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Un acto moral es aquella acción realizada por un individuo y que puede ser
valorada como buena o mala desde un punto de vista ético. Las acciones que
realizamos podrían dividirse en dos grupos: las que no tienen implicaciones
morales porque son neutrales (respirar, moverse o protegerse de la lluvia) y
aquellas acciones que sí pueden tener alguna consideración moral, es decir,
pueden valorarse como buenas o malas. Este último tipo de acciones es mucho
más amplio de lo que parece a primera vista. Dar la mano a alguien puede parecer
neutral, pero dar la mano a un terrorista sanguinario ya se puede discutir
moralmente. Trabajar en una fábrica para ganarse el pan de la familia no tiene una
implicación moral, pero si la fábrica contamina un río y esto provoca
enfermedades, la neutralidad del trabajo en la fábrica desaparece. Esto quiere
decir, que casi cualquier acto es un acto moral en potencia, pues el contexto en el
que se produzca determinará una valoración determinada.
Un acto moral depende de varios elementos. Para que hablemos con rigor de acto
moral éste tiene que ser algo elegido libremente, sin ningún tipo de coacción. Por
otra parte, el acto debe tener una finalidad, un motivo por el cual se realiza.
2. Entiendo que al ayudar al necesitado estoy cumpliendo con lo que Dios quiere
de mí.
3. Mi conducta moral se rige por mis sentimientos internos. Estas tres posibles
respuestas a un acto moral son ejemplos de las justificaciones racionales o
criterios que podemos emplear a la hora de llevar a término un acto moral.
Que es la Moralidad?
La moral es aquello que permite diferenciar aquello que está bien de lo que está
mal. En filosofía, la moral es el objeto de estudio de la ética.
En este sentido, la moralidad puede venir dada por el derecho y por todo aquello
que establece dentro del marco legal, pero también puede estar suscrita dentro del
campo de la religión o dentro de una doctrina o ideología política; la moralidad
puede obedecer a los principios deontológicos del profesional, o puede tener su
razón de ser dentro de los códigos de conducta establecidos, de manera más o
menos espontánea o tácita, por una sociedad.
La moralidad, pues, tiene mucho que ver también con ser consecuentes con
aquello que decimos y actuar c onforme a nuestra conciencia.
El sujeto de los hechos morales
Pero los individuos son parte de estructuras e instituciones que no pueden eludir a
su antojo. Socialmente se constata que las instituciones sociales son más que los
individuos. Las instituciones permanecen aunque falten aquellos entes que la
fundaron. Eso es verdad. Sin embargo, las instituciones dependen de las
personas, y
según la calidad de las personas, las instituciones son funcionales o
disfuncionales,
débiles o fuertes.
Al afirmar, por ejemplo, que las instituciones de justicia están en crisis, debiéramos
fijar nuestra atención en los individuos que la constituyen. Es por eso, en los
temas
que tratamos a lo largo de esta unidad buscan comprender al ser humano a partir
de
su voluntad, sus valores, su relacionalidad, sus normatividad, su dignidad.
Entendiendo al ser humano, en ese vaivén, que le permite su condición evolutiva,
comprenderemos su entorno social. Para empezar abordamos a la persona como
sujeto de los hechos o actos morales.
1 Actos del hombre es todo lo que la persona hace, dándose cuenta o no.
Corresponden al ámbito de los instintos o de los actos reflejos que configuran la
naturaleza humana (la inteligencia práctica) o a los modos de ser de la persona
individual o social (ethos) que en cierto modo tiende ser “inconsciente”. Tales
actos no siempre son deliberados. Ejemplos: estornudar, pasear, correr,
estudiar, comer, respirar, tocar, reír, mirar, atravesar una puerta,… Moralmente,
no siempre se puede emitir un juicio de valor o de responsabilidad.
Acción deliberada (Actos humanos)
Muchos actos humanos no tienen relación con la moral, por ejemplo, el buen o
mal
músico… Éstos sólo son valores estéticos, intelectuales. A no ser que tocar la
música
tenga la intención de hacer el mal.
Así son los actos humanos morales, por ejemplo, el músico que toca la batería
en el
vecindario sin considerar la incomodidad que provoca en los habitantes del
lugar. Es
decir la satisfacción estética del artista procede en detrimento de la paz
comunitaria.
Por consiguiente, todos los actos morales son actos humanos, pero no todos los
actos
humanos son actos morales.
Ética profesional y la responsabilidad social
Dentro del proceso formativo que inicia desde que tenemos uso de razón y que a lo largo de
nuestras vidas es influenciado por distintos actores tanto positivos como negativos; es importante
analizar dos aspectos claves que permiten generar un aporte como profesional dentro de nuestra
sociedad, independiente la profesión que se valla a desempeñar y la actividad empresarial que se
pretenda explotar.
Según lo descrito por (Plata, 2010):”Debemos hacer una reflexión sobre lo que es una profesión,
su responsabilidad social, su finalidad, cómo ayuda la ética al cumplimiento del deber del
profesional, y ante todo una concientización acerca de que todos los profesionales, incluyendo por
supuesto a los Contadores Públicos, donde tenemos una responsabilidad con la Sociedad, por el
hecho de ser profesionales y hacer parte de ella”.
Existe una relación estrecha y complementaria entre la ética y la responsabilidad social, la primera
la podemos definir de manera resumida como: “la actitud y comportamiento frente a un hecho
especifico, enmarcado en la moral y correcto.”, y la segunda como: “la realización de actividades
y/o procesos que puedan mitigar o apoyar al entorno positivamente, dicho entorno es aquel
donde realizamos la explotación de una actividad económica”.
Dentro de las diferentes profesiones existen códigos de ética que pretenden mostrar cual el es
correcto actuar para dicha para la profesión, y el correcto proceder frente a acciones que se
puedan presentar tal como lo describe (Prado, 1999):”Un código de ética profesional es una
organización sistemática de cuáles son las responsabilidades morales que provienen del rol social
del profesional y de cuáles son las expectativas que las personas tiene derecho a exigir con
relación a él”.
Todas las teorías e ideas que se han planteado durante el transcurrir de los tiempos se ven
resumidas y ejecutadas en un término que independientemente el punto de vista que se quiera
tomar y la aplicación que se le quiera dar al mismo hace que el profesional ejecute todo el proceso
ético, dicho termino es la Responsabilidad Social. La responsabilidad social es la forma que tienen
los profesionales para elaborar y ejecutar acciones que no vayan en contra de los “códigos de
ética” anteriormente definidos; por tal razón dicha responsabilidad no es una moda o un slogan
propiamente dicho y como se ha enfocado en los últimos tiempos de “nuestra organización, tiene
responsabilidad social” solo por el hecho de cumplir indicadores sino debe ser tomada como una
proceso realmente estructurado de mitigar y aportar al entorno; por tal razón el proceso es
desarrollado por profesionales que al tener bien arraigados y claros sus códigos de ética pueden
hacer que sean óptimos e impactantes las tareas que la Responsabilidad Social requiere.
Félix Socorro
urante siglos, el hombre ha batallado con los temas de lo que es correcto o incorrecto, la ética y la
justicia. El diccionario define ética como “el estudio del carácter general de las normas de
conducta y de las elecciones morales concretas que el individuo hace en su relación con los
demás”.
El mismo diccionario define justicia como “conformidad con lo correcto moralmente, o con la
razón, verdad o hecho comprobado”, o “la administración de la ley”.
Desde tiempos inmemoriales todas las filosofías se han ocupado de estos temas y nunca los han
resuelto.
La ética consiste simplemente en las medidas que el individuo toma consigo mismo. Es algo
personal. Cuando uno es ético o “tiene su ética ‘dentro’”, es por su propia determinación y lo hace
él mismo.
La justicia son las medidas que el grupo toma con el individuo cuando no las toma por sí mismo.
Historia
Estos temas son realmente la base de toda filosofía. Pero en cualquier estudio de la historia de la
filosofía, está claro que han dejado perplejos a los filósofos durante mucho tiempo.
Los antiguos discípulos griegos de Pitágoras (filósofo griego del siglo VI a.c.) intentaron aplicar sus
teorías matemáticas al tema de la conducta y la ética humanas. Poco después, Sócrates (filósofo y
maestro griego, ¿470?-399 a.c.) abordó el tema. Demostró que todos los que afirmaban mostrar a
la gente cómo vivir eran incapaces de defender sus puntos de vista o de siquiera definir los
términos que usaban. Mantenía que debemos saber lo que son el coraje, la justicia, la ley y el
gobierno, antes de que podamos ser valientes, buenos ciudadanos o gobernantes justos o buenos.
Esto estaba bien, pero luego se negó a dar definiciones. Decía que todo pecado era ignorancia,
pero no tomó las medidas necesarias para librar al hombre de su ignorancia.
El discípulo de Sócrates, Platón (filósofo griego, ¿427?-347 a.c.) siguió las teorías de su maestro,
pero insistía en que estas definiciones sólo podían hacerse mediante la razón pura. Esto significaba
que uno tendría que aislarse de la vida en algún retiro y descubrirlo todo, lo cual no es muy útil
para el hombre de la calle.
Aristóteles (filósofo griego 384-322 a.c.) también se ocupó de la ética. Explicó el comportamiento
no ético diciendo que el deseo del hombre llegó a anular su racionalidad.
Esta cadena continuó durante siglos y siglos. Filósofo tras filósofo intentó resolver los temas de la
ética y la justicia.
Vea, pros, que el avance que se ha hecho en este tema en los últimos treinta años
aproximadamente, no es pequeño. Hemos definido los términos, cosa que Sócrates no hizo, y
tenemos una tecnología funcional que puede servir de ayuda a cualquiera para salir del fango. Se
han encontrado y se han hecho asequibles, para uso de todos, las leyes naturales que hay tras este
tema.