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Es vital saber cuándo el embrague está gastado para cambiarlo. Este conjunto de elementos mecánicos se va
desgastando (es de un material similar a las pastillas de freno) con el uso del coche. Según conduzcas más o
menos en ciudad (con cambios de marcha más frecuentes) o realices viajes largos su vida se acorta o alarga.
También influye muchísimo el uso del mismo. En este sentido te recomendamos leer nuestros consejos para
alargar la vida del embrague. Hay que evitar ciertos vicios que aceleran el deterioro del embrague.
Porque, si bien es una avería nada barata, no hacer el cambio a tiempo puede provocar un fallo más costoso que
afecte al motor o a la caja de cambios, ya que el embrague se sitúa entre ambos. El cambio del embrague, tras
cientos de miles de kilómetros recorridos puede considerarse incluso parte del mantenimiento del coche, más que
una avería.
Embrague patina
Si un embrague está muy gastado, es cuando comienza a patinar. Esto significa que no agarra lo suficiente y
resbala sobre el volante motor. Ojo, nos referimos a cuando uno pisa el pedal del embrague a fondo. Si lo haces a
medias (incluso solamente reposando el pie en el pedal) eres tú el que provoca ese patina miento… además de
estar acortando mucho la vida útil del embrague.
¿Pero cómo saber si a tu coche le patina el embrague? Los primeros síntomas suelen aparecer en las marchas
largas (4ª o 5ª), donde la fuerza del motor se transmite de manera más directa. Al acelerar a fondo notarás como
las revoluciones suben, pero al estar el embrague desgastado, patina y verás que las vueltas bajan hasta que
acopla, apreciando un pequeño tirón. Este síntoma crece en función de cuán mayor sea el grado de desgaste,
repercutiendo en la seguridad (no logras la potencia y velocidad adecuadas en aceleraciones).
Para corroborarlo (de esta comprobación conviene no abusar), hay quien echa el freno de mano, mete tercera o
cuarta velocidad y después suelta el embrague poco a poco. Si no se cala, significa también que algo falla.
Presta también atención en caso de que tengas:
Coche no es muy viejo: si tienes alguno de estos síntomas, es posible que el disco tenga algo de aceite (en
un embrague seco), procedente de alguna fuga, y entonces patine sin que tenga que estar desgastado. En tu
taller de confianza te lo indicarán con más precisión.
Coches clásicos: Algunos precisaban de regulaciones constantes del recorrido del pedal para asegurarse de
que el disco de embrague y el volante motor tuviesen un contacto adecuado. Si el embrague patina, quizás
un ajuste del mismo solucionaría ese patinamiento.
Para evitar que patine si necesitamos circular para acercarte al taller mecánico, debes conducir de manera suave,
evitando aceleraciones a fondo, con lo que procuras evitar males mayores.
Olor a quemado
Si el embrague patina demasiado sobre la superficie del volante motor acabará oliendo mal, un olor muy similar a
los frenos sobrecalentados. Si además de percibir alguno de los fallos anteriores pero no huele a nada, descarta
que patine por una fuga de aceite, ya que el el roce de los materiales con los que está fabricado el disco de
embrague los que producen ese olor característico y el aceite lo anula.
En este caso, has de detener el motor. Si realmente el disco está gastado, estarás dañando otras piezas, como el
volante bimasa. Si no está gastado, has de esperar a que se enfríe o te lo acabarás cargando del todo pues la
superficie acaba carbonizándose por sobrecalentamiento excesivo (lo que se conoce como “quemar el
embrague”).
Pedal de embrague duro
Tanto si el pedal está duro o se ha acortado el recorrido normal es muy posible que el disco de embrague tenga ya
un desgaste que aconseje cambiarlo. Ojo, puede ser indicación de un fallo en el cable de embrague o del sistema
hidráulico que lo acciona (diferentes en función del vehículo).
Falta de presión
Desgaste de
componentes
Falta de Desgaste de
liquido componentes
Desgastado
Falta de líquido Falta de
liquido lubricación
Fuga de
liquido Flojo