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HACIA EL ALTÍSIMO

Me siento encerrado en este cuerpo de ilusión, ¡Dios mío si soy Tu Hijo!

Cuánto anhelo existe en mi alma de regresar a mi casa, donde las estrellas son mis
hermanas, donde el infinito es el jardín por donde bogan mis pasos meditativos. Donde los
géneros no existen y varón y hembra son uno.

Ninguna mujer gana la totalidad de mi corazón, y lo que ninguna puede llenar lo puede
hacer Tu Santísimo Espíritu.

Estas son palabras de mi carne, pues mi alma y espíritu siempre han estado Contigo y
llenos de Tu Sustancia.

Padre, Dios y Señor mío, os ruego porque me liberes de mí mismo y pueda ver con los
Vuestros Ojos la gloria de toda aquella la Vuestra Creación.

Sólo encontraré mi felicidad plena cuando ascienda a Ti; por lo tanto no escuches las
palabras de mi ego, hágase Tu Voluntad y no la mía.

Amado y bondadoso Señor, gracias te doy por todos los bienes, bendiciones y seres que hay
en mi vida, por aquellos y aquellas que procuran mi bien, por aquellas que en secreto me
aman y que el dios de las mil risas las envuelve con mi abrazo sincero de cariño y
desinterés.

Llévame hacia Ti, mi amor te pertenece, la magia y el misterio de mi existencia se borrarán


del tiempo de los mortales y éste al final será lo que realmente es: apenas nada. Llena de
fuego mis venas y dame una vez más el cuerpo del dragón que dejé en la perdida Lemuria.

Deja que este amado frío desate mi inspiración, deja que esta helada lluvia me ame, que mi
corazón sea ganado por las ganas de reír con la fuerza del padre trueno.

La música de las esferas es la fuerza que me instiga a desatar los arcanos de los milenarios
por entre los pasos de mis pasos.

Amén.

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