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El color marrón es uno de los colores que menos atrae, e incluso el que más rechaza
mucha gente cuando se les pregunta, gustando todavía menos conforme aumenta la
edad.
El marrón es un color muy abundante que podemos encontrar por todas partes, como por
ejemplo en la tierra, en la madera, y en materiales como cuero o lana, sin embargo muy
pocas personas se sienten muy atraídas por él, y menos aún lo nombran como su color
favorito.
Más que un color en sí, el marrón es una mezcla de colores, lo que parece restarle
identidad propia, sin embargo, en sentido psicológico, el marrón goza de un simbolismo
particular distinto del de cualquier otro color.
Vamos a ver con más detalle las asociaciones e influencias psicológicas más
representativas del color marrón:
El marrón es un color que solemos asociar de manera espontánea con la suciedad y los
excrementos, siendo el color que primero aparece en las asociaciones negativas con el
cuerpo. Por ejemplo, en Estados Unidos se llama brown nosed o brownnoser al adulador
interesado, lo que en España solemos llamar un lameculos, y en Inglaterra se dice I’m
browned off cuando algo resulta irritante, o sea, cuando se está hasta las narices.
Como la mezcla de colores más oscura el marrón es, junto con el negro, uno de los
principales colores del mal y de lo malo, y es precisamente el hecho de salir de todas las
mezclas lo que le quita personalidad y carácter.
El violeta es el color más misterioso porque resulta de mezclar los grandes contrarios rojo
y azul, dos colores que también están presentes en el marrón además del tercer color
primario, el amarillo, y es precisamente por resultar de la unión de todo con todo, lo que
hace que el marrón no tenga carácter propio: es el color de lo antierótico.
Las cosas que se pudren se ponen marrones por eso es también el color de lo
descompuesto y desagradable. En la naturaleza es el color de lo marchito, de lo que se
extingue, el color del otoño. Con el paso de los años también las cosas amarillean y
acaban por volverse marrones, telas, madera y piel viejas son cada vez más oscuras, lo
que convierte al marrón en el color de lo viejo.
Pereza y Necedad:
La pereza es uno de los siete pecados capitales y, como todos ellos, es una faceta del
egoísmo, consistiendo en el egoísta hecho de no hacer nada por los demás (y hasta por
uno mismo), por eso se llamó a la pereza indolencia del corazón: ¿qué color
caracterizaría mejor a los apáticos que el marrón?
El marrón crea en las habitaciones un clima ideal siendo uno de los colores de la calidez,
como también lo son rojo, naranja, amarillo y oro. Combinado con colores animados como
el oro o el naranja, el marrón resulta particularmente agradable. Su combinación con el
negro lo hace demasiado sombrío para una habitación y quizá no resulte una combinación
muy acertada: marrón y negro forman parte de los acordes cromáticos de lo estrecho y lo
pesado.
Ninguna cosa se tiñe de marrón para embellecerla, sino que la mayoría de las cosas
marrones tienen este color como color natural, y si algo se tiñe de marrón es para darle
esta apariencia. El marrón natural nunca es uniforme, sino que muestra manchas más
claras y más oscuras, como en la madera, la vegetación mustia, la lana sin blanquear o la
piel sin teñir. Beige, la palabra francesa que usamos para llamar al marrón claro, significa
crudo.
Las personas que gustan de vestir prendas marrones argumentan que es un color ideal
para el ocio porque disimula muy bien las manchas, siendo también el color más
frecuente en el cabello, donde le llamamos castaño o trigueño.
A lo que por naturaleza es poco delicado le solemos llamar robusto, palabra que viene del
latín robustus y que originariamente significaba pardo rojizo. El estilo rústico es desde
siempre muy apreciado en Alemania, más que en cualquier otro país, y los extranjeros
suelen maravillarse con las muchas oficinas y habitaciones de hotel decoradas en tonos
marrones, que les parecen típicamente alemanas.
Fuerte y Tostado:
El marrón es el color de sabor más fuerte, el color de lo tostado: la carne asada es marrón
y la masa horneada también se pone de este color. Se asocia también con los aromas
intensos: café, té, cerveza y cacao son marrones, incluso los huevos morenos parecen
tener más gusto y sabor que los blancos.
Es el color de los alimentos cocinados. Lo que en principio era blanco, se vuelve marrón,
desde la cebolla dorada hasta el azúcar hecho caramelo. Y también es el color de
bombas calóricas como el chocolate, los bombones y las nueces. Cuando los alimentos
blancos toman color oscuro parecen más ricos en calorías, y quién piensa en este sentido
(calórico), considera los oscuros pasteles de chocolate más peligrosos que los blancos
pasteles de nata.
Hay determinados tipos de cerveza, inventados especialmente para las mujeres por los
estrategas del marketing, cuyo color es más claro, y también cervezas oscurecidas
especialmente para hombres. Los cigarrillos son blancos, pero también los hay de color
marrón, presentados así para sugerir un sabor más fuerte.
Las mujeres suelen preferir comer carnes y salsas claras, y los hombres carnes de color
marrón oscuro y salsas oscuras, que parecen especialmente fuertes. Cuanto más fuerte
es el color marrón, más fuerte es la comida, aunque solo se trate de una ilusión creada
por nuestra mente en función de los colores de los alimentos.
Corriente y Anticuado:
Los tonos marrones contienen en su mayoría rojo, amarillo, azul y negro, y a menudo
incluso blanco. El marrón anula el carácter de todos los colores que contiene, haciendo
desaparecer la individualidad de los colores básicos, y ésto es lo que hace del marrón el
color de lo corriente, lo simple y lo honrado. No es casualidad que a una figura conocida
del cómic que personifica la mediocridad, el eterno perdedor, se le haya llamado Charlie
Brown.
Las revistas de modas hablan de «rojo noble», «negro noble» o «blanco noble» pero
nunca de «marrón noble». Los miembros de las casas reales nunca visten en las
recepciones oficiales de marrón porque resulta un color demasiado vulgar para ellos,
siendo un color que nunca es adecuado para las ocasiones en que la elegancia es un
requisito indispensable: en la moda masculina de gala los trajes marrones están fuera de
lugar, e incluso los zapatos marrones. Los más prestigiosos bancos ingleses hasta
prohíben a sus ejecutivos vestir trajes marrones en sus oficinas porque resultan
demasiado ordinarios.