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El estudio de la sintaxis funcional de un relato dentro de un análisis estructural, consiste en la

identificación de cada una de las funciones distribucionales e integradoras y el análisis de las


mismas en las tres direcciones de investigación, establecidas por los precursores del
estructuralismo A. J. Greimas, Claude Bremont y Tzvetan Todorov. En el libro Análisis estructural
del relato, lo anterior es previamente introducido por Roland Barthes con el fin de esclarecer dudas
y determinar que las tres direcciones conforman un objetivo de análisis. Como un acercamiento a
la teoría estructuralista, el cuento “Casa tomada” (1946) del escritor Julio Cortázar, será utilizado
como objeto de estudio, no sin antes establecer los primeros recursos que se denotan en la lectura
del cuento. El relato está narrado en primera persona y con focalización interna (el estado de la voz
narrativa no varía en el transcurso del relato). Cuenta con 17 párrafos con 8 diálogos distribuidos
en dos conversaciones.

A primera instancia se denota que las acciones o funciones cardinales que conforman la
historia – 17 en total –, además de ser exiguas, se encuentran dispersas de sí. El primer párrafo
conforma la primera función cardinal puesto que, a pesar de no ser una acción propiamente dicha,
desencadena los acontecimientos siguientes: “Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y
antigua... guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres y toda
la infancia”. La segunda función cardinal se sitúa junto al final de la primera. Mas la tercera, cuarta,
quinta y sexta secuencia se encuentran hasta el sexto párrafo del cuento; la séptima en el séptimo
párrafo, y desde la octava hasta la décimo segunda en el décimo quinto. Por último, la décimo
tercera y décimo cuarta función cardinal están ubicadas en el último párrafo.

Las funciones cardinales tres, cuatro, cinco y seis conforman – lo que denomina C. Bremont
– la primera secuencia. Ésta es una sucesión lógica de los núcleos unidos por una relación de
acción-causa. Entre ellas forman la noción de un microrrelato pues, tiene una acción que da pie a
la consecuencia final, por lo tanto la función cardinal tres es el principio y la seis es el final. El
núcleo número 3 inicia “fui por el pasillo hasta enfrentar la entornada puerta de roble…”; el
protagonista realiza una acción que inaugura el acontecimiento. El núcleo seis inicia “Me tiré
contra la puerta antes de que fuera demasiado tarde, la cerré de golpe, apoyando el cuerpo,…”; el
verbo cerrar indica que el acontecimiento concluye en el punto de partida.

En la segunda secuencia el núcleo ocho inaugura el acontecimiento: “De noche siento sed,
y antes de acostarnos le dije a Irene que iba hasta la cocina a servirme un vaso de agua.” El núcleo
doce finaliza la secuencia: “Cerré de un golpe la cancel y nos quedamos en el zaguán”. Aunque en
ambas secuencias se pudiera establecer una relación paradigmática debido a que la última función
cardinal que las compone está conformada por el verbo cierre y el sustantivo puerta; sin embargo
el inicio de ambas situaciones difiere en cuanto el contexto inicial como la consecuencia que las
precede.

Si bien la historia está conformada por los núcleos cardinales, el resto del texto lo forman
las catálisis. Estas alargan el paso de un núcleo a otro, además de ser prescindibles deben su
existencia a las funciones cardinales. En ellas se describen lugares y acciones que separan dos
puntos importantes. Sin embargo para realizar el análisis de la dirección de investigación de
Todorov, se consideran todas las acciones puesto que de ellas se desprende su lógica dentro del
relato. En las repeticiones se establecen tres tipos de: figuras retóricas, gradación y paralelismo.

En “Casa tomada” el uso de figuras retóricas es escaso, mas un ejemplo claro es la antítesis
utilizada para describir una evolución de sonido que al mismo tiempo disminuye: “Los ruidos se
oían más fuerte pero siempre sordos, a espaldas nuestras.” El uso del paralelismo es explicado
anteriormente en la comparación de las secuencias. Es la gradación la que ocupa una función
importante en la estructura del cuento. En las primeras dos funciones cardinales el narrador informa
al lector de su vida cotidiana a lado de su hermana, al encontrarse con la tercera función cardinal –
e inicio de la primera secuencia – la monotonía es irrumpida bruscamente por “sonidos”. Al
finalizar el acontecimiento de la secuencia, el narrador comenta las acciones/consecuencias que lo
llevan a establecerse tanto física como psicológicamente. Sin embargo este respiro se vuelve a
interrumpir en la octava secuencia que, no sólo evita la monotonía, sino que no permite una
reintegración al ambiente construido en el discurso.

En la lógica de las acciones (Todorov) se establecen además dos modelos; el modelo


triádico y el modelo homológico. El primero indica que el relato está formado por la unión de
micro-relatos – misma dirección de investigación expuesta por Bremont anteriormente –, mas en
el modelo de Todorov deben ser constituidas por tres, a veces dos, para ser analizadas con mayor
facilidad; ejemplos en “Casa tomada”: “Apreté el brazo de Irene y la hice correr conmigo hasta la
puerta cancel, sin volvernos hacia atrás”, y “Rodeé con mi brazo la cintura de Irene (yo creo que
ella estaba llorando) y salimos así a la calle.” En ambos núcleos se realizan tres actos paralelos
ordenados de manera diferente. En el primero a) se realiza contacto físico del narrador con la
hermana, b) la segunda acción implica un alejamiento de la casa, c) se realiza una actitud de
desconsuelo. En el segundo núcleo, el acto de desconsuelo está ubicado en la segunda posición y
el alejamiento de la casa está en la última posición. Mas es la relación de esta estructura sintáctica
la que debe analizarse para realizar el modelo homológico.

Una vez expuestas las funciones distribucionales, siguen las funciones integradoras:
indicios e informantes. Estas funciones son esenciales para la interpretación de los textos. Los
indicios toman un protagonismo en “Casa tomada”; conforman la ambigüedad del cuento. Al ser
conformados por frases, la estructura de esta debe someterse a un análisis lingüístico y
paradigmático. Mismo análisis debe ser realizado en la mayoría de los informantes señalados en el
relato. Si bien, varios son sólo nombres y números, debe prestarse atención a los objetos que
ambientan la casa. Objetos como “puerta de roble”, “cómoda de alcanfor”, “sala con gobelinos”,
etc., prestan plurisignificación a la historia, dado a que todos los objetos juntos en un espacio de
análisis constituyen el aura del relato.

En la vía direccional de la investigación de Greimas – que reflexiona sobre el estudio del


mito de Lévi-Strauss –, como principio jakobsoniano, se encarga de descubrir las relaciones y
oposiciones paradigmáticas y para esto se toma como objeto de estudio las funciones integradoras,
ya que ofrecen una doble significación en el texto. En el indicio “Estábamos bien, y poco a poco
empezábamos a no pensar. Se puede vivir sin pensar.”, la frase se establece como una consecuencia
de la primera secuencia. La frase (formada por dos oraciones) es considerada como parte de la
filosofía del narrador-protagonista puesto que toma el carácter de una opinión. En la primera
oración se utiliza el verbo “empezar” que indica el nacimiento de una acción, mas en la segunda se
establece una situación en concreto con el verbo “vivir” que establece estabilidad atemporal. Este
indicio debe ser comparado junto con un campo semántico en el que se incluyan las funciones
cardinales que dieron paso a una consecuencia. Aunque la armazón sintagmática se preste para una
interpretación independiente, no se debe olvidar que ambas funciones integradoras pueden estar
ligadas más allá de su cercanía sintáctica, sino por sus relaciones paradigmáticas

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