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LA DEMOCRACIA EN EL SIGLO XXI

La democracia es un ideal reconocido mundialmente y es uno de los valores básicos y principios


de las Naciones Unidas. La democracia suministra un medio para la protección y el ejercicio
efectivo de los derechos humanos. Esos valores se han incorporado en la Declaración Universal de
Derechos Humanos y han sido elaborados aún más en el Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos que consagra una multitud de derechos políticos y libertades civiles en los que se basan
las democracias significativas.

Las actividades de las Naciones Unidas en apoyo de la democracia y el buen gobierno son
llevadas a cabo por medio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el
Fondo de las Naciones Unidas para la Democracia (FNUD), el Departamento de Operaciones de
Mantenimiento de la Paz (DOMP), el Departamento de Asuntos Políticos (DAP), la Oficina del Alto
Comisionado para los Derechos Humanos (OACDH), y la entidad de las Naciones Unidas para la
igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres (ONU-Mujeres), entre otros. Tales
actividades son inseparables de la labor de las Naciones Unidas para promover los derechos
humanos, el desarrollo, y la paz y seguridad, e incluyen:

 ayudar a parlamentos a mejorar los controles que permiten que la democracia prospere;
 ayudar a fortalecer la imparcialidad y efectividad de las instituciones nacionales de derechos
humanos y los sistemas de justicia y seguridad;
 ayudar a desarrollar legislación y capacidad para medios de comunicación que aseguren la
libertad de expresión y el acceso a información;
 ayudar a desarrollar políticas y leyes que garanticen el derecho a la libertad de asociación y de
agrupación pacífica;
 suministrar asistencia electoral y apoyo a largo plazo para los órganos de gestión electoral;
 promover la participación de la mujer en la vida pública y política.

Durante los últimos 20 años, las Naciones Unidas ha suministrado varias formas de asistencia
electoral a más de 100 países, incluidos servicios de asesoría, logística, capacitación, educación
cívica, programas computarizados y observación a corto plazo.

La democracia ha surgido como tema fundamental en los resultados de las


principales conferencias y cumbres de las Naciones Unidas desde el decenio de 1990, y entre las
metas de desarrollo por consenso internacional que produjeron. Los líderes mundiales se
comprometieron en la Declaración del Milenio a no escatimar esfuerzos en promover la democracia
y fortalecer el imperio de la ley, así como el respeto de los derechos humanos y las libertades
fundamentales. El documento final de las negociaciones posteriores al 2015, «Transformando
nuestro mundo: Agenda del 2030 para el Desarrollo Sostenible», que será adoptado por los Jefes
de Estado y Jefes de Gobierno los días 25-27 de septiembre de 2015, reafirma el compromiso para
lograr un mundo en el que «la democracia, el buen gobierno y el Estado de Derecho, así como un
entorno nacional e internacional favorable, son esenciales para ese desarrollo».

La Asamblea General de las Naciones Unidas ha reafirmado que «la democracia es un valor
universal basado en la libertad libremente expresada del pueblo para determinar sus sistemas
políticos, económicos, sociales, y culturales, y su plena participación en todos los aspectos de su
vida», como se mencionó anteriormente en el documento final de la Cumbre Mundial en
septiembre de 2005. En esa Cumbre, los gobiernos reanudaron su compromiso a apoyar la
democracia y acogieron el establecimiento de un Fondo para la Democracia en las Naciones
Unidas. La gran mayoría de fondos de FNUD están destinados a organizaciones locales de la
sociedad civil para proyectos que fortalecen la voz de la sociedad civil, promueven los derechos
humanos, y fomentan la participación de todos los grupos en el proceso democrático.

Las Naciones Unidas apoya la participación política de las mujeres, inclusive con esfuerzos para
aumentar la proporción de mujeres elegidas para cargos gubernamentales y fomentar la capacidad
de las mujeres para ser legisladoras eficaces una vez electas. En julio de 2010, como parte de la
reforma de su sistema, la Asamblea General creó ONU-Mujeres, con el mandato de coordinar la
incorporación de la perspectiva de género en la Organización. Al hacer esto, los Estados Miembros
dieron un paso histórico en la aceleración de los objetivos de la organización en temas de la
igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.

Día Internacional de la Democracia


El 8 de noviembre de 2007, la Asamblea General proclamó el 15 de septiembre como Día
Internacional de la Democracia, invitando a los Estados Miembros, el Sistema de las Naciones
Unidas y otras organizaciones regionales, intergubernamentales y no gubernamentales a
conmemorar el Día. El Día Internacional de la Democracia proporciona una oportunidad de
examinar el estado de la democracia en el mundo. La democracia es tanto un proceso como una
meta, y sólo con la plena participación y el apoyo de la comunidad internacional, los órganos
nacionales de gobierno, la sociedad civil y los individuos puede el ideal de democracia tornarse en
realidad para ser disfrutado por todos, en todos lados.

LA DEMOCRACIA Y LAS NACIONES UNIDAS


Cuando los fundadores de las Naciones Unidas redactaron la Carta hace 70 años, no incluyeron la
palabra democracia. En 1945, incluso más que en la actualidad, muchos de los Estados Miembros
no adoptaron la democracia como un sistema. Otros la reclamaron, pero no la practicaron

Y, sin embargo, desde entonces, las Naciones Unidas han trabajado más que cualquier otra
organización para apoyar y fortalecer la democracia en todo el mundo, desde promover el buen
gobierno hasta monitorear elecciones, pasando por apoyar a la sociedad civil, fortalecer las
instituciones, garantizar la libre determinación de los países que estaban bajo mandato colonial y
redactar nuevas constituciones en las naciones post-conflicto.

Esto nos lleva a darnos cuenta de que la democracia es uno de los valores y principios básicos
universales e indivisibles de las Naciones Unidas. Se basa en la voluntad libremente expresada por
el pueblo y está estrechamente vinculada al imperio de la ley y al ejercicio de los derechos
humanos y las libertades fundamentales.

Democracia y la gobernanza democrática en particular, significan que los derechos humanos y las
libertades fundamentales son respetadas, promovidas y se cumplen, permitiendo que las personas
vivan con dignidad.

Los individuos participan en las decisiones que afectan a sus vidas y pueden exigir cuentas a
quienes las toman, en base a normas inclusivas y justas, instituciones y prácticas que gobiernan
las interacciones sociales. La mujer está en pie de igualdad con el hombre en las esferas pública y
privada de la vida y en la toma de decisiones y todos están libres de discriminación por cuestiones
de raza, étnia, clase, género o cualquier otro atributo.

La gobernanza democrática alimenta políticas sociales y económicas que atienden a las


necesidades y aspiraciones de la gente, que se orientan a erradicar la pobreza y a ampliar las
oportunidades que las personas tienen en sus vidas y que respetan las necesidades de futuras
generaciones. En esencia, por lo tanto, la gobernanza democrática es el proceso de crear y
mantener un entorno para acuerdos y procesos políticos inclusivos y que responden a los intereses
de los ciudadanos.

También es importante reseñar que las Naciones Unidas no aboga por un modelo específico de
gobierno,, pero promueve la gobernanza democrática como un conjunto de valores y principios que
deberían seguirse para una mayor participación, igualdad, seguridad y desarrollo humanos.

En el 2007, el Comité de Políticas del Secretario General, el órgano de decisión más alto dentro de
la Secretaría de la ONU, solicitó la elaboración de una estrategia que promueva el enfoque de
apoyo a la democrácia a lo largo de toda la Organización, tomando como base los tres pilares del
trabajo de la ONU, la paz y la seguridad, el desarrollo y los derechos humanos. El Secretario
General encargó al Grupo de Trabajo para la Democracia del Comité Ejecutivo de Paz y Seguridad
- establecido en mayo de 2007 - asegurar el seguimiento regular en las cuestiones de la
democracia, específicamente, en el desarrollo de la estrategia. En este contexto, el Grupo apoyó el
desarrollo de la Nota de orientación del Secretario General sobre la Democracia, publicado en el
2009.

La democracia en el derecho internacional


Si bien la Carta de las Naciones Unidas no incluye ninguna mención de la palabra «democracia»,
las palabras iniciales de la Carta, «Nosotros los Pueblos», reflejan el principio fundamental de la
democracia de que la voluntad del pueblo es la fuente de legitimidad de los Estados soberanos y,
por consiguiente, de las Naciones Unidas en su totalidad.

La Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General en 1948,


proyectó claramente el concepto de democracia declarando «que la voluntad del pueblo será la
base de la autoridad del gobierno». La Declaración especifica los derechos que son esenciales
para una participación política eficaz. Desde su aprobación, la Declaración ha inspirado la
elaboración de constituciones en todo el mundo y ha contribuido notablemente a la aceptación
mundial de la democracia como valor y principio básico universal.

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966) establece la base jurídica de los
principios de democracia con arreglo al derecho internacional, en particular:

 La libertad de expresión (Artículo 19); la libertad de reunión pacífica (Artículo 21);


 El derecho a la libertad de asociación con otras personas (Artículo 22);
 El derecho y la oportunidad de tomar parte en la conducción de los asuntos públicos,
directamente, o por conducto de representantes libremente elegidos (Artículo 25);
 El derecho al voto y a ser elegido en elecciones periódicas genuinas que se realizarán mediante
el sufragio universal e igual y tendrán lugar por voto secreto, garantizando la libre expresión de la
voluntad de los electores. (Artículo 25).

El Pacto es vinculante para aquellos Estados que lo han ratificado. Hasta julio de 2015, el número
de partes del pacto era de 168, lo que constituye aproximadamente el 85% de los Miembros de las
Naciones Unidas.

La Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer estipula
que los 189 estados parte (julio de 2015) deben tomar todas las medidas apropiadas para
garantizar a las mujeres, en las mismas condiciones que a los hombres, el derecho a votar en las
elecciones y a ser elegidas, y la participación en la vida pública y toma de decisiones (artículo 7),
incluso en el plano internacional (artículo 8).

Apoyo a la democracia alrededor del mundo


Las actividades de las Naciones Unidas en apoyo de la democracia y el buen gobierno son
llevadas a cabo por medio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el
Fondo de las Naciones Unidas para la Democracia (FNUD), el Departamento de Operaciones de
Mantenimiento de la Paz (DOMP), el Departamento de Asuntos Políticos (DAP), la Oficina del Alto
Comisionado para los Derechos Humanos (OACDH), y la entidad de las Naciones Unidas para la
igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres (ONU-Mujeres), entre otros. Tales
actividades son inseparables de la labor de las Naciones Unidas para promover los derechos
humanos, el desarrollo, y la paz y seguridad, e incluyen:

 Ayuda a los parlamentos y las estructuras de gobierno local descentralizadas para mejorar los
frenos y contrapesos que permiten el florecimiento de la democracia;
 Promoción de los derechos humanos, el imperio de la ley y el acceso a la justicia, ayudando a
fortalecer la imparcialidad y eficacia de las instituciones nacionales de derechos humanos y de
los sistemas de justicia;
 Garantía de la libertad de expresión y acceso a la información mediante el fortalecimiento de la
legislación y de la capacidad de los medios de información;
 Asistencia electoral y apoyo a largo plazo para los órganos de gestión electoral y;
 Promoción de la participación de la mujer en la vida pública y política.

Se proporcionan aproximadamente 1.500 millones de dólares anuales por conducto del PNUD
solamente para apoyar los procesos democráticos alrededor del mundo, con lo que las Naciones
Unidas constituyen uno de los mayores proveedores de cooperación técnica para la democracia y
la gobernanza a nivel mundial.

La labor política de las Naciones Unidas exige que promueva resultados democráticos; los
organismos de desarrollo tratan de promover las instituciones nacionales como los parlamentos,
las comisiones electorales y los sistemas jurídicos que forman la base de toda democracia; y las
actividades de derechos humanos apoyan la libertad de expresión y asociación, el derecho a
reunirse pacíficamente, la participación, y el imperio de la ley, todos los cuales son componentes
críticos de la democracia.

La Asamblea General de las Naciones Unidas y la democracia


Desde 1988, la Asamblea General ha aprobado por lo menos una resolución por año referente a
algún aspecto de la democracia. La democracia ha surgido como tema fundamental en los
resultados de las principales conferencias y Cumbres de las Naciones Unidas desde el decenio de
1990, y entre las metas de desarrollo internacionalmente convenidas que produjeron. Los Estados
Miembros en la Cumbre Mundial celebrada en septiembre de 2005, reafirmaron que «la
democracia es un valor universal basado en la libertad libremente expresada del pueblo para
determinar sus sistemas políticos, económicos, sociales y culturales y su plena participación en
todos los aspectos de su vida».

El documento de resultados de la Cumbre también subraya que «la democracia, el desarrollo y el


respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales son interdependientes y se
refuerzan mutuamente», y señala que «pese a que las democracias comparten características
comunes, no existe un único modelo de democracia». Los Estados Miembros acordaron promover
el aumento de la representación femenina en los órganos de decisión del gobierno, además de
asegurar la igualdad de oportunidades para participar plenamente en el proceso político (párrafo
58g).

Cinco años antes, los dirigentes mundiales se comprometieron en la Declaración del Milenio a no
escatimar esfuerzos para promover la democracia y fortalecer el imperio de la ley, así como los
derechos sociales y culturales para todos, y fortalecer la capacidad de todos los países para aplicar
los principios y prácticas de democracia y respeto por los derechos humanos.
El documento final de las negociaciones posteriores al 2015, «Transformando nuestro mundo:
Agenda del 2030 para el Desarrollo Sostenible», que será adoptado por los Jefes de Estado y
Jefes de Gobierno los días 25-27 de septiembre de 2015, reafirma el compromiso para lograr un
mundo en el que "la democracia, el buen gobierno y el Estado de Derecho, así como un entorno
nacional e internacional favorable, son esenciales” para ese desarrollo.

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LA DEMOCRACIA Y LOS DERECHOS HUMANOS


Marco normativo de derechos humanos
Los valores de libertad y respeto por los derechos humanos y el principio de celebrar elecciones
periódicas y genuinas mediante el sufragio universal son elementos esenciales de la democracia. A
su vez, la democracia proporciona el medio natural para la protección y la realización efectiva de
los derechos humanos. Esos valores se han incorporado en la Declaración Universal de Derechos
Humanos y han sido elaborados aún más en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos que consagra una multitud de derechos políticos y libertades civiles en que se basan las
democracias significativas.

El nexo entre democracia y derechos humanos figura en el artículo 21(3) de la Declaración


Universal de Derechos Humanos, que establece:

«La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se debe
expresar mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio
universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del
voto».

Los derechos consagrados en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y


Culturales y en instrumentos de derechos humanos posteriores que abarcan los derechos de
ciertos grupos (por ejemplo, los pueblos indígenas, las mujeres, las minorías,las personas con
discapacidades, los trabajadores inmigrantes y sus familias) son igualmente esenciales para la
democracia habida cuenta de que garantizan la inclusión de todos los grupos, incluyendo la
igualdad y equidad con respecto al acceso a los derechos civiles y políticos.

Durante muchos años la Asamblea General de las Naciones Unidas y la ex Comisión de Derechos
Humanos trataron de valerse de los instrumentos internacionales de derechos humanos para
promover una comprensión común de los principios, las normas, y los valores que constituyen la
base de la democracia, con miras a orientar a los Estados Miembros para la formación de
tradiciones e instituciones democráticas internas; y atender sus compromisos en cuanto a derechos
humanos, democracia y desarrollo.
Ello llevó a articular varias resoluciones de la ex Comisión de Derechos Humanos que han
constituido un hito.

En el 2000, la Comisión recomendó una serie de importantes medidas legislativas, institucionales y


prácticas para consolidar la democracia (resolución 2000/47); y en 2002, la Comisión declaró lo
siguiente como elementos esenciales de la democracia:

 Respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales


 Libertad de asociación
 Libertad de expresión y de opinión
 Acceso al poder y su ejercicio de conformidad con el imperio de la ley;
 La celebración de elecciones periódicas, libres y justas por sufragio universal y por voto secreto
como expresión de la voluntad de la población;
 Un sistema pluralista de partidos y organizaciones políticas;
 La separación de poderes;
 La independencia del poder judicial;
 La transparencia y la responsabilidad en la administración pública;
 Medios de información libres, independientes y pluralistas.

Desde su creación en el 2006, el Consejo de Derechos Humanos (sucesora de la Comisión) ha


adoptado una serie de resoluciones que destaca la interdependiente y mutua relación que se
refuerza entre la democracia y los derechos humanos. Algunos ejemplos recientes incluyen las
resoluciones 19/36 y 28/14 sobre «Los derechos humanos, la democracia y el Estado de
Derecho».

Mejorar las carencias democráticas


Los déficits de la democracia, las instituciones débiles y la pobre gobernanza son algunos de los
principales problemas para la realización eficaz de los derechos humanos. La Oficina del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y el Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD) tratan de abordar esos problemas mediante sus servicios
consultivos y programas, que se centran en el fortalecimiento del marco jurídico para la protección
de los derechos humanos y su promoción (reforma institucional y jurídica); la creación de sistemas
nacionales de derechos humanos más fuertes; la implementación de las recomendaciones de la
Revisión Periódica Universal; la inclusión de los segmentos de la sociedad más vulnerables y en
situación de desventaja para reivindicar sus derechos; y la promoción de la conciencia y educación
en derechos humanos.

En las democracias en transición y los países que emergen de conflictos, el ACNUDH colabora con
los gobiernos y los actores nacionales para construir un poder judicial fuerte e independiente, un
parlamento representativo, eficiente y responsable, una institución nacional de derechos humanos
independiente y eficaz, y una sociedad civil dinámica. En contextos inestables el PNUD se centra
especialmente en los derechos humanos a través de su programa sobre el Estado de Derecho,
Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, planificando los proyectos con las Instituciones
Nacionales de Derechos Humanos, en más de 80 países; incluso a través de la disposición del
Punto Focal Mundial sobre la Justicia, Policía y Correcciones, y de la alianza entre el PNUD,
DPKO, ACNUDH, UNODC, ONU Mujeres y otros.

Promoción de la gobernanza democrática


La gobernabilidad democrática, apoyada por las Naciones Unidas hace hincapié en el papel de los
individuos y de los pueblos - todos ellos, sin ningún tipo de exclusión - en la conformación de su
crecimiento humano y el desarrollo humano de las sociedades. Pero los individuos sólo pueden
hacer tales contribuciones cuando su potencial individual se desata a través del ejercicio de los
derechos humanos.

En el 2011, el PNUD ayudó a más de 130 países y dedicó $ 1500 millones en recursos para la
gobernabilidad democrática, haciendo del PNUD el mayor proveedor de este tipo de asistencia en
el mundo. El PNUD apoya uno de cada tres parlamentos en el mundo en desarrollo y una elección
cada dos semanas. En 2014, los programas del PNUD fortalecieron los procesos electorales y
ayudaron a registrar 18 millones de nuevos votantes. Además, también trabaja para promover la
participación, la responsabilidad y la eficacia a todo nivel, con el objetivo de construir estados
eficaces y capaces, responsables y transparentes, incluyentes y sensibles – desde las elecciones
hasta la participación de las mujeres y los pobres.

La Oficina del Alto Comisionado sigue promoviendo la gobernanza democrática al suministrar


apoyo continuo a instituciones democráticas, entre ellas entidades e instituciones nacionales
involucradas en la administración de la justicia; al mejorar la capacidad de los parlamentarios de
participar en la protección de los derechos humanos; al apoyar a la sociedad civil; al facilitar la
creación de constituciones, y al vigilar los derechos humanos en el contexto de los procesos
electorales.

Apoyo a democracias en transición


Los levantamientos populares a nivel mundial fueron dirigidos por los jóvenes, las mujeres y los
hombres de todos los estratos sociales, lo que ha logrado abrir espacios para la participación
ciudadana en la toma de decisiones. Las convocatorias de cambio son un clamor popular en favor
de las elecciones, la participación, la transparencia y el respeto por un espacio democrático. Estos
eventos han reafirmado la importancia fundamental de la gobernabilidad democrática como un
sistema que tiene como premisa la inclusión, la participación, la no discriminación y la rendición de
cuentas.

En las democracias en transición y en los países que salen de situaciones de conflicto, la Oficina
del Alto Comisionado colabora con los gobiernos y otras entidades nacionales para enfrentarse al
pasado a fin de restablecer la confianza del público, y restaurar la paz y el imperio de la ley. La
Oficina del Alto Comisionado ha apoyado activamente programas de justicia transicional en más de
20 países en todo el mundo durante la década pasada. Su apoyo incluye garantizar que factores
de derechos humanos y justicia transicional se reflejen en acuerdos de paz; participar en el diseño
e implementación de consultas nacionales globales sobre mecanismos de justicia transicional;
apoyar el establecimiento de procesos para descubrir la verdad, mecanismos de responsabilidad
judicial, y programas de reparaciones; y mejorar la reforma institucional.

Orientación de los esfuerzos nacionales y regionales


En marzo de 2012, el Consejo de Derechos Humanos aprobó una resolución en la que reafirmaba
que la democracia, el desarrollo, y el respeto de los derechos humanos y las libertades
fundamentales son interdependientes y se refuerzan mutuamente. El Consejo exhortó a los
Estados a realizar esfuerzos continuos para fortalecer el estado de derecho y promover la
democracia, a través de una amplia gama de medidas. A partir de esta resolución, la Oficina del
Alto Comisionado, en consulta con los Estados, las instituciones nacionales de derechos humanos,
la sociedad civil, los organismos intergubernamentales y organizaciones internacionales
pertinentes, publicó un estudio sobre los desafíos, las lecciones aprendidas y las mejores prácticas
en la obtención de la democracia y el estado de derecho desde una perspectiva de derechos
humanos. Basándose en este estudio, en junio de 2013 organizó un panel de discusión sobre
estos temas, con la participación de expertos internacionales.

En marzo de 2015, el Consejo de los Derechos Humanos aprobó la resolución 28/14, que
establece un foro de derechos humanos, democracia y el estado de derecho, y provee una
plataforma, para promover el diálogo y la cooperación en temas concernientes a éstas áreas. Este
foro se llevará a cabo por primera vez en el 2016.

El ACNUDH también trabaja para subrayar la estrecha relación entre los derechos humanos y la
democracia dentro del sistema de las Naciones Unidas. En colaboración con el Departamento de
Asuntos Políticos y el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA
Internacional), el ACNUDH, organizó una «Mesa Redonda sobre Democracia y Derechos
Humanos» en Nueva York en el 2011. La mesa redonda analizó los movimientos democráticos y
sus características, en una serie de Estados, incluidos los que participan en la Primavera Árabe. La
mesa a su vez subrayó la importancia de trabajar con las organizaciones regionales y
subregionales cuando se trate de cambios inconstitucionales de gobierno, y en general cuando se
promueven los movimientos democráticos y las democracias.

La Oficina del Alto Comisionado participa con otras partes del sistema de las Naciones Unidas en
la elaboración de un enfoque coherente a nivel de todo el sistema en lo que respecta a la
democracia y la asistencia constitucional. También trata de asociarse con organizaciones
intergubernamentales que promueven la democracia tales como l’Organisation Internationale de la
Francophonie, la Unión Interparlamentaria, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en
Europa y organizaciones intergubernamentales regionales. La Oficina también proporciona apoyo
dedicado al Fondo de las Naciones Unidas para la Democracia, sirviendo de asesora para el
necesario proceso de adopción de decisiones sobre criterios para financiar el programa y
propuestas de proyectos.

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LA DEMOCRACIA Y LAS ELECCIONES
La difusión de la democracia en todo el mundo es uno de los logros más significativos de nuestra
época. Las elecciones son fundamentales para ello, haciendo posible el acto de libre determinación
previsto en la Carta de las Naciones Unidas. La historia de la Organización está vinculada con las
elecciones desde poco después de su fundación cuando, a fines del decenio de 1940, observó
elecciones en la Península Coreana. Durante la era posterior de fideicomiso y descolonización,
supervisó y observó plebiscitos, referéndums y elecciones en todo el mundo. Hoy en día, las
Naciones Unidas continúa siendo un participante digno de confianza e imparcial, que proporciona
asistencia electoral a aproximadamente 60 países cada año, ya sea a solicitud de los Estados
Miembros o en base a un mandato del Consejo de Seguridad o de la Asamblea General.

La asistencia electoral se basa en el principio establecido en la Declaración Universal de los


Derechos Humanos, de que la voluntad del pueblo, expresada a través de elecciones periódicas y
auténticas, será la base para la autoridad del gobierno. La asistencia electoral también reconoce
los principios de soberanía estatal y la propiedad nacional de las elecciones, y que no existe un
modelo único de democracia.

El objetivo principal de la asistencia electoral es apoyar a los Estados Miembros en la celebración


de elecciones periódicas, incluyentes y transparentes, que sean creíbles y popularmente percibidas
como procesos electorales sostenibles a nivel nacional.

El suministro de asistencia electoral es un esfuerzo colectivo en el que intervienen varios


programas, organismos y departamentos bajo el mandato previsto por la Asamblea General.

Para asegurar el cumplimiento de esos principios, el Subsecretario General de Asuntos Políticos es


el Encargado de la coordinación de las actividades de asistencia electoral, y asesora al Secretario
General sobre cuestiones electorales.

La División de Asistencia Electoral, dentro del Departamento de Asuntos Políticos, evalúa las
necesidades electorales, recomienda parámetros para la asistencia electoral, asesora en el diseño
de proyectos, desarrolla la política electoral, mantiene la memoria institucional, y proporciona
orientación técnica y apoyo en la ejecución de proyectos electorales.

El Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD) es el principal órgano de ejecución de


la asistencia electoral, que incluye el apoyo al desarrollo de las instituciones, los marcos jurídicos y
los procesos. Esta ayuda se entrega como parte del mandato de asistir en la gobernabilidad
democrática a nivel país.

En los entornos de mantenimiento de la paz o de post-conflicto, la asistencia electoral se


proporciona generalmente a través las misiones que se encuentran sobre el terreno, bajo el
auspicio del Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz (DPKO) o el
Departamento de Asuntos Políticos. Componentes militares y de la policía apoyan a los
organismos nacionales encargados de hacer cumplir la ley en la prestación de seguridad para los
procesos electorales.

Otros participantes de las Naciones Unidas involucrados en el suministro de asistencia electoral


son la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, los Voluntarios de las Naciones
Unidas, el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer, la Oficina de las Naciones
Unidas de Servicios para Proyectos, UNESCO, el Fondo de Consolidación de la Paz y el Fondo de
las Naciones Unidas para la Democracia.

En los últimos 20 años, las Naciones Unidas han ayudado a más de 110 Estados Miembros o
territorios que han solicitado apoyo. En su próximo informe bienal a la Asamblea General sobre
esta cuestión, el Secretario General documentará los 68 países que han recibido apoyo de la ONU.
El PNUD, por ejemplo, apoya el desarrollo de una gestión electoral sostenible, fomenta la
participación inclusiva en las elecciones, en particular de las mujeres y los jóvenes y otros grupos
subrepresentados, y coordina el apoyo de los donantes a los procesos electorales. Esto incluye, en
este momento, siete países donde se han desplegado misiones políticas especiales y ocho en las
que se han establecido misiones de paz y donde participan otros actores de la ONU, como el
Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz. En los entornos de mantenimiento de
la paz o de post-conflicto, la asistencia electoral se proporciona generalmente a través las misiones
que se encuentran sobre el terreno, bajo el auspicio del Departamento de Operaciones de
Mantenimiento de la Paz (DPKO) o el Departamento de Asuntos Políticos. Componentes militares y
de la policía apoyan a los organismos nacionales encargados de hacer cumplir la ley en la
prestación de seguridad para los procesos electorales.

La asistencia electoral ha sido un componente crucial y positivo en materia de mantenimiento de la


paz, consolidación de la paz, y en el establecimiento e intensificación de la gobernanza
democrática. A medida que la democracia se ha difundido, también lo ha hecho el papel de las
elecciones como medio de establecer un gobierno legítimo. Las Naciones Unidas han participado
en elecciones en todas las regiones del mundo, entre ellas, Afganistán, Malí, Somalia, Jordania,
Nepal, Bangladesh e Iraq, por mencionar unos pocos. En Túnez, por ejemplo, la ONU apoyó a la
sociedad civil en las elecciones de octubre de 2011 para la Asamblea Nacional Constituyente y
continúa aportando asistencia técnica a las autoridades. En Líbia, apoyó a las autoridades en la
organización y realización de las elecciones al Congreso Nacional General del 7 de julio de 2012.
En 2013, la ONU proveyó apoyo técnico y logístico a las autoridades de Mali en la realización de
las elecciones presidenciales. Las Naciones Unidas se encuentran actualmente en el proceso de
apoyo a la reforma electoral en Afganistán.

Las Naciones Unidas también ha establecido relaciones con las organizaciones regionales e
intergubernamentales que participan en la asistencia electoral, entre los que se incluyen la Unión
Africana; la Unión Europea, el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral; la
Organización de los Estados Americanos, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en
Europa; la Liga de los Estados Árabes y la Organización de la Conferencia Islámica; y la
Comunidad de Desarrollo del África Meridional. Además, con organizaciones subregionales como
la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental y otros socios, tales como las
numerosas organizaciones no gubernamentales internacionales, que trabajan en el campo de la
asistencia electoral, como el Centro Carter, el Instituto Electoral para la Sostenibilidad de la
democracia en África, y la Fundación Internacional para Sistemas Electorales. Estas relaciones
ofrecen oportunidades para la colaboración en actividades de apoyo electoral, así como para el
intercambio de lecciones y experiencias.

Las elecciones en cada país son únicas, y reflejan las características políticas e históricas de los
distintos países. Si bien no hay un único sistema electoral que se adapte por igual a todos los
países, el proceso electoral debe adherirse a obligaciones y compromisos contenidos en
instrumentos internacionales de derechos humanos. Por consiguiente, las Naciones Unidas
abordan cuidadosamente cada solicitud tras una serie de medidas: solicitud oficial; evaluación;
diseño; y ejecución. A menudo se hace un énfasis específico en fortalecer la capacidad de las
entidades nacionales de gestión electoral para implementar comicios creíbles en línea con sus
respectivos mandatos legales.

Se reconoce que al abordar la capacidad de un órgano de gestión electoral por si solo no se han
de producir necesariamente elecciones dignas de crédito. También es necesario que haya un foco
del medio político global en el cual se celebran las elecciones. Por consiguiente, las Naciones
Unidas también realiza esfuerzos para promover la capacidad, además de las autoridades
electorales. Ello implica trabajar con los votantes, los medios de información y la sociedad civil, así
como con otros participantes e instituciones de la gobernanza democrática.

Reconociendo además que incluso una buena elección técnicamente todavía puede encender
quejas y tensiones subyacentes, las Naciones Unidas también está poniendo más atención en
adoptar un enfoque político para prevenir y responder a los actos de violencia asociados a las
elecciones. Esta es la base para la formación continua del personal de campo y el de la sede de la
ONU. Algunos ejemplos de éxito en el compromiso político son las actividades de mediación y
diálogo del Asesor Especial para Yemen, quien trabaja estrechamente con el Coordinador
Residente de la ONU y de la Oficina de país del PNUD para llevar el proceso político adelante; la
Misión de las Naciones Unidas en Liberia, que mantiene consultas intensas con la Comunidad
Económica de los Estados del África Occidental, participó con los actores políticos en un esfuerzo
por rebajar las tensiones antes, durante y después de las elecciones; y la participación del
Representante Especial del Secretario General para el África Occidental en Guinea, quién con el
firme apoyo del Departamento de Asuntos Políticos, facilitó el diálogo entre los actores políticos y
aseguró con ello la reanudación de un proceso electoral estancado.

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LA DEMOCRACIA Y LA SOCIEDAD CIVIL: FONDO DE LAS


NACIONES UNIDAS PARA LA DEMOCRACIA
A nivel mundial, el papel de la sociedad civil nunca ha sido más importante que en este año,
cuando el mundo se prepara para implementar una nueva agenda de desarrollo, acordada por
todos los gobiernos del mundo. Sin embargo, para los activistas de la sociedad civil y las
organizaciones de una serie de países que abarcan todos los continentes, el espacio se está
reduciendo –o incluso se está eliminando– ya que algunos gobiernos han adoptado restricciones
que limitan la capacidad de las ONG para trabajar o para recibir financiación.

Como ha dicho el Secretario General, el sello distintivo de las democracias exitosas y estables es
la presencia de una sociedad civil fuerte y que funciona libremente, en la que el gobierno y la
sociedad civil trabajan juntos por objetivos comunes para un futuro mejor, y al mismo tiempo la
sociedad civil ayuda a que el gobierno rinda cuentas.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Democracia (FNUD) apoya proyectos que fortalecen la
voz de la sociedad civil, promueven los derechos humanos y alientan la participación de todos los
sectores en los procesos democráticos. Se trata de la única entidad de las Naciones Unidas que
tiene en su denominación la palabra “democracia”, el único órgano de las Naciones Unidas que
tiene por propósito primordial apoyar la democracia mediante el empoderamiento de la sociedad
civil; y es una de las entidades más jóvenes del sistema de las Naciones Unidas.

Desde que el Secretario General Kofi A. Annan creó el FNUD en 2005 como un Fondo Fiduciario
General de las Naciones Unidas, ha prestado apoyo a más de 600 proyectos en más de 120
países, con un desembolso total superior a 150 millones de dólares. La diversidad de esos
proyectos abarca desde el apoyo a los esfuerzos de la sociedad civil para lograr la rendición de
cuentas y la transparencia hasta la creación de capacidad para fortalecer la buena gobernanza y el
estado de derecho. La gran mayoría de los recursos del FNUD se destina a organizaciones locales
de la sociedad civil de países que se encuentran tanto en etapas de transición como de
consolidación de la democracia. De este modo, el FNUD desempeña una función nueva, peculiar y
exclusiva, que complementa y amplía la labor tradicional de las Naciones Unidas con los gobiernos
para fortalecer la gobernanza democrática en todo el mundo. Se dirige a la demanda de
democracia y no a su oferta.

Los proyectos del FNUD corresponden a siete esferas principales:

 Activismo comunitario
 Estado de derecho y derechos humanos
 Instrumentos para el conocimiento
 Empoderamiento de la mujer
 Participación de los jóvenes
 Medios de comunicación y libertad de información
 Fortalecimiento de la capacidad de la sociedad civil para la interacción con los gobiernos.

En la selección de proyectos del FNUD en su novena ronda de financiación se hace hincapié


deliberadamente en la participación de los jóvenes, y a ese campo corresponde casi un 50% de los
proyectos escogidos. Esto concuerda con el hecho de que en la actualidad una de cada cinco
personas tiene entre 15 y 24 años. Los jóvenes tienen posibilidades cada vez mayores de
organizarse en redes, conectarse sobre problemas que les importan: desde la injusticia, la
discriminación y el cambio climático hasta los derechos humanos y la necesidad de solidaridad
humana. El hecho corresponde también a que el año 2015 es crucial para las Naciones Unidas, ya
que la comunidad internacional se esfuerza por convenir en nuevas metas de desarrollo sostenible
y un nuevo acuerdo universal y significativo sobre el cambio climático, compromisos que afectarán
a la vida de los jóvenes y que ellos tendrán que llevar adelante.

En 2014, el FNUD recibió más de 2.300 propuestas de proyectos. Los subsidios tienen una cuantía
media de unos 195.000 dólares EE.UU., y las solicitudes son objeto de un proceso de selección
muy riguroso y competitivo. El Fondo depende totalmente de contribuciones voluntarias de los
Estados Miembros. Hasta el momento ha recibido el apoyo de más de 40 gobiernos, que han
aportado una cuantía acumulada superior a 160 millones de dólares. Los principales donantes son
los Estados Unidos y la India.

El FNUD está empeñado en favor de la transparencia y el intercambio de conocimientos. Las


evaluaciones externas de los proyectos completados pueden consultarse en el sitio Web del
FNUD.

Los que siguen son algunos ejemplos de proyectos del FNUD realizados en todo el mundo:

La democracia en acción

La democracia en acción I: Una escuela de procedimientos democráticos para


órganos de autogobierno de todas las regiones de Ucrania
En Ucrania, un proyecto financiado por el FNUD procura aumentar la transparencia y la rendición
de cuentas de los órganos de autogobierno a nivel local introduciendo procedimientos
parlamentarios en la labor diaria de determinados consejos locales de todas las regiones del país,
incluida la oriental. En el marco del proyecto, los representantes de 24 autoridades locales, uno por
cada región de Ucrania, asisten a una Escuela de Normas y Procedimientos Democráticos.

La labor de los participantes está dirigida a la aprobación de enmiendas a los reglamentos de las
autoridades locales competentes a fin de introducir procedimientos parlamentarios y normas
democráticas, que permiten a los consejos transmitir sus reuniones por Internet. Al reunir a
representantes de todas las regiones de Ucrania, la Escuela de Normas y Procedimientos
Democráticos también promueve el concepto de un debate político organizado, inclusivo y pacífico.
El proyecto se ejecuta por el Centro de Recursos de Ucrania Occidental.

La democracia en acción II: El empoderamiento de las comunidades indígenas en


Bolivia mediante documentación legal básica de identidad
En Bolivia, el FNUD financia un proyecto en los departamentos de La Paz y Oruro para ayudar a
empoderar a las comunidades indígenas en los ámbitos jurídico y político. Lo hace
proporcionándoles documentación legal básica de identidad, requisito previo para la participación
democrática de la que muchas de ellas han carecido hasta ahora; fortaleciendo sus conocimientos
y su capacidad para participar en los procesos democráticos y ejercer sus derechos; y mejorando
el acceso a la documentación legal y los derechos básicos para todos, mediante la promoción con
base empírica para lograr cambios institucionales. El proyecto, ejecutado por la Fundación
Microjusticia Bolivia (MJB), también está creando una red de facilitadores de las zonas rurales para
que actúen como núcleos en el establecimiento de centros de asesoramiento jurídico y organicen
campañas jurídicas sobre la manera de obtener la documentación necesaria. También es
importante el hecho de que el proyecto fomenta el debate entre los dirigentes tradicionales y los
funcionarios públicos en reuniones para el establecimiento de redes y un foro.

La democracia en acción III: La defensa de los derechos de las comunidades y los


mineros en la explotación de recursos minerales en la República Democrática del
Congo
En la República Democrática del Congo, un proyecto financiado por el FNUD se ocupa de defender
los derechos económicos, sociales y culturales de las comunidades locales y los mineros
tradicionales en relación con la explotación de los recursos minerales. El proyecto lleva a cabo
actividades de promoción para la reforma jurídica; difusión y explicación de textos jurídicos;
concienciación acerca de los derechos y obligaciones entre los dirigentes comunitarios, el poder
judicial y los administradores de las minas; apoyo a las víctimas de violaciones de derechos;
organización de los mineros tradicionales; y vigilancia de los derechos humanos relacionados con
la explotación de los recursos naturales. El proyecto se ejecuta por la ONG Action pour la
promotion et la défense des droits des personnes défavorisées.

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LA DEMOCRACIA Y LAS MUJERES


La democracia requiere que se escuchen las voces y los intereses de los ciudadanos, y que se
delibere y legisle al respecto. Las mujeres constituyen la mitad de la población mundial y, por ende,
su voz debe ser escuchada en el proceso democrático. La democracia necesita a las mujeres para
preservar su autenticidad y las mujeres necesitan la democracia para cambiar los sistemas y las
leyes que les impiden, y le impiden a las sociedades en su conjunto, lograr la igualdad.

Es mediante la representación democrática que pueden estar representados los intereses de


las mujeres y pueden oírse sus voces. El Artículo 7 de la Convención sobre la eliminación de todas
las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) reitera la importancia de la representación
de las mujeres en la vida política de sus países:
«…los Estados Partes garantizarán a las mujeres, en igualdad de condiciones con los hombres, el
derecho a:
(a) Votar en todas las elecciones y referéndums públicos y ser elegibles para todos los organismos
cuyos miembros sean objeto de elecciones públicas;
(b) Participar en la formulación de las políticas gubernamentales y en la ejecución de éstas, y
ocupar cargos públicos y ejercer todas las funciones públicas en todos los planos
gubernamentales.»

El papel de las mujeres en los procesos democráticos se acentúa más en la resolución aprobada
por la Asamblea General en 2011, sobre la participación política de las mujeres (A/RES/66/130), en
que se reafirma «que la participación activa de la mujer, en pie de igualdad con el hombre, en
todos los niveles de la adopción de decisiones, es indispensable para el logro de la igualdad, el
desarrollo sostenible, la paz y la democracia».

Pese a esos adelantos normativos, esos objetivos, por universales que sean, siguen siendo
inaccesibles para muchas mujeres. El progreso ha sido demasiado lento en cuanto a acrecentar
las cantidades de mujeres en cargos representativos. Sólo el 22 porciento de los parlamentarios
son mujeres, en la actualidad, lo que representa, un lento crecimiento con respecto al 11.3 de
1995. En enero de 2015, 10 mujeres eran Jefe de Estado y 14 Jefe de Gobierno, y sólo el 17 por
ciento de los ministerios estaban en sus manos, la mayoría en áreas de política social, educación y
familia. Las mujeres además están deficientemente representadas en los órganos locales de
adopción de decisiones, como alcaldesas o como miembros de los consejos municipales.

Las mujeres siguen insuficientemente representadas en los puestos electivos. Los países, en su
mayoría, están lejos de alcanzar el "equilibrio de género" del 30% propuesto en 1995 en la
Plataforma de Acción de Beijing. Las instituciones políticas—desde los partidos políticos hasta las
comisiones electorales—suelen carecer de capacidad para asegurar que los intereses de las
mujeres se expresen y se incorporen en las políticas públicas. Las instituciones encargadas de la
rendición de cuentas no aseguran sistemáticamente que los funcionarios ejecutivos se
responsabilicen ante las mujeres por las deficiencias en la protección de los derechos de la mujer o
la respuesta a sus necesidades.

En situaciones posteriores a conflictos, es más evidente la falta de acceso de las mujeres a las
instituciones democráticas y los procesos democráticos. En la resolución 1325 del Consejo de
Seguridad se exhorta a los Estados Miembros a que acrecienten la representación de las mujeres
en todos los planos de adopción de decisiones. En respuesta, en los países donde las Naciones
Unidas llevan a cabo operaciones de mantenimiento de la paz, el Departamento de Operaciones
para el Mantenimiento de la Paz y el Departamento de Apoyo a las Actividades sobre el Terreno
intervienen a fin de facilitar la participación de las mujeres en los procesos políticos y la inclusión
de las mujeres en las estructuras de gobernanza.
Cuatro prácticas fundamentales para asegurar la efectiva
participación política de la mujer
1. Asegurar que las elecciones, tanto locales como nacionales, sean
imparciales y de libre acceso para las mujeres.
Promover medidas especiales transitorias, como establecimiento de cuotas, sanciones aplicables a
los políticos que no cumplan las normas, exención de pago de derechos en el trámite de
presentación de candidaturas, acceso a los medios públicos de difusión, y acceso a recursos
públicos, a fin de acrecentar la participación de las mujeres, tanto en calidad de funcionarias
electas como de funcionarias designadas en instituciones políticas. Asegurar losl procesos de
empadronamiento para posibilitar que las mujeres ejerzan su derecho democrático al voto. En
colaboración con órganos de gestión electoral y con partidos políticos, considerar la adopción
medidas para responder a los factores que impiden la participación de las mujeres en política
(violencia contra la mujer, prejuicios de género en los reportajes en medios de difusión, prácticas
no transparentes de los partidos políticos, falta de financiación de campañas políticas).

2. Apoyar a las organizaciones de la sociedad civil de mujeres a fin de


promover los intereses de la mujer
Proporcionar asistencia a la elaboración de temarios para políticas colectivas, por ejemplo, Cartas
de la Mujer, o a la celebración de Convenciones Nacionales sobre la Mujer. Las mujeres comparten
prioridades, por encima de cualquier diferencia que puedan tener. Esas prioridades compartidas
pueden ser las relativas a su derecho a ocupar cargos públicos o a tener acceso a servicios
mejorados de atención de la salud y cuidado de los niños. Es importante que las mujeres coordinen
acciones, creen coaliciones, colaboren y aseguren la emisión de mensajes en común en tiempos
de cambio. Fomentar la capacidad e impartir cursos de capacitación y desarrollo de aptitudes
prácticas, a fin de promover aptitudes de gestión y comunicación, así como las capacidades de
organización interna de los grupos y movimientos de mujeres

3. Fomentar en las instituciones públicas la rendición de cuentas en


cuanto a la vigencia de los derechos de la mujer.
Asegurar que los procesos de revisión constitucional consideren las repercusiones de las
estructuras de instituciones políticas, judiciales y otras instituciones públicas sobre la participación
de las mujeres, así como sobre el ejercicio de sus derechos sociales, políticos y económicos. Velar
por que las revisiones constitucionales aseguren la armonización con las normas internacionales
de derechos humanos. Promover mecanismos de rendición de cuentas y reforma de la gobernanza
que respondan a las necesidades de las mujeres; por ejemplo, prestación de servicios que tengan
en cuenta las cuestiones de género, acceso a la justicia, presupuestación y acceso a la
información. Asegurar que se establezcan procesos de responsabilización por conducto de los
cuales las autoridades públicas rindan cuentas de su desempeño con respecto a los compromisos
nacionales en pro de la igualdad entre los géneros y los derechos de la mujer.

4. Apoyar a las mujeres líderes políticos a fin de ampliar su influencia.


Apoyar el desarrollo de aptitudes y capacidades, tanto en las candidatas como en las líderes
electas. Este apoyo abarca la capacitación con fines de adquisición de aptitudes (debate y
modalidades del lenguaje parlamentario, promoción), así como las aptitudes con respecto a la
incorporación de las cuestiones de género, los compromisos internacionales en pro de la igualdad
entre los géneros y las estrategias que pueden ser útiles. El apoyo también abarca la promoción de
mecanismos, entre ellos los agrupamientos de mujeres parlamentarias o las redes de mujeres en
las instituciones de servicio social, así como la creación de mecanismos gubernamentales dotados
del mandato, las capacidades y la ubicación en el gobierno que posibiliten una eficaz promoción de
políticas favorables a los intereses de la mujer. Considera la posibilidad de dar formación a los
hombres en los principios y la práctica de la perspectiva de género y el empoderamiento de las
mujeres.

Tareas que realizan las Naciones Unidas – Éxitos recientes


Afganistán: en el 2014 la Misión de las Naciones Unidas en ese país, UNAMA, dedicó grandes
esfuerzos para sensibilizar al público sobre la importancia de las mujeres en la política. Como
resultado, el Gobierno tomó medidas concretas para que las mujeres garantizasen la seguridad en
las mesas de votación y para que estas mesas contaran con observadoras. La presencia de las
mujeres fue un indicador directo del aumento del nivel de confianza, reflejado en los votos
emitidos.

Ecuador: El programa prestó apoyo técnico al Grupo Parlamentario por los Derechos de la Mujer
para establecer mecanismos de diálogo entre las organizaciones de la sociedad civil, las militantes
en partidos políticos, y las mujeres miembro de la Asamblea Nacional para asegurar la
armonización de la legislación nacional con la Constitución de 2008 de conformidad con el
Convenio sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW).
ONU-Mujeres jugó un papel importante en la convocatoria para la firma de un Memorando de
Entendimiento entre la Asamblea Nacional y el sistema de las Naciones Unidas para incorporar la
perspectiva de género y derechos humanos dentro de la reforma legal.

Haití: la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización (MINUSTAH), ONU-Mujeres y el


PNUD, con el apoyo de USAID, ayudaron a establecer una oficina para la igualdad de género en el
parlamento y llevar a cabo conversaciones que culminaron en un Plan de Acción para la promoción
de la participación de las mujeres en las próximas elecciones.

Liberia: la misión de la ONU en ese país (UNMIL) apoyó a la organización no gubernamental


WONGOSOL (Women NGO Secretariat of Liberia) en un proyecto para "allanar el campo a la
participación de las mujeres en el Gobierno de Liberia'. El proyecto tuvo como objetivo el promover
una perspectiva de género y gobernabilidad incluyente en Liberia, mediante la identificación de los
obstáculos y desafíos que impiden la plena participación de las mujeres. En el 2015, ONU-Mujeres
también llevó a cabo una misión en el país para apoyar a los actores nacionales (Comité de
Revisión Constitucional, Ministerio de Género, Infancia y Protección Social, Organizaciones de la
Sociedad Civil y la Unión de las Mujeres para la Revision Costitucional de los Equipos de Trabajo)
en el proceso de revisión constitucional. Los resultados de la misión incluyeron la presentación de
las disposiciones constitucionales de igualdad de género, relacionadas con los derechos de las
mujeres y los niños; la paridad en la representación en las asambleas nacionales y locales; el
desarrollo de una hoja de ruta acordada con los socios; y el fortalecimiento de capacidades de los
representantes de los medios de comunicación para una cobertura con perspectiva de género.

Malawi: Siguiendo el apoyo electoral del programa en el 2014, una red de destacadas mujeres,
formada por ciudadanas jubiladas, profesionales y líderes religiosas, fue establecida para apoyar la
participación política de las mujeres en Malawi. La red ayudó a promover la prevención de
conflictos y a difundir la campaña "HeforShe" de ONU-Mujeres que tiene por objetivo que los
líderes políticos rindan cuentas siguiendo los acuerdos de igualdad de género incluidos en los
manifiestos de sus respectivos partidos. La red proporciona asesoramiento y orientación a las
recientes mujeres electas y a las candidatas en preparación para las elecciones de 2019.

Marruecos: ONU-Mujeres continuó apoyando el cumplimiento de las disposiciones de igualdad de


género establecidas en la Constitución de 2011, a través del desarrollo de la reforma jurídica con
perspectiva de género, mecanismos de supervisión; y apoyo técnico al Grupo de Parlamentarios
para la Igualdad. También representó y proporcionó experiencia local, de conformidad con el
Convenio sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, en la
revisión y armonización de proyectos de ley que se debaten en el Parlamento (entre otros, el de
Elecciones Municipales y Regionales y la Lucha contra la Discriminación).

Paraguay: ONU-Mujeres, en coordinación con el Centro de Documentación y Estudios y la ONG


Decidamos, convocó un Diálogo Nacional que se desarrolló de junio hasta octubre de 2014, y en el
que promovió la creación de instituciones políticas inclusivas y el establecimiento de un grupo de
trabajo para la igualdad democrática con representación de mujeres de partidos políticos ,
organizaciones de mujeres y Redes de Mujeres Municipales. El grupo de trabajo elaboró un
proyecto de ley sobre la igualdad democrática. ONU-Mujeres está llevando este diálogo político a
nivel municipal y apoyará la capacitación de las mujeres candidatas antes de las elecciones
municipales.

Tanzania: ONU-Mujeres apoyó a la coalición de la mujer (compuesta por 50 Organizaciones de la


Sociedad Civil), con representantes de diferentes afiliaciones políticas en todo el país. Esto dio
como resultado un mayor apoyo a las demandas de igualdad de género en el proceso de revisión
de la constitución. Del 13 al 17 de abril de 2015, más de 400 mujeres se reunieron en Dodoma,
sede de la Asamblea Constituyente, para exigir la aprobación de los 12 temas sobre género
acordados en el segundo proyecto de constitución. Logrando una representación de 50/50, el
Cónclave de Mujeres en la Asamblea Constituyente, ha sido elogiado como la coalición más
organizada.

En el Mantenimiento de la paz: Como resultado de los esfuerzos para integrar la dimensión de


género en los procesos electorales y para garantizar la seguridad de votantes y candidatas se ha
producido un aumento de la participación de las mujeres como votantes y como candidatas en las
elecciones.

Como parte de los eventos para conmemorar el aniversario de la Resolución 1325 sobre Mujer,
Paz y Seguridad (2010), el Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz, ONU-
Mujeres, el Departamento de Asuntos Políticos y el PNUD convocaron unas Jornadas de Puertas
Abiertas que permitieron a las mujeres de la República Democrática del Congo, Nepal, Afganistán,
Liberia, Guinea Bissau, Kosovo y Somalia, entre otros países, poder hablar con los dirigentes de
las misiones y del gobierno. Las mujeres expresaron colectivamente sus preocupaciones sobre los
desafíos a la participación política, social y económica de las mujeres y presentaron sus puntos de
vista sobre el impacto de la construcción de la paz y la reconstrucción de sus vidas. Uno de los
resultados de las Jornadas de Puertas Abiertas fue el llamado mundial para incrementar el
empoderamiento político de las mujeres y su participación en todos los niveles de toma de
decisiones.

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LA DEMOCRACIA, LA JUVENTUD Y LAS NACIONES


UNIDAS
Durante siete decenios, la labor de las Naciones Unidas en favor de los principios y los valores
democráticos se ha llevado a cabo por diplomáticos de carrera y redactores, expertos políticos y
funcionarios de mantenimiento de la paz. Hoy, las Naciones Unidas apuestan a un público
diferente para impulsar su misión en casi todos los frentes: los jóvenes.

En nuestro tiempo, son los jóvenes los que tienen en sus manos las claves de casi todos los
problemas que se plantean a las Naciones Unidas: desde la lucha contra el extremismo hasta la
solución de conflictos latentes y la prevención de otros nuevos; desde la puesta en práctica de
objetivos de desarrollo sostenible hasta la aplicación de un nuevo acuerdo universal y significativo
sobre el clima; desde la promoción y la defensa de los derechos humanos hasta el logro de una
gobernanza incluyente y participativa.

Esta generación joven es la más numerosa que el mundo ha conocido jamás. Más de la mitad de
la población mundial tiene menos de 25 años de edad. Cuentan con oportunidades y medios para
comunicarse, actuar, vincularse en redes e influir que eran inimaginables para los fundadores de
las Naciones Unidas hace siete decenios. También los problemas con que se enfrentan son
problemas sin precedentes: desde el cambio climático hasta la desocupación y las múltiples formas
de desigualdad y exclusión que contribuyen a la aguda crisis migratoria que presenciamos en
diversas partes del mundo. La transición de la juventud a la edad adulta nunca antes estuvo tan
cargada de problemas, ni tampoco tan plena de oportunidades.
Se observa a menudo que hay un escepticismo cada vez mayor entre los jóvenes respecto del
modelo convencional de democracia. Pero al mismo tiempo pueden –y lo hacen– vincularse y dar
expresión a problemas que importan: la utilización de nuevos medios para luchar contra la
injusticia, la discriminación, la violación de derechos humanos; la revitalización del activismo
estudiantil para dar voz a quienes carecen de poder; la acción individual y colectiva por las causas
en que creen: desde los hábitos de consumo sostenibles hasta el mejoramiento ecológico de las
ciudades; desde el activismo de las peticiones en línea hasta el espíritu de empresa social.

Los jóvenes no sólo cuentan con los instrumentos aptos para lograr el cambio: también son
maestros en la utilización de esos medios, muchísimo más que sus mayores. Y disponen de una
voz elocuente que tiene gran resonancia en su propia generación, desde Malala Yousafzai sobre el
derecho universal a la educación hasta Emma Watson sobre la movilización de muchachas y
muchachos para el logro de la igualdad de género.

Es esta la razón por la que en septiembre de 2014, en el Día Internacional de la Democracia, el


Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-moon envió su mensaje directamente a
aquellos que habrán de tomar el relevo después de 2015 y que, por naturaleza, se encuentran en
una etapa crucial de sus propias vidas. El Secretario General exhortó a los miembros de la mayor
generación joven de la historia a hacer frente a los desafíos y considerar lo que está a su alcance
para resolverlos; asumir el control de su destino y traducir sus sueños en un futuro mejor para
todos; contribuir a la construcción de sociedades democráticas mejores y más fuertes; trabajar de
consuno para utilizar su pensamiento creativo, convertirse en arquitectos de un futuro en que nadie
quede postergado.

Para hacer realidad la visión del Secretario General, el sistema de las Naciones Unidas actúa en
múltiples planos.

El propio Secretario General ha hecho del trabajo con los jóvenes y para los jóvenes uno de sus
objetivos prioritarios, acentuando la importancia que se asigna en los programas actuales a la
juventud respecto del empleo, la iniciativa empresarial, la inclusión política, la ciudadanía y la
protección de los derechos, así como sobre la educación, incluida la referente a la salud
reproductiva. Ha designado al primer Enviado del Secretario General para la Juventud, con el
mandato de hacer llegar al sistema de las Naciones Unidas la voz de los jóvenes.

La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó en marzo de 2015 una resolución titulada
«Educación para la democracia», en la cual alienta a todas las entidades de las Naciones Unidas a
utilizar la educación –con inclusión de los programas de estudio escolares– para fortalecer los
esfuerzos destinados a promover la paz, los derechos humanos, la democracia, el respeto de la
diversidad religiosa y cultural y la justicia. En la resolución la Asamblea alienta también
encarecidamente a los Estados Miembros a que integren la educación para la democracia, junto
con la educación cívica y la educación en materia de derechos humanos, en sus sistemas de
educación.
También en 2015, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas aprobó
una resolución por la que se establece un foro sobre derechos humanos, democracia y estado de
derecho y determinó que el tema del primer período de sesiones del Foro, en 2016, fuera “La
ampliación del espacio democrático: el espacio de los jóvenes en los procesos públicos de
adopción de decisiones”.

Por último, la Comisión de Desarrollo Social de las Naciones Unidas de las Naciones Unidas
aprobó una resolución por la que se establece un foro sobre derechos humanos, democracia y
estado de derecho y determinó que el tema del primer período de sesiones del Foro, en 2016,
fuera “La ampliación del espacio democrático: el espacio de los jóvenes en los procesos públicos
de adopción de decisiones”.

Mientras tanto, el Fondo de las Naciones Unidas para la Democracia está destinando un 50% de
sus nuevos proyectos de 2015 a los jóvenes. Ello abarca desde la participación de la juventud en la
colaboración pacífica en zonas de conflicto hasta las organizaciones de jóvenes para la lucha
contra la corrupción; desde la creación de consejos juveniles locales hasta las campañas en los
medios de comunicación para una mayor participación de la juventud en las elecciones. Abrir
espacios para que los jóvenes participen resulta de especial importancia en la actualidad, en
momentos en que en diversos países se cierran los espacios para la sociedad civil al dictarse, por
un número alarmante de gobiernos, leyes que establecen restricciones.

Por último, en 2014 el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo aprobó su
primera Estrategia para la Juventud, destinada a hacer participar a los jóvenes como fuerza
positiva que impulsa cambios transformadores. Se trata de la primera estrategia que abarca a toda
la organización y declara explícitamente el compromiso del PNUD respecto de la juventud; abarca
tres años y contempla tres resultados:

 Mayor empoderamiento económico de la juventud;


 Mayor compromiso y participación de la juventud en la vida cívica y la adopción de decisiones y
en las instituciones y los procesos políticos;
 Mayor participación de la juventud en la creación de resiliencia.

Con este fin, la estrategia está orientada por un método basado en cuatro elementos: creación de
capacidad, promoción y la integración, liderazgo intelectual y política nacional.

Estos esfuerzos del sistema de las Naciones Unidas se apoyan en una lección extraída en común
de la experiencia. Ésta, generación tras generación, nos ha enseñado que la democracia es más
fuerte cuando las personas de todos los ámbitos y todas las edades se unen en causas comunes
en las que creen, se apoyan en sus pasiones y no en su interés egoísta y sientan bases
democráticas que van mucho más allá del gobierno afianzando prácticas democráticas que van
mucho más allá de las elecciones.
Las Naciones Unidas están empeñadas en actuar a este respecto y asegurar que los jóvenes
tengan su expresión democrática. En palabras del Enviado del Secretario General de las Naciones
Unidas para la Juventud, Ahmad Alhendawi: «Para que un joven trabaje para las Naciones Unidas
no hace falta que lleve puesta su insignia. Basta que lleve sus valores en su corazón».

La Importancia de La Democracia

La democracia influye notablemente en la vida cotidiana de los ciudadanos, en sus


condiciones materiales de existencia. La democracia no es sólo un sistema político
ético al que debemos aspirar para tener una sociedad civilizada que pueda
considerarse como tal.
No es sólo un sistema de convivencia basado en la libertad y el respeto. Su escasez
o mala calidad influye directamente en las condiciones de vida concretas de los
ciudadanos. En general, podemos decir que el sistema político de un país influye
notablemente en las condiciones materiales de existencia de sus habitantes. Esto
es algo que nunca hay que perder de vista. Los que estamos concienciados con la
importancia de la democracia debemos considerar que el conjunto de la ciudadanía
no lo está, o no lo está suficientemente. La mayor parte de nuestros conciudadanos
considera que las ideas de quienes aspiramos a más y mejor democracia, no son
más que ideales utópicos, poco realistas y secundarios.

En una democracia desarrollada, la crítica profunda, contundente, constructiva, es


bienvenida y no criminalizada. La crítica es imprescindible para mejorar las cosas.
Las leyes humanas no son divinas, no son perfectas, pueden y deben ser
mejoradas. Olvidan que la justicia y la legalidad son dos cosas que no tienen por
qué coincidir siempre. Como decía Montesquieu: Una cosa no es justa por el hecho
de ser ley. Debe ser ley porque es justa.
Existe una relación directa entre el grado de democracia de una sociedad y las
condiciones de vida cotidianas de los ciudadanos. La calidad del sistema político
afecta a la calidad de vida del ciudadano de a pie. Cuanta más y mejor democracia,
mejores condiciones de vida, incluso más feliz es la población de un país.

La clave para poder resolver los grandes problemas que nos afectan cotidianamente
a los ciudadanos reside en la democracia. Con suficiente democracia, todas las
ideas, de todos los signos, deben poder ser conocidas y probadas en igualdad de
condiciones, disparando así las probabilidades de resolver los problemas de la
sociedad.

Uno de los objetivos prioritarios de la educación debe ser concienciar al futuro de


nuestra sociedad de la importancia de la democracia. Hablar de la democracia es
hablar de las verdaderas soluciones para combatir los problemas reales y cotidianos
que afectan a la inmensa mayoría de ciudadanos. No hay que perder de vista la
relación directa entre la calidad de la democracia y la calidad de vida de las
personas.

Maquiavelo escribió: "No podemos considerar que en una república en la que brillan
tantas virtudes reine el desorden, ya que los buenos ejemplos son el resultado de
una buena educación, y una buena educación es el resultado de leyes buenas, que
a su vez, se derivan de este tipo de agitación que ha sido condenada por muchos
en diversas ocasiones.” El argumento de Maquiavelo expresa y pone de manifiesto
una verdad importante sobre la educación democrática: las leyes buenas que son
consecuencia de la agitación política pacífica de cualquier democracia, son la fuente
de una buena educación y una buena educación, a su vez crea buenos ciudadanos
Es fundamental en nuestra sociedad generar espacios democráticos y participativos
en la institución educativa, que los estudiantes comprendan la importancia de las
normas, de elegir representantes estudiantiles, personero estudiantil, las funciones
de estos y sobre todo de proponer o generar cambios para el bienestar de toda la
comunidad educativa usando el debido proceso.
La palabra democracia es una de las más significativas y relevantes
del léxico político de la actualidad. La democracia es la única forma de
gobierno abierta a toda lapoblación adulta, población que
normalmente con otras formas de gobierno queda excluída a no ser
que se pertenezca a un grupo social determinado o se posea
determinado nivel de riqueza. La palabra democracia viene del griego,
idioma en el cual demos significa "pueblo" y cracia "gobierno". Se
considera que si bien no es perfecta, la democracia es el mejor
sistema político que ha sabido implantar el hombre para gobernar las
sociedades ya que implica la participación de la mayor cantidad de
gente posible.
La democracia es un tipo de gobierno que supone la participación directa
o indirecta de la totalidad de los adultos que componen una sociedad

La edad en la que una persona se convierte en adulto puede variar de


sociedad en sociedad pero normalmente estamos hablando de que las
personas entran a la adultez entre los 16 y los 21 años. De este modo, la
democracia supone que el gobierno que actuará en representación de una
sociedad lo hará en representación justamente de lo que la mayoría eligió y
no de unos pocos (como es la oligarquía). Además, la democracia se basa
en la división de poderes, lo cual significa que las funciones del Estado no
se centran en una sola persona, y también en la periodicidad de los
funcionarios con el objetivo de impedir su permanencia eterna en el cargo.
Todos en algún momento nos vemos en la necesidad de analizar las
diversas ideologías políticas y de cuestionarnos cómo sería el gobierno
ideal. Totalitario, anarquista, monárquico, teocrático, aristócrata, militarizado
o democrático, son distintas formas de regir a las naciones. Determinar si
son buenas o no, requiere de una evaluación crítica.

Durante muchos años los politólogos han acusado a la democracia de ser


un método inestable, que promueve la corrupción, genera caos y estanca
las decisiones importantes, sin embargo hay otras tantas razones que la
hacen importante para el buen funcionamiento de los países en los que se
practica:
La democracia promueve el autogobierno

La esencia de la democracia es el auto-gobierno. Este sistema político


distribuye el poder administrativo en bloques, empezando por el nivel más
básico, que pueden ser las alcaldías o municipios, hasta el nivel federal que
rige a todo el país, cada uno con su propio sistema político, aunque los
gobiernos más pequeños están subordinados al gobierno nacional, que
brinda la oportunidad de participación a todos los ciudadanos.

La justicia como el pilar principal

La democracia, a diferencia de otras formas de gobierno, se basa en la


justicia. En ella todos los ciudadanos tienen el mismo derecho de llegar al
poder y representar a sus connacionales. Toda persona tiene un voto y todo
voto tiene el mismo valor. Las elecciones libres y justas se llevan a cabo
cada determinado tiempo bajo la supervisión de un organismo
independiente. Una verdadera democracia es una plataforma de la
competencia sana, que no debería estar sometida a ningún juego de poder.
Todas las sociedades son testigos de conflictos originados por la diferencia
de intereses y opiniones entre los diferentes sectores de la población.
Dichos conflictos pueden conducir a enfrentamientos que se resuelven
mejor en un sistema democrático en el que nadie se perfila como un
ganador o un perdedor permanente. En los gobiernos distintos a la
democracia, las diferencias se convierten en un juego de poder donde el
grupo más potente dicta sus términos, lo que lleva al resentimiento y la
infelicidad de la población.

Todo se basa en la toma de decisiones

Un sistema democrático requiere llevar a cabo elecciones del órgano


legislativo, cuyos miembros provienen de diferentes regiones del país. Son
ellos quienes nos representan y cualquier decisión la discutes antes,
tomando en cuenta las sugerencias provenientes de diferentes sectores de
la sociedad, evitando con ello resoluciones arbitrarias.
Aunque en una democracia la ciudadanía elige a sus propios
representantes, no hay garantía de que éstos sean los mejores pues
pueden resultar corruptos o insensibles hacia las verdaderas necesidades
del pueblo, sin embargo, siempre podemos votar a favor de mejores
alternativas en las próximas elecciones generales. Si los gobernantes no
cambian sus decisiones, podemos cambiarlas nosotros. Esto no es posible
en cualquier otra forma de gobierno.
Un gobierno que mejora la dignidad de los ciudadanos

Finalmente, la escena política de un país determina en gran medida la


calidad de la vida de sus ciudadanos y es aquí donde la democracia está
muy por delante de otras formas alternativas de gobierno. El argumento
más fuerte a favor de la democracia no se refiere a lo que ésta representa
para el gobierno, sino para sus ciudadanos. Incluso si la democracia
conduce a la inestabilidad, incluso si no puede traer mejores decisiones e
incluso si no responde a las necesidades de la gente, sigue siendo la mejor
opción, ya que mejora la dignidad de los ciudadanos. Con la democracia
vienen los derechos y libertades, la igualdad y la justicia. Cada individuo,
rico o pobre tiene el mismo estatus político. No hay restricciones en
pensamientos, creencias, prácticas y expresiones religiosas. Un gobierno
democrático es aquel en el que cada individuo camina dignamente y con la
cabeza en alto.

La democracia se estima que es la forma de gobierno más moderna ya que


supone que una sociedad es lo suficientemente madura como para
comprender que una sola persona no puede tomar decisiones por sí sola
como sucede por ejemplo en una monarquía, además de comprender
también que es sólo a través de la representación de la mayor parte de la
población y no de unos pequeños grupos privilegiados que se puede
alcanzar el bien común para más y más personas.

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