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Las actividades de las Naciones Unidas en apoyo de la democracia y el buen gobierno son
llevadas a cabo por medio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el
Fondo de las Naciones Unidas para la Democracia (FNUD), el Departamento de Operaciones de
Mantenimiento de la Paz (DOMP), el Departamento de Asuntos Políticos (DAP), la Oficina del Alto
Comisionado para los Derechos Humanos (OACDH), y la entidad de las Naciones Unidas para la
igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres (ONU-Mujeres), entre otros. Tales
actividades son inseparables de la labor de las Naciones Unidas para promover los derechos
humanos, el desarrollo, y la paz y seguridad, e incluyen:
ayudar a parlamentos a mejorar los controles que permiten que la democracia prospere;
ayudar a fortalecer la imparcialidad y efectividad de las instituciones nacionales de derechos
humanos y los sistemas de justicia y seguridad;
ayudar a desarrollar legislación y capacidad para medios de comunicación que aseguren la
libertad de expresión y el acceso a información;
ayudar a desarrollar políticas y leyes que garanticen el derecho a la libertad de asociación y de
agrupación pacífica;
suministrar asistencia electoral y apoyo a largo plazo para los órganos de gestión electoral;
promover la participación de la mujer en la vida pública y política.
Durante los últimos 20 años, las Naciones Unidas ha suministrado varias formas de asistencia
electoral a más de 100 países, incluidos servicios de asesoría, logística, capacitación, educación
cívica, programas computarizados y observación a corto plazo.
La Asamblea General de las Naciones Unidas ha reafirmado que «la democracia es un valor
universal basado en la libertad libremente expresada del pueblo para determinar sus sistemas
políticos, económicos, sociales, y culturales, y su plena participación en todos los aspectos de su
vida», como se mencionó anteriormente en el documento final de la Cumbre Mundial en
septiembre de 2005. En esa Cumbre, los gobiernos reanudaron su compromiso a apoyar la
democracia y acogieron el establecimiento de un Fondo para la Democracia en las Naciones
Unidas. La gran mayoría de fondos de FNUD están destinados a organizaciones locales de la
sociedad civil para proyectos que fortalecen la voz de la sociedad civil, promueven los derechos
humanos, y fomentan la participación de todos los grupos en el proceso democrático.
Las Naciones Unidas apoya la participación política de las mujeres, inclusive con esfuerzos para
aumentar la proporción de mujeres elegidas para cargos gubernamentales y fomentar la capacidad
de las mujeres para ser legisladoras eficaces una vez electas. En julio de 2010, como parte de la
reforma de su sistema, la Asamblea General creó ONU-Mujeres, con el mandato de coordinar la
incorporación de la perspectiva de género en la Organización. Al hacer esto, los Estados Miembros
dieron un paso histórico en la aceleración de los objetivos de la organización en temas de la
igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.
Y, sin embargo, desde entonces, las Naciones Unidas han trabajado más que cualquier otra
organización para apoyar y fortalecer la democracia en todo el mundo, desde promover el buen
gobierno hasta monitorear elecciones, pasando por apoyar a la sociedad civil, fortalecer las
instituciones, garantizar la libre determinación de los países que estaban bajo mandato colonial y
redactar nuevas constituciones en las naciones post-conflicto.
Esto nos lleva a darnos cuenta de que la democracia es uno de los valores y principios básicos
universales e indivisibles de las Naciones Unidas. Se basa en la voluntad libremente expresada por
el pueblo y está estrechamente vinculada al imperio de la ley y al ejercicio de los derechos
humanos y las libertades fundamentales.
Democracia y la gobernanza democrática en particular, significan que los derechos humanos y las
libertades fundamentales son respetadas, promovidas y se cumplen, permitiendo que las personas
vivan con dignidad.
Los individuos participan en las decisiones que afectan a sus vidas y pueden exigir cuentas a
quienes las toman, en base a normas inclusivas y justas, instituciones y prácticas que gobiernan
las interacciones sociales. La mujer está en pie de igualdad con el hombre en las esferas pública y
privada de la vida y en la toma de decisiones y todos están libres de discriminación por cuestiones
de raza, étnia, clase, género o cualquier otro atributo.
También es importante reseñar que las Naciones Unidas no aboga por un modelo específico de
gobierno,, pero promueve la gobernanza democrática como un conjunto de valores y principios que
deberían seguirse para una mayor participación, igualdad, seguridad y desarrollo humanos.
En el 2007, el Comité de Políticas del Secretario General, el órgano de decisión más alto dentro de
la Secretaría de la ONU, solicitó la elaboración de una estrategia que promueva el enfoque de
apoyo a la democrácia a lo largo de toda la Organización, tomando como base los tres pilares del
trabajo de la ONU, la paz y la seguridad, el desarrollo y los derechos humanos. El Secretario
General encargó al Grupo de Trabajo para la Democracia del Comité Ejecutivo de Paz y Seguridad
- establecido en mayo de 2007 - asegurar el seguimiento regular en las cuestiones de la
democracia, específicamente, en el desarrollo de la estrategia. En este contexto, el Grupo apoyó el
desarrollo de la Nota de orientación del Secretario General sobre la Democracia, publicado en el
2009.
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966) establece la base jurídica de los
principios de democracia con arreglo al derecho internacional, en particular:
El Pacto es vinculante para aquellos Estados que lo han ratificado. Hasta julio de 2015, el número
de partes del pacto era de 168, lo que constituye aproximadamente el 85% de los Miembros de las
Naciones Unidas.
La Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer estipula
que los 189 estados parte (julio de 2015) deben tomar todas las medidas apropiadas para
garantizar a las mujeres, en las mismas condiciones que a los hombres, el derecho a votar en las
elecciones y a ser elegidas, y la participación en la vida pública y toma de decisiones (artículo 7),
incluso en el plano internacional (artículo 8).
Ayuda a los parlamentos y las estructuras de gobierno local descentralizadas para mejorar los
frenos y contrapesos que permiten el florecimiento de la democracia;
Promoción de los derechos humanos, el imperio de la ley y el acceso a la justicia, ayudando a
fortalecer la imparcialidad y eficacia de las instituciones nacionales de derechos humanos y de
los sistemas de justicia;
Garantía de la libertad de expresión y acceso a la información mediante el fortalecimiento de la
legislación y de la capacidad de los medios de información;
Asistencia electoral y apoyo a largo plazo para los órganos de gestión electoral y;
Promoción de la participación de la mujer en la vida pública y política.
Se proporcionan aproximadamente 1.500 millones de dólares anuales por conducto del PNUD
solamente para apoyar los procesos democráticos alrededor del mundo, con lo que las Naciones
Unidas constituyen uno de los mayores proveedores de cooperación técnica para la democracia y
la gobernanza a nivel mundial.
La labor política de las Naciones Unidas exige que promueva resultados democráticos; los
organismos de desarrollo tratan de promover las instituciones nacionales como los parlamentos,
las comisiones electorales y los sistemas jurídicos que forman la base de toda democracia; y las
actividades de derechos humanos apoyan la libertad de expresión y asociación, el derecho a
reunirse pacíficamente, la participación, y el imperio de la ley, todos los cuales son componentes
críticos de la democracia.
Cinco años antes, los dirigentes mundiales se comprometieron en la Declaración del Milenio a no
escatimar esfuerzos para promover la democracia y fortalecer el imperio de la ley, así como los
derechos sociales y culturales para todos, y fortalecer la capacidad de todos los países para aplicar
los principios y prácticas de democracia y respeto por los derechos humanos.
El documento final de las negociaciones posteriores al 2015, «Transformando nuestro mundo:
Agenda del 2030 para el Desarrollo Sostenible», que será adoptado por los Jefes de Estado y
Jefes de Gobierno los días 25-27 de septiembre de 2015, reafirma el compromiso para lograr un
mundo en el que "la democracia, el buen gobierno y el Estado de Derecho, así como un entorno
nacional e internacional favorable, son esenciales” para ese desarrollo.
Volver al principio
«La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se debe
expresar mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio
universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del
voto».
Durante muchos años la Asamblea General de las Naciones Unidas y la ex Comisión de Derechos
Humanos trataron de valerse de los instrumentos internacionales de derechos humanos para
promover una comprensión común de los principios, las normas, y los valores que constituyen la
base de la democracia, con miras a orientar a los Estados Miembros para la formación de
tradiciones e instituciones democráticas internas; y atender sus compromisos en cuanto a derechos
humanos, democracia y desarrollo.
Ello llevó a articular varias resoluciones de la ex Comisión de Derechos Humanos que han
constituido un hito.
En las democracias en transición y los países que emergen de conflictos, el ACNUDH colabora con
los gobiernos y los actores nacionales para construir un poder judicial fuerte e independiente, un
parlamento representativo, eficiente y responsable, una institución nacional de derechos humanos
independiente y eficaz, y una sociedad civil dinámica. En contextos inestables el PNUD se centra
especialmente en los derechos humanos a través de su programa sobre el Estado de Derecho,
Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, planificando los proyectos con las Instituciones
Nacionales de Derechos Humanos, en más de 80 países; incluso a través de la disposición del
Punto Focal Mundial sobre la Justicia, Policía y Correcciones, y de la alianza entre el PNUD,
DPKO, ACNUDH, UNODC, ONU Mujeres y otros.
En el 2011, el PNUD ayudó a más de 130 países y dedicó $ 1500 millones en recursos para la
gobernabilidad democrática, haciendo del PNUD el mayor proveedor de este tipo de asistencia en
el mundo. El PNUD apoya uno de cada tres parlamentos en el mundo en desarrollo y una elección
cada dos semanas. En 2014, los programas del PNUD fortalecieron los procesos electorales y
ayudaron a registrar 18 millones de nuevos votantes. Además, también trabaja para promover la
participación, la responsabilidad y la eficacia a todo nivel, con el objetivo de construir estados
eficaces y capaces, responsables y transparentes, incluyentes y sensibles – desde las elecciones
hasta la participación de las mujeres y los pobres.
En las democracias en transición y en los países que salen de situaciones de conflicto, la Oficina
del Alto Comisionado colabora con los gobiernos y otras entidades nacionales para enfrentarse al
pasado a fin de restablecer la confianza del público, y restaurar la paz y el imperio de la ley. La
Oficina del Alto Comisionado ha apoyado activamente programas de justicia transicional en más de
20 países en todo el mundo durante la década pasada. Su apoyo incluye garantizar que factores
de derechos humanos y justicia transicional se reflejen en acuerdos de paz; participar en el diseño
e implementación de consultas nacionales globales sobre mecanismos de justicia transicional;
apoyar el establecimiento de procesos para descubrir la verdad, mecanismos de responsabilidad
judicial, y programas de reparaciones; y mejorar la reforma institucional.
En marzo de 2015, el Consejo de los Derechos Humanos aprobó la resolución 28/14, que
establece un foro de derechos humanos, democracia y el estado de derecho, y provee una
plataforma, para promover el diálogo y la cooperación en temas concernientes a éstas áreas. Este
foro se llevará a cabo por primera vez en el 2016.
El ACNUDH también trabaja para subrayar la estrecha relación entre los derechos humanos y la
democracia dentro del sistema de las Naciones Unidas. En colaboración con el Departamento de
Asuntos Políticos y el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA
Internacional), el ACNUDH, organizó una «Mesa Redonda sobre Democracia y Derechos
Humanos» en Nueva York en el 2011. La mesa redonda analizó los movimientos democráticos y
sus características, en una serie de Estados, incluidos los que participan en la Primavera Árabe. La
mesa a su vez subrayó la importancia de trabajar con las organizaciones regionales y
subregionales cuando se trate de cambios inconstitucionales de gobierno, y en general cuando se
promueven los movimientos democráticos y las democracias.
La Oficina del Alto Comisionado participa con otras partes del sistema de las Naciones Unidas en
la elaboración de un enfoque coherente a nivel de todo el sistema en lo que respecta a la
democracia y la asistencia constitucional. También trata de asociarse con organizaciones
intergubernamentales que promueven la democracia tales como l’Organisation Internationale de la
Francophonie, la Unión Interparlamentaria, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en
Europa y organizaciones intergubernamentales regionales. La Oficina también proporciona apoyo
dedicado al Fondo de las Naciones Unidas para la Democracia, sirviendo de asesora para el
necesario proceso de adopción de decisiones sobre criterios para financiar el programa y
propuestas de proyectos.
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LA DEMOCRACIA Y LAS ELECCIONES
La difusión de la democracia en todo el mundo es uno de los logros más significativos de nuestra
época. Las elecciones son fundamentales para ello, haciendo posible el acto de libre determinación
previsto en la Carta de las Naciones Unidas. La historia de la Organización está vinculada con las
elecciones desde poco después de su fundación cuando, a fines del decenio de 1940, observó
elecciones en la Península Coreana. Durante la era posterior de fideicomiso y descolonización,
supervisó y observó plebiscitos, referéndums y elecciones en todo el mundo. Hoy en día, las
Naciones Unidas continúa siendo un participante digno de confianza e imparcial, que proporciona
asistencia electoral a aproximadamente 60 países cada año, ya sea a solicitud de los Estados
Miembros o en base a un mandato del Consejo de Seguridad o de la Asamblea General.
La División de Asistencia Electoral, dentro del Departamento de Asuntos Políticos, evalúa las
necesidades electorales, recomienda parámetros para la asistencia electoral, asesora en el diseño
de proyectos, desarrolla la política electoral, mantiene la memoria institucional, y proporciona
orientación técnica y apoyo en la ejecución de proyectos electorales.
En los últimos 20 años, las Naciones Unidas han ayudado a más de 110 Estados Miembros o
territorios que han solicitado apoyo. En su próximo informe bienal a la Asamblea General sobre
esta cuestión, el Secretario General documentará los 68 países que han recibido apoyo de la ONU.
El PNUD, por ejemplo, apoya el desarrollo de una gestión electoral sostenible, fomenta la
participación inclusiva en las elecciones, en particular de las mujeres y los jóvenes y otros grupos
subrepresentados, y coordina el apoyo de los donantes a los procesos electorales. Esto incluye, en
este momento, siete países donde se han desplegado misiones políticas especiales y ocho en las
que se han establecido misiones de paz y donde participan otros actores de la ONU, como el
Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz. En los entornos de mantenimiento de
la paz o de post-conflicto, la asistencia electoral se proporciona generalmente a través las misiones
que se encuentran sobre el terreno, bajo el auspicio del Departamento de Operaciones de
Mantenimiento de la Paz (DPKO) o el Departamento de Asuntos Políticos. Componentes militares y
de la policía apoyan a los organismos nacionales encargados de hacer cumplir la ley en la
prestación de seguridad para los procesos electorales.
Las Naciones Unidas también ha establecido relaciones con las organizaciones regionales e
intergubernamentales que participan en la asistencia electoral, entre los que se incluyen la Unión
Africana; la Unión Europea, el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral; la
Organización de los Estados Americanos, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en
Europa; la Liga de los Estados Árabes y la Organización de la Conferencia Islámica; y la
Comunidad de Desarrollo del África Meridional. Además, con organizaciones subregionales como
la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental y otros socios, tales como las
numerosas organizaciones no gubernamentales internacionales, que trabajan en el campo de la
asistencia electoral, como el Centro Carter, el Instituto Electoral para la Sostenibilidad de la
democracia en África, y la Fundación Internacional para Sistemas Electorales. Estas relaciones
ofrecen oportunidades para la colaboración en actividades de apoyo electoral, así como para el
intercambio de lecciones y experiencias.
Las elecciones en cada país son únicas, y reflejan las características políticas e históricas de los
distintos países. Si bien no hay un único sistema electoral que se adapte por igual a todos los
países, el proceso electoral debe adherirse a obligaciones y compromisos contenidos en
instrumentos internacionales de derechos humanos. Por consiguiente, las Naciones Unidas
abordan cuidadosamente cada solicitud tras una serie de medidas: solicitud oficial; evaluación;
diseño; y ejecución. A menudo se hace un énfasis específico en fortalecer la capacidad de las
entidades nacionales de gestión electoral para implementar comicios creíbles en línea con sus
respectivos mandatos legales.
Se reconoce que al abordar la capacidad de un órgano de gestión electoral por si solo no se han
de producir necesariamente elecciones dignas de crédito. También es necesario que haya un foco
del medio político global en el cual se celebran las elecciones. Por consiguiente, las Naciones
Unidas también realiza esfuerzos para promover la capacidad, además de las autoridades
electorales. Ello implica trabajar con los votantes, los medios de información y la sociedad civil, así
como con otros participantes e instituciones de la gobernanza democrática.
Reconociendo además que incluso una buena elección técnicamente todavía puede encender
quejas y tensiones subyacentes, las Naciones Unidas también está poniendo más atención en
adoptar un enfoque político para prevenir y responder a los actos de violencia asociados a las
elecciones. Esta es la base para la formación continua del personal de campo y el de la sede de la
ONU. Algunos ejemplos de éxito en el compromiso político son las actividades de mediación y
diálogo del Asesor Especial para Yemen, quien trabaja estrechamente con el Coordinador
Residente de la ONU y de la Oficina de país del PNUD para llevar el proceso político adelante; la
Misión de las Naciones Unidas en Liberia, que mantiene consultas intensas con la Comunidad
Económica de los Estados del África Occidental, participó con los actores políticos en un esfuerzo
por rebajar las tensiones antes, durante y después de las elecciones; y la participación del
Representante Especial del Secretario General para el África Occidental en Guinea, quién con el
firme apoyo del Departamento de Asuntos Políticos, facilitó el diálogo entre los actores políticos y
aseguró con ello la reanudación de un proceso electoral estancado.
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Como ha dicho el Secretario General, el sello distintivo de las democracias exitosas y estables es
la presencia de una sociedad civil fuerte y que funciona libremente, en la que el gobierno y la
sociedad civil trabajan juntos por objetivos comunes para un futuro mejor, y al mismo tiempo la
sociedad civil ayuda a que el gobierno rinda cuentas.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Democracia (FNUD) apoya proyectos que fortalecen la
voz de la sociedad civil, promueven los derechos humanos y alientan la participación de todos los
sectores en los procesos democráticos. Se trata de la única entidad de las Naciones Unidas que
tiene en su denominación la palabra “democracia”, el único órgano de las Naciones Unidas que
tiene por propósito primordial apoyar la democracia mediante el empoderamiento de la sociedad
civil; y es una de las entidades más jóvenes del sistema de las Naciones Unidas.
Desde que el Secretario General Kofi A. Annan creó el FNUD en 2005 como un Fondo Fiduciario
General de las Naciones Unidas, ha prestado apoyo a más de 600 proyectos en más de 120
países, con un desembolso total superior a 150 millones de dólares. La diversidad de esos
proyectos abarca desde el apoyo a los esfuerzos de la sociedad civil para lograr la rendición de
cuentas y la transparencia hasta la creación de capacidad para fortalecer la buena gobernanza y el
estado de derecho. La gran mayoría de los recursos del FNUD se destina a organizaciones locales
de la sociedad civil de países que se encuentran tanto en etapas de transición como de
consolidación de la democracia. De este modo, el FNUD desempeña una función nueva, peculiar y
exclusiva, que complementa y amplía la labor tradicional de las Naciones Unidas con los gobiernos
para fortalecer la gobernanza democrática en todo el mundo. Se dirige a la demanda de
democracia y no a su oferta.
Activismo comunitario
Estado de derecho y derechos humanos
Instrumentos para el conocimiento
Empoderamiento de la mujer
Participación de los jóvenes
Medios de comunicación y libertad de información
Fortalecimiento de la capacidad de la sociedad civil para la interacción con los gobiernos.
En 2014, el FNUD recibió más de 2.300 propuestas de proyectos. Los subsidios tienen una cuantía
media de unos 195.000 dólares EE.UU., y las solicitudes son objeto de un proceso de selección
muy riguroso y competitivo. El Fondo depende totalmente de contribuciones voluntarias de los
Estados Miembros. Hasta el momento ha recibido el apoyo de más de 40 gobiernos, que han
aportado una cuantía acumulada superior a 160 millones de dólares. Los principales donantes son
los Estados Unidos y la India.
Los que siguen son algunos ejemplos de proyectos del FNUD realizados en todo el mundo:
La democracia en acción
La labor de los participantes está dirigida a la aprobación de enmiendas a los reglamentos de las
autoridades locales competentes a fin de introducir procedimientos parlamentarios y normas
democráticas, que permiten a los consejos transmitir sus reuniones por Internet. Al reunir a
representantes de todas las regiones de Ucrania, la Escuela de Normas y Procedimientos
Democráticos también promueve el concepto de un debate político organizado, inclusivo y pacífico.
El proyecto se ejecuta por el Centro de Recursos de Ucrania Occidental.
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El papel de las mujeres en los procesos democráticos se acentúa más en la resolución aprobada
por la Asamblea General en 2011, sobre la participación política de las mujeres (A/RES/66/130), en
que se reafirma «que la participación activa de la mujer, en pie de igualdad con el hombre, en
todos los niveles de la adopción de decisiones, es indispensable para el logro de la igualdad, el
desarrollo sostenible, la paz y la democracia».
Pese a esos adelantos normativos, esos objetivos, por universales que sean, siguen siendo
inaccesibles para muchas mujeres. El progreso ha sido demasiado lento en cuanto a acrecentar
las cantidades de mujeres en cargos representativos. Sólo el 22 porciento de los parlamentarios
son mujeres, en la actualidad, lo que representa, un lento crecimiento con respecto al 11.3 de
1995. En enero de 2015, 10 mujeres eran Jefe de Estado y 14 Jefe de Gobierno, y sólo el 17 por
ciento de los ministerios estaban en sus manos, la mayoría en áreas de política social, educación y
familia. Las mujeres además están deficientemente representadas en los órganos locales de
adopción de decisiones, como alcaldesas o como miembros de los consejos municipales.
Las mujeres siguen insuficientemente representadas en los puestos electivos. Los países, en su
mayoría, están lejos de alcanzar el "equilibrio de género" del 30% propuesto en 1995 en la
Plataforma de Acción de Beijing. Las instituciones políticas—desde los partidos políticos hasta las
comisiones electorales—suelen carecer de capacidad para asegurar que los intereses de las
mujeres se expresen y se incorporen en las políticas públicas. Las instituciones encargadas de la
rendición de cuentas no aseguran sistemáticamente que los funcionarios ejecutivos se
responsabilicen ante las mujeres por las deficiencias en la protección de los derechos de la mujer o
la respuesta a sus necesidades.
En situaciones posteriores a conflictos, es más evidente la falta de acceso de las mujeres a las
instituciones democráticas y los procesos democráticos. En la resolución 1325 del Consejo de
Seguridad se exhorta a los Estados Miembros a que acrecienten la representación de las mujeres
en todos los planos de adopción de decisiones. En respuesta, en los países donde las Naciones
Unidas llevan a cabo operaciones de mantenimiento de la paz, el Departamento de Operaciones
para el Mantenimiento de la Paz y el Departamento de Apoyo a las Actividades sobre el Terreno
intervienen a fin de facilitar la participación de las mujeres en los procesos políticos y la inclusión
de las mujeres en las estructuras de gobernanza.
Cuatro prácticas fundamentales para asegurar la efectiva
participación política de la mujer
1. Asegurar que las elecciones, tanto locales como nacionales, sean
imparciales y de libre acceso para las mujeres.
Promover medidas especiales transitorias, como establecimiento de cuotas, sanciones aplicables a
los políticos que no cumplan las normas, exención de pago de derechos en el trámite de
presentación de candidaturas, acceso a los medios públicos de difusión, y acceso a recursos
públicos, a fin de acrecentar la participación de las mujeres, tanto en calidad de funcionarias
electas como de funcionarias designadas en instituciones políticas. Asegurar losl procesos de
empadronamiento para posibilitar que las mujeres ejerzan su derecho democrático al voto. En
colaboración con órganos de gestión electoral y con partidos políticos, considerar la adopción
medidas para responder a los factores que impiden la participación de las mujeres en política
(violencia contra la mujer, prejuicios de género en los reportajes en medios de difusión, prácticas
no transparentes de los partidos políticos, falta de financiación de campañas políticas).
Ecuador: El programa prestó apoyo técnico al Grupo Parlamentario por los Derechos de la Mujer
para establecer mecanismos de diálogo entre las organizaciones de la sociedad civil, las militantes
en partidos políticos, y las mujeres miembro de la Asamblea Nacional para asegurar la
armonización de la legislación nacional con la Constitución de 2008 de conformidad con el
Convenio sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW).
ONU-Mujeres jugó un papel importante en la convocatoria para la firma de un Memorando de
Entendimiento entre la Asamblea Nacional y el sistema de las Naciones Unidas para incorporar la
perspectiva de género y derechos humanos dentro de la reforma legal.
Malawi: Siguiendo el apoyo electoral del programa en el 2014, una red de destacadas mujeres,
formada por ciudadanas jubiladas, profesionales y líderes religiosas, fue establecida para apoyar la
participación política de las mujeres en Malawi. La red ayudó a promover la prevención de
conflictos y a difundir la campaña "HeforShe" de ONU-Mujeres que tiene por objetivo que los
líderes políticos rindan cuentas siguiendo los acuerdos de igualdad de género incluidos en los
manifiestos de sus respectivos partidos. La red proporciona asesoramiento y orientación a las
recientes mujeres electas y a las candidatas en preparación para las elecciones de 2019.
Como parte de los eventos para conmemorar el aniversario de la Resolución 1325 sobre Mujer,
Paz y Seguridad (2010), el Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz, ONU-
Mujeres, el Departamento de Asuntos Políticos y el PNUD convocaron unas Jornadas de Puertas
Abiertas que permitieron a las mujeres de la República Democrática del Congo, Nepal, Afganistán,
Liberia, Guinea Bissau, Kosovo y Somalia, entre otros países, poder hablar con los dirigentes de
las misiones y del gobierno. Las mujeres expresaron colectivamente sus preocupaciones sobre los
desafíos a la participación política, social y económica de las mujeres y presentaron sus puntos de
vista sobre el impacto de la construcción de la paz y la reconstrucción de sus vidas. Uno de los
resultados de las Jornadas de Puertas Abiertas fue el llamado mundial para incrementar el
empoderamiento político de las mujeres y su participación en todos los niveles de toma de
decisiones.
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En nuestro tiempo, son los jóvenes los que tienen en sus manos las claves de casi todos los
problemas que se plantean a las Naciones Unidas: desde la lucha contra el extremismo hasta la
solución de conflictos latentes y la prevención de otros nuevos; desde la puesta en práctica de
objetivos de desarrollo sostenible hasta la aplicación de un nuevo acuerdo universal y significativo
sobre el clima; desde la promoción y la defensa de los derechos humanos hasta el logro de una
gobernanza incluyente y participativa.
Esta generación joven es la más numerosa que el mundo ha conocido jamás. Más de la mitad de
la población mundial tiene menos de 25 años de edad. Cuentan con oportunidades y medios para
comunicarse, actuar, vincularse en redes e influir que eran inimaginables para los fundadores de
las Naciones Unidas hace siete decenios. También los problemas con que se enfrentan son
problemas sin precedentes: desde el cambio climático hasta la desocupación y las múltiples formas
de desigualdad y exclusión que contribuyen a la aguda crisis migratoria que presenciamos en
diversas partes del mundo. La transición de la juventud a la edad adulta nunca antes estuvo tan
cargada de problemas, ni tampoco tan plena de oportunidades.
Se observa a menudo que hay un escepticismo cada vez mayor entre los jóvenes respecto del
modelo convencional de democracia. Pero al mismo tiempo pueden –y lo hacen– vincularse y dar
expresión a problemas que importan: la utilización de nuevos medios para luchar contra la
injusticia, la discriminación, la violación de derechos humanos; la revitalización del activismo
estudiantil para dar voz a quienes carecen de poder; la acción individual y colectiva por las causas
en que creen: desde los hábitos de consumo sostenibles hasta el mejoramiento ecológico de las
ciudades; desde el activismo de las peticiones en línea hasta el espíritu de empresa social.
Los jóvenes no sólo cuentan con los instrumentos aptos para lograr el cambio: también son
maestros en la utilización de esos medios, muchísimo más que sus mayores. Y disponen de una
voz elocuente que tiene gran resonancia en su propia generación, desde Malala Yousafzai sobre el
derecho universal a la educación hasta Emma Watson sobre la movilización de muchachas y
muchachos para el logro de la igualdad de género.
Para hacer realidad la visión del Secretario General, el sistema de las Naciones Unidas actúa en
múltiples planos.
El propio Secretario General ha hecho del trabajo con los jóvenes y para los jóvenes uno de sus
objetivos prioritarios, acentuando la importancia que se asigna en los programas actuales a la
juventud respecto del empleo, la iniciativa empresarial, la inclusión política, la ciudadanía y la
protección de los derechos, así como sobre la educación, incluida la referente a la salud
reproductiva. Ha designado al primer Enviado del Secretario General para la Juventud, con el
mandato de hacer llegar al sistema de las Naciones Unidas la voz de los jóvenes.
La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó en marzo de 2015 una resolución titulada
«Educación para la democracia», en la cual alienta a todas las entidades de las Naciones Unidas a
utilizar la educación –con inclusión de los programas de estudio escolares– para fortalecer los
esfuerzos destinados a promover la paz, los derechos humanos, la democracia, el respeto de la
diversidad religiosa y cultural y la justicia. En la resolución la Asamblea alienta también
encarecidamente a los Estados Miembros a que integren la educación para la democracia, junto
con la educación cívica y la educación en materia de derechos humanos, en sus sistemas de
educación.
También en 2015, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas aprobó
una resolución por la que se establece un foro sobre derechos humanos, democracia y estado de
derecho y determinó que el tema del primer período de sesiones del Foro, en 2016, fuera “La
ampliación del espacio democrático: el espacio de los jóvenes en los procesos públicos de
adopción de decisiones”.
Por último, la Comisión de Desarrollo Social de las Naciones Unidas de las Naciones Unidas
aprobó una resolución por la que se establece un foro sobre derechos humanos, democracia y
estado de derecho y determinó que el tema del primer período de sesiones del Foro, en 2016,
fuera “La ampliación del espacio democrático: el espacio de los jóvenes en los procesos públicos
de adopción de decisiones”.
Mientras tanto, el Fondo de las Naciones Unidas para la Democracia está destinando un 50% de
sus nuevos proyectos de 2015 a los jóvenes. Ello abarca desde la participación de la juventud en la
colaboración pacífica en zonas de conflicto hasta las organizaciones de jóvenes para la lucha
contra la corrupción; desde la creación de consejos juveniles locales hasta las campañas en los
medios de comunicación para una mayor participación de la juventud en las elecciones. Abrir
espacios para que los jóvenes participen resulta de especial importancia en la actualidad, en
momentos en que en diversos países se cierran los espacios para la sociedad civil al dictarse, por
un número alarmante de gobiernos, leyes que establecen restricciones.
Por último, en 2014 el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo aprobó su
primera Estrategia para la Juventud, destinada a hacer participar a los jóvenes como fuerza
positiva que impulsa cambios transformadores. Se trata de la primera estrategia que abarca a toda
la organización y declara explícitamente el compromiso del PNUD respecto de la juventud; abarca
tres años y contempla tres resultados:
Con este fin, la estrategia está orientada por un método basado en cuatro elementos: creación de
capacidad, promoción y la integración, liderazgo intelectual y política nacional.
Estos esfuerzos del sistema de las Naciones Unidas se apoyan en una lección extraída en común
de la experiencia. Ésta, generación tras generación, nos ha enseñado que la democracia es más
fuerte cuando las personas de todos los ámbitos y todas las edades se unen en causas comunes
en las que creen, se apoyan en sus pasiones y no en su interés egoísta y sientan bases
democráticas que van mucho más allá del gobierno afianzando prácticas democráticas que van
mucho más allá de las elecciones.
Las Naciones Unidas están empeñadas en actuar a este respecto y asegurar que los jóvenes
tengan su expresión democrática. En palabras del Enviado del Secretario General de las Naciones
Unidas para la Juventud, Ahmad Alhendawi: «Para que un joven trabaje para las Naciones Unidas
no hace falta que lleve puesta su insignia. Basta que lleve sus valores en su corazón».
La Importancia de La Democracia
La clave para poder resolver los grandes problemas que nos afectan cotidianamente
a los ciudadanos reside en la democracia. Con suficiente democracia, todas las
ideas, de todos los signos, deben poder ser conocidas y probadas en igualdad de
condiciones, disparando así las probabilidades de resolver los problemas de la
sociedad.
Maquiavelo escribió: "No podemos considerar que en una república en la que brillan
tantas virtudes reine el desorden, ya que los buenos ejemplos son el resultado de
una buena educación, y una buena educación es el resultado de leyes buenas, que
a su vez, se derivan de este tipo de agitación que ha sido condenada por muchos
en diversas ocasiones.” El argumento de Maquiavelo expresa y pone de manifiesto
una verdad importante sobre la educación democrática: las leyes buenas que son
consecuencia de la agitación política pacífica de cualquier democracia, son la fuente
de una buena educación y una buena educación, a su vez crea buenos ciudadanos
Es fundamental en nuestra sociedad generar espacios democráticos y participativos
en la institución educativa, que los estudiantes comprendan la importancia de las
normas, de elegir representantes estudiantiles, personero estudiantil, las funciones
de estos y sobre todo de proponer o generar cambios para el bienestar de toda la
comunidad educativa usando el debido proceso.
La palabra democracia es una de las más significativas y relevantes
del léxico político de la actualidad. La democracia es la única forma de
gobierno abierta a toda lapoblación adulta, población que
normalmente con otras formas de gobierno queda excluída a no ser
que se pertenezca a un grupo social determinado o se posea
determinado nivel de riqueza. La palabra democracia viene del griego,
idioma en el cual demos significa "pueblo" y cracia "gobierno". Se
considera que si bien no es perfecta, la democracia es el mejor
sistema político que ha sabido implantar el hombre para gobernar las
sociedades ya que implica la participación de la mayor cantidad de
gente posible.
La democracia es un tipo de gobierno que supone la participación directa
o indirecta de la totalidad de los adultos que componen una sociedad