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El deseo de los criollos de independizarse, que querían tener poder político y mayor libertad
económica para poder desarrollar libremente susactividades económicas, cuya productividad
estaba frenada por el control del comercio por parte de la metrópoli y el establecimiento de un
régimen de monopolios, gabelas y trabas.
*La idea de que elEstado era un patrimonio de la corona hizo que cuando la familia real fue
retenida en Francia las colonias no fueran leales a la junta de gobierno de Cádiz, sino que
formaran juntas de *Gobierno cuyoobjetivo inicial fue devolver al trono a Fernando VII. El vacío
de gobierno en España causado sucesivamente por Napoleón y el constitucionalismo español,
abrió la oportunidad para que la clasedominante hispanoamericana, formada por criollos
europeos, dieran impulso, y sostuvieran el movimiento, y la guerra por la independencia como
medio definitivo de conservar y mejorar su estatus, disminuido oen riesgo de perderse, pero sin
pretender un cambio a menos en la estructura social americana (permanencia de castas o
esclavos,etc), ni tampoco una disminución de su alcance administrativo (utiposeditis). La
llamada
Entre las consecuencias más importantes puede mencionarse las siguientes:
1. España tuvo que reconocer la independencia de México, terminando así tres siglos de
dominioespañol.
3. Miles de mexicanos murieron durante una guerra que se prolongó durante 11 años.
4. La economía de Méxicoestaba muy mal debido a que durante la guerra las minas y campos de
cultivo fueron abandonados por miles de indígenas, negros y mestizos que se unieron a la lucha.
Las escasas industrias que existían... [continua]
LA HISTORIA DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO.
Antecedentes.
En la Nueva España las cosas parecían ir de la mejor manera y no era para menos pensar esto.
Las arcas de México se encontraban abundantes y financiaban tanto los gobiernos de otras
colonias españolas, así como la construcción de palacios y campañas militares en la propia
España. Las ciudades de México tenían un desarrollo mayor que cualquier otra colonia en
América. Pero hasta ahí podía ir la alegría ya que existía una profunda y marcada desigualdad
social entre los habitantes de la Nueva España.
Para el siglo XVIII la población estaba conformada por un 40% de Indígenas, otro 40% de
mestizos y mulatos incluyendo todas las generaciones intermedias y solo un 20% de blancos
(europeos y americanos) Los dos primeros grupos sociales componían la población inculta,
pobre y explotada, sectores completamente desplazados de toda participación en el gobierno
general y la economía del virreinato. El 20% de blancos controlaban todo el poder llevándose
casi la totalidad de las ganancias que generaba la colonia. A pesar de esto este grupo estaba
dividido en dos bandos "peninsulares" y "criollos", es decir europeos y americanos. Esta
diferencia comenzó desde iniciada la colonia en México y
creo un defecto que se profundizo durante 200 años. Al iniciar el siglo XIX la grieta había
separado al país en dos bandos el realista (españoles) y el insurgente (criollos), los que
arrastraron tras de ellos al resto de los núcleos sociales.
Españoles
Criollos
Indios
Esta división se generaba de quien tenia más derecho a gobernar y dirigir la sociedad, por una
parte los españoles consideraban que ellos tenían todo el derecho del poder por ser los
conquistadores y dueños directos de las colonias, ante lo cual no podían permitir que los criollos
los cuales habían nacido en las Indias (América) y por lo tanto inferiores tomaran el poder. En el
otro lado los criollos, cansados de seguir bajo el control de la corona española la cual se
encontraba muy lejos para poder solucionar adecuadamente los problemas de la Nueva España,
consideraban que a ellos les correspondía dirigir el camino político y social de la Nueva España.
En junio de 1808 llegó a México la noticia de la renuncia de los reyes españoles en favor de José
Bonaparte. Tanto españoles como criollos se negaron a reconocer a Bonaparte, pero los criollos
vieron la oportunidad de hacer a la colonia independiente con el pretexto de guardar el reino
para el rey Fernando VII. Francisco Primo Verdad y Ramos y Juan Francisco Azcárate
encabezados por Fray Melchor de Talamantes piden que se tengan por nulas las renuncias echas
por los reyes de España, argumentando que ante la falta de reyes la soberanía había vuelto al
pueblo y por lo tanto había la necesidad de crear un gobierno temporal apoyado por el pueblo,
Primo Verdad y Ramos termino su
propuesta pidiendo al virrey y a la junta del ayuntamiento que juraran por el rey de España y de
la Indias Fernando VII. Iturrigaray entonces virrey apoyo la propuesta de crear por los votos de
los ayuntamientos de la Nueva España, una Junta Suprema de México en donde él dirigiría
conservando la soberanía mientras Fernando VII estuviera preso. Los españoles realistas vieron
esto como un paso que conduciría hacia la liberación política total y tenían que impedirlo. El 15
de septiembre dirigidos por Gabriel Yermo unos 300 españoles entraron al palacio y tomaron
preso al virrey y a sus asesores. A partir de ese momento instauraron un gobierno militar
cerrado a cualquier cambio. Primo Verdad y Ramos uno de los criollos más renombrados de la
junta del ayuntamiento fue tomado preso y luego muerto como ejemplo de lo que les esperaba
a los que intentaran promover un cambio en el orden del poder del virreinato. Esto no intimidó
ni asustó a los grupos opositores a los realistas, todo lo contrario los motivó a juntarse y planear
algo para tomarse el poder a cualquier precio.
La Conspiración.
A fines de 1809 es descubierta una conspiración en Valladolid que intentaba derrocar al régimen
militar de los peninsulares, en ella es invitado a participar Don Miguel Hidalgo Costilla un cura
criollo de gran carisma que por sus ideas es enviado al curato de Dolores desde el cual sigue
buscando gente con sus mismas inquietudes entre las cuales estaba el ser miembro importante
de alguna conspiración para derrocar al régimen. No se une a la conspiración de Valladolid
porque observa su inmadurez y sus pocas posibilidades de éxito.
Su oportunidad surge entre un grupo de criollos de la ciudad de Querétaro que son protegidos
por el corregidor de esta ciudad Miguel Domínguez y sobre todo por su esposa Doña Josefa Ortiz
de Domínguez. Este grupo es impulsado por un grupo de militares Ignacio Allende, Juan Aldama,
Mariano Abasolo, Joaquín Arias y otros. Allende es el principal promotor de la conspiración, un
hombre impulsivo quien deseaba dirigir la operación pero en forma de un movimiento de la
clase media criolla conducida por militares. La conspiración de Valladolid demostró
que no bastaba con el apoyo de los criollos, que necesitaban al pueblo si es que esperaban tener
alguna oportunidad de éxito en su aventura. Esto a la vez
los hacia dudar ya que en el fondo eran clasistas. Había que mover al pueblo, las masas y para
ello necesitaban a alguien de gran carisma y prestigio de modo que pudiera ser oído y aplaudido
por la muchedumbre. Por tal razón y con pesar de Allende se llamo a Hidalgo.
Las reuniones de este grupo de conspiradores se realizaban en la casa del cura José María
Sánchez a ellas acudían Allende, Altamirano,
Aldama, Hidalgo y otros. El Corregidor Don Miguel Domínguez aunque no asistía a las reuniones
estaba de acuerdo con el movimiento y en su casa se reunía con Allende para tratar el proyecto.
Las reuniones estaban encubiertas bajo el pretexto de Juntas literarias, en las cuales discutían
los puntos para llevar acabo el levantamiento.
La Conspiración Descubierta.
La conspiración es descubierta ante varias autoridades por Mariano Galva y el capitán Arias,
ante esto Josefa Ortiz de Domínguez envía al alcalde, Ignacio Pérez, para que busque al capitán
Allende en San Miguel, al no encontrarlo ahí se dirige junto con Aldama a Dolores. El
Levantamiento Al ser informados Hidalgo y Allende de que la conspiración ha sido descubierta
discuten su situación y por fin Hidalgo exclama "¡Caballeros, somos perdidos; Aquí no hay más
recursos que ir a coger gachupines". Así que en la madrugada del 16 de septiembre Hidalgo se
dirigió al patio de la parroquia de Dolores en donde expuso a la gente reunida que llegaba a
3000 el plan que tenían para quitar del poder a los gachupines tras lo cual dio el grito de
independencia.
El Grito de Dolores
Del pueblo de Dolores Hidalgo partió hacia Atotonilco donde saco un lienzo de la iglesia con la
imagen de la Virgen de Guadalupe, lo puso como estandarte y siguió hacia San Miguel el Grande,
Chamacuelo (hoy día Comonfort. En la ciudad de Celaya se asignaron los primeros grados e
Hidalgo fue nombrado como "Capitán General" o "Generalísimo de América" y Allende como
"Teniente General", continuaron avanzando y llegaron a Salamanca, Irapuato, Silao y finalmente
a Guanajuato. A lo largo del avance hasta Guanajuato que duro menos de dos semanas Hidalgo
logro juntar a más de veinte mil hombres, ya que en Guanajuato tomo esta ciudad tras vencer a
los españoles que se habían fortificado en
la alhóndiga de Granaditas.
Reunió a más hombres y mandó a fundir cañones para dirigirse a Valladolid la cual tomo sin
disparar un solo tiro. Escribe el primer bando en el que anula la esclavitud y la paga de tributos
para todo tipo de castas. Sale de Valladolid rumbo a la capital y en el camino se le unen Ignacio
López Rayón y el cura José María Morelos; Rayón pasa a formar parte de su equipo de
colaboradores y Morelos es destinado a dirigir la insurrección en el sur, rumbo a Acapulco.
Conforme los rebeldes avanzaban hacia la ciudad, el pánico era mayor. Venegas organiza una
bien provista división, que puso al mando del coronel Torcuato Trujillo, con la orden de atacar y
detener el avance de las fuerzas rebeldes. El encuentro se desarrolló el 30 de octubre en el Cerro
de las Cruces. Hidalgo y Allende hacen frente a Trujillo venciendo a su ejército completamente.
Motivados por su victoria avanzan hasta las cercanías de la ciudad, parando en el pueblo de
Cuajimalpa. Hidalgo decide no avanzar hacia la ciudad ya que un poderoso ejército comandado
por el brigadier Félix María Calleja venia en auxilio del virrey Venegas y podrían quedar
atrapados en la ciudad. El 7 de noviembre es derrotado en Aculco por Calleja a quien intentaban
evitar. Hidalgo y Allende se separan, Allende parte a Guanajuato, donde tiene que enfrentarse
con el ejército de Calleja, e Hidalgo se dirige hacia Guadalajara donde es recibido con festejos,
propone la creación de un Congreso Nacional con representantes de todas las ciudades villas y
lugares del reino, utiliza la imprenta para publicar proclamas y bandas, también edita el
Despertar Americano, primer periódico insurgente que durará a lo largo de
11 años de guerra. Desarrolla sus medidas de tipo social, como la anulación de la esclavitud,
suspensión de tributos, reparto de tierras y garantías individuales (igualdad social, libertad de
trabajo y de comercio). Es Hidalgo quizá el único que desde el inicio de la lucha se haya dado
cuenta que el movimiento iba más haya de la lucha por el control del poder de la Nueva España
y que se transformó en una lucha popular por la libertad de México.
El 17 de enero de 1811 el brigadier Calleja quien ya había recuperado Guanajuato para los
realistas, vence al gran ejército insurgente e Hidalgo se ve obligado a partir para el norte con
intenciones de pasar a Estados Unidos y conseguir armamento para volver con más fuerza. Es
detenido cerca de Monclova en Actita de Bajan por un destacamento realista.
Hidalgo conducido a Chihuahua junto con otros líderes insurgentes es tomado prisionero y
puesto en juicio. Fue sometido a los más duros
interrogatorios durante tres meses, tras los cuales es sentenciado a muerte. La ejecución se llevó
acabo el 30 de junio de 1811 y su cabeza junto con la de Allende, Aldama y Jiménez fue colocada
en un ángulo de la Alhóndiga de Granaditas, como advertencia para el resto.
Continua la Lucha.
Después de enterarse de la captura de Hidalgo y Allende, Ignacio López Rayón quien había sido
nombrado Jefe del ejército en Saltillo, mientras durase la ausencia de Allende e Hidalgo, decide
sacar su pequeño ejército de apenas 1000 hombres antes de que las tropas de Calleja llegaran a
Saltillo. Marchan hacia el sur hasta la villa de Zitácuaro, y en ella se instalan para formar su
centro de operaciones.
La Junta de Zitácuaro.
legitimidad del gobierno virreinal de la Ciudad de México y fortalecer un instituto que fijara la
línea ideológica del movimiento insurgente.
La junta logro ser escuchada en la zona central del país y algunos jefes menores, se le unieron;
contó con el aval de Morelos; uso la imprenta para propagar sus ideas en vasta escala; emitió
moneda nacional con los emblemas del "águila, nopal, arco, flecha y honda"; envió una comisión
a los Estados Unidos para gestionar su reconocimiento, por lo menos en calidad de beligerante;
se benefició con los auxilios e informes que le proporcionaba desde la Ciudad de México una
organización secreta que se hizo famosa con el nombre de Los Guadalupes, y
elaboró el proyecto de una Constitución Nacional, el cual no pudo ser llevado acabo. La junta no
tenía el poder que necesitaba para ser obedecida por la mayoría de los jefes combatientes,
necesitaba tener el dominio seguro de una buena parte del país; pero Calleja, al frente de su
flamante división, tomó por asalto Zitácuaro, en los primeros días de 1812; impidiendo que los
proyectos de la junta se consolidaran. Rayón y la junta no tuvieron otra opción que huir
perseguidos por los realistas. Luego, los vocales se separaron, trabajando cada uno en distintas
áreas; Rayón en la intendencia de México, Berduzco en la de Michoacán y Liceaga en la de
Guanajuato. Cada uno pretendió tener la dirección de la junta, lo que provocó una querella
entre los tres fundadores y en la disolución de la junta, hacia el primer semestre de 1813.
Rayón, No solo en aspecto militar tuvo problemas ya que cada derrota hacia que perdiera el
prestigio ante el resto de los jefes insurgentes, y otra razón de su perdida de autoridad fue su
falta de visión, mientras el movimiento se inclinaba a ser más radical, él se aferraba a la tesis de
que la soberanía emanaba del pueblo, pero "residía en la persona de Fernando VII". Para el 1813
esta idea había sido dejada muy atrás, lo que deseaba era la independencia total del país. Solo
otro jefe insurgente tenia el prestigio militar y también la comprensión del movimiento como
para dirigirlo con la fuerza de Hidalgo, este hombre era Morelos.
Morelos cura de Cuarácuaro de origen mestizo y humilde era un hombre que a base de trabajo
desde muy temprana edad había logrado pagar su educación.
Estudio en el Colegio de San Nicolás cuando Hidalgo era rector. Hasta el levantamiento en
Dolores, había sido un buen burgués de la época colonial, dedicándose a diversas actividades
económicas además de las parroquiales, pero al enterarse del movimiento que dirigía Hidalgo su
carácter sufrió una transformación y decidió unirse a la lucha. Alcanzó a Hidalgo en Indaparapeo
y siguió con él hasta el Charo donde Hidalgo lo eligió para dirigir la lucha en el sur y tomar el
puerto de Acapulco.
Las campañas de Morelos son considerarse las más fructíferas ya que la etapa que él dirigió de la
Lucha de independencia puede ser la única en que se tuvo la posibilidad real de derrocar al
régimen colonial. Morelos era un militar intuitivo que basaba su estrategia en la geografía del
terreno en que se movía. De inmediato sigue la encomienda que le da Hidalgo avanzando sobre
las intendencias de Michoacán, México, Puebla, Veracruz y Oaxaca. A diferencia de Hidalgo se
niega a dirigir muchedumbres indisciplinadas. Era sumamente cuidadoso para sus
operaciones seleccionando solo a los más aptos, los dotaba de armas (fusiles, machetes y
sables), así como un mínimo de instrucción militar.
Escribió unas sencillas y claras reglas para el cuerpo que comandaba. Muchos jefes insurgentes
se formaron entre sus tropas como Pablo y Miguel Galeana, Víctor y Nicolás Bravo, Mariana
Matamoros, Manuel de Mier y Terán, Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero y muchos más.
El genio militar con que es aclamado Morelos se justifica en variadas ocasiones. En Mayo de
1812 Calleja con el más grande ejército que logró reunir el gobierno realista, sitió a Morelos en
la villa de Cuautla. Calleja convencido de su superioridad promete a Venegas que no podrán salir
vivas "ni las ratas". Morelos resistió el sitio y cuando no pudo más burló a Calleja y sacó lo que
quedaba de su tropa, tres cuartas partes ya habían caído. Reanudó su campaña sobre Puebla,
Veracruz y Oaxaca con más energía, el y sus capitanes demostraron ser
superiores a los militares realistas. En 1813 tomó Acapulco, para esa fecha el territorio que tenia
dominado abarcaba desde Michoacán hasta las orillas del reino de Guatemala.
El Congreso Nacional.
Morelos decide hacer un alto en su campaña militar para dedicarse a la construcción política de
la nación, asunto que consideraba más importante
que la lucha militar. Morelos fue el jefe insurgente que más desarrolló sus ideas políticas. En los
pueblos que dominó quitó las autoridades coloniales y colocó a criollos en los puestos
directivos.
Consciente del analfabetismo de pueblo tradució las proclamas de Hidalgo a un lenguaje sencillo
y organizó pequeños cabildos donde explicaba al pueblo las causas del movimiento, pregonó la
igualdad social y repudió el latifundismo. Al instaurarse la junta de Zitácuaro, Morelos la
reconoció pero solo para dar la imagen de un gobierno revolucionario unido ya que estaba en
desacuerdo con la ideología de la Junta de una soberanía a medias.
En el mes de noviembre de 1812 Morelos tomó Oaxaca, la cual es un importante centro urbano,
con todas las ventajas que ello conlleva, entre ellas la presencia de ideólogos y proyectistas
como José Manuel de Herrera y Carlos María de Bustamante quienes dirigieron el periódico
Correo Americano del Sur, el cual ayudó a propagar las ideas de la insurgencia.
Después de largas consultas incluso con miembros del grupo de los Guadalupes que le enviaron
cartas con sus pensamientos, decidió transformar la Junta Gubernativa en un Congreso Nacional
electo hasta donde fuese posible por
el voto de los pueblos. El 14 de septiembre de 1813 Morelos inauguró el Congreso y redacta el
texto de "Sentimientos de la Nación". Las sesiones culminaron el 6 de noviembre con la
Declaración de Independencia total.
Para el invierno de 1813 Félix María Calleja como nuevo virrey desató una bien planeada
ofensiva contra Morelos. Morelos es derrotado en Valladolid y después en Puruarán, donde
cayó prisionero su segundo jefe Matamoros quien fue conducido a la capital provincial para ser
fusilado el 3 de febrero 1814. La línea defensiva de las fuerzas de Morelos fue derrotada y
cayeron sucesivamente Chilpancingo, Acapulco y Oaxaca. Las fuerzas de Morelos acabaron
dividiéndose en pequeñas guerrillas sin coordinación. Aun así los congresistas lograron redactar
el Decreto Constitucional en Apatzingan el 22 de Octubre de 1814. Morelos sin darse por
vencido siguió protegiendo al congreso y animándolo a
continuar.
A mediados de 1815 hicieron una pausa en Puruarán, lo que le permitió al congreso reorganizar
el gobierno, enviar una embajada a Estados Unidos y publicar el Manifiesto a las Naciones.
Después decidieron trasladar el gobierno a Tehuacán, Puebla. En el camino el jefe realista
Manuel de la Concha los atacó y capturó a Morelos. Los miembros del Congreso apenas lograron
llegar a Tehuacan.
Muerte de Morelos.
Calleja con gran resentimiento a Morelos por lo acontecido en Cuautla decidió dar un
espectáculo a los habitantes de la ciudad exhibiendo a Morelos, quien fue juzgado por la
Inquisición y un tribunal militar. Se le sentenció a muerte pero temieron que la ejecución en la
capital diera lugar a un alboroto popular, Calleja decidió que fuese fusilado fuera de ella y sin
publicidad, de esta forma el 22 de diciembre de 1815 en San Cristóbal Ecatepec fue segada la
vida del más grande caudillo de la independencia.
Durante los cinco años siguientes a la muerte de Morelos la lucha de Independencia se halló
dividida en decenas de jefes insurgentes pero que al estar faltos de un líder, les faltaba la fuerza
necesaria para imponerse sobre los otros y llevar acabo la consumación de la independencia.
A pesar que el virrey Calleja logró fragmentar y casi eliminar a la insurgencia a través de la
represión y la persecución sin cuartel de los rebeldes esta continuó apareciendo continuamente.
Calleja advirtió que a pesar de toda la victoria que pueda obtener el pueblo de la Nueva España
estaba decidido a independizarse.
Fernando VII llamó a Calleja quien cedió el gobierno del virreinato al teniente general de la
armada Juan Ruiz de Apodaca, y este continuó combatiendo a la insurgencia.
Después de la muerte de Morelos el congreso de Chilpancingo fue perseguido por los realistas y
finalmente Manuel Mier y Terán lo disolvió. Con esto se terminó el centro político unificador
que Morelos había creado.
Muchos jefes Militares continuaron la lucha de Morelos, pero casi todos fueron muertos,
encarcelados o indultados después de pagar a los realistas, repudiando la revolución y jurando a
Fernando VII.
En 1817 cayeron en prisión los jefes Mier y Terán, Ramón e Ignacio López Rayón, José Francisco
Osorno, Nicolás Bravo, colaboradores del Congreso de Chilpancingo: Bustamante, Herrera,
Berdisco, etc.
La expedición de Mina.
Con todas esas victorias el virrey Apodaca pudo considerar que había acabado con los focos
revolucionarios más importantes, ya que los únicos que subsistieron fueron varias guerrillas,
principalmente en el sur de Veracruz y el sur de Guanajuato, las cuales fueron subestimadas en
su poder por los altos mandos realistas. Dado esto el gobierno comenzó a trabajar en la
reconstrucción, pero fue cuando recibió sorpresivamente la noticia de que Javier Mina un joven
español de Navarra y adversario de Fernando VII, había desembarcado en la costa de Nuevo
Santander (Tamaulipas), junto con una expedición libertadora.
La expedición de Mina no pudo tener éxito ya que la enorme publicidad con que se manejó su
expedición permitió al virrey Apodaca tomar las medidas para detenerlo. Mina desembarcó con
unos trescientos hombres sin embargo logró escapar del cerco y meterse al centro de la Nueva
España. La acción de Mina duró apenas un semestre pero le dio un importante impulso a la
lucha de independencia. Moreno y Mina se unieron y lucharon contra Pascual de Liñan, enviado
por los realistas para detenerlos. Liñan los venció pero lograron escapar para intentar más tarde
un imprudente ataque a Guanajuato, después del cual fueron detenidos en el rancho "El
Venadito". El 11 de noviembre de 1817 Mina fue fusilado frente al fuerte de Los Remedios.
Guerrero fue un hombre de descendencia mulata que se había unido a la lucha desde 1810,
contó con todas las cualidades de un líder pero su papel fue secundario hasta 1814 ya que el se
centró en la lucha de guerrillas, lo que le permitió junto con su carácter alerta y resistente no
preocuparse. Fue el principal contendiente en el sur después de la muerte de Morelos y el único
que mantuvo viva la lucha cuando ya parecía extinguirse. A diferencia de otros militares
consideró importante la lucha en el terreno de los principios políticos y sociales, su ideario se
derivó directamente de las ideas de Hidalgo y Morelos. Cuando Mier y Terán disolvieron el
congreso se opuso a el ya que consideraba que un gobierno militar no era correcto y que era
necesario acatar las leyes que provenían de la lucha, principalmente el Decreto Constitucional.
Consumación de la Independencia.
Calleja envió al coronel José Gabriel de Armijo con un poderoso ejército en contra de Guerrero
quien siguió resistiendo en el sur. Los enfrentamientos entre las tropas de realistas e insurgentes
continuaron pero limitados a la zona que Guerrero tenia controlada. Guerrero se percató que
podía seguir resistiendo los ataques pero que no lograría extender la lucha, por otra parte los
realistas no lograron vencer a las fuerzas insurgentes, esto desesperó a ambos bandos. Al ser
virrey Apodaca sucesor de Calleja decidió entablar relaciones a través de contactos con Guerrero
para presionarlo a que abandone lucha a lo cual Guerrero se negó. Apodaca continuó insistiendo
secretamente a Guerrero, mientras que oficialmente tubo a Armijo combatiendo. Guerrero se
dio cuenta que el gobierno de la capital no estaba tan unida ya que Apodaca parecía no confiar
en sus militares y le ofrecía secretamente el perdón bajo condiciones atrayentes, y en el otro
lado Armijo le ofrecía el perdón pero bajo las condiciones más represivas.
En esa carta Guerrero le pidió que se uniera a su lucha siguiendo el ejemplo de los
revolucionarios de la historia española y que tomó su ejemplo para independizarse no solo del
absolutismo de Fernando VII, sino del gobierno de los españoles constitucionales,
convirtiéndose en jefe de las fuerzas americanas y que observara que el panorama de político
les permitiría sacar ventaja ya que dentro de poco Apodaca seria remplazado por Francisco
Espoz y Mina quien tuvo cierto resentimiento a los realistas y de ideas liberales. En esa carta
Guerrero creó las bases sobre las que se desarrolló la independencia de México. Carlos Moya
rechazó la propuesta aunque no furiosamente y se la presentó a Armijo quien a su vez la llevó al
virrey. Apodaca no se escandalizó ante la carta y extrañamente no rompió su contacto secreto
con Guerrero, lo que forzó a la renuncia de Armijo pues no pudo vencer a Guerrero y nombra
jefe de las comandancias del sur a Agustín de Iturbide a quien informó de las ideas de Guerrero.
La Profesa.
Mientras Guerrero preparaba sus planes en el mismo seno de la capital se formuló otro plan
idéntico pero que rechazaba todo lo que pudiese sonar a insurgentismo, populismo y
constitucionalismo. Esta fue la "Conspiración de la Profesa" nombrada así por la iglesia en donde
se llevó acabo las reuniones de este grupo dirigido por el canónigo Matías de Monteagudo quien
como todos los comprometidos tuvo acceso a la corte virreinal, por lo que no se dudó que
Apodaca tuviera conocimiento de ella. Los miembros de la Profesa al igual que Guerrero,
necesitaron de apoyo militar para llevar a cabo sus planes y por supuesto un jefe que los
encabezara, en ello se encontraron a Iturbide un militar realista con sonados triunfos, (uno de
ellos contra las tropas de Morelos), quien atrajo la atención del grupo. Iturbide no tuvo un
historial muy limpio pero debido a las presiones de Monteagudo y otros gestores Apodaca
decidió darle, aunque no sin ciertas dudas la comandancia del sur.
Pedro Ascencio segundo jefe de Guerrero cerca de Tlatlaya capturó a la retaguardia de Iturbide,
eliminando a casi todos sus componentes y
a los cinco días Guerrero ganó otro combate frente a la sección de Carlos Moya.
Iturbide alarmado se percato que la insurgencia era más fuerte de lo que se pensaba en México
y de lo que el mismo creía. El 10 de mayo envió su primera carta al Jefe insurgente, Guerrero no
contestó con sobrados motivos. Iturbide volvió a escribir, y Guerrero contestó recelosamente.
Iturbide sin más paciencia escribió la tercera y definitiva carta a Guerrero, esta más política y
concreta se dirigió al el insurgente en términos de "Estimado amigo" y le propuso una
entrevista, Guerrero pospuso la reunión pero se llego a un acuerdo a través de comisionados.
Iturbide informó los detalles de su plan y los medios por los que pensaba ponerlo en marcha.
Lo único que molestó a Guerrero fue que se ofreciera la corona de México a Fernando VII, pero
Iturbide debe haberlo tranquilizado diciéndole que era solo una maniobra política para obtener
confianza pero que nunca se llevaría acabo. Los insurgentes participaron cubriendo las espaldas
de Iturbide en el sur mientras él avanzó por el centro y occidente.
El Plan de Iguala.
El 24 de febrero de 1821 en Iguala Iturbide redactó "El Plan de Iguala", basado en lo ideado por
los miembros de la profesa pero más intolerante y adecuado para la realidad de ese momento.
En 24 artículos Iturbide describió su plan de Independencia y la organización del nuevo Estado.
Las ideas más importantes fueron:
-El emperador será Fernando VII u otro miembro de la casa reinante española
-Todos los habitantes de la Nueva España sin distinción de europeos, africanos, ni indios son
ciudadanos de esta monarquía con opción a todo empleo.
-Se formará un ejército protector de las Tres Garantías: religión, independencia y unión de
americanos y europeos.
-Las tropas del ejército realista que se unan al ejército de las Tres Garantías serán consideradas
como milicia nacional.
El 2 de Marzo el plan y su manifiesto fueron leídos a las tropas acuarteladas en Iguala, donde
juraron defender la independencia y Iturbide fue nombrado "Primer Jefe del Ejército
Trigarante".
Al no disponer de imprenta Iturbide hizo uso de un hábil grupo de copiadores quienes desde la
última semana de febrero trabajaron día y noche para hacer cientos de copias del Plan de Iguala.
Estas fueron distribuidas inmediatamente a las personas más importantes de cada localidad de
la Nueva España.
Aunque Apodaca llamó traidor a Iturbide y trató de organizar una ofensiva para destruirlo no
pudo confiar en el ejército, mientras Iturbide recibió adhesiones cada vez más numerosas. El
alto clero con excepción del arzobispo de México se le sumo y ayudó a la propagación del plan
prestando las imprentas. Esto fue principal ya que la fuerza de plan fue conseguir la mayor
cantidad de gente posibles ya que el ejército realista contaba con aproximadamente 30 mil
hombres, buena parte de los cuales para fortuna de Iturbide se unieron a la idea.
Con Guerrero cubriéndolo en la retaguardia, por el sur Iturbide marchó hacia las intendencias de
Valladolid y Guanajuato. No fue hasta antes de partir en el pueblo de Teloloapan que Iturbide y
Guerrero se encontraron. Guerrero reconoció a Iturbide como Primer Jefe del Ejército Trigarante
y de la independencia.
El Plan de Iguala pareció ajustar las desigualdades entre los dos bandos, por lo que fue
ampliamente acogido, las ciudades lo aclamaban y los soldados realistas se unieron en gran
masa a las filas trigarantes. Iturbide marchó por Guanajuato y Querétaro hasta Puebla.
La Consumación.
En Puebla Iturbide recibió la noticia de la llegada del último virrey Juan de O´Donojú. A pesar de
no ser Ezpos y Mina el candidato enviado que había imaginado Guerrero, O´Donojú era un
masón, liberal y anticolonialista, hombre práctico y abierto quien reafirmó los cálculos de
Guerrero al no imponerse, sino a entender la peculiar situación política.
Iturbide y O´Donojú al frente del ejército Trigarante establecieron su cuartel en Tacubaya a las
orillas de la ciudad donde negociaron la rendición de
la ciudad con Novella. Por fin la capital capituló, y el 27 de septiembre de 1821 el ejército
Trigarante entró a la capital en medio de la multitud
Independencia de México.
Antecedentes:
Antecedentes de la Independencia
Entre las causa que determinaron la gran revolución de 1810 tuvieron su origen en las
condiciones del régimen colonial, como la desigualdad económica y social de sus habitantes, las
dificultades que las leyes oponían al progreso y el menosprecio con que eran vistos los nacidos
en América; todo lo cual engendraba un profundo malestar entre los americanos y el gobierno
de España.
Nuestro movimiento de independencia fue inspirado y fomentado por las grandes revoluciones
que en Inglaterra y Francia acabaron con el régimen de las monarquías absolutas e introdujeron
el régimen liberal-burgués.
Entre los factores externos que, junto con las condiciones internas de las colonias españolas,
determinaron el movimiento de liberación de las nuevas naciones americanas, se manifiestan
las doctrinas de los filósofos y economistas de la burguesía y las grandes revoluciones que
sacuden a Europa para establecer el régimen capitalista.
La causa de este malestar radicaba en la mala repartición de las tierras y en las múltiples trabas
y limitaciones que se pusieron al desarrollo de las industrias y de la agricultura de México, en
beneficio de la industria y del comercio de España.
Aunque las leyes concedían los mismos derechos a los españoles peninsulares o gachupines que
a los americanos o criollos, los encargados de ejecutarlas ponían trabas para anular esa
igualdad.
“A los criollos, en cambio, se les tenía cerrado el camino de los honores y las dignidades y
estaban alejados de los empleos de cierta importancia, viéndose limitados a las labores
subalternas de las oficinas o a las humildes funciones de curas, de abogados o de oficiales del
ejército.”
No obstante, fueron los menos oprimidos y recibieron ilustración, construyendo, por tanto, el
grupo más fuerte económica y culturalmente, que habrían de ser el iniciador de la lucha contra
los opresores, por tener una idea más precisa de la libertad y del derecho.
“Influyó mucho sobre la aristocracia y la mesocracia mexicanas desde mediados del siglo XVIII.
Rousseau y Montesquieu fueron muy leídos, y los claros y sistemáticos principios de aquél, a
saber, el del contrato social, el de la voluntad general y el de la soberanía popular, se
difundieron mucho y llegaron a todos, incluso a los iletrados.”
La independencia norteamericana.
Dentro del movimiento de independencia norteamericano hubo una revolución política y una
lucha emancipadora. Y aunque triunfaran las dos, en México produjo mayor impresión la
libertad alcanzada. Y es que ésta interesaba a los mexicanos más que aquella.
Lo ocurrido a sus puertas les alentaba y servía de ejemplo. Por eso, a partir de la ruptura de las
colonias inglesas con su metrópoli, los criollos mexicanos comenzarán a adoptar una actitud
desafiadora, a hablar claramente de independencia y a coligarse para intentarla.
La Revolución Francesa.
Fue su influjo el que se sintió con más fuerza en nuestro país. Debióse esto sin duda al imperio
que sobre el mundo urbano de México ejerció durante el siglo XVIII todo lo francés: ideas,
modas, costumbres, etc. Desde que la revolución estalló en Francia, comenzó la agitación
política en la Colonia. Un grupo algo numeroso de franceses y mexicanos se mostró muy activo
en la defensa del proceder de los revolucionarios y en la difusión de sus principios. Existía una
propaganda dirigida desde la misma Francia, consistente en escritos o en objetos de moda que
llevaban grabados lemas revolucionarios en lugares escondidos. Aunque el Rey Branciforte
persiguió denodadamente a los franceses y partidarios de la revolución francesa, siguió
cundiendo y agitando a los mexicanos la gran conmoción política del siglo.
Con la toma de La Bastilla, el 14 de julio de 1789, por el pueblo de París, se inicia el gran
movimiento conocido con el nombre de revolución francesa, que vino a transformar el orden
político-económico de Francia.
La revolución francesa proclamó el régimen republicano, los derechos del hombre y la soberanía
del pueblo. Pero en noviembre de 1799 Napoleón Bonaparte se convirtió en dictador y más
tarde en emperador de Francia, lo cual tuvo repercusiones insospechadas en España y sus
Colonias.
En 1808, con el pretexto de hacer frente al bloqueo económico de Inglaterra. Napoleón invadió
España y ocupó militarmente sus principales plazas. El ministro Godoy quiso entonces poner a
salvo a la familia real trasladándola a la Nueva España.
“Pero el pueblo español, se opuso a la realización del proyecto por medio de motines populares
en Aranjuez, donde residían los monarcas dando como resultado que Godoy fuera destituido y
que Carlos IV abdicara la corona a favor de su Hijo Fernando.”
Pero al volver a Madrid, Carlos IV quiso anular su renuncia y acudió a Napoleón; lo mismo hizo
Fernando VII para no perder la corona. Padre e Hijo fueron a Bayona a solicitar su respectivo
reconocimiento, y allí Napoleón hizo que Fernando renunciara en favor de su padre, y que éste
abdicara a favor de Napoleón, mediante un tratado en que le cedía España y las Indias.
Entonces el emperador nombró rey de España a su hermano José Bonaparte, quien sólo pudio
sostenerse en el trono por la fuerza de las armas.
“Tuvo su origen en las ideas de los filósofos y enciclopedistas, que sustentaban la doctrina de la
soberanía de la soberanía popular como fuente del poder público en contra del derecho divino
de los reyes.”
Ese pensamiento era irradiado por los enciclopedistas hacia otros países como España, donde su
influencia se marcó no sólo en la política económica y administrativa, sino que se transmitió a
sus colonias.
“Todo el siglo XVIII duró la guerra entre España e Inglaterra, que trajo por consecuencia la
decadencia del Imperio feudal y el desarrollo y expansión del capitalismo inglés.”
En 1776 las colonias inglesas de América del Norte se revelaron contra su metrópoli. La cuestión
comenzó con el pretexto de resistir a un tributo que la corona imponía a los colonos, y vino a
culminar en una revolución que se convirtió en guerra de independencia, basada en los
principios de la soberanía popular.
Entre los años 1776 y 1780 los estados de la confederación americana se dedicaron a estructurar
su organización política, adoptando la forma republicana, democrática y representativa de
gobierno y consagrando en su constitución los derechos del hombre.
El pueblo español se sublevó contra los invasores, repudiando a José Bonaparte como rey.
Entonces surge en España numerosas juntas políticas con el fin de gobernar las provincias en
ausencia del monarca legítimo y emprender la lucha contra los invasores.
Precursores de la Independencia.
“Desde que triunfó la revolución en Francia, desatóse en la Nueva España alguna agitación
contra el régimen español y hubo conatos de levantamiento y conjuraciones. El 8 de septiembre
de 1794 aparecieron pegados en las esquinas de la ciudad de México pasquines en que se
aplaudía a la nación francesa por haber adoptado el régimen republicano; lo cual dio lugar a que
circularan rumores de insurrección y a que el virrey, alarmando, ordenase la detención de
muchos franceses y varios mexicanos.”
El triunfo envalentonó al bando español, que cometió toda clase de tropelías en la calle y
organizó la persecución de sus enemigos desde el gobierno. Al frente de éste puso a un anciano,
el mariscal de campo don Pedro de Garibay, quien fue juguete fácil de la audiencia, cabeza
visible y autoridad mayor de dicho bando.
Los excesos callejeros eran imputables en su mayoría sus milicias organizadas por Yermo,
latifundista español, para asegurar el triunfo: el cuerpo que formaron se le llamó de Fernando
VII, pero sus componentes fueron más conocidos con el nombre de chaquetas que les puso el
pueblo y que luego aplicó éste a los partidarios de la dominación española. Tanto perturbaron
esas primicias la vida de la capital que el mismo virrey se vio obligado a disolverlas.
Los excesos de los milicianos y las medidas represivas exasperaron a un más a los patriotas y
contribuyeron considerablemente a empujarlos hacia la solución violenta o revolucionaria.
La audiencia, en real acuerdo, rechazó la proposición del cabildo y fue del parecer que no se
tocase en nada el régimen establecido.
El rey Iturrigaray, incitado por unos y otros, y aunque la audiencia viera la idea con malos ojos,
decidió convocar una junta representativa muy restringida. En ésta y en otras tres juntas que
hubo después, la audiencia, temerosa de que la reunión de unas cortes o un congreso nacional
encaminase al país hacia la independencia, se opuso terminantemente al cabildo que sostenía
apasionadamente la tesis de la asamblea representativa. No pasaron las cosas de ahí. Cuando el
virrey se mostró decididamente partidario de ésta tesis, fue violentamente depuesto por la
audiencia y el bando europeo. Este golpe tuvo lugar el 15 de septiembre.
Los sucesos de España y su repercusión en México.
“Cuando llegaron a México las noticias de los graves sucesos ocurridos en España, se produjo
una gran agitación entre los criollos que veían en esos acontecimientos la oportunidad de hacer
independiente a la colonia, agitación que fue creciendo hasta tomar el carácter de una
verdadera revolución de independencia en 1810.”
El ayuntamiento de la Ciudad de México, integrado por los criollos, dirigió al virrey Iturrigaray y
una representación el 19 de julio de 1808, declarando, que, en ausencia del monarca legítimo, la
soberanía recaía en el pueblo y, por tanto mientras durara aquella crisis el virrey seguía
gobernando la Nueva España, pero sin depender de ninguna potencia, ni siquiera de la misma
España.
“El virrey consultó a la audiencia; pero comprendiendo ésta que aceptara la propuesta del
ayuntamiento era tanto como declarar independiente a la colonia, rechazó el proyecto.
Igualmente desecho otra proposición del ayuntamiento para que se convocara una junta de
representantes del reino a fin de que resolviera la situación.”
Los autores del motín procedieron a organizarse militarmente bajo el nombre de Voluntarios de
Fernando VII, y no sólo pretendían influir en el gobierno, sino que cometían toda clase de
abusos, por lo que Garibay ordenó su disolución.
Así mismo tubo que disolver las tropas que habían sido acantonadas en Jalapa por el Virrey
Iturrigaray, en previsión de una posible invasión de los ingreses, porque los oficiales criollos
comenzaban a dar señales de inquietud y se mostraban francamente partidarios de la
independencia.
“En nuevo virrey y el arzobispo Lizana trabajaron activamente en reunir fondos para enviarlos a
España y contribuir así a la defensa de la Península en contra de Napoleón.”
Pueden ser consideradas como causas internas aquéllas que se originaron en el interior de la
sociedad mexicana como resultado de su propio desarrollo histórico, y se caracterizan por
destacar algunos aspectos negativos de la acción colonizadora española. En general, todos estos
posibles motivos fueron señalados desde los primeros momentos del proceso independentista,
a veces por los mismos protagonistas de los acontecimientos, por lo que suelen tener una
intención más justificativa que explicativa. Así, por ejemplo, cuando se atribuye el deseo de
independencia a la corrupción administrativa y la inmoralidad burocrática por parte de las
autoridades españolas, o a la relajación de las costumbres del clero, se trata de destacar algunos
casos, que sin duda fueron tenidos en cuenta por los patriotas, pero a los que no puede
atribuirse un carácter generalizado a toda la administración y a todos los territorios.
En México, también el bajo clero, como muestra la destacada participación de los sacerdotes
Miguel Hidalgo y José María Morelos, colaboró con los revolucionarios y tuvo una participación
destacada en la independencia. Otras posibles causas aducidas reiteradamente, como la
crueldad y el despotismo con que eran
tratados los indígenas y las restricciones culturales impuestas por las autoridades españolas,
están en abierta contradicción con algunos datos de la realidad.
En el virreinato de la Nueva España, muchos indígenas militaron en el bando realista, lo que dio
a los enfrentamientos en esos territorios un carácter de verdadera guerra civil.
Mayor importancia que las mencionadas hasta aquí tuvieron las siguientes causas:
La concepción patrimonial del Estado, toda vez que las Indias estaban vinculadas a España a
través de la
persona del monarca. Las abdicaciones forzadas de Carlos IV y Fernando VII, en 1808, rompieron
la legitimidad establecida e interrumpieron los vínculos existentes entre la Corona y los
territorios hispanoamericanos, que se vieron en la necesidad de atender a su propio gobierno.
La difusión de doctrinas populistas. Desde santo Tomás de Aquino hasta el español Francisco
Suárez, la tradición escolástica había mantenido la teoría de que la soberanía revierte al pueblo
cuando falta la figura del rey. Esta doctrina de la soberanía popular, vigente en España, debió de
influir en los independentistas tanto como las emanadas del pensamiento ilustrado del siglo
XVIII.
La labor de los jesuitas. Las críticas dirigidas por los miembros de la Compañía de Jesús a la
actuación española en América después de su expulsión de España en 1767, plasmadas en
abundantes publicaciones, tuvieron gran importancia en la generación de un clima de oposición
al dominio español entre la burguesía criolla.
Las enseñanzas impartidas por las universidades y el papel desarrollado por las academias
literarias, las sociedades económicas y la masonería. La difusión de ideas liberales y
revolucionarias contrarias a la actuación de España en América ejerció una gran influencia en la
formación de algunos de los principales líderes de la independencia, cuya vinculación con la
Logia Lautaro les proporcionó el marco adecuado para la conspiración.
En la primera tomaron parte don Mariano Quevedo y don José Michelena, don José María
García Obeso, don Mariano Ruiz Chávez y otros. Eran militares, licenciados o sacerdotes fueron
descubiertos y castigados levemente.
La conspiración de Queretaro.
Mientras tanto, según sucedía en otros países hispanoamericanos, algunos criollos comenzaron
a reunirse en secreto para planear cómo cambiar el gobierno virreinal. En 1810. Miguel
Domínguez, corregidor (una clase de juez) de Querétaro, y su esposa, Josefa Ortiz de Domínguez,
empezaron a reunirse con algunos militares, como Ignacio Allende y Juan Aldama. A las juntas
también asistía Miguel Hidalgo y Costilla, el párroco de Dolores.
La conspiración fue descubierta, pero antes de que las autoridades pudieran apresara a los
participantes, la valiente doña Josefa lo supo y consiguió avisarle a Allende. Éste cabalgó toda la
noche para ir de San Miguel a Dolores sin que lo vieran y prevenir a Hidalgo: sus planes habían
sido delatados.
El grito de Dolores.
marcha con seiscientos hombres, que pronto fueron casi ochenta mil. Lo seguían indios,
mestizos, criollos y algunos españoles, militares, sacerdotes, peones y mineros iban mezclados,
persiguiendo un mismo ideal de justicia.
En Atotonilco, Hidalgo tomó como bandera un estandarte con la Virgen de Guadalupe. Los
insurgentes entraron sin resistencia a San Miguel el Grande (hoy San Miguel Allende), Celaya y
Salamanca. Después llegaron a Guanajuato y exigieron a las autoridades que se rindieran. Pero
éstas se encerraron con los
españoles ricos en la alhóndiga (un almacén de granos) de Granaditas, para defenderse, tomada
por asalto gracias al heroísmo de Juan José Martínez (Pípila), un joven que cubierto con una loza
de piedra, desafió las balas enemigas y llegó a la puerta le prendió fuego. La tropa tomó el
edificio, mató a sus ocupantes y saqueó la ciudad, sin que Hidalgo ni Allende pudieran evitarlo.
Siguieron a Valladolid, que se rindió sin luchar, pues sus habitantes estaban atemorizados por lo
que había sucedido en Guanajuato.
Cerca de Valladolid, José María Morelos habló con Hidalgo, quien le encargó que levantara en
armas el sur y tomara Acapulco. Un puerto les permitiría comunicarse con el exterior. Mientras
tanto, en otros lugares habían estallado más revueltos.
al ejército realista, tras ese triunfo Allende propuso que fueran sobre la capital, pero Hidalgo se
negó. Tal vez consideró que no tenía hombres y armas suficientes, o terminó que la ciudad fuera
saqueada como Guanajuato.
El caso es que prefirió regresar a Valladolid; desalentados por esa decisión, muchos de sus
seguidores abandonaron el ejército.
Poco después, los insurgentes fueron derrotados por Félix María Calleja en Aculco, en el hoy
estado de México. Quedaron casi aniquilados y perdieron muchas armas y provisiones. Hidalgo
se retiró a Guadalajara, en donde suprimió la esclavitud y los tributos que pagaban los indios.
En enero de 1811, los Insurgentes fueron vencidos de nuevo por Calleja, de manera definitiva,
en Puente de Calderón, muy cerca de Guadalajara.
Con unos dos mil soldados, Hidalgo y Allende marcharon al norte para comprar armas en la
frontera.
En Coahuila, en Norias del Baján (o Acatita del Baján), fueron traicionados y apresados, junto
con Aldama y José Mariano Jiménez. En la ciudad de Chihuahua se les condenó a muerte.
Hidalgo fue fusilado el 30 de julio de 1811. Su cabeza, y las de Allende, Aldama y Jiménez, fueron
puestas en jaulas de hierro, en las esquinas de la alhóndiga, en Guanajuato como advertencia a
la población.
La Junta de Zitácuaro.
La junta logro ser escuchada en la zona central del país y algunos jefes menores, se le unieron;
contó con el aval de Morelos; uso la imprenta para propagar sus ideas en vasta escala; emitió
moneda nacional con los emblemas del "águila, nopal, arco, flecha y honda"; envió una comisión
a los Estados Unidos para gestionar su reconocimiento, por lo menos en calidad de beligerante;
se benefició con los auxilios e informes que le proporcionaba desde la Ciudad de México una
organización secreta que se hizo famosa con el nombre de Los Guadalupes, y elaboró el
proyecto de una Constitución Nacional, el cual no pudo ser llevado acabo. La junta no tenía el
poder que necesitaba para ser obedecida por la mayoría de los jefes combatientes, necesitaba
tener el dominio seguro de una buena parte del país; pero Calleja, al frente de su flamante
división, tomó por asalto Zitácuaro, en los primeros días de 1812; impidiendo que los proyectos
de la junta se consolidaran. Rayón y la junta no tuvieron otra opción que huir perseguidos por
los realistas. Luego, los vocales se separaron, trabajando cada uno en distintas áreas; Rayón en
la intendencia de México, Berduzco en la de Michoacán y Liceaga en la de Guanajuato. Cada uno
pretendió tener la dirección de la junta, lo que provocó una querella entre los tres fundadores y
en la disolución de la junta, hacia el primer semestre de 1813. Rayón, No solo en aspecto militar
tuvo problemas ya que cada derrota hacia que perdiera el prestigio ante el resto de los jefes
insurgentes, y otra razón de su perdida de autoridad fue su falta de visión, mientras el
movimiento se inclinaba a ser más radical, él se aferraba a la tesis de que la soberanía emanaba
del pueblo, pero "residía en la persona de Fernando VII". Para el 1813 esta idea había sido
dejada muy atrás, lo que deseaba era la independencia total del país. Solo otro jefe insurgente
tenia el prestigio militar y también la comprensión del movimiento como para dirigirlo con la
fuerza de Hidalgo, este hombre era Morelos.
Morelos cura de Cuarácuaro de origen mestizo y humilde era un hombre que a base de trabajo
desde muy temprana edad había logrado
pagar su educación.
Estudio en el Colegio de San Nicolás cuando Hidalgo era rector. Hasta el levantamiento en
Dolores, había sido un buen burgués de la época colonial, dedicándose a diversas actividades
económicas además de las parroquiales, pero al enterarse del movimiento que dirigía Hidalgo su
carácter sufrió una transformación y decidió unirse a la lucha. Alcanzó a Hidalgo en Indaparapeo
y siguió con él hasta el Charo donde Hidalgo lo eligió para dirigir la lucha en el sur y tomar el
puerto de Acapulco.
La campaña de Morelos.
Morelos levantó un ejército no muy numeroso pero bien organizado, que fue sumando triunfos.
En febrero de1812, se apoderó de Cuautla. Calleja sitió la ciudad, para rendirla por hambres y
por sed, pero sus habitantes la defendieron con heroísmo. Cuando Morelos resolvió salir, los
logró con muy pocas bajas.
Morelos decidió que hacía el gobierno que unificara el movimiento insurgente y organizó un
congreso que redactó la Constitución de Apatzingán, que fue el primer conjunto de leyes
mexicanas. Nunca entró en vigor, porque los insurgentes comenzaron a sufrir una derrota tras
otra. Morelos fue hecho prisionero cuando
escoltaban al Congreso camino a Tehuacán Fue fusilado en San Cristóbal Ecatepec, en el ahora
estado de México, el 22 de diciembre de 1815.
Mientras Hidalgo y Morelos combatían, en España el pueblo luchaba para expulsar a los
franceses que la habían invadido en 1808. En ese tiempo, el gobierno que los españoles
organizaron para oponerse a los franceses convocó a un congreso con representantes de toda la
monarquía, en el puerto de Cádiz. En América la noticia despertó gran interés, pues era la
primera ocasión en que las autoridades españolas tomaban en cuenta a los criollos.
Algunos de los representantes, o diputados, tanto españoles como americanos querían que la
situación cambiara; que hubiera más libertad y el gobierno y el rey obedecieran las leyes. Eran
liberales. Para otros, lo mejor era mantener las cosas como estaban.
A las Cortes de Cádiz acudieron diecisiete diputados de la Nueva España. Exigieron que
españoles e hispanoamericanos fueran iguales ante la ley; que se dejara de discriminar a las
castas; que se abrieron más caminos, escuelas e industrias; que los habitantes de la Nueva
España participaran en su gobierno; que hubiera libertad de imprenta y se declarara que la
soberanía reside en el pueblo.
La Constitución Política de la Monarquía Española, el documento que produjeron las Cortes, se
promulgó en marzo de 1812. Redujo los poderes del rey, estableció la igualdad ante la ley de
peninsulares y americanos, y eliminó el tributo que pagaban los indígenas. Sin embargo, cuando
las tropas de Napoleón fueron expulsadas de España en 1814, subió al trono Fernando Vll y se
negó a gobernar conforme a la Constitución.
Los liberales fueron perseguidos, pero siguieron defendiendo sus ideas. Con el apoyo de parte
del ejército, en 1820 obligaron a Fernando VII a reconocer la Constitución. El rey no tardó en
descartarla y volvió a mandar como monarca absoluto, pero el breve tiempo en que la reconoció
tuvo consecuencias muy importantes.
La consumación de la independencia.
En abril de 1817, el liberal español Francisco Javier Mina llegó a la Nueva España para luchar del
lado de los insurgentes. Lo acompañaba el sacerdote mexicano Fray Servando Teresa de Mier.
Cuando Napoleón invadió España, Mina dejó sus estudios para combatir a los franceses pero fue
capturado y estuvo prisionero en Francia hasta que Fernando VII recuperó su trono. Mina
regresó a España, y al saber que el monarca traicionaba la Constitución se levantó en armas.
Derrotado, huyó a Inglaterra, donde conoció a Fray Servando, quien lo convenció de que
peleando por la independencia de México combatiría mejor contra el rey español.
Mina llegó a Soto la Marina, en el Golfo de México, con tres barcos y poco más de trescientos
hombres, con el apoyo económico de Inglaterra y de los Estados Unidos de América, ya que a
estos países les interesaba debilitar a España. Mina ganó algunas batallas, ayudó al insurgente
Pedro Moreno, recorrió el Bajío e intentó tomar Guanajuato.
Seis meses después de su llegada, Mina fue hecho prisionero y unos días después, fusilado
Al llegar 1820, muchos de los insurgentes habían sido derrotados, pero algunos se mantenían en
pie de lucha. Los dirigían, entre otros Juan Álvarez, Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero.
Los españoles y los criollos ricos habían estado en contra de Hidalgo y de Morelos, y en contra
de las Cortes de Cádiz. Sin embargo, en 1820 también ellos creyeron llegado el momento de que
la Nueva España se independizara. No estaban de acuerdo con las ideas de igualdad y de
soberanía popular, ni les interesaba mucho mejorar las condiciones en que vivía la gente. Pero
no querían obedecer la Constitución de Cádiz, que en España acababa de ser puesta
nuevamente en vigor, así que decidieron apoyar la independencia. Si la Nueva España se hacía
independiente, ellos podrían controlar la situación y mantener sus privilegios.
Ahora fueron los criollos ricos y los españoles quienes empezaron a conspirar, en la iglesia de La
Profesa, en la ciudad de México. En esas reuniones se decidieron por la independencia; pero
antes necesitaban pacificar el Virreinato. Para conseguirlo, lograron que el virrey enviara al
coronel criollo Agustín de Iturbide a combatir contra Vicente Guerrero.
Iturbide intentó derrotar a Guerrero, pero el insurgente conocía tan bien las serranías del sur
que no hubo manera de vencerlo. El virrey convenció al padre de Guerrero de que le ofreciera el
perdón a su hijo y le pidiera que dejase la lucha; el caudillo contestó: "La patria es primero".
Entonces, en enero de 1821 Iturbide le escribió a Guerrero pidiéndole que se reunieran para
hablar sobre la independencia. Lo hicieron primero en Acatempan y después en Iguala, donde
Guerrero aceptó apoyar a Iturbide, pues con eso ya no habría obstáculos para alcanzar la
libertad de la nación.
A los dos les interesaba completar la independencia. Guerrero era el continuador del
movimiento iniciado por Hidalgo y por Morelos; Iturbide representaba los intereses de los
criollos ricos y de los propios españoles que vivían en América y no querían ya depender de
España.
Triunfo de la independencia.
La consumación de la independencia.
Las tres garantías eran los motivos que los unían: religión única (la católica), unión de todos los
grupos sociales, e independencia de México, que sería una monarquía constitucional.
A mediados de 1821 llegó a la Nueva España Juan O´Donojú, el último español enviado para
gobernarla. O´Donojú se dio cuenta de que los mexicanos querían la independencia. Convencido
de que no podría gobernar y de que era imposible cambiarlo que se había avanzado para la
liberación del país, O´ Donojú firmó con Iturbide los Tratados de Córdoba, mediante los cuales
reconoció la Independencia de México.
El 27 de septiembre de 1821, al frente del Ejército Trigarante, o de las Tres Garantías, Iturbide
entró triunfante a la ciudad de México. Todo el país celebró la consumación de la
independencia.
La rebelión que había comenzado en 1810 terminaba por fin. La nueva nación comenzaba su
propia vida. Todos insistían en las riquezas de México y le profetizaban una vida esplendorosa.
Pocos se daban cuenta de que la guerra lo había empobrecido; faltaban caminos y había grandes
territorios deshabitados. La sociedad había quedado desorganizada y el desorden político era
abrumador, se tenía que organizar un gobierno propio.
La situación era difícil. Habían muerto seiscientos mil hombres: casi la décima parte de la
población y la mitad de los que trabajaban. Minas, campos y fábricas estaban abandonados; casi
nadie pagaba impuestos y los gastos del gobierno aumentaban día con día, sobre todo para
mantener al ejército.
Hasta entonces las tierras de los indígenas pertenecían a los pueblos y no a las personas. Las
trabajaban entre todos los habitantes del pueblo y nadie podía venderlas. Como los indígenas
no estaban acostumbrados a que la tierra fuera propiedad privada, la igualdad de todos los
mexicanos ante la ley los dejó en desventaja frente a los criollos.
España no reconoció los Tratados de Córdoba que O' Donojú había firmado. No aceptó que
México era independiente, y hasta 1825 siguió ocupando el fuerte de San Juan de Ulúa, en
Veracruz. Además de España, otros países europeos querían apoderarse de México, para
explotar sus riquezas.
España no aceptó enviar un príncipe al trono de México y eso reforzó las ambiciones de Iturbide,
que quería ser emperador. Sus seguidores ejercieron mucha presión para que éste fuera
coronado. Así, el Congreso lo declaró Emperador, con el nombre de Agustín I. La coronación fue
muy elegante, pero el imperio duró apenas once meses, hasta marzo de 1823.
En marzo de 1823 Iturbide renunció al trono y se fue a Europa. Las provincias de Centroamérica
(lo que actualmente son Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica), que se
habían unido al imperio, se separaron de México. Al año siguiente Iturbide regresó; como en su
ausencia el Congreso había decretado que no podía volver a México, bajo pena de muerte, fue
fusilado.
Cuando Iturbide dejó el trono, el gobierno quedó en manos de un Supremo Poder Ejecutivo
formado por Nicolás Bravo, Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero, ente otros, que convocó a
un segundo Congreso.
Los diputados del nuevo Congreso decidieron que México sería una república. Unos querían que
la república fuera federal, formada por la unión de varios estados, libres y soberanos para
resolver sus problemas internos. Otros querían que fuera centralista, con provincias o
departamentos en lugar de estados, y un poder central que resolviera todos los asuntos. La
Constitución de 1824, preparada por este Congreso, se promulgó el 4 de octubre. Se decidió que
México fuera una república federal, y que se llamara Estados Unidos Mexicanos.
Además, dicha Constitución declaraba que todos los mexicanos eran iguales, que la única
religión sería la católica, y concedía la libertad de imprenta. El Congreso convocó a elecciones,
las primeras que hubo en el México independiente; resultaron electos, como presidente
Guadalupe Victoria y como vicepresidente Nicolás Bravo.
Los primeros países que reconocieron la independencia de México fueron: Chile, Colombia,
Perú, Estados Unidos de América e Inglaterra.
El gobierno de Guadalupe Victoria consiguió que los españoles que todavía estaban en San Juan
de Ulúa se rindieran, hizo efectiva la abolición de la esclavitud que había decretado Hidalgo e
impulsó la educación. Dos préstamos ingleses le permitieron pagar a tiempo los sueldos del
ejército y de los empleados de gobierno. Otros préstamos extranjeros hicieron posible reparar
los daños que habían sufrido las minas y ponerlas a funcionar. Comerciantes europeos y
estadounidenses se instalaron en México.
Para defender sus intereses, los criollos ricos formaron agrupaciones políticas que se llamaron
logias masónicas de rito escocés. Estos grupos formados por partidarios del centralismo se
oponían a la república federal. El embajador Poinsett intervino nuevamente en los asuntos
internos de México y organizó a la gente de clase media en otras logias, llamadas de rito
yorkino, que preferían el sistema federal.
Mientras tanto, los españoles se preparaban en Cuba para reconquistar México. Corrió el rumor
de que recibirían ayuda de los españoles que estaban en el país, y Guerrero expulsó a estos
últimos. La medida tuvo efectos desastrosos, pues los desterrados se llevaron sus riquezas.
Sin recursos suficientes, era difícil resistir las presiones del ejército y del clero que querían
conservar las ventajas que habían tenido en los últimos años del virreinato. Era difícil hacer
producir los campos, las minas y las fábricas; mejorar y vigilar los caminos. Sin dinero suficiente
no había manera de aumentar la riqueza de la nación, de afrontar la amenaza de agresiones
extranjeras, ni de mantener la paz.
Con la intención de reconquistar México, el gobierno español envió una expedición, comandada
por Isidro Barradas. Los invasores se adueñaron de Tampico en 1829, pero fueron derrotados de
inmediato por Santa Anna. Guerrero mandó a su vicepresidente, Anastasio Bustamante, al
frente de otro ejército a Jalapa, para contraatacar rápidamente en caso de otra invasión, pero
Bustamante aprovechó esas tropas para rebelarse contra Guerrero y apoderarse de la
presidencia.
Guerrero se refugió en las montañas del sur. Bustamante pagó, según se dice, cincuenta mil
pesos de oro a un marino genovés, Francisco Picaluga, para que le entregara a Guerrero.
Picaluga invitó al insurgente a comer a su barco, en Acapulco, y cuando lo tuvo a bordo levó
anclas. Guerrero fue acusado de traición y fusilado en Cuilapan, Oaxaca, el 14 de febrero de
1831. Tras la muerte de Guerrero hubo levantamientos que obligaron a Bustamante a dejar la
presidencia.
Las nuevas elecciones hicieron presidente a Antonio López de Santa Anna, y vicepresidente a
Valentín Gómez Farías. Santa Anna se retiró porque se sintió enfermo, y dejó en su lugar a
Gómez Farías.
Durante la primera reforma liberal, Valentín Gómez Farías y el escritor José María Luis Mora
estaban convencidos de que era importante liberar al país de los gastos que significaba
mantener al clero y al ejército, así como de los privilegios que uno y otro tenían. Crearon el
partido reformista, que deseaba la igualdad de todos los mexicanos ante la ley. Fue el partido de
los liberales, de los federalistas.
El clero y el ejército deseaban conservar los privilegios (fueros se decía entonces) que habían
tenido en el virreinato, como no pagar impuestos o contar con tribunales especiales para juzgar
sus faltas. Junto con los grandes propietarios y los comerciantes más ricos, el clero y el ejército
formaron el partido de los conservadores, de los centralistas, que encabezaba Lucas Alamán.
Querían un gobierno central fuerte, que les parecía una solución para evitar el desorden.
Pensaban que el país había perdido la mitad de su territorio y vivía en desorden porque no tenía
un gobierno fuerte.
Durante su gobierno, Gómez Farías dictó leyes contra los privilegios del clero y del ejército. Esto
provocó una serie de revueltas militares de los conservadores. Se ocasionó un caos tal, que en
los siguientes veinticinco años, en los que debió haber habido seis o siete periodos
presidenciales (entonces de cuatro años y no de seis como ahora) ocuparon veintiún personajes
la presidencia en cuarenta y tres ocasiones. En este tiempo, Santa Anna fue presidente 11 veces.
Los conservadores pensaron que hacía falta cambiar la Constitución, y en 1837 promulgaron
otra, llamada de las Siete Leyes. Esa Constitución establecía el gobierno republicano central. Los
estados dejaban de tener su propio gobierno y pasaban a ser departamentos, con un
gobernador nombrado por el gobierno nacional. Este cambio provocó malestar en algunas
regiones del país.
Colegio de San Nicolás, donde dio cursos de filología y filosofía y llegó a ser rector, en la ciudad
de Valladolid (actual Morelia). En 1778 fue ordenado sacerdote y en 1803 se hizo cargo de la
parroquia de Dolores, en Guanajuato. Buen conocedor de las ideas ilustradas, trabajó para
mejorar las condiciones
pero fue capturado, juzgado y condenado a muerte. Su cabeza, junto con la de Allende y otros
insurgentes se exhibió, como castigo, en la alhóndiga de Granaditas de Guanajuato. Tras el
establecimiento de la República
Allende, Ignacio María de (1769"1811), insurgente mexicano. Nació en San Miguel el Grande
(que más
1811 cayó prisionero con Hidalgo y otros insurgentes. Murió fusilado y su cabeza fue expuesta
en la alhóndiga de Granaditas (Guanajuato). Sus restos reposan en la Columna de la
Independencia en la ciudad de
México.
Ortiz de Domínguez, Josefa (1768"1829), patriota mexicana, sirvió de enlace entre los
conspiradores de la independencia en 1810. Nació en Valladolid (Morelia) y estudió en el Colegio
de San Ignacio de Loyola o de
las Vizcaínas. En 1791 se casó con el corregidor de Querétaro, el licenciado Miguel Domínguez,
por lo que se le apodó `la Corregidora'. En 1810 entró en contacto con el cura Miguel Hidalgo y
Costilla y el capitán Ignacio María de Allende, a los que informó del desarrollo de la conspiración
en Querétaro. Cuando los realistas descubrieron el lugar donde se guardaban las armas para la
sublevación de octubre, persuadió a sus compañeros para que adelantaran la proclamación de la
independencia al mes de septiembre. Fue apresada por
Aldama, Juan (1774"1811), militar e insurgente mexicano. Nacido en San Miguel el Grande
(actual San Miguel de Allende, en el estado de Guanajuato), desde 1809, siendo capitán del
Ejército colonial español, comenzó a intervenir en los preparativos de la lucha independentista.
El principal líder del movimiento, el
sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla, le nombró teniente coronel de las tropas insurgentes, con
las que participó en la victoria del Monte de las Cruces (octubre de 1810). Intentó convencer a
Hidalgo, con la ayuda de Ignacio María de Allende, de la necesidad de explotar ese triunfo y
avanzar hacia la capital virreinal.
Abasolo Ignacio (1783"1816), militar e insurgente mexicano. Nacido en Dolores (actual Dolores
Hidalgo), pertenecía a una rica familia de hacendados y siguió la carrera castrense, ingresando
en el Ejército colonial español. El 16 de septiembre de 1810 se unió al sacerdote Miguel Hidalgo
y Costilla, quien ese mismo día
había lanzado el denominado grito de Dolores en dicha localidad, inicio del movimiento
independentista mexicano contra el dominio español. Entregó las armas de su regimiento, del
que era capitán, y pronto ascendió en el escalafón de las tropas insurgentes, accediendo en
octubre de ese año al grado de mariscal de
campo y participando en la victoria del Monte de las Cruces de finales de ese mes. Después de la
derrota de las fuerzas de Hidalgo en la batalla de Puente de Calderón (enero de 1811), Abasolo
huyó hacia el norte y renunció al nombramiento de jefe de las tropas resistentes que hizo en su
persona Ignacio María de Allende. El 21 de marzo siguiente fue apresado junto a los principales
dirigentes independentistas (Hidalgo, Allende y Juan Aldama), en Acatita de Baján (Coahuila).
Conducido con éstos a la ciudad de Chihuahua, un mes después resultó condenado a cadena
perpetua por el virrey Francisco Javier Venegas y trasladado, en 1812, al castillo español de
Santa Catalina (Cádiz), donde falleció cuatro años más tarde.
Morelos y Pavón, José María (1765"1815), sacerdote e insurgente mexicano, que se convirtió en
el caudillo de la emancipación mexicana, tras la ejecución de Miguel Hidalgo y Costilla en 1811.
Morelos nació en la actual Morelia (Michoacán), ciudad en la que también cursó sus estudios.
Después de su ordenación
sacerdotal (1797), fue párroco hasta que se unió a la rebelión de Hidalgo en 1810. Tras recibir el
mando militar, no tardó en hacerse con el control de un amplio territorio en el sur de México;
hacia finales de 1811, todos le reconocían como sucesor de Hidalgo. Tomó Acapulco en 1813 y, a
finales de ese año, convocó el
Morelos. A pesar de que su padre fue sentenciado a muerte por el ejército realista español,
Nicolás Bravo concedió el indulto a 300 prisioneros enemigos. Republicano, participó junto con
Vicente Guerrero en el
elecciones por Gómez Pedraza, ocupó la presidencia (1829) gracias al levantamiento de los
liberales (motín de la Acordada). Se enfrentó al intento de reconquista protagonizado por
Barradas en nombre de España, rechazó el ofrecimiento del embajador Joel Roberts Poinsett de
comprar Texas, y defendió el federalismo frente a los repetidos y constantes intentos de los
grupos centralistas, que pretendieron inhabilitarle para gobernar. Favorable a la reforma social,
luchó contra los privilegios de la aristocracia, pero fue derrocado por el general
Anastasio Bustamante en el mismo año (1829). Tras reiniciar la lucha desde el sur, fue hecho
prisionero en Acapulco, sometido a juicio y fusilado en 1831, en Cuilapán (en la actualidad
Cuilapán de Guerrero).
Pedro Garibay tras el derrocamiento de José de Iturrigaray en 1808. Siendo alférez del Ejército
español se negó a colaborar con la rebelión del cura Miguel Hidalgo y participó en la detención
de los conspiradores de
Valladolid en 1809. Huyó a México cuando Hidalgo entró en la ciudad en 1810 y ese mismo año
participó en la batalla del Monte de las Cruces y ascendió a capitán. Fue destinado al sur del país
en 1811 y combatió a las guerrillas insurrectas de Albino García, al que apresó en 1812, y de
Ramón López
Rayón, al que derrotó en el puente de Salvatierra en 1813. Ese año ascendió a coronel y fue
nombrado comandante general de la provincia de Guanajuato, donde siguió persiguiendo a los
rebeldes y empezó a ser conocido como 'el Dragón de fierro'.En 1813 fue acusado por el coronel
Romero de mantener la lucha para obtener beneficios económicos con el comercio, acusación
que se repitió en 1814 por parte del teniente coronel Crespo Gil y del propio Romero. Un año
después, siendo comandante general del Ejército del norte, venció a José María Morelos, pero
fracasó ante los hermanos Rayón en Cóporo. A causa de las denuncias presentadas por los
comerciantes de Guanajuato, fue cesado en 1816 por el virrey Félix María Calleja del Rey
acusado de malversación y abuso de autoridad; aunque resultó absuelto gracias al apoyo del
auditor de guerra Bataller, se retiró a sus tierras y en 1817 se estableció en México.
Constitución de 1812 en México, después del éxito alcanzado por el pronunciamiento liberal de
Rafael del Riego en España. Ese mismo año, el virrey Juan Ruiz de Apodaca le nombró
comandante general del sur, con la misión de buscar un acercamiento a Vicente Guerrero y a
Asensio, que mantenían la insurgencia (insurrección) en aquellos territorios. Con el apoyo de los
obispos de Guadalajara y Puebla, de los comerciantes españoles y de los terratenientes criollos
opuestos al liberalismo, logró equipar un ejército numeroso y, tras llegar a un acuerdo con
Guerrero el 24 de febrero de 1821 en la población de Iguala, publicó un programa político que
pasó a denominarse Plan de Iguala (o de las Tres Garantías), en el que proclamaba sus objetivos:
religión, independencia y unión. En agosto de ese mismo año firmó con el virrey O'Donojú,
recién llegado a Nueva España, el Tratado de Córdoba y el 27 de septiembre entró en la capital,
tras la evacuación de las tropas españolas. Al día siguiente una Junta de Gobierno provisional,
presidida por Iturbide, y en la que también figuraba O'Donojú, proclamó laindependencia de
México.
regresar al país. Declarado traidor por el Congreso en el mes de mayo, cuando desembarcó en
Soto la Marina(Tamaulipas), el 18 de julio siguiente, fue hecho prisionero, y acabó fusilado en
Padilla un día después.
Te presentamos una reseña de este importante movimiento que, en tan sólo once años, le
permitió al ejército insurgente acabar con casi tres siglos de dominio español en nuestro
territorio.
Como es lógico de suponer, antes de 1810 hubo antecedentes ideológicos notables encaminados
"por esa hambre de libertad" que ya operaban, principalmente, en las mentes de los criollos
(personas nacidas en México pero de padres europeos); se sabe incluso que, antes de estallar la
Independencia, uno de los grandes pensadores de la época, fray Melchor de Talamantes, había
logrado circular varios escritos subversivos en los que se afirmaba que el territorio mexicano,
por tener "todos los recursos y facultades para el sustento, conservación y felicidad de sus
habitantes", podía hacerse independiente y que, además de posible, la Independencia de
México era deseable porque el gobierno español no se ocupaba del bien general de la Nueva
España, como sí se ocuparía un gobierno libre, constituido por netamente mexicanos.
Etapas de la Independencia
De acuerdo con los especialistas, el estudio del desarrollo histórico de este importante
movimiento revolucionario se puede entender mejor si se revisan, detenidamente, los
siguientes cuatro momentos o etapas más trascendentales:
Primera etapa
Abarca desde el Grito de Dolores (16 de septiembre de 1810) hasta la batalla de Puente de
Calderón (en el actual municipio de Zapotlanejo, Jalisco, el 17 de enero de 1811), cuando la
muchedumbre dirigida por Hidalgo -con su famoso estandarte guadalupano en mano- peleaba
con más pasión y arrojo que estrategia. En este momento, cuando el cura de Dolores llegó a su
cita con la historia en el Puente, sus fuerzas se calculan en alrededor de cien mil hombres (entre
criollos, indios, mestizos y gente de las castas). Por su parte, los realistas, soldados leales al
virrey y a la corona española, debían rondar entre los 50 mil efectivos.
Segunda etapa
En este periodo entra en escena José María Morelos y Pavón. Éste va desde principios de 1811
hasta la toma del Fuerte de San Diego en Acapulco (en agosto de 1813). Durante este tiempo, los
insurgentes se anotaron varios triunfos siendo los más sonados los obtenidos en las regiones del
centro -en Cuautla, donde llegaron a romper un importante cerco- y en el sur -en Acapulco y
Chilpancingo, donde incluso gestionó el primer Congreso de Anáhuac- de la actual República
Mexicana.
Tercera etapa
Ésta se caracteriza por un gran desorden. Con la muerte del “Siervo de la Nación” (fusilado en
Ecatepec, en el Estado de México), se crea un gran vacío en el mando del grupo insurgente y los
realistas, aprovechando esta situación, al mando del temible General Félix María Calleja logran
rehacerse y recuperar la ofensiva. En esta etapa se rinde el último reducto importante
insurgente y, técnicamente, los leales a la corona han ganado la guerra. Sólo unas cuantas
partidas, como la que comandaba Vicente Guerrero (en el sur), siguieron en pie de lucha. Este
periodo acaba en febrero de 1821 con la firma del trascendental “Plan de Iguala”.
Cuarta etapa
Ésta transcurre del 24 de febrero de 1821 hasta el 27 de septiembre de ese mismo año cuando el
Ejército Trigarante, al mando del ex realista, Agustín de Iturbide, entra triunfal, junto con
Vicente Guerrero, a la Ciudad de México. El contingente, compuesto por los soldados del
General Iturbide (ya convertidos) y los insurgentes que aún quedaban, avanzó por la actual calle
de Madero en el Centro Histórico del DF hasta alcanzar la popular plancha del Zócalo. Con este
pasaje terminó formalmente la lucha por la Independencia de México.
Ignacio Allende
Juan Aldama
(San Miguel el Grande, actual México, hacia 1769 - Chihuahua, id., 1811)
Patriota mexicano. Miembro de una hacendada familia criolla, siguió la
carrera militar en el ejército español y llegó a ser capitán de caballería del
Regimiento de la Reina.
Como su hermano Ignacio, tomóparte en la conspiración de Valladolid (1809)
y en las juntas secretas de Querétaro y de San Miguel (1810). Partidario del
levantamiento dirigido por el curaMiguel Hidalgo, quien, el 16 de septiembre
de 1810, proclamó la independencia de México, Juan Aldama asumió la
dirección militar de los sublevados, con el grado de teniente general.
Participó en la batalla de Monte de las Cruces y en el asalto de Guanajuato.
A pesar de las victorias iniciales, la primera revuelta secesionista mexicana
pronto comenzó a debilitarse a causa de la superioridad militar de las tropas
españolas. En efecto, los insurrectos, mal armados y poco disciplinados,
fueron derrotados por el ejército realista de Calleja en Aculco (7 de
noviembre de 1810) y en Puente de Calderón (16 de enero de 1811).
Ante la imposibilidad de continuar el avance sobre Ciudad de México, Juan
Aldama decidió retirarse hacia el norte, pero fue hecho prisionero por los
españoles en Acatita de Baján, junto con otros líderes revolucionarios, como
Ignacio María de Allende. Acusados de traición, todos ellos fueron fusilados
en Chihuahua, el 26 de junio de 1811.
Nicolás Bravo
Guadalupe Victoria
Agustín de Iturbide
M
ilitar realista y después emperador de México. Nacido en Valladolid (Morelia), sus padres fueron José
Joaquín de Iturbide, español, y Josefa de Arámburu, de una familia michoacana. Estudió en el
seminario de la misma ciudad donde nació y a los quince años se dedicó a las labores del campo.
Poco después ingresó a la milicia como alférez del regimiento provincial de Valladolid; en 1805 se
casó con Ana María Huarte. Al ocurrir la prisión del virrey Iturrigaray se encontraba en México y
ofreció luego sus servicios al gobierno que surgió del motín de Yermo. En 1809 tuvo algún nexo con la
conspiración que encabezaba Michelena en Valladolid, para proclamar la Independencia.
Rehusó el grado de general que le ofreció Hidalgo, según versiones del mismo Iturbide. Tomó parte
en diversas batallas, desde la del Monte de las Cruces, al lado de las fuerzas realistas. Se distinguió por
su valor y por la tenacidad con que persiguió a los partidarios de la insurgencia.
Combatió contra Morelos y para 1820 había alcanzado el grado de coronel del ejército realista. Se
encontraba en México, casi inactivo, cuando se restableció ese año la Constitución española, de corte
liberal y se inició la conspiración de la Profesa, cuya finalidad era impedir el restablecimiento de dicha
Constitución en México, para continuar con el régimen absolutista.
Iturbide entró a formar parte en ella y se logró que se le comisionase por el virrey Apodaca para
combatir a Guerrero, quien mantenía la lucha insurgente en el sur del país. Iturbide, nombrado
comandante del Ejército del Sur, ya con el grado de brigadier, inició su tarea para ganarse a Vicente
Guerrero, después de que no logró vencerlo militarmente.
Iturbide instaló su cuartel en Teloloapan; pero las fuerzas de Guerrero le causaron algunos reveses,
por lo que prefirió atraérselo. En enero de 1821 le escribió una carta, invitándolo a indultarse; hubo
una negativa de Guerrero y una nueva carta de Iturbide, donde ya proponía la Independencia.
Después de entrevistarse en Acatempan, ambos jefes se pusieron de acuerdo y el Plan de Iguala fue
proclamado por Iturbide. La última fase de la campaña de la Independencia termina con la entrada a
México de Iturbide al frente del Ejército Trigarante el 27 de septiembre de 1821.
El 18 de mayo de 1822 el sargento Pío Marcha y el pueblo proclamaron emperador a Iturbide. Esa
proclamación fue ratificada por el Congreso el día 19 de mayo. La coronación del emperador, que tomó
el nombre de Agustín 1, y de su esposa, se realizó el 21 de mayo del mismo año. El Imperio pronto
comenzó a ser combatido por los elementos republicanos y algunos liberales. Durante su reinado creó la
Orden de Guadalupe.
Las dificultades comenzaron pronto con el Congreso. Iturbide lo disolvió; aprehendió y persiguió a
muchos de sus miembros, pero no logró establecer la paz. Al realizarse su jura, el 24 de enero de 1823,
ya había estallado la rebelión, que inició Antonio López de Santa Anna, con el Plan de Casa Mata; en él
se pedía la reinstalación del Congreso, el reconocimiento de la soberanía de la nación y prohibía se
atentase contra la persona del emperador.
Los rebeldes comenzaron a ganar terreno y determinaron la abdicación de Iturbide, que se efectuó
ante el Congreso, reinstalado, el 19 de marzo de 1823. Salió con su familia de Tacubaya, donde tenía su
residencia. El 29 de marzo marchó a Veracruz y luego a Europa.
Llegó a Liorna, Italia, en agosto de 1823 y fue a vivir a la Villa Fournier. Después pasó a Florencia y
a Inglaterra. El Congreso, que le había asignado primero una pensión, lo declaró traidor y lo puso
fuera de la ley el 28 de abril de 1824, decisión que ignoraba el ex emperador.
El 4 de mayo salió de Londres para México, instado por algunos de sus partidarios. Desembarcó en
Soto la Marina, Tamaulipas, el 14 de julio. Allí se le aprehendió; el Congreso local lo sentenció a
muerte, y fue ejecutado en el pueblo de Padilla, del mismo Estado el 19 de julio de 1824.
Su nombre permaneció proscrito y sus restos olvidados hasta 1833, en que siendo presidente Santa
Anna, investido de facultades extraordinarias, mandó que los restos de Iturbide fueran conducidos a
México y conservados en la urna destinada a los primeros héroes de la Independencia. El decreto quedó
sin cumplir, hasta que en agosto de 1838, bajo el gobierno de Anastasio Bustamante, obtuvo del
Congreso un nuevo decreto, confirmatorio del anterior.
Los restos de Iturbide fueron trasladados a México y sepultados con pompa en un sepulcro que se
erigió en la capilla de la catedral dedicada a San Felipe de Jesús. Las letras de oro con el nombre de
Iturbide, que figuraban en uno de los muros del salón de sesiones de la Cámara de Diputados, fueron
desprendidas por iniciativa aprobada el 5 de octubre de 1921, por una mayoría de 77 diputados, y cinco
en contra.