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DIALOGOS
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CONQUISTA DEL REINO D E ] DIOS


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LA CONQUISTA

compiles!os por

FR. J U A N DE LOS ANGELES


DR LOS MB SOM t S LA OBMKRVANCIA RFOULAR

con un pròlogo del

P. MlGÜEt, MIR, 8. J.

MADRID, 1885
I^UIVA J-1BRERÌA É JMPRKNTA DB SAN )JOS|
Arenai, 20
Ó
D
D I Á L O G O

CONQUISTA DEL REINO DE DIOS


compuestos por

F R A Y JUAN DE LOS ANGELES


D . LOS UIHORIB DE LA OBSERVANCIA RECOLAR

con un prólogo del

P . M I G U E L M I R , S . J .

mwm ,
Bi-io h I W W rfflfiMMMg ^
MADRID. n — r f ni'm ii'fTá
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HUEVA LIBRERÍA É IMPRENTA DE S A N JOSÉ.
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C a l l e del A r e n a l , n ú m . 20.
i885.

4 S 4 8 7
INTRODUCCIÓN.

E s notoria y confesada por todos la abun


dancia de libros ascéticos que produjo la Edad
de oro de nuestra literatura; es, en verdad,
tan grande, que se puede afirmar con toda se-
guridad no haber nación que sea capaz, no ya
de llevar ventajad España en este punto, pero
ni de igualarse ó compararse con ella. E n tan-
ta muchedumbre de libros los hay de todas
clases y acomodados á todos los gustos é incli-
naciones, correspondientes á las varias ten-
dencias ó movimientos que imprime en el
alma la gracia multiforme de Cristo, efecto ó
emanación de aquel Espíritu Soberano que
inspira donde y como quiere y engendradora
de la santa v hermosísima libertad de que go-

0 1 0 1 3 9
zan los hijos de Dios. Su me'rito doctrinal y instruida á quien no sean familiares los nom-
literario es, por el mismo caso, muy diverso, bres y los escritos de Avila, Granada, Rodrí-
hallándose al lado de tesoros de valor inesti- guez, La Puente y demás autores ascéticos de
mable , obras donde más que el ingenio y la nuestros buenos tiempos. A pesar de la turba-
literatura de sus autores, resplandece la bue- ción de los que alcanzamos, estos nombres no
na voluntad y el deseo sincero de promover sólo no han caído en olvido, sino parece que se
la gloria de Dios y la salvación de las almas. han hecho aun más conocidos y populares, re-
E n general, predomina lo bueno y aun lo ex- pitiéndose las ediciones de sus obras, dándose
celente ; y no hay escuela ó sección, de las á la estampa algunas que eran menos conoci-
muchas en que se divide la asce'tica española, das y siendo todas recibidas con singulares
que no pueda presentar no ya u n o , sino va- muestras de favor. Es este uno de los motivos
rios escritores de primer orden, así por la de cristiana esperanza, que al par que engen-
solidez y excelencia de la doctrina, como dran la persuasión de que los males de España
por la hermosura del lenguaje y por la dul- no son de todo punto irremediables, esfuerzan
zura y elocuencia del estilo. el corazón á la continuación de la santa em-
Nunca se encarecerá ni se estimará en lo presa de sacar de la oscuridad los libros de
que es justo el bien que han procurado á nuestros grandes escritores, para que, en bra-
nuestra nación escritores tan escelentes. Es- zos de la estampa, recorran las provincias y
cribiendo y divulgando sus libros, ofrecie- comarcas de España y esparzan por todas par-
ron al pueblo español alimento sano y que tes su influencia bienhechora.
diese vida y fortaleza á su espíritu. 'Estos Uno de los escritores que más ignorados
libros han andado en las manos de todos, ilu- han permanecido hasta ahora, y que son me-
minando la inteligencia con la luz de la ver- nos merecedores de este olvido, es el admira-
dad, inspirando al corazón altos pensamien- ble varón Fray Juan de los Angeles, religioso
tos , esforzando la voluntad en el bien y de- de los Menores descalzos, Provincial que fué
rramando por todas partes consuelos y espe- en su Orden y Superior de la Casa de San
ranzas; y su benéfica enseñanza ha penetrado Bernardino de Madrid, y además confesor de
de tal manera en lo más íntimo de la sociedad las Descalzas Reales y predicador de la E m -
española, que no hay persona medianamente peratriz María, hermana del R e y D. Feli-
VIII

pe, segundo de este nombre. Floreció á últi-


mos del siglo xvi y principios del xvn. Fueron más eminentes de aquella edad, la más glorio-
muchos los libros que escribió, y por ellos y sa por la excelencia de sus doctrinas é investi-
por sus trabajos en el pulpito y en el confeso- gaciones teológicas, osténtase en ellos toda la
nario, alcanzó nombre de orador elocuentí- grandeza y sencilla sublimidad propia de los
simo y de uno de los ma's afamados maestros teólogos españoles de aquel tiempo, no ménos
de espíritu que hubo en su tiempo, heredero que la doctrina mística de la escuela francisca-
de la fervorosa piedad de San Pedro de A l - na unida á la alteza y profundidad de concep-
cántara y gloria insigne de aquella escuela tos de uno de los más profundos contemplado-
esclarecida, cuyo primer maestro fue' el ben- res de los misterios divinos que ha habido en
dito pobre de Cristo, San Francisco de Asís. España. Mas en lo que toca á la parte extrín-
Publicáronse todos estos libros por los años seca ó artística de estos libros, ¿quién será ca-
que corrieron entre el de i5go y el de 1610 «, paz de estimarlos en su justo valor? ¿Qué ala-
que es decir, en aquel espacio admirable de banzas serán bastantes á ponderar el mérito de
tiempo en que nuestra lengua tocaba á la su lenguaje, la belleza de su dicción, la sua-
cumbre de su perfección y hermosura, y vidad y dulzura de su estilo? No hay sino pa-
cuando la sublimidad de la enseñanza teoló- sar los ojos por sus páginas, para convencerse
gica encontraba en la majestad del lenguaje de que Fray Juan de los Ángeles no sólo pue-
español su más digno y precioso engaste, y de compararse con los autores ascéticos más
en el estilo y dicción de nuestros escritores el ilustres y celebrados de su tiempo, sino que
adorno y las galas y preseas más excelentes en muchas cualidades los iguala y rivaliza con
que ha tenido jamas en ninguna lengua hu- ellos y aun los aventaja y excede. No hay
mana. duda que la doctrina que enseña y desenvuel-
ve es de lo más alto y encumbrado á que pue-
Fuera ocioso y por demás ponderar la bon- de llegar el humano entendimiento; pero ¡qué
dad de la doctrina que se contiene en los li- manera de exponerla tan clara y sencilla! ¡qué
bros de Fray Juan de los Ángeles; baste ad- estilo tan hermoso y apacible! ¡qué variedad
vertir que escritos por uno de los teólogos en la dicción! ¡qué corrección y pulimiento de
61 i n d i c e de e s , o s iibros e n ,a la frase! ¡qué esplendor y riqueza y galanu-
ra en los adornos! Sobre todo, ¡qué interés!
¡qué regalo! ¡qué dulcísimo y encantador he-
chizo obra la lectura de estos libros en el tan amable y hermosa, vive en la inmortali-
alma que se nutre y apacienta con ellos! Con dad de los bienaventurados, gozando de Dios
razón un autor moderno ha juzgado á Fray y ayudándonos con su intercesión en el aca-
tamiento de la Divina Majestad para obrar el
Juan de los Angeles por «uno de los más sua-
bien y ejercitar la virtud y vencer las dificul-
»ves y regalados prosistas castellanos, cuya
tades y asperezas que se ofrecen en el cami-
»oración es río de leche y miel. Confieso,
no de la vida cristiana.
»añade este docto crítico , que es uno de mis
L o s DIÁLOGOS S O B R E LA CONQUISTA DEL REI-
«autores predilectos; no es posible leerle sin
»amarle y sin dejarse arrebatar por su mara- NO DE Dios 1 son una de las obras de Fray Juan
»villosa dulzura, tan angélica como su nom- de los Angeles donde aparecen más de real-
ce estas bellas cualidades. T a l vez no encie-
»bre». E s , en verdad, dulcísimo deleite para
rren un sistema de doctrina tan vasto y bien
el entendimiento y para el corazón la lec-
trabado como Los triunfos del amor de Dios;
tura de este escritor maravilloso. La subli-
pero de seguro están escritos con mayor sen-
midad de su enseñanza, la apacibilidad de su
cillez y corrección, y con mayor dominio,
estilo, la viveza de su imaginación, la ternu-
suavidad y riqueza de la lengua. Siendo su-
ra de sus afectos, la santidad y pureza que
mas las dificultades que ofrece el diálogo, y
destellan de todas sus páginas nos atraen y tan grandes que en ellas se estrellaron no
como embelesan de tal manera, que sin adver- no pocos de los escritores más insignes, Fray
tirlo nos identificamos con las ideas y senti-
mientos que bullían en el pecho de su autor y 1 El titulo completo tal c o m o c o n s t a e n la portada de la
e d i c i ó n d e l a ñ o d e 1610, q u e h a s e r v i d o p a r a l a p r e s e n t e , d i c e
aun parece que trabamos amistad con e'1 ' y a s i : « D i á l o g o s de l a C o n q v i s t a d e l e s p i r i t u a l y secreto Reyno
nos lo figuramos vivo y presente, y como que d e D o s , q u e s e g ú n el s a n t o E u a n g e l i o e s t á d e n t r o d e n o s o t r o s
m U m o s . E n ellos se trata de la vida interior y diuina, q u e b i u e
adivinamos los rasgos de su fisonomía - y ya
el alma vnida á su C r i a d o r por gracia y amor transformante
que no nos sea posible gozar de su conversa- C o m p v e s t o s por F r a y Ivan de los A n g e l e s . Predicador D e s c a l -
Clon y presencia, nos consolamos con el pen- z o d e la P r o u i n c i a d e S . I o s e p h d e l o s M e n o r e s d e O b s e r u a n c i a
Regular, d i r i g i d o s al S e r e n í s i m o Principe Cardenal Alber-
samiento de que aquella alma suya, tan pura, to, A r c h i d u q u e d e A u s t r i a . A r z o b i s p o de T o l e d o , Primado de
las Espaiias, etc.» P a r a a j u s t a m o s al g u s t o m o d e r n o , hemos
' D . . M a r c e l i n o M e n é n d e z , e n s u Historia de las ideas es-
creído conveniente abreviar esta portada, presentándola en
téticas en España, t. n, p;¡g. r j g .
forma más sencilla.
Juan de los Angeles las vence con una facili-
dad realmente asombrosa; á pesar de no ha-
hoy nuevamente al público, adornada con to-
ber hecho entrar en él más que dos personas,
dos los primores del arte de la imprenta. Es
maestro y discípulo, sabe dar tanto interés á
cierto que la turbación de los tiempos en que
la conversación, que el lector no puede sol-
vivimos y el espectáculo de las pasiones más
tar el libro de la mano; antes, poseído de una
miserables, cuyo desenfreno y estragos se nos
especie de encantamiento, pasa página tras
vienen á cada momento á los ojos, no pueden
página, siguiendo embebecido la serie de las
ser más contrarias á la severidad de la doctri-
preguntas y respuestas, y figurándose asistir
na y á la pureza y santidad de los afectos que
con su presencia á aquella plática sabrosísi-
resplandecen en el libro de Fray Juan de los
ma. En fin, quien desee ver de qué manera
Ángeles. Si atendiésemos á esto, poco po-
los grandes ascéticos españoles del siglo xvr
dríamos esperar en el éxito de este libro; po-
sabían poner al alcance del común de los lec-
cos habían de recrearse en la lectura de pági-
tores cosas que no son comunes ni vulgares,
nas tan puras y hermosas; pero en medio de
sino que frisan con lo más alto y misterioso
las miserias que presenciamos, es de esperar
que encierra la Teología, lea estos D I Á L O G O S
que las divinas misericordias no se han agota-
bellísimos, y al par que sentirá envestirse y
do. A vuelta de tantas almas sumidas en los
bañarse su alma con la luz de las ideas más
goces de la materia y en las tinieblas del vicio
grandes y sublimes, verá levantarse en su es-
y del pecado. hay seguramente otras que co-
píritu movimientos y afectos dulcísimos, y
nocen por experiencia la muchedumbre de
percibirá al propio tiempo algunos de los se-
bienes que ni ojo vio ni sintió el o í d o , ni ca-
cretos de aquel arte prodigioso con que nues-
ben en la sospecha del corazón del hombre,
tros autores ascéticos lograron dar forma á
que tiene Dios reservados á sus siervos y
los conceptos más abstractos de la mente, ha-
amadores; á éstos va dirigido este libro; ellos
ciendo á su lengua esclava de su inteligencia
podrán saborear la dulzura y belleza de la
y atando la pesadumbre de la materia á las
doctrina encerrada en los D I Á L O G O S D E L A
alas sublimes del espíritu.
C O N Q U I S T A D E L R E I N O D E Dios, y sacar de su
Esta obra, que fué la delicia y el alimento lectura grata y provechosa enseñanza.
espiritual de nuestros mayores, es la que sale MIGUEL M I R , S . J .
AL MUY A L T O Y
Serenísimo Príncipe el Cardenal Alberto,
Archiduque de Austria, Legado de latere
de la Santa Sede Apostólica.

Después que torné á tomar la pluma en la


mano (muy alto y Serenísimo PríncipeJ, para
proseguir estos Diálogos, que de la Conquista
del Reino de Dios había comentado, ya tío
los miré como obra á solas mía, sino como tal,
que en ella tiene lo principal V. A., por ha-
berme hecho merced de su licencia y beneplá-
cito para que debajo de la protección de su
serenísimo nombre acabados, los sacase á lu$;
y parece que con este favor y honra recibie-
ron nuevo ser y valor; y en ellos mismos se
verá leyéndose atentamente la postrera parte,
porque ya en ella, como calificados con la
autoridad de V. A., hacen ventaja á los que
precedieron. Pudiera muy bien ser que si con
la merced de V. A. no cobrara aliento y me
animara para publicarlos, cumpliera el in-
tento de mi cobardía, ó no acabándolos ó dete
niéndolos sin dejarlos salir á pla\a; en espe-
cial, representándoseme ser cosa notoria que
muchos leen los libros más para ser jueces de
ellos y de sus autores, que para aprovecharse
de su doctrina; y cuando la hallan desauto-
rizada , aun de leerla huyen, como de cosa de
poco valor y crédito. Mas ahora, con el que
V. A. ha sido servido de dar á la de este tra-
tado tan extraordinariamente, dándole su acep-
tación, aun antes de yo darle fin, ninguno ten- AL LECTOR.
drá atrevimiento para reprobarla, ñipara jur
gar mal de míen escribirla, ni yo tendré temor
de comunicarla, no sólo á los que de lo bueno
sienten bien, mas ni aun á los que acostumbran De tres cosas estoy o b l i g a d o á dar razón en
de todo decir mal. Porque de nadie será deses- este prólogo, que han de parecer nuevas á los
timado lo que fué acepto d un tan gran Prín- q u e l e y e r e n esta o b r a , c o n v i e n e á saber: del n u e -
cipe de la Iglesia, tan rico de lo que la natu- vo e s t i l o de p r e g u n t a s y r e s p u e s t a s ; d e l nuevo
título de CONQUISTA DEL REINO DE DIOS, y del
raleza le pudo comunicar, y de lo que con
orden con q u e p r o c e d o , hasta llegar á la q u i e t u d
trabajosos estudios de muchos años se suele
d e l r e c o g i m i e n t o , d e q u e t r a t a el ú l t i m o d e l o s
adquirir, y de lo que la divina gracia d sus Diálogos. A lo p r i m e r o dará satisfacción consi-
muy escogidos acostumbra conceder. Lo que d e r a r el o f i c i o q u e d e p r e d i c a d o r t e n g o , a u n q u e
la de V. A. d esta obra ha concedido, la hizo indigno, el cual m e h a hecho deudor, no sola-
ser de precio y estima para ro poderla de m e n t e de sabios, sino también de ignorantes, y
nuevo ofrecer. Y esto mismo casi pone obli- m e ha o b l i g a d o á d a r l e c h e á los p e q u e ñ u e l o s en
gación a V. A. para recibirla con benevolen- la v i r t u d , y p a n con c o r t e z a á los p e r f e c t o s , y á

cia debajo de su amparo. De modo que el aca- m u d a r c o m o p e s c a d o r codicioso los c e b o s para


pescar algún alma para Dios. ¿San P a b l o no con-
barse, y lo que valiere, y la aceptación que
fiesa d e sí q u e s e h a c í a t o d a s l a s c o s a s á t o d o s
alcanzare , y la seguridad que tuviere , y
por g a n a r l o s á todos á Cristo? P u e s , ¿por q u é te-
cualquier bien espiritual que fructificare, todo n i e n d o y o la m i s m a p r e t e n s i ó n que el A p ó s t o l ,
ello se deba d V. A.,. como yo todo me debo. n o h a r é d e l a d o c t r i n a l o q u e él h a c í a d e s u p e r -
Humilde y perpetuo siervo de V. A., sonar S i la c a r i d a d y a m o r d i v i n o q u e e n su p e
c h o ardía le o b l i g a b a á guisarse de tantas m a n e -
FRAY JUAN D E LOS ANGELES.
ras para bien de sus prójimos, cuantos ellos y

n
s u s g u s t o s e r a n , c a d a u n o c o m o le h a b í a m e n e s -
t e r , ¿por q u é n o p o d r á esa m i s m a c a r i d a d dife-
logiam in Dei imitationem ascendere; et om-
r e n c i a r e s t e m a n j a r espiritual de l a d o c t r i n a y
nium divinissimum est Dei cooperatorem fieri, et
g u i s a r l e de m a n e r a q u e s e p a bien y a l c a n c e á
ostendere in seipso divinam actionem relucentem,
t o d o s ? E s t a h a s i d o l a c a u s a de o r d e n a r en d i á -
secundum quod est possibile. L a p e r f e c c i ó n de
l o g o s este t r a t a d o de o r a c i ó n y c o n t e m p l a c i ó n ,
cualquiera q u e alcanzó á tener algún grado en
h a b i e n d o e s c r i t o l o s Triunfos del amor en p r o s a
Ja c e l e s t i a l j e r a r q u í a e s s u b i r s e g ú n su c a p a c i d a d
s u e l t a , p a r a q u e si a l g u n o se e n f a d a s e y c a n s a s e
y v i r t u d á l a i m i t a c i ó n de D i o s , c o n f o r m á n d o -
de l e e r c a p í t u l o s , se r e c r e e l e y e n d o las d u d a s
s e c o n É l en t o d o l o q u e le p u d i e r e p a r e c e r : p o r
q u e p r o p o n e el d i s c í p u l o y las r e s o l u c i o n e s y
q u e esta s i m i l i t u d y c o n f o r m i d a d v u e l v e a m a b l e
d e t e r m i n a c i o n e s del m a e s t r o ; q u e al fin l a v a -
la c r i a t u r a r a c i o n a l y q u e r i d a de su D i o s ; e m p e -
r i e d a d a l i v i a y e n t r e t i e n e en t o d o g é n e r o de c o -
r o l o d i v i n í s i m o de e s t a i m i t a c i ó n y el s u p r e m o
sas, y l a c u e s t i ó n c o m e n z a d a d e s p i e r t a el a p e t i t o
g r a d o en l a Iglesia m i l i t a n t e es tratar d e la s a l u d
de v e r l a d e t e r m i n a d a y r e s u e l t a . H a r t o c u e s t a
de las a l m a s y a y u d a r á D i o s en la g r a n j e r i a d e
a r r i b a se m e h a h e c h o v o l v e r á tratar de e s t a s
e l l a s , á d o n d e su M a j e s t a d p o n e el c a u d a l de l a
m a t e r i a s de e s p í r i t u , v i s t o el p o c o q u e h a y en el
g r a c i a y l a d i l i g e n c i a y c u i d a d o del h o m b r e j e -
m u n d o y c u á n p o s t r a d o s y c a í d o s están l o s g u s -
r á r q u i c o . E l c u a l , c u a n t o le f u e r e p o s i b l e h a de
tos de l o s h o m b r e s p a r a a b r a z a r e j e r c i c i o s de v i -
m o s t r a r l a o p e r a c i ó n de D i o s q u e e n el m i s m o
d a p e r f e c t a y del h o m b r e i n t e r i o r ; e s p e c i a l m e n t e
r e s p l a n d e c e , l a c u a l , c o m o c e n t e l l a de f u e g o , b u -
q u e d e s e c h a n y a y tienen en p o c o lo p r e c i o s o y
lle a l l á d e n t r o y p r o c u r a salir a f u e r a p a r a d a r
p r o v e c h o s o si t i e n e c o n s i g o a l g o de d i f i c u l t a d .
l u z á t o d o s , u n a s v e c e s p r e d i c a n d o , o t r a s es-
M a s p o r t o d o m e h a h e c h o r o m p e r el d e s e o q u e
c r i b i e n d o , o t r a s a c o n s e j a n d o y o t r a s d a n d o for-
en mi a l m a v i v e d e l a p r o v e c h a m i e n t o d e las de
m a de l o q u e d e b e n h a c e r c o n su b u e n e j e m p l o .
mis h e r m a n o s , por los c u a l e s , como dijo S a n
Q u e c o m o el f u e g o n u n c a está o c i o s o , p o r q u e
J u a n , d e b e m o s p o n e r las v i d a s , y d e s e a b a u n a y
s i e m p r e q u e m a si h a l l a m a t e r i a en q u e c e b a r s e ,
m u c h a s v e c e s dar la s u y a S a n P a b l o , á i m i t a c i ó n
t a m p o c o l o p u e d e estar el d i v i n o a m o r ; el c u a l ,
de A q u e l q u e p o r t o d o s la dió en la c r u z . Y á l a
s e g ú n s e n t e n c i a de S a n G r e g o r i o , n o es v e r d a -
v e r d a d , la m a y o r de las g a n a n c i a s es g a n a r u n
d e r o si c e s a de o b r a r . Y c u a n d o n i n g u n o se a p r o -
a l m a p a r a el c i e l o , la c u a l c o n f i r m a S a n D i o n i -
v e c h a s e de n u e s t r o s t r a b a j o s , ¿ q u e d a r í a m o s p o r
sio en el l i b r o De calesti hierarchia p o r estas
v e n t u r a p e r d i d o s o s l o s q u e en l a v i ñ a del S e ñ o r
p a l a b r a s : Uniuscujusque hierarchiam sortien-
e m p l e a m o s n u e s t r o s talentos? n o , p o r cierto, s i -
tium perfectio ha>c est, secundum propriam ana-
n o c o n la m i s m a g a n a n c i a q u e si h u b i é r a m o s
c o n v e r t i d o t o d o el m u n d o , si á eso se e x t e n d i e -
ran nuestras diligencias y deseos. San Juan Cri-
sostomo dice que de la manera que los veneros vechamiento? Si con echar la red en un sermón
de las aguas no dejan de correr aunque ninguno no pescáremos todos los oyentes, contentémo-
venga a beber de ellas, ni las fuentes ni los ríos nos con diez, contentémonos con cinco, conten-
se detienen en su curso puesto que nadie llegue témonos con uno, que éste nos basta para nues-
a coger agua, así el predicador por ninguna vía tra consolación: y demos que ninguno salga apro-
ha de cesar de predicar y amonestar, aunque de vechado (aunque parezca imposible que la pala-
muchos no sea bien oído. Porque esta lev tene- bra de Dios sembrada en tantos corazones deje
mos impuesta por el mismo Dios los que admi- de hacer algún provecho ; digo que ni de esta
nistraremos al pueblo su palabra: Que en nin- manera queda frustrada nuestra esperanza; por-
gún tiempo dejemos de hacer lo que en nosotros que si después del sermón y amonestación nues-
fuere. El santo Profeta Jeremías, cuando por en- tra se determinan los malos á pecar, pecan á lo
senar la verdad de parte de Dios á los hombres menos con remordimiento y no con la soltura y
se ve.a burlado y escarnecido de ellos y amena- libertad que solían antes que nos oyesen; pecan
zado de muerte, quiso con algún temor humano como confusos y avergonzados, sufriendo inte-
desistir de su oficio, y confiesa que luego que riormente reprensiones duras de sus propias con-
admitió este pensamiento, sintió dentro de su al- ciencias, que les zahieren y ponen delante la
ma una gran fuerza del espíritu, que, como un doctrina que oyeron ó leyeron. ¿Y por ventura
ardiente fuego, le abrasaba las entrañas y los estos remordimientos no son principio de salud
huesos, tanto, que no podía sufrir su ardor. Pues y de mudanza de vida? Cuanto más, que si no
si con tan grandes ocasiones como el Profeta te- ganamos á los que están perdidos, sustentamos,
nia para no profetizar ni enseñar á aquel terrible y esforzamos á los que están ganados, que no es
y duro pueblo, sólo por el pensamiento que de menor virtud que ganar de nuevo. Si no resuci-
no. hacerlo P asó por él fué tan gravemente en lo tamos los muertos, ni sanamos los enfermos,
interior compungido, que sentía arder dentro de apoyamos los que están en pié para que no cai-
s> fuego por faltará su obligación, ¡cuánto ma gan, y añadimos esfuerzo á los vivos para que
yor escrúpulo debemos tener n o s ' o i r o s , ^ * no mueran. Y si hoy no persuadimos, mañana
somos perseguidos, ni amenazados, ni escarne persuadiremos, que no son los hombres ángeles,
que de lo que una vez aprenden no vuelven atrás.
oídos como el lo era! Si porque el otro se due - ¡Cuántas veces acontece andar todo el día los.
pescadores lanzando las redes en el mar, sin to-
T e l ó n " 0 T ' ° SC ^ 7 m U r m U r a d e n u e s t r ° s mar un sólo pez, y á boca de noche henchir sus.
sermones, ¿dejaremos de predicar y enseñar, ha- barcos, y restaurar en aquella hora tanto tiempo
biendo tantos que oyen y leen y reciben apra
perdido! Si porque los oyentes no se a p r o v e c h a n de a c o n s e j a r l e s y a m o n e s t a r l e s l o q u e les c o n -
d e l o s s e r m o n e s y l o s l e c t o r e s de l o s l i b r o s , h u - v i e n e . N o d e j e s de p r e d i c a r y e n s e ñ a r (dice el
b i é s e m o s de d e j a r de p r e d i c a r y d e e s c r i b i r , se- m i s m o C r i s ò s t o m o ) , h a s t a q u e se te a c a b e l a vi-
g u i r í a s e q u e en t o d a s las g r a n j e r i a s de l a v i d a se d a , q u e b i e n e m p l e a d a es l a q u e e n e s t o se e m -
h a b r í a de h a c e r l o m i s m o . D e j e el l a b r a d o r d e plea. L o q u e h a de d a r fin á n u e s t r a a m o n e s t a -
s e m b r a r el a ñ o q u e v i e n e p o r q u e n o e n c e r r ó c i ó n h a de ser l a o b e d i e n c i a y r e n d i m i e n t o de
p a n en éste, y el m e r c a d e r de n a v e g a r p o r q u e aquellos á quien enseñamos. El demonio nos
s u f r i ó u n a y m u c h a s v e c e s t o r m e n t a s , y ni h a - cerca y rodea, como león rabioso, para impedir
brá q u é c o m e r en l a t i e r r a ni n o s s e r v i r á de n a d a n u e s t r a s a l u d , n o s a c a n d o p a r a sí de este su t r a -
l a r i q u e z a del m a r . E l l a b r a d o r s i e m b r a t o d o s b a j o g a n a n c i a a l g u n a , antes a u m e n t o de sus pe-
los a n o s y el m e r c a d e r h a c e s u s v i a j e s á s u s t i e m - n a s y t o r m e n t o s : y es tan t e m e r a r i o , q u e i n t e n t a
p o s , s i e m p r e con e s p e r a n z a de g a n a r ; y ni el u n o á v e c e s c o s a s q u e es i m p o s i b l e salir c o n e l l a s ,
s e m b r a n d o ni el o t r o n a v e g a n d o t i e n e n m á s c e r - y acomete no solamente á aquellos que confía
teza de q u e este a ñ o l e s h a de s u c e d e r m e j o r q u e d e r r i b a r de s u j u s t i c i a , s i n o t a m b i é n á l o s q u e
l e s s u c e d i ó el p a s a d o . Y si en estas cosas t r a n s i - c o n p r o b a b i l i d a d e n t i e n d e ser i n s u p e r a b l e s . ¿ P o r
torias tanta diligencia y cuidado p o n e n los h o m - v e n t u r a no e s t u v o a t e n t o á las a l a b a n z a s q u e d e
bres, a u n q u e l o s s u c e s o s son tan v a r i o s y m a l s e - su a m i g o J o b D i o s p r e d i c a b a ? ¿ N o o y e d e c i r d e l
g u r o s , ¿será bien q u e n o s o t r o s , si de t o d o s n o s o - q u e es h o m b r e j u s t o , r e c t o , t e m e r o s o de D i o s , y
m o s o í d o s y o b e d e c i d o s , d e j e m o s el t r a t o y g r a n - q u e se a p a r t a de t o d o mal? P u e s c o n t o d o p o r f í a
j e r i a d e l a s almas? ¿ Q u é e x c u s a t e n d r e m o s d e l a n t e y e s p e r a d e r r i b a r l o , y no d e j a p i e d r a ( c o m o d i -
d e Dios? ¿ C ó m o e s p e r a r e m o s p e r d ó n de n u e s t r a cen) q u e n o m u e v e , p a r a q u e , s i q u i e r a o p r i m i d o
c o b a r d í a ? Y m á s , q u e en l a s p é r d i d a s t e m p o r a l e s c o n el p e s o d e t a n t o s m a l e s , p i e r d a l a p a c i e n c i a :
n o h a y el c o n s u e l o q u e en las e s p i r i t u a l e s ; p o r - ¿y n o l a t e n d r é y o h a c i e n d o l a c a u s a de D i o s , e s -
q u e si d i o á la c o s t a n u e s t r o n a v i o y se f u é á f o n - perando tan aventajado premio, y predicando á
do v u e s t r a h a c i e n d a , no h a y q u i e n allí l u e g o r e - h o m b r e s q u e p o r m o m e n t o s se m u d a n ? E l A p ó s -
m e d i e esa p é r d i d a y n a u f r a g i o . Y si las m u c h a s t o l S a n P a b l o a c o n s e j a á su d i s c í p u l o T i m o t e o
a g u a s a h o g a n l o s p a n e s , ésle f o r z o s o al l a b r a d o r que p r e d i q u e y enseñe á los que resisten y con-
v o l v e r s e á su c a s a con las m a n o s v a c í a s . N o s - tradicen la verdad. Y da por razón, que por ven-
o t r o s , e m p e r o , si p r e d i c a n d o y e n s e ñ a n d o n o s o - t u r a en a l g ú n t i e m p o l e s d a r á D i o s p e n i t e n c i a
m o s o í d o s ni o b e d e c i d o s , t a n t o r e c i b i r e m o s c e r - p a r a c o n o c e r l a y a b r a z a r l a , y al fin s a l v a r s e . D e
c a de D i o s c o m o si l o f u é r a m o s , p u e s n o t e n e - m o d o , q u e sin c e r t e z a de h a b e r de a p r o v e c h a r ,
m o s o b l i g a c i ó n de p e r s u a d i r á l o s o v e n t e s , s i n o d e j á n d o l o á l o q u e D i o s q u i s i e s e o b r a r en e l l o s ,
le e x h o r t a b a y m a n d a b a q u e á u n á l o s q u e le
r i o r : allí r e m i t o al l e c t o r , p o r q u e t r a t e m o s a h o r a
contradecían predicase siempre la verdad. Estas
del o r d e n d e esta d o c t r i n a . Y p r e s u p o n i e n d o de
y o t r a s r a z o n e s , q u e el d i v i n o C r i s ò s t o m o j u n t ó
a n t e m a n o , q u e p a r a l a e n t r a d a y h a b i t a c i ó n en
p a r a a n i m a r á l o s q u e p r e d i c a n , m e p u d i e r o n es-
este r e i n o e s p i r i t u a l y d i v i n o , á d o n d e se h a l l a
f o r z a r a m í p a r a n o c a n s a r m e de c o m u n i c a r de
justicia, p a z y g o z o del E s p í r i t u S a n t o , se re-
t o d a s las m a n e r a s á mí p o s i b l e s , la l l u v i a del c i e -
q u i e r e n m u c h a s c o s a s ; la p r i m e r a de t o d a s h a l l o
l o , q u e es l a b u e n a y s a n a d o c t r i n a , u n a s v e c e s
y o q u e es l i m p i e z a del a l m a , la c u a l no se a l c a n -
p r e d i c a n d o , c o m o de ordinario lo h a g o ; otras
z a si n o es p o r d e s t i e r r o de t o d o p e c a d o . D e e s t o
e s c r i b i e n d o , y e s c r i b i e n d o á v e c e s en e s t i l o m e -
y d e la p e n i t e n c i a , q u e l o s destierra, trata el se-
nos h u m i l d e y m á s d i f i c u l t o s o , c o m o e s t á n L o s
g u n d o D i á l o g o , q u e es m u y notable, y que tiene
1 ri un/os, p a r a e n t e n d i m i e n t o s m á s a l u m b r a d o s -
i n s t i t u c i o n e s m u y s a l u d a b l e s y de m u c h a s u s -
o t r a s en m á s l l a n o y c l a r o p a r a l o s p e q u e ñ u e l o s '
t a n c i a . Y p o r q u e p a r a el e n t r a r son n e c e s a r i a s
c o m o l o h e h e c h o e n e s t o s DIÁLOGOS, en l o s c u a -
p u e r t a s (que n o h a y s a l t a d e r o s ni portillos p a r a
l e s el d i s c í p u l o r e p r e s e n t a á l o s q u e p o c o s a b e n ,
el r e i n o de D i o s ) , trátase de ellas en el t e r c e r o ,
y el m a e s t r o á l o s d o c t o s y a p r o v e c h a d o s . A l l é -
c u a r t o y q u i n t o . E l s e x t o c o n t i n ú a la m a t e r i a
g a s e á e s t o q u e las d u d a s q u e el d i s c í p u l o p r o p o -
del q u i n t o , q u e es de la p a s i ó n y m u e r t e del H i -
n e son las q u e á t o d o s l o s q u e t r a t a n de o r a c i ó n
j o de D i o s , y d e s c u b r e m u c h o s e n g a ñ o s q u e se
s u e l e n o c u r r i r , y q u e p a r a salir de e l l a s se r e -
v e n c a d a día, e s p e c i a l m e n t e en m u j e r e s , q u e f á -
quiere m a e s t r o sabio y experimentado. L o cual
cil y f a l s a m e n t e s u e l e n t r a s f o r m a r s e y a r r o b a r s e ,
a u n q u e á mí m e f a l t e , n o me h a f a l t a d o d i l i g e n -
y a r r e b a t a r v e r d a d e r a m e n t e c o n e s t o la c o m i d a ,
c i a p a r a e s c u d r i ñ a r las E s c r i t u r a s y l e e r t o d o s
el r e g a l o y el f a v o r de l o s p r í n c i p e s . H a b l a t a m -
aquellos autores q u e con satisfacción hablaron
b i é n de a q u e l l a m i l a g r o s a t r a n s f o r m a c i ó n de
de s e m e j a n t e s m a t e r i a s , q u e c i e r t o han s i d o m u -
n u e s t r o P a d r e S a n F r a n c i s c o en C r i s t o c r u c i f i c a -
c h o s y c o n c u . d a d o l e í d o s y e n t e n d i d o s . E l tí-
d o , c o n las c o n d i c i o n e s de q u e h a de ir a c o m p a -
t u l o d e l l i b r o t a m b i é n es n u e v o , p e r o á p r o p ó s i -
ñ a d a la m e d i t a c i ó n de s u s d o l o r e s , p a r a sentirse
t o de l o q u e e n él se t r a t a , q u e e s d a r d o c u m e n -
c o m o conviene. Y porque hay enemigos visibles
t o s p a r a c o n o c e r el r e i n o de D i o s , q u e está e n
é i n v i s i b l e s , q u e d e f i e n d e n ó i m p i d e n la e n t r a d a
n o s o t r o s , y e n s e ñ a r el o r d e n q u e se h a de t e n e r
á esta t i e r r a d e p r o m i s i ó n , q u e de v e r d a d m a n a
p a r a g o z a r de é l . D e l o c u a l l a r g a m e n t e trata el
l e c h e y m i e l de c o n s o l a c i o n e s y r e g a l o s e s p i r i -
p r i m e r D i a l o g o , q u e á mi p a r e c e r es el m e j o r d e
t u a l e s , s i g ú e s e l u e g o tratar de ellos y de l o s da-
t o d o s , y el q u e e n c i e r r a en sí l o s u s t a n c i a l de
ñ o s q u e h a c e n , y del o r d e n q u e h e m o s de g u a r -
e l l o s y c u a n t o b u e n o h a y e s c r i t o de v i d a i n t e -
dar p a r a v e n c e r l o s ; l o c u a l c o m i e n z a á e n s e ñ a r

ni
este sexto Diálogo, y lo acaba el séptimo, que
sin ninguna duda es de grandísima importancia,
y el todo para salir con tan rica empresa, la cual
alcanzada, queda por saber qué ejercicios han de
ser los del que ya descubrió y posee este reino;
con qué leyes ha de vivir; cómo se ha de haber
sobre sí, debajo de sí, fuera de sí y dentro de sí
(que estos son los manantiales y salidas que
puede hacer el alma). Lo primero y segundo en-
seña el octavo Diálogo; lo tercero el nono; lo
cuarto el último, que es la llave de todo el bien DIALOGO PRIMERO.
tras que andamos. Otras muchas cosas se ofre-
cían que poder tratar en esta conquista; mas por
no hacer volumen que espantase á los lectores, DE L A VIDA INTERIOR Y CENTRO DEL A L M A Ó REINO DE DIOS:

sino libro tan pequeño que le pudiesen traer en DE L A H A R M O N Í A D E L H O M B R E Y DE LA VERDADERA INTE-

la mano, sin pesadumbre, las dejé como poco LIGENCIA DEL MANDAMIENTO DEL AMOR.

necesarias, porque á la verdad he trabajado en


que de las que lo son para ser uno perfecto con- pndptSLO V JUaestro.
templativo ninguna faltase. Recibe á lo ménos
mis buenos deseos, cristiano lector, si mis traba-
§ I.
jos no te contentaren; y si te fueren de gusto y
te aprovechases de ellos, desde ahora doy gra-
cias á mi Señor Dios, que quiso y ordenó que D ISCÍPULO. Si el desear ser perfecto fuera
fuese yo el instrumento de tu aprovechamiento perfección, perfectísimo fuera yo en todo gé-
y espiritual consolación. Y á tí te pido ruegues nero de virtud: porque toda la vida gasto en
por mí á ese mismo Señor, con esperanza de que buenos propósitos y deseos. En el estado secu-
si la vida se nos prestase por más tiempo, te ha- lar fueron éstos, de entrar en Religión, donde
ré otros servicios de tanta ó de mayor utilidad. Dios mucho se sirviese y mi alma se aprove-
Vale. chase. Oyólos Su Majestad, por su misericor-
dia infinita, como suele oir los de sus pobres,
é hízome uno de ellos en la profesión. Y aun-
que me confieso al presente falto de obras, no
este sexto Diálogo, y lo acaba el séptimo, que
sin ninguna duda es de grandísima importancia,
y el todo para salir con tan rica empresa, la cual
alcanzada, queda por saber qué ejercicios han de
ser los del que ya descubrió y posee este reino;
con qué leyes ha de vivir; cómo se ha de haber
sobre sí, debajo de sí, fuera de sí y dentro de sí
(que estos son los manantiales y salidas que
puede hacer el alma). Lo primero y segundo en-
seña el octavo Diálogo; lo tercero el nono; lo
cuarto el último, que es la llave de todo el bien DIALOGO PRIMERO.
tras que andamos. Otras muchas cosas se ofre-
cían que poder tratar en esta conquista; mas por
no hacer volumen que espantase á los lectores, DE L A VIDA INTERIOR Y CENTRO DEL A L M A Ó REINO DE DIOS:

sino libro tan pequeño que le pudiesen traer en DE L A H A R M O N Í A D E L H O M B R E Y DE LA VERDADERA INTE-

la mano, sin pesadumbre, las dejé como poco LIGENCIA DEL MANDAMIENTO DEL AMOR.

necesarias, porque á la verdad he trabajado en


que de las que lo son para ser uno perfecto con- pndptSLO V JUaestro.
templativo ninguna faltase. Recibe á lo ménos
mis buenos deseos, cristiano lector, si mis traba-
§ I.
jos no te contentaren; y si te fueren de gusto y
te aprovechases de ellos, desde ahora doy gra-
cias á mi Señor Dios, que quiso y ordenó que D ISCÍPULO. Si el desear ser perfecto fuera
fuese yo el instrumento de tu aprovechamiento perfección, perfectísimo fuera yo en todo gé-
y espiritual consolación. Y á tí te pido ruegues nero de virtud: porque toda la vida gasto en
por mí á ese mismo Señor, con esperanza de que buenos propósitos y deseos. En el estado secu-
si la vida se nos prestase por más tiempo, te ha- lar fueron éstos, de entrar en Religión, donde
ré otros servicios de tanta ó de mayor utilidad. Dios mucho se sirviese y mi alma se aprove-
Vale. chase. Oyólos Su Majestad, por su misericor-
dia infinita, como suele oir los de sus pobres,
é hízome uno de ellos en la profesión. Y aun-
que me confieso al presente falto de obras, no
lo estoy de aquellos antiguos deseos, y otros MAESTRO. Dios te salve, Deseoso.
de nuevo; y el mayor de todos es ser en lo DISCÍPULO. El mismo sea tu salud per-
de dentro lo que en lo de fuera parezco: por- durable.
que me avergüenzo y confundo mucho de que MAESTRO. ¿Qué soliloquios han sido estos
me juzgue el mundo por perfecto y santo, que contigo y á tus solas has tenido toda la
siendo en los ojos de Dios tal, que hay más tarde? Hue'lgome de verte tan deseoso de tu
de que tener de mí mancilla que envidia. ¿Y aprovechamiento espiritual, y que se entien-
cuántos desearon como y o y lo que y o , que da que no acaso, sino por inspiración divina
prevenidos con la repentina y no pensada y orden del cielo se te puso el nombre que
muerte, arden y arderán para siempre en el tienes. Porque, bien mirado, gran parte de la
infierno? ¿Y por qué no temerá otro tanto el salud está en el desearla. El Profeta santo
que, las manos cogidas en el seno, se consu- decía: «Deseó mi ánima desear tus justifica-
me y acabala vida deseando? Verdaderamen- ciones en todo tiempo». Á Daniel le intitula
te, yo debo ser aquel desdichado de quien el A n g e l , Varón de Deseos. Las oraciones
dijo Salomón: "Quiere y no quiere el perezo- jaculatorias, que, como dicen los Santos, pe-
so». Y digo desdichado, porque de querer y netran los cielos, también son deseos. L a Igle-
n o querer se forma y cuaja un querría, tan sia hace fiesta á los que tenía la Virgen pre-
lejos de efectuarse lo que se desea, cuanto ñada de Dios, por verle ya nacido en el mun-
cerca del castigo de los tibios, que es estarlos do y en sus brazos, y éstos celebramos el día
Dios lanzando de su estómago y trocándolos de la O; y todas las que se ponen en aquellas
por vómito. Este es el estado que llamaron siete Antífonas, antes del nacimiento del Se-
los Santos de insensibilidad: en que ni la con- ñor , significan los que tenían los padres de
sideración del cielo deleita, ni la del infierno que Dios enviase al Deseado de las gentes. Si
atemoriza, ni los beneficios despiertan, ni se esto es así, como lo es, ¿por qué te desconsue-
sienten las heridas... Pero, Dios de mi alma, las, siendo tus deseos tantos y tan buenos?
¿qué veo? ¿ E s , por ventura, el que allí viene DISCÍPULO. Porque crecen á una en m í esos
mi Maestro? E l es, sin duda alguna, y no me deseos santos é imperfecciones sin cuento;
pesa de ello. Holgaríame, empero, de que no mil buenos propósitos y dobladas culpas. Y
me hubiese oído. apenas ha brotado en mi alma un pensamien-
to de salud, cuando la conversación y trato
MAESTRO. Nunca habrás oído de mi boca
de los amigos lo destierran de ella. Y siguien-
do la corriente de los insensibles, que son mu- lo que hoy te deseo comunicar.
chos, sólo en el hábito me conozco religioso, DISCÍPULO. Parece que vienes enviado de
siendo en lo demás hombre del siglo. La Dios, y á la medida de mi deseo, que ha sido
profesión que tengo hecha es estrechísima, y hallar quien me hable al corazón y me ense-
y o relajadísimo; ella me pregona muerto al ñe cosas sustanciales, interiores y de espíritu;
mundo, y y o vivo á sólo el mundo; ella me que lo que comunmente se trata en estos tiem-
niega y pone entredicho á todo lo que es car- pos , áun entre varones insignes y de mucho
ne y sangre, y yo soy hombre carnal, venido punto de santidad, lo más es exterior y de
debajo del pecado; ella me manda ser pobre, muy poca satisfacción para el alma.
y yo voy huyendo de la pobreza; y al fin, to- MAESTRO. Un pensamiento es el de los
dos los buenos deseos desaparecen en flor, f dos, sino que yo estoy más enfadado del len-
á cada paso me hallo con hurtos de malas guaje bárbaro que en materia de virtud corre
obras en las manos. en el mundo, que no tú que naciste ayer; que
MAESTRO. N O pases adelante con esa plá-
si bien miras en ello, todo es acudir á com-
tica, que parece que reina hoy en tí la me- poner este hombre exterior y á cumplir con
lancolía. Salgámonos, si quieres, un rato á la los que lo son, y apenas se halla quien se
huerta. acuerde del hombre interior y divino. Y de-
DISCÍPULO. Salgamos enhorabuena. ¿Tie- berían advertir los que en esto gastan su tiem-
nes, por ventura, alguna cosa que tratar con- po , que el hombre interior compuesto com-
migo en puridad? pone y ordena sin pesadumbre ninguna al
MAESTRO. Sí tengo, y deseóte todo entero; hombre exterior, y no al contrario. De Platón
porque lo que quiero enseñarte no admite he leído, que hacía de ordinario esta oración
corazones repartidos, ni hombres distraídos y á Dios: Amice Deus, da mihi ut intuspulcher
fuera de sí. efficiar: et quce exterius sunt intimis sint ami-
ca. A m i g o Dios, dadme que en lo interior os
DISCÍPULO. Siempre me has hablado con
parezca hermoso, y que lo exterior se confor-
veras y sin lisonja; pero nunca me preveniste
me y tenga amistad con lo interior.
como ahora.
DISCÍPULO. Devotísima oración es esa ver-
daderamente, y más de pecho cristiano que fuera, negras y de poco lustre; al fin, como
de filósofo. expuestas al sol y á las injurias de los tiem-
MAESTRO. También nos viene aquí muy á pos; mas en lo secreto é interior, llenas de
pelo y es de más autoridad, lo que el Profeta grandes riquezas y de suavísimo y precioso
santo dice del alma esposa de Cristo, en el olor. Este conviene que en todo lugar sea
Salmo 44, el c u a l , habiendo tratado con ga- bueno, como dice San Pablo, pero principal-
lanas metáforas de la hermosura y virtudes mente debemos oler bien á Dios; que como
del celestial Esposo, de su admirable disposi- hay hombres tan lascivos, sensuales y profa-
ción y gallardía, vuelto á ella le dice: «Toda nos, que por donde quiera que van dejan el
la gloria de él, á la hija del R e y , es adentro, en suave olor y fragancia del ambar y amizcle,
las fimbrias doradas y cercada de variedad». de que andan como embalsamados, y si llegas
Gomo si dijera: eso que el Esposo tiene por á contemplarlos de cerca son asquerosos en
naturaleza, tiene, en su tanto, la esposa por sus personas, así hallarás muchos que todo su
gracia; sino que en ella está de secreto, allá negocio es dar buen olor de virtud y santidad
adentro, donde los ojos de Dios lo miran y á los hombres, sin acordarse que principal-
aprueban; aunque no tan secreto, que deje de mente le deben á Dios. Enséñanse éstos á
torcer la cabeza, componer las manos, mo-
dar algunas muestras de fuera; que al fin, los
destar y bajar los ojos, encoger los hombros,
extremos son dorados. Porque si alguna vez
hablar por compás y en tono devoto, medir
se extreman los Santos, es en obras de cari-
los pasos, colgar el rosario con su calavera de
dad, entendidas por las orlas ó fimbrias dora-
la cinta y á otras cosas de esta suerte, y no
das; que en las demás en que se ceban los
tratan de componer el hombre interior, ni
ojos de los hombres , ningún extremo hacen,
mortificar las pasiones, ni andar dentro de sí
porque suelen por la mayor parte ser viciosos. mismos, ni de la vida que esencialmente ha
E n los Cantares se escribe, que siendo mote- de ser virtuosa.
jada la esposa de morena y desaliñada, no ne-
gando el desaliño y moreno, confiesa que con ¡Qué poco caso hacía San Pablo de que el
ello anda junta la hermosura de esposa de Je- hombre exterior se corrompiese y anduviese
sucristo. «Soy, dice ella, como las tiendas de desaliñado! Sabía él muy bien, que de su co-
Cedar y las cortinas de Salomón». E n lo de rrupción y descompostura procedía la refor-
mación y ornato del hombre interior. Los que
de veras tratan de ser perfectos, imitan á la tereses propios, que se serviría más Su Majes-
naturaleza, que, no olvidándose de formarlas tad de que las dejásemos, que no se sirve de
partes exteriores del animal, lo primero á que que las hagamos. E n A m o s están escritas es-
acude es a la formación del corazón. E l arte tas temerosas palabras: «Aborrecidas y echa-
y los santos fingidos ó de burla son de una das á mal tengo vuestras fiestas; y esos perfu-
manera que no se curan de lo interior, sino mes y olores que me dáis en vuestras juntas
de solo lo que se puede ver: del rostro maci- me ofenden y sirven de humo á mis narices.
lento, de llorar donde sean vistos, de suspirar No curéis de quemar animales ni hacerme
en la iglesia y hacer gestos, cosa que Dios otros servicios, que no los tengo de mirar ni
mucho aborrece, y de confesar y comulgar volver á ellos mis ojos; y o os absuelvo de los
a menudo, por el pundonor y áun por el pro- votos que me tenéis hechos para que os tenga
vecho temporal que se halla ya en estos ejer- en mi memoria, porque no me dan gusto.
Quitad allá esa confusión de voces y esos mo-
tetes de violones, que me atormentáis con
ellos». Hasta aquí son palabras de Dios Nues-
§ II.
tro Señor, el cual reprueba todos los servicios
que se le hacen en su Iglesia, si no llevan
DISCÍPULO. ¿Luego no es bueno ni se debe
hacer eso que reprendes? vida; si les falta lo esencial, que es el espíri-
tu y la verdad, con que quiere ser servido y
MAESTRO N O reprendo el buen ejemplo
adorado. Cesario cuenta, que cantando en una
exterior, ni las obras tales, en las que L s i o *
iglesia unos músicos con gran destreza y har-
busca la gloria de Dios y edificación del pró-
jimo; porque el Señor quiso que fuesen de monía , un Santo que se halló allí en aquella
manera que las viesen los hombres y glorifi- sazón vió un demonio puesto en lo alto de la
casen al Padre, que está en los cielos L o que capilla mayor, que con la mano izquierda te-
reprendo es el detenerse en estas cosas y po- nía un costal abierto y con la derecha recogía
ner en ellas todo el cuidado, no porque son las voces y las metía en é l , hasta que le hin-
para g,cria de Dios, sino porque son insignias chó. Acabado el oficio, los músicos, como
de alguna santidad, á veces tan llenas de in- tienen de costumbre, comenzaron entre sí á
alabar sus motetes y canto de órgano. «¡Qué
linda estuvo la corneta!» decía el uno; otro,
la santidad en el hacer; mas no aciertan, por-
«¡qué bien cantó F u l a n o ; qué pasos tan ricos
que, si así se puede decir, no consiste sino en
hizo de garganta,, etc.» E l siervo de Dios, que
el sér; que por muy santas que parezcan nues-
oyó la plática, llegóse á ellos y les dijo: «Muy
tras obras, no santifican en cuanto obras, sino
bien habéis cantado, supuesto que quedó lle-
en cuanto nosotros somos santos y ellas salen
no el costal». Admirados de esto y sabido el
de interior ó centro santo, tanto tienen de
por qué lo decía, se confundieron mucho , y
santidad y no más. De manera que el centro
se avergozaron de lo que poco ántes se esta-
santo santifica todo lo que hacemos , ora sea
ban gloriando.
comer, beber, dormir, orar, hablar, macerar
DISCÍPULO. ¿Pues no había otra cosa en que la carne con ayunos y otras cosas semejantes,
recoger voces tan suaves sino en un costal? que de suyo no son malas, sino buenas ó na-
MAESTRO. N O ; porque las más bien acor-
turales; y aquél tiene el íntimo y centro más
dadas del mundo, si van sin espíritu, son santo, que tiene mayor amor de Dios en su
como paja para el gusto de D i o s ; y así las alma; y sus obras son más calificadas cuanto
manda encerrar en un costal, como se encie- con mayor pureza mira en ellas la gloria de
rra la paja, para las bestias. Y quiero que se- Dios. Por lo cual debemos trabajar con todo
pas, que lo mismo que fué de aquellas voces cuidado, por tener bueno y grande este ínti-
será de todos los ejercicios corporales, si les mo y centro, y de principiar de él nuestras ac-
faltase la vida que Dios pide en ellos. ciones; porque, sin ninguna duda, en él está
DISCÍPULO. ¿ Y qué vida es esa? constituida la esencia y bienaventuranza del
MAESTRO. O y e , no á m í , sino al divino hombre; y las obras que son virtuosas, de allí
contemplativo Rusbrochio, cuyas palabras, lo son; porque el ánimo bueno y levantado
fielmente sacadas, son estas: «No tanto debe- por amor en Dios, levanta y perfecciona nues-
mos atender á lo que hacemos, cuanto á lo tras obras y las hace gratas á Su Majestad».
que de verdad somos; porque si fuésemos in- Hasta aquí son palabras de Rusbrochio, que,
teriormente , en lo íntimo de nuestras almas á mi juicio, lo que en todas ellas quiso decir
buenos, también nuestras obras serían bue- fué: Que no mira Dios á la cantidad de nues-
nas; y si en lo íntimo fuésemos justos y rec- tras obras, ni hace caso de que sean grandes,
tos, justas y rectas serían ellas. Muchos ponen sino al ánimo de donde salen, el cual las ca-
lifica y acondiciona á sí mismo, y las sube
tanto de punto, cuanto él está subido y eleva- § III-
do por amor en Dios, y no más; y así, cuan-
to este íntimo de nuestra ánima es mayor y DISCÍPULO. ¿Qué llamas íntimo del alma?
más santo, y lo que hacemos sale esencial- Que según lo que Rusbrochio ha dicho, debe
mente y con actual atención de él, tanto y no ser lo principal que hay en nosotros, y á que
más es agradable y acepto á Dios; que eso debemos siempre aspirar.
significó la divina Escritura cuando dijo: MAESTRO. L O que te doy por respuesta es.
«Miró Dios á A b é l y á sus dones»; que prime- que hasta que halles dentro de tí ese centro ó
ro se agradó de la persona que del sacrificio, íntimo, no habrás sabido qué cosa es vida in-
y tanto tuvo el sacrificio de aceptación, cuan- terior ó esencial , que es lo que y o deseo que
to era acepto el que le ofrecía. Y lo que fué sepas y experimentes ; porque luégo no hay
en A b é l es en todos los hombres del mundo, necesidad de más preceptos, ni documentos
cuyas obras, cuanto es de parte de ellos, son en la vida espiritual , porqfíe todos llegan
aceptadas ó no de Dios en cuanto ellos ó lo hasta allí; y allí puesta una alma , toma Dios
son ó no al mismo Dios; que no puede ser la mano y la enseña por sí mismo , que es la
que y o sea esencial ó cordialmente bueno, mayor bienaventuranza que le puede venir en
porque tengo en mi alma plantado el amor esta vida, como lo dijo el Profeta: «Bienaven-
divino, que es vida de ella y de todo lo que turado el que tú, Señor, enseñáres y le diéres
hago, y que no se agrade Dios, y se pague de la inteligencia de tu ley».
mis obras, por muy pequeñas que sean, si, DISCÍPULO. A l fin, me dejas con mi igno-
como queda dicho, llevan por fin y blanco la rancia.
gloria y honra suya desnudamente, y sin al- MAESTRO. Por ahora sí; porque mi intento
guna consideración á provecho y comodidad en este rato de conversación no es más que afi-
mía. Ni tampoco, siendo el íntimo malo y le- cionarte á andar dentro de tí mismo y á una
proso, pueden dejar de tener lepra mis obras, vida esencialmente buena , no armada sobre
y ser por esto no gratas á Dios; que escrito palillos ni sujeta á los ojos de los hombres,
está: «los dones de los malos no los aprueba sino regulada según el beneplácito de Dios y
el Altísimo». atenta á su habla interior; que San Gregorio

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r i ' r v - : - vi"' y Tf.'le»
dice: «El que no se esconde y retrae de las condido como á todos, después de hallado
cosas exteriores, no penetra las interiores». Y manifiesto quedó y patente para él, y secreto
dice más: que es necesario esconderse para para los demás. Y dícese que le escondió para
oir, y esconderse después de haber oído; por- conservarle , y que de todo lo que tenía se
que el alma apartada de las cosas visibles per- desposeyó para gozarle; porque este tan gran
cibe y contempla las invisibles; y llena de las bien tiene tanto gusto y consolación para el
invisibles , perfectamente desprecia las visi- que le halla , que fácilmente da de mano á
bles y oye á hurtadillas las venas de la habla todas las cosas que hay de contento en el
divina; porque conoce delicada y secretamen- mundo, y sólo ó solitario entra á cavar y sacar
te los modos ocultos de la inspiración suya. el oro que sólo puede enriquecer las almas y
Lo cual no puede hacer el que no se habitua- librarlas de toda miseria y pobreza. Mas ¡ay,
re á vivir dentro de sí mismo en este divino y qué poquitos dan con este tesoro tan oculto!
esencial centro de su ánima, que, propiamen- Y no me espanta; que al fin es negocio de
te hablando , es el reino de Dios , donde él gracia, y ninguno por sus fuerzas naturales lo
mora con todas sus riquezas. Y si no me alcanza. Ni áun hallarás entre muchos uno
engaño, de este reino se entiende lo que dice que se persuada de que hay dentro de nosotros
Cristo por San Lúeas: «Mi reino dentro de tanto bien. E l divino Blosio , Rusbrochio,
vosotros está»; y éste comparó por San Ma- Taulero y otros , dicen que este centro del
teo al tesoro escondido , que el que lo halló alma es más intrínseco y de mayor alteza que
lo escondió más , y vendidas todas sus cosas las tres facultades ó fuerzas superiores de ella,
compró el campo en que estaba, para cavar en porque es origen y principio de todas. Es de
él más á sus solas y para con mayor libertad todo en todo simple , esencial y uniforme , y
gozarle. sin él no hay multiplicidad, sino unidad, y en
DISCÍPULO. ¿Cómo se puede decir con ver- él son una cosa las dichas facultades ; convie-
dad que escondió el tesoro, si estaba es- ne á saber: entendimiento ó inteligencia, me-
condido? moria y voluntad.
MAESTRO. M u y poco sabes, si eso ignoras; DISCÍPULO. Parece que andas por decla-
que claro está que para el dichoso que halló rarme lo que tanto deseo.
el tesoro , ya que hasta hallarle le estaba es- MAESTRO. De razón ya lo habías de haber
entendido por lo dicho ; y pues habernos lie-
gado á tal punto, advirtie'ndote primero, que campo. ¡Oh noble y divino templo , del cual
es el más alto que hay en la vida espiritual, y nunca Dios se aparta , á donde la Santísima
de que has de tener memoria para adelante, Trinidad mora , y se gusta la eternidad! Una
has de saber, que el íntimo del ánima es la sola conversión perfecta en este íntimo á Dios,
simplicísima esencia de ella, sellada con la es de mayor importancia que muchos otros
imagen de Dios, que algunos santos llamaron ejercicios, así interiores como exteriores, y que
centro, otros íntimo , otros ápice del espíritu, puede restaurar diez y más años perdidos.
otros mente: San Agustín sumo, y los más A q u í mana una fuente de agua viva , que da
modernos, la llamaron hondón ; porque es lo saltos por la vida eterna; y es de tanta virtud
más interior y secreto , donde no hay imáge- y eficacia, y tiene tanta suavidad, que destie-
nes de cosas criadas, sino, como queda dicho, rra fácilmente toda la amargura de los vicios,
la de sólo el Criador. A q u í hay suma tran- y vence y sobrepuja toda la rebeldía, contra-
quilidad y sumo silencio; porque nunca llega dicción y resabios de la naturaleza viciosa y
mal inclinada. Porque luego que se bebe esta
á este centro ninguna representación de cosa
agua de vida , corre por toda la región del
criada, y según él, somos deiformes ó divinos,
cuerpo y del ánima, y da y comunica al cuer-
ó tan semejantes á Dios, que nos llama la sa-
po y al ánima una maravillosa pureza y fe-
biduría dioses. Este íntimo, desnudo, raso y
cundidad.
sin figura , está elevado sobre todas las cosas
criadas y sobre todos los sentidos y fuerzas del
ánima, y excede al tiempo y al lugar , y aquí § IV.
permanece el alma en una perpetua unión y
allegamiento á Dios, principio suyo. Cuando DISCÍPULO. Gran cosa es esa verdadera-
este íntimo, al cual la luz eterna y no criada mente, y no debería el hombre aflojar ni cesar
continuamente ilustra y exclarece , se mani- de la oración hasta que Dios le concediese
fiesta y descubre al hombre , en gran manera beber siquiera un sólo trago de tal agua.
la aficiona y enternece, como se dice del que MAESTRO. Una sola gota que bebieses no
halló el tesoro, que por el gozo demasiado que tendrías mas sed de las cosas vanas, ni de las
recibió , vendió todas sus cosas y compró el transitorias criaturas, sino tu sed sería de sólo
Dios y de su amor ; en el c u a l , cuanto más
crecieres, tanto más aprovecharás en la unión edificio espiritual; y si peligra ella, peligra
divina; y cuanto más unido y más profunda- todo lo que estriba en ella. Con esto enten-
mente metido en Dios, tanto más claramente derás aquel lugar de Santiago, tan dificultoso:
le conocerás; y así conocido, forzosamente ha «El que en uno ofendió , en todos quedó
de ser con mayor ardor amado , y ese es el culpado».
blanco d<? nuestras obras y ejercicios ; ahí se DISCÍPULO. Nunca y o he hallado cómo
ordenan y van á parar todos; porque si te falta esto sea posible: ¿por qué el adúltero ha de
este amor, todos tus trabajos , aunque sobre- ser acusado ó castigado como homicida , ó el
pujen á los que han padecido y padecen todos ladrón como adúltero?
los hombres del mundo y los demonios , son MAESTRO. La sentencia del Apostol, super-
vanos y de ningún fruto, como largamente lo ficialmente entendida , no parece que tiene
hallarás escrito en nuestros Triunfos. A l fin, verdad ; pero si recurrimos á lo que de la ca-
tanto tendrás de santidad cuanto de caridad, ridad queda dicho, tiénela muy grande , y es
y no más. Y si te parece que me alargo en muy conforme á razón lo que el Apóstol dice:
esto , o y e al gran Padre Agustino , que dice: «Porque si todos los preceptos tienen su de-
«Si quieres cumplir con perfección todo lo pendencia de esta virtud, y ella se extiende á
que explícita ó implícitamente se contiene en Dios y al prójimo, y por ella son preceptos los
las divinas Escrituras , guarda en tu alma la que lo son, y ninguno puede obligar contra
verdadera caridad, que ella es el fin de la Ley ella, bien se sigue que faltando en ella, se falta
y de los Profetas». E l Apóstol á su discípulo en todos; y en cualquiera que se falte, ella que-
Timoteo dice: «El fin del precepto es la cari- da agraviada». En un círculo verás esto muy
dad, de corazón puro, de buena conciencia y claro , que todas las líneas que se forman del
de fe no fingida». En las cuales palabras, aun- centro á la circunferencia se comunican en
que hay mucho que notar , sólo quiero que el centro ; allí se topan y se hacen una cosa.
adviertas por ahora, que precepto no significa ¿Podríase , por ventura, tocar en este centro
mandamiento especial ó sólo, sino todo lo sin tocar en las lineas todas?
mandado y ordenado en la ley ; lo cual , así DISCÍPULO. Parece que no.
como está , se endereza al aumento y conser- MAESTRO. Pues así es en el propósito, que
vación de la caridad, que ella es la clave del el centro de la Ley y de los Profetas es la ca-
rielad; y los que son preceptos , como y a dije, encarecido,había y o menester que se me diese
lo son en ella, vaji á parar en ella y salen de alguna luz de esos nombres , corazón , alma,
ella. Luego si se toca en ella y se le hace mente, fuerzas y virtud.
ofensa , todos la reciben ; y á cualquiera que MAESTRO. Mucho quisiera excusar el res-
de todos se toque queda ofendida ella y todos ponderte á eso, porque es de gran dificultad y
agraviados en ella, por ser todos una cosa en pide más alto conocimiento que el que y o
ella , como las lineas en el centro , que aun tengo de las cosas del espíritu. Pero conten-
cuando cada una considerada por sí parece tarte has con que te diga lo que supiere, que
diferente de las otras en la circunferencia, será lo que los santos dicen y la filosofía nos
como parecen diferentes preceptos no hurtar, enseña.
no matar, no adulterar, no jurar, etc. , ni lo DISCÍPULO. N O se te puede pedir otra cosa.
son en el centro las lineas, ni en la caridad los MAESTRO. Pues por principio de esta doc-
preceptos; y así queda entendido Santiago, y trina nota, que en el hombre se consideran tres
tú, de buena razón, aficionado á la caridad. diferencias de hombres:animal, racional,dei-
DISCÍPULO. Y mucho verdaderamente , y forme ó divino ; cada uno de estos hombres
con deseo grande de saber cómo se ha de amar tiene una fuerza ó potencia con que conoce ó
á Dios con perfección, de manera que alcan- entiende , y otra con que se inclina á huir ó
ce y o la que por este camino con tanta breve- desear aquello que ya conoció, en cuanto ó le
dad alcanzaron los santos. es dañoso ó provechoso. El hombre animal
MAESTRO. El cómo enseñó aquel piadosí- obra y conoce por los cinco sentidos exterio-
simo Señor que sólo pide en recompensa de res: vista, oído, olfato, gusto y tacto ; y todo
lo mucho que le debemos por nosotros y por lo que por estos sentidos percibe, envía al ce-
todas las criaturas, amor. «Amarás, dice, á t u rebro, y por ciertas imágenes y fantasías mira
Dios, de todo tu corazón, de toda tu ánima, y allí las cosas y las compone y retiene en la
de toda tu mente, y de todas tus fuerzas, y de memoria. A esta sensitiva potencia correspon-
toda tu virtud». de otra natural apetitiva con que apetece estas
DISCÍPULO. Esa repetición de palabra, con cosas exteriores, riquezas, amigos , manjares
tan diferentes términos, me confunde mucho; y otros deleites de este metal, y huye las cosas
y para entender de raíz ese mandamiento tan adversas y que le son contrarias. Este apetito
se llama animal ó sensual, que es fuerza afec- gencia , ó mente , y es fuerza cognitiva del
tiva que se mueve únicamente de 'a aprensión ánima, que recibe inmediatamente cierta lum-
de los sentidos. Cualquiera que según este bre natural de Dios; por lo cual se conoce la
hombre vive, vive según la sensualidad, no de verdad de los primeros principios, conocidos
otra manera que viven los brutos ; y por esta los términos. A esta simple inteligencia co-
parte somos sin ninguna nobleza , y estamos rresponde un suave , agradable y puro amor
sujetos á corrupción y muerte. El segundo del ánima , que inmediatamente recibe incli-
hombre, que se dice racional, tiene una cierta nación al sumo bien , así representado por la
potencia, que se llama inteligencia ó razón, simple inteligencia, y naturalmente se mueve
cuyo oficio es pesar todas las cosas y mirar á lo bueno. Los que en esta amorosa potencia
cuál es lo bueno y cuál lo malo , cuál lo ver- se ejercitan y tienen familiaridad con Dios,
dadero y cuál lo falso. Esta saca conclusiones tan alto se levantan algunas veces , que ca-
de las premisas y de las cosas que siente , las llando por poco tiempo su entendimiento, de
insensibles, y es potencia que en su operación sí y de todas las cosas juntamente se olvidan,
no usa de órgano corporal , como la pasada; y son todos tragados de Dios y trasformados
pero corresponde al libre albedrío, que se en él. Rusbrochio llamó vida divina la de este
mueve á abrazar y hacer todo lo que la razón tercer hombre ; porque en ella se contempla
le dicta y enseña. Otros la llaman afecto ra- atentamente Dios y se une á El el alma por
cional ó apetito de razón. El que en esta po- desnudo amor, y le goza y gusta cuánta sea su
tencia se ejercita , hácese rico de sabiduría y dulcedumbre, derrítese y renuévase de conti-
de virtud , las cuales tanto más crecen en él, nuo en él; y este es el camino del rapto y ele-
cuanto e'1 más las desea; y cuanto más alcanza vación sobre todas nuestras fuerzas , á un es-
de ellas , tanto el deseo de su cumplida pose- tado donde el mismo Dios nos rige, y el alma
sión es mayor. Esta vida en sí misma es im- sufre su operación y es ilustrada con claridad
perfecta , porque siempre le falta algo que es divina, no de otra manera que estos aires con
sobre la razón humana; es, al fin, defectuosa, los rayos del sol, y el hierro con el calor y
porque fuera de Dios no puede cosa alguna virtud del fuego. También quiero que sepas,
hartar la hambre del ánima racional. El ter- que el ánima del hombre se llama principal-
cer hombre se llama suprema y simple inteli- mente así, porque vivifica y anima al cuerpo,
y en las fuerzas ó virtudes de ella, dichas ra-
cionales, conviene á saber: Razón, Voluntad tirse á este centro con perfecta resignación,
y Memoria, resplandece la imagen de la San- porque vale más una hora de este ejercicio
tísima Trinidad. Pero según el hombre supe- para alcanzar perdón de pecados y montones
rior, ó simple inteligencia, es el ánima dicha de gracias, que muchos años de otros , por
espíritu, ó íntimo, ó mente ú hondón , como muy altos y aprobados que sean. Tales cosas
ya has oído, la cual es dotada de tanta noble- obra Dios en el alma, así convertida, que ella
za, que no hay palabras con que esto se pueda misma no las comprende. Pero con los que
declarar. Este íntimo retraimiento de la men- ciegan estas facultades y fuerzas interiores,
te ninguna cosa criada le puede henchir , ni ningún trato ni comunicación tiene, que es la
dar hartura , sino sólo el Criador con toda' su mayor miseria que puede padecer la criatura
inmensidad y grandeza ; y aquí tiene Él su racional.
pacífica morada , como en el mismo cielo; ni
es necesario que le vayamos á buscar fuera de
nosotros cuando quisie'remos hablar con Él- § V.
porque en cuanto no le desterramos por el
pecado , inseparablemente asiste en este su DISCÍPULO. Verdaderamente me tienessus-
retraimiento , aparejado para oirnos y para penso y fuera de mí con lo que me has dicho;
hacernos merced ; aunque algunas veces tan porque nunca entendí que dentro de nosotros
disimulado como si no estuviese. Por lo cual hubiese tan grandes riquezas, ni ese centro
debemos convertir aquí á Él todas las fuerzas tan admirable y de tanta codicia.
de nuestra ánima , con singular atención y MAESTRO. Muy pocos hallarás que sepan
reverencia. De este espíritu, ó íntimo, ó cen- esto, porque todos los más, como ya dije,
tro , ó ápice del ánima , proceden todas las son dados á exterioridades, sin hacer caso de
fuerzas de ella, no de otra manera que los' entrar dentro de sí mismos á investigar este
rayos proceden del sol y á e'1 vuelven como á tesoro y conversar con aquel Señor que dice:
su original principio, y esto mediante la obra- o Mi reino dentro de vosotros está».
dora candad y verdadera intención á Dios DISCÍPULO. Parece que con lo dicho fácil-
Bienaventurado el hombre que supo conver- mente entenderé el mandamiento del amor,
que tan dificultoso se me ha hecho siempre.
Y si tuvieses por bien declararme algo acerca
de él, recibiría mucha consolación. simo beneplácito, sin alguna contemplación
de interés propio, como cosa principal en el
MAESTRO. A m a r á Dios de todo corazón
amor, que bien se puede y debe esperar la
es amarle de toda tu voluntad y deseo : de
gloria y otros bienes y mercedes que suele
manera que ninguna cosa apetezcas ni quie-
Dios hacer á sus amigos. En una palabra,
ras contra Dios, fuera de Dios, ni sobre Dios.
quiero que sepas, que las muchas de este
Digo que echadas de tu corazón todas las cria-
mandamiento, ninguna otra cosa te dan á en-
turas, se lo has de ofrecer todo al Criador, para
tender sino que Dios nuestro Señor te quie-
que sólo y á solas le posea. Amar á Dios de
re todo para sí, sin que para otra cosa criada
toda tu alma es amarle con todo el hombre
quede lugar en tí que pueda hacer guerra ó
animal, teniendo á raya todos los cinco sen-
contradecir á su voluntad; y es de manera
tidos y apartándolos de todo deleite y de toda
necesario desembarazarte de todas las cosas,
otra obra que pueda ofender los divinos ojos;
para que more Dios en tí como en su templo,
de manera que has de usar de ellos, no para
que no es posible quedándote tú en tí, hacer El
pecar, ni para deleitarte, sino para honra y
en tí su morada. ¿Nunca has visto aposentarse
gloria de tu Señor Dios. Amar á Dios de toda
un gran Príncipe, entrando en una aldea, de
la mente es perseverar con entendimiento
camino, en casa de un labrador rústico?
sano en la verdadera fe, muy confiado de
DISCÍPULO. Sí he visto.
Dios y sin vacilar, ni sustentar opiniones fal-
sas, ni pensar en ellas, ó hablando conforme MAESTRO. Pues de la manera que para en-
á la doctrina que te ha dado. A m a r á Dios trar el Príncipe en la pobre casilla del labra-
de toda la mente es andar dentro de tí mis- dor, el labrador se sale y la desocupa de todas
m o , atento siempre á él, con un puro y sin- sus alhajas, sin quedar ninguna, grande ni
cero amor, sin mezcla de otro extraño ó adul- pequeña, porque el Príncipe trae consigo el
terino, pues nos consta que otro que Dios no ornato y aderezo dignos de su persona; así
puede henchir nuestra alma. A l fin, le has para morar Dios en una alma quiere que se
de amar con todas tus fuerzas ; porque to- desocupe primero del amor de todas las cria-
das las que hay en tí, interiores y exteriores, turas y de sí misma. El Eclesiástico dice:
se han de emplear y consumir según su altí- «Escribe en tu corazón la sabiduría en el
tiempo de la vacuidad ó vacante, y mira bien
que el que más se desocupare de negocios
todo lo que no es D i o s ; y el conocimiento
ese será más lleno de ella». Llano es que la'
que se tiene por las criaturas es como tinie-
sabiduría que sabe y engorda al alma, que es
bla respecto del que Dios infunde en el alma
el gusto dulce de las cosas celestiales,se recibe
desembarazada y libre de ellas : y en verdad
mejor cuanto más vacíoy desocupado tenemos
que es niño cualquiera que juega con estas
el corazon, no sólo del amor de las criaturas
cosas transitorias en su entendimiento y les
sino de los actos de los sentidos interiores y
da lugar en su corazón, y que para ser gran-
extenores; porque, éstos retirados y en silen-
de les ha de dar de mano y desocuparse
cio, el espíritu puro vuela á su Criador, y su-
para sólo el Criador. El profeta Jeremías, y
fre en este tiempo la operación del Espíritu
en consonancia de él el Santo R e y David,
Santo, que obra grandes maravillas en el
dicen que delante de Dios, conviene á saber,
alma, asi desembarazada y vacía. Primero
puestos en el lugar de la oración, hemos
que este divino Espíritu en el principio del
de derramar como agua nuestros corazones;
mundo viniese sobre las aguas y las fecun-
como si dijeran, de suerte que nada les que-
dase y produjese tantas vidas, se' dice que la
de dentro, ni pensamiento, ni afición de las
üerra estaba vacía ó vacante; que es decirnos,
criaturas, sino que á solas lo hagamos con su
hablando al hombre interior, que la tierra de
Majestad; lo cual no se entendiera si dijera
nuestros corazones se ha de vaciar y desem-
como aceite ó miel, etc. E n el Salmo 138 se
barazar de toda criatura, para que pueda re-
escribe : « La noche es mi alumbramiento en
cibir mejor la venida del que todo lo hinche
mis deleites». Y á mi ver, lo que en el sen-
que es Dios. ¡Qué vacío tenía su corazón
tido espiritual dice esta letra es, que en la
aquel que, tratando de la caridad é imperfecto
privación del actual conocimiento de las cria-
conocimiento, decía á los de Corinto: . C u a n -
turas, que esas son tinieblas, como lo dijimos
do viniese lo que es perfecto, evacuarse há lo
en el capítulo X V de ellas en Los Triunfos,
que es en parte y poco. Cuando yo era pe-
están los deleites y gustos suavísimos del alma
queño, hablaba y sabía y pensaba como pe-
del contemplativo: cuya voluntad está en este
queño y niño; pero después que fui hecho
tiempo actuada, y obrando, ó recibiendo, por
varón, evacúe y desembaráceme de las cosas
mejor decir, grandes regalos y riquezas de su
que eran de pequeño». Todo es poco y niñería
Esposo celestial. Para significar Dios este des-
embargo del corazón, mandó en su antigua
l e y , que el altar donde ardía el fuego perpe- corazón es angosto y no caben dos en él», y el
tuo de los sacrificios estuviese hueco y vacío. palio del amor es breve, y no alcanza á cu-
Para que esto se entienda, sobre todo lo dicho brir más que á uno.
hace lo que pasa en el Santísimo Sacramento DISCÍPULO. Parece que quieres decir, que
del altar, que como á la voz del sacerdote, la los justos dejan de ser hombres y son dioses
sustancia de pan desampara su casa y sucede por esencia ; como por virtud de las palabras
el cuerpo de Cristo, quedando solos los acci- de la consagración deja el pan de ser pan y
dentes de pan ; porque en lo sustancial, des- es cuerpo de Cristo.
pues de la consagración, es cuerpo de Cristo, MAESTRO. N O digo tal cosa, porque y o

y en lo accidental es pan; quiero decir, que voy hablando de transformaciones de amor,


ninguna sustancia hay allí de pan, sino solo las cuales todas son accidentales ; que aman-
los accidentes, que por eso se llama transubs- do y o á Dios no dejo de ser lo que soy cuanto
tanciación ; así quiere Él que á la voz suya, á la esencia, sino accidentalmente. Digo que
con que nos llama y convierte á sí, las cria- el alma transformada en Dios por amor, más
turas todas, y nosotros mismos, salgamos jun- vive para Dios que para s í ; porque no ya lo
tamente de nosotros, dejando para Él libre y que le pide el hombre exterior, sino lo que
desembarazada la posada; como lo hizo aquel Dios le ordena, quiere y sigue. Y como el
divino Apóstol, que se atrevió en carne mor- alma está más donde ama que donde anima,
tal á decir: « V i v o yo, ya no y o ; vive en mí sigúese que es más de la cosa amada que suya.
Cristo»; que es como si dijera: En lo espiri- Y en este sentido se puede decir, que los jus-
tual, lo accidental tengo de hombre ; mas lo tos accidentalmente son hombres, y sustan-
sustancial de Dios. Tales nos quiere Su Ma- cialmente dioses , pues por su divino espíritu
jestad para sí, que accidentalmente seamos son regidos y viven; como el hierro caldeado
hombres y sustancialmente dioses, regidos se queda hierro, aunque vestido de las cali-
por su Espíritu y conformes á su beneplácito; dades de fuego, pareciendo más fuego que
para lo cual impide toda criatura que con hierro por esencia; aunque verdaderamente
amor desordenado se posee y ama. Porque no lo es sino por participación, como los jus-
como dijo un Profeta : «El lecho de nuestro tos son dioses.
DISCÍPULO. Admirable doctrina es esta,
por cierto, padre mío, sino que se me asien- para ejercicios tan altos como éstos se requie-
tan mal dos cosas: la primera, que pueda yo re; y así es necesario purgarse primero, aci-
vivir sin mí, como se dice que vivía el Após- calarse y limpiarse. Por lo cual quiero que
tol; la segunda, que siendo el ánima racional sepas, hijo Deseoso, que para perfectamente
no más que una, tenga tantas facultades y convertirte á Dios, el entendimiento y la ra-
haga tan diferentes oficios como si fueran zón han de servir como de ayos del hombre
muchas ánimas. sensual y bestial, apartándole de todos los
MAESTRO. Bien dices que es una en cuanto desordenados gustos y deleites, así de pensa-
á su esencia y sustancia; y siguiendo la doc- mientos y palabras como de obras, para que
trina de Scoto y de otros parisienses, no hay de esta manera alcances la perfecta mortifi-
distinción real entre ella y sus potencias. cación y negamiento de tí mismo, y traigas á
Santo Tomás dice, que hay distinción real en- tal punto este hombre, que de ahí adelante no
tre el ánima y sus potencias; las cuales, con- obre por los sentidos exteriores, ni se derra-
sideradas con diversos respectos, una vez las me más por las criaturas, sino conforme á lo
llama accidentes, otra casi propiedades natu- que la recta razón dictare, y entendieres ser
rales de la misma ánima. voluntad de Dios. Esta mortificación de la
DISCÍPULO. Dejemos, si te parece, esas di- naturaleza te será molestísima y penosísima
ferencias para las escuelas, y digamos con en los principios; pero en el acatamiento di-
Isidoro, que las potencias de tal manera están vino será aceptísima y dará de sí olor, como
conjuntas al ánima, que son una misma cosa un suavísimo pebete y olorosísimo incienso.
con ella; y que por la diversidad de los oficios Conserva tu entendimiento libre de dudas
en que se ocupa tiene diversos nombres. perplejas, fundado en la fe católica, como ya
MAESTRO. Ese es el parecer de Scoto, y te dije, y muy sujeto y rendido de todo en
siguiéndole por ahora, digamos que el ánima todo á la santa Iglesia. Ofrece tu voluntad á
es una (como tienen todos), pero que hay en Dios por perfecta abnegación, desembarazada
ella diversas facultades ó virtudes, las cuales y libre del amor, afición ó inclinación á al-
le dió el Señor como instrumento para obrar; guna de todas las criaturas del mundo. Y con-
sino que con el poco uso están en nosotros serva cuanto te fuera posible, por la divina
confusas, y no con aquella disposición que gracia, tu memoria vacía y desocupada de
34 Conquista del Reino de Dios.
imágenes y formas de todo lo que no es Dios;
conjurados en su favor todas estas cosas tem-
y mira bien que estas fuerzas, así purgadas
porales y terrenas, y el espíritu no tiene aquí
todas y á una, las has de convertir al centro
su reino, sino su destierro (que sus fieles ami-
de tu ánima, á donde Dios mora y está pre-
gos en el cielo los posee), es menester ar-
sente, y allí le adorarás y reverenciarás y
marnos contra la carne y domarla con la dura
abrazarás con estrechísimos abrazos de en-
penitencia, para que desvergonzadamente no
trañable amor. T e n atención que de la ma-
se vuelva y levante contra el espíritu. ¿Quie-
nera que por los rayos solares ves y conoces
res , pues, concebir en tu alma una singular
el sol material, así por estas fuerzas sensitivas
devoción y celo contra tí mismo? Pues haz
serás llevado y adestrado al entendimiento, y
cuenta que estás ya muerto (pues en breve,
del entendimiento al secreto del espíritu, y de
quieras ó no quieras, has de morir), y consi-
allí, finalmente, á Dios. También sabrás que
dera con esto tu alma apartada del cuerpo y
nuestra ánima está en este mundo como me-
junta con la eternidad, y verás luego qué
dia entre el tiempo y la eternidad; y si elige
poco caso haces en este tiempo de los daños
andar á las de fuera y se convierte al tiempo,
y agravios que se le podrán hacer á tu cuerpo
esto es, si se hace temporal, amando las cosas
en la tierra, ó de lo que pasa en el mundo.
que lo son, olvídase, sin duda, de la eternidad,
Sinó, mira el que hicieron los mártires de los
y todo lo que es divino se disminuye en ella,
suyos, sin estar aún despedidos de ellos sus
y se le va por alto y aleja; y como las cosas
almas, con sola la consideración de que en
que de lejos se miran parecen á la vista más
breve los habían de dejar.
pequeñas que son, y tanto menores cuanto
más lejos, y aun llegan con la distancia á no
§ VI.
parecer lo que son, así las cosas divinas que
están lejos de nuestro corazón vienen á.ser
DISCÍPULO. Mucho me ha contentado lo
juzgadas por pequeñas de los que no saben
que me has dicho; así cuanto á la declaración
contemplar la eternidad. Y porque nuestra
del supremo mandamiento del divino amor,
carne hace guerra á nuestro espíritu, tanto
como cuanto á la purificación de las fuerzas
más penosa y molesta, cuanto por estar ella
del ánima; sólo me queda de saber por ahora
en su casa y natural asiento tiene por amigos
lo que parece que tú has dejado de industria,
que es lo primero que te pregunté acerca del
vivir y no vivir de San Pablo, que es cosa que sas presupone este amor extático de San Pa-
siempre me ha hecho dificultad; porque ten- blo, las cuales se han de considerar en cual-
go por imposible que se verifiquen de un quiera que padece éxtasis como él. La primera
mismo hombre, en un mismo tiempo, estas el sérde naturaleza, por quien se dice: Vivo.
palabras: vivo y no vivo. La segunda el sér de gracia, en el cual dice:
MAESTRO. Bien me dio en qué entender No vivo, porque vive en mí Cristo. El sér de la
ese lugar del Apóstol, cuando en nuestros naturaleza inficionada desfallece en esta obra;
Triunfos traté de la transformación ó muer- mas el de gracia crece de manera, que siente
te ó mortificación del amor; y como allí dije el ánima en sí más á Cristo que á sí misma.
tanto, disimulaba con tu petición; mas pues Y así cuanto á la primera vida, vive como si
no quieres perdonarme nada de lo que se te no viviese; porque de sóla la segunda hace
ofrece de duda, yo tampoco quiero dejarte caso, y en esa dice que vive. ¡Y cuánta razón
con ella. San Dionisio, libro De divinis nomi- hay de preciarse el hombre más de que viva
nibus, cita ese lugar; y por parecerle dificul- Cristo en él que de vivir él! ¡ O h ! si dejases
toso al discípulo lo que el maestro decía, obrar en tí á Cristo, ¡ cómo inflamaría tu vo-
como á tí te ha parecido, se puso m u y de pro- luntad, cómo adelgazaría tu entendimiento y
pósito á declararle; y entre otras cosas nota- cómo avivaría tu memoria, para que no ya tú
bles y dignas de su extático entendimiento, en tí, sino él en tí viviese, y tú fueses verda-
dice: que el amor divino causa éxtasis, esto deramente otro Cristo por amor, como San
es, que saca de sí á los que aman y no los deja Pablo, poderoso para convertir muchas almas
ser suyos, sino de la cosa amada; y porque á su servicio, como él! Esta es aquella unión
el del Apóstol para con Cristo era tan crecido tan deseada y tan pedida, y con tantas veras,
que le hacía no ser nada suyo, ni vivir para por el mismo Cristo; el cual, después de la
sí, sino todo para Cristo, atrevióse á decir que Cena, cercano ya á la muerte, hablando con
vivía y no vivía, y que su vida era Cristo; que su Padre, dice: Y o , Padre mío, la claridad
fué como si, más claro, dijera: Soy hecho que me diste, conviene á saber, que sea Dios
Dios por amor, ó háme transformado en Cris- hombre en supuesto divino , dísela á mis
to el amor y soy un Cristo del amor. Dos co- discípulos, por la participación de mi unión,
para que sean una cosa como y o y tú somos;
y o en ellos y tú en mí, para que sean consu- que pide el corazón, el ánima, la mente y to-
mados en uno, y conozca el mundo que tú das las fuerzas interiores y exteriores; bastará
me enviaste y los amaste á ellos como á mí. por hoy lo dicho, avisándote por conclusión
DISCÍPULO. Altísimo vuelo es ese , por y remate de todo, que en lo que más el alma
cierto. pierde es en no tener libre la entrada á su ín-
MAESTRO. N O menos que de águila caudal; timo (donde está Dios) sin el medio del amor
vuelo es que nos hace dioses en Dios y cris- de las criaturas. Por tanto, cualquiera que por
tos en Cristo, é hijos en el Hijo, para que se su mucha negligencia y descuido pierde esta
verifique lo que dijo el Profeta: «Yo dije: libertad, pierde más en una hora, de los espi-
dioses sois, é hijos del muy alto todos». De rituales é interiores bienes, que pudiera ganar
aquí vino á llamarse Cristo vid, y á nosotros si en este tiempo aprendiera todas las escri-
sarmiento, para significar más esta unión es- turas; porque todas ellas se ordenaron y escri-
trechísima que quiere que haya entre él y bieron para que con su ayuda nosotros fué-
nosotros. También se llamó levadura, porque semos entero, interior y espiritual holocausto
la masa después de sazonada es una cosa con para Dios nuestro Señor. Por lo cual te pido
ella, y , como dicen, de su namraleza. ¡Oh cuan encarecidamente puedo, que libre de
corazón distraído y vano, recógete un poco en toda distracción mores dentro de tí, y recojas
tí mismo, ó por mejor decir, en tu Cristo, que ó retires todas tus fuerzas y sentidos (á cuanto
no es otro que tú, y acaba ya de entender que por la divina gracia te fuere concedido) de las
de aquí adelante ninguna otra cosa has de acciones exteriores inútiles al secreto interior;
desear que ser Dios hombre en Cristo, desfa- y cerrando la puerta del corazón, contra las
lleciendo de tí mismo, para que puedas con imágenes y fantasías vanas, que distraen el
el Apóstol gloriarte diciendo: V i v o yo y no ánima, á solas mores con tu Señor Dios, que
vivo yo; vive en mí Cristo. Y porque con esto su santo templo labró dentro de tí; que quien
habrás entendido qué cosa es ser sustancial- sin medio de criatura, esto es, con pureza y
mente Cristo y accidentalmente hombre, quie- simplicidad, se allega á Dios, una cosa se hace
ro decir, qué cosa es vivir más Cristo en nos- con él y es superior á todas las imágenes y
otros que nosotros mismos, y cómo se cumple formas de las criaturas; y como de allí mana
con aquel tan estrecho mandamiento de amor la gracia, abundantemente se derrama por el
hombre, y cunde las fuerzas y potencias de su hasta que le vuelvas á hallar, desterrando de
ánima; y mediante ésta, obran todas con faci- tí todo lo que para tanto bien te fuere impe-
lidad y gusto. A q u í es donde te debes ofrecer dimento ó lo pueda ser, y escoge antes la
todo á Dios y desampararte á tí mismo y darte muerte que hacer cosa contra la voluntad de
todo, y correr como licor derretido en él, ado- Dios ó consentir en un pecado, por leve que
rándole en espíritu y verdad. Y para que pue- sea, y no te fatigues mucho por agradar fuera
das conservar este trato interior y conversa- de Dios á criatura alguna. Conténtate con la
ción celestial con tu Dios, mira que no te de- buena parte de María, sin dar quejas impor-
rrames ni con palabras ni con obras por los tunas como Marta, que esto no lo suelen hacer
sentidos exteriores; porque cuantas más fue- sino los que tienen poco de espíritu y de bien
ren las palabras y obras, tantas más serán las en sus almas. No salgas de tí, te ruego una y
distracciones y los accidentes. Avisóte que muchas veces, que podría ser que una hora de
aquí, más que en otro ejercicio, está nuestra ausencia la pagases con muchos años de en-
salud y bien espiritual; y créeme, que si cons- tredicho, y aun con no volver á entrar dentro
tantemente morares dentro de tí mismo, que de tí jamas. Conviértete sin interpolación á la
serás hecho dentro de tí sin tí. Refrena, pues, soledad interior, y hablando en secreto con-
la naturaleza para que no ande distraída y tigo, di de esta manera: El que yo busco, con
vagabunda á una y á otras partes; porque ningún sentido ni ingenio es comprensible;
cierto es que un discurso desordenado pare á pero las almas puras le pueden abrazar y re-
otro y otro, y muchos impiden la paz del cibir; esto pretendo, y á caza de esto ando; y
alma. Y advierte juntamente con esto, que cualquiera cosa que se me ofreciere, próspera
aun cuando por la gracia de Dios los pecados ó adversa, tengo de sufrirla y acocearla y con-
todos estén ya postrados y muertos en tí, la tinuar mi camino. Nuestro Padre Fray Pedro
inclinación y el fómes perseveran siempre de Alcántara se recogía con solas estas pala-
contigo, y con ellos has de traer guerra per- bras: «Convertios, alma mía, á vuestro des-
petua, mientras durare la corporal vida. canso (que es al centro interior), que os espe-
DISCÍPULO. ¿Y si no siento dentro de mí á ra allí vuestro bienhechor Dios»; y decía que
Dios? con este verso, su alma, como corrida y afren-
MAESTRO. Trabaja con todas tus fuerzas tada de andar callejera, se cerraba dentro de
sí á la conversión de su Esposo. No seas fari-
das de él muy pacíficas. Quien le conquistare
seo en tu corazón, que m u y pocas palabras
y ganare, tendrá dentro de sí el árbol de la
bastan para este recogimiento, y las muchas
vida, que resiste á la eterna muerte; y el que
suelen impedirle. Por tanto, calla, reposa y
seguro le poseyere, será bienaventurado.
sufre; confía en Dios, y lo que fuere de tu
DISCÍPULO. Y O no quiero más de lo que tú
parte, hazlo de buena voluntad; y cre'eme, que
quisieres; aunque sé cierto que la noche me
muy en breve serás maravillosamente alum-
ha de parecer muy larga con el deseo que he
brado, para conocer las perfectísimas sendas
concebido y llevo de oirte hablar en materia
de la vida interior. Y esto basta para que sepas
tan alta. Dame tu bendición.
andar dentro de tí, que es lo que yo más deseo
MAESTRO. La de Dios te acompañe y nos
que saques de tratar conmigo.
alcance á todos. A m é n .
DISCÍPULO. Bendito sea Dios, que me dió
tal maestro, tan verdadero y tan seguro: yo (Y advierto al religioso y pió lector, que en sólo
no pienso salir de esta doctrina un punto, ni este Dialogo esta la suma de toda la mística Teología,
y que es fuente de vida perdurable y camino certísi-
cansarme en leer otros libros. Sólo te pido
mo para la perfecta unión con Dios.)
humildemente , que no me encubras estas
sendas y caminos, que dices que hay en la
vida interior.
MAESTRO. Y O , hijo, estoy muy cansado, y
tú tienes bien que rumiar en lo que has oído.
L a noche nos convida á silencio, y es justo
que le guardemos. Por la mañana trataremos
de la conquista del Reino de Dios, que, como
has visto, está dentro de nosotros, cuya gran-
jeria es mejor que cualquiera otra de oro y de
plata; más precioso es que todas las riquezas
del mundo; y cuantas cosas se pueden desear
en él, son nada en su comparación. Sus ca-
minos, caminos son de hermosura, y las sen-
DIÁLOGO SEGUNDO.

EN Q U E SE TRATA DE LA CONQUISTA DEL REINO DE DIOS,

QUE ESTÁ DENTRO DE NOSOTROS, Y DE LA VERDADERA

PENITENCIA Y DESTIERRO DE LOS PECADOS, QUE DESTIE-

RRAN DE NUESTRAS ALMAS ESTE REINO.

S I.

M AESTRO. ¿Cómo no ha venido mi discí-


pulo, habiéndose despedido de mí con tanto
deseo de oirme tratar del Reino de Dios?
Quiera Su Majestad no le haya acobardado la
dificultad de las cosas en que ayer metí tanto
la mano; que suele ser esta tentación ordinaria
en todos los que comienzan negocios graves;
y muchos, no advirtiendo que lo precioso
tiene anejo á sí lo dificultoso, y que tanto lo
es más el camino de la virtud, cuanto ella
excede á todas las pretensiones de hacienda,

f
honra, letras y dignidades, y á lo demás que aquella fuente, cuya agua apaga en el hombre
tiene precio en el mundo, con gran daño y la sed de todo lo que no es Dios, y da saltos
pérdida de sus almas vuelven atrás de lo co- para la vida eterna.
menzado, haciendo con esto su salvación in- MAESTRO. Y O te respondo de eso, si con
cierta y dudosa; porque el que pone mano al cuidado y perseverancia buscas ese cordial
arado y mira atrás no es conveniente al Reino Reino y su justicia.
de Dios. El cual manda que éste se busque DISCÍPULO. ¿ A qué llamas justicia de ese
primero, y principalmente y ante todas las Reino?
cosas, con seguro de que las que se pueden MAESTRO. A las leyes y condiciones, según
desear en la vida presente, y que los munda- y conforme á las cuales se vive en él, y con
nos tienen por principales, se nos darán de las que se ha de comenzar á combatir, y sin
gracia y de añadidura. las cuales es imposible salir con esta empresa.
DISCÍPULO. Dios sea contigo, maestro mío. No quiero por lo dicho que desmayes, ni
MAESTRO. Y contigo, hijo mío Deseoso, pierdas ese buen ánimo que tienes, pues no
tan deseado y esperado, que temí no habías le perdiste en lo primero, que es el fin de toda
de volver y estar á lo prometido. esta conquista. Ni quiero tampoco que pien-
DISCÍPULO. Buen concepto tienes de mí, ses que hay imposibilidad en tu pretensión;
dificultad sí, y muy grande, especialmente en
por cierto, y bien viene lo que has pensado
los principios; porque se han de destruir todos
con lo que y o traigo determinado en mi
los malos hábitos que en tí hubiere, y adqui-
alma.
rir otros de nuevo, conformes á las leyes de
MAESTRO. ¿Qué?
este santísimo Reino. Y o te mostraré, como
DISCÍPULO. N O volver atrás, aunque pierda
dice Salomón, el camino de la sabiduría, y te
mil veces en esta empresa la vida. Y o con- guiaré por las sendas de la equidad; en las
fieso que no me han faltado tentaciones, y cuales, si animosamente entrares, no se estre-
que he tenido, como dicen, el agua á la gar- charán tus pasos, irás anchuroso y holgado,
ganta; pero de todas me libró el Señor, y me y sin pesadumbre ni tropiezo correrás por
ha dado confianza de que se me ha de descu- ellas. Lo estrecho de este camino está en la
brir aquel su Reino, ó templo santo, donde él entrada; lo dificultoso hallarlo has en el prin-
tiene sus riquezas y mora como en el cielo; y
cipio, que en el fin dirás lo que el Profeta: So-
extremos, que son los trabajos anejos á ellas.
bremanera es anchurosa vuestra ley. La vara
L o que aquí hay de consideración es, que los
de Moisés arrojada en el suelo y apartada de
leones, que suelen espantar á los bobos y co-
sí, parecía serpiente temerosa; mas asida por
bardes, no son leones verdaderos, sino pin-
la cola, era vara lisa. No eches mano de lo
tados y de oro, que ayudan á la subida: son
presente, que es la cabeza de la serpiente, leones en la imaginación del cobarde , de
que muerde y lastima, sino de lo futuro, que quien dijo Salomón: El perezoso dice: el león
eso es asirla por la cola. A San Pablo le pa- está fuera, á la puerta de casa; en miiad de
recía momentáneo y ligero todo lo que de esas plazas tengo de ser muerto. Es muy pro-
trabajo había en la vida mortal y perecedera; pio del cobarde y perezoso temer donde no
pero tenía fija la consideración en las cosas hay de qué, y fingir para sí leones donde
eternas y no sujetas á los ojos corporales; que todos andan seguros y negociando. San Agus-
si éstos se ponen en las que lo son, no es po- tín confiesa de sí, que al principio de su con-
sible salir con ninguna pretensión virtuosa. versión se le hacía muy dificultosa la subida
El trono que hizo Salomón para ostentación por estas gradas, y los leoncillos pintados le
de su autoridad real, dice la Sagrada Escri- parecían leonazos vivos, que le habían de tra-
tura que era todo de marfil, chapeado y la- gar; mas aparecióle una matrona muy vene-
brado de oro fino, tenía por remate un cha- rable, de gran autoridad y hermosura, y al-
pitel redondo, como corona, de admirable zando un manto con que venía cubierta, des-
artificio y coste. Para subir á este trono había cubrió un crecido número de niños y niñas
seis gradas, y en los remates de cada una dos de tierna edad, y entre ellos algunos viejos y
leoncillos, relevados de oro, á los cuales se enfermos, y díjoles: ¿Qué esperas, hombre
iban asiendo los que subían. Este es, á mi cobarde y medroso? ¿No podrás tú, hombre
parecer, un dibujo del trono de Dios, á donde barbado y robusto, lo que pudieron estos ni-
Su Majestad hace ostentación de su gloria. El ños y niñas, estos viejos y estos enfermos? Y
chapitel redondo significa la corona que se da dicho esto, desapareció; y el Santo quedó
como avergonzado y confuso de su cobardía,
á los soldados que varonilmente han peleado:
y desengañado de que en virtud sólo el pa-
hay gradas para subir, que son las virtudes
recer espanta; que á la verdad más deleite se
hermosas y de codicia; pero con leones á los
*
halla en ella que en el vicio, como lo confesó
en entredicho para las cosas que son de mi
el más vicioso del mundo, que fué Epicuro.
gusto, según la carne, para entrar en la pose-
sión de él. Toda la artillería se ha de asestar á
§ II- mí, y hasta caer yo en tierra no ha de cesar;
porque en cayendo yo vencido, se descubre
DISCÍPULO. ¿Es todo eso así á la letra del
el reino y centro soberano, donde se ve y
glorioso Padre San Agustín?
contempla á Dios, y aquel tálamo del pacífico
MAESTRO. La doctrina es suya; pero este
Salomón, que tiene sus deleites y regalos con
aparecimiento, aunque algunos se le atribu-
los hijos de los hombres.
yen, yo no le he leído en sus obras. Pero sir-
DISCÍPULO. Según eso, ¿la guerra es con-
ve de ampliación y declara bien nuestro in-
tra mí?
tento; y en el libro vi de sus Confesiones pa-
MAESTRO. S Í , y tú solo has de padecer los
rece que se reprende á sí mismo, viendo lo
golpes y las heridas, y en ninguna cosa has
mucho que los niños y niñas hacían, y su co-
de ser jamas en tu favor, sino siempre contra
bardía en el servicio de Dios.
tí; y pues vienes decidido á llevar adelante tu
DISCÍPULO. Y a deseo oir las condiciones
buen propósito, con el ayuda y favor de Dios
con que se ha de comenzar esta divina con-
(que de otra manera son vanas nuestras pre-
quista, que bien sé que parece fortaleza el
tensiones todas), quiero que sepas que las
Reino de Dios, que así lo dijo nuestro Re-
condiciones con que has de comenzar esta
dentor, por San Mateo; y que sólo los valien-
conquista son dos. La primera es desterrar de
tes y esforzados se apoderan de él y le gozan.
todo punto los pecados de tu alma por la ver-
MAESTRO. N O digas valientes, sino violen-
daderísima penitencia. La segunda , pelear
tos, que así los llama el Evangelio: Et violenti
con doce enemigos, que defienden la entrada
rapiunt illud\ hombres que se violentan á sí
de este divino Reino como doce fieros jayanes,
mismos; que el reino que buscamos no se de-
los cuales vencidos, queda libre el reino para
fiende de nosotros, ni hay en él tiro de arti-
morar en él con mucha paz; guardando, em-
llería ni arma para resistirnos. Toda la resis-
pero, las leyes que después de conquistado te
tencia está de nuestra parte: y o soy el que me
daré, que serán pocas y esas muy esenciales.
hago guerra á mí mismo, y el que me pongo
Y porque el orden y concierto en todas las
disciplinas facilita muchas dificultades y da
mucha luz para la inteligencia de lo que en enemigo suyo; y la penitencia verdadera es el
ellas se trata, antes de enseñarte el cómo de- medio para tornar á su amistad; y como no
bes hacer penitencia, quiero saber si sabes qué puede haber amistad con Dios sin confor-
cosa es penitencia. marse con él en el querer y no querer, y en
el amar y aborrecer, de aquí procede, que el
§ III. c^ue vuelve á Dios y se quiere reconciliar con
El y ser su amigo, ha de aborrecer necesaria-
DISCÍPULO. Creo cierto que como nunca mente lo que Dios más aborrece, que es el
la hice, á lo menos de veras, así ignoro lo pecado; porque no hay verdadero amor donde
esencial de ella. Lo que comunmente he oído no hubiese aborrecimiento de aquello que es
decir, y lo que se lee en los Doctores santos, contrario á aquello que amamos; y no ha-
es que la penitencia es un dolor voluntaria- biendo cosa tan contraria á Dios como es el
mente tomado por haber ofendido á Dios, p e c a d o , quien le tuviere amor y deseare
sumo é inconmutable bien nuestro, con pro- amistad con El, ha de aborrecer el pecado, su
pósito de nunca más ofenderle y de satisfacer contrario; y naciendo este aborrecimiento del
con la debida pena. amor que á Dios se debe, como el amor para
MAESTRO. Bien dices, que esa es la ordi- con El ha de ser sin tasa y sin medida, amán-
naria definición ó descripción de la peniten- dole y estimándole á El más que á todo lo que
cia; y la que es verdadera, todas esas partes debe ser amado y estimado; así el aborreci-
incluye, contra Lutero y otros herejes, que miento y odio contra el pecado ha de ser muy
quisieron que no sea más que resipiscencia y grande y sin limitación, aborreciéndolo más
enmienda de vida, excluyendo el dolor de lo que todo lo que debe ser aborrecido. L a
pasado. Mas el Concilio tridentino dice: que grandeza de este aborrecimiento declaran los
ninguno puede comenzar vida nueva, si no es teólogos con llamarla detestación del pecado,
pesándole de la pasada. Y porque entiendas la cual siempre se halla en la penitencia ver-
de raíz esta materia y sepas en qué consiste dadera; y de ella nacen las dos cosas que se
la penitencia, debes notar: que el pecado incluyen en la penitencia, que son dolor y
mortal aparta al hombre de Dios y le hace tristeza de los pecados pasados, y deseo y
propósito de guardarse de los que están por
venir. Porque el haber en mí, cuando á Dios hizo; y lastimados por ello, volver á ello las
me torno, cosa que aborrezco, por ser contra- espaldas, y poner el rostro de nuestro intento
ria á él. cuya amistad quiero, me causa do- y de nuestro amor en el Señor, y enderezar á
lerme y entristecerme por haber cometido el él los pasos de nuestra vida con la enmienda
pecado. Y también de tener aborrecimiento de ella.
contra él nace el guardarme de pecar para MAESTRO. Huélgome de que tan bien lo
lo porvenir, como de cosa de mí muy aborre- hayas entendido; y tan propia es esa conver-
cida. Y tanto será mayor el dolor del pecado, sión en la penitencia, que consultada la len-
y mayor el deseo de guardarme de pecar, gua hebréa, la palabra con que significa y da
cuanto fuere mayor el odio y detestación con- á entender la penitencia se deriva del verbo
tra el pecado; porque ambas cosas nacen de que quiere decir tomar, volver ó convertir. Y
ella. esto se confirma con ver que siempre en la
DISCÍPULO. Luego no hay verdadera pe- Sagrada Escritura, cuando se trata de la pe-
nitencia cuando alguna de estas dos cosas nitencia y de la enmienda y corrección de los
falta. pecadores, se hace por estos verbos: conver-
MAESTRO. A S Í es de ley ordinaria; porque
tios ó volveos. E n Zacarías está escrito: «Con-
como es señal y prueba de no aborrecer el vertios á mí y yo me convertiré á vosotros».
pecado no tener dolor del cometido, así lo es Jeremías dice al alma pecadora: «Tú has for-
nicado con muchos amadores; pero conviér-
no poner cuidado en lo que está por venir
tete á mi, y y o te recibiré como amigo y pa-
para cometerlo; y de este cuidado nace y tie-
dre». E n el Salmo 118 dice David: «Pensé en
ne principio la enmienda de la vida que se
mis caminos y convertí mis piés; di la vuelta
halla en los que tuvieron penitencia.
y tomé buen camino, porque iba errado». Y en
DISCÍPULO. Muy bien me parece esta tu ra- los Proverbios dice Salomón: «Dad una vuel-
zón; y de ahí debe proceder, que el que hace ta, Señor, á los malos, y no serán». Como si
penitencia se diga convertirse á Dios; porque dijera: Haced que vuelvan á miraros, y de-
si el pecado hizo el daño, que es apartarnos jarán de ser lo que son y serán lo que de-
de Dios, á quien pecando volvimos las espal- ben. Por aquí comenzó Cristo sus sermones;
das; el volvernos, tornarnos ó convertirnos á y el Precursor no clamaba otra cosa sino que
Dios, será aborrecer lo que tanto mal nos

0 1 0 I 3 9
hiciesen penitencia y frutos dignos de peni-
tencia. biendo amor de Dios, hay aborrecimiento del
DISCÍPULO. Según eso, ni las lágrimas, ni pecado, que es contrario suyo. Este aborreci-
los apuros, ni el cilicio, ni otras más rigorosas miento causa los efectos que se incluyen en la
penitencias sirven de nada, si no hay verda- penitencia verdadera, como hemos declarado")
dera y amorosa conversión á Dios, con abo- y cuanto á los ayunos y disciplinas, y las obras
rrecimiento del pecado, en la forma que todo que se llaman de penitencia , porque son
lo que me has dicho da á entender. muestras y efectos de ella. Cierto es, que si no
MAESTRO. Bien dijiste, porque sin amor precede la penitencia interior, con aborreci-
no se puede llamar nuestra penitencia y con- miento del pecado y conversión á Dios, no
versión verdadera, aunque haya penitencia aprovecha para por solas ellas alcanzar per-
Los dañados en el infierno la tienen, y viven dón, gracia y gloria, aunque para otras cosas
en angustia y congoja perpetua; pero es peni- sean de provecho. Porque de la manera que
tencia rabiosa la suya, y sin fruto; porque no los ramos de un árbol, estando unidos con su
se convierten por amor de Dios, sino con fu- tronco y aprovechándose de la raíz, pueden
ror y rabia contra e'1, blasfemando su nombre producir el fruto que es propio del árbol; mas
santísimo Saúl dijo: «Pequé»; y no le valió su cortados de él no lo producirán, aunque pue-
pesar; y Judas apesarado volvió los dineros á dan servir para otras cosas; así las obras de
los pontífices y se condenó; porque al uno y penitencia juntas con ella, y habiendo ella
al otro falto el volverse á Dios por amor y precedido en la forma que te he declarado,
con deseo de su amistad; que la raíz de donde dan fruto y tienen su merecimiento; mas apar-
viene a la penitencia alcanzar perdón de pe- tadas de la raíz, que es haberse convertido á
cados, el amor y la caridad es, como se colige Dios, con aquel aborrecimiento y dolor del
de lo que dijo Cristo á la Magdalena: «Mu- pecado y buenos intentos que te he dicho, no
contentan á Dios de manera que se alcance su
™ ° \ P e C v ° c S C k p 6 r d o n a n ' P 0 1 W amó perdón y su gracia; aunque sean de provecho
mucho». Y Santo Tomás dice, que el primer para otras cosas, en que yo ahora no me pue-
acto de la voluntad es acerca de su propio
do detener por no gastar tanto tiempo en este
objeto, que es el bien, y luego se sigue el odio punto.
mal ' 3ue es su contrario; y así, en ha- DISCÍPULO. Bien has salido con tu inten-
ción, y y o con entender lo que es penitencia,
pecados pasados, como muchos, que en re-
y así podrás proseguir esta materia conforme
volver y traspalar ese estie'rcol andan siempre
á lo prometido ; porque y a deseo conocer
ocupadísimos, y en él como jumentos se pu-
aquellos fieros j¡gantes que defienden la en-
dren, y dando vueltas como rocines de noria,
trada del Reino de Dios.
los ojos tapados para considerar los benefi-
cios divinos, la bondad de Dios, las riquezas
§ VII.
del cielo, la pasión y muerte de Cristo nuestro
Redentor, y otras cosas con que se enciende
MAESTRO. Escribe, pues, que ya es tiempo
el fuego de la caridad, y se aumenta la devo-
de hablar de tu particular. Ante todas cosas,
ción; al cabo de muchos años se hallan en el
procura hacer un riguroso examen de tu con-
mismo lugar y asiento en que comenzaron,
ciencia, sin dejar rincón en ella que no se
sin aprovechamiento ninguno; antes cargados
mire y remire una y muchas veces con la di-
de escrúpulos y con grandes inquietudes y
ligente consideración. Y vuelto luego á tí
miedos de conciencia, ocupando confesona-
mismo y con mucha indignación, como con-
rios y probando confesores, sin asegurarse
tra enemigo, pesa tu ingratitud y la bondad
jamas, ni creer cosa que se les dice. ¡Oh pé-
infinita de Dios, y confiere la una con la otra;
sima y trabajosa ocupación!
y concibiendo por una parte odio contra tí
DISCÍPULO. ¿Pues no es bueno tener me
mismo, y por otra confianza en Dios, trata de
moria de los pecados?
buscar confesor (si te fuere posible) santo y
MAESTRO. Sí es; pero no de manera que
sabio, y con humildad y simplicidad y pureza
borre la de Dios y la de sus beneficios y mi-
manifiéstale todos tus pecados, y de buena
sericordias. Sí, que más excelente camino es
voluntad oye sus consejos y admite la peni-
el del amor y agradecimiento (como dice San
tencia que te impusiere. Y hecho esto, no
Pablo), que no el de los temores y miedos,
quedando sin miedo de lo pasado, aunque
causados más de amor propio que de senti-
confiado en el perdón, te has de determinar
miento de las ofensas por el ofendido, que es
con veras de nunca más ofender á Dios, mor-
Dios. Los pecados, después de confesados y
tal ni venialmente, á sabiendas y de propósito.
llorados, se han de mirar como los hijos de
Y no gastes toda la vida en la memoria de ios
Israel miraban á los jitanos, ahogados en el
profundo del mar, que no se quedaron allí piro y una lágrima derramada con esta consi-
pasmados ni embelesados, como estatuas de deración, tan desinteresada y libre de amor
piedra, sino llenos de temor de Dios y de propio, vale más y puede más, para perfecta-
confianza en él y en su siervo Moisés, como mente alcanzar perdón, que todo el dolor y
gente agradecida á tanto beneficio, comenza- pena del mundo con otro cualquiera respecto.
ron á cantar alabanzas á su Criador y bien- Y la penitencia, que así procede y mana del
hechor, diciendo: «Cantemos al Señor, que amor divino para mayor confianza para con
gloriosamente y muy á su honra triunfó de Dios y en el sufrimiento de cualesquier tra-
Faraón y de sus ejércitos»; y cantando y cami- bajos y tribulaciones, nos hace más alegres de
nando á la tierra de promisión todo fué uno.
alegría espiritual.
¿Y qué son los pecados confesados sino jitanos
muertos en el mar de la pasión del Hijo de § VIII.
Dios, que nos obligan al amor y temor suyo,
y á fiar de su bondad y misericordia? Pero'no Y si deseas, como es razón, que en breve
nos quedemos en la playa y ribera de este tiempo te sean perdonados tus pecados todos,
mar, al olor de los cuerpos muertos, conside- considera con entrañable afecto dos cosas. L a
rando en ellos toda la vida, pasmados y em- una, de parte de Dios, conviene á saber: su
belesados; sino fiados de que ya están muer- grande majestad, fidelidad y caridad, y el in-
tos, caminemos adelante en la conquista del menso tesoro de la pasión y méritos de Jesu-
nuevo Reino, con nuevos propósitos de nunca cristo, que por tu amor dió su sangre, para
mas ofender á Dios, y de huir todas las oca- con ella lavar tu alma; y pudiendo con sola
siones grandes y pequeñas que para impedir una gota satisfacer por mil mundos que tuvie-
esto se ofrecieren. Pero también quiero que ran la necesidad de remedio que tú, la quiso
sepas, que no te has de doler tanto por los dar toda en la cruz. Y luego después de esto,
danos que incurriste pecando, que son mu- pesa lo segundo tu mucha ingratitud y lo poco
chos, cuanto por la ofensa que hiciste á tu que de tu parte hay con que poder pagar,
amantísimo Padre y Señor Dios, que por ser aunque (como dice el Evangelio) te vendan
quien es merece que todas las criaturas le á tí y todas tus cosas en pública almoneda; y
amen, sirvan y obedezcan. Un pequeño sus- despreciada tu satisfacción, por grande que
parezca, en cuanto tuya, y á solas, con un tor-
cia de Dios, con que no sólo recibe á los pe-
tísimo y perseverantísimo amor te convierte á
cadores, sino que también los consuela, abra-
Dios, como á fidelísimo amigo, que ni quiere
za y da ósculo de paz, hace fiesta y manda
ni puede echar de sí, ni despedir de su casa á
matar el becerro más gordo, y que de su casa
cualquiera que á Él se llega y en Él pone su
se destierre toda tristeza, como lo vimos en el
confianza; que, como dijo el Profeta: «Sacrifi-
hijo pródigo; cuando el alma atentamente la
cio muy agradable á Dios es esperar en Él». Y
considera, así se compunge y se le aprieta el
podría ser que hicieses esto con tanto fervor,
corazón, con dolor y displicencia del pecado
tan confiado en Dios y en su pasión sacratí-
y de sí misma, que pide no sólo que Dios le
sima, cuanto de tí desconfiado y satisfecho de
perdone, sino que para honra de su divina
que ni puedes nada ni eres nada; tan apesa-
justicia la castigue y dé las penas debidas á
rado de haber ofendido su bondad y con tan
sus culpas, aunque igualasen con las que pa
firme propósito de nunca más ofenderle, que
decen los dañados en el infierno, con tal que
todos tus pecados, aunque en número fuesen
sea admitida á su amistad; y cuanto Dios más
más que las arenas del mar y en gravedad
la consuela y regala, tanto más siente sus pe-
excediesen á los de todas las criaturas juntas,
cados, juzgándose en esta consideración por
así perfectamente y en un punto se te perdo-
indigna de todo consuelo y por merecedora
nasen como si nunca los hubieses cometido
de todo castigo.
ni pensado en ellos; que no mira Dios, como
DISCÍPULO. P O C O S se convierten á Dios de
dice San Efrén, qué tal ha sido el hombre
esta manera, y debe ser la más alta que se
cuando á El se convierte, sino como le halla
puede hallar en la vida.
así le recibe. Y no dilata Dios el oir al
MAESTRO. El que llegase á tal punto, que
que de veras se vuelve á él, ni le zahiere el
igualmente le fuese acepta la divina justicia
tiempo que ha estado fuera de su servicio,
que la misericordia, quiero decir, que con el
ni inquiere cuántos días y cuántos meses'
conocimiento de sus culpas no rehusase cua-
ni cuántos años ha servido á su enemigo-
lesquiera tormentos, por graves y atroces que
solo mira la humildad, las lágrimas, los ge-
fuesen, antes en ellos se deleitase, ¡cómo se
midos y el dolor que trae cuando viene y se
deleitaría viéndose absuelto á culpa y á pena
arroja á sus piés. Esta liberalidad y clemen-
como otra santa pecadora á los piés de Cristo!
porque en este castigo resplandece la divina
misericordia. Sin ninguna duda oso afirmar, malos pensamientos ó engendrarse alguna
que los pecados todos de este hombre así re- poca de afición carnal, les hurtes con destreza
signado se consumirían y desaparecerían más y ligereza el cuerpo y te conviertas á Dios,
presto que una gota de agua ó una pequeña único refugio y defensor tuyo: porque con la
arista en un fuego mayor que el del horno de tardanza y perniciosa disimulación estas pa-
Babilonia; porque llegó al último grado del siones crecen y se apoderan del castillo del
negamiento de sí mismo. corazón, y puédense después despedir y echar
de él con grandísima dificultad ; y si tienes
cuidado en estorbarles la entrada ó el hacer
§ IX.
asiento en el alma, á muy poca costa y casi
DISCÍPULO. ¿ Que' sientes tú de las recaídas sin pesadumbre te librarás de ellas. ¡ A y del
de algunos varones ilustres y aventajados en que se descuida en cosas pequeñas , que muy
santidad , y de muchas canas y años de espi- cerca anda de caer en las mayores! Sí, que ne-
rituales ejercicios? gocio llano es que cuanto más se retienen los
MAESTRO. Que no sacaron de raíz y de pensamientos malos en el corazón, tanto más
cuajo los pecados de sus almas , ni murieron se apoderan de él; y cuanto más á la larga se
perfectamente á ellos ; y quedándoseles algu- se procede en ellos, tanto es mayor el peligro
nos raigones escondidos en lo secreto del co- y la vuelta a Dios mas dificultosa. Cuanto
razón, como enemigos en celada, cuando más más, que nuestro adversario, que jamas des-
seguros salieron y dándoles zancadilla, mise- cansa ni duerme, ni nos deja de seguiry acom-
rablemente los derribaron. Por lo cual debes pañar á cuantos pasos damos ; á la parte que
mirar diligentemente á qué vicio te sientes nos siente inclinados , como tan sagaz y astu-
mas inclinado; y sabido el que es, aplicar allí to, se acomoda y aplica, y administra fuerzas
toda la artillería de las virtudes: porque como á la maldad. T o d o se hace ojos, como otro
la experiencia nos ha enseñado, por un sólo Argos, y atento á lo que hablamos y tratamos,
portillo se suele perder una ciudad. Y sea la y al semblante que hacemos en los sucesos de
resistencia luego en los principios de manera la v i d a , ninguna ocasión pierde en nuestro
que en sintiendo brotar en tu alma algunos daño. Por una ventana muy pequeña se entra,
si inconsideramente la halla abierta; y cuando
5
está todo cerrado , se suele entrar por un res- Verdaderamente son más y mayores los favo-
quicio, y saquear todo nuestro caudal y sus- res que hay de nuestra parte, que los enemi-
tancia. A u n q u e , cierto, el dejarnos vencer del gos que nos hacen guerra ; sino que para al-
demonio es cobardía grandísima y que nos canzar victoria es menester huir á los montes
queda sin excusa para el día de la cuenta, como Eliseo, é insistir en la oración con per-
como lo sería en un soldado armado de todas severancia, de día y de noche; que la que sale
armas que se rindiese al aguijón de un mos- de nuestro corazón encendido y ferviente
quito; porque, como dijo Santiago, en hacién- abrasa y quema á nuestro adversario y le des-
dole rostro y resistiéndole un poco, va corri- tierra lejos de nosotros. En todas tus necesi-
do, y lieno de confusión huye de nosotros. dades acude á Dios , y con un saludable me-
Desdichado del que así vencido bajase á aqué- nosprecio tuyo, como pobrecillo mendigo y
lla no conocida-región del infierno , porque siervo sin provecho, postrado á sus piés, mués-
será mofa, escarnio y risa de toda la vil canalla trale y descubre tu conciencia mal mortifica-
de los demonios, que no es pequeño tormento da; y perseverando en su acatamiento, aunque
entre los demás que allí se padecen. Y es la te parezca que no te ove, ten por respuesta de
razón, porque e n esta Iglesia militante, cuya que tu oración le es acepta , el sufrimiento y
cabeza es Cristo, tanto de gracia y ayudas de paciencia en tu trabajo , y el no declinar á
costa tenemos , si acudimos con humildad á placeres vanos y fuera de Dios. No confies en
Dios, que nos es fácil echar por tierra y ven- alguna de las criaturas, ni en tí mismo, porque
cer todos nuestros enemigos visibles é invisi- si esto haces , hallarás al cabo de la jornada
bles. Sí, que escrito está: Pedid y recibiréis; y frustradas todas tus esperanzas y mentirosas
en otra parte: Ensancha íu bocay llenártela he'. todas tus promesas , y perdido el tiempo,
Y en otra : Cualquiera cosa que orando pidié- trabajos é industria, y con mofa y escarnio se
reis, tened fe de que la recibiréis. Temió el dirá de tí: «Veis aquí un hombre que no puso
criado de Eliseo. dice la Escritura, acabar con á Dios por ayudador y defensor suyo , sino
la vida viendo los coches y caballería del rey de esperó en la muchedumbre de sus riquezas,
Israél, y hace oración el Profeta,y vió luego el espirituales ó temporales , y prevaleció en su
monte lleno de hombres de á caballo armados vanidad».
en su defensa, y perdió con esto el miedo.
del demonio y su soplo resucita y mata á quien
§ x. primero le mató. C o m o se dice del huevo del
áspid , que quien le quiebra muere. E l reme-
DISCÍPULO. ¿Qué haré , Padre mío , que dio que dan los santos para estas representa-
muchas veces me aflige y molesta el enemigo ciones tan molestas y peligrosas es la repre-
con la representación de los antiguos peca- sentación de Cristo crucificado, y con mucha
dos , y aborreciéndolos yo de todo corazón, razón, por cierto; porque si la piedra imán
parece que los amo de todo corazón , y que
tiene virtud de atraer el hierro , y muchas
me deleito en ellos?
yerbas la tienen para curar enfermedades,
MAESTRO. Y O no me maravillo de ver esos
como se dice del dítamo, que saca la saeta _
muertos resucitados ; porque , como dijo el metida en las entrañas, ¿por qué la pasión de
santo Job, el soplo de la antigua serpiente es Cristo, que fué recetada en el cielo contra los
de manera, que los carbones, una vez apaga- pecados vivos , no ha de bastar para tener á
dos y fríos, hace que ardan y levanten llama- raya y lanzar de nosotros los pecados muer-
radas; ni me pesa de que te sean molestos, tos? No hay clavo que así despida y saque otro
porque no te puede dañar lo que contra tu clavo, como la imagen de Cristo puesto en la
voluntad padeces , ántes aumenta la corona y cruz , representada y plantada en el corazón,
el premio. Sería, empero, para llorar , que te despide y destierra de él todo mal pensamien-
sucediese lo que á uno de los Macabeos , que to y mal deseo. Más digo yo: sólo mirar devo-
le mató un elefante que había él muerto Y al tamente á Cristo en la cruz con los ojos cor-
fin vemos cada día hombres, que cuando sus porales compone un hombre y le hace volver
pecados vivían y reinaban en ellos, con el sobre sí; que, como notó agudamente un sabio,
favor de Dios y por virtud de la penitencia los los soldados le taparon los ojos en el Pretorio;
vencieron y alcanzaron victoria y triunfos porque estando descubierto les ponía empacho
gloriosos , y después murieron á manos de y causaba reverencia, y no osaban llegar á él.
esos mismos pecados , vencidos y muertos. Conserva, pues, esta imagen preciosa de Cris-
Que, como el huevo frío y helado, con el calor to viva en tu memoria, en todo tiempo, lugar
de la gallina vive y sale á luz ; así el pecado, y negocio , así en la prosperidad como en la
si halla lugar en la conciencia , con el calor adversidad. Y si comieres, moja todos los bo-
cados, como en una salsa soberana y apetito- de Dios ni para edificación de los prójimos
sísima, en la sangre de sus pi-eciosas y rosadas son de provecho ; sólo sirven de vaciar el co-
llagas. Cuando bebieres acuérdate que tu Dios razón de la devoción y calor espiritual; y al
gustó por tí hiél y vinagre y la muerte, como fin está escrito: * De toda palabra ociosa que
dijo San Pablo. Cuando te lavares no te olvi- los hombres hubieren hablado, han de dar
des del costoso lavatorio con que Dios lavó cuenta estrecha en el juicio de Dios». E l mu-
tu alma sucia y asquerosa con pecados. Cuan- cho hablar de fuera, dice San Bernardo, digno
do te fueres á acostar, mira bien la cama du- es de mucho aborrecimiento ; mas la habla
rísima en que tu Dios durmió aquel postrero interior con Dios merece toda alabanza.
sueño de la muerte , y sobre su corona de es- DISCÍPULO. ¿Qué llamas palabra ociosa?
pinas, como sobre una almohada sembrada de MAESTRO. La que carece de buen fin; y
rosas y de muchas labores, reclina tu cabeza. porque y o le quiero dar á esta plática, porque
Y si con el hombre exterior ha de haber este se hace hora de recogernos, avisóte que pon-
cuidado , ¡cuánto mayor le pedirá el hombre gas muy gran cuidado en la lengua, que, como
interior y divino! No seas de aquellos que dijo el Sabio, en ella está la muerte y la vida;
hacen sus obras por costumbre y sin conside- y cuando necesariamente hubieres de hablar,
ración , salgan como salieren ; sino está siem- sea con pecho cristiano y limpio, con palabras
pre advertido que el entendimiento y la razón agradables , pocas y humildes , cercenando
precedan á todas y vayan delante-, porque toda materia de conversación prolija y larga.
donde los sentidos son los primeros, está sin Nunca porfíes contradiciendo á alguno, antes
duda el manantial de todos los males y el de buena gana da lugar á quien contigo por-
vivir según el hombre animal , que en el pri- fiare . para que puedas tener de esta manera
mero de estos Diálogos queda condenado. paz segura y nunca perturbada con Dios.
Guarda la vista cuanto te fuere posible , de
§ XI. suerte que vanamente no se derrame; porque
de la poca cautela en el mirar de ordinario
Ante todas cosas, cuanto á lo exterior, tra- entran en el alma muchas imperfecciones ó
baja de refrenar tu lengua y apártate de ha- imaginaciones dañosas y se levantan muchos
blillas ociosas y jocosas, que ni para la gloria movimientos, que hacen perder la paz y el
sosiego espiritual , y se siguen otros infinitos
danos , casi irreparables. Y dijo y confesó Je- lantísima observancia del corazón , y la aten-
remías , que su ojo le robó su corazón. Y en ción á la habla ó inspiración divina, es la base
otra parte, que le entró á saquear las riquezas y el fundamento de la vida espiritual.
interiores por las ventanas del cuerpo, la DISCÍPULO. De nuestro Padre San Francis-
muerte. Y el santo Job estaba concertado con co he leído y o , que traía tanta atención á la
sus ojos de que no habían de mirar la donce- visitación del Señor, que si yendo de camino
lla , por santa y encerrada que fuese. ¡ Oh sentía dentro de sí algún tacto y sentimiento
cuantos los levantaron libres y los abajaron del cielo, se detenía y estaba como inmoble
cautivos , y el corazón con ellos! Quédese á hasta haber gozado despacio de aquel relieve
un cabo este mundo, pues fuera de Dios todo que le era enviado de su Dios.
lo que en el hay es v a n o , y el hombre más MAESTRO. Si así lo hiciésemos todos , otro
vano que la vanidad misma. Y o me consola- pelo traeríamos ; pero somos exteriores y sa-
n a mucho si trabajases tanto por alcanzar y bemos poco de la introversión esencial, y así
poseer a Dios y á su Reino, como trabajan los dejamos pasar por alto mil regalos que el Es-
necios apreciadores de las cosas por las pere- píritu Santo nos administra. Y plega á Dios
cederas riquezas y honras mentirosas y vanas no seamos como aquellos ignorantes hebreos
T u principal cuidado sea de conservar pura" que les llovía Dios manjar suavísimo y que en
desnuda, quieta y sosegada el alma, para que sí traía todo buen sabor, y suspiraban por las
ninguna criatura ni deseo vicioso se imprima ollas que dejaron en Egipto. Para todas estas
o se llegue a ella. No te impliques ni enredes cosas es muy necesario tener un maestro de
en negocios, por piadosos que te parezcan, si virtud , de ciencia y experiencia , con el cual
no te fueren por la obediencia encomendados- se comuniquen los secretos del espíritu , y á
porque como dijo el A p ó s t o l , ninguno que quien en lugar de Dios se obedezca ; porque
habernos visto muchos miserablemente caídos
e n mil lazos y embustes del demonio por
y debajo de su bandera , se ha de entrometer
fiarse demasiado de su parecer , hasta poner-
todo á'A C1°RS,S6CUlareS' SÍn°P r 0 C U r a r darse" l o s en una cruz y no consentirlos comer en
y P r o ™ t i ó . La
3 1 C U a l 56 d e d i c 6 muchos días contra la obediencia de sus supe-
soledad, el recogimiento, el silencio y la v i g i - riores. Pero advierte, que el discípulo no ha
dé tratar fuera de confesión con demasiada
familiaridad y amistad al maestro, gastando el
§ XII.
tiempo en pláticas excusadas con e'l; porque
por este camino se pierde poco á poco la espi-
DISCÍPULO. Y O he oído que. no se puede
ritual vergüenza y el respeto que como á pa-
vivir sin culpas veniales.
dre se le debe, y se impide el aprovechamien-
MAESTRO. Por lo menos es de fe que nin-
to religioso y santo.
guno, en el estado de la naturaleza caída,
DISCÍPULO. A lo menos yo no te lo perde- aunque esté en gracia de Dios, puede evitar
ré jamas, porque conozco haber recibido de todos los pecados, entrando en esta cuenta
tí lo que por ningún servicio te podré pagar; los veniales, si no fuese por particular privi-
y paréceme cierto, que, como el santo Fray Gil legio, según que de la Virgen Nuestra Señora
confesaba haber sido reengendrado tres veces, lo tiene la Iglesia.
conviene á saber: en el bautismo , en la pro- DISCÍPULO. ¿ Y cada uno de por sí?
fesión y en un éxtasis que gozó en Cortona; MAESTRO. Muy bien, y los deseos y afi-
así y o me conozco otro del que solía ser des- ciones al pecado se pueden mortificar ayu-
pués que oigo tus consejos y sigo la doctrina dándonos Dios con su gracia ; lo cual es no
que me enseñas; porque verdaderamente ha- solamente provechoso, sino muy necesario:
blas al alma y la encaminas á vivir vida esen- porque este es principio único y singular, so-
cial é interior y divina. bre que se funda la vida espiritual. Y pues
MAESTRO. Harto me consuelo de verte tan te digo verdad, y en saberlo obrar está mucha
aprovechado, que te reconozcas otro del que parte de nuestro aprovechamiento interior,
ántes eras , y deseo mucho que poco á poco advierte que hay muy grande diferencia entre
subas á la perfección y llegues á la vista y po- los pecados que llaman accidentales, ó de pa-
sesión del Reino de D i o s , que, como tengo so, ó casi no voluntarios, que San Pablo llamó
dicho, está dentro de tí; lo cual requiere gran- humana tentación, y los que se dicen estables
de pureza de alma , grande limpieza de con- y de asiento, ó de la voluntad viciosa. Los
ciencia y un destierro preciso de todo pecado primeros proceden de la flaqueza de nuestra
mortal; y cuanto te fuere posible , debes des- naturaleza enferma y caída, cuando, sin pen-
sarlo nosotros y estando con propósito de no
terrar también el venial.
ofender á Dios ni apetecer cosa contra su vo-
en mortificar los tales afectos, es muy cierto
luntad ni fuera de ella, se ofrecen algunas
eso que dices; porque está en ellos la caridad
ocasiones de caídas, como suele acontecer
muy resfriada y el fervor de la devoción m u y
hablando, comiendo, hospedando los herma-
caído ; y aunque, como dicen los teólogos,
nos que vienen de fuera; que en tales tiem-
por los pecados veniales no somos vistos des-
pos se escapa, sin pensarlo, la palabra ociosa
obedecer á la divina ley, ni menos privan de
ó de murmuración, ó se recibe más gusto con
la gracia, ni destierran de nuestras almas la
la comida de lo que convendría, etc., lo cual
paz interior, debemos, empero, acusar en
se llora luego y se propone la enmienda. Es-
nosotros las tales culpas y llorarlas, y con to-
tos pecados no son muy dañosos, porque el
das las veras posibles huir de ellas. Porque
buen propósito persevera firme, y el íntimo
como dijo el Sabio, el que se descuida y no
del alma está sano y sin alguna corrupción,
hace caso de las cosas pequeñas, poco á poco
por lo cual fácilmente nos perdona Dios y
vendrá á caer en las mayores ; que aunque
nos recibe á su amistad. Pero aquellos que
las vides puestas al sol el sol no las queme,
están de asiento en nosotros y reinan en nues-
dispónense á lo ménos para que el fuego haga
tro cuerpo mortal, como dice el Apóstol, sin
esto más fácilmente. San Isidoro dice así:
duda impiden mucho para el aprovechamiento
«Hay unos pecados livianos, que de los prin-
interior. Son culpados en estos pecados los
cipiantes con la satisfacción de cada día son
que sin esperar ocasión, de su voluntad la
purgados ; los cuales evitan los perfectos co-
buscan y se entran en ella. Buscan las con-
mo pecados graves». «¿Y qué deberían hacer,
versaciones, los juegos, las comidas, y otras
dice él, los grandes pecadores que gravemen-
recreaciones de los sentidos, á que Dios ver-
te cada día ofenden, pues los siervos de Dios
daderamente no mueve ni se le pueden refe-
y que tratan de la perfección, las muy leves
rir á él.
culpas como gravísimas lloran?»
DISCÍPULO. De los que en semejantes cul- DISCÍPULO. Mucho mal he oído decir siem-
pas voluntariamente permanecen, poca espe- pre de estas culpas veniales, que llaman vo-
ranza se puede tener que aprovecharán en luntarias.
la vida espiritual. MAESTRO. Lee el capítulolllde la «Teolo-
MAESTRO. E n cuanto fueren negligentes gía mística» de Henrico Harpio, varón de mu-

M
78 Conquista del Reino de Dios.

cha erudición y de alta contemplación, y allí si en lo que fuera hacíamos nos buscábamos
podrás ver lo que y o temo poner aquí, por más á nosotros y á nuestro propio interés que
no desconsolar á los flacos y principiantes en la gloria de Dios y la utilidad del prójimo. Y
la virtud. Son tales, que en una Summa que si bien lo quieres considerar, estas son las
compuso el muy docto P . Fr. Bartolomé de cosas que promete Dios calificar y apurar en
Medina osa afirmar, que el que se confiesa juicio, que no los pecados grandes y públi-
sólo de pecados veniales, si no lleva propósito cos, y de todos conocidos. Cuando tomare el
de enmendarse de ellos, peca mortalmente y tiempo, dice E l , yo juzgaré las justicias; con-
la confesión es inválida ; porque es regla ge- viene á saber : el ayuno, la limosna, la ora-
neral, que cuando la forma del Sacramento ción, el cilicio, el remiendo y el pie descal-
se aplica donde no hay verdadera materia, es zo, y lo demás que tiene apariencia de santi-
sacrilegio y pecado mortal. Y aunque no hay dad y justicia. Este examen y toque temía el
obligación de confesar estos veniales, ya q u e Santo Profeta cuando, hablando con Dios, le
se confiesan, se han de confesar debidamen- dice: «Pues que Vos. Señor, alumbráis mi lám-
te, esto es, con dolor y propósito de la en- para, alumbrad también mis tinieblas; que es
mienda. Mira tú ahora qué camino lleva de como si más claro dijera: Vos me dáis que ha-
subir á la perfección el que de asiento y de su ga obras de luz, yo lo confieso; pero no basta
voluntad se está en ellos y busca las ocasio- para que os agradéis de ellas, si llevan mez-
nes para pecar. cladas algunas tinieblas, si las oscurece algún
humo de vanidad, de interés propio ó de al-
§ XIII. guna otra siniestra intención. Quoniam tu
iIluminas lucernam meam Domine: Deus meus
DISCÍPULO. Temerosa cosa será, por cier- ¡Ilumina tenebras meas.
to, y de grande espanto, ver en aquel final DISCÍPULO. En verdad que es devota ora-
juicio salir á luz y á examen las palabras, los ción esa, para cuando pones la mano en algu-
deseos y las obras de cada uno, para ser toca- na obra virtuosa, y que la tengo de decir de
das y examinadas en el contraste de la divina ordinario; porque á mi parecer mucho de
Justicia. esto exterior que hacemos debe de ir oscuro
MAESTRO. A l l í se descubrirá claramente y lleno de tinieblas ; porque obramos sin re-
neblí sube hasta las nubes, y el avestruz no
cato, y algunas veces no es puro Dios el que se levanta del suelo: es ave pesada y tiene
nos mueve á obrar. A mí me ha acontecido mucha carne, y sus alas no son más que una
sentirme muy ñaco para estar de rodillas ostentación, para que se vea que es ave. ¡Y
en el coro y á mis solas un cuarto de ho- cuántos tienen mayores alas y más pluma
ra, y en saliendo en público perseverar de que el avestruz, que nunca vuelan ni se le-
esta suerte más de una hora sin sentir can- vantan á pensar y contemplar cosas de la otra
sancio : y también hallarme secos los ojos y vida, ni por una hora ! Tienen alas para os-
sin poder derramar una lágrima á solas, y tentación, para ser tenidos por santos, espiri-
delante de gentes salirme hilo á hilo, hasta tuales y contemplativos ; y al fin, todo carne,
ser oído y visto de los circunstantes; y mara- todo mundo, todo tinieblas y todo noche.
villábame que diesen los hombres tales fuer- ¡ A y de los tales cuando sus justicias lleguen
zas y tal devoción y espíritu. al contraste de la Divina, que sin duda oirán:
MAESTRO. Por eso dijo San Pablo, que se Y a recibisteis vuestro premio y galardón!
probasen los espíritus, porque no son todos Apartáos de mí, obreros de maldad, que no
de Dios. Y cierto supo muy bien lo que dijo os conozco, ni tengo obligación á vuestros
el que inventó aquel proverbio de : «No es ayunos, disciplinas, oraciones, cilicios ni li-
todo oro lo que reluce». Créeme, hijo mío, mosnas ; porque nada de eso se hizo pura y
como á experimentado, que no es todo hu- principalmente por mí. Y tú, hijo, anda con
mildad lo que humildad parece, ni todo cari- Dios, que ya es tiempo, y guárdate de la mala
dad lo que tiene apariencias de ello, ni todo levadura de los fariséos, que es la hipocresía,
santidad lo que es así intitulado y celebrado que por poca que sea, atrae á sí y corrompe
por santo; ni andan de un traje el cuerpo y toda la masa de nuestras buenas obras.
el espíritu; porque yo he visto al cuerpo ves- DISCÍPULO. Atemorizado me despides, y
tido de andrajos y el corazón de tela de oro, en verdad que pienso vivir con gran recato
y al revés también. Si se hubiese de hacer para no perder el trato de tantos trabajos co-
juicio de la ligereza de las aves por las alas y mo se pasan en la religión, y el de las obras
plumas solamente, más había de volar el exteriores, que hacemos por la obediencia y
avestruz que el neblí, porque tiene más plu- también por nuestra voluntad.
ma y mayores alas; pero no es así, porque el 6
MAESTRO. Enséñete Dios y guíete con su
luz y v e r d a d ; y tú ten mucho cuidado de
acudir temprano aquí á la huerta, que es lu-
gar sólo y bien apacible, y , como dice San
Cipriano á Donato , aparejado para colo-
quios y pláticas espirituales. La nuestra será,
con el favor del cielo, de las puertas por don-
de se entra al Reino de Dios ; y por ventura
llegaré á tratar de los enemigos que defien- DIÁLOGO TERCERO.
den estas entradas, porque deseo que rifes
con ellos y entres á ver las grandes riquezas
del Reino eterno. El te acompañe.
DISCÍPULO. Y quede contigo. Amén. DE CUATRO PUERTAS Ó ENTRADAS PARA EL REINO DE DIOS,

QUE SON: HUMILDAD, ABNEGACIÓN DE L A PROPIA V O L U N T A D ,

TRIBULACIÓN SUFRIDA CON PACIENCIA, Y MUERTE DE CRIS-

TO NUESTRO REDENTOR.

MAESTRO. Tárdase mi discípulo y pásase


el tiempo, tan precioso, que vino á decir San
Bernardo que es perdido el que no se ocupa
en pensar ó tratar de Dios. Y con razón, por-
que se debe estimar y tener en mucho, pues
siendo tan corto, se pueden granjear y perder
en él tantas riquezas espirituales.
DISCÍPULO. Con justo título puede h o y ser
reprendida mi tardanza ; aunque el pensar
que me esperabas ha sido harta reprensión
para mí y no pequeña penitencia.
MAESTRO. Enséñete Dios y guíete con su
luz y v e r d a d ; y tú ten mucho cuidado de
acudir temprano aquí á la huerta, que es lu-
gar sólo y bien apacible, y , como dice San
Cipriano á Donato , aparejado para colo-
quios y pláticas espirituales. La nuestra será,
con el favor del cielo, de las puertas por don-
de se entra al Reino de Dios ; y por ventura
llegaré á tratar de los enemigos que defien- DIÁLOGO TERCERO.
den estas entradas, porque deseo que rifes
con ellos y entres á ver las grandes riquezas
del Reino eterno. El te acompañe.
DISCÍPULO. Y quede contigo. Amén. DE CUATRO PUERTAS Ó ENTRADAS PARA EL REINO DE DIOS,

Q U E SON." H U M I L D A D , A B N E G A C I Ó N D E L A P R O P I A V O L U N T A D ,

TRIBULACIÓN SUFRIDA CON PACIENCIA, Y MUERTE DE CRIS-

TO NUESTRO REDENTOR.

MAESTRO. Tárdase mi discípulo y pásase


el tiempo, tan precioso, que vino á decir San
Bernardo que es perdido el que no se ocupa
en pensar ó tratar de Dios. Y con razón, por-
que se debe estimar y tener en mucho, pues
siendo tan corto, se pueden granjear y perder
en él tantas riquezas espirituales.
DISCÍPULO. Con justo título puede h o y ser
reprendida mi tardanza ; aunque el pensar
que me esperabas ha sido harta reprensión
para mí y no pequeña penitencia.
MAESTRO. E S necesario redimir el tiempo,
porque es el principio y fundamento de todo
como dice el Apóstol, porque es breve y los el edificio espiritual. A l Poniente está la pa-
días malos ; esto es, llenos de malicias, cau- sión y muerte de Cristo, como lo advirtió San
telas y engaños. Y digo redimir, porque se ha Gregorio, sobre aquel verso del Salmo : Iter
de dar doblado á la virtud que dimos al pe- facite ei qui ascend.it in occasum. El cual di-
cado y al mundo, y aun diez veces tanto, ce, que el ponerse el sol fué morir Cristo. La
dice un Profeta; aunque San Pablo, conside- puerta del Mediodía es la abnegación de la
rada nuestra flaqueza, se contenta con que propia voluntad ; porque nunca queda tan
demos á la justicia tanto como dimos al pe- clara y resplandeciente el alma, como cuando
cado. Pero ya que tratamos de tiempo, y se niega y desampara á sí misma y nada le
tiempo tan breve, que se nos mide palmo á queda de propia voluntad. A l Norte está la
palmo y dedo á dedo, según que lo dice el cuarta puerta, que es tribulación, que á veces
Profeta en el Salmo 63, conforme á la trans- parece cerrarnos la del cielo y la del consuelo
lación hebrea, y éste está diputado para tratar todo. Finalmente, del Cierzo ó Norte vienen
de las puertas y entradas del Reino celestial, y se descubren todos los males y penas. Y
que está en nosotros, bueno será que no alar- aunque de cada cosa de estas pudiera yo for-
guemos pláticas excusadas por ahora. mar un largo tratado para hacer volumen y
DISCÍPULO. Y O estoy muy contento con cuerpo, como lo hacen muchos de los que
hacer tu voluntad. escriben, algunas veces de cosas de poco pro-
MAESTRO. Y también lo has de estar de vecho y satisfacción para el alma; porque mi
que hablemos poco esta tarde; porque la ma- primer propósito fué con brevedad enseñarte
teria ha de ir continuada, y sería mal consi- lo más necesario para la vida espiritual, diré
derado interrumpirla. Y por principio y para solamente lo que no pudiere excusar de cada
fundamento de todo has de saber, que h a y una de estas puertas.
cuatro entradas ó puertas para el hondón y
centro del alma, que propiamente es el reino § II-
de Dios : una al Oriente , otra al Poniente,
otra al Mediodía y otra al Septentrión ó Nor- DISCÍPULO. Algunos podría yo nombrar
te. La puerta del- Oriente es la humildad, ahora que pluguiera á Dios no hubiesen es-
crito ; porque he gastado mi tiempo en ellos
sin fruto ni aprovechamiento. quierda, sino los ojos puestos en Bethsames,
MAESTRO. Hartos hay que tienen la mis- que quiere decir ciudad del Sol, que es el
ma queja que tú; pero dejemos nosotros aho- Cielo , caminar como aquellas vacas que lle-
ra, que nuestro oficio es leer con devoción lo vaban el arca, camino derecho, andando y
que está escrito ; y si no halláremos gusto en bramando, sin que los becerrillos que queda-
ello, leer en aquel libro que vió San Juan es- ban encerrados y bramaban fuesen parte para
tampado y lleno de escritura por dentro y por impedir su jornada, ni hacerles torcer á una
fuera ; en el cual se contienen y están ence- ni otra mano ; y haciendo contra esto errarás
rrados todos los tesoros de la ciencia y sabi- sin duda ; y cuanto más alto volares y pusie-
duría de Dios. Y porque antes que de mí te res tu nido, aunque sea entre las estrellas,
despidas pienso decirte qué libros has de por altísimas y profundísimas especulaciones,
leer, que te sean de gusto y provecho, llegue- mayor será y más peligrosa tu caida. Pues si
mos ya á contemplar esta puerta Oriental de deseas aprovechar mucho en poco tiempo,
la humildad, por la cual entró aquel Sobera- asienta sobre tu corazón el nobilísimo y fir-
no Pontífice y Sumo Sacerdote Cristo en su mísimo fundamento de la humildad, y tra-
Reino, con tan aventajado premio y gloria baja en conservarla tenazmente hasta la muer-
como habrás oído ; reconociéndole todas las te ; porque de otra manera, imposible cosa es
criaturas del Cielo, de la tierra y del infierno que permanezca la labor del espiritual edifi-
por Señor, é hincando sus rodillas al sonido cio. Esta tan extremada virtud escogió Cristo
de aquel divino nombre JESÚS, que le dió su particularmente para sí, y en vida y en muer-
Padre por haberse humillado hasta la muer- te con palabras y ejemplos vivos quiso ser el
te de Cruz. El camino real para Dios en maestro y preceptor de ella. A lo ménos el
ninguna parte se puede hallar sino en la ver- Apóstol San Pablo virtud de Cristo la llama.
dadera mortificación de los vicios y en el «Yo de buena gana, dice él, me gloriaré en
verdadero ejercicio de las virtudes; en el cual mis 'enfermedades, para que more en mí la
has de tener constancia y perseverancia, y en virtud de Cristo, que es la humildad ».¿Tienes
ningún tiempo declinar de e'1 cuanto un ca- en la memoria aquella competencia que hubo
bello, ni á la mano derecha ni á la mano iz- entre los Apóstoles sobre averiguar cuál era
el mavor de ellos?
DISCÍPULO. Bien m e acuerdo.
medio, no puede salir el círculo redondo y
MAESTRO. También te acordarás de lo que
derecho, ni las rayas que se sacan de él á la
Cristo hizo y dijo.
circunferencia. Todas las virtudes han de to-
DISCÍPULO. N O estoy muy bien en ello.
car en el centro, y ninguno puede ser perfec-
MAESTRO. T o m ó , dijo San Mateo, por la
to, como entre todas las figuras lo es la esfé-
mano un niño, y en las palmas, como dice
rica ó circular, que no fijase primero el pie
San Marcos, y púsolo en medio de sus Após-
en la humildad. Ego in medio vestrum sum
toles, y dicie'ndoles que si no se convertían
tanquam qui ministrat. Y o estoy en el medio,
por humildad y simplicidad en niños, como
como siervo que os administra y sirve. Estoy,
aquél, que no sólo no serían grandes en su
dice Cristo, como centro á quien habéis de
Reino, sino que no pondrían los pies en él.
mirar. Lee, hijo mío, las divinas Escrituras y
Asentó esta conclusión: «Cualquiera que se
los Santos todos, y verás claramente que el
humillare, como este pequeñuelo, ese será el
más alto lugar se da al más humilde ; y aun
mayor en el Reino de los Cielos». Que es co-
hasta la exaltación de Cristo, en cuanto hom-
mo si di jera más claro: No es mayor el que más
bre, fué conforme á su humildad. Y á l a Rei-
ayuna, ni el que más se azota, ni el que más
na soberana, María, ¿quién le dió asiento en
limosnas da, ni el que tiene más letras, ni el
el Cielo superior á todas las criaturas, sino
que más alta contemplación alcanza, sino el
la mayor humildad en que á todas aventajó
que más se humilla. L a humildad se ha de
sobre la tierra?
traer en las palmas como cosa preciosa, que
eso significó Cristo poniendo aquel niño hu-
milde sobre las suyas. Y aquel darle el lugar §111.
de en medio ¿parécete que tiene pequeño sa-
cramento? Pues n o e s m é n o s q u e enseñarte que
DISCÍPULO. Según lo que vas diciendo,
la humildad es el centro délas demás virtudes
mayor es la humildad que la caridad y que
y como punto de la santidad; y así le compete
las demás virtudes; porque si el premio co-
estar en el medio. Ninguna virtud lo puede
rresponde al mérito, y los Santos son ensal-
ser, si le falta el aspecto á la humildad; si no
zados conforme á la humildad que tienen,
se fija primero el un pie del compás en el
bien se sigue que se merece más con sola esta
virtud que con las demás, y por consiguiente tán eslabonadas y asidas entre sí, sin poder
que es mayor que ellas. jamás deshermanarse; principalmente las in-
MAESTRO. Cerca estás de saber la verdad, fusas vivas, hermanadas y unidas, como digo,
pues sabes dificultar. Entiende, pues, que en la caridad y en la gracia , y en el bautis-
absolutamente hablando, mayor es la can- tismo aun de los adultos, secluso óbice (ex
d a d l a fe, la esperanza y la prudencia, que la Concil. trident. et florent.), y es de fe. Y aun
humildad, por razón del objeto y último fin dice más el Abulense : que cuando crece en
á quien miran y de sus operaciones nobilísi- un alma una virtud, crecen todas á una, pro-
mas; empero fuera de estas cuatro, como lo porcionadamente, como los dedos en la ma-
afirma el Abulense, la humildad lleva la gala; no, que creciendo hasta su debida cantidad,
y en cuanto dispone el alma para la divina nunca son iguales; y así el que más crece en
gracia, para la sabiduría y para la exaltación, la humildad, crece también en caridad y en
se dice y es superior á todas. Y aunque es así las demás virtudes; y el que es más aventaja-
que todas las virtudes merecen exaltación, do y crecido en todas es mayor ; no por la
como todas las bienaventuranzas el Reino de humildad sola, sino por todas las virtudes
los cielos ; mas como allí se señala para la que andan en su compañía, y no más de ma-
pobreza de espíritu el reino, para las lágri- yoría, aunque no son éstas las que condena
mas la consolación, para la hambre la har- el maestro de humildad, sino las que intro-
tura, así señaladamente á la humildad res- duce y levanta la soberbia. ¡Pluguiera á Dios
ponde la exaltación y mayor gloria. Nicolao que la competencia que hay en el mundo por
de Lira advirtió muy bien, que aunque la hu- subir, la hubiera por bajar ; y el cuidado de
mildad no sea la mayor de las virtudes, es á ser mayores en las dignidades, fuera de serlo
lo menos el fundamento de ellas : y como á en esta virtud, que yo asegurara el mundo de
los cimientos firmes se atribuye la firmeza de las calamidades que padece ! Bien sé decir
los altos edificios, así á la mayor humildad con toda verdad (tratemos ahora de las puer-
se atribuye la mayor gloria y el lugar más tas adentro, digo en el trato de la vida espi-
alto en el cielo, aunque le pertenezca tam- ritual), que no hay caída á quien no preceda
bién esto á la caridad, á la paciencia, á la soberbia. Salomón lo dice en sus Proverbios,
castidad y otras virtudes; todas las cuales es- por estas palabras : Contritionem prcecedit
superbia, et ante ruinam exaltattir spiritus. de Dios. Y el Sabio dijo: «El principio de todo
A l quebrantamiento precede la soberbia, y pecado es la soberbia». Dice que es la postrera
antes de caer se engríe el corazón. ¡ Oh que en las batallas, porque queda como en ase-
gran verdad es esta, hijo Deseoso, y qué de chanzas y retaguardia, esperando las victorias
testigos tiene que la pueden jurar! Nunca para hacernos caer después de alcanzadas,
vi caída á quien no precediese la soberbia y presumiendo de nosotros y gloriándonos va-
presunción en el espíritu. E n viendo que el namente en ellas ; y sucédenos, como dice
corazón se te engríe, y que le nacen alas para San Gregorio, lo que á Eleazaro, que le mató
volar, en llegándote algún pensamiento de el elefante que él había muerto. Por esta cau-
que eres algo, o de complacencia vana de sa dice San Isidoro, que la soberbia es el ma-
que lo que haces es digno de alabanza, ten yor de los pecados ; porque ó por ellos nos
por cierto el despeñarte y dar de ojos en pe- derriba de la amistad de Dios, ó haciéndonos
cados graves. San Isidro, libro n De summo presumir de las virtudes, nos despoja de ellas.
bono, cap. x x x v m , dice que la soberbia, Y si esta su razón no te satisface, busca otra.
así como es principio de todos los pecados, San Gregorio se atrevió á decir que el pecado
así es caída de todas las virtudes. Ella es en manifiesto de la lujuria era hijo de la sober-
el pecado la primera, y la postrera en las ba- bia secreta.
tallas y conflictos. Ella es la que en el prin-
cipio ó derriba nuestra alma por el pecado, ó
§IV.
en el fin nos arroja y echa de las virtudes ; y
por eso, dice él, es el mayor de los pecados, Tanta es la gravedad de esta mala saban-
porque por ellos ó por las virtudes nos des- dija, que para curar Dios al soberbio permite
truye. que caiga en pecados de carne y en otras fla-
DISCÍPULO. N O entiendo bien eso que has quezas. Y Santo Tomás (2. a 2.« , q. 62, art. vi,
dicho de San Isidoro, porque parece que igua- in responsiojie ad 3), dice que como algunas
la los vicios á las virtudes. veces es uno convencido á conceder un im-
MAESTRO. L O que dice es, que la soberbia posible, por huir de algún manifiesto incon-
en todos los pecados es la primera ; porque veniente; así Dios, para convencer la sober-
el que peca desprecia como soberbio la ley bia de los hombres, los castiga, permitiendo
que caigan en pecados carnales; los cuales, chos de sus secretos, estaba muy ejercitado
aunque sean menores por la menor malicia en trabajos, era virgen, tenía muchas buenas
tienen á sí aneja mayor torpeza y conócense obras hechas, era doctísimo y m u y versado
mejor; que, como notó Crisóstomo, la so- en las divinas Escrituras , fué cosa muy con-
berbia es como la nube en el ojo, que cuanto veniente que le aplicase Dios Nuestro Señor
ma's crece, tanto me'nos deja de luz para ser este remedio, de que el espíritu de la carne le
vista. Y San Isidoro en el lugar citado dice: atormentase, esto es, la concupiscencia, que
«Que á un arrogante y presuntuoso le es mejor nace y tiene su raíz en la carne. Y llámase
caer en cualquiera vicio y humillarse á Dios ángel de Satanás, en cuanto este maligno es-
después de la caída, que no, dejado de su ma- píritu se aprovecha de la dicha concupiscen-
no, ir subiendo por soberbia hasta dar consigo cia, como de tercera, para derribarnos ; aun-
en el despeñadero del infierno». Y o peso mu- que la intención de Dios es que en este ejer-
cho aquellas palabras del Apóstol: «Porque la cicio salga su Apóstol aprovechado y tenga se-
grandeza de las revelaciones no me levante, gura la corona; que, como digo, algunas veces
me es dado el estímulo de mi carne, ángel de la humildad es el fiador de las virtudes todas.
Satanás, que me dé de pescozones como á un DISCÍPULO. Según el hilo que llevas, nues-
negro». Sobre ellas notó delicadamente Santo tra plática toda ha de ser hoy de humildad.
Tomás, que muchas veces el médico sabio MAESTRO. ¡Pluguiese á Dios que en ella
procura inducir en el paciente alguna menor nos anocheciese y nos amaneciese, y acabáse-
enfermedad, por curarlo de la mayor, y se mos la vida ! Oí yo decir á un santo religio-
huelga de verle con tercianas al que estaba so, que la humildad y la pureza eran virtudes
cuartanario. Y esto mismo hace Dios, médi- voladoras, y tan necesarias para subir por la
co de las almas, que por sanarlas enferma contemplación á Dios, que tenía por imposi-
á veces los cuerpos y á veces las deja á ellas ble sin ellas levantarse del suelo ni un solo
caer en enfermedades leves de culpas, porque dedo. En las aves lo habrás visto, que para
sanen de las graves y peligrosas. De aquí es volar se sacuden del polvo y cosen el pecho
que como el Apóstol tenía grande y copiosa con la tierra, y así se levantan ; y para subir
materia para ensoberbecerse, que al fin era m u y alto en la música se ha de poner muy
vaso escogido, habíale Dios comunicado mu- baja la clave.
DISCÍPULO. ¡Oh, quién fuera tan humilde tan humilde me estoy como ántes, no sólo en
que ni un pensamiento de soberbia consintie- lo secreto de mi corazón, sino áun en las
ra llegar á su corazón! muestras exteriores: Non est exaltatum cor
MAESTRO. Pudieras decir con el Profeta: meum , ñeque elati sunt oculi mei: ni levanté
Domine non est exaltatum cor meam, etc. mis ojos ; luego sale á ellos el engreimiento
DISCÍPULO. A mí m e enternece y me pone del corazón; porque la primera respuesta que
devoción cuando oigo ó cuando digo ese Salmo da la pólvora de la soberbia , cuando se en-
en las Completas de nuestra Señora, con no ciende en el fogón del corazón, es en los o/os
tener los sentimientos que por la largueza di- A s í dijo Salomón, para significar la soberbia
vina tendrás t ú ; y así me consolaría grande- de Judea , «que era una generación que tenía
mente si me dijeses la sincera y literal inteli- los ojos altaneros y los párpados levantados».
gencia de él. Esto dice David que no le toca, porque nunca
MAESTRO. NO quisiera distraerme de la dejó de mirarse á los piés, que son sus bajos
materia comenzada. principios: Ñeque ambulavi in magnis , ñeque
DISCÍPULO. N O va fuera de ella este Salmo ) in mirabilibus super me. Parece que va desha-
ántes la confirma toda y pone el sello á lo ciendo el pecado de fundamentos. «Nunca,
dicho. dice , admití un pensamiento soberbio , ni di
MAESTRO. El espíritu de él es este: «Señor, señal exterior, ni por palabras , ni en el sem-
dice David , aunque habéis andado conmigo blante del rostro, ni pretendí cosas que exce-
tan liberal y me habéis hecho tantas merce- diesen á mis fuerzas, ni intenté subir á las al-
des, que al fin me levantásteis del polvo de la turas, donde el ángel se precipitó en los abis-
tierra , y de un pobre pastorcillo me hicisteis mos hecho demonio. Y porque nadie piense
rey tan poderoso y caudillo de vuestro pue- que hablo de gracia, y que digo más de lo que
blo, trocando el cayado en cetro, la caperuza hay en mí, y rehuse por ello de darme crédi-
doblada en corona de oro , el pellico en púr- to, yo lo confirmo con tal juramento: Si non
pura , la manadilla de ovejas en millones de humiliter sentiebam, sed exaltavi animam
vasallos , no ha sido parte esta mudanza de meam, sicut ablactatus est super matre sua,
estado para causar alguna en mi condición; la ita retributio in anima mea». Si y o no he sen-
honra no ha variado las buenas costumbres; tido bajamente de mí, como es razón, cono-
7
ciendo que los males que tengo son de mi milde la entrada, pues San Bernardo no se la
cosecha y los bienes todos de la mano de halló á él para el infierno.
Dios, acontézcale á mi alma lo que al niño MAESTRO. Humildad es una sumisión ó
que le destetan de los pechos de su madre, sujeción á Dios y á los hombres por Dios,
que no tiene luego que esperar sino la muer- y un encogimiento en el alma, que no la deja
te; porque sólo aquel refugio tenía para vivir. pestañear en el divino acatamiento , ni quitar
No hay niño en el mundo más impotente los ojos un punto de su nada. Para alcanzar
y flaco que el hombre, sin el favor de Dios; esta joya tan preciosa, son menester oraciones,
y de éste se quiere privar este rey , si miente lágrimas y gemidos con perseverancia; porque
en lo que dice. Destete Dios mi alma de los si todo don perfecto y dádiva bonísima viene
pechos de su gracia, y no guste sus regalos y de arriba de aquel Padre de las lumbres,
consuelos espirituales , si no me conozco tan ¿quién sino e'1 podrá darte tan gran tesoro,
necesitado de su auxilio, como lo está el niño tan preciosa dádiva y don tan perfecto como
de la providencia y regalo de su madre. la humildad? Preguntado un santo de aque-
llos del yermo cómo se podría alcanzar la
§ v. perfecta humildad, respondió: Si sua quisque
tantummodo et non alterius /acta consideret.
Bien habrás echado de ver cuán fundado Alcánzase también con la consideración de la
estaba David en la humildad , y cuán nece- majestad y grandeza de Dios. Por lo cual,
saria es para tratar con Dios. recogidas en una todas tus fuerzas espiritua-
les , diligente y piadosamente mira qué Dios
DISCÍPULO. Uno y otro he visto en este
tienes, iqué tan poderoso! ¡qué tan sabio!
Salmo; y si á tí te pareciese , holgaría oirte
¡y qué tan bueno ! T o d o esto podrás ver
decir qué cosa es humildad, y darme los pre-
en sus criaturas, en las cuales resplandecen
ceptos necesarios para ser humilde; porque
estos divinos atributos con mucha claridad;
con lo que hasta aquí has dicho me tienes
digo que lo verás si te adiestra la humildad,
aficionadísimo á ella ; y aunque sea como la
que por faltar á los sabios del mundo se que-
culebra , dejando el pellejo , tengo de entrar
daron sin este conocimiento, oscurecidos sus
por esta puerta angosta del Oriente al Reino de
entendimientos y llenos de tinieblas, de erro-
Dios; porque juzgo que no puede errar el hu-
res y desatinos. El Apóstol San Pablo dice,
que porque en la sabiduría de Dios no co-
noció por sabiduría á Dios el mundo , quiso
y amaran sobre todas las cosas? Mas dijo el
Dios y tomó gusto de salvar los fieles por
Sabio: «Que de la grandeza de la hermosura
la locura de la predicación de Cristo cruci-
y beldad que hay en las criaturas pudo ser
ficado.
conocido por bellísimo y grandísimo el Cria-
§ VI. dor de ellas». ¿Qué hombre cuerdo hay, dime
ahora, que oyendo tocar un arpa suavísima-
mente , no entienda que algún muy diestro
DISCÍPULO. Parece verdaderamente alga-
músico la tañe, y que ella por sí no hace aque-
rabía lo que dice el Apóstol.
lla música y consonancias tan perfectas? Pues
MAESTRO. A lo menos, teología del cielo,
si quieres atentamente considerar la harmo-
y es bien q u e la entiendas, para que sepas
nía tan acordada que hacen todas las cria
cómo has de conocer la grandeza de Dios en
turas entre sí, echarás de ver que son cuerdas
sus criaturas. N o seas como aquel varón in-
acordadísimas de la arpa del universo , y co-
sipiente que no conoce, y como el necio que
nocerás que hay un supremo gobernador infi-
no entiende el lenguaje de Dios en todas ellas.
nitamente sabio, infinitamente poderoso y de
El santo Profeta dice en un Salmo hablando
bondad infinita. Los cielos cantan y cuentan
con Dios , que todas las cosas hi\o en sabidu-
la gloria de Dios , y el firmamento da á en-
ría ; que es como si dijera , que en todas las
tender quien El es. El día es como lengua de
obras que hizo Dios resplandeció su divina
las grandezas divinas, y la noche convida á la
sabiduría, como resplandecen las cosas que
contemplación de ellas. Pues porque el mun-
tocan y bañan los rayos del sol. El Eclesiás-
do ciego no conoció por su sabiduría la de
tico dijo: «Que derramó su sabiduría por to-
Dios en todas las cosas, ni le dio la honra de-
das sus obras». N o dice que echó gotas de sa-
bida á su majestad y grandeza, plúgole á Dios
biduría, sino que la derramó, y que están ba-
salvar los hombres por la locura de la predi-
ñadas de sabiduría. ¿ Por ventura no era esta
c a r o n de Cristo crucificado; es decir, que no
harta prueba del saber infinito de Dios , para
quiso fiar Dios su conocimiento de nuestros
que los hombres le conocieran y le adoraran
entendimientos, sino llevarnos á sí por la hu-
mildad de Cristo crucificado ; cuya predica-
ción , por no entender ni alcanzar sus altos
102 Conquista del Reino de Dios.
consejos los hombres sabios y prudentes del MAESTRO. Y áun digo más, que en ninguna
mundo, fué tenida por locura ynecedad, como de cuantas criaturas Dios crió halló la vanidad
se dice tinieblas el retrete y aposento de Dios, asiento sino en el hombre sólo; y así es este
siendo su luz clarísima y á donde jamas llegó una universalidad de todas las vanidades que
noche, ni se mezclaron tinieblas. Y porque de hay en el mundo. Son tantos los pecados y mi-
estas meditaciones de la bondad, sabiduría, serias de que estamos rodeados, y los lazos que
poder y beneficios copiosamente escribió el nos arma el demonio á donde quiera que asen-
doctísimo y piadosísimo Padre Fray Luis de tamos el pié, que si la divina gracia no nos die-
Granada, y nuestro Padre Fray Pedro de Al- se á cada paso la mano, y nos levantase y nos
cántara , y yo en el último capítulo de los preservase, no habría maldades en que no ca-
Triunfos, no quiero hablar más palabra en el yésemos por momentos, ni penas que no me-
caso, sino remitirme á lo que allí hallarás es- reciésemos. Y ¡cuántas veces (porque calle-
crito. Y cuando hubieres humildemente con- mos las omisiones , negligencias y descuidos
templado la excelencia de la Majestad divina, en el servicio del Señor) habrás hurtado y sa-
conviene á saber, lo que Dios es en s í , y las cado violentamente tu alma de sus divinas
cosas que ha hecho y hace por t í , movido de manos , y entregádola á Satanás , habiéndola
sola su caridad, porque de nuestros bienes ni Su Majestad comprado con su sangre! Y ojalá
de nosotros ninguna necesidad tiene , vuelve no las de muchos con tus malos ejemplos,
los ojos del alma á tí mismo , y con atención que es una de las cosas que más se debe te
mira quién eres, cuán pobre de tu naturaleza mer; y por que con ansia mortal oraba el Pro
y cuán verdaderamente nada. De nada salis- feta: Ab oculis meis inunda me Domine et ab
te, y primero condenado que visto en el mun- alienis parce servo tuo.
do, y siempre vas caminando en posta para la
§ VII.
nada , y al fin vendrás á parar en la asquero-
sa nada. DISCÍPULO. Más que plegarias hará un alma
DISCÍPULO. Y O me acuerdo haberte oido condenada contra aquel que fué causa de su
en el púlpito apocar tanto al hombre , que le condenación.
viniste á hacer más vano y más sin sér que la MAESTRO. Pensar en eso tira el juicio y se
vanidad misma.
104 Conquista del Reino de Dios.
extremecen las carnes. Decía un santo Prela-
do, que quisiera más haber muerto corporal- ñores pecados y ménos que y o ; que si Dios
mente cien hombres, que haber sido causa de les hubiera dado tanta luz como á m í , y les
que una sola alma fuese al infierno. Por cier- hubiera hecho tantos beneficios, por ventura,
to, si la sangre de A b e l clamaba contra su como dijo Cristo de Tiro y de Sidón, no ca-
hermano Caín , que le hizo mártir , grandes yeran en tantas miserias y fueran más aventa-
serán los clamores de un ánima que muere jados que yo en virtudes y buenas obras; y veo
para siempre , contra su matador. ¡ Oh , qué que á mí me ha perdonado Dios ó disimulado
quejas! ¡Oh, qué voces! ¡Oh, qué maldiciones conmigo , esperándome á penitencia; y ellas,
tan de corazón! ¡ O h , qué invocar para siem- por sentencia suya, por cierto justísima,arden
pre la divina Justicia, contra quien la tiene en y arderán para siempre.
aquel lugar de tinieblas y sombra de muerte! MAESTRO. Pues si pesas, como es razón,
Con todo esto nos espera nuestro benignísimo todas esas cosas y otras muchas que no tienen
Dios y Señor; y deseando nuestra amistad nos número, no será posible que dejes, vuelto en
llama, ya por sus predicadores , ya por inspi- tí, de indignarte contra t í , sin saber á dónde
raciones secretas, ya por persecuciones y tra- volver los ojos de puro corrido y afrentado de
bajos, y por otros mil modos de que tú tendrás tu ingratitud tan grande. Tendráste por in-
experiencia y cada uno. T o d o lo cual hace él digno de entrar en los templos sagrados, y de
por volvernos á s í y ser nuestro amigo, habien- mirar, áun de muy lejos, la imagen de Cristo
do más dificultad en esto , que en la creación crucificado ; y por dignísimo y merecedor de
del universo hubo. Si no, dime, hijo, ¿cuan- que la tierra vivo te trague, y de que te niegue
do alguna vez , dejada la mala vida , volvis- el sustento y no te acuda con lo necesario. Y
te á Dios, no te recibió con los brazos abier- ningún estado hallarás así afrentoso, ni vileza
tos? ¿Zahirióte los pecados? ¿O hizo memorial tan vil, que no creas de tí que es todo honra,
de ellos para darte con los mismos á cada paso y que aún no estás en el punto que tus peca-
en los ojos? dos tienen merecido. Y así humillado y pos-
trado , el corazón altivo y volandero , ni una
DISCÍPULO. Algunas veces me detengo á sola gota de agua osarás beber , ni hablar te-
considerar cuántos millones de almas sufren merariamente una palabra. Obrarás tu salud
ya las penas del infierno, que cometieron me- con temor y temblor, como dice San Pablo; y
estarás con recelo y sospecha de todas tus
obras, como Job, por santas que parezcan. Y rás; y en tanto que para esto no tuvieres cau-
maravillarte has mucho , y espantarte has de dal y virtud, cree ciertamente que no te des-
pensar que en este abatimiento no permanez- agradas á tí mismo de todo punto, ni has lle-
cas para siempre, ó de que pueda ser que dejes gado á humillarte perfectamente ; y que aún
entrar en tu alma un mismo pensamiento de se ha quedado en tu corazón alguna raíz de
soberbia. Humíllate profundísimamente, y soberbia, que impide á esta sagrada mortifica-
niega verdaderísimamente, y sufre con igual- ción. A u n más te digo: que no sólo has de
dad de corazón cuantos males se pudieren desear ser menospreciado , sino juzgado por
ofrecer , con sola esta consideración , de que no humilde, cuando más lo estuvieres ; que a
ya por tus pecados estabas condenado y adju- mi ver este es el punto más alto de la virtud
dicado á las infernales llamas , según la pre- de la humildad. De aquí te nacerá una liber-
sente justicia , si la divina misericordia no te tad santa para llegarte á nuestro Señor y una
hubiera sido favorable. Y piensa de tí, que eres grande confianza en Su Majestad ; y lo que
el mayor pecador del mundo, como lo pensa- más es, un ardiente deseo de alabarle siempre
ba de sí nuestro beatísimo P. San Francisco, en todas las cosas con devoción y espíritu, y
siendo de los más perfectos del mundo. Mas de honrarle , reverenciarle y darle gracias ; y
advierte que has de desear con veras que todos será de manera esto, que no hallarás como
los hombres sientan de tí esto mismo , y que poder satisfacer á tu deseo. Y si tú sólo en
te tengan por tal cual tú juzgas de tí que eres. todos los instantes y momentos pudieses ofre-
Y con esta misma consideración has de que- cerle las alabanzas y honra que todas las cria-
rer cuanto en tí fuere, que todos te aflijan y te turas le ofrecen en el cielo y en la tierra, todo
persigan y te sean contrarios ; y estar cierto te parecería poco ó nada, especialmente si se
que nunca podrán llegar en este caso á lo coteja con la magnificencia suya , dignísima
que basta. de toda alabanza, como dijo el Sabio, ó con la
largueza con que tan estrechamente nos tiene
§ VIII. á sí obligados. Y estarás sobre aviso, que todo
lo que en tu alma sintieres de virtud y de
Cuando fueres injuriado y tenido en poco,
bien, sin que quede nada para tí, lo has de
alegrarte has , ó á lo menos no te entristece- referir á Dios , de quien lo recibiste ; pero lo
espantosa escuadra de enemigos ; ántes bien,
metido en el hondo de tu corazón, y de la no-
que halláres vicioso y malo , firmísimamente
nada , si así se puede decir, de tus virtudes,
cree que es tuyo , y de Dios nada. En esta
deja pasar esa borrasca sobre tí y esos ejércitos
conferencia de la grandeza y fidelidad de Dios
de demonios; permite y sufre que el cielo y la
nuestro Señor, y pequeñez é infidelidad nues-
tierra, y cuanto en ellos hay, se irriten y eno-
tra , hay tanto de amores y de gracias espiri-
jen contra tí; porque no solamente no recibi-
tuales , que es grandísima maravilla , cuando
rás daño, aunque parezca que te han de ane-
pensamos en ello, n o derretirnos amándole, y
gar ; sino que será grandísimo el provecho y
mayor, poder pensar ó hablar de otras cosas.
notables tus ganancias espirituales ; y esto si
Este ejercicio es provechosísimo y como in-
puedes contenerte y sepultarte en la contem-
troductorio para la perfección de todas las vir-
plación de tu nada con una humilde sujeción
tudes , y para alcanzar la paz y tranquilidad
á Dios y á todas las criaturas, por la verdade-
del corazón; la cual suele ser por este camino
ra abnegación y menosprecio de tí mismo;
tanta, que no basta alguna criatura del mundo
porque peleará Dios por tí é inclinará su al-
a perturbarla. P o r q u e así profundamente se
teza á la humildad y menosprecio tuyo. Y
humilla, menosprecia y aniquila el hombre,
acuérdate que está escrito , y á los Apóstoles
que no pueden hallarle las criaturas ni tienen
dice: «Cuando el cielo cerrare sus ojos, que
de que asir para molestarle. Mas ¡ay! que al-
son el sol y la luna , y cayeren sus estrellas
gunas veces , en la mayor tranquilidad y bo-
como rayos, y la mar se alterare y diere con-
nanza es tan grande el tropel de vicios que
fusos bramidos , y los ríos con sus crecientes
combaten el fuerte del corazón, y tanta la tor-
parezcan anegar la tierra , y anduvieren los
menta de tentaciones horrendas con que el
hombres ahilados , embelesados y sin color,
alma es acometida, que si y o lo quisiese aquí
levantad las cabezas y mirad , que se acerca
descubrir, sería juzgado por mentiroso;porque
vuestra redención».¡Oh maravillosaredención
de todo en todo parece increíble. Y porque
de culpas y de imperfecciones la que sigue á
trate largamente de este particular en los
estos torbellinos y batallas espirituales , si el
Triunfos , en el capítulo del «Desamparo y
alma se humilla, y resignada en Dios perse-
calamidad que causa la ausencia de Dios» no
vera dentro de sí en el abismo de su nada! Yo
quiero aquí decir otra cosa , sino que no te
acobardes en este t i e m p o , ni te rindas á tan
no Conquista del Reino de Dios.
daré firmado de mi nombre, y téngase por fir-
ma esta mi escritura, que jamas se vió humil- como otro Sansón, mil filistéos, y millares de
de y pequeño en sus ojos, vencido ni engaña- ellos, con la débil quijada del jumento. Puede,
do , ni de los hombres ni de los demonios. Y al fin, lo que quiere el humilde, y puede más
en confirmación de esto , hallo escrito deí que Dios, porque de nadie sino de él se deja
Apóstol: «Lo enfermo y flaco de Dios es más vencer. Venga Dios cuanto enojado se pueda
fuerte que los hombres fuertes; y lo necio más imaginar contra un alma ; humíllese y ani-
sabio que los sabios del mundo. Esa nada que quílese ésta, que sin duda le vencerá; porque
tú conoces de tí que eres, puesta en las manos no ha de herir Dios, ni descargar el golpe de
de Dios, puede más que todo el infierno jun- su poder sobre la nada. ¿Qué honra ha de sa-
to; y esa ignorancia que de tí confiesas vence car el Todopoderoso de tomarse con la nada?
la sabiduría de Atenas y de todos los hombres «¿Contra la hojarasca, que arrebata el viento,
que no están así rendidos y humildes». Sí, que dice Job, mostráis vuestro poder y fuerzas ? »
escrito está : « Escogió Dios las cosas que no Humillóse Acab , y luego revocó Dios la
son para destruir las que son». No seas, y po- sentencia dada contra él. Humillóse David,
drás más que todo lo que es. y luego le perdonó ; y á los que de verdad
son humildes promete y asegura su Apóstol
la gracia. ¿Para qué te distraes, decía un sa-
§ IX. bio, en muchas cosas, hombre miserable? Una
sola te es necesaria, y que los antiguos tuvie-
DISCÍPULO. ¿ Y más que Dios también?
ron por venida del cielo, que es conocerte á
MAESTRO. Me atrevo á decir, y sea, Señor,
tí mismo y tenerte por lo que eres. Así oraba
con vuestra licencia, que contra el mismo
el gran Padre Agustino : « El Señor me con-
Dios es fuerte el humilde. Isaías dijo : «Los
ceda que ninguna otra cosa haga, ni sepa,
que confían en el Señor mudarán la fortaleza,
sino conocerme ». Quédense á un cabo todas
tomarán alas, volarán y no desfallecerán».
las artes, y muy léjos se aparten todos los
¿Y quién sino los humildes confían en el Se-
cuidados, y aprende esta sola cosa; y ten por
ñor? Pues esos mudan la fortaleza, la de los
cierto , que te ocupas en alcanzar toda la
hombres digo, en fortaleza de Dios : el cual
erudición y buenas letras. T a n excelente es
pelea y vence por ellos, en ellos, y destruye,
esta virtud de la humildad, tan admirable y
tan digna de alabanza, que no hay palabras
neplácito y tan sin querer propio. Lo cual
con que se puedan declarar los bienes que por
pertenece á los hijos de Dios, que, como dijo
ella nos vienen de la mano liberalísima de el Apóstol, son llevados de su espíritu, sin
Dios. San Buenaventura dijo : « que sola la hallarse en ellos otra cosa que obediencia á
humildad compite con el poder de Dios ». Y su impulso y movimiento divino. Reciben
es ello así verdaderamente; porque el humil- estos tales de la mano de Dios todas las cosas
de, cuanto m á s dones recibe, más capaz se desnudamente, y de todas se hallan indignos.
hace, y más se ensancha para recibir otros de Reciben la enfermedad con hacimiento de
nuevo. De manera, que unos son disposición gracias para su provecho ; ale'granse con la
para otros, y otros para otros. Y como el hu- salud por ser de su mano, para emplearla en
milde va siempre vaciándose de sí mismo y su servicio, como lo hacía el Santo Profeta,
empobreciéndose de aire, que San Agustín que guardaba su fortaleza para Dios; si son
llamó á este pobre de espíritu, y Dios le va menospreciados, juzgan de sí que son dignos
cebando y llenando de sí, al decrecer mío, si de más deshonra ; si les hacen honra, dicen
soy ese, crecen los dones de Dios. Y así estoy que no la merecen ; y cuanto ella es mayor,
siempre lleno y siempre vacío, desocupado tanto ellos se humillan y aniquilan más, co-
de mí mismo y ocupado de Dios, y él siem- mo hombres que saben su poquedad y nada:
pre dando y y o recibiendo siempre : ni á su confiesan que pecando desmerecieron los do-
dar se halla fin. ni á mi recibir tampoco. Y nes de Dios; y cuando los reciben no sólo no
como de mi parte no hay obstáculo ni estorbo se ensoberbecen, sino que jamas acaban de
á los dones de Dios, ni á sus divinas opera- admirarse de la largueza divina, porque sien-
ciones, facilísimamente es llevada el alma por do ellos tan ingratos, les hace tantas mer-
este camino á l a cumbre de la perfección. De cedes.
aquí nace, que siendo el alma instrumento
vivo de Dios, e n todas las cosas que Su Ma-
§X.
jestad quiere h a c e r de ella, ó permite que se
hagan, ora sean prósperas, ora adversas, más
DISCÍPULO. A l fin hemos de confesar todos
parece que se há pasiva que activamente. T a n
que el principio de la verdad es la disciplina
rendida y tan resignada está á su divino be- y conocimiento de sí mismo.
MAESTRO. A S Í es; y añado y o , que en toda
cha es, yo lo confieso, y estrecha le pareció al
tribulación y angustia, la mejor y más eficaz
que la abrió; y harto se estrecharon los Santos
medicina es negarse el hombre á sí mismo,
para entrar por ella. Pero el reino á donde por
renunciarse y contradecirse. Si alguno, pues!
ella se entra es de tanta codicia, que cuan-
te tuviere en poco, entiende que hace lo que
do por la divina misericordia hubieres llega-
tú estabas obligado á hacer ; y así no es es-
do á ver sus riquezas, tus trabajos todos no te
torbo este para tu pretensión, sino m u y gran-
parecerán de una hora. Nunca mucho costó
de ayuda, porque te apareja el camino para
poco, aunque poco es todo lo que por el todo
la perfección y salud eterna. T e n por cierto,
se dé. Muchas otras cosas te pudiera decir de
que si te sabes aprovechar de las correccio-
la humildad ; pero las dichas bastan, que son
nes, afrentas y menosprecios, ninguna cosa
las mejores, si hay ejercicio y perseverancia.
te puede suceder mejor que ser corregido
Dios nos la dé. Amén.
despreciado y tenido en poco. Todas las ve-
ces que te conocieres de corazón y confesares DISCÍPULO. Bien podrías, si no estás can-
con la boca por pecador vilísimo y merecedor sado, pues la tarde es á propósito y estamos
del infierno, echas sin duda el fundamento solos, y hay tiempo harto, abrirme la puerta
verdaderísimo de la justicia, y concuerdas en del Poniente, que siento yo en mí ha de ser
esto con Dios, el cual te librará luego de toda muy semejante á la del Oriente, y que será
confusión. Mas siempre que te soñares justo muy agradable cosa entrar por ella.
o pensares que eres algo, eres ciertamente MAESTRO. La caridad abrió esa puerta,
mentiroso, y serás condenado del justísimo mas la humildad la labró ; y puedo asegurar-
Vengador de la justicia. En muchas cosas se te, que es la más segura y cierta entrada para
ha de mortificar la naturaleza primero que Dios de cuantas se han podido inventar; pero
adquieras tal hábito de humildad en tu cora- hoy no hablaré palabra de ella, porque quie-
zón que sin trabajo seas llevado de tu volun- ro primero ver muchas cosas, que requieren
tad á las cosas viles y despreciadas, y á que tiempo y consideración profunda, acompaña-
la honra te sea tormento, y la confusión con- das de humildad y devoción.
suelo. Este, hijo Deseoso, es el camino para DISCÍPULO. Sea como mandares, maestro;
el reino de Dios, y la puerta oriental: estre- que y o no tengo voluntad, pues toda la mía
se halla resignada en la tuya.
MAESTRO. Pues tratemos, por eso que has
dicho, de la resignación ó abnegación de ella, ción lo pedimos? Por cierto, cielo: y el alma
que es la puerta del Mediodía, y está hecha que la hace lo es de la sabiduría de Dios ; y
por el modelo de la pasada, pareciéndose de aquí pide confiadamente el sustento y regalo
manera las dos, que las juzgarás una sola. espiritual, diciendo: Panem nostrum super-
DISCÍPULO. E S O ménos tendremos que tra- substantialem da nobis Jiodie, que es el man-
bajar. jar de que se sustentan las almas, tan queridas
MAESTRO. N O es pequeño trabajo negarse de Dios. A q u í está la remisión cumplida de
el hombre á sí mismo, sino el mayor de los todos los pecados, como se sigue tras de el
trabajos. Así lo confiesa San Gregorio, que pan de cada día, y la evasión y liberación de
pareciéndole poco dejar todas las cosas por las tentaciones y lazos del demonio; los cua-
seguir á Cristo, dijo que el punto crudo era les ningún lugar tienen en el alma, que está
dejarse á sí mismo, y es el primer canon de hecha cielo y reino de Dios. Por lo cual te
la vida perfecta. E n la oración del Pater nos- ruego, con el encarecimiento que pide la gra-
ter he advertido yo, que pidiendo el Reino de vedad de la materia, que con todo cuidado
Dios, se sigue luego el negamiento de la pro- atiendas al beneplácito divino en todas las
pia voluntad, y la resignación en la de Dios: cosas que hubieres de hacer ó no hacer ; de
Adveniat regnum tuurn, Jiat voluntas tua sicut manera, que con perfección hagas lo que Dios
in ccelo et in térra. te mandare y entendieres que le es agradable,
DISCÍPULO. ¿ Pues qué hay de considera- y dejes de hacer lo que no fuere t a l ; y allí
ción en eso ? has de acudir á donde sintieres que más fre-
MAESTRO. Bastaba para ser de mucha ha- cuentemente eres llamado de su Majestad,de-
berlo así ordenado Cristo. Pero la que yo he jando por El lo que fuere ó de inclinación ó
tenido sobre ello es, que es imposible hallar voluntad tuya. Di siempre con el Apóstol:
lugar en nosotros el Reino de Dios, que cons- «¿Qué mandáis, Señor, que haga?» Fija toda
ta de justicia, paz y gozo en el Espíritu San- tu confianza en Cristo, y á ninguno, fuera de
to, si no se renuncia la propia voluntad. ¿ Y E l , desees agradar, ni te desconsueles sino
qué piensas tú que sería la tierra si se cum- por aquello que entendieres que le desagrada
pliese siempre la divina, como en esta ora- á El.
que nos hiere mitiga la fuerza del dolor que
§ XI. nos causa». El perro, al cual falta este cono-
cimiento, deja de seguir al que le tiró la pie-
Aprende á sacar de todo lo que vieres, ú dra y muerde de ella, con daño de sus dien-
oyeres, ó supieres, gloria y alabanzas para tu tes ; y yo me enojo con mi enemigo y meen-
Señor Dios, y de todas las cosas escoge la fado con la adversidad porque no recurro á la
mejor y de más edificación para tu alma, por- causa superior, que, para bien mío, ordena ó
que de todas hay mucho que poder sacar. Y permite lo uno y lo otro, y sin cuya voluntad
en esta manera de vida está la que llaman ó permisión no se menea la hoja en el árbol,
iluminativa, que hace á los hombres sabios, ni de dos pardalejos que siguen una vereda,
de sabiduría verdadera ; porque en la yerbe- el uno cae en el lazo que le estaba armado,
cita y en el pajarito, en la hormiga y en el quedando el otro libre. Esta es una divinísi-
elefante, y finalmente, en todas las criaturas, ma consideración, poderosa para pacificar el
contemplan á Dios por esencia y potencia, alma, de manera que nada la perturbe, ni
como criador y conservador común de todas haga perder su quietud y paz interior.
ellas. Es un bien sobreesencial, más íntimo DISCÍPULO. Claro está, que si ni en los
á mí mismo que y o , y más vecino á toda bienes ni en los males reparo en las criaturas,
criatura que ella á sí misma ; y si como te por medio de las cuales me vienen, sino en
digo le considerases atentamente en todas, Dios, que con admirable providencia dispone
ora te fuesen gratas, ora molestas, nunca per- y ordena todas las cosas; ni recibiendo mer-
derías tu alma; porque ni el fuego te quema- cedes estaré grato á alguna de ellas como á
ría, ni el mosquito te haría guerra, ni el otro causa principal, ni tampoco en los agravios
enemigo te perseguiría, si Dios un punto de me quejaré de ninguna por la misma razón:
ellos se ausentase. ¿ Pues por qué no respeta- y así puestos los ojos en Dios, por lo uno y
ré yo y reverenciaré en todas las cosas de gus- por lo otro le daré gracias, pues que sé de
to ó disgusto, de molestia ó descontento, el cierto que nada dispuso para dañarme, y que
poder, la sabiduría y la esencia de Dios, que todo lo ordena para mi provecho.
reconozco en ellas? Muy bien dijo San Grego- MAESTRO. Haz eso y vivirás.
rio, que «la consideración de la equidad del DISCÍPULO. ¿De manera que ninguna cria-
tura puede como principal ni dañarme ni
lleno de alegría, aunque el día era tan traba-
aprovecharme ? joso, que puso en admiración al solitario, y
MAESTRO. N O , porque lo que es en pro del preguntóle que cómo venía así de alegre en
hombre, de parte de Dios principalmente le tiempo tan rigoroso. A lo cual respondió el
viene, y lo que es en su daño, de la suya pro- melcocheruelo, que no tenía razón para hacer
pia. Y así notó divinamente Crisòstomo, en otra cosa, porque nuestro Señor hacía su santa
aquel V tomo, verdaderamente dorado, que voluntad, lo cual él tan solamente buscaba en
predicó en Antioquía, que ninguno recibe todas las cosas. Y añadió, que con ningún
daño sino de sí mismo ; de donde se sigue, suceso se turbaba ni entristecía. «Si llueve,,
que las ganancias todas están á cuenta de huélgome; si hace sol también: si me vienen
Dios, y las pérdidas á la nuestra; y siempre adversidades no quepo de gozo, y si corre bo-
ganaríamos si tuviésemos recurso y pusiése- nanza doy gracias á mi Señor, porque conozco
mos los ojos tan solamente en la causa supe- que se hace en todo su voluntad». Quedó con
rior, que es Dios ; el cual toca los fines de to- esto el solitario confuso de verse comparado
das las cosas fuertemente, empero dispónelas á un hombrecillo de tan poca cuenta, y cayó
con suavidad. D e uno de aquellos Padres del en ella de que la perfección ni está en mucho
yermo me acuerdo haber oído decir á mi ayunar, ni en abrirse la carne con azotes, ni
maestro, que codicioso de saber á qué grado en altas contemplaciones; sino en ajustarse
de perfección había llegado en muchos años el alma con la voluntad de su Señor Dios,
que tenía de soledad, y qué hombre habría sin cuidado de otra cosa criada ; y cuando
que se le pareciese en el aprovechamiento es- ésta se hiciere, estar muy contento ; y cierto
piritual, oyó una voz que le dijo: « Sal de tu aprovecha mucho para la perfecta abnegación
celda y mira bien la persona que primero te sujetarse el hombre á Dios y á los hombres
ocurriere, que esa corre parejas contigo en la por su amor, con alegre corazón ; y esto en
virtud ». Salió el solitario al camino,y levan- todas las cosas, sin diferencia, cuando no con-
tándose una gran tempestad de aires, agua y tradicen á la divina ley y á la profesión que se
granizo, arrimóse á un árbol, y estando allí, tiene hecha; porque con esto la naturaleza
paso un mozuelo desarrapado, cuyo oficio era profundamente se deprime y humilla, y el
vender m e l c o c h a s , y venía tan contento y espíritu altísimamente es elevado sobre sí.
MAESTRO. N O , por cierto, ni vaso para la
SXIII.
gracia ; porque la propia voluntad es hija le-
gítima de la soberbia, á quien Dios está di-
A l fin habremos de confesar, que toda
rectamente opuesto. E l que á sí mismo supo
nuestra salud y remedio estuvo en aquella
hacerse la guerra, no tema ser guerreado de
resignación que Cristo hizo de su voluntad
en la del Padre, cuando cercano á la muerte nadie ; y el que se dejó á sí, juntamente dejó
dijo: «No mi voluntad, sino la vuestra, se ha- todas las cosas, y gozará de perfecta libertad
g a ». Y es esta una oración admirable, y que de hijo de Dios. Sí; que los demonios, ene-
dicha con devoción y espíritu penetra los cie- migos nuestros perpetuos, y el mundo con
los y negocia con Dios grandes bienes y ri- ellos, los ejércitos con que nos acometen y
quezas para el alma. hacen sangrienta guerra', no son otros que
nosotros mismos, según que lo dijo con gran-
DISCÍPULO. N O se' ya que' responder, por-
de propiedad Santiago en su Canónica. «¿De
que me has tomado de manera los puertos dónde, dice, nacen las guerras y contiendas
para toda réplica, que tengo por cierto, que entre vosotros? ¿Por ventura no nacen de las
la suma perfección y el camino para ella, y concupiscencias vuestras, que pelean en vues-
el fin y remate de todos los ejercicios, está en tros miembros?» Y así es, que cualquiera que
desterrar el hombre su voluntad y abrazar la asestó contra sí toda su artillería y se venció,
de Dios en todas las cosas, ora parezca que venció sin duda á todos sus enemigos. ¿ De
son en mi daño, ora en mi provecho. dónde te parece á tí que nació en los Santos
MAESTRO. Bien dices, y añade que un el aborrecer tanto sus cuerpos, y el tratarlos
hombre entregado á su voluntad vive ajeno tan mal, y el gozarse en las tribulaciones y
de todo bien, y ni tiene comunicación con persecuciones?
Dios, ni con sus Santos. Argumento es muy DISCÍPULO. De que les reveló ó enseñó
claro de propia voluntad andar mudando Dios que por este camino caía por tierra el
pareceres, y agradarse y desagradarse de las mayor enemigo que tenían, que es la propie-
cosas por momentos. dad nuestra, y comenzaban á ser despojados
DISCÍPULO. ¿ Puede haber paz en el alma de aquello que antes tenían por hacienda su-
donde hay propia voluntad? ya particular.
MAESTRO. Por cierto que me he consola- quien siente demasiado las pérdidas tempora-
do de oirte responder tan á propósito. Alúm- les, con el hecho confiesa haber poseído in-
brete el cielo para que en el afecto aprove- justamente los bienes, que lo son, usurpando
ches, como en el entendimiento te reconozco para sí como suyo lo que era de sólo Dios. Y
aprovechado. Con toda verdad te se' decir, que el que siendo despreciado y ofendido de otro
nunca goce' de mi propia voluntad hasta que se altera y encoleriza más de lo justo, declara
por Dios la negue'; porque en El se cobra me- muy al descubierto: lo primero, ser dignísimo
jorado lo que por El se pierde ó renuncia. Y de toda confusión, pues que la honra debida
el que dejase un reino entero, y lo que más á sólo Dios procura adjudicarla á sí mismo;
es, todo el mundo, si se poseyese á sí con des- y lo segundo, que el amor de las criaturas
ordenado amor , haga cuenta que no dejó no está perfectamente muerto en él. V e l a ,
nada; pero el que á sí mismo se dejó, ni pues, hijo mío, sobre tí, y está advertido, que
las riquezas que posee, ni has honras que donde quiera que te hallares has de huir de
le ofrecen, ni los amigos familiares le pue- tí por la verdadera abnegación; porque sin
den ser de algún impedimento; porque tiene ninguna duda este yo, que pretende hallarse
el ánimo libre y el corazón exento y desasido conmigo en lo que de virtud hago, es el que
de todas las cosas, y está aparejado para re- destruye y vicia cuanto hago; y así sería gran
nunciarlas todas, cuando entendiese ser esa negocio é importaría mucho si y o fuese sin
la voluntad de Dios. mí á la Iglesia, á la oración, al ayuno, á la
limosna y á las demás obras de religión; por-
DISCÍPULO. ¿ C u á n d o podré y o entender
que entonces le son gratísimas á Dios, cuan-
que perfectamente me he negado ?
do y o falto de mí en ellas y E l se halla todo
MAESTRO. Si por alguna confusión perso-
en ellas; y entonces entra El con sus dones
nal ó pérdida temporal, ó por algún otro su-
y gracias en mí, cuando y o salgo de mí y
ceso, que á tí solo ataña, te entristecieses más
saco conmigo todas las criaturas; á las cuales
y tuvieses mayor sentimiento que si sucedie-
y á mí tengo de morir para que Dios pueda
ra á otro cualquiera del mundo, ten por cier-
tener vida y regalo en mí; y estando y o lleno
to que vive en tí el amor propio y que no está
de mí y del amor de las criaturas, ningún lu-
del todo muerta tu voluntad ni has alcanzado
gar queda á Dios para morar dentro de mí, y
la verdadera abnegación de tí mismo. Porque
está tan lejos de mí, cuanto y o lo estoy de
cobre; los hijos ínclitos de Sión, que vestían
esta muerte y abnegación de mí y de todo lo
de finísimas telas, son ya vasos de barro, obras
que no es E l ; y tanto más de devoción y de
de las manos del ollero; ya no hay quien su-
favor divino hay en el hombre, cuanto mayor
fra por Dios un capirote, ni quien esté tan
es la mortificación y negamiento propio ; y
dejado, que no le quede más que dejar. Pues
tanto más llegado se halla á Dios, cuanto más
se aleja de s í y del amor délos vivos. Por tanto, se entiende, y ten por ciertísimo, que una
no te canses en este ejercicio ni te espanten Ave-María sola dicha con verdadera abnega-
los trabajos de él; rompe por todos, y si de- ción de tí mismo, para gloria de Dios, le es
seas hallar el todo en todas las cosas, déjalas más acepta á Su Majestad que si, lleno de tí y
todas por el todo. Hallarás á lo menos ver- fiado de tí, como el fariséo, y con propia vo-
dadera tranquilidad y paz de corazón, la cual luntad, rezares postrado en tierra todo el Sal-
nadie fácilmente te perturbará, porque está terio de David; advierte, empero, hijo Deseo-
fundada en Dios, en quien no se halla mu- so, que si trabajando en esta abnegación y
danza. habiendo alcanzado mucha parte de ella,
acaso, ó por descuido ó por no apercibido, se
te fué alguna palabra áspera y de ira, ó fal-
§ XIV. taste en algo de lo que hace á esta divina filo-
sofía, que no hay por qué desmayar ni perder
. ¡ 0 h ' s i desasidos de nosotros mismos y re- el ánimo; porque de ordinario suele nuestro
signados en Dios, sin temor alguno esperáse- Señor permitir esas caídas, para que por este
mos los sucesos todos como quiera que fuese! camino conozca el hombre su flaqueza y lo
Gustaríamos, cierto, cuán suave es el Señor; poco que tiene que fiar de sí mismo, y así
mas ¡ay de nosotros, que apenas se halla hoy salga de la tentación y caída aprovechado.
en el mundo quien de veras esté resignado y Cuando el demonio te incitare á altivez de
mortificado y sujeto á la divina voluntad! Por- corazón, éntrate luego en el abismo de tu vi-
que aquel fervor y deseo de Dios que se ha- leza y en la nada de tus merecimientos, para
llaba en los Santos, ya en nosotros está res- que así se abajen los humos de tu arrogancia
friado; y el color subido de aquel oro finísimo y presunción vana, y quedes humillado den-
que dice Jeremías, ya se mudó en color de tro de tí; y no quieras hacer ostentación de
tu paciencia delante de los hombres, que allá con aventajados premios tan soberana doctri-
de dentro podría ser que padecieses inquietud na como me has dado en este día.
y levantamiento de corazón. Por experiencia MAESTRO. Mañana, si pudiere librarme de
he hallado que algunas veces se debe comer, cierta ocupación, como espero, trataremos de
aunque nos deleite y sea de regalo el ayuno, la tercera y cuarta puertas: de la del Norte,
y dormir cuando nos convidan á vigilias; por- primero, y en el fin, de la del Poniente. Rue-
que estas cosas nos abren camino para la di- ga por mí al Señor (porque temo mucho la
cha consideración de nuestra vileza, y es un dificultad de la materia), que me dé su luz,
artificioso engaño con que nuestro adversario para que hable y sienta como Su Majestad
queda burlado y nosotros humillados, y aun quiere y tú has menester. Adiós.
apocados, á los ojos de los que han juzgado DISCÍPULO. Él vaya contigo. Amén.
altamente de nuestra santidad. El hombre
verdaderamente resignado y que de todo en
todo se dejó á sí y á todas las cosas por Dios,
de tal manera está fundado en El, y de tal
modo le tiene amparado y guarnecido su ver-
dad, que si alguna criatura quisiese tocarle,
había de tocar primero y lastimar el corazón
de Dios, donde está encerrado. A l fin conclu-
yamos con una palabra lo mucho que de esta
materia hay que decir, y sea: que este ne-
gamiento propio y desamparo de tí mismo
es el camino real para Dios, y la senda dere-
cha, aunque dificultosa, para la cumbre de la
perfección evange'lica. Y con. esto me despido
por hoy de tí; y si bastase para que tú te des-
pidieses de tí y y o de m í , rica suerte habría
sido la mía.
DISCÍPULO. Dios nos la conceda y te pague
puso en la cruz por ella. Y San Agustín dice,
que aunque más nos aprieten las aflicciones
de la vida presente, nos parecerá que sufrimos
y padecemos poco, si traemos á la memoria
cuanto bebió de ellas sobre la cruz el que
desde allí nos convida y llama para su reino.
DISCÍPULO. L O que más me afligió y quitó

DIÁLOGO CUARTO. el sueño, y aun el sosiego y paz del corazón,


fué una consideración que tuve de los trabajos
que padecen los justos y amigos de Dios;
porque no acababa de entender que lo fuesen
DE LA TERCERA PUERTA POR DONDE SE ENTRA AL REINO suyos verdaderamente , y que los afligiese
DE DIOS, QUE ES LA TRIBULACIÓN.
unas veces por sí, otras por los hombres, y lo
que más admiración me pone, por los mismos
demonios, como sabemos de Job y de San
§ I- Pablo.
MAESTRO. Bien se me representó, luego
MAESTRO. Seas bien venido, Deseoso: ¿que' que te vi triste, que te había cargado el humor
semblante es ese tan melancólico y triste? melancólico. Ese error tuvieron los amigos
DISCÍPULO. Nunca faltan ocasiones para de Job, y ese es el argumento de todo aquel
tristeza á los que son tan flacos é imperfectos famoso libro de cuarenta y dos capítulos, á
como yo. donde el varón santo trata de persuadir á sus
MAESTRO. Si frecuentemente ocupase tu amigos que no le castigaba Dios por sus pe-
memoria la pasión de Cristo, ninguna cósase cados; y ellos, por el contrario, que sólo esos
te ofrecería tan dura que no la llevases con despiertan el furor divino y ponen á Dios en
mucha igualdad de corazón; porque, como la mano el azote contra nosotros. Y al fin
dijo San Jerónimo, sana todas las amarguras queda canonizada la persona de Job por el
del ánima la recordación dulce del que se mismo Dios, que le alabó y dio por justo, y
su doctrina aprobada como tan católica. Y
sería cosa temeraria decir que todos los San- lo es ». A Tobías le dijo el A n g e l : «Porque
tos padecieron por sus pecados; lo cual prue- eras acepto á Dios, fué necesario que la ten-
ba la respuesta de Cristo á sus Apóstoles, tación te probase, y conociesen los hombres
cuando le preguntaron á la puerta del templo esta aceptación por medio de tu paciencia»;
si estar ciego aquel pobre que allí curó fué que, como advirtió Santiago, tiene obra per-
culpa de sus padres ó suya; que al fin dijo, fecta. Así tentó la obediencia de Abrahán
que ni ellos ni él habían pecado. Y no quiso con el riguroso precepto de sacrificarle su
decir que estaban sin culpa, ó que nunca pe- hijo. Así la de Job, entregándole al demonio
caron, que todos somos pecadores; y si dijé- para que le asentase la mano. Y de esta ma-
remos que no tenemos pecados, nos engaña- nera de tentaciones dijo Judit: « Debéis acor-
mos y hacemos á Dios mentiroso, que afirma daros cómo nuestro padre Abrahán fué ten-
lo contrario. L o que dice es, que no tuvo ojo tado , y por muchas tribulaciones probado
á los pecados del mancebo y de sus padres alcanzó la amistad de Dios». Eso mismo po-
para cegarlo, sino á la gloria que á Cristo se déis considerar de Isaac, Jacob, David y Moi-
le había de seguir curándole. sés, y de todos los que fueron gratos á Su
DISCÍPULO. ¿Luego gloria de Dios es que Majestad, los cuales pasaron por el crisol de
yo sufra y padezca trabajos de cualquiera ma- las tribulaciones. Séneca dice, que la adver-
nera que me vengan? sidad no es mal que daña al varón bueno,
MAESTRO. Y prueba grande de la amistad sino ejercicio de virtud, y la que nos retrae y
que te tiene. Eso dijo San Bernardo: « Mani- aparta de todo mal.
festóte Dios á tí su amor y benevolencia pa-
deciendo: razón será que experimente la tuya § II-
en el sufrimiento y tolerancia de los males
que te ofrece». ¿No le vencieron á El tus pe- Solimo , entre las grandes maravillas del
cados? No te venzan á tí sus azotes. ¿Sufrióte mundo , cuenta por muy notable ésta: «Que
El tanto tiempo? Súfrele tú por el poco que apenas se puede dar un hombre en quien no
dura la tribulación. Acuérdate que está escri- sean más las adversidades y trabajos que su-
to: «Si posees amigo, en la tentación poséele: fre, que las prosperidades que recibe». Y pone
porque en todo tiempo ama el que de verdad ejemplo en Julio César , de quien se lee que
fué tan dichoso, que nunca deseó cosa en su
vida que no la gozase á su voluntad ; y con artífice quiere, eso hago yo; á donde me pone
allí estoy, y sufro con paciencia. A mi cuenta
todo se hallan tantas incomodidades y desas-
está el sufrir, y á la del artífice purificarme. Si
tres en el curso de ella , que sin mucha difi-
la paja ardiere para quemarme , ella recibe el
cultad no se podrá hacer juicio cierto, si tuvo
daño y y o el provecho; porque ella se consu-
más de miseria que de felicidad. Pues ¿qué
me y yo quedo purificado y sin escoria. A l fin
mucho que por Cristo se le mande sufrir mu-
lo que es el trillo al grano , la hornaza al oro
cho al cristiano, siendo el premio que se le
y la lima al hierro , eso es la tribulación al
promete tan aventajado, y teniendo á Dios en justo. Ésta despierta al perezoso y lerdo en la
el trabajo el primero , y oyendo de su boca: virtud, humilla al soberbio, purga al peniten-
«El que quisiere venir en pos de mí, niéguese te y corona al inocente. Y o digo que azota
á sí mismo, tome su cruz y sígame?» San Ba- Dios á sus amigos muchas veces , porque su
silio dice que no se debe tener por muy ami- azote maravillosamente aumenta en ellos la
go de Cristo el que sólo padeció trabajos ale- gracia, las virtudes, los méritos y los premios.
gremente por Cristo , sino el que para gloria Es la tribulación ama que cría la humildad,
suya apeteció y deseó sufrir muerte cruel y maestra de la penitencia , granjeadora de la
afrentosa con todo su afecto y voluntad. A l e - felicidad eterna: es la que quita la escoria de
jandro de Hales dice oque en el estado en que los pecados, la que da abundancia y plenitud
ahora está la humana naturaleza , conviene á de gracia, y el crecimiento de todas las virtu-
saber, de caídas y de culpas, mucho más apro- des: es la que engorda el alma y la fertiliza,
vecha por las adversidades, que por las pros- como el rocío de la mañana á las rosas y azu-
peridades». Y San Agustín afirma «que es cenas. Por tanto, hijo Deseoso , entiende que
mucho mejor que nos duela el azote , qtfe el es dón escogido de Dios, vara amorosa , cas-
pecado nos deleite». Y en otra parte: «en la tigo paternal, que comunica sabiduría, que nos
hornaza ó crisol la paja arde , mas el oro se hace circunspectos y nos acarrea grandes ex-
purifica; aquélla se convierte en ceniza, y éste periencias. Pero advierte , como dice Oríge-
queda sin escoria y limpio». El mundo es nes, que el sufrimiento de todos los males ca-
hornaza , los malos paja , los justos oro , el rece de celestial premio, si le falta la perfecta
fuego la tribulación, el artífice Dios; lo que el paciencia. Por lo cual se escribe: «En vuestra
136 Conquista del Reino de Dios.
paciencia poseeréis vuestras almas; porque de desengañado con lo hasta ahora dicho , ' y
allí se hace fuerte el hombre contra todas las así podrás estar á lo prometido, y tratar, como
adversidades; de donde venciéndose á sí mis- sueles, magistralmente , de esta tercera en-
mo, se hace señor de ellas». Y no sé qué más trada del reino de Dios, que se labra a puros
te diga para consolarte , sino lo que San Pa- golpes ; como nos lo canta la Iglesia en el
blo: «Azota el Señor á todo hijo que recibe himno de la Dedicación del templo.
en su casa y servicio». Apercíbete, pues, según MAESTRO. Tres maneras de cruces suele
esto, para ser azotado con Cristo , ó no trates Dios poner sobre los hombros de sus escogi-
de ser recibido en su casa; porque si fueres ex- dos. Una en los principios de sus conversio-
cluido de los azotes, también lo serás del nú- nes , otra cuando van aprovechando , y la ul-
mero de sus hijos. Azotó al suyo, único y tima en lo más florido de la vida espiritual.
querido , que no merecía azotes ; y para que Comenzarás á servir á Dios , y ocurnrte ha
los pudiese sufrir lo vistió de carne ; ¿ ha de luego, en el principio , una más que civil ba-
quedarse sin ellos el adoptivo? talla contra todos tus malos afectos y acostum-
brados deleites y codicias, á que natural o vi-
§ III. ciosamente eres inclinado , los cuales todos
has de mortificar y desamparar , para que te
Muy bien dice Gregorio , que no sabe qué sea de provecho el ejercicio de la oracion , y
no debe padecer y sufrir por Dios el hombre, salgas con lo que deseas y pretendes , que es
habiendo sufrido y padecido Dios tanto por perfección de vida. Esto bien se deja entender
él. No despidas de tí el azote, si no quieres ser que ha de ser molesto, y grave, y dificultoso,
privado de la herencia de tu padre ; ni mires especialmente que es lance forzoso haberte de
la pena que es ser azotado, sino el lugar que ser amargas y desabridas todas aquellas cosas
tienes en el testamento de tu Dios. San Pedro que te fueron de gusto y deleite ántes de tu
Crisólogo dice: «Cuando el hombre obra bie- conversión. Y el aborrecimiento al pecado ha
nes y sufre males , confíe que sin duda será de ser medido al contento con que se come-
contado entre los hijos del Señor ; porque no tió; lo cual trae anejo á sí mucho trabajo, y es
puede ser que participe de sus padecimientos cruz pesada y enfadosa , como largamente
y que sea excluido de su gloria». queda probado en el segundo de estos Díalo-
DISCÍPULO. YO me doy por consolado y
La segunda cruz envía Dios de su mano las pestilencias, las mortandades, las guerras,
7 corre con ella todos los estados; porque la carestía de mantenimientos y otra infinidad
nadie en el mundo, aunque muy amigo, deja
de cosas á este tono.
de ser probado y tentado con adversidades
MAESTRO. Razón tienes , y es muy bueno
dolores y angustias de cuerpo ó de alma Y si
ese pensamiento , porque te doy palabra de
se sufre todo con igualdad de corazón , y se
que ningún Apeles puso tanta diligencia en
recibe con aquellas entrañas con que el mise-
perfeccionar con varios matices y colores mi
ricordioso Señor lo envía , sin ninguna duda
dibujo , que desease sacar con gran primor,
es de grande excelencia y de provecho increí-
cuanta pone Dios en pintar al hombre, que es
ble. ¿Duelete la cabeza? ¿Padeces frío, calor
imagen suya, con diversas tribulaciones, para
hambre o sed?¿Dícente malas palabras y dánte
que aligerada y humillada su ánima, se junte
ocasión para entristecerte de muchas mane-
á él y sumamente le agrade.
ras? Pues ten por cierto que todo eso lo tenía
DISCÍPULO. Algunos tengo vistos, que no
Dios previsto ab ceterno , y a s í lo pensó y lo
contentos con la cruz que Dios les envía, ellos
quiso y tuvo consejo sobre ello: midiólo, con-
por su cabeza y propia voluntad se procuran
tolo y pesolo, para que de esa manera , y no
otras intolerables , no de hombres de razón,
de otra, sucediese. Y ahora te suceda mere-
sino de jumentos, que carecen de ella; porque
ciendolo ó estando sin culpa , justa ó injusta-
se ejercitan en abstinencias inmoderadas, me-
mente,« por ventura por tu negligencia; siem-
ditaciones importunas y en otros rigores y as-
pre has de pensar que viene ordenado por
perezas, en daño notable de la salud ; con las
Dios ; y sufriéndolo con paciencia , dále gra-
cuales cosas de tal manera se embelesan y se
cias, porque quiere que su divino y eterno
pasman , que es necesario esperarles Dios
consejo se cumpla en tí en ese punto
algún tiempo que acaben sus tareas.
DISCÍPULO. Algunas veces , vistas las tri- MAESTRO. El mayor mal de todos estos es,
bulaciones que padecen los justos, pienso que que cuando quiere Su Majestad obrar en ellos,
armo Dios todas las criaturas y las puso en la naturaleza está estragada, caída y sin fuer-
guerra perpetua contra los hombres : los ele- zas para seguirle. Y si acaso les sobrevienen
mentos, los planetas , las bestias , el granizo tentaciones graves, no tienen ánimo ni virtud
la nieve, el calor, las destemplanzas del aire' para resistirlas.
cerle beber un poco de vino , fué necesario
§ iv. que se lo mandara su maestro; el cual, desean-
do hacerle solícito de las cosas que tocan á la
P o r lo cual seria buen consejo acudir á la
piedad, que pocas veces lo son los demasiada-
mortificación de los malos afectos, más que á
mente rigurosos consigo, pues quien á sí mis-
rigores demasiados, con propiedad tomados y
mo no perdona con dificultad perdona á sus
sin consejo; porque, como dijo el Apóstol
prójimos y subditos, dice estas palabras: «Ejer-
«el ejercicio corporal para poco es útil; mas la
cítate en la piedad, que, como nota la glosa en
piedad vale para todas las cosas».
este lugar , significa culto de Dios y obras de
DISCÍPULO. Muchas veces he oído alegar misericordia en los prójimos»; y dándole la
ese dicho de San Pablo, y como no le entien- razón de este mandamiento , añade: «Porque
do bien , caúsame alguna manera de turba- el ejercicio corporal para poco es útil , mas la
ción, porque parece condenar las obras pena- piedad lo es para todas las cosas». El ayuno,
les , y aun creo que por la misma razón de el cilicio, el desierto, etc., de su naturaleza no
ignorancia tomaron algunos herejes ocasión son más que obras penales; y lo que tienen de
de destruir la penitencia. Recibiré particular bueno es por el fin y por razón del estado;
regalo en que me digas el verdadero y legíti- que si el hombre no pecara, no eran para el
mo sentido de esas palabras , para desengaño dicho fin necesarias. Son medios medicina-
mío y de muchos, que podrían reparar en les, que nos preservan del pecado después del
ellas como yo. pecado; ó nos ayudan á ganjear la salud que
MAESTRO. Pláceme de hacer lo que pides nos quitó el pecado. Son como el ruibarbo,
que si estáis bueno , no es bueno para vos;
que bien sé que hay hartos engañados sobre
pero en la enfermedad es bueno y necesario
este particular: unos que todo su negocio po-
para libraros de la cólera, que os quita la sa-
nen en los ejercicios espirítales, sin hacer caso
lud. Este es el poquito de bien que tienen los
alguno de los corporales ; otros , que de todo
ejercicios corporales, conviene á saber , tener
en todo se ocupan en éstos, olvidados de aqué-
á raya nuestras concupiscencias y carnales
llos. El santo Obispo Timoteo, que es con
deseos. Oigamos al mismo A p ó s t o l , que ha-
quien habla aquí San Pablo, era hombre muy blando de sí, decía á los de Corinto: «Castigo
riguroso con su persona; tanto , que para ha-
mi cuerpo y téngolo sujeto como á un escla- la parte del Señor,de quien esto les viene, más
vo ; porque predicando y o penitencia á los agradarían á Su Majestad y mayor servicio le
otros , no quede reprobado». Santo Tomás harían , que si despedazasen sus carnes á pu-
advirtió divinamente que estas penitencias ros azotes ; y más; quiero que entiendas en
exteriores sirven más de medicina contra los aquella palabra de Cristo que dice: «Tome su
pecados de la carne , que contra los del espí- cruz» , que no te da licencia para que tú te
ritu; porque muchas veces vemos que en estos ordenes y labres por tu cabeza la cruz , síno
grandes penitentes reina la cólera , la ira , el para que tomes la tuya, esto es , la que de su
poco sufrimiento y los juicios temerarios con- mano te viniere. Tampoco dice que tomes su
tra los que llevan vida algo más moderada, cruz , porque esa quiere fuerzas más que de
aunque más espiritual y más agradable á Dios hombre: la tuya has de tomar , labrada por
que la suya , tan sujeta al viento de la vani- Dios como para hombre, que no ha menester
dad. A l fin en lo corporal se sufren quiebras, hombros de jigante, sino pecho enamorado y
y á tiempos se pueden interrumpir ó dejar; aficionado á su servicio. Acuérdate que está
pero la piedad ha de ser continuada, como escrito, que no pesa Dios carne, sino espíritu;
dijo San Pedro, porque vale para todas las ni se le da nada de rigores, sino de amores.
cosas. Donde hay espíritu hay libertad, como dijo el
DISCÍPULO. Grandemente me han satisfe- Apóstol, no de ley, sino de carga y pesadum
cho tus razones , y de hoy en adelante sabré bre: que ni sentirás el ayuno , ni las vigilias,
pesar las cosas y estimarlas en lo que son ; y ni los azotes, ni los demás trabajos que por su
podrás, si quieres, volver á la materia de cruz amor tomares, ó E l te enviare por sí ó por sus
ó tribulación, que por la mano de Dios nos criaturas , si tienes espíritu. Este pesa y éste
viene, pues esa es, sin duda, la más provecho- estima, y conforme á éste dispone Su Majestad
sa y la que se puede tomar sin sospecha de la cruz que quiere que llevemos, y por él mide
que en ella peligrará el alma. en nuestro provecho la tentación. L a cruz más
MAESTRO. Por cierto , si los hombres se amarga que todas suele dar Dios á sus ami-
dejasen crucificar por manos ajenas, sufriendo gos muy en sana paz, como dice San Bernar-
con paciencia y mansedumbre cualesquiera do, cuando habían de gozar de los abrazos del
afrentas y dolores , estando contra sí y por esposo, al parecer humano. Levántanse á ve-
ees tentaciones tan espantosas y de tanto ho-
rror , aprietos y oscuridades de entendimien- más altamente ensalzado. Y si vivieses cien
to , que el miserable hombre , interiormente años y postrado por tierra con humildad pro-
apretado y congojado, casi con desesperación fundísima adorases á Dios , no le pagarías la
no sabe á dónde volver la cabeza , ni espera merced que te hace cuando te envía de su
más que la muerte , ó una locura cierta. De mano alguna pequeña tribulación; y sin nin-
esto no diré aquí más , porque en la segunda guna duda le quedas tú más obligado porque
parte de los Triunfos del amor , tratando del te la envió , que El á tí porque con paciencia
desamparo y calamidad interior, dije cosas la sufriste. Y no hay que gastar más tiempo
muy notables, que podrás ver con aprovecha- en esto , pues nos consta que todos los santos
miento, por ser tan ordinario en las personas y amigos de Dios bebieron de este cáliz con
espirituales este trabajo, y tan necesario el co- alegría y dieron y dan testimonio de que
nocimiento de su remedio. Sólo quiero que ningún veneno ni rejalgar hay en é l , sino la
entiendas al presente , que toda tribulación, salud verdadera y el regalo del alma. ¡Con
ora la recibas de tu voluntad, ora te sobreven- qué contento derramaron su sangre los márti-
ga sin ella, si hicieres de la necesidad virtud, res! ¡Con qué gusto sufrieron injurias , des-
quiero decir, si te dejares á la voluntad y or- honras y afrentas! ¡Con qué rigor trataron sus
denación de Dios y gustando de tu trabajo, cuerpos, aunque eran hombres cercados de
porque él gusta que le padezcas, te ofrecieres enfermedades y carne como nosotros'
asíatribuladoá Su Majestad, juntando yunien-
do tu cruz con la suya para su gloria; ten por § V.
cierto, que le eres más grato en esta ofrenda,
DISCÍPULO. Harto para sentir y llorar es,
que en otra cualquiera que exteriormente le
por cierto , ver lo que los santos hicieron y
ofrecieses. Porque de más fruto es, y para
sufrieron , y lo poco ó nada que nosotros ha-
nuestro espíritu de más regalo y consuelo,
cemos y sufrimos. No hay quien pueda con
padecer algo en la resignación de sí mismo,
una palabra algo dura y de disgusto, ni quien
que obrar en tal caso grandes cosas ; porque
se esfuerce á padecer , áun cosas muy peque-
allí nuestra naturaleza viciosa profundamente
ñas, por Cristo. Debe consistir mucha parte
es humillada y acoceada , y nuestro espíritu
de esto en los ruines sujetos que hay ahora,
10
140 Conquista del Reino de Dios.
y en los tiempos , tan otros de los pasados. tiempos , ó á la mucha ó poca virtud de los
Que antiguamente con cinco higos ó dátiles se manjares? No , por cierto ; porque dice el Se-
sustentaban los siervos de Dios, y con raíces ñor: «Sin mí ninguna cosa podéis hacer»;
de verbas vivían cien años en los desiertos. conviene á saber, meritoria y digna de la vida
Ahora somos flaquísimos y de cortas vidas, y eterna. No se olvidó el Apóstol del fundamen-
los mantenimientos de m u y poco sustento y to de toda buena obra , porque luego que nos
virtud ; y al fin el mundo se va llegando á la mandó imitar las de los santos, añadió: Jesús
vejez y le ha de faltar el calor de la viva fe; Christus heri et hodie, ipse et in scecula; Jesu-
que aun allá dijo Cristo: «¿Pensáis que cuan- cristo ayer y hoy y el mismo en los siglos;
do venga el H i j o del Hombre habrá fe sobre quiere decir, que por la virtud de Jesucristo y
la tierra?» con el favor de su gracia , hicieron los santos
lo que hicieron y hacemos nosotros, y han de
MAESTRO. A muchos he oído esa razón tu-
hacer los que nos siguieren todo lo que fuere
ya, y áun leídola en un moderno de no peque-
digno de Dios. De manera que , según esto,
ña autoridad; y ¡ojalá él no tuviera tanta, que
es engaño muy grande decir que en las cosas
no se le diera ningún crédito en el particular!
naturales estuviese el aventajarse los Santos
Pero yo creo q u e mi razón deshará tu opinión
pasados á los que ahora vivimos, ó que falte
v la suva. Bien habrás leído lo que el Apóstol
en Dios, que entonces les favorecía, el poder
San Pablo escribe á los Hebreos: «Acordáos,
ni el querer, para nosotros, que tuvo para
dice, de vuestros Prelados y Padres antiguos,
ellos. Verdad es que el mundo está ya en lo
los cuales os predicaron y enseñaron el Evan-
último y allegado á la decrepitud; porque aun
gelio, y mirad el fin que tuvo su conversación,
en materia de virtud se hallan en él cien mil
cómo conversaron y vivieron, y cómo acaba-
novedades y disparates nunca vistos, y en
ron. ¿Y esto para qué? Para que imitéis su fe,
materia de pecados no tienen número las in-
conviene á saber, la que tuvieron con Cristo,
venciones que cada día salen , como diremos
por quien sufrieron tantos trabajos y padecie-
adelante , ni hay teólogos que agoten sus di-
ron tantas tribulaciones, y perdieron las vi-
ficultades ; y así me persuado que los Santos
das». Pregunto y o ahora: ¿Sería bueno que
de la fama, los Generales y Capitanes del pue-
tales obras c o m o esas las atribuyésemos á la
blo cristiano y los de la Mesa redonda, ya
calidad de los sujetos, ó á la diversidad de los
pasaron; y que la gente que ahora se hace
para el cielo es de á pié, gente menuda, gen- le hallara á Él en nosotros; porque nos paga-
te afeminada y de melcocha, que ni un capi- mos ya de solos los hábitos y ceremonias de
rote saben sufrir por Dios. Todos hemos dado virtuosos, estando muy lejos de nuestros co-
en ser galenistas, y filósofos, y procuradores razones Cristo y su virtud. Por eso te digo
solícitos de la salud corporal, y vivimos con tanto de su C r u z y de lo mucho que importa
cien mil reglas de prudencia, acerca del sue- el llevarla con gusto, por ver si te aficionabas
ño, que sea de siete horas; de la comida, que á ella; porque no está el ser gran Santo en
sea buena y regalada; de la cama, que no sea hacer grandes cosas, sino en padecerlas con
dura, para que descanse el cuerpo; del rato igualdad de corazón por Cristo. Es tan exce-
de conversación, porque no nos opilemos; de lente dón de Dios la tribulación, que no suele
la visita, porque no parezcamos salvajes; de Su Majestad enviarla sino á sus escogidos;
la urbanidad y término cortesano, porque no porque por ella les abre el camino para la fe-
seamos enfadosos al mundo. A l fin, la virtud, licidad eterna. Y cuando el hombre se mira
en estos desdichados tiempos , no tiene sino á sí y á sus cosas más que la honra y gloria
la armadura ó esqueleto; que lo demás, casi del Señor, y comienza, dejado el Criador, á
todo es prudencia de carne, enemiga de Dios. convertirse á las criaturas, con deleite y gusto
propios, con peligro de caer en gravísimas
tentaciones y de perecer en ellas para siem-
§ VI.
pre, suele Su Majestad en estas ocasiones ejer-
DISCÍPULO. Parece que has tomado un citarle en grandes trabajos y tribulaciones,
poco de cólera diciendo eso. para que, ocupado con la representación de
MAESTRO. ¿Pues no quieres que se me en- ellas, se olvide de los tales vicios y deleites, y ,
cienda el corazón y que el alma se me afloje vuelto á Dios con humildad, le pida su ayuda
viendo tan en su punto la hipocresía y santi- y favores, y por aquí acabe de conocer su fra-
dad falsa, y la verdadera tan por el suelo? Y o gilidad y miseria. Por tanto, no pienses que
te prometo que si llegara San Pedro á mu- haces mucho cuando sufres una pequeña ten-
chos que parecemos sepulcros de Cristo, que tación y trabajos, sino da gracias de todo co-
hallara las mortajas y ligaduras. pero que no razón á Dios, que, aunque indigno, te estima
en tanto, que te hace merced de sus nobilísi-
ce y es ménos á sus ojos, tanto á los de Dios
mos dones, que son las tribulaciones, por me-
es más honrado y más glorioso y de mayor
dio de las cuales nos hace idóneos y nos dis-
estimación que todos los reyes y príncipes del
pone para la posesión de los sobrenaturales
mundo. Y manda el Señor á sus criaturas,
bienes. Pues si siendo reprendido, escarneci-
que todas hagan honra á este su siervo y ami-
d o , tenido en poco y lastimado con injurias,
go humilde. ¡ O h , cuántos desean llegar á
ó con alguna otra adversidad apretado, lo su-
Dios y lo procuran, y por falta de arte nunca
fres con entereza de ánimo, no respondiendo
llegan!
á tus perseguidores ni excusándote, aunque
DISCÍPULO. D Í M E , padre, qué arte es ese,
las injurias sean notables; y si ni te quejas,
ni te vengas, ni deseas consuelos exteriores, porque le deseo como el vivir.
antes, vuelto en t í , huyes luego á D i o s , ofre- MAESTRO. Sufrir con humildad todas las
ciéndole esas injurias y aflicciones, y á tí mis- cosas adversas que Dios quisiere enviarte es
mo de todo en todo en ellas, y de esta mane- arte de artes y ciencia de ciencias. Y aquel
ra resignado permaneces contigo mismo, ten tengo y o por hombre de vida perfectísima,
por muy cierto que eres tanto más grato á que siendo desamparado de Dios y del mun-
Dios que en ningún otro ejercicio del mundo, do y dejado sin alguna consolación, lo sufre
y que te concederá sin tardanza, si para tu con paciencia y se entrega todo á Dios; y si
salud y bien espiritual fuese conveniente, todo en este estado constantemente persevera y
cuanto con humildad le pidieres. Los ángeles canta alabanzas á su Criador, aunque las ta-
te mirarán y respetarán, y Dios, por la volun- les alabanzas sean pequeñas, salidas de áni-
tad así mortificada y negada, te levantará á la mo así afligido y atribulado, más gratas le
libertad de los hijos suyos. Mas ¡ay! ¡qué po- serán que las que con ánimo quieto y sin pe-
quitos se hallarán de estos en el mundo! sadumbre le cantan los ángeles en el cielo;
porque, bien considerado, este es un género
DISCÍPULO. De esos pocos deseo y o ser uno.
de martirio que, aun cuando el cuchillo del
MAESTRO. Bienaventurado el que mereció
perseguidor no nos toca, el de la tribulación
llegar á tan dichoso estado, que cuantas más
nos atraviesa el alma. Muchos vemos cada día
y mayores consolaciones recibe de Dios y de
que hacen grandes obras exteriores, que velan
sus criaturas, tanto se tiene por más inútil y
las noches enteras en oración, que ayunan n -
más indigno; porque cuanto él más se envile-
gorósos y espantosos ayunos, que se ocupan
en asistir enfermos y curar leprosos, y en otros y locura de la impaciencia. Mejor es el que
ejercicios á este tenor. Pero díme: ¿cuántos con alegría habla á los que con aspereza de
habrás visto que con ánimo quieto y sin per- palabras le injurian, que el que arrebatándose
turbación sufran las injurias y desprecios de cada día en mentales excesos, cuando la tri-
sus personas? Creo, cierto, que entre mil de bulación llega, falta en ella. Y al fin, tengo
estos grandiosos y de pendón se hallará uno por mejor la virtud de la paciencia, que la de
que esto haga. ¿ Y dirasme por qué? Porque resucitar muertos. Mas es señal de que tienes
todos estos andan hinchados con una pompo- á Dios por enemigo, si, cayendo en pecados,
sa arrogancia; son grandes á sus ojos y están no te azotare y corrigiere con el azote de las
llenos de sí mismos. Y si me dicen que guar- tribulaciones; porque el perdonarte en el pre-
dan limpieza en sus cuerpos, yo les digo que sente siglo es para castigarte en el futuro.
sirve eso de muy poco, si los corazones andan Concluyo con lo que dice San Jerónimo:
ocupados con arrogancia, envidia y ponzoño- «Gran maravilla es que las piedras que hue-
sas murmuraciones contra sus hermanos, é llan todos los que han de condenarse, no se
inficionados con el estiércol de vicios seme- conviertan en rosas, para alivio y solaz de
jantes. aquellos males que sufrirán en el infierno;
pero mucho más es de maravillar que todas
las piedras que pisan los escogidos no se vuel-
§ VII. van espinas, y de los piés á la cabeza les las-
timen, por los pecados cometidos y por la glo-
Preciosa cosa es la castidad del cuerpo; ria de que han de gozar por trabajo tan mo-
pero de nada te servirá si el templo de Dios,' mentáneo y ligero».
que es tu corazón, está sucio con el amor de DISCÍPULO. Muy conforme al Evangelio
las criaturas y de sí mismo. Mejor me parece, has andado en materia de tribulaciones, por-
decía San Bernardo, el hombre paciente, que que el mejor vino guardaste para el fin. Y
el que de fuera hace ostentación de obras porque parece que basta esto, tratado en co-
magníficas; que consumiendo sus carnes con mún para todos; lo que encarecidamente te
ayunos de pan y agua, y azotándose cada día pido es, que me digas algo en particular de las
con cadenas de hierro, aún está sujeto al furor tribulaciones interiores y de las causas por
que Dios nos quita ó esconde su gracia y con-
blemente junta Dios á sí una alma, tanto más
suelos espirituales.
pura la quiere en su amor; y cuanto más pura
MAESTRO. De esa materia tengo dicho de-
la tiene, tanto más fácil es de enojarse contra
masiado, y no querría excederme en lo pro-
ella, si no corresponde con el debido agrade-
metido, que es b r e v e d a d ; con ella te diré las
cimiento á tanta merced; que, como El mis-
razones que los Santos han hallado para el
mo dice en su Evangelio: «A quien más se le
desamparo , oscuridad y niebla interior; que
da más se le ha de pedir, y ménos á quien no
algunas veces es de manera , como si en toda
tiene tanto». La segunda razón del desampa-
la vida no hubiese el alma gustado de Dios
ro es, porque sepan los que sirven á Dios que
ni tenido conocimiento de él. Henrico Har-
no por sus buenas obras, ni por sus ejercicios
p i o , profundísimo t e ó l o g o , y en el ejercicio
espirituales, merecieron ser visitados, conso-
de la mística teología m u y instruido, dice
lados y recreados con la gracia de la devo-
que quitar nuestro S e ñ o r á sus amigos la es-
ción, sino por sola la liberalidad de Dios, que
piritual consolación y la alegría sensible de
quiso hacerles ese regalo, como tan bueno y
que suelen gozar en s u presencia, procede, lo
misericordioso, y por este camino aprendan
primero, de una amorosa indignación, y ,
á no complacerse en los dones de Dios como
como si dijésemos, c e l o s , que es cuando Su
en hacienda suya, ni con descuido se relaja-
Majestad ve que nos convertimos con afición
sen, pensando que ya no les importa trabajar
á las criaturas, ó que nos deleitamos por al-
y ser solícitos en la virtud, como sea verdad
gún tiempo, aunque m u y breve, fuera de Él;
que está su vida en perseverar en el centro de
que luego, como tan celoso, nos quita la gra-
la humildad, y nunca cesar en el ejercicio y
cia de la devoción que nos había dado, para
aprovechamiento interior.
que sintiéndose nuestra ánima sin ella, venga
en conocimiento de su culpa y de su infideli-
§ VIII.
dad, y , prometiendo la enmienda y satisfac-
ción debida, obligue á su Esposo á que, des-
De una virgen llamada Clara se dice, que
enojado, la reciba en su amistad; el cual, nin-
por una pequeña tentación de vanagloria que
guna otra cosa desea más que ser amado. Y
tuvo, le fué quitada por espacio de quince
es cierto que cuanto más profunda y entraña-
años consecutivos la gracia de la consolación
y regalo interior de que solía gozar, aunque tado el consuelo, queriendo, como indiscre-
para que se le restituyese ayunó muchas ve- tos, recobrar por fuerza esta gracia, que se da
ces en este tiempo y derramó infinitas lágri- por voluntad divina , cuanto más trabajan en
mas , y perseveraba en oraciones muy proli- ello, tanto más se alejan de todo sentimiento
jas. Otra causa del desamparo es, para que en espiritual; y como con impaciencia se esfuer-
él conozca el alma la tibieza y flojedad suyas zan y trabajan impetuosamente en esta obra,
en los ejercicios del amor y obras virtuosas, lastiman y dañan el corazón, y le dejan casi
y de aquí se haga más solícita para pedir y imposibilitado de remedio, como suele acon-
buscar esta gracia y relieves del cielo; sin lo tecer en la vihuela, que si la estiráis mucho
cual ni se puede aprovechar en las virtudes ni las cuerdas vienen á quebrarse y á no ser de
perseverar mucho tiempo en el bien adquiri- provecho. De aquí nace el no quedarles po-
do. Algunas veces, y sea la cuarta razón, tie- der sobre las fuerzas inferiores del ánima, que
ne Dios respeto á la salud y fuerzas corpora- tienen sus raíces en el corazón, ni á sentirse
les; porque como la naturaleza suelé, con la alguna resistencia en la parte irascible y con-
mucha devoción sensible, llegar á debilitarse cupiscible ; por lo cual les parece , aunque no
tanto, especialmente cuando el influjo del es- es así, que consienten en todos los males y
píritu es muy violento y el corazón desea sa- tentaciones de los enemigos, mundo, demo-
tisfacer mucho á la gracia, que así, abundan- nio y carne. De aquí también que les proven-
temente, se le comunica, que le faltan las gan grandes tribulaciones, y sean tentados de
fuerzas y es lastimada y herida en el corazón, desesperación, ceguedad de entendimiento,
á donde el ímpetu de los deseos hace bullir y dureza de corazón, perversión de la voluntad
hervir más la sangre vital, y en los débiles de y una infernal envidia; lo cual todo pasa, al
cabeza en el cerebro; entonces el Espíritu parecer, en el hombre inferior ó parte sensi-
Santo acude y modera aquel ímpetu y ardor, tiva; porque en las fuerzas superiores, que no
y aquellas crecientes de la divina gracia, para están atadas á los órganos del cuerpo, se halla
que recreado el hombre tome aliento y se alguna resistencia, y sucede que cuanto el co-
haga hábil para recibir nuevas mercedes de nocimiento de Dios y el amor á Su Majestad
su Esposo. Algunos hay que cuando se sien- fué mayor en el tiempo de la afluencia y bo-
ten así desamparados, y que Dios les ha qui- nanza, tanto es mayor la aflicción y aprieto
del ánima en la porción s u p e r i o r , por la per-
es con tanto ímpetu y furia, y derrámanse de
versidad y malicia que r e i n a en las dichas
tal manera amando, que muy presto vienen
fuerzas inferiores, ya enflaquecidas y casi
á desfallecer en las demás fuerzas del áni-
rendidas con la tentación de cada día. Y
ma y á dañar notablemente la naturaleza. Y
¡cómo se aflige un alma c u a n d o después de
cuando sucede convertirse dentro de sí á
haber gustado de la suavidad de Dios, se ve
Dios, como hallan en Él tantas y tan fuertes
rodeada de tentaciones m u c h o más feas, su-
razones para ser amado, y Él es tan generoso
cias y abominables que las q u e sintió ó sufrió
remunerador del amor que se le ofrece en
en el estado primero de p e r d i c i ó n ! T o d o este
los tres ó cuatro primeros años de su conver-
mal se origina en muchos d e haber dañado,
sión, ayudados por una parte de su naturale-
como ya dije, el corazón, y dejádole inhábil,
z a , que es afectuosa, y por otra de la gracia
con su indiscreto forcejear p o r la gracia, para
sensible y de la devoción, que es en tanta
los antiguos y saludables ejercicios, é imposi-
abundancia"; así se embriagan, y tan golosos
bilitado para volver á su o r d e n natural y so-
se hacen con el sentimiento sensual de que
siego en que antes estaba.
cada día gozan, que de ninguna otra cosa ha-
cen caso, ni se quieren ocupar en saberla, ni
§ IX. en trabajar por mortificar sus pasiones, ni en
adquirir virtudes, ni en conocer el divino be-
DISCÍPULO. Bien sé que será impertinente neplácito para seguirle, sino en cómo gozarán
mi pregunta en este momento; pero corregir- más y más de aquella su sensible devoción,
la há tu mucha discreción y sabiduría, y y o en la cual sola ponen toda su felicidad y quie-
saldré de una duda que tengo. Dicen algunos tud; y hácense con esto tan odiosos á Dios
que hay gula espiritual ó demasía en las co- que, puesto que dilata por algún tiempo el
sas del espíritu; ¿es así, padre mío? quitarles estos gustos, por ver si, recreados y
MAESTRO. ASÍ es, como lo has oído; y de regalados, vuelven sobre sí al conocimiento
ahí suele venir también la sequedad y el des- y amor de tan liberal bienhechor; viendo que
amparo, y otros males sin cuento. Hallarás la dilación del castigo los engolosina más,
personas tan afectuosas y amorosas, y no sé porque la naturaleza corrupta siempre se avi-
si diga sensuales, que si se arrojan á querer, va más para lo vedado, como se ve en el ca-
sado que codicia y ama con doblado amor á
Dios quiere que tengamos de que no en la
la amiga, aunque de muy pocos merecimien-
gracia sensible, devoción y amor tierno con-
tos, que á la mujer propia siendo de muchos;
siste la santidad verdadera y perfecta caridad.
quítales esta gracia sensible ó sensual, y como
MAESTRO. Tienes razón; porque semejan-
no echaron raíces en la virtud, ni pusieron el
tes gustos y ternuras pueden provenir de la
verdadero y firme fundamento de la humil-
pura y sola naturaleza, sin tener que ver en
dad y mortificación y negamiento de sí mis-
ellos la divina gracia. Así lo experimentamos
mos, facilísimamente pierden la paciencia y
los años pasados, no sin grande ofensa de la
procuran violentamente recobrar aquella de-
virtud y religión cristiana, en los alumbrados
voción, de que son privados con admirable
de Extremadura y en sus discípulos, que se
providencia del cielo; y no tratan, como digo,
arrobaban y sentían gustos tan excesivos, que
de negarse, ni piensan en si sus culpas fueron
se enflaquecían y debilitaban, y les faltaban
causa de esta calamidad para enmendarlas; y
las fuerzas corporales, y quedaban muchas
así, cuanto más trabajan por alcanzar lo que
veces yertos, y los miembros inmóviles y he-
justamente perdieron, más secos y sin espíri-
lados, y ellos sin ningún sentido; aunque y o
tu quedan; más impacientes y más lejos de
para mí tengo, que no eran obras éstas de sola
aprovechar en la vida espiritual. Y de aquí
naturaleza, sino que obraba juntamente el de-
les nace amargura de corazón y un tedio ó
monio; el cual les revolvía y meneaba la san-
enfado de la vida, que á sí mismos y á los
gre con tanto gusto, que hacía salir de sí, ó
con quien tratan son pesados y molestos, y
que pareciese que salían, aquellas desventu-
poco á poco comienzan á caer en cosas ma-
radas almas, soberbias y sensuales, y que sólo
yores; son duros, obstinados, impacientes,
se buscaban á sí mismas. Por lo cual te digo,
mal sufridos, ciegos en cosas muy claras, y
que no son más santos, ni mejores, los que
no sienten de Dios como solían, y al fin vi-
más sentimientos tienen, según la sensuali-
ven en un estado peligrosísimo y muy llegado
d a d , en la devoción y amor; sino aquellos
á desesperación, de que nos libre Dios por su
que saben levantar su afecto ó fuerza amativa
misericordia, amén.
sobre todas las cosas, sobre todo sentido y
DISCÍPULO. También dan los Santos por sensualidad, en el desnudo y esencial amol-
causa del desamparo el conocimiento' que de Dios; y éstos son los que, con el Apóstol,
lo adverso como lo próspero, y en una igual-
saben abundar y p a d e c e r mengua. Cuando el
dad de corazón así en la pobreza como en la
Espíritu Santo r e g a l a su cuerpo y su alma
riqueza espiritual. La última razón del des-
con amorosos sentimientos y gustos suavísi-
amparo es, para que por este medio su alma
mos , y se derrama y dilata sobre ellos como
sea probada y se haga de ella experiencia de
bálsamo y licor derretido con grande pleni-
si está tan aprovechada en los ejercicios espi-
tud, recíbenlo con hacimiento de gracias y
rituales, que pueda, sin la devoción sensible,
disponen de ello tan prudentemente para glo-
permanecer entera en el servicio y amor des-
ria de Dios y aprovechamiento suyo, desean-
nudo de su Dios. D i g o , para que me entien-
do referirlo todo a l amor del liberalísimo
das, que el intento de Dios es, que te llegues
Criador, como si c o a ansiosos é inflamadísi-
á El principalmente por El, y no por sus do-
mos deseos lo h u b i e r a n pedido á Su Majes-
nes; porque lo primero es amor puro, y lo
tad; mas si este r e g a l o les falta, así se quedan
segundo amor interesado y de bajo metal.
quietos y resignados, como quien conoce bien
Amando á Dios por Dios, verdaderamente se
que todo don b u e n o y perfecto es de arriba,
ama á Dios; y amándole por el dón, es amar
del Padre de las l u c e s , dado ó quitado por
primera y principalmente al dón, y secunda-
sólo su beneplácito y en aprovechamiento de
riamente á Dios, y no más de en cuanto le
sus criaturas. Esto es lo que dice Job: «Dios
sirve para alcanzar lo que desea y pretende,
me lo dió y Dios me l o quitó; sea su nombre
que es el contentamiento y el gusto sensible.
bendito y alabado».
Y porque la verdadera fidelidad en ninguna
parte ni con ninguna cosa se prueba mejor
§ x. que con la adversidad, quita Dios ó suspende
en el alma que le ama toda la ayuda de costa
No reposes, hijo m í o , en los dones de Dios,
que le ha dado de la gracia sensible, devoción
porque el sentimiento y el dolor se engendran
y amor; y permite que se quede ella á sí mis-
en el alma, de quitársele aquello en que puso
ma desnuda y desamparada, sola, y en todas
su consuelo y felicidad. Y el saber de abun-
las cosas miserable. De manera que primero
dancia y de m e n g u a , como San Pablo dice
la desteta Dios del amor de toda criatura y la
que sabía, consiste e n una indiferencia que
adjudica toda para sí, tan plenariamente, que
ha de tener el alma para recibir de Dios así
todo lo que no es E l , es cruz intolerable para
ella; y la memoria suya de É l , es melodía aguas del diluvio el arca subió á lo más alto
para su corazón y su regalo único; y luego, del mundo, tanto, que frisaba con las nubes,
tras esto, la arroja de sí, desnuda de todo así le sucede al alma, que multiplicándose las
consuelo y regalo espiritual. Asiéntase ella en tribulaciones y trabajos espirituales y corpo-
este tiempo, hambrienta, entre dos mesas, rales, es sublimada y levantada sobre sí y so-
conviene á saber: entre las consolaciones bre todas las cosas criadas, y se le muestra y
espirituales y sensuales; éstas menosprecia aun se le entrega el reino de Dios, que es la
ella y aquéllas le niega su Esposo; lo cual or- quietud y paz espiritual de que comienza á
dena así el clementísimo Señor, para que el gozar dentro de sí en esta vida, acabadas las
ánima aprenda á estar desamparada de toda aguas del diluvio y muertos todos los enemi-
ayuda y consuelo con igual y voluntario co- gos de D i o s , que ensuciaban la tierra de su
razón , y dar gracias y bendecir á su Dios y corazón.
guardarle fidelidad en todas las cosas, no DISCÍPULO. Parece que te vas despidiendo.
atendiendo á su contento particular en nin- MAESTRO. NO querría, por hoy, tratar de
guna , sino sólo al divino beneplácito. Y si otra cosa, porque me hallo cansado y aun sin
persevera contenta en este desamparo, porque tiempo para lo que queda, que es de la pasión
así lo quiere nuestro Señor, le es sin duda de Cristo nuestro Redentor, cosa que pide
grandemente meritorio y sobremanera pro- mucho espacio y más espíritu y sentimiento
vechoso para el aumento de la vida espiritual, que el que puede tener quien ha hablado tan-
especialmente si destierra de sí la pereza y to como y o ; que aunque sean cosas santas y
tristeza, y, finalmente, hace lo que puede. Y provechosas las que se hablan, si hay exceso,
con esto no hay para qué gastar más tiempo cansan y secan la devoción en el que dice y
en materia de tribulación , pues lo dicho bas- en los que oyen, lo cual tengo muy bien visto
ta para tener noticia de lo que más importa y experimentado en los sermones que, aun-
para vivir desengañado y para que salgas con que muy elegantes y con espíritu dichos, en
mucha ganancia de cualquier conflicto en siendo más que de hora, nos dan en rostro los
que Dios te quisiere probar para que puedas oyentes con que fuimos largos; y siendo por
ventura y aun de ordinario mejores los fines
ver el Reino de Dios; que como creciendo las
que los principios y medios, y el vino mila-
groso que se sirvió á las bodas por remate de
ellas, viene á dañar lo demás y á hacer que
parezca vinagre. De manera que lo menos
bueno es bonísimo, siendo p o c o , y lo bonísi-
mo , añadido á esto, lo destruye todo.
DISCÍPULO. Paréceme á m í que no está el
daño en lo muy bueno que se dice después de
la hora, sino en lo malísimo que se halla en DIÁLOGO QUINTO.
los oyentes, cuyos estómagos tienen tan poco
calor, que un bocado más de lo ordinario los
PUERTA CUARTA DE LA PASIÓN DEL HIJO DE DIOS.
opila y estraga, y estragan con esto lo que
REDENTOR Y SEÑOR ÚNICO DE LOS HOMBRES.
llamó Cristo pan de cada día sobresubstancial.
MAESTRO. La razón te sobra, y á mí la de § I-
callar por h o y , y mañana trataremos de la
cuarta puerta del cielo, estrechísima por cier-
MAESTRO. Seas bien hallado, Deseoso.
to , pero ciertísima, y por donde han entrado
DISCÍPULO. Y tú bien venido, Maestro,
todos los que están en él, que es la puerta del
tan deseado de mi alma como lo es de los la-
Redentor de los hombres, Cristo; por ella en-
bradores el agua temporal cuando se tarda.
tra el alma y sale, y halla pastos suavísimos
MAESTRO. ¿De dónde te ha nacido ahora
y de gran sustento para sí. Entra á la divini-
ese deseo tan crecido?
dad, y halla lo que puede gustar, mas no de-
DISCÍPULO. Del que Dios ha puesto en mí
clarar, porque todo ingenio es corto y toda
de oirte hablar de su pasión y muerte sacratí-
lengua balbuciente y tartamuda para decir lo
sima. La cual pienso traer como ramillete ó
que se suele sentir donde n o se habla, y si se
manojillo de mirra en mis pechos, de noche
habla, la lengua es el corazón y las palabras
y de día, según se escribe que la traía la Es-
los deseos. Adiós.
posa.
DISCÍPULO. El vaya contigo y te consuele.
MAESTRO. Buen pensamiento es ese y dig-
Amén.
no de Dios; y si tú cumples lo que te pide,
groso que se sirvió á las bodas por remate de
ellas, viene á dañar lo demás y á hacer que
parezca vinagre. De manera que lo menos
bueno es bonísimo, siendo p o c o , y lo bonísi-
mo , añadido á esto, lo destruye todo.
DISCÍPULO. Paréceme á m í que no está el
daño en lo muy bueno que se dice después de
la hora, sino en lo malísimo que se halla en DIÁLOGO QUINTO.
los oyentes, cuyos estómagos tienen tan poco
calor, que un bocado más de lo ordinario los
PUERTA CUARTA DE LA PASIÓN DEL HIJO DE DIOS.
opila y estraga, y estragan con esto lo que
REDENTOR Y SEÑOR ÚNICO DE LOS HOMBRES.
llamó Cristo pan de cada día sobresubstancial.
MAESTRO. La razón te sobra, y á mí la de § I-
callar por h o y ; y mañana trataremos de la
cuarta puerta del cielo, estrechísima por cier-
MAESTRO. Seas bien hallado, Deseoso.
to , pero ciertísima, y por donde han entrado
DISCÍPULO. Y tú bien venido, Maestro,
todos los que están en él, que es la puerta del
tan deseado de mi alma como lo es de los la-
Redentor de los hombres, Cristo; por ella en-
bradores el agua temporal cuando se tarda.
tra el alma y sale, y halla pastos suavísimos
MAESTRO. ¿De dónde te ha nacido ahora
y de gran sustento para sí. Entra á la divini-
ese deseo tan crecido?
dad, y halla lo que puede gustar, mas no de-
DISCÍPULO. Del que Dios ha puesto en mí
clarar, porque todo ingenio es corto y toda
de oirte hablar de su pasión y muerte sacratí-
lengua balbuciente y tartamuda para decir lo
sima. La cual pienso traer como ramillete ó
que se suele sentir donde n o se habla, y si se
manojillo de mirra en mis pechos, de noche
habla, la lengua es el corazón y las palabras
y de día, según se escribe que la traía la Es-
los deseos. Adiós.
posa.
DISCÍPULO. El vaya contigo y te consuele.
MAESTRO. Buen pensamiento es ese y dig-
Amén.
no de Dios; y si tú cumples lo que te pide,
sin duda ninguna has tomado el atajo y senda
segura para la perfección; porque Cristo cru- hallará qué pueda administrar á sus hijuelos,
cificado es el libro de la vida, que contiene que son las obras de luz, como dice San Ber-
en sí todas las cosas necesarias á nuestra sa- nardo. El mismo, hablando con Cristo, dice:
lud, y que eficazmente aprovecha para el me- «Sobre todas las cosas, ¡oh buen Jesús! te
nosprecio del mundo y de nosotros mismos, hace amable á mi ánima el cáliz de tu pasión,
y para crecer en el amor divino. Y así dicen que bebiste, y la obra admirable de nuestra
los Santos, que cualquiera que quisiere y de- redención, que en medio de la tierra obraste.
seare abundancia de merecimientos, y ocupar Esto es lo que fácilmente roba y granjea para
el alcazar, y subir á la cumbre de todas las sí nuestro amor; esto es lo que con mayor
virtudes, alcanzar sabiduría verdadera y no blandura y regalo atrae y despierta nuestra
perder pié, ni hacer desdén entre las cosas devoción, y con mayor justicia la pide; más
prosperas y adversas, sino con igualdad de estrechamente aprieta y con mayor vehemen-
corazon pasar por todas, ha de procurar traer cia aficiona. Mucho trabajaste, Señor mío, en
en su pecho y en su ánima este manojillo de esta obra, y en ella más que en la fábrica del
mirra, no sólo por compasión, sino también universo te fatigaste: allí dijiste, y todas las
por imitación. San Agustín dijo que la sa- cosas fueron hechas; mandaste, y fueron cria-
grada pasión contiene en sí la perfección toda das ; pero en esta obra sufriste contradictores
que le es posible alcanzar al hombre en esta en las palabras, censores en las obras, burla-
vida; y todas las obras perfectas que de pala- dores en los tormentos, y en la muerte escar-
bra enseñó Cristo en su Evangelio, las cum- necedores. Y aunque de nada nos hiciste, no
plió perfectísimamente con ejemplos vivos en de nada nos redimiste; porque treinta y tres
su muerte. Pues si tu ánima desea quietud y años consumiste en obrar nuestra salvación.
segundad, si fecundidad y sucesión maravi- Trabajaste sufriendo y sufriste padeciendo;
llosa, tome alas como de paloma y, volando luego más me diste redimiendo que criándo-
a las llagas de Jesús, haga y labre en ellas su me: criándome me diste á mí; mas redimién-
nido; porque en ninguna parte hallará quie- dome te me diste á tí. Y si me debo todo á
tud mas grata, ni seguridad más segura, ni Dios porque me hizo, ¿qué puedo añadir de
fecundidad más abundantes, que en ellas. A l l í paga porque me restituyó á m í , y con esta
manera de restitución; pues no tan fácilmente
fui reformado como formado? Para formarme
dijiste; para reformarme dí : iste é hiciste: di- el estandarte real de la vencedora cruz, y
jiste muchas cosas, obraste grandes maravi- adoro, pecho por tierra, tu corona de espinas,
llas , sufriste no sólo cosas d u r a s , sino indig- tus clavos teñidos en sangre, la lanza metida
nas y peregrinas á tu majestad y grandeza. en el sagrado pecho, tus rosadas y hermosas
¿Pues qué gracias te d a r é , qué servicios te llagas, tu muerte y sepultura, y tu victoriosa
haré para salir de tan gran d e u d a , y o , polvo resurrección y glorificación ; porque todas
y ceniza? ¿Qué debiste h a c e r por mí que no estas cosas me dan olor de vida y matan en
lo hicieses? Desde los piés hasta la cabeza te mí los pecados y la muerte ». Hasta aquí son
zambullíste todo en las a g u a s de las pasiones palabras de San Bernardo.
para sacarme á mí todo de ellas, y entraron
hasta tu ánima; la cual en l a muerte perdiste, § II-
y á mí la mía perdida, c o n esta pérdida tuya
restituiste, y de esta m a n e r a con tres dobla- San Gregorio, sobre aquel lugar del Após-
das deudas me obligaste; porque por la vida tol: « Mortificad vuestros miembros, que son
que en la creación me diste , y habiéndola yo sobre la tierra», dice: «Cierto es que donde
perdido, en la redención m e la restituiste á la cruz y muerte de Cristo anda y se trae de
m í mismo, no una, sino dos veces me debo á continuo, que no puede reinar el pecado;
tí. Pero, Jesús bueno, el perder tu vida por porque es de tanta suavidad, que si se pone
restituirme la mía, ¿qué satisfacción pide? A l delante de los ojos y se fija fielmente en el
fin daré lo que tengo y lo que s o y ; daré toda corazón, de manera que atentamente el alma
mi vida y todo mi amor; p o r q u e tú solo debes se ocupe en contemplarla, no tendrá verdade-
ser amado de todo corazón, de toda el ánima, ramente lugar en ella la carnal concupiscen-
virtud y fuerzas; pero ¿ c ó m o se hará esto en cia, ni el furor de la ira, ni la envidia del pe-
mí sino por tí? Alléguese mi ánima á tí, pues cado; porque en aquella alma que se ocupa
toda la virtud de ella pende de tí; y á las glo- en la meditación continua de la pasión de
riosas insignias de tu pasión, con las cuales Cristo, muere la codicia de la carne, es ahu-
obraste mi salud, me inclino todo; y en tu yentado y desterrado todo pecado, al cual es
nombre invoco, con la humildad que puedo, visto morir el hombre de esta manera y vivir
á solo Dios». Alberto Magno dice: «La simple
ra, por honra y gloria de su pasión, en ver-
recordación ó meditación de la pasión de
dadera mortificación, todas las cosas adversas,
Cristo es de mayor provecho y fruto que si
todas las tribulaciones y todos los trabajos
alguno ayunase por espacio de un año á pan
que, permitiéndolo É l , te pudieren venir; y
y agua todos los viernes, ó esos mismos días
sea tu ordinaria petición ésta, no con flojedad
hiciese la disciplina hasta derramar sangre, ó
rezase entero el Psalterio cada día ». Exhor- y tibieza hecha, sino con fervor grande é in-
tando San Buenaventura á la continua medi- flamados deseos : « Tened por bien, Señor,
tación de Cristo crucificado, dice: «Hombre, por quien Vos sois y por la caridad infinita
si quieres aprovechar y crecer de virtud en con que os entregaste á la muerte por mí,
virtud, de gracia en gracia y de bien en me- y por la necesidad que y o tengo, estampar en
jor, con toda la devoción que pudieres medita mi alma y en mi cuerpo la imagen de vues-
todos los días la sagrada pasión; porque nin- tra sacratísima pasión, ora me sea de conten-
guna cosa así obra en el alma santificación to, ora no, para gloria vuestra y provecho
universal, como la continua memoria de ella». mío».
Yo digo, y dícelo Dios, que Cristo es la puer- DISCÍPULO. Desde luego me ofrezco á de-
ta y el camino seguro y cierto por donde se cir muchas veces esas palabras, que bien se
camina al Padre, y quien á Él sigue no anda me representa que son de grande impor-
en tinieblas , antes trae consigo lumbre de tancia.
vida; y así conviene que con sumo estudio MAESTRO. L a meditación continua de la
y diligencia mires y contemples, y estampes pasión y muerte de Cristo es un brevísimo
en tu alma su vida santísima, su doctrina sua- atajo y compendioso camino para la verdade-
vísima, su pasión amarguísima y su muerte ra sabiduría, para la salud del alma y para
afrentosísima, para que imitando y siguiendo todos los bienes: porque en la prosperidad
sus pisadas, te levantes á la divinidad suya y humilla, en la adversidad levanta, y en todos
goces del Reino de Dios, que deseas. los acontecimientos de la burladora fortuna
DISCÍPULO. ¿ Qué tengo de hacer para ser tiene á nivel y á plomo el corazón, para que
conforme á Cristo? ni sea parte del bien, ni decline al mal. ¿Qué
MAESTRO. Ofrecerte todo á Dios, para su- necesidad hay de gastar en esto tiempo ni pa-
frir de buena gana y con voluntad muy ente- labras? Ninguno hasta hoy acabó de entender
los bienes que encierra en sí la consideración canónicas ú otros ejercicios virtuosos, uso de
atenta y devota de la pasión de Cristo. Aun- este ofrecimiento: c Dulcísimo Señor mío Je-
que todos los libros del mundo y todos los sucristo: y o , indigno y miserabilísimo siervo
preceptores y maestros de e'l juntamente se vuestro, encomiendo á vuestro divino y me-
acabasen y pereciesen, en sola la pasión del lifluo corazón estos mis ejercicios, para que
Redentor hallaríamos erudición y doctrina sean enmendados y perfeccionados; ofrézcoos-
muy bastante. Bienaventurado el que puso los en alabanza eterna, en unión de aquel
por blanco suyo la vida y pasión de Cristo, amor y caridad con que Vos, Señor, Dios
para no apartar de ella los ojos del alma ni nuestro, tuvisteis por bien de haceros hombre
un solo punto. Cuando los demás ejercicios y morir por nosotros, y en honra de vuestras
te fueren pesados y molestos, huye á la pasión perfectísimas obras y ejercicios, para que en
de Cristo y refresca en ella tu memoria, y la presencia de vuestra divina Majestad, por
trabaja lo posible por habituarte á ofrecer mi salud, y de todo el mundo, con olor de
todas tus obras á Dios, en unión de las de su suavidad suban. A m e n » .
Hijo, de su pasión y vida inocentísima; y no
DISCÍPULO. Confieso que me has hecho
habrá cosa que te parezca dura ni pesada,
hoy más bien con esto poco que me has di-
aunque lo sea, y de que no saques crecidos
cho, que en todos los días que habernos pla-
aprovechamientos para tu alma; porque Él te
ticado ; porque aunque soy muy aficionado á
ayudará á llevar la cruz, y repartirá contigo
la sagrada pasión de nuestro Redentor, no
los merecimientos de su pasión, la cual obra
sabía aprovecharme de ella, como era razón.
en nosotros más ó me'nos, conforme á la poca
MAESTRO. O S O decirte (y no quisiera ha-
ó mucha disposición que halla en los que
blar más en esta materia) que si tus pecados
tratan de ella y la meditan.
fuesen sin número, y ninguno, por pequeño
que fuese, hubiese de quedar sin castigo
§ III. (como realmente no ha de quedar), y hubie-
ses de estar muchos años en purgatorio por
DISCÍPULO. ¿Cómo ofreces tú , padre mío, ellos (digo pagando las culpas debidas á las
lo que haces en servicio de nuestro Señor? penas ya perdonadas), de tal manera podrías
MAESTRO. Para cuando acabo las horas haberte acerca de la pasión, que en brevísimo
tiempo, y quizá en una hora, satisficieses por loma gemidora, y se libra de las uñas del in-
todos y excusases penas tan grandes, cuanto fernal halcón, que en aquel tiempo la sigue
ninguno puede encarecer ni imaginar. T a l más que en otro, sabiendo que le queda poco
podría ser tu conversión, tal tu confianza en para combatirle. A l l í seré hallado, no con mi
los méritos de Cristo crucificado, que sin le- justicia, por cierto, que no merece tal nom-
vantarte de la oracion se te dijese en un punto bre, sino con la suya, que me enseña y pre-
lo que á la Magdalena: «Perdonados te son dica la fe, que es causa de mi justicia, si al-
tus pecados. Anda en paz». Y para la hora guna tengo; y si no, en breve alcanzaré por
de la muerte, recibidos los Sacramentos como Cristo la que por mis pecados tengo perdida,
conviene, hallo por muy cierto que ninguna pues por hacerme á mí justicia en E l , su
cosa da mayor ánimo y confianza para pasar Padre le hizo pecado; esto es, sacrificio y
por el estrecho de ella, que es la memoria de hostia por los míos y del mundo. Y aun para
Cristo crucificado, cuya figura y retrato jamas hablar con mayor encarecimiento, hizo que
se le había de quitar de los ojos al enfermo. pareciese pecado, y que como el propio pe-
Porque esta es aquella señal de Jonás, pro- cado fuese tratado, por borrar en mi alma
metida y ofrecida á los judíos, que destierra todo pecado.
toda desconfianza del ánima afligida con la
representación de sus culpas. Lo cual echo de
§ IV.
ver en que Nicodemus era discípulo secreto
de Cristo vivo, y no osaba confesarse por te-
DISCÍPULO. Mucho debe de importar la
mor de sus enemigos; y en muriendo y vien-
desconfianza de los propios merecimientos.
do en la cruz, tomando osadía y atrevida-
MAESTRO. Mucho, si hay confianza en los
mente, entró á Pilatos y le pidió su santísimo
de Cristo; que ya leí yo de uno, que con la
cuerpo, hecho llagas y bañado en sangre. Y o
consideración de que había trabajado desde
no pienso tomar otras armas que éstas para la
la mañana en la viña del Señor, se desvane-
partida, ni morir menos que abrazado con mi
ció, y diciendo á la hora de la muerte que
Cristo; y metido en sus llagas rosadas y llenas
partía muy contento, porque tenía ganado
de misericordia, esperar por ellas la que mis
por sus propias fuerzas el cielo, se condenó.
injusticias me niegan. A l l í se asegura la pa-
Y de un ladrón sé, que fiado en los méritos
de Cristo, sin alegar ninguno suyo, rociado abrázome con su H i j o , muerto por mí, y
con la sangre que de sus llagas salía, mereció ofrézcoselo todo junto, que á solas y de por sí
oir de su divina b o c a : «Hoy serás conmigo no me atrevo á ofrecer cosa que haga, aunque
en el Paraíso». Testigo es mi Señor Dios de parezca muy grande y con todas las circuns-
que ningún otro sentimiento tengo de mí que tancias que puede llevar de buena. Y basta lo
el que pudo tener el ladrón que se salvó, el dicho en el particular mío, y quédesete por
cual no tuvo obra alguna á que volver los doctrina como las demás.
ojos, sino á sola la misericordia de A q u e l que DISCÍPULO. Y O la recibo como venida del
tan miserablemente veía padecer en un palo, cielo, y pídote por amor del Señor me digas
por librar de la miseria eterna á los míseros el orden que he de tener en pensar su pasión
pecadores. y muerte con aprovechamiento.
DISCÍPULO. Y tantas buenas obras como MAESTRO. La pasión, hijo, no se ha de
has hecho en tanto aprovechamiento de las pasar por la memoria, de corrido y con poca
almas, ¿no te dan confianza? atención, sino con todo afecto y con una llo-
MAESTRO. Ninguna, porque tengo por sa- rosa y amorosa compasión; y si no pudieres
ber si le han sido gratas á Dios ó no; mientras derramar lágrimas con dolor, reflexiona á lo
tengo por cierto que le he ofendido muchas menos con amor y hacimiento de gracias so-
veces, y ninguna certeza de que estoy perdo- bre los inmensos beneficios que por ella hizo
nado y sospechoso de que no he hecho lo Dios al mundo. Y si aun esto no pudieres,
que conviene para que me perdone, y desen- porque en medio de tantos misterios y bene-
gañado por la Escritura y razón, que las obras ficios, que son como brasas encendidas, per-
del enemigo no las aprueba el Altísimo. A s í , severas frío y sin devoción, ofrécete humilde-
tengo de costumbre presentarme á Dios como mente de esta manera á Dios, que también le
un ladrón, y sin alegar obra de justicia mía, agradarás como muy devoto. Y mira que mu-
pedir misericordia; y si alguna vez me repre- chas veces te hallarás como insensible en co-
senta el ángel, para consolarme, algunos co- sas que sueles tener grandes sentimientos, y
nocidos servicios que por mí, indigno minis- nuestro Señor acostumbra visitarte con abun-
tro suyo, se le han hecho á Dios, tómolo en dancia de lágrimas, lo cual no te debe espan-
las manos como dos palominos ó tórtolas, y tar ni retraer de tus santos ejercicios, porque
entonces quiere Dios que le sirvas (si así pue-
libro estaba cerrado y que ninguno había que
de decirse) á tu costa. Y porque es razón que
guardes orden en esto, como en lo demás que le abriese.
queda dicho, para que la sagrada pasión te MAESTRO. C o m o quien en espíritu conocía
sea de provecho, y aunque te falte la devo- de cuánta importancia era para los hombres
ción, ni te canse ni cause enfado; y aun para saber lo que aquella escritura contenía. A l fin
que alcances por este camino mucha sabidu- un venerable anciano le consoló, diciéndole:
ría y luz en tu alma, oye, no á mí, sino á San ..No llores, que el león de Judá venció para
Buenaventura, que en un tratado que com- abrir el libro y desatar aquellos siete sellos.
puso, cuyo título es Parvuvi bonurn, hace un Y vi luego (dice el Profeta santo) un cordero
discurso admirable, aunque verdaderamente como muerto, con siete cuernos y siete ojos,
muy dificultoso, si bien con algún trabajo el cual tomó el libro de la mano derecha del
mío lo he hecho fácil. que estaba sentado en el trono, y abrióle y
descubrió sus secretos, lo cual fué de tanto
DISCÍPULO. YO le tengo leído algu-
consuelo para todo el cielo, que tomaron los
nas veces; mas no he podido comprenderle
ángeles sus arpas y vihuelas, y tañendo y can-
nunca.
tando suavísimamente, decían: Digno es el
MAESTRO. Pues ahora le comprenderás, si
Cordero que fué muerto, de abrir el libro y
con humildad me prestares atención. Y a ha-
desatar sus sellos», etc.
brás oído decir de aquel libro que vió San
DISCÍPULO. Sabes, padre mío, que he con-
Juan en su Apocalipsis escrito por dentro y
siderado, oyéndote referir esa visión, que el
fuera y cerrado con siete sellos; el cual, nin-
abrir el libro se atribuye á la muerte del Cor-
guno se atrevió á abrir ni se halló digno de
dero; porque dice que le vió como muerto,
mirarlo de cuantos había en el cielo, en la
cuando le tomó de la mano del que estaba
tierra, ni debajo de la tierra; ni ángel, ni
sentado en el trono; y la canción se refiere
hombre, ni ánima del limbo.
también á la muerte. Digno es el Cordero que
DISCÍPULO. Y a leí esa visión y pasé de lar-
fué muerto, y bien merecido tiene abrir el
go, por no entender palabra de ella. Verdad
libro.
es que reparé en las lágrimas de San Juan,
MAESTRO. Maravillosamente has observa-
que dice que lloraba mucho al ver que aquel
do el frasis de San Juan; por lo cual te digo,
que no será posible entender los secretos del mensidad humillada, la hermosura afeada, la
libro, si no entendieres primero otros secretos felicidad atormentada y la eternidad muerta.
que hay en la muerte del Cordero. Pues mira cómo padece, como un cordero
respecto del Padre, con puntual obediencia;
respecto del prójimo, con grande liberalidad;
§ v. respecto de sí mismo, con mucha crueldad, y
DISCÍPULO. De buena gana los oiré'. respecto del enemigo, con admirable pruden-
MAESTRO. Pues advierte que en la pasión cia. Vuelve los ojos á los males que padece,
y muerte de Cristo hay siete circunstancias, y cuéntalos, si sabes de cuentas, y añade nú-
que, entendidas y pesadas, como es razón, meros á números, y ceros á ceros, que no hay
declaran admirablemente lo que Dios hizo aritmética que no sea manca y corta para
muriendo, y la obligación en que quedamos contarlos. Padece cárceles y cadenas como
á Su Majestad por haber muerto. La primera, débil, siendo Todopoderoso; padece escarnios
la persona que padece. La segunda, sus ca- y afrentas como necio, siendo sabiduría del
lidades. L a tercera, su grandeza. La cuarta, Padre ; padece y sufre bofetadas y salivas
la causa que le mueve y lleva á la muerte. La como blasfemo y vil, siendo la misma bondad;
quinta, de la manera y forma en que muere. sufre azotes y muerte de cruz como malhe-
L a sexta, cuántos males padece. La se'ptima, el chor, siendo justísimo Dios. Llamóle Isaías
fruto que se siguió de morir, que fue' la aper- varón de dolores y que sabía de enfermedad,
tura del libro de los siete sellos. Digo que has porque verdaderamente no hubo dolor que no
de considerar quie'n es el que padece, convie- se registrase en É l . Fué su pasión, como dice
ne á saber: Hijo de Dios, Verbo del Padre, Santo Tomás, general. L o primero, por la
Salvador de los hombres y premiador de los variedad de personas que concurrieron a ella:
buenos y malos, según los me'ritos ó deme'ri- gentiles, judíos, eclesiásticos, seglares, po-
tos de cada uno. Las calidades son muchas: bres, ricos, grandes y pequeños. L o segundo,
inocentísimo, mansísimo, hermosísimo, nobi- porque padeció en todos los bienes, en los
lísimo y amorosísimo; es grande, y es inmen- amigos, en la honra, en la hacienda (que al
so en la potestad, en la hermosura, en la feli- fin dividieron la ropa entre sí los sayones), y
cidad y en la eternidad. E n Él verás la in- en la vida, tan amada de todos. L o tercero,
porque padeció en todos sus miembros y sen-
tidos, sin que quedase uno por atormentar. muerte; en lo de fuera abatido y despreciado,
L a cabeza aporreada con cañas y penetrada y en lo de dentro desconsolado. ¿Por ventura,
con espinas, la b o c a anhelosa, las barbas me- no te parecen estas cosas de gran crueldad?
sadas, el cuello m a l herido por la soga, las DISCÍPULO. SÍ, p o r cierto.
manos por las esposas ó cadenas, el cuerpo
sembrado de cardenales por los azotes, los § VI.

pie's lastimados p o r el camino, los hombros


quebrantados con el peso de la cruz. No pa- MAESTRO. De tal manera era privado de
rece sino que desafió Cristo á todos los traba- toda suavidad y consolación interior, que
jos que se pudieron imaginar, para que se ex- hasta el último punto de su amarga muerte
perimentasen en e'1, de manera que quedasen sintió sobre sí la ira del Padre, como sobre
debilitados para cuando hubiesen de llegar á aquel que representaba en su persona todo el
nosotros. Pero tal despertador tenía: era la género humano, cargado de tantas y tan gra-
causa que le despertaba y movía la caridad- y ves culpas, por las cuales como Fiador y Re-
sobre todas, la de redimirnos, iluminarnos dentor pagaba; lo cual (digo la angustia y
santificarnos y darnos gloria. Tales y tan ho- desamparo ) se echó maravillosamente más
rribles fueron sus tormentos, que si una fiera de ver en el huerto que en todo el discurso de
los hubiese padecido en tu presencia, no hu- su pasión; porque parece que no hallan los
bieras podido ménos de compadecerte de ella evangelistas voces con que declarar esta su
y tener un gran sentimiento, aunque fueses congoja y pena tan crecida. Comenzó (dicen)
fiera como ella. Y lo que es de mayor consi- á tener miedo y pesar ó tedio, á entristecerse
deración, que en medio de tantos y tan graves y acongojarse; tan apretado se vió, que se
dolores, ningún género de alivio ó refrigerio valió de lo que suele aliviar los trabajos, que
tuvo, ni sobre qué reclinar su cabeza lastima- es dar parte de ellos á los amigos. Triste está
da, ni sobre qué descansar aquel sacratísimo mi ánima hasta la muerte, dice á San Pedro,
cuerpo, que de solos tres clavos estuvo colga- á San Juan y á su hermano Santiago.
do y apegado á la tierra, secándose todo con DISCÍPULO. ¿Qué quiso significar diciendo
los dolores: todo rodeado de los brazos de la hasta la muerte?
MAESTRO. Que sola la muerte daría cabo
de su tristeza, ó que sola la angustia del mo-
rer, son cuatro voluntades las que distinguió
rir era mayor que la que en aquel punto pa-
Hugo en un tratado De voluntatibus Christi,
decía; y por ventura muriera si de parte de la
de esta manera: « Hubo, dice, en Cristo vo-
divinidad no fuera socorrido y guardado para
luntad de la divinidad, de la razón, de piedad
otros mayores dolores y agonías.
y de carne. La voluntad divina hacía justicia;
DISCÍPULO. ¿De dónde nació en el ánima la voluntad racional la aprobaba; la voluntad
de Cristo esta tan exclusiva tristeza? de piedad ó compasión condolíase del mal
MAESTRO. De la durísima lucha y más que ajeno; la voluntad de carne, ó natural, sentía
reñida batalla que había entre la carne y el y rehusaba el daño propio».
espíritu, sobre beber ó no beber el cáliz que DISCÍPULO. Conforma ahora esas volun-
ya se estaba preparando. tades.
DISCÍPULO. ¿Luego no de voluntad padeció MAESTRO. E n el modo ó razón de querer,
y murió Cristo? todas estas voluntades estuvieron conformes,
MAESTRO. ¿Y qué nos mereciera, si forza- aunque de la parte de la cosa querida no ha-
do y no de voluntad muriera? O y e , pues, lo bía identidad, porque cada una de ellas que-
que te dará luz no pequeña para contemplar ría lo que era suyo. La voluntad divina pedía
estos misterios, y para que sin engaño puedas justicia, como ya dije. La voluntad de la ra-
pensar y hablar en ellos. En Cristo hubo mu- zón se conformaba con ella, y aprobaba lo
chas voluntades. Si se cuentan según las na- que pedía y quería. La voluntad de piedad,
turalezas, son dos: una divina y otra humana. sin odio, se condolía de la humana miseria.
Si según las potencias, son tres, conviene á La voluntad de carne no acusaba la justicia,
saber: voluntad divina, voluntad del ánima pero rehusaba la pena. De manera que cada
racional y voluntad apetitiva, sensitiva: aun- una de estas voluntades seguía lo que le per-
que impropiamente se llama voluntad esta tenecía, pero en nada discordaban todas de la
última, porque propiamente voluntad no se divina. Pruébalo. Lo primero, porque la vo-
halla sino en la parte racional; pero entendi- luntad deliberativa de la razón nunca discor-
do él vocablo, por cuanto se mueve después daba de la divina, ni en lo que ella quería, ni
que aprende alguna cosa, se llame voluntad. en el modo de quererlo; porque quería todo
Si echamos cuenta según los modos de que- lo que sabía querer esa divina voluntad, y
queríalo fundada en la caridad, y queríalo tad natural rehusaba la muerte en cuanto era
como Dios quería q u e lo quisiese. Y de esta algún mal para la naturaleza, en cuanto na-
aceptación voluntaria con que Cristo aceptó turaleza; pero la voluntad deliberativa la ape-
el morir con voluntad deliberativa de la ra- tecía y quería en cuanto la aprendía como
zón, mereció para sí y para nosotros todos; el cosa útil para la redención del género huma-
cual mérito estuvo formalmente en el acto de no, según la ordenación divina. Demás de
la voluntad, y materialmente en la pasión, en esto, si cuando alguno quiere lo que otro
cuanto le fué á la m i s m a voluntad materia de quiere que quiera, no es visto discordar de su
merecer. querer; queriendo la voluntad natural en
Cristo lo que la voluntad deliberativa quería
que quisiese, la cual quería que se moviese
VII. según su natural movimiento, llano queda
que eran conformes. Item, porque la confor-
Dijo Alejandro de Hales m u y bien, que midad de una voluntad con otra no se consi-
no fuera virtuoso el dolor de Cristo, ni meri- dera solamente según la mejoranza, sino
torio, ni grato á Dios, si le sufriera de mala también según la sujeción; ni Dios pedía á la
gana y contra su voluntad. Y así es verdad, voluntad natural en Cristo que fuese seme-
que fué Cristo llevado á sus padecimientos y jante con la deliberativa y racional, sino que
se le sujetase y que quisiese lo que ella orde-
dolores con todo f
el esfuerzo de su ánima, 1
nase que quisiese, bastó para ser conformes
como á cosa á El m u y agradable y sobre todo
lo que agonizando en el Huerto dijo: «No lo
encarecimiento querida; lo cual prueba en
que yo quiero, sino lo que tú mandas, hága-
muchos lugares de la divina Escritura, que
se ». T a m p o c o el apetivo sensitivo discorda-
por muy sabidos dejo. D i g o lo segundo, que
ba de la voluntad deliberativa, aunque no
la voluntad natural en Cristo no discrepó de
deseaba aquello que ella quería, antes rehu-
la voluntad divina en cosa alguna; porque la
saba la pena y muerte corporal que se le apre-
razón formal por la que la voluntad natural
suraba; pero el rehusar esto era por el impe-
en Cristo rehusaba la muerte, y aquella por
rio de la voluntad deliberativa, que ordenaba
la cual la voluntad deliberativa la deseaba y
que siguiese su movimiento natural, para que
apetecía, no eran diferentes; porque la volun-
de esta lucha resultasen en Cristo mayores por falta de bien enseñado no dejaré de apro-
dolores, congojas y desconsuelos. A u n q u e vechar en este santo ejercicio.
has de advertir, que por el dicho movimiento MAESTRO. Pues no te he dicho aún la ra-
en que se encontraban la voluntad natural, zón que, á mi ver, hacía que la congoja en
racional y el apetivo sensitivo, en ninguna Cristo fuese tan crecida.
cosa era impedido ni retardado el de la vo- DISCÍPULO. ¿Luego hay otras más podero-
luntad deliberativa. De aquí es (según San sas que las ya dichas?
Buenaventura), que el dolor y la tristeza en MAESTRO. Fué, sin duda, que orando al
Cristo no sólo se extendieron á la parte infe- Padre no halló én él acogida; y habiendo sido
rior de la razón, sino también á la porción antes de este tiempo su oración tan bien reci-
superior; de manera que toda aquella su áni- bida y despachada, ahora en tanta necesidad,
ma benditísima padecía juntamente con el orando prolijamente, no le oía. Sintió á su
cuerpo, para que en toda ánima pecadora Padre airado contra sí por los pecados del
quedase curada y remediada. Aunque se ha mundo, los cuales había tomado sobre sus
de confesar, según todos, que la porción su- hombros y á su cuenta; y que sus pensamien-
perior de la razón gozaba de la esencia divina tos para con él eran duros y de aflicción,
y tenía allí su bienaventuranza. Y aunque como contra enemigo de su honra. ¡Oh, cuán
parecía dificultoso, y lo es, de entender que dura debió ser para el Hijo esta ira del Padre!
en el ánima de Cristo, según una misma po- Espantado, pues, y atemorizado con el ímpe-
tencia y estado, hubiese dolor inmenso é in- tu de la indignación divina, cayó en tierra
menso gozo, y que el dolor que sobrevenía sobre su rostro, y comenzó á agonizar, y con
no interrumpiese el tal gozo, ni el gozo estor- ansias de muerte sudaba gotas de sangre, en
base los crecimientos del dolor, es, sin duda, tanta abundancia, que regaba con ellas el
que fué así, y se ha de tener y creer como suelo. En esta miserable figura está el hijo
verdadero y recibido de los Santos Doctores delante de su Padre, postrado y ensangren-
de la Iglesia. tado, y sufriendo sin morir la dura muerte.
DISCÍPULO. Paréceme que, aunque dificul- Muy bien dijo el Apóstol: »Horrenda cosa es
toso, lo entiendo; y quiera el Señor que lo caer en las manos de Dios vivo®.
sepa sentir como es razón, que á lo ménos DISCÍPULO. ¿Es posible que de sola la ima-
192 Conquista del Reino de Dios.

ginación de la muerte sude Cristo sangre? dose de Él, decían: «Confió en Dios; líbrele,
MAESTRO. A l g ú n día t e diré la razón legí- si quiere, de nuestras manos». Viéndolé así
tima de ese sudor; por a h o r a sólo te digo dos: desconsolado y entre dolores del infierno, de
la primera, que esperaba pelear con la muerte los cuales el mayor qüé sienten los dañados
viva. L a segunda, porque este nuestro mártir es la ausencia de Dios consolador, con voz
está desamparado y abandonado á sí mismo. grande y espantosa, lo uno por el dolor vehe-
Los demás lucharon con la muerte muerta, y mente, lo otro porque hablaba con Dios au-
ayudados y favorecidos de Dios con tantos sente y apartado, dijo: «Señor, ¿por qué me
regalos y ayudas de costa, que apenas sentían habéis desamparado ?» No dice Padre, porque
los tormentos. Tratando la glosa de aquel ca- no hacía aquí oficio de padre, sino de riguro-
brón que enviaba al c a m p o por ley de Dios, sísimo Juez. (Ut quid dereliquisti me? Nunca
dice que en el tiempo de la Pasión de Cristo yo me aparté de Vos; por vuestro servicio y
es visto haberse ido la Divinidad al Cielo, no gusto me he dejado á mí y á todas las cosas.
mudando l u g a r , ni desamparando aquella ¿Por qué, pues, os apartastes Vos de mí? Puse
humanidad sacratísima, que tenía á sí unida en Vos mi esperanza: ¿cómo me faltáis? ¡ Para
personalmente, sino retrayendo su virtud, y los demás tan amigo y para mí sólo tan ene-
escondiéndola, para que los pérfidos judíos y migo! Escondióse, dice San Ambrosio, en
sayones pudiesen salir c o n sus intentos y dar Cristo la vida, para que llegase la muerte, la
cabo del inocente C o r d e r o , el cual desamparo cual vino de fuera, porque en El no había
comenzó en el Huerto y duró hasta que es- causas para morir, ni mató á su muerte al
piró en la cruz. morir, sino la nuestra, como lo canta la Igle-
sia. Y basta lo dicho por hoy de la pasión de
Cristo, porque ya es tiempo de que veamos
§ VIH.
el fruto de ella, que es haber abierto el libro
cerrado y sellado con siete sellos, que fué la
Estando en ella, desamparado de amigos y
última circunstancia; y hecho esto, nos reco-
enemigos y atormentado con la vista de su
geremos, porque estoy cansado y algo indis-
Madre, para hallar a l g ú n refrigerio se acogió
puesto.
á su eterno Padre, y n o lo sintió, como si no
hubiera Dios. Vió á los judíos, que burlán- DISCÍPULO. Sea como mandares, padre de
194 Conquista del Reino de Dios.
mi alma, que y o espero en nuestro Señor que y muerte del Señor. Quiero referirte aquí las
de esta materia has de hablar algún día más palabras de este seráfico Doctor: Hcec, inquit,
copiosamente. sunt septem, quce sigi ¡lata sunt sigil lis sep-
MAESTRO. Dada tengo palabra á un gran tem. Estas son las siete cosas que están sella-
siervo de Dios, religioso de nuestra Orden, de das con los siete sellos: Primera, Deus admi-
hacer un Tratado de la Pasión de Cristo, en rabilis. Segunda, Spiritus intelligibilis. Ter-
que declare el texto según los cuatro Evange- cera, Mundus sensibilis. Cuarta, Paradisus
listas, y los principales Misterios, para po- desiderabilis. Quinta , Infernus horribilis.
derlos meditar con el sentimiento que es ra- Sexta, Vir tus laudabilis. Sétima, Reatus cul-
zón, y así me remito á lo que allí diré, si el pabilis. Dénos Dios entendimiento para pene-
Señor me ayudare con su gracia. trar misterios tan grandes y tan secretos; que
DISCÍPULO. Ayúdete Dios por su Pasión, grandes deben ser y de grande estimación,
para que trates de ella, en gracia de tantas pues cuando los abre el Cordero, todo el cielo
almas que desean lo que ese padre te ha pe- está de fiesta. Antes que Dios muriese por los
dido; que aunque hay meditaciones y tratados hombres, ignorábamos siete cosas, que muer-
de esa materia, vienen envueltos en otras co- to El se nos manifestaron. Ignorábamos qué
sas diferentes; y si hay quien trate del texto, tan admirable fuese Dios; las condiciones de
es con tanta sequedad y mezcla de letras hu- los espíritus inteligibles, ó intelectuales; lo
manas, que cuando se ha leído mucho tiempo que era este mundo visible, á donde tan ave-
se queda el alma tan esteril como si leyera cindados están los pecadores; cuan para co-
una historia secular. Pero dejando esto para diciar fuese el Paraíso y Reino de los Cielos;
su lugar, díme, yo te ruego, qué libro es el cuán horrible y espantoso el infierno; cuán
que abrió el Cordero muerto. digna de alabanza y estimación la virtud, y
MAESTRO. San Buenaventura, en el lugar cuán detestable el pecado. Muere Dios y
citado, dice que es la noticia universal de to- ábrense estos sellos todos, y conocimos en el
das las cosas; en el cual libro estaban siete primero cuán admirable es Dios en la sabidu-
principalísimas escondidas y como selladas ría inescrutable con que engañó al demonio,
con siete sellos, las cuales se le descubrieron ofreciéndole la carne, en que se cebase, y
y manifestaron al hombre mediante la Pasión guardando la divinidad, que como anzuelo le
pescase, para que así quedara, por donde pen-
só vencer, vencido. Lo segundo, en su justi-
cia invariable, c o n q u e buscó el precio rigu-
roso de nuestra redención, pagándose El á sí § ix.
mismo hecho hombre, lo que no pudiera ha- ov .. J'r uí ,'S"jd/no;i ofbori omei r;;
cer ningún otro hombre. Lo tercero, en la in- ¿No te parece que fueron afectos á los hom-
finita misericordia con que se ofreció á morir bres los ángeles santos, pues permitieron que
por sus enemigos, y entre ellos, por los mismos su Dios muriese por ellos, y enviaron uno
que derramaban como agua su sangre. Este que le animase y confortase cuando agonizaba
es el primer sello que tenía encubierta la sa- con la muerte ? Pues mira tú si pudo haber
biduría inexcrutable, la justicia invariable y crueldad como la de los demonios, que soli-
nunca torcida, y la misericordia infinita y no citaron á Judas para que lo vendiese, y á los
agotada de nuestro Dios. Pesa cada cosa de judíos pasa tan gran maleficio. ¿Y qué más se
éstas por sí, y verás cuánta materia te sumi~ puede decir de la dignidad del hombre, que
nistra para la contemplación. decir que Dios muere en una cruz por él?
DISCÍPULO. Y a y o v o y e n t e n d i e n d o la al- Abrióse el tercer sello, y conocemos la cegue-
teza de esa doctrina, y la razón que tuviste dad del mundo, su esterilidad y malignidad,
de encarecer su dificultad al principio. pues que, como tenebroso y ciego, no conoció
MAESTRO. E n el segundo sello que abrió la luz verdadera, que descendió del cielo para
el Cordero se nos manifestó el espíritu inte- alumbrarle-, como esteril, menospreció á Cris-
ligible, conviene á saber: la blandura y be^ to como hombre infructuoso; como maligno,
nignidad de los ángeles, el valor de las almas, condenó y quitó la vida á su Dios y Señor,
la crueldad y tiranía de los demonios, que bienhechor y amigo.
son tres diferencias de espíritus, comprendi- DISCÍPULO. Bien dijo San Juan, según eso,
das en aquella palabra: Espíritu inteligible. que todo el mundo estaba puesto en ma-
ligno.
MAESTRO. ¿Sabes tú lo que quiere decir
maligno?
DISCÍPULO. La glosa llama malignas á las
cosas deleitosas de este mundo. Y Nicolás de
198 Conquista del Reino de Dios.
Señor se hizo en extremo pobre para que con
Lira dice, que lo mismo es malignns que ma-
Él gozásemos de tan grandes riquezas.
tos ignis. DISCÍPULO. Crisòstomo d i c e , que de su
MAESTRO. NO hagas mucho caso de esas toca hizo la Virgen pañal, y de un pedazo de
etimologías, que aunque el fuego de los de- la saya mantilla, para cubrir y envolver aque-
leites y codicias de este mundo, en que se llos miembrecitos tiernos del Hijo de Dios,
abrasan los amadores de él, sea m a l o , no se recien nacido en el pesebre. # ,
declara por ahí lo que San Juan quiso decir MAESTRO. Pues si por enriquecerme á mi
en esta breve sentencia: «Todo el mundo está está Dios tan pobre, ¿á dónde están en mi
puesto en maligno». Aquella terminación tantas riquezas como promete tan extremada
neutra no significa cualquiera malignidad, pobreza? Si conforme á vuestra escasez, Dios
sino la suma y colmo de ella; como aquella mío, ha de ser mi abundancia, siendo Vos tan
palabra del Angel á la Virgen: Quodenim ex rico y estando tan necesitado hasta de un
te nascetur sanctum: «lo que de tí nacerá chorro de leche, que si no se le proveyera del
santo, esto es , la misma santidad , en abs- cielo á vuestra Madre, no le tenía para dáros-
tracto, será toda santidad, sin mezcla de cosa le, ¿cómo estoy yo tan escaso y necesitado?
que la contradiga». Y así, maligno dice que ¡Oh varones eclesiásticos, que renunciando
todo lo que hay en el mundo es malignidad, las riquezas espirituales que la temporal po-
ó malicia. Pero ya que abriéndose el tercer breza de Cristo os ofrece, abrazáis las transi-
sello conocimos el desdichado lugar en que torias, que él condena y desprecia; y peláis
vivimos, en la abertura del cuarto se nos ma- los pobres y los desolláis cerrados, para pom-
nifestó el agradable Paraíso que deseamos; en pa y fausto de vuestra casa! ¡Las paredes en-
el cual está la alteza de toda la gloria, el es- tapizadas, las mesas de reyes, el ornato de
pectáculo ó vista de todo el contentamiento y grandes y los pobres que están á vuestra cuen-
alegría, y una como botillería ó despensa de ta muriendo de hambre! ¡Que desnudáis á
todas las riquezas de Dios. De aquí vino que Cristo en sus miembros y le hacéis andar
el Altísimo se humilló hasta la forma de dando diente con diente en los fríos del in-
siervo por levantarnos á esta santa gloria. E l vierno, y pacer hierba en los campos, y dor-
justísimo Juez se obligó á tan rigurosas penas mir al sereno, como dice el santo Job! Pues
por librarnos de tantas culpas; y el riquísimo
200 Conquista del Reino de Dios.
despedios de las riquezas del cielo, que no las y se quisieron aprovechar de su sangre, la
vino á ganar la pobreza de Cristo sino para
cuaj por todos derramó en la cruz. ¡Qué po-
los que desprecian en el hecho ó en el deseo
breza, qué vileza, íjué miseria y qué mengua
las del cielo, gozando de las que sufre el es-
d§ todas las cosas! ¡ Qué desprecio habrá en
tado de viadores, que son de virtudes y bienes
aquel horrible y asombrado lugar, pues que
espirituales; lo cual todo nos mereció el po-
Dios por salvarnos fué tan pobre, tan abatido,
brísimo Jesús, q u e , como dijo el Apóstol, se
t^n despreciado, tan amenguado y tan lleno
hizo pobre y menesteroso, siendo rico, para
de misérias!
<^ue con su necesidad y escasez fuésemos
nosotros ricos.
§ X.
DISCÍPULO. Parece que has tomado un
poco de cólera contra los eclesiásticos que, Enrique Harpis, famoso teólogo de su tiem-
olvidados de enriquecer sus almas, atesoran po, afirma que considerando Cristo el mérito
en las arcas. de su Pasión y el fruto de su cruz santísima
MAESTRO. Ese es el lenguaje del mundo, estuvo dispuesto (si conviniera) para ser ator-
que llama cólera al celo y espíritu con que se mentado eternamente y afligido con infinitos
reprenden los abusos del mundo. Mas deje- dolores, así por el amor de su padre como por
mos esto para el púlpito, y abramos el quinto el amor y provecho de sus hermanos; y por
sello, ó lleguemos á ver lo que descubrió esto mereció tanto cerca del padre, como sj
abriéndole el Cordero muerto, que verdade- realmente fuera eterno; porque por la volun-
ramente pone miedo y espanto terrible. ¿Ha- tad y deseo dilató y extendió toda su vida á
bíase, por ventura, entendido lo que es el in- una cosa infinita y á la tolerancia de una infi-
fierno hasta que Dios murió por librar de él nita materia de muerte, y esto para que más
á sus escogidos é hijos de su Reino? Mira tú perfectamente satisficiese á su Padre, y á nos-
aquí qué tales serán los tormentos que sufri- otros nos juntase con Dios con más estrecho
rán los dañados por sus culpas, de que jamas vínculo y atadura. De donde colijo y o , que
se enmendaran si ellos vivieran para siempre, aunque los tormentos y dolores de Cristo no
si el Hijo de Dios los padece tan grandes por fueron en el hecho infinitos y eternos, }o fue-
los de aquellos que pecaron y se arrepintieron ron á lo menos en el deseo y voluntad y en
202 Conquista del Reino de Dios.
la satisfacción; así por esto, como por ser el los cielos y otros planetas. También puso
supuesto que parecía divino. A l fin satisfizo causas inferiores y particulares, que sirven de
de manera por nuestras culpas, que la eterni- poner en ejecución lo que las superiores orde-
dad de las penas que por ellas merecíamos la nan. Y es tan grande el concierto y harmonía
conmutó en las temporales suyas; las cuales que entre las unas y las otras se halla, que
fueron verdaderamente excesivas por el tiem- ninguna se entromete en el oficio de la otra,
po que duraron, como penas que satisfacían ni usurpa su jurisdicción. No puede el sol
por culpas dignas de ese infierno. Y si en el producir una planta, si no es ayudado de la
madero verde de esta manera prendió el fue- tierra, y del agua, y de las semillas, que son
go de la divina justicia, ¿ cómo arderá en la causas particulares para las tales produccio-
leña seca, digo, en los que tan secos y sin nes; ni el hombre engendrar perfectamente
Dios partieron de esta vida para la sempiter- otro hombre, sin el concurso del sol, que es
na muerte, ayudando con su soplo el T o - causa universal. A l fin este mundo es una
dopoderoso Dios , como dice Isaías, para república concertadísima, donde se hallan
que nunca se apaguen aquellas vengadoras personas eminentes y de autoridad, empera-
llamas? dores, reyes, duques, marqueses, condes, que
DISCÍPULO. Según lo que has dicho, ya ordenan y mandan lo que se ha de hacer, y
padeció Cristo por todos de rigor de justicia, otras inferiores y más bajas, que sirven de
y quedamos desobligados de padecer más por manos para ejecutar lo ordenado y mandado.
nuestros pecados. En la Iglesia, que es la república del cielo,
MAESTRO. C o m o Redentor (porque no hay puso Dios una soberana y universal causa
más de uno) tienes razón; mas en otro sentido para todos los efectos de gracia que se produ-
es proposición luterana; y para que salgas de cen en ella. Esta dice San Pablo que es Cris-
ese error (aunque y o sé que fué réplica por to. Fué hecho para todos los que le obedecie-
oirme disputar contra Lutero), has de saber ron causa de salud eterna. Y con esta consi-
que procedió Dios en el gobierno de su Igle- deración llamó el Profeta Malachías á Cristo,
sia como en el de todo el Universo. E n el Sol de justicia. Saldrá para vosotros los que
Universo puso causas universales y supremas reverenciáis y teméis mi nombre, un Sol de
de todas las cosas, cuales son el sol, la luna, justicia; que es como si, más claro, dijera:
cosas que faltan de las pasiones de Cristo,
Aparecerá en el mundo una causa universal que es la Iglesia. Ayudaba á las almas el
de todos los efectos de justicia y de gracia, Apóstol, para que esta causa universal se par-
que se producen así en los hombres como en ticularizase en ella, y juntamente en la suya.
los ángeles. A los dos hermanos que pidieron asientos en
el Reino les dijo Cristo: «¿Podéis beber el
8X1. cáliz que he de beber yo?» C o m o si más claro
les dijera: «Sentaros habéis en mi Reino si
Digo en los ángeles, por lo que dice San bebiéreis mi cáliz». Los efectos particulares
Pablo que hizo Dios á su Hijo cabeza sobre no son de las causas universales; que no en-
toda la Iglesia militante y triunfante. Y á los gendrará el sol un caballo, si otro caballo no
colosenses decía, que Cristo era Cabeza sobre determina aquel su concurso general; ni en tí
todo principado y potestad, esto es, de los tendrá efecto particular la pasión de Cristo,
ángeles, como nota Santo Tomás ; así por la si tú no la haces particular tuya por imitación
preeminencia, que al fin preside como Cabe- y conformidad. Tus trabajos y tu cruz se han
za en el cielo, como por la influencia; porque de ayudar de los trabajos y cruz de Cristo,
en cuanto hombre, alumbra los ángeles é in- como de causa universal, y de esta manera se
fluye en ellos, según que altamente lo prueba producirán en tu alma efectos maravillosos
San Dionisio, sobre aquellas palabras de de gracia y bienes espirituales. Herederos de
Isaías: Quis est iste qui venit de Edon? Esto Dios (dijo el Apóstol) y coherederos de Cris-
así presupuesto, conviene á saber, que Cristo to, no á secas y absolutamente, sino concu-
es causa universal de la salud de los hom- rriendo como causas particulares con la uni-
bres, es negocio llano que cumplió suficien- versal. Si tamen compatimur, ut et conglóri-
temente con su obligación de causa univer- Jicemur. Si empero nos compadeciéremos,
sal, dando remedios generales á los hombres; esto es, si padeciéremos juntamente, para que
su sangre, su ley, su doctrina y sacramentos, juntamente seamos glorificados. Y no más de
que son depósitos de la gracia; y que el apli- esta materia.
car estos remedios en particular, es de las DISCÍPULO. Luego no quieres que veamos
causas particulares. Particular era San Pablo, hoy lo que estaba encerrado en el sello sexto.
y como tal decía: Cumplo en mi carne las
20Ó Conquista del Reino de Dios.
MAESTRO. La virtud, nunca dignamente plandece. Si no fuera tan tarde, y la indispo-
alabada, es tan preciosa, que quiso más per- sición que tengo no lo impidiera, te dijera
der la vida Cristo que ir en cosa alguna con- aquí cinco causas que pone Humbertino, que
tra ella. T a n hermosa, que en las mismas agravaron los tormentos y Pasión de Cristo,
injurias que iba padeciendo, iba resplande- y algo de aquella transformación maravillosa
ciendo. T a n fructífera, que con un solo acto de nuestro Padre San Francisco en el Cruci-
de virtud heroica y perfecta, despojó al in- ficado; mas y a que hoy no puede ser, el pri-
fierno, abrió los cielos y restauró lo perdido. mer día que nos veamos gastaremos en esta
E n el último sello se nos descubrió la grave- plática y en la victoria de los jayanes que
dad del pecado, para cuyo remedio fué nece- defienden el Reino de Dios. El sea contigo.
sario tan gran precio, tan costoso sacrificio y DISCÍPULO. Y te acompañe, maestro mío,
tan dificultosa medicina. Esto es, por abre- y pague con bienes eternos tanto bien como
viar, lo que te puedo decir de los siete sellos. me haces, y á todos los que después se han
Y abrevio más mi plática, asegurándote que de aprovechar de doctrina tan del cielo.
jamas leí ni experimenté ejercicio más copio- Amén.
so ni de mayor fruto que este que has oido.
¡Oh, si supiesen los hombres el secreto ó los
secretos que encierra en sí la cruz sacratísima
y pasión amarguísima de Cristo, qué de bue-
na gana la abrazarían y la buscarían, y se
pondrían en ella cuando faltasen sayones que
los crucificasen! Llora el Apóstol sus enemi-
gos con lágrimas salidas del corazón, y y o
00 b b >:>»:?. n¿¡>! no'j ¡soy
doy mil bendiciones á sus amadores, y el
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cielo los canta y celebra por Santos, porque
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comprendieron con los que lo son, la longi-
NO2 o! -jjp ?.o! :O:J noi--íb'rioiqrr¿05
tud, la latitud, la alteza y profundidad de ella;
: ño-.q% ;saiír, fif (buritfi[r,l. (bfi.i
y gustaron de la caridad de Cristo, superior
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á toda ciencia, que en aquellos sus brazos res-
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«4 QUE SE PROSIGUE LA MATERIA DE LA PASION DE CRIS-
¡ao m yJíizj.%

»THSTATObaso 3-jp c.i -a v ^cTnacsn o-'Tgauv; .- TO NUESTRO REDENTOR, V DE LO QUE OBRÓ SU ATENTA
CONSIDERACIÓN EN NUESTRO PADRE SAN FRANCISCO Y
.• COSÍOHAJNI HA¿ SFLO.-.L OÍTPHUH ha KIIIHAHSOIKHO:-,
OTROS SANTOS, Y DEL PRIMER JAYÁN Y ENEMIGO QUE
MHMSHH V «te*t JW«««» (¿OTWAÍ «8*¡T
DEFIENDE LA ENTRADA DEL REINO DE DIOS.
.eptó 3o, ojosa J S Ó ACASTHS AJ acHSrai.-.-

•1 § § I-

oueSBffi im ono¡;-l h z o oM .o.u; n k D , SCÍPULO. N o está bueno mi maestro,


;síi3Uii si ioq s í r ^ alca OH as-I.-; pues no sale esta tarde por la huerta; téngale
sup eiiotfaq on X O R I £ M JJS ob
F o-maim nuestro Señor de su mano, y no permita que
0ÍX1S2 ríe.» aup £iEq cq ESP bules eooq ü l su poca salud sea parte para que tan santo
loo obEsnamoo ansh aup la ornoa ejercicio como el que tiene comenzado con
ob a p t ¿prole ob O J Í I A V . .baVoiqn O I B - „ tanto aprovechamiento de las almas deje de
tfeta Ebub iiis a c f * p q tsa8'ab aup nft lü M/tó!. tener el fin que desea, porque sin duda algu-
oiini 2BÍ B so oí sup ol iBcaLto fe ogcll i- - na, si llega á ordenar lo que toca á las intro-
III versiones ó hablas interiores del alma con
SC-J emite lab ¿ajona-rti zaiáaá c sartoiíriv
<,»» rtAí-.;:--.- >!. .•.-<;•!! f •: ri aonusffc aup ,?oiC: Dios, que algunos han llamado oración de
14
DISCÍPULO. ¿Luego esos efectos causa en
recogimiento, que sea una de las cosas de los que atentamente y según conviene la con-
mayor artificio y más provechosas para todo sideran?
género de personas que quieren aprovechar MAESTRO. En nuestro Padre San Francis-
en la milicia cristiana de cuantas él ha escri- co lo puedes ver, que fué uno de los que más
to. Y o quiero llegarme á su celda, que si el contemplaron en ella, y en quien mejor se
mal del hígado, que de ordinario le aflige, no conoció su virtud y eficacia maravillosa; por-
es mucho, no dejará de continuar lo que ayer que, como sabes, se transformó todo él en
dejó comenzado. Pero ya viene, y en los pa- crucificado.
sos lentos y color encendido del rostro se
DISCÍPULO. De esa transformación deseo
echa de ver que no viene bueno.
mucho que me digas algo, porque es la cosa
MAESTRO. Estés enhorabuena, Deseoso. que mayor admiración me produce de cuan-
DISCÍPULO. Buena es para mí, cuando me- tas en mi vida he oido.
recí verte y oir esa voz tan agradables á mis MAESTRO. DOS transformaciones visibles y
oidos. ¿Qué ha ocasionado vuestra tardanza al ojo ha hecho el amor, con que declaró bien
de hoy? su virtud, conviene á saber: de Dios en el
MAESTRO. Mi indisposición del hígado me hombre y de Francisco en Dios. Tenía Dios
ha detenido, y no saliera de mi celda si no dentro de su corazón al hombre, y sacóle
fuera por tu respeto. afuera el amor, haciéndole parecer y ser hom-
DISCÍPULO. Y a sospeché yo que tanto ha- bre. Tenía San Francisco dentro de sí á Jesu-
blar ayer de Pasión y el meditar esta noche cristo llagado y en la cruz por continua me-
en ella para continuar hoy la lección comen- ditación é imitación, y sacóle afuera el amor;
zada el día anterior, habría perjudicado vues- y apareciendo Cristo, desapareció Francisco;
tra salud. porque no ya Francisco, sino Cristo, regía y
MAESTRO. Pluguiese á Dios que en tal gobernaba aquel cuerpo y alma bienavéntu-
ejercicio muriese, que esto sería el verdadero rada de Francisco.
vivir. Cuanto más, , que no soy tan espiritual DISCÍPULO. Lo que yo pretendo saber no
que la meditación de Cristo crucificado me es el hecho, sino el cómo se ejecutó; porque
haga enfermar en e l cuerpo, ni el alma tam- muchos años hace que medito en la pasión y
poco.
muerte de Cristo, sin que me sienta llagado
ni transformado e n ella; antes muchas veces-
que á primera vista parecían profecías; y de
tan falto de devoción á e l l a , como si se
un sacamanchas, que si se sacara las de su
tratase de la pasión y muerte de cualquier
alma no manchara á tantos con sus falseda-
hombre.
des; y de un profeta mentiroso de que yo me
MAESTRO. En nuestros tiempos se han
escandalicé mucho, y anuncié su caída mu-
visto hartas transformaciones, que han puesto
cho antes que aconteciese, por algunas seña-
en grande admiración á todo el mundo, y le
les de presunción y soberbia que observé en
tuvieran así por largos años, si la falsedad de
él; mas porque son cosas modernas, quéden-
ellas no se hubiera manifestado tan presto.
se para los historiadores. Lo que conviene es
Mas Dios, que nunca falta á su Iglesia en las
que no te fies de todo espíritu, porque no es
cosas necesarias, acudió m u y á tiempo con
verdadero todo lo que lo parece; especial-
el desengaño, que no habían podido alcanzar
mente no des crédito á mujeres en materia de
tantas y tan buenas letras como en el caso
visiones y revelaciones y exposiciones de la
estuvieron engañadas.
Sagrada Escritura, que Dios es sapientísimo
DISCÍPULO. Y a imagino y o por quién de- y sabe estimar sus riquezas en lo que son, y
cís esas cosas; pero una v e z que tú guardas no las suele depositar en vasos tan quebradi-
silencio acerca de su nombre, no debes que- zos. Alvaro Pelagio, famoso jurista en tiempo
rer que se hable al descubierto en este caso. del Papa Juan X X I I , Obispo de Silves, que
MAESTRO. Cuando m é n o s , por ahora no, ahora se dice de los Algarbes, en Portugal,
porque ni hago oficio de historiador, ni es mi entre muchos vicios que halla en las mujeres,
propósito ofender á persona alguna, culpable pone por muy particular éste: que de ordina-
ó no culpable, y que acaso estará ya arrepen- rio se fingen espirituales, y dicen que padecen
tida y enmendada. Bien pudiera tratar aquí éxtasis y raptos mentales, y que tienen espí-
de algunas mujeres que han fingido llagas, ritu de profecía; y es lo bueno, que á costa de
azotes, coronas de espinas y Cristos en los la virtud, que no tienen, se hacen ricas, reci-
pechos, porque en nuestros tiempos hemos biendo de los señores y personas devotas
visto todo esto, y aun en él se conoce la causa grandes regalos y dádivas de mucho precio.
de una doncella que soñaba ciertos sueños, ¡Oh cuántas tengo yo conocidas, que las traen
de palacio en palacio, pensando los caballeros
por tales, que fueron engañados por mujer-
y señoras que con su presencia quedan santi- zuelas, especialmente beatas, arrinconados y
ficadas las casas y redimidas sus culpas! Co- cubiertos de lodo, y hasta encarcelados algu-
nocí yo una (dice el buen Obispo), que se nos de ellos y penitenciados por el Santo Ofi-
arrebataba cuantas veces quería, estando ac- cio, á causa del crédito y pábulo que presta-
tualmente amancebada, y después de muerta, ron á e s t a s supercherías. L o cual nos advierte
visitando un convento de religiosas, hallé en que no debemos fiarnos de arrebatos ni reve-
él una hija suya, que había tenido por adul- laciones de semejantes personas, pues como
terio, la cual me descubrió la maldad de su dijo Séneca: «Las caídas de los que nos pre-
madre, á quien por mucho tiempo yo había ceden son avisos para que no caigamos los
honrado y reverenciado como á santa; y la que venimos detrás».
había dado, estando en el siglo, muchas pose-
siones y casas en que viviese, por la devoción § III.
que la tenía. Y confieso que fui engañado
como muchos de aquella provincia lo fueron; DISCÍPULO. Querría saber, querido maes-
y no gente ordinaria, sino varones insignes tro, ya que habéis tocado esta materia, si se
en santidad y en letras, clérigos y frailes, y puede conocer cuáles son visiones ó revela-
muchos Cardenales de la Iglesia de Roma. ciones de Dios, y cuáles del demonio.
MAESTRO. Respóndate por mí San Buena-
§11- ventura. E l dice que sólo el Espíritu Santo,
por el don de consejo, puede sin engaño en-
Y o supe de otra mujer que parecía espiri- señar al hombre lo que en estas cosas se ha
tual, y que quiso persuadir á su confesor de de aceptar ó se ha de desechar. A otros les ha
que en la Sede vacante de Sixto V había de parecido, y á este Santo con ellos, que lo más
ser él colocado por elección como Papa. Y seguro sería no ocuparse en buscar visiones
para confirmarlo, decía haber oído tres veces ni revelaciones; y cuando éstas se presentasen
del Cielo que se lo certificaban; pero el buen siendo buenas, no darles crédito ni condenar-
confesor ningún caso hizo de esto. Pudiera las; porque el creerlas de ligero arguye po-
exponer aquí un catálogo lamentable de hom- quedad de ánimo, y obstinarse en negarlas
bres letrados y santos, ó á lo menos tenidos
demuestra voluntad propia y aun falta de fe.
giendo una mujercilla cuatro desmayos, la
Si las cosas son de pequeña importancia, des-
celebran por santa, y tiene segura la comida
précialas, y si traen apariencia de algún bien,
y cuanto ha menester. Y aun otra cosa he
consúltalas, manifestándote indiferente hasta
observado en beatillas, que antes de serlo son
saber la verdad. Y no sean muchos los con-
humildes y se contentan con un rinconcillo
sejeros á quien consultes, sino pocos, sabios
en que pasar la vida con pobreza, y en sién-
y temerosos de Dios. Una cosa quiero que
dolo, reparan en si la señora á quien visitan
sepas, y es: que no porque una persona sea
manda que les den cojín para asentarse, y en
visitada muchas veces con aparecimientos ó
si las llama merced y otros tratamientos del
revelaciones de cosas futuras, se la ha de te-
mundo. De manera que la mudanza del es-
ner por más santa ni de m a y o r mérito que
tado ( á su parecer de mayor perfección), les
otras que simplemente sirven á Dios; antes
quita la poca que, no sé si la naturaleza ó la
por el contrario, se ha de temer y rogar á
gracia, les había dado. A l fin y o encuentro
Dios por ella, porque lleva camino peligroso
por mi cuenta, que como en materia de pe-
y sospechoso para el bien.
cados no se halla término ni límite á las in-
venciones que cada día hay de pecar , ni
§ IV. confesores que respondan á los casos que de
nuevo se ofrecen; así en materia de virtud
Algunas veces (dice San Buenaventura) nunca anduvo el mundo más desconcertado
suelen ser las visiones principio de locura y que ahora, ni más ocasionados y dispuestos
desvanecimiento de la c a b e z a , como las que los hombres á ser engañados. Vale ya tan
Salomón cuenta en sus Proverbios, del que caro un santo, que se nos van los ojos tras de
bebe mucho vino. «Tus ojos, dice él, verán cualquier apariencia que vemos de santidad;
cosas extrañas, y tu corazón hablará ó sumi- y aunque realmente no lo sea, nos arrojamos
nistrará á tu lengua cosasperversas•. Los hom- á venerarla en cualquiera que la vemos. Y
bres sabios y cursados en la vida espiritual, así los hipócritas, con muy poco esfuerzo que
ningún caso hacen de estas musarañas y qui- empleen, parecen santos; porque los que lo
meras; pero la gente popular y simple piensa son en realidad marchan á un paso muy
que aquí está el punto de la santidad. En fin- ordinario, y sin los extremos que los anti-
guos y de aquellos siglos dorados emplearon.
de los pecados, y ofreciendo juntamente una
DISCÍPULO. O t r a cosa quería preguntarte
cierta dulzura engañosa en los sentidos, la
acerca de lo q u e vas tratando; pero temo ab-
cual en personas simples y de poca experien-
sorber el tiempo destinado á la explicación
cia ha mucho lugar, y por eso la abrazan con
de cosas m a y o r e s .
seguridad de que es Dios. De donde vienen a
MAESTRO. Mayores podrán ser, pero más
dar en muchos errores y despeñaderos, según
necesarias que éstas para el desengaño de
nos lo ha demostrado la experiencia en algu-
gente espiritual , ó que procura serlo , no
nas personas, que por este camino han sido
las conozco. Y aunque confieso que experi-
engañadas. Gerson dice, que hablando el con
mentaría el m a y o r consuelo y tendría el ma-
una mujer anciana, le confesó que habiendo
yor gusto en tratar de la transformación ver-
pedido ella á la Virgen María que la hiciese
dadera que causa el amor, ó sea acerca de lo
muy devota de su Hijo, de manera que ni
que me propuse á la entrada de esta plática;
pensase, ni hablase, ni amara cosa que no
no obstante, prefiero renunciar á este gusto en
fuera É l ; la benditísima Virgen (á su parecer)
gracia de tu provecho. Di ahora lo que qui-
se le había aparecido, y la había dado tan gran
sieres.
devoción sensible de Cristo nuestro Señor,
DISCÍPULO. ¿Puede el demonio con su gran que verdaderamente se consumía amándole.
sabiduría y engañosas mañas, causar devoción Y añadió luego, que estaba quejosa de la Vir-
y gusto espiritual en las personas que tratan gen porque la había engañado. Fué que todo
de oración y recogimiento? aquel amor y devoción sensible le faltó, y en
MAESTRO. A u n q u e muy á la ligera , lo lugar de acudir á Dios se apasionó por un
traté y a en otra parte: los santos dicen que hijo suyo, que tenía consigo, y cometió in-
permitiéndolo nuestro Señor, por justos jui- cesto con él.
cios suyos y deméritos nuestros, para hacer
DISCÍPULO. ¡Oh falso y engañoso demonio!
caer á la mísera ánima, suele el demonio
¡Oh bestia maldita de Dios, que con sobrado
darnos una fantástica y aparente devoción,
atrevimiento osas tomar figura de aquella
causando quietud y reposo en las pasiones y
limpísima criatura, que en pureza sobrepuja
sentimientos suyos, removiendo ó quitando
todas las angélicas jerarquías!
los desordenados movimientos y sugestiones
MAESTRO. Y del mismo Cristo, como se
que fuesen á Roma y hablasen con los Car-
cuenta en nuestras crónicas de un novicio que
denales, porque por ellos se había de hacer
por otra visión y habla semejante se crucificó
otra Orden nueva y una gran reforma en su
en la cocina, y desesperado se condenó.
Iglesia. El fraile se salió de la religión, y uni-
do al clérigo hicieron ambos la jornada, sin
§ V. que de todo ello resultase novedad alguna: lo
único que pudo presumirse fué que los dos
Dice el Canciller que había quedado como
viajeros quedaron burlados y escarnecidos del
loca y furiosa aquella m u j e r con la fuerza del
demonio. Por lo tanto, humíllate á Dios, hijo
amor, y p o c o á poco fué inducida del demo-
Deseoso, si no quieres ser miserablemente
nio á una tan gran maldad como has oído. Y o
engañado ; porque opinión es de todos los
creo que estos gustos son de m u y bajo metal,
santos que solamente los soberbios corren tan
y que tienen poco ó n a d a de espiritualidad,
gran peligro. Mucho le desagrada á Dios el
y que no salen de la sensualidad, lo cual
pecado de la soberbia, y siempre precede á las
prueban los de aquellas mujeres iluminadas,
caídas. Y con esto pongamos fin á las trans-
que, pensando ó contemplando en Cristo,
formaciones fingidas y sentimientos falsos,
venían en mil torpezas, q u e aquí no se pueden
porque me llama mi espíritu y la devoción
poner. De muchas otras tenemos noticia, dice
que tengo á mi Padre San Francisco, para que
el mismo doctor, las cuales se persuaden que
te enseñe el cómo de aquella transformación
hablan con la gloriosa V i r g e n , y que en sus
verdadera en Cristo crucificado; el cual ver-
oraciones reciben respuestas de Dios por sus
daderamente se le apareció en el monte A l -
ángeles, y que los ven de noche en sus apo-
verne después de muchos días de oración y
sentos, estando á oscuras, llenos de resplan-
de ayuno. Dice San Dionisio, que el amor
dores; que oyen voces que les hablan y dan
tiene virtud unitiva y transformativa; y quiere
noticia de cosas por venir. Poderoso es Dios
decir que transforma al que ama en la cosa
para todo eso; pero y o las juzgo por engaña-
amada, como se transforma el sello y estampa
das. De un religioso sabio y predicador y de
en la cera blanda, mediante el calor del sol ó
un clérigo escribe el C a n c i l l e r , que habían te-
del fuego. En la cual transformación, el sello
nido una revelación (porque eran ó parecían
tiene lugar activamente, la cera pasivamente
muy espirituales), en que les mandaba Dios
y el fuego dispositivamente; así es que el que
glorioso Padre la figura que de Cristo crucifi-
ama padece, el amado obra y el amor dispo-
cado traía en el alma, para que de todo en
ne Si y o te amo á tí, me transformo en tí
todo se pareciese á Cristo el que tan de veras
mismo; y si tú me amas á mí, te transformas
ardía todo él en amor de Cristo. Y aquí es-
en el mismo sentido; lo cual no puede tener
tancó el amor y acabó con sus triunfos. Y San
efecto sin la mediación del amor; ni es trans-
Francisco acabó también de conocer lo que
formación de un cuerpo en otro cuerpo, por-
costó á Cristo, sintiendo sus sacratísimas lla-
que eso no se puede hacer sin daño de terce-
gas, llagados piés y manos y el corazón con
ro, con pérdida, cuando menos, de uno de
ellos. Y ese es (á mi parecer) el sentimiento
los dos; quedándose m u y por debajo el poder
del Apóstol cuando decía á losFilipenses: «De
del amor. Es transformación de voluntades,
aquí adelante ó en lo demás, nadie me sea
de ánimos y de corazones, por conformidad
molesto , conviene á saber , con pecados y
de costumbres y comunicación de fortunas.
ofensas de Dios; porque traigo en mi cuerpo
Esa fué la transformación de San Pablo en
las llagas del Señor Jesús, y sé lo que le cos-
Cristo. «Vivo yo y no vivo yo; vive Cristo en
tastes por lo que y o siento con ellas».
mí». Esta, también, obró el amor en nuestro
DISCÍPULO. ¿Luego SanPablo tuvo también
Padre San Francisco, con tanta excelencia,
llagas en el cuerpo como nuestro Padre San
que todo él fué un vivo retrato de Cristo, en
Francisco?
la pobreza, menosprecio, humildad, caridad
MAESTRO. Ninguno lo ha dicho hasta aho-
y paciencia, y en las demasvirtudes. Y púdose
ra, ni la Iglesia católica ha determinado cosa
decir con gran verdad, que San Francisco
alguna en este particular; ni era prerrogativa
vivo y todas sus obras fueron comento certí-
ésta para estar secreta tanto tiempo. L o que
simo del Evangelio; del cual, ni una jota ni
comunmente dicen todos los doctores es, que
una pequeñita tilde quebrantó ni dejó por
llama el Apóstol llagas de Jesús los azotes, los
cumplir. Mas como el amor que en su pecho
padecimientos, las penas y trabajos que en su
ardía no era vulgar ni ordinario, sino extático,
cuerpo sufría por Cristo y su Evangelio; que
seráfico y fruitivo, á esta transformación de
al fin se gloría de más Apóstol que todos, no
costumbres añadió otra nunca vista ni oída
por más santo, sino por más trabajado. Y en
en el mundo, que fué: sacar en el cuerpo del
este sentido dijo en otra parte: «Juntamente
con Cristo estoy crucificado»; no porque es- alegría de Cristo, con que muchas veces era
tuviese puesto en la cruz de Cristo, sino por regalado Francisco y salía de sí, sino sus lla-
la semejanza que con El tenía en los padeci- gas y dolores le comunicó. Fué Cristo alma
mientos, y porque con el deseo estaba abra- de San Francisco, y Francisco cuerpo de
sado y enclavado en la cruz juntamente con Cristo, que le sale á la cara el contento y el
Cristo. dolor que su alma tiene. De David y Jonatás
dice la Escritura que se amaban tanto, que
§ VI. parecía no haber entre ellos más de una sola
alma, que regía dos cuerpos. Y en lo que
DISCÍPULO. ¿Luego no hay otras llagas c a - mostró Jonatás á David su crecido amor, fué
nonizadas sino las de Cristo y San Francisco? en que viniendo un día desmelenado y perse-
MAESTRO. Ningunas, como consta de al- guido, le vistió de sus ropas y vestidos de hijo
gunas Extravagantes del Papa Sixto I V . de rey. Mucho fué esto, por cierto; pero ¿qué
DISCÍPULO. Argumento fué del grande tiene que ver este favor con el que hace Cris-
amor que nuestro Padre tuvo á Cristo y á su to á su amigo San Francisco? Estando en
cruz, y del que Cristo tuvo á San Francisco, aquel monte Alverne, despreciado, humilde
estampar en su cuerpo las señales de nuestra y vestido de un saco, se le apareció lleno de
redención. resplandor y gloria de Hijo de Dios, y le vis-
MAESTRO. Entre las uniones naturales, la tió de su librea, y enjoyó con aquellos cinco
más perfecta es la del cuerpo con el alma; son rubíes de sus preciosísimas llagas.
tan unos, que el contento y descontento co- DISCÍPULO. Y O oí decir á un predicador,
men á una mesa, y se comunican entre ellos: que San Francisco vivo fué retrato de Cristo
luego sale á la cara la alegría ó la tristeza del muerto.
alma. A u n en el cielo de la gloria del alma le MAESTRO. Muy bien dicho está; pero y o
ha de caber al cuerpo muy buena parte: al fin le llamo cruz de Cristo glorioso; porque es-
tiene de ella sus gajes y relieves. Pues tan es- tando á la diestra de su eterno Padre glorioso
trecha fué la unión de Cristo y San Francisco, y triunfador, bajó otra vez á la tierra y se cru-
y mucho más. Juntólos tan de veras el amor, cificó en San Francisco. Y más considero yo
é hízolos tan unos, que no sólo los afectos de aquí, que la cruz en que murió permitió que
estuviese debajo de tierra mucho tiempo, muy que dejando á una parte la Virgen sacratísi-
secreta é ignorada de su Iglesia, y consintió ma, que fué mártir por más alto modo que
que, hallada, se repartiese en muchas piezas todos los que lo fueron, por serlo en el alma,
por diversas partes del mundo; mas de la cruz sin rotura ni maltratamiento del cuerpo, sólo
viva en que se crucificó glorioso, ni un cabello de recudida, quiero decir, de sóla la compa-
ha querido que se pierda, y entera está en sión de ver muerto á su querido Hijo y col-
Asís como cuando vivía. E s cruz e'sta hecha gado del santo madero de la cruz, tiene ex-
por su mano; para su honra; la en que murió celencia el martirio de San Francisco, por
fué hecha por las de los sayones , para su haberle martirizado Cristo glorioso, sin haber
deshonra. en este martirio martillo, ni clavos, ni lanza,
y hallarse en su carne rotura de costado, por
DISCÍPULO. Jamas he oído yo que la gloria
donde le salía sangre en abundancia, espe-
atormente, ni que sean efecto de Dios glorio-
cialmente los viernes, y en sus manos y piés
so llagas y dolores. Que el alma de la Virgen
clavos formados de color de hierro, siendo de
quedase atravesada con el cuchillo de la com-
carne. L o cual tiene mucho de consideración,
pasión viendo á su H i j o llagado en la cruz,
porque en el cuerpo del Señor no duraron los
no es maravilla; porque no es cosa nueva ha-
clavos más de lo que estuvo en el madero de
cer llagas en el corazón el cuerpo del amigo
la cruz, y en San Francisco permanecieron
llagado, por estar más el alma del que ama
más de dos años que vivió después de impre-
en el amado , que en sí mismo ; mas eslo
sas las llagas, y permanecen ahora después de
grandísimo que un cuerpo lleno de gloria
muerto. Y es el misterio (á mi pobre juicio),
deje llena de amargura y dolor el alma y
que los clavos de Cristo eran de hierro y los
cuerpo de San Francisco.
de San Francisco de carne: los unos labró el
MAESTRO. Amargura dulce, dice San Bue-
odio, los otros el amor. ¿Qué clavos se pudie-
naventura. A lo ménos descúbrese bien en
ron forjar en aquellos corazones duros de los
ese hecho, que el padecer por Cristo es gran
judíos, sino de hierro? ¿Qué lanza, sino cruel?
cosa, pues él mismo baja del cielo, y lleno de
¿Y de las manos de Dios habían de salir sino
gloria (como ves) produce efectos de pena, y
de carne? Así se quedó nuestro Padre con los
á falta de tirano lo es él, y verdugo (si así se
que le hizo Dios, y Cristo se hizo quitar los
permite decir) de su amigo. Por lo cual digo,
que le labraron los hombres; porque á Cristo
Francisco es estampa de Cristo crucificado,
le provocaban los clavos á enojos, y á Fran-
cisco los suyos á más amor. Y esa diferencia que labró el amor.
hallo yo de martirizar á Dios ó el tirano, que MAESTRO. Si no la labrara el amor, no se
llamara estampa de Cristo, el cual murió en
el martirio de Dios es amoroso y llevadero;
la cruz de amor. San Agustín dice: «No tie-
más tiene de dulce que de agrio: el del tirano
nen los clavos al Todopoderoso, sino la ca-
es de odio y de desamor.
ridad tiene enclavado al inocente». Digo que
murió de amor, porque los tormentos parece
§ VII. que no pudieran acabar con él tan presto,
supuesto que ninguna llaga mortal tenía. A s í
Concluyo esta materia sólo con decirte, que se maravilló Pílalos de que tan pronto hu-
la honra de Cristo es San Francisco. ¿Dirásme biese expirado un hombre de tan excelente
cómo es eso? complexión y en tan florida y robusta edad.
DISCÍPULO. Claro está, que yo no alcanzo Y como los cirujanos suelen hacer anatomía
esas honduras. del que muere, cuando de su muerte no ha-
MAESTRO. C o m o los gra ndes señores, para llan la causa, así la hicieron de Cristo, pues
ostentación y muestra de su grandeza, y para uno de los soldados le abrió el pecho con una
que se sepa de qué casa descienden, y la no- lanza y descubrió el c o r a z ó n , y echóse de ver
bleza de su linaje, ponen sus armas en un que el amor que de él se había apoderado era
dosel muy rico y de gran precio; así, precián- causa de su muerte, porque salió de él agua
dose Cristo tanto de Redentor de los hom- y sangre, como si estuviera vivo. A l l í se to-
bres, y habiendo tomado por armas sus lla- mó experiencia de que el amor es firme como
gas, entre todos los hombres del mundo es- la muerte. Y más, que aquí trocaron la muer-
cogió para dose'l en que estuviesen estampa- te los arcos y las aljabas, y desde aquel punto
das y honradas, á nuestro padre San Fran- el amor mata y la muerte enamora. ¿A cuán-
cisco; no por algún artífice ó artificio, sino tos ha muerto el amor enamorados de la
por su propia persona y mano hechas. muerte? A s í dijo San Pablo: «El morir es
ganancia ». Antes de este tiempo era cosa
DISCÍPULO. A l fin quedo con que San
muy espantosa el morir; era pérdida grande;
el desenojo de Dios, enojado con el mundo:
pero aquí quedó la muerte tan amable y ape-
el remedio de los hombres, el despojo del in-
tecible, como la ganancia; y la amarillez suya,
fierno v todo el bien de las almas; y asi se dio
que la hacía fea y horrible, ya es color de
prisa el amor á matarle, porque es recio caso
oro, que alegra el corazón. Y a dice la Espo-
tener á Dios enojado ni por un instante. Mas
sa : «Herida estoy de muerte; pero no la
en vos, santísimo Padre, el morir despacio
muerte, sino el amor me hirió». ¡Oh Padre
era acrecentamiento de merecimientos y re-
beatísimo, dejemos las enfermedades y dolo-
formación del mundo y renovación del mis-
res, en que tan parecido fuisteis á Cristo, y
terio de nuestra redención, que ya estaba bo-
vengamos á contemplar esas cinco llagas que
rrado de la memoria de los hombres. Asi dijo
hizo en vos el amor! ¿Qué os falta para es-
un Pontífice romano, viendo el Cuerpo de
tampa de Cristo? El dijo, hablando con San
este Santo llagado: «Si la fe se perdiese bas-
Felipe: «El que á mí me v e , ve á mi Padre».
taría sacar esta estampa de Cristo crucificado
¿Por ventura no podrá decir eso mismo de
por el mundo, para cobrarse y volver a su
vos? ¿Quién mirará á San Francisco llagado,
punto».
que no se acuerde luego de Cristo crucifica-
do? Sino que hay en ello de consideración,
que Cristo sin llaga mortal muere, y vos, con § VIII.
herida penetrante en el pecho, vivisteis dos
años más, y ambos son efectos de amor: á DISCÍPULO. ¡Oh, quién llegara á mirar de
Cristo mata y á vos os conserva vivo. E n cerca aquel corazón de nuestro Padre San
Cristo pareció milagro, y lo fué, morir tan de Francisco, por aquella ventana que le hizo el
prisa; murió con voz grande y esforzada, y amor!
envió el espíritu, que no es como los que MAESTRO. Luciano cuenta, en un Dialogo
mueren de ordinario, que de flacos no pueden suyo, de un Momo que puso falta en la fa-
respirar ni detener el alma, aunque quieren, brica y compostura del hombre; porque, a su
como dijo el Sabio. Y en vos fué también mi- parecer, había de tener una puerta ó ventana
lagro, pues con llaga penetrante nadie puede en el pecho por donde le pudiesen ver el co-
naturalmente vivir mucho tiempo. Y es el razón. para que no hubiese doblez ni engano
secreto, que de la muerte de Cristo resultaba en é l : y engañóse el necio; porque en el co-
razón del hombre se fraguan tantas torpezas,
vanidades y locuras, que si se manifestaran que quisieren. Casto es, limpio, amoroso,
no se pudiera vivir entre gentes. Un portillo leal, ajeno de toda inmundicia, lleno de toda
mandó Dios á Ecequiel que abriese en el pureza celestial, y paraíso de los deleites de
templo, que es el alma, y vió dentro tantas Dios. A l l í se pasea el divino Esposo, y hace
abominaciones y suciedades, que fué necesa- ramilletes de olorosos y santos pensamientos.
rio volverlo luego á cerrar. A l fin, corazón Imperfección fuera estar este corazón escon-
donde manan aquellos ríos de Babilonia, ma- dido, mientras que con ventana no hay más
los pensamientos, hurtos, homicidios, etc., que desear. Esta fué la última mano que puso
¿qué hay sino taparlo á piedra y lodo? Bien Dios en este retrato suyo, y con la cual que-
supo Dios lo que hizo en guardarle tan guar- daron seguras y selladas las mercedes hasta
dado y esconderle donde nadie le pudiese aquel punto recibidas. Y creo cierto, que
ver, y de tal manera, que el parecerse y el como le hizo tan parecido á sí en la vida y en
morir fuese todo uno. El corazón de Cristo, la muerte, lo es ahora en la gloria.
que en los pensamientos no tuvo semejante' DISCÍPULO. E l Señor te la dé, y te con-
corazón puro, casto, leal y amoroso, ese fue' suele, que así has regalado mi espíritu con ese
bien que se abriese, que por eso le hizo puer- tan dulce, sabroso y sabio discurso.
ta el amor, para que se vean todos sus pensa- MAESTRO. Dios nos deje sentir en nosotros
mientos. Abrió, dice el Evangelio, la lanza lo que en Cristo Jesús, como lo pide el Após-
su costado. No dice rompió, sino abrió. Puer- tol; que por sentirlo nuestro Padre San Fran-
ta es, y licencia tenemos para acercarnos á cisco, llegó al punto que has visto: llegó á
mirar por allí los pensamientos de Dios. ser otro Cristo del amor. Para esto te aprove-
chará grandemente saber las causas que da
DISCÍPULO. De esa manera también po-
Hubertino de Casal, del crecimiento de las
dremos llegar á ver el de nuestro Padre, pues
angustias y congojas del Redentor; las cuales
que el amor le tiene hecha puerta como al de
te quiero referir aquí, sucintamente y con la
Cristo.
brevedad posible, porque se nos va haciendo
MAESTRO. Muy bien puedes, hijo mío, con tarde. T u v o , dice Hubertino, lo primero una
la atenta consideración, que el que le abrió representación viva de la cruelísima muerte
puerta da licencia para que le vean todos los que había de padecer; tan viva, que de la
manera que en el hecho padeció, se le repre- lo que es posible los dolores en Cristo, y más
sentó, é iba pesando los dolores, las afrentas, todavía si le juntas que recogió en sí todos
los malos tratamientos y el despedirse el alma los pecados cometidos y cuantos se habían de
del cuerpo, con todo lo demás de esta lamen- cometer hasta el fin del mundo, para satisfa-
table tragedia, como ello era. L o segundo, el cer por ellos cuanto á la suficiencia; porque
desamparo de que ya hablamos arriba; aquel de esta suerte se llama y es Redentor de
dejar Dios la humanidad sola y expuesta á todos. Y porque era viador y comprensor,
tantos y tan crecidos tormentos. Represénta- conocía todos los pecados juntos con más cla-
sele, lo tercero, la obstinación y dureza ende- ridad y distinción que tú puedes conocer uno
moniada de los judíos, y la ingratitud de mu- solo; y cualquier pecado mortal, respecto del
chos á tanto beneficio; y que la mayor parte ánima del dulcísimo Jesús, fué como una cruz
de los hombres, por quien tan amarga suerte con cinco clavos agudísimos, que cada vez
sufría, se habían de condenar, y que sus tra- que se le representaba, ó cometido ó que se
bajos, cuanto á aquéllos, eran en vano. A l fin había de cometer, le hacía de un golpe cinco
el sufrimiento de su alma fué tan grande, mortales llagas; por lo cual quedó en su cuer-
cuanto era grande el amor que tenía á Dios y po con ellas. Mostrando por aquí que quien
al prójimo. T a n t o se dolió de las injurias he- mortalmente peca, de nuevo le crucifica su
chas contra Dios, y de la perfidia, del hombre alma, resucitando en ella las causas de su
injuriador, cuanto amaba á Dios y á los hom- muerte. Fuera de esto, y sea la cuarta razón
bres. De manera, que el dolor en Cristo se de su pena, sintió en sí mismo, no sólo los
ha de medir y regular con el amor, que, como tormentos de los mártires, sino también los
bien saben todos, nadie se duele si no ama, y trabajos, penalidades, dolores, angustias, con-
tanto se duele como ama. Pues si, por razón fusiones, escarnios y aprietos interiores y ex-
de la unión divina, Cristo amaba al Padre lo teriores de todos los justos, cuya cabeza era;
que no puede estimarse, sumamente, y al pró- compadeciéndose de ellos en ellos , como
jimo, por el cual moría, bien se puede cole- amigo verdadero, porque los amó como á su
gir, que en cuanto pasible, fué inestimable el misma vida, como quien finalmente la ponía
dolor, pues que el amor no tuvo medida. Es- por ellos; y así padeció juntamente con ellos,
ta es una razón admirable, y que engrandece para que sus pasiones fuesen llevaderas y de
2 36 Conquista del Reino de Dios.
provecho. Y así es, que el desconsuelo de
Cristo en sus pasiones es el consuelo del már- § IX.
tir en las suyas. La última causa es para muy
á solas, y para cuando de propósito escriba- DISCÍPULO. ¿Qué enemigos son esos? Por-
mos de Pasión, si el que padeció por nosotros que quiero comenzar luego á pelear con
así lo dispusiere. Fué la vista de la afligidísima ellos.
Madre, que al pié de la cruz estaba mirando MAESTRO. Y O te los diré y enseñaré cómo
cómo el Autor de la vida se despedía de ella. los puedes derribar y vencer. E l primer im-
¡Oh representación extraña! Piensa tú esto pedimento del aprovechamiento espiritual es
de espacio, que yo no lo tengo para decirte el desordenado amor á sí mismo ó á alguna
más por ahora. criatura del m u n d o .
DISCÍPULO. Hásme dicho tanto y tan bue- DISCÍPULO. ¿Qué tienes por desordenado
no, que me parece que has descubierto en mi amor á las criaturas?
alma el Reino de Dios. Y creo firmemente MAESTRO. El que inficiona nuestra alma
que Cristo crucificado es la infalible puerta y con varias imágenes y representaciones de
entrada para él. ellas, y la perturba y distrae del actual amol-
MAESTRO. Bien dices; pero advierte, que de su Dios, aficionándola á ver, oir, gustar y
esta entrada en el Reino de gracia y de glo- saber cosas en que pura y principalmente no
ria, digo en el que Dios tiene en nosotros, y se busca la gloria del Criador. Y y o no sé
en el que tiene para nosotros, si somos de sus cómo se puede decir que es espiritual el que
escogidos, la defienden doce fuertes jayanes, tiene su corazón aficionado y apasionado á las
que al principio te dije, como los que defen- riquezas y á los vestidos y aderezos persona-
dían la entrada de la tierra de promisión con- les, á los libros, alhajas exquisitas, curiosas y
tra los hijos de Israel; y si no se vencen y de- costosas, y otras cosas acomodadas á la vida
rriban por tierra, despídete del uno y del otro humana, ora sean necesarias, ora supérfluas,
reino; mientras aquéllos vencidos, luego que- si la afición llega á sentir sensual deleite en
das rey en el Reino de gracia, y verás á Dios la posesión de lo dicho, y desconsuelo si fue-
reinar en tí; el cual te asegura con su presen- se privado de ello. El que de esta manera
cia el Reino de su gloria. vive aficionado, sin ninguna duda es propie-
tario á los ojos de Dios, porque la pobreza de beneplácito perfectamente, ora se las quite,
espíritu, que predica y enseña el Evangelio, ora se las aumente, y no quiere de ellas más
principalmente consiste en que de tal manera que lo que sirve á la necesidad suya y honra
posea el hombre las cosas temporales como de Dios, según todo su entendimiento, consi-
si no las poseyese (según dijo el Apóstol), derado el estado, condición, naturaleza y
aparejado siempre á carecer de ellas. otras particularidades á que se ha de prestar
DISCÍPULO. ¿Cómo puede la carne dejar atención, si supiese que agradaba más á Dios
de sentir la pérdida de lo que con amor vendiéndolas y repartiéndolas á los pobres, y
posee ? para hacer esto estuviese predispuesto, este
MAESTRO. Ese amor es el que procuramos tal tiene perfecta pobreza de espíritu. Y aun-
destruir en ella; cuanto más, que no se ha de que la carne por su fragilidad se rebelase y
tomar el voto y parecerde ella, sino del ánimo murmurase algún tanto por la pérdida y des-
desapasionado y de la razón, que enseña que tierro de ellas (que al fin somos pobres), no
todo cuanto tenemos es hacienda de Dios al nos juzgaría ni condenaría Dios por este sen-
quitar; el cual se queda con el señorío de todo, timiento de humanidad y naturaleza, sino por
dándonos sólo el usufructo, ó sea la posesión la voluntad determinada y dispuesta para
de los bienes, por el tiempo que le parece y cualquier suceso. Por eso debemos decir
es su voluntad. Y presunción es de santo, siempre con Job: «Dios me lo dió, Dios me
no creer que de otra mano que de la suya lo quitó; sea por siempre su nombre bendito».
puede venirnos ni mal, ni pena, ni bien al- T a l es la esencial pobreza, la que deben pro-
guno. curar todos los escogidos y perfectos, para
DISCÍPULO. Santo Tomás dice, que la per- que puedan siempre ofrecer al Señor desnu-
fección no consiste esencialmente en la po- do, quieto y sin perturbaciones su corazón. Y
breza y mengua de las cosas, sino en la se- con estas condiciones, puede uno con la po-
cuela de Cristo , según las interiores vir- sesión de un reino y de todo el mundo ser
tudes. verdaderamente pobre. También quiero que
MAESTRO. D i c e m u y bien, y así te digo yo sepas que por no haber profesado la regla de
que cualquiera que tiene libertad de ánimo y nuestro Padre San Francisco, en la cual pro-
puede resignar todas sus cosas en el divino metiste la muy estrecha pobreza del Evange-
240 Conquista del Reino de Dios.
lio, eres perfecto, sino obligado con todas tus primera contienda sales victorioso, tus ene-
fuerzas á procurar la perfección, que consiste migos todos, sin mucha dificultad, se postra-
en el desprendimiento de todas las cosas del rán á tus piés. Y con esto me despido de tí
mundo; de manera que á ninguna de ellas el por hoy. Y á la hora que esta tarde nos vere-
corazón esté inclinado ó aficionado, antes re- mos mañana, siendo el Señor servido, y te
ciba con tedio y enfado las necesarias al uso descubriré los otros once enemigos que, pues-
y sustentación de la vida humana, como se tos en acecho, asaltan á los que con descuido
lee de San Bernardo, que iba al refectorio á hacen estas jornadas, y los roban y saquean
comer como si le llevasen al tormento; y esto todas las riquezas del espíritu, y cierran las
para poder volar mejor á los abrazos de Jesu- puertas y entradas al Reino de Dios. El que-
cristo crucificado y amado, libre y desnudo de contigo. A m é n .
el afecto mundano.

DISCÍPULO. Bien es menester pelear para


. vencer este jigante.
MAESTRO. P O C O S hay que del todo le ven-

zan, y por eso pocos que con libertad entren


en el Reino de Dios, á donde sólo se halla su
imagen sin otra de cosa criada. Esta pobreza
es la primera en orden de aquellas ocho para-
dojas ó bienaventuranzas que predicó Cristo
en el monte, y es como madre de todas las
virtudes; porque como dijo muy bien San
Ambrosio, el que menospreciase las cosas
temporales, merecerá sin duda las eternas.
Ni puede alguno alcanzar el mérito del celes-
tial R e i n o , que poseído de la codicia del
mundo no tiene libertad de sacar la cabeza y
salir de sus tempestuosas aguas. Piensa, pues,
bien en esto y reflexiónalo; porque si en esta
D I Á L O G O SÉPTIMO.

DE LOS ONCE ENEMIGOS QUE DIFICULTAN LA ENTRADA EN

EL REINO DE DIOS.

SI.

M-AESTRO. T o d o lo que quieres puedes


c o n m i g o , hijo Deseoso , aunque sea á mi
costa.
DISCÍPULO. Bien sé que te cuesta mucho
el enseñarme; pero de Dios recibirás el pre-
mio. Se le concede á quien da un vaso de
agua por su amor; y tantos trabajos y vigilias
como vos pasáis por su servicio y en prove-
cho de su Iglesia ¿habrían de quedar sin re-
compensa? No lo esperéis.
MAESTRO. E l premio que yo querría es que
le agradase á Dios lo que en su nombre hago
conocida y experimentada de todos los con-
y escribo.
templativos, que el hombre animal no per-
DISCÍPULO. Esa es una de las condiciones
cibe, ni entiende, ni le seducen las cosas que
de buen soldado en la milicia espiritual, se-
son del espíritu de Dios, ni la sabiduría suya
gún el parecer del Apóstol San Pablo, en la
(como dice Job) se halla en la tierra á donde
segunda Carta que envió á su discípulo T i -
sensualmente y con deleite se vive, ni se da
moteo.
la consolación divina á los que admiten la
MAESTRO. Mucha razón tienes, y no me ajena, conviene á saber, de la carne. Por lo
huelgo poco de oirte alegar ese texto; mas no cual debes procurar cuidadosamente que tu
se te pase por alto lo que allí dijo ese gran corazón no se apasione por alguna cosa fuera
maestro y doctor de las gentes, conviene á de Dios; que el afecto se halle y persevere
saber: que el siervo de Dios no se ha de en- siempre libre para sólo E l , por cuyo amor y
tremeter ni enredar en negocios del mundo, voluntad has de comer cuando comieres y
ni se ha de sujetar al gusto del hombre ani- ayunar cuando ayunares, y velar cuando ve-
mal; porque toda su ansia y deseo ha de ser lases, y hacer ó dejar de hacer todas las cosas.
agradar á Dios, y solamente á Dios, á cuyo Que no niega el misericordioso Señor el mo-
servicio ya una v e z se dedicó y ofreció por derado cuidado de nuestros cuerpos, como el
completo. principal sea agradarle. Finalmente, y por
DISCÍPULO. Dificultosísima debe ser la mor- conclusión, te digo que es necesaria la muerte
tificación de los sentidos, y de ese hombre de lo sensual en el hombre para que se salve
animal ó sensual que dices. todo el hombre.
MAESTRO. Ese es el segundo jayán ó ene-
migo que dificulta y obstruye la entrada al
Reino de Dios: es el que nos quita la facili- § II.
dad de aspirar á él y nos priva de la devoción
interior, y de aquel gusto suave y delicado
DISCÍPULO. Algunas personas he visto du-
que en los ejercicios espirituales suele hallar
rante los pocos años que llevo de religioso
y gozar el alma. Y sentencia es del mismo
(porque en mi mocedad sólo pensaba en per-
Apóstol y parecer de los Santos, y verdad
derme), aficionadas á comer y beber con re-
galo, á un rato de conversación entretenida
cada día, á un dicho gracioso y que cause penitencia, los ayunos, las vigilias, la oración
risa, á oir noticias de viajes, de asuntos de y las demás obras virtuosas.
familias ó de amistades íntimas, y otras cosas DISCÍPULO. Bien me dijiste al principio,
que aquí dejas condenadas, al mismo tiempo que mi pretensión era grande, y grandes las
que hacían gala de muy devotas y muy espi- dificultades que había que vencer para salir
rituales. con ella; mas nunca acabé de persuadirme de
MAESTRO. Esa devoción y esa santidad es que fuesen tantas, hasta este punto que te
fingida y engañosa; es un afecto natural y oigo decir que tengo de dejar todo lo que
sensual, que se parece mucho á la verdadera deleita la carne, y todo aquello por que los
devoción y amor divino, estando en realidad sentidos del hombre animal se apasionan.
MAESTRO. L O dificultoso de la vida espiri-
muy lejos de ser lo uno ni lo otro. Hallarás
hombres y mujeres de genio alegre y amoro- tual no consiste tanto en obrar cosas admira-
so, los cuales facilísimamente se impresionan bles , cuanto en dejar las muy pequeñas. Pe-
en el amor y deseo de cualquier cosa, á que queñas eran las que dejó San Pedro y los de-
se convierten y aplican. Y aunque algunas mas Apóstoles, cuando, llamados por Cristo,
veces el Espíritu Santo consolador, por su le siguieron; y contado, dice el discípulo al
bondad comunica á los tales la gracia de la Maestro, en nombre de los demás, que ad-
devoción sensible, lágrimas y afecto espiri- vierta y mire, que dejaron por E l todas las
tuales, como no saben usar ordenadamente y cosas; significando en esto, que cuesta mucho
según conviene de estas dotes, ni quieren el dejar, aunque lo que se deja sea poco: unas
aniquilarse á sí mismos, ni á sus bestiales ó redes remendadas y un barco viejo. ¿Pues
sensuales apetitos, cada día son peores. ¿Y no cuánto más lo será dejarse el hombre á sí
se deduce claramente del Evangelio, que el mismo, sus gustos, sus delitos y codicias?
principio del aprovechamiento de la vida es-
piritual, y el primer escalón de e'ste es la mor- § III.

tificación de los sentidos y de la propia vo-


luntad? Si la sensualidad no perece, todo Finalmente, el punto crudo de la perfec-
cuanto bueno hay en el hombre perece: la ción, lo que lastima y duele en este viaje del
Cielo, está en dejar, y dejar por Dios.
DISCÍPULO. ¿Y por ventura en ese doble DISCÍPULO. ¿Cómo se llama?
dejar consiste todo el me'rito de los que dejan? MAESTRO. Bien-me-quiero.
MAESTRO. Claro está; porque dejar de otra DISCÍPULO. ¿Luego impide la entrada al
manera, Sócrates lo hizo y otros filósofos, que Reino de Dios el quererse bien el hombre á
con fines vanos dejaban las riquezas, la con- sí mismo?
versación y trato con los hombres, desprecia-
MAESTRO. ¿ N O está clamando el Evangelio
ban el aparato y pompa del mundo, huían á
que ninguno puede ser discípulo del Crucifi-
la soledad y hacían rigurosas abstinencias. Y
cado sino aborreciéndose á sí y á todo lo que
los que tocados de vanidad y prendados del
el hombre animal ó bestial ama y quiere?
amor propio hacen y dejan muchas cosas,
Entiende que Bien-me-quiero es un amigo
¿por ventura no son menospreciados de Dios?
El mismo dice de ellos: Recibieron su ga- fingido y enemigo disimulado de nuestro bien,
lardón. porque bajo pretexto de amistad y de bien
querer nos acarrea todo mal y nuestra final
DISCÍPULO. ¿ C ó m o pudiera conocer, sin condenación. Es aquel yo material á que se
engaño, que me busco á mí más que á Dios hallaba muerto el Apóstol por vivir en sí
en lo que hago ó dejo de hacer? Cristo. E s aquella ley de miembros, que con-
MAESTRO. N O sin mucha dificultad, verda- tradice á la ley del espíritu, y nos lleva cau-
deramente, porque el amor filial y el amor tivos á la ley del pecado. E s aquel afecto de
servil, de donde nuestro obrar todo procede, carne, que San Pablo llamó sabiduría, que ni
son entre sí tan semejantes y parecidos, como está sujeto á la ley de Dios, ni puede estarlo.
lo es un cabello á otro; y si no es por la in- Es un monstruo de dos caras, que parece que
tención, no hay entender cuándo obramos obra por Dios, y obra por sí mismo. No te
como hijos y cuándo como siervos. Y porque impedirá el hacer penitencia, el evitar los
de esta materia trataremos presto en su pro- pecados, el huir y menospreciar los deleites,
pio lugar, apercíbete varonilmente contra este las vigilias largas y prolijas de la noche, los
jigante, y presta atención á lo que te quiero ayunos rigurosos, la estrecha guarda de tu
decir del tercero, que no es me'nos poderoso profesión y regla. Mas si examinas esas obras
ni dificultoso de vencer que él; y bástete para con diligencia, hallarás en ellas á Bien-me-
que esto se entienda el nombre. quiero, el cual obra siempre por sí mismo,
por evitar alguna confusión, algún daño, al- mar contentamiento. ¡Oh cuán sucia y de mal
guna deshonra ó pe'rdida temporal, algún re-
olor es esta intención en el acatamiento de
mordimiento de conciencia, los tormentos del
Dios! pues que obras tan maravillosas así
infierno ó purgatorio, ó por adquirir hacienda,
las vicia y disminuye, que son tenidas por de
favores ó amistades de hombre, honras y aire
ningún valor.
popular, ó por alguna espiritual devoción y
dulzura sensible; y lo que es más de conside-
§ iv.
ración, por alcanzar de Dios el premio del
Reino celestial. De manera, que á la sombra DISCÍPULO. ¿De dónde ó por qué reciben
y olor de la virtud, tratan de sus particulares
tanto daño?
intereses los que sujetaron su cuello á este
MAESTRO. Porque buscándose á sí más
tan disforme jigante, haciendo principalmente
que á Dios, más su gusto é interés propio que
por su interés lo que en primer lugar hubie-
la gloria del Criador, recibieron aquí, como
ran de hacer por Dios. En los cuales puede
viste, su galardón. Mas porque, como dice
más un favor que un príncipe, ó el crédito
Crisóstomo, la intención pone nombre á nues-
del mundo, para componerse y humillarse,
tras obras y es la que diferencia los hijos de
que las meditaciones de la gloria, ni el dis-
Dios de los que lo parecen y no lo son, y el
curso de la pasión y muerte de Cristo. Y vése
quicio de toda nuestra salud se vuelve y re-
claro ser esto así, porque si supiesen estos
vuelve sobre ella, cuando es casta y pura, lo
tales que ningún premio habían de tener de
que principalmente conviene y es necesario
Dios, ni temporal ni eterno, por lo que hacen
para la vida espiritual, es que en todas las
y o salgo por fiador de que no se moverían á
cosas que hubiéremos de hacer ó dejar de
hacerlo con tanta perfección, según el pare-
hacer, aborrecer ó apetecer, sufrir ó desear,
cer de los que los miran. Y aquí viene en-
la intención y los ojos del alma tengan por
grandecer sus obras, y agradarse á sí mismo
blanco principal á sólo Dios, y ninguna otra
en ellas, descansar en sí, y estar de sí muy
cosa deseen y busquen en todo, sino su honra
satisfechos, gloriándose más en sus mereci-
y altísimo beneplácito, sin respeto principal
mientos que en la libertad de hijos de Dios;
á nuestro bien particular. Tres maneras de
fuera del cual, ninguno debe gloriarse ni to-
intención han hallado los Santos: una per-
fecta, otra más perfecta, otra perfectísima. A prósperas. Y bienaventurado el que tanto bien
la primera llaman recta ó derecha; á la se- alcanzó, porque, como dice San Bernardo, el
gunda simple ó sencilla; á la tercera deiforme. que así está aficionado á Dios y de esta ma-
L a intención recta es, cuando yo obro algún nera dispone sus obras, se hace una cosa con
bien, ó dejo algú n mal, principalmente por Dios, y con Dios goza de Dios.
Dios. Esta, aunque es buena, no es suficiente DISCÍPULO. NO he comprendido la diferen-
para la perfección, porque le falta ser simple. cia que estableces entre la intención simple y
E s de la vida activa, que consiste en multi- la deiforme; si puedes dar algún ejemplo, ha-
plicidad, que se distrae y se turba, aunque el •;'ame mucho al caso, porque e'stos vuelven
fin de todas sus obras sea Dios. La intención áciles las cosas tan dificultosas como ésta.
simple hermosea mucho el alma, porque sin
medio alguno se llega á Dios por ella; y es § v.
propio de la vida contemplativa, porque no
solamente tiene por fin de sus obras agradar, MAESTRO. Aunque el fin de la simple in-
honrar y confesar á Dios, sino que las ordena unción sea Dios en todas las cosas, y demás
á El de manera, que le goce siempre presen- le esto vaya cuanto es posible encaminada
cialmente con todas sus fuerzas, en un amo- ^mediatamente á sólo É l y por El, no es el
roso y actual amor. Dícese simple, porque á utal fin de ella el mismo Dios; porque tam-
la rectitud con que obra añade simplicidad y ñín se mira aquí el hombre á sí mismo, de-
evita toda multiplicidad. Ella es una cierta eando y procurando su consuelo espiritual
inclinación amorosa de nuestro interior espí- le muchas maneras, aunque sea Dios lo prin-
ritu en Dios, alumbrada con su divino cono- ;ipal á que atiende. Y sin duda son muy po-
cimiento, adornada de fe, esperanza y cari- :os los que se hallan tan dispuestos y volun-
dad, y es el intrínseco fundamento de la vida tarios para el desamparo, esto es, para care-
espiritual; y digo fundamento, porque por •er de la suavidad y gusto interior, como
ella se sube á la tercera intención, que diji- l 0 r la afluencia y abundancia de los regalos

mos ser perfectísima, la cual busca solamente del espíritu. Y es la razón, porque aún no es-
la honra y gloria de Dios, y su divino bene- tán del todo muertos á sí mismos, para sufrir
plácito, así en las cosas adversas como en las idversidades y calamidades, interiores ó exte-
riores, hasta subir á otro más alto grado de digar ningún bien de otra parte para ser per-
intención. Esta es la deífica ó deiforme, que fectamente bienaventurados los Santos que
enseña á obrar por amor del fin eterno, á reinan con Cristo, n i c u a n t o á los cuerpos, ni
donde nada se halla de voluntad propia, ni cuanto á las almas. San Juan Crisóstomo in-
mezcla de interés ó gusto particular. Esta terpreta este lugar de otra manera, y San Je-
manera de intención comie'nzase en la vida rónimo de otra, y los más de los Doctores
presente, mas en el cielo se perfecciona; por- varían; mas y o me atengo al primer sentido,
que allí los bienaventurados así son absorbi- que es, sin ninguna duda, admirable para
dos y tragados de Dios, ó trasformados en su nuestro propósito, y pertenece al autor de la
querer, que aunque en ellos quedará la sus- Teología mística; y por si tú no lo entiendes,
tancia, será empero otra forma, otra gloria y y o me detendré más en su exposición.
otra potencia. Cumplirse há lo que dijo el
Apóstol: «Allí será Dios todas las cosas en
todos i>. § VI.
DISCÍPULO. NO entiendo ese lugar de San
Pablo. DISCÍPULO. Díme siquiera una palabra.
MAESTRO. Bien dificultoso es, y no da l u - MAESTRO. Digo que en el cielo no ha de
gar la materia que vamos tratando para dete- haber más que un querer en todos, y ese que-
nernos de propósito en él. San Agustín, De rer es el de Dios; y ese pedimos en la oración
civitate Dei, dice: i Que será Dios á sus esco- del Pater noster, cuando decimos que se haga
gidos, cuando hayan resucitado en cuerpos y la voluntad suya en la tierra como se hace en
almas, todas las cosas; porque será premio de el cielo. Será tan perfecta la trasformación que
la virtud el que dió caudal para obrar virtud, se haga de los bienaventurados en Dios, que
y será de donde tendrán toda satisfacción y más parecerán dioses que hombres: serán
hartura los que por Él padecieron hambre; como el hierro caldeado en la fragua, que,
será, finalmente, vida, salud, fortaleza, abun- como en otra parte dijimos, se viste todo de
dancia, honra, gloria, paz y fin de todos los cantidades de fuego, siendo realmente hierro
justos deseos, y será todos los bienes en todo». en la sustancia. Desfallece allí todo el hom-
De manera, que no habrá necesidad de men- bre, y no se siente en él otra cosa sino Dios.
¿Pudiérase por ventura verificar lo que dice el
como la polilla del paño y la carcoma del
Apóstol: Será Dios en todos todas las cosas,
madero. Hallarás hombres tan vanos, tocados
si hubiese alguna e n los Santos que contradi-
de esta peste, que encumbrando y levantando
jese al querer y voluntad de Dios?
sus cosas hasta el cielo, de allí son malos, de
DISCÍPULO. N O , por cierto.
donde otros toman ocasión para ser santos;
MAESTRO. Pues eso vamos buscando cuan- haciendo ponzoña y veneno de los remedios
do tratamos de alcanzar en la tierra la tercera y medicinas más contrarios suyos. Es esta
manera de intención, que se llama deiforme, una fingida justicia, que huele tan mal en el
que estando en la composición de la palabra acatamiento de Dios, que no hay cloaca ni
latina, quiere decir intención regulada y for- estercolero tan sucio y de tan mal olor como
mada al querer de Dios; que quiere lo que ella; porque bien considerado, procede de
Dios quiere, como y cuando lo quiere. Y esto ánimo falto de mortificación, y de pecho hin-
es lo que enseña e l muy docto y pío Padre chado y soberbio, como lo era aquel del va-
fray Alfonso de M a d r i d , de nuestra Orden, nísimo fariseo, que anteponiéndose á todos, á
que escribió el Arte de servir á Dios, en el si sólo se justificaba, mientras que al publi-
segundo y sexto notables, que es lo mejor que cano. con lo restante del mundo, condenaba
contiene toda su obra. Pero ¿qué hacemos? en su oración.
E l cuarto jigante, tan parecido al anterior que
DISCÍPULO. ¿Luego no hay cosa que tanto
se confunde con él, se nos entra por las puer-
nos dañe como la arrogancia y vana presun-
tas del corazón, y es necesario tocar al arma
ción?
y armarnos de fe y caridad para combatir al
MAESTRO. Ninguna. Por lo cual te digo,
que impide nuestra entrada en el Reino de
que todos aquellos que no permanecieren en
Dios.
el humilde conocimiento de su vileza y en el
DISCÍPULO. ¿Qué nombre tiene ese jigante? menosprecio de sí mismos, sin duda serán
MAESTRO. A m o r propio. E s una compla- desamparados de Dios, y sin remedio alguno
cencia que tiene el hombre consigo mismo, dejados en su obstinada voluntad. Y con esto
una secreta elevación del alma, un engrei- me despido de tratar más del amor propio,
miento del corazón, que principalmente nace suplicando á Dios le despida de mi alma, pues
de las buenas obras y ejercicios espirituales, no se compadece con el suyo, como no se
«7
compadeció con el arca del testamento el tierra era una perpetua milicia y contienda
sin intervalos ni treguas.
ídolo Dagor.
MAESTRO. C o m ú n es á todos los hombres
§ VII. vivir en esa guerra, pero peculiar á los cris-
tianos, y mucho más á los varones espiritua-
Y si quisieres tener perfecta noticia de los les, que con su vida virtuosa y santa, y cos-
daños que causa en el alma esta bestia feroz, tumbres del c i e l o , despiertan contra sí todo
y de cómo es raíz de todos los males y peca- el infierno. ¿Y de dónde piensas tú que tuvo
dos, lee los capítulos xx, xxi y xxn de nues- principio aquella oración, no ménos piadosa
tro Triunfos del amor, en donde traté magis- que llena de fe, con que la Iglesia despide de
tralmente y de propósito acerca de esto. Y la presente vida sus hijos, en cuyos enterra-
estoy por decir aquí, que los enemigos que mientos y cabos de año cierra sus oficios di-
quedan por examinar en esta conquista, son ciendo: Requiescant inpace? De haber consi-
hijos legítimos de éste, y que todos caerían á derado con Job que en este mundo no hay
nuestros piés, si á éste se le quebrantase la sino guerra, y que todas las cosas de él están
cabeza con el odio santo. llenas de peligros, de dolores y congojosas
fatigas. Y es muy conforme á razón, que al
DISCÍPULO. Y O me consolaría mucho, si
que muere le digamos: «Descansa en p a z » ,
antes que en particular tratases de cada uno
como dijo Elias del justo que muere. Y á la
de los enemigos que nos quedan, me dijeses
verdad, la paz, que, como dijo el Apóstol, es
cuáles son, por ver junta la familia y sucesión
todo el bien, no se halla ni se goza sino en el
de tan maldito padre.
Reino de Dios, á donde van á parar los que
MAESTRO. E l primero es amor de alaban-
mueren en Cristo; que á solos esos dice el
za; el segundo pertinacia de propia voluntad;
Espíritu Santo que descansen de sus trabajos.
el tercero negligencia; el cuarto escrupulosi-
E n otra parte Elias dijo: «No estará allí león
dad; el quinto solicitud temporal; el sexto
ni mala bestiaB; entendiendo por el l e ó n , se-
acedía ó tedio en la virtud; el séptimo gula
gún San Jerónimo, al demonio, y por bestia
espiritual; el último especulación.
mala toda la canalla infernal, que siempre nos
DISCÍPULO. Verdaderamente, dijo bien el
persigue y molesta con importunas tentacio-
santo Job, que la vida del hombre sobre la
nes. Y si estos y los demás enemigos conjura-
dos en nuestro daño, y que de día y de noche
y á todas horas nos combaten, se hallan ex- § VIII-
cluidos y desterrados de aquella pacífica mo-
rada de Sión, bien se sigue que habrá allí Cierto que no vino el Hijo de Dios á pre-
eterno descanso, solemnidad perpetua, per- gonar paz en la tierra, sino á meter en ella
petuo y bienaventurado sábado. No se oirán el cuchillo, y á publicar guerra contra los fa-
allí las importunas voces de los rigurosos so- miliares y domésticos de casa. Y aun cercano
brestantes de Faraón, ni n o s desconsolará la á su muerte, dijo á sus discípulos: Que el que
consideración de las tareas ordinarias y de no tuviese espada, vendiese la túnica y la com-
cada día, porque siempre será fiesta y día de prase.
descanso. Asentarnos h e m o s , como dijo un DISCÍPULO. Ese es el lugar dificultoso.
gran Profeta, en los tabernáculos ó moradas MAESTRO. N O lo sabes bien.
de confianza, y en un descanso opulento y DISCÍPULO. Pues no vayas adelante sin que
rico. ¡Oh! ¿por qué no nos damos prisa á en- yo lo entienda; porque á mi juicio parece
trar en este descanso? ¿ Q u é hacemos aquí contrario, lo primero á la doctrina del Evan-
afuera? ¿Qué cosa hay en el mundo que no gelio, que manda que no resistamos al mal,
esté más llena de acíbar q u e de azúcar? ¿ De y que si nos hirieren en un carrillo pongamos
hiél que de miel? ¿De fastidio y enfado que el otro para que nos le hieran también. Y aun
de gusto? En nuestra patria, dice Isaías, será los Profetas, tratando del estado de paz de
mes de mes y sábado de sábado. Quiere decir: que había de gozar el mundo con la venida
«Habrá descanso y pascua perpetua, cons- del Mesías, no hallaron cómo significar esto
tante y firme». Pues no desmayes, hijo De- mejor que diciendo que las espadas se habían
seoso, aunque los enemigos sean aquí tantos de convertir en arados, y las lanzas en gua-
y tan disformes, los trabajos tan continuos, dañas ú hoces, que son instrumentos de la-
la guerra tan ordinaria, pues que la fe te en- bradores, con que pacíficamente trabajan y
seña que algún día se te ha de decir que des- cultivan sus heredades. Parece también con-
canses en paz. trario á la razón, porque no es fortaleza aco-
meter cuando la ventaja del enemigo es cono-
cida. Y si sabe Cristo, como de verdad lo
2 6 C o n q u i s t a del Reino de Dios.
sabe, que ha de venir un ejército de hombres les necesario, hasta la venida del Espíritu
armados á prenderle en el huerto, ¿de qué Santo, vivir como Dios les dió á entender, y
sirve mandar á sus discípulos que estén aper- valerse de sus industrias.
cibidos, y que compren espadas, aunque sea DISCÍPULO. ¿Pues cómo, al decir ellos en
vendiendo para ello las camisas ó túnicas in- el huerto que disponían de dos espadas, les
teriores? ¿Cómo han de poder tampoco, aban- respondió Jesús que con éstas había bas-
donados á sí mismos, vencer á tantos? tante?
MAESTRO. La sincerísima inteligencia de MAESTRO. Porque no quiso que entendie-
ese lugar, según el parecer de hombres muy sen materialmente lo que les decía, sino aper-
doctos y versados en la Escritura, es dar á cibirlos con aquel modo de hablar para la
entender Cristo á sus discípulos la diferencia guerra que se les iba preparando de persecu-
del tiempo en que ahora estaban, respecto de ciones y de trabajos en virtud de la muerte de
los pasados; que los antiguos eran de bonanza Cristo y de su ausencia. De manera que, así
mientras las actuales de tribulación y de an- como diciendo Isaías que las lanzas se habían
gustia, porque, como dijo el Sabio, tiempos de convertir en arados, significó el tiempo de
hay de paz y tiempos de guerra. E n un tiem- p a z , así Cristo quiso significar tiempo de
po les mandó, que cuando fuesen á predicar, guerra cuando dijo que se vendiesen las tú-
ni llevasen alforja, ni bolsa, ni un báculo si- nicas para comprar armas; pero ni de las lan-
quiera con que herir á un perro; pero ahora zas se hicieron arados, ni de las túnicas es-
les dice que se provean de lo uno y de lo padas.
otro, y que para defensa de sus personas ven- DISCÍPULO. Ese sentido más es literal que
dan, si fuere menester, la túnica y compren espiritual.
espada. Antes de la Pasión y muerte de Cris- MAESTRO. Y ese es el que yo pretendo en
to, honraban y regalaban á los discípulos por la Escritura; pero tiene su espíritu,^ que es
consideración al Maestro, de tal modo, que mostrar Cristo que cuando Él no está con los
en nada tenían que pensar tratándose de su suyos, forzosamente ha de haber guerra; y
sustento , y así lo confiesan ellos mismos que para no perecer en ésta se hace necesario
cuando aseguran que no les faltó jamas. Pero vender la túnica ó camisa y comprar espada;
•crucificado en un palo y muerto Cristo, fué- ó lo que es lo mismo, dejar el regalo, repre-
sentado por la túnica que se allega á la carne,,
yan de ellos á los montes, como huyó Cristo
la calienta y abriga, y tomar la espada, que
cuando le querían honrar con el título de
es arma trabajosa y necesita actividad. Dígote
Rey.
que eres soldado y que estás e n tierra de ene-
migos, y por lo tanto no te descuides ni te DISCÍPULO. Y San Juan rechazó enérgica
entregues á los regalos y blanduras de la mente á los judíos que querían hacerle su
carne; antes, por el contrario, despreciando Mesías.
cuanto ésta apetece, ármate de la fe y de las MAESTRO. De esa manera, y con igual ím-
Escrituras santas, que son las armas de nues- petu que el angélico Precursor sacudió de sí
tra milicia; y de este m o d o armado podrás aquella honra, quisiera yo ver que huías de
salir á pelear con estos enemigos invisibles de las vanidades ofrecidas por los hombres; y no
que vamos tratando. E l primero de éstos, ó como algunos que las rehusan, sí, pero como
sea el quinto por el orden que traíamos, el quien viene aceite de alguna vasija, que siem-
amor de alabanza y de gloria humana, despe- pre deja untada y con algún residuo ésta.
ñadero cierto para muchos que por él se han DISCÍPULO. San Jerónimo dijo que ningu-
derrumbado y perdido; porque aficionados en na humildad había tan grande que no estu-
demasía al favor de los hombres, por no per- viese empequeñecida por algún poquito de
derle y ser á consecuencia de esto menospre- vanagloria.
ciados y tenidos en poco, dejaron de hacer MAESTRO. Siempre se nos pega algo, y por
muchas cosas buenas é hicieron otras muchas, eso huye Cristo, y yo quisiera apartarme todo
malas. lo posible de ella, y en la actualidad de hablar
más de esta materia; porque viene la pertina-
cia, jayán disforme, en busca de nosotros, y
conviene salirle al encuentro, porque sus da-
ños son irremediables.
DISCÍPULO. P O C O S hallarás que no deseen
DISCÍPULO. ¿Por qué se llama pertinacia,
agradar y complacer á los hombres, y ser de
y cómo obra ese enemigo en nuestra alma?
ellos alabados y engrandecidos.
MAESTRO. Ménos hay que cuando se les
ofrece estos favores y alabanzas humanas h u -
nal es ayo de sí misma, y tiene libertad para
§X. el bien y para el m a l , para la muerte y para
'.i-uj¿u( ñi ¡,ihq / obfioaq la t.¡x;q .¡¡bis la vida, para el pecado y para la justicia,
frenar/ 3iif• .oneJb ijg na nuj aorii® '<• r • f usan algunos tan en su daño, que vienen a
MAESTRO. Pertinacia, se llama así, porque perderse por el medio que les dio para ga-
á nadie se rinde, ni se sujeta jamas á parecer narse Porque estar el hombre pertinaz en
ajeno; porque está casado ó amistado con sólo hacer su voluntad y seguir su opinión contra
el suyo. Hombres hallarás tan encalabrinados sus mayores, es su despeñadero, y un abismo
y tan fuertemente adheridos á su opinión y sin suelo de todos los vicios, y principio de
parecer, que, si estuviese en su mano hacerlo, todas las pérdidas espirituales; y destruido
ni al de Dios se rendirían; y cuando menos, este jayán, luego caen por tierra los muros de
procuran que todos los demás se conformen Jericó, esto es, todo el edificio de los peca-
con el suyo. E n estos tales reina la pertinacia, dos y se entra en el camino real y seguro que
que otros llamaron propiedad de voluntad. conduce á Dios. Porque hecho el hombre se-
¿De dónde nacen tantas clases de disensiones ñor de sí mismo , rige sus apetitos con las
y de cismas, aun entre gente que se ocupan de riendas de la razón, y sin dificultad camina
virtud, y el quebrarse los cascos porfiando, tras el impulso y dirección de Dios y de sus
sino de este vicio? Y aun creo, que el mayor mayores, según que de los hijos suyos lo cer-
número de las herejías procede de él. Entre tificó San Pablo.
las mercedes que Dios hizo al hombre en su DISCÍPULO. Según lo que has dicho, ¿sola
creación, una es, y acaso la mayor (no sa- la obediencia cortará la cabeza á ese poderoso
liendo de los límites de naturaleza), el haberle jigante?
dotado de libre albedrío. Fué esta una joya MAESTRO. Ninguna duda tengas de ello.
tan preciosa y rica, que como un diamante de Mas para que sea su cuchillo y no le deje
inestimable valor brilla y resplandece y se hora de vida, es necesario el desprendimiento
aventaja á las demás; y, como dice Tertulia- de toda propiedad de sentido; porque ningu-
no, con sólo él le diferenció é hizo superior no pudo ser jamas perfectamente obediente
á todos los animales y semejante á Sí. De este que funcionase como propietario de su volun-
tan perfecto don, por el cual la criatura racio- tad. Y no más sobre este asunto.
obrar, da luego en murmurar; consúmele la
DISCÍPULO. Sigue ahora el séptimo enemi-
envidia del bien y prosperidad ajenos; y el ver
go, llamado negligencia.
medrar al prójimo y que tiene cabida ora con
MAESTRO. N O quiero cansarme en decirte
Dios, ora con los hombres, es su tormento; y
quién e s , porque harto le conoce todo el
no deja piedra que no mueva por usurpar
mundo, y bien familiar es á la mayor parte
para sí lo que nunca mereció, ó condenarlo
de las gentes. E s el obligado de los palacios
en quien merecidamente lo posee. El negli-
de los Príncipes, y el que jamas falta en los
gente murmura de los Prelados con amargura
sitios ; solitarios, sin que por eso pueda echár-
de corazón, pecando en esto contra el Espí-
sele de ménos en los conventos de los religio-
ritu Santo, que lo detesta fuertemente.
sos. El nos hace considerar como cosa poco
DISCÍPULO. Nunca creí que fuera la negli-
importante los pecados, y hasta familiarizar-
gencia tan grande enemigo del alma.
nos con ellos cuando hubimos reincidido; y
teniendo algunos propios y como naturales MAESTRO. Del hombre que se sometió á él
en el alma, hacer caso omiso de ellos, sin ninguna esperanza puede tenerse acerca de su
procurar arrancarlos de raíz de ella. Por lo aprovechamiento en la vida espiritual; por-
cual yo he visto muchas personas, en el con- que, como muy bien sabes, la envidia, perti-
cepto de las gentes m u y virtuosas, y que sin nacia y murmuración, en que se ejercita de
embargo eran muy coléricas, mal -sufridas y ordinario, son hijas del demonio, pronostica-
sin sujeción ni obediencia á sus superiores, doras de la condenación eterna, sustento y
especialmente cuando les contrariaban su vo- leña del infernal fuego; tragándose de una
luntad. El negligente es envidioso del bien vez todo el bien que haya en el alma, á la
ajeno, porque la negligencia no le deja ocu- cual hacen diabólica é infernal como ellas.
parse del bien propio; y cuando se considera DISCÍPULO. Paréceme qUe habré de hacer-
desaprovechado, no quiere persuadirse de que me escrupuloso con la doctrina de esta tarde,
los demás aprovechan; de donde nace que in- que es sin duda rigorosa.
terpreta como mal todo l o que ve, de todos MAESTRO. Habrás caido en manos del oc-
murmura, á todos calumnia y de ninguno tavo jayán, que tiene hechos hartos estragos
dice bien. E s negligencia la peste conocida de en las religiones y fuera de ellas. ¿Sabes c ó m o
las congregaciones , porque despreciando el llamó un sabio á los escrupulosos?
DISCÍPULO. Me holgara de saberlo. remedio de los padres, ¿no acusaron á los dis-
MAESTRO. Carnicería de la conciencia, que cípulos de Cristo, como formando escrúpulo
siempre padece, sin que basten á aquietarla porque cuando comían no se lavaban las ma-
los consejos, avisos, reglas ni amonestaciones. nos? De ellos dijo la eterna Verdad: «Cuelan
Este sufrimiento de los escrúpulos es penosí- el mosquito y tráganse el elefante».
simo y peligrosísimo, y hállase en buenos y
en malos. Y o conocí un hombre de vida har- § XI.
to estragada, que me daba más en qué enten-
der con los escrúpulos que tenía sobre la poca Pero dejemos esta gente, que no es escru-
atención con que rezaba las horas de Nuestra pulosa y lo finje porque los tengan por san-
Señora, que á sí mismo con los muchos y gran- tos y celosos de la perfección, y vengamos á
des pecados de sensualidad que cometía; por los verdaderamente atormentados con peque-
éstos se preocupaba ligerísimamente, mien- ños ó grandes escrúpulos. Ante todo, digamos
tras que por otras faltas veniales se atormen- algo de esta guerra que interiormente pade-
taba á sí y á mí. Y alabé muchas veces la cen; luego el origen de esta tentación; después
justicia divina, que castigaba el deleite de la el daño que causa en el alma, y últimamente
carne con la aflicción de aquel no mortificado los remedios que aconsejan los Santos, si es
espíritu, obligándole casi por fuerza á enmen- que tienen remedio los escrúpulos.
dar lo que tan indispensable era, por medio DISCÍPULO. Paréceme que queréis tratar
del tormento, sobre lo que merecía ménos de intento esta materia.
temores. MAESTRO. Deséolo á lo ménos, por ser de
DISCÍPULO. También la Samaritana, ha- la que ménos he hallado escrito, y aun cuan-
llándose á la sazón en pecado con hombre do para hacerlo he sido solicitado varias veces
que no era suyo, se mostró escrupulosa con de personas escrupulosas. De este padeci-
Cristo cuando le dijo con repulgos: que sien- miento, han dicho algunos sabios que parecen
do El judío, ¿cómo se atrevía á pedirla agua á efecto de maldición de Dios contra desobe-
ella, que era samaritana? dientes, cuales son en su mayor parte los es-
MAESTRO. Y los fariseos, transgresores de crupulosos, que ni obedecen á las inspiracio-
la ley divina, que manda honrar y acudir al nes divinas, ni á los consejos de los médicos
dieron exactamente con la verdad, ó porque
espirituales. «Huiréis, dice la Sagrada Escri-
les quedó tal palabra por decir; y juzgando
tura, sin que os persiga nadie». Y el Profeta:
en su interior que cometieron sacrilegio, con-
«No invocaron al Señor, y temieron donde
vierten la confesión en confusión, niebla y
no había de qué». En. el Deuteronomio, en-
oscuridad del alma, y vuelven otra vez al
tre otras maldiciones que allí pone Dios con-
confesonario, y tanto ménos ven, cuantas más
tra los que no le obedecieren, una de ellas
veces lo repiten. Y o me acuerdo de una se-
dice así: «Por un camino salgas tras tus ene-
ñora muy escrupulosa, que teniendo en ver-
migos, y por siete vuelvas huyendo, y nunca
dad mucha cuenta con su conciencia, y sien-
falte reprensión en cuanto pusieres mano».
do la confesión dos veces por semana, jamas
Cuando le parece al escrupuloso que halló un
se acercaba á comulgar sin que se hubiese
camino, ó una razón buena contra sus escrú-
reconciliado antes diez veces, cuando ménos,
pulos, comienzan contra él esos mismos á di-
llegando al extremo de pedir al Sacerdote
rigirle sus tiros, y cefrado de ellos como de
que la oyese cuando éste tenía ya el Sacra-
crueles enemigos, ni sabe qué camino tomar,
mento en las manos, á pretexto de que no se
ni qué hacer, porque jamas le falta reprensión
atrevía á recibir al Señor.
en cuanto hace. Hallarás sobre este particu-
lar mil diferencias de tentaciones: unos nun- DISCÍPULO. Tiranía cruel del demonio.
ca piensan sino en sus pecados , echando MAESTRO. LO peor es que confesando mil
cuentas de día y de noche sobre si los han veces un mismo pecado, con otras tantas cir-
confesado bien, si dijeron tal pecado, si omi- cunstancias, que Satanás les enseña y trae á
tieron decir esta ó la otra circunstancia, si se su memoria, tan intrincadas y ciegas, que
prepararon como estaban obligados; y des- preguntan á cada paso á los confesores si las
pués de haber peleado mucho en esta guerra, han entendido, quedan ménos satisfechas al
y cuando les parece ya que no es posible ha- fin que lo estuvieron al principio. Y aunque
cer más de lo que hicieron, y el confesor desean acercarse á estos divinísimos Sacra-
les tranquiliza, vuelven á cavar de nuevo en m e n t o s , ^ el privarles de ellos equivale á con-
esta mina, y persuádense, por último, de que denarlos á muerte, el día de la Comunión es
no confesaron bien, porque no dijeron tal para ellos día de juicio, porque los reciben
intención, ó porque preguntados no respon- como espíritus malos y llegan á trasudar con
ansias y agonías superiores á todo encareci- tanta malicia, con tanta novedad y ahinco, y
miento. Juzga tú ahora cómo gozarán del en cualquier cosa que hacen, que ellos mis-
fruto de la Comunión, y la paz que les que- mos se admiran y espantan, y les parece que
dará en el alma después de haber comulgado. en sí tienen el propio infierno, de donde, y
¡Y, válganos Dios, que ya al cumplir la peni- no de otra parte, pueden salir y brotar tales
tencia han padecido poco! A u n cuando no imaginaciones. T o d o su oficio de día y de
sea más que un Ave-María, nunca saben con- noche es blasfemar, y viéneles con esto una
cluirla, ni quedan satisfechos de que la re- ira tan grande, que parecen endemoniados, y
zaron. con ella se confirman en que las blasfemias
les salen del corazón y con deliberada volun-
§ XII. tad, y á veces, estando solos, llegan á pronun-
ciarlas por la boca. Nácele de aquí al ánima
Supe y o de un religioso escrupuloso , á un desplacer tan grande y una tan profunda
quien, habiéndole impuesto de penitencia que tristeza, que la consume toda; y como ve que
dijese Jesús cien veces, se fué al claustro, y al fin hace aquello de que recibe pena, dando
cortando otras tantas hojas de jazmines, se más crédito á la obra que á su pesar, persuá-
subió á un terrado del convento, y desde allí dese de que es voluntario lo que verdadera-
echaba por el aire aquellas hojas, y decía con mente no llega á la voluntad. Acuden con
cada una: Jesús fuera, Jesús fuera, porque esto, como enemigos en celada, tentaciones
ménos que con esta diligencia no quedaba deshonestas, tan espantosas y torpes, que ni
quieto. aun mirar á lo santo osan, ni levantar los
DISCÍPULO. Pudiérase muy bien reir ese ojos á Cristo puesto en la c r u z ; y cuando
hecho, si no hubiera de por medio la miseria entran en la iglesia les acometen tan de tro-
del hermano. pel estos sucios pensamientos, como si aquel
MAESTRO. A veces no se puede disimular lugar fuese donde se hubieran de cometer.
la risa oyendo tales disparates. A algunos ¿Pues qué si conocen ó tienen amistad con al-
acomete el demonio con tentaciones de blas- guna persona espiritual? A veces se abrasan
femia contra Dios y sus Santos, y son tantas con solo acordarse de ella; y teniendo firme
y de tantas maneras, y tan á punto, y con propósito de morir mil muertes antes que
ofender la castidad, juzgan de sí que consien- veces el demonio con representarme y fijar
ten, y que ofenden, y que ya del todo se han en la memoria cosas que me puedan dar pena
perdido. Y vengamos, pues, al oficio divino, y enfado, sin que me sea posible desecharlos
á donde se han visto almas tan atormentadas en todo el día; y cuanto más trabajo con esto,
de escrúpulos, que se puede pensar y creer tanto más parece que se arraigan y con-
que les da Dios allí su purgatorio. No te po- firman.
dré decir lo que aquí pasa, porque en la pro-
nunciación nunca se satisfacen, pareciéndoles § XIII.
que pronuncian m por n y t por d, y la tercera
persona por primera. Cuando dicen el se-
MAESTRO. E S O hace él para quitarte el re-
gundo Salmo, les persuade el pensamiento de
cogimiento y los pensamientos que te pueden
que se les pasó el primero; y algunos hay tan
ser de provecho; y es ordinario olvidarse eso
livianos, que luego lo creen, y le vuelven á
cuando el hombre ningún caso hace de ello.
repetir una y muchas veces; pregonando en
Del águila se dice, que para apoderarse del
esto que son lo que dijo el Sabio, de corazón
ligero ciervo y hacer en él presa á su volun-
fácil y de poco seso. E n la Misa es más peli-
tad, se va á un arenal, y revolcándose en la
grosa esta batalla, y aún más en el tiempo de
arena, cargada de ella alas y cuerpo, se sube
la consagración, porque arremeten algunos
sobre la cabeza del ciervo, y asiéndose fuerte-
con las primeras palabras de ella con un fu-
mente con las uñas, sacúdese de aquel polvo
rioso ímpetu, y corriendo por los medios,
encima de los ojos del animal, y ciégale y en-
quedan silbando con las postreras. Otros las
tontécele de manera, que él mismo se preci-
dicen con tanto ahinco y despacio, que por
pita y despeña, y viene á ser pasto de esta
Hoc dicen Hoque, y por est dicen este, y por
sagaz y astuta ave. Y o digo, cierto, que le-
Corpus Corpuse, y por meum meuum; y no
yendo esta propiedad del águila se me repre-
advierten estos repetidores de Gramática, que
sentó esta lucha de pensamientos y escrúpu-
tanta menor satisfacción les queda, cuanto
los, que á mi ver son como arena menuda, de
más se desecan y consumen repitiendo. No
que el demonio viene cargado, especialmente
reiteres la palabra en tu oración.
en el tiempo de la oración y recogimiento; y
DISCÍPULO. A m í me suele afligir algunas sentándose en las cabezas de los escrupulosos,
sacude sus alas y ciégales así el entendimien- principios: el primero es desordenado amor
to, y de tal manera los desatina, que muchas de sí mismo; el segundo, escaso amor de Dios.
veces dan en la desesperación, ó á lo ménos Claro está, si se mira bien, que del demasiado
viven siempre con un tedio y enfado grandí- amor que el hombre se tiene á sí, se engendra
simo de la vida, rendidos ya á la tentación del temor y miedo de aquello que por alguna vía
enemigo é incapaces de ningún consejo; per- puede dañarle y ser contrario á su naturaleza.
severando, como dijo el Profeta, á la manera De donde deduzco yo, que aun cuando parez-
de los heridos en los sepulcros, siempre tem- ca que el escrupuloso guarda la ley de Dios y
blando y nunca seguros. Un padre guardian los preceptos de su Iglesia, es muy probable
me contaba de un cierto religioso, ciego de que no guarde el de la caridad, porque todo
esta pasión de escrúpulos, que fué á confesar lo que hace lo hace, no por amor de Dios,
con él un día, y le dijo que andando por el sino de sí mismo, huyendo su condenación.
claustro había adorado un Cristo que estaba Y es cierto que este tal no puede poner en
en un ángulo de la pared, y que tenía cierto Dios su confianza, porque no le guarda fide-
escrúpulo de que había adorado al mismo lidad; y así su vida interior es miedo, pavor,
tiempo un sayón que allí inmediato estaba trabajo y miseria; y por echar de sí estos te-
pintado. mores hace rigurosas penitencias , trabaja,
ocúpase en obras de misericordia, toma disci-
DISCÍPULO. N O se puede encarecer más la
plinas á menudo y nada le basta para librarse
miseria de los escrupulosos; pero convendría
de semejante calamidad; al fin, cuanto más se
que dijeses ya la raíz de donde proceden.
ama, tanto más se teme la muerte, el juicio y
MAESTRO. Y a te dije poco há, que me pa-
las penas del infierno.
recía castigo y maldición de Dios; y si te di-
jere el por qué, acaso confesaras que no ando DISCÍPULO. ¿De manera que el desordena-
fuera de camino. do temor nace del amor de sí mismo, el cual
DISCÍPULO. N O es posible que y o piense me compele á desear ser bienaventurado,
eso de tí, porque sé que has corregido á mu- aunque sea infiel á Aquel que me puede ha-
chas personas escrupulosas, y que has encon- cer esta gracia ?
trado la vena á esa enfermedad. MAESTRO. Así es, como lo dices. El otro
MAESTRO. L O S escrúpulos nacen de dos principio de escrúpulos se funda en el escaso
amor de Dios. Y la razón es, porque de amor escrupulosos sintieron alivio y remedio; hol-
pequeño no puede engendrarse confianza garía de oirías ahora, si tú no tuvieses dificul-
grande; la verdadera confianza de la miseri- tad en referirlas.
cordia divina y de su liberalidad y gracia, es MAESTRO. Dije, si mal no me acuerdo,
hija del amor, la cual no nos pueden dar ni que el amor hacía fácil y müy llevadera y
las penitencias, ni los ayunos, ni las discipli- agradable la ley de Dios.
nas, ni otras ningunas obras desnudas y des- DISCÍPULO. E S O probadose está,que,según
acompañadas de él. Y es cierto que no h a y el parecer de San Jerónimo, ninguna cosa hay
cosa tan necesaria al que pretende llegar á la dura ni dificultosa á los que aman. Y San
perfección de que tratamos, como, la grande Agustín dice , que los trabajos de los que
confianza y esperanza firme en Dios, cuando aman son como de cazadores y pescadores,
el hombre hace de buena voluntad lo que es que ó no se sienten ó hay en ellos deleite.
de su parte por no ofenderle; que, como dijo MAESTRO. De ahí saqué y o luego, que el
un sabio, «cuanto uno más espera, tanto más desamor engendra dificultades, aun en las
es agradecido, y tanto más enmienda sus fal- cosas muy fáciles. Y advierten los Doctores,
tas por no desagradar á aquel en quien puso que tratando Cristo del amor, habló de su ley
su confianza». Y el Profeta dice: «Muchos en singular, conviene á saber: «Guardará mi
son los azotes del pecador desconfiado; pero palabra quien me amaren. Y hablando del
al que espera y confía en el Señor, su miseri- desamor, habló en plural, diciendo: «Quien
cordia le rodeará no me ama no guarda mis leyes». De esta
raiz del desamor nació que dando Dios á
§ XIV. nuestros primeros padres un solo mandamien-
. VÍÍ TOTJIÍJJJÜI VIJ I J U * ÍI [ J O L ' - Í J Í I U O J OÍI S I J P ;OJ to: que no comiesen del árbol de la ciencia del
DISCÍPULO. Predicando un día en una Misa- bien y del mal, siendo uno y tan fácil, se per-
nueva en Sevilla, dijiste sobre aquellas pala- suadió Eva de que eran dos preceptos, no fá-
bras de Cristo: «Si alguno me ama, guardará ciles, sino dificultosísimos , y la observancia
mis mandamientos», algunas cosas notables de ellos imposible. Y eso está diciendo la res-
acerca de esta materia de que tratamos, que puesta que dió nuestra madre Eva á la ser-
dieron mucho gusto á los oyentes, y algunos; piente, cuando le preguntó el por qué del di-
vino mandamiento. «Mandónos, dice, que ni ofenda al amado. « Quien hiciere la voluntad
comie'semos ni tocásemos». de mi Padre (dice el Señor) con amor y cari-
DISCÍPULO. Esto último es mentira. dad, tendrá conocimiento de mi doctrina, y
MAESTRO. Y el sonsonete está dando á en-
no ignorará lo necesario para su salvación».
tender que hay imposibilidad en lo primero. Es gran maestro el amor; sábese mucho más
Y es el mal, que come Eva y toca y quebran- amando que revolviendo libros y frecuentan
ta dos mandamientos : uno que le impuso
do las escuelas; por lo cual concluyo con ase-
Dios, de no comer, y otro que se impuso ella,
gurarte, que los escrúpulos nacen del amor
de no tocar; porque pecó contra su concien-
propio y desamor de Dios; porque en el alma
cia, que le dictaba hallarse vedado el tocar
que falta el divino amor hay confusión y ti-
como el comer. Y esta es la desdicha del es-
nieblas en el entendimiento, y pesadez y car-
crupuloso, que en daño de su alma forma y
ga intolerable en la voluntad aficionada á sí
añade nuevos preceptos y obligaciones dentro
misma.
de la ley de Dios, sin que consten en ella,
todos los cuales inventa y halla el desamor. § XV.
Y si dejasen de hacer el mal que imaginan,
tolerable sería; pero nunca hay en esto en- DISCÍPULO. Algunos han dicho que los
mienda; escrupulizando siempre y siempre escrúpulos nacen de melancolía, otros que de
pecando. soberbia, otros que de necedad é ignorancia.
DISCÍPULO. Según eso, error grande es afir- MAESTRO. Todo puede ser, y el no hallar-
mar que el amor hace escrupulosos. les con certeza muchos sabios el padre que
MAESTRO. E S blasfemia en el caso á que los engendra, es prueba de que son muy ruin
nos referimos; lo primero, porque el amor es gente y muy vil canalla. Y o he visto muchos
el que facilita el cumplimiento de la ley, y hombres cuerdos y teólogos llenos de escrú-
hace que muchos preceptos parezcan uno; lo pulos; y á mi vino un maestro en Sagrada
segundo, porque los que aman son muy dis- T e o l o g í a , harto fatigado de un escrúpulo
cretos y sabios; que el amor es maestro en acerca del Santísimo Sacramento del altar, á
todas las ciencias, y no puede haber ignoran- quien consolé y curé, por la misericordia de
cia en el que de verdad ama, á lo ménos que Dios, con bien pocas razones. A los que dicen
daderos ó son locos supuestos, y en uno y en
que los escrúpulos nacen de melancolía, digo
otro caso se hallan incapacitados para estos
que aun cuando parezca que no pueden tener
beneficios.
padre corporal hijos espirituales, no cabe duda
DISCÍPULO. Muchas veces me he reprendi-
que se ayudan ellos de ese humor terrestre y
do y o por haber calificado de loco á un escru-
pestilencial, y que con él se arraigan más en
puloso, fundándome para ello en^ que otros
el alma; y cuando de aquí cojea el escrupu-
que estaban en su caso parecían más 6 ménos
loso, suelen serle de provecho las medicinas
atormentados de esta pasión, según las cre-
corporales: el comer bien, por ejemplo, las
cientes y menguantes de la luna; admirándo-
conversaciones indiferentes , los entreteni-
me mucho de que su principal cuidado con-
mientos de caza y pesca, etc., pues realmente
sistiese en que le dieran doblada la ración.
es enfermedad ésta que pueden curar los físi-
MAESTRO. En eso paran los escrupulosos
cos, sin necesidad de los padres espirituales.
en demasía; y consiste en que para remediar
T a m p o c o puedo dejar de confesar que los de-
la vanidad de la cabeza idean comer esplén-
masiad ámente escrupulosos pecan de necedad
dida y regaladamente, dormir mejor, y no
o de locura, porque son muy fastidiosos y casi
matarse en los trabajos de la Orden, ó de su
insufribles donde quiera que residen. A veces
casa si son seglares. A los que no se encuen-
perturban lasjcomunidades, se les ve en los
tren en este caso, digo que, en tanto que las
coros de las iglesias haciendo gestos y meneos
tentaciones y pensamientos importunos de
desacostumbrados, como las monas, con que
blasfemia ó de sensualidad ó contra la fe y
provocan á risa á sus compañeros, y á veces
honestidad que se debe á los santos y cosas
á ira; ellos darán cuenta á Dios de esta su in-
sagradas, hubiese guerra y lucha, de ninguna
quietud, tan en daño de sus hermanos. Hartas
manera hay pecado; porque ahí falta el con-
veces he/pensado, y otros conmigo, que hay
sentimiento de la voluntad, que está encon-
en esto malicia y fingimiento, y que por pa-
trada con los tales pensamientos, siendo ne-
recer santos escrupylean, repiten y pronun-
cesario que éstos y ella estuviesen de acuerdo
cian de una manera exageradamente afectuo-
para que cesara la guerra; en c u y o último
sa las palabras en sus rezos. A estos tales les
caso, únicamente, sería cuando se establecie-
privaría y o de decir Misa y confesar y de re-
se la paz falsa y mala, que dijo el Profeta.
cibir el Sacramento, porque ó son locos ver-
286 Conquista del Reino de Dios.
A l g u n o s sientan que es bueno no hacer alto ron libres? Sí, que escrito está: «si observáreis,
en estas cosas, que son como asombros del Señor, nuestras maldades, ¿quién podría su-
demonio, y que sólo tienen de malo el tor- friros?» Deje el escrupuloso su parecer y siga
mento que causan, pero el alma no padece el de su confesor y padre espiritual, y no es-
detrimento, y queda confundido el enemigo tudie, como lo hacen muchos, la manera de
cuando ve que le tenemos en poco y que nos replicar y resistir á éste, para nunca salir de
reimos de sus tentaciones. Cayetano en su infierno; que infierno es para él, pues padece
Sumiría, y otros graves Doctores, tratando de sin cesar, y nunca merece premio, si no se
curar esta enfermedad, presentan algunos re- humilla y acepta y emplea el remedio que su
medios. El mayor y mejor de todos es humi- confesor le prescribe. L o demás que acerca
llarse el hombre á Dios, orar de todo corazón de este padecimiento pudiera decirte, quédese
y sujetarse al parecer ajeno; porque el mío es para los padres espirituales ó confesores,
y ha sido siempre, que estas enfadosas y mal- principalmente encargados de recetar las me-
ditas sabandijas de los escrúpulos nacen de la dicinas, con arreglo á la gravedad del mal y
soberbia. ¿Por ventura n o es soberbia preten- á la naturaleza de los enfermos. Por mi parte
der el hombre andar tan al justo con Dios, y estoy cansado ya de hablar de este jayán y
que pueda hacer sus obras tan perfectamente enemigo de nuestro sosiego, resolviéndome á
que no les falte ni una tilde? ¿Acaso no es dejarle y tratar brevemente de los que que-
desconfianza de su Divina Majestad creer que dan, porque es ya tarde y casi hora de si-
no considera esta nuestra fragilidad, y que lencio.
somos polvo, y que forzosamente nos hemos DISCÍPULO. Algunos dicen que se pegan
de distraer y faltar en muchas cosas á su ser- los escrúpulos, como enfermedad contagiosa.
vicio, como dijo Santiago? ¿Y no es sentir mal MAESTRO. Hombres se han visto muy
de aquella bondad infinita, cuyos pensamien- libres de este achaque, y los cuales, sin em-
tos todos son de paz y en nuestro provecho, bargo, llegaron á hacerse muy escrupulosos
suponer que está observando los acentos, las por haber tratado con gente que lo era.
palabras y las muy pequeñas vacilaciones de DISCÍPULO. Líbreme Dios de ellos.
nuestro entendimiento, y otra multitud de MAESTRO. Pasemos á la solicitud tempo-
niñerías, de que aun los m u y justos no se vie- ral, que es el nono jayán que hasta por los
claustros y oficinas interiores de algunas reli- tras se olvidan las que valen tanto como las
giones ha querido entrarse, y ha convertido eternas. Es la solicitud temporal un enemigo
el cuidado del espíritu con que comenzaron que muchas veces nos despoja de la caridad y
y prosiguieron muchos años, en el temporal nos roba la devoción, exponiéndonos á infi-
con que ahora viven, no sin pérdida grande nitas tentaciones y asechanzas del demonio
de los convertidos. Y aunque en esto no con- cuando es inútil y excesiva. Este enemigo se
sidero yo que se llegue á pecado , hallo, apodera dé los afectos de nuestros sentidos y
cuando ménos, mucho de imperfecto; pues de la misma naturaleza, para que no pueda
harto saben los varones espirituales á quienes reinar en nosotros la divina gracia. Esta es
me refiero, que la solicitud de las cosas de la quien persuade á los hombres de que sirvien-
do á Dios ha de faltarles el sustento, mientras
tierra estorba á la que.se debe á las del Cielo.
que ofendiéndole les promete el remedio en
Y a dijo la Eterna Verdad, que ninguno podía
sus necesidades, mediante su copiosa miseri-
servir á dos señores sin hacer falta al uno de
cordia; es decir, el que niega lo temporal á la
ellos.
virtud y a la justicia, para conceder á los pe-
DISCÍPULO. Nunca me molestó mucho^ ese
cados lo eterno.
enemigo, porque luego que Dios me abrió los
ojos del alma, para que gozase algún tanto de DISCÍPULO. NO he comprendido la última
su divina luz, se me fijó mucho en la mente razón.
lo que el Salvador dijo en su Evangelio, á MAESTRO. Digo que hay muchos que fian
saber: «Que buscando ante todo el Reino de de Dios el perdón de süs culpas, pregonán-
Dios y su justicia, las demás cosas ya se me dole misericordioso cuando las cometen, y no
darían de añadidura». fian del mismo el darles el sustento y comida
MAESTRO. N O prohibe el Señor el trabajo
de cada día si le sirven. Y es uno de los ma-
provechoso, y el adquirir y granjear hacien- yores desatinos á que puede llegar un hom-
da, especialmente en el siglo, antes lo alaba, bre, el esperar de Dios, siendo enemigo suyo,
y dice el Apóstol: «Que quien no trabajare, lo que es más, y no lo que es ménos tenién-
que no coma». Condena, empero, el exceso dole por amigo y obligado con servicios y
que hay en esto, y el empleo de todo el cora- obras virtuosas. Si rio, dime: ¿qué razón hay
zón en cosas de tan poca importancia, mien- para que siendo un hombre pecador y malo,
presuma que Dios no le faltará en el perdón á cuestas todo el mundo, y que nadie te mira
de sus culpas, y para que siendo bueno y con buenos ojos, y que no falta sino que te
justo, desconfíe de que le ha de dar lo que trague la tierra. Pero no desmayes, ni pierdas
concede á los moros, judíos y herejes, y aun la esperanza de tu remedio en este tiempo;
á las aves del cielo y á las bestias de los humíllate ante Dios y sufre.sus manos, como
dijo el Sabio, que en el ánimo humilde labran
campos? , perfectísimas labores de virtudes y mereci-
DISCÍPULO. NO se puede añadir a ese dis- mientos. No hay artífice que en material vivo
curso cosa alguna. labre obra perfecta, porque résiste á las ma-
M A E S T R O , : Ni á la materia de solicitud, nos que le han de dar su perfección-como se
que conocidos son sus daños, y muy poca ve en el brótano ó murta, que aunque con
aceptación tiene entre los que se contentan gran curiosidad dibuje el hortelano algunas
con sólo Dios, como lo estaba aquella Santa figuras, en breve tiempo no queda rastro de
que decía: «Yo para mi A m a d o y El para lo que fueron, porque es material vivo, que
mí y no más mundo». Y o , por lo menos, con mucha prisa crece. Otra cosa es en el
más me recelo del tedio ó cansancio en su material muerto, como el yeso, la piedra y el
servicio, de los cuales procede el descuido en madero, que sufren las manos de los artífices
la guarda del corazón, y una infinidad de pen- y reciben las figuras que en ellos labran, y las
samientos vanos y ociosos, que le ensucian y conservan para siempre. Tales nos quiere
vuelven incapaz de toda devoción y senti- Dios para hacer en nosotros ricas labores y
miento espiritual. Despiértate, pues, frecuen- obras de sus manos.: y entonces anda sobre
t e m e n t e contra él á las cosas divinas, y pre- ti cuando te parece que te tiene más- olvida-
gúntate á menudo á qué viniste á la Religión, do. Desaparecerá esa nube que te atribula y
c o m o lo hacía San Bernardo-, y nunca gastes aparecerá el Sol de justicia, y con su vi¡ta
el tiempo en niñerías y cosas sin provecho, graciosa te devolverá la alegría de tu corazón.
que ahí se engendra el tedio, ahí crece y alu Sufre, te digo otra vez, sus manos, y resigna-
adquierefuerzas. A l g u n a s veces te sentirás en- do en ellas, pide de corazón que se haga su
fadado y displicente, tan triste y sin consuelo, voluntad en tiempo y en la eternidad. Y
q u e á ninguna cosa volverás los ojos que no te guárdate, después, de esto, de la gula espiri-
enoje y cause tedio: T e parecerá que traes
292 Conquista del Reino de Dios.
tual, que es enemigo que apenas se ^conoce,
ni nos recelamos de é l , y son sus daños muy que reúnen algún caudal y pueden vivir por
conocidos. De éste no diré nada, por haber sí solos. Y el Redentor de los hombres no
dicho mucho en otras partes. Aunque será quiso enviar sin comer á los que le siguieron
bien que aprendas una doctrina general, y por el desierto, para que no desfalleciesen en
será ésta: Que todos los dones, así naturales el camino y decayesen por falta de alimento
como sobrenaturales, no con otro fin se han en el bien comenzado.
de pedir á Dios, ni se ha de usar de ellos DISCÍPULO. A l fin todas las cosas que de
cuando se nos dieren, que para venir á mayor Dios recibimos ó podemos recibir, ¿han de ir
mortificación de todas las cosas, por medio fundadas en la propia mortificación y abne-
de ellos, como por medio del cielo, y para gación, así del espíritu como de la naturaleza
con mayor fervor convertirnos y juntarnos á y bajo del altísimo beneplácito de Dios?
Dios. Los consuelos que los principiantes en
MAESTRO. E S O es lo que te digo y enseño,
la virtud gozan de ordinario, sírvenles como
porque sin esas condiciones, ninguna otra
de leche (que al fin son niños en el camino
cosa se puede presumir en las mayores rique-
del Señor), para que con el gusto y suavidad
zas del espíritu, que amor propio y particular
de ellos olviden los deleites y regalos que les
interés, que es el veneno y corrupción de to-
ofrecía el mundo, y vivan con estos mimos y
das ellas.
relieves de la mesa de Dios, hasta que puedan
DISCÍPULO. Y a no falta sino el último
comer pan con corteza, y tomar armas, y su-
jayán.
frir golpes de tentaciones y encuentros recios
MAESTRO. O sea el que llamamos especu-
de los demonios , enemigos declarados de
lación; contra el cual hallarás un divino do-
nuestro bien. E n el Antiguo Testamento
cumento en el final del Diálogo octavo: allí
mandaba Dios á los señores que diesen ali-
te remito, porque estoy cansadísimo y muy
mentos á sus siervos cuando los libertasen, y
deseoso de callar por hoy. Y si más quisieres
hasta que ellos pusiesen casa y pudieran man-
sabér, lee el capítulo xiv de los Triunfos, que
tenerse por sí mismos. Lo cual el piadosísimo
es el que enseña cómo se ha de cautivar el
Señor ejecuta también con los que liberta de
entendimiento y tener á raya la especulación,
nuevo de la esclavitud de los vicios, hasta
para que la voluntad goce y se emplee toda
en Dios. Que no es razón que la señora esté
fuera, mientras la criada ocupa el mejor lugar
de l i casa y se lleva lo más y mejor del
tiempo. Los que no especulan y tratan las ÍJ-JV,C¡>3 on s u p z o J .oqm:>
Escrituras con intención de aprovechar en el o b n a i n i noa aeiujiiaa!
conocimiento propio, aunque no para apren- > .oiqcnq o m a i m b o m .
der á negarse y á unirse á Dios con ardientes «TÍNU C X B 7"

deseos y afectos inflamados, salen, sin duda,


del tal ejercicio'soberbios, varios", {linchados,
DIÁLOGO OCTAVO.
amigos de sí mismos y llenos de su propio
parecer: consumen las fuerzas y el ingenio en ,.i c .-¡-.i lo y "r.'iüi.afil nsritíJa/iOD naooif
cosas de aire, y ellos,mismos se son impedi- •r ,_* c . c > ,
DE LOS EJERCICIOS ES QUE S E HA DE OCUPAR El. CONTEM-
mento para que Dios les comunique sus ver-
PLATIVO QUE VA DESCUBRIÓ EL REINO DE DIOS EN S»
daderos, sólidos y sabrosos bienes. Y no más",
ALMA Y LE CONQUISTÓ.
porque no pierda y o por hablar lo que ellos
íoií3-aop ;•-! :!,-•,:! l o q -X «bioiq o n ^ O p i c :
ppr especular. A d i ó s , Deseoso.
É l sea contigo y te guarde. § I-
-ODISCI'PULO. .otncjíS 'i ogíXrtoo wjz 13 .o-sjufbstCl •
Amén.
o m ¡ j . o i m oil23£fn ,3vlea 3) zoiCI .ojuibaivJ1 UISCÍPULO. Dios te salve, maestro mío.
-iqrnsa bu lea B S Z S I omairn 1 3 .OATEJIAM MAESTRO. E l mismo te sea salud sempi-
-u-jaqe. - X ^ Z ^ H f ^ S ^ ^ °',ri - ! 1 ' r terna, hijo Deseoso.
DISCÍPULO. ¡ Y qué deseoso vengo hoy de
mi
oirte hablar acerca de aquel santo ejercicio
i Hi; : ó-/B'í - ^ ^ ^ ^ ^ ^
que días pasados me indicabas, significándome
Y¡¡fj¡ v óffi! •,•;
que Dios te le había revelado!
zatsiaiup ebíh lobeT^ñn /¿Herí ai ¿<-/(i u:
MAESTRO. L a revelación no fué á mí, que
« n n ó b c l o v a i ¡,J .oaxzaxM
no soy tan bueno como tú piensas, sino al
la i § tfffu ¡Su"? o moa • naud nei ••roa <
Profeta Micheas, el cual, codicioso de saber
^to'ibfiíüWq^J B i W i ^ i v j la .aearfaiM e b i o r '
qué sacrificio ofrecería al Señor que le fuese
Bbt^j'iáltjWír enaoai'lo o b ñ h a i « ai
más aceptable, y para su alma de mayor pro-
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fuera, mientras la criada ocupa el mejor lugar
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mento para que Dios les comunique sus ver-
P L A T I V O QUE V A DESCUBRIÓ EL REINO DE DIOS EN S»
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porque no pierda y o por hablar lo que ellos ÍOÜ3-3ÜP ;-.! n . A i d l o q . X ¿ n s i q on. « p i e :


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-u-jaqe. - X ^ Z ^ H f ^ S ^ ^ °',ri - ! 1 ' r terna, hijo Deseoso.
DISCÍPULO. ¡ Y qué deseoso vengo hoy de
mi
oirte hablar acerca de aquel santo ejercicio
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que días pasados me indicabas, significándome
Y¡¡fj¡ v óffi! •,•;
que Dios te le había revelado!
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M A E S T R O . L a revelación no fué á mí, que
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no soy tan bueno como tú piensas, sino al
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qué sacrificio ofrecería al Señor que le fuese
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3J?.3 fcíOnáf! EL 3IJ[J CIOSÍJ
296 Conquista del Reino de Dios.

vecho, mereció que el, mismo Dios le hablase das á la Majestad de Dios. En descender por
en espíritu y le dijese: «Yo quiero, ser tu humildad y abnegación de la voluntad propia,
Maestro y enseñarte lo que es bueno, y lo que hasta colocarse bajo su poderosa mano. En
tu Señor Dios quiere.de tí >>. Y dichas estas pa- salir de sí virtuosamente para ir en busca de
labras, hizo una cifra y suma de todo lo que todos ¡os hombres con amor general y cari-
hay que saber para que el hombre ande com- dad bien ordenada. En entrar uniformemente
puesto y. bien ordenado consigo, con e l pró- en su interior por olvido de todas las cosas,
jimo y con-Dios. «Ciertamente, dice Este, lo hasta llegar á los bracos y unión con el Es-
que quiero es que formes juicio, que ames la poso. No sé si me habrás entendido.
misericordia y que andes solícito con tu DISCÍPULO. Paréceme que sí.
lioab h 3vbnv asu'l .oar.ií MAESTRO. Pues vuelve á decir estos cuatro
DISCÍPULO. ¿ E S posible, que en tan breves puntos, porqué' es menester que los sepas
palabras se encierren tantos misterios, que como el Ave-María.
para ser uno más perfecto en todo género de DISCÍPULO. El primero, libres ascensiones
virtud, no tenga necesidad de leer más libros, del alma por hacimiento de gracias á la Ma-
ni de ocuparse en otros nuevos ejercicios? jestad de Dios. El segundo, humildes descen-
MAESTRO. N O me parece que hay lugar á sos por abnegación de sí mismo, bajo la po-
ningún género de duda sobre esto, una vez derosa mano del Señor. El tercero, virtuosas
interpuesta la autoridad del mismo Dios acer- salidas hacia todos los hombres por un gene-
ca de ello, y después de haber manifestado ral amor de largueza divina. El cuarto, uni-
por su boca que esto es lo bueno, y con lo formes entradas ó introversiones por olvido
que le tendrá.contento-su siervo y cualquiera de todas las cosas, hasta los abrazos y unión
que lo practicare. Y para que entiendas que con el divino Esposo.
no son encarecimientos míos, ni hablo de MAESTRO. Admirablemente has compren-
gracia;, ni por entretener el tiempo, nota que dido este santo ejercicio; mas porque te deseo
toda la harmonía de los espirituales ejercicios que te aficiones á él y h o á otro, así por ser
y todas las riquezas del hombre interior es- revelado, como por la experiencia que y o
triban en cuatro puntos ; conviene á saber: tengo de lo mucho que en él aprovecha con
en subir con libertad por ¡¡acimiento de gra- poco trabajo el alma y sin algún hastío, has
de saber, que todo cuanto está escrito en ma- recer, habías de decir: Tus enviadas son pa-
teria de oración y contemplación se reduce á ráísOiubsT 32 nóioBlqm3lno3 \ noiosio sb b o s j
él. En él se fundan aquellas cuatro vías: pur- MAESTRO. Tienes razón y m u y grande;
gativa, iluminativa, amativa y unitiva, de que que salidas no dan á entender tanto el impe-
tantos Santos han compuesto copiosos y pro-, rio de la voluntad como enviadas. P e r a , por-
lijos tratados, especialmente San Dionisio, que este término no se halla en uso, usé yo
San Buenaventura,Henrico de Herp, el can- del más c o m ú n ; y porque es negocio llano y
ciller Juan Gerson, Ricardo, Hugo y otros sabido de todos que los pensamientos y las
muchos. E n el primero de estos cuatro pun- salidas naturales del alma á cualquiera.de las
tos se eleva el alma. E n el segundo se abate. cuatro partes ya dichas n o hacen paraíso para
En el tercero se comunica. E n el cuarto se Dios, el cual sólo se agrada del sacrificio vo-
recoge y encierra en sí mismo, dentro del luntario, y todas nuestras operaciones quiere
Reino de su Dios. Son éstos aquellos cuatro que sean imperadas de la voluntad; y con esta
ríos que regaban aquel vergél y jardín divino advertencia lo mismo es enviar que salir.
en que puso Dios á nuestros primeros padres, ,?.3ibiiq «nsríihq aouzaun h zoiG oeuq sup r¡
que le hacían agradable y de gran recreación. flÓÍ-jC3TJ3T tiu-l^ ab§<IÍMj»bmgB flfibEfl 3 l 311:

¿Y cuánto más agradable y de mayor deleite s j i a l a b LOYCM sb V ÜLDFJLBIGC A S M OJUBIJ-J T

es para Dios el corazón del hombre, que con Y pues que sabes argüir en cosas tan im-
tales ríos se riega y refresca cada día? Ha- portantes, pregúntote yo: ¿Por qué se llama
blando el celestial Esposo con el a l m a , su al alma huerto, y huerto dos veces cerrado, y
esposa, en los Cantares, la dice: «Huerto ce- fuente sellada? .Ktn<¡)ru;D sol na .fe¿o";
rrado sois, hermana y esposa m í a ; huerto DISCÍPULO. Me parece -á mí que le da. ese
cerrado y fuente sellada. Emissiones tucepara- título el Esposo para significar lo mucho; que
disus: vuestras salidas son Paraíso en que se regala e n ella ,: cuando la manera de un
y o rhe deleito y recreo». jardín que está plantado de diversos áíboles
DISCÍPULO. Ñ O parece que tradujiste bien
y diversas yerbas y odoríferas flores, con mu-
y con propiedad aquella palabra latina, emi.s- cha abundancia de fuentes cristalinas, bien
siones, porque, como sabes, se deriva del ver- cercado y bien guardado» para que ni las bes-
bo emitto, ir, que significa enviar, y , á mi pa- tias le huellen ni los hombres entren á robar-
3oo Conquista del Reino de Dios. paraíso es y lugar de deleites para Dios. Ver-
le la fruta, la mira y contempla guarnecida dad es que algunos leen esta letra diferente-
con el temor de Dios, rodeada de su ley y de mente, porque en lugar de emisiones traducen
la custodia de los ángeles, plantada de mu- propagines, que significa todo género de ár-
chas y diversas virtudes, de pensamientos del boles y plantas de que se forman los huertos
cielo y de deseos divinos. y jardines; y así lo unen, y continúan con lo
MAESTRO. N O se te puede negar que la res- que se sigue, de esta manera: T u s pimpollos
puesta ha sido á propósito; sólo quiero añadir y renuevos, que son las operaciones interiores
que no será paraíso el corazón que no estu- y exteriores del alma, son paraíso de grana-
viese dos veces, ó más, cerrado á todo lo que dos, manzanos, camuesos, nardos, azafranes,
no fuese Dios ú ordenado para Dios; y junto canela, cinamomo, con todos los demás árbo-
con esto, fuente sellada y marcada por suya les del monte Líbano, mirra, acibar, con otros
y para sí. «Con toda custodia guarda tu cora- más ungüentos primos ó principales.
zón, dice el Sabio, porque de él procede la DISCÍPULO. Necesariamente, todos esos
vida»; no cualquier vida, sino la vida interior árboles tendrán sus significaciones místicas.
y esencialmente buena. MAESTRO. Claro está que no se deleita
DISCÍPULO. También la natural. Dios ni tiene por paraíso huerto alguno del
MAESTRO. Verdad es; pero no habla Salo- mundo, por cerrado que esté y bien plantado
món de esa vida, porque no tuvo Naturaleza de estos árboles. Y pues habla con nuestra
necesidad de aviso para guardar el corazón, alma y espíritu nuestro, espiritual ha de ser
de donde ella procede, sino de la vida del esta arboleda y plantas que aquí se nombran,
a l m a , la cual nace del corazón bien guarda- y espiritualmente han de ser entendidas. En
do; y así es que luego se sigue: emissiones tuce el granado, los deseos de los mártires; en el
paradysus; tus salidas ó manantiales, paraíso. sáuce, que algunos llaman árbol del paraíso,
S í , que aquel salir á Dios con hacimiento de otros junquillo, otros cierto género de palma
gracias; aquel descender por conocimiento que lleva racimos de dátiles como de uvas, la
propio; aquel comunicarse al prójimo con caridad: olorosísima; en el nardo, la'humildad
celó de su salud espiritual; aquel entrar den- y la devoción; en el azafrán, la sobriedad, la
tro de sí, con uniformidad de deseos, aspiran- templanza y la alegría espiritual; en la caña-
do incansablemente á la unión del Esposo,
fistola, que, como nota Plinio, es cierto géne- podáis comprender con todos los Santos, qué
ro de árbol llamado c á l a m o , c u y a c o r t e z a es sea la longitud, latitud y alteza y profundi-
de grato olor y á propósito para un ungüento dad, y la caridad de Cristo, que excede á tu
preciosísimo, la honestidad y vergüenza, por- científico conocimiento ». Hasta aquí son pa-
que ahuyenta del alma los malos deseos y labras del Apóstol; las cuales, bien considera-
pensamientos no castos; e n la-canela , la vir- das , hallarás en ellas todo lo que hemos di-
tud de la fortaleza, porque es caliente y con- cho de nuestro ejercicio;. porque aquí sube el
forta el estómago flaco; en la mirra y áloe ó alma, por hacimiento de gracias, hasta la al-
acibaróla penitencia; y en los demás árboles teza de Dios; y b a j a , por conocimiento pro-
y ungüentos, toda la universidad de las virtu- pio, hasta el abismo de su nada; y ensáncha-
des, dé que sería imposible , sin exceder m u - se caritativamente, hasta abrazar por el Señor
cho de nuestro intento , hacer tratado, amigos y enemigos-, y es sublimada en la
i.mijni jaobníiSEidii , n o u i a v o u n i Ifiion j esencial introversión, abrazándose íntima-
-!t> t Eiurf jnB b! üs .aoiü uz noo ainam mente con su Dios. Y esta es la anchura, al-
-oibnaiqrnoo oup E T U Q I B J \ bEbibnuloiq ,BS-JÍ teza, profundidad y largura que comprendie-
DISCÍPULO. ¿Luego le cuadra muy bien al ron todos los Santos, ayudados y fortalecidos
alma que se ejercita en estas cuatro calidades con el espíritu de Dios. Él te le conceda para
y puntos el nombre de paraíso ? que lo entiendas y obres.
MAESTRO, Verdad dicesy y plegue á Dios DISCÍPULO. A m é n . Confieso que no he
por su bondad que te dé á entender lo m u c h o oído ni leído en mi vida tal exposición como
que te, importa, abandonados cualesquiera la que has hecho respecto de ese lugar del
otros ejercicios, ocuparte en éste con todo tu Apóstol, tan dificultoso y de tan pocos en-
corazón y todas tus fuerzas; pues, á mi m o d o téndidcrn r. eui aebpJ v no.\ino.>
de ver, nozera otra la petición'del Apóstol San MAESTRO. ¿Por ventura no te agrada?
P á b l o , cuando, escribiendo á los de Efeso, DISCÍPULO. Siendo, como es, admiráble,
decían «Por estoi;!las rodillas en el suelo, al ¿por qué no me ha de agradar? Sólo deseo sa-
P a d r e d e Nuestro Señor Jesucristo pida:y su^ ber de tí ahora, si ha de haber, tiempo'señala-
plicQj os ..conceda que;,:.corroborados . y fortifi- do para cada cosa de estas , ó si consecutiva-
cados en su espíritu;,en e l hombre interior, mente se ha de ir ejercitando el alma en ellas;.
de suerte que al subir se siga inmediatamente María, darán con todo en el suelo. «Instando
el bajar, y al salir el encerramiento y clausu- en la oración, dice San P a b l o , acudid á las
ra con Dios. necesidades de los Santos». Pues si habiendo
MAESTRO. M u y buena dificultad es esa , y de tratar con gente santa es necesario insistir
propia de quien ha comprendido esta doctrina en la oración, para tratar con pecadores ¿no
del cielo. Por lo cual nota, que el subir de será menester doblada oración? ¿No será ne-
suyo desvanece; el bajar, desmaya; el salir cesaria insistencia y perseverancia á los pies
á fuera, distrae, y el encerramiento causa ol-
' , •'•.-«•Q'» o b r /
vido; y para que haya harmonía y consonan-
cia agradable al Señor, estas cuatro relaciones DISCÍPULO. Mucha razón tienes; que aun
se han de estar siempre mirando y respetan- y o , con ser m o z o y sin experiencia, he adver-
do; de manera que la elevación tenga respeto tido y mirado el peligro de algunos, que todo
á la humillación, y el salir y comunicarse á su cuidado ponen en el aprovechamiento aje-
las criaturas al entrar el Criador. Que como n o , sin tenerle del p r o p i o , y temo cierta su
no es posible sustentarse uno mucho tiempo caída.
en lo alto de la contemplación, sin desvane- MAESTRO. A ú n no tan malo, si el aprove-
cerse, si no acude á lo bajo del menosprecio chamiento de sus prójimos les trajere distraí-
de sí mismo, así tampoco puede acudir al pró- dos; mas yo sospecho, y quédese en sospecha,
jimo, sin daño notable suyo, si le falta el re- que buscan el suyo temporal, y el ajeno les
curso ordinario á la oración é introversión sirve de cabeza de lobo. A l fin, ellos c o m e n
esencial en lo profundo de su alma. C r é a n m e y viven á costa de la virtud, con título y nom-
los activos todos: que si no les ayuda María, bre de Santos, como hemos visto en muchos
que se han de cansar y faltar en lo comenza- iluminados de nuestros tiempos, cuya me-
do, por m u y fervorosos que comiencen, y aun moria ofende á cualesquiera oídos piadosos.
caer en hartas miserias. Y y o , h i j o , no re- C r é e m e , hijo Deseoso, que para tratar una
prendo á los que se ocupan en visitar enfer- hora con el prójimo, con aprovechamiento
mos, en hospedar pobres, en convertir muje- suyo y Sin daño nuestro, son menester ocho
res perdidas y en tratar de la salud espiritual de trato con Dios. Del santo F r a y G i l , com-
del prójimo; pero sí decirles que si les falta pañero dé nuestro Padre San Francisco , se
lee que si por la obediencia salía una v e z de
¿Por ventura te acuerdas de aquellos animales
c a s a , decía que necesitaba ocho días de en-
que vió Ezequiel junto al río de Chobar?
cierro para volver á colocarse en el punto en
DISCÍPULO. Sí, me acuerdo; pero no en-
que se hallaba cuando salió. ¿Pues qué se po-
tiendo el misterio de aquella visión.
drá suponer de algunos mozos que, corriendo
MAESTRO. Pues advierte que, aun cuando
sangre, se entrometen á tratar de conversión
el Profeta santo dice en el capítulo primero
ó confusión de a l m a s , los cuales en todo el
que eran cuatro, en el décimo expresa que era
día saben entrar en su casa, sino de una en
uno. Este tenía cara de león, de águila, de
otra en las ajenas, sin tener media hora de
becerro y de hombre. Por este misterioso ani-
trato con Dios á favor de la oración?
mal es significado el varón justo, ocupado
todo en este espiritual ejercicio de que voy
sv wp 3b
hablando. El cual, como l e ó n , se retira á la
soledad; como hombre, es humanitario y tra-
DISCÍPULO. Y de las beatas espirituales, ta con los hombres; como águila, se remonta
que si no cogen el manto cuando vienen de y sube por contemplación al cielo; como
fuera, es por no tardar en descogerle cuando buey, labra en la tierra del propio conoci-
vuelven á salir, ¿qué te parece? miento. Et animalia ibant et revertebantur in
MAESTRO. M u y m a l , porque no cumplen similitudinem fulguris coruscantis. Y estos
con su obligación,. que pide mayor recogi- animales iban y volvían, á semejanza del
miento y guarda de sentidos que en las demás rayo, que con velocidad camina á una y otra
mujeres del siglo; pero aunque pudiera de- parte, despidiendo de sí centellas de fuego;
cirte muchas cosas más sobre este asunto, n o tan presto en lo alto de las divinas alabanzas,
quiero interrumpir por ahora nuestro ejerci- como en lo profundo de la humildad; tan
cio. D i g o , pues, que unas veces se ha de su- presto ayudando al prójimo, como retirado
bir y otras bajar; unas salir á fuera y otras en- dentro de sí. Divino animal, que es uno y mu-
trar dentro de sí; lo cual te enseñará el Espí- chos: muchos, por los diversos respetos y ocu-
r i t u Santo, si con humildad acudes á él. Y
paciones; uno, porque en cada cosa se halla
estame atento, porque quiero confirmar esta entero; todo en la elevación; todo en el cono-
doctrina con u n lugar famoso de la Escritura, cimiento propio ; todo en el bien de los próji-
á fin de que la estimes en lo que es razón.
mos, y todo en la introversión. San Gregorio,
sobre este lugar, advirtió una cosa de mucha exposición de San Gregorio, que no habla
consideración: dice allí Ezequiel, que estos aquí Dios tanto de los rayos materiales, que
animales iban y no volvían atrás un paso; y se despiden de las nubes que andan por los
luego parece que se desdice. Etanimalia ibant aires, cuanto de los espirituales, de que va-
et revertebantur in similitudinem fulguris co- mos hablando; los cuales salen d é l a mano
ruscantis. Y los animales iban y volvían á poderosa de Dios inflamados en fuego de ca-
la semejanza del rayo inflamado, y echando ridad, y , causando efectos maravillosos en las
chispas. almas, vuelven á E l , como gavilanes á la
DISCÍPULO. Parece cierto que no se com- mano del cazador, para no perderla actividad
padece lo uno con lo otro. del herir; vuelven, finalmente, á la esfera del
MAESTRO. Sí, se compadece de esta mane- fuego, de donde la recibieron. E s decirnos,
ra: que en lo primero, como dice San Grego- que ni todo ha de ser contemplar, ni todo
rio, se declara la perseverancia que los santos convertir almas. Divinamente nos declaró
tienen en la virtud, y el tesón con que cami- esto el Apóstol, escribiendo á los de Corinto:
nan en ella; y en lo segundo, el ordinario re- Sive mente excedimits Deo, sive sobrii sumus,
curso á Dios. Ha de haber una ida y una ve- vobis, charitas Cristi urget nos. Algunas ve-
nida; han de acudir al prójimo; pero luego se ces nos arrebatamos en espíritu en el secreto
han de volver á Dios y engolfarse en E l ; y de la contemplación á tratar con solo Dios;
esto á semejanza del rayo; que, como éste, ha otras veces nos humanamos con vosotros para
de despedir de sí palabras de fuego, que en- comunicaros lo que os conviene para vuestro
ciendan y abrasen los corazones de los hom- remedio, y á lo uno y á lo otro nos incita la
bres y los conviertan á Dios. E l cual los llama caridad de Cristo. Como si dijera: El fuego
por este nombre, hablando con el Santo Job. de la caridad nos enciende y voltea como ra-
«¿Por ventura, dice, serás poderoso para en- yos, y unas veces nos arroja á lo alto del cie-
viar rayos del cielo á la tierra, y que con ir lo , donde está la esfera del a m o r , y allí nos
tan impetuosos te sean tan obedientes que, anegamos, y allí es toda nuestra conversa-
habiendo producido sus efectos , vueltos á tí, ción , absortos con Dios y olvidados de las
te digan: aquí estamos?» Claro está, según la bajezas de la tierra; y esa misma caridad nos
vuelve á la tierra para procurar vuestra salud;
3io Conquista del Reino de Dios.
portuno, obligándote á más de leí que pide tu
y así somos águilas eu la contemplación,
falta de salud; sólo te suplico que me digas
hombres en el trato familiar del prój-imo, leo- ese lugar de Jeremías, después de lo cual po-
nes en la introversión y soledad y bueyes en dremos retirarnos á la oración.
la labor del propio conocimiento. MAESTRO. «Asentarse há el solitario y ca-
DISCÍPULO. Confieso que jamas entendí llará, y levantarse há sobre sí». Esto dice el
ese paso, ni le he oído explicar tan profunda- Profeta; y es tanta su profundidad y tan gran-
mente como tú , ahora , me le has declarado. des los secretos que en tan breve sentencia se
Bendito sea Nuestro S e ñ o r , que da su espíri- encierran, que temo mucho ponerme á des-
tu para entender é interpretar la Sagrada Es- envolverlos.
critura con tanta sinceridad y tanto aprove- DISCÍPULO. Y a he leído yo ese lugar en
chamiento de las almas. Los triunfos que escribiste.
MAESTRO. E S así como lo dices; pero con
§ V.
el miedo que ahora tengo, lo traté m u y á la
! - b: . r ••• "• • •: ligera; dije poco y con mucha oscuridad, y
MAESTRO. Muchos otros lugares hay que ésta deseo aclarar ahora, si el Señor tuviere á
confirman este santo ejercicio; especialmente bien prestarme su favor y ayuda. Nota, pues,
uno de Jeremías, que de las dos partes de él que todas las condiciones necesarias para la
trató soberanamente; pero ni y o te quiero perfecta oración y unión con Dios, se encie-
cansar, ni hay tampoco necesidad de otras rran en esta breve sentencia: Asentarse há el
pruebas. solitario y callará, y levantarse há sobre sí.
DISCÍPULO. E n cuanto á m í , creo que no L o primero es asentarse; lo segundo, soledad;
sentiría cansancio, aun cuando me anoche- lo tercero, silencio; lo cuarto, elevación ó rap-
ciese y amaneciese oyéndote hablar, y harto to. De lo primero dijo el filósofo: «El ánima
sabéis que la conversación acerca de la divina asentada y con quietud se hace sabia». E n
Sabiduría carece de amargura y de tedio. E l todas las cosas buscó la divina Sabiduría des-
trato de los hombres del m u n d o sí que cansa canso, y en solos los quietos y humildes le
y enfada; pero el de Dios enciende el cora- halló. ¿Cómo puede descansar Dios en el
zón, y es pasto y sustento verdadero del alma. alma inquieta que oye el sermón y está en el
No quiero, por lo dicho, seros molesto é im-
oratorio esperando que se acabe la hora, mente mención los Doctores, que son: cogi-
como si fuese tarea, con un tropel de pensa- tación, meditación y contemplación. De las
mientos que ahogan cualquiera buena inspi- cuales hablando Ricardo, Hugo de San Víctor
ración y habla divina? De los inquietos y de y el C a n c i l l e r , dicen que la cogitación es
mal asiento dijo el Sabio: «El corazón del ne- pensamiento vago, vano y sin fruto de las
cio es como la rueda del carro, que en nada cosas de la tierra, en el cual ni hay trabajo,
tiene sosiego ni firmeza; cada día muda de ni fatiga, sino un libre discurso por lo que se
propósitos; ya se da todo á la oración, ya la ofrece. La meditación es pensamiento próvido
deja del todo; unas veces muy activo, otras y deseo sabio del alma que busca alguna ver-
muy contemplativo; lo que hoy le agrada, dad, en que no poco se fatiga y acongoja;
mañana le da en rostro, y, usurpando el ofi- aunque el aprovechamiento es mucho, porque
cio de Penélope, tejiendo y destejiendo, se le se enciende con ella el fuego de la caridad,
pasa la vida sin ningún fruto ni aprovecha- que es el fin de toda buena meditación. L a
miento espiritual. Sus pensamientos, dice el contemplación por ahora es lo mismo que la
Sabio, son como el rodezno del molino: ya de meditación, porque la una y la otra son una
la hacienda, ya de los hijos, ya de la mujer, consideración útil de las cosas celestiales y
ya del negocio, ya del pleito; y plega á Dios provechosas para el alma; pero difieren en
no sean sucios y torpes, consentidos ó mal re- que la meditación se hace con fatiga y la
sistidos». Estos más fe ponen en la oración á contemplación con gusto y sin pesadumbre.
pensar, que no á meditar ni contemplar. Y aun la meditación, si es atenta, devota y
DISCÍPULO. ¿Pues hay alguna diferencia en- con particular fin, y de cosas particulares, se
tre estos tres términos: pensar, meditar y convierte muchas veces en contemplación.
contemplar? DISCÍPULO. Mucho me consolara que me
MAESTRO. Grandísima, y no me persuadie- declarases esto con algún ejemplo visible,
ra y o que ignorabas eso, si no me pregunta- porque es mi torpeza tal, que apenas te he
ras; porque es cosa que se debe saber ante entendido.
todas las demás que hacen esta materia. Nota, MAESTRO. Considera un hombre que no
pues, que aunque las operaciones de nuestra habiendo aprendido el arte de p i n t a r , te-
ánima sean muchas, de tres hacen principal- niendo voluntad de aprenderle, tomase u n
314 Conquista del Reino de Dios.
pincel en la mano y se pusiese á pintar des-
expuestos á todo género de pensamientos, que
ordenadamente lo q u e se le ofreciese á la
les ofrece el demonio, como otros tantos me-
fantasía: no cabe duda de que ejecutaría esto
sones ó ventas en que para todo el mundo esta
sin fatiga ni molestia de ninguna especie, pero
abierta la puerta. Y es doctrina de ilumina-
sin provecho también, porque sólo serviría
dos, que enseñan á estarse estériles en la ora-
para borrar el papel ó la tabla sobre que se
ción, esperando el primer pensamiento que
pintase. Pues supongamos ahora que este
ocurre. Los que se ocupan en la meditación
mismo sugeto se propone aprender este arte,
reciben gran provecho de ella, hácense sabios,
y toma lecciones para ello: sería cosa de ver
enciéndense en el amor de Dios, crecen en la
las dificultades con q u e tropieza al empezar;
devoción, en la humildad y menosprecio del
porque como le o b l i g a el maestro á pintar
mundo, y, finalmente, en todo género de vir-
cosas en particular y concertadamente, y de
tudes. Y lo que es más, llegan á lo sabroso
manera que puedan ser vistas y juzgadas, has-
y gustoso de la contemplación, mediante la
ta adquirir el hábito l o lleva todo muy cuesta
cual, la racional criatura ardientemente es
arriba; mas al fin, c o n el ejercicio y la prác-
unida con su Criador, y sabrosamente, cuan-
tica, y con el deseo del lucro, poco á poco
to le es posible, le gusta; y tanto se eleva su
llega á ser perito e n la pintura y á ejercer con
entendimiento, que prescindiendo de las ope-
deleite y facilidad grande.
raciones de los sentidos exteriores, se torna
DISCÍPULO. Y a estoy completamente ente- en casi divino.
rado de lo que me queríais decir. iti- V ?irrt'.rin nrn oíid oi 'jb obei
MAESTRO. Digo, pues, que el pensar es í 1E0U9Q B DUP § 2 3 ^ .'.'GICI .0íir<:I>.M
como el pintar desconcertadamente y sin arte; nÍ2 V ¿Jri3fnEÍj£3Í33nOOZ3b SEíniq b omoo
es hacer borrones y gastar tiempo inútilmen- Pero dejemos también esto por ahora, por-
te. E l meditares pintar con orden / c o n c i e r t o que es tratar de los fines sin haberse ocupado
y con propósito de salir adelante con la pin- en los medios antes, y volvamos á lo que del
tura; mas el contemplar es esto mismo, pero sosiego y quietud del alma íbamos diciendo
con destreza, con facilidad y con gusto. Los sobre aquella palabra sedebit. ¿Quieres saber
que se retiran á pensar viven en grande peli- quién se aquieta? '->v iBsnaq h w n i m 02 sup
gro, porque pierden el tiempo y se hallan DISCÍPULO. Mucho lo deseo, porque con
eso dicen los Santos que es hablar al corazón.
alguna frecuencia me siento atormentado de Y esto basta para que entiendas qué cosa es
inquietudes en la oración. ser solitario. Y si más quisieres, lee el capí-
MAESTRO. Sólo el humilde, porque la hu- tulo xv de Los Triunfos del amor, en donde
mildad es el fundamento de la paz y quietud lo hallarás á manos llenas, y pasemos al si-
del alma. «¿Sobre quie'n descansará mi espíri- lencio de que dice Jeremías: «asentarse há el
tu, dice Dios, sino sobre el humilde y sose- solitario, y callará».
gado?» Que como el navio con el lastre va ca- DISCÍPULO. Parece que está demás esta
minando con sosiego, sin vaivenes, entre las partícula callará, porque harto suficiente es
furiosas olas del mar, así el humilde, con el hallarse quieto y solo para subir hasta Dios
peso de su propio conocimiento, se mantiene en la oración.
sosegado entre las tentaciones y tribulaciones MAESTRO. Hablas como ignorante. Has de
de la vida. De manera que la humildad es el saber que muchos están solos, y no se levan-
fundamento para la quietud, para la soledad, tan porque no guardan silencio. E s impor-
para el silencio y para extasiarse el alma en tantísimo el callar para tratar familiarmente
Dios. Esto es lo que dijo el Profeta Jeremías: con Dios. Preguntó un día Santa Catalina de
A sentarse há el solitario y callará, y levan- Sena á nuestro Señor, por qué no revelaba en
tarse há sobre sí. No quiere decir asentarse há estos tiempos tantos secretos y misterios á sus
el que vive en soledad, sino el solitario, el siervos como en los tiempos pasados. Y res-
desnudo de pensamientos y cuidados del mun- pondióla el Señor: «Porque ahora no se acer-
do, de las imágenes y fantasías de las cosas can los hombres á Mí para oirme como Maes-
criadas; el olvidado de sí mismo y de todo lo tro, sino para que les oiga como discípulo». Y
que no es Dios. Cualquiera cosa que te acom- el mayor daño de todos es, que respondién-
pañe en la oración te ha de distraer é inquie- dose cada uno á sí mismo conforme á su
tar, y te ha de impedir la subida y la conver- gusto, dice que sintió la palabra divina, y que
sación interior con Dios. Por eso dice Él por le habló Dios. Lo cual es falsedad^y mentira;
Oseas: «Yo la llevaré á la soledad«. No dice que Dios no abrió su boca, como El mismo lo
al desierto, sino á la soledad (de que vamos afirma por Jeremías. La primera cosa que
hablando); y allí le hablaré al corazón, esto pide Dios al alma su esposa, si quiere agra-
es, con regalo y ternura de desposado, que
darle y que la codicie, es que le oiga. «Oye, MAESTRO. Cuando todas las cosas callan
hija, mira é inclina tu oreja, y codiciará el en el hombre y duermen, y sólo el espíritu
rey tu hermosura». Este tan importante con- puro vela y está atento á Dios; cuando no hay
sejo tomó para sí el santo Profeta, y puesto ruido alguno en el alma, porque todos los
en el lugar de la oración dice: Audiam quid sentidos y potencias guardan estrechó silen-
loquatur in me Domimcs meus: quoniam loque- cio. Aquel de quien dijo San Juan en su Apo-
tur pacem in plebem suam et super sanctos suos lipsis: «Fué hecho silencio casi media hora»;
et in eos qui convertuntur ad cor. «Oiré el ha- no hora entera, ni media hora, sino casi me-
bla de Dios, y miraré atentamente qué es lo dia hora, porque la gente menuda de casa es
que me manda, porque sé y o m u y bien que muy gritadora y pedigüeña, y así dejan poco
he de ser paz para su pueblo y sobre sus can- lugar á sosiego. A este silencio se sigue el
tos, y para aquellos que se convierten al co- éxtasis, que por otro nombre llamaron los
-ciazont..'! s? s u p i o q to23d gí> s m a f a z Santos muerte de beso, porque se hace me-
DISCÍPULO. ¿ H a y alguna diferencia entre diante el contacto suavísimo de Dios con
el pueblo de Dios y sus santos y los que se nuestra alma en la parte superior de ella. ¡Oh
convierten al corazón? sueño dulce y deseado, en que se le hace la
MAESTRO. Ninguna, todo es uno ; los que salva á la bienaventuranza, y se gusta cuán
pertenecen al pueblo escogido de Dios son suave es el Señor!
santos y cordiales, y para esos es la paz del S i j q J5Í 20 2 0 2 3 BTEQ \ { 23LFIÍÍNOD V 20JCS3
alma. jjy g § VII.
DISCÍPULO. ¿Al fin es de mucha importan- :oqmi srb.jfn 3b 29 ní> 1/ .o.Tuibzid
cia el callar, en la oración y dar lugar á que E n este sueño estaba aquella alma santa,
uíI&Os h a b l e n 3 obsrn que habiendo enfermado en el ámór de su
todo; pero quédanos lo Esposo, confiesa que le puso la mano izquier-
i-, me j o r por decir de .este silencio, que no es la da pór almohada bajó la cabeza, y que con la
última disposición para extasiarse el alma en derecha le abrazó, y luego con este favor y
Dios; este callar suyo, que muchos callan, y regalo tan crecido, se quedó dormida. Y ' p o r -
:oyen,oy.no seievantan. n ¿ 5 o r V j .,., f que este sueño es muy saludable, y cüesta mu-
silencio es ese? cho primero que se apodera del alma, dice el
Esposo: «Conjúroos, hijas de Jerusalén, por
y vela procura salir del golfo, por no per-
las cabras monteses y siervos de los campos, derse.
que no despertéis á mi querida, ni la desve-
MAESTRO. N O habló tan superficialmente
léis, hasta que ella quiera» . Ciertamente, que
como suenan sus palabras. Golfo llama á este
para que un enfermo duerma, cuando el sue-
sueño dulce y pausa que hace el alma en
ño le ha de dar la vida, todas las puertas y Dios, á donde los remos del entendimiento y
ventanas se cierran, y no se consiente el me- razón antes dañan que aprovechan; porque
nor ruido en casa. A s í conjura Dios á todos luego que ellos comienzan á remar, se acaba
los sentidos y potencias, que guarden estrecho aquel gusto sabrosísimo de gran deleite, que
silencio: á los ojos que no v e a n , á los oídos siente el alma engolfada en Dios.
que no oigan, al entendimiento que no dis-
DISCÍPULO. ¿De manera, que el discurrir
curra, á la razón que no raciocine, á la ima-
es lo mismo en el propósito que el remar en
ginación que cese; y al oir cierra puertas y
la navegación?
ventanas, para que sóla la parte afectiva, que
MAESTRO. A S Í es, como lo dices, salvo que
es la señora, goce del Esposo, como otro
hay diferencia entre el que discurre y el que
Moisés, que sólo él tuvo licencia para subir al
rema; porque el que rema trabaja por tomar
monte, y la canalla y pueblo se quedaron en
puerto; mas el que contempla, por engolfarse
la aldea y ladera de él, conjurados, so pena
más en Dios; y hasta este punto son necesa-
de muerte, que no le inquieten, ni despierten rios los remos y velas del entendimiento y ra-
con sus clamores y voces importunas. El au- zón, y en llegando aquí ha de cesar, para que
tor del libro que se intitula Subida al monte el afecto puro goce de Dios á sus solas, como
Sión, que fué religioso de nuestra Orden, y largamente queda probado en nuestros Triun-
de la Provincia de los Angeles, solía decir fos del amor.
muchas veces esta sentencia, y la dejó escrita:
DISCÍPULO. Harto he leído aquel cap. xiv
«Quién me diese navegar, de la primera parte, que trata de cómo se
Y , engolfado, no remar». ha de contemplar con entendimiento y afec-
tos purificadísimos en grado superlativo, y
DISCÍPULO. Parece petición fuera de pro- nunca acabo de entender aquella manera de
pósito , porque el hombre engolfado , á remo la abstracción y destierro de las fantasías.y
representaciones de las criaturas, que se nos y todo cuanto tiene, y de los gustos que de la
ofrecen en la oración; y me holgaría oir de consideración viva de sus virtudes puede al-
tu boca un ejemplo que declarase toda aquella canzar; ni tampoco se ocuparía en conside-
doctrina, y quedaE terminada por hoy esta rar cómo fué hecho-este su padre, y en otras
jü^ttca-oíóé oniz .zsjnjjisrnaa 2EÍ3fi3niri3qrr! impertinencias semejantes, sino sólo en que
MAESTRO-. Considera un mancebo capaz es su padre, su hacedor, su proveedor, el que
de razón, que nunca haya visto á su padre, y le sustenta y regala, y á quien debe todo lo
que un hombre de fe y crédito le dice: Hijo, que es, como ya dijimos; las cuales conside-
mira bien que tienes un padre muy lejos de raciones forzosamente han de despertar en él
a q u í , sapientísimo, poderosísimo, riquísimo amor y benevolencia á su padre, deseo y an-
y el más acabado en todo de cuantos hom- sia de verle, y gusto grande en hacer su-vo-
bres hay en el mundo,- Este te ama entraña- luntad y ocuparse eri su servicio. Esto mismo
blemente , y te provee en todas tus necesida- te digo y o á tí que has de hacer cuando te
des. E l pan que comes, el agua que bebes, el llegares á Dios en lá oración;. que pues: sabes
vestido y lo domas que tienes, él te lo envía; de fe qué es tu Padre, que te hizo, y te crió,
por tanto, ámale mucho, obedécele y procura y te sustenta, .y con admirable providencia
rio salir un punto.de su voluntad , pues le es- acude por instantes á reinediar tus riecesir
tás en tanta obligación. Pregunto yo: Este da des; que derramó su sangre y murió por
mozo que tales nuevas oye de su padre, ¿no t í t - e í w b f i q n e 3 b 3'£o z E v o u n 23Ibj s u p o s o -

se moverá naturalmente á quererle y á amar- BOTE B y a;i3i3up s smamhnujsn. eiavom o?


le con gran ternura>y-afición entrañable, y Mésasilás nói'^i.VHr.-:j'iT3j n&g r.Oj z!
á desear verle, y á gozar de su presencia, ó i;jori323Tj U2 3b ifisog B V . aliav ibsüs!, 1
será necesario que se ponga á pensar m u y des- No gastes el tiempo e n definir,.-ni, distin
pacio s b s u padre es blanco ó negro, alto ó guir , .ni hacer silogismos y, discursos largos,
b a j o r grande ó pequeño,-ú> otras semejantes averiguando- cómo jes; ¡qué.figura.tiene^ cómo
-condiciones materiales?No, porcierto;-porque está, ^sentado: ó lei/antádo; de qué color;
le podría1 remover fácilmente,.y divertir de lo á dónde mocaba antes que criase el mundo;
principal, que es: amar y codiciar á: Aquel de si fué hecho, y otras impertinencias á este te-
quien por relación conoce que recibió el sér nor, que distraen el alma y la embarazan y
privan de los gustos interiores que tendría si de ángeles que de hombres! Verdaderamente,
solamente se ocupase en la consideración de has quitado de los ojos de mi alma unas como
la bondad de este Padre, de su sabiduría, jus- escamas, que no me dejaban ver' ni penetrar
ticia, providencia, hermosura, misericordia y las riquezas del espíritu. Y o creo que para
largueza. ¿Por qué has de querer tú compren- quedar perfectamente enseñado, no me falta
der al que es incomprensible, y medir con la más que saber el orden que he de tener en sa-
vara corta de tu juicio al que es inmenso, y lir á las criaturas y volver á esconderme den-
estando en el destierro saber como los que le tro de mí, para á solas gozar de Dios, con ol-
gozan en la patria? Bástete conocer á Dios vido de todas ellas, aspirando á la unión de
debajo de razón de bonísimo, piadosísi- E l con uniformidad de deseos.
mo, clementísimo, sapientísimo, liberalísimo, MAESTRO. Y O , hijo, estoy muy cansado y
bienhechor y padre tuyo. Este camino es lla- tú tienes bien que meditar en lo que has oído;
no , fácil- y común; sin peligro, sin ofensa y la noche nos convida al silencio, y es justo que
sin dificultad; y del que por aquí camina se le guardemos; por la mañana te diré lo que
puede decir lo que proverbialmente dijo Sa- deseas y otras cosas que no habrán llegado á
lomón: «El que anda con simplicidad, anda tu noticia.
confiadamente». Hartos hombres sabios he-
DISCÍPULO. Sea como mandares, maestro
mos visto que por su demasiada curiosidad y
mío. Dame tu bendición.
sutilezas en la contemplación, se quedaron á
MAESTRO. La de Dios te acompañe y nos
oscuras, vanos y vacíos, y á veces oprimidos
alcance á todos. A m é n .
de la gloria de Dios, y muchos simples muy .

adelante en la mística teología y ciencia del


amor. A lo menos , qjjien guardare esta ma-
nera de meditar, se librará de muchas ilusio-
nes del demonio", y no dará en los delirios y
locuras que algunos melancólicos dan, que
-todo se les va en forjar quimeras y despertar
-dificultades.
DISCÍPULO. ¡Oh, soberana doctrina, más
. O M 3 V O M O O O J Á I Q DIÁLOGO NOVENO.

A «LUTAIFLD 8 * j A JHJA2 a a AH A MJ A J3 OKÍD 3U


DE CÓMO EL ALMA HA DE SALIR Á LAS C R I A T U R A S
• aKsík le aa onron 32flAa,sjs:>n3 v Y E N C E R R A R S E D E N T R O DE SÍ MISMA.

-I § § I-

oiifl , objjguibBm zfirí naid .o-rreiAlM M AESTRO. Bien has madrugado, hijo De-
seoso.
-id ?BH3qfi ; o l b na ¿7 orn ÍBT .ojuibaiCl DISCÍPULO. T a l me va en ello; apenas he
-ísnibioEiTxs b i i o j orbon Bies lirrnob o b í b c podido dormir esta noche con el extraordina-
•ryiab b na objins« Bfí smlr. ¡rn aup o? rio gozo que mi alma ha sentido en el ejerci-
tnarmbonpD Ib -IBFCD v aoid b smiqgB » B <.<;•:• cio de aspirar á Dios y bajar al conocimiento
.oiqoiq propio.
•/ ¿Ojffc 2025 ¿up .BianBíTT o a .0«T23AM MAESTRO. De manera, que esos altos y
rr'a aaizüm sídfjuBigE orfo3í[ nBd sí gojsd 20* esos bajos te han hecho agradable música en
.nósBiOj b el corazón.
til orr;ó:> s m i E b s b sidfi* 0 J í .ojuibgiCI DISCÍPULO. N O sabré declararte cómo ha
-OVSIJB oisq f Zí-j^gnin noa 020 ob: sido eso con ningunas palabras; pero atrévo-
asm: b o n o s bh nbibsnr, ( h sup i b s b i: me á decir que á la medida del conocimien-
328 Conquista del Reino de Dios.

to propio es el que se alcanza y tiene de Dios. de Dios la cabeza en sus manos y luego se
MAESTRO. N O dudes de ello: que aun el
deja caer á sus piés, y más se bajara si más
venerable Beda afirma de la humildad, que pudiera; pero, al fin, confiesa que no es me-
es la llave de la sabiduría. Y en las vidas de recedor de desatar la correa de su zapato! Y ,
los Padres se escribe de un monje, que ayunó en todo caso, responde: « Y o debo de ser bau-
setenta semanas por comprender un secreto tizado de tí: ¿y tú vienes á que y o te bautice?»
de la divina Escritura; y no pudiendo con- Halló réplica la mayor humildad. ¿Deja ha-
seguirlo, se fué á pedir'consejo á otro monje; cer, Juan, dice Cristo, que así nos conviene
mas habiéndosele aparecido un A n g e l en el á los dos cumplir toda justicia». A lo menos,
camino, éste le dijo: «Setenta semanas ayu- podré certificarte que es éste el mayor enca-
naste , y no te acercaron á D i o s ; mas por la recimiento de humildad de cuantos yo he oído
humildad y conocimiento de tu insuficiencia, y leído. Porque si bien se pesan las palabras
has merecido que y o de su parte venga á en- del humildísimo Jesús, toda la justicia con-
señarte lo que deseas saber». San Bernardo siste en humillarse el hombre; y El mismo
comparó esta virtud á los arcaduces, por don- pareció y fué visto justísimo por ser humildí-
de se trae el agua encauzada á los pueblos; simo. «Así conviene, dice San Bernardo; así
que en quebrándose aquéllos, deja ésta de co- conviene que venza en humildad el que ven-
rrer, y se siente la falta. Y de ahí le nace al ce en alteza, y que se humille más que todos
demonio el procurar con tan ansioso cuidado el que es más alto que todos».
destruir en nosotros esa virtud, como le tuvo
DISCÍPULO. Paréceme que llevas hilo para
aquel malvado Holofernes de romper la cañe-
que otra vez nos anochezca tratando de los
ría por donde entraba el agua á la ciudad de
dos caminos de subir y bajar.
Betulia. A l fin, es admirable mezcla la que se
MAESTRO. N O te maravilles de que cargue
hace de lo alto de . Dios y de la nada del
aquí tanto la mano, porque el alto edificio no
hombre. Y agrádase mucho aquella soberana
le asegura sino el bájo y hondo cimiento. Dijo
grandeza, cuando viéndonos favorecidos y
m u y bien San Agustín, que el que quisiere
llegados á síy descendemos como rayos al co-
alcanzar la alteza de Dios*, había de abrazar
nocimiento propio y á la nada que en verdad
primero la .humildad de Dios. Y yo te digo,
somos. ¡Divino Bautista, que le pone el H i j o
que si en esto no guardas proporción, te des-
33o Conquista del Reino de Dios.
peñarás, sin duda, del alto monte de la con-
templación ; que el contemplativo quiere ser embaraces tú', ni cautives la voluntad, que,
muy humilde, porque el fiador de la contem- como sabes, es la señora. Y para que sea con
plación es la humildad. Mas porque de pro- fruto la contemplación, ella ha de ser la que
pósito y magistralmente trate' ya de ella, y principalmente obre , porque es la que pide y
quedó asentado que es la primera puerta para la que recibe el suavísimo ósculo de Dios.
el reino de Dios, no digo otra cosa sino que E n una palabra te diré lo que requiere un
repares en una palabra que pesa mucho en largo tratado: que como la libertad del eh-
este camino, y dice: Libres subidas. tendimiento consiste en desnudarse de fanta-
sías é imágenes de fcosák criadas, y', al fin, de
DISCÍPULO. En verdad que me saliste al
todo aquello que percibe pior lbs sentidos ¿de-
encueniro; porque harto he echado yo de ver
teriores , y de todos los discursos y devaneos
que no está ociosa ni sobrada esa palabra.
que él puede, por sí y por sus vecinas las de-
_ MAESTRO. El Canciller parisiense, defi- mas potencias inferiores, urdir , así consiste
niendo ó describiendo la contemplación, en la libertad de la voluntad en que esté desasida
cuanto á aquella parte que es obra del enten- y desarraigada de todo pecado, de toda Oca-
dimiento, dice así: «Contemplación es un sión de pecar y de todo afecto ó afición al pe-
mirar agudo y una vista despabilada y libre cado, y de todas las criaturas, que con amor
del alma, que se derrama por todas las cosas desordenado se suelen ámár. Y con esto me
dignas de consideración , y en ellas , investi- despido de esta materia, aunque no quisiera,
gando y rastreando, como perro de muestra, porque es, sin duda, muy agradable y de gran-
halla lo que la voluntad gusta; al cual gusto de importancia, y, al fin, habremos de plati-
se sigue un conocimiento m a y o r y más alto car de ella algún día, aunque queda dicho
que el que se alcanza por sólo el entendimien- mucho en la primera parte de los Triunfos;
to ó por leer las divinas Escrituras». Hasta en el capítulo xiv podrás tener recurso, entre
aquí son palabras del Canciller; y lo que prin- tanto que se me ofréce ocasión para tratar de
cipalmente quiero que notes en ellas, es aque- éstos impedimentos'.
lla libertad que pide en el alma para contem- -malnoa Lisq f;rnlK la üo abiq aup b s n a d i i «
plar á Dios. Y mira bien, que si el entendi- -ibrif/Jno la I¿ SAP f naid mirn Y .EOICI G V
miento ha de estar libre y desembarazado, no . f ..bbsm»áno¿6b v aidil acnsa ab erl « j n w
cada uno en particular; porque la caridad,
<oid sb aosBidfi é o ^ ^ ü z gol £ Grnfili sí ou¡
que te llama á los suavísimos abrazos de Dios,
esta misma te manda que no faltes á tu próji-
Y salgamos á abrir al divino Esposo, que, mo , habiéndote menester. Y mira bien que
helado de frío, la cabeza escarchada y llenos dice San Juan que tenemos expreso manda-
los cabellos del rocío de la noche , llama á la miento del .Señor, para que quien amare á
puerta; porque si se ama más el retraimiento Dios, ame á su hermano por Dios.
secreto y el ocio de la contemplación que el DISCÍPULO. Mucho deseo saber de dónde
acudir á la necesidad del Esposo, que muchas nace esa obligación , que has dicho , de amar
veces padece en sus criaturas hambre, sed, á todos los hombres en general.
frío, cansancio y otras miserias, pie'rdese, sin
MAESTRO. Pláceme de decírtelo, pero pre-
ninguna duda , el merecimiento de la caridad
supongo de antemano que estás bien en una
y el sabor y gusto de la santa ociosidad.
importantísima verdad; conviene á saber: que
DISCÍPULO. Y débese de enojar el Esposo el hombre debe todo su a m o r , cuanto tiene,
cuando no se acude luego al remedio de los y á sí mismo, á Dios, y que ésta es la princi-
prójimos, que son sus miembros; porque en pal obligación y primera deuda con que se
los Cantares se dice, que emperezando el entra en el mundo; y que-si este amor prime-
alma, su esposa, y ronceando, si así se sufre ra y principalmente se diese á alguna criatu-
decir, por no levantarse de la cama, ni en- ra , se le haría grandísima injuria al Criador.
suciarse los piés, Él se fué y la dejó llena de ¿Estás en esto?
desconsuelo.
DISCÍPULO. Muy bien.
MAESTRO. Y aun le fué forzoso ir en busca MAESTRO. Sigúese, pues, -que el hombre
de él por las calles, callejas y plazas de la ciu- no debe, por obligación forzosa ,. amor á nin-
dad , y pasar hartos tragos amargos en este guna criatura, por muchos y costosos servi-
camino. Por lo que te pido, hijo mío, que cios que tenga recibidos ó reciba de ella, sino
dejando á tiempo el ocio santo y la introver- á sólo Dios^ que por la tal le provee y reme-
sión, de que oirás adelante, salgas por un ge- dia tan abundantemente; porque todo el bien
neral amor á todos los hombres del mundo; que recibimos de las criaturas, es cierto que
y cuando de tí tuvieren necesidad forzosa, á le recibimos principalmente de D i o s , por
quien todas ellas viven y tienen ser; y así, .... y ,-ii>2 nanai) \ naviv a s l b as!; >; na:«.
ninguna debe pedirnos retribución, ó paga de 3Í> B ¿ q 6 r rioiaudni§iHK"ibaq BOOSflffl
a m o r , ó agradecimiento, ó de honra por los ; CTHOfi DDO OJnainii^sbfilgB ó ,10ff!í
servicios que nos h a c e , sino recurrir á Dios-, DISCÍPULO. Dejado aparte lo que la Sagra-
de quien recibió lo que tiene y nos comunica; da Escritura dice, conviene á saber: «Haga-
que de otra manera se .seguiría que todo el mos el hombre á nuestra imagen y semejan-
mundo no estaría obligado á Dios de obliga- za®, ¿cómo se conoce qué el hombre es ima-
ción y deuda natural. M a s porque el hombre getaderiDiosíJp-ioq asM - I B I U I S Í I fibuab •( N O R
debe primera y principalmente su amor á MAESTRO. Por razón natural; porque v o z
D i o s , como deuda de que ninguno puede es de todas las criaturas, sin discrepar ni fal-
h u i r , está tambi én. obliga do á amar aquellas tar una, que juntas confiesan esá excelencia y
cosas que son y pertenecen á Dios, en cuanto dignidad en el hombre. E n todas ellas hay
suyas , y no de otra manera ; y porque todas orden ..como sabes ; y unas más, y otras mé-
las criaturas son s u y a s , e n cuanto t á l e s e l e s n o s , cáda cual representa a Dios y le imita;
. debe,amar,;fundaclo.;en l a primera obligación más las que viven, que las que no tiéfieri vida;
y deud,a que tiene de amar á Dios. La cual más las que sienten, que las insensiblés;' más
segunda obligación y ,por fundarse en,aquella las que entienden, que las que carécen de en-
primera, no se puede, llamar.propiamente se- tendimiento; que á estos- tresigf-ádós se redu-
gunda-,, ni otríi q u e j a primera VJen la cual se cen todas; y en esta escalera, que de ellas se
contiene. Y porque no todas las criaturas json hace de imitación, en el hombre se halla el
' g ^ ^ r S í 1 ^ e l l a s > .aquella es mayor que último grado-de' itrtitarVy por Cbháigúfetit'e,
r e p ^ e ^ . r q § ^ , a l : y , i v o su imjtgefl y semejan- es cumplida imagen dé DióS;en fcfcaál, como
za; luego después,deJDios, se ha de amar el el sello imprime todas sus f i g u r á s y ¿ayas en
^ P É ^ g & S P imagen viyp fcuyMtpues i n m e - la cera, imprimió Dios su viva imagen. Esto
diatamente se sigue á D i o s su viva imagen. entiende Cuái1fo :% al áiiihia-^pofqúé siendo
', r:u§nin ab rlBUJOaIa)ni a Isuíiiiqaa oboí ao.:''i Dios todo espiritual é intelectual, de ninguna
ilo'j Y .ÍBioqioa nagcmi ua laa Eiboq Bianer.' manera podía ser su imagen corporal. Y coli
y.-juqaab i? aup t o^i§ó[ naud oraoi /iDpB 5b a; ge de aquí, como buen lógico, que si después
up. f nagsral ua ogsul t c m s eb srí aa aoiCÍ i de Dios se ha de amar luego su imagen, que
tu amor ha de ser principalmente espiritual, ma la causa que á amarle les obliga , que es
pues lo es la imagen de Dios; y general, pues, ser imagen viva de Dios: cuyo amor, así como
que todos los hombres, en cuanto hombres, es justísimo y muy debido de derecho natural,
representan á Dios y son retratos é imágenes así lo es el que nos hemos de tener los unos
suyas vivas, ora sean amigos, ora enemigos, á los otros. Los cuales, ambos á dos, y bien
ora te dañen, ora te aprovechen, porque en mirado el asunto, caen debajo de una misma
tanto que no dejaren de ser hombres, no pue- obligación, como anteriormente probamos.
den dejar de ser imagen de Dios, ni tú de Deducirás tambie'n de aquí que hay dos ligas
amarlos si amas á Dios. maravillosas de amor: una entre Dios y los
DISCÍPULO. Y ese amor general, ¿tan gran- hombres, los cuales están obligados primera
de ha de ser? y principalmente á amarle por derecho natu-
MAESTRO. C o m o el que te tienes á tí; por- ral; otra, entre sí mismos, por las razones
que en todos hay u n mismo respeto y consi- antedichas. Y porque este segúndo vínculo y
deración, que es ser imágenes de Dios; y atadura tiene su fundamento en el primero,
amándoles en cuanto tales, no hay razón de sigúese que es imposible que se ame á Dios sin
amarte á tí más, ni con otro amor que á ellos, que se ame al prójimo; porque luego que hay
ni entre ellos á uno más que á otro; aunque amor de Dios, le ha de haber de su imagen,
no condeno por esto el amar más á una cria- y necesariamente falta este segundo amor si
tura que á otra, cuando en ella hubiere más falta el primero. Y porque deseo que quedes
razones para ser amada con aventajado amor; bien enseñado en que este amor ha de ser ge-
porque el alma que ama á Dios tiene y guar- neral y sin distinción de personas, que es lo
da orden en la caridad. El bien, pues, que te que dice el tercer camino: Virtuosas salidas á
deseas á tí en cnanto hombre y en cuanto todos los hombres por una general fidelidad y
imagen de Dios, ese mismo les corresponde amor de la larguera de Dios; pon los ojos en
á todos los hombres,-por ser todos unos en la todas las criaturas que Dios crió para servicio
naturaleza y representar un mismo Dios. Y del hombre, y verás que sin ninguna diferen-
por aquí entenderás la grande amistad que cia sirven á todos los hombres, y , en cuanto
debe haber entre todos los hombres; la mu¿¡ está de su parte, á ninguno más que á otro;
.cha paz, unión y concordia, por ser una mis- ni tienen más cuenta con el rey que con el
plebeyo, con el pobre que con el rico, con el supuesto que cada cual reconoce en el otro la
grande que con el p e q u e ñ o ; igualmente tra- imagen de Dios, que obliga á todos á amarse,
bajan por todos. Y s i n o , observa la tierra, el y especialmente los cristianos entre sí, que
agua, el aire, el fuego, los árboles, las plantas demás de esto reconocen un Padre , un Dios
y las demás criaturas, y verás cómo, en cuan- una fe, un bautismo, y viven con la esperan-
to está de su parte, se dejan gozar igualmen- za de una vocación? Más te quiero decir, y es
te de todos, y de ninguno huyen. Especial- que leyendo las obras del divino Rusbrochio
mente se echa de ver esto en el sol, que entre y Blosio, he notado estos días que uniforme-
todos los planetas es el nobilísimo, que en su mente dicen ambos, que cualquiera que me-
manera de alumbrar no distingue de perso- diante la caridad deseare juntarse á Dios, que
nas; desde por la mañana, cuando sale, alum- es el más justo deseo que puede tener la cria-
bra igualmente á todos. tura racional, conviene que, con un amor ge-
DISCÍPULO. Y ¿de dónde nace esta genera- neral y encendido, ame generalmente á todos
lidad é igualdad de servicios para todas las los hombres, con el fin de atraerlos á la feli-
criaturas? cidad eterna y bienes del cielo. Sea, dicen,
MAESTRO. De la ordenación del Criador, manso de corazón, piadoso y que fácilmente
que quiso que, como todos somos un hombre se mueva á compasión y se haga partícipe de
en cuanto á naturaleza, en cuanto á imagen la pobreza, trabajos y miseria de todos los
suya fuesen también iguales y generales los hombres, derramando ó comunicándose á to-
servicios. De manera que no hay que pensar dos' y á cada uno de ellos, sin distinción de
nadie en que criaturas tan nobles le sirven personas, aunque no sin atención á los mere-
con ningún otro respeto que éste, conviene á cimientos y al orden de la caridad, para re-
saber: el de ser imagen de Dios; porque qui- mediarlos en las tales necesidades. Y si has
tado éste de por medio, no merecen los hom- de ser compasivo (porque hablemos en par-
bres ser servidos por ninguno. Ahora bien; si ticular) en las miserias de tu hermano, razón
las criaturas todas movidas por Dios, así, ge- es que en sus prosperidades y buenos sucesos
neralmente, sirven al hombre porque repre- te alegres y des gracias al Señor, como lo dejó
senta á su Criador, ¿cuánto mayor motivo ha- puesto en plática el Apóstol San Pablo; el
brá para que hagan esto los mismos hombres, cual con los alegres se alegraba, y con los
tristes se entristecía; y por ganarlos á todos,
se hacía todas las cosas en bien de todos. \ el confíes, ni le juzgues ó condenes temeraria-
Redentor del mundo beatificó los misericor- mente. A tí mismo escudríñate, y con ojos de
diosos y les aseguró en el cielo la misericor- lince mírate de piés á cabeza, y si hallares en
dia. Y en su Evangelio dejó escrito este rigu- tí alguna cosa de resplandor y de lustro, has
roso canon: «Por la medida que midiereis ha- de deshacerlo cuanto pudieres, ponderando
bréis de ser medidos». Que fué decirnos, en tan solamente tus defectos y negligencias. La
una palabra, que la medida de nuestra mise- vista de paloma guárdala para el prójimo,
ricordia para con el prójimo será la que El cuyas virtudes, si alguna tiene, has de levan-
emplee para con nosotros. tar hasta los cielos, haciendo, si puedes, de
una mosca un elefante, engrandeciéndolas lo
§ IV. posible, aunque sin mentira ni lisonja. Excu-
sa sus pecados, y echa sobre ellos la capa de
Tal cual deseas hallar á Dios y á los hom- la caridad, que San Pedro llamó cubrefaltas,
bres para contigo, así has de procurar ser para y todas sus cosas interprétalas en el mejor
con Dios y para con ellos. Míralos con ojos sentido. Y advierte. que lo que en presencia
piadosos, y en cualquiera tribulación interior su va no te atrevieras á decir, debes no decirlo
ó exterior que los halles, procura favorecer- en su ausencia. Si la obra fuere tal que no
los , ora con tu hacienda, ora con tus conse- admita intención sana, por ser contra algún
jos, ora con tus oraciones y ruegos. Si puedes precepto divino, excúsala como pudieres, ó
poco, no lo niegues á tu prójimo; si no tienes con la fragilidad de la naturaleza humana,
más que palabras, dáselas; y si éstas te faltan, que al fin somos débiles y quebradizos todos,
no te falte el corazón piadoso. En cualquiera ó diciendo que es permisión de Dios para pro-
de los hombres se ha de reverenciar la imagen vecho del caído, ó que ya estará reconciliado,
de Dios trino y uno; y las amarguras que con- como otra Magdalena, que siendo juzgada del
tra alguno se ofrecieren al alma, con el azú- fariseo por pecadora, fué sentenciada por
car de la caridad se han de poner dulces, y Cristo como santa; ó como el publicano, á
desterrarlas luego de ella. No desprecies á quien el fariseo vanaglorioso condena en su
nadie, ni del mayor pecador del mundo des- oración, mientras Dios acepta la del humilde
y su confusión y reprueba y condena la del
soberbio fariseo. Y si para nada de esto hay
camino que Dios ha de tomar para levantar
lugar, piensa que si las tentaciones con que el
los caídos y traerlos á sí? ¿Por qué queréis sa-
pecador fue' combatido vinieran sobre tí, sin
car á luz, y hacer de ello juicio conforme al
duda caerías tú más miserablemente que él.
vuestro, lo que Dios reservó para el suyo?
De esta manera, como abeja codiciosa y arti-
¡ O h , temeridad grosera y grosería temeraria!
ficiosa, sacarás de todo lo que vieres provecho
¡Si tuviéseis un tantito de entendimiento sano,
para tu alma; que es cosa de admiración ver
sin duda alguna os habías de confundir con
algunos hombres, con título de espirituales,
esto y avergonzar delante de Dios y de los
tan llenos de ojos para ver las faltas ajenas, y
hombres santos! ¿No sabéis que todo juicio
tan sin ellos para las propias, como si los hu-
está reservado á Dios, y nada de esto á nin-
biera Dios constituido jueces del m u n d o , ó
guna arrogante y soberbia criatura?
si hubiera dicho por e l l o s : «El espiritual
juzga todas las cosas . Son grandes censores
de los otros, estando de sí muy pagados y sa- § v.
tisfechos, y queriendo reformar muy por el
No creo yo que hay Demóstenes en el mun-
cabo las faltas de sus prójimos, á sí mismos se
d o , ni Cicerón ,' que puedan, con ninguna
danan, y á ellos no les aprovechan, porque
oración retórica, abarcar y declarar los daños
esto no les nace de caridad, sino de una vana
grandes que esta peste infernal de la murmu-
complacencia que de sí tienen , y de un des-
ración y esta tiranía de juicios han traído al
precio intolerable de los otros. Estos digo y o
mundo, las guerras y disensiones que han
que son aquellos fariseos, que para sacar la
despertado en los hombres; las ciudades fuer-
paja que ven en el ojo de su vecino, se quie-
tes que han derribado, y las amistades estre-
bran ios dos suyos con la viga de lagar que
chas que han destruido. Si alguna cosa tienes
traen en ellos. ¡Oh, perniciosos hombres, que
contra tu hermano; si se enojó contra tí sin
juzgáis á los otros, y no hay para vosotros
culpa tuya; si te afrentó ó agravió en la per-
juicio! ¿Tan aguda tenéis y tan de lince la
sona, en la hacienda ó en la honra, procura
vista, que os atrevéis á mirar y escudriñar lo
luego, con la medicina de la mansedumbre,
que está en los corazones, que Dios sólo pe-
acercarte á él, y , con corazón agradable, quie-
netra y alcanza? ¿Qué demonio os enseñó el
to y lleno de misericordia, háblale, si es co-
yuntura y buena sazón, y , reprendiéndole con
bres, en cuanto te fuere concedido, por razón
modestia, procura ganarle para Dios, como
del estado y del oficio que tienes; porque las
dice el Evangelio, y no seas como algunos
muchas ocupaciones, conversaciones y amis-
impertinentes, que queriendo curar una lla-
tades, aunque buenas, inquietan y turban el
ga , hacen, con sus razones mordaces, otras
alma é inficionan su pureza, y disminuyen en
nuevas. Si pecando tú contra Dios, Éste te es-
ella la caridad, y resfríanla, y debilitan el fer-
peró con mucha paciencia y sufrió, para que,
vor de la devoción, y ciegan los ojos interio-
volviendo en algún tiempo á su amistad, go-
res, para que no eche de ver lo que le convie-
ces de su eterna bienaventuranza, ¿qué mu-
ne. Es cosa muy fácil escapársenos la palabra
cho harás cuando hicieres l o mismo por tu
ociosa, jocosa y aun de murmuración, y per-
prójimo? No te espantes de hoy más, ni des-
der el preciosísimo tiempo en cosas de poco
precies á tu hermano si pecare; antes bien,
fruto; que, como dijo el otro sabio, los ami-
derrama lágrimas por é l , como las derramó
gos son ladrones del tiempo. Y si no te parece
Cristo por tus pecados en la cruz. De otra"
que te conviene lo que digo, mira lo que le
manera, habrás de tener sobre tí tantos jueces
pasó al Santo Arsenio con el Angel: que le
que te condenen, cuantos son los condenados
mandó que huyese, que callase y que se
por tu juicio. Por lo cual te pido, cuan enca-
aquietase. Poique la raíz de toda nuestra bien-
recidamente puedo, que elijas cortarte antes
aventuranza está en que nos conservemos
la lengua con tus propios dientes, que juzgar
quietos en soledad. Téngase, pues, por dicho,
temerariamente á ninguno, ó irritarle con pa-
el que quisiere conversar con el mundo, que
labras duras, ó entristecerle, ó injuriarle. Y
ha de padecer en su alma muchas llagas y he-
con esto me despido de los hombres, porque
ridas; porque todas aquellas cosas con que el
y a es tiempo de huir de ellos y de encerrar-
hombre se distrae y se divierte, viendo, oyen-
nos dentro de nosotros mismos, como se en-
do, comiendo, bebiendo, hablando y obran-
cierran las abejas dentro de su corcho y col-
do, y aplicándose á negocios no necesarios,
mena para labrar los panales y la dulcísima
ladrones y salteadores son de la pureza del
^ í h i q a a lab ¿BMuph evl ¿sboj ab v . corazón y de todas las riquezas del espíritu..
DISCÍPULO. N O entiendo eso. Por lo c u a l , nos conviene más que otra cosa
MAESTRO. Digo que huyas de los hom- huir, para alcanzar y poseer esta pureza.
piensas que movió á los santos á huir á los
§ VI. yermos?
DISCÍPULO. Y O no sé qué les pudiese mo-
El Santo Moysen , en sacando la mano del ver, sino el deseo de estar solos.
seno, la hallaba llena de lepra, y en volvién- MAESTRO. Tienes razón ; porque en la so-
dola á retraer, sanaba de la lepra. Créeme, ledad se purifica el hombre, y en esta pureza
hijo , que si con descuido te derramares por persevera de continuo; conócese á sí mismo,
las criaturas, que no ha de faltar lepra en tus y anda aprovechado en el amor de Dios. En
obras; pero si huyeres de ellas al secreto in- la soledad se aprende á mortificar la carne, y
terior, todo cuanto hicieres será agradable á se confirma el alma en el bien. El que gusta
los ojos del Señor. ¡Qué cuidado tuvo Faraón de la soledad sabe á qué sabe Dios, y toma
de que los hijos de Israél no sacrificasen á gusto en El. En la soledad se remontan y ale-
Dios en el desierto! Y mira el ardid de que jan del hombre las cosas que suelen hacer
usó para salir con su intento. Mándales salir mayor guerra á los avecindados en el mundo;
á buscar leña y paja para calentar los hornos, y con el sabor de las celestiales , las cargas
y oblígales á las mismas tareas que tenían más pesadas se hacen ligeras. ¡fí)h, si se cono-
cuando les daba esta ayuda de costa; y así, ciese cuánto bien trae consigo la soledad, y
ocupados todo el día en este trabajoso ejerci- cuán grande sea el tesoro que en ella se ad-
cio, no les quedaba tiempo para sus sacrificios quiere! ¡Cómo la desearíamos! Por lo cual te
y trato con Dios. P u e s ten por muy cierto, ruego, á tí y á todos los que desearen conser-
que es mucho mayor el hipo y ansia del de- varse en el amor y temor de Dios, que huyas
monio porque nos derramemos y salgamos de de los hombres, y libertes tu corazón, y le
nosotros, muchas veces atraídos con celos in- desocupes del amor de ellos, de manera que
discretos de remediar á los otros; y suélenos con ninguno tengas familiar amistad , trato y
acontecer lo que á los nadadores, que que- conversación, si no fuere muy conforme á tu
riendo ayudar á los que se ahogan, perecen espíritu, y que de su amistad recibas aprove-
juntamente con ellos. Nunca podrás ofrecer chamiento espiritual. Responde á todos bre-
sacrificio puro á Dios con quietud de espíri- vemente, sí ó n o , como más convenga; y si
tu, si eres amigo de andar fuera de tí. ¿Qué esto te fuere odioso y molesto. súfrelo benig-
tada y bien. «No hay cosa enojosa, dice, que
namente por Cristo. Habla á todos con rostro no se pase con facilidad en los que se aman,
alegre y sin ceño, ni enojado, aunque, como y recia ha de ser cuando cause enojo. Si el
queda dicho, debes dejar el trato familiar de mandamiento del amor del prójimo se guar-
los hombres por el de tu Criador; porque mu- dase en el mundo como es razón, aprovecha-
cho mejor te será tener á tu Dios propicio y ría mucho para que se guardasen los demás.
amigo , que la amistad de todos los hombres Lástima es que, por más ó por me'nos, nunca
del mundo ; y aun cuando e'stos te miren con acabemos de guardarle con perfección; y trae
malos ojos, ningún daño te pueden hacer, tanto mal y tantas imperfecciones consigo lo
como le recibirías si tuvieses por enemigo á demasiado, que no lo creerá sino quien haya
Dios y de tu parte á todos ellos. Otra cosa sé sido testigo de vista, como yo. Hace aquí el
decirte con mucha verdad, por conclusión y demonio grandes enredos, y siéntenlos poco
epílogo de toda esta materia, y es, que para los que se contentan de contentar á Dios gro-
ser útil á todos, te conviene huir de todos y seramente; antes les parece que sea virtud; lo
abstenerte de todas las cosas. Y advierte más cual no dirán los que aspiran de veras á la
que, como dice una persona religiosa y muy perfección, porque poco á poco quitan las
ejercitada en la oración y en el trato familiar fuerzas á la voluntad para que del'todo no se
de Dios, para la perfecta contemplación son emplee en amar á Dios. Y en mujeres debe
necesarísimas tres cosas; conviene á saber: ser esto más dañoso que en hombres, y á las
amor recíproco entre nosotros; desasimiento comunidades acarrea mucho perjuicio. Estas
de todo lo criado, y verdadera humildad. amistades grandes y muy trabadas pocas ve-
DISCÍPULO. T o d o eso lo tienes dicho ya y ces van ordenadas á ayudarse á amar más á
probado ; pero holgaríame mucho de que di- Dios; antes creo que las hace comenzar el
jeses aquí ahora lo que esa bendita religiosa demonio para comenzar bandos en las religio-
escribe y siente de las amistades que suele nes. Si la voluntad (que es cosa muy natural)
haber y hay entre personas religiosas, que al- se aficionare más á una que á otra, vámonos
gunas veces las he oído condenar y otras ala- á la mano y no nos dejemos enseñorear de
bar mucho. aquella afición. Amemos las virtudes y lo
MAESTRO. N O quiero decir y o , sino que bueno interior, y siempre traigamos cuidado
diga ella, porque habla como más experimen-
de acertar en no hacer caso de esto exterior. DISCÍPULO. Y a no falta sino el declararme
No consintamos, hermanas, que nuestra vo- el cómo y á dónde tengo de huir de las cria-
luntad sea esclava de ninguno, sino de solo turas.
el que la compró con su sangre. Miren que, MAESTRO. ¿Tienes en la memoria lo que
sin entenderlo, se hallarán asidas, de suerte dijimos de esta cuarta parte, que hace á la in-
que no se puedan valer. N o tienen cuento las troversión?
niñerías que de aquí nacen , y nadie las sabe CÍPULO. Me parece que sí.
sino los que viven en comunidad; y cuando MAESTRO. N O has de decir me parece, por-
esta peste toca en los Prelados, acabóse la paz que eso lo dicen los hombres que se les da
y todo el bien. Gran cuidado es menester para poco por las cosas; y de todas las dichas es
que este daño no pase adelante, y se remedia- esta la más sustancial, y en que te has de ejer-
rá si luego al principio se corta el hilo á las citar siempre que te fuere posible.
tales amistades, que no son para más servir y DISCÍPULO. ¿Quieres que te repita aquí
a m a r á solo Dios».. Hasta aquí son palabras todo lo que me has enseñado sobre el par-
de esta religiosa. Y para que de una vez que- ticular?
des maestro y sepas c ó m o te has de haber en MAESTRO. Repítelo, enhorabuena, pun-
el amor de las criaturas, escribe este canon, tualmente, porque no hay en ello palabra que
que aunque riguroso, es verdadero y necesa- huelgue, siendo, por el contrario, muy nece-
rísimo en la vida espiritual: «Todo amor, ora sarias todas ellas.
sea natural, ú otro cualquiera que en el co-
DISCÍPULO, Uniformes entradas ó intro-
razón te causare inquietud é imaginaciones,
versiones , por olvido de todas las cosas, d la
principalmente en el tiempo de la oración, ó
unión con Dios. ¿Es esto, padre mío?
te hiciere anhelar por la vista, conversación,
MAESTRO. E S O es, y te aseguro que tiem-
trato y preferencia de aquella persona qué
blo al hablar de esta materia; pues como trato
amas y está ausente, si no fuese por la salud
de cosas interiores y yo tengo tan poca inte-
de su alma y por instruirla en las cosas del
rioridad, y aun porque les ha de parecer á
espíritu, es desordenado y defectuoso en el
muchos algarabía ó lenguaje nuevo lo que
acatamiento de Dios, y por consiguiente im-
dijere, por ocuparse la mayor parte de los que
pide mucho el aprovechamiento interior».
se llaman espirituales en exterioridades ó e a
lo muy superficial de la contemplación, como
y a dije en el primero de estos Diálogos, dudo te dije que hay poquitos verdaderos contem-
si conseguiré acertar según es mi deseo. plativos, porque los más se ocupan en la lec-
DISCÍPULO. ¿A qué llamáis superficial? tura, y algunos en la meditación poco atenta
MAESTRO. Digo superficial cuando no se y ménos devota y nunca perseverante; y mu-
llega al gusto exquisito de la contemplación. cho ménos en la oración que pide con ge-
Y porque deseo que no te quedes con duda midos y ansiosos deseos, y casi ninguno en la
acerca de esto, has de saber que, como dice contemplación, donde se experimenta cuán
Ricardo de Santo Victore y Hugo, la contem- suave es el Señor.
plación va acompañada, ó más bien lleva de-
lante de sí, comunmente, tres á manera de
§ VII.
doncellas que la van abriendo camino, y son:
la lectura, la meditación y la oración. La lec- Tres cosas hacen al hombre interior y es-
tura, busca: la meditación halla: la oración piritual. La primera, el corazón vacío de ilu-
pide i y la contemplación goza. La lectura siones. La segunda, la sabiduría espiritual en
pone el manjar sólido en la boca; la medita- el afecto. La tercera, sentir la unión intrínse-
ción lo rumia y quebranta; la oración adquie- ca con Dios. Ahora bien; el que desea tener
re, sabor ^ y la contemplación es la misma dul- el corazón vacío de ilusiones ó imágenes, sepa
z u r a , que recrea y regala el corazón. La lec- que no le es lícito poseer cosa de este mundo
turase ocupa en la corteza; la meditación en con desordenado amor, ni allegarse á alguna
la médula; la oración en el deseo y peticio- criatura con voluntaria propensión y afecto,
nes, y la . contemplación en la dulzura -de la ni tener su conversación familiar; porque
delectación alcanzada. San Isidoro dice que todo trato y amor cuya verdaderísima causa
la vida eéntemplarivá es vida libre de- todo no es Dios, inficiona el corazón del hombre
negocio y que en solo el amor-se:fijá, y los con imágenes y representaciones, porque, no
santos dijeron que era vida-ociosa •, -y -el- 'Filó- de Dios, sino de carne, trae su origen y prin-
sofo, lV Eihicorunir\a lla-ma vacación.! A l fin, cipio. Por lo cual te advierto, si pretendes ser
es vida de espíritu, vida interior, vida esen- hombre espiritual, que repudies todo amor
cial, vida deliciosa y de gran gusto; y por eso carnal, para que de esta manera á solo Dios
te allegues, y á solas le poseas y le goces. Y
23
354 Conquista del Reino de Dios.
ten por cierto, que por sólo el hecho de cordial amor, y finalmente, á todo aquello
practicar esto con sinceridad y verdad, todas que puede despertar el afecto y apetito de tu
las imágenes vanas y todo amor desordenado alma; y esto por la ayuda de la divina gracia,
acerca de las criaturas, será lanzado y deste- y con la diligencia y destreza que has de pro-
rrado de tu corazón; y la misma posesión de curar tener acerca de todos los ejercicios es-
Dios por amor te librará y declarará exento pirituales, por los cuales se viene á lo tercero,
de todas estas cosas , porque Dios es espíritu, que es sentir la espiritual unión con Dios.
del cual ninguna verdadera y propia imagen Porque cualquiera que en sus ejercicios se
se puede labrar ó representar el hombre, que llega á Dios libre y desembarazado de ilusio-
con El sólo se abraza, dejadas á un lado las nes, y sin buscar otra cosa que la honra y glo-
criaturas todas. Pero advierte que en este ejer- ria de Dios, no puede dejar de sentir la bon-
cicio no se te prohibe que representes á tu dad suya y la unión estrecha con el Señor: en
alma la pasión del Hijo de Dios, y todo aque- la cual unión tiene la vida interior su perfec-
llo que más te incitare y provocare á la devo- ción espiritual y consumación; porque de
ción y piedad. Porque cuando llegares á la esta unión el afecto ó deseo continuamente es
posesión de Dios, no dudes de que te verás movido y despertado á nuevas acciones, inte-
junto á una desnudez , desnuda de toda ilu- riores, y obrando siempre nuestro espíritu, se
sión ó imagen , que no es otra cosa que el eleva á nueva unión; y de esta manera unión
mismo Dios, y todo ello el fundamento de la -y acción constantemente se renuevan, y la re-
vida espiritual. El segundo es la libertad in- novación de una y otra se llama y es la vida
terior, como antes de ahora te tengo dicho. espiritual. De manera que, así como el hom-
DISCÍPULO. N O me acuerdo en qué consis- bre se hace bueno por las virtudes morales
te esa libertad interior. juntas con la recta intención, se hace espiri-
MAESTRO. En que sin algún impedimento tual por las virtudes y unión con Dios; y sin
ni estorbo te eleves hasta Dios en todos los estas dos, ni bueno ni espiritual. Hasta aquí
ejercicios interiores, conviene a saber: al ba- es doctrina de Rusbrochjo y, bien dificultosa,
cimientó de gracias; á las alabanzas divinas; y que no me ha costado poco trabajo eL redu-
á la veneración y reverencia debida al Cria- cirla á términos algo más claros que los su-
dor; á las devotas oraciones; al entrañable y yos. El mismo, en el cap. xm de dicho trata-
do, establece seis cosas que se requieren para MAESTRO. Tan grande, que por no faltar
gozar de Dios; y, verdaderamente, son altísi- el Hijo de Dios á ella, faltó á su vida. Humi-
mas y de suavidad increíble ; pero casi todas llóse, dice San Pablo, á sí mismo, hecho obe-
ellas están tocadas ya en diversas partes de diente hasta la muerte, y muerte de cruz.
nuestros Diálogos, especialmente en lo que DISCÍPULO. Ese es un encarecimiento que
del solitario dijimos y en esto que acabamos y o jamas he podido acabar de entender. ¿No
de decir. bastaría decir hasta la muerte, sin que fuese
necesario añadir la .circunstancia de «muerte
§ VIII. de cruz», supuesto que él haber muerto en
DISCÍPULO. Mucho consuelo recibiría mi ésta es cosa sabida de todos los hombres? ¡
alma si sucintamente me dijerais eso que tan- MAESTRO. A d i ó s , que no puedo detener-
to contento os ha proporcionado; porque todo me con nuevas cuestiones.
lo que escribe ese divino contemplador es di- DISCÍPULO. El yaya contigo. Verdadera
ficultosísimo, realmente, pero muy impor- mente , es doctrina dpi cielo cuanta mi, maes-
tante. tro me explica, y por lo tanto, de pocos sa-
M A E S T R O . • Y tanto más, cuanto que ad- bida y de ménos experimentada. ¡Cuántos
vierte en el fin de ése capítulo que quien en- encontraríamos en el mundo que no enten-
tendiere bien éstas seis cosas, entenderá todo diesen este lenguaje del centro del alma y
cuanto en sus libros se halla escrito. vida esencial é interior! Pues pensar que no
DISCÍPULO. Por amor de Dios, no me pri- sienten estas cosas las almas puras y bien
véis de un bien tan grande como estimo éste. mortificadas, es no sentir de Dios en bondad,
MAESTRO. Haz oración por mí, entre tanto como dice la Escritura. De sólo oir hablar á
que desempeño un asunto que por obedien- mi maestro sobre estas, cosas recibe l u z mi
cia me está encomendado, y ya sabes tú que entendimiento, inflámase mi voluntad, y que-
aun á costa de nuestra vida debemos ser obe- da mi memoria desocupada y libre de confu-
dientes á nuestros superiores y cumplir sin sión. Asi es que yo :no pienso salir u n punto
vacilar iodo cuanto nos ordenen. de lo que me enseñaren porque tengo, como
DISCÍPULO. ¿Tan gran cosa es la obe- cosa indudable queme h a s i d o interpuesto en
diencia? mi camino por el mismo Dios, para impedir
mente hiciesen de É l lo que fuese su volun-
mi perdición, á. la que corría desbocado antes
tad. No es gran cosa obedecer á los superio-
de tratar con él. Me parece que viene ya.
res ni demasiado sacrificio sujetarse á los
Seáis bien venido, padre de mi alma; ya se
iguales; pero es del mayor mérito rendirse a
me figuraba que tardábais mucho.
Tos inferiores por amor de Dios. Ninguno se
MAESTRO. Eso me prueba que te gustan
o hallará tan seco y tan esteril que, si sujeta su
estas pláticas y conversaciones espirituales,
cuello al suave yugo de la obediencia, no re-
cosa que á mí me tiene harto satisfecho; pero
verdezca, florezca y produzca frutos abundan-
como por la obediencia se han de dejar todos
tísimos de merecimientos; porque la obedien-
los gustos particulares, aunque sean del espí-
cia es camino segurísimo y m u y cierto para
ritu, ni pude prescindir de ella, ni venir con
alcanzar cualesquier gracias y dones del cielo.
la prontitud que tú hubieras deseado. La obe-
Atrevióse á decir San Bernardo que no hay
diencia es la primera hija de la humildad, y
camino por donde el verdadero obediente
es la que sujeta el hombre á Dios y las facul-
pueda ser llevado al infierno, á donde única-
tades sensitivas á la razón. El verdadero obe-
mente arde la propia voluntad. ¡Cuántos re-
diente no sabe decir quiero ni no quiero, ni
ligiosos son mártires infructuosos, porque
acierta á excusar sus dilaciones en la ejecu-
llenos de sí mismos se tienen por guias y
ción de lo mandado. ¡ O h , cuán pocos halla-
maestros en todo lo que hacen, con tan poco
rás hoy en el mundo verdaderamente obe-
aprovechamiento cuanto no se puede aquí
dientes, y qüe, desterrada toda propia volun-
significar, que si ejecutasen sus obras con el
tad, no deseen ni quieran que Dios ó las
mérito de la obediencia, en poco tiempo lle-
criaturas les obedezcan, sino hacer ellos en
garían á ser varones insignes en la virtud! A l
todo la voluntad ajena! Por la obediencia, las
fin, ningún sacrificio se le puede ofrecer mas
obras que de suyo son casi nada, son mayo-
grato á Dios en esta vida, que un corazon hu-
res que sin ella las que parecen muy grandes.
milde y obediente. Y podría uno en un mo-
Cuanto más nos negamos á nosotros mismos,
mento obedecer por amor de Dios, con tanta
tanto más nos hacemos semejantes á aquel
humildad y pureza, y salir de sí y de su que-
Señor que, por nosotros, no sólo obedeció á
rer con tantas veras, que fuese llevado á Dios
su Padre , sino que se entregó en las manos
más y con mayor aprovechamiento que SL
sacrilegas de los pecadoras , para que libre-
36o Conquista del Reino de Dios.
diez anos viviese con gran devoción y ocupa-
d o en los más altos ejercicios nacidos de su para cumplir con la obediencia habré de de-
voluntad. Tauler dice que si un hombre lle- jaros; y o os suplico, por lo tanto, que si sois
gase á tanta familiaridad con Dios que siem- servido, me esperéis aquí hasta que, desocu-
pre le estuviese mirando y contemplando pre- pada, pueda volver á veros. L a religiosa salió,
sente , y conversase con Él como un amigo en efecto; fué al sitio á donde su prelada la
con otro, y fuese llamado por la obediencia esperaba; recibió y cumplió las órdenes de
debería decir humildemente al Señor- E a ' ésta, y , una vez en libertad de obrar, tornó
suavísimo Dios, permita Su Majestad que por precipitadamente á su celda, penetra en ella
vuestro amor cumpla este mandamiento de y , con el mayor asombro, la encuentra llena
de resplandores, y en su interior á su A m a d o ,
a obediencia. Créanme, dice este doctor, que
joven de veintitantos años, hermosísimo, de
la tal resignación de la propia voluntad le
semblante dulce y risueño, al que, no obstan-
sena mas agradable y acepta á Dios en este
te su respeto y su admiración, dirige las si-
hombre, que si en aquel mismo tiempo pene-
guientes palabras: «¿Cómo en tan breve tiem-
trara en los cielos con todos los bienaventu-
po, Jesús amorosísimo, pudisteis haber creci-
rados. El mismo cuenta de una religiosa vir-
do tanto?—Tu obediencia sola, la contestó
gen que, deseosísima de hallar á su Esposo Jesús, lo hizo todoj). Con cuyo ejemplo nos
celestial, compuso esta breve oración: ¡Oh manifiesta el doctor Tauler cuánto crecen las
Hijo único de Dios , amable Redentor de mi obras debidas á la obediencia, por muy pe-
alma, quién me diese que por un momento queñas que nos parezcan. Y por último, la
pudiese y o v e n e en esta vida! Dichas estas Sagrada Escritura dice: «Mejor es la obedien-
palabras, se la apareció el Señor en forma de cia que el sacrificio»,
n m o ; y sucedió q u e , hallándose esta devota jijovsb utas •jaobnullr.fi ,oup oibajua (
religiosa derretida y abrasada en amor del di-
vino infante, una compañera suya llamó á la -ib b b lornc na B ^ W f X B L i m r j b
puerta, diciendo: Que asistiese á la obedien- ' d L órnjilí EVU3 s i s M í t r o s eruJ ^nr.tm om•
cia por cuanto la llamaba su prelada. Oídas DISCÍPULO. Si la lección que me habéis
por la santa virgen estas palabras, se dirigió explicado no fuera dé tan gran importancia,
al niño Jesús y le dijo: Bien veis, Señor, que. diría que huíais de declararme lo que, antes
de ahora os pregunté acerca de la obediencia
de Cristo; esa obediencia que encarece San ramente*mirando varios trozos de un círculo,
Pablo diciendo que obedeció hasta la muerte, ó más bien de una circunferencia, cuyo ma-
y muerte de cruz. yor ó menor tamaño de cada uno de ellos no
MAESTRO. N O huyo realmente de entrar hay inconveniente en apreciar; pero los cua-
en materia sobre este particular, sino que voy les trozos, unidos hasta formar la circunferen-
dilatando la entrada contigo en aquel ejerci- cia completa, desaparecen y forman un todo
cio de la introversión , porque se requiere continuo, cuyo principio ó fin no se encuen-
para él una abnegación perfectísima de la pro- tra en alguna parte. Pues una cosa muy se-
pia voluntad y una obediencia pronta. Pero mejante puede decirse de las obras de Cristo,
una vez que está ya dicho lo que se necesita, que son como círculo donde sólo hay infini-
en el presente caso no tengo inconveniente dad; pero que apartadas de esta consideración
en decirte que aquella repetición de «.muerte, y tomadas ellas de por sí. como salían de la
y muerte de cruz», es más misteriosa de lo que humanidad y salieran de mí si las hiciera, en
nadie que no sea muy espiritual y muy en- tal caso bien se puede juzgar cuál es mayor y
tendido puede imaginarse. Nota, pues , que cuál menor, si ésta es producto de mayor tra-
examinadas las obras de Cristo, esas obras bajo ó lo es aquélla. Esto presupuesto, nota
que ejecutó con el fin de redimirnos, como lo segundo que no has de parar tanto la aten-
salidas de su puesto divino, y acerca d é l a s ción en lo que padeció el Hijo de Dios, cuan-
cuales no se hallará más razón en una que en to en la deshonra y afrenta á aquello que pa-
la otra para llamarla mayor, porque todas deció; la cual, cotejada con los trabajos, do-
ellas fueron infinitas; obras, en una palabra, lores y muerte, sin comparación ninguna le
de Dios-hombre ; pero sacadas de esta consi- lastimó más que todos ellos. Pues si los dolo-
deración y divididas por partes, en alguna de res de Cristo sacan de juicio á quien con aten-
ellas hallaremos razón ó razones por donde ción los considera, ¿qué sentimiento causará
parezca m a y o r ; ó porque para hacerla, toma- en tu alma la afrenta que recibió en todos,
da de p o r sí, eran menester más cosas y ma- siendo, como queda dicho, mayor que ellos?
yores diligencias, ó por la mayor dificultad en De aquí deducirás que será mayor entre sus
que se ponía la humanidad de Jesucristo, de tormentos aquél que hubiese sido más á su
donde la tal obra salía. Esto se puede ver cla- costa y en que hubiese puesto mayor trabajo
para sufrirle, si la deshonra hubiere sido tam- sino la que tuvo vivísima de la afrenta y
bién mayor. Y por cuanto lo que duró la cru- deshonra consiguientes á aquel genero de
cifixión fué de dolor increible, superior al muerte.
que sufrieron todos los mártires, y junto con DISCÍPULO. ¿ Y de qué manera podría pro-
eso, tuvo más de deshonra, por ser castigo de barse que la consideración de la afrenta y no
infames y gente facinerosa; sin duda fué este de los dolores y angustias de la muerte le cau-
el paso más riguroso y terrible y más digno saron aquel sudor?
de consideración y sentimiento. L o cual da MAESTRO. Porque, como sabes, la sangre
muy bien á entender el Apóstol en las pala- ejerce en el cuerpo el oficio de corredor y
bras arriba alegadas: «Humillóse, hecho obe- acude siempre á favorecer la parte más nece-
diente hasta la muerte, y muerte de cruz». sitada; siendo así que, cuando un hombre está
DISCÍPULO. ¿NO bastará decir hasta la medroso, se le pone el rostro blanco como un
muerte, pues, como dijo el filósofo, ninguna papel, porque la sangre acude en aquel mo-
cosa hay más terrible que la muerte? mento á socorrer el corazón, que es en donde
MAESTRO. N O ; porque de ahí pasó el tor- se experimenta el miedo, y abandona el ros-
mento de Cristo, el cual, muriendo, no sólo tro. Por el contrario, en la pasión de la ver-
efectuó su trabajo con muerte, sino con la güenza acontece que, como dijo un poeta, la
muerte más ignominiosa que entonces había vergüenza sale á la cara, y de aquí la necesi-
ni se podía imaginar. Y no podía Dios en tal dad de que la sangre, reconcentrada en el co-
tiempo escoger otra muerte , á fin de que los razón en el caso precedente, acuda en éste al
hombres entendiesen lo mucho que sentía y rostro para cubrir la afrenta que teme recibir
ponía en nuestra redención, como no fuera es- el avergonzado.
cogiendo la. muerte de cruz. Por donde enten- DISCÍPULO. Efectivamente; yo me he pues-
derás, que fué más á los ojos de Dios la afren- to encendido y colorado como un carmesí
ta que no el morir. Lo cual se ve muy. claro siempre que he sentido vergüenza, aun sien-
en aquel sudor de sangre que tuvo en el huer- do niño. -
t o , disponiéndose á la muerte¡ Porque no la MAESTRO. Pues así has de entender que
imaginación délos tormentos y cruel muerte, aconteció en Cristo. Nuestro Redentor, oran-
como muchos dicen, le hizo sudar sangre, do en el huerto, sudó sangre en abundancia,
no por miedo que tuviera á los azotes, corona Jesucristo, y cuánto más le lastimó que los
de espinas, bofetadas, clavos y muerte; que dolores y la misma muerte. Esto lo significó
si eso fuera, quedara descolorido , por haber ya el Apóstol cuando dijo: a Que fué crucifica-
de acudir necesariamente la sangre á favore- do en angustia», porque no solamente sintió
cer al corazón, donde se siente y padece el los barrenos de los pie's y de las manos, y
miedo, sino á las afrentas consiguientes á esos aquellos golpes horribles del martillo para ser
mismos tormentos y muerte infame. Y por- fijado en la cruz, sino mucho más las p a l a -
que no solamente en el rostro, sino en todo bras afrentosas y los denuestos horribles que
su cuerpo santísimo había de padecer afrenta, le dirigían, y la deshonra consiguiente á esa
supuesto que había de ser desnudado en me- muerte de cruz, ó sea esa doble muerte en
dio del día y ante una concurrencia tan gran- boca del Apóstol, y en la que tú también has
de de gentes, y gentes tan malas y perversas, de doblar la consideración, pensando no sola-
se originó el sudor en todo su cuerpo. Y por- mente en lo que padeció, sino en lo amen-
que esta afrenta y vergüenza había de ser en guado y afrentado que lo padeció.
extremo mayor que las padecidas y cuantas DISCÍPULO. Consoladísimo me dejas con
puedan padecer los hombres, la imaginación lo que me has dicho, y muy bien dispuesto
de ella fué tan poderosa, que no se limitó con para no dejar pasar cosa en que se me ofrezca
arrebatar la sangre al rostro, que es hasta don- duda; mas entre tanto, y si bien os pareciese,
de suele llegar el color sanguíneo en los que podríais decirme antes de despedirnos lo que
sufren afrentas; sino que, desaforada como un me prometisteis referente á Rusbrochio.
caballo sin freno, no sólo corrió á inyectar MAESTRO. Mejor será que nosotros despi-
otros muchos puntos de todo el cuerpo, sino damos al día, para que tú tengas- tiempo de
que traspasó la piel por sus poros, manchó pensar en cuanto he dicho, y y o en lo que me
las vestiduras y regó el suelo. ¿Y qué mucho queda por decir acerca de la uniformidad de
que-pasase esto, con Cristo, que era Dios ver- las introversiones ó entradas del alma en su
dadero,-cuando en algunos hombres, y aun- íntimo ó centro; todo lo cual requiere estudio
que en menor escala, algunas veces se ha ob- y -oración.
servado lo mismo? De donde podrás fácilmen- -namliaEt zinboq abnob a d íomairn oí o b c v i .
te colegir cuán grande le pareció la afrenta á x. /nnails s! bfos>~fiq- a! 9bn/n2 nsav ligalqo •
Drscípui.0. Alúmbrete el Señor, para que
de la luz que tú recibieres, reciba mi alma, y
las demás que quisieren aprovecharse de tan
alta doctrina. Amén. nim/ Bnnisob EÍ!

. O M I D 3 Q O O O J Á I Q DIÁLOGO DÉCIMO.

ENL/.ÜT-' ' O -MF.OLFCFÍ L '"»IT.-.I ?.!.. 1 3CI AAQIKFLOHIKJ A.I DE LA UNIFORMIDAD DE LAS INTROVERSIONES Ó ENTRADAS

-'T/3I'.AWI!)I'I 3 - I P . O A I / A Á O ..MITXÍ UB Á AÚJA JAA DEL ALMA Á SU ÍNTIMO Ó CENTRO, QUE PROPIAMENTE

A ES E L REINO DE DIOS Y DEL RECOGIMIENTO.

O I

pí , Í A ^ / t
ov <> iin i-drua -jg O .o.ri'iliHivJ U i s c í p u . 0 . O se tarda mi maestro 6 yo
onu oí é'j>. ohe'ju y ,-iinav b obBiósSraqe.ari arr me he apresurado á venir, y acaso sea lo uno
©*bu3i u?. -jb n o s t i e í Bfliíírn t n u T¿ ,o-;jo o! y lo otro, y una misma la razón de su retraso
rijJí o'biBTf i;d 3m rrn A .fisaiatnq iíft oh eí , y la de mi presteza. A mí me ha traído tan
«Bm d í ob Tfildfíri ¿ l t i a a b oasob IJ onfiiqrú - - temprano el deseo de oirle hablar de lo más
-i'j'i lob Bteiupno'j id ab óaojfidBii v o?,ojíuo¡;'
dificultoso y trabajoso de la conquista del rei-
fe BMLN lab asbEuria afií noa a u p . aoiQ 9 b o¡ no de Dios, que son las entradas del alma á
BI obiriaJab indfiii al Ib h ae-iinaim . o u n a b i . su centro, mientras á él le habrá detenido la
-OÍ snqmaia oupicíq . c h o i E t n BI ab bEJÍmrñ: dificultad de la materia, porque siempre te-
od , sJosoiBiiób ( oiriuq aiaa b ÍB29ÍI o h ; mió llegar á este punto. Y ciertamente, no
•Ai ¡0átid Brrtaj ' aísaai me extraña que se recele y tema hablar de
DISCÍPULO. Alúmbrete el Señor, para que
d e la luz que tú recibieres, reciba mi alma, y
las demás que quisieren aprovecharse de tan
alta doctrina. A m é n . rjarn/ BnniaoL BÍ!

. O M I D 3 Q O O O J Á I Q DIÁLOGO DÉCIMO.

enl/.üt-' ' o - M f . O l f c f í l '"»IT.-.I ?.!.. 1 3 t t aAQIKflOHIKJ A.I DE LA UNIFORMIDAD DE LAS INTROVERSIONES Ó ENTRADAS

•'RV-MI'.AI-N II-I 3 - I P . o s IXAA <> . . M I T X Í UB / . AV.JA JSU DEL ALMA Á SU ÍNTIMO Ó CENTRO, QUE PROPIAMENTE

A ES E L REINO DE DIOS Y DEL RECOGIMIENTO.

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«Bm O L ab isldfiíi AL'iio ab O A E A B 1 J qnxnqrú-- temprano el deseo de oirle hablar de lo más
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oo , sJnscnBinób ( oiriuq ai2a b icjiaíf oh; mió llegar á este punto. Y ciertamente, no
'At 'iBldf;d Brrtaj aíaaai me extraña que se recele y tema hablar de
cosas tan íntimas quien ha visto que, por ser como si tuviesen presente al enemigo. Pero,
tales las de su obra anterior titulada Los triun- dime ahora: ¿qué juicio formaste hoy de mi
fos, perdió esta, en el Concepto de los indoc- tardanza?
tos y sin espíritu , cuanto hubiera ganado si DISCÍPULO. Que venís de. tan mala gana
tratara de caballerías, relaciones de ciego ó como y o ae .buena, • ' * . . : ...
cartilla para principiantes. No está ya el mun- MAESTRO. Pues por tí me alegro, y en
do en disposición de que : se pueda tratar con cuanto á mí, has acertado en tu juicio ; pero
él tan de veras, ni los sabios del día entien- de mi mal humor no debes extrañarte, ni de
den lo que en la primitiva Iglesia, cuando que renuncie á hablar mas palabra sobre con-
San Pablo escribía süs epístolas, entendía la templación, si reparas en que e s a hombres
gente rústica y del campo. ¡Oh, gran mudan- exteriores y de sola carne á los que he de de-
za"'denlos tiempos!!/. . g o i n s K Wí> o l í i cir lo que siento acerca del hombre interior y
MAESTRO. ¿Qué pláticas son esas, Deseo- divino. Estoy por asegurarte que me pesa de
so? Creí que estabas en compañía de algunos lo que hasta ahora te tengo enseñado, porque
Padres, cuando tan formalmente razonabas. io ñas de comunicar con personas que pare-
DISCÍPULO. ¿ N O has oído hablar nunca á cerán religiosas y espirituales, y que, sin em-
algún hombre á solas consigo mismo y dis- bargo,. se reirán de ello , como de cosa que
putar como si tuviese quien le respondiera y no entienden, ó'entienden mejor que yo. pu-
replicara? diendo ser lo uno y lo otro ; mas siempre re-
MAKSTRO. San Agustín compuso solilo- sultará que nadie se aproveche de mis traba-
quios, y San Buenaventura y otros santos, jos ni de tu cuidado. Y así, te digo que si tú
que no son sino conversaciones á solas con recibes alegría oyéndome, yo pena grande
preguntas y respuestas. Y aun te aseguro que hablándóte; porque veo que San Dionisio ad-
las he hallado provechosísimas, porque reco- vierte á Timoteo que .se guarde de comunicar
gen mucho el alma y la dan grandes motivos á los bachilleres del mundo las cosas ocultas
de devoción y amor. De otra manera de pla- de la teología mística, temeroso de que ha-
ticar no hago caso, porque es propia de hom- bían de burlarse de él y de ellas.
bres melancólicos ó coléricos, que con el fu-
ror hablan entre sí y tratan de sus venganzas
• OKii'J'Jl» iV2¡oVí>ííi •

j b UTO ( i d b n s m s ^ f j b s b n a z a i d u r í s o n IBI lar nos hubiesen dadb á^entender, ora de pa-


mBq38 . ' o i a ^ . a o i n - j a a zúa i o n B'IO . B i d s l labra,.ora por sus escritos. P e r o , sepamos:
DISCÍPULO. Oí. decir a un hombre discreto ¿tienes en la memoria el cuarto punto sobre
v muy letrado; que bastaba, para quedar bien qüe se ha de fundar hoy nuestra plática?
recompensado de su trabajo cualquiera qüe D I scípu LO . M e pare ce que sí.
escribiese un libro, el hallar un solo lector MAESTRO. Repítelo exactamente como lo
benévolo, que con gusto leyese y aprobase
su?,capítulos.,, [ y j ^ r f n ( ) ' i i r , - j .0.1 v i k ^ a . ' DISCÍPULO. Uniformes entradas Ó intro-
MAESTRO, T a m b i é n yo me daría por satis- versiones, por olvido de todas las cosas, á los
fecho con que fuese?; ¡ta sólo el lector y juez
abrazos y unión con el Espíritu Santo.
«kffiisw^&i, ol23Lria¡JN3=. ..OJIT23AM , MAESTRO. ¿Entiendes lo que ! csas palabras
DISCÍPULO. obstante, conviene no vol-
NO
ver atrás en lo comenzado, ni hay razón para
que desmayes ni desconfíes del bien que pue-
de resultar para muchas almas de estos Diálo-
gos, siendo, como.son , de tanto gusto y en-
MAFISTKO. Introversiones, que parece el
Vtfáfoqmimmmfcfe; oaoiluíifih >.iiíf¡ más dificultoso, es palabra latina procedente
MAESTRO. ^ a no puede conmigo el temor del verbo volver y del adverbio adentro, que
de que no sea aceptada mi doctrina: tal obs- juntos quieren decir vueltas adentro.
táculo le vencí antes de comenzar mis traba- DISCÍPULO. Ahora lo entiendo menos'.
jos; pero me asusta mucho la dificultad de la MAESTRO. ¿ N O te acuerdas que el Diálogo
materia, porque hallo pocos autores á quien pasado versó sobre las salidas que hemos de
consultar que traten de ella, la tengo hacer en busca del prójimo, cuando de nos-
tan experimentada que pueda hablar, de ella otros tuviere necesidad?
con la soltura, que de otras .„en que hasta hoy DISCÍPULO. SÍ, me acuerdo.
nos hemos ocupado. Dir^.eippero, lo que su- MAESTRO. También recordarás que en ese
piere, acudiendo á Dios primeramente, y au- ejercido h a y distracción y división; quiero
xiliado d é l o qu e^sus .siesos, spjbrj^ gl P$t$fu- decir, que nos distraemos y dividimos, y
nuestras almas están llenas de imágenes y re-
presentaciones de cosas muy diferentes;, y.
de los cabellos estuvo la fuerza del herir. Y
finalmente , a m | s d o M e ^^u^ijlSIgytíj,^)!^
si por los ojos se ha de entenderlos afectos
la multitud de-los cuidados. ...
y por los cabellos lós pensamientos, y todos
IOD oz r íínij i; y «oLinu v aobBn&rmsrt rzo¡zb éstos, hermanados y unidos y á una, se con-
nob ¿ .Bfiili; b b i é h i f l k óí na eo'iQ h nariófa vierten á Dios en lo interior del alma, á don-
de , como en su reino, m o r a , sin duda serán
Dice, pues, nuestra letra , que á. estas sali-
poderosos para herirle ó hechizarle, como ex-
das que hacemos, movidos por la caridad del
preia J ía páíafera gri^á^ g0~
Esposo, que nos llama afuera,.se han de se-
MAESTRO. Dichoso el que, huyendo de
guir las introversiones unifqrmes,.que son es-
toda multiplicidad (cómo dijo P l a t ó n , pone
tas entradas ó encerramientos hasta lo íntimo
su voluntad entera en la ley de Dios,, y sus
y secreto del alma, para tratar á solas con * r Trv p *íí'J í¿UT riBH Bullo ijy t* J s j

Dios y reparar por este camino la distracción, pensamientos uniformemente de día y de no-
si se siguió alguna por el trato y conversación che fueron d e ella; porqué éste y no otro se
con los hombres. Y han de ser uniformes estas llamará y será con verdad hombre interior y
introversiones, porque todos nuestros deseos orará con recogimiento, sin las vaguedades
y pensamientos se han de encaminar á aquel con que de ordinario son distraídos los que
uno necesario á que atiende María, y á que es por costumbre siguen este ejercicio de la ora-
invitada y provocada su hermana Marta por ción. Y es argumento contundente, sobre que
Jesucristo. Y mira bien, que si todos los pen- su orar es vaguear y mezclar muchas veces á
samientos no entran unidos a l íntimo nuestro, las cosas divinas las profanas, el ver su escaso
no cumplimos entonces con este ejercicio, ó nulo aprovechamiento: porque en cum-
que pide uniformidad en ellos. pliendo con aquella obligación, se extravían
DISCÍPULO. Me parece que viene bien aquí en palabras vanas, en risas y en otras imper-
aquella exposición vuestra, relativa al lugar tinencias tan ajenas de hombres de recogi-
de los Cantares. en donde el Esposo se miento, cuanto propias de distraídos y hom-
clara herido del mirar atento y uniforme de bres sin espíritu. Empero,.dejemos este mal,
su esposa:. A l l í dijiste que nó en u n ojo ni en que no tiene remedio , porque los atacados
un cabello . sino en uno de los ojos y en uno huyen de emplear alguno cuando llegan al
.miserable estado que llamamos de insensibili-
dad, y en que ge obra por costumbre y c o m o ción y amorosa reverencia. La extraversión ó
por vía de l e y , sin tener, en nada fresca la in- salida afuera, es una displicencia que de sí
tención. Esta suele aumentar el merecimiento mismos tienen y desestimación y anulamien-
y hacer más atentí» el alma , y que obre con to propio, por la cual desestiman y anulan
m a y o r recato y como conviene. cuanto de bien hacen, y dan por nada todo
DISCÍPULO. Bien sé yo quién se ha de con- cuanto por Dios pueden padecer, así interior
fundir leyendo estas doctrinas. como exteriorménte. L o muy bueno qué hay
MAESTRO. Quiera Dios que no se rían, aquí, es que son señores de sí mismos-en estas
mofen y las escarnezcan; que todo estó puede entradas y salidas:, porque libremente entran
temerse de los insensibles que se contentan cuando quieren, y con esa libertad salen afue-
con los verbos solos, sin hacer caso de los ad- ra cuando les parece que conviene. Los Unos
verbios; .jf, ¡-...-)-¿>-¿v; j¡I no nubni; ¡k/¡»> - .-i /• y los otros andan en la presencia de Dios, en-
DISCÍPULO. N,o entiendo éso. trando y saliendo. Las Salidas andan acoíripa-
MAESTRO, Digo que se contentan con orar, ñadas de la razón y fúndanse en caridad, en
y no tratan de bien orar; con decir Misa, y no piadosos ejercicios, buenas costumbres, en
con que vaya bien y perfectamente dicha; con obras santas y de virtud^ y siempre el que sale
rezar en el coro, y no con estar allí atenta y está atento al mirar de Dios, contemplándole
devotamente: y a^í en las demás cosas que ha- y hallándole presente en cuanto hace; por lo
c e n , en las cuales, faltan siempre los adver- cual se conserva siempre en pureza de almá y
bios,.que sigrúíican.y añaden perfección ¿ l a s . crece en gracia delante de Dios y d é l o s hom-
-ÍW^S-oimabE Biina v B i í m 3* sup 1M .23id bres. E l que se retira y entra adentro á bus-
nósfifl el s b 3V1Í2 32 23037 2BíHJ^ltí ,20ÍG B car á Dios, algunas veces se sirve de la razón
asi ob nóÍ06ín383iq3'§ (JwbbEniíjSfni i¡l ob v y de la imaginación ó representación de las
-mina zu< no usbio •( obom Bb ifiug 7 ,2B?.Oj cosas, y guarda modo y orden en sus entra-
La vida y ejercicio de los varones recogi- das; otras veces es hecho superior á la razón
dos, dice Rusbrochio, es acogerse á Dios den- y no guarda modo ni reconoce imágenes de
tro de sí mismos, y salir afuera á sí mismos. cosas corporales, porque no usa de Ios^senti-
L a introversión se hace con libre y elevado dos, por donde ellas entran. En lo primero se
espíritu á Dios y en Dios; y esto con venera- halla y se adquiere grande sabiduría, porque
simplemente, y es cuando el alma queda
asiste: el alma en el acatamiento de la divina
como dormida y en silencio, y que nada le
bondad y liberalidad; á donde se aprende la
desasosiega ni perturba; y si acaso estando
verdadera ciencia. E n lo segundo hay lo que
así viene algún pensamiento para entrársele
Dios quiere y lo que sólo E l sabe, y sólo lo
en el corazón, maravillosamente k es impe-
gusta el que lo recibe , y se asegura que es
dida la entrada mucho antes que ella conozca
Dios el que se lo da; porqué en el alma ac-
lo que es ; como si viendo á alguna persona
tual en Dios y unida á Él por afectuosa cari-
venir á nosotros desde lejos, antes de cono-
dad, no se puede hallar enemigo, ni sus ten-
cerla la diésemos de mano para que no se nos
taciones pueden tocarla ,'cómo no puede en-
acercase. Pasa esto con tanta certeza en el
trar el frío en el hierro que está metido'y cal-
alma, que ella misma ?e maravilla de ello: y
deándose en la fráguá. Está como aquella
si quiere averiguar lo que fue', no puede;
milagrosa mujer del Apocalipsis , guarnecida
salvo que conoce evidentemente que alguna
del sol, y debajo de sus pies lá luna; está lle-
cosa venía á desasosegarla y que fué detenida.
na de claridad; y también porque las puertas
Este recogimiento es más que de principian-
falsas están cerradas al demonio; que, como
tes, y no le tiene el alma sin la gracia del Se-
afirma Gerson, son esos sentidos (que ya dije)
ñor; porque aun cuando no hay aquí grandes
suspensos de sus oficios propios.
gustos y sentimientos extraordinarios, hay, iá
DISCÍPULO. Esa debe ser la oración que lo mérios, una cierta complacencia como de
llamanI los I santos
t _de. T t recogimiento.
- j , . . 1 y. » QT "t (^fífifjJ ') fígG cosa dada por Dios. En el segundo grado de re-
MAESTRO. Bien dices. Y cierto q u e , en cogimiento se admite la inteligencia, con que
tanto que no llegamos á tenerla, no podemos el hombre cuidadosamente vela sobre si', aten-
decir que hemos puesto los piés en el camino diendo á lo que hace y poniendo alguna fuer-
de la vida espiritual. za en ello: de manera que parece que se está
DISCÍPULO. P o c o s deben ser los que llegan remirando en estar recogido. Y aquí es donde
al estado que decías ahora. los aprovechados suelen sentir y recibir mu-
-utn - i d b ' j i v 7ÚI132 i b b u z aobsfoávoiqB |
chas cosas del Señor. También hallarás algu-
§ V. .; - J
nos que se recogen de manera que se olvidan
MAESTRO. H a y grados en el recogimiento. de sí mismos, sin saber dónde"están; y cuando
E n el primero se mortifica el pensamiento
38o Conquista del Reino de Dios. miento, acechando ( c o m o . a c á decimos) lo
después vuelven sobre sí. preguntan á su cui- que pasa, como quien no hace nada; y aun
dado dé dónde viene y qué es lo que ha he- parece que el alma no querría que hubiese ni
cho; mas no pueden caer en ello. Este reco- aun aguello, sino morirse en el Señor toda y
gimiento es muy bueno ; y süele convertirse perderse allí por El. Algunas veces acontece
en hábito, por lo cual les es •muyíacil á los que totalmente cesa el entendimiento, como
que eri el se hallan él recogerse v morar con- si el alma no fuese intelectual; mas luego se
sigo. Pero guárdense de implicarse ó entro- torna á descubrir la centella viva de la simple
meterse en negocio alguno de la tierra, que inteligencia ó conocimiento sencillo; y en
se ponen á muclio peligro de perder esta aquel dejar de entender es donde el alma re-
'¿¿Sài. 8 v aviva! ubniiin Y l u b i n ^ i o v e c t i 1 cibe mayor gracia; y cuando revive y se halla
in obnòb toq -jdi¡í orí v xnirnbu o? . bü-j n 3 con ella, se admira y no sabe por dónde ni
Bmaijp .ehm ab Bzogjityp .v ioduri i;í orn cómo la hubo; y , cpdicyosa de más, querría
-najfi j Bíioa Ehirgriifi . sziBjiiinom b i 9 7Íov *j volver á mortificarse, ninguna cosa enten-
diendo; y como quien se zambulle en el agua
H a y Otra manera d e recogimiento, en que
y sale de nuevo con lo que deseaba en las ma-
el ánima está dentro de su cuerpo como en
nos, así ,ella se, encierra dentro de,sí y se zam-
una caja muy cerrada, y allí se góza consigo
bulle en Dios, de donde suele salir llena de
misma, con algtín calor espiritual que siente,
desasida de los cinco sentidos, como si no los ' ¿ 1
tuviese: y no entiende cosa que decirse pue- espirituales riquezas. A q u í se olvidan las ho-
da, sirio, como niño pequeño, se goza dentro ras como si fueran momentos, sin sentir pe-
del pechó, y querría no distraerse de allí, ni sadumbre ni cansancio, alguno. Mas mira por
tener ojos, ni oídos, ni puerta por do saliese. tí, h e r m a n o , D ^ e q ^ ^ i l l e g a -
res. que muchas veces, sin saber cpmp,.'se te
DISCÍPULO. En estos recogimientos, ¿está resbalar^; áfr b ^ r ^ ^ e ^ e p r ^ ^ 1 1 Í8 que parece
del todo privado el hombre del entendi-
que está builejídft.e>n él. y,^erá ; necesario .que
'ÜíiéfílWF ,¡,n ' anojjovüT B auDiioirao'j ovai.«
de nuevo comiences á recogerte íntimflrnqnte.
MAESTRO. H i j o , no; porque siempre que- Gran.co&a es gozar en secreto, y como.á os-
da una centellá pequeña , que basta para que curas, de Dios; q u e . c o m o sabemos, es ama-
conozca el alma que tiene algo, y que es de dor de soledad ¡.y n^^e^su^o^da e$i ¡ti/yeblfts.
D i o s ; está callado y sosegado en el entendi-
mí misma y no sé á dónde soy llevada? Alé-
DISCÍPULO. Cuando el alma así recogida
comienza á sentir la comunicación del Señor, grase mi conciencia , olvidóme de mis males,,
¿puede hablar algunas palabras amorosas" y de recibe luz mi corazón, hártanse mis deseos y
regalo para encenderse más en lá devoción y véome en otra parte, §in saber á dónde; aprie-
*t#St 'i'-"", ->ornii 3b 80#id 208U neo | to con unos brazos de amor acá adentro, y no
noo OÍBdfilí Y , OJ3Í-IHB 3Up Ó'IIaiíp? 23 OUp sé qué es aquello que aprieto, y trabajo con
todas mis fuerzas para retenerlo y nunca per-
§ VII.
derlo; lucha y pelea mi ánimo porque no se
•y. on otjpioq üiíiim; irn B-jbq i'.tbul :oh- l
vaya lo que siempre, qqerría tener conmigo.
MAESTRO. Parcceme que lió; antes debe
¿Por ventura es aque'l mi Amado? Ruégote
poner toda su atención en recogerse y hacer-
que me lo digas, para que lo sepa; porque
se más entera; porque el apretar el corazón es
cuando de nuevo viniere, le suplique no se
un estrecho abrazar á D i o s , qué con sola la
me vaya para siempre. Verdaderamente, áni-
afición se tiene y aprieta mejor;' y' rríü'chas ve-
ma mía, que ese es tu Amado,,el cual te visi-
ces quiere que le d e j e m o s óbrar 'sólo , y que
ta y viene á( tí de secreto é invisible, para in-
del todo ¡guardemos-silencio. Otras Veces te
visible y secretamente tocarte > . Hasta aquí
hallarás tan tibio, que será menester buscar
Hugo , y. por cierto da muy bien á. entender,
todos los favores d e fuera y de dentro para
en pocas razones , lo que cn .su recogimiento
encenderla devoción, y no podrás; mas cuan-
pasa el alma con su Esposo, aunque tan á la
do corl solo cesar la sintieres, bueno es no
sordina y casi sin sientirse visitada de E l . San
usar de otros medios, porque entonces obra
Bernardo, en. el Sermón L X X I V de las visita-
Dios, y el humilde deseo recibiendo hace
ciones del Y e r b o , sobre aquella frase de los
más de lo que parece, porque se une más ín-
Cantares, Reverterá, diíecli mi, dice cosas tan
timamente con Dios, su Salvador. El doc-
admirables, poniéndose á sí mismo (aunque
tísimo y extático varón H u g o , De Arra ani-
con mucha humildad y encogimiento) por
ma; , introduce su a l m a , como hablando en
ejemplo , que si no fuera por no extenderme
soliloquio, de esta manera: «¿Qué es aquello
en esta plática, las tradujera y trasladara aquí
que algunas veces me suele tocar, y con tan-
. á la letra. Pero ruégote cuan encarecidamen-
ta vehemencia y suavidad me agrada, que ya
te puedo, que leas todo aquel Sermón, para
en alguna' manera comienzo á enajenarme de
Diálogo décimo. 385

que sepas c ó m o , sin ser sentido, entra Dios .{:! . .. ¡a .'.-biinaz iaa ni« . o«nV, •-••
en el alma recogida, y sin saberlo ella se 3¿ ella oiáadfez n ^ ^ b i ^ o a n u m l f ¡ b
' .Blnaai;:,
ausenta.
DISCÍPULO. Pues si no se le siente entrar Gerson dice, que aquí se han de emplear
ni salir al divino Esposo, ¿cómo conoce el todas las fuerzas del alma, y que no se ha de
alma que está en ella y que se ausenta de volver atrás aunque nos parezca que no saca-
ella? mos fruto. «Asiéntate, dice, solitario, y leván-
MAESTRO. Del movimiento del corazón, tate sobre tí, si puedes; y si por largo tiempo,
dice Bernardo, que se toma ese conocimien- esforzándote mücho, no lo pudieres hacer, no
to; huyen los vicios con su presencia; renué- quieras por eso huir del alivio y solaz de la
i i¿'jn-j, 5jaron ' -ionairu.áiyfr'On I? a?v.
vase el hombre interior y florece en virtudes; lección o de la conversación de los amigos
crecen los deseos de servir y agradar á Dios; aunque buena; y si en el silencio recibieres
destiérrase la ignorancia, y bulle en el alma enojo y pesadumbre., y fueres hecho grave á
como una cosa viva , que lo reanima todo; y tí mismo, y piensas por. esto que sin provecho
todo se vuelve á marchitar y caer luego que reposas, espera, y venza ese enojó la tardanza
el Esposo se ausenta de ella. Si pones fuego á porfiada; porque en ninguna manera se bur-
un puchero de agua fría, ¿no hierve y bulle lará Dios de tí, ni tendrá en poco tu trabajo,
con el calor? Y si se lo quitas, ¿no se vuelve ni se olvidárá de hacer contigo misericordia,
á su antigua y natural frialdad? A s í es que, si en Él pusieres tu confianza, y , perseveran-
entrando Dios en el alma, hay calor y vida; do, buscares, llamares y pidieres». Hasta
y en faltando, frío., amargura y muerte. aquí Gerson. San Gregorio Nacianceno"con-
DISCÍPULO. Maravillosa es la compara- fiesa de sí, que la razón por que rehusaba ser
ción, y muy bien se comprende por ella mi Obispo era, porque los cuidados de la prela-
dificultad. cia le habían de sacar de su recogimiento y
MAESTRO. Hartas tiene este ejercicio del trato de á solas con Dios. San Dionisio, en su
recogimiento, y por eso es tan alabado de los Teología mística, enseña á Timoteo y le per-
Santos y encomendada la perseverancia en él. suade, que con gran fuerza luche por dejar
los sentidos y las intelectuales operaciones, y
todas las cosas sensibles é inteligibles, y las
»5
que permanecen y no permanecen: y como • De ninguna manera puede recogerse el alma
l e f u e r e p o s i b l e , d e s c o n o c i d a m e n t e , se l e v a n - en sí misma, si primero no aprende á deste-
te á l a u n i ó n d e A q u e l q u e e s s o b r e t o d a s u s - rrar de los ojos interiores las fantasías de las
tancia y c o n o c i m i e n t o ; p u e s no es otra c o s a , terrenas imaginaciones; y cualquiera otra
s e g ú n S a n B u e n a v e n t u r a , s i n o ser m o v i d o in- cosa que le ocurriere al pensamiento, perte-
mediatamente p o r a r d o r de a m o r , sin a l g ú n neciente á alguno de los sentidos corporales».
espejo de c r i a t u r a , sin p e n s a m i e n t o q u e v a y a DISCÍPULO. Son suficientes los testimonios
d e l a n t e , ni i n t e l i g e n c i a q u e a c o m p a ñ e . San de tantos y tan graves autores, para que yo
B e r n a r d o d i c e , q u e la. p e r f e c t a o r a c i o n e s t a e n me persuada de que en ese ejercicio está mi
el r e c o g i m i e n t o ; y l l á m a l e él muerte preciosa salvación y para que sobre todos los demás le
y de q u e desea m o r i r , p a r a q u e m u e r a n e n el codicie y procure.
todas las criaturas y sus formas é imágenes, ^ MAESTRO. Gran cosa es para un alma, que
de manera q u e , c o n pureza y sencillez, pueda fácilmente se extasía, entender que Dios tiene
c o n t e m p l a r d e n t r o d e sí a l C r i a d o r . su reino en ella, sus delicias y su gloria, y
que para hablar con El no há menester ir al
cielo, ni ausentarse de sí misma, ni darle vo-
ces; porque por quedo que le hable, está tan
E l Profeta parece que hizo mención de este cerca, que la oirá; ni le son necesarias alas
recogimiento en un S a l m o : Ecce (inquit) para buscarle volando , sino ponerse en sole-
elongavit fugiens et mansi in solitudine; ale- dad y contemplarle dentro de sí. Ni se debe
jeme h u y e n d o , y quedé en soledad. Nadie extrañar de tan buen huésped, sino hablarle
p u e d e aquietarse, si no huye muy lejos; lejos, como á padre, con humildad profunda, con-
digo, de los deleites de la carne y de todas tarle sus trabajos y pedirle remedio para ellos,
las cosas corporales y sus fantasías y repre- pues Él es Todopoderoso y misericordioso.
sentaciones; que éstas impiden la holganza y Algunas personas piensan que es humildad
la quietud y el secreto del recogimiento, se- encogerse y no pedir; y si les dan, recibir con
gún que en otras muchas partes dejamos pro- mano escasa, y, ciertamente, no es sino sim-
bado. Y echaré el sello con referir aquí lo que plicidad y bobería. No cures, hijo, de estas
sobre el particular dice San Gregorio, Papa: humildades, sino cuando sintieres á Dios den-
tro de tí y <jue te da sus ojos de misericordia; que lleva muy buen camino y que con mucha
trata con É l como con tu Padre, como con brevedad llegará á beber de aquella fuente de
tu Señor, Hermano y Esposo; á veces de una vida, que apaga en nosotros la sed de cuantas
cosas hay fuera de Dios; porque es un cami-
manera, á veces de otra. Y cre'eme, que E l te
nar este muy aventajado; es como navegación
enseñará lo que has de hacer para conten-
por la mar y con viento en popa. E l recogi-
tarle.
miento es para el alma como un castillo fuer-
te , á donde se encierra para no temer á sus
contrarios, y á donde recoge sus sentidos to-
dos y los aparta de las cosas exteriores ; á las
San A g u s t í n confiesaque vivió mucho tiem-
cuales así da de m a n o , que sin advertir en
po e n g a ñ a d o , buscando por las criaturas lo
ello, se le cierran los ojos corporales para no
que tenía dentro de sí. Mucho importa enten-
verlas, á fin de que los del alma reciban ma-
der y creer esta verdad: sQue está Dios den-
yor claridad para ver á Dios.
tro de nosotros»; y tanto más nos importa el
DISCÍPULO. ¿ E S de esencia del recogimien-
estarnos allí con Él. Y aun para rezar oral-
to cerrar en la oración los ojos del cuerpo?
mente, es provechosísima esta consideración,
MAESTRO. A los principios es muy bueno
porque se recoge luego el alma dentro de sí
m i s m a ; y allí recogida, discurre por todas para muchas cosas; después ellos mismos se
aquellas cosas que suelen encender en ella la cierran para no ver; y si se abren , es con di-
devoción, sin cansarse, caminando al Calva- ficultad. Parece que con esta clausura se for-
rio, ó al sepulcro, ó al cielo. Por esto se lla- talece el alma, y se esfuerza á costa del cuer-
ma esta oración de recogimiento, porque se p o , y que le deja solo y enflaquecido, y se
recoge así más fácilmente el alma, y es más prepara contra él. Y si esto te pareciere que
en breve enseñada de Dios, y goza m u y pres- es cosa de poca sustancia, ruégote que á mi
to de quietud. Quien de esta manera se puede cuenta te ejercites en ello, y en breve recoge-
encerrar en el cielo pequeño de su corazón, á rás frutos abundantísimos y te encontrarás
donde mora él que crió los cielos y la tierra, rico de devoción y gustos del cielo. De mu-
y se acostumbra á no mirar ni estar en donde chas ocasiones te 'libras cuando te escondes
los sentidos exteriores puedan distraerse, crea dentro de ti, cerrados los ojos, y aun se te pe-
gará más presto el fuego del amor divino; encogida y que no es poderosa para obrar,
porque como no haya en el alma cosa que mientras que en el otro está como dilatada y
llame su atención exteríormente-, permanece dueña de todos sus miembros y potencias.
sola con su Dios, y tiene grande aptitud para £ i £ q b u i r t q B s b n c r g o n o i í y .2C>id ii¿ n o o r,I
encenderse y arder en él amor divino. Bien - n s i a . o n i /ib - i o r n § & I f i 3 t o b i B \ aaiabttaoft
entendía y o , dice una persona espiritual y re- - s i Y i B u m i q g s c n o a i o q r,nu a o i b ,OY. uibnorr:
ligiosa , antes que cayere en la cuenta del re- Y la razón de esta diferencia es, porque el
cogimiento, que tenía alma; mas lo que me- alma obra s e g ú n la disposición de los órganos
recía esta alma y quién estaba en ella, no lo del cuerpo; y como en losniños están inhábi-
comprendía; porque para verlo y o misma me les, y son pequeños., y no enjutos ni dispues-
tapaba los ojos con las vanidades de la vida tos p a r a o b r a r estos órganos, se encuentra allí
presente. Y á mi parecer, si, como ahora en- como encogida y como si no estuviese: -de
tiendo que en este peqüeñiro reino de mi manera, que no parece alma racional, sino de
alma cabe tan gran R e y , lo entendiera enton- otro animal cualquiera , que sólo sirve para
ces, no le dejara tantas veces solo; alguna me crecer y vivir. Y o digo, que los principiantes
estuviera con él y procuraría también que no en la virtud y en el recogimiento son como
encontrara tan sucia la habitación. Mas ¡qué niños para Dios, que, como alma suya, mora
cosa de tanta admiración , que se encierre en y está en las de ellos, encogidos y fajados los
una casa tan pequeña el que llenaría mil brazos y como envuelto en pañales y manti-
mundos, si los hubiera, con su grandeza! Lo llas; empero, como el alma va creciendo y se
que y o aquí encuentro de mayor considera- va entregando toda al Esposo divino, desocu-
ción es, que se estrecha Dios y como que se pada ya de las cosas de la tierra y de sí mis-
encoge en el alma para no espantarla y ate- ma, El también se extiende y crece, y toma
morizaría á los principios con su majestad, en ella el gobierno, y es el alma del a l m a , y
hasta que poco á poco ella con su presencia espíritu del espíritu, y vida de la vida, y viene
se va ensanchando y extendiendo. Es como á verificarse lo que dice San Pablo: «Que vi-
el alma racional en el cuerpo humano, que vía más Cristo en él que él en sí mismo»
siendo la misma en él recien nacido que en Dios no fuerza nuestra voluntad, mas toma lo
el de mayor edad, en el uno parece que está que le damos; sólo que no se da á sí todo, ni
obra como Señor d é l a posada, hasta que nos
tidad, sin la cual ninguno verá á Dios, con-
damos por completo á É l , y entramos en su
siderando atentamente que nadie falte á la
pleno dominio y señorío. Y ciertamente que
gracia. La paz del recogimiento y la santidad
no sé y o cómo ha de estar Dios en un alma
de este ejercicio hémoslas de seguir en cuanto
llena de estorbos y de baratijas, de pensa-
hiciéremos, según nuestra posibilidad; que si
mientos, de cuidados, amores y deseos terre-
miramos en ello, no es cosa imposible ; por-
nos, ni cómo ha de caber allí con su corte ce-
que la gracia del Espíritu Santo nunca nos
lestial ; harto hace en permanecer algo tran-
falta, si nosotros no faltamos á ella. «Si al-
quilo entre tantos enredos. Desocupa, hijo,
guno madrugare, dice el Sabio, no será me-
tu corazón, como ya te he dicho muchas ve-
nester molestarse mucho en buscar la sabidu-
ces, si quieres que venga Dios á él con todas
ría , porque ella madruga más y está sentada
sus riquezas, y mira que dice Él mismo: Que
á nuestras puertas, esperando á que siquiera
si El es en el alma la cosa principalmente
la demos el deseo del corazón. Lo que yo por
amada, todas tres divinas Personas vendrán á
ahora te pido es, que cuando oras vocal ó
ella y tendrán allí su morada.
mentalmente, tengas atención á mirar con
DISCÍPULO. ¿Este recogimiento es cosa quien hablas; porque hablar con Dios y pen-
sobrenatural, ó posible á cualquiera que qui- sar en vanidades é impertinencias es tenerle
siese entregarse á él ? vueltas las espaldas. Y cierto que nuestro
MAESTRO. Muy bien podemos, ayudados daño todo nos viene de pensar que está lejos
de la gracia de Dios, recogernos de la mane- de nosotros Aquel con quien hablamos; y
ra que has oído, porque esta es obra por mi- ¡cuán lejos, si no entendemos que está más
tad, donde se encuentra la mano de Dios y la cerca de cada uno que E l de sí mismo! E l
nuestra. Sin el divino favor ya se sabe que Señor lo enseñe por su misericordia á los que
no podemos tener ni un santo pensamiento; no lo saben. Decía aquella persona religiosa
mientras que con él todo nos es posible: digo que nunca supo qué era rezar con satisfacción
que es necesario ayudarse el hombre y hacer hasta que el Señor la enseñó este modo; y que
de su parte lo que pudiere, con seguridad de siempre había hallado tantos provechos de
que no faltará Dios á su obra. San Pablo á los esta costumbre de recogerse dentro de sí y de
hebreos dice: Seguid la paz con todos y la san- pensar que hablaba con quien la oía y presta-
ba atención á sus palabras, cuanto no se pue- todos por quien Él es. A m é n . De un recogi-
de decir. En nuestra mano está adquirirlo, miento sobrenatural, de que algunos santos
con la ayuda de la gracia, que nunca falta han hablado, no quiero decir palabra, aunque
(como ya dije); sino que es.menester ejercicio muchas cosas que le pertenecen quedan ya
y habituarse á ello, para que, poco á poco, se dichas en diversas partes; hable de él con re-
vaya el hombre e n s e ñ o r e á n d o s e sí mismo, solución quien supiere más que y ó , y gócele
no perdiendo en balde el tiempo, sino ganán- el alma que le mereciere; que si no vale para
dose á sí para sí, que es aprovecharse de sus él la industria humana, por ser todo de la di-
sentidos para el interior. vina gracia, mal se podrán dar leyes aquí, y
-¡bob 32 aup oí ;ri3rio3voiqB 9CJp aoínamuoc documentos que aprovechen; lo que sé decir
§ XII. sobre el particular es, qué quien hasta ahora
sup b BiEq to?.nj03iq b 23 obenoana url te ha enseñado es el precursor para el que
Si fueres tentado por hablar, una y muchas digo; y ejercitándote bien y como convie-
veces te ruego que te acuerdes de que hay ne en éste, saldrás con aquel que tanto de-
con quien hables dentro de tí m i s m o , y que seas, especialmente si oyeres la voz del Espo-
es su conversación sin amargura ni tedio. Y so celestial, que á todas horas nos está lla-
si de oir, que oigas á quien más de cerca te mando y convidando á mayor perfección.
habla, que es Dios; y si te fuere posible, nun- DISCÍPULO. Parece que te vas despidien-
ca te apartes de tan buena compañía. Y si do ya.
por algún tiempo hubieres dejado á tu Señor MAESTRO. Y a es tiempo, especialmente
Dios solo, duélete mucho de ello y reprende habiendo dicho tantas y tan sustanciales cosas
tu descuido. Si entrares dentro de tí á Dios de esta materia en el Diálogo primero; que
muchas veces en el día , siempre saldrás con si solo se leyere como es razón, bastaría para
ganancia y en breve alcanzarás recogimiento. salir un hombre consumado en este ejercicio
Y cuando Dios te haya hecho esta merced, no del recogimiento y vida interior.
la trocarás por todos los tesoros y riquezas DISCÍPULO. Pues á fe m í a , se me ofrecen
del mundo. Muchos en un año y otros en me- algunas dudas, de que deseo salir antes que
dio, y algunos en ménos tiempo, han salido nos separe la noche.
con esta empresa. El Señor nos la conceda á MAESTRO. Di lo que quisieres.
DISCÍPULO. Deseo saber: lo primero, si es sino con el corazón, con la devoción, con la
necesario no pensar nada en el recogimiento; intención, con la habitación del hombre inte-
lo segundo, cómo se ha de acallar el entendi- rior y con todo tu espíritu; porque como Dios
miento ; lo tercero, si es lo mismo andar un sea espíritu, no se contenta con menos que
alma recogida, que andar en la presencia de soledad de alma y espíritu».
Dios, porque esto segundo lo encargan mu-
§ XIII.
cho los santos; Ludovico Blosio, Rusbrochio,
San Buenaventura y otros ponen en ello el
caudal de la vida espiritual. Algunas veces es de provecho la soledad
MAESTRO. A lo último quiero responder corporal, que por eso huyó Cristo a ella,
antes, y digo, que no hallo diferencia alguna cuando, libre y desocupado, quiso orar; que
entre, el recogimiento que te he enseñado y aun la compañía de los buenos suele ser im-
andar el alma atenta á D i o s , Oyendo su divi- pedimento para el recogimiento del alma, es-
na habla y secreta inspiración; y si alguna di- pecialmente á los principiantes é imperfectos.
ferencia se halla es en los nombres, pero no Aquél está solo, que ninguna cosa del mundo
en la sustancia del ejercicio. Y para que veas piensa en el corazón, ni livianamente se en-
que es todo uno y lo que importa este trato soberbece con las honras, ni se acongoja y
interior, diré algunas razones de las que nues- desmaya con las adversidades y deshonras;
tro Rusbrochio dice en el capítulo xn Deabs- mas el que con las alteraciones y vaivenes de
tractione: «¡Oh ánima santa, dice, despierta la vida se inquieta y desasosiega, no esta solo,
y está de buena voluntad y persevera sola, aunque esté en soledad. El que de verdad ama
porque para solo Aquél te guardes sola, al á Dios, no tiene necesidad de buscar a Dios
cual entre todas las criaturas y sobre todas fuera de sí, porque dentro de sí le h a l a r a
solo escogiste; huye los afectos y aficiones siempre que le buscare; porque fuera del co-
fingidas de los hombres y sus amistades; huye mún modo de estar en todas las criaturas por
las compañías sin provecho y toda multiplici- esencia, presencia y potencia, le tiene en si
dad perniciosa; olvídate de tu pueblo y de la como en su cielo; que cielo es y gloria del
casa de tu padre, y codiciará el rey tu hermo- Esposo el alma del varón justo. Pues si tienes
sura. Y no sea esta huida de solo el cuerpo, verdaderamente á solo D i o s , y á solo E l mi-
ras y amas, y á tí y á todas las cosas por E l , lo otro, atento sólo á Dios. Y así como este
nadie en el mundo te podrá servir de impedi- ojo intelectual , que llamamos simple inteli-
mento, ni la multiplicación de los lugares, ni gencia, considera á Dios debajo de razón de
el concurso de los hombres; porque todo se bondad, de sabiduría y misericordia infamia,
te convertirá en una cosa divina. Que es lo así la vista y áspecto de nuestra alma le con-
que San Pablo dijo de los que aman á Dios: templa y mira sin algunas imágenes ni distin-
a que todas las cosas les ayudan ó se les con- o rtsbu-<G ídl aczoa 2£i 2 B ' j 0 1 3 U P l
vierten en bien». Y San Agustín añade: «has- , . .., - nxj2ua¿ riüS '{ .<• asid na nanar;
ta los pecados »; porque de los ajenos se con- S » aa zonsiB aol a b í ^ l ¡• ¿ b ^ q aol BÍ
duelen y de los propios sacan humildad y co- -oa y biiblirnud íibv* zoiqoiq ¿ol ab v n . b u i ^
nocimiento propio. Y no basta pensar en Dios De esta continua presencia de. Dios dijo
en este ejercicio; porque luego que ese pensa- el Profeta; Providebam Dominum in.conspec-
miento se acabare, se hallará solo y apartado tu meo semper. Proveía y o al.Señor siempre
de Dios j sino que es necesario tener á Dios en mi presencia; como si dijera: De tal ma-
(si así se puede decir) esenciado, fijo y entra- nera ordenábalas cosas de mi reino, que aun-
ñado en el corazón; quiero decir, hecho alma que tantas y de tanto cuidado y obligación,
del alma y esencia de nuestra esencia. E l que no me robasen la atención é intención a Dios,
de esta manera vive , siempre halla en sí mis- el cual anda siempre en mi alma. ¡Gran pro-
mo una simple , amorosa y continua propen- videncia de rey, gran sencillez de alma, gran-
sión, inclinación ó respeto á Dios, la cual de recogimiento en tanta multitud de cuida-
ninguna criatura le puede impedir, porque dos, y grande unidad en tanta multiplicidad!
excedió las acciones de todas las criaturas y Y dirá después el religioso distraído, que no
todas las cosas prósperas y adversas, y al fin puede recogerse, ni andar de ordinario en a
toda mutabilidad. Por lo cual sucede, que el presencia de Dios, mientras que nunca le
ojo sencillo, desnudo y atento á la divina con- pierde de vista un rey de Israél con todo el
templación , ningtín impedimento ni estorbo gobierno de su reino, y tan perseguido de su
recibe, ni de las imágenes y fantasías de las enemigo Saúl y de otros.
cosas, ni de alguna distinción ó distraimien- DISCÍPULO. Verdaderamente que es con-
to , porque está hecho superior á lo uno y á fusión lo que David hacía para los que esta-
mos tan obligados á no pensar ni tratar más
que de solo Dios. Pero, díme: ¿ c ó m o se pue-
de permanecer atentos á Dios, si hay obliga- Alejandría, abandonó el sitio del combate, y
ción de acudir á otras cosas fuera de É l ? sin hacer caso del ejército que tenía en tierra,
MAESTRO. A la manera que quien padece
fuése en seguimiento de Cleopatra; porque,
gran sed, por grandes ocupaciones que tenga como dice Plutarco, de tal manera se había
en medio de ellas y de varios pensamientos y trasformado en esta mujer, que manejaba la
cuidados, no se le aparta de la mente aquella espada en la batalla, pero tenía el corazón en
imagen y representación de la bebida; antes aquélla ; y al fin , cuando oyó decir que por
b i e n , crece más el deseo y apetito de beber temor de César se había muerto, hallándose
cuanto más ocupado anda; así David, como retirada en un templo, aquel tan valeroso ca-
SU sed era de Dios, al cual sólo amaba y de- pitán se mató á puñaladas, diciendo que no
seaba como únicamente querido y amado, ja- era posible vivir ni quería vida sin su Cleopa-
mas se apartaba de su memoria la imagen del tra. Y con heridas mortales mandó que le lle-
o e n o r ; en todas las cosas le traía delante de vasen á donde ésta se hallaba, y murió en su
s i , y siempre pensaba en El. Por mí lo veo regazo. ¿No ves lo que puede el amor, pues ni
que ki me aheiono á alguna criatura, tanto las batallas, ni las heridas, ni la muerte qui-
mas ocupado ando con su memoria, cuanto tan la memoria de lo que con verdad se ama?
es mayor la afición: y si es más que la que DISCÍPULO. N O se puede añadir más á lo

tengo a las demás, ella soía persevera conmi- dicho, ni declarar mejor esa doctrina.
g o , sin que las ocupaciones y negocios me MAESTRO. E l mismo Rey santo, compa-
puedan robar el corazón para otro objeto. rando sus deseos de ver á Dios y gozarle, á los
Mira que el amor de Marco Antonio para del ciervo herido y acosado de los cazadores,
Cleopatra, reina de Egipto, que estando so- que busca alguna fuente, dice que le fueron
bre el m a r , en una sangrienta batalla contra sus lágrimas pan de día y de noche, dicién-
Octaviano C e s a r , que había de decidir del dole todos: «¿A dónde está tu Dios?» que. á
Imperio, viendo el dicho Marco Antonio que mi ver, lo que quiso significar con esto fué,
los suyos iban de vencida, y sabiendo que su que en la ausencia de Dios ningún consuelo
amiga huía en una galera con dirección á le queda al alma; antes bien, lo que parece
que podría mitigarle la sed que tiene de É l ,
eso se la aumenta y hace crecer más. Por lo
26
403 Conquista del Reino de Dios.
cual no dice que le sirvieran de agua sus lá-
lo que al suyo es tan sabroso ; que á todos
grimas, porque no se entienda que por ser
agrada lo que él ama , y que es manifiesto á
bebida se le quitó la sed; sino de pan, que
todos lo que él conoce. Frecuentemente con-
donde no la hay la suele poner, y donde la templa en Dios, y en esta contemplación sua-
hay acrecentarla. vemente recreado, y tanto más felizmente,
cuanto con mayor frecuencia. La entera y
-toafe s h o n i irifcSK. teb'saq «^bcb'ta/ verdadera paz del corazón es tenerle siem-
pre fijo y firme en el amor de Dios por un
Aquel en quien está arraigado el amor de continuo y nunca interrumpido deseo, de ma-
Dios (dice San Agustín; siempre anda pen- nera que ninguna otra cosa apetezca; porque
sando cuándo aportará á su Dios, cuándo en aquello que posee y tiene, con una feliz
dejará este: mundo y cuándo se verá libre de dulzura se deleita, y deleitándose suave-
la corrupción de la carne. Y para gozar de mente recreado; Y si con algún pensamiento
verdadera p a z , siempre tiene su corazón sus- vano, ó por ocupaciones forzosas, fuere algún
penso y elevado á Dios, del cual nunca le tanto apartado de Dios, con grande diligen-
aparta, ni asentado ni levantado, ni ocupado, cia procura volverse á E l , teniendo por mo-
ni sin ocupación. A todos exhorta a l a m o r de lesto destierro estar ó detenerse en otra parte
Dios; á todos encomienda el amor de Dios; y fuera de Él. Porque como no hay momento
de la manera que puede, por obras y palabras, en la vida en el cual el hombre no goce de la
manifiesta cuan malo y amargo es el amor del piedad divina, así no debe haber alguno en
mundo, y cuan bueno y suave el amor de su que no le tenga presente en su memoria. Por
Dios. Escarnece y burla de la gloria de este lo cual, no se debe tener por pequeño crimen
siglo,, y arguye su solicitud, y declara á todos estar uno en la oración hablando con Dios y
cuánta locura y necedad sea poner la confian- súbitamente hurtarse de su presencia, como
za y afición en cosas que van tan de paso; y si ni tuviese ojos ni oidos para o i r y ver lo que
maravíllase de la ceguedad de los hombres, pasa. Esto hace el hombre cuando sigue sus
que éstas aman , y mucho más de que no hu- pensamientos malos é importunos, y prefiere
yen de ellas con la consideración de las eter- ó antepone al mismo Dios alguna vil criatu-
nas. A todos piensa que les es de buen gusto ra, á la cual fácilmente se divierte el ojo in-
terior, revolviéndola más frecuentemente en
16 sinsmsrnauasil asm ulobnbivlovai . l o n s i
su pensamiento que á Su.Señor Dios, á quien
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debe continuamente contemplar como á Cria-
•BhD k orao-j TBlqrnamo'j amsfnfi.uniinoo sdab
dor, adorar como-á Redentor, esperar como
MAESTRO ; A l o primero digo , qué es dis-
á Salvador v temer como á Juez. San Bernar-
parate grande decir que el recogimiento con-
do , en un sermón ,; De Sanctis, dice qué la
siste en no pensar nada; porque si eso fuera
memoria le servía de ojos, v que el pensar en
su perfección, fueran perfectísimos los que
los Santos era estarlos mirando. De donde co-
duermen y ño sueñan, y los pasmados, y los
lijo y o , que si el pensar es ver, como este
niños i á quien f a l t a , por la edad tierna, el
Santo dice, y la memoria el ojo con que se ve
discurso. Verdad es que á los principiantes en
lo que se ama, que el que tiene siempre fijo
este ejercicio se les aconseja que aprieten el
el pensamiento en Dios está siempre viendo
pensamiento y que se presenten á Dios libres
á D i o s , que es prerrogativa de los ángeles de
de imaginaciones, para que Su Majestad les
nuestra guarda,, que haciendo este' oficio,
hable al corazón, como ¿ gente que se con-
siempre ven la cara de Dios, que está en lós
vierte á El de las vanas distracciones y repre-
cielos. De manera que la memoria continua
sentaciones de las criaturas. Y este desterrar
de Dios te hace., siendo hombre, ángel en la
de pensamientos que distraen es perfección,
tierra. Un sabio dijo, que la memoria es el
y necesario para el recogimiento. Del no pen-
pulso del amor, porque tanto más veloz, agu-
sar de los varones perfectos no digo nada,
do y continuo anda el pensamiento revolvien-
porque queda ya dicho mucho. Acontéceles
do lo que ama, cuanto es más crecido su
á éstos tener tan quieta y sosegada la memo-
amor. Y así es ello verdad, que á poco amor
ria y tan acallado el entendimiento', que es-
hay poca memoria, y á mucho, mucha, v á
tando con Dios gozando de su gracia, no
ninguno, ninguna. Y con esto no digo más.
piensan en lo que están ni en otra cosa algu-
cuanto á lo postrero que me preguntaste.
na , sino que están como absortos y embebi-
Discípulo. Ni yo esperaba tanto, ni tan dos en aquello que sienten eñ su alma; lo cual
bueno, ni tan necesario. puede venir de la mucha atención, como
Bfi eomutes abneig BbríMayéi noa ofeÜBüb cuando con reverencia grande estamos ha-
'.naq ni?, .SVBTJS m<---¡oq S N U A Í B noo obnnt/i blando con alguna persona grave, sin pensar
con quién hablamos. Y esto es lo que pide DISCÍPULO. ¿Ni una palabra?
nuestra letra: Uniformes introversiones, por MAESTRO. Digo que todo el toque de la
olvido de todas las cosas, d los abramos y unión Teología mística está, en que el entendimien-
del Esposo. Este olvido de todas las cosas es to calle y la voluntad goce. L o cual no es más
condición necesaria para que el alma se abra- que juntarse el alma con Dios, sin otro medio
ce con Dios y se una á E l . Concluyo con San que el amor. Porque el entendimiento, mien-
Gregorio: que como nuestra alma no puede tras vivimos en carne mortal, no puede unir-
permanecer mucho tiempo sin deleitarse en se á Dios sin el medio de las criaturas , por
alguna cosa, en cerrándole las puertas de los las cuales tiene su conocimiento; pero la vo-
sentidos, por donde se desciende hasta la tie- luntad sin ellas ama, y se abraza con sólo
rra , necesariamente se ha de elevar sobre sí Dios, dejando aparte lo que no es El. Y ver-
en busca de los verdaderos deleites, que sólo daderamente,' todo calla en el alma cuando
se hallan en Dios. Y favorecida de la fe como para sólo Dios ella tiene el oído atento. Estas
los reyes magos de la estrella, dejará atrás to- cosas son las que tenía que tratar contigo en
das las criaturas y se unirá espiritualísima- puridad, y las que te conviene guardar con
mente con su Criador. C i e r r a , dice Ricardo, todas tus fuerzas, conio sustanciales y simple
los caños á la fuente de tu alma , cuyo amor mente necesarias á la vida espiritual que de-
no puede dejar de manar siempre, que enton- seas vivir.
ces ella ascenderá casi necesitada. Y aunque
no suba, si se calma en sí misma y se reposa,
§ XVIII.
como en agua clara verá en sí la imagen de
Dios, que mejor en ella que en otra cosa res- Lo que ahora te quiero pedir, aunque sea
plandece, cesando, como queda dicho, el tu- de rodillas, es; que no sigas el ejemplo de los
multo y alboroto de los pensamientos que la descuidados, indevotos'y desperdiciadores del
enturbian. E n lo que toca á tu segunda duda, tiempo, que-con un olvido grande de la obli
que es cómo se ha de acallar el entendimien- g'ación que tienen de procurar ser perfectos,
t o , tengo tanto dicho en la primera parte de hace incierta y dudosa su salvación y faltan
Los Triunfos, capítulos x i v , x v , x v i , XVII y á lo prometido, muchas veces con escándalo
X V I I I , que sería perder tiempo decir aquí más.
de su prójimo, á quien (como nuestro Padre
cho, que mi intención ha sido y es sana y mis
San Francisco dijo) debemos en todo tiempo deseos de acertar; y si ahora ó en algún tiem-
y lugar dar ejemplo de santidad y virtud. po se hallare alguna palabra en estos escritos,
DISCÍPULO. Cierto, padre de mi alma, que ó en otros míos, desacordada ó mal sonante,
siento en ésta el ver que me despides; porque que no erró en ella mi voluntad. Por lo cual,
esta conversación ordinaria y frecuente de todas, sin quedar una, con todas las senten-
Dios me ha reformado y vuelto en m í , que cias y periodos, ápices ó tildes, las sujeto, y
andaba algo distraído y olvidado de mi pro- á mí con ellas, á los piés de la santa Iglesia
fesión. de Roma , y á su santísima corrección y en-
MAESTRO. Y O creo que en esto poco que mienda, como hijo verdaderamente obediente
te tengo enseñado se encuentra lo mucho que á ella hasta la muerte. Bien sé que no han de
los Doctores todos y los Santos han escrito; faltar censores que, pensando acaso que acier-
porque para escribirlo yo he leído los más y tan, quieran reprender algunas cosas de las
mejores que he podido hallar. Y aunque se que aquí tienen dificultad. Pero como Dios
ofrecerán dificultades y dudas, continuando acepte mi servicio y tú te aproveches de mi
estos ejercicios, el Espíritu Santo, que es el trabajo, yo sufriré de buena gana sus repri-
maestro de los humildes, y conversa familiar- mendas; y suplico á Nuestro Señor les haga
mente con los sencillos, te enseñará lo que la merced de meterlos en la bodega de su
debes hacer; y el maestro espiritual, comuni- v i n o , para que, ordenando en ellos la cari-
cado con sinceridad de ánimo y deseo de acer- dad , la tengan consigo mismos y sepan esti-
tar, te sacará de peligros. Revuelve mis con- mar la con que yo he deseado servirte. Adiós,
sejos muchas veces en tu memoria, y haz ora- hijo Deseoso.
ción al Señor por mí; que si El se dignare
favorecer mis deseos, pasada la Cuaresma,
que me obliga á trabajar en provecho del pue-
blo con doctrinas más comunes, volveré á
llamarte, y tendremos otras conferencias se-
mejantes á éstas, sobre lo que más á propósi-
to fuere para nuestro provecho interior. Y
con esto no más, de que protesto todo lo di-
ÍNDICE.
Pags.

Introducción v

Al muy Alto y Serenísimo Príncipe el Carde-


nal Alberto, Archiduque de Austria, Legado
de latere de la Santa Sede Apostólica. . . . xv
Al lector xv»

Diálogo primero.—De la vida interior y centro


del alma ó reino de Dios: de la harmonía del
hombrey de la verdadera inteligencia del man-
damiento del amor 1

Diálogo segundo.—En que se trata de la con-


quista del reino de Dios, que está dentro de
nosotros, y de la verdadera penitencia y des-
tierro de les pecados, que destierran de nues-
tras almas este reino
Diálogo tercero.—De cuatro partes ó entradas
para el reino de Dios, que son: humildad, ab-
negación de la propia voluntad, tribulación
sufrida con paciencia, y muerte de Cristo nues-
tro Redentor 83
Diálogo cuarto.—De la tercera puerta por don-
de se entra al reino de Dios, que es la tribu-
lación 13o
Diálogo quinto.—Puerta cuarta de la pasión del
hijo de Dios, Redentor y Señor único de les
hombres 167
Diálogo sexto.—En que se prosigue la materia
Pigj.
de la pasión de Cristo nuestro Redentor, y de
lo q u e obró su atenta consideración en nues-
tro padre San Francisco y otros Santos, y del
primer jayán y enemigo q u e defiende la entra-
da del reino de Dios • . . 209
Diálogo séptimo.—De los once enemigos que di-
ficultan la entrada entrada en el reino de
Dios 243
Diálogo octavo.—De los ejercicios en q u e se ha
de ocupar el contemplativo q u e y a descubrió
el reino de Dios en su a l m a y le conquistó. . 295
Diálogo noveno.—De cómo el alma ha de salir
á las criaturas y encerrarse dentro de sí
misma 32^
Diálogo décimo.—He la uniformidad de las in-
troversiones ó entradas del alma á su íntimo
ó centro, q u e propiamente es el reino de Dios
y del recogimiento 369
La impresión de este libro se terminó
en Madrid, en la Nueva
Imprenta y Librería
de San José el
día cuatro de
Diciembre
1885
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