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Universidad autónoma del Estado de Hidalgo

Maestría en Estudios de Población

Asignatura: Teoría sociodemográfica: Mortalidad y temas selectos

Catedráticos: Dra. Martha Antonieta Díaz Rodríguez y Dra. Adriana Gómez Aiza

Alumno: Genaro Moreno Beltrán

Ensayo:

Impacto de la transición demográfica en la transición epidemiológica

Introducción

La teoría de la transición epidemiológica fue propuesta por el demógrafo Abdel


Omran en 1971, en la que explica el paso de las enfermedades infectocontagiosas
(VIH/SIDA, hepatitis, dengue, cólera, sífilis, gonorrea, herpes, entre otras)1 a las
crónico degenerativas (enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes mellitus,
artritis, etc.)2 y provocadas por acción del hombre. En su marco histórico, se ha
dicho que la transición epidemiológica inicio desde la prehistoria y continua hasta
nuestros días, lo cual a su vez supone un problema ya que identificar los patrones
en las causas de muerte se vuelve imposible, por aquellos periodos en dónde no se
tienen datos registrados; sin embargo, el inicio de la revolución industrial y el inicio
de las primeras etapas de la transición demográfica, llevan a la principal premisa de
la teoría de Omran que es el papel que juega la mortalidad en la dinámica de la
población, específicamente en la teoría de los ciclos de población; particularmente
para él, el crecimiento y descenso de la población tienen mayor relación con la
mortalidad y la fecundidad que con otros fenómenos demográficos.

1 Enfermedades infectocontagiosas: son aquellas enfermedades causadas por


bacterias, virus, hongos o parásitos; y pueden ser trasmitidas de manera directa o
indirecta de una persona a otra.
2 Enfermedad crónica degenerativa: enfermedades de larga duración y de
progresión letal.

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En este contexto, para entender la transición epidemiológica habrá que hablar
también de la transición demográfica, ya que es uno de los factores que contribuyo
al descenso de la mortalidad en el contexto de la teoría de Omran fue que derivado
de la industrialización la población incremento su calidad de vida.

Luego entonces, si la transición demográfica implica el paso de una población con


altas tasas de natalidad y mortalidad a una un control de la natalidad y la mortalidad
de la población (reducción de las tasas mencionadas), ¿Cuál es el impacto real de
la teoría de la transición demográfica en la transición epidemiológica?, visto bajo la
interrogante anterior, una reducción en la mortalidad implica un aumento en la
esperanza de vida de la población y con ello el incremento de la probabilidad de
padecer enfermedades degenerativas, y a su vez implica una reducción en las
enfermedades de tipo infectocontagioso.

Por lo que en el presente ensayo se hablara acerca del impacto de la transición


demográfica en la transición epidemiológica en relación a los cambios en los
patrones de las enfermedades y las causas de muerte de la población, considerando
a su vez como un factor determinante en ambas transiciones el grado de desarrollo
que puedan presentar los países o poblaciones.

Desarrollo

Primeramente y para entender el concepto de transición demográfica se deben


comprender dos conceptos fundamentales: natalidad y mortalidad. La natalidad se
define como el estudio de los nacimientos en relación a la población total en un lugar
y tiempo determinados. Mientras que la mortalidad expresa la cantidad de muertes
que ocurren en un lugar y momento específico de tiempo, considerando que este
fenómeno es carácter estrictamente poblacional (a diferencia de los conceptos de
muerte y defunción); es decir, permite estudiar la dinámica de cómo se producen
las muertes en una población, espacio y tiempo específicos.

Lugo entonces la transición demográfica es un fenómeno que se originó en Europa


durante el siglo XVIII y con una duración aproximada de 150 años, y como ya se
mencionó implica el paso de una población con altas tasas de natalidad y mortalidad

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a otra con una reducción de dichas tasas y con un control de ambos fenómenos
demográficos; dicha transición tiene 4 etapas: la primera, en la que se tienen
poblaciones con alta natalidad y mortalidad (sobre todo infantil); la segunda, alta
natalidad y un descenso crítico de la mortalidad; la tercera, descenso de la natalidad
y la mortalidad (muy lento); y la cuarta, baja natalidad y baja mortalidad
(controladas).

No obstante y antes de ser definida como la conocemos en la actualidad, a lo largo


de la historia algunos autores sentaron las bases de lo que hoy se conoce como
transición demográfica; tal es el caso del demógrafo francés Adolphe Landry quien
en 1909 analizo la relación de los cambios en las variables demográficas y de la
productividad en Francia y otros países europeos; dicho análisis lo llevo a
estructurar su teoría de la “Revolución demográfica”, la cual postulaba tres etapas
en razón del tipo de economía (primaria, intermedia y moderna). Más tarde en 1929,
Warren Thompson tomo como variable el crecimiento de la población; con ello
clasifico a los países en tres grupos: grupo A, mortalidad disminuida pero con un
rápido descenso de natalidad provocando poblaciones estacionarias; grupo B,
países en donde la mortalidad disminuye más rápido que la natalidad, generando
un crecimiento acelerado de la población; y grupo C, países en donde no hubo
control en sus tasas de natalidad y mortalidad. Thompson nombro a su teoría como
“Evolución demográfica”. Finalmente en 1945, la oficina de investigación en
población de Princeton presento la teoría de la Transición Demográfica con base en
el trabajo de Frank Notestein (1944) “The future population of Europe and the Soviet
Union: population projections, 1940-1970”. La cual postula las cuatro etapas
previamente descritas.

De las etapas antes mencionadas se puede decir que los países europeos son los
que han pasado ya por estos cuatro momentos de la transición, ya que
históricamente la transición demográfica se dio a la par de la revolución industrial
(suceso que se inició a mediados del siglo XVIII en Inglaterra); el cual impacto en
diversos ámbitos y aspectos de la estructura y cultura de la población. Teniendo
como consecuencia directa un proceso de urbanización e industrialización

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acelerados de los países europeos que dio como resultado un marcado descenso
de la mortalidad y la natalidad.

En el contexto latinoamericano así como en el resto del mundo, no todos los países
han registrado el mismo avance hacia estadios más avanzadas de la transición; no
obstante es aquí y dadas las características de cada una de las etapas de la
transición demográfica en donde se acopla la teoría de la transición epidemiológica,
ya que se vuelve necesario el conocer la razón por la que la población muere. Bajo
este contexto, y de acuerdo con las tres edades de la transición epidemiológica (la
edad de la peste y el hambre, la edad de descenso y desaparición de las pandemias
y la edad de enfermedades degenerativas y las causadas por el hombre), se podrían
establecer las relaciones entre cada una de las etapas en las correspondientes
transiciones y su evolución a lo largo del tiempo.

De este modo tendremos que en los países menos desarrolladas, podremos ubicar
tanto la primer etapa de la transición demográfica como la de la epidemiológica; en
donde las muertes en su mayoría son causadas por enfermedades
infectocontagiosas que afectan sobre todo a la población infantil. Esta situación en
la actualidad, la podemos identificar en los países y poblaciones pobres, donde las
precarias condiciones en las que viven y la mala nutrición o desnutrición de la
misma, es lo que permite la existencia de este tipo de padecimientos, como por
ejemplo en algunos países y poblados de África.

En el caso de la edad de descenso y desaparición de las pandemias, dado que las


características principales de esta edad de la transición epidemiológica son: la
reducción de enfermedades infectocontagiosas (aunque generan la aparición de
enfermedades no infecciosas), la reducción en la desnutrición, el descenso
acelerado de la mortalidad (especialmente la infantil) y los altos niveles de natalidad;
hacen que esta edad de la transición epidemiológica coincida perfectamente con la
segunda fase de la transición demográfica, por lo que dados los puntos que se
mencionaron tendremos como consecuencia un incremento en la esperanza de vida
de la población. Lo anterior nos habla también de poblaciones que han empezado
a desarrollarse, por lo que el aumento en la calidad de vida como del desarrollo

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propio del país son los que sientan las bases de la aparición de las fases de las
transiciones antes mencionadas.

Finalmente, para el caso de la tercera y cuarta etapa de la transición demográfica


en donde los niveles de natalidad y mortalidad han disminuido, y en algunos casos
incluso estabilizados; es en donde vamos a tener a su vez la tercera edad de la
transición epidemiológica, ya que en este caso las poblaciones que se encuentran
en estas etapas de la transición demográfica, son aquellas cuya esperanza de vida
sobrepasa a los 50 años edad, y por lo tanto son mayormente vulnerables a
padecimientos del tipo crónico degenerativo o causados por el hombre.
Particularmente en esta etapa tanto de la transición demográfica como de la
epidemiológica el crecimiento de la población esta mayormente ligado a la
fecundidad y no a la mortalidad.

Analizando lo anterior, entonces podríamos decir que el nivel de desarrollo de un


país o población determina en parte la fase de la transición demográfica por la que
están pasando así como la edad de la transición epidemiológica en la que viven, no
obstante es interesante ver como el aumento de la esperanza de vida en la
población (el cual a su vez es consecuencia del desarrollo del país), la vuelve
vulnerable a padecimientos que van a persistir durante un tiempo indeterminado.
Esto entonces indica que aunque las tasas de natalidad y mortalidad sean bajas y
permanezcan controladas, no le garantiza a la población tener una buena calidad
de vida en la vejez. Ya que es precisamente el proceso de desarrollo de los países
los que generan las condiciones bajo las que se dan algunos padecimientos de la
tercer edad de la transición epidemiológica; por ejemplo, el aumento en los niveles
de contaminación desde los inicios de la revolución industrial han propiciado otro
fenómeno conocido como cambio climático, el cual a través de diferentes estudios
a lo largo del tiempo se ha demostrado que tiene afectaciones directas o indirectas
en la salud de la población; especialmente en la población en condiciones de
pobreza o pobreza extrema, pues la aparición de eventos climáticos extremos al
generar cambios en la composición del territorio, permite la reaparición de
morbilidades propias de la primer edad de la transición epidemiológica, lo cual en

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términos generales significa un retroceso para el país en términos de esta transición.
Esto a su vez refleja una de las consecuencias e impactos más fuertes de la
transición demográfica sobre la epidemiológica, ya que aunque las políticas de
población logren descender las tasas de natalidad y mortalidad, las acciones de la
población seguirán generando cambios en los patrones de la morbilidad y por ende
de las causas de muerte.

Luego entonces podemos decir que la transición demográfica, tiene un impacto


directo en el comportamiento de las enfermedades que padece la población, ya que
lejos de verse afecta por el descenso de la natalidad y la mortalidad, la morbilidad
se ve afectada por el desarrollo de la población en general; y es por ello que las
edades de la transición epidemiológica cambian con base en las fases de la
transición demográfica que experimenta la población. Visto desde esta perspectiva
si se analizan las edades de la transición epidemiológica con su correspondiente
contraparte de la transición demográfica, podremos apreciar con mayor claridad la
relación que existe entre una y otra; de manera muy sencilla, tomando como ejemplo
la primer edad de la transición epidemiológica y la primer fase de la demográfica,
las altas tasas de natalidad son las que propician a su vez altas tasas de mortalidad
infantil, ya que en el contexto de la primer edad de la transición epidemiológica las
enfermedades de tipo infectocontagioso se daban sobre todo en la población infantil
de 0 a 5 años, lo que a su vez propicia que los familias tengan un gran número de
hijos ya bien sea para compensar las posibles muertes, o bien para remplazar a
alguno que ya haya fallecido; lo que tiene como consecuencia las altas tasas de
natalidad que caracterizan a la primer fase de la transición demográfica.

De lo anterior, considérese que las condiciones de vida de la población son un factor


determinante en la esperanza de vida al nacer y en general de la población adulta;
por lo que el descenso acelerado de la mortalidad está fuertemente relacionado con
el cambio de lo rural a lo urbano (industrialización). Este cambio implica entre otras
cosas un aumento en el ingreso de las familias, lo que a su vez garantiza mejores
condiciones de vida y acceso a servicios; lo cual es respaldado por Kirk (1996),
quien menciona que el desarrollo del estado moderno tuvo una gran influencia en el

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control de las hambrunas y las epidemias; mediante la implementación de servicios
públicos tales como el agua potable, la vacunación, el desarrollo de infraestructura
de transporte, etc.; lo cual aunado a las mejoras en la higiene por el consumo de
del jabón y de la ropa lavable de algodón, se tiene como consecuencia final la
reducción de los padecimientos infectocontagiosos. Además los avances en la
medicina (como el desarrollo de la teoría infecciosa de la enfermedad) y el desarrollo
tecnológico en general son factores determinantes en el mejoramiento de la calidad
de vida de la población, lo que a su vez conlleva al incremento de la esperanza de
vida de la misma y a la paulatina erradicación de las epidemias y pandemias, así
como de otro tipo de enfermedades relacionadas con la pobreza.

Por otra parte, y aun cuando el avance en el desarrollo de los países y las
poblaciones permiten la reducción de las tasas de natalidady mortalidad a través de
una mayor esperanza de vida, mejores servicios, mayor ingreso y educación de la
población; esto a su vez permite la prevalencia de la tercer edad de la transición
epidemiológica, en donde las enfermedades crónico degenerativas empiezan a
jugar un papel importante dentro de las causas de la mortalidad de la población y
en la calidad de vida de la población adulta y adulto mayor; ya que al vivir más años,
la población corre un riesgo mayor de padecer este tipo de enfermedades. Y si bien
gracias al incremento en la calidad de vida de la población, esta se ha vuelto
resistente a padecimientos de tipo infectocontagioso; también es la misma
población la que mediante los cambios que ha introducido tanto en su entorno como
en sus hábitos, los que los han hecho vulnerables a este tipo de padecimientos.

A este punto cabe destacar que en los países que aún no han consolidado su
transición demográfica, las fases de la misma no serán homogéneas a lo largo de
todo el territorio, ya que la acentuada desigualdad social que prevalece en algunos
países en vías de desarrollo propicia la existencia de poblaciones que ya han
logrado disminuir sus niveles de natalidad y mortalidad, y la de poblaciones que aún
se mantienen con patrones de los fenómenos mencionados propios de la primer
fase de la transición demográfica. Lo que a su vez conlleva a que el comportamiento
de la morbilidad dentro de un país sea heterogénea, y por tanto el patrón de las

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edades de la transición epidemiológica mantendrá del mismo modo una
configuración heterogénea a lo largo de ese territorio; lo cual implica que mientras
que en las zonas urbanas las condiciones de vida son favorables y con niveles de
natalidad y mortalidad bajos; en las zonas más pobres del territorio encontraremos
altos niveles de natalidad y mortalidad, con una clara prevalencia de muertes de tipo
infantil causadas seguramente por alguna enfermedad de tipo infectocontagiosa.

Conclusiones

En conclusión, la transición demográfica tiene un impacto directo en la transición


epidemiológica, ya que la disminución de las tasas de natalidad y mortalidad,
impactan en el tipo de enfermedad y causa de muerte latente dentro del
correspondiente grupo de edad, es decir, al tener menos nacimientos las
enfermedades y muertes del tipo infectocontagioso se verán disminuidas, mientras
que la aparición de las enfermedades crónico degenerativas se verá acentuada en
la población de mayor edad. Esto a su vez también permite decir que las
enfermedades apreciadas en las diferentes edades de la transición epidemiológica
son un reflejo directo del grado de desarrollo de un país, pues es precisamente este
factor el más influyente para el avance de la población a lo largo de las diferentes
etapas de la transición demográfica; puesto que incide en el aumento de la calidad
y esperanza de vida de la población.

No obstante y aun cuando un país se encuentre en fases avanzadas de la transición


demográfica, se debe de considerar que dentro de un mismo territorio las
condiciones de desigualdad social tienen un impacto negativo en ambas
transiciones, es decir, dentro de determinadas zonas de un país se podrían apreciar
diferentes etapas de la transición demográfica y como consecuencia, diferentes
edades de la transición epidemiológica. Lo cual quiere decir que la población en un
mismo instante de tiempo podría reclamar atención medica tanto por una infección
diarreica o respiratoria, como por una enfermedad cardiovascular. Lo cual termina
de demostrar el impacto de la transición demográfica en la epidemiológica, pues si
se observan el comportamiento de las enfermedades por grupo de edad, se podrá
apreciar que en los países cuyas etapas de la transición demográfica sean más

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avanzadas el predominio de las enfermedades crónico degenerativas será evidente,
ya que al tener un control de sus tasas de natalidad la población vulnerable a
enfermedades infectocontagiosa será menor; por lo contrario en aquellos países
cuyas tasas de natalidad aun no hayan sido del todo controladas, la población
vulnerable a las enfermedades infectocontagiosas será mayor; y por tanto podría
apreciarse una disminución en los casos de enfermedades del tipo crónico
degenerativo o bien se podría apreciar una demanda de servicios de salud por
ambos tipos de padecimientos.

Finalmente cabe mencionar que dada la relación existente entre la transición


demográfica y la epidemiológica, y considerando que una posible consecuencia de
la transición demográfica sea el aumento de la población adulta mayor; se le debe
de poner una especial atención a los padecimientos crónico degenerativos pues
dada la tendencia de la población moderna y las particularidades de este tipo de
enfermedades los servicios de salud podrían no estar del todo preparados para
brindar la atención suficiente a la población demandante; por lo que los países a
nivel global podrían experimentar graves de problemas de salud de no tomar las
medidas y consideraciones necesarias.

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