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Tanto en el latín original Scientiārum Regīna, así como en alemán Königin der
Wissenschaften, la palabra ciencia debe ser interpretada como (campo de)
conocimiento. Si se considera que la ciencia es el estudio del mundo físico,
entonces las matemáticas, o por lo menos las matemáticas puras, no son una
ciencia.
Muchos filósofos creen que las matemáticas no son experimentalmente falsables,
y, por tanto, no es una ciencia según la definición de Karl Popper.[27] No obstante,
en la década de 1930 una importante labor en la lógica matemática demuestra que
las matemáticas no puede reducirse a la lógica, y Karl Popper llegó a la conclusión
de que «la mayoría de las teorías matemáticas son, como las
de física y biología, hipotético-deductivas. Por lo tanto, las matemáticas puras se
han vuelto más cercanas a las ciencias naturales cuyas hipótesis son conjeturas,
así ha sido hasta ahora».[28] Otros pensadores, en particular Imre Lakatos, han
solicitado una versión de Falsacionismo para las propias matemáticas.
Una visión alternativa es que determinados campos científicos (como la física
teórica) son matemáticas con axiomas que pretenden corresponder a la realidad.
De hecho, el físico teórico, J. M. Ziman, propone que la ciencia es «conocimiento
público» y, por tanto, incluye a las matemáticas.[29] En cualquier caso, las
matemáticas tienen mucho en común con muchos campos de las ciencias físicas,
especialmente la exploración de las consecuencias lógicas de las hipótesis.
La intuición y la experimentación también desempeñan un papel importante en la
formulación de conjeturas en las matemáticas y las otras ciencias.
Las matemáticas experimentales siguen ganando representación dentro de las
matemáticas. El cálculo y simulación están jugando un papel cada vez mayor tanto
en las ciencias como en las matemáticas, atenuando la objeción de que las
matemáticas no se sirven del método científico. En 2002 Stephen
Wolfram sostiene, en su libro Un nuevo tipo de ciencia, que la matemática
computacional merece ser explorada empíricamente como un campo científico.
Las opiniones de los matemáticos sobre este asunto son muy variadas. Muchos
matemáticos consideran que llamar a su campo ciencia es minimizar la importancia
de su perfil estético, además supone negar su historia dentro de las siete artes
liberales. Otros consideran que hacer caso omiso de su conexión con las ciencias
supone ignorar la evidente conexión entre las matemáticas y sus aplicaciones en
la ciencia y la ingeniería, que ha impulsado considerablemente el desarrollo de las
matemáticas. Otro asunto de debate, que guarda cierta relación con el anterior, es
si la matemática fue creada (como el arte) o descubierta (como la ciencia). Este es
uno de los muchos temas de incumbencia de la filosofía de las matemáticas.
Los premios matemáticos se mantienen generalmente separados de sus
equivalentes en la ciencia. El más prestigioso premio dentro de las matemáticas
es la Medalla Fields,[30][31] fue instaurado en 1936 y se concede cada cuatro años.
A menudo se le considera el equivalente del Premio Nobel para la ciencia. Otros
premios son el Premio Wolf en matemática, creado en 1978, que reconoce los
logros en vida de los matemáticos, y el Premio Abel, otro gran premio
internacional, que se introdujo en 2003. Estos dos últimos se conceden por un
excelente trabajo, que puede ser una investigación innovadora o la solución de un
problema pendiente en un campo determinado. Una famosa lista de esos 23
problemas sin resolver, denominada los «Problemas de Hilbert», fue recopilada en
1900 por el matemático alemán David Hilbert. Esta lista ha alcanzado gran
popularidad entre los matemáticos y, al menos, nueve de los problemas ya han
sido resueltos. Una nueva lista de siete problemas fundamentales, titulada
«Problemas del milenio», se publicó en 2000. La solución de cada uno de los
problemas será recompensada con 1 millón de dólares. Curiosamente, tan solo
uno (la hipótesis de Riemann) aparece en ambas listas.