de todos los Estados modernos; y en segundo lugar, que no son aceptables los
procedimientos privilegiados en consideración a raza, fortuna, nacimiento o religión.
2.5.- PLURALIDAD DE LAS PARTES
En varias ocasiones se ha visto que el proceso contencioso civil laboral o administrativo
ocurre generalmente entre una persona demandante y otra demandada, y que el de
jurisdicción voluntaria se adelanta por solicitud de un interesado; pero es también
frecuente el que varias personas demanden unidas y valiéndose de una demanda, o que
ésta se dirija contra varios demandados. Igualmente puede acontecer que en el curso del
proceso comparezcan otras personas a intervenir, bien sea en sus comienzos o con
posterioridad, como explicamos en el número anterior.
En el primer caso la relación judicial procesal es simple o singular; en el segundo es
múltiple o plural. La acumulación en la demanda puede originarse en una afinidad de
causas o en su conexión.
Esa conexión que permite la acumulación de litigios de varias personas en una demanda
o la reunión de varios procesos, puede ser real cuando sea uno mismo el bien discutido:
causal, cuando sea idéntica la causa jurídica de la pretensión; personal, cuando por lo
menos una de las partes es la misma en los distintos litigios, o instrumental, cuando los
varios litigios sean de tal índole que para su composición sirvan los mismos bienes para
el pago, como sucede en las ejecuciones, o se aducen las mismas razones y: fundamentos
de hecho y derecho por los demandantes en procesos de conocimiento o por el ejecutado
como excepciones.
Pero debe tenerse en cuenta que no podrá existir conexión entre litigios cuando por lo
menos uno de los sujetos no sea común, pues como dice CARNELUTTI, no hay litigios
conexos entre partes totalmente distintas.

2.6.- DERECHOS Y FACULTADES PROCESALES


Existen verdaderos derechos procesales subjetivos y públicos de las partes como los de
acción y contradicción (el primero del actor y el segundo del demandado), de probar o
aducir pruebas al proceso, de recurrir contra las providencias desfavorables del juez, de
concurrir a un proceso, ya iniciado cuando se tiene un interés serio y actual para ello, de
que se le paguen las costas del proceso y se le indemnicen los perjuicios sufridos con
ocasión de este, si triunfan. Son derechos subjetivos que emanan de normas legales de
derecho público: lo cual explica que tengan algunas peculiaridades especiales que en el
número citado explicamos.
El primero existe antes del proceso, puesto que éste se inicia precisamente en razón del
ejercicio de acción por el demandante o si es investigación o proceso penal y no se inicia
de oficio, por acción que ejercita el denunciante o el ministerio público; según surge para
el demandado corno resultado de la admisión de la demanda y para el sindicado o
imputado como efecto de la iniciación del sumario tan pronto aparezca imputaciones
contra él: los demás se originan como consecuencia del trámite del proceso. Los dos
últimos (a las costas y a la indemnización) tienen naturaleza mixta: procesal y sustancial.
El ejercicio de estos derechos subjetivos procesales impone al juez como órgano del
Estado, deberes correlativos, que también son de derecho público: por ejemplo: el deber
de proveer e iniciar el proceso, de citar y oír al demandado o imputado, de decretar las
pruebas oportuna y debidamente solicitadas por las partes, de atender los recursos que se
le interpongan en tiempo y con las formalidades legales, de aceptar la intervención del
tercero que reúna los requisitos legales.
El no ejercicio oportuno de algunos de los derechos subjetivos procesales, puede acarrear
perjuicios o consecuencias desfavorables a su titular, por ejemplo: el no ejercicio
oportuno de la acción puede conducir a la caducidad de la vía procesal especial, como la
posesoria o ejecutiva, e inclusive a la prescripción del derecho sustancial: la no
interposición oportuna del recurso, deja en firme la providencia desfavorable; la no
presentación o petición en tiempo de las pruebas, puede conducir a la sentencia
desfavorable (si el juez en ejercicio de sus facultades oficiosas no lleva al proceso esas
pruebas). Existe entonces una carga procesal.
Conviene, pues a las partes, ejercitar sus derechos procesales oportunamente e inclusive
hacer uso de sus Facultades procesales, porque si bien puede que no reciban perjuicios
por el no ejercicio de las últimas es posible, sin embargo, que se beneficien si las utilizan.
Asumir una conducta activa será siempre beneficioso para todas las partes, en cualquier
clase de proceso, inclusive en el penal, porque la colaboración con el juez para que este
conozca y pruebe los hechos favorables al imputado o sindicado, podrá hacer más posible
la sentencia absolutoria o la disminución de la responsabilidad y la pena.
2.7.- DEBERES PROCESALES DE LAS PARTES
1.- Auxiliar al órgano jurisdiccional, o sea acatando sus disposiciones, cumpliendo con
aportar los medios de prueba, los mismos que pueden ser ordenados de oficio por el juez.
2.- Decir la verdad y observar probidad y lealtad, implica abstenerse de efectuar
peticiones maliciosas o alegar hechos falsos, que tienden a entorpecer el proceso.
2.8.- SUSTITUCIÓN DE LAS PARTES DURANTE EL PROCESO
Por regla general, los sujetos del proceso no se modifican durante su desarrollo. Sin
embargo, por circunstancias excepcionales hay que tener en cuenta la muerte, por ejemplo
se puede dar la sustitución.
Cuando se trata del Juez, la cuestión no afecta al proceso por cuanto el órgano es el mismo
y su continuidad está dada aunque cambien las personas físicas que lo integran. Solo
excepcionalmente, ciertas causas personales que afectan al sujeto, no al órgano, pueden
variar. Así, si el juez había sido recusado o impedido por alguna razón personal, al
cambiar cesarán las causas de recusación o impedimento.
Respecto de las partes, en cambio, la sustitución tiene mayor importancia. Si se trata de
la muerte o incapacidad, como hemos visto, el proceso se detiene y debe continuar con
los herederos del causante o curador del incapaz.
Más complejo todavía, es el fenómeno de la sucesión de partes por la transmisión de los
derechos en litigio (enajenación de la cosa litigiosa, cesión del crédito, etc.) En principio,
las partes iniciales continúan en el proceso y la sustitución debe ser resuelta expresamente
por el juez, con audiencia de la parte contraria. Estos son los requisitos que la doctrina
más relevante exige, aun cuando la legislación uruguaya, así como la de la mayoría de los
países iberoamericanos, nada prevea sobre el tema. Salvo en la que se refiere a algunas
situaciones sustantivas especiales. Y el caso de la acción subrogatoría, que permite ejercer
al subrogante la acción por el subrogado.
Por lo cual entendemos que, cuando se presente un vacío, debe recurrirse a la doctrina
más receptada.
3.- LOS TERCEROS EN EL PROCESO
Es toda aquella persona que interviene en un proceso después que ya está iniciado por los
sujetos procesales (juez y partes), pretende hacer valer su propia pretensión, propios
intereses y derechos es por ello que la ley procesal, el código Procesal vigente ha
considerado esta institución jurídica por ser necesaria e imprescindible en el proceso
iniciado, ya que de no admitirse la intervención se vería perjudicado gravemente en su
derecho, pues muchas personas conciertan para despojar de un derecho que corresponde
a un tercero y actúan simulando ser los verdaderos interesados como demandante y como
demandado.
La diferencia con el litisconsorcio, radica que los litisconsortes están unidos por la misma
relación jurídica, el interés de uno les afecta al interés de los otros y consecuentemente la
sentencia recaerá sobre todos ellos. En cambio el tercero como lo hemos dicho es una
persona ajena que interviene tan solo por tener su propia legitimidad al considerarse titular
de un derecho.

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