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REGLAS PARA LA INTERPRETACIÓN Y ESTUDIO DE LA BIBLIA Antes de iniciar, definiremos algunos términos que se

emplearán en esta sección.


Texto. (Del lat. textus). m. 1. Enunciado o conjunto coherente de enunciados orales o escritos. || 2. Pasaje citado
de una obra escrita u oral.
Contexto. (Del lat. contextus). m. Entorno lingüístico del cual depende el sentido y el valor de una palabra, frase o
fragmento considerados. || 2. Enredo, maraña o unión de cosas que se enlazan y entretejen.
Regla No. 1. Se deben tomar las palabras en su sentido usual y ordinario (figurado); es decir, en lenguaje fácil de
entender de acuerdo a la época en que fue escrito. Aquí aplican los hebraísmos o términos usados por los judíos
para referirse a algunas cosas (Lc. 14:1).
Debe tenerse en cuenta que el sentido usual y ordinario no siempre equivale al sentido literal; es decir, el tomar las
palabras y frases en su sentido ordinario o literal, no significa que siempre debe tomarse “al pie de la letra”. Como
se sabe cada idioma tiene sus modos propios y peculiares de expresión, y tan singulares, que si se traducen al pie
de la letra se pierde o se destruye completamente el sentido real y verdadero.
El lenguaje usado por los escritores sagrados no es propio de personas cultas o de cierta clase social, sino que
usaron un lenguaje tan sencillo que cualquiera podía entenderles. Nunca usaron un lenguaje rebuscado o seco,
sino uno figurado y popular. En todos sus mensajes utilizaron toda clase de figuras retóricas, símiles, parábolas y
expresiones simbólicas con el único propósito de enriquecer sus palabras, además de usar ejemplos prácticos y
aplicables a su época.
Veamos algunos ejemplos:
Ejemplo 1. (Gen. 6:12): “toda carne había corrompido su camino sobre la tierra”. Tomando aquí las palabras
“carne” y “camino” en sentido literal, el texto pierde significado por completo. Pero tomándola en sentido
ordinario, al usarse como figuras, es decir, “carne” en sentido de “persona” y “camino” en sentido de costumbres,
modo de vivir o proceder, ya no solo tiene significado, sino además un significado terminante, diciéndonos que
“toda persona había corrompido su modo de vivir”; y dentro del contexto, Pablo declara, su figura, diciendo: “No
hay quien haga lo bueno” (Rom. 3:12).
Ejemplo 2. (Lc. 15:8): “Pregunta Jesús: ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma no enciende el
candil y barre la casa y busca con diligencia hasta hallarla?”. En este verso, tomado al pie de la letra, si bien
hallamos una pregunta interesante, estamos lejos de comprender la verdad que encierra. Pero sabiendo que
contiene una parábola, cuyas partes principales y figurativas requieren interpretación y designan realidades
correspondientes a las figuras, no vemos aquí ya meramente una pregunta interesante, sino a una mujer que
representa a Cristo; un trabajo afanoso que representa un trabajo semejante que está llevando a cabo Cristo; y una
moneda perdida, que representa al hombre perdido en el pecado; todo esto exponiendo e ilustrando
admirablemente la misma verdad que expresa Cristo sin parábola, diciendo: "El hijo del hombre vino a buscar y a
salvar lo que se había perdido." (Lc. 19:10).
Actividad. Aplicando la regla fundamental y la regla no. 1, interprete Jn. 5:39, que dice: “Escudriñad las Escrituras;
porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;”. Para
interpretarlo, considere lo siguiente: ¿A quién se estaba dirigiendo y porqué les decía que escudriñaran las
Escrituras?
Regla No. 2. Tomar las frases o las palabras en el sentido que indican el conjunto de palabras que rodean la frase.
Ejemplo 1. Usando la palabra “FE”. (Gal. 1:23): “Solamente oían decir: Aquel que en otro tiempo nos perseguía,
ahora predica la fe que en otro tiempo asolaba.” Del conjunto de palabras de esta frase vemos claramente que la
palabra fe, aquí se refiere a la doctrina del evangelio.
(Hch. 17:31): “Por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien
designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos”. Del conjunto de palabras de esta frase vemos
claramente que la palabra fe, aquí no significa confianza ni creencia en el evangelio sino se refiere al testimonio de
los hechos.
Ejemplo 2. Usando la Palabra “CARNE”. (Ef. 2:3): "Vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne…”; aquí la
palabra carne se refiere a los deseos que nos llenan de placeres y deleites y que satisfacen únicamente a nuestros
sentidos pero jamás a nuestro espíritu.
(Gal. 3:3): "¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?"; aquí la palabra carne se
refiere a los ritos que observaba la ley mosaica.
Actividad. Aplicando la regla fundamental, la regla no. 1 y 2, interprete Rom. 6:12-13, que dice: “12No reine, pues,
el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; 13ni tampoco presentéis
vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos
de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.”.
Apoye sus palabras con otras citas bíblicas.
Regla No. 3. Tomar las palabras en su contexto; es decir, considerar los versículos anteriores y posteriores para
lograr una correcta interpretación de cualquier pasaje escritural, por muy oscuro que este parezca. Por lo cual,
debemos empezar a leer unos versículos antes y continuar leyendo unos versículos después del texto que pareciera
difícil de estudiar y comprender.
Cuando estudiamos cualquier pasaje o expresión dentro de su contexto, nos encontramos con datos que nos
aclaran el panorama y nos disipan cualquier duda que pudiera surgir al estudiárseles.
Ejemplo. Habiendo dicho Jesús: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna” y “mi carne es
verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida” (Jn. 6:54-55). Solo leyendo el contexto podremos saber si
estas frases se deben tomar en el sentido material o espiritual. Efectivamente leemos en Jn. 6:63: “El Espíritu (el
sentido espiritual de lo dicho) es el que da vida; la carne (el sentido material) para nada aprovecha.” Comer la
carne y beber la sangre equivale, pues, a apropiarse por la fe del sacrificio de Cristo en la cruz del calvario, de lo
que, como se sabe, resulta la vida eterna del creyente (Jn. 6:48-63).
Actividad. Aplicando la regla fundamental, la regla no. 1, 2 y 3, interprete Mt. 18:18, que dice: “De cierto os digo
que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el
cielo.”.
¿A qué se refiere esta cita?
Regla No. 4.Tomar en consideración el propósito del libro o pasaje en que ocurren las palabras o expresiones
oscuras. Esta regla no es más que la ampliación de las anteriores en caso de no ofrecer suficiente luz, ni el conjunto
de la frase ni el contexto, para remover la dificultad y disipar toda duda. Esta regla se usa cuando las primeras tres
reglas no han logrado esclarecer algún pasaje.
El propósito de un libro se conoce leyéndolo completamente y estudiándolo con atención varias veces, teniendo en
cuenta cuándo y a qué personas se escribió.
Por poner algunos ejemplos vemos que el propósito de toda la Biblia lo hayamos en Rom. 15:4 y 2ª Tim. 3:16-17; el
de los evangelios, en Jn. 20:31; el de 2ª P. en el capítulo 3:2; el de los proverbios en el capítulo 1:1,4.
Ejemplos: Es evidente que las cartas a los gálatas y a los colosenses fueron escritas debido a los errores que, con
gran daño, pretendían implantar en las iglesias algunos falsos maestros (pseudo-creyentes) que judaizaban la
doctrina de la gracia de Dios. Estas cartas tienen como propósito el exponer con toda claridad la salvación dada
gratuitamente por Dios a través del sacrificio de Cristo en la cruz sin las obras de la ley, siendo esto totalmente
contrario a las enseñanzas judaizantes, las cuales predicaban las obras de la ley como, la observancia de días y
ceremonias judaicas, la disciplina o flagelación del cuerpo, entre muchas más.
El tomar en cuenta el propósito del libro estudiado, nos ayuda a aclarar las contradicciones aparentes. Cuando
Pablo dice en la carta a los Romanos que el hombre se justifica por la fe sin las obras (Rom. 3:28), mientras que
Santiago afirma que el hombre se justifica por las obras y no solamente por la fe (Stgo. 2:24), desaparece la
contradicción aparente desde el momento que tomamos en consideración el diferente propósito que lleva cada
una de esas cartas.
Pablo combate y refuta el error de los que confiaban en las obras de la ley mosaica como medio de la justificación
rechazando la fe en Cristo; por otra parte, Santiago combate el error de unos desordenados que se contentaban
con una fe imaginaria, descuidando o rechazando las buenas obras a partir de un corazón renovado por la fe en
Jesucristo.
La justificación ante Dios de un hombre depravado se hace únicamente por la fe en Jesucristo y sin las obras de la
ley; pero el mayor testimonio de que hemos creído en el Señor y que hemos renunciado a la vida de maldad se
hace evidente por medio de las obras. El Señor Jesucristo dijo, referente a esto último: “por sus frutos los
conoceréis”.
Actividad. Aplicando la regla 4, indique el propósito de la carta de Judas.
Regla No. 5. Es importante comparar los pasajes paralelos. ¿Qué son los pasajes paralelos? Todos aquellos
pasajes que tienen una relación entre sí mismos o que se refieren, de algún modo inclusive, a un mismo asunto.
Es importante considerar que el paralelismo se da tanto en palabras como en ideas y enseñanzas generales.
Ejemplo 1: Las marcas de Cristo
(Ga. 6:17) “De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor
Jesús.” Este texto es muy usado por aquellos que dicen tener unas marcas o estigmas en el cuerpo, incluso los
católicos lo usan mucho para justificar la flagelación.
Para interpretar este texto y entenderle correctamente es necesario aplicar esta regla. Veamos.
(2 Co. 4:10-11) 10llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de
Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. 11Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por
causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.
(2 Co. 11:23-28) 23¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en
azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. 24De los judíos cinco veces he recibido
cuarenta azotes menos uno. 25Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido
naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; 26en caminos muchas veces; en peligros de
ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el
desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; 27en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y
sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; 28y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la
preocupación por todas las iglesias.
(Flp. 4:12-13) 12Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar
saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.13Todo lo puedo en
Cristo que me fortalece.
Entonces de acuerdo a estos pasajes paralelos podemos darnos cuenta de que Pablo al referirse a las “marcas” se
estaba refiriendo todo el castigo recibido a manos de sus perseguidores o por las circunstancias vividas por causa
del evangelio de Cristo.
Estos eran pues, los resultados físicos de la persecución (cicatrices, heridas y más) que identificaban a Pablo como
alguien que había sufrido por el Señor (Hch. 14:19, 16:22; 2 Co. 11:25).
Ejemplo 2: Las vestiduras del creyente
(Ga. 3:27) “porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.”
Algunas doctrinas han interpretado mal este texto para argumentar su forma de vestir (como monjas o totalmente
tapados con túnicas). Comparemos los pasajes paralelos:
(Rom. 13:13-14) 13Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias,
no en contiendas y envidia, 14sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.
(Col. 3:12-14) 12Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de
benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 13soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a
otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. 14Y
sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.
Por medio de estos pasajes podemos darnos cuenta claramente que las Escrituras nunca se están refiriendo a un
tipo de atuendo o ropa en particular sino más bien a los frutos que todo creyente fiel debe manifestar ante todos.
No obstante, vestir decorosamente y sin ostentación, de tal modo que nuestra indumentaria sea el reflejo de una
vida sobria, eso sí agrada y honra a Dios.

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