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TRABAJO ENCARGADO
SEMESTRE: X 2018-II
RESEÑA HISTORICA
La enterotoxina
CLOSTRIDIUM PERFRINGENS
Hay evidencia que indica que la formación del complejo de 155 kDa forma poros en la
membrana celular, lo que llevaría a un aumento de la permeabilidad celular con la
consecuente citotoxicidad. El mecanismo de muerte celular es dependiente de la
concentración de toxina y de la concentración de ciertos iones extracelulares, como el
calcio. La evidencia existente indica que la apoptosis sería el mecanismo predominante
a bajas concentraciones y la necrosis a altas concentraciones. En ambos casos la
enterotoxina produce daño histopatológico en el intestino in vivo, lo que lleva a la
pérdida de electrolitos y fluidos que se observa en modelos experimentales. Sin
embargo, no está claro si los cambios en la unión estrecha e incluso los procesos
inflamatorios producidos por la toxina también podrían contribuir a estos cambios
fisiológicos.
Estudios recientes han demostrado que el receptor para CPE se expresa en células
neoplásicas, razón por la cual se investiga su posible uso en el tratamiento del cáncer.
Al-Sheikhly (1992)
LA TOXINA ALFA
La toxina beta
La toxina épsilon
La toxina épsilon es la toxina clostridial más potente luego de las neurotoxinas tetánica
y botulínica. Es producida y secretada como una prototoxina con un peso molecular de
32,7 kDa, que al sufrir un clivaje proteolítico específico adquiere su máxima actividad
biológica. Esta activación puede ser catalizada por proteasas como la tripsina, la
quimotripsina y una zincmetaloproteasa producida por C. perfringens en el tracto
gastrointestinal. El gen de esta toxina (etx) está codificado en un elemento
extracromosómico, un plásmido de gran tamaño. La toxina épsilon es tóxica para
células de la línea Madin-Darby canine kidney (MDCK) y, en menor medida, para la
línea G-402 de células de leiomioblastoma humano. Diversos trabajos realizados con
células MDCK muestran que la toxina épsilon induce hinchazón, formación de
burbujas, fragmentación y lisis celular. Además, se demostró que en las células MDCK
la toxina épsilon forma un complejo en la membrana citoplasmática, aunque su ingreso
a la célula no es necesario para ejercer toxicidad. En estas células, la acción citotóxica
se correlaciona con la formación de un gran complejo de membrana que causa una
rápida pérdida de potasio con entrada de sodio y cloruro, mientras que la concentración
de calcio se incrementa; esto da como resultado una pérdida de la viabilidad celular. La
toxina épsilon se une a microdominios de membrana resistentes a los detergentes (lipid
raft) y se oligomeriza y forma un poro en membranas celulares tanto sinaptosomales
como de células MDCK. El poro formado en la membrana celular permitiría el pasaje
de solutos hidrofílicos de hasta una masa molecular de 1 kDa. Este canal estaría
constituido por una heptamerización de la toxina que, sugestivamente, coincide con
otras toxinas citolíticas como la toxina alfa de Staphylococcus aureus, la aerolisina
de Aeromonas hydrophila y la toxina citolítica ClyA de Escherichia coli. La estructura
cristalizada de la toxina muestra que forma un poro barril â, el cual exhibe alguna
similitud estructural con la aerolisina, otra toxina formadora de poro. Al-Sheikhly
(1992)
Una baja concentración de toxina épsilon puede detener la división celular sin matar
inmediatamente a las células, y causar un descenso en su número y un significativo
aumento de su volumen medio. La unión específica a este tipo de células se debe
probablemente a la presencia de un receptor, el que sería necesario para la actividad
biológica de la toxina. En forma reciente se demostró que la línea de células epiteliales
de túbulo colector distal de riñón de ratón mpkCCDcl4 es también sensible a la acción
de la toxina épsilon. Estas células conservan ciertas características del transporte iónico
de las células epiteliales, por lo que han sido útiles para caracterizar los efectos de la
toxina épsilon en la homeostasis celular. En estas células, la toxina épsilon se une
principalmente a las membranas del lado apical de las células y oligomeriza sobre esta
superficie, sin difundir hacia el interior de la célula. Sobre la superficie apical existen
proteasas que activarían a la prototoxina épsilon.
La toxina iota
El gen de la toxina beta-2 puede ser encontrado en todos los tipos de C. perfringens y se
halla codificado en un plásmido en la mayoría de las cepas que lo contienen.
Esta toxina ha sido asociada con diversas enfermedades intestinales en animales, pero
también se ha aislado de pacientes humanos con enfermedades gastrointestinales.
Aunque en los últimos años ha aumentado considerablemente la cantidad de
publicaciones sobre la toxina beta-2 y su asociación con enfermedades entéricas, la
mayoría de los trabajos sólo informan la presencia de bacterias con el gen codificante de
la toxina, de modo que la asociación entre la enfermedad y la toxina aparece como una
cuestión netamente especulativa.
III. TOXICOCINÉTICA
Las personas con intoxicación alimentaria por C. perfringens presentan diarrea y cólicos
abdominales de 6 a 24 (generalmente de 8 a 12) horas después de haber consumido
alimentos contaminados. La enfermedad por lo general comienza de manera repentina y
dura menos de 24 horas. Puede que se presente deshidratación. Esta infección no causa
fiebre o vómitos y no puede transmitirse de una persona a otra.
IV. TOXICODINÁMICA
Algunas cepas causan una enfermedad entre leve y moderada que se cura sin
tratamiento, mientras que otras cepas producen una gastroenteritis (ver Introducción a la
gastroenteritis) grave que puede dañar el intestino delgado y a veces conduce a la
muerte
VII. CASOS
Introducción: Es una de las ETA de origen bacteriano de mayor impacto. Fue
descrita en la década del '40.
Agente etiológico: Clostridium perfringens, bacilo capsulado gram positivo,
anaerobio. La tipificación de las 13 toxinas que produce permite clasificar a C.
perfringens en cinco tipos (A-E). Los patógenos humanos son A y C. La toxina
alfa (lecitinasa) es producida en mayor cantidad por C. perfringens tipo A. La
toxina beta (necrosante y termolábil) es producida por C. perfringens tipo C. La
ETA es habitualmente causada por C. perfringens tipo A y ocasionalmente por el
tipo C. Las esporas sobreviven a la cocción y cuando el alimento pierde
temperatura se desarrollan. La temperatura óptima en la carne es 43º-47ºC y el
tiempo de generación 10-12 minutos.
Epidemiología: Tiene distribución universal. El reservorio lo constituyen el
suelo y el tubo digestivo del hombre (103-108/g heces) y de los animales
(bovinos, porcinos, aves y peces). Los brotes ocurren durante todo el año con un
ligero aumento en verano. Los alimentos fuente de infección son las carnes
cocidas que se conservan a temperatura ambiente y con menor frecuencia los
vegetales. La tasa de ataque es elevada 50-60 %.
Reseña de brotes recientes: La mayoría de los brotes estuvieron asociados a
comidas en restaurantes e instituciones, son infrecuentes los brotes en el hogar.
En los Estados Unidos en el período 1993-1997 fueron notificados 57 brotes
(n=2.772 casos) y fue la tercera causa de ETA bacteriana.
De acuerdo a los registros de SIRVETA, los países han reportado 66 brotes
(n=3588) entre los años 1993-2001.
VIII. CONCLUSIONES
IX. BIBLIOGRAFIA.
1. Adamson RH, Ly JC, Fernández-Miyakawa M, Ochi S, Sakurai J, Uzal F, et al.
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2. Al-Sheikhly F, Truscott RB. The pathology of necrotic enteritis of chickens
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3. Barbara AJ, Trinh HT, Glock RD, Songer JG. Necrotic enteritis-producing
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4. Barth H, Stiles BG. Binary actin-ADP-ribosylating toxins and their use as
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5. Borriello SP, Carman RJ. Association of iota-like toxin and Clostridium
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rabbits. J Clin Microbiol 1983; 17: 414-8.
6. Hughes ML, Poon R, Adams V, Sayeed S, Saputo J, Uzal FA, et al. Epsilon-
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7. Patton NM, Holmes HT, Riggs RJ, Cheeke PR. Enterotoxemia in rabbits. Lab
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