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homenaje a pedro FORROS copy.

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Este libro condensa reflexiones que se presentaron en el


I Coloquio Internacional, “Historia, Sociedad y Religión”, en
homenaje al Dr. Pedro F. Hernández Ornelas, celebrado en el

Fernando Matamoros Ponce


Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso

Carlos Figueroa Ibarra


Vélez Pliego” (ICSyH) de la Benemérita Universidad
HISTORIA Y SOCIEDAD

Giuseppe Lo Brutto
COORDINADORES
Autónoma de Puebla (BUAP). El conjunto de trabajos son
EN LAS LUCHAS POR LA NATURALEZA
una progresión del conocimiento sobre el potencial
Homenaje a
emancipador de la naturaleza-hombre-estética, que contiene Pedro F. Hernández Ornelas
la religión en tiempos de violencia cotidiana. En el amplio

RELIGIÓN, HISTORIA Y SOCIEDAD EN LAS LUCHAS POR LA NATURALEZA


paisaje intelectual, integrando el rigor crítico de las ciencias
sociales, mezcladas con la radicalidad emancipadora de
filósofos y teólogos de la liberación, se destacan
contradicciones de la Iglesia católica institucional, así como

C
también cosmovisiones indígenas actualizadas en los
M procesos de valoración de éticas liberadoras. Los textos
Y
ponen en perspectiva complejidades socio-económicas y
CM

densidades de imaginarios que la realidad misma refleja:


MY

CY
negatividad a los grandes discursos niveladores de la
CMY conciencia. Presente en diversos análisis del libro, la
dialéctica, como camino interior de búsqueda de verdad,
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HOMENAJE A PEDRO F. HERNÁNDEZ ORNELAS


contra la dominación de modelos empíricos del poder y su
institucionalización permite mirar sentidos de palabras y
acciones utópicas comunitarias. Los esfuerzos por
desenterrar, para recordar las motivaciones espirituales y ICSYH
INSTITUTO DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES

religiosas de la historia y el arte, no solamente amplía «ALFONSO VÉLEZ PLIEGO»

epistemologías críticas contra la violencia; también, restituye Carlos Figueroa Ibarra


intuiciones mesiánicas de la filosofía de la historia de Walter
Giuseppe Lo Brutto
Fernando Matamoros Ponce
Benjamin. La necesidad material de otra teología-política COORDINADORES
que actualicé esperanzas del pasado en el presente: Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
posibilidades de energías espirituales en los memoriales de
muertos y muertas que siguen exigiendo justicia.

Fernando Matamoros Ponce, ICSyH-BUAP


RELIGIÓN, HISTORIA Y SOCIEDAD
EN LAS LUCHAS POR LA NATURALEZA
homenaje a pedro f. hernández ornelas

Carlos Figueroa Ibarra


Giuseppe Lo Brutto
Fernando Matamoros Ponce
Coordinadores
ÍNDICE

Palabras iniciales
Pedro F. Hernández Ornelas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

Introducción
Giuseppe Lo Brutto y Fernando Matamoros Ponce . . . . . . . . 11

Capítulos

Capítulo 1
Posmodernidad y extravío ante el eclipse de Dios. Ciencia
y fe en el conocimiento humano desde la sociología de la religión
Pedro F. Hernández Ornelas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23

Capítulo 2
Pensamiento crítico y esencia genérica contra la violencia
Fernando Matamoros Ponce. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41

Capítulo 3
Las raíces cultuales del arte
Laurence Le Bouhellec . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55

Capítulo 4
La Teología de la liberación como antecedente
geo-epistémico de la crítica decolonial
Luis Martinez Andrade. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75

Capítulo 5
Trabajo, ecología política y religión
Ulises Castro Conde. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
CAPÍTULO 2
PENSAMIENTO CRÍTICO
Y ESENCIA GENÉRICA CONTRA LA VIOLENCIA

Fernando Matamoros Ponce

Resumen
Nuestra propuesta metodológica consiste en introducirnos en signifi-
cantes socioculturales de lo que Adorno (2004) llamó la vida dañada,
para destacar significaciones contradictorias de lo estético y erótico
en representaciones artísticas y culturales de la técnica y política de
los hechos religiosos (Marcuse, 2002; Adorno, 2004; Fanon, 2002).
Nuestra epistemología quiere ir más allá de la constatación de lo es-
téril de institucionalidades desencantadas (Estados e Iglesias) y de la
confirmación de habitus y distinciones (Bourdieu, 1979) de repro-
ducciones culturales de gustos. Según Benjamin (2005), para ir más
allá de la violencia institucional, la intencionalidad la crítica permite
rescatar o redimir la sustancialidad del pasado de los vencidos: po-
tencialidades creativas de una esencia genérica de la humanidad: un
“renacimiento” inventivo del hacer cotidiano (Certeau de, 1990: I).
En sus tesis de la historia, Benjamin sugiere no quedarnos atrapados
en los hilos invisibles que mueven las piezas del ajedrez de la política
y la tecnología, lo que implica mirar en las cosas herencias inventivas
de socialidades en lucha y esperanza: una frágil fuerza mesiánica de los
vencidos de generaciones precedentes permite actualizar, advierte, las
significaciones imaginarias utópicas del presente.
42 religión, historia y sociedad en las luchas por la naturaleza

Punto de partida, deseo y aspiración


en los hechos religiosos
Para ir más allá de la objetivación del mundo cuando se está generali-
zando el desencantamiento de utopías, y que se fragmenta y dispersan
las esperanzas partícipes de un reacomodamiento en un mercado de
los cuerpos que sueñan, resulta imprescindible mirar dialéctica y epis-
temológicamente los deseos. Aun cuando las evidencias empíricas son
también sueños e imaginarios históricos de otra conceptualización del
concepto de humanidad (Bloch, 1980: III), ¿serán las manifestacio-
nes del dolor de las vidas dañadas por las políticas de desarrollo; las
esperanzas de un reencantamiento material del pensamiento crítico,
imaginaciones soñando otro mundo, incluyendo tecnologías que ayu-
dan a la satisfacción de la libido o al principio freudiano del placer
como pulsión primordial de la humanidad? De ser así, el pensamiento
significado en la escritura representativa de las artes debería rastrear,
como el psicoanálisis, los procesos históricos que condicionan cuerpos
y subjetividades en el mundo concreto. Así, las preguntas ¿quiénes
somos y qué devenimos? no se formulan para constatar estadísticas
del mundo homogéneo sin relaciones sociales. Tampoco se hacen para
confirmar en las etnografías y archivos de la historia verdades catastró-
ficas del comportamiento egoísta e individualista: construir su familia
atomizada, feliz y contenta, familia prefijada, por cierto, por el Yo
cuestionando contradictoriamente determinaciones del Super-Yo, re-
presentadas por los padres, la escuela y otras instituciones del Estado.
No, nuestra propuesta quiere re-des-cubrir que la positividad infalible
de lo empírico de esos deseos son objetivos concretos de esperanzas.
Luchan por sobrevivir, pero también son apariencia de materialidades
de la alienación (económica, política, social y religiosa), enseñada y
aprendida en las instituciones a favor del orden para dar placer a los
padres de familia y maestros que, desde luego, saben cómo educarlos
mediante la competición individualista y la aflicción amenazante del
miedo a la represión.
Así, dialécticamente, podremos observar en las corporalidades y
subjetividades individuales y colectivas que las positividades religiosas
se encuentran en condicionamientos y límites “ilusionistas” de una hu-
manidad condenada por las apologías de la racionalidad y la apoteosis
del progreso y la civilización. Esta mirada dialéctica nos ayuda a com-
2. pensamiento crítico y esencia genérica contra la violencia 43

prender por qué y cómo tantas resistencias y rebeliones históricas de


esperanzas e imaginarios creyentes surgen en el caos de las crisis ma-
teriales de la vida cotidiana, tanto estructurales como espirituales de
comunidad y solidaridad social. Escapar, como en la infancia (Bloch,
1977: 3-6), ayuda a percibir e imaginar lo maravilloso de cuentos e
imaginaciones de la representación teológica que se esconde de la racio-
nalidad dominante. “Oh, mi niño querido, te lo pido, reza también por
el pequeño jorobado” (Benjamin, 1988: 105).
Por estas razones, consideramos que las materialidades de lo re-
ligioso se objetivan negativamente en los cuerpos de la naturaleza
(crisis ecológicas, pobreza, suicidios, represiones…) y se representan
temporalmente en espacialidades creyentes que sueñan otro mundo.
Por ejemplo, santos locales y santa muerte, cristos negros, indíge-
nas y narcotraficantes, vírgenes de resistencias y barricadas. Reflexio-
nemos sociológicamente, con Bourdieu, Chamboredon y Passeron
(2003). Las representaciones se manifiestan como negatividades del
mundo, y también como metafísicas múltiples y variadas en el espa-
cio y el tiempo de tradiciones, usos y costumbres que, por cierto, se
actualizan mediante el sentido de la esperanza contra el mundo que
los identifica y condena al destino de la ley y moral imperante. Sin
embargo, la objetividad material de las negatividades de la esperanza
creyente es estigmatizada o positivada en las instituciones dominan-
tes mediante una violencia simbólica y estructural de la modernidad
y el progreso: privatizaciones y despojos culturales de resistencias de lo
religioso, inscritas en representaciones de tradiciones en las relacio-
nes comunitarias subsumidas por el mercado. Así, podríamos desta-
car que las experiencias de lo religioso se objetivan mediante diversos
mecanismos expresados en misticismos terapéuticos: astrologías, ex-
periencias chamanicas, sectas… Sin embargo, no son irracionalida-
des del mundo, son materializaciones de un plus en la búsqueda de
alternativas de felicidad que, aunque metafísicas, son un más allá de
la condena racional del mundo.
44 religión, historia y sociedad en las luchas por la naturaleza

Esencia genérica en las resistencias


de negatividades creyentes
Cuando existen crisis profundas, los rumbos alternativos de las esperan-
zas (armonía, justicia, libertad, solidaridad…) producen una actualiza-
ción estética de símbolos del pasado en el presente de luchas y creencias
metafísicas, místicas y a veces esquizofrénicas. Sin embargo, mediante
alegorías y recuerdos actualizados, el sentido de palabras secularizadas y
representadas en obras artísticas, se materializan en diversos espacios del
mundo. Mediante la imaginación e impulso de la voluntad de la cons-
ciencia, estas ideologizaciones rebasan los límites racionales de la verdad
imperante en las instituciones dominantes. Para sobrevivir, y para cam-
biar el rumbo de las cosas, dioses y santos, como promesas de felicidad
(Goldman, 1985), se transforman en apuestas y resistencias. Por ejem-
plo, el indigenismo y las teologías de la liberación latinoamericana, las
primaveras árabes, y otros movimientos étnicos y de géneros, aparecen
como una actualización del pasado en el presente. Así, podríamos decir
que los movimientos sociales contemporáneos de lo religioso luchan
por la existencia de otra moral y ética que, aunque falibles, muestran
que los pecados originales del conocimiento crítico se secularizaron, pa-
radójicamente, en idealizaciones y misticismos del mercado del conoci-
miento y la “salud” mental positiva de la felicidad de los medicamentos.
Sin embargo, constatamos que las subjetividades renuevan preguntas de
esperanza. Con fantasmas de los muertos de la historia, por ejemplo, los
“cristianismos de la liberación” enfrentan el destino anunciado; que, por
cierto, en esta “Guerra de los dioses” (Löwy, 1999) son también una
guerra de imaginarios buscando alternativas.
Entonces, ¿servirá de algo mirar nuevamente en los significantes
las significaciones de la objetivación social de sentimientos y esperan-
zas (suspiros de la criatura oprimida): dolor y gritos del deseo en la natu-
raleza dañada de la vida cotidiana (Lefebvre, 1972)? Quizás podríamos
imaginar, como Marx (1972), la ideología hegeliana del derecho. En
efecto, Marx heredó del idealismo hegeliano y kantiano la necesidad
de la razón práctica, pero no para contemplar el exterior de lo real e
inmanente del fetichismo y la alienación de la obra de arte, sino para
apuntalar una interpretación del espíritu de la creatura oprimida. Esta
epistemología prepararía la mirada de la razón práctica y empírica de la
racionalización del mundo para demostrar que el hombre encontrará
2. pensamiento crítico y esencia genérica contra la violencia 45

en la realidad fantasmagórica del cielo el superhombre como reflejo


de sí mismo; pero no para reproducir la alienación religiosa, sino para
cambiar el mundo. Entonces, para salir del círculo mágico de la apa-
riencia, automatizaciones asignadas por las determinaciones sociales de
la alienación etnográfica del dolor y el sufrimiento, habría que mirar
lo excéntrico en las “competiciones” significativas de corporalidades
representativas (artes plásticas diversas, música, baile, teatro, risas, di-
bujos, pinturas, gráficas, esténciles, grafitis, esculturas, etcétera): no
para constatar los colores de la identidad, sino para potencializar subli-
maciones de la esencia genérica material e imaginaria del hombre en la
naturaleza del mundo (mitos, tradiciones, usos y costumbres). Inclu-
sive, esta lucha por la vida contra la muerte podemos destacarla en las
arquitecturas religiosas de las civilizaciones egipcias, greco-romanas,
budistas, cristianas e islámicas. Allí, esas espacialidades y representa-
ciones artísticas plasman la desesperanza ante la muerte, pero también
la protesta contra esa misma desesperanza del alma en un mundo sin
alma. Por lo tanto, descubrir la alienación de las ilusiones de la situa-
ción de la desesperanza no exige que se tiren imaginarios y fantasías
de la historia de la humanidad. Por el contrario, soltar las cadenas de
imaginarios de la condena de la muerte permitiría rescatar la esencia
imaginaria de las flores vivientes en los adornos de tantos rituales y
arquitecturas de la vida histórica renaciente.
El ser que condiciona la consciencia, como la consciencia que ela-
bora el ser, se entienden, en último término, sólo en aquello desde
lo que proceden y hacia lo que tienden. La esencia no es la preteri-
dad; por el contrario, la esencia del mundo está en el frente (Bloch,
1977: XXVIII).

Al revelar estas dimensiones de la esencia genérica del hombre, aliena-


das por el mercado de la cultura religiosa, se materializarían imágenes
espirituales del pensamiento, representadas tanto en las palabras como
en los cuerpos étnico-nacionales de conversiones diversas de la historia:
cristianismos góticos, renacentistas y barrocos, hinduismos-budismos
secularizados por el mercado de la salud espiritual, musulmanes en gue-
rra contra las “invasiones bárbaras” de occidente, así como otras religio-
nes de sectas secularizadas; por ejemplo, la Santa Muerte y otros santos
del narcotráfico en México. Si observamos, atentamente, las constela-
46 religión, historia y sociedad en las luchas por la naturaleza

ciones históricas de estos movimientos religiosos, como tensiones de


la pulsión de la consciencia universal de la vida y muerte, encontrare-
mos inherentes contradicciones sociales de sentidos de impulsos de la
vida. Eros, inventando e imaginando cómo vencer la administración
totalitaria de la tecnología violenta de Thanatos (Marcuse, 2002); la
sublime violencia de la muerte. Así, la muerte, rechazada y reconocida
únicamente los días de velorios y entierros, podría devenir en las formas
sagradas de los hechos religiosos; la misma violencia milenaria, pero
integrada en la producción de sentidos de comunidad.
Entonces, para ir más allá de los procesos de alienación y fetichismo,
inscritos en prácticas de la experiencia representativa en las obras cultu-
rales de la historia, las últimas cosas antes de las últimas (Kracauer, 2010),
reutilizamos el método material de temporalidades creyentes e intersub-
jetivas inmemoriales en la consciencia objetiva, negativa y espiritual del
sujeto contradictorio Capital-Trabajo. Así, nuestra metodología de una
arqueología del saber (Foucault, 1969), sobre las apariencias no consiste
solamente en constatar verdades de la dominación. Nuestro objetivo es
introducirse en los significantes socioculturales de la vida dañada (Ador-
no, 2004), la palabra y acciones, para destacar significaciones contradic-
torias estéticas y eróticas en las representaciones artísticas de la cultura
religiosa (Marcuse, 2002; Adorno, 2004; Fanon, 2002).
Esta mirada epistemológica no es para constatar la estéril armo-
nía de las institucionalidades administradoras del mercado en un valle
milenario de lágrimas y esperanzas. Tampoco es para confirmar habitus
y distinciones (Bourdieu, 1979) de modas eco-turísticas y otras alter-
nativas del mercado artesanal y comunitario. Como lo mencioné, la
intencionalidad de la crítica es para rescatar o redimir potencialidades
inventivas del hacer cotidiano (Certeau de, 1990: I). Parafraseando a
Auguste Blanqui (2002), para nosotros, los sonidos y luces estelares con
la luna de una “noche oceánica fascina e interroga”. Su oscilación está
entre dos formas: una que no cesa de hacer olvidar a la otra, pero que se
inventa nuevas aventuras en forrajes imbricados en el espesor y estratos
de las mentalidades.
La cultura es una noche incierta donde duermen las revoluciones de
ayer, invisibles, entramadas en las prácticas –luciérnagas, y en ocasio-
nes enormes pájaros nocturnos, la atraviesan, surgimientos y creaciones
que trazan la posibilidad de otro día (Certeau, de, 1993: 210).
2. pensamiento crítico y esencia genérica contra la violencia 47

Para liberar del pensamiento dominante las formas de la cultura, y la


crítica que las componen, para salvarla del despojo comunitario y cul-
tural de las creencias en otro día, no debemos corroborar la alienación
en la estadística y matemática de la etnografía (Index del Horror, –Ador-
no, 2002), normalizadas por la violencia de la ley y la norma de vida-
muerte de Thanatos. Como Kracauer (1996), no hay que tener miedo
de mirar en la basura de las institucionalidades de las verdades y racio-
nalidad. Tampoco hay que quedarse tetanizado ante medusas institucio-
nales. Allí existen también, inconscientemente, sentidos de rituales y
representaciones de salvación milenaria: gritos “proféticos” del todavía
no aún (Bloch, 1977: I), materialidades que re-encarnan comunitaria-
mente el sentido multidisciplinario del conocimiento de las ciencias so-
ciales de la cultura: invención de gestos cotidianos del habitar y cocinar,
tan actuales como milenarios.

Mirada dialéctica en el rumbo del mundo


¿Qué heredamos del pasado de las religiones? ¿Cuáles son las constela-
ciones inscritas en las actualizaciones de los espacios religiosos institu-
cionalizados del arte? Primeramente, nosotros pensamos que no existe
un punto de vista que no éste inmiscuido en las tensiones mercantiles
del conocimiento. En segundo lugar, creemos que dentro de la ins-
titucionalización del mercado de lo religioso, como arte sacro, exis-
ten también esas materialidades de esperanzas de la historia frustrada,
condenada y reprimida cotidianamente. En otras palabras, los puntos
de vista del conocimiento de lo religioso en el pasado (a-presentes)
son también lugares de memoria actualizados contra el olvido. Si es
importante la exploración de constelaciones “a-presentes” en procesos
históricos de “pueblos en movimiento de América Latina y el Caribe”
(alas, 2015), la dialéctica permite comprender que esas articulaciones
conceptuales de la historia de lo teológico son algo común a las comu-
nidades creyentes: un involucramiento de imaginarios y espiritualida-
des de esperanza en la cultura de lo político. De allí que los discursos,
encíclicas y otras declaraciones socio religiosas estén enmarcadas por
las estructuras de la lucha de clases.
48 religión, historia y sociedad en las luchas por la naturaleza

Entonces, el rol del conocimiento no consiste solamente en in-


terpretarlo, como han hecho tantos filósofos de la cultura. El objetivo,
como el origen del conocimiento y la ciencia, será aprehenderlo para la
transformación de la experiencia en el mundo. Por esto, Fanon (2002)
sugiere ir más allá de conceptos colonizadores de las ciencias de la po-
lítica. No para re-producir subjetivamente los mecanismos del poder
e inmaterialidad de los dioses, sino para fortalecer los recuerdos de los
orígenes de la cultura, el sujeto concreto como producción de comu-
nidad y civilización alternativa. Así, podemos comprender que dios no
existe sin la humanidad que lo nombra; Adán y Eva son la comunidad
judía, Mohamed es la comunidad musulmana y Topiltzin se objetiva
en los imaginarios de Quetzalcóatl… Actualmente, esta mirada crítica
sobre la pluralidad de saberes de la cultura y las religiones, mediados por
la ley del valor, restablece el conocimiento como utopías de la historia.
Esta mirada actualiza la crítica de Marx (s/a) a las tesis de Feuerbach. Si
no se trata de interpretar el mundo, sino de transformarlo, entonces la
descolonización de “planes de desarrollo” tecnológico del conocimien-
to, no solamente comprende las dinámicas del mundo, también actuali-
za el suspiro de la criatura oprimida como una urgencia ante el peligro del
anticristo que no ha dejado de triunfar en la historia (Benjamin, 2005).
Estos puntos de vista teórico conceptuales sobre los contenidos en
las religiosidades parecerían abstracciones sobre lo Absoluto o el Ser en
movimiento perpetuo del existencialismo, sin relaciones sociales en el
mundo. Sin embargo, las preguntas y el conocimiento sobre los proce-
sos del pasado, constitutivos del presente en las experiencias humanas
son, paradójicamente, esenciales para cuestionar esencias fetichizadas
del Ser atomizado en las confrontaciones sociopolíticas del deseo y la
pluralidad del conocimiento. ¿Podremos corroborar que los deseos in-
teriores del Ello, y la alienación, serían los mismos que se exteriorizan
objetivamente en los conflictos y tensiones de mitos de la historia hu-
mana, mediante neurosis o gritos de esperanzas contra estructuraciones
conceptuales que determinan la cotidianidad de la violencia? ¿Por qué
tanta miseria, desempleados, trabajos precarios sin seguro social? ¿Acaso
la abstracción, objetivada en los cabinets de psicología, no es el resultado
de procesos históricos inmersos en las subjetividades de los pacientes
condenados por la ley y norma institucionalizadas? ¿Por qué tantos en-
fermos mentales, por qué tantos suicidios, por qué tantas rebeliones en
2. pensamiento crítico y esencia genérica contra la violencia 49

el mundo, por qué tantos policías y militares rondando calles y cam-


pos? ¿Son locos, son soñadores, anarquistas violentos, son frustrados sin
relaciones sociales en el devenir de cuerpos explotados? ¿Las ideas del
pensamiento son resultado de círculos mágicos de determinaciones de
dioses y diosas fuera del mundo, donde miramos por casualidad en las
conversiones creyentes de la comunidad? ¿Las vírgenes y santos patro-
nos son irracionalidades especificadas en la antropología y etnografías
del pasado en evolución? ¿Por qué nos peleamos entre nosotros, por
qué no nos ponemos de acuerdo para cambiar el mundo? ¿Por qué las
identidades se preguntan sobre las identificaciones bajo el control de
la ciencia autorizada? ¿Acaso somos cristianos ortodoxos, protestantes
renovadores por obra del espíritu santo, o budistas perdidos en la in-
dividualidad de la salvación? ¿No serán determinaciones exteriores las
que nos posicionan en espacios creyentes y políticos? ¿Son los pobres,
los desempleados, los enfermos, los locos, los desarraigados supersti-
ciosos, o es la realidad la que determina que esas abstracciones de los
dioses sean justamente el sentido de las esperanzas representado en las
ciencias, las arquitecturas y las tecnologías contra el destino mitificado
de la ley de los poderosos?
Las palabras, acciones y obras de las experiencias corresponden a
procesos históricos concretos, manifestados en contradicciones que se
materializan con sentidos significativos culturales en obras de arte repre-
sentativas: iglesias, obras plásticas y escrituras poéticas como musicales
sagradas. En otras palabras, mirar la violencia totalitaria de los discursos
de la ley, que elimina las diferenciaciones mediante el Absoluto abstracto,
al grado de concentrarlas en campos de la definición y homogeneiza-
ción étnica, género y política, nos permite observar, subrayar y rescatar
aquellas particularidades de la esperanza que pudieran configurar otros
alcances sociales y antropológicos de subjetividades contradictorias de
la conciencia. Exteriorizando las formas de interiorización espiritual,
para ir más allá del mundo de la condena y el destino impuesto por la
familia y la política, regulando las normas, debemos ver que esas mate-
rialidades corresponden a ímpetus de la espiritualidad de las utopías y
sueños de la naturaleza humana, representada en la estética de las artes
inventivas en la naturaleza de hechos religiosos.
50 religión, historia y sociedad en las luchas por la naturaleza

Soledad del conocimiento y aspiración de justicia


Cuando el pensamiento crítico cuestiona fácticamente, muchas veces
desde la soledad del encierro y aislamiento, los condicionantes técnicos
de las verdades establecidas por positivismos de la historia de la urbani-
zación, expresados como las formas normalizadas de planes de desarrollo,
vuelven a actualizarse aquellas fuerzas dinámicas de la historia comuni-
taria con la naturaleza astral. Las identidades religiosas en la naturaleza,
dañadas en la emigración y el exilio, se preguntan por qué esta barbarie
de la libertad del mercado. Millones de campesinos-indígenas se rebe-
lan contra esos planes de desarrollo de un destino pactado por clase; se
oponen a las dinámicas de explotación de la naturaleza y el hombre.
Cables, propaganda, cañones y satélites de la comunicación destruyen
el universo ensoñador, contaminando el medio ambiente y la estética
de los paisajes. Programas viales y periféricos invaden las ciudades para
el mercado del automóvil. Nada actualiza mejor las conceptualizacio-
nes fragmentadas de la vida cotidiana mundial que esos recuerdos del
hombre antiguo que se abandonaba en la experiencia de la naturale-
za cósmica (Blanqui, 2002); locura mística de átomos dispersos que
al unirse constituyen la posibilidad de otro planeta. Hace millones de
años, hombres y mujeres, frente al fuego domado, organizaban civili-
zaciones, mediante sueños y sensaciones de felicidad. El espíritu de las
primeras técnicas acompañaban los sueños comunitarios que nombran
y representan a la naturaleza para habitarla. Actualmente, todos los días,
aun en medio de la violencia a la naturaleza de los individuos fragmen-
tados, las comunidades acompañan los sueños de las estaciones con la
Madre Tierra. Sin embargo, guerras e invasiones de territorialidades an-
cestrales, guerras de dioses significando la brutalidad de las identidades
sociales, invaden las espacialidades del tiempo comunitario.
La lista es larga en la noche de la barbarie. Más y más artefac-
tos, más y más alambres dominan las tendencias quijotescas. Esos en-
cierres del paisaje espacial se rematan con la evolución eólica contra
la biodiversidad; centrales nucleares explotan y contaminan; minas a
cielo abierto envenenan ríos y destruyen espacialidades comunitarias;
satélites llenan de basura el espacio sideral; los mares reciben millones
de partículas contaminantes y toneladas de desechos. Entonces, el opti-
mismo se encuentra mediado por lo Dado. Constatamos que la técnica
ha dejado al espíritu errante, abandonado a la explotación. Buscando
2. pensamiento crítico y esencia genérica contra la violencia 51

alternativas para un reencantamiento de las relaciones de la naturaleza


y la humanidad, mediaciones de tendencias de modernidad aparecen
como un segundo en violencia sideral-universal. Traicionan a la huma-
nidad, transformando la noche nupcial del origen de la palabra y repre-
sentaciones artísticas del imaginario en una espiral infernal de ríos de
sangre, contaminaciones y enfermedades.
¿Qué debemos hacer para que también la técnica sirva a relaciones
de armonía entre la naturaleza y la humanidad? Parafraseando Sens Uni-
que de Walter Benjamin (1988), los hombres como especie han recorrido
caminos durante milenios; y han imaginado múltiples relaciones en la
experiencia cósmica: dioses de fuerzas de la naturaleza, tierra, agua, aire
y fuego armonizan la naturaleza humana. La han representado en obras
de dioses y héroes míticos, que muestran ampliamente sueños utópicos,
incluyendo temores enmarcados en los dioses de la naturaleza primige-
nia. Ellos han marcado, técnicamente, huellas en las brechas de las selvas,
subido montañas y atravesado océanos para concretar la evolución. Sin
embargo, la humanidad, en cuanto especie, todavía está al principio de
su avance; es el pasado bárbaro que no logra evolucionar, alcanzar la civi-
lización. Después de noches de dolor en las guerras anteriores, donde los
prisioneros parecían epilépticos adormecidos, hubo tentativas de rebe-
lión y resistencia de comunistas, socialistas y anarquistas; luchaban para
detener la exterminación humana. Aunque nos posicionamos frente al
individualismo positivo dominante, consideramos que si no centramos
nuestra mirada en esos proyectos civilizatorios de cuerpos en su profun-
didad espiritual de la esperanza, ningún razonamiento pacifista podrá
salvarnos de la catástrofe anunciada. La humanidad no lograra sobrevivir
el vértigo totalitario sin esos sueños que permitieron, en el pasado, su
procreación negativa e inventiva de solidaridad.
Ante él se hallaba una imagen de toda la vida del hombre sobre la tie-
rra, y le parecía que la vida del hombre no era nada, sólo un minúsculo
encenderse, un breve centellear en medio de una tiniebla terrible e
ilimitada […]. Y sabía que moriría con el sarcasmo en los labios, y que
con el último latido del corazón resonaría su terca negativa en el seno
de la noche que todo lo devora (Thomas Wolfe, en Bloch, 1980: 495).

¿Qué nos importa de la naturaleza y la sociedad, si ellas mismas son abs-


tracciones descritas, definidas y homogeneizadas por discursos y verda-
des establecidas en la repetición de la política y violencia que rigen curso
52 religión, historia y sociedad en las luchas por la naturaleza

catastrófico del mundo? En primer lugar, apoyándonos en el principio


esperanza (Bloch, 1980), para considerar el conocimiento de la violencia
que expulsa sentimientos del mundo, queremos mirar las contracciones
temporales en las formas que han tomado las lógicas de la modernidad. En
segundo lugar, no queremos constatar y denunciar los estrechos ámbitos
conceptuales de la liberación de los movimientos atrapados en la estruc-
tura estructurante de las consciencias y los gustos, materializados en las
mercancías de la cultura religiosa antropologizada como natural. En tercer
lugar, al subrayar los lugares donde parten y se ofrecen modelos de libe-
ración, tampoco queremos destacar las afirmaciones concluyentes y defi-
nitivas del concepto esperanza. En otras palabras, al destacar los diálogos
interiores (palabras en el exilio del mundo: libertad, justicia, amor, solida-
ridad…), entre los diferentes movimientos de la modernidad, queremos
destacar que las constelaciones en la experiencia subjetiva de fragmentos
son determinados por condiciones objetivas de la sociedad: fragmentación
e individualismo dominante en situaciones utópicas de alteridades, con-
flictos y alternativas. Entonces, la ascesis del conocimiento del concepto
aspira a reparar la injusticia cometida a los sueños y aspiraciones de la
historia en la soledad atormentada. En este sentido, sin embargo, el deseo,
aunque mediatizado por condicionamientos de lo real, no cede, no renun-
cia a los sueños de los orígenes de la humanidad. Y no por un sentimiento
romántico de los ancestros caídos en la noche, sino porque la esperanza,
frente a los mitos encerrados en las instituciones, se encuentra también
mediada por la categoría del peligro real. Así, el mundo inacabado podría
llegar al término del proceso si desenmascaramos lo incógnito de la cosa,
pero no mediante los mecanismos de hipostasiar la cosa y las creencias,
mediante el establecimiento de esencias fijas que bloquean los caminos.
No, la esencia genérica de las cosas, los imaginarios, no son lo absoluto
hipostasiado por los poderosos que interpretan las escrituras y las imágenes
para el existencialismo anárquico. La esencia de las cosas es la humanidad
misma, objetiva-real que espera otra vez la génesis de lo Nuevo, mediante
la esperanza activa y negativa del mundo. Es el espíritu invariante de la his-
toria de las imágenes de la humanidad: la solidaridad con la esperanza de
otro amanecer, la felicidad del país de la libertad y justicia, utopías donde
correrán leche y miel de las montañas, contenidos artísticos míticos de lo
dado en la historia de la violencia.
2. pensamiento crítico y esencia genérica contra la violencia 53

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