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Orbis Tertius
1996, año 1 no. 2-3, p. 275-302
Cita sugerida:
Delgado, V. (1996) Babel: Revista de libros en los '80. Una
relectura. Orbis Tertius, 1 (2-3), 275-302. En Memoria Académica.
Disponible en:
http://www.fuentesmemoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.2501/p
r.2501.pdf
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Orbis Tertius, 1996, I (2-3)
1. Tipos de guerra
1
Babel, Año I, n° l, abril 1988, p. 3.
2
Para el concepto de campo intelectual ver Bourdieu, Pierre. “Campo intelectual y proyecto creador”,
AA.VV. Problemas del estructuralismo, México, Siglo XXI.
1
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aunque ésta se presente como espinosa. Asimismo el editorial explícita las diferencias de la
estética que se propone respecto de las relaciones de la literatura con el mercado, en términos de
rechazo, y estableciendo un divorcio radical entre ambos. Es así que respecto del adverso y
crítico panorama de la industria editorial que se describe, la publicación no se adjudicará una
función heroica, y en este sentido, Babel no hace su aparición apostando a la revitalización del
tales industria y mercado.3
Toda revista literaria pensada en términos de lo que R. Williams define como formación
cultural,4 es vehículo de la ideología literario-crítica de un grupo, y para el caso de Babel el
grupo existió y se autodenominó Shanghai.5 Shanghai, nacido —construido— casi a finales de
1987, intervino públicamente en la escena literaria con la escritura de un manifiesto, en el que se
señalaban y prescribían las posiciones respecto de la literatura deseada y posible. El manifiesto,
entre otras cosas, decía:
Shanghai es un puerto, una frontera en un país que se cree destinado a ser en sí, (...)
Shanghai mira hacia el mar porque en el mar no hay tierras ni esperanzas, sólo la
inutilidad de un movimiento repetido. (...)
Shanghai es una máquina humarante con vía libre hacia el anacronismo, que es,
bien mirado la única utopía que se permite una ciudad que se sabe exótica.
Shanghai es un exotismo en el tiempo, un verdadero prodigio. (...)
En Shanghai la cocina sabe con el sabor indefinible de la mezcla, en platillos donde
resultaría veleidoso llamar al pan, pan, y al vino, sake.
Shanghai suena a chino básico y sólo lo incomprensible azuza la mirada. (...)
Shanghai es, sobre todo, un mito innecesario.6
3
No obstante más allá de los testimonios de sus responsables, de lo anterior puede implicarse que si es
cierto que el propósito de Babel no está fundamentalmente ligado, o pensado como una estrategia de
resistencia de la literatura y la industria editorial, la coyuntura no es dejada de lado. Es significativo que
haya una sección (‘Tráfico’ una tribuna para los mercaderes’) dedicada a todos aquellas personas
relacionadas con la edición, venta, distribución de libros (esta sección aparece durante los primeros 14
números).
4
De modo general una formación es una forma de organización y autoorganización” entre cuyos
miembros no existen acuerdos programáticos formas artísticas de agolpamiento que están según Williams
más próximas a la producción cultural. Entre ellas se cuentan los movimientos artísticos, las academias,
salones, etc.. Crf. para el concepto de formación de R. Williams en el capítulo II de Marxismo y
Literatura (Barcelona, Península, 1980), el parágrafo 10 “Tradiciones, instituciones y formaciones” pp.
137-142 y en Cultura el capítulo 3 “Formaciones” pp. 53-79.
Es interesante mencionar que Martín Caparrós en “Mientras Babel” (Cuadernos Hispanoamericanos, 517-
519, La cultura argentina. De la dictadura a la democracia julio-septiembre, 1993, pp. 525-529)
retrospectivamente señala la constitución de Shanghai como el grupo -la formación- cuyo vehículo será la
revista Babel unos meses más tarde.
5
Es importante señalar que si bien los directores de Babel -Jorge Dorio y Martín Caparrós-junto con otros
escritores que pertenecen a Shanghai conforman el staff casi permanente de Babel, ya sea en las secciones
más importantes referidas a la literatura como en las columnas, la revista como tal suma otros nombres de
críticos y escritores que pueden considerarse afines a la estética de Babel.
6
Tomado de Caparrós, Martín. “Mientras Babel”, p. 526.
7
Beginnings. Intention and Method, New York, Columbia University Press, 1985, Ia ed., 1975. Said
describe y analiza el problema tanto en un nivel práctico como teórico. Creemos además que la
perspectiva que allí propone Said es absolutamente compatible con los conceptos de campo intelectual de
Bourdieu y de formación cultural de Williams, ya que si bien Said se refiere a la operación que en un
escritor individual realiza en tanto comienzo, establece, a lo largo de su argumentación, relaciones entre
2
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la designación de una intención consecuente y define el comienzo como “el primer escalón en
la producción intencional de significado”.8 Como señalan Jorge Warley y Carlos Mangone “El
manifiesto es literatura de combate. Emergencia de una vanguardia, política, artística, social. Al
tiempo que se da a conocer, enjuicia sin matices un estado de cosas presente; fingiendo describir
prescribe, aparentando enunciar, denuncia. En ese movimiento se otorga a sí mismo el derecho a
la palabra (porque debo, entonces puedo)”.9 El manifiesto de Shanghai tiene la marca de lo
exótico en la geografía imaginaria que describe —inscripta ya en el nombre del grupo—, la
rúbrica de la mezcla, la de lo incomprensible como aquello único capaz de hacer volver sobre sí
la percepción, y sobre todo la certeza de la ineficacia de la construcción de mitos como formas
de intervención en lo real. El manifiesto de Shanghai, el editorial del número 1 de Babel —con
el cual el manifiesto establece puntos de contacto evidentes— pueden ser leídos junto con los
que aparecen en los números 9 y 16 como los lugares en los que se actualiza de forma más
evidente la poética de la revista.
Puede pensarse en estos años como los que gestan la “última vanguardia”, pues si
hay una vanguardia en los días que corren [1985], aparece como desleída, amorfa,
sin precisos postulados o contornos nítidos, acaso porque no está acompañada (ni
desde dentro ni desde afuera de su textualidad) por una reflexión crítica
suficientemente poderosa que la oponga a la indiferenciación relativa del mercado y
que le cree su propio espacio de legitimidad” [las cursivas son nuestras].12
distintos escritores, pensadores, eruditos, en virtud de su preocupación común respecto del problema de
los comienzos, y en varios casos respecto de las respuestas y soluciones que imaginan para tal cuestión.
Asimismo señala que un comienzo establece inmediatamente relaciones con obras ya existentes, ya sea
relaciones de continuidad, ya de antagonismo, o una mezcla de ambas (Chapter I, p. 5) .Luego afirma que
“muchas palabras e ideas en el pensamiento y en la escritura dan vueltas alrededor del concepto de
“comienzos”: innovación, novedad, originalidad, revolución, cambio, convención, tradición, período,
autoridad, influencia, sólo por nombrar algunas” -Chapter I, p. 6- con lo cual quiere dar una idea de la
amplitud del campo en el cual debe pensarse el estudio de los comienzos.
8
Said, E. Op. Cit. p. 5.
9
Mangone, C. y Warley, J. El manifiesto. Un género entre el arte y la política, Buenos Aires, Biblos,
1994, p. 9.
10
Panesi, Jorge. “La crítica literaria argentina y el discurso de la dependencia”, Filología, n° XX, 1985,
pp. 171-195.
11
La revista Los libros era una publicación mensual -hasta el numero 22- y bimensual -desde el número
28- que apareció entre 1969 y 1976. Hasta el número 21 tiene como director a Héctor Schmucler. En el
número 22 se agrega a la figura del director la de un Consejo de Dirección formado por H. Schmucler, R.
Piglia, y C. Altamirano. En el número 25 el consejo se integra además por Germán L. García, Miriam
Chorne y Beatriz Sarlo. Desde el número 29 Schmucler deja la revista. El Consejo de Dirección queda
constituido por Piglia, Sarlo y Altamirano. En el número 40 Piglia se desvincula de la revista. Hasta el
número 28 tiene forma de tabloid. Estos datos están tomados de Panesi, Jorge, ibid. pp. 180-181.
12
Ibid. p. 186
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quienes desde 1988 responden al reclamo, concientes del vacío que señalaba Panesi.13 Su
intervención debe pensarse como la recuperación de un lugar específico para la crítica, y en este
sentido, ligada con la revista Los libros, la cual es reconocida como el referente crítico
inmediato anterior. M. Caparrós señala en “Mientras Babel” su afiliación con Los libros y
también su distancia: “Hacía quince años que no había en la Argentina una revista de libros. Los
libros había desaparecido a principios de los setenta, engullida por la política, y desde entonces
los suplementos culturales se habían hecho cargo de la crítica. Mal, pero poco”.14 Si se retoma la
caracterización que del discurso crítico hace Panesi es posible pensar, que si bien Babel llenará
el espacio crítico vacante, la forma en que lo haga diferirá de la de Los libros. Remitir al
editorial del número 1 de la revista es prueba suficiente. Babel no planteará como petitio
principii, a diferencia de Los libros y de la actitud que caracterizó al discurso crítico en general
durante los años 60-70, la crítica como una de las formas de hacer política y de intervenir en lo
real, sino que por el contrario, se desviará e intentará desatar ese pacto entre la literatura y la
política, entre la crítica y la política.15 Babel intentará construir un espacio en el cual la literatura
ya “no hace tornar las ruedas de la historia”,16 y en el que por su parte la crítica se refiere
insistentemente al discurso literario en tanto construcción, procedimiento, problematización de
la lengua, variación, reformulación de otros textos literarios, citas de otros discursos. La crítica,
entonces, tampoco se ejerce como una forma de la pedagogía. De ese modo Babel se distancia
radicalmente de los imperativos la crítica en los años 60 y 70, cuyo discurso asume casi como
obligaciones básicas la de la claridad argumentativa y la de la transparencia, directamente
ligadas con el deseo de captar e iluminar a un público numeroso. La figura del crítico/intelectual
responsable que corresponde a tales aspiraciones, marcada por el compromiso, tal como piensan
este concepto los intelectuales de los años sesenta, implica la voluntad de comprensión, análisis
y crítica del ‘contorno’ propio, y el afán de intervenir en lo real, en función de la convicción que
sostiene que los intelectuales tienen un papel que cumplir en la sociedad, y en ese sentido son
responsables.17 Es en contra de esta imagen de escritor intelectual y de estos imperativos —
entendidos como peticiones de principio— que Babel dispara.
Una de las formas en que Babel se distancia y que constituye tal vez la marca más
evidente es la apelación a ciertos registros y estilos de la crítica que compone Babel: una crítica
fuertemente literaturizada, marcadamente culta, barroca, uno de cuyos ejemplares más
característicos lo conforma la columna de M. Caparrós ‘La verónica’. Esta columna aparece .en
13
Los números 1, 2, 3, 4, y 5 de Babel son editados por la Cooperativa de Revistas Independientes que
publicaba El Porteño, y desde el n° 6 pasa a la editorial Puntosur. El consejo de redacción de la revista
está constituido hasta el número 3 por Martín Caparrós y Jorge Dorio a cargo de la dirección periodística,
Guillermo Saavedra como Jefe de Redacción. En el n° 4 Caparrós y Dorio aparecen como directores y
Saavedra como jefe de redacción. En el n° 5 la revista tiene una secretaría de redacción, puesto que ocupa
María Moreno durante los números 5, 6, 7, -quien además desde el número 1 tiene una columna propia:
‘La mujer publica’ la cual aparece en los números 1, 2, 5, 7, 8, 9 11, 12. En el n° 9 María Moreno deja la
secretaría de redacción y este rol lo cumple Salvador Pazos. En el n° 9 Saavedra aparece a cargo de la
dirección periodística hasta el n° 19 en que deja la revista. En los números 20, 21, 22 Christian Ferrer es
el jefe de redacción. De la coordinación y la corrección se encargan: Eduardo Mileo (números 1 a 6, y 13
a 16, quien el n° 17 ocupa la secretaría de redacción hasta el último número), Alejandra Cowes
(corrección en el n° 7). Ada Solari números (8, 9, 10, 11, 12). No se consignan los datos de esta tarea en
los números no citados. Como jefes de arte se desempeñan Eduardo Rey (números 1 a 9), Elias Rosado
(números 10 a 17), Fernando Luis Amengual números 18 a 22), como colaboradores de arte: Julieta
Ulanovsky, Silvia Maldini, Sabina Monza, Hugo Flores, Alicia Rey, Andrea Salmini.
14
Caparrós, Martín. “Mientras Babel p. 525.
15
En esté sentido es significativa la mención de Sartre en el editorial del número 1.
16
Caparrós, Martín. “Nuevos avances y retrocesos de la nueva novela argentina en lo que va del mes de
abril”, Babel, Año II, n° 10, julio, 1989.
17
Cfr. Sarlo, Beatriz. “Los dos ojos de Contorno” Punto de vista, Año IV, n° 13, nov. 1981, pp. 3-8; el
capítulo 1 de Terán, O. Nuestros años sesentas. La formación de una nueva izquierda intelectual en la
argentina 1956-1966, Buenos Aires, Puntosur, 1991; Prieto, Adolfo. ‘‘Los años sesenta”, Revista
Iberoamericana, vol. XLIX, n° 125, oct.-dic. 1983, pp. 889-901.
4
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los números 18, 19 y 20. Caparrós escribe fragmentariamente sobre aquellos libros, autores,
problemas, que le preocupan, gustan o disgustan, y en esa forma apenas hilvanada, deja flotando
sus ideas acerca de la literatura. La literatura —y el discurso que a ella se refiere— es definida
como el vuelo que la verónica es, como un gesto inútil, palabra dicha para nada, pero también
recurriendo a una de las formas en que el editorial del número 1 se definía Babel, esto es, como
un espacio literario constituido de citas. Las cuestiones puestas a foco en el número 18 son
varias: la meticulosidad, la confusión —que aparecen como valores del autor y el texto—, el
poder perdido de la palabra respecto de lo social.18 Lo mismo que en el editorial del número 1 se
hace referencia explícita a Borges. Caparrós establece la diferencia entre la operación con la
historia que realiza Sarmiento en Recuerdos de provincia cuando cuenta la muerte de Laprida y
la de Borges en “Poema conjetural” quien lee a Sarmiento y completa lo que éste no dijo, con la
ventaja del trabajo ya hecho por Sarmiento. Sostiene Caparrós: Borges “sólo tiene que inventar
la Argentina como ficción: es decir, hace explícitamente lo que S hacía callando (...) [pudo]
inventar un territorio (nuevo) producto de la mezcla de lo ¿mejor? de las tradiciones
occidentales”.19 En el número 19 se refiere a La perla del emperador de D. Guebel —que había
aparecido como libro del mes del número anterior— y valora en ella la “finura” de las palabras
de las cuales se hacen cargo “etéreos narradores”. En esa finura lee una metáfora que parece
recurrente en Caparrós: cómo la literatura representa a ‘la patria’ o, mejor, cómo se vincula con
ella:”La desaparición. En la finura, una metáfora —involuntaria voluntaria— de una cierta idea
de patria. En mares lejanos, lo argentino no existe porque ya no existe y dejan de existir,
también, los mares y los témpanos”.20 En el número 20 retoma y reivindica una idea de Aira, la
cual para Caparrós instala una polémica: la militancia en favor de la literatura mala; y ensaya
una definición: “es dable suponerle una prosodia gesticuladora, un débito como —de acto de
veinticinco de mayo o, más taimadamente, de día del trabajo (...) César Aira, abanderado-chasco
de tan espaciosos bríos, trabaja una literatura de la displicencia: palabras que se proponen como
la traducción de los gestos más banales: una estatización de lo vulgar (...) ¿una literatura,
entonces, del accidente?”.21 Las intervenciones de A. Pauls, las de L. Chitarroni, las de Chejfec
deben pensarse también en esta modalidad crítica en la que el crítico se ha vuelto escritor.
Otra de las formas de diferenciación hay que buscarla en los trazos más gruesos de
cierta imagen de escritor que sobrevuela la revista. En principio, el rasgo más relevante es el que
podríamos llamar el abandono del imperativo para la literatura de su relación respecto de la
práctica política y la representación de la historia social. Este abandono es presentado como
valor en dos oportunidades muy claras: frente a los reclamos anacrónicos de cierta crítica
partidaria del sesentista boom latinoamericano, y frente a las estéticas argentinas a las que se
reconoce como populistas. En el primer caso la intervención es de A. Pauls, y coloca a Babel en
18
“E1 poder encantatorio de ciertas palabras (todavía): escritas en el polvo que cubre un auto
abandonado, en la manzana mítica de Guatemala, Serrano, Paraguay y Gurruchaga, campean: pija, concha,
mierda. Palabras sueltas, sin sintaxis, que suponen en su mera enunciación toda una sintaxis del desafío.
(...) palabras asociales, estandartes algo raídos de illo tempore, de entonces, de cuando las palabras
gritaban, sin desmayo, de cuando una palabra no requería siquiera de en punto de apoyo para mover el
mundo. La vieja palabra del hechicero, del brujo de la tribu convertida ahora, sobre el polvo de un coche
abandonado, en rebelde sin causa”. Babel, Año III, n° 18, agosto 1990, p. 17.
19
Caparrós, M. “La verónica”, Babel, Año III, n° 18, agosto 1990 p. 17. Es importante mencionar que los
fragmentos en los que las ideas se dispersan, generalmente están unidos/separados por pequeñas frases del
estilo de aforismos. Citamos un ejemplo que da cuenta del registro de esta crítica: “El gesto, la verónica,
que se crece en la repetición que ella significa. No hay Platón: la repetición no degrada: es condición de su
existencia. Había, en Pinar del Río, una repetición que no era parodia; si acaso invento de lo que ya fue,
condición siempre-previa. (...) ¿La derrota de no ofrecer batalla?”. Babel, n° 19, p. 18.
20
Caparrós, M. “La verónica”. Babel, Año III, n° 19, septiembre 1990, p. 18.
21
Caparrós, M. “La verónica”, Babel, Año III, n° 20, noviembre 1990, p. 17. El escrito en el que Aira
expone su militancia en favor de la literatura es “La innovación”, publicado en Boletín/4 del Grupo de
Estudios de Teoría Literaria de Rosario, U.N.R., abril 1995, pp. 28-33.
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una posición cercana a la de Los libros respecto del boom,22 esto es crítica. Pauls señala que el
epígrafe ‘Comedia’ que lleva La ocasión de Juan José Saer fue tomado como interpelación por
algunos escritores argentinos, los que hacen de la historia literatura, al estilo Tomás Eloy
Martínez. El resultado retrasado de tal interpelación aparece en el nº 62 de Crisis. Allí Martínez
esboza lo que según Pauls es para “el Profesor Martínez la quintaesencia de lo abyecto: alejarse
de la propia historia, ‘escribir para la crítica’, centrarse en la ‘autorreferencialidad’, desviarse de
‘esa onda general’ que vibra en el latinoamericanismo de los García Márquez, los Fuentes, los
Vargas Llosa, los Roa Bastos”.23 En el segundo caso se trata de la explosión iracunda de Carlos
Feiling (quien además de participar como colaborador en distintas secciones, tiene una columna
propia: ‘El cónsul honorario’) a propósito de Una sombra ya pronto serás de Osvaldo Soriano y
coloca a Babel del lado de los reclamos que previamente —y en otro contexto— había hecho la
revista Literal.24 Es interesante señalar que Feiling repite casi textualmente las palabras de O.
Lamborghini en “La intriga”. Allí dice Lamborghini: “mezclar los códigos, dar por sabido lo
que se ignora, adoptar la posición del entontecido-cínico incluso frente a lo que realmente se
sabe”.25 Las imágenes del frívolo, el pedante o el cínico son las que Feiling contrapone a la del
escritor populista, aquellos para quienes “más graves resultan los efectos culturales del
populismo. Las secuelas de la enfermedad, por así decirlo”.26 Es importante recordar la imagen
ya citada que como correlato de la literatura que C. Aira escribe, apunta Caparrós en su
columna, en la fórmula de “abanderado chasco” así como también el nombre de la columna de
Aira —de aparición única—: ‘El distraído. Una columna flotante de César Aira’.27
Babel se define desde el subtítulo como ‘Revista de libros’ y señala así —una vez
más— su afiliación Los libros en lo que respecta a la voluntad de informar. El subtítulo que
lleva Los Libros hasta el número 20 es ‘Un mes de publicaciones en América Latina’ y en este
sentido Babel se muestra libresca y Los libros babélica. A partir del numero 22 ese subtítulo de
Los Libros es reemplazado por el de ‘Para una crítica política de la cultura, y es en las
intenciones y el ‘programa’ que implica en donde se marca la diferenciación entre Los libros y
Babel. El subtítulo señala la diversidad segura —ya anunciada en su nombre— de lo que se
publicará: “todos los libros, todos los autores y todos los continentes del mundo de la lectura”,28
leídos de los modos más diversos también, En Babel tienen lugar los discursos sobre todo de y
acerca de la literatura, pero también el psicoanálisis, la historias la política, biografías, libros de
autoayuda, historietas, divulgación científica.
El editorial del n° 9 reitera la ‘deuda’ con el panorama editorial argentino a partir de la
cual surge Babel y la conciencia de la operación que se realiza: crear, establecer un espacio para
la crítica entendida no bajo la forma de un discurso homogeneizador y asertivo sino que,
manteniéndose fiel a su nombre, ese espacio se presente como el lugar de la diversidad y de la
duda: “...Babel ha intentado sostener la posibilidad de que se ejerza la mirada crítica del bizco,
ojos que miran no desde una torre en guardia sino desde multitud de dunas tornadizas”.29 La
función de la crítica, que se practica diseminada y variada en todas las secciones y columnas,
tiene su lugar central en ‘El libro del mes’, está ligada con cierta concepción de la literatura y su
22
Cfr. Panesi, Jorge. “La crítica literaria...”, nota 24.
23
Babel, Año I, n° 4, septiembre 1988, p. 4
24
La revista Literal apareció por primera vez en noviembre de 1973. La colección completa es de 5
números en tres volúmenes. Las fechas muestran la periodicidad errática de la publicación: n° l
noviembre de 1973, n° 2/3 mayo de 1975, n° 4/5 noviembre de 1977. El comité de redacción del n° 1
estaba constituido por Germán L. García, Luis Gusmán, Osvaldo Lamborghini y Lorenzo Quinteros. En
el n° 2/3 Quinteros es reemplazado por Jorge Quiroga. En el n° 4/5 la figura del director (G. L. García)
sustituye a la del comité de redacción. Tomo estos datos del análisis detallado que hace de Literal Alberto
Giordano en “Literal: las paradojas de la vanguardia (Políticas de la literatura)”, inédito.
25
Literal, n° l, noviembre 1973, pp. 119-122.
26
Babel, Año IV, n° 22, marzo 1991, p. 7.
27
Babel, Año II, n° 9, junio 1989, p. 7.
28
Babel, Año I, n° l, abril 1988, p. 3
29
Babel, Año II, n° 9, p. 3.
6
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legitimación: la lectura / la crítica que lee la literatura autonomizada, recortada como un valor
en sí misma, tratando de liberarla de las sujeciones del “compromiso”. Porque si como es cierto
toda revistase posiciona para definir el nosotros que constituye, ya sea en términos positivos, en
términos de diferenciación respecto de otras posiciones del campo intelectual, existe para Babel
un enemigo literario-crítico claramente reconocible, que domina y funciona como sentido
común literario, como doxa: las literaturas al servicio de las estéticas del compromiso y de corte
populista. Así, en la sección “Caprichos” del nº 10 se publica un artículo de Caparrós —
“Nuevos avances y retrocesos de la nueva novela argentina en lo que va del mes de abril”30—,
que es significativo respecto del referente literario/generacional que la revista construye y del
cual trata de diferenciarse, ‘los sesentas’, dominados por lo que Caparrós llama la literatura
“Roger Rabbit”. Esto es, en palabras de Caparrós, “cuando estaba claro que la ficción literaria
estaba dispuesta a interactuar valientemente con la vida,… a rectificarla, a revelarle la verdad, a
encauzarla”.31
Respecto de la cuestión del populismo, es significativa la reseña ya citada de C. E.
Feiling a propósito de Una sombra ya pronto serás de Osvaldo Soriano. Feiling condena los
“efectos culturales del populismo” de cierta izquierda, de los cuales la novela de Soriano es,
según Feiling, el mejor exponente, y en la que al estereotipo se le asigna el lugar privilegiado
para dar cuenta de lo que se presenta como el imperativo de la literatura para Soriano, esto es,
“pintar con colores indelebles la Argentina de 1990”.32 Frente a esta perspectiva populista
Feiling alza la mirada de la frivolidad, del cínico, del pedante como forma de “evitar la idea de
que para escribir hay que emborracharse y pelear. De no quedarse, por otra parte, babeando
frente a un banderín de Boca Juniors o las estampitas de San Cayetano”.33
30
Babel, Año 1, n° 10, julio 1989, pp. 43-45.
31
Babel, Año II, n° 10, julio 1989, p. 43.
32
Feiling argumenta: “En un contexto internacional poco propicio, resulta grave que la enfermedad del
populismo haya llevado a la izquierda a una sala de terapia intensiva. (...) Ciertas producciones artísticas
parecen mostrar que el daño neurológico es irreversible, sobre todo cuando al esfuerzo de captar un
publico -esfuerzo loable, pero que debiera estar supeditado a otros- se lo reemplaza por estrategias dignas
de un Cómo ganar amigos. Sobre todo cuando se cae en el equivalente cultural de la política menemista.
Una sombra ya pronto serás, la quinta y exitosa novela de Osvaldo Soriano... le hace a la literatura lo que el
Excelentísimo Sr. presidente al país.” Y más adelante: “Soriano cree que con exagerar los rasgos de la
decadencia del país, los apagones, la privatización, el crecimiento de la economía informal, logra pintar
con colores indelebles la Argentina de 1990. De hecho sólo consigue guiñarles el ojo a lectores ávidos de
reconocerse, sin permitirles siquiera la distancia crítica para la reflexión”. Babel, Año IV, n° 22, marzo
1991, p. 7.
33
íbid., p. 7.
34
Babel, Año I, n° l, abril 1988, p 3.
35
Es la primera -aparece casi siempre inmediatamente después de ‘Sucesos argentinos’, generalmente entre
las páginas 8 a 12- y más larga de las secciones de reseñas -cuatro páginas-.
7
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universitario, y que construye desde ese espacio cuyas regulaciones son otras, un canon que
muchas veces se superpone e intersecta con el de la institución universitaria. La lista de nombres
que resulta de revisar secciones como ‘El libro del mes’, ‘La mesa de luz’, los Dossiers —que
generalmente están al cuidado de un coordinador— y las secciones de reseñas, se ofrece como
una prueba contundente: Beatriz Sarlo, Nicolás Rosa, María Teresa Gramuglio, Jorge B. Rivera,
Gerardo Mario Goloboff, Graciela Montaldo, Delfina Muschietti, Nicolás Casullo, Horacio
González, Jorge Panesi, Jorge Warley, Daniel Link, Mónica Tamborenea, Marcos Mayer,
Matilde Sánchez, Alan Pauls, Edgardo Loguercio, todos ellos profesores universitarios y casi
todos ellos de la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires.
“El libro del mes” es la sección, que junto con ‘La mesa de luz’,36 señala qué debe
leerse y cómo se lo lee, es entonces un indicador triple: de la obra y el autor favorecidos, del
crítico y su modo de leer, de la literatura / crítica que conforman las afiliaciones y líneas de
Babel. Hacer el recuento de los títulos que conforman la sección a lo largo de los 22 números de
la revista ofrece un dato significativo: 14 de los libros elegidos pertenecen a críticos argentinos
que se ocupan de literatura argentina (El género gauchesco. Un tratado sobre la patria de
Josefina Ludmer e Yrigoyen entre Borges y Arlt, trabajos compilados por Graciela Montaldo) y
a escritores argentinos que se cuentan fundamentalmente entre los nuevos narradores (J. J. Saer,
O. Lamborghini, E. Molina, A. Laiseca, A. Carrera, Copi, S. Chejfec, D. Guebel, A. Pauls, R.
Fogwill, C. Aira). Este hecho indica una apuesta —que se torna ostentosamente visible en la
sucesión de los números 17 a 21—: abrir un espacio para la circulación de la literatura de estos
escritores relativamente jóvenes, literatura que parece trabajar sobre una constelación de
sobreentendidos, elecciones narrativas que si bien producen textualidades diferentes, muestran
también sus parentescos. En este sentido Babel se hace cargo de la responsabilidad estratégica
de todo discurso crítico: construir para los textos y los escritores el espacio de legitimación a
través de la reflexión crítica: Y lo hace por medio de un sistema de consagración entre pares:
muchos de los críticos son aquellos de cuyas novelas se ocupan luego otros críticos/ escritores
en esta sección.37
El libro argentino del mes con que se abre lo que considerárnosla línea de la literatura
argentina, que Babel traza en esta sección, es Peregrinaciones argentinas de Witold
Gombrowicz, presentado y criticado por Jorge Di Paola y Alan Pauls. La crítica de Pauls, uno
de los ‘nuevos’ escritores y críticos, insiste, en dos ocasiones, sobre el lugar central de
Gombrowicz en nuestra literatura nacional.38 El número 4 está dedicado a La ocasión de J. J.
Saer y son A. Pauls y Sergio Chejfec quienes no desaprovechan la oportunidad para, a propósito
de la utilización de lo histórico que Saer realiza en su ‘comedia’, atacar —en el caso de
Chejfec— y deslindar —en el caso de Pauls— la exigencia que se le hace a la literatura desde la
historia desde los principios del campo cultural previo.39 Respecto de la vinculación de la
36
‘La mesa de luz’ es un espacio en el que se consagran autores y obras por parte de artistas, escritores y
críticos, quienes, como reza el subtítulo, son para Babel ‘notorios y notables’. El n° l es para G. Aira, el
n° 2 para Laiseca, el n° 3 para Beatriz Sarlo que lee El coloquio de A. Pauls, Eduardo Stupía lee La hija de
Kheops, en el n°5 Gerardo Gandini menciona a Laiseca y a Fogwill. Cfr. el apéndice sobre la revista al
final del artículo.
37
Cfr. el apéndice sobre la revista al final del artículo el detalle de la sección los nombres
correspondientes a los números 17 a 21.
38
En primer lugar: “Este breve linaje de caprichos ortográficos [en cuanto al nombre del barco que trajo a
Gombrowicz a la Argentina en 1939, a saber: Chorby, Chobry, Chrobry] no es insignificante; en todo
caso, la obra de Gombrowicz (y él papel que desempeñan en ella los sutiles desperfectos lingüísticos) ya
se ha encargado de usurpárselo a la historia ágrafa del tipografismo para donarlo a la literatura, y en
especial a la de la literatura argentina.” Y, más adelante: “... el autor de Trasatlántico (libro majestuoso
que es su mejor contribución a la historia de las letras nacionales)...” Pauls, Alan. Babel, Año I, n° 2,
mayo, 1988, p. 4.
39
Para el caso de Pauls ver la cita en el cuerpo del artículo, en la página 8, Chejfec sentencia: “Esa especie
de dimensión provincial de la historia —en la cual los hechos decisivos no llegan desvanecidos sino que
adquieren un matiz cotidiano e inmediato de lo particular— supone de hecho una contraposición con otras
8
Orbis Tertius, 1996, I (2-3)
literatura con la historiales indudable que uno de los puntos de coincidencia y que podría
funcionar como marca de construcción de identidad en tanto ‘formación cultural’ de estos
nuevos narradores y críticos, es la ignorancia deliberada y la impugnación de las vinculaciones
entre ambas.
La sección ‘El libro del mes’ del número 9 corresponde a Novelas y cuentos de O.
Lamborghini —con prólogo de C. Aira— quien, sin dudas, es una de las escrituras de referencia
para los autores argentinos inmediatamente más jóvenes que él. Pauls y Luis Chitarroni
respectivamente colocan a Lamborghini en una posición definitivamente central en el sistema
literario argentino, y leen el mismo objeto con perspectivas similares la operación de
Lamborghini con la lengua.40 Es precisamente a Gombrowicz a quien, junto con Arlt, Aira
señala, en su prólogo a Novelas y cuentos, como los únicos ‘antecedentes’ para la literatura de
O. Lamborghini. Es con Arlt con quien Pauls compara a Gombrowicz en su crítica a
Peregrinaciones argentinas. Y también es con Arlt con quien Matilde Sánchez vincula al Copi
de La internacional argentina. El libro del mes de octubre de 1989 es, según Babel, La hija de
Kheops de Alberto Laiseca que trabaja con la historia, no para (reconstruir el relato de la
historia argentina o americana —algo que de hecho sucede con las producciones de escritores
como O. Soriano, T. E. Martínez, entre otros, quienes ficcionalizan y hacen de la literatura el
lugar desde el cual narrar lo que la propia Historia no cuenta, sus huecos— sino para volver a un
pasado histórico ajeno —el de la tercera dinastía egipcia—, regreso al pasado que coincide con
otras vueltas a geografías imaginarias ‘exóticas’: la de C. Aira en Una novela china, la de M.
Caparrós en La noche anterior, la de D. Guebel en La Perla del emperador. Criticado por C.
Aira —quien lo califica de “artista maduro y consumado”41—, por G. Saavedra y por P. Bari,
los tres parecen coincidir en que en el caso de Laiseca se trata de una forma de pensar la
realidad, y cada uno de ellos señala alguno de los puntos centrales de la obra —en sentido de
producción total— y de la poética de Laiseca.42 El libro del mes del número 15 es para la
internacional argentina de Copi —escrito en francés y traducido para Anagrama por A.
Cardín—. El mito Copi, la figura de Copi, lo mismo que en el caso de O. Lamborghini, tiene
detrás a C. Aira, que para el caso de Copi es quien pone en circulación su obra a través de la
primera crítica que se ocupa de la totalidad de la producción de Copi luego de su muerte en
1985.43 Matilde Sánchez, que también escribe sobre La internacional, vincula a Copi con Arlt
(“especie de caricatura de las tramas arltianas despojada de existencialismo”44). En el número
17 se presenta Lenta biografía de Sergio Chejfec, criticado por A. Pauls y C. E. Feiling —cuyo
texto aparece como ‘Nota introductoria’ de Lenta biografía—, y se incluye también, lo mismo
que en caso del número siguiente para La perla del emperador de Daniel Guebel, un comentario
del propio autor.45 El número 18 el comentario de Guebel a propósito de lo que se había
escrituras actuales que aspiran a representar tanto Historia como Interpretación en un mismo nivel de
transparencia y ejemplificaron”. Babel, Año I, n° 4, septiembre, 1988, p. 5.
40
Cfr. Chitarroni, Luis. “Tipos de guerra” y Pauls, A. “Lengua sonaste”, Babel, Año II, n° 9, junio 1989,
pp. 4 y 5 respectivamente.
41
Aira, C. “Una máquina de guerra contra la pena”, Babel, Año II, n° 12, octubre 1989, p. 4.
42
Aira previene: “Después de todo el trabajo de Laiseca no es la Historia, sino su contracara, la Felicidad”
(p. 4) y más adelante señala la operación de Laiseca de “acercar la lectura a la escritura” respecto de la
novela Sinhué el Egipcio de Mika Waltari; Saavedra sostiene que lo de Laiseca es una “recreación
admirativa y reverencial de aquella civilización” (p. 4) aunque “No se trata de un ejercicio de imaginación
para escribir una novela de dobles astrales y gatos sagrados, sino de una firme y tal vez poética creencia
religiosa. Un modo de pensar la realidad” (p. 5), una concepción politeísta y pagana. P. Bari sostiene que
“En las ficciones de Alberto Laiseca la exageración es la medida de todas las cosas. Acumular, engrandecer
aumentar y amontonar… Exageración y no desmesura como recurso para superar las restricciones del
sentido” (p. 5). Las citas corresponden a Babel, Año I, n° 12, octubre 1989.
43
Primero bajo la forma de unas clases en el Instituto Ricardo Rojas, en el marco del ciclo ‘Cómo leer a
...’, luego publicadas como libro (Copi, Rosario, Beatriz Viterbo, 1990).
44
Sánchez, Matilde. “Entre la imaginación y la práctica”, Babel, Año II, n° 15, marzo 1990, p. 4.
45
Chejfec, S. “En el principio fue el fuego”, Babel, Año II, n° 17, mayo 1990, p. 5. Chejfec hace referencia
9
Orbis Tertius, 1996, I (2-3)
propuesto en su novela es relevante respecto de un tema que será central en las producciones de
los nuevos en la segunda mitad de los ‘80: el realismo, y la representación antirreferencial como
alternativa a la “calva teoría del reflejo”.46 Las críticas de Pauls y D. Link47 son sin más
elogiosas. Además, la novela ya venía respaldada por el premio Emecé 89/90, cuyo jurado
estaba constituido por C. Aira, T. E. Martínez y A. Posse. El coloquio de A. Pauls continúa esta
serie en la que luego aparecerán La buena nueva de Fogwill y Los fantasmas de C. Aira.
Chitarroni se refiere a ella como ‘novela política’ en sentido restringido de política literaria, una
novela que se instala para mostrarse como una literatura con marcas propias48 en pugna con
otras escrituras. Los casos de Aira y Fogwill son estratégicamente distintos porque ambos
escritores ya han publicado numerosos textos y son .figuras consagradas. Aira funciona como
escritor de referencia más cercana —‘escritor faro’— para la tribu de los babélicos (además de
tener aquella columna de aparición fantasmática ‘El distraído’, se le dedica ‘La mesa de luz’,
‘El libro del mes’) y su literatura —tanto los textos de ficción como otro tipo de escritos en los
cuales hace explícita su ‘poética’— aparece en el panorama literario argentino desde principio
de los ‘80 en oposición a Piglia. Es bien famosa una nota, ya mítica e inhallable, algunos de
cuyos fragmentos fueron publicados en Primer plano, inmediatamente posterior a la aparición
de Respiración Artificial en la que Aira califica el texto de Piglia como la peor novela argentina.
Sin pretender exagerar la polémica, la elección que la revista hace es clara y significativa. Se
consigna a Piglia como el más leído en el “Ranking del mes’ de los números 2 y 3 —con
Respiración artificial—, 4 —con Prisión perpetua que aparece en ‘Anticipos’ del numero 2 pero
no como libro del mes. Se espera para consagrarle la sección de reportaje ‘La esfinge’ al
penúltimo número de la revista —21—. El copete del reportaje es significativo. Puntualiza:
Piglia “ejerce un tácito mayorazgo en los alambrados campos de la república de las letras”49—
asume casi pesaroso la figura de Piglia como central, y el campo literario argentino como un
espacio en el cual las legitimidades se consiguen de manera más que dificultosa. Escrito con una
retórica de espacialidad carcelaria señala la condición, de falsa igualdad republicana, en el
estado literario argentino, que establece legitimidades en virtud de “expectativas consensua-
das”.50
4. Recurrencias caprichosas
El logo de la sección ‘Caprichos’ es un dibujo de un elefante ‘persa’ cuyo cuerpo está
formado por figuras humanas. El gesto del capricho tiene desde lo visual el rasgo de lo oriental,
lo raro, lo exótico. Como indica su título esta sección, de aparición errática, se publica
aparentemente, sin ningún tipo de lógica interna. Sin embargo ‘Caprichos’—que antes bien
debiera llamarse ‘elecciones’— funciona también como otro de los espacios en que se actualiza
la poética de la revista, en el que se construyen afinidades literarias y en el cual se continua la
operación crítica de legitimación de la producción de la “nueva novela argentina” de la que
habla Caparrós.
En esta sección se publicaron “El escritor argentino y la tradición” de J. L. Borges (N°
9), “Nuevos avances y retrocesos de la nueva novela argentina en lo que va del mes de abril”, de
al relato, ahora inexistente, del cual procede la novela y a la problematización y la reflexión acerca del
tiempo de que trata el texto.
46
Guebel, Daniel, “Perlas en el espejo de los mares”, Babel, Año III, n° 18, agosto 1990, p. 5.
47
Pauls, Alan. “Narrar, viajar, olvidar”, Link, D. “Espectáculos a mínima escala”, ambos en Babel, Año
III, n° 18, agosto 1990, p. 5 y 4 respectivamente.
48
Y es que El coloquio, en suspenso entre todo un repertorio de categorías que los profesionales de la
literatura ... pueden modelar a su gusto, es una novela sobre cierto estado de cosas de la literatura: una
novela política. Una novela de la política interna de la literatura (tu libro contra mi libro), de las literatu-
ras buenas o malas, soterradas o exitosas ...” Chitarroni, Luis. “La noche política”, Babel, Año III, nº 19,
septiembre 1990, p. 5.
49
Babel, Año III, N° 21, p. 36.
50
En el copete se dice: “Ausente consuetudinario del fixture social, su producción es una referencia
constante o una expectativa consensuada. Babel, Año III, n° 21, diciembre 1990, p. 36.
10
Orbis Tertius, 1996, I (2-3)
Martín Caparrós (N° 10), “Lars Vigdom” (seudónimo de Guebel, número 13), y “Sobre la
crítica de las ficciones” (N° 19) por A. Bioy Casares —publicado en Sur Nº 12, 1942, a
propósito de Ficciones de Borges.
Una vista de la sección en su conjunto muestra la presencia fuerte de J. L. Borges.
Primero en la recuperación en el N° 9 del ensayo de Borges, luego en el N° 10 ya que en su
artículo Caparrós relee el ensayo de Borges y lo utiliza como uno de los puntos centrales para su
argumentación. Afirma que gran parte de la literatura que se escribe por esos años (1989) sigue
u obedece el veto de Borges en “El escritor argentino y la tradición”: “Así que es probable que
Jorge Luis Borges haya creado una nueva tradición argentina, donde ser argentino signifique
escribir sin poner camellos por delante, que algunos estemos tan prisioneros de esta nueva
tradición como otros lo fueron de la caravana marchando en medio del simún, bebiendo en oasis
de folklorismo y representación de lo inmediato” [el subrayado es nuestro].51 En este sentido es
pertinente pensar en la vinculación de este ensayo de Borges con sus relatos de Historia
universal de la infamia en donde se propone la misma solución estética para el problema de la
representación literaria de la nacionalidad. En “El incivil maestro de ceremonias Kostsuké No
Suké” Borges justifica su elección de la redacción de Mitford para contar la historia del infame
Kostsuké porque “omite las continuas distracciones que obra el color local y prefiere atender al
movimiento del glorioso episodio. Esa buena falta de orientalismo deja sospechar que se trata de
una versión directa del japonés”.52 El efecto —de esta lectura— en términos de elecciones
estéticas sobre la “nueva novela argentina” que señala Caparrós completa su programa —que
consiste en retomar además el género de aventuras— con estos relatos de Borges, pero también
con las narraciones de R. Arlt de El criador de gorilas. En ese sentido son relevantes Una
novela china de C. Aira, La hija de Kheops de A. Laiseca, La noche anterior de M Caparrós, y
posteriores a ellas La perla del emperador de D. Guebel y La mujer en la muralla de Laiseca,
Por último un texto de Bioy sobre Ficciones insiste en la presencia de Borges en Babel.
Respecto de la operación crítica de legitimación de la producción narrativa argentina, la
sección celebra el premio Emecé 89/90 adjudicado a La perla del emperador de Guebel y lo
hace publicando otros textos desconocidos que Guebel firma con el seudónimo de Lars Vigdom.
5. Recapitulación
Como ya señalamos la operación autoconciente de Babel consiste respecto de la
literatura argentina en un intento por trazar una línea cuyas figuras centrales sean Arlt,
Gombrowicz, Lamborghini, Aira, Fogwill, con las cuales las producciones de los babélicos
señalan sus afiliaciones y reconocimientos, y al mismo tiempo, por poner en circulación y
legitimar esta ‘nueva novela argentina’ incipiente que se caracterizará por la apelación a una
serie de estrategias en cierta medida comunes, tanto en lo se refiere a los textos como en lo que
respecta a la concepción y al status de la literatura y cierta imagen de escritor que puede
construirse a partir de ellos. Esta operación se realiza a través de un discurso crítico que se
distingue de aquellos que Babel construye como referentes polémicos y ostenta su diferencia en
el lugar y la función que Babel asigna para la literatura. Creemos que Babel reorganiza con sus
señalamientos la escena literaria argentina de finales de lo ‘80, y creemos también que la suya
es la última intervención fuerte de una publicación, que puede considerarse casi exclusivamente
literaria. La desaparición de Babel señala, el lugar crítico vacante, una vez más.
51
Babel, Año II, n° 10, julio 1989, p. 44.
52
Borges, J, L., Historia universal de la infamia, Buenos Aires, Emecé, 1995, p. 88
11
Orbis Tertius, 1996, I (2-3)
- Actualidad. Sección de reseñas de autores varios sobre actualidad. A cargo de la misma están Horacio
González -números 1 a 11-, Horacio González y Daniel Scarfó -números 12 y 13-, Nicolás González
Várela -números 14 a 19- y Claudio Uñarte -números 20 a 22-.
- Anticipo. Sección. Aparece en todos los números. (*)
- Bárbaros. Sección. Aparece en todos los números. (*)
- Batidore libero. Columna a cargo de Marcelo Cohen, desde Barcelona. (*)
-Biblioteca del mes. Sale sólo una vez en el n° 17 en el que se publican un texto de L. Chitarroni –“La
biblioteca del patógrafo”- y otro de D. Guebel –“En obra”- sobre Libertella, en ocasión de la publicación
en ese año -1990- por Grupo Editor Latinoamericano de El paseo internacional del perverso (premio
Juan Rulfo 1986).
- Caprichos. Sección. Aparición salteada. (*)
- Ciencias. Sección de reseñas de autores varios sobre ciencia. A cargo de la sección aparecen Claudia
Pérez Leirós -números 1 a 6- Alejandra Folgarait -números 9, 10-. No aparece en los números 7, 8, y deja
de aparecer definitivamente a partir del n° 11. Dossier. Sección. Aparece en todos los números. (*)
- El libro del mes. Sección. (*)
- El cónsul honorario. Columna a cargo de C. E. Feiling. Aparece en los números 13, 14, 16, 18, 19, 20,
21.
- El bardo del mes. Sección, aparece una sola vez, en el n° 19, a propósito del libro de poemas Partes del
todo de Rodolfo E. Fogwill, por A. Cristófalo.
-El distraído. Columna a cargo de C. Aira. Aparece en el número 9 (“El test. Una defensa de Emetrio
Cerro”).
- El potrero. Sección de juegos: preguntas, crucigramas, etc., relativos a la literatura. Aparece desde el
número 3 al número 16.
- Entrevista. No reemplaza al reportaje de ‘La esfinge’. (*)
-Historias de vidas. Sección de biografías reseñadas por distintos colaboradores. -M. Mayer, S. Chejfec,
F. Monjeau, Fonseca, Franco-. A cargo de la sección están Sergio Chejfec -números 1, 2, 3, 4, 5, 6 , 9, 10,
11, 12, 13, 14-, Norberto G. López -n° 16, 17, 18- y Horacio González -21, 22-. Aparece en todos los
números menos en los números 7 y 15; en los números 8, 19, 20, no se consigna el encargado de sección.
-Homenajes. Sección. (*)
- Humanidades. Sección de reseñas de autores varios. Colaboran Nicolás Casullo, R. Ibarlucía, Tomás
Abraham, Horacio Tarcus, Christian Ferrer, Nora Domínguez, Pedro Vialate, Darío Fernández, Sergio
Berensztein, Márgara Averbach, José Luis Fliguer, Graciela Montaldo, Pablo Pavesi, Jorge Warley,
Ricardo Silicaro, Luisa Franco, Octavio Di Leo, Mónica Tamborenea, Matilde Sánchez, Herminia Solari,
Guillermo Piro, Fernando García, Pablo Fuentes, Ricardo Lagorio, Fernando García, Andrés Roszler,
Marcos Mayer, A. Greco y Bavio, etc. Aparece en todos los números.
- Imagen y sonido. Sección a cargo de Pablo Avelluto; aparece en los números 1 a 21.
- Impresiones del mundo. Columna cargo de Andrés Roszler y Nicolás González Várela; números 11 a
22.
- Índice. Los números 1 y 2 son los únicos que tienen un índice de autores.
- Infantiles. Sección de reseñas de literatura escrita para chicos pero también de la que la sección propone
como lecturas para los niños, Está a cargo de la sección Elena Massat, pero en la que colaboran otros
como Maite Alvarado. Aparece en los números 1 a 6, 9 a 14, 16 a 18, 20 a 22.
-Informe para el Psicoanálisis. Columna de Germán L. García dentro de la sección de reseñas sobre
12
Orbis Tertius, 1996, I (2-3)
13
Orbis Tertius, 1996, I (2-3)
-Sucesos argentinos. Sección en la que se consignan concursos, ciclos, charlas, talleres, premios, etc. No
aparece en los números 7, 15, 16.
- Tráfico. Una tribuna para los mercaderes. Sección (*)
- Vanidades. Sección. Aparece en los números 1, 2. Columna a cargo de Pesito Gutiérrez y Amparito
Muñoz -muy probablemente seudónimos de dos jóvenes escritores- en la que se detallan algunos corrillos
literario-intelectuales.
- Viajeros. N° 11 “Juan Goytisolo: un español diverso” -fragmento del discurso que leyó Goytisolo
cuando recibió el premio Europalia 85 España-.
- Como folletón aparece ‘recienvenidos’ en todas las páginas de reseñas. Muchos de los libros que allí
aparecen nombrados aparecen luego reseñados en la sección correspondiente del número posterior.
- Casi todas las páginas impares llevan impresa en su margen derecho una frase de autor o personaje,
conocido, consagrado o ignoto.
14
Orbis Tertius, 1996, I (2-3)
La esfinge
Esta es la sección consagrada al reportaje central y fijo de la revista. Consiste en un número fijo (69) de
preguntas iguales para cada uno de los entrevistados. Se pregunta por afinidades literarias, experiencias
de lectura, posición y funcionamiento en el campo literario, gustos. Los entrevistados son siempre escrito-
res ya consagrados, de notoriedad, o al menos figuras publicas conocidas, no jóvenes promesas.
Entrevista
Aparece sólo en cuatro números. En el n° 8 está dedicada a John Barth, el n° 9 a Bruce Chatwin, el n° 17
a Félix Guattari, el n° 18 a Paul Bowles. Bajo el nombre ‘Museo’ se publica una entrevista a Macedonio
Fernández -“Verba macedonia”, de 1950, publicada por Vicente Trípoli en 1964- en el n° 22. Como
“Autorreportaje a pie de imprenta” se publica un texto de Laiseca sobre su novela inédita aún Los Sorias
n° 4.
15
Orbis Tertius, 1996, I (2-3)
Dossier
Se realiza una investigación sobre temas determinados, a cargo de un coordinador que es especialista en
el tema.
N°l ¿Por qué escribe? -selección de Babel respuestas a la encuesta que Libération realizó a escritores en
1986-.
N°2 Los textos del 68 -compilación de Nicolás Castillo y colaboración de Horacio Tarcus
N°3 Lenin: qué hacer con su Qué hacer. Formado por dos artículos, uno de Alejandro Horowicz, y otro,
más breve, de Elsa Drucaroff Aguiar.
N°4 Walter Benjamín: La escritura inagotable. Colaboradores varios.
N°5 Sarmiento: ¿Gloria y loor? Textos seleccionados por Marcos Mayer en base a los trabajos leídos en
las “Jornadas de las cátedras abiertas” organizadas por la cátedra de Literatura Argentina 1 de U.B.A. el
16/11/88.
N°6 Viena de fin de siglo: …el alegre apocalipsis. Coordinado por Nicolás Casullo.
N°7 Autobiografías: la tentación de explicarse a sí mismo. Textos seleccionados por Sergio Chejfec y C.
E Feiling.
N°8 Larva: el carnaval de Ríos. Autores varios
N°9 Lecturas del peronismo. Coordinado por H. González
N°10 Revolución francesa: los textos del ‘89. Textos seleccionados por Horacio Tarcus.
N°11 Palabras para Joyce. Coordinación y selección de textos a cargo de Oscar Scopa y Guillermo
Saavedra.
N°12 ¿De qué hablamos cuando hablamos de revolución? Textos de intelectuales varios.
N°13 Goytisolo en Buenos Aires. Fragmentos de los textos de distintos autores leídos en la Semana de
autor dedicada a Juan Goytisolo en Buenos Aires.
N°14 El interminable fin de la historia. Fragmento del libro de Fukuyuma y un texto de Claudio Uriarte.
N°15 Céline: las flores del mal. Testimonios y textos de autores varios sobre L. F. Céline.
N°16 Jazz y literatura: variaciones en negro. Selección de Pablo Bari, Jorge Fondebrider y Federico
Monjeau.
N°17 El día de la escarapela: textos de la revolución de Mayo. Coordinado por Babel y la colaboración de
Fernando García.
N°18 La escritura en las ciencias sociales: últimas funciones del ensayo. Coordinado por N. Casullo.
N°19 Sade: la actualidad de un perverso. Textos de autores varios.
N°20 Fotografías: La luz argentina. Formado por fotografías de distintos fotógrafos precedidas de una
introducción firmada por M. C. -seguramente Martín Caparrós-.
N°21 Tango: el himno pasional argentino. Coordinado por Tamara Kamenszain.
N°22 Enrique Pezzoni: al pie de la letra, coordinado por Juan Carlos Martini Real.
Anticipos
Se adelantan textos de ficción y de crítica literaria, de ciencias sociales, etc.
16
Orbis Tertius, 1996, I (2-3)
Bárbaros
Opiniones
Sección en la que se polemizas muchas veces respecto de notas, artículos o reseñas publicados-en babel,
al mismo tiempo en que se percibe como un espacio de discusión sobre la crítica misma. Aparece en los
números 2, 4, 10, 11, 12, 18.
N°2: “La construcción de una cultura propia”, por Hebe Clementi, ‘“La mitad más polémica” por Luis
Thonis -a propósito de una nota de Renata Rocco-Cuzzi sobre La tercera mitad de L. Heer.
N°4: “La mitad más polémica III por Nicolás Peyceré -en el marco de la polémica sobre el libro de L,
Heer que también tuvo en otra sección en el n° 3 una réplica de R. Rocco-Cuzzi-
“Altas mareas de autor” por Raúl García Luna -quien le contesta a P. Bari la reseña de éste sobre el libro
de García Luna Bajamar, la novela del pueblo en el n° 3-. “El nombre de la crítica” por Daniel Paz.
N°10: “De la inasible catadura de Osvaldo Lamborghini” por Sergio Chejfec.
N°11: “La historia ausente” por Milita Molina.
N°12: “Algunas ideas sobre la crítica” por Graciela Montaldo.
17
Orbis Tertius, 1996, I (2-3)
“La inexperiencia de García” por Guillermo Berasategui -crítica a la reseña de Fernando García sobre La
experiencia argentina de José Luis Romero.
“Réplica” de Femando García a la nota de Berasategui.
“El oficio del bufón. A propósito de El péndulo de Foucault” por Ricardo Ibarlucía.
“Georges Perec o los riesgos de cierta argentinidad” por Sergio Chejfec, a propósito de La vida
instrucciones de uso de Perec.
“E1 test. Una defensa de Emetrio Cerro” por C. Aira.
N°15; “Identidad herida” por H. E. Biagini
Homenajes
Aparece en los números 5, 13.
N°5: “Breteles para Puig” Néstor Perlongher por los 20 años de La traición de Rita Hayworth.
N°13: “Miguel Cané, Lucio V. López: las estrategias del recuerdo” por E. Pezzoni (fragmento) escrito
para el tomo 5 de la Historia Social de la Literatura Argentina. “Trastornos de la memoria” por Milita
Molina -sobre la trayectoria intelectual de O. Masotta “.
N°15: “Quietud, aun inquieta” -último texto de Samuel Beckett, con una pequeña nota de C. E. Feiling,
quien además es el traductor del texto de Beckett.
Rescates
Aparece en los números 7, 11. En el n° 7 “La efímera gloria de un policía cultural” por G. Montaldo sobre
la revista Claridad; en el n° l1 “Francis Ponge: las palabras como cosas” por Luis Chitarroni y Guillermo
Piro -incluye textos de Ponge.
Reéditas
N°12 “Marlowe en clave criolla’’ por Márgara Averbach.
N°17 ‘‘Oliverio Girando: el retorno de una modernidad” por Graciela Speranza.
18
Orbis Tertius, 1996, I (2-3)
con Gorriarán Merlo (S. Blixen), Desde la orilla de la ciencia (A. Ford).
N° 6
Ficción: Historia del triste (H. Vázquez Rial), Castigo divino (Sergio Ramírez), La conjura de los necios
John Kennedy Toole), Eddie Black (W. Shapiro)
No ficción: De los espejos y otros ensayos (U. Eco), El género gauchesco (Ludmer), Montoneros, final de
cuentas (Juan Gasparini) Tiempos modernos (Paul Johnson).
N°7
Ficción: Cristo de pie (D. Sáenz), Cae la noche tropical (M. Puig), Castigo divino (S. Ramírez), Elogio
de la madrastra (M. Vargas Llosa).
No ficción: Tiempos modernos (Paul Johnson), Spinetta. Crónica e iluminaciones (Eduardo Berti), Un
país de novela (M. Aguinis), De los espejos y otros ensayos (U. Eco)
N° 12
Ficción: El negociador (Frederick Forsyth), Arena en los zapatos (Juan Sasturain), La pasión (Jeanette
Winterson), Los vencedores no dudan (Andrés Rivera).
No ficción: Historia del tiempo (Stephen Hawking), La cocina divertida de Blanca Cotta, Historia del
cristianismo (Paul Johnson), Malvinas hoy: herencia de un conflicto (AA.VV).
N°13
Ficción: El péndulo deFoucault (U. Eco), La quinta reina (Ford Madox Ford), El cardenal del Kremlin
(Tom Clancy), La hija de Kheops (A. Laiseca).
No ficción: Freud una vida de nuestro tiempo (P. Gay), Soy Roca (F. Luna), El hombre y la democracia
(G. Lukács), La religión dé los ateos (Fernando Nadra).
N°14
Ficción: El péndulo de Foucault (U. Eco), La desaparición de la santa (J. Amado), Roberto y Eva (G.
Saccomano), La paciente impaciencia (Tomás Borge)
No ficción: Soy Roca (F. Luna), Adiós al proletariado (André Górz), Querido Bernardo (Claudia Selser),
Los Alsogaray (Secretos de una dinastía y su corte) (F. Doman y M. Olivera).
N°15
Ficción: La desaparición de la santa (Jorge Amado), El péndulo de Foucault (U. Eco), La familia de
Pascual Duarte (C. J. Cela), La paciente impaciencia (T. Borge)
No ficción: Soy Roca (F. Luna), Operación Jesucristo (O. J. Mandino), Los verdaderos pensadores del
siglo XX (Guy Sorman), Freud, una vida de nuestro tiempo (P. Gay)
N°16
Ficción: Cuentos de Eva Luna (I. Allende), El laberinto (Larry Collins), El péndulo de Foucault (U. Eco),
Poodle Springs (R. Chandler y R. Parker)
No ficción: Por qué cayó Alfonsín (L. Majul), Conversaciones con Enrique Pinti (J. Forn), Judíos
conversos (Mario Saban), Soy Roca (F. Luna)
N°17
Ficción: El péndulo de Foucault (U. Eco), Roberto y Eva (G. Saccomano), Lázaro (Morris West, La
inmortalidad (M. Kundera) No ficción: Por qué cayó Alfonsín (L. Majul), Elementos de epistemología
comparada (E. Mari), Las mejores anécdotas de Menem (R. Parrota), Dalí me dijo (Louis Pauwles).
Siluetas
Esta columna está a cargo de Luis Chitarroni (estas notas salieron luego publicadas en libro con el mismo
título). Los autores seleccionados son analizados, y divulgados desde una perspectiva doble: la de su
producción y la de su vida. Generalmente aparece en la pagina 12. A partir del número 18 hasta el 22
aparece en la última página.
19
Orbis Tertius, 1996, I (2-3)
La verónica
Aparece de los números 18 a 20. Aparece detallada en el cuerpo del artículo.
Batidore libero
Columna de Marcelo Cohen, quien aparece como corresponsal en Barcelona. Aparece en los números 10,
11, 12, 13, 15, 19.
N°10 “El efecto Vonnegut”
N°11 “Calvino, el italiano”
N°12 “Paul Auster o el ciruja que hay en todos”
N°13 “Una comida para Clarice Lispector”
N°15 “Cuando el relato empieza”
N°19 “La educación por el éxtasis” -acerca de las novelas de P. Handke.
Caprichos
N°1 Solemne, el gordo Buck, por Carlos Montana.
N°8 Vida y miseria del coracero Destouches, por Guillermo Piro.
N°9 El escritor argentino y la tradición, por J. L. Borges
N°10 Nuevos avances y retrocesos de la nueva novela argentina en lo que va del mes de abril, por Martín
Caparrós.
N°13 Lars Vigdom (Guebel)
N°17 ¿La postmodernidad aquí?
N°19 Sobre la crítica de las ficciones por A. Bioy Casares -publicado en Sur, nº 12, 1942, a propósito de
Ficciones de Borges.
Narrativas
Es la única de las secciones de reseñas que detallamos. En esta sección se reseñan obras narrativas de los
más variados autores. Es la sección más larga de reseñas y hace de Babel, sobre todo, una revista de
narrativa. Casi siempre en la página 8.
N°1
Beatriz Guido, Rojo sobre rojo. El secuestro de un general por Analía Rofo.
Juan Carlos Onetti, Cuando entonces, por Mónica Tamborenéa.
J. M. Coetzee, Vida y época de Michael K., por Jorge Warley.
Brian Moore, El color de la violencia, por Daniel Guebel.
Fredrik Pohl, Pórtico, por Daniel Link.
Ramón Plaza, Dónde queda ese país, por Graciela Montaldo.
Jack Higgins, El terrorista moribundo, por Sergio Bizzio.
Liliana Heer, La tercera mitad, por Renata Rocco Cuzzi
Ricardo Piglia, Respiración artificial -reedición en Sudamericana-, por Daniel Samoilovich.
N°2
Néstor Sánchez, La condición efímera, por Mónica Tamborenea.
Rodolfo Rabanal, No vayas a Génova en invierno, por G. Montaldo.
Fernando Alegría, El evangelio según Cristián, el fotógrafo, por Pablo Bari.
Pablo Torre, El amante de las películas mudas, por Fernando Frassoni.
Marcel Proust, El indiferente, por D. Link.
Lisandro Otero, Temporada de ángeles, por Jorge Warley.
AA.VV, Historia de la fragua y otros inventos, por Daniel Sentinelli.
20
Orbis Tertius, 1996, I (2-3)
21
Orbis Tertius, 1996, I (2-3)
22
Orbis Tertius, 1996, I (2-3)
23
Orbis Tertius, 1996, I (2-3)
24